Narcisismo, agresión y sexualidad en el caso de una niña adoptada

Laura LOPEZ

El siguiente trabajo expone el desarrollo clínico que durante dos años se ha realizado con una niña adoptada. Este proceso está dividido en tres partes, las cuales representan de manera sintética la esencia de la evolución del caso.

A partir de los principales motivos de consulta, a saber, robos y mentiras en la escuela y en la casa, se ha ido conociendo y elaborando puntos nodales en la vida de la paciente, como el proceso de adopción, la relación con su madre adoptiva, los fantasmas de su vida pasada, así como el tema del desarrollo de su sexualidad, el manejo de la agresión y su autoestima.

Indudablemente, una de las labores más arduas en este trabajo ha sido la alianza terapéutica y el análisis de la transferencia y la contratransferencia para ir acompañando a mi paciente en la reconstrucción y elaboración de su historia de vida, antes de la adopción y ahora, con su familia adoptiva. La dificultad de este trabajo es conocer y entender las imagos que interactúan dentro del espacio analítico, pues como se explicará posteriormente, el reto con los pacientes adoptados es esta dupla de imagos primarias que intensifican la ambivalencia presente en cualquier relación interpersonal.

Andrés Gaitán (2012) menciona en su trabajo sobre la “Revisión del caso de un niño adoptado” 1, el proceso de adopción, desde la perspectiva psicoanalítica, dice que es un reto a la teoría, pues el mismo Freud no habló sobre el tema, y en esta línea, por ello es importante seguir caminando, pues en el mundo de hoy, este proceso está adquiriendo nuevas variantes.

Así pues me parece fundamental entender el significado etimológico de la palabra. El verbo adoptar viene de la raíz ad, que implica aproximación o asociación y del verbo optare que significa elegir, optar o desear. De modo que el significado del verbo adoptar expresa la idea de elegir o desear a alguien para asociarlo o vincularlo a uno mismo. 2 Ésta definición resulta de gran ayuda para entender el proceso de adopción desde una perspectiva psicoanalítica.

Cuando una pareja se entera de la noticia de que van a ser padres, surgen una serie de emociones, pensamientos, fantasías conscientes e inconscientes alrededor del futuro

1 Trabajo presentado en el marco del XVII Encuentro Latinoamericano de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes 2012: Acción y Pensamiento en la Niñez y la Adolescencia. Organizado por la Federación Psicoanalítica de América Latina (FEPAL) y la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Junio 1 y 2, Bogotá, Colombia. 2 http://etimologias.dechile.net/?adoptar

nuevo miembro de la familia. Este mismo surgimiento de deseos y fantasías se lleva a cabo con los padres adoptivos. Esta serie de elementos permean la relación entre los padres y los hijos, con una marcada ambivalencia, pues ni los hijos son siempre los que los padres imaginaban, ni los padres son los que él hijo deseaba. De esta forma, surgen afectos contrapuestos, que permean las relaciones con los objetos de amor primarios.

En este sentido, Brinich (1995) considera que estos sentimientos ambivalentes se exaltan en las relaciones de padres e hijos no biológicos. Así pues considera que esta marcada intensidad en los afectos se debe a la dupla de imagos que están en juego en la psique de un niño adoptado. (Brinch, 1980) Lo interesante de este caso es ir viendo cómo se fueron entretejiendo todos estos elementos en el mundo interno de mi paciente y cómo este se ve reflejado a través de su comportamiento.

De esta forma quiero relatar el caso de Violeta, que llegó a la vida de Estela, una mujer de 48 años de edad, quien no ha podido consolidar una relación de pareja y decidió satisfacer el deseo de su madre aceptando recibir y adoptar a dos niñas que habían sido retiradas de la familia de origen por negligencia y abuso sexual. Violeta tenía 3 años cuando se reunió con Estela junto con Andrea, su media hermana 4 años mayor. Estela expresó a una compañera de trabajo su deseo de querer adoptar a una niña. Esta compañera ubicaba el caso de una joven que, tenía dos hijas de las que no se podía hacer cargo. Al parecer, un amigo en común de la compañera de trabajo y la madre biológica, a quién llamaré Valeria, retiró a las niñas de ahí, y al enterarse de que Estela estaba buscando una niña, le entregó a Violeta y a Andrea, pues la condición era aceptar a las dos. Era tal el deseo de Estela que decidió aceptar el trato. Estela la ha dicho a sus hijas que están con ella porque se lo ha pedido mucho a Papá Dios. Años después, Estela busca ayuda psicoanalítica a petición de la escuela, pues reportan el comportamiento inadecuado de Violeta; un bajo rendimiento académico, poca disposición para el trabajo en clase, confrontación con las maestras, episodios de robo y mentiras constantes. Violeta no tiene amigos pues discute constantemente con ellos, tiene dificultades en pedir ayuda para resolver problemas o dudas, lo que genera que cumpla insatisfactoriamente con sus tareas. Por otro lado, en casa, presenta otro tipo de conflictos; hurtos de dinero y joyas de la madre, pero de éstas últimas, Estela no puede probar la implicación de Violeta y queda solo una sospecha. Es descuidada de si misma, no se baña, ni recoge su ropa. Brinch (1995) explica que los síntomas relacionados en los casos de adopción, como los mencionados anteriormente, se entienden mejor cuando se conocen los deseos, fantasías e impulsos, libidinales y agresivos, tanto de los hijos como de los padres adoptivos. Por lo que ese será el objetivo en éste caso, como en cualquier otro caso, al utilizar el método de investigación psicoanalítico. Responder a la pregunta: ¿Qué representación psíquica tienen los robos y mentiras de Violeta, así como todo su comportamiento en general? Cuando Violeta llega a mi consultorio, han pasado dos meses de haber interrumpido un tratamiento previo, llega cuando tenía 8 años cumplidos. Al inicio, comenzamos a trabajar una vez a la semana. De esta forma, presento el trabajo clínico realizado con esta paciente, el cual estará divido en tres partes para una mejor comprensión de su desarrollo. Cada una de ellas representan los puntos críticos del proceso terapéutico de Violeta.

