UNIVERSIDAD DE LOS ANDES NÚCLEO “RAFAEL RANGEL” DEPARTAMENTO DE LENGUAS MODERNAS TRUJILLO, VENEZUELA

“LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE” DE GUILLERMO MENESES COMO PROMOCIÓN DE LA LITERATURA VENEZOLANA EN LOS EDUCANDOS DEL COLEGIO PRIVADO PBRO. “JUAN DE DIOS ANDRADE” MUNICIPIO VALERA-ESTADO TRUJILLO

Autor: Br. Javier Enrique Aponte CI. N°: 17.596.545 Tutor: Dr. Carlos Baptista.

Noviembre de 2011

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DEDICATORIA

Una luz en el camino me inspiro a comenzar un gran sueño y un día pensé que ese sueño nunca se haría realidad y hoy cuando he llegado al final del camino con melancolía miro atrás y no puedo evitar que una lagrima se asome a mis ojos, pues aunque fueron muchos los obstáculos que debí vencer, también son muchas las alegrías que quedan en el pasado.

Hoy cuando he alcanzado una de mis metas y se abre el comienzo de muchas más, con ganas y orgullo quiero dedicar:

A DIOS y a la Santísima Virgen por darme la oportunidad de vivir, iluminarme y darme la fortaleza necesaria para logra el sueño anhelado.

A Mi Gran Tesoro, “MI ABUELA”, mujer luchadora, capaz de dar la vida por sus hijos. Fuiste quien coloco un lápiz en mis manos para escribir mis primeras letras y ahora te escribo estas: Este logro más que mío es tuyo, hoy eres mi guía, mi luz, mi protección y donde quiera que estés yo se que estás conmigo hoy, mañana y siempre. Gracias vieja por todo lo bello de tú vida. TE AMO

A “MI Madre”, mujer luchadora, de nobles sentimientos. Que más te puedo pedir si me diste: vida, ejemplo, familia y ganas de ser lo que hoy soy, gracias mamá este triunfo más que mío es tuyo. TE AMO

A “MI Padre”, hombre de lucha y de gran corazón, gracias por la vida. TE QUIERO.

A MIS HERMANOS, seis pilares fundamentales en mi vida, cada uno representa una fortaleza para mi, ustedes hoy son mi fuerza mañana serán

iii mi esperanza. (Mi joven mamá Yacke, no sé qué sería si no fueses estado en todo este trayecto, bendición) los amo a todos.

A MI TIOS, ustedes son y serán un ejemplo en mi vida, a todos gracias por vivir este momento conmigo, que Dios me los bendiga y los ilumine. Bendición.

A MI SOBRINOS, ustedes llegaron a nuestras vidas a regalarnos un poco de alegría, que Dios me las bendiga y las ilumine para que logren sus grandes sueños. Las adoro.

A ROSMARY LEÓN, sin ti creo que fuese sido más largo este camino que hoy culmino, fuiste mi musa en esta bella pintura que logro. Dios te de vida y sueños hermosos que te lo mereces y más. Con lágrimas en mis ojos te digo: TE AMO ÑUÑU. Gracias por todo, este triunfo es tuyo más que mío. Lo logramos!

A ROELSON BRICEÑO, gracias por tus palabras y por tu ayuda en los momentos que necesite. Un abrazo|

A MIS AMIGOS, Ronald, Néstor, Johan, Carlos Luis, Daniela, Luis (Piojo), vicner. Alexis (maracucho), movimientohooligans,Victor, UCJ,Enzo, Jesús, Darcy, María, Mayra, Irían, Huber, Corina. Y a todos los que me dieron su mano amiga cuando la necesite. Gracias por estar conmigo.

A todas aquellas personas que de una u otra manera me han brindado su apoyo, confianza, lealtad. Muchas Gracias y que Dios los Bendiga.

Javier…….

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AGRADECIMIENTO

A Dios y a la virgen santísima, que me iluminaron en cada momento de mi carrera y hoy gracias a ellos estoy logrando una de mis metas para alcanzar mi objetivo final.

Al Núcleo Universitario Rafael Rangel, que me abrió sus puertas para lograr mi formación académica y hoy forman parte de este triunfo

A la colaboración de aquellos profesores que se esforzaron por dejarme algo de experiencia.

AL COLEGIO Pbro. Juan de Dios Andrade, al personal que labora en ella; gracias por su valiosa colaboración.

AL LICEO Prof. Alfredo Ramón Delgado mejías, al personal que labora en ella; gracias por su valiosa colaboración en el periodo de mis prácticas profesionales.

Al Tutor, Dr. Carlos Baptista, por brindarme todo su apoyo y sus conocimientos durante la carrera y el periodo de Tutoría.

A todas aquellas personas que de una u otra forma contribuyen con este logro.

A todos ¡Gracias!

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INDICE GENERAL

pp. ACTA VEREDICTO ii DEDICATORIA iii AGRADECIMIENTO v ÍNDICE GENERAL vi RESUMEN vii

INTRODUCCIÓN 01

CAPÍTULO I.-EL PROBLEMA Planteamiento del Problema 03 Objetivo General 06 Objetivos Específicos 06 Justificación 07

CAPÍTULO II.-MARCO TEÓRICO Antecedentes de la Investigación 09 Bases Teóricas 11 Literatura Venezolana 11 El Cuento 14 Estrategias 24

CAPÍTULO III.-MARCO METODOLÓGICO Modelo de Investigación 27 Población 30 Muestra 30

CAPÍTULO IV.-DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES Desarrollo del Primer Objetivo 32 Desarrollo del Primer Objetivo 34 Desarrollo del Primer Objetivo 35

CAPÍTULO V.-CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Conclusiones 39 Recomendaciones 41

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 43

ANEXOS Anexo A.-El Cuento “La Balandra Isabel Llegó esta Tarde” 45 Anexo B.-“Análisis de los estudiantes” 46

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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES NÚCLEO “RAFAEL RANGEL” DEPARTAMENTO DE LENGUAS MODERNAS TRUJILLO, VENEZUELA

“LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE” DE GUILLERMO MENESES COMO PROMOCIÓN DE LA LITERATURA VENEZOLANA EN LOS EDUCANDOS DEL COLEGIO PRIVADO PBRO. “JUAN DE DIOS ANDRADE” MUNICIPIO VALERA-ESTADO TRUJILLO

Autor: Br. Javier Aponte CI: 17.596.545 Tutor: Carlos Baptista RESUMEN

La investigación tuvo como objetivo Promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera. La metodología empleada se enfoca en un proyecto de aplicación, basado en la teoría de Álvarez (2005). Se tuvo como población a 160 estudiantes de Cuarto Año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, de los cuales se extrajo una muestra a través de la aplicación de la Fórmula Estadística de Sierra Bravo citado por Chávez (2007), la cual quedó establecida en 64 estudiantes. Finalmente se realizaron actividades partiendo del desarrollo de cada objetivo, ello se hizo con el propósito de obtener un mejor proceso investigativo y verificar si se pueden alcanzar los objetivos planteados por el investigador en el estudio. Para concluir puede decirse que los estudiantes se sintieron motivados al observar la película no así al escuchar la lectura del cuento, ello significa que si se puede inculcar el amor por la literatura a través de otras herramientas como las visuales para que los estudiantes puedan procesar mejor la información.

Palabras Claves: Literatura Venezolana, Promoción, Educandos.

