Una Lectura De Cartas Cruzadas, De Darío Jaramillo Agudelo
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PROSAÍSMO Y GÉNEROS ÍNTIMOS: ENTRE EL DISCURSO ROMÁNTICO Y UNA IMAGEN DE NACIÓN UNA LECTURA DE CARTAS CRUZADAS, DE DARÍO JARAMILLO AGUDELO MELISSA SERRATO RAMÍREZ Requisito parcial para optar al título de: Magíster en Literatura Director de la investigación ÓSCAR TORRES DUQUE Maestría en Literatura Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, agosto de 2012 ¿A quién con más amor que a ti? Tú, la única que se puede dar por culpable de todo esto. Otra vez, y como toda mi vida, estas páginas van dedicadas a ti, madre. 1 No puedo dejar de manifestar mis más sinceros agradecimientos a Óscar Torres Duque, porque más que director de este trabajo o asesor de esporádicos, teóricos y académicos encuentros, fue un amigo en estos meses de conversaciones y discusiones, de muchos miércoles a las ocho de la mañana. Y a Darío Jaramillo Agudelo, porque su presencia en mi vida y en mis lecturas ha impedido que se convierta en un objeto de estudio o en una mano desconocida que sostiene una pluma. Por el contrario, ha sido guía y cómplice, gracias a que nuestras charlas, sus libros y sus temas han acompañado siempre a mis preguntas. 2 ÍNDICE Introducción ....................................................................................................................................... 4 Capítulo I - Inicios poéticos: un mundo, un país, una generación, varios nombres y un mismo desencanto ............................................................................................................................. 8 Capítulo II - Cartas cruzadas y su estructura epistolar: entre romanticismo y contemporaneidad ........................................................................................................................... 52 Capítulo III - El fracaso de un amor, una amistad y una nación ........................................... 121 Conclusiones .................................................................................................................................. 163 Anexos ............................................................................................................................................ 167 Obras citadas .................................................................................................................................. 174 Trabajos consultados sobre Cartas cruzadas y la narrativa de Darío Jaramillo Agudelo ...... 178 3 INTRODUCCIÓN La gente no perdía el tiempo, se aferraba a unas pocas casualidades y fundaba sobre ellas su existencia. Paolo Giordano, La soledad de los números primos ¿Tierno el amor? Es harto duro, harto áspero y violento, y se clava como espina. William Shakespeare, Romero y Julieta Cuando trato de hacer memoria acerca del origen de mi interés por la novela Cartas cruzadas (1995), del narrador y poeta colombiano Darío Jaramillo Agudelo se me aparece inevitablemente el recuerdo de una cierta emoción y fascinación por una historia que me sacudió no sólo la cabeza, sino también la piel. Y esa sensación, me lleva pronto a las páginas de Con la literatura en el cuerpo, del escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez, donde sostiene que todo lo que “uno sabe, aprende, olvida o crea, pasa por nuestro cuerpo. [Así] [n]o somos ideas sino cuerpos con ideas. Y por lo tanto no hay ideas que no vengan a nosotros cargadas de afectos” (17). Ese breve trayecto me lleva a concluir que la manera más precisa de describir la genealogía de las páginas que siguen es con el nombre de: “ideas cargadas de afectos”. Ideas que detonaron desde la primera lectura de la novela hace ya unos diez años, y que, confieso, sin pudor ni vergüenza, no me surgieron del análisis racional y concienzudo sino del goce entrañable y el feliz disfrute que me producía la lectura de la obra. Ideas que, intuyo, surgieron de una íntima y evidente sensación de afinidad y empatía con los temas de los que se ocupa el relato y de la forma en que su autor los aborda. Ideas que quedaron contaminadas de esa sensación de emoción que invade la piel ante la descripción de una imagen conmovedora o contundente que se fija en la mente. Ideas que revolotearon sin mayores pretensiones por mi cabeza de lectora entusiasmada. Por supuesto, esas dinámicas del todo emocionales, espontáneas y hasta caóticas han pasado por varios filtros y dos relecturas que ya no sólo se detuvieron en el encantamiento que me producía su letra, sino que también se detenían en la espina dorsal que la sostiene, en sus temas centrales, en sus voces, en sus contextos y en una serie de elementos que le dieron un cierto sentido de orden al estudio, a la aprehensión de la obra y, claro, a estas 4 páginas. Entonces, por tratarse de una obra extensa, decidí hacer durante la