Primera parte – Puesta a prueba

La primera vez que Violeta entró a mi consultorio, antes de presentarse, se dirigió directamente al interior y me reclamó seriamente: “ ¿Por qué entrevistaste a mi mamá primero si es conmigo con quien vas a trabajar?. Le respondí que necesitaba saber por qué su mamá estaba solicitando tratamiento y que seguramente ella podría tener más información sobre su desarrollo. Ante esta respuesta ella concluyó que de lo único que ella no iba a hablar era sobre la relación con su madre biológica, diciendo que de “esa” no iba a hablar nunca. Este reclamo y este control sobre el material me llevó a pensar que Violeta necesitaba imponer sus reglas para ponerme a prueba y asegurarse de que no iba a repetir, la separación y el abandono. Así que esta vez ella iba a tomar el control de la situación y mi paciencia sería puesta a prueba. Las primeras sesiones eran cansadas, ya que Violeta jugaba de una manera acelerada, sacando los juguetes del estante, a veces sin jugar con ellos, solo los desordenaba. Otras veces, empezaba un juego y sin terminarlo empezaba otro, se salía del consultorio constantemente y buscaba a la hermana o a la madre. Algunas veces le llamaba a la hermana para que entrara a jugar con ella. En un primer momento accedí a que Andrea entrara al consultorio convencida de que Violeta me decía que era importante. Yo necesitaba entender esta necesidad y acepté, observando en silencio. Cuando Andrea entraba Violeta le daba órdenes y la ponía a jugar, mientras ella, solo se quedaba acostada en el piso sin decir nada, no obedecía. Mi impresión frente a esta dinámica era que ella lo hacía para huír del contacto conmigo y con esto evitaba que estuviéramos solo ella y yo dentro del consultorio. Me parecía que frente a mi presencia revivía aquellas relaciones con la madre biológica, la situación con Estela, su madre adoptante; y, la separación de su terapeuta anterior. La paciente se resistía a jugar para no asociar y recordar experiencias que le resultaban muy dolorosas. En alguna ocasión cuando me ví en la necesidad de aceptar que entrara la hermana, las dos jugaban al “Dr. Loco”; un inventor de “cosas” que nadie podía conocer. Casi todos los inventos los hacía en la cama, acostado. Este juego me hizo pensar en que hay temas secretos que no pueden ser dichos, no importa que estos sean reales o inventados, simplemente no se pueden decir porque son secretos de la familia y que estos no pueden ser contados afuera de casa. Le hice saber que a mi parecer era ella quien no podía develar secretos de su vida, o en su fantasía ¿historias inventadas? e inmediatamente reaccionó, respondiendo que su mamá Estela le había dicho que hay cosas de las que no puede hablar: de la sexualidad y de su adopción. El Dr. Loco fue un personaje que inventaron las niñas y que les sirvió como una pantalla en la que pudieron proyectar este temor de hablar de cosas “locas” y prohibidas, las cuales se quedan guardadas como secretos, pues el temor es a que si se habla de ellas se puedan volver realidad. Generando así un tabú y resistencia al mismo tiempo. Esto lo corroboré al recordar que en las entrevistas con la madre, ésta me había reportado el enojo que le provocaba cuando escuchaba que Violeta le contaba a sus compañeritos o maestras que ella era adoptada. A su parecer solamente lo hacía para que las personas sintieran lástima por ella, como una forma de manipulación. También estos comentarios de la niña provocaron la inconformidad de algunos padres de familia en la escuela. Así que para no tener problemas, la madre le prohibió a su hija que hablara del tema. Por otro lado, también durante las entrevistas la madre me comentó que su hija manifestaba interés por los niños y por querer tener novio. Este tema le angustia a Estela, porque considera que su hija es muy chica para andar pensando en querer tener novio, por lo que se convirtió en un tema prohibido hasta que fuera grande. Así que de algún modo, hablar de la adopción y de sexualidad implicaba traicionar a su madre adoptiva. Así que gracias a esta información, entendí que por un lado, tenía que garantizarle a Violeta que podía confiar su mundo interno valioso en mi y que juntas podíamos emprender la labor de entendimiento y reelaboración de su historia, seguramente sin que esto generara la fantasía de perder la cabeza y ser como el Dr. Loco o de traicionar a la madre contando los secretos de la familia. Estas son las primeras resistencias que hay que ir venciendo, para que ella pueda hablar de sus temores y angustias. Después de esto, decidí que su hermana y su madre no podían entrar a sus sesiones pues alimentaban la resistencia de Violeta. Y si bien al principio ella seguía demandando la presencia de ambas, sobre todo de la hermana, poco a poco fue disminuyendo esta necesidad. Durante este periodo, los juegos se caracterizaron por representar a una madre que bañaba y daba de comer a su muñeca - bebé. En ocasiones personificaba a una madre trabajadora, con muchos hijos y un marido que viajaba constantemente. El trabajo de esta madre era de vendedora de comida con un puesto en la calle, el cual iba creciendo y se convertía en un gran supermercado, donde se podía encontrar de todo. En el contenido de los juegos podemos observar cómo Estela trata de entender el rol materno y al mismo tiempo plasma su deseo del rol ideal para ella. Es decir, cómo le hace una madre que tiene que trabajar para cuidar a sus hijos, y que aunque tenga mucho trabajo hace todo lo posible por cuidarlos y alimentarlos con ternura. En otros momentos jugaba a ser una joven adolescente que mentía a la madre, para escaparse de la escuela con las amigas o con el novio, con quien viajaba al extranjero. Dejando a la madre angustiada por sus desapariciones. Cuando llegaba a ir a la escuela, era una alumna rebelde, que no le gustaba trabajar en clase y le robaba a las amigas sus aparatos de alta tecnología, como el celular o los ipads. Estos contenidos lúdicos describen a su comportamiento actual, principalmente en la escuela. En un primero momento, pensé que con la intención de asustar a la madre y ponerla a prueba para comprobar si ésta sería capaz de manifestar interés y preocupación por ella, ella actuaba de esta manera en la escuela. De este modo, si Estela se preocupa por su comportamiento puede confirmar que Estela