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INTRODUCCIÓN

La Literatura Venezolana cuenta con raíces indígenas y la influencia española a partir de la llegada europea a América. Como en tantos otros países latinoamericanos, las Crónicas de Indias fueron claves en el desarrollo de la literatura local. El siglo XX es particularmente fértil en la producción cuentística, pues, a la par con la crónica, el ensayo o la novela, el cuento encontrará siempre un lugar de privilegio, bien sea como texto solitario en los suplementos culturales de los periódicos, haciendo parte de revistas culturales, integrando libros individuales o contribuyendo en la conformación de antologías.

Sin embargo, podría afirmarse que la primera década del siglo XXI, ha sido uno de los períodos de mayor productividad y calidad de la narrativa venezolana. Protagonizado por varias generaciones de narradores, este auge ha sido potenciado por nuevos premios, por actividades y alianzas inéditas, por la interconectividad y el poder de difusión de las nuevas tecnologías así como por la aparición y el desarrollo de colecciones de narrativa venezolana en numerosas editoriales como Alfaguara, Monteávila, Norma, entre otras.

Lasarte, (1999) señala que Meneses “no sólo renovó la narrativa venezolana desde el punto de vista del estilo, sino que también propuso nuevos mundos temáticos y enfoques inusuales en la literatura nativa de su tiempo”. Es por ello que, en la Literatura Venezolana la tradición conserva con cierto orgullo el cultivo de la narración breve. Por tanto, desde el siglo XX, el cuento ha sido una especie de obsesión constante en la mayoría de los escritores.

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En base a todo lo expuesto, la presente investigación tiene como propósito promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera; todo ello con la finalidad de mejorar el conocimiento de la misma en estos adolescentes, los cuales no tienen una concepción educativa de lo que representa la Literatura Venezolana, en este caso la historia escrita por Guillermo Meneses “La Balandra Isabel Llegó esta tarde”; la cual es un relato de gran importancia, por sus versiones en el teatro, en el cine y, en la televisión, pero que por una razón desconocida no se lee o se da a conocer en las instituciones educativas venezolanas.

Partiendo de todo lo descrito, la presente investigación se propone promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, para ello se ha planteado cinco capítulos de los cuales se describen los primeros tres: CAPÍTULO I: el planteamiento y formulación del problema objeto de estudio, los objetivos, la importancia y la delimitación de la investigación. CAPÍTULO II: se incluyen los antecedentes de la investigación y las bases teóricas que soportan bibliográficamente el trabajo. CAPÍTULO III: se detalla en forma teórica, el tipo y diseño de la investigación, la población, la muestra objeto de estudio. CAPÍTULO IV: se presentan las actividades realizadas en función de los objetivos planteados. CAPÍTULO V: revela las conclusiones a las cuales se llegó, y las debidas recomendaciones o sugerencias del estudio. Finalmente se presentan las referencias bibliográficas y los anexos.

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CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

El primer motivo de preocupación de educadores, padres e instituciones es darse cuenta que cada día los jóvenes leen menos; ello tal vez se deba a que en los últimos años se han producido cambios en los programas de enseñanza en las instituciones, puesto que desde mediados de la década de los noventas diferentes ministros, gestiones y equipos de educación han modificado sucesivamente el currículo, los que le han dado diversas concepciones o enfoques que de una u otra manera han ido eliminando la literatura como curso independiente, pues hoy lo literario se ha incorporado como componente del área de comunicación.

En el diseño Curricular Básico de la Educación Secundaria se ubican los contenidos literarios en el área de comunicación. Como tal, ésta pretende el desarrollo de las capacidades comunicativas necesarias para una adecuada interacción social, indispensable para la formación integral de los jóvenes adolescentes. En ella las obras literarias sirven para complementar la formación lingüística, pues un acercamiento a la Literatura Venezolana, en el contexto de la hispanoamericana y universal, al parecer contribuye al desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes.

En el diseño Curricular Bolivariano, la literatura queda integrada en el área de conocimiento referido a Lengua-Cultura-Idioma, la cual está integrada por las disciplinas: Castellano, Literatura e Inglés, Idiomas Propios, Cultura Y Comunicación. Sin embargo, esta área concibe, sobre todo, la lengua oral y escrita como expresión cultural que integra lo científico y lo

3 humanístico reconociendo la diversidad multiétnica y pluricultural a diferentes escalas.

Por otra parte, es la escuela la que determina lo que habrá de ser considerado literatura y cómo ésta habrá de ser leída. Esto pasará a constituirse como único y excluyente para muchos jóvenes en toda su vida. La literatura, al decir de Bombini (2000) contribuye a la construcción de una identidad social, en tanto es un discurso modelizador que ofrece modelos de todo tipo, lingüísticos, psicológicos, morales, políticos y estéticos

Es preciso decir que la literatura no cumple una función sólo estética; ésta, además de representar en el mundo de las letras uno de los discursos más elaborados, también comunica y representa múltiples situaciones del mundo de la vida, en donde no sólo se expresan carencias, sino que se construyen las posibles soluciones.

La literatura posee la magia de presentar al estudiante con los más sutiles detalles el significado real de la formación. Su poder descriptivo lo introduce en la especificidad del mundo de la vida, toca con especial versatilidad y minuciosidad el escenario donde se construye lo humano; en ella se presentan los ideales, los principios, los conflictos y obstáculos de todo proceso formativo.

Por tanto, una verdadera pedagogía del hacer literario implica que la enseñanza de la literatura se desarrolle en un contexto donde docente y educandos graviten alrededor del texto literario y se estimulen para alcanzar un conocimiento intersubjetivo de sentimientos y pensamientos que abra un horizonte de sentidos. El docente tiene la tarea de orientar y conducir eficientemente el proceso dialógico que debe establecer el estudiante lector de manera activa, participativa y con propósitos bien definidos, a fin de

4 construir desde su interactuar un mundo de significados; es decir, su propia representación del contenido leído. (Freire, 1999).

Sin lugar a dudas, esta interrelación entre los actores del proceso formativo no ha sido lo usual o común en la dinámica de las clases de Lengua-Cultura-Idioma, según una fase de observación realizada por el autor del presente trabajo en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera; allí se ha podido entender que el docente impone el tema sin darles libertad a los educandos de elegir lo que quiere leer como un principio de enseñarle literatura.

Sin embargo, esto no es algo que sólo se observa allí, pues en la mayoría de las instituciones escolares del municipio Valera, los docentes planifican en función de lo aprendido en sus estudios de bachillerato; lo que de una u otra manera dificulta la enseñanza de la Literatura Venezolana, pues son pocas las obras literarias que en la actualidad se encuentran vigentes en las clases de bachillerato.

El uso de la literatura en las clases de Lengua-Cultura e Idioma ha de estar justificado desde su aplicación didáctica, los intereses particulares, las necesidades y nivel de aprendizaje de la clase. Además, hay que tomar en cuenta la distinción entre la literatura como contenido en sí misma y la literatura como pretexto para trabajar exponentes lingüísticos, tales como los contenidos y objetivos, pues, serán planificados según el concepto de Literatura del que parta el docente.

Es por ello que a través del presente trabajo se busca la promoción de la lectura de la Literatura Venezolana como una forma de consolidar el aprendizaje de la literatura en la cátedra Lengua-Cultura-Idioma, puesto que es poco la expresión literaria que se ofrece ya al ser convertida la asignatura

5 en algo más flexible para el estudiante. En razón a lo expuesto se formula la siguiente interrogante:

¿De qué forma se puede promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera?

Objetivo General

Promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera

Objetivos Específicos

Realizar un conversatorio con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana.

