Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: El visto por Sam Fuller

Autor/es: La Torre, José Mª

Citar como: La Torre, JM. (1993). El western visto por Sam Fuller. Nosferatu. Revista de cine. (12):12-17. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/40856

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Entidades colaboradoras:

Balas vengadoras (! Shot Jesse James, 1949)

El western visto por -, José María Latorre , i se creyera en las pala­ algo de verdad, puesto que Fu­ miran. No dicen nada. Se que­ bras de Fuller habría que ller sólo ha realizado cuatro dan de pie delante del bar. Es Sdecir que al viejo Sam westerns y, si la memoria no me un tratado sobre la estupidez nunca le ha gustado el western. engaña, únicamente ha colabo­ humana, ¿comprende? ¡Unos En efecto, al ser preguntado por rado con otros cineastas, dentro hombres que son incapaces de Jean-Louis Noames, en un anti­ del género, como adaptador de hacer otra cosa que mirarse a guo Cahiers, sobre su primer Retaguardia (The Command, los ojos!". film, Balas vengadoras (/ Shot 1954 ), un simpático western de Jesse James, 1949), Fuller fue caballería filmado por David Esto da pie para añadir una tajante en su respuesta: "El Butler. Por otra parte, cuando cuestión importante: para Sa­ westem en sí no me interesaba,· Fuller hablaba del western. era muel Fuller, el elemento más el género en sí no me gusta". Y para destacar uno que le gusta­ importante dentro de un film es a continuación pasaba a hablar ba especialmente, The Ox Bow tener como base una buena his­ de la historia que narraba en el Incident ("Incidente en Ox toria. Las tres cosas (desinterés film, destacando el hecho de Bow"; William A. Wellman, por el western como género, el que el asesino era el protago­ 1943), afirmando que si le gus­ aprecio por un film de "conteni­ nista (Fuller se refería a J ohn taba no era por la habilidad del do" como The Ox Bow Inci­ Ireland, que interpretaba el pa­ director sino por la historia: dent y la prioridad de la histo­ pel de Robert Ford, uno de los "¡Qué historia maravillosa!", ria a la hora de poner en marcha hombres que dispararon por la decía Fuller, "¡Hombres que la producción de un film) me espalda contra Jesse James). ahorcan a unos inocentes y parecen fundamentales en el Esa afirmación debe contener después descubren su error! Se momento de afrontar los wes- terns de Samuel Fuller o, ex­ dejaran hacerlo así). Todo el héroes, apostador por los mar­ presándolo de otro modo quizá mundo espera que él le diga ginados, apuntaba de paso una más preciso, el western visto que le ama, porque es una es­ idea temática que sería retoma­ por Samuel Fuller: el desinterés cena que ya se ha filmado por da y desarrollada en westerns por el género no debe entender­ lo menos diez mil veces, pero sucesivos filmados por otros se como un rechazo frontal sino ese hombre que se está mu­ cineastas: la consideración de como una renuncia a aceptar riendo en la calle murmura es­ que el personaje del gun-man, ciegamente algunas de sus con­ tas palabras: 'Siento haber o el perseguido, puede ser más venciones; lo que le gusta a Fu­ matado a Jesse'. Y mirándola a interesante que sus víctimas o ller del western son las situa­ los ojos, añade: 'Porque le sus perseguidores. (¿Es preciso ciones insólitas y los plantea­ amaba'. Mi película es la histo­ recordar los inicios de Fuller mientos originales; lo que Fu­ ria de un tipo que mata al como periodista especializado ller ha procurado siempre, tam­ hombre que ama. Osear Wilde en crónicas de sucesos?). "Hay bién dentro del western, es po­ dejó escrita esta magnifica un momento", decía Fuller, "en der filmar historias atractivas. frase : 'Cada hombre mata lo el que un muchacho dispara Es decir, Fuller ha realizado que ama'. Los críticos habla­ sobre John lreland porque éste westerns cuando hallaba una ron de que era un western ha matado