Kadaré, El Sobreviviente 3 Casi Una Historia De Infancia 8 Menosprecio
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Kadaré, el sobreviviente 3 Casi una historia de infancia 8 Menosprecio y alabanza de Rusia 10 Recuerdos en la cámara blindada de Ángel Marcos 11 De la magia al consumo 12 Claves del futuro árabe 14 "El límite entre lo esotérico y lo banal es complejo" 15 El contradictor vocacional 17 Nombrar la muerte 19 Un puro antojo literario 20 "La inteligencia es catastrófica para la literatura" 21 El artífice de la identidad india 24 No hay un Bolaño menor 25 Moderna plaga de vampiros 26 Llegó el momento de inventar el libro 28 Los flamencos de al lado 30 Desarticulaciones 32 Hermafrodita 36 Etnobotánica: entre el olvido y la innovación 37 Cómo evitar el quirófano en la enfermedad coronaria 38 Llega Designpedia 40 La Habana Vieja: una tarea para toda la vida 41 Centros históricos: distintas ciudades, iguales problemas 43 La arquitectura del buen vivir 45 Astérix cumple los 50 47 Adam Lowe clona los claroscuros de Caravaggio 49 Irving Penn, fotógrafo 51 Google Flu, herramienta que permite conocer en tiempo real la evolución de la gripe 53 Los tesoros de Qatna salen a la luz 54 Descubren un friso esculpido hace 5.000 años al norte de Lima 56 Hallan en Líbano una gruta con frescos y estatuas de la época romana 57 El océano de Europa contiene suficiente oxígeno para albergar vida 58 "He rodado cincuenta películas, ya no le tengo miedo a nada" 59 Du Sautoy: "La Alhambra es un microcosmos de simetrías" 61 Un zumbido desvela los secretos de las profundidades de la Tierra 63 El coche es arte 64 Científicos relacionan el cáncer cerebral con la baja actividad física en la juventud 66 Mitos, capos y soldados 67 La isla urbana 73 Sistema de Infotecas Centrales Universidad Autónoma de Coahuila "En los momentos catastróficos se escribe mejor sobre el mundo" 76 Los bebés, entre la cuna y el diván 78 Intrusos 80 La bestia despierta 82 Buscando a Chopin se encuentra el pasado de Polonia 83 Gunter Grass festeja los cincuenta años de "El tambor de hojalata" en su pueblo natal 85 Identifican 93 lugares culturales del mundo cuya preservación corre peligro 86 Facebook lo sabe todo, incluso si somos felices 87 Siguen apareciendo tesoros entre los archivos del sótano de la Sade 89 Corrientes sin resistencia eléctrica observadas en un anillo no superconductor 91 El efecto túnel dinámico permite que un sistema cuántico evite los estados caóticos 93 Foucault, el filósofo inolvidable 94 "Por publicar, los autores son salvajes" 97 Darwin, entre nosotros 101 Opiniones sobre la crisis 104 Tanta limpieza nos debilita 105 El absurdo, aliado del intelecto 107 Trampantojos de acero y vaselina 109 La curiosidad del poeta 111 El significado último de una imagen 115 Autoengaño: la eterna compulsión a hacernos trampa 116 Leer ya no es lo que era 121 Las claves de Turquía 122 Un presente perpetuo 124 La fábula y su belleza 127 La alquimia de los signos 128 Alegato de Maalouf para salvar el mundo 130 Una lengua irreductible 132 Vientos del Este 134 El juego del conocimiento 136 Mapas de un mundo flotante 140 Maldita adolescencia 142 Conciencia ecologista 145 Herralde sube al cielo (en vida) 146 Una mirada a la crisis mundial 148 "Se acabó el derroche" 149 2 Boletín Científico y Cultural de la Infoteca No. 219 Octubre 2009 Sistema de Infotecas Centrales Universidad Autónoma de Coahuila Kadaré, el sobreviviente LOLA GALÁN 03/10/2009 La obra del premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009, compuesta por una treintena de novelas de trasfondo político escritas en su mayor parte en la Albania comunista, es una sorprendente afirmación de libertad interior. El accidente se publica ahora en España. Por Lola Galán Corrían los años setenta y el régimen albanés lanzaba su artillería pesada propagandística a través de Radio Tirana, la joya de la corona del dictador comunista Enver Hoxha. Pero la vida misteriosa y compleja de la capital albanesa tenía poco que ver con aquel triunfalismo radiofónico. La verdadera voz de Albania, la única destinada a perdurar y a seducir al mundo, estaba en las obras de un escritor de aspecto funcionarial, taciturno, vestido con sempiterna gabardina, llamado Ismaíl Kadaré. Un editor francés había descubierto al mundo la que sería la primera de una larga serie de excelentes novelas: El general del ejército muerto, el relato de la peregrinación por Albania de dos militares italianos con la misión de recuperar los restos de sus compatriotas caídos en ese país durante la II Guerra Mundial. "Quizás pudo más en mí la desilusión de ver que no se daban los pasos necesarios que la represión del régimen estalinista" "Para algunos, mi supervivencia era motivo de esperanza, para otros era un misterio del régimen" "No hay que burlarse del llanto de un país, porque nadie sabe lo que significa ese