1 Consejo Pontificio Para La Pastoral De Los Emigrantes E Itinerantes Orientaciones Para Una Pastoral De Los Gitanos Índice Ab
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CONSEJO PONTIFICIO PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES ORIENTACIONES PARA UNA PASTORAL DE LOS GITANOS ÍNDICE ABREVIATURAS Y SIGLAS PRESENTACIÓN PREÁMBULO CAPÍTULO I. POBLACIONES NO BIEN CONOCIDAS, A MENUDO MARGINADAS Un largo camino El rechazo: oposición de culturas Una mentalidad particular Un gran cambio Una realidad que interpela CAPÍTULO II. SOLICITUD DE LA IGLESIA Alianza de Dios e itinerancia de los hombres Vida itinerante y perspectiva cristiana Catolicidad de la Iglesia y pastoral de los Gitanos CAPÍTULO III. EVANGELIZACIÓN E INCULTURACIÓN La evangelización orientada hacia la inculturación Purificación, elevación y plenitud en Cristo de la cultura gitana Interacción cultural CAPÍTULO IV. EVANGELIZACIÓN Y PROMOCIÓN HUMANA Unidad de la familia humana Derechos humanos y civiles de los gitanos Minoría particular entre las minorías Condiciones para un desarrollo integral Perspectiva cristiana de la promoción CAPÍTULO V. ASPECTOS PARTICULARES DE LA PASTORAL DE LOS GITANOS Aspectos específicos de dicha pastoral 1 Aproximación y modos de comunicación Pastoral sacramental Las peregrinaciones Los desafíos de la pastoral de los Gitanos Paso del recelo a la confianza De las distintas creencias a la fe Eclesialidad, ecumenismo y diálogo interreligioso La secularización CAPÍTULO VI. ESTRUCTURAS PASTORALES Y AGENTES DE PASTORAL El Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes Las Conferencias Episcopales y las correspondientes Estructuras Jerárquicas de las Iglesias Orientales Católicas El Episcopado y la pastoral para los Gitanos Posibles estructuras pastorales de jurisdicción personal El Promotor episcopal La Dirección nacional Las Capellanías/Misiones Los Capellanes/Misioneros Los Agentes de pastoral al servicio de las comunidades gitanas Las comunidades-puente Los Agentes de pastoral gitanos VOTOS FINALES --------------------------- ABREVIATURAS Y SIGLAS AAS Acta Apostolicae Sedis AG Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad Gentes CCEO Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium CD Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el oficio pastoral de los Obispos Christus Dominus CIC Codex Iuris Canonici IM Juan Pablo II, Bula de Convocación del Gran Jubileo del Año 2000 Incarnationis Mysterium 2 LG Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium PG Juan Pablo II, Exhortación Apostólica post-sinodal sobre el Obispo servidor Pastores gregis PL Patrologia Latina, Migne RM Juan Pablo II, Carta Encíclica sobre la permanente validez del mandato misionero Redemptoris Missio UR Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismo, Unitatis redintegratio -------------------------------------------------------------------------------- PRESENTACIÓN Con la Constitución Apostólica Pastor Bonus[1], Juan Pablo II confió al Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes la tarea de empeñarse para que «en las Iglesias locales se ofrezca una eficaz y apropiada asistencia espiritual, si es necesario, incluso mediante oportunas estructuras pastorales, tanto a los prófugos y a los exiliados, como a los emigrantes, a los nómadas y a la gente del circo». La Iglesia, por consiguiente, estima que los Gitanos necesitan una pastoral específica para su evangelización y promoción humana. Si tenemos en cuenta —por lo que se refiere al cumplimiento de esta tarea— sólo el reciente pasado, recordamos por su importancia el V Congreso Mundial de Pastoral de los Gitanos[2], realizado en Budapest en 2003 y organizado por nuestro Dicasterio. Dicho Congreso dio la oportunidad de ampliar y profundizar los aspectos teológicos y eclesiológicos de ese ministerio. Desde entonces, los Lineamenta del presente documento han pasado por las manos de expertos, incluso algunos Gitanos, Agentes de pastoral, Obispos y, naturalmente, de nuestros Miembros y Consultores. En fin, varios Dicasterios de la Curia Romana han examinado el texto y presentado sus observaciones, con el objeto de situar esta pastoral específica en el marco más amplio de la misión universal de la Iglesia. La necesidad de unas Orientaciones era evidente desde el principio de la obra de renovada evangelización, pero sólo ahora está maduro el tiempo para esta publicación. El Documento se dirige, en todo caso, no sólo a los que están interesados directamente —Gitanos y Payos— en este campo pastoral específico, sino también a toda la Iglesia (cf. Orientaciones 4). Aunque se refiere a los Gitanos (Rom, Sinti, Manouches, Calé, Gitanos, Yéniches, etc.), el Documento es igualmente válido, mutatis mutandis, también para otros grupos de nómadas que comparten condiciones semejantes de vida. En todo caso, el nomadismo no es la única característica de los Gitanos, porque muchos de ellos ahora son sedentarios, de modo permanente o semi-permanente. Hay que considerar, en efecto, su diversidad étnica, su cultura y sus antiguas tradiciones. Por eso los Pastores de las Iglesias locales de las naciones donde viven los Gitanos podrán encontrar una 3 inspiración pastoral en estas Orientaciones, pero tendrán que adaptarlas a las circunstancias, a las necesidades y a las exigencias de cada grupo (ib. 5). Quisiéramos, además, recordar desde ahora que son muchos los signos de una evolución positiva en la manera tradicional de vivir y pensar de los Gitanos, como el deseo creciente de instruirse y lograr una formación profesional, la mayor conciencia social y política, que se expresa en la formación de asociaciones e incluso de partidos políticos, la participación en las administraciones locales y nacionales de algunos países, la creciente presencia de la mujer en la vida social y civil, el mayor número de vocaciones al diaconado permanente, al presbiterado y a la vida religiosa, etc. Desde esta perspectiva, es consoladora la aportación, en las décadas pasadas, de la promoción social y de la pastoral específica, por parte de la Iglesia Católica, en particular gracias al estímulo de Pablo VI y Juan Pablo II. Con un orgullo colectivo, desde luego, los Gitanos asistieron, el 4 de mayo, 1997, a la beatificación del mártir español Ceferino Jiménez Malla[3], el primer Gitano que, en la historia de la Iglesia, ha sido elevado a la gloria de los altares (ib. 21). «Del nacimiento a la muerte, la condición de cada uno es la de homo viator»[4], afirmó el Siervo de Dios Juan Pablo II; y esto lo expresa, como un icono —lo reconocemos—, el tipo de vida de los Gitanos. Sin embargo, hay indiferencia u oposición hacia ellos: de los prejuicios habituales, se pasa a signos de rechazo que, con frecuencia, no suscitan reacciones o protestas por parte de los que son testigos. Esto ha causado indecibles sufrimientos y ha dado pábulo a persecuciones de las que ellos han sido víctimas, especialmente durante el siglo pasado. Esa situación debería, pues, sacudir las conciencias y despertar la solidaridad hacia estas poblaciones, mientras la Iglesia reconoce su derecho a tener una identidad propia, y hace lo posible por lograr una mayor justicia para ellas, respetando la cultura y las sanas tradiciones. Los derechos y los deberes, sin embargo, están vinculados estrechamente y, por tanto, también los Gitanos tienen deberes respecto a las otras poblaciones. Estas Orientaciones son, por consiguiente, un signo de la preocupación de la Iglesia por los Gitanos, que requieren una pastoral específica, atenta a su cultura, que, desde luego, debe pasar por el misterio pascual de muerte y resurrección. Eso es necesario también para todas las culturas. La historia universal de la evangelización testimonia, en efecto, que la difusión del mensaje cristiano ha estado siempre acompañada de un proceso de purificación de las culturas, considerado como una necesaria elevación. Por tanto, una defensa indiscriminada de todos los aspectos de la cultura gitana, sin las debidas distinciones y los relativos juicios evangélicos, no es oportuna. Purificación, en todo caso, no significa vaciamiento, sino también una cierta integración con la cultura circundante: se trata de un proceso intercultural (ib. 39). Por consiguiente, la reconciliación y la unión entre los Gitanos y los Payos llevan a una legítima interacción de las culturas. Además, la educación, la formación profesional, las iniciativas y la responsabilidad personal son requisitos indispensables para una calidad de vida digna para los Gitanos, elementos, todos, de promoción humana. Se debería promover, igualmente, en las comunidades gitanas, la igualdad de derechos de hombres y mujeres, eliminando toda forma de discriminación; dicha igualdad exige, además, el respeto de la dignidad de la mujer, la elevación de la cultura femenina y la promoción social, sin perjudicar el profundo sentido de familia presente en los Gitanos (ib. 40). En este sentido, cualquier 4 intento de asimilación de su cultura, y una disolución en la cultura mayoritaria, ha de ser rechazado (ib. 53). En este contexto, el Documento hace presente que si la introducción de proyectos de promoción humana es, en primer lugar, responsabilidad del Estado, puede ser conveniente e incluso necesario que la Iglesia participe con iniciativas concretas en tal sentido, dando espacio a los Gitanos como protagonistas. Pertenece a la misión fundamental de la Iglesia, en cambio, informar a las entidades públicas sobre las condiciones de estrechez de esas poblaciones, y al mismo tiempo hay que tener presente que «el desarrollo de un pueblo no deriva, en primer lugar, ni del dinero, ni de las ayudas materiales, ni de las estructuras técnicas,