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Una ética para Casanova

A N G E L O PAPACCHINI

Este ensayo , gentilmente cedido para esta decimocuarta entrega de la Revista de Santander , fue originalmente leído por su autor en un Congreso Latinoamericano de Filosofía organizado por la Universidad Santo Tomás de Aquino. Es una auténtica nove- dad en el pensar $losó$co comparar la ética de con la de Immanuel Kant en un país donde no se han publicado estudios serios sobre el aventurero-$lósofo veneciano. El autor nació en Italia y obtuvo su título de $lósofo en la Universidad de Roma, donde realizó también estudios de perfeccionamiento en $losofía bajo la guía del profesor Gennaro Sasso. Trabajó por casi 30 años en el Departamento de Filosofía de la Universidad del Valle, que en el 2002 le concedió un doctorado honoris causa en Filosofía. Ha sido director de la revista Praxis !losó!ca y del grupo Praxis, vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Filosofía, vicedecano de investigación y coordinador del proceso de diseño y aprobación del programa de doctorado en Humanidades. Dirigió por dos años un trabajo interdisciplinario sobre violencia, guerra y paz. En su trabajo docente e investigativo se ha dedicado en especial a la $losofía clásica alemana y al tema de los derechos humanos. Entre sus libros se destacan los siguientes: Los derechos humanos en Kant y Hegel (1993), Filosofía y derechos humanos (1994,1997, 2003), Los derechos humanos, un desafío a la violencia (1997), Derecho a la vida (2001) y Violencia, guerra y paz: una mirada desde las ciencias humanas (editor, 2001).

l nombre de Casanova evoca a menudo por sentimientos de culpa y re- la imagen de un libertino mordimientos y preocupado por las conse- impenitente, exclusivamen- cuencias de sus acciones, sobre todo cuando E te interesado en su placer y afectan a las mujeres que se cruzan por su dispuesto a utilizar cualquier camino. El lector descubre además con sor- clase de artimaña con tal de lograr sus con- presa que el aventurero veneciano se conside- quistas amorosas. Así como otros autores ró a sí mismo como un $lósofo, empeñado en

158 han pisoteado los principios morales en aprovechar las experiencias de una vida in- nombre de la política y de los negocios, el tensamente vivida para veri$car o invalidar veneciano lo habría hecho en nombre de la máximas de conducta, o atrevidas hipótesis búsqueda afanosa del placer. En este ensa- acerca de la libertad y el destino. yo quiero mostrar que esta imagen resulta cuanto menos parcial. De hecho una lectura 1. Una semblanza del autor. atenta de su obra mayor —les Mémoires de A pesar de su mala fama —o quizás por ma vie 1— nos muestra a un sujeto acechado ella— la $gura de Casanova sigue llamando poderosamente la atención por su forma tan original y peculiar de enfrentar la vida. El 1 Citaré de la edición italiana en tres tomos Storia della gran seductor sigue seduciendo al lector con- mia vita (a cura di P. Chiara y F. Roncoroni), Monda- temporáneo por su vitalidad desbordada, por dori, Milano, 1989. En las citas –insertadas directa- mente en el texto– utilizaré la letra inicial de la obra el gusto por el buen vivir, y por esa capacidad (S), añadiendo enseguida un número romano para tan peculiar de deslizarse por el mundo sin precisar el tomo, y el número de página. perder nunca un re$namiento estético. Gia-

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Giacomo Casanova

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y de la cultura. La ciudad seguía siendo un Casanova culmina los estudios de derecho y ensaya escenario privilegiado para la buena vida y para el amor, gracias al embrujo de la laguna la carrera religiosa. Después del fracaso en su y al esplendor de sus palacios, que combina- primer sermón, intenta mejor suerte en la vida ban el encanto exótico del oriente con una rica tradición arquitectónica propia. Sin con- militar, hasta encontrar el ocio más acorde con tar las obras pictóricas y una tradición mu- sus aptitudes: el de aventurero cosmopolita, que se sical —de Gabrieli a Vivaldi, de Albinoni a Marcello— que reejaban la luminosidad del gana la vida vendiendo los proyectos más variados paisaje y la alegría de vivir de sus habitantes. a príncipes y soberanos de toda Europa. Gracias a las inuencias de su ma- dre y a los buenos o!cios del padre, Casano- va obtiene una buena educación humanista, culmina los estudios de derecho y ensaya la carrera religiosa. Después del fracaso en su como Casanova nace en Venecia, en 1725, primer sermón, intenta mejor suerte en la de una cantante famosa en su tiempo, la Za- vida militar, hasta encontrar el o!cio más netta, que logró seducir a una serie apreciable acorde con sus aptitudes: el de aventurero de hombres de todas las condiciones sociales, cosmopolita, que se gana la vida vendiendo incluyendo al príncipe de Gales, el futuro los proyectos más variados a príncipes y so- Jorge II. Por esto mismo sigue siendo objeto beranos de toda Europa, tentando la suerte de disputas la paternidad de Giacomo, quien en el juego, o “aligerando” de sus riquezas a recibió su apellido del esposo de la cantante, las damas de la aristocracia por medio de la pero muy probablemente fue el hijo del con- astrología, la cábala y la magia. Entre estos de Grimani. Es posible que las dudas acerca proyectos, cabe destacar la lotería nacional de su origen hayan inuido en la afanosa ofrecida al rey de Francia, que Luis XV apro- búsqueda de reconocimiento social y en el vechó para disponer de recursos adicionales esfuerzo por ser aceptado como un miembro para el Estado. Le ayudan en esta tarea una de la nobleza, una tarea casi desesperada en inteligencia perspicaz, una memoria asom- una sociedad cerrada como la veneciana del brosa, y una presencia física que no pasaba siglo XVIII. Giacomo decide incluso asumir inadvertida. Viajero compulsivo, el venecia- el título de caballero de Seingalt, alegando un no se desplaza sin cesar por las rutas de Eu-

160 derecho originario sobre las letras del alfa- ropa, caballero andante en busca de buenos beto, análogo al que siempre se arrogó sobre negocios y aventuras, siempre dispuesto a todas las mujeres. Por lo demás el duelo con cuidar de viudas olvidadas, huérfanas des- el conde Vraniki —junto con la espectacular amparadas o esposas mal atendidas. A dife- huida de la cárcel de los Piombi — le aseguran rencia de don Quijote o de Orlando —uno de un título de nobleza “honoris causa”, puesto los personajes literarios más admirados— no que no era usual que un noble se dignase pierde en ningún momento la razón, ni deja aceptar el desafío a duelo por parte de un de aprovechar las oportunidades de sacarle plebeyo. el mayor provecho a la sinrazón reinante en Cabe por igual destacar el fuerte este siglo esclarecido. Del ideal caballeresco apego de Casanova a su ciudad. La perla del conserva además una radical insensibilidad Adriático había perdido el esplendor de sus por el espíritu ahorrativo y por el ascetismo tiempos de gloria y se acercaba a su !n como intramundano. Estado independiente; sin embargo, le seguía A lo largo de su carrera de se- disputando a París el título de capital del arte ductor Giacomo logra conquistar alrededor

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de doscientas mujeres, una cantidad rela- recrear sus placeres por medio de la memo- El Gran Canal tivamente pequeña si comparada con las ria, y para dejar testimonio de una existencia desde el Palacio Flangini. Giovanni conquistas de don Juan ( mille e tre no más fascinante. Sus actividades como escritor y Antonio Canal, en España…). Pero por suerte nuestro autor &lósofo se inician mucho antes de su retiro “Canaletto”. permaneció ajeno a la “lógica contable” del como bibliotecario del castillo de Dux, en personaje de Tirso de Molina. El relato cínico Bohemia. Cabe mencionar la historia de su de los tiempos de la seducción, amor y olvi- huida de las cárceles del palacio ducal, un do empleados por don Juan contrasta con el verdadero bestseller , el Icosameron , una obra ritmo del amante veneciano, quien se arma que se inscribe en la tradición utópica, y una de paciencia y construye todo un escenario traducción del griego de la Ilíada . de seducción; disfruta plenamente y sin apu- ros, en la parte física y espiritual, los días y 2. No todo vale en el arte de la meses en que siguen ardiendo las llamas de seducción . Ya mencionamos el estereotipo de 161 la pasión; y le dedica un tiempo razonable al un Casanova entregado, con una inocencia duelo, cuando se hace ya ineludible la separa- casi animal, a la satisfacción de sus pulsiones ción y la búsqueda de un nuevo amor. elementales. Así como Maquiavelo habría Al cumplir los 60 años el aventu- sacri&cado la moral en aras de la razón de rero se mira al espejo y decide acabar con Estado, el veneciano lo habría hecho en fun- su carrera de libertino, para no empañar la ción de una ilimitada voluntad de placer. fama bien ganada de amante incansable. Se Para retomar las categorías de Kierkegaard dedica en cambio a la pasión por la escritura —aspirante a seductor o seductor arrepenti- y redacta sus memorias, no para “arrepen- do— Casanova se habría quedado rezagado tirse de sus espléndidos pecados” 2, sino para en el estado estético, sin la capacidad de ele- varse hacia el estadio moral y mucho menos hacia el religioso. Se trata de una apreciación 2 M. Sarfatti, Casanova contro don Giovanni , Monda- muy extendida, compartida por críticos tan dori, Milano, 1950, p. 118. distintos como d’Ancona, Jonard, Zotto-

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li o Zweig, para citar algunos de los más honrado ni como libertino. No podía esperar conocidos 3. obtenerla como esposa; pero estaba conven- Sin embargo, la conducta de Ca- cido de que habría matado a quien se hubiese sanova y los principios por él enunciados no atrevido a inducirme a seducirla”. Por esto la concuerdan con este cliché . De la reconstruc- fuerte atracción desata “una gran lucha en su ción de sus experiencias vitales sale a relucir interior, entre el deseo y la virtud de defender un personaje más complejo, no exento de in- a la amada de sus apetitos” (S, I, 853-868). coherencias y contradicciones, pero no ajeno En este mismo episodio Casanova desprecia a preocupaciones de carácter moral. Si bien “la vileza de un desenfrenado libertino que el veneciano se burla a menudo del moralis- lo sacri$caba todo en aras de su egoísmo” (S, mo abstracto 4, no desdeña las pautas morales I, 868), al referirse a la conducta nada edi$- arraigadas en la conciencia derivadas de la cante del hermano de C. C. Frente a Manon ley natural 5. Balletti, actriz de la Comédie italienne , Gia- Ejemplos de esta sensibilidad mo- como nos con$esa que “el afecto y el respeto ral abundan a lo largo de las Memorias : “No que me ataban a su familia me prohibían me podía comportar con C. C. [con$esa el cualquier voluntad u objetivo de seducción. autor al relatar el encuentro con una de las Pero me enamoraba día a día más de ella, amantes más recordadas] ni como hombre y puesto que no tenía intención de pedirla como esposa, no alcanzaba a explicarme a mí mismo cuáles podían ser mis intenciones 3 “Un siglo tan puritano y burgués como el XIX —ano- hacia ella” (S, II, 213). Cuando siente otra ta R. Gervaso— fue muy severo con Casanova, viola- vez la cercanía de una de las mujeres más dor de convenciones y prejuicios, campeón del libre amadas, la dulce Henriette, se considera ya amor y poeta del erotismo”. Casanova , Rizzoli, Mila- “indigno de ella”, anotando que “si bien era no, 1993, p. 352. El estudioso menciona algunos de todavía capaz de amar, no encontraba más en los juicios más severos acerca del veneciano, de$nido mi alma la delicadeza de los sentimientos de como “un amoral incapaz de remordimientos, entre- gado de lleno a los sentidos” por Zottoli; un “bribón antaño, ni la pasión que justi$ca la pérdida re$nado a la búsqueda del placer”, por S. Zweig; “un de los sentidos, ni la dulzura de las costum- seductor presumido vendido a los inquisidores”, por bres, ni aquella rectitud moral que constituye Jonard; “un producto de la descomposición social”, una componente esencial de la vida amoro- por D’Ancona. Ibíd ., pp. 352-53. sa” (S, II, 631). 4 Anota el autor que no hay que conocer demasiada Es cierto que en sus innumerables historia para entender “que en este mundo, tanto en 162 viajes por la vieja Europa nuestro autor no la dimensión física como en la ética, el bien se deriva desdeña engañar a los incautos, llegando in- del mal, y el mal del bien. Pero el moralista a$rma: ‘hagan siempre el bien’. De acuerdo. Pero, ¿quién sabe cluso a justi$car “la astucia honrada” como lo que es el bien? Desafío al más profundo de los un derecho superior que les corresponde a hombres a realizar el más pequeño de los bienes sin los más hábiles frente a quienes parecerían la seguridad de que no procederá de él el peor de los haber nacido para ser víctimas de la astucia males”. G. Casanova, “Prefazione ri$utata”, en Pensie- ajena. Es también innegable que sus pau- ri libertini , Rusconi, Milano, 1990, pp. 52-53. tas de conducta en materia sexual resultan 5 “Dios ha inculcado en nuestro corazón la ley natural: a menudo transgresivas frente a la moral quienes la violan son condenados a la perdición, y dominante en su siglo. Sin embargo, que quienes la siguen están seguros de ser felices. Las pe- compartamos o no los límites trazados por nas y recompensas después de la muerte existen solo por fe; la $losofía nos muestra en cambio las penas Casanova entre lo ilícito y lo permitido en y los premios inevitables en esta vida. El género hu- materia de seducción o en cuestiones de mano detesta al malvado y ama al justo. “Prefazione negocios, lo que parece innegable es una pre- ri$utata”, ed. cit., p. 50. ocupación por lo moral que atraviesa la His-

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“Me creo dueño de hacer públicos los asuntos de mi vida, pero no los de vidas ajenas […] Indulgente con los prejuicios de la buena sociedad, no pisoteo la fama ni de los vivos, ni de los muertos”. Casanova

En este mismo orden de ideas, Lorenzo da Ponte. Casanova se impone unos límites en sus estrategias de seducción. Amante recursivo capaz de aprovechar las circunstancias y de inventar una innitud de ardides para lograr sus objetivos, el gran seductor se abstiene del engaño deliberado, del chantaje, de las toria de mi vida , y que se expresa en titubeos amenazas y de la violencia. Ello explica qui- y dudas, o en sentimientos de culpa ante una zás las relaciones muy amigables que logra conducta considerada inadecuada para un conservar con las mujeres que disfrutaron de ideal del yo plasmado a través de múltiples su amor. Una monja de Murano, la famosa experiencias. Es suciente mencionar su pre- M. M., le escribe dichosa y agradecida, con- ocupación por no infectar a sus partners con fesándole que le sigue profesando un amor enfermedades sexuales y no incurrir así en desmedido, “que lo adora y besa el aire como “una iniquidad imperdonable” (S, I, 187); el si él estuviese allí” (S, I, 982). De estos mis- cuidado de no perjudicar la reputación de las mos sentimientos de agradecimiento y amor mujeres amadas al escribir sus memorias 6; dan fe también numerosas cartas dirigidas o la asistencia y el cuidado por las mujeres al veneciano por varias de sus examantes, un seducidas y abandonadas por otros. Uno de testimonio precioso de la simpatía, afecto y los episodios más conmovedores de las Me- lealtad por parte de las mujeres amadas 7.

morias es la atención “paternal” prestada por Este especial trato con las mu- 163 Casanova a Charlotte Lamotte, víctima del jeres marca también las diferencias con el amor de un jugador irresponsable, a quien personaje de Don Juan. Casanova asistió al acompaña por trece días en su enfermedad, y estreno del Don Giovanni de Mozart, que se de la que llora amargamente la muerte. “Así realizó en Praga en octubre de 1787, y muy se comporta un hombre de sanos sentimien- probablemente le sugirió al amigo Da Ponte tos —anota el veneciano— que tiene la des- unos versos para su libreto. Sin embargo, un gracia de enamorarse” (S, III, 399). abismo separa su conducta de la del burlador de Sevilla. Si bien ambos —el personaje mí- tico y el de carne y hueso— viven en los ca- minos, comparten el desarraigo y prosiguen 6 “Me creo dueño de hacer públicos los asuntos de mi vida, pero no los de vidas ajenas […] Indulgente con los prejuicios de la buena sociedad, no pisoteo la fama ni de los vivos, ni de los muertos”. “Prefazione 7 Cfr. A. Ravà, Lettere di donne a G. C. con 10 ritratti riutata”, ed. cit, p.54. delle stesse , Treves, Milano, 1912.

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amigas, no enemigas que hay que debilitar, someter y perder en la seducción” 10 . Por ello Casanova conesa que la búsqueda del placer ha sido acaban por transformarse en aliadas en la el objetivo prioritario de su existencia: “cultivar los búsqueda de la felicidad y en la lucha contra el sufrimiento inútil. Y cuando el amor por la placeres de los sentidos ha sido para mí, a lo largo de libertad o el deber de honrar a otras beldades toda mi vida, la principal ocupación; no he tenido más lo obligan a huir, trata con todos los medios de que la mujer quede amparada por un buen importantes. Puesto que he nacido para complacer matrimonio 11 . Su simpatía por las mujeres lo el sexo diferente del mío, lo he siempre amado, y he lleva incluso a burlarse de quienes pretenden sustentar la superioridad masculina en una logrado ser amado por él por cuanto he podido”. supuesta dependencia del pensamiento y de la voluntad de la mujer de su aparato repro- ductivo y de sus ovarios. Con igual derecho podría armarse, sostiene el autor en Lana sin cesar la búsqueda de nuevas e inéditas caprina , que la voluntad del macho es un aventuras, dieren en aspectos no menos epifenómeno de sus testículos. sustanciales. Don Juan actúa impulsado por el desprecio hacia las mujeres, o por un re- 3. Una ética hedonista, en la sentimiento visceral hacia ellas. Su afán de senda de Epicuro. Casanova conesa que la conquista obedece al impulso de engañar a búsqueda del placer ha sido el objetivo prio- sus víctimas y de pisotear su honra, más que ritario de su existencia: “cultivar los placeres a la graticación sexual. Por ello aplica sin de los sentidos ha sido para mí, a lo largo de titubeos el engaño y la violencia; y una vez toda mi vida, la principal ocupación; no he logrado el objetivo se esfuma de una manera tenido más importantes. Puesto que he naci- igualmente brutal 8. Al mismo tiempo la per- do para complacer el sexo diferente del mío, versión de las mujeres —el objeto declarado lo he siempre amado, y he logrado ser amado de sus andanzas— parecería inscribirse en el por él por cuanto he podido” 12 . El autor nos empeño más general de transgredir cuanta advierte además que en su búsqueda de la norma divina y humana se interponga a su felicidad por medio del placer se ha atenido voluntad de poder. a las enseñanzas de Epicuro, “el más sabio y En el caso de Casanova, por el con- virtuoso de los maestros de la antigüedad”,

164 trario, sobran las muestras de cariño, aprecio y el creador “de la más severa y austera de y gratitud por las más variadas exponentes todas las escuelas” 13 . Siguiendo los pasos del del sexo femenino, objeto todas ellas de una pensador griego, el veneciano ha aprendido pasión generosa en el tiempo de la relación que una vida feliz es esencialmente una vida amorosa, y de una cálida amistad para el placentera, y que ningún placer debe ser resto de sus días. “Cada una de ellas es la más desdeñado, a menos de que su consecución divina y adorada cuando le toca el turno de implique una severa dosis de sufrimientos ser su objeto de amor”, anota Sarfatti 9. Para —nocet empta dolore voluptas — o que pro- el veneciano, escribe Ficara, “las mujeres son

10 G. Ficara, Casanova e la malinconia , Einaudi, Tori- 8 Por su falta de escrúpulos, don Juan “es una mezcla no, 1999, p. 52. de desprecio, crueldad y resentimiento hacia las mu- 11 M. Sarfatti, op. cit ., p. 75. jeres”. Ian Watt, Mitos del individualismo moderno , 12 “Prefazione riutata”, ed. cit., p.47. Cambridge University Press, 1999, p.111. 13 G. Casanova, Icosameron , Argentieri, Spoleto, I, p. 9 M. Sarfatti, op. cit ., p. 69. XXXIII.

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duzca después consecuencias desagradables. exclusiva al ser humano 14 . El carácter moral Regreso de “Il Reconoce que a veces unos dolores pasajeros del mismo se re$eja además en la obligación Bucintoro” el día de la Ascensión, permiten conseguir un placer futuro más de compartirlo con los demás, para que la Venecia, (1745- elevado; pero hace todo lo posible para “tra- felicidad se extienda a la mayoría del género 1750). Pintura de tar de obtener estos bienes a buen mercado”, humano. De pronto el placer no logre vencer Canaletto. reduciendo al mínimo las fuentes de dolor. la muerte; pero sí hace más amable y placen- Al igual que Epicuro, Casanova tera la vida, y casi que imperceptible el paso considera la voluptas como el !n más co- del tiempo 15 . Casanova comparte, en !n, con diciado y deseable, como algo bueno en sí Epicuro la polémica contra los estoicos, que mismo y no en función de !nes distintos. pretenden agotar la felicidad en el ejercicio de

Opina también que no se trata simplemente la virtud, o contra los escépticos que tratan 165 de tomar nota de una tendencia instintiva presente de manera latente o explícita en la mayoría de los humanos, y en especial de 14 “Prefazione ri!utata”, ed. cit., p. 50. “El placer es el aquellos temperamentos “sanguíneos” como goce de los sentidos y la plena satisfacción de todos el del propio Casanova, “muy sensible a todos sus deseos [...] El !lósofo es quien no rechaza nin- los atractivos del placer, y siempre impacien- gún placer, con la excepción de aquellos que produ- te de pasar de un goce a otro” (S, I, 8). Más cen sufrimientos mayores”, anota en un paso de las Memorias (S, I, 804). allá de esto, la búsqueda del placer se trans- 15 “Nada puede ser más apreciado en la vida para el forma en una auténtica obligación moral, hombre que usa la razón, y sin embargo quien más acorde con los designios de una Naturaleza ama el placer es quien mejor ejercita la difícil arte que aborrece el sufrimiento inútil. Más que de hacerla parecer breve. No es que se quiera re- como un mero instinto, hay que valorar “el cortar la vida, sino de hacer casi que inadvertido su placer como un don de Dios”, concedido en curso por medio de la diversión” (S, I, 945).

REVISTA DE SANTANDER Plaza de San de reducir a mera apariencia las experiencias tación del erotismo, del goce re„nado y del Marcos con la placenteras. Para el veneciano resulta ilusorio gusto por la vida. Lo relativamente novedoso, Basílica, 1730. El Canaletto. creer que la virtud sea capaz de asegurar por en el caso de Casanova, es la seriedad con sí sola una vida feliz, incluso en condiciones que asume la prioridad del placer en su pro- de hambre o servidumbre. yecto de vida, al igual que la idea de que el Esta forma de concebir la moral goce tiene que ser compartido, asumiendo en no suena demasiado novedosa en un siglo serio la tarea de asegurarle la mayor felicidad en el que el placer, objeto prioritario de dis- al mayor número de mujeres. cursos y debates, es perseguido como el bien Por lo demás Casanova es un par- soberano. Según La Mettrie, “El placer es la tidario sui generis de las doctrinas del Jardín. esencia del hombre, y del orden del universo Para el „lósofo griego la estrategia más apro- […] Solo el hombre, este ser razonable, puede piada para lograr una vida feliz consistía en elevarse hacia el deleite […]. El placer es el la reducción de las fuentes de molestia y en regalo más bello. Quien lo rechaza, viola las la limitación del círculo de necesidades por primeras leyes de su origen, y la intención del satisfacer. Su vitalidad desbordante le impide

166 Creador. Quienes no se quieren a sí mismos, en cambio al veneciano conformarse con ¿cómo podrán querer a los demás?” 16 . Nunca la simple neutralización de los factores de antes el placer había sido tan desmenuzado y preocupación o sufrimiento. Él persigue el observado; ninguna época puede compararse goce de manera positiva como una secuencia con el rococó en lo que se re„ere a la exal- de estados placenteros, y ve en el apacible regocijo de quien se conforma con pastos frugales y le teme a los goces más intensos o 16 Julien O!ray de la Mettrie, De la volupté, Oevres a las pasiones perturbadoras “una felicidad philosophiques, II , Georg Olms Verlag, Hilde- para perezosos o enfermos”, para utilizar una sheim-Zürich-New York, 1988, pp. 241-247. Casa- expresión de Saint-Evremond, otro de sus nova comparte con el teórico francés la sustancial identi„cación entre placer y felicidad, que se dife- maestros. Casanova disfruta del exceso más rencian por la duración y el nivel de intensidad: “si que del límite, del ritmo frenético más que de la impresión es corta, es placer; si es más larga, es la quieta tranquilidad, de la disposición a en- deleite; si es permanente es felicidad” ( Sur le bon- sayar placeres desconocidos más que del ape- heur , Oevres philosophiques , II, p. 85). go a un círculo limitado de grati„caciones.

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Más allá de estas divergencias, el después del goce. Por ello el placer, cuando veneciano comparte con el €lósofo griego existe, es siempre puro; el dolor, por el con- la idea de que la €losofía tiene que servir de trario, suele venir mezclado con experiencias fármaco para reducir el sufrimiento y neu- placenteras” (S, I, 338). tralizar las tradicionales fuentes de angustia, Lo que en cambio le sigue inquie- como el miedo a los dioses y a los avatares de tando es el miedo por esa negación radical la fortuna. Nuestro autor considera del todo de la vida que es la muerte, el punto €nal de irracional el miedo a la divinidad, a su juicio cualquier experiencia placentera. No lo con- una instancia bondadosa ajena a la venganza, vence demasiado el argumento de Epicuro, que no puede no querer la felicidad de sus según el cual “cuando existimos no está la criaturas. Y entre las obligaciones que nos ha muerte, y cuando ella llega hemos dejado ya impuesto este Ser todopoderoso, se destaca de existir” 17 . En un pasaje revelador de las “la de procurar todos los placeres imagina- Memorias , Casanova anota que “el razona- bles, y de alejar de nosotros todas las penas”. miento me llevaba derecho a la melancolía, De esta forma la divinidad se transforma madre descarnada de aquella terrible idea en una instancia bené€ca y perfectamente que es la muerte, que no tenía el coraje de funcional, que orienta a nuestro aventurero mirar en la cara: una fuerza superior a mis en el camino del placer, le presta ayuda para fuerzas, que nunca he logrado vencer y nun- ablandar corazones reacios, le garantiza bue- ca venceré” (S, III, 864). Nuestro autor se na suerte en el juego, y le sugiere salidas ines- resiste a creer que “el alma vivirá libre y feliz peradas en momentos de crisis, desamparo o cuando la muerte del cuerpo la habrá libera- desespero. Casanova nunca duda de que Dios do del tiránico poder corporal”. Por eso mis- está de su lado; por esto la expresión sequere mo no se hace demasiadas ilusiones acerca Deum se transforma en su lema de vida. Con de una posible felicidad eterna. Para saber si un Dios semejante de su lado, el veneciano somos de verdad inmortales habría que pasar no tiene razones para acudir, como Fausto, a por la experiencia de la muerte, y Casanova un pacto con el diablo, seguro del amparo de pide que se le perdone “si no tiene mucha parte del poder divino. prisa por conocer una tal verdad” (S, I, 7). La La imagen de un Dios compla- inconformidad con el argumento de Epicuro ciente y de una providencia que vela por el depende quizás de la distinta manera de con- bienestar humano sirve también para reducir cebir el placer. Si lo pensamos en términos el miedo por un futuro incierto. Casanova de quietud y de ataraxia , la perspectiva de la

sabe muy bien que la incertidumbre acerca muerte no resulta demasiado traumática. Si 167 del mañana, y de los posibles males que nos en cambio se identi€ca el placer con la viven- pueda acarrear, acaba por estropear muchas cia positiva de estados de goce, la perspectiva veces los más intensos placeres. Y para evitar de la aniquilación de las sensaciones placen- este peligro utiliza, al igual que Epicuro, el teras resulta irremediablemente aterradora, argumento de la sustancial asimetría entre al igual que la del deterioro paulatino que placer y dolor: “cuando experimentamos el dolor, conservamos siempre la placentera esperanza de que se acabe pronto, y no nos 17 Un epicúreo del siglo XVIII como La Mettrie in- equivocamos, puesto que, por mal que nos tenta por igual mitigar este terror, comparando la muerte con la caída natural de hojas que “la tierra vaya, caemos pronto en un sueño profun- recibe benignamente en su seno”, o asimilándola do, con unos sueños alegres que nos llenan con un número vacío: “En la naturaleza de las cosas de calma y consuelo. Cuando en cambio la muerte no es nada distinto de lo que representa gozamos, no nos inquieta el pensamiento el número cero en la aritmética”. System d’Epicure , del sufrimiento que inevitablemente llegará Oevres philosophiques, I , ed. cit., pp.250-51.

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la precede. Casanova odia la vejez porque le mediada por la re%exión y la razón: “cuando huele a muerte. Por ello trata de cosechar en entra a funcionar la inteligencia, la satisfac- su juventud una suciente cantidad de pla- ción se transforma en placer, una sensación ceres cuya memoria le sirva de bálsamo para inexplicable que nos hace saborear la así los achaques de la vejez. denominada felicidad” (S, I, 944). El placer en sentido estricto constituye por ende un 4. Las bases antropológicas de privilegio de nuestra especie: “la razón nos esta ética hedonista . En consonancia con las permite prever, buscar y organizar el goce, y corrientes materialistas del siglo XVIII, nues- de volverlo además a saborear por medio de tro autor cuestiona la conciencia y el pensa- la memoria una vez que lo hayamos experi- miento como criterio último de certeza, al mentado” (S, I, 944). igual que el dualismo cartesiano entre res Más allá de esta diferencia cua- cogitans y res extensa . Al cogito ergo sum con- litativa entre vida animal y vida humana, trapone la apelación al sentir y la experiencia Casanova no deja sin embargo de reconocer viva del placer como argumento certero una profunda unidad entre todas las formas frente al escepticismo: “creo haber existido de vida, “una masa sin límite de vidas parti- porque he sentido; por consiguiente, estoy culares de otros seres que, por centenares de convencido de que no existiré más cuando ya millones, no hacen nada distinto que morir no pueda sentir más. Si después de la muerte y renacer, en una secuencia continua nunca seguiré sintiendo, encontraré el asunto muy interrumpida” 19 . divertido, pero me cuidaré de desmentir a En este breve cuadro de las pul- quienes pretendan convencerme de que estoy siones cabe destacar la función positiva asig- muerto” 18 . Por esto mismo se opone a la idea nada por Casanova a la re%exión, apreciada de un alma separada del cuerpo. Si es lícito como un recurso para enriquecer la sensa- hablar de ella, la única manera plausible es la ción placentera, más que como un obstácu- de concebirla estrechamente vinculada con lo para una satisfacción plena. Su función las funciones vitales de nuestro organismo. mediadora coincide con el papel mismo del De lo anterior se desprende la renamiento y de la cultura, que Casanova prioridad asignada por Casanova a las sen- no mira con ojos pesimistas. “El hombre que saciones y pulsiones. A su juicio, existen tres ama el placer y es al mismo tiempo capaz de grandes categorías de impulsos arraigados en pensar y razonar”, anota en las Memorias , todo ser viviente, relacionados con la necesi- “desdeña la glotonería, la lascivia y la ven-

168 dad de supervivencia, con el instinto de re- ganza brutal impulsada por la ira. Es un re- producción y con la necesidad de defenderse nado catador; cuando se enamora, necesita frente a los enemigos: “cada criatura del reino de la certeza de ser amado para poder gozar animal debe alimentarse, y para que este a plenitud; y cuando es ofendido, es capaz acto no tenga la apariencia de una mezquina de postergar la venganza para poderla gozar necesidad, la sensación denominada apetito mejor, preparándola a sangre fría” (S, I, 944). le procura el placer de satisfacerlo; debe tam- El tercer aspecto para destacar en bién conservar la especie por medio de una esta antropología losóca es la insistencia actividad sexual placentera […]; encuentra en la fuerza de las pasiones, que a menudo en n un insuperable deseo de destruir a sus desafían el gobierno que la razón pretende enemigos” (S, I, 943). En el caso de los hu- ejercer sobre ellas. Para Casanova, el análisis manos, la satisfacción de estos impulsos es desprevenido de la conducta humana parece-

18 “Prefazione riutata”, ed. cit., p. 48. 19 “Prefazione riutata”, ed. cit., p. 49.

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ría darle la razón a Hume, cuando el lósofo (2) Busca el placer como algo valio- escocés sostiene que la razón es “ministra de so en sí mismo, y no como un medio para #nes las pasiones” o se deja seducir por ellas (S, I, distintos. Actuar de manera distinta signi- 322). Más vale entonces evitar cualquier clase caría rebajar lo que tiene naturaleza de n al de dominio tiránico sobre la esfera pasional, status de bien condicionado o de simple me- a la larga infructuoso e incluso peligroso, dio. Fiel a este principio, Casanova no utiliza puesto que podría provocar la reacción vio- sus dotes eróticas como medio para escalar lenta de la naturaleza pisoteada. Esta reivin- posiciones sociales, obtener empleos, lucirse dicación del poder de las pasiones le sirve de en sociedad o vengarse contra terceros. Ni paso al veneciano para justicar las locuras siquiera planica la seducción con miras a en que incurre a raíz de sus arrebatos amoro- transgredir los códigos sociales imperantes, sos, mencionando a menudo el lema amare et incrementar su poderío o fortalecer su auto- sapere vix deo conceditur (sólo un ser divino estima. Simple y llanamente busca el placer, es capaz de amar sin perder la razón). Más y por esto mismo es capaz de entregarse al allá de este reconocimiento de la locura pa- goce de manera plena y desprevenida, “de- sional, Casanova aclara sin embargo que no jando los cuidados a la triste política”. por esto la conducta humana se resuelve en (3) Aprovecha las oportunidades de una respuesta mecánica a estímulos exter- goce que te ofrece el presente, sin sacri#carlas nos. Muy a pesar del azar y del poder de las en aras de un placer futuro. Ante la incer- pasiones, existe un espacio para la libertad, a tidumbre del futuro, más vale aprovechar su juicio una de las facetas más valiosas de la toda ocasión favorable que a lo mejor no se existencia humana 20 . vuelva a presentar jamás. Importa además evitar que el goce actual se vea afectado por 5. El decálogo de una ética del remordimientos o recuerdos de sufrimientos placer. De la concepción antropológica, de la pasados, o por angustias derivadas del miedo teoría de las pasiones y de los principios éti- por males futuros. “Dichosos los hombres cos esbozados en las obras del veneciano es que para gozar la vida no necesitan de la posible deducir un conjunto de normas para esperanza”, anota Casanova (S, I, 526) 21 . En la vida. la concepción del tiempo de nuestro autor el (1) No trates de contrarrestar, presente posee innegables ventajas frente a lo ni en ti ni en los demás, la tendencia na- que ya dejó de ser y al por-venir de lo que no tural al placer y a la felicidad. El irrespeto existe todavía, dos dimensiones que sólo ad-

de este principio supone la aparición de quieren valor en la medida en que el pasado 169 prácticas aberrantes, o el incremento de la asegura una reserva de buenos recuerdos, y el violencia, alimentada por la frustración y el futuro promete nuevas y originales gratica- resentimiento. ciones. Entre los brazos de mujeres ardientes y agradecidas como la pequeña Rosalie o la enigmática C. C., Casanova valora a ple- nitud el valor del carpe diem de su querido 20 Como bien lo anota Bozzola, Casanova cree rme- Horacio, siente que “en la vida no existe otra mente en la libertad, si bien no tiene muy en claro cosa verdadera distinta del presente”, y se cómo hacer compatible esta fe con la aceptación de un determinismo causal que regula la conducta humana. Hay que abonarle de todas formas el he- 21 “El hombre más feliz es el que conoce mejor el arte cho de que no utiliza el determinismo como pre- de hacerse tal sin violar sus deberes, y el más infeliz texto para justicar conductas reprochables. Cfr. A. quien ha elegido una manera de vivir que lo obliga Bozzola, Casanova illuminista , Modenese, Modena, a realizar cada día, desde la mañana hasta la tarde, 1956. melancólicas re"exiones sobre el futuro” (S, I, 944).

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entrega de lleno “a gozar del placer actual, huyendo las imágenes del pasado y las muy negras del porvenir, cargado de angustias e inexorablemente asociado con esa ultima linea rerum que es la muerte” (S, II, 799). No se trata por lo demás de concebir el presente como un momento efímero entre la nada de lo ya vivido y la ilusión de lo que viene a ser, sino como un estado de plenitud que se extiende apacible, como si el tiempo se detu- viese en una condición de goces tranquilos y placenteros. Como en el caso de la relación con la bella Henriette, y con muchas más: se acuestan enamorados, se despiertan más enamorados todavía, y así sin cesar por unos meses, “dichosos de experimentar la misma felicidad” (S, I, 659). (4) Saborea a plenitud los placeres a tu alcance, sin que los afecte el miedo a los dioses o el temor de la muerte . Ya vimos que para Casanova Dios es un socio bienhechor, más que un enemigo, siempre dispuesto a sacarlo de apuros, e incluso a modi!car las leyes de la probabilidad para garantizarle, en las situaciones más disímiles, una cantidad apreciable de mujeres hermosas dispuestas al amor. Él considera “monstruosas” las tesis de quienes le atribuyen a la Divinidad la vo- luntad perversa de fomentar el sufrimiento de sus criaturas” 22 . Dios no puede no querer nuestra felicidad, y se merece por ello nues- Regata en el Gran tro agradecimiento. Cuando Giacomo logra Canal (Venecia). evadir de la cárcel de los Piombi , una hazaña 170 El Canaletto. casi milagrosa, al ver el canal de la Giudecca vacío, sin góndolas, iluminado por los prime- ros rayos del sol, se siente inundado por una físicos y espirituales. Por esto mismo el cír- profunda conmoción, llora de felicidad “y culo virtuoso de las experiencias placenteras eleva el espíritu agradecido a Dios misericor- —relacionadas con las pulsiones eróticas y dioso” (S, II, 125). de supervivencia, pero también con la poesía (5) Cultiva los gustos más re"na- o la creación artística— se ubica en la esfera dos, sin reducir el placer a una simple descar- de la cultura más que en la dimensión pri- ga de pulsiones animales . Para Casanova la maria de la pulsión instintiva, en la deutera grati!cación tiene que involucrar la totalidad physis , más que en la naturaleza inmediata. de los sentidos y la totalidad de los placeres, La apuesta por la cultura supone mayores di!cultades, pero es inevitable en la medida en que el instinto por sí solo no es capaz de 22 “Prefazione ri!utata”, ed. cit., p.50. asegurar un auténtico placer. Para lograrlo se

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necesita el concurso de talentos, creatividad “He siempre amado a las mujeres hasta la locura y fantasía 23 . Los libertinos más renados, anota Casanova, “son capaces de padecer el — anota es sus Memorias — pero he siempre antepuesto hambre para saborear mejor un buen plato, mi libertad” (S, I, 794). Por esto el ritmo de la seducción de postergar el goce de amor para hacerlo más intenso, o de suspender una venganza se desarrolla en tres tiempos bien marcados, como en para hacerla más letal”. Por eso mismo nues- un concierto de Marcello: un andante grazioso para el tro autor aprecia los placeres “superiores”, acercamiento; un adagio appassionato para el goce; y un 23 “Como lo anotara La Mettrie, “a mayor espíritu, allegro o presto para la huida. mayor disposición al placer y al deleite”. La volupté , ed. cit., p. 207.

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Casanova pasó complemento natural de los más directamen- más de una sema- te ligados con el goce material: una evocación na en Les Délices , en la villa de Vol- poética, una pieza musical nostálgica o apa- taire muy cerca de sionada, una pintura sugestiva ensalzan y en- Ginebra, a discutir riquecen los juegos de amor 24 . En este sentido sobre cuestiones !losó!cas y teoló- Casanova habría cumplido a cabalidad con gicas. los exigentes criterios enunciados por Mill para desempeñar la difícil tarea de catador de placeres, y de guía espiritual para indicar los placeres cualitativamente superiores. (6) Aprovecha los recursos de la fantasía y de la cultura para alimentar la variedad y evitar el aburrimiento . Para el aventurero veneciano la vida es demasiado corta en proporción con la variedad de ex- periencias placenteras a nuestro alcance. Por esto la aceptación resignada de la rutina y de la repetición supone un desperdicio into- lerable, que impide apreciar la multiforme riqueza de la creación. En esto Casanova se encuentra en plena sintonía con su siglo que, como bien lo anota Ficara, “ha combatido antes que todo el aburrimiento, considerado a este principio, Casanova con!esa que “se la peor de las calamidades en la escala je- siente obligado a enamorarse cada vez de un rárquica de los males” 25 . De allí la necesidad objeto que se le presenta como nuevo” (S, III, compulsiva de multiplicar las técnicas eróti- 840), y evita en lo posible promesas de amor cas, y también de modi!car de vez en cuando eterno, “una promesa absurda que el hom- el objeto mismo de la pasión amorosa 26 . Fiel bre no debería hacer nunca, ni siquiera a la mujer más hermosa” (S, I, 311). El amor y el deseo se alimentan de la ilusión de la nove- 24 En Vaucluse Casanova llora en la tumba de dad 27 , un factor que explica a veces el interés Laura de Sade, recordando el amor por ella por mujeres no particularmente bonitas. El despertado en Petrarca, “el espíritu más pro- autor aprovecha de paso para defenderse de 172 fundo que la naturaleza haya logrado produ- las quejas femeninas acerca de la ancestral cir” (S, II, 765). Allí evoca los versos Morte bella parea nel suo bel viso , y celebra lo subli- inconstancia de los hombres: “tendrían razón me de un amor espiritual, en el que “el cuerpo si lograsen probar que cuando juramos !de- nada tuvo que ver”. 25 Op. cit ., p. 64. 26 “La pasión del libertino —comenta Galzigna— no 27 “Si todas las mujeres tuviesen la misma semblanza puede no ser sino pasión por lo múltiple, puesto y el mismo carácter —añade el autor— el hombre que le tiene pavor a la monotonía y a la uniformi- no sería nunca inconstante, pero tampoco se ena- dad. La fuerza, constancia y coherencia de su yo moraría. Tomaría una para satisfacer su instinto, y dependen de su capacidad de aceptarse a sí mismo la conservaría para toda la vida: el mundo mismo –y de ser aceptado por quien lo ama– como un Yo sería diferente. En cambio lo que nos domina es la múltiple, discontinuo, diferente en sí mismo”. M. novedad: sabemos que lo que las mujeres esconden Galzigna, “Gli psichiatri e il libertino”, en Storia es más o menos igual en todas, pero lo que nos delle passioni (a cura di S. Vegetti), Laterza, Bari, muestran nos hace creer lo contrario. Y es su!cien- 2000, p. 215. te” (S, I, 1086).

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lidad eterna lo hacemos con la intención de sufrimiento y la dicha de los demás. Entre los faltar a lo prometido” (S, I, 1093). aspectos más detestables de la vejez, el vene- (7) No pienses exclusivamente en tu ciano destaca el hecho de que ella “nos per- placer y esfuérzate por cooperar con el placer mite procurarnos placer, sin poderlo brindar ajeno . Esta máxima puede ser interpretada a los demás” (S, I, 326) 28 . en términos estrictamente utilitaristas, en Sin formularlo de manera explí- la medida en que el placer ajeno contribuye cita, Casanova actúa en consonancia con el a incrementar el goce de quien lo produce o postulado básico del utilitarismo, relacionado fomenta. Es lo que parece sugerir este paso con la necesidad de c ontribuir a incremen- de las Memorias : “He siempre preferido tar el mayor placer para el mayor número . postergar al máximo la culminación de mi Interpreta además en sentido literal la idea placer, también porque el goce de la mujer del mayor número, justo como lo harían los ha siempre representado para mí los cuatro san-culottes con la noción rousseauniana quintos del mío” (S, I, 326). Sin embargo,

muchos otros textos sugieren una solidaridad 28 La solidaridad con el goce ajeno parecería susten- desinteresada por parte de quien colabora Casanova conoció tarse además en este ulterior postulado: “quien personalmente a con la felicidad ajena, simplemente porque despierta los deseos tiene de alguna forma la obli- Luis XV y a Catali- experimenta una profunda simpatía con el gación de apagarlos” (S, I, 437). na de Rusia.

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de voluntad general. En este orden de ideas, idea de que “un esposo adquiera derechos de la ampliación del catálogo de amantes res- padrón” sobre su mujer (S, II, 868), y disfruta ponde a la toma en serio de su “vocación de de un placer adicional cuando logra socavar servicio” y a su compromiso por reducir las este dominio ilegítimo. Al comentar sus pla- frustraciones y el sufrimiento. La misma nes de seducción con M. M., el autor anota escritura de las Memorias responde al propó- que, en caso de tener éxito, “habría gozado de sito de incrementar el placer en los lectores un fruto prohibido, quitándole derechos a un de las generaciones futuras 29 . Nada extraño esposo omnipotente” (S, I, 945). también que ante una tarea tan desmedida (9) Trata de evitar las cadenas del nuestro autor acuda a criterios de e#ciencia: amor, para preservar tu libertad . Al igual que si con las mismas prestaciones es posible todo “respetable” libertino, Casanova trata satisfacer a dos o más a la vez, parecería cri- de evitar que la relación afectiva lo involucre minal conformarse con menos 30 . En el marco hasta el punto de que los caprichos, la resis- de este compromiso más general se inscriben tencia o la pérdida del objeto amado se trans- también las ya mencionadas preocupaciones formen en fuente de angustia y sufrimientos, pedagógicas de Casanova, siempre dispuesto o recorten su libertad. “He siempre amado a brindarle un “aprendizaje gozoso” al públi- a las mujeres hasta la locura —anota es sus co femenino más necesitado (S, II, 800). Memorias — pero he siempre antepuesto mi (8) No monopolices el objeto del libertad” (S, I, 794). Por esto el ritmo de la placer y muéstrate dispuesto a compartirlo en seducción se desarrolla en tres tiempos bien función de sus necesidades . Casanova parece- marcados, como en un concierto de Marce- ría convencido de que la apropiación privada llo: un andante grazioso para el acercamien- de toda clase de bienes viola las intenciones to; un adagio appassionato para el goce; y un del Creador, quien le hizo entrega a la huma- allegro o presto para la huida. Nuestro autor nidad en general —de manera colectiva y no le teme al matrimonio casi como a la muerte; individual— de los tesoros de la creación. Y “nada lo retiene por mucho tiempo, nada lo parecería darle en esto la razón a Rousseau, obliga […] y siempre hay mujeres listas para cuando el #lósofo de Ginebra sostiene que entrar en su vórtice magnético” 31 . el mal ejemplo ofrecido por quienes se atre- Es obvio que sus relaciones afecti- vieron a apropiarse de manera excluyente vas se parecen más al amour-goût de que ha- de bienes públicos habría desencadenado un bla Stendhal, que al arrebatador amor-pasión sinnúmero de atropellos, con&ictos y violen- de los románticos 32 . En ocasiones puntuales,

174 cias. Por eso mismo no está conforme con la como en su relación con Henriette, el vene- ciano se entrega de manera incondicionada, comprometiendo cuerpo y espíritu. En estos 29 “Este hombre escribe su historia para divertirse, casos, cuando la pasión trasciende el mero renovar los placeres experimentados por medio del goce erótico, nuestro autor habla “de la ne- recuerdo y para reírse de las penas padecidas ya cesidad de un amor verdadero y feliz” (S, I, desaparecidas. Escribe su vida cuando cree que ha 919), sostiene convencido que “no se puede terminado ya de vivirla”. “Prefazione ri#utata”, ed. amar a dos personas al mismo tiempo” (S, I, cit., p. 48. 968), o llega incluso a a#rmar que “los place- 30 El aprendizaje juvenil con Nanette y Marton es el res de Venus valen muy poco si no nacen de abrebocas de innumerables “tríos” o “cuartetos”, que se repiten con diferentes ritmos y modulaciones a lo largo de las Memorias . Es su#ciente mencionar 31 Ph.Sollers, Il mirabile Casanova , Il Saggiatore, Mi- la grati#cante experiencia con Lucrecia y Angélica, lano, 1999, p.16. y sobre todo con las monjas C. C. y M. M. 32 Stendhal, De l’amour , Gallimard, París, 1980, p. 27.

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dos corazones que se aman y entre los cuales Voltaire—, o con un desocupado del espíritu reina la más perfecta armonía” (S, I, 253). y un !lósofo de la super!cialidad, de acuerdo En otras palabras, Casanova no desconoce con las palabras de S. Zweig. Sin embargo, en la posibilidad de integrar en una rica expe- la medida en que ambos escriben sobre temas riencia humana erotismo y ternura, corazón !losó!cos y éticos, en el mismo marco de la y razón 33 . Pero por lo general sus amores edad de las luces, tiene sentido contrastar los se agotan en un conjunto de experiencias axiomas en que se fundamentan sus re%exio- placenteras. nes y las consecuencias que deducen de ellos. (10) En la búsqueda del placer no Empecemos por destacar las di- entregues nunca tu dignidad, ni perjudiques ferencias más protuberantes. En cuanto a la de los demás . Se trata del respeto por no- presencia física, la !gura imponente y avasa- sotros mismos y por los demás, que aleja el lladora del veneciano contrasta con la frágil peligro de utilizar las personas como !chas al y débil del alemán, a pesar de que la actitud servicio de una voluntad de placer o de po- ahorrativa y la dietética le aseguran a Kant der. Por lo general Casanova se mantiene !el más años de vida. El !lósofo de profesión a este precepto. Y cuando lo incumple, como permanece toda su vida en Königsberg, en el caso de la frustrante experiencia con la y conoce el mundo en calidad de “viajero Charpillon, paga duramente la “violencia de virtual”, a diferencia del !lósofo a!cionado respuesta” de una mujer que se burla de él de que recorre incansablemente los lugares más manera descarada. apartados de Europa. El primero se despide de este mundo con una escasa o insigni!can- 6. Una comparación con Kant . te actividad erótica, al tiempo que el segundo Si bien Casanova y Kant pertenecen a una es todo un maestro en el arte de la seducción. misma generación —el alemán nace un año En !n, la ética hedonista teorizada y prac- antes y muere seis años después del vene- ticada por el veneciano es cuestionada de ciano— los dos pensadores nunca se encon- manera radical por el autor de la Crítica de la traron. En sus correrías por los caminos de razón práctica . Europa Casanova pasó por Königsberg en su Más allá de estas diferencias, exis- viaje hacia San Petersburgo, pero no sintió ten de todas formas una serie de elementos la necesidad de visitar a un !lósofo en esa comunes: a) ambos se autoproclaman !ló- época todavía no muy conocido por fuera sofos y aprecian la época de las luces; b) los de Alemania. En cambio pasó más de una dos comparten una actitud crítica frente a los

semana en Les Délices , en la villa de Voltai- prejuicios, la credulidad y la superstición, y 175 re muy cerca de Ginebra, a discutir sobre parecerían incluso coincidir en una actitud cuestiones !losó!cas y teológicas. Una com- agnóstica en cuestiones relacionadas con el paración entre el veneciano y el alemán pa- más allá y los milagros 34 ; c) ambos logran recería un disparate, por las diferencias tan evadir, con diferentes motivaciones, las obli- marcadas entre uno y otro. Los partidarios gaciones del matrimonio, considerado por el de Kant podrían juzgar incluso irrespetuoso alemán como un obstáculo para sus investi- comparar el !lósofo del imperativo categóri- gaciones !losó!cas, y por el veneciano como co con un certain plaisant —como lo de!nió

34 “Para hacer un milagro debería yo violar el orden 33 M. Galzigna, op. cit , p. 220. A esta clase de amor de la naturaleza en el universo; no se me puede se re!ere el autor cuando anota que “la virginidad atribuir la capacidad de cometer una tal injusticia”, es un plato exquisito que se aprecia de verdad sólo sostiene Dios en el “Sueño de un cuarto de hora”. gracias a la divina sazón del amor” (S, I, 311). En Pensieri libertini , ed. cit., pp. 347-48.

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una condición incompatible con su libertad. estrategias para materializarlo, y del acervo Llama por igual la atención el hecho de que de conocimientos necesarios para asegurar los dos coinciden en considerar a la mujer satisfacciones placenteras a lo largo de toda como el objeto privilegiado del análisis lo- una vida. sóco, a pesar de que utilizan estrategias en- Una posible respuesta de Casano- contradas para lograr este comedido: el uno va a estas críticas se podría resumir en estas se conforma con conocerlas por medio de cuatro estrategias argumentativas: principios a priori , o a través de los libros; el a) No es cierto que la ética hedo- otro le apuesta en cambio al papel irrempla- nista carezca de obligaciones, ya que exige zable del conocimiento empírico por medio por igual la atención altruista al placer del de la experiencia, convencido de que sólo en otro y el deber de contribuir a fomentar la la interacción erótica las mujeres expresan mayor felicidad para el mayor número, más sin disfraces su verdadero ser; e) ambos se re- allá del interés meramente egoísta. conocen y auto proclaman como ciudadanos b) La reivindicación del instinto del mundo o cosmopolitas, a pesar del apego como una herramienta más segura que la a su tierra 35 . razón para asegurar la felicidad no merece Para los nes del presente trabajo mayores comentarios, puesto que ni el mis- importa de manera especial contrastar la mo Kant parecería tomarla en serio. De lo ética del placer profesada por Casanova con contrario, habría que denunciar un burdo la ética kantiana de la virtud, directamente desconocimiento de la naturaleza compleja y vinculada con la crítica del eudemonismo polifacética del placer. dominante a lo largo del siglo XVIII. Re- c) Lo que se deriva de la experien- cordemos brevemente los principales argu- cia es en realidad el conjunto de estrategias y mentos utilizados por Kant para cuestionar tácticas para incrementar el placer. En cam- la elevación del placer al rango de n último bio la valoración del mismo y la obligación del ser humano: a) la transformación de la de perseguirlo bien podrían ser consideradas búsqueda del placer en la tarea prioritaria de como unos principios a priori , universales y la conducta humana supondría la negación necesarios. del deber, puesto que el placer es algo que los d) El hecho innegable de que la seres humanos buscan de manera natural búsqueda del placer se transforma en una e instintiva; b) la razón se tornaría una he- tarea exigente, que sólo unos cuantos elegi- rramienta inútil, ante la evidencia de que el dos logran desempeñar de manera exitosa,

176 instinto parece asegurar la graticación de no signica tener que descalicarla a la hora manera más directa y segura; c) tendríamos de organizar nuestra vida en vista de unos que conformarnos con unos principios éticos nes valiosos. carentes de universalidad y necesidad, pues- Más allá de estas críticas, Casano- to que sólo la experiencia puede indicarnos va coincidiría con Kant acerca de la fórmula de manera atendible lo que se requiere para del imperativo categórico directamente rela- lograr una vida placentera; d) la autorrealiza- cionada con la dignidad y la autonomía. Al ción humana se transformaría en una tarea n y al cabo —le expresaría el veneciano al de difícil cumplimiento, a causa de las osci- lósofo alemán— he luchado toda mi vida laciones acerca del ideal de felicidad y de las por mi dignidad, para que me tomasen en serio a pesar de mi condición de bastardo. He

35 “Me sentía muy feliz de haber regresado a mi pa- luchado además para defender mi autono- tria, Venecia, que amaba como cada hombre ama la mía en cuanto a estilo de vida, estrategias de suya, en virtud del mayor prejuicio que exista” (S, I, autorrealización personal y medios para ase- 843). gurar la felicidad. Y en cuanto a la dignidad

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de género, he reivindicado una sustancial recientes criticado por el feminismo, poco o igualdad de derechos entre hombres y mu- nada entusiasta con los mitos de los grandes jeres, en contra de quienes pretenden perpe- seductores. Todos estos críticos registran tuar la dependencia e inferioridad femenina. con satisfacción el último acto de la vida de He sido en ello más coherente que el mismo Casanova en el in‚erno de Dux, considerado Kant, quien sigue contraponiendo la belleza un merecido castigo por una vida perniciosa de la mujer al carácter sublime del hombre. y desperdiciada. Más allá de estas críticas, cabe A manera de conclusión. Figu- destacar la calidad literaria de sus relatos. ra compleja y contradictoria, poco o nada Fascinado por la fuerza narrativa y el estilo conocida en proporción con el uso y abuso depurado de la Historia de mi vida , Paul que se hace de su nombre, la de Casanova Lacroix no dudó en atribuirla, en 1857, a la ilustra de manera paradigmática el esplendor pluma de Stendhal. De hecho le debemos a y la miseria del sujeto moderno, solitario y Casanova un retrato original del siglo mu- libre, desarraigado pero celoso de su falta sical y sensual en el que vivió (en el que se de compromisos, con‚ado en sí mismo pero gestaron las grandes revoluciones de la Mo- conciente de la precariedad de su existencia. dernidad) y de los hombres más in"uyentes Con su talante inconfundible, se diferencia en la política y en la cultura, muchos de ellos de otras ‚guras paradigmáticas del indivi- conocidos personalmente, como Luis XV, dualismo moderno: comparte con Fausto el Federico II y Catalina de Rusia. Si bien muy carácter nómada y la búsqueda incesante, pocos han tomado en serio su pretensión pero sin el afán por lograr el höchster Augen- de ser reconocido como un ‚lósofo, nadie blick , conforme como está con los placeres se atrevería a negar que el veneciano en- que la vida le va deparando; y si la obsesión frenta con coraje cuestiones cruciales de la compulsiva por las estrategias de seducción existencia. No nos brinda quizás soluciones pareciera acercarlo a don Juan, lo separan originales, pero nos ofrece a cambio un raro del impenitente seductor los móviles de sus ejemplo de coherencia entre teoría y praxis, conquistas, el deseo de goce más que el re- ciencia y vida. sentimiento o la venganza, y el trato sustan- Por encima de todo Casanova fue cialmente respetuoso frente a las mujeres. un espíritu libre, enamorado de la vida e A lo largo de los dos últimos siglos inconforme con los prejuicios y las ataduras Casanova no ha logrado dormir sueños tran- que pretendían someterla y reprimirla. Quie-

quilos, acusado de inmoralismo por parte ro concluir el ensayo con este himno apasio- 177 de la tradición católica, que le ha reservado nado a la libertad, incluido en el tercer tomo a sus obras un lugar de honor en el listado de sus Memorias : “No existen dudas de que de los libros prohibidos; cuestionado por su un alma noble no creerá nunca en no poder apego a los privilegios y prejuicios del anti- ser libre. Pero, ¿quién es verdaderamente guo régimen, por parte del marxismo; objeto libre en este in‚erno llamado mundo? Nadie. de sospechas por su dudosa sexualidad —¿un Solo puede serlo el ‚lósofo, a través de sacri- homosexual disfrazado?— por parte de psi- ‚cios que quizás no compensen aquel fantas- coanalistas y psiquiatras 36 ; y en tiempos más ma llamado libertad” (S, III, p.354). >

36 El diagnóstico formulado por el doctor Marañón habla de una indecisión sexual propia de un tipo morfológico eunucoide e hipogenital .

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