la quiere y que no la perderá de vista como ella cree que lo hizo su madre biológica. Sin embargo, esta explicación no fue suficiente para entender las razones de su actuar. Por otro lado, también estaba la forma de mentir de Violeta, ella se negaba a reconocer en la escuela o en su casa, que ella era la responsable de los robos. Esta es una forma de ocultar sus errores y sus fallas, pues a mi parecer, en su fantasía, existe la posibilidad de haber sido rechazada por no ser lo suficientemente adecuada. Cuando se dicen mentiras y se niegan los errores es un mecanismo para conservar el amor propio, pues la realidad resulta tan abrumadora que es necesario negarla. Sin embargo, para la madre esta conducta le resulta aterradora, pues ella interpreta este proceder como cínico. En otra de las sesiones donde Violeta repitió el juego de representar a una madre amorosa que cuidaba a su bebé me solicitó colocar agua dentro de una vasija para que pudiera bañar a la muñeca y mientras hacía esto le cantaba. También la vistió y alimentó con ternura. Luego, me pidió que entrara la mamá a observarla jugar. Le interpreté que ella necesitaba hacerle saber lo que ella necesitaba, por lo que accedí a que entrara a sesión. Para ella era importante “enseñarle” a su mamá cómo quería y necesitaba ser cuidada. Cabe destacar que Estela, la madre adoptiva, no manifiesta expresiones de cariño y ternura con sus hijas frente a mi. Por el contrario, suele señalar solamente los errores. Es común que le haga comentarios como: “está bien lo que me dices o haces, pero tú no te portas bien” , estos comentarios los dice cuando Violeta le muestra señales de afecto. La madre me reportó que iba a cambiar de trabajo, el cual le requería salidas constantes fuera de la ciudad y a veces hasta del país. A raíz de estos viajes, el comportamiento de Violeta empeoró tanto en la escuela y como en casa. Así que acordamos aumentar el número de sesiones. Cuando la madre sale de viaje, es Raquel, la abuela de Violeta, quien cuida de las niñas, junto con una muchacha que se hace cargo de las labores domésticas. En un principio acordamos trabajar el mismo día con hora y media entre una sesión y otra. Esta decisión surge a raíz de la dificultad de la madre para llevar a Violeta otro día a la semana. Yo tenía serias dudas con respecto a trabajar en sesión doble con Violeta, me parecía que iba a ser caótico y cansado. Sin embargo, por cuestiones de logística y para facilitarle el trabajo a la madre, que también llevaba a su otra hija a análisis y con el consentimiento de mi paciente, nos arriesgamos a trabajar en sesión doble. Para mi sorpresa ese cambio resultó acertado. A partir de esto, el juego de la joven que roba y miente se intensificó. En el escenario analítico se recreaba la escena de los robos de teléfonos celulares, computadoras, ipads y dinero. A diferencia de los anteriores juegos, ahora ella introdujo figuras de autoridad que la atrapaban robando y al desenmascararla, ella se enfurecía y atacaba al delator. En primera instancia, negaba el hecho y justificaba su acto diciendo que lo había tomado porque se lo había encontrado en el camino, aparentemente sin dueño, pues nadie los tenía a la mano. Luego, cuando el dueño del objeto trataba de recuperar sus pertenencias, ella los defendía a toda costa. Estas expresiones lúdicas son manifestaciones del avance en las hipótesis que Viloleta se formula frente a su propio proceso de adopción. Al parecer, en su fantasía, por un descuido de I, su madre biológica, ella pudo ser sustraída de su lado para llegar a su madre adoptiva, quien ahora es capaz de defender lo que le pertenece. Al respecto, Brinich (1995) hace referencia al comportamiento sociopático de los niños adoptados, como robar y mentir, como expresión de sus fantasías de haber sido robados por sus padres adoptivos de sus familias de origen y repiten esto como un modo de explicarse lo que sucedió con ellos. Por otro lado, es necesario destacar que Estela, la madre adoptiva, acostumbraba reportar al inicio o al final de las sesiones, algún comportamiento inadecuado de Violeta en la escuela o en casa. En una ocasión, entraron las dos al consultorio y la madre mirándola fijamente, le dijo: “a ver…” Violeta empezó a relatarme lo que había sucedido. Ella narró que había tomado dinero de su abuela y de una compañera de la escuela. Cuando la madre se aseguró de que ella me había contado el evento se salió del consultorio. Durante la sesión Estela expresó su enojo frente al comportamiento de la madre, acusándola de “metiche”. Durante esa sesión se dedicó a ver videos en la computadora, dándome la espalda sin hablarme. En esa momento, mis intervenciones se dirigieron al enojo y la impotencia que sentía por no haber podido evitar que la madre se entrometiera en su espacio y en sus cosas. Mis intervenciones se confirmaron cuando Violeta dejó la computadora a un lado para jugar a las escondidillas. Pues de este modo, transferencialmente reproducía sus deseos de que necesitaba esconder sus sentimientos y sus pensamientos más desagradables de las personas y de ella misma. Reprimir o esconder recuerdos dolorosos es una constante en los juegos de Violeta. En el transcurso de la semana hablé por teléfono con la madre, para recordarle que si había algo que me quisiera comunicar sobre el comportamiento de su hija que podía ser por esta misma vía o por medio de una entrevista. Violeta festejó en la siguiente sesión que hablara con su madre sobre esto y que hubiera un límite para que no se acercara. A pesar de que la mamá siguió reportando robos en la escuela y deseos de no querer trabajar en clase, así como del mal comportamiento de Violeta y pesadillas durante la noche, la paciente se niega a hablar de lo que su madre me reporta. La información que Estela me comenta es informado a Violeta en el inicio de sus sesiones. Pero ella casi siempre me responde con una negativa para querer escuchar y se rehusa a hablar de lo sucedido. Cuando esto sucede ella se acuesta en el diván y en posición fetal, dándome la espalda, me contesta que no va a hablar de eso. Por lo que cambia el tema o se ríe o simplemente no dice nada. A pesar de esto, a mi parecer, es a partir de este momento que se consolida la relación terapéutica con mi paciente y da pauta a entrar a contenidos más ricos en las hipótesis de la adopción.

