DE BELÉN AL CALVARIO Alice A. Bailey
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DE BELÉN AL CALVARIO Alice A. Bailey http://www.librodot.com OBRA COLABORACIÓN DE USUARIO Esta obra fue enviada como donación por un usuario. Las obras recibidas como donativo son publicadas como el usuario las envía, confiando en que la obra enviada está completa y corregida debidamente por quien realiza la contribución. Dedicado a M. VÍCTOR FOX como afectuoso reconocimiento por su compañerismo en el servicio prestado y por su comprensivo corazón. Prefacio ESTE libro sale a la luz con el ferviente deseo de que sus efectos sean totalmente constructivos y lleven a una profundización de nuestra creencia en Cristo y a un reconocimiento más amplio de la obra que vino a iniciar. Muchos años de trabajo como evange¬lista y como maestra en el campo de los principios cristianos, y un ciclo difícil en el cual tuve que encarar el problema de mi pro¬pia relación con Cristo y el cristianismo, me llevaron a dos reconocimientos definidamente claros y precisos: reconocer, primero, la realidad de la Individualidad de Cristo y Su misión y, segundo, que el desarrollo de la conciencia y naturaleza crísticas, en el hom¬bre como individuo y en la raza como un todo, contienen en sí la solución de nuestros problemas mundiales. De todo corazón me remito a las palabras de Arthur Weigall: (1) "Sin embargo, el Jesús de la historia, distinto del Jesús de la teo¬logía, sigue siendo 'el camino, la verdad y la vida', y estoy convencido de que si nos concentramos sobre la figura histórica de Nuestro Señor y sus enseñanzas, sólo ello bastaría para inspirar en este siglo XX la ferviente adhesión y servicio que en siglos anteriores demostraba el hombre común, mediante la exposición de los dogmas teológicos, la ame¬naza del Infierno y la celebración de complicados ritos y ceremonias". El reino de Dios se halla hoy en proceso de rápida formación, como pueden atestiguarlo quienes poseen una visión del futuro y la percepción de la belleza y de la divinidad del hombre, que emergen rápidamente. Estamos pasando por un período de tran¬sición entre la antigua y la nueva era, y la verdadera misión de Cristo, tan profunda y frecuentemente oscurecida por las disputas e implicancias teológicas, encierra en sí la revelación futura. El desarrollo de la humanidad garantiza el reconocimiento de Cristo y Su trabajo y la participación consciente en el reino de Dios. Este punto está maravillosamente tratado por Karl Pfleger en el siguiente párrafo:(2) "Las fuerzas creadoras de todos los hombres deben cristianizarse mediante el redescubrimiento de la naturaleza crística del hombre, que se ha perdido de vista hace tanto tiempo. Debemos decirle al hombre, despojado de su divinidad y habiendo caído víctima de un humanismo puramente natural, toda la verdad sobre sí mismo y revelarle el mis¬terio humano divino de su origen, historia y vocación. Entonces los hombres comprenderán por fin, que no son nada ni tienen un verdadero ser, si no son cristianos ni aceptan tener su ser en Cristo mismo; que donde Cristo se aparta, empieza el infierno, porque, excepto en su eterna humanidad divina, la vida del hombre no tiene significado ni justifica¬ción; que ese cielo una vez captado en lo más recóndito de su ser, les permite, conjuntamente con la innúmera legión de seres humanos que pululan por el planeta, al girar en el silencio del espacio infinito, encon¬trar por primera vez su morada en lo eterno del corazón humano divino. En sus profundidades metafísicas, el hombre y el mundo constituyen el cuerpo místico de Cristo. En circunferencias de tiempo y espacio deben convertirse en el cuerpo místico de Cristo. Ésta es la vocación histórica de la humanidad y no otra". La evocación consciente de la vida crística en el corazón huma¬no y nuestra rápida integración en el reino de Dios, es la tarea inmediata que nos espera, incluyendo nuestra responsabilidad, oportunidad y destino. Quiero aclarar que en las numerosas citas que empleo en este libro, trato de demostrar cuánto se ha extendido este reconoci¬miento. Los libros mencionados me trajeron mucha luz e inspira¬ción. No obstante, debo aclarar enfáticamente, que ninguno de los autores citados deben considerarse en modo alguno solidarios con mi punto de vista. Para terminar, deseo agradecer a los señores William Cumings y Alan Murray, por la ayuda voluntaria e inteligente que me han prestado, posibilitando la aparición de este libro. (1) The Paganism in Our Christianity, pág. 16. (2) WrestIers with Christ, pág. 293. De Belén al Calvario De todos los que buscaron mi cuna en Belén escuchando una voz y siguiendo una estrella, ¿Cuántos me acompañaron al Calvario? Estaba demasiado lejos. La gloria rodeaba al niño del establo, y también la esperanza de los hombres que luchaban Mas esa esperanza colmada, les llegó por lo perdido. en mi corona de espinas y a través de mi cruz. La verdad fue mi espada y el dolor mi respaldo, que conferí a quienes continuaron mi senda. Un jumento enjaezado fue el corcel que elegí para cabalgar. Así pasó la gloria de Belén, y los dones de los Reyes y los Magos de Oriente; así pasaron las multitudes y sólo doce estuvieron en el festín. De humilde pan servido en el aposento alto, donde el triste cáliz pasó de mano en mano en prueba de mi amor por el género humano que puebla la tierra. Cuando en Getsemaní oré en soledad pidiendo se apartara el cáliz más amargo, no pudieron velar conmigo una sola hora hasta el alba. Muchos buscaron mi cuna en Belén escuchando una voz y siguiendo una estrella, pero sólo Simón me siguió hasta el Calvario. Estaba demasiado lejos. H. Le Gallienne. Reproducido con el permiso de The New York Times y del autor. CAPÍTULO 1 NOTAS PRELIMINARES SOBRE LA INICIACIÓN PENSAMIENTO CLAVE "Existe una humana apetencia de Dios, pero también hay apetencia divina por el hombre. Dios es la idea suprema, la preocupación y el deseo supremo del hombre. El hombre es la idea suprema, la preocupación y el deseo supremo de Dios. El problema de Dios es un problema humano. El pro¬blema del hombre es un problema divino... El hombre es la contraparte de Dios y de Su bienamado, del cual espera amor recíproco. El hombre es la otra persona del divino misterio. Dios necesita al hombre. Su voluntad no sólo es que Él exista, sino que exista también el hombre, el Amante y el amado". Wrestlers with Christ, por KARL PFLEGER, pág. 236. 1 Estamos en el proceso de pasar de una era religiosa a otra. Las actuales tendencias espirituales se van definiendo cada vez más. Los corazones de los hombres nunca han estado más abiertos que ahora a la impresión espiritual, y la puerta hacia el propio centro de la realidad está abierta de par en par. Sin embargo, paralela¬mente, este significativo desarrollo ha dado un giro en dirección contraria y las filosofías materialistas y las doctrinas negativistas prevalecen cada vez más. Para muchos, toda la cuestión de la va¬lidez de la religión cristiana debe aún determinarse. Se sostiene que el cristianismo ha fracasado y que el hombre no necesita el relato del Evangelio con sus implicancias de divinidad y su inci¬tación al servicio y al sacrificio. El Evangelio ¿es históricamente verdad? ¿Se trata de una na¬rración mística de gran belleza y de verdadero valor educativo, que sin embargo no es de importancia vital para los hombres y mujeres inteligentes que se enorgullecen hoy de sus poderes de razonar, de su independencia de los antiguos impedimentos men¬tales y de las viejas y polvorientas tradiciones? Acerca de la des¬cripción sobre la perfección del carácter de Cristo no existe duda alguna. Los enemigos del cristianismo admiten Su excepcionalidad, Su básica profundidad, Su comprensión de los corazones de los hombres. Reconocen lo inteligente de Sus ideas y las apoyan en sus propias filosofías. Los desarrollos que el Carpintero de Nazareth causó en la trama de la vida humana, Sus ideales sociales y económicos y la belleza de la civilización que podría fundarse sobre las enseñanzas éticas del Sermón de la Montaña, son des¬tacados con frecuencia por la mayoría de quienes rehúsan reco¬nocer Su misión como expresión de la divinidad. Desde el punto de vista racional, la cuestión de la autenticidad histórica del rela¬to de Su vida permanece aún sin resolverse, aunque Su enseñanza sobre la Paternidad de Dios y la hermandad del hombre, está res¬paldada por las mentalidades más sobresalientes de la raza. Los que se mueven en el mundo de las ideas, de la fe y de la experiencia viviente, dan testimonio de Su divinidad y de nuestro posible acer¬camiento a Él. Pero tal testimonio es considerado a menudo con ligereza, como místico, fútil y carente de pruebas. La creencia individual, después de todo, no es de valor para nadie, excepto para el propio creyente, o en lo que tiende a acrecentar el testi¬monio hasta asumir tales proporciones que con el tiempo se con¬vierta en una prueba. Respaldarse en un "tipo de creencia", puede indicar una experiencia viviente y constituir una especie de autohipnotismo y una "vía de escape" de las dificultades y problemas de la vida cotidiana. El esfuerzo por comprender, adquirir expe¬riencia, experimentar y expresar lo que se conoce y cree, es fre¬cuentemente demasiado difícil, para la mayoría, por eso se res¬paldan en una creencia basada en el testimonio de quienes ins¬piran confianza, como la forma más fácil de salir del paso. Los problemas de la religión y los del cristianismo ortodoxo, no son una ni la misma cosa.