Planificar actividades que permitan determinar los conocimientos previos que tienen los estudiantes sobre la Literatura Venezolana partiendo de las obras leídas desde primero a tercer año.

Ejecutar un taller de actualización de la Literatura Venezolana para que los estudiantes se motiven a investigar acerca de la misma y sus distintos autores criollos

Evaluar la efectividad de las actividades realizadas con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana

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Justificación

Concebir la literatura como modelo de la lengua no hace más que explicitar una concepción acerca de qué se puede estudiar y qué se puede enseñar de la misma; por ello, para lograr una buena enseñanza de la literatura en el aula, es necesario proponer a los estudiantes una lectura libre de textos que se caractericen por tener un tema que sea de interés para cada uno de ellos, es decir dar la oportunidad a los educandos de escoger la obra sin necesidad que el docente imponga un texto.

De esta forma se logra una mayor motivación y afecto hacia la lectura por parte del estudiante, una vez terminado el proceso de la lectura personal del texto debe pasar a una segunda fase de lectura comentada, es decir cada estudiante debe relatar en el aula los siguientes aspectos: la temática que maneja la obra, su experiencia al momento de realizar la lectura y finalmente pasar a la fase tercera donde él y sus compañeros evalúan las enseñanzas o las ideas que quiere transmitir la lectura, bien sea de manera oral o mediante un texto escrito de retroalimentación del texto inicial.

Por lo antes expuesto, la presente investigación persigue promocionar la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera; por lo cual se justifica de acuerdo a tres aspectos:

En lo práctico: se ofrecerán estrategias para que los docentes fomenten la lectura de la Literatura Venezolana en los educandos, con ello aprenderán a valorar a los escritores venezolanos y crear en ello un sentido de pertenencia.

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En lo Teórico: se darán a conocer obras escritas por autores venezolanos como parte de la cátedra Lengua-Cultura-Idioma, para que dentro de las instituciones escolares se logre motivar la investigación sobre las obras de autores venezolanos los cuales permanecen en el anonimato para los estudiantes.

En lo metodológico: el estudio presenta una metodología basada en una Investigación Aplicada la cual según Álvarez consiste en “la detección de una situación que demanda una mejora, la planificación de las acciones pertinentes y una ejecución, concluyendo con la evaluación de todo el proceso”. (2005:7)

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CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

Antecedentes de la Investigación

Viera (2010) realizó una investigación en la Universidad de Los Andes titulada: La lectura de cuentos de Julio Garmendia como estímulo para despertar la imaginación y creatividad lectora. Esta investigación tuvo como propósito proponer la narrativa de Julio Garmendia como estímulo para despertar la imaginación y la creatividad lectora. Metodológicamente se ubicó en la modalidad documental, apoyada en una rigorosa revisión de fuente teóricas, para luego compararlas, analizarlas y evaluarlas con el fin de seleccionar datos confiables y adecuados. Los objetivos que se alcanzaron fueron: indagar, proponer, señalar y analizar la narrativa de Julio Garmendia uno de los creadores mejores dotados para la inventiva fantástica y además se realizo algunas recomendaciones partiendo de lo expuesto anteriormente para el educando aprenda a leer textos literarios como vínculo entre la realidad y la fantasía. En consecuencia el mundo que nos brinda “La tienda de muñecos” es un mundo fantástico que nos envuelve y nos permite desarrollar la comprensión lectora.

Murillo (2008) elaboró una investigación en la Universidad de Los Andes titulada: El cuento venezolano en la formación de noveles lectores. Para esto se realizó una investigación acción en la Unidad Educativa “Tres Esquinas” ubicada en la población El Valle, municipio Independencia, estado Táchira, cuya muestra seleccionada fueron los estudiantes de Tercer Grado. Se utilizaron la encuesta y la observación como técnicas de investigación, los datos fueron recopilados a través de una guía de entrevistas conformado por siete (7) preguntas dicotómicas y la hoja de

9 campo, los cuales permitieron sustentar el diagnóstico con resultados que revelaron que la actividad lectora de cuentos venezolanos, dentro del contexto escolar estudiado, estaba encaminada a elementos de información, evaluación y control, perdiéndose el sentido de la recreación. Por lo que se diseñaron y ejecutaron situaciones pedagógicas basadas en la lectura recreativa para despertar el interés y el gusto por leer y así contribuir en su formación lectora.

Ramírez (2008) llevó a cabo un estudio en la Universidad de Los Andes titulado: Propuesta para la aplicación de estrategias de promoción de la lectura por parte de los docentes de la II Etapa de Educación Básica, utilizando como recurso el cuento folclórico. La investigación fue realizada con el objetivo de proponer una estrategia pedagógica sobre la promoción de la lectura. En ella se utilizó como recurso literario el cuento folclórico con el propósito de mejorar la enseñanza del proceso lector de los docentes de la II Etapa de Educación Básica de la Escuela “Estado Miranda” del municipio Independencia, estado Táchira. Para ello, se empleó un estudio descriptivo, enmarcado dentro de la modalidad de investigación acción participación, ya que se busca satisfacer una necesidad social. Se logró concluir que los docentes presentaban problemas en la enseñanza del proceso lector como consecuencia del poco conocimiento de herramientas que les faciliten la planificación de estrategias adecuadas. De allí surge la idea de dictar talleres de estrategias de promoción lectora que contribuyan a mejorar las actividades en los alumnos. Además se resalta la aceptación y el deseo de los docentes de participar en talleres que les capaciten para el logro de la meta propuesta.

Araque (2007) realizó una investigación en la Universidad de Los Andes titulada: Los cuentos de suspenso y aventura como una estrategia para promover la lectura en el aula. El trabajo tuvo como finalidad

10 promocionar el placer de la lectura en adolescentes, es una tarea algo complicada, debido a que los jóvenes demuestran un marcado desinterés y apatía por esta valiosa herramienta que le proporciona el lenguaje: leer. Este trabajo se inscribe dentro de la investigación cualitativa bajo la perspectiva de la investigación acción que se utiliza para buscar la solución de los problemas y por ende, mejorar la práctica docente. Las actividades realizadas permitieron obtener resultados significativos en el grupo de estudio, dentro de los que se pueden mencionar la actitud de los estudiantes hacia la lectura, pues este cambio se evidenció a través de las producciones realizadas por los jóvenes y el comportamiento de estos durante el desarrollo de la experiencia.

Todos estos trabajos se toman como antecedentes porque guardan relación con la investigación planteada, al presentar la importancia del cuento para la enseñanza de la Literatura Venezolana y la promoción de la lectura a través del uso de estrategias que consoliden el proceso de enseñanza/aprendizaje de la misma.

Bases Teóricas

Literatura Venezolana

Cuando se habla de Literatura Venezolana, se está haciendo referencia al conjunto de obras con valor literario que hayan sido escritas o creadas por autores. Pacheco y Barrera (2002) manifiesta que como todas las literaturas, la historia de la Literatura Venezolana se inicia con las obras de época hispánica transmitidas mediante la tradición oral. Algunas de estas obras fueron posteriormente fijadas al alfabeto latino por los primeros cronistas españoles y se pudieron de esta manera conservar.