Segunda etapa – “Las

El concepto leyenda deriva del latín legenda que significa lo que debe ser leído.3 En este caso, yo diría que es lo que debe ser hablado o sabido. Al parecer, las primeras leyendas surgieron alrededor del fuego donde los hombres se reunían después de sus jornadas de caza o pesca, para echar a volar la imaginación para explicar las cosas que no comprendían ( González, et. Al, 2011) Violeta utilizó las películas y la computadora como herramienta para echar a volar su imaginación y encontrar explicaciones a lo que no entiende. A través de dos leyendas mexicanas, comenzó a poner en acción, para luego poner en palabras, en el espacio analítico uno de los temas prohibidos por la madre, la adopción.

3 González, M y Círigo, A (2011). Leyendas mexicanas de todos los tiempos, México: Ed. Editores Mexicanos Unidos Después de ver la película reafirmé que la Leyenda de la Nahuala4 cuenta que hace muchos años una mujer fue poseída por el espíritu del nahual. El nahual es un espíritu maligno que busca matar a toda la población de Puebla de los Ángeles. Así a través de esta mujer, logra apoderarse del espíritu de dos niñas. Pero hace falta la fuerza de un tercer espíritu para lograr el poder absoluto. Se dice que la Nahuala vive en una casona abandonada y que si alguien pasa por las noche enfrente de la casa, ésta sale a atrapar a la persona para conseguir al tercer espíritu. Leo, un niño huérfano de nueve años, que vive con su hermano y su abuela le tiene terror a encontrarse con la nahuala. Un día, su hermano que iba pasando por ahí es atrapado. Leo decide enfrentar su miedo para salvar a su hermano. En un primer momento, Violeta revela el terror que siente al imaginarse que una mujer está esperando encontrarla para apoderarse de ella. Esta búsqueda representa su fantasía de ser encontrada por su madre biológica y revivir una segunda separación de su madre adoptiva. Violeta vio esta película en dos sesiones dobles de trabajo, no hablaba y se acostaba en el diván, dándome la espalda. Mis intervenciones eran ignoradas y no generaban ninguna respuesta de su parte. En este momento, yo dudaba del uso de la computadora como una herramienta que nos ayudará a promover la asociación libre. En realidad intuía que estaba siendo una resistencia. En otro momento, llegó al consultorio pidiendo ver ahora, la Leyenda de . No encontró la película completa en internet, la buscó durante toda la sesión pero solamente encontramos el trailer de la película, la cual vimos repetidas veces. Confieso que me sentía aliviada al pensar que podíamos dispensar el uso de la computadora. Así que aproveché la ocasión y le sugerí que hiciera una obra de teatro, accedió y, entonces me pidió una manta blanca para la siguiente sesión. Esta leyenda mexicana tiene muchas versiones. La versión de Violeta es la de una mujer que había matado a sus hijos pero no me supo explicar por qué. Evidentemente, esta era nuestra misión, conocer y entender cómo es que una madre puede matar a sus hijos. Es decir, en su mundo interno es necesario entender cómo es que Valeria, la pudo “matar” o “desaparecer” al permitir que alguien se la pudiera robar. Violeta me impactó por la creatividad con que empieza a reproducir en su espacio analítico, su propia leyenda de vida. Ese día entró entusiasmada al consultorio, cerró las cortinas, buscó su caja de trabajo y sacó unas tijeras, recortó la manta y me la acomodó sobre la cabeza, de modo que esta me cubriera la mitad del cuerpo, es decir, de la cabeza hacia abajo. Y me dice: “tú eres la llorona”. Después me cubrió la cabeza con estambre enmarañado. En este momento se convierte en la directora de su propia versión de la película y me dice qué es lo que tengo que hacer y decir. Yo tenía que levantarme de mi lugar y buscarla y gritar: “ay, mis hijos”, yo representaba a la Llorona. Esta puesta en escena nos ayuda a confirmar que I es la llorona y que el temor de mi paciente es que en cualquier momento aparezca de nuevo buscando a sus hijas. Su respuesta fue inmediata y tajante: “Valeria es una idiota”.