a Jesse James. Des­ historia que le parecía intere­ adulto". de entonces lreland se ha con­ sante y no, como otros directo­ vertido en un hombre muy fa­ res, por costumbre o por sentir­ Primer film y primer western moso, pues ha matado al más se cómodo en ese género; y lo de Samuel Fuller, Balas ven­ famoso de los bandidos. El ha hecho aplicando aquel afo­ gadoras (que para su estreno muchacho le dispara y falla, y rismo expresado en Pierrot el en España ostentó el subtítulo él dispara sobre el muchacho loco (Pierrot le fou; Jean-Luc de "Asesinatos por la espalda") ignorando que se trata de un Godard, 1965) y repetido luego llama la atención por su insóli• crío. Por fin, éste grita agaza­ hasta la saciedad (por lo que to planteamiento dentro del gé­ pado en la oscuridad: 'No dis­ pido disculpas por volver a él), nero y por ser, con sólo ochen­ pare, ya no me quedan balas'. que decía: "Un film es como un ta y un minutos de duración, el Cuando obliga a salir al chico campo de batalla: amor, odio, de mayor "densidad" de todo el de la oscuridad, le pregunta: acción, violencia, muerte ... , en cine fulleriano -junto, quizá, '¿Por qué se te ha ocurrido dis­ una palabra, emoción". Se di­ con Casco de acero (The Steel pararme?'. El chico responde: ría, empero, que con esas pala­ H elmet, 1951)-. La originali­ 'El que le mate se convertirá en ::r::J bras Fuller estaba proponiendo dad proviene, sin duda, del en­ el tirador número uno de los : casi una definición del género, foque dado a la historia y de la Estados Unidos'. Dicho de otro L lo cual sólo sería relativamente toma de partido del realizador modo: se hará famoso". Y aña­ L cierto (son numerosos los wes­ (también guionista del film) en día Fuller: "A la F ox le gusló terns que no son "un campo de favor de un tipo de personaje tanto que incluso un tipo es­ batalla" y en los que no hay que hasta entonces había esta­ cribió una hiStoria basada "emoción"): lo que hacía Fuller do relegado en el western a un en esta frase: El pistolero era proponer un retrato de sí papel de comparsa o de segun­ (The Gunfighter,· Henry King, mismo expresando su concepto dón: el proscrito. Ambas cosas 1950). Pusieron a Gregory del cine, al que sobre todo le están estrechamente relaciona­ Peck en el papel principal. pide emoción. das. De hecho, la historia está Después se han hecho muchos planteada en función de uno de films sobre este tema. N o voy a Fuller resumía lo que era Ba­ esos personajes, Robert Ford, decir que yo sea la causa del las vengadoras diciendo: "Mi the man who shot Jesse James, nacimiento de todos esos films, película contaba la historia distanciándose de los habitua­ pero sí digo que si lo que yo del hombre que mató a J es se les tratamientos fílmicos del puse en el mío no hubiera teni­ James. La muerte de James es célebre asesinato, que solían do éxito no se hubieran servi­ una historia bien conocida por mirar más a la víctima que al do de ello tan a menudo. He todos y que ya se ha converti­ asesino -Tierra de audaces ahí algo que no me gusta: si do en una leyenda en el folklo­ (Jesse James; Henry King, hay que utilizar las ideas de re y en las sagas del Oeste. Al 1939)- y sin relación alguna alguien, que sea porque inspi­ final, cuando el asesino está a con el posterior La verdadera ran algo y no porque hacen punto de morir en los brazos historia de Jesse James (The entrar dinero en la taquilla". de la chica, balbucea que quie­ True Story of Jesse James; Ni­ re decirle algo (y eso es nuevo, cholas Ray, 1956). Fuller, a A los numerosos intereses te­ estoy muy contento de que me menudo portavoz de los anti- máticos e históricos que tiene el film de Fuller dentro del ller: "Como mi film era la este film ", explicaba Fuller, "es western habría que añadir, historia de un asesino, yo un western pero no es un wes­ como ya he señalado, su gran quería que se viesen bien los tem, sino una historia