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No obstante, cuando la Literatura Venezolana despierta de verdad y se hace puramente genuina es durante el siglo XIX. El motor de la independencia no sólo alimentó a la política, sino también a la cultura. Andrés Bello es el primer poeta de esta época y su obra se propagó por el país valiéndose de las mismas vías por las que discurrieron las ideas republicanas y revolucionarias. Blanco y Oquendo (2011) indican que particularmente la Literatura en Venezuela va a mostrarse muy aficionada al género novelístico. A partir de principios del siglo XX, numerosos escritores van a engrosar las listas de ilustres novelistas venezolanos, entre ellos José Rafael Pocaterra, Teresa de la Parra, Rómulo Gallegos lo hacen adheridos al movimiento realista. Posteriormente, Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva son los primeros en ser conocidos y admirados fuera del país, y facilitan así el camino de Enrique Bernardo Núñez y Guillermo Meneses, entre una gama muy amplia de escritores venezolanos que se manifiestan.

En la última etapa del siglo XX, la Literatura Venezolana siguió produciendo escritores de enorme nivel, herederos siempre de la tradición anterior. Autores como Orlando Chirinos, Ana Teresa Torres, Israel Centeno, Denzil Romero, Federico Vegas o Juan Carlos Chirinos destacan con luz propia y siguen manteniendo viva y sana la Literatura de Venezuela. Por otro lado, en Venezuela, las formas narrativas (la novela y el cuento) alcanzaron niveles de complejidad y sofisticación remarcables, casi a la par de los pioneros hispanoamericanos: Argentina, Colombia, y México; debido en parte a la acelerada evolución social que protagonizó el continente americano desde la colonización pasando por los procesos independentistas hasta finales del siglo XIX y principios del XX, y al impulso creativo de escritores originales e ilustrados.

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El género literario del cuento fue iniciado en nuestro país con una serie de relatos que guardaban un parentesco con el género narrativo de la novela. En estos primeros relatos se evidencia el autor como eje protagónico en lo referente a su comunicación con el lector y al manejo de los personajes, hechos, circunstancias y descripciones; formas narrativas donde el autor es un condicionante omnipotente. Respecto a la forma y contenido de los primeros cuentos venezolanos, Larrazábal y Castro (1992) ha escrito lo siguiente:

Esos relatos, que inician el cultivo del género en nuestro país, están severamente influenciados por las técnicas europeas de la época, y en poco se diferencian de los que por entonces se escribían y publicaban en la mayoría de los países del continente americano. (p.42)

Luego de las primeras incursiones en el género narrativo, y a medida que los escritores hispanoamericanos exploraban las posibilidades del cuento como instrumento de expresión de la creatividad, se daba entonces forma al cuento literario tal como se conoce hoy. Cabe destacar que en esta literatura se observa como un descubrimiento del mundo venezolano: hombre, naturaleza, costumbres, lenguaje. La Literatura Venezolana es una de las menos conocidas y estudiadas fuera de su ámbito nacional, las causas de su escasa proyección han sido tema de discusión en distintas décadas del siglo que acaba de culminar. Una de las razones más expuesta por diversos críticos es el atraso con el cual el país se incorpora a las formas narrativas más innovadoras.

La Literatura Venezolana es altamente autorreferencial, lo que vale tanto para su relación estrecha con la realidad histórica y política del país como para su escritura. Los escritores venezolanos se han esforzado por dar a conocer a Venezuela por lo cual se abocan hacia la búsqueda de la realidad del país. Dentro de sus fronteras, la Literatura Venezolana e

13 presenta como una literatura nacional sólidamente asentada; abundan las antologías del cuento, de la poesía, del ensayo venezolano. Son numerosas las historias literarias y los ensayos dedicados a distintos géneros y en especial al que se le da mayor importancia que es el género juvenil, que cobra mucha fuerza a principios del siglo XX, y persigue un objetivo despertar el interés de la lectura y dar a conocer a los adolescentes la cultura y costumbres que están presentes en los diferentes géneros literario

El Cuento

Un cuento puede referir una concatenación de hechos siempre y cuando esos hechos estén dispuestos desde un enfoque unívoco. Es más, la historia debe concebirse como única en la mente del escritor aun antes de ser escrita. Un relato puede versar alrededor de un solo incidente que, aunque único, sea admirable en sus múltiples posibilidades de reflexión; o bien puede versar alrededor de una serie imprescindiblemente concisa de incidentes. Bosch (1967) manifiesta que la mayoría de las veces se cuenta un solo acontecimiento o un acontecimiento paradigmático donde los elementos narrativos que contiene se articulan en sentido a la unicidad. A la par, no podrá haber un repertorio de personajes muy amplio, al contrario, o podrán ser numerosos pero en tal caso se les tratará como una entidad única, como personaje colectivo.

La brevedad impone al autor la omisión de detalles marginales, innecesarios, del episodio o de la trama (pero cuidado: no se consigue un buen cuento escatimando información de manera arbitraria); por otra parte, se puede contar con la opción de desarrollar una situación mínima en una extensión considerable si el argumento así lo pide. Pacheco y Barrera (2002) manifiestan que lo más usual, y por requisito de su brevedad, es que el cuento narre una sola acción, en un lugar determinado y durante un tiempo

14 concreto. En la historia podrán existir varios escenarios y varias franjas de tiempo, siempre y cuando todo obedezca a la unicidad en su tratamiento.

Este sentido de unicidad forma parte de la concepción del cuento como un recurso, bien en la conversación, o bien en el ritmo cotidiano de la vida, que necesita obligatoriamente mantener la atención del lector durante todo el proceso de recepción. Puesto que el texto es breve y la lectura dura poco tiempo, la construcción de un relato implica la unicidad, para que el proceso de recepción no adolezca de interrupciones o sea desatendido, Pigglia (1999) afirma que: El cuento se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto. Reproduce la busca siempre renovada de una experiencia única que nos permita ver, bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta. “La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana tierra incógnita, sino en el corazón mismo de lo inmediato”, decía Rimbaud. Esta iluminación profana se ha convertido en la forma del cuento (p.111)

Un cuento puede referir una concatenación de hechos siempre y cuando esos hechos estén dispuestos desde un enfoque unívoco. Es más, la historia debe concebirse como única en la mente del escritor aun antes de ser escrita. Un relato puede versar alrededor de un solo incidente que, aunque único, sea admirable en sus múltiples posibilidades de reflexión; o bien puede versar alrededor de una serie imprescindiblemente concisa de incidentes. Lo cierto es que la mayoría de las veces se cuenta un solo acontecimiento o un acontecimiento paradigmático donde los elementos narrativos que contiene se articulan en sentido a la unicidad.

Mastrángelo (1999) indica que todo en el cuento es movimiento, vitalidad, emoción, acción, por eso se lo ha comparado con un organismo vivo y se ha aludido a su carácter biológico o fisiológico. Las funciones de ese organismo se dirigen a una meta concreta de la que no se pueden

15 descarrilar: es el final del cuento. El final de un cuento suele ser el momento culminante en que todo cobra sentido: por eso la última palabra nos debe llevar a la primera en un proceso circular de cognición, lo que significa que la misma llave que cierra el cuento abre la puerta de su inicio.