4 Ricardo Arnáiz (productor). Leyenda de la Nahuala [DVD] en http://www.youtube.com/watch?v=QwOMT0hdvfM De inmediato, agarra algodón y cubre el piso. Por lo que le hago saber que a mi parecer es así como ella se siente con la información que tiene sobre Valeria. Violeta no entiende cómo es que su madre biológica, es capaz de matar – deshacerse de sus hijas. “Por Dios, la llorona era una mujer mala que no quería a sus hijos. Tú crees que si los hubiera querido los hubiera matado”. Yo señalo que tal vez al igual que la llorona hay mujeres que matan a sus hijos porque no los pueden cuidar, no porque realmente los quieran matar. No obtuve respuesta, ella me ignoró. En la siguiente sesión Violeta insistió en encontrar la película en internet. Yo decidí no retirar la computadora de mi consultorio ni negarle su uso, esperé a ver qué hacía. Finalmente logró encontrar la película completa. Como mencioné anteriormente, tiene muchas versiones, pero es interesante la versión de la película por la que ella se interesa. La versión narra la historia de una madre soltera que había llegado al pueblo de . Esta mujer se dedicaba a trabajar muy duro cultivando flores en su chinampa para luego venderlas. Era una señora querida en el pueblo por su generosidad. Una noche su casa se empezó a incendiar y frente a la desesperación de apagar el fuego que consumía su hogar, dejó en la barca a sus dos hijos. La barca empezó a navegar a la deriva. Cuando notó la ausencia de los hijos ya era muy tarde, no quedaba rastro de ellos. Xoltzin, la llorona, y el pueblo buscaron por varios días hasta que los encontraron muertos junto al canal. La mujer enloqueció del dolor y se negó a reconocer la muerte de sus hijos. Se dejó morir de tristeza y desesperación. Desde entonces, sale a lamentarse por el pueblo la muerte de sus hijos. Se dice que por las noches sale a buscarlos, gritando: “ay, mis hijos”. También en venganza ahora se lleva a niños que no son suyos. 5 Leo, el personaje de la película la Leyenda de la Nahuala, es el mismo que enfrenta a la Llorona. Este niño devela el misterio de la leyenda, es decir, devela lo no conocido por todos y por mi paciente, ya que se identifica con este personaje que vence su miedo y se enfrenta a sus fantasmas Por un lado, la Llorona tenía que reconocer y aceptar que por un descuido había perdido a sus hijos y esto los mató. Si la Llorona acepta que sus hijos han muerto, renuncia a la posibilidad de salir a buscarlos o de “robar” a otros niños para sustituir a los suyos. Desde este plano, sí existe la posibilidad de que Valeria, la haya matado – perdido, por un descuido y no por querer matar a sus hijas. Por lo que se sabe de la historia previa de la paciente este descuido se refiere a la negligencia y al abuso al que estas niñas estaban expuestas. Finalmente, Violeta tiene que reconocer, entender y aceptar que Valeria es una mujer que por su incapacidad de cuidar a los hijos no los pudo mantener a su lado. Aunque siendo honestos, entender esto a una corta edad, solo puede generar una desilusión y enojo intenso contra la madre, además del dolor profundo derivado de la herida narcisista que resulta de un evento así. Esta narración visual nos facilita otras directrices para entender los contenidos del mundo interno de Violeta. Por un lado, el enojo con Valeria, la llorona, por haber descuidado a sus hijos. Por otro, el miedo de que regrese a buscarla y entonces, la

5 Ricardo Arnáiz (productor). La leyenda de la Llorona [DVD] en http://www.youtube.com/watch?v=JmWJKMmtijU tenga que separar – robar de su madre adoptiva, como la llorona hace con los hijos de otras personas. Por último, expresa el deseo de ser buscada por Valeria, hasta encontrarla, porque, de acuerdo al guión de la película, esto es lo que una madre haría por sus hijos, buscarlos hasta encontrarlos. Esto resarce el daño a su herida narcisista de sentirse no querida y no deseada. Estos sentimientos y deseos ambivalentes hacia su madre biológica empiezan a florecer en los sueños de Violeta y esto la aterra. Al mismo tiempo exalta estos sentimientos hacia Estela, lo que se manifiesta a través de sus conducta inadecuada. En el transcurso de la semana, la madre de mi paciente me reportó que su hija estaba despertando en la madrugada, muy asustada, pidiéndole dormir con ella y diciéndole que había tenido una pesadilla. Al parecer, lo único que le comenta Violeta es que está soñando con su pasado. También, me reporta que la persona que le entrega a sus hijas cuando las retiran del domicilio de su madre biológica, le hizo una llamada telefónica para pedirle dinero. Al parecer, este hecho real desata en la fantasía de mi paciente la posibilidad de que “la llorona” efectivamente pueda aparecerse de nuevo en su vida. Las pesadillas van en aumento y en las sesiones subsecuentes Violeta empieza a buscar otro tipo de películas infantiles de terror. Los temas en común de estas películas eran dos: el primer tema era de niños que ven fantasmas y que se enfrentan a ellos, logrando vencer su miedo. El segundo tema era sobre la separación de niños y padres. Violeta buscaba estas películas en internet, se colocaba en posición fetal sobre el diván, dándome la espalda, sin que yo pudiera ver el material de las películas, solamente lo podía escuchar. Ella no hablaba, ni hacía ningún movimiento frente a mis intervenciones. Me ignoraba y me hacía sentir como si yo fuera invisible, como si fuera un fantasma. Este es el mecanismo principal que utiliza Violeta para enfrentar los afectos que esta situación le generan. Por un lado, expresaba la necesidad de entender lo que le sucedía pero por otro lado, surgían las defensas que le impedían volver a recordar el dolor de este abandono. Durante este periodo la paciente alternó sus sesiones con el juego de las escondidillas. El juego consistía en cubrirnos los ojos con una mascada. Primero yo la buscaba, la tenía que tocar y decir que la había encontrado. Luego era su turno de buscarme. Ella hacía trampa, levantando la mascada y retirándola de sus ojos para ver dónde me encontraba yo. Sucesivamente Violeta me empezó a pedir que me tardara en encontrarla, lo cual era una manifestación de su deseo de no ser encontrada por mí como representante de Valeria. Posteriormente, el juego fue aumentando el nivel de dificultad. Ella colocaba obstáculos en el camino para que me fuera más difícil poderla encontrar. Las interpretaciones iban en la dirección de manifestar la angustia que se generaba en el conflicto entre su deseo de ser encontrada y su enojo por haber sido abandonada. Estaba enojada con Valeria por haberla dejado ir y dejarla abandonada a la deriva de la vida, es decir, a su suerte. Violeta desea que su madre biológica la busque y no la encuentre para que sufra y sienta el mismo dolor que ella sintió al no poder verla. Después de un periodo donde tuve que cancelar sesiones, Violeta decidió que íbamos a jugar a las escondidillas. Me cubrió mis ojos con una mascada, y mientras yo escuchaba que ella iba colocando juguetes y movía muebles del consultorio yo estaba segura de que se estaba gestando una revolución caótica en el espacio analítico. Así que le señalé que me parecía que era así como ella se estaba sintiendo por no habernos visto, con tantas emociones revueltas e intensas. Cuando me dijo que la podía empezar a buscar, me pidió que me pusiera justo en medio del consultorio, sobretodo hacía hincapié en que podía sentarme en un sillón o en el diván. Inmediatamente, empezó a lanzarme cojines y después me lanzó un juguete en la cabeza. Mi reacción inmediata fue quitarme la venda de los ojos y decirle muy enojada, que lo único que no le iba a permitir es que me lastimara. Se tiró al suelo y se empezó a reír de manera excesiva. Le interpreté que ella necesitaba asegurarse de que yo sintiera lo mismo que ella sintió por no haberme visto. Ella se sintió abandonada por mí y reviviendo estas escenas de abandono, decidió atacarme. Este es la manera que ella hace frente a las separaciones de la vida real. La angustia caótica y desbordante que se manifiesta en una agresión sádica de lastimar al otro por haberla abandonado. En su fantasía, así le gustaría ver sufrir a I, muerta de angustia por no encontrar a su hija. El sadismo también estaba presente en las bombas que ella había colocado en el diván y en el sillón y que hizo énfasis en que yo me sentará. Estas bombas consistían en dos bolas de plastilina con palillos chinos incrustados en ellas. Deseaba verme sufrir y verme pagar por mi abandono. Le interpreté que ella había extrañado su sesión y que sentir esto la enojaba mucho. Después de un breve silencio me pidió que si la podía ayudar a poner todo en orden. Juntas empezamos a poner orden en ese caos mientras ella puso una canción en la computadora.