segunda lectura, lo que yo misma llamé, unos Rastreos de lectura; es decir, un compendio de los fragmentos más destacados de la novela y que clasifiqué por temas y voces, y que intuía que al momento de la escritura de la tesis, me resultarían muy útiles en términos de guía. Así, a medida que iba leyendo, iba creando categorías1 y transcribiendo apartes que fueran descriptivos de ellas; por ejemplo, hay una categoría denominada “Amor entre otros personajes”, que se refiere a otras visiones que proponen personajes diferentes de los protagónicos sobre el amor; entonces, allí se encuentra una cita de una mujer cuyo pseudónimo es Carlota, que según el relato del diario de Esteban, uno de los protagonistas, dice en la página 228: “Este abrazo —me dijo al llegar— es lo más parecido al amor que he sentido en muchos años”. El primer filtro que me sirvió para el estudio de la novela fue la definición y delimitación de qué era lo que más me atraía de la historia, para que ese fuera el punto sobre el que gravitara el estudio. Encontrar la respuesta no me llevó mucho tiempo, pues siempre me ha interesado pensar en la importancia, el peso y la resonancia que tiene el terreno de los afectos en la vida cotidiana, un campo del que los estudios literarios se han nutrido no sólo por la muy fértil materia prima con la que cuentan, pues, sin duda, el tema del amor y el erotismo ha ocupado a filósofos, trovadores, escritores y poetas desde que tenemos noticia del hombre, sino también porque los teóricos y críticos se han interesado en estudiar el tema amoroso que resulta cada vez más marginal en la sociedad contemporánea. Esos elementos hacían de Cartas cruzadas una novela muy interesante para un estudio crítico, pues ella aborda los movimientos del corazón con una suerte de prosaísmo; es decir, en su 1 Los Rastreos de lectura estuvieron compuestos por las siguientes categorías: Esquemas de los capítulos, lo que Darío llama “la estructura del sándwich”; trama, carta de Raquel, a la que yo llamaría también la carta de la hondura (Razón de ser de la carta, Anticipación del desenlace, Anticipación de acontecimientos), amor, encuentros íntimos – Sexo y sexualidad, amor entre otros personajes, relaciones que se tejen entre los personajes, Raquel Uribe Fernández, Juan Esteban, los Poemas de Esteban, la poesía, Luis Jaramillo Pazos, su vida en Nueva York, las familias de Raquel y Luis (Rafael Humberto Uribe (Rafauribe): papá, Ester Fernández: Mamá, Doctor Mariano Arroyo: Esposo de la mamá de Raquel, Claudia, Juana, Boris, María, Maximiliano Henao: Esposo de María, Doña Gabriela, el tío de Luis, Cecilia Jaramillo Pazos: Hermana, Pelusa: Esposo de Cecilia, la hermana de Pelusa), otros personajes (Irene Medina, Juan David Jaramillo o Doctor Probeta, Jurados de tesis: Profesor Márquez o Don Contra, Sanmartín o Don Pro y Germán López o Don Cura, Carlota), el uso de las drogas, el tráfico de drogas, los narcotraficantes y la violencia, la sociedad paisa, el país, la familia, condiciones sociales, literatura y escritura, época, homosexualidad, religión, cartas, referencias a escritores y obras, referencias a la música, referencias al arte, narración, nombres, Bogotá y otras. 5 construcción diaria desde dos planos: la amistad y el amor de pareja sin elevadas sublimaciones y atados a un contexto específico: la Colombia de los años setenta y ochenta. Eso hacía posible elaborar una aproximación a la obra desde el contexto en el que había sido creada, asumiéndola no como un cúmulo de páginas surgidas por azar y huérfanas de identidad e historia, sino como una producción literaria que respondía a unos antecedentes tanto de su época como de su creador. A ello se sumaba que su estructura estaba soportada sobre la base de dos géneros íntimos: la carta y el diario, que también han ocupado ampliamente a los críticos literarios, en la medida en que resultan particularmente atractivos por la significación que tiene el hecho de que al ser escritos en primera persona exploran las honduras del ser humano de una manera honesta y sin máscaras. Sin embargo, resultaba muy interesante y curioso que siendo una novela contemporánea, apelara a esos géneros que habían tenido su apogeo en el siglo XVIII, justo cuando el romanticismo se había impuesto con su renovadora visión del individualismo en un rescate de la subjetividad y el humanismo, y donde la poesía había tenido un lugar central, no sólo como producción, sino como valor vital. Todo ello también coincidía simétricamente con la configuración axiológica y emocional de los principales personajes de Cartas cruzadas, convirtiéndola así, a mis ojos, en un rica novela con tantos y tan significativos entrecruzamientos que era inevitable caer en la tentación de estudiarla. Como el tema del amor fue siempre el mapa de ruta que definió el camino que recorrí en esta investigación,