Esfericidad semántica y estructural

Pacheco y Barrera (2002) afirman que estructuralmente el cuento es un todo, no debe percibirse como un episodio o una parte de un marco más amplio, sino que empieza y termina en sí mismo sin dejar resquicios por determinar. Se puede admitir la variante del relato dentro del relato, mas también aquí se ha de respetar la esfericidad semántica y estructural. Un buen relato es un todo armónico y concluido, compacto, con un funcionamiento perfecto, para lo cual se suele decir que es como una minuciosa maquinaria de relojería. Su final es abierto en cuanto a que podemos bosquejar variadas interpretaciones; sin embargo, el sentido último del texto debe llevarnos (rememorarnos) a su principio sin demora, y esto es consecuencia de su esfericidad. Ésta se enuncia también de modo en que, al llegar a la última frase, momento de especial emoción y significado, se suele despertar el interés del lector por volver a recorrer el texto para descubrir los pormenores que le han llevado al sentido que sólo al terminar el cuento se delata (esos pormenores que están pero que en la primera lectura no percibimos o cuyo significado no apreciamos). Para lograr la esfericidad que caracteriza a este género hay que tener presente otras cuestiones referentes a:

Argumento y trama Respecto al argumento hay que decir que la historia debe ser única, original y cerrada, con un principio y un final envolventes. Tan importante

16 como es el final debe también serlo el principio. La primera frase ya ha de cautivar la atención, de modo que imaginemos una continuación original. Puede darse que el cuento comience in media res y que su principio originario se halle a la mitad. El final no puede ser previsible o la narración romperá su encantamiento antes de acabar. El final, ya sea sorpresivo, trágico, suspensivo, grotesco, etcétera, tiene que resultar absolutamente adecuado y natural.

En cualquier caso, la estructura argumental de este género suele respetar tres fases: la de una situación inicial donde no hay conflicto; una situación intermedia que contiene el conflicto y es antagónica a la situación inicial; y una situación final, que bien es la solución al conflicto (pero que supone una evolución en el/los personaje/s respecto a la situación inicial), o bien es la consecuencia extrema de ese conflicto (la evolución última satisfactoria o no del conflicto o su imposibilidad de solución).

Este esquema tripartito de la estructura organizativa de los acontecimientos se ejemplifica y se cumple de modo notorio en el relato fantástico. En él, la intrusión del elemento sobrenatural transgrede la regularidad de lo cotidiano, lo cual suele ser anterior al conflicto existencial del personaje, condenado desde entonces a desenmascarar un enigma que acabará por destruirlo o, incluso, por trasmutar su identidad, incluyendo la facultad de que el enigma de lo sobrenatural se aclare, se problematice más o no se despeje nunca.

Mastrángelo (1999) indica que las tres fases por las que pasa el personaje serán: una inicial o anterior de cierta normalidad en el quehacer cotidiano; una intermedia, cuando irrumpe el hecho fantástico; y la situación última, caracterizada por el resultado de cómo el personaje ha interiorizado y resuelto, o no, el conflicto con el hecho fantástico.

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A veces, estas tres fases están comprimidas en una, o puede ser que se preste mayor relevancia a una de ellas. Por ejemplo, en el relato costumbrista o realista es la situación inicial la que suele ocupar más espacio en el conjunto del discurso porque interesa dar a conocer (con la relativa profundidad que permite este género) la vida periódica de los personajes, sus usos, el ambiente donde se mueven; pero, otro ejemplo, con frecuencia en el relato fantástico el autor se detiene o dilata la situación intermedia, en la que el protagonista sufre el impacto del elemento fantástico y se ve impelido a cometer una serie de acciones-problema y asimilarlos, consciente o inconscientemente.

En general, la trama del fantástico se caracteriza por la oposición de fuerzas diferentes, y en ella tiene capital importancia tanto la articulación del suspense (recurso de retardación de la acción por el que se despierta el interés y la ansiedad del lector) como la recreación de una atmósfera adecuada al tono y a la impresión de misterio propia del género. El argumento del cuento, y en especial el del fantástico, suele recrear un momento decisivo en la vida del personaje, de manera que esa experiencia intensa ejerce un cambio, consciente o inconsciente, en el estado de su autoconciencia. Se trata más bien de una revelación anímica, frente a la evolución psicológica que atañe a los personajes de la novela.

Tiempo y espacio

Lo privativo de un cuento es la brevedad de su forma exterior. La brevedad también se aplica a la unidad cronológica y espacial en que se desarrolla el argumento. Un argumento conciso sujeto a numerosos cambios temporales y a la sucesión de escenarios diversos podría provocar un desequilibrio semántico, si no estructural, difícilmente llevado a buen puerto.

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La brevedad del asunto debe ser coherente con la sencillez en la unidad de tiempo y en la unidad de espacio. El autor dispone de poco espacio material para escribir un relato que debe ser leído en poco tiempo. Pues bien, esta característica concuerda con la circunspección en la sencillez de las unidades de espacio y tiempo en las que se desarrolla una historia única y contada en pocas palabras.

Al fin y al cabo, estos puntos se reducen a uno solo: la unicidad del cuento en sus tres unidades (unicidad de asunto, de tiempo y de espacio), imprescindible, como decimos, para su esfericidad semántica y estructural. (Pacheco y Barrera, 2002)

Final inesperado, adecuado y natural

Un buen relato ha de idear un final perfecto; con «perfecto» queremos decir que el final de un cuento participa de la exigencia de ser simultáneamente inesperado, adecuado y natural; sólo así será también satisfactorio. Todo en el cuento es movimiento, vitalidad, emoción, acción, por eso se lo ha comparado con un organismo vivo y se ha aludido a su carácter biológico o fisiológico.

Las funciones de ese organismo se dirigen a una meta concreta de la que no se pueden descarrilar: es el final del cuento. El final de un cuento suele ser el momento culminante en que todo cobra sentido: por eso la última palabra nos debe llevar a la primera en un proceso circular de cognición (la misma llave que cierra el cuento abre la puerta de su inicio).

No se puede ingeniar el desenlace de un cuento de modo artificial, rebuscado, planteando dificultades de contenido y desatendiéndolas sin una expectativa narrativa; peor aun será un final ilógico, inconsecuente. El final

19 ha de ser el adecuado. Será espontáneo, sin que la expresión o el asunto se retuerzan para ir a dar con él; no se debe forzar el final, sino que ha de ser natural, armónico, orgánico conforme a las leyes internas de la coherencia semántica y estructural. (Pacheco y Barrera, 2002)

Cuento popular y cuento literario

Tal como lo reseñan Pacheco y Barrera (2002) se pueden señalar dos clases de cuentos: el popular o folclórico, de origen tan antiguo como el lenguaje humano y el cuento literario o moderno. La diferencia entre ambos es básica: el relato popular tiene su fuente en la boca del pueblo; su nacimiento es oral, y también su transmisión. En la formación primigenia del cuento, del cuento popular, ha influido una explicación psicológica para su origen y conservación a lo largo de las épocas.

Esto es así porque el cuento supone la decidida voluntad del hombre de alejarse provisionalmente de la realidad cotidiana, de trascenderla con un viaje imaginario del que retorna para mirar con ojos nuevos. Esta necesidad psicológica de un emisor de interrumpir un momento concreto para llamar la atención sobre una historia particular a la expectativa de un receptor se ha expresado históricamente ya desde una situación narrativa oral, ya desde una situación narrativa escrita. En una y otra el cuento ha jugado el papel simultáneo de conector y proyector de la imaginación.

El cuento literario es el cuento entendido en su sentido moderno, tal como ha sido concebido a partir del siglo XIX con el romanticismo, que fue el movimiento cultural y filosófico que consagró este género en la práctica y lo dotó de interés y de estimación. En oposición al cuento popular, el nacimiento del cuento literario es escritural y está vinculado a la existencia de la imprenta. La necesidad psicológica que se da en la creación del relato

20 folclórico conserva un paralelismo respecto al relato literario, cuya lectura implica una voluntad decidida, inaplazable, por parte del receptor, de abstraerse momentáneamente de su realidad inmediata y adentrarse en otra con curiosidad y avidez de conocimiento.

