Índices 1940-2015
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REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA C/ Jerte 10. E - 28005. MADRID T. 91 364 40 18 Fax 91 354 01 43 [email protected] ISSN: 0210-7112 D L : M. 513-1958 Imprenta KADMOS, S. C. L. Salamanca. T. 923 281239 ÍNDICES DE LA REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA 1940-2015 ELABORADOS POR CECILIA RUILOBA CASTELAZO REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA Fundada en 1940 DIRECTOR Manuel Aroztegi - [email protected] SECRETARIO EDITORIAL Raúl Orozco Ruano - [email protected] RECENSIONES Alfonso García Nuño - [email protected] CONSEJO DE REDACCIÓN Juan José Ayán Calvo; Jordi Girau Reverter; José Mª Magaz Fernández; Gerardo del Pozo Abejón; Javier Prades López; Gabriel Richi Alberti CONSEJO ASESOR Á. Cordovilla Pérez (Madrid); J. Granados García (Roma); J. L. Gutiérrez Martín (Roma); S. Pié i Ninot (Barcelona) Revista indexada en ERIH (European Reference Index for the Humanities), RESH (Revistas Españolas de Ciencias So - ciales y Humanidades) y DICE (Difusión y Calidad Editorial de las Revistas Españolas de Humanidades y Ciencias So - ciales y Jurídicas). ÍNDICE I. ÍNDICE POR ENTREGAS ____________________________________ 13 II. ÍNDICE DE AUTORES ______________________________________ 211 III. ÍNDICE TEMÁTICO _________________________________________ 237 IV. ÍNDICE ONOMÁSTICO ______________________________________ 317 V. ÍNDICE DE COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS ________________ 611 Introducción1 El 24 de noviembre de 1939 se promulgó la ley que creaba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Según la exposición de motivos, el fin al que se orde- naba esta norma era “la restauración de la clásica y cristiana unidad de las ciencias, destruida en el siglo XVIII”. Se explicaba que “para ello, hay que subsanar el divorcio y discordia entre las ciencias especulativas y experimentales y promover en el árbol total de la ciencia2 su armonioso incremento y su evolución homogénea, evitando el monstruoso desarrollo de algunas de sus ramas, con anquilosamiento de otras”. Poco más adelante, se afirmaba que “órgano fundamental de impulso y de apoyo a esa tarea debe ser el Estado, a quien corresponde la coordinación de cuantas actividades e instituciones están destinadas a la creación de la ciencia”. Esta misión coordinadora del Estado se encarnaba en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el cual, por un lado, tendría “toda la libertad de acción que conviene a su eficacia y toda la estabilidad que reclama su continuidad” y, por otro, estaría “subordinado en todo a los más altos intereses culturales del Estado”. Según el artículo sexto, “todos los Centros dependientes de la disuelta Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, de la Fundación de Inves- tigaciones Científicas y Ensayos de Reformas y los creados por el Instituto de España, pasarán a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Quedan liga- dos, también, al Consejo, los Centros Investigadores de este Ministerio [de Educación Nacional], no vinculados a la Universidad”. En el artículo siguiente se decía que todos estos centros, más los que pudieran crearse, “se ordenarán en Patronatos e Institutos, cuyo número, estructura, funcionamiento y relaciones con otros Centros oficiales o privados, determinará el Reglamento”. En realidad, esa ordenación no se llevó a cabo mediante un reglamento, sino por un decreto promulgado dos meses y medio después, el 10 de febrero de 1940. El artículo séptimo del mismo disponía que el Consejo Superior de Investigaciones 1 Para cuanto sigue he utilizado abundantemente la excelente investigación de ALFREDO JIMÉNEZ, La doctrina de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el justo en Revista Española de Teología durante el siglo XX (Tesina de Licenciatura, UESD, Madrid 2015) 27-40. 2 Esta alegoría del “árbol total de la ciencia” fue lo que dio origen al granado que sirve hasta hoy de logotipo del Consejo. ÍNDICES DE LA REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA (1940-2015) 7-10 8 Introducción Científicas se compondría de la “Junta Bibliográfica y de Intercambio Científico”, de la “Comisión Hispanoamericana” (“que coordinará las investigaciones hispanoameri- canas de los distintos Institutos, y cuidará del intercambio científico con el mundo hispánico”) y de seis patronatos (cada uno de los cuales, a su vez, se dividía en insti- tutos). Estos seis patronatos recibieron nombres de científicos españoles (al igual que los distintos institutos): Raimundo Lulio (Teología, Filosofía, Derecho y Economía), Marcelino Menéndez Pelayo (Filología, Estudios árabes y hebraicos, Historia, Historia hispanoamericana, Arte/Arqueología y Geografía), Alfonso el Sabio (Matemáticas, Fí- sica, Química y Astronomía), Santiago Ramón y Cajal (Biología y Ciencias naturales), Alonso Herrera (Ciencias agrícolas, forestales y pecuarias) y Juan de la Cierva Codorniu (Investigación técnico-industrial). Dentro del patronato Raimundo Lulio, el Instituto dedicado a la teología recibió el nombre “Francisco Suárez”. Según el artículo octavo, “los Prelados que formen parte del Consejo, de acuerdo con la Jerarquía Eclesiástica, propondrán al Ministerio de Educación Nacional la organización del Instituto ‘Francisco Suárez’, de Teología”. En el primer volumen de las memorias (1940-1941) del Consejo se refiere que “constituido el Instituto ‘Francisco Suárez’ a mediados de julio de 1940, se instaló en el Seminario Conciliar”. Su director era Leopoldo Eijo y Garay (patriarca de las Indias y obispo de Madrid-Alcalá); su vicedirector, el biblista Daniel García Hugues; y su secretario, Joaquín Blázquez Hernández. Prosigue la memoria y dice que “inmediatamente [el Instituto] procedió a la preparación y publicación de la Revista Española de Teología, cuyo primer número vio la luz en el mes de octubre siguiente, y ha seguido apare- ciendo puntualmente cada trimestre”. El director de la Revista Española de Teología era el propio Eijo y Garay3. El mismo volumen de las memorias explica que “el Instituto se constituyó en dos secciones especiales: ‘Bíblica’ y ‘Mariología’4 […] La Sección Bíblica preparó rápi- damente la publicación de una revista especial titulada Estudios Bíblicos”. Por último se refiere que “este Instituto ha preparado, organizado y llevado a cabo la celebración de la 1ª Semana Española de Teología y de la 2ª Semana Bíblica Española, con feliz éxito”. Se seguirían celebrando ininterrumpidamente hasta 1975. La Revista Española de Teología publicó no pocas de las conferencias impartidas en el marco de las Se- manas Españolas de Teología, de manera que la historia de una y otras se encuentran estrechamente entrelazadas. En 1946 tanto el Instituto “Francisco Suárez” como la Revista Española de Teología se instalaron en la calle Duque de Medinaceli. Allí permanecerían cerca de cuarenta años. El 10 de octubre de 1984 se promulgó el Real Decreto 1878, “por el que se establece el procedimiento para la creación y funcionamiento de Institutos y Centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas directamente vinculados a progra- mas nacionales de investigación científica y tecnológica”. Esta disposición dotaba de 3 Aunque en la memoria de 1945 se especifica que la “dirección inmediata” la llevaba Máximo Yurramendi. 4 En 1942 se creó una nueva sección: “Teología Dogmática” y en 1949, la “Sección bibliográfica teológico-bíblica”. Introducción 9 mayores competencias sobre el Consejo al Ministerio de Educación y Ciencia. Según el artículo primero, “el Ministro de Educación y Ciencia, a propuesta del presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y oída su Junta de Gobierno, podrá disponer la creación o reestructuración de institutos y centros en el seno del Consejo”. Haciendo uso de esta autoridad, el Ministro dispuso la supresión del Instituto “Francisco Suárez”, que terminó de ser plenamente efectiva en 1987. Fueron años difíciles para la Revista Española de Teología: no se publicaron los números del segundo semestre de 1984, ni los años completos de 1985 y 1986. Por fin, encontró cobijo en el Instituto Teológico San Dámaso: la revista regresaba a los locales del Seminario de Madrid, de los que había salido cuarenta años atrás. Se pudieron editar finalmente los años completos de 1984-1986 y en 1987 se reanudó el ritmo normal de publicaciones. En el primer número de este año la nueva dirección publicó una nota en la que decía: “Con el primer número del año 1987 se inicia una nueva etapa en la ya dilatada trayectoria de la Revista Española de Teología. A lo largo de cuarenta años su edición estuvo a cargo del Instituto ‘Francisco Suárez’ (en su departamento de Teología), integrado en el CSIC. Pero los vaivenes de la política y un talante quizá poco acorde con el espíritu pluralista de la Europa moderna, condujeron a la supresión de este Instituto, cuya importante contribución al desarrollo de las ciencias bíblicas y teológicas se puso de manifiesto no sólo en las Semanas de Teología celebradas anualmente a lo largo de treinta años (algunas de dimensión internacional), sino también en la edición de nu- merosas publicaciones de carácter científico. Con la extinción del Instituto ‘Francisco Suárez’ se quebraba el único y tenue vínculo por el que, en el plano oficial, estaban aún relacionadas las ciencias humanas con el saber teológico. Pero, desechada la teología, y desgajada como rama inútil del frondoso árbol de la ciencia, que con- tiene los frutos más logrados del saber humano y de la investigación científica, ¿no pierden también algo de su propia entidad otras ciencias humanas? ¿Es acaso posible realizar una interpretación precisa