Informe Relativo Al Levantamiento De Los Planos Y Mensura De Los Terrenos De Las Minas De Esmeraldas De Propiedad De La Nació
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¡ ¡ 'l>.cpublica be (l!;olomb ía INFOll~IE RELATIVO Al LEVANTAMIENTO DE LOS PLANOS Y MENSURA DE LOS HRREN6S OE LAS MINAS OE ESMERALDAS DE PROPIEDAD DE LA NACION 18.9 9 BOGOTA Imprenta Nacional 175 B-CALLE 9- J75 B ~epublíca be C!i:olombía IN FO ll~IE RELATIVO AL LEVANTAMIENTO DE LOS PLANOS Y MENSURA OE LOS TERRENOS DE LAS MINAS DE ESMERALDAS DE PROPIEDAD DE LA NACION 1899 BOGOTA Imprenta Naoional 175 B-CALLE 9-175 B INFORME RELATIVO AL LEVANTAJ\IIENTO DE LOS PLANOS Y MENSURA DE LOS TERRENOS DE LAS ~IINAS DE ESMERALDAS DE PROPIEDAD DE LA N ACIÓN En cumplimiento de la éláusula 6. • del artículo l. o del contrato de fecha 17 de Septiembre el el año próximo pasado, q•1e celebré co n el Gobierno de la República, sobre mensura y levantamiento de planos de Jos tenenos de las minas de esmeraldas de Muzo y Ooscuez, tengo la homa de pasar á Su Señoría el pre sente informe, el cual, para mayor inteligencia, divi diré en tantas secciones cuantos sean los puntos en que deba ocuparme. HISTORIA La nación de los Muzos distaba unos 15 miriáme tros al Noroeste de la capital de los Muiscas, y tenía cerca de 69 miriámetros cuadrados de superficie, casi toda montuosa, húmeda y caliente. Dos cosas la ha cían, empero, notable: sus bellas esmeraldas y el valor indomable de sus hijos. El primer descubddor de sus minas fue el Capitán Juan Penagos, y su primer -4- reconocedor científico en 1764, el mineralogista D. José Antonio de Villegas y Avendaño, quien dl'SCU· brió la gran veta que había desaparecido, y arregló su laboreo. Antes de él, D. Francisco Tobar Al varado había regalado de estas esmeraldas un collar al Rey de España, compuesto de 25 piedras, cuyo valor se es· timó entonces en S 10,000. La cosmogonía de los Muzos era distinta de la de los demás pueblos salvajes de la Nueva Granada. Se gún ellos, una gran sombra de hombre llamado Are, y que venía de allende el río Grande (el Magdalena) se entretenía en labrar figuras de hombre y de mujer en trozos de madera, las cuales arrojaba luégo al agua para que se animasen, como se animaban .en efecto, saliendo de ella revestidas de carnB y de vida. Los Muzos no eran sabeístas, y los h ermanos hereda ban como esposas las viudas de sus hermanos. Casa· ban las mujeres á los 16 años y no las daban á cono cer á sus maridos sino hasta el instante mismo de empezar la ceremonia, la que era un poco dilatada. Castigaban el adulterio con ciertas farsas ridículas, y sobre otros puntos poca ó nimguna era la diferencia con las demás tribus salvajes. Antes de la conquista, los Muzos habían sido sub yugados por los Pauras, gente belicosa que habitaba entre los ríos Carare y Magdalena, y aun por los mis· mos Muiscas ; pero habían logrado también indepen dizarse, llevando SU:3 reales hasta Simijaca. Puede decirse que los Muzos eran de los indios más atreví· dos, más ligeros y más celosos de su libertad. Uno de ·Jos primeros Capitanes enviados contra ellos fué Luis Lancheros, quien tuvo que retirarse ron gran pér dida. A Lancheros siguió el Capitán Melchor Valdés, soldado brioso y de mucho ánimo, pero á quien cupo una suerte tan desastrada como á su precursor. Pe netró después en dicha tierra el Capitán Diego Marti nez, y no por Simijaca, sino por Furatena, nombre - 5- que significa vaTón y hembTa, y que es el de los dos montes de forma piramidal que están uno frente á otro sobre las opuestas orillas del río Minero. La bata lla se dio junto á Itoco, y los españoles quedaron ven cidos después de gran mortandad, sin otro resultado en la jornada que el descubrimiento el e las minas h e cho por Penagos, y las hazañas increíbles ele Martín de 011ate, quien peleó solo con un ejército de 3, 000 in dios, ya desmontado y herido, á fin de dar tiempo á los españoles para retirarse. Por último, cayó muerto, como era natural ; pero la fama de su valor será su mayor rllcompensa en las edades venideras. Toda la tierra firme estaba ya someticl a á España: los mismos terribles Panches habían pedido qub se fundase una ciudad en sus asientos (1) y los Muzos insistían en no someterse, auxiliados de sus confede rados los Saboyaes; mas aunque la Corona había prohibido emprender ninguna conquista sin su per miso, la Audiencia da Saut.afé mandó de nuevo al Capitán Ursúa. Venciólos éste, en efecto, en batalla campal, y fundó en seguida la ciudad de 'l'ndela, en recuerdo de su Patria ; pero habiendo abandonado inmediatamente la tierra conquistada por ir en busca del Dorado, premio ofrecido á su victoria, las cosas volvieron á quedar en el mismo pie que antes. No tardaron los Muzos en volver á levantarse, y el Capi tán Lancheros, Encomendero de Suba, pidió el mando de la expedición que debía someterlos. Diósele