basada densidad, a la que tal vez no rostros (. .. ). El ochenta por en un hombre que existió real­ sea ajeno el hecho de que Ba­ ciento del film estaba com­ mente, James Addison Reavis, las vengadoras sea el primer puesto por rostros, pero eso un falsario que en torno a mil largometraje del director: hay ocurría porque era la histo­ ochocientos ochenta trabajaba en él un brío, una vitalidad, ria de un asesin o. Imagine en el registro de tierras de Ari­ una energía y, sobre todo, una una escena con gente co­ zona y decidió robar este terri­ osadía y un aprovechamiento miendo y un hombre mirando torio a los Estados Unidos ha­ de medios que son propios de al que piensa matar. Y ellos ciendo documentos falsos") . alguien que desea hacer notar hablan de pan, de comida, de The Baron of Arizona hace su presencia a cualquier pre­ cosas que son completamente suyas algunas de las debilida­ cio. Llama la atención tanto la normales. ¡Qué contraste! des de Balas vengadoras, en habilidad fulleriana para dar Ahí se ve hasta qué punto especial lo concerniente a unos vigor dramático a unos perso­ puede aprovecharse un diá­ diálogos a menudo insufribles, najes y a unos tipos que hasta logo aparentemente insignifi­ sin llegar a alcanzar su febrili­ entonces habían permanecido cante". dad expresiva: todo lo que en en la sombra del género, cuan­ Balas vengadoras era inventi­ to la fuerza de su planificación Fuller no suele mostrarse me­ va visual y audacia nanativa se (con una abundancia de pri­ nos entusiasmado hablando convierte en contención en The meros planos inusual hasta en­ de su segundo western , The Baron of Arizona, lo que hace tonces en el western), así Baron of Arizona ("El Ba­ que sus defectos resulten más como su peculiar ritmo basado rón de Arizona", 1950). Pero evidentes (los cambios de rit­ en el contraste del montaje de en esta ocasión resulta difícil mo y de rumbo narrativo cons­ primeros planos y planos ge­ compartir su entusiasmo, a no tituyen aquí un freno y una mo­ nerales (nada que ver con el ser que se trate de reconocer lesta ruptura de la nanación). A cine de Sergio Leone). La cau­ los indudables atractivos ar­ veces es preferible un Fuller sa de que en Balas vengado­ gumentales que ofrece una visceral y enloquecido, aunque ras haya tantos primeros pla­ historia todavía más insólita ofrezca resultados irregulares, nos es explicada así por Fu- dentro del género ("Adoro que un Fuller contenido. Cierto r:r es que hay una diferencia bási­ ca entre uno y otro film: en Ba­ las vengadoras el personaje de Robert Ford parecía interesar a Fuller por su naturaleza angus­ tiada, por su "diferencia" , mientras que en The Baron of Arizona el personaje de James Addison Reavis interesa al rea­ lizador en la medida en que se siente atraído por su extrava­ gante personalidad, favorecien­ do un cierto proceso de identi­ ficación; düiase que, confiando quizá en que historia y perso­ naje bastarían para lograr un buen film, Fuller reprime su tendencia al frenesí, y cuando ésta sale a relucir es para ofre­ cer momentos tan retóricos como el de la sombra de la soga proyectándose sobre el mapa de Arizona que adorna una de las paredes del despa­ cho de Reavis. The Baron ofArizona ("El Barón de Arizona", 1950) Mucho más interés tiene Yu- 1~ Yuma (Run ofthe Arrow, 1957)

ma (, 1957), gado de la causa por la que el personaje de Coyote An­ en mi opinión no sólo el mejor ha combatido. Después de dante esté enfermo del cora­ western de Samuel Fuller sino tener bajo el punto de mira zón, detalle -hay que recono­ también una de las dos o tres de su fusil al mismísimo ge­ cerlo- bastante más que insó• mejores películas de su filmo­ neral Grant, O'Meara se in­ lito en el paisaje psicológico ::r:J grafía, en el que se dan la terna en territorio sioux, del western. : mano, sin desfallecimiento ni convertido voluntariamente pérdida de ritmo, la fuerza de en un