llanto" Traducida casi de inmediato a 30 idiomas, la novela mejoró el estatus de Kadaré en Albania. De tal forma que, durante décadas, pudo soportar sobre sus hombros el pesado entramado de controles del régimen, sin aparente dificultad, manteniendo sus novelas en el aire, como un consumado malabarista, resistiendo las presiones de quienes le pedían que fuera portavoz de la Nueva Albania, y de quienes le pedían que interpretara el papel de disidente. Formó parte de las instituciones comunistas, fue diputado, estuvo al frente de la unión de escritores, se benefició de una cierta protección personal de Enver Hoxha, y todo eso sin dejar de ser un escritor desafecto al régimen, un tipo en el que no se podía confiar, porque escribía libremente, sin atenerse a las 3 Boletín Científico y Cultural de la Infoteca No. 219 Octubre 2009 Sistema de Infotecas Centrales Universidad Autónoma de Coahuila consignas del realismo socialista, ni a las necesidades de la propaganda del Partido del Trabajo, deslizándose peligrosamente hacia el odiado cosmopolitismo. Podía hacerlo porque en una Albania aislada y remota -apenas 3,6 millones de habitantes, hoy- su fama internacional era un motivo de orgullo irresistible para el dictador, una coraza que le protegía de purgas y exclusiones. "Era una situación de lo más paradójica, es verdad. En el país estalinista por excelencia, era adorado por los comunistas, pero debido a esa cierta fama internacional, era admirado también por los burgueses del exterior. Para algunos, mi supervivencia era motivo de esperanza, para otros era un misterio del régimen", cuenta el escritor. Pero más paradójico aún era lo que nadie sabía. Kadaré mantenía una estrecha relación con un joven escritor, Bashkim, hijo de Mehmet Shehu, mano derecha del dictador Hoxha, quien le informaba de todo lo que se decía de él en las alturas del poder, donde se le consideraba un "agente de la burguesía". "No era una sospecha banal, que viniera de los militantes de a pie, que me criticaban, envidiosos, porque me gustaba Francia, y me consideraban un burgués, sino del propio dictador. Si había sobrevivido a esa sospecha, poco podían importarme las demás críticas". Kadaré lo cuenta instalado en un amplio sofá, en el salón de su casa de París, trajeado a su estilo, con chaqueta clara, sobre pantalón y camisa de un marrón chocolate. Nacido el 28 de enero de 1936, en la ciudad medieval de Gjirokastra, en el sur de Albania, tiempo atrás parte del Epiro del Norte griego, el escritor creció en medio de las convulsiones de un país, ocupado por los italianos, cercado por los alemanes, después, y finalmente, liberado por los comunistas locales. Nació musulmán, pero ese detalle pesó poco en su vida. "No soy religioso. Pertenezco a la secta de los bektashi, una escisión del islam muy tolerante. Comen cerdo, beben". Tras el largo paréntesis de ateísmo forzoso, en Albania han vuelto a florecer las tres religiones históricas, pero católicos, ortodoxos y musulmanes viven en paz. "Además hay muchos matrimonios mixtos, porque existe una mayor atracción erótica entre personas de distinta religión", apunta Kadaré, cuya esposa, Elena, es una ferviente católica. No fue la religión lo que dividió a su familia, sino la ideología. Su padre, un modesto funcionario encargado de distribuir el correo oficial, aunque perteneciente a una familia importante, pasó a ser un conservador, un reaccionario, mientras los tíos maternos, hijos de un terrateniente local, se apuntaron al Partido Comunista desde el primer día. "Yo no sabía con quién quedarme. Quería a mi padre, pero mis tíos eran gente interesante, tenían una biblioteca estupenda, sabían latín. Tenía ante mí dos mundos contradictorios. Y la familia era determinante en la actitud que uno iba a tomar después". La de los Kadaré era una historia perfecta para ser contada. Un relato agobiante que contrasta con el esplendor del París otoñal que asoma por los balcones del apartamento del escritor, que dan a los Jardines de Luxemburgo. Exiliado en Francia en septiembre de 1990, Kadaré vive desde hace una década a caballo entre Tirana y la capital francesa. Pero su apartamento parisiense tiene un inequívoco aire provisional. Como si el más famoso escritor albanés, premio Booker, premio Príncipe de Asturias 2009, candidato al Nobel y al Médicis, miembro de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas de París -a la que pertenecen también el Rey de España y el Papa-, se sintiera todavía un refugiado. Su exilio encierra, en realidad, una de las mayores paradojas de su vida. ¿Por qué permaneció en Albania durante los años más negros de la dictadura de Hoxha? ¿Por qué lo abandonó, precisamente, cuando se iniciaba una tortuosa transición? "Quizás, como ya he dicho, pudo más en mí la desilusión de ver que no se daban los pasos necesarios, que la represión del régimen estalinista", dice.