“no vayas a pensar que te sueño a diario que te extraño tanto solo es algo normal te amé demasiado y ya es pasado”6

Violeta tiene dificultades para expresar sentimientos amorosos y tiernos porque implicaría aceptar que depende del amor de esa persona para poder vivir. Si acepta esto implicaría reconocer el dolor insoportable de saber que necesitó del amor de su madre biológica para poder vivir. Estela siguió reportando hurtos en casa y en la escuela, dinero o material escolar. Cuando le comentaba a Violeta sobre estos hechos seguía manifestando renuencia a hablar de esto. Entonces empezó representar en sus juegos a animales que hurtaban la comida de los humanos y las escondían en sus madrigueras. La comida representaba el afecto como elemento valioso y nutricional indispensable para poder sobrevivir psíquicamente. Dos meses después, la madre me relata un episodio que había sucedido en casa. Violeta le dijo que había encontrado unas monedas antiguas de la abuela debajo del fregadero de la cocina. La madre confiesa que ni siquiera se habían dado cuenta de que esas monedas estaban desparecidas. Aunque la Estela se enoja porque descubre que su hija regresa las monedas pero decide quedarse con algunas de ellas sin decirle

6 Hash, en http://www.youtube.com/watch?v=mT6pxaGZGeo a ella, cuando es descubierta, la madre se siente ofendida pues considera que esto es un acto mal intencionado de Violeta, y a decir de ella es una costumbre robar sin hacer consciencia de que esto es un acto deshonesto. Esto me permite confirmar que Violeta roba objetos valiosos de las mujeres de su casa como una forma de entender su propia fantasía de haber sido robada por su madre, como un objeto valioso, de Valeria. Aquí recuerdo el evento de unas joyas de la madre, que mencioné al inicio del trabajo, que desaparecieron de su casa y que no han sido encontradas, pero que al mismo tiempo, Estela no pudo descifrar quien las había robado pues no tiene pruebas suficientes. Por cierto, estas joyas no ha aparecido. De este modo, pienso que Violeta empieza a considerarse como un objeto valioso susceptible de ser deseado y robado. De algún modo esta es la forma en la que Violeta mantiene su propia estima y se explica su proceso de adopción. Cada vez que sucede un episodio de robo, ya sea en casa o en la escuela, Estela regaña a su hija, utilizando la presencia de “Dios” como una persona que se enoja y se desilusiona de ella cada vez que comete ese acto. Además le castiga algunos juguetes o privilegios, como ciertas actividades extraescolares. Por lo que es constante que exista riña entre ambas.

Así pues, como vemos, las leyendas tienen un esfuerzo de creación individual. Es el producto de un hombre que agrega elementos de su mundo interno con hechos del mundo externo para descifrar situaciones que son difíciles de comprender, como es la relación con la madre. (González y Círigo, 2011) Si bien esto es una condición de todos los seres humanos, me parece que en el caso de las personas que han sido adoptadas, esto se vuelve un eje central en sus vidas.