renegado, en un hom­ No sin razón, Samuel Fuller se la historia narrada, la originali­ bre que renuncia a colaborar mostraba orgulloso de su ha­ dad del planteamiento y del en la creación de un nuevo llazgo: "En Yuma me gustaba punto de vista del autor, el es­ país. O'Meara conoce a un mucho el personaje de Jay C. pesor dramático y la tensión de viejo sioux, Coyote Andante Flippen. Era muy inhabitual. la puesta en escena, que se (Jay C. Flippen) que vive ¿Ha visto alguien alguna vez apoya (como nunca en el cine una situación similar a la en un film un indio cardíaco? de Fuller, más aún que en sus suya (Coyote trabajó de ex­ Se cree que sólo lo son los films bélicos) sobre la valora­ plorador para el ejército y blancos. Yuma es uno de los ción del esfuerzo humano, la por ello es considerado un pocos films desde hace tiempo fisicidad del paisaje y la inte­ renegado por los de su raza), en el que los indios ganan una gración de los elementos natu­ y eso le permite saber no po­ batalla. Siempre me han gus­ rales en el desarrollo del relato, cas cosas sobre las costum­ tado los indios y los utilicé a la manera de W alsh. El punto bres indias que pueden ayu­ como trasfondo". Y el propio de partida argumental es senci­ darle a sobrevivir. La idea Fuller define certeramente lo llo: se trata de contar las aven­ de reunir como compañeros que es el film al explicar: "En turas del soldado confederado de infortunio (y casi de Yuma hice un apunte que me que disparó la última bala en la muerte) a un renegado blan­ salió del corazón, a saber: que guerra de Secesión, O'Meara co y a un renegado indio la rendición de Lee no fue la (Rod Steiger), un hombre hura­ (ambos se verán sometidos a muerte del Sur sino el naci­ ño y contradictorio, obcecado la carrera de la flecha, un miento de nuestro país. Y los por la idea de la rendición de ritual s1oux de llamativa habitantes del Sur todavía no Lee. A los ojos de O'Meara, el crueldad) resulta tan exce­ lo han comprendido". Esta general Lee no es sino un rene- lente como la de hacer que idea de un Fuller discursivo, o 1~ al menos de un Fuller interesa­ que las circunstancias me ponde "soy un rebelde porque do por el discurso, parece que, obligasen a ello . Y no me im­ quiero serlo, no porque tenga en principio, no se correspon­ porta nada que me digan que que serlo"), o el aprendizaje da con la leyenda que pesa so­ mis films son de acción (lo elíptico del lenguaje y las cos­ bre su persona y su obra (in­ cual, por otra parte, encuen­ tumbres sioux por parte de tuitivo, anárquico, desenfrena­ tro divertido), porque eso no O'Meara, magníficamente con­ do, violento, vitalista, cineasta me interesa: la acción es fá­ densado en el descubrimiento no reflexivo). Pero en este cil, basta con tener unos del túmulo indio y en el mensa­ sentido todavía son numerosos cuantos buenos especialistas je dejado con piedras, o toda la los clichés que, a pesar de los y audacia para el emplaza­ carrera de la flecha -uno de los esfuerzos de la crítica más miento de la cámara. Eso no mejores fragmentos filmados despierta, rodean a muchos di­ tiene nada que ver con el jamás por Fuller, en el que la rectores americanos, a los que drama". dureza mineral del terreno ad­ la "otra crítica", precisamente quiere una fuerza expresiva la contenutista, ha etiquetado Yuma es un vigoroso drama sólo comparable a la de Quin­ casi como "buenos salvajes" desarrollado en el Oeste que, ce balas (Fort Dobbs, 1957) y (otro buen ejemplo sería además, es un film de acción. Río Conchos (Rio Conchos, Raoul Walsh). Según Fuller, el Como el resto de los westerns 1964) de Gordon Douglas, o la noventa y cinco por ciento de de Fuller pero todavía, si de Juntos hasta la muerte los films están hechos por di­ cabe, más exacerbado. Mo­ (Colorado Territory, 1949) de nero, para aumentar la cuenta mentos como la secuencia Raoul Walsh- son de los que no en el Banco, y sólo un cinco inicial -que Fuller recuperaría solamente honran el género al por ciento, o tal vez menos, se veintitrés años después para que pertenecen sino que de­ hacen porque un hombre tiene el principio de Uno Rojo, di­ muestran la fuerte personalidad una idea y para él es necesario visión de choque (The Big del realizador. expresar esa idea. "Estoy or­ Red One, 1980)-, o el diálogo gulloso de mi balance perso­ entre madre e hijo antes de En cuanto a ("Cua­ nal", añadía Fuller, "no es, que éste abandone el pueblo renta pistolas", 19 57), cuarto y quizá , excepcional dramática­ (la madre se esfuerza en ha­ último de los westerns fullería• mente, o artísticamente, o in­ cer entender al hijo que "to ­ nos, contiene más cine en sus cluso financieramente , pero dos vivimos bajo una misma alucinantes y densos ochenta nunca he hecho un film por- bandera", a lo que éste res- minutos de duración que la fil-

Yuma (Run ofthe Arrow, 1957) 1~ FortyGuns ("Cuarenta pistolas", 1957)

mografía completa de otros re­ ras, como consecuencia del cana, incluyendo lo que se en­ putados cineastas actuales; es formato), en la que descabe­ tiende como planificación "ló• uno de esos films en los que se lladas grúas se dan la mano gica". hace realidad aquella vieja sen­ con larguísimos travellings, tencia cahierista, cada día me­ en la que los retorcimientos Los cuatro capítulos de la his­ nos frecuente, del ofrecimiento narrativos y los bruscos giros toria del western filmados de una idea por plano. Compen­ que dan los personajes crean por Samuel Fuller son, pues, ::r: :J dio y catálogo del estilo y el una sensación de incomodi­ con todos sus atractivos y sus mundo fullerianos, Forty Guns dad casi física. Un encuadre irregularidades, cuatro de los L narra con más enloquecimiento puede mostrar lo que un hom­ films más personales del reali­ que nunca una de las historias bre está viendo a través de su zador. La operación llevada a paradójicamente menos atracti­ rifle; un huracán puede derri­ cabo en ellos por Fuller no es vas, sobre el papel, del cine del bar a Jessica (Barbara Stan­ otra que servirse de un marco autor de Yuma: tres hermanos, wyck) de su caballo y arras­ genérico para proyectar sobre Griff Bonnell (Barry Sullivan), trarla entre una avalancha de él su peculiar concepto de lo Wes Bonnell (Gene Barry) y carretas, matorrales, árboles y que es el cine, lo que no hace Chico Bonnell (Robert Dix) se tablas, y a continuación, me­ sino reforzar su extrañeza, su enfrentan a una violenta mujer diante un sorprendente e ines­ atipicidad. No es raro, por lo que cuenta nada menos que con perado encadenado, puede tanto, que el autor de Forty cuarenta guardaespaldas (las verse a Jessica conversando Guns no frecuentara más el "cuarenta pistolas" a las que tranquilamente con su salva­ género: sólo lo hizo cuando hace referencia el título original dor, Griff Bonnell. Y si he es­ las características de cada pro­ del film). Menos condicionado, crito la palabra sorprendente yecto le permitieran ignorar el quizá, a causa de la falta de la es porque al entrar en Forty registro de lo convencional y, habitual brillantez argumental, Guns se accede al reino de la mediante el singular atractivo Samuel Fuller da vía libre a su sorpresa: Fuller no sólo re­ de unas historias, el enloque­ torrencial inventiva visual ofre­ chaza las habituales conven­ cimiento de la puesta en es­ ciendo una narrativa brillante y ciones del western sino que cena y la libertad de una descoyuntada en la que los más dinamita desde dentro, en un planificación no sometida a alejados planos generales se insólito rasgo de pasión por el las exigencias del verosímil combinan con grandes planos "cómo" contar, las reglas no fílmico, poder impartir una en Scope (lo que llama más la escritas de la clásica narra­ lección práctica de libertad atención que en Balas vengado- tiva cinematográfica ameri- creativa. 11