Pío XI y Álvaro Obregón. Relaciones a través de la Delegación Apostólica en México (1921-1923) Carmen José ALEJOS Facultad de Teología, Universidad de Navarra (España)
[email protected] Este artículo forma parte de un proyecto de investigación sobre la libertad religiosa en México durante los años 20 y 30 del siglo XX. Años convulsos sobre los que hay abundantes estudios y publicaciones. El objeto del presente trabajo es ofrecer docu- mentación inédita sobre las relaciones Iglesia-Estado, en concreto entre el delegado apostólico Filippi con el Presidente Álvaro Obregón durante los catorce meses de estancia de aquél en México. Es lógico que se note la ausencia de bibliografía más detallada, explicaciones más completas, pero no es el objetivo de esta publicación. Además, al ser un estudio parcial no es posible sacar conclusiones generales, pero sí permite descubrir algunos aspectos poco o nada conocidos hasta ahora. I. BREVE HISTORIA DE LA DELEGACIÓN APOSTÓLICA Las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede desde la Independen- cia en 1821 fueron difíciles. En efecto, después de la guerra, y durante los primeros treinta años la Santa Sede no envió un nuncio o delegado; en parte por las buenas relaciones que ésta mantenía con la corona española, y en parte por la inestabilidad de los gobiernos mexicanos que hacía un poco complicado establecer un entendi- miento. De hecho, el primer delegado apostólico de México y América Central fue el obispo Luigi Clementi, que llegó a México en 1851 y fue expulsado en 1861. El segundo delegado, Pier Francesco Meglia, estuvo en México del 26 septiembre 1864 al 1 junio 1865, durante el gobierno de Maximiliano.