Tercera etapa – el renacimiento, una segunda oportunidad

El juego de esconderse ya cambió. Ya no necesito levantarme de mi lugar y moverme para encontrarla solamente tengo que cerrar los ojos y tratar de adivinar en dónde se encuentra ella. Ahora, los obstáculos son la música y el aire del ventilador. Violeta acostumbra ponerse de pie frente a mí y no moverse. En otras ocasiones se esconde debajo del diván o atrás de mi silla de trabajo. Esto requiere mayor atención de mi parte. En ocasiones ella me expresa que necesita que yo lea su mente o que piense y reflexione sobre lo que está sucediendo en el juego. Esta demanda de atención es su forma de asegurarse que la conservaré en el pensamiento, de este modo, no la puedo olvidar, y por lo tanto, se asegura de que no la voy a abandonar. Sobre todo en momentos cruciales como mis cancelaciones. En esta ocasión el día de las madres no pasó inadvertido. En su sesión decidió que con el material que encontrara en su caja de trabajo le iba a hacer un regalo a su mamá. Pensó que una bolsa podía ser una buena idea. Así que con hojas de papel, se puso a pegar y a dibujar una bolsa. Me pidió que yo escribiera en una tarjeta de regalo una felicitación, ya que a decir de ella, su letra no era bonita. De modo tranquilo y con mucha atención y dedicación Violeta terminó la bolsa. Una vez más me solicitó la presencia de su madre dentro del consultorio, ésta me parecía importante que entrara, así que accedí. Violeta me dio instrucciones de cómo quería que le ayudara a ella y a su madre con el regalo. Primero lo escondió al final del consultorio, y en el camino fue colocando obstáculos para llegar a este. Una vez más expresa este deseo ambivalente de querer ser encontrada y ahora con miedo de que este regalo no fuera del agrado de su madre. Me parecía importante reforzar su capacidad de utilizar sus propios recursos para elaborar un regalo como una manera de agradecer y festejar el cariño que siente hacia su madre adoptiva. Cuando la madre descubrió el regalo, le agradeció y le dijo que le había gustado mucho. Violeta confirmó que era para que pudiera guardar sus cosas. El bolso representa un contenedor femenino capaz de guardar objetos valiosos. Violeta necesita corroborar una y otra vez que ella puede ser un objeto valioso digno de ser deseado, cuidado y guardado por la madre, por ello le regala una bolsa. En la siguiente sesión, jugó nuevamente a esconderse, ahora se escondió debajo de mi sillón. Yo tenía que adivinar con los ojos cerrados, sin moverme de mi lugar dónde estaba ella. Violeta empezó a hacer ruidos guturales, como si fuera un bebé. Le digo: parece ser que hay un bebé que quiere ser encontrado por su madre. Mientras ella afirmaba iba saliendo por debajo de mi silla justo enfrente de mí. La imagen era clara y representaba el re - nacimiento de mi paciente – bebé. Al final de la sesión, ella pidió que su abuela, quien en aquella ocasión la había acompañado a su sesión, entrara para buscarla porque ella no podía caminar pues era una recién nacida. Violeta necesita asegurarse que una madre, así también le llama a la abuela, se iba a hacer cargo de ella. La abuela es descrita por Violeta como una mujer cariñosa que la consiente, pues le prepara de comer lo que a ella le gusta y la deja dormir en su cama cuando tiene miedo por las noches. A diferencia de Estela, la abuela, tiene una apariencia de cuidado en su imagen. En este sentido, Estela siempre se ha presentado con la misma ropa, sin maquillaje. A mi me da la impresión de limpieza pero de mucho descuido en su arreglo personal. Al final de la siguientes dos sesiones, Violeta pidió que hiciera pasar a su madre argumentando que ella era un bebé que necesitaba ser cargada y cuidada. Estos momentos eran aprovechados por mi paciente para “colgarse” y abrazar a la madre en mi presencia. Me parece que la niña estaba tratando de construir una vía más adecuada para conseguir el cariño y la atención de una madre a quien se le dificulta la expresión de sus afectos amorosos. Es importante resaltar que aunque la madre no expresaba sus emociones tampoco se retiraba y abrazaba a su hija. Esta situación permitió que Violeta se cercioraba de que la madre estaba lista para recibir el afecto que ella podía darle, con sus deficiencias y su mal comportamiento. Esta condición de seguridad posibilitó la construcción de una caja de foami lo suficientemente grande como para que Violeta pudiera entrar en ella. Esperamos a que acabara la sesión para que la madre entrara y la pudiera buscar y encontrar dentro de la caja. Ella era un regalo que iba a entregar a su madre. Así como el bolso que le regaló. Ahora, que ella sabía que podía ser deseada y contenida, estaba regalándole a su madre la posibilidad de reafirmar su identidad materna y al mismo tiempo, reafirmando su identidad como hija. Además de su caja, colocó otras cajas alrededor para distraer a la madre y que no la pudiera encontrar fácilmente. Yo era la facilitadora para que la madre pudiera encontrarla en medio de tanta caja y que no desistiera en buscarla y en encontrarla. Cuando la madre la encuentra, soy yo quien le dice que ha encontrado a su hija. La madre no manifestó entusiasmo ni interés por el juego, solamente esbozó una sonrisa. Así que para la siguiente sesión, la paciente inmediatamente llegó dispuesta a hacer una caja mucho más grande con ventilación. La sesión pasada había sudado y casi no se podía mover. Por lo que en este momento, se aseguró de hacer una caja más grande para que pudiera estar cómoda, introdujo un cojín y dejó algunas “ventanas” para la ventilación. Ahora la instrucción para mí era que le dijera a su mamá que le habían traído un regalo directamente de París. Cuando la madre entró y abrió el regalo, Violeta se encontraba con los ojos cerrados esperando que su madre pudiera manifestar su curiosidad y su interés por ese nuevo regalo que era su bebé. Cuando esto sucedió, abrió los ojos y se le acercó a su madre, para abrazarla fuertemente. Violeta revela el anhelo de construir un lazo afectivo de unión entre ella y la madre adoptiva con el fin de reasegurar su propia estima. En otra sesión de juego donde nuevamente representa a una madre cuidando a sus hijos, me asevera: Laura, yo quiero ser madre, quiero saber qué se siente tener hijos. Este deseo explícito confirma que Violeta sigue buscando conocer y entender las distintas formas de ser madre. Quiere entender a sus objetos de amor porque al mismo tiempo esto dará la pauta para cimentar su propia identidad sexual.