Durante ese tiempo de abstracción que dura la lectura el receptor experimenta lo que se contempla como una especie de abducción. También el escritor comparte con el narrador de los relatos populares la voluntad de que su historia llegue a un receptor y logre captar su atención y mantenerla hasta el final. Tanto en el cuento folclórico como en el literario, el emisor no pierde de vista la presencia, real o implícita, de un receptor que interiorice sus palabras.

El autor del cuento literario es único y, aunque el cuento sea anónimo, la mano que lo ideó y su invención son individuales. Puede darse que un relato haya sido escrito entre dos o tres escritores (Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares escribieron cuentos conjuntamente, e incluso también con Silvina Ocampo); sin embargo, esto es algo excepcional, y no resta que el cuento literario siga confirmando la identidad de su autoría frente al anonimato y la creación común del cuento popular. Lo habitual es que la referencia cultural del relato popular esté ligada a una nación o a un pueblo concreto; su creador es colectivo y anónimo.

El cuento popular se proyecta, principalmente, con un objetivo lúdico, para entretener a un receptor múltiple, mas también para salvar del olvido determinadas anécdotas, costumbres o historias del pueblo o para literaturizar valores universales (la audacia, la bondad, el odio, la templanza) y estereotipos de conducta con un sentido didáctico. Sin embargo, el relato literario se proyecta como un objeto de arte cuya intención, por consiguiente, es tanto o más estética que lúdica o ejemplar. La técnica estilística y

21 compositiva del cuento folclórico está vinculada a su difusión en la oralidad, a la familiaridad conversacional de su vida; la técnica del cuento moderno se vincula a unos códigos literarios y a unos márgenes precisos de producción y difusión distintos a los del cuento popular.

La génesis del cuento popular se remonta a la antigüedad, originándose como consecuencia del hábito y la necesidad de contar historias, y de que éstas permanezcan en la memoria de generación en generación. El cuento es una de las formas más antiguas de literatura popular. Su origen ha sido lúdico, ejemplar y mítico. El término se empleaba a menudo, y aún hoy se sigue haciendo, para designar diversos tipos de narraciones breves como el relato fantástico, el cuento infantil o el folclórico o tradicional.

Los cuentos populares se dividen en diversos géneros narrativos que comparten algunas semejanzas: leyenda, fábula, anécdota, relato breve alegórico, cuentos de hadas, la sencilla historieta de origen folclórico, cuentos heroicos, cuentos míticos, etcétera. La oralidad del cuento popular fue lo que hizo retardar su configuración literaria. Algunos de esos cuentos antiquísimos no fueron recogidos sino hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX. Se ha dado el hecho de que uno o varios cuentos populares pasen a formar parte de una tradición literaria, que sean recogidos en una antología, que sean versionados por un autor, que se recojan de forma novelada o entren a formar parte de un marco narrativo más amplio.

El cuento literario, tal como lo entendemos hoy, es un género más reciente. Lo que hoy conocemos por cuento se ha concebido en épocas anteriores con otro nombre. En la literatura medieval ni siquiera se cita la palabra cuento, las opciones terminológicas que aparecen son otras, y todas respaldaban la intención didáctica del género: proverbio, chiste, ejemplo,

22 fábula, fabla o fablilla, historia, caso, apólogo, hazaña o castigo. Habría que esperar a que el Renacimiento diera aceptación a la voz cuento, aunque con bastantes reservas y no pocas imprecisiones. La palabra cuento se sigue aplicando a la narración oral; a la narración escrita se le asigna la palabra novela.

El vocablo latino nova, „breve noticia, pequeña historia‟, evolucionó en italiano al diminutivo novella, que pasó al español para designar aquella narración de fantasía que conserva la “gracia” de la narración popular. Así, a la traducción de los cuentos del Decamerón de Boccaccio se le adjudicó la designación de novela. La rúbrica de novela sería aplicada a aquellas narraciones de extensión más o menos breve que contenían un mensaje moral o didáctico, y la de cuento se aplicaría a las narraciones breves más cercanas a la imaginación espontánea y más ingenua.

En el siglo XIX alcanza prestigio la palabra cuento frente a otras denominaciones comunes, empleada para todo tipo de narraciones breves o que en general cuentan algo, aunque algunos escritores muestran todavía confusión entre cuento, relato, relación y novela corta. La indeterminación del nombre para esta pieza breve, de condición fragmentaria, es un rasgo común de este periodo, junto con la búsqueda de una precisión de sus márgenes y sus técnicas.

Por último queda decir que el cuento literario, y también el fantástico, incorporó ocasionalmente y de manera más intelectualizada motivos folclóricos relacionados con el didactismo, lo legendario, lo costumbrista y la tradición, lo maravilloso, lo vernáculo, lo mítico y hasta el regreso de los muertos y las creencias en duendes, en brujos o en la animación vital de los objetos. Incorporó, también, algunas de las secuencias que los estudiosos describen respecto al cuento de hadas popular (transgresión de una

23 prohibición, la venganza del héroe, la situación de anagnórisis o reconocimiento).

Estrategias

Las estrategias son los métodos que se utilizan para hacer algo; si se quiere aprender se debe elegir entre distintos métodos y sistemas que faciliten su aprendizaje. Y dependiendo de lo que se desee el educando se interesará por hacer uso de las estrategias que más se adecúen a dicho aprendizaje. No existen estrategias buenas y malas en sí mismas, pero sí estrategias adecuadas o inadecuadas para un contexto determinado. Los resultados que se obtienen, lo bien o rápido que se aprende dependen en gran medida de saber elegir la estrategia adecuada para cada tarea.

La mayoría de las veces el trabajo en el aula consiste en explicar conceptos, en dar información, y en hacer ejercicios para comprobar si esos conceptos se entendieron. Muchas veces lo que no se explica ni se trabaja son las distintas estrategias o métodos que los educandos pueden emplear para realizar un ejercicio o absorber una determinada información; en este caso específico el aprendizaje por la Literatura Venezolana, la cual en los últimos tiempos se ha visto muy poco promovida en las instituciones escolares.

Es así que, cuando las estrategias no se explican en clase cada educando se ve obligado a descubrirlas por su cuenta. Lo que suele suceder es que algunos educandos, por si solos y sin necesidad de ayuda, desarrollan las estrategias adecuadas. Las estrategias se suelen clasificar, generalmente, en función de las actividades cognitivas a realizar. Atendiendo a ese criterio, Esteban (2009) manifiesta que las estrategias se suelen clasificar, desde las operaciones más elementales a las más elaboradas en

24 asociativas, de elaboración, de organización. Las primeras, las más simples, implican operaciones básicas y elementales que no promueven en sí mismas relaciones entre conocimientos pero pueden ser la base para su posterior elaboración ya que incrementan la probabilidad de recordar literalmente la información, sin introducir cambios estructurales en ella.

Las estrategias de elaboración constituyen un paso intermedio entre las estrictamente asociativas que no trabajan la información en sí misma y las de organización que promueven nuevas estructuras de conocimiento. En la elaboración se pueden producir operaciones más simples donde se establecen algunas relaciones, por lo general extrínsecas, entre elementos de la información que pueden servir de “andamiaje” al aprendizaje mediante elaboración de significados y otras, más complejas, cuando se produce una elaboración basada en la significación de los elementos de la información.

