El Papel De Bertelsmman En El Mercado Comunicativo Español*
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ARTICLE Anhlisi 14, 1992, 197-207 EL PAPEL DE BERTELSMMAN EN EL MERCADO COMUNICATIVO ESPAÑOL* Daniel E. Jones En 1986 se produjo la integración de España en la Comunidad Europea (CE), fe- nómeno que obligó a una mayor liberalización de la legislación nacional para permi- tir la entrada de capital extranjero en el sector económico de la cultura y la comuni- caciónl. Esto favoreció que las grandes corporaciones transnacionales dedicadas a estas actividades aumentaran su participación directa en todas las ramas: desde la edi- ción de libros, periódicos o fonogramas, hasta la producción y comercialización de di- ferentes bienes y servicios audiovisuales. Además, esta tendencia se yerá incremen- tada, sin duda, a partir de 1993, con la puesta en práctica del Mercado Unico europeo. En estos momentos, el grado de transnacionalización económica y cultural exis- tente en el panorama internacional es mucho mayor que en cualquier época anterior. Al mismo tiempo, el sector cultural y comunicativo español se ha integrado plena- mente en su homólogo transnacional -de alcance no sólo europeo, sino planetario-, en cuyo corazón se encuentran, cómodamente instaladas, las grandes corporaciones transnacionales2. Aunque últimamente han aumentado de manera considerable las inversiones de capital y las grandes absorciones en distintas ramas de las industrias culturales y co- municativas 4esdeEuropa y Estados Unidos hacia España-, y constituyen el cen- tro de interés del presente texto, conviene no olvidar otras formas de transnacionali- zación en estos mismos sectores, muy extendidas y asentadas en la sociedad española desde hace años, como son la importación indiscriminada de modelos, bienes de pro- ducción y contenidos (Jon-ES,1991). * El autor agracede las informaciones suministradas por los señores José Escudero Herrero y Ángel Morera Romero. ' El sector económico de la cultura y la comunicación está compuesto por un conjunto de actores - fundamentalmente empresas comerciales públicas y privadas- que operan en las diferentes ramas de las industrias culturales y comunicativas. Para tener una visión de conjunto sobre el fenómeno de la transnacionalización de las industrias culturales y comunicativas de España, puede consultarse el trabajo colectivo coordinado por Bustaman- te y Zallo (1988). Consecuentemente, el peso de las corporaciones transnacionales extranjeras -preferentemente conglomerados europeos3- en el sistema cultural y comunicati- vo español es cada vez más importante, acorde con lo que ocurre en el resto de sec- tores económicos. A un tipo de mercado -durante las dos primeras décadas del fran- quismo (1939-1959)- altamente protegido de la competencia externa, siguió otro caracterizado por la apertura al capital extranjero, salvo en sectores considerados es- tratégicos, entre ellos el de la prensa, el libro, la radio y la televisión. En los años de la transición política (1976-1982) aumentó la liberalización económica, debido a la ne- cesaria adaptación a las normativas de la CE y a las presiones cada vez mayores del capital transnacional. Finalmente, desde el ingreso de España en la CE se ha produ- cido una aceleración de la inversión extranjera, incluso en sectores otrora protegidos4. Dentro de este tipo de inversores extranjeros ha destacado uno desde los años se- senta -la transnacional germana Bertelsmann5, uno de los dos mayores conglome- rados de comunicación del mundo6- que, inexplicablemente. gozó de un privilegio en las industrias editorial y de artes gráficas que fue vedado a otras corporaciones si- milares. Aunque escasamente conocido en el país, pertenecen a este conglomerado las empresas líderes de la industna de artes gráficas, como Printer Industria Gráfica y Eurohueco; de la rama editorial, como Plaza & Janés y Círculo de Lectores; de la rama periodística, como G+J España; de la rama fonográfica, como BMG Ariola y Ariola Eurodisc, y del marketing directo, como Publienvío. De esta manera, cinco de las seis grandes divisiones que configuran la actividad conglomera17 de Bertelsmann tienen filiales en España (véase el cuadro adjunto). En Indudablemente, las corporaciones extranjeras que más invierten en los últimos años en el sistema cul- tural y comunicativo español son las europeas: germanas, británicas, francesas. italianas, holandesas. Asi- mismo, el grado de transnacionalización de las indusmas culturales y comunicativas españolas ha llegado has- ta tal extremo que ya han comenzado a realizarse operaciones de compraventa entre transnacionales entre sí -al margen de cualquier participación de actores españoles-, como por ejemplo entre Hachette y Rizzoli. La presencia de transnacionales extranjeras en las diferentes ramas culturales y comunicativas no ha crecido espectacularmente en los últimos años entre las empresas españolas líderes -salvo los casos de Bertelsmann y Hachette-, sino que se da sobre todo entre las de tamaño medio. Entre 1975 y 1990, el volumen de facturación global de las transnacionales extranjeras sobre el total de los veinte grupos o empresas más importantes de España se ha mantenido en tomo al 20%, aunque todo parece indicar que esta participación aumentará en los próximos años. Sobre las actividades internacionales de Bertelsmann pueden verse, entre otros, los textos de ROHDE,1984; GUILLOU.1984; BECKER,1585; GIORDA~UO-ZELLER,1988; BARBEH, 1989; BENGXI,1589; PILATI,1990, y TEWLEMAN,1990. Asimismo, sobre las actividades concretas en España, los de Joxs, 1987, y BUSIAMANTE-ZALLO,1588. Según TEMPLEMAN(1990), utilizando datos de Lazard Freres & Co, Bertelsmann (de la RFA) fac- turó en 1989 unos 7.900 millones de dólares a nivel mundial, seguido por Time-Wamer (EUA), con 7.600 millones; News Corporation (Australia), 6.400 millones; Fininvest (Italia), 5.500 millones; Fujisankei (Ja- pón), 5.500 millones; Hachette (Francia), 5.500 millones; Capital Cities-ABC (EUA), 5.000 millones; Wait Disney (EUA), 4.600 millones; Sony (Japón), 3.800 millones, y Gannett (EUA), 3.500 millones. De to- das maneras, la hegemonía de Bertelsmann se vena reforzada porque sólo tiene contraída una deuda a lar- go plazo de unos 300 millones de dólares, en tanto que la de Time-Wamer es de 10.800 millones, y la de News Corporation, de 7.100 millones. ' A diferencia de la integración económica vertical -que supone operar industrialmente en distintas fases del proceso de producción- y de la integración horizonta/ 3uesignifica producir diferentes bie- nes o servicios de una misma rama de la industna-, la integración conglomera1 permite actuar simultá- conjunto, estas subsidiarias -enlas divisiones de clubes de lectores, editorial, artes gráficas, música + vídeo y publicaciones periódicas (además del marketing directo)- constituyen uno de los conglomerados de empresas culturales y comunicativas más importantes de España, inmediatamente detrás del aparato público del Estado espa- ño18 y por encima de las empresas privadas nacionales más importantes durante el franquismo -Grupo Luca de Tena, Grupo Godó y el aparato eclesiástico: cadenas COPE y EDICA-9, y similar a los mayores conglomerados en la actualidad: Pla- neta, PRISA-Timón y Zetalo. Hegemonía en la producción de artes gráficas La diversidad de especialidades que integran la industria de artes gráficas hace difícil precisar el valor de la producción conjunta española. Sin embargo, conside- rando tanto las actividades de impresión como la transformación de papel y cartón, se puede fijar dicho valor en unos 480.000 millones de pesetas para 1987. Asimis- mo, puede asegurarse que el sector está compuesto por unas 7.5000 empresas de pe- queña dimensión, que emplean a unos 120.000 trabajadores. La estratificación de las empresas según el número de trabajadores indica que un 74% tiene menos de seis empleados y poco más de un 1% del censo cuenta con más de cien trabajadores en plantilla. En la cúspide de este sector se encuentran, bien instaladas, las filiales de Bertelsmann: Pnnter y Eurohueco. Uno de los puntos de apoyo más importante de Bertelsmann en España es su di- visión de artes gráficas", industria en la que aumenta de año en año la distancia con neamente en diversas ramas de industrias diferentes al tiempo que en distintas fases del proceso produc- tivo, fenómeno sólo al alcance de las grandes corporaciones transnacionales. Durante el período franquista, el aparato cultural y comunicativo público español fue, proporcio- nalmente, uno de los más importantes de Europa occidental y, en sus años de esplendor, contó con dos ca- denas televisivas, tres cadenas radiofónicas, con la cadena periodística de mayor envergadura del país, con varias agencias de prensa y con una editora de libros, entre otras empresas. En 1975, último año del régimen franquista, el liderazgo de Bertelsmann en España era ya indiscu- tible: con una facturación de 4.260 millones de pesetas, ocupaba el segundo lugar entre los conglomerados dedicados a la producción y comercialización de bienes culturales y comunicativos, detrás del aparato co- municativo estatal (con 10.800 miilones de pesetas) y por encima del grupo Luca de Tena, editor del dia- no ABC (con 2.280 millones); el aparato comunicativo de la Iglesia, propietario de la cadena radiofónica COPE y de la editorial EDICA (con 2.020 millones), y el Grupo Godó, editor de La Vanguardia (con 1.976 millones). Entre los mayores grupos de España, además de Bertelsmann, se encontraban ese mismo año otros extranjeros como Hachette (con 1.850 millones de pesetas) y Reader's Digest (con 508 millones). 'O En 1990 continuaba la hegemonía del Estado español +entra1 y autonómico-, sobre todo debido a la televisión (con una facturación de más de 200.000 millones de pesetas), seguido del Gmpo Planeta, propietario de varias editoriales (unos 90.000 millones de pesetas); el Grupo PRISA-Timón, editor del dia- no El País y propietario de cadenas de radio y de diferentes editoriales (unos 65.000 millones); el con- glomerado Berteismam (unos 59.000 millones); el Grupo Zeta, con varias empresas periodísticas y edi- toriales (unos 58.000 miilones), y Hachette (unos 40.000 millones). Entre los mayores grupos que operaban este último año en España se encontraban, además, los conglomerados transnacionales United intemational Pictures y Time-Warner.