por la Audiencia, y ya más práctico que la primera vez, lo gró vencerlos después de varios encuentros en que los perros dE:> presa hicieron horribles estragos. Con este golpe desesperaron los Muzos de sn libertad, y aban donando la ti(lrra de sus abuelos buscaron asilo entre los Carares y Yaregüis, con los cuales se unieron des pués para hacer una guerra sin cmlsecuencia á sus (!) Villtta -6- tenaces enemigos. L<wcheros fundó luégo en terreno más sano que el de la destruida, Tuuela, la villa de la Santísima Trinidad de los Muzos, y pasó en seguida á Tunja (año de 1562) donde peredó de resultas de sus antiguas heridas. Los Muzos, como los Pauches y los Pijaos, fueron las únicas tribus que en la Nueva Granada supieron vender cara su libertad á los es pañoles. De los pueblos de indígenas La Chapa, Ahipí, Mizurcha é !toco, sólo quedan ligeros vestigios. En Mizurcha existe la pila del agua bendita; y en u u sitio llamado El Almendro, situado en todo el centro de la montaña, vive en una choza miserable, una anciana llamada Adriana Cabeceras, quien conserva una es tatua de madera de San Antonio, y me refirió que era de la iglesia de Abipí, donde hoy no hay sino bosque. Uon motivo del descubrimiento de las minas de esmeraldas, los españoles prestaron preferente aten ción á la Villa de Muzo: se ensanchó notablemente la ciudad; se fundaron Conventos, se establecieron órdenes religiosas, y se organizó el laboreo de las mi • nas por cuenta de la real Hacienda, hasta que en el año de 1703, en vista de que el rendimiento de las esme raldas extraídas en dos años fue valorado en Madrid, ·por los mejores lapidarios, en mil cuatroc:ientos cin cuenta reales de vellón, al paso que el costo ele su extracción había sido de seis mil quinientos pesos, y que se dio denuncio ele la negociación y extrac ción de esmeraldas hecha por particulares, se dis puso por real orden que se suspendiera el laboreo por cuenta de la real Hacienda, y que se arrendasen las minas en pública subasta, junto con las tierras y todos los adherentes del laboreo, lo cual se efectuó for mando los respectivos inventarios, haciendo los ava lúos y demarcación del globo de tierra que encerraba lo que hoy constituye el grupo de Muzo ó Mina Real. -7- Post.eriormente se descubrieron las del grupo de Coscuez, en las cuales se establecieron también traba jos, como lo demuestran los varios socavones que se ven en aquel cerro. Hay tradición en aquella región de que en el laboreo de Coscuez perecieron trescientos trabajallores por ·el desplome de u u socavón mal cons truido, sin que se hubiera podido prestar auxilio á los que vivos quedaron allí encerrados. Tal desgraciado acontecimiento hizo que se suspendiese aquel laboreo, el cual principiaba á organizarse nuevamente á prin cipios del presente siglo, cuando tuvo lugar nuestra emancipación política; con lo cual fueron definitiva· m ente abandonados los trabajos de aqut>l grupo, ha biendo continuado únicamente el laboreo del grupo de Muzo. LIMITES DE LA REGIÓN MINERA El artículo 2.' del Decreto Ejecutivo, de 14 de Di ciembre de 1871 , da los siguientes límites: " Por la quebmda de Sorquecito arriba, desde la boca en el río Minel'D, hasta el más alto filo en la se rl'anía de !toco, en la dirección de Quípama; el filo de dicha serranía, hasta ponerse en el punto más inmedia to á las vertientes de la q1tebrada Tambrías al Norte de la Salina de Pizarrá ¡ la quebrada 'l'ambrías, hasta su desembocadura en el río Minero, y este río, aguas arri ba, hasta la boca de la quebrada Sorquecito." J,a Salina de Pizarrá está situada al Occidente de la quebrada Tambr!as, y distante de ésta cuatro le guas, por lo cual deduzco que hay un error en la deli mitación anterior, error probablemente sacado de , .> plano que he visto de dicha región, el cual está muy lejos de aproximarse á la verdad. El error citado se subsana con suprimir de los linde ¡·os las palabras : al Nade de la Salina de Pizan-á. Hecha esta rectificación para prccisrtr los límites, -8- falta determinar el de la parte que va de los nacimien tos de la qnebrada Sorquecito á los de la Tambrías, única parte que no est{t demarcada por alguna línea natural bien conocida, como lo está el resto. La quebrada Sorquecito nace de la cuchilla de Chirchir ; sigui endo la dirección de esta quebrada se desprende otra cuchilla de la anterior, con direc ción general al Occidente, hasta dar al más alto filo de la serranía ele Itoco, y que se llama el cerro del Chapón, en la dirección de Quípama; del cerro del Chapón v u ~:: l ve dicha serranía h acia el Norte, pasando al Occi dente del Cormal y del cerro del Quipe hasta llegar al cerro clíll Llorón, que es el punto culminante más .inmediato á las vertientes de la quebmda Tambrías ; de aquí, en línea recta, al boquerón ele la quebrada Agua blan ca, que es el principal origen de la quebrada Tambrías.