Las estrategias de organización consisten en establecer, de un modo explícito, relaciones internas entre los elementos que componen los materiales de aprendizaje y con los conocimientos previos que posea el sujeto. Éstos operan de una doble manera: primero, porque depende de los que el aprendiz posea (cantidad y calidad) el que pueda elaborar de manera más o menos compleja esos materiales y en segundo lugar, porque la estructura cognitiva resultante del nuevo aprendizaje modificará la organización de esos conocimientos previos.

Sin embargo, Díaz y Hernández (2001) ubican los diferentes tipos de estrategias en tres grupos a los que definen del siguiente modo:

 Estrategias de apoyo: se ubican en el plano afectivo-motivacional y permiten al aprendiz mantener un estado propicio para el aprendizaje. Pueden optimizar la concentración, reducir la ansiedad ante

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situaciones de aprendizaje y evaluación, dirigir la atención, organizar las actividades y tiempo de estudio, entre otros.  Estrategias de aprendizaje o inducidas: procedimientos y habilidades que el alumno posee y emplea en forma flexible para aprender y recordar la información, afectando los procesos de adquisición, almacenamiento y utilización de la información

 Estrategias de enseñanza: consisten en realizar manipulaciones o modificaciones en el contenido o estructura de los materiales de aprendizaje, o por extensión dentro de un curso o una clase, con el objeto de facilitar el aprendizaje y comprensión de los alumnos. Son planeadas por el agente de enseñanza (docente, diseñador de materiales o software educativo) y deben utilizarse en forma inteligente y creativa.

Es decir que la existencia de tantas estrategias ofrecen métodos de enseñanza para que los docentes de la cátedra Lengua-Cultura-Idioma se conviertan en seres innovadores de su praxis; además de sembrar en el educando un amor por la patria y la motivación para que ellos busquen su propio proceso de aprendizaje.

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CAPÍTULO III

METODOLOGÍA

Modelo de Investigación

La investigación se enfoca en un modelo de Proyecto de Aplicación cuya finalidad está dirigida a proponer actividades en base a la proyección de documentales, películas venezolanas (“La Balandra Isabel llegó esta tarde” dirigida por Carlos Hugo Christensen, 1949), la lectura del libro de Guillermo Meneses “La Balandra Isabel llegó esta tarde”, como estrategia para desarrollar dentro del aula de clase la promoción de la Literatura Venezolana; según la definición de Álvarez este tipo de proyecto:

Se refiere a un conjunto articulado y coherente de actividades orientadas a alcanzar uno o varios objetivos siguiendo una metodología definida, para lo cual precisa de un equipo de personas idóneas, así como de otros recursos cuantificados en forma de presupuesto, que prevé el logro de determinados resultados sin contravenir las normas y buenas prácticas establecidas, y cuya programación en el tiempo responde a un cronograma con una duración limitada. (2005:23)

Generalmente, el Proyecto de Aplicación se cumple en tres fases, las cuales son: planificación, ejecución y evaluación; pudiendo agregar que este trabajo cubrirá en su totalidad las mismas en base a la siguiente planificación realizada por el autor:

Fase de Planificación

En esta fase se refleja la problemática de la investigación y su pertinencia para solucionar los problemas en relación con la implementación de actividades que conduzcan a establecer la importancia de la lectura de la

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Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, estado Trujillo. Para Stoner, Freeman y Gilbert (2000) el plan hace referencia a un amplio conjunto de fines, objetivos, estrategias, recursos, entre otros, para lograr el desarrollo de acciones que deben cumplirse en un tiempo determinado. Para cubrir la fase de planificación se ejecutaron los siguientes pasos:

 Elección del tema. En este caso a la promoción de la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, estado Trujillo.

 Definición de los objetivos: Elaborar un primer esquema de los aspectos que se considerarán, la pregunta que se deriva del problema de investigación que se ha planteado, y a partir de él definir los objetivos (generales y específicos)

 Concreción del marco teórico: Documentarse sobre el tema: estado actual del conocimiento al respecto, hacer una primera concreción del marco teórico.

 Enfoque metodológico: Explicitar la opción metodológica de la investigación Describir la metodología concreta de la investigación: obtención y proceso de los datos.

 Diseño de actividades: en esta fase se planifican las actividades a cumplir, las cuales deben servir como herramienta para promocionar la lectura de la Literatura Venezolana en los estudiantes que cursan cuarto año en el Colegio Privado “Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, estado Trujillo.

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Fase de Ejecución

Álvarez, (2005) señala que la fase de ejecución se refiere a la puesta en marcha de las acciones estipuladas o previstas en la planificación. En esta se da consecución a los pasos establecidos en la metodología; con la finalidad de lograr un cambio en la conciencia de los estudiantes que de una u otra manera no se sienten motivados para ejecutar la lectura de autores venezolanos. Para ello se cumplen varias etapas que son:

 Observación: se acudió a la institución y se visitó las aulas de Cuarto Año con la finalidad de obtener información verificable si los docentes leen o les piden a sus estudiantes leer Literatura Venezolana como una manera de promocionar la misma en el salón de clase.

 Diseño de actividades: se diseñaran las actividades que sirvan como herramienta para promocionar la lectura de la Literatura Venezolana; las mismas estarán basadas en la obra de Guillermo Meneses “La Balandra Isabel llegó esta tarde”, por considerar que es un autor al cual no se le ha dado su lugar como escritor venezolano de grandes obras.

 Puesta en práctica de las actividades: Aquí se cubre la realización de las actividades ya enunciadas en párrafos anteriores.

 Fotografías: representan las evidencias de las actividades planificadas y ejecutadas, así como la participación de los educandos y la colaboración de los docentes del curso.

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Fase de Evaluación

Luego de cumplir con los objetivos acordados, se realiza una recopilación de la información que conformará los resultados relevantes de la investigación; al mismo tiempo se elabora un capítulo que servirá para evaluar la efectividad en la aplicación de las actividades, para conocer si los educandos lograron captar la idea que se busca con la aplicación de estrategias para promocionar la lectura venezolana dentro del salón de clase. Adicionalmente se presentan las conclusiones y recomendaciones que se originan de la puesta en práctica de la propuesta

Población

Hurtado, se refiere a la población como “el conjunto de seres en los cuales se va a estudiar la variable o evento, y que además comparten, como características comunes, los criterios de inclusión”. (2001:140). Es así como la población considerada para el presente estudio está constituida por cuatro (04) secciones de Cuarto Año en el Colegio Privado “Juan de Dios Andrade” del municipio Valera, estado Trujillo, las mismas poseen un número de 40 estudiantes por salón.

Muestra

La muestra es definida por Hurtado, (ob.cit) como “una porción de la población que se toma para realizar el estudio, la cual se considera representativa de la población”. En atención a esta definición, esta investigación necesita precisar una muestra que se tomará como de estudio; para ello se empleará una fórmula estadística propuesta por Sierra Bravo y citado por Chávez (2007):

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4xNxPxq n  E 2 N 1 4xPxq

Donde: n: es el tamaño muestral que se calculó 4: es una constante P y q: son proporciones que indican el margen de error o éxito del estudio con valor proporcional de 0.5 (50% c/u) N: el tamaño de la población = 160 estudiantes E ²: es el error seleccionado por la investigadora = 10 (0.1) Sustituyendo la fórmula se tiene:

4x160x0.5x0.5 640x0.25 160 160 n      61,7  62 0.12 160 1 4x0.5x0.5 0.01159 4x0.25 1.59 1 2.59

Por tanto, la muestra de estudio quedó establecida en 62estudiantes, sin embargo para efectos de esta investigación se tomarán 64 estudiantes debido a que se necesita elegir un número igual de cada sección estudiada; además los estudiantes serán elegidos de manera aleatoria simple; la muestra de estudio queda reflejada en la siguiente tabla de acuerdo a la sección que cursan en la institución:

Cuadro Poblacional:

Sección N° de Estudiantes Cuarto “A” 16 Cuarto “B” 16 Cuarto “C” 16 Cuarto “D” 16 Total 64

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CAPÍTULO IV

DESARROLLO DEL PRIMER OBJETIVO Realizar un conversatorio con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana

Con estas imágenes se presenta el grupo de estudiantes reunidos para dar inicio al conversatorio acerca de la literatura venezolana, en esta actividad se pudo notar la ausencia de orientación por parte de la docente del curso hacía las obras que han escrito autores como Arturo Uslar Pietri, Ana Teresa de a Parra, Miguel Otero Silva e incluso el mismo Guillermo Meneses,

32 solo se les ha sugerido leer la literatura escrita por Rómulo Gallegos como una efigie de la literatura venezolana.