Conclusiones Entender las relaciones humanas es muy complejo. Estas se van construyendo con una serie de experiencias, afectos, pensamientos, deseos, necesidades, etc., y van creando una gran madeja, difícil de desenmarañar. Cuando la relación es de dos, es complicado, pero cuando es de cuatro, resulta aún más delicado. Es así como me parece que resulta entender un caso donde, existe dos imagos maternas reales y opuestas, y dos imagos paternas desconocidas o ausentes. Las implicaciones que esto tiene en la vida de Violeta es un punto nodular. Cada imago se ha vinculado con ella a través de diferentes formas, y lo que a mi me parece, es que la mentira ha sido una forma de explicar las cosas. Y por otro lado, está la manera en la que Violeta sale de casa de su madre biológica, pues a su entender, esto pudo haber sido un robo. Probablemente para Violeta, ¿robar y mentir es una forma de acercarse al otro, de vincularse de manera amorosa y agresiva al mismo tiempo? Estas conductas contradictorias generarían en cualquier persona una sensación de sentimientos confusos e intensos, seguramente profundamente ambivalentes. La transferencia también resulta confusa, intensa y ambivalente. En muchas ocasiones, los juegos de Violeta me hacen pensar en Valeria, en Estela y en la relación que establece conmigo. Son menos frecuentes mis fantasías con relación a la figura paterna, de este modo, yo creo que este tema aún está en la bandeja de pendientes. Yo lo resalto cuando me da la impresión de que Violeta lo que espera es alguien que la proteja y la defienda de Estela. Le gustaría que hubiera un padre, tener un padre. Contratransferencialmente, ha sido más intenso. Violeta me genera sentimientos encontrados de manera intensa. Me ha hecho enojar por sentir que no me escucha, me frustra cuando me hace sentir como una fantasma y me ignora, o me hace desplantes de indiferencia. Por mi cabeza han pasado muchas fantasías, pero lo que sí sigue siendo un sentimiento intenso, ha sido cuando me trato de imaginar lo que sería estar en su lugar. Me parece que el dolor es tan intenso, que no cabe en el cuerpo, tampoco cabe en la psique. Creo que yo a veces, en mi papel de contenedor, me siento depositaria de su melancolía. Pero creo que justamente esta parte me ha hecho no actuar el enojo y la frustración que seguramente le genera a Estela y sus maestras de escuela. A pesar de las resistencias iniciales de hablar sobre Valeria, yo creo que gracias a la ayuda de las películas, Violeta pudo expresar su terrores. Solo de esta forma hemos dado pie a que pueda enfrentar estos fantasmas que la persiguen y que obstaculizan su desarrollo, como el sexual. En este caso, se puede observar cómo la sexualidad está relacionada con el ejercicio de la maternidad y con el ejercicio de la sexualidad genital. Es importante señalar que la madre adoptiva ha manifestado deseos de ser madre aunque evada el ejercicio de la vida sexual genital. Por otro lado, la sexualidad fue motivo de retiro de su familia de origen, pues la madre adoptiva, Valeria era una joven que tenía una vida sexual promiscua. Así que el reto de Estela en la educación de Violeta es que pueda posponer el ejercicio de su sexualidad sin que sea exageradamente restrictiva. Actualmente, Violeta manifiesta interés por tener novio y por cantantes jóvenes, imaginándose que ella se escapa con los novios y tienen hijos. Así pues, Violeta a pesar de que aún reporta la necesidad de ver videos de terror, me pide que me siente a su lado, veamos los videos y ella me explica por qué estos fantasmas o seres terroríficos la asustan tanto. Por lo menos, ya los puede ver, describir y por lo menos, físicamente, ubicar qué es lo que le da miedo. Al mismo tiempo hablamos de la relación que estos tienen con su propia historia de vida, Violeta me asegura que cada vez le tiene menos miedo, me dice: “ Es miedo lo que siento todavía, pero ya no es como antes”. Antes era terror, ahora solo es miedo, le contesto. La última sesión que tuve con Violeta antes de concluir con este trabajo, Violeta me comentó en su sesión que ella estaba segura que su madre le oculta información y que ella quiere conocerla. Violeta va a cumplir 10 años está cerca de iniciar la pubertad y pronto la adolescencia, con esto Violeta tiene una segunda oportunidad de reeditar su historia de vida con ayuda del tratamiento. Ahora, empieza a manifestar un interés por querer saber quién fue ella, para entender quien es y con certeza, acercarse a la mujer que le gustaría ser. Si ella sigue validando su identidad, de este modo, ya no tendrá necesidad de írsela robando poco a poco a las mujeres que encuentre en su camino.

Referencias bibliográficas

 Freud, S (1996 [1914]). Introducción al narcisismo, Obras Completas, tomo XIV, Buenos Aires: Ed. Amorrortu  Brinich, Paul (1995). Psychoanalytic Perspectives on Adoption and Ambivalence, Psychoanalytic Psychology, 12:(2), págs.. 181 -189  Brinich, Paul (1980). Some Potential Effects of Adoption on Self and Object Representations, Psychoanalytic Study of the Child (1980) 35: 107-133.