Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte ISSN: 1579-7414 [email protected] Universidade de Santiago de Compostela España

Díaz López, Juan David UNA CASA PARA EL VIAJERO. DEL ORIGEN DEL HOTEL AL CASO GALLEGO Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 14, 2015, pp. 127-145 Universidade de Santiago de Compostela Santiago de Compostela, España

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Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto UNA CASA PARA EL VIAJERO. DEL ORIGEN DEL HOTEL AL CASO GALLEGO 1

Data recepción: 2014/01/26 Juan David Díaz López Data aceptación: 2015/07/17 Universidade de Santiago de Compostela Contacto autor: [email protected]

RESUMEN Este trabajo explora el origen de la arquitectura del hotel de viajeros a la luz del concepto de casa y, por extensión, de la arquitectura residencial y privada, convocando diversas tipologías de vivienda unifamiliar y, especialmente, el edicio de viviendas que prolifera con la ciudad burguesa del XIX. Se plantea a modo de introducción de un caso particular, el gallego, en el que los primeros hoteles aparecen en el último cuarto de aquel siglo sin otra referencia que la imagen y funciones del caserío preexistente.

Palabras clave: hotel, vivienda, arquitectura, viajeros, Galicia

ABSTRACT This paper explores the origin of the architecture of travellers’ inns in relation to the concept of “home” and, by extension, residential and private buildings. These include different types of single-family homes and, in particular, the apartment buildings that are such a feature of the bourgeois cities of the 19th century. The paper is intended as an introduction to a specic case, that of Galicia, where the rst hotels appeared in the last quarter of the century with no other reference point than the image and functions of existing homesteads.

Keywords: hotel, housing, architecture, travellers, Galicia

Cualquier denición que demos de la prin- miento particular– aparece limitada a la deni- cipal acepción que hoy tiene la palabra hotel ción de modelos hoteleros mixtos, como el tipo pasa por señalar su condición de hospedaje por “castillo”, “súper lujo”, “condominio”, “bed & excelencia, donde hospedaje alude a la función breakfast” y otras fórmulas ligadas a la vivienda de alojamiento temporal abierto al público 2, vacacional, omitiéndose al clasicar ciertos esta- mientras que por excelencia señala no solo la blecimientos de estancia permanente e incluso calidad superior del servicio sino también su ca- los inmuebles reutilizados 4. rácter emblemático, antonomástico y de mayor Aunque pueda haber inconsistencias en el reconocimiento entre los de su clase 3. Por ello, esquema ofrecido, como de hecho reconocen es comprensible que, cuando Rutes, Penner y los autores por recurrir a categorías abstractas no Adams componen un árbol genealógico de las siempre excluyentes entre sí 5, se ponen de mani- variedades de hotel que hoy existen, tracen sus esto no solo la actual diversidad y complejidad precedentes a través de los antiguos caravasares en los establecimientos, sino también el prota- orientales, las mansiones romanas, las posadas gonismo que se da a la hostelería como monásticas, los hospicios, las fondas europeas y precursora del moderno hotel. Un protagonismo particularmente las inglesas, así como las casas que conrman los principales acercamientos a de posta y coach inns , variedades todas vincula- su historia, como el de Pevsner, que tras marcar das al servicio de hospedaje y por tanto dentro distancias entre el hotel y la inn –generalmente de la industria que hoy llamamos hostelería. Por puede traducirse como “fonda”–, inicia su re- su parte, la contribución residencial –el aloja- paso remontándose a varias de las segundas 6;

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o como Denby, que entre los caravasares y las meras ediciones del diccionario de la Academia inns reserva un apartado para las peregrinacio- Francesa, hôtel hace referencia principalmente nes medievales, donde el compostelano Hospital a una mansión o casa grande de una persona de los Reyes Católicos, convertido desde 1954 importante, mientras que solo secundariamente en hotel, se señala como un señero precedente signica una gran “maison garnie” –una casa de esta tipología 7. amueblada que se alquila total o parcialmen- te– 12 . Para esta acepción, que es la que más se Es precisamente un planteamiento tipológi- aproxima a la idea de hospedaje, se emplea en co el que fundamenta el estudio del hotel como ocasiones la forma compuesta “hotel garni”, entidad arquitectónica diferenciada, y ello es Juan David Díaz López David Juan que Johanna Schopenhauer aplica en 1787 a la especialmente patente cuando se acomete la ciudad balnearia de Bath (Inglaterra) 13 y que, por tarea de trazar algo parecido a una genealogía la misma época, aparece traducida al castellano de edicios. En este punto cobra sentido señalar, como “casa grande de posada, donde se reciben junto a los indudables antecedentes hospederos, los forasteros y estrangeros de qualquier calidad el papel jugado por la arquitectura de vivienda que sean, Príncipes y otros, para aloxarlos y dar- o residencial en la gestación y denición de las les de comer, si quieren” 14 . características especícas del hotel, sin perder de vista que las etiquetas tipológicas con que El punto de contacto entre la concepción englo bamos muy diversas aportaciones no son del hotel como alojamiento particular y privado sino categorías creadas como una herramienta de un aristócrata y su familia, por una parte, y de conocimiento, y no como un n en sí mis- como establecimiento público para el alojamien- mo 8. No se pretende pues contradecir la esencial to temporal de personas de diferente extracción naturaleza hospitalaria de la hotelería, sino más social, por la otra, se encuentra perfectamente bien de introducir una perspectiva complemen- retratado en el París del Consulado (1799-1804) taria que se apoya en muchos y variados ejem- y del Primer Imperio (1804-1815). Si bien el al- plos. En nuestro caso, nos interesa en primer quiler de casas en ausencia de sus señores es lugar como realidad que precede –y por tanto una fórmula que se registra con anterioridad, es condiciona– la aparición de los primeros hoteles la Revolución Francesa (1789-1799) la que da un en Galicia a nales del siglo XIX, y en segundo decisivo impulso al hôtel garni al apropiarse por lugar porque vemos instalarse el grueso de estos diferentes medios de los hoteles privados que establecimientos –sin excluir a los mejores– en habían proliferado en los barrios oeste y norte edicios de viviendas 9. de París en las décadas anteriores y transformar- los temporalmente en “maisons garnies” para proveer de ingresos a la nación o a un particu- Del hostel al hotel: los términos y sus im- lar. En el contexto de persecución de los ante- plicaciones riores ocupantes de estas residencias, la misma Al describir las relaciones de parentesco entre palabra hôtel es proscrita por sus connotaciones hotel y vivienda, debemos hacer una primera es- aristocráticas, y no reaparece en el Almanach du cala en la cuestión del origen de aquel término. commerce de Paris hasta 1802, donde designa Hotel, como es conocido, procede del francés “los establecimientos destinados a los viajeros”. hôtel, que antes de adoptar el acento circunejo Así, en ese mismo año se documentan entre los aparece escrito como hostel 10 . Denby señala que más “elegantes, grandes y conocidos” el Hôtel el uso del término en inglés con el signicado de Courlande, el Hôtel de la Grange -Batelière, el de “an inn, especially one of a superior kind” Hôtel de l’Empire, el Hôtel Mirabeau y el Hôtel data de 1765, para lo que se apoya en la misma du Prince de Galles (Fig. 1), a los que se suma el fuente que suministra a Pevsner varios ejemplos Hôtel de Richelieu en 1804. Se trata de estable- de uso de la misma época 11 . Pero no es el signi- cimientos lujosos y caros, frecuentados por un cado en inglés el que interesa señalar ahora, público de clase alta, y cuya conversión de hôtel sino el original del francés, pues en él estriba privé en hôtel garni no altera realmente la na- la conexión con la arquitectura residencial que turaleza del edicio: se produce prácticamente ahora exploramos. Según vemos desde las pri- “tal cual”, sin obras especícas, sencillamente

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del vecindario, donde cabe contar la inmigra- ción francesa 18 . Sea o no decisiva esta inuencia en la adopción del término, el hecho es que en Covent Garden “un hotel residencial de buena clase fue abierto en la vieja casa de Lord Archer en 1774, y durante los siguientes cien años o más Covent Garden gozó de una ahora olvidada popularidad como barrio hotelero” 19 . Nos interesa señalar aquí que la implanta- Juan David Díaz López David Juan ción del nuevo concepto de hospitalidad y de la terminología que la representa acompaña a una redenición de la forma de residir en la urbe,

Fig. 1. Hôtel de Beauvau, que opera como hôtel garni a princi- que dota a la vivienda –incluida la de clase alta– pios del siglo XIX bajo el nombre de Prince de Galles y actual- de un carácter transitorio que contrasta con su mente sede del Ministerio del Interior francés. Dibujo de J. B. tradicional visión como patrimonio familiar a Lallemand. Biblioteca Nacional de Francia. conservar. Este fenómeno, que se hará del todo patente en la ciudad burguesa del XIX, encuen- movida por una nueva urgencia de rentabilizar el tra sus primicias en estos diseños monumentales espacio privado, asumido por el huésped como de manzanas enteras donde, si bien la morada sustancialmente idéntico al suyo 15 . No obstante, sigue manteniendo su carácter individual y pri- existe ya la percepción de una nueva realidad vado, el trasiego de ocupantes a menudo no hotelera, descrita así en 1820: permite establecer una vinculación estable con un determinado apellido. Para el caso de Covent Les anciens hôtels, remarquables par leur Garden, es ilustrativa la historia que Jacobs ofre- magnicence, ne sont plus occupés par une seule ce de la casa “de Lord Archer” antes citada, en famille noble comme autrefois. On y loue des ap- el ángulo oeste de la plaza –43 de King Street–: partements garnis, on en fait des boutiques, on desde 1636 y hasta 1774 en que David Low es- cherche tous les moyens d’en tirer le plus d’argent tablece un hotel familiar que pasa por ser “el possible. Le bel hôtel du vieux maréchal de Riche- primero de su clase en Londres”, se contabilizan lieu est maintenant un hôtel garni et le célèbre pavillon d’Hanovre est converti en boutiques 16 al menos 8 “inquilinos” – tenants –, de los cuales el más famoso quizá sea Edward Russell, Conde En cuanto al traslado del término a la lengua de Orford, como recuerda actualmente una pla- 20 inglesa, Sandoval-Strausz apunta la posibilidad ca en la fachada (Fig. 2). de que la colonia francesa en Londres inuyese en el hecho de que “las primeras estructuras a las cuales la palabra fue aplicada en inglés fue- sen las casas porticadas del distrito de Covent Garden” 17 . Levantadas en la década de 1630, las elegantes terraces de la plaza a la italiana que proyecta Inigo Jones se destinan originalmente a residencia de aristócratas locales, entre los que se cuentan los miembros de la Cámara de los Lores. Una vez que decae su atractivo entre la alta sociedad, entre 1730 y 1760 estas casas se abandonan como viviendas particulares y pasan a ser adaptadas para nuevos propósitos, acordes con el carácter bohemio y lúdico que se había ido desarrollando al calor de la actividad teatral Fig. 2. Vista de Covent Garden, Londres. El 43 de King Street (ant. 42) es el edicio coronado por una peineta en la esquina del barrio: se trata de coffee houses, taverns y superior izquierda de la plaza. Grabado de Sutton Nicholls, hoteles que se nutren del carácter cosmopolita c. 1720. Biblioteca del Congreso de EE. UU.

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Si acudimos al término inglés por excelencia con que se designan los alojamientos de viaje- ros a nales del siglo XVIII –y aún hoy vigente–, hallamos un hecho llamativo. La palabra inn a que nos referimos ofrece, siglos antes, un pa- recido desplazamiento de signicado al de la palabra hôtel: en el idioma anglosajón del que proviene, signica “a dwelling, house, chamber, lodging” 21 , por lo que alude de manera general Juan David Díaz López David Juan al alojamiento o la habitación, con independen- cia de su carácter puntual o permanente. Este sentido se acaba perdiendo en el sustantivo in- glés, donde se hace mención expresa de su des- tino a viajeros –o bien a estudiantes en el caso particular de las inns of court –22 ; sin embargo, a mediados del XVIII aún encontramos en algu- nos diccionarios una acepción curiosamente fa- miliar: “el antiguo nombre de las casas grandes de los nobles, obispos, etc.” 23 . Hablamos proba- blemente de la punta del iceberg: residencia y hospedaje suelen aspirar al mismo concepto de hogar, y así se aprecia también en lenguas como el castellano o el portugués, donde la posada/ pousada –el más tradicional alojamiento públi- co– alude aún hoy a la “casa propia de cada uno donde habita” 24 , e incluso, señala Ford, “se apli- caba originalmente a las viviendas de las clases 25 Fig. 3. Bear and Billet Inn, en Chester. Acuarela de Louise altas” . Con este sentido, Borer señala para las Rayner, c. 1924. Wikimedia Commons. inns inglesas su acepción de “mansión” –¿pero no era una mansio en la antigua Roma sino la principal clase de hospedaje?–, y pone el ejem- de visita”. Es el caso del palacio Savoy, construi- plo de casas de la nobleza como la Warwick do en el siglo XIII justo donde hoy se levanta el Inn, town house londinense de los Condes de Hotel Savoy: los cientos de huéspedes que Pedro Warwick, donde en 1458 se aloja una comitiva II de Saboya aloja en él llevan a Borer a calicarlo de seiscientos hombres 26 . como “el primer hotel de Londres” 27 . También la historia de la hotelería británica En el ámbito rural, hay que señalar el papel de Borer –de carácter divulgativo– sigue el hilo atribuido a otra clase de caserones señoriales: las conductor de la historia de la hospitalidad, al manor houses. Borer dice de ellas que, durante punto de interesarse por cualquier hospedaje los siglos XIII y XIV, suelen dar acogida gratuita desde la misma romanización de Britania. Sin por una noche y que su tradición hospitalaria se embargo, cabe tener en cuenta sus referencias a maniesta incluso en ausencia de sus señores, casas nobles de diferente época amoldadas a la cuando la servidumbre se encarga de anunciar actividad hospitalaria, como la residencia de los su disponibilidad al viajero. Dyer por su parte Condes de Bath en Barnstaple, convertida en la señala que la apertura de estos lugares a los visi- Golden Lion Inn, o la del Conde de Shrewsbury tantes ha sido exagerada, aunque aún reconoce en Chester, donde se instala la también inn Bear una parte de verdad a juzgar por el control es- and Billet (Fig. 3). En cuanto a Londres, dibuja un crito que casas del siglo XIV llevaban sobre sus escenario de viviendas a disposición del viajero huéspedes, o los pagos que en realidad recibían pudiente en “las grandes town houses de la aris- los antriones, o que la acogida a indigentes tocracia [que] servían como hoteles para nobles fuese “costumbre” antes de 1350, o que aún

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 127-145 Una casa para el viajero. Del origen del hotel al caso gallego 131 en 1391-2 la comida consumida por forasteros hospedajes más grandes de Europa, el Dessin, en la casa de los Talbot representase un tercio que aunque varias fuentes denominan inn, se del total 28 . En cualquier caso, esto no cuestiona conocía como Hôtel de l’Angleterre y se con- el relato de Borer según el cual, a partir del siglo sideraba “equipado al estilo inglés” 33 . Y otro XV, esta clase de hospitalidad cede al desarrollo Hôtel de l’Angleterre, señalado como el primer de los establecimientos comerciales y de leyes alojamiento de esta clase en Copenhague, se que los favorecen, como la que en 1425 prohíbe instala en 1795 en una antigua mansión 34 : su a los viajeros alojarse con amigos, conocidos o doble alusión a Francia e Inglaterra como refe- en otros lugares que no sean “hostelleries, un- rentes hoteleros en la Europa del cambio de siglo less (...) they were persons of consequence, with y su condición de palacete reciclado en hospeda- Díaz López David Juan a great retinue” 29 . je señalan una última vez los ejes del apartado Si hemos destacado algunos antecedentes que concluimos. del ámbito anglosajón frente a otras variedades vernáculas, es porque en Inglaterra se fragua La nueva escala del alojamiento: la vida buena parte del cambio de modelo: los térmi- entre vecinos nos inn y hotel, en su origen asociados a una Si hasta ahora hemos relacionado nuestros realidad doméstica y privada en sus respectivas hoteles con palacetes, mansiones y town houses lenguas, en inglés pasan a aplicarse prioritaria- unifamiliares, a continuación vamos a poner el mente a alojamientos de carácter público, el uno foco en arquitecturas generalmente de mayor ceñido a los dominios de la Inglaterra medieval y tamaño o, como mínimo, abiertas a una mayor moderna, y el otro convertido en el referente in- diversidad de sus habitantes. Hablaremos de ternacional de la hospitalidad contemporánea 30 . edicios destinados a múltiples residencias in- Son los ingleses de clase adinerada, devotos dependientes, en especial cuando se conciben practicantes del Grand Tour, un agente capital con tal n: es lo que se llama genéricamente en la generalización del nuevo concepto de ho- edicio de viviendas, también denominado casa tel y, por extensión, en la aparición del turismo o bloque de pisos 35 –que incide en la multipli- moderno: desde nales del siglo XVIII, se va ha- cación de estos últimos para acoger diferentes ciendo palpable en el Continente un nuevo es- unidades domésticas–, de vecinos 36 –que señala tándar de comodidad ligado a la visión del hogar la multiplicación de las familias que cohabitan de estos viajeros 31 . Así se expresa Papworth en bajo un mismo tejado pero en diferentes depen- 1838 sobre la importancia que conceden al ho- dencias privadas–, o de apartamentos 37 –que gar al hablar de una villa del londinense Regent’s Park: enfatiza una alta compartimentación destinada a conciliar un elevado número de residentes con The desire to congregate about him in his el requisito de intimidad propio del hogar–. Se dwelling and domain all the means of domestic trata de un tipo en muchos sentidos connatural comfort, is a prominent feature of the character a la urbe, en tanto que población de alta den- of an Englishman; and he there lays up his chief sidad que tiende a compactar el alojamiento, y resources against the cares of life. His home is the por tanto no es extraño encontrar precedentes depository of his most interesting pleasures, the desde la Antigüedad, como las llamadas insulae anticipated enjoyment of which gives energy to romanas. his mind (...) 32 Pero el edicio de viviendas propiamente di- Principales consumidores de los mejores cho no comienza a ser un estándar urbano hasta alojamientos del momento, los ingleses se em- el siglo XIX, cuando se difunde en las grandes papan de la estética meridional, la importan ciudades del continente europeo. Entre ellas, sin masivamente a sus country houses georgianas duda París es la que con mayor empeño abraza y al tiempo la reejan en los nuevos hoteles, el nuevo modelo residencial, impulsado como cuyo comfort se opone a lo “no inglés”. En el seña de identidad burguesa y denido en su mismo puerto de entrada a Francia de los viaje- imagen externa a partir de zonas como la Rue ros británicos, Calais, se encontraba uno de los de Rivoli, que se urbaniza desde principios de

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siglo con proyecto de Percier y Fontaine 38 . Li- tizar una renta al propietario que alquila a varios mitado a la aplicación de un mismo diseño de individuos o familias, lo que sucede cuando aún fachada a toda la manzana –ya que el resto de las hotelleries dan una imagen bastante más rús- la construcción se delegaba en la iniciativa pri- tica que hotelera: “ne sont dans la plus grande vada 39 –, esta intervención entronca no solo con partie de l’Europe que des edices particuliers la tradición regularizadora francesa de las places qui n’offrent pas, pour la plupart, plus d’ordre, royales, sino también con los tanteos de “hábi- de commodité, de propreté que la majeure par- tats superpuestos” de las décadas anteriores 40 , tie de nos fermes” 47 . Por su parte, la denición dos aspectos que se proyectarán con fuerza en que hace Daly de estas casas décadas más tarde, Juan David Díaz López David Juan el París decimonónico 41 . cuando ya inundan París, nos evoca la imagen de Así, en la etapa del Segundo Imperio (1852- unos ocupantes nómadas, disociados del lugar, 1870), la casa de alquiler – maison à loyer – es que fácilmente conectan con cierto concepto de un fenómeno generalizado y consagrado incluso viajero : frente a la residencia permanente que como tema artístico. Edicio de viviendas orga- representan los hôtels privés, dice que las mai- nizado en pisos que se arriendan a diferentes sons à loyer son “destinadas al vulgo, es decir, a inquilinos, acusa inicialmente una marcada es- una multitud de huéspedes que se suceden día traticación social en altura, de modo que los tras día según las necesidades variables de tra- más pobres ocupan las buhardillas, mientras que bajo, de posición, de fortuna, habitado de arriba el primero o principal lo habita el propietario y el a abajo por inquilinos de clases sociales diversas, bajo se destina a tiendas. Estas jerarquías, que la extraños los unos para los otros”. Precisamente fachada delata en aspectos como la altura de- este punto de anonimato es el que le hace abo- creciente de cuerpos y vanos, se van suavizando gar por una sonomía más estándar o genérica conforme avanza el siglo 42 , lo que guarda cierto en contraste con la personalidad original que se 48 correlato con la unicación operada en la distri- le supone a la mansión privada . bución interna: frente a las antiguas distribucio- Varios de los primeros hoteles parisinos de nes “informes”, sin apartamentos propiamente talla internacional se inscriben en los estándares dichos, se impone la superposición de células de las nuevas casas de alquiler. Así se aprecia en idénticas –al menos en las plantas principales– su relación de espacios deudores de un mismo compuestas por tipos de estancia con un des- estilo de vida burgués –que por ejemplo expul- tino especíco –cocina, sala, dormitorio, etc.– y sa la actividad industrial del inmueble residen- separadas de las zonas comunes del edicio 43 . cial 49 –, y en su disolución en la manzana, deriva- No obstante, la novedad no es el apartamento da de un rígido reglamento de composición de en sí, sino la extensión a la vivienda ordinaria fachada que no hacía distinción entre vivienda y de un concepto que ya había sido reconocido hôtel garni. como distintivo de la tradición arquitectónica Es el caso del Hotel Meurice, un clásico cuyo 44 fran cesa . prestigio crece de la mano de los numerosos vi- La casa de alquiler, en francés conocida en su sitantes ingleses de la ciudad, que lo conocen al forma más desarrollada con el elocuente nombre principio como City of London Hotel. En su ubi- de immeuble de rapport 45 –inmueble de renta–, cación antigua del 323 de Saint-Honoré, donde es prácticamente el quid del modelo urbanístico se instala en 1818, llega a ocupar un conglo- especulativo que se desarrolla en los ensanches merado irregular de varios edicios que atravie- burgueses del siglo XIX, al permitir obtener un sa toda la manzana hasta llegar a Rivoli, donde alto rendimiento del solar tanto desde el pun- en 1819 anuncia haber abierto nuevos aparta- to de vista del lucro como de la concentración mentos 50 . No obstante, su imagen exterior es poblacional. Reconocida como tipología diferen- bastante regular y no parece desentonar con el ciada a nales del XVIII –por ejemplo, en la Lis- modelo ocial, al menos por su desarrollo decre- boa de Pombal o en Madrid 46 –, Durand, en sus ciente en altura: un cuerpo inferior con arque- canónicas lecciones de arquitectura de 1802-05, rías que acoge bajo y entresuelo, pisos primero, ya señala como su principal ventaja la de garan- segundo y tercero graduados en importancia y

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te hotelero 53 . Sin embargo, la anidad entre la organización interior de hoteles y viviendas aún puede verse ejemplicada en la descripción del Hôtel du Congrès, que funciona en Rivoli 44 desde 1822 y que será absorbido por el Meurice en 1846:

Une maison (...) consistant en deux boutiques au rez-de-chaussée sous la galerie (...) à l’entresol

une antichambre; une salle à manger, un salon, Díaz López David Juan deux chambres à coucher et un cabinet, cuisine et retour sur le palier de l’escalier; aux premier, deu- xième et troisième étages, un appartement com- posé d’une antichambre, salle à manger éclairée sur la cour, chambre à coucher avec alcôve et salon éclairé sur la rue; seconde chambre à cou- cher éclairée sur la cour, couloir de dégagement, Fig. 4. Anuncio del Hotel Meurice de París, ant. 1832. cuisine en retour sur le palier éclairé sur la cour; Publicado en J. J. Conway, Footprints of famous Americans in au quatrième étage un appartement composé Paris, J. Lane, London, New York, 1912. de même que celui des autres étages à l’excep- tion de l’antichambre; aux cinquième et sixième un último abuhardillado (Fig. 4). Este esquema étages plusieurs chambres de domestiques; dans 51 tradicional se aplica de forma más evidente y la cour, loge du portier, écurie, lieux d’aisance et monumental en su presente sede de Rivoli, zona pompe (...) 54 de la intervención original de Percier y Fontaine, donde se traslada en 1832: el hotel, entonces en Unos años más tarde, los nuevos hoteles de una casa de apartamentos que ya había estado París acusan ya el gigantismo que se atribuye al alquilada previamente, no se destaca en modo modelo americano 55 : se trata de grandes empre- alguno de las demás casas de la manzana, y solo sas arquitectónicas pensadas desde un principio muy posteriormente se recrece con dos plantas para absorber un ujo de viajeros que no para adicionales de mansardas 52 . Por supuesto, estos de crecer con el impulso del ferrocarril y de even- primeros hoteles ya hacen gala de espacios am- tos como las exposiciones universales. El Grand plios y ostentosos, especialmente en las zonas Hôtel du Louvre (1855), el Grand Hôtel (1862) comunes, como ya probaba el Meurice de Saint- y el Continental (1878) dan buena cuenta de Honoré pese a no ser un edicio especícamen- la consecución de una nueva escala en el alo-

Fig. 5. Grand Hotel du Louvre. Planta del primer piso. Armand, Hittorff, Pellechet y Rohault de Fleury, arquitectos, 1854. RIBA Library Drawings & Archives Collections, Victoria & Albert Museum, Londres.

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jamiento; pero una escala que corre en paralelo tipologías arquitectónicas –como las estaciones a la iconografía residencial, que aspira a colmar de tren– en pos de dotar de sentido a la nueva la calle convenientemente modulada en cada máquina hotelera. área urbana. Así, cuando el Hôtel du Louvre se Dada la enorme inuencia que tiene Inglate- proyecta para una enorme manzana con tres pa- rra en la denición del hotel, resulta paradójica tios y con largos pasillos entre hileras de habita- su resistencia histórica al edicio de viviendas, ciones, se establece un importante número de aún hoy patente 61 . Ya por rivalidad histórica –re- suites, cuartos intercomunicados que, de modo ferida incluso como “francofobia”– o por una diferente al apartamento, aún aluden al hogar particular cultura del espacio individual, unido Juan David Díaz López David Juan familiar 56 y que curiosamente disponen de aque- sin duda a una visión tradicional del hogar en lla ventaja que Durand enunciaba para las casas forma de detached house, el caso es que los co- de alquiler: la posibilidad de alquilar las piezas mentarios hacia la forma de vida de los parisinos del apartamento juntas o separadas según con- alcanzan niveles hirientes: algunos comentaris- venga 57 (Fig. 5). Pero es sin duda la composición tas victorianos deenden ideas como que “los del alzado, condicionado por la normativa de franceses se han acostumbrado a estar satisfe- Rivoli, la que pone al servicio de la imagen resi- chos con mucho menos que nosotros”, hasta dencial todo tipo de funciones, como demuestra el punto de ser difícil entender “cómo se las también el Continental, vecino del Meurice: su apañan con alojamientos tan pequeños”, pisos arquitecto lidia con “la imposibilidad de indicar que tienen “por regla general (...) no más de un exteriormente la intención general de la distribu- cuarto del espacio de nuestras casas inglesas”, ción del plan” 58 en un solar que, con la misma donde viven familias cuya idea de casa “apenas normativa, ya fuera previsto para sede de Co- rreos y luego ocupado hasta su destrucción por va más allá de un salón y un comedor” y que el Ministerio de Finanzas 59 (Fig. 6). Y fuera de “no se preocupan por la privacidad”, tanto en Rivoli, el Grand Hôtel apuesta por un incremento lo que respecta al interior de la vivienda como en las galas con la pautación del muro a base de en la relación con unos vecinos de clase social 62 pilastras compuestas, de acuerdo con el tono de diversa . la Plaza de la Ópera, de tal forma que, el a la Al margen de estos recelos y de la tardanza severidad horizontal de la calle de los Meurice, en la construcción de block of ats 63 , lo cierto Louvre y Continental, nos evoca el aire palatino y es que la ciudad de Londres no es ajena, ya de elegante de las fachadas residenciales de la Plaza modo planicado o espontáneo, a diferentes Vendôme. Que el Ritz se construya tras una de fórmulas multivivienda. De hecho, quizá la aso- ellas a nales de siglo 60 viene a reiterar que, pese ciación con los tenements obreros que se abren a que los antiguos espacios sean ya insucien- paso desde mediados del siglo XIX –con su va- tes para las nuevas necesidades, prevalece un riante hostelera en las Rowton Houses de nales apego a la tradición similar al que acusan otras de siglo 64 – puede tener que ver con el recelo de las clases acomodadas hacia la vivienda colecti- va. Al mismo tiempo, factores como la presión demográca y la carestía del alojamiento deben de tener su inuencia en la conversión de casas unifamiliares en improvisadas comunidades de vecinos 65 . En lo relativo a los hoteles, los primeros de Londres también vinculan su imagen a la del caserío residencial, por lo que la mayoría de las veces disuelven su función entre manzanas de casas de apariencia genérica y ordinaria. El panorama hotelero alrededor de 1840 lo testi- Fig. 6. Hotel Continental de París. Postal, c. 1900. Colección monia una singular colección de vistas urbanas del autor. publicada por J. Tallis, en las que se presenta con

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 127-145 Una casa para el viajero. Del origen del hotel al caso gallego 135 gran detalle el alzado de las principales calles 66 . de pisos prestándose a nales de siglo a la fun- Se contabilizan en el Londres de Tallis unos 80 ción hotelera. Es el caso del llamado Hyde Park hoteles, pequeños establecimientos para caba- Court, terminado en 1890 y convertido en hotel lleros o familias entre los que apenas destacan en 1900; o el Walsingham House Hotel, cons- unos pocos edicios, como el del Morley’s en truido en 1887 como edicio de viviendas y de- Trafalgar Square. Sin duda, la colección delata molido pocos años después para dejar paso al un inédito interés por la nueva modalidad de Ritz 69 , edicio este último que nos sugiere las fa- hospedaje y por su imagen dentro de la urbe, chadas de la parisina Rivoli y cuya última amplia- dada la destacada proporción de hoteles que se ción –2006– incorpora una aristocrática town representan en estampa aparte, como si de mo- house llamada William Kent House en alusión a Díaz López David Juan numentos se tratasen; sin embargo, la inmensa su arquitecto 70 . mayoría son casas discretas, empotradas entre Si Inglaterra inspira los primeros hoteles en medianeras, de volumen común y neutras en or- Europa, los Estados Unidos, que apuestan fuerte namento, que desde luego no aparentan una ta- por la tipología desde un principio, reavivan en lla superior a la de aquellos alojamientos que los la segunda mitad del XIX la inuencia anglosa- 67 ingleses presumían de haber exportado (Fig. 7). jona mediante un modelo basado en el gigan- Aunque el panorama londinense evoluciona tismo, la alta capacidad y la calidad de organi- en las décadas siguientes con algunos ejemplos zación y equipamiento. Respecto a la relación destacados –como los hoteles de estación–, aún entre el hotel y el edicio de viviendas, lo que en lloverán críticas sobre la oferta de la ciudad hasta el caso inglés calicamos de paradójico también 1880, cuando Dickens, pese a reconocer las me- es aplicable al estadounidense: un mismo apego joras que se habían producido, arma que “in a la casa unifamiliar y una misma defensa de los proportion to its size, London is still far worse valores del hogar tradicional guían a los críticos provided (...) than most of the great Continental de los nuevos hábitats apilados que se asocian or American towns”. En lo que toca al aspecto a la parte continental de Europa, mientras que arquitectónico, más concretamente tipológico, son las perspectivas progresistas, como la del fe- resulta llamativa la apreciación de J. Timbs de minismo, las que hacen una apuesta más clara que “a few private houses knocked somehow por la vida de hotel. Sandoval-Strausz resuelve into one have been thought a large and grand la paradoja a partir de una sencilla apreciación: hotel, for it is only within the last few years that “hotels were the rst practical purpose-built the obvious necessity which existed for construc- multiple dwellings in United States history”, lo ting a building specially for Hotel purposes has que le permite argumentar que los “hotels offe- been slowly recognised in this country” 68 . Con red the nation’s urbanites a new way to dwell by todo, llegado ese reconocimiento de la necesi- pioneering new architectural spaces”. Los hote- dad del edicio especializado, aún encontramos les americanos, tradicionalmente usados como alguno de los primeros e infrecuentes bloques vivienda por una amplia proporción de huéspe-

Fig. 7. Detalle de Haymarket según J. Tallis (1847). De izquierda a derecha, según el directorio que acompaña: 64, Wright, Anglesea Hotel; 61, Dubourg’s Hotel; 59, Dick, Blue Post Hotel; 58, Esden, Hotel de Paris. Se muestran juntas las secciones 2 y 3, que se representan en páginas distintas en el original.

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des, modelan de forma evidente el edicio de desde el rigor neoclásico a la explosión eclécti- apartamentos, que –al contrario que el tene- ca, se produce un efecto de normativización y ment obrero– suele excluir estancias como la co- estandarización derivado de la visión ordenado- cina del área privada, pues las faenas domésticas ra ilustrada, que se plasma en el desarrollo de se llevan a zonas comunitarias del edicio donde políticas de regularización de las fachadas 76 . De las atiende personal especíco. Es el caso del Ho- todas formas, en Madrid, esta idea de seriación tel Pelham de Boston (1857), pionero en su cla- del alzado aparece magistralmente plasmada en se que es solo una muestra de la aplicación del ejemplos tan tempranos como la Plaza Mayor, término hotel a edicios multivivienda 71 (Fig. 8). con la que “se inauguró en España una manera Juan David Díaz López David Juan Caso bien diferente es el español, donde se de vivir concentrada, en la que en una casa po- sigue en general la tendencia continental: el dic- dían suceder simultáneamente acontecimientos cionario de Madoz, editado entre 1846 y 1850, tan dispares como un nacimiento, una boda y un 77 ya apunta la proliferación en las principales po- velatorio” . En el capítulo de vivienda proletaria, blaciones de edicios más altos –hasta seis plan- que suele omitirse en las referencias que da el tas en algunos casos– en los que se multiplica el Madoz, no nos resistimos a dejar de mencionar número de viviendas 72 . Con la ley de arrenda- las tradicionales corralas, cuya organización en mientos de 1842, esta clase de edicio recibe galerías superpuestas en torno a un patio evoca un impulso capital que lleva a su generalización vivamente la típica de las inns inglesas, también en los ensanches burgueses de la segunda mitad ligadas en su origen con usos teatrales. de siglo, escenarios donde la vivienda se con- La zona de la Puerta del Sol de Madrid, vierte en lucrativa mercancía 73 . Pero la casa de donde proliferan los nuevos tipos de viviendas alquiler, lejos de ser una novedad, ya demuestra de alquiler que retratan con curiosidad autores su pujanza en la década anterior, cuando Larra como Mesonero 78 , tiene un interés especial en dice que “surgen de la noche a la mañana por lo relativo al hospedaje. Hasta mediados de siglo todas las calles de Madrid” con “más balcones no hay otra cosa que fondas en la cúspide de la que ladrillos y más pisos que balcones”. Su re- pirámide de establecimientos, si bien los testigos trato de las nuevas casas madrileñas plantea, de la época ya reconocen su inferior categoría como Daly unos años más tarde, la metáfora con respecto a los hoteles extranjeros. Por ello, del viajero, poniendo en boca de los caseros: deenden como preferible el alojamiento en ca- “apiñemos gente en estas diligencias paradas, y sas de huéspedes, donde el visitante encuentra vivan todos como de viaje” 74 ; nada raro, tenien- mayor amplitud y comodidad por un mejor pre- do en cuenta que los grandes inmuebles parisi- cio, pudiendo incluso valorar el ambiente fami- nos se tienden a clasicar como los vagones del liar; o en su defecto, animan al alquiler de un tren: de primera a tercera clase en función de piso o apartamento amueblado o vacío a poco aspectos como su lujo o situación 75 . Al exterior, que la estancia se alargue 79 : a tal punto llega la precariedad de alojamientos públicos en Madrid, sin duda heredada de lo que era común en los si- glos anteriores 80 . Las cosas comienzan a cambiar en la década de 1860, poco después de la remo- delación que dota a las fachadas de Sol de su actual uniformidad 81 . En 1864, se inaugura en esta plaza el que será “el hotel más elegante del siglo XIX en Madrid”, el Hotel París, que cuenta con promoción francesa y coincide con la aper- tura de la línea ferroviaria entre París y Madrid 82 . El valor que el hotel concede a su marco arqui- tectónico es evidente; sin embargo, su fachada, como la de otros de las inmediaciones, no busca distinguirse del conjunto (Fig. 9). En cualquier Fig. 8. Hotel Pelham, Boston. Fotografía de Alfred Stone, 1869. caso, más allá de la cuestión de las fachadas, la

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gués, normalmente entre medianeras, ya se trate de un gran bloque de alquiler –caso infre- cuente– o, en el extremo opuesto, de una casa modesta con bajo y dos pisos. En el primero de los casos encuadramos algunos de los estableci- mientos puntuales de los que sabemos a través de las noticias de los visitantes desde nales del siglo XVIII, incluyendo referencias a algunos es- tablecimientos de carretera, pero también case- Juan David Díaz López David Juan Fig. 9. Puerta del Sol de Madrid, ca. 1870. Foto de de J. Lau- rones o chalets urbanos no concebidos para dar rent. Al fondo el Hotel de París y a la izquierda el de Los Prín- alojamiento a una multitud de huéspedes. Por cipes. su parte, en el segundo grupo encasillamos la in- mensa mayoría de los primeros hoteles urbanos debilidad del elemento tipológico se demuestra gallegos, que muy raramente se valen durante en los mismos afanes por atajarla: por ejemplo, el siglo XIX de una arquitectura a propósito para en 1890, el Grand Hotel des Ambassadeurs, uno hotel y no tienen reparos en adoptar de forma de los importantes de la zona, presume de haber generalizada edicios preexistentes destinados sido “construido expresamente para hotel” 83 . a viviendas. Este fenómeno se acompaña de la ¿Cabría esperarlo de una iglesia, de un teatro o paulatina renovación del parque inmobiliario de una estación de tren? que promueve la burguesía y que, en última instancia, produce una paradoja aún vigente en Galicia: la fuerte implantación de la casa unifa- Galicia: de la casa al hotel miliar, coherente con el carácter rural del país, El objetivo de este apartado nal es intro- contrasta –como no sucedía en el caso anglo- ducir de manera concisa el panorama del aloja- sajón– con una fuerte asunción del modelo de miento en Galicia con la perspectiva desarrollada casa de pisos en los núcleos urbanos. hasta ahora, la del papel que juega la vivienda Un caso aparte es el de los hoteles de bal- en la denición del hotel. En primer lugar, se im- neario, fuertemente orientados al turismo y con pone reconocer un abrupto cambio de escala: predominio del edicio ad hoc, exento y de ta- luego de tratar los centros del sistema urbano maño mayor: son aspectos que los singularizan occidental, como es el caso de París y Londres, frente a los hoteles de viajeros y que motivan procedemos sobre una constelación de ciudades que los dejemos fuera de este trabajo. No obs- pequeñas, periféricas respecto a aquellos cen- tante, con ello no pretendemos minimizar los tros de inuencia y marcadas por una sociedad muchos aspectos que comparten con los hoteles eminentemente agraria, cuya carencia de una más propios de la ciudad, como su condición de mínima infraestructura hotelera hasta el último enclaves urbanos en un sentido amplio –arqui- cuarto del XIX diculta un seguimiento en para- tectónico y social, pese a refugiarse en la natura- lelo de la cuestión. Pero precisamente porque es leza– o su asociación a procesos de colonización de los polos metropolitanos de donde emanan cultural con notable participación anglosajona 84 . las nuevas ideas sobre el hospedaje y su imagen, no cabe sino asumir el desarrollo del hotel en La cuestión que nos interesa es así de senci- Galicia como un proceso de importación o de lla: ¿reconocen los viajeros un hotel –u hospeda- colonización cultural que comienza desde el mo- je afín– nada más verlo? ¿Hay en su arquitectu- mento mismo en que los viajeros foráneos con- ra, en su imagen, una mínima sugerencia de su traponen la realidad local con la de sus países función? ¿O solo un rótulo –si lo hay– y la propia de origen. actividad que se desarrolla en su interior le dicen al huésped dónde se encuentra? Al hilo de los apartados anteriores, tratamos en éste dos ámbitos: el de la casa propiamente En lo que toca a los alojamientos de nes del unifamiliar, con independencia de su tipología XVIII, nos vemos limitados a interpretar los tes- especíca, y el del inmueble de viviendas bur- timonios de los viajeros: no mencionan –ni tam-

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poco parecen esperar– elementos que distingan de alojamientos apropiados: en Fisterra, Borrow sus hospedajes como tales, ni en el aspecto vi- debe hospedarse en casa de un comerciante tras sual ni en el funcional, e incluso les atribuyen los la infructuosa búsqueda de una posada o venta, mismos defectos que al resto del caserío. Así, de que previamente cree haber encontrado en una las referencias que nos dan Adams, Southey o casa particular 90 . Humboldt en sus respectivos pasos por Galicia, En Galicia, como en el resto del Estado, la no podemos extraer una imagen concreta de los fonda –y no la posada– es la principal categoría establecimientos en que se hospedaron, pero sí hospedera urbana antes de la difusión del hotel. podemos gurarnos que no se trataba de edi-

Juan David Díaz López David Juan Al alcanzar la década de 1870, comenzamos a cios especiales o destacados, sino más bien de documentar una amplia nómina de estos esta- casas ordinarias que compartían con el resto su blecimientos 91 , los cuales, unos efímeros y otros carencia de comodidad 85 . No obstante, en algu- con proyección hacia el siglo XX, enlazan ya con nos casos, sí se puede deducir el carácter privado la aparición de los primeros hoteles. La falta de de algunos alojamientos, como el que Adams se espacio nos impide detallarlos aquí, pero sí po- ve obligado a tomar en Ferrol, “en la calle de la demos mencionar algunos casos representativos Madalena, junto coca, en casa de Pepala Boto- donde el edicio de viviendas sirve de marco neca”, en vez de una de las dos “taverns” exis- a su actividad. Así sucede en A Coruña con el tentes en la población 86 . Casos como éste, don- de un alto diplomático debe instalarse a disgusto edicio de San Andrés 75 (F. Domínguez, 1870), en una casa que ni pasa por tavern y con una por el que pasan varios establecimientos desde casera molesta pese a estar en uno de los princi- 1871 con denominaciones tan diversas como las 92 pales puertos de guerra del reino, dicen mucho de fonda, hospedaje, pupilaje o incluso hotel . de la oferta disponible al viajero. Adams plasma Como es habitual en esta época, la documen- el carácter doméstico con mayor detalle al salir a tación no hace mención expresa del destino a la carretera, donde se aloja en pobres casas que viviendas ni acompaña plantas del interior que ahora sí se detiene en describir: no se distinguen atestigüen un supuesto ajuste a funciones espe- de la de un labrador cualquiera 87 . Y otro tanto cícas, pero es en este punto donde conviene hace Southey, que repite características como subrayar la correlación entre iconografía de fa- la ausencia de chimenea y la convivencia en la chada y tipología edilicia: el encaje entre media- planta baja con el ganado, generalizadas en un neras, la multiplicación de los pisos en altura, la Camino Real donde la escasa promoción estatal regularización y ampliación de los vanos, las ga- de alojamiento fracasa 88 . lerías de los pisos altos y el énfasis del principal, todo ello con una piel cada vez más ecléctica, La ausencia de menciones a hoteles conr- caracterizan la casa burguesa que prolifera en ma la puntualidad del Hotel du Grand Amiral A Coruña al servicio tanto de una dignicación conocido por Adams en la Coruña de 1779, un artística de la vivienda como de su rentabiliza- albergue regentado por franceses donde aún ción vía alquiler. En este sentido, poco tiene de colea la acepción residencial de hotel 89 . Posadas hotelero el piso añadido que le proyecta J. de y fondas son las que hospedan a los visitantes de Ciórraga en 1894, al limitarse a reproducir el al- las ciudades gallegas durante la mayor parte del zado preexistente en lo que constituye una obra siglo XIX, pero las escasas señas que se dan de menor típica de la época 93 . su situación y aspecto obligan de nuevo a la de- ducción a partir de los testimonios de la época. Por su parte, Vigo también cuenta con una Borrow, por ejemplo, menciona en Lugo una po- nutrida nómina de fondas cuya imagen, a jui- sada que, al menos por ser “vasta”, destacada cio de Areal Alonso, no se diferencia de “otras en un promontorio, con bastantes habitaciones edicaciones destinadas a vivienda particular” 94 . y con un corredor abierto a modo de solana, no Las fondas compostelanas tampoco construyen se presta a colaborar en nuestro planteamiento; sus edicios a medida: así la Suiza, establecida sin embargo, las pequeñas poblaciones, espe- en 1878 en Conga 8 (M. Pereiro, 1872) o la Fe- cialmente cuando están fuera de las vías princi- rrocarrilana, que se muda a Preguntoiro 33 en el pales de comunicación, siguen acusando la falta mismo año (M. Prado y Vallo, 1867), son precedi-

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 127-145 Una casa para el viajero. Del origen del hotel al caso gallego 139 das por diferentes inquilinos y hasta conviven con paulatina estandarización y regularización de los residentes estables en otros pisos, como el pro- diferentes pisos o apartamentos empezando por pietario del inmueble, conforme al uso habitual 95 su imagen hacia la calle. Ejemplo de esta ten- (Fig. 10); incluso puede ser la fonda la arrenda- dencia es el citado edicio de la Ferrocarrilana dora, como la de Rey, en la Praza da Universidade santiaguesa, que en 1875 sustituye su propuesta 5, que en 1879 ofrece un piso “con su cocina de ático achaparrado, conforme al esquema tra- independiente” 96 , o la que opera en 1903 en la dicional, por un cuerpo más proporcionado con Rúa Nova coruñesa, que proyecta un piso especí- los restantes 100 ; o las múltiples intervenciones camente como “vivienda independiente para el destinadas a sobreelevar y regularizar viviendas arrendamiento” 97 . Pero más frecuente es que la antiguas, como las que afectan a la también Díaz López David Juan fonda sea un inquilino más, que peregrina por la citada fonda de Rey 101 o al edicio nº 1 de la ciudad llevando su marca a cuestas 98 , lo que en Senra –por seguir con Compostela– que procura bastantes casos explica la multiplicación de idén- parchear su irremediable aspecto rústico al tiem- ticos nombres en diferentes domicilios, o incluso po que acoge establecimientos como el Petit que la fonda contrate apartamentos adicionales Christián 102 . en otros inmuebles en función de la demanda 99 . Las características que se generalizan en el En paralelo al proceso de ornamentación, nuevo caserío van a resultar idóneas para los monumentalización e individualización, el edi- nuevos hoteles, que además de sintonizar con cio de viviendas bebe de la idea planicadora sus valores estéticos, ven facilitada la extensión de raíz ilustrada, lo que además de favorecer y seriación de su actividad. A nales del XIX y cierta unidad del conjunto urbano, incide en la durante las primeras décadas del XX, tanto los hoteles principales como los más modestos se instalan de manera habitual en edicios de vi- viendas y asumen por tanto su mismo lengua- je hacia la calle. Las más notables excepciones, como los hoteles ferrolanos de R. Ucha, no dejan de ser una conrmación de la segunda premisa, y otro tanto sucede con los Miño y Barcelona ou- rensanos (D. Vázquez-Gulías), cuya ambigüedad tipológica inicial –proyecto limitado al alzado de fachada y ausencia de mención explícita de des- tino– vuelve a evidenciar la ausencia de una con- cepción hotelera emancipada de los clichés re- sidenciales. Estos clichés se plasman a través de estilos diversos que pueden ir desde la sencillez de los coruñeses Continental (arquitecto desco- nocido, 1884) o La Perla (F. Domínguez, 1877), con su aire autóctono al que colaboran las gale- rías (Fig. 11), al vibrante eclecticismo neobarro- co del Moderno vigués (M. Pacewicz, 1897), de clara raíz francesa. Son los grandes bloques de viviendas los que mejor anuncian la evolución a la larga del hotel: Continental de Vigo (arquitec- to desconocido, c. 1865) y Palace de A Coruña (F. Domínguez, 1872), fundado el segundo más de 40 años después de la construcción, se con- vierten en protagonistas urbanos gracias al porte de sus respectivos edicios que, sin renunciar a Fig. 10. Edicio número 33 de Preguntoiro, Santiago de Com- postela, donde en 1878 se traslada la fonda Ferrocarrilana. la clásica jerarquía de cuerpos, se valen de una Foto del autor. inusual amplitud de solar para mostrarse como

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contundentes bloques de composición regular (Figs. 12 y 13). Exploran así, de manera pionera en nuestras ciudades, la posibilidad de un modo de alojamiento racional y seriado que dé salida a situaciones de alta demanda, pero su plasma- ción aún dista de ser eciente y convincente, lastrada por un saneamiento raquítico, la com- partimentación irregular, habitaciones interiores, etc. (Fig. 14) 103 . Juan David Díaz López David Juan En el otro extremo, tenemos las casas uni- familiares, que no dejarán de ser vistas como adecuadas para instalar nuevos hoteles. Dos buenos ejemplos del siglo XX son el santiagués Hotel España, fundado en una casona barroca

Fig. 11. Izquierda: anuncio del Hotel Continental de A Coruña, de la Rúa Nova en 1926 (L. A. Ferro Caaveiro, 104 1890. Tomado de R. Faginas Arcuaz, Guía-Indicador de La 1754 ); y el llamado Chalet Losada de Ourense, Coruña y de Galicia para 1890-91, Imp. de Vicente Abad, que pervive exento en medio de un solar urbano La Coruña, 1890. Derecha: anuncio del Hotel La Perla de A hasta la década de 1960 (Fig. 15). Pero quizá el Coruña, inaugurado en 1911. Tomado de La Coruña. Guía, planos y vistas, Imp. de Ferrer, Coruña, 1912. primer hotel gallego que adopta un caserón del XVIII es el Méndez Núñez de Lugo, que nace en la antigua mansión de los Gil, en la Plaza Mayor, en 1880, y no desaprovecha la ocasión de pre- sumir en sus primeros años de su lujo castizo, ni tampoco de la modernización, tiempo después, de sus vanos y alturas en los términos ya comen- tados. Al modo del Europa y el Francia coruñe- ses, integrados por pares de casas originalmente independientes, otros cuatro edicios vendrán a sumarse para completar la historia del Méndez Núñez, lo que nos evoca aquella antigua que- ja sobre los hoteles de Londres: “a few priva- te houses knocked somehow into one...”, dan Fig. 12. Vista del Hotel Continental de Vigo, ca. 1930. Tarjeta como resultado, como si del juego de monopoly postal. Colección Antonio Cancela. se tratase, un hotel 105 . En conclusión, comprobamos que, de los pri- meros hoteles urbanos gallegos –y aún de los que aparecen en las primeras décadas del XX– solo ejemplos puntuales se valen de un proyecto especíco, y el resto hace uso generalizado de arquitecturas destinadas inicialmente a viviendas o, al menos, la documentación no las distingue con otra calicación que la de “casa”. Por una parte, esto puede considerarse un síntoma de inmadurez tipológica, o incluso de precariedad e improvisación, al menos a la vista de la perso- nalidad diferenciada que ofrecen otras funciones urbanas, viejas y nuevas. Pero por la otra, resulta lógico que el alojamiento temporal se asocie con Fig. 13. Vista de la Casa Caruncho en el Cantón coruñés, que acogerá el Palace Hotel a partir de 1916. Grabado. La la iconografía de la casa, de la residencia estable, ilustración gallega y asturiana, 1879. como referente de familiaridad y bienestar, más

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Fig. 14. Proyecto de ampliación del Palace Hotel de A Coruña. Planta de distribución del nuevo piso. P. Mariño, 1924. Archivo Municipal de A Coruña. cuando la ciudad burguesa promueve un tipo de edicio “moderno, cómodo, preciso, tecni- cable y repetible” 106 , que dignica la morada al tiempo que se abre a la transitoriedad de los moradores, y que además es el principal agente estético de la calle y “protagonista indiscutible de la ciudad ochocentista” 107 . Solo cuando esta dimensión privada no baste de por sí, cuando el hotel comience a requerir una amplia dotación de espacios comunitarios más allá del comedor –apenas la única estancia de este tipo en los pri- Fig. 15. Chalet Losada de Ourense, ca. 1915. Tarjeta postal. meros casos gallegos–, se hará imprescindible el Biblioteca de la Diputación de Ourense. proyecto ad hoc.

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NOTAS history, Reaktion, London, 1998, pp. çois-espagnol: composé sur les diction- 15-16. naires des académies royales de Madrid 1 El presente trabajo se ha realiza- 8 J. Rivera Blanco, coord. (et al.), et de Paris, tome second, Chez C. A. do con el apoyo de una beca del Pro- Arquitectura y orden: ensayos sobre Jombert, 1786. grama de FPU del Ministe rio de Edu - tipologías arquitectónicas, Instituto de 15 AA. VV., Du palais au palace: des cación, Cultura y Deporte, así como CC. de la Educación, Valladolid, 1988, grands hôtels de voyageurs à Paris au en el marco del proyecto de investiga- p. 6: “el estudio tipológico, como pro- XIXe siècle, Paris Musées, Paris, 1998, ción Memoria, textos e imágenes. La cedimiento analítico, supone un útil pp. 20-23. recuperación del patrimonio perdido medio, un instrumento concreto de 16 Ibid., p. 20, citando a W. Playfair, para la sociedad de Galicia (HAR2014- vericación de los elementos regulado- La telle qu’elle est, et non la

Juan David Díaz López David Juan 53893-R), nanciado por el Ministerio res de la historia y del contexto. Es en France de Lady Morgan, H. Nicolle, de Economía y Competitividad y con este sentido –entre otros– en el que la Paris, 1820, p. 120. tipología puede y debe ser entendida: vinculación al departamento de Histo - 17 A. K. Sandoval-Strausz, Hotel: an sobre todo como vehículo de conoci- ria del Arte de la Universidade de San- American history, Yale University Press, miento, no como objetivo nal”. tiago de Compostela. New Haven and London, 2007, p. 6. 2 9 J. D. Díaz López, Fondas, hospe- Denimos hospedaje –en inglés 18 Ibid., pp. 6-7. lodging y en francés hébergement – daxes e hoteis da cidade da Coruña. A 19 F. H. W. Sheppard (ed.), “Gene- como la actividad de hospedar, es decir, denición dunha tipoloxía arquitectó- ral Introduction”, en Survey of London: de alojar a personas ajenas a la casa, nica (tesis de licenciatura, dirigida por Volume 36, Covent Garden, London llamadas huéspedes, generalmente a Alfredo Vigo Trasancos), Universidade County Council, London, 1970, pp. cambio de un dinero estipulado, por de Santiago de Compostela, 2011: 1-18 [Consultado el 30 de enero de lo que ofrece un carácter temporal este aspecto aparece resumido en el 2015 en: http://www.british-history. y comercial al que también alude la apartado de “conclusiones”. Puede ac.uk/survey-london/vol36/pp1-18]. palabra alojamiento en alguna de sus consultarse una copia de este trabajo 20 acepciones –ing. accommodation y fr. en http://bit.ly/HotelC R. Jacobs, Covent Garden: Its ro- logement –. Cfr. diccionarios generales, 10 Lo vemos como hostel, con el mance and history, Simpkin, Marshall, en especial los actuales de la RAE y la mismo signicado que posteriormente Hamilton, Kent and co. ltd., London, RAG. ofrece hôtel, en la primera edición del [1913], pp. 33-37. 21 3 Aunque de sobra conocido, cabe diccionario de la Academia Francesa J. Bosworth, voz “Inn”, en An señalar alguno de los muchos aspectos (Le dictionnaire de l’Académie françoi- Anglo-Saxon Dictionary: Based on the que lo acreditan, como el plano nor- se, dédié au Roy. T. 1. A -L, Vve J. B. Manuscript Collections of the Late Jo- mativo: el hotel ha sido considerado Coignard et J. B. Coignard, Paris, 1694, seph Bosworth, ed. Thomas Northcote la primera categoría hospedera en las p. 572). Toller, Clarendon Press, Oxford, 1898, sucesivas legislaciones españolas du- 11 Pevsner, op. cit., p. 172; Denby, p. 594. rante el último siglo, empezando por la op. cit., p. 26. Ambos autores hacen 22 Cfr. la voz “inn” en: T. Sheridan, Real Orden Circular de 17 de marzo de referencia a diferentes versiones del A General Dictionary of the English 1909, que ya lo citaba en primer lugar, Oxford English Dictionary. Language, J. Dodsley, C. Dilly, and J. y terminando por las leyes autonómi- 12 La primera denición que se Wilkie, London, 1780; W. Perry, The cas una vez descentralizadas las com- da de hôtel es “grande maison d’un Royal Standard English Dictionary, I. petencias sobre el turismo, como la Prince, d’un grand Seigneur, d’une Thomas & E.T. Andrews, Boston, 1788; 7/2011 de 27 de octubre “del turismo personne de grande qualité”, mientras J. Barclay, A complete and universal de Galicia”, en cuyo art. 56 los hoteles que “se dit aussi d’Une grande maison English dictionary, London, 1792; S. representan un grupo I por delante del garnie”. Por su parte, maison garnie Johnson, A dictionary of the English grupo II de las pensiones, ambos eng- se dene como “une maison meublée language, 10ª ed., London, 1792. lobados bajo el redundante epígrafe de qui est à louer en tout ou en partie”. 23 T. Dyche, W. Pardon, A new ge- “establecimientos hoteleros”. Relacionado con el término hôtel en su neral English dictionary, 11ª ed., C. and 4 W. A. Rutes, R. H. Penner y L. acepción de establecimiento de hos- R. Ware, London, 1760. Adams, Hotel design: planning and de- pedaje, existe el de hôtellerie, que se 24 Es esencialmente la misma de- velopment, Architectural Press, Oxford, dene como “maison où les voyageurs nición que la RAE da desde 1737 (cfr. 2001, pp. 4-7. Nos centramos en el es- & les passans sont logez & nourris pour Nuevo tesoro lexicográco de la lengua quema de la p. 4. leur argent”. Cfr. voces “hôtel”, “mai- española, Real Academia Española, 5 Ibid., p. 6. son” y “hôtellerie”, en Dictionnaire de consultado el 15-II-2015, http://ntlle. 6 N. Pevsner, A History of Building l’Académie françoise..., op. cit., edicio- rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle). Types, Thames and Hudson, London, nes de 1740, 1762 y 1798. 25 R. Ford, A Hand-Book for Tra- 1976, p. 169 y ss. 13 Pevsner, op. cit., p. 175. vellers in , and Readers at Home, 7 E. Denby, Grand hotels: reality 14 N. de Séjournant, voz “hôtel Cambridge University Press, 2011 (1ª & illusion: an architectural and social garni”, en Nouveau dictionnaire fran- ed. 1845), vol. 1, p. 22.

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26 M. C. Borer, The British hotel tels. An Architectural and Social His- 42 L. Hautecoeur, Histoire de through the ages, Lutterworth Press, tory, Chartwell Books, Secaucus, New l’architecture classique en France, A. Guildford, 1972, p. 19. Jersey, 1984, p. 38. Tras incendiarse el et J. Picard, Paris, 1957, t. VII, pp. 80, 27 Ibid., pp. 27-28 y 57. edicio original en 1795, el Angleterre 249-250. 28 C. Dyer, Standards of living in lo instala Gottfried Rau en la mansión 43 Loyer, op. cit., p. 48. del siglo XVII llamada Grams Gård, que the later Middle Ages: social change 44 J. M. Pérouse de Montclos, había sido de Friedrich von Gram. in c. 1200-1520, Cambridge L’architecture à la française: du milieu 35 University press, Cambridge, 1989, p. M. García Filgueira, Eclecticismo du XVe siècle à la n du XVIIIe siècle, 99. y arquitectura en la Galicia del siglo 2ª ed., Picard, Paris, 2001, p. 69: frente 29 Borer, op. cit., p. 28. XIX. La obra de Domingo Rodríguez a la suite de piezas alineadas a la ita-

Sesmero y Alejandro Rodríguez-Sesme- Díaz López David Juan 30 Ya nos hemos referido al signi- liana, se dene el apartamento francés ro González (tesis doctoral, dirigida por cado en inglés de inn en la nota 22. como “un groupement de pièces de Jesús A. Sánchez García), Universidade Respecto al de hotel, es interesante fonctions complémentaires, de di- de Santiago de Compostela, 2006, pp. hacer un seguimiento de su presencia mensions variables et parfois de plans 90-91, nota 423: cita a Giner de los en el diccionario de Johnson, uno de différents”. Ríos; H.-R. Hitchcock, Arquitectura: si- los más inuyentes en la historia del 45 Hitchcock, op. cit., p. 94: en- glos XIX y XX, Cátedra, Madrid, 1981, inglés: si bien la palabra hostel se toma tre los más antiguos immeubles de p. 212. En el original inglés se emplea prestada del francés a nales del siglo rapport , señala ejemplos de la década “block of ats”. XVIII con el único signicado de “an de 1830; Gravagnuolo, op. cit., p. 43: 36 inn”, no es hasta principios del XIX en García Filgueira, op. cit., p. ej. sitúa su predominio en la segunda mi- que aparece escrita hotel, sin la s –ya pp. 100 y 264; F. Quirós Linares, Las tad del XIX; C. Mignot, L’Architecture muda– ni el acento circunejo (Cfr. ciudades españolas a mediados del si- au XIXe siècle, Editions du Moniteur, Johnson, voces “hostel”/“hotel” en: glo XIX, Ámbito, Valladolid, 1991, p. Paris, 1983, p. 38, g. 50: relaciona 78 (nota 40), y pp. 61 y 66 con la va- op. cit., 1792; Dictionary of the English no obstante la urbanización de Rivo- riante “casa de vecindad”; L. Sazatornil language, in miniature, Joseph Hamil- li de Percier y Fontaine con “un type Ruiz, Arquitectura y desarrollo urbano ton, London, 1805; id., Boston, 1810; d’immeuble de rapport qui se forme à de Cantabria en el siglo XIX, Universi- id., William Brown, London, 1823; Paris au cours du XVIIIe siècle”. dad de Cantabria, Santander, 1996, Johnson’s English Dictionary, Cottons 46 En Madrid, la encontramos en- p. 158, que también emplea “casa de and Barnard, Boston, 1834). tre los ejercicios de la Academia: vid. vecindad”. 31 Aunque posterior, es ilustrativa por ejemplo A. de Vargas, Casa parti- 37 Sandoval-Strausz, op. cit., p. la opinión sobre el gusto “teutón”, en cular de arrendamiento según los usos 263 y ss.: el autor emplea “apartment especial inglés, de H. C. Shelley, Inns de Madrid (...) entre tres medianerías, building”, probablemente la denomi- and taverns of old London, L. C. Page prueba de examen para maestro de nación más extendida en el ámbito & Company, Boston, 1909, p. V: “For obras, 1789 (Real Academia de Bellas anglosajón. No obstante, aunque de all races of Teutonic origin the claim is Artes de San Fernando, fondo de dibu- uso común, el “apartamento” del ga- made that they are essentially home- jos arquitectónicos, A-1397, A-1398 y llego y del español de España ofrece el loving people. Yet the Englishman of A-1399). the sixteenth and seventeenth and matiz de remitir a un piso “pequeño” 47 J. N. L. Durand, Précis des leçons eighteenth centuries, especially of the (cfr. diccionarios actuales de la RAG y d’architecture données à l’Ecole Polyte- latter, is seen to have exercised con- la RAE). chnique, chez l’auteur et Bernard, Pa- siderable zeal in creating substitutes 38 J. Hernando Carrasco, “Arqui- ris, 1805, vol. 2, pp. 82-83 y 96. for that home which, as a Teuton, he tectura y urbanismo del siglo XIX”, en 48 ought to have loved above all else”. Historia del Arte. El mundo contem- C. Daly, L’architecture privée au dix-neuvième siècle (sous Napoléon III). 32 A. C. Pugin, J. Britton y W. H. poráneo (dir. Juan Antonio Ramírez), Nouvelles maisons de Paris et des envi- Leeds, Illustrations of the Public Buil- Alianza, Madrid, 1997, pp. 4-5: “por rons, A. Morel, Paris, 1864, t. 1, p. 16. dings of London, John Weale, London, vez primera, en esta remodelación, la 49 1838, vol. 2, p. 350. ciudad burguesa comienza a ser codi- Hautecoeur, Histoire... op. cit., cada”. 1953, t. V, p. 227: en las nuevas casas 33 Pevsner, op. cit., pp. 172, 178 y 39 de Rivoli se prohíben los trabajos que 191-92; Denby, op. cit., pp. 22-23. Es L. Benevolo, Los orígenes del requieran de martillo o de horno. el modelo inglés el que Ford contrapo- urbanismo moderno, Hermann Blume, 50 ne cuando evalúa los alojamientos de Madrid, 1976, p. 32. Du palais au palace... , op. cit., España: “there has been no demand 40 F. Loyer, Paris XIXe siècle. pp. 60-61. Véase plano p. 61. for those comfortable hotels which we L’immeuble et la rue, Hazan, Paris, 51 Loyer, op. cit., p. 210. [los ingleses] have taught the Conti- 1987, p. 50. 52 Du palais au palace... , op. cit., nent” (Ford, op. cit., p. 21). 41 B. Gravagnuolo, Historia del ur- pp. 60-61: el año de traslado se toma 34 J. d’Ormesson (et al.), Grand banismo en Europa, 1750-1960, Akal, de las pp. 62-65; el anterior alquiler Hotel. The Golden Age of Palace Ho- Madrid, 1998, pp. 39, 42-44. (1827-32) es aparentemente para vi-

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vienda y mantiene varios espacios para 62 D. J. Olsen, The growth of Victo- 76 R. Anguita Cantero, Ordenan- uso del propietario y su familia (p. 64); rian London, Batsford, London, 1976, za y policía urbana: los orígenes de la sobre su aspecto exterior, véanse vistas pp. 114-117. reglamentación edicatoria en España decimonónicas del hotel reproducidas 63 H. P. Clunn, London rebuilt, (1750-1900), Editorial Universitaria de en las pp. 65 y 69. De hoteles como 1897-1927, J. Murray, London, 1927, Granada, 1997, pp. 189-192. el Meurice o el Bristol, Hautecoeur pp. 272-273: señala las Albert Hall 77 A. Bonet Correa, “Las ciudades (Histoire... op. cit., 1957, t. VII, p. 323) Mansions, de 1881, como los primeros españolas del Renacimiento al Barro- dice que “ils étaient divisés en apparte- pisos construidos en Londres. co”, en Vivienda y urbanismo en Es- ments de deux à cinq pièces”. 64 H. P. Clunn, The face of London, paña, Banco Hipotecario de España, 53 Barcelona, 1982, p. 134. Du palais au palace... , op. cit., Phoenix House, London, 1951, p. 429.

Juan David Díaz López David Juan 78 El Observador, «Una casa en el p. 63: véanse los dibujos de Pugin que 65 Olsen, op. cit., 1976, p. 117: “a barrio de las Platerías», en Correo lite- representan el hall y un salón del hotel. large proportion of Londoners occu- rario y mercantil, nº 48, 31-X-1828; El 54 Citado en ibid., p. 67: arrenda- pied one or more rooms as lodgings in Curioso Parlante (R. Mesonero Roma- miento de Cottreau a Lesieur (1834). what had originally been built as sin- nos), “Las casas por dentro”, en Cartas 55 gle-family houses”; D. J. Olsen, Town Pevsner, op. cit., pp. 182 y 191: Españolas, cuaderno 59, 5-VI-1832. citando a Williamson, arma que “the planning in London: the eighteenth & 79 P. Besas, Historia y anécdotas de American hotel is to an English hotel nineteenth centuries, Yale University las fondas madrileñas, La Librería, Ma- what an elephant is to a periwinkle... Press, New Haven, London, 1982, pp. drid, 2009, pp. 89-118. An American hotel is as roomy as Buc- 108 y ss., esp. 111: se ofrecen algunos 80 V. Lampérez y Romea, Arqui- kingham Palace...”. Más adelante re- detalles sobre el desarrollo de tene- tectura civil española. De los siglos I al macha: “as for the sizes of European ments a partir de residencias unifami- XVIII, Saturnino Calleja, Madrid, 1922, hotels, it is worth remembering that liares en el Bedford Estate. tomo 2, p. 507: frente a las posadas even today [1976] hardly any come up 66 J. Tallis, John Tallis’s London de los caminos, “los alojamientos de to American scale”. street views, 1838-1840: together with lujo de las ciudades estaban en casas the revised and enlarged views of 1847 56 Ibid., p. 178: la suite se destina particulares, sin ninguna disposición (introduced and with a biographical es- preferentemente a familias y la habita- característica”. say by Peter Jackson), London Topogra- ción individual a hombres solos. 81 phical Society, London, 2002. J. Hernando Carrasco, Arquitec- 57 Durand, op. cit., p. 83. tura en España 1770-1900, Cátedra, 67 Recordemos aquí la conocida 58 Madrid, 1989, p. 457. Citado en Du palais au palace... , referencia de Ford (op. cit., p. 21) a los 82 Besas, op. cit., pp. 192, 208-209. op. cit., p. 134. alojamientos españoles de hacia 1840: 83 59 Hautecoeur, Histoire... op. cit., “... when the best in the country, [the Ibid., p. 195. 1953, t. V, p. 227. También Hôtel des inns] are only indifferent when compa- 84 Véase por ejemplo el caso del nances du Mont Thabor (sin rma), red to those to which Englishmen are balneario de Mondariz según lo expo- Service des archives économiques et - accustomed at home”. ne J. R. Iglesias Veiga, “Os xardíns do nancières, Ministère de l’économie, de 68 Citas tomadas de Olsen, op. cit., Balneario histórico de Mondariz a través l’industrie et de l’emploi [consultado el 1976, pp. 93 y 95. Véase también P. do tempo”, en Galucopis (Boletín IEV), 7-III-2015 en http://www.economie. Boniface, Hotels & Restaurants: 1830 nº 19, 2014, pp. 118, 136-153 y 167. gouv.fr/files/files/directions_services/ to the Present Day, H.M.S.O., London, 85 Díaz López, op. cit., pp. 38-39. caef/Documents/Expositions_virtuelles/ 1981, introducción, sin paginar. 86 J. Adams, The Adams Papers. ministere_ville/tha.html]. 69 Clunn, op. cit., 1951, pp. 195 Diary & Autobiography of John Adams 60 D. Watkin, “The grand hotel y 376. (ed. L. H. Buttereld), Atheneum, New York, 1964, vol. 2, pp. 406-407. style”, en Ormesson (et al.), op. cit., 70 M. Binney, The Ritz Hotel, Lon- 87 p. 20. don (Centenary ed.), Thames & Hud- Ibid., pp. 415-419. 61 En 2012, Reino Unido y Norue- son, London, 2006, p. 150 y ss. 88 R. Southey, Letters written du- ring a journey in Spain, and a short ga son los países de Europa con menor 71 Sandoval-Strausz, op. cit., pp. residence in Portugal, Longman, Hurst, implantación de la vivienda en piso, 263-283; P. Groth, Living Downtown: Rees and Orme, London, 1808, vol. 1, apenas un 15% del total de residen- The History of Residential Hotels in the p. 43 y ss. Indica que Floridablanca ha cias, mientras que España y en- United States, University of California levantado en Guitiriz una “casa muy cabezan la tabla con un 65%. Francia, Press, 1999, p. 52. por su parte, apenas supera el 30% buena diseñada para posada” que na- 72 Quirós Linares, op. cit., pp. (cfr. Eurostat, “Distribution of popula- die arrienda. 63-65. tion by dwelling type, 2012”, consulta- 89 Díaz López, op. cit., pp. 29-30. 73 García Filgueira, op. cit., p. 16. do el 7-III-2015 en http://ec.europa.eu/ 90 G. Borrow, The Bible in Spain, J. 74 eurostat/statistics-explained/index.php/ Citado por ibid., pp. 12-13. Murray, London, 1843, vol. 2, pp. 142- Housing_statistics). 75 Sazatornil Ruiz, op. cit., p. 175. 144 y 253-254.

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91 Para el caso coruñés, véase la AM1101, AM1128, padrones de habi- 103 Para las alusiones viguesas y co- catalogación de Díaz López, op. cit., tantes de 1875, 1877 y 1880 respec- ruñesas, véanse Areal Alonso, op. cit y pp. 175-204. tivamente, para las direcciones Conga Díaz López, op. cit. 92 Ibid., pp. 41 y 110-111. 8 y Preguntoiro 33. AM557, fol. 178 y 104 A. Vigo Trasancos (dir.), Galicia 93 Archivo Municipal de A Coruña ss.; AM555, fol. 255 y ss. y el siglo XVIII. Planos y dibujos de ar- (AMC), obras particulares, C-498-4. 96 Gaceta de Galicia, 26-XI-1879, quitectura y urbanismo (1701-1800), J. Á. Sánchez García, Faustino Do- p. 4. Fundación Barrié, A Coruña, 2011, pp. mínguez Domínguez y la arquitectu- 97 Díaz López, op. cit., p. 112. 780-81, cat. 1199. ra gallega del siglo XIX, Diputación 98 Ibid., pp. 51-52. 105 J. D. Díaz López, “O Hotel Mén- Provincial, A Coruña, 1997, p. 159: 99 Gaceta de Galicia, 6-VII-1904, p. dez Núñez de Lugo: memoria arquitec- este tipo de obras de sobreelevación 3: “el Hotel Suizo, la Vizcaína, Europa tónica dun pioneiro da hotelaría gale- Díaz López David Juan se documentan con frecuencia desde y Petit Christián, arrendaron tempo- ga”, en Boletín do Museo Provincial de mediados del XIX, como ejemplica el ralmente domicilios, que destinarán a Lugo, XV, p. 250 y ss. (en prensa). caso del arquitecto F. Domínguez en A hospedaje”. 106 J. M. Montaner, citado en An- Coruña. 100 AHUS, AM558, fol. 279 y ss. guita Cantero, op. cit., p. 192. 94 P. A. Areal Alonso, A Arquitec- 107 101 AHUS, AM559, fols. 263-266, A. Rosende Valdés, Compostela tura dos hoteis de Vigo no cambio de año 1877 (proyecto de A. Bermejo) y 1780-1907: Una aproximación a la ciu- século (1850-1950), Xunta de Galicia, AM564, fols. 17-21, año 1882 (proyec- dad decimonónica, Teólo, Consorcio Dirección Xeral para o Turismo, Santia- to de M. Pereiro). de Santiago, Santiago de Compostela, go de Compostela, 1998, p. 31. 2013, p. 217. 102 AHUS, esp. AM558, fols. 117- 95 Archivo Histórico de la Univer- 127, año 1872, y AM589, fols. 107- sidad de Santiago (AHUS), AM1090, 118, años 1909-10. Véase nota 93.

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