Al nombrarles y preguntarles a los estudiantes si han oído hablar de la obra de Guillermo Meneses “La Balandra Isabel Llegó esta Tarde”, algunos hicieron relación con una artista a la cual llaman de esa forma (según referencias de sus padres), pensando que de allí provenía el nombre del libro; es preciso acotar que los adolescentes ni siquiera han escuchado hablar de Guillermo Meneses como escritor venezolano, lo que denota que en las clases de castellano y literatura se hace poco énfasis en alguno que otro escritor.

Casi en todas las clases se toma la obra de Rómulo Gallegos como estandarte para que ellos aprendan lo que significa la obra de los autores venezolanos, aún pudiendo entender que destacan muchos como Teresa de la Parra y sus “Memorias de Mamá Blanca”, Arturo Uslar Pietri y sus “Lanzas Coloradas”, Miguel Otero Silva y sus “Casas Muertas”, Julio Garmendia y “Tienda de Muñecos”, y el ya enunciado Guillermo Meneses con sus novelas “La Balandra Isabel Llegó esta Tarde” o “Campeones” obras que han sido adaptadas tanto al cine como al teatro y la televisión en épocas cuando se le daba mayor importancia a la literatura venezolana como una manera de aprender a conocer la tierra y sus costumbres y tradiciones.

Este conversatorio demostró que el desinterés no es solo porque los estudiantes no quieren aprender a valorar la literatura venezolana, sino también porque el docente no inculca ese amor por la misma para que el educando conozca sus raíces literarias al mismo tiempo que puede viajar por espacios autóctonos de Venezuela que han sido zonas que recogen gran parte de los escritos de los autores venezolanos convirtiéndose en pueblos inexistentes ya en la mente de los jóvenes y adolescentes.

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DESARROLLO DEL SEGUNDO OBJETIVO “Planificar actividades que permitan determinar los conocimientos previos que tienen los estudiantes sobre la Literatura Venezolana partiendo de las obras leídas desde primero a tercer año”.

Desde hace algunos años, la literatura en los liceos y colegios privados se ha enseñado con un carácter de disciplina preferentemente expositiva, a los estudiantes se les pide realizar un resumen de una obra o cuento a través de la cual luego será evaluado sin considerar si el estudiante leyó o no la obra. En la actualidad se les ha facilitado demasiado a los estudiantes bajar los resúmenes de textos para luego presentarlos ante sus profesores y compañeros, en algunos casos haciendo creer que si leyeron la obra, más es necesario que el profesor de Castellano los evalúe de otra manera para poder inculcarles el amor y el hábito por la literatura venezolana en función de hacerlos crecer y adaptar costumbres venezolanas. En realidad, lo que se ha enseñado hasta ahora en las instituciones escolares en cuanto a la literaria venezolana son novelas como “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos, “Memoria de Mamá Blanca” de Teresa de la Parra, “Lanzas Coloradas” de Arturo Uslar Pietri, “Silva a la Agricultura Criolla” de Andrés Bello y “Mi Padre el Inmigrante” de Vicente Gerbasi, obras que casi siempre se encuentran resumidas en el texto de Lengua y Literatura correspondiente a cada año de estudio; de esta manera este texto constituye un simple apoyo a la abundante información teórica que existe sobre a literatura venezolana. Hasta el momento, el modelo teórico que prevalece para la enseñanza de la literatura aún se basa en estos autores sin tener presente la existencia de otros grandes escritores de renombre internacional como lo es el caso de Guillermo Meneses y sus novelas, que pueden llenar ese espacio donde se configura la enseñanza con el amor por la lectura.

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DESARROLLO DEL TERCER y CUARTO OBJETIVO Ejecutar un taller de actualización de la Literatura Venezolana para que los estudiantes se motiven a investigar acerca de la misma y sus distintos autores criollos y Evaluar la efectividad de las actividades realizadas con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana

Para capacitar a los estudiantes, se tomó la obra de Guillermo Meneses “La Balandra Isabel Legó esta Tarde”, tanto en película como en un resumen del texto; todo ello con la finalidad de hacer una comparación y buscar a mejor manera de enseñar la literatura venezolana a los adolescentes que cursan estudios en el Colegio Privado “Juan de Dios Andrade” del municipio Valera.

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En las imágenes se muestra al bachiller brindándoles una explicación a los estudiantes de la obra literaria “La Balandra Isabel legó esta Tarde” llevada al cine en el año 1949, la cual fue adaptada del libro de Guillermo Meneses y protagonizada por actores mejicanos, argentinos y venezolanos. Asimismo, se les explicó que la película se desarrollo entre Nueva Esparta (Margarita) y el Puerto de la Guaira, por ser estos ambientes marítimos tratados en la obra de Meneses. Luego se le dio comienzo a la exhibición de la misma, pudiendo observar a cada estudiante y presenciar la atención que cada uno le fue poniendo al desarrollo de ésta.

En estas imágenes se demuestra la atención con la cual observaron todos los estudiantes la película, sintiéndose atraídos por la trama de la misma; esto demuestra que existe una de llegar a los adolescentes para hacerles sentir amor por la literatura venezolana y sobre todo por obras que han sido relevantes en la historia de los escritores venezolanos, como lo es

36 la de Guillermo Meneses, la cual fue difundida a nivel mundial otorgándosele varios premios como el Premio Nacional de Literatura en el año 1967 y reconocimientos como el Primer Premio de Fotografía en el Festival de Cannes en 1951 otorgado a la película “La Balandra Isabel Llegó esta Tarde”.

Para alcanzar el cuarto objetivo propuesto para Evaluar la efectividad de las actividades realizadas con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana. Se les realizó el dictado del resumen “La Balandra Isabel Llegó esta tarde” de Guillermo Meneses, con la finalidad de hacer una comparación entre lo que vieron y escucharon de la obra; para poder establecer el procesamiento cognitivo de la información y la manera más fácil de llegar a ellos con la misma.

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Luego de realizar el dictado, se les pidió a los estudiantes hacer un análisis de lo observado en la película y lo escuchado en la narración (Ver Anexo A); donde es preciso resaltar que a través de la película los estudiantes pudieron procesar con mayor facilidad la información de la obra de Guillermo Meneses; sin embargo, es necesario resaltar que la exhibición de la película les dejó un resultado positivo a los estudiantes quienes en sus escritos reconocen el trasfondo de lo que se quiso decir en la obra de Meneses. Los estudiantes adaptaron favorablemente sus escritos a lo ocurrido en la película que lo leído en el cuento, aun sin ser toