Hablar De Radios Ciudadanas Puede Llevar a Varias Confusiones
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Ciudadana Radio El poder del periodismo de intermediación José Ignacio López Vigil Ciudadana Radio El poder del periodismo de intermediación José Ignacio López Vigil Ministerio de Comunicación e Información; Av. Universidad, Esq. El Chorro, Torre Ministerial, pisos 9 y 10. Caracas-Venezuela www.minci.gob.ve / [email protected] A Tachi radialista apasionada DIRECTORIO Ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información Andrés Izarra Viceministro de Estrategia Comunicacional Freddy Fernández Viceministro de Gestión Comunicacional Mauricio Rodríguez Directora General de Difusión y Publicidad Mayberth Graterol Dirección de Publicaciones Gabriel González Diagramación y montaje Ingrid Rodríguez Corrección Sylvia Sabogal Julio, 2008. Impreso en la República Bolivariana de Venezuela. Depósito Legal: lf8712008920958 staban charlando amenamente el presidente de Estados Unidos, el primer ministro de Gran Bretaña y el presidente Edel gobierno español, cuando un programa informativo les interrumpió: —¡Última hora!... ¡Estados Unidos de Norteamérica ha dejado de ser la gran potencia mundial! Bush, indignado, se dirigió a sus invitados: —¿Qué ha dicho ese imbécil? ¿Quién se atreve a disputarnos el primer lugar en el mundo? ¿Tú, Aznar, con tu bigotito de charlotín? —¡Os juro, George, que España no es! —Aznar desligó responsabili- dades. ¡España sólo ambiciona... un par de pozos de petróleo en Iraq! —Entonces, ¿cuál es esa nueva superpotencia? —Bush no contro- laba su desasosiego— ¿La tuya, Blair, hijo de la Gran Bretaña? —No, no, no... —a Tony se le heló su maquillada sonrisa— ¿Cómo se le ocurre al presidente Bush semejante idea? Inglaterra siempre ha sido fiel a su amo... ¡Forever! —Si no eres tú y tampoco tú —Bush frunció el entrecejo con una inusual expresión de inteligencia—, entonces, ¿quién? Colección Análisis Ciudadana Radio Cuentan que en ese momento entró en escena el secretario Colin Alguien pensó que el nuevo siglo había comenzado el 11 de sep- Powell: tiembre del 2001. Más bien, ese episodio fue el tétrico desenlace de un siglo violento, signado por guerras atroces y agresiones militares. —La nueva potencia mundial, señor Presidente, es... la opinión Sólo Estados Unidos invadió ilegalmente más de 100 países durante pública. el siglo XX, lo que da un promedio de una intervención por año. Esta anécdota, inventada por el Premio Nóbel de Literatura José El nuevo siglo comenzó aquel 15 de febrero cuando las calles de Saramago y leída por él mismo el 15 de febrero del 2003 al finalizar en Roma, de Londres, de Madrid, de centenares de ciudades en el mundo Madrid la manifestación contra la guerra de Iraq, ilustra bien lo que se inundaron de ciudadanos y ciudadanas enarbolando la bandera está pasando en el mundo de hoy. Estados Unidos ha roto la legalidad multicolor de la Paz. Nunca antes en la historia de la Humanidad se internacional, se ha burlado de las Naciones Unidas y amenaza al había visto una demostración semejante de fuerza y de conciencia. mundo con la hitleriana filosofía de la guerra preventiva. Ese 15 de febrero, en Lima, los manifestantes coreamos frente a la Arrogante, se diría que Estados Unidos ha quedado como la única embajada norteamericana: ¡El mundo unido jamás será vencido! La superpotencia sobre la faz de la Tierra. Pero, en este cambio de siglo, antigua consigna se ampliaba, se redefinía. Ahora reflejaba el nuevo apoyados por internet, se han ido convocando miles y millones de y urgente concepto de ciudadanía global. seres humanos en todas partes del mundo. Es una corriente inmensa, arrolladora, de opinión pública planetaria.1 —Nosotros somos como aquella pequeña mosca que vuelve una y otra vez a clavar su aguijón en las partes sensibles de la bestia— declaró Saramago en la céntrica Puerta del Sol, ante una multitud incontable. Ellos quieren la guerra, pero nosotros no les vamos a dejar en paz. En el mundo de hoy, no hay una, sino dos potencias: Estados Unidos y las personas que queremos la paz. Dos superpotencias: Estados Unidos, que globaliza la guerra, y la ciudadanía que globaliza la solidaridad. 1. “Después de la caída de los regímenes socialistas que a más de la mitad del mundo ilusionaron, vislumbramos con esperanza los albores de una nueva revolución que se viene levantando en toda la tierra, y es la de esos miles de miles de jóvenes, convoca- dos por ellos mismos y con la velocidad de la electrónica, sin partidos políticos ni lí- deres ni ideologías, reuniéndose en una gran ciudad un día y en otra gran ciudad otro día, o simultáneamente en todas las ciudades el mismo día para protestar contra la guerra y el neoliberalismo y la globalización, y anunciar que otro mundo es posible.” (Ernesto Cardenal. Palabras en Casa de las Américas. La Habana, noviembre 2003) 6 7 I Radios Ciudadanas ue en Londres, durante una reunión del Consejo de Admi- nistración Internacional de AMARC,1 cuando utilizamos Fabiertamente el concepto de radio ciudadana. —¿Usted quiere cambiar el nombre de nuestra organización? —se consternó la Presidenta. Nosotros nos llamamos Asociación Mundial de Radios Comunitarias. —Pero con la misma C de comunitarias —traté de seducir— podemos escribir ciudadanas. —Eso de ciudadanas... —decía un directivo anglosajón— suena a citizen band, los canales de onda corta de la llamada banda ciu- dadana. —Nada de eso. Nos referimos a una concepción nueva, no a un soporte técnico. —Lo que pasa es que ustedes, los latinoamericanos, siempre an- dan buscándole cinco pies al gato. —Lo que pasa es que las palabras —insistí con terquedad de neoconverso— se gastan como las monedas. Se devalúan. Así ha pasado, al menos en nuestro continente, con los diferentes adjetivos empleados para caracterizar a las radios de servicio al público en este medio siglo de experiencias. 1. Asociación Mundial de Radios Comunitarias, 1999. Colección Análisis Ciudadana Radio Con Sutatenza se estrenó el concepto de radio educativa. Luego, ¿Y radio comunitaria? Construir comunidad, superar el egoísmo, al calor de las ideas de Paulo Freire, se posicionó el de radio popular. ¿qué propósito más humano que éste? Comunicación y comunitario En Bolivia, se habían desarrollado las radios sindicales, sostenidas tienen la misma generosa raíz. Pero en muchos de nuestros países, por los trabajadores mineros. Corrieron los años y nacieron, en comunitario se limita a lo campesino, a lo rural. Y resulta que siete una matriz laica y gracias a la baratura de los equipos de FM, otras de cada diez latinoamericanos y latinoamericanas viven hoy en ciu- radios en el paisaje latinoamericano. En Brasil, se llamaron radios dades. Comunitario —especialmente en las cabezas de empresarios libres, subrayando que no se sometían a la mordaza de la dictadura con hambre monopólica— sugiere lo pequeño, hasta lo marginal. militar. En Centroamérica, después de ser rebeldes y enmontañadas, Por eso, las leyes de telecomunicaciones ofrecen potencias mínimas prefirieron denominarse participativas, cansadas de tantas décadas a las emisoras sin fines de lucro. Que se conformen con eso, dicen, de autoritarismo y silencio. En el Cono Sur, comenzaron a conocerse puesto que son comunitarias. como radios comunitarias, tal vez para conjurar el anonimato de las grandes ciudades o la falta de otros referentes colectivos. No faltó un ¿Y qué pasa con lo de radios libres? Nada más adecuado por su refe- teórico listo que quiso sintetizar estos conceptos en uno solo: radios rencia a la libertad de expresión. Pero la palabra también se exageró alternativas, aquéllas que quieren una comunicación diferente. y hoy, en muchas mentes, sugiere anarquía y libertinaje en el dial. ¿Y alternativas? Bien comprendida, esta palabra propone romper la ruti- Todas estas denominaciones fueron y son adecuadas, porque bajo na de tantas radios convertidas en simples repetidoras de las cadenas diferentes acentos aparece el mismo compromiso de poner las ondas informativas o de las casas disqueras. Pero algunas prácticas elitistas de radio al servicio de la gente, el desafío de democratizar la palabra la han traducido como un modelo de comunicación distante de los para democratizar la sociedad. gustos masivos. Conocí una emisora alternativa que programaba ópera en medio de la selva amazónica —tal vez imitando a Caruso en Pero también es cierto que estas nobles palabras se han ido gastan- Manaus— por aquello de ser diferentes. Tanto se desgastó la palabra do. Por ejemplo, ¿qué suena en su oreja si yo le invito a escuchar un alternativa que Rafael Roncagliolo prefirió jugar con ella y hablar de programa educativo? Seguramente, piensa en maestros y pupitres, y radios alterativas, porque de zarandear injusticias se trata.2 sospecha que se aburrirá. Y sin embargo, este espacio debería ser tan alegre y sensual como cualquier otro de simple entretenimiento. La ¿Con qué apellido nos quedaremos, entonces? Con todos. Todos palabra educativa es válida, si se entiende bien. Pero es muy probable ellos muestran aspectos valiosos del quehacer radiofónico. Todas las que los oyentes no la capten como nosotros quisiéramos. palabras, como en un calidoscopio, ofrecen brillos complementarios. Aprovechemos todas ellas según el contexto en que trabajamos y ¿Y radio popular? Sagrada es la palabra pueblo, tanto que los según la oportunidad para establecer alianzas. Y añadamos una más, antiguos filósofos hacían equivalente la voz del pueblo a la de Dios. un adjetivo que aparece con fuerza en nuestro horizonte comunica- A pesar de ello, y a la luz de los muros caídos, lo popular tiene hoy cional: radios ciudadanas. un tinte ideológico inseparable. Tiene algo más: ¿qué piensa usted si la invito a comer en un comedor popular o le regalo unos zapatos Argumenté todo esto en Londres. Pero de nada valió. La discusión populares? Lo popular, desgraciadamente, se ha ido equiparando con seguía: lo de segunda clase, lo de mala calidad. 2. Discurso pronunciado en la V Asamblea Mundial de AMARC. Oaxtepec, México, 1992. 12 13 Colección Análisis Ciudadana Radio —Eso de Radios Ciudadanas no sirve —esgrimió una direc- Otro error frecuente es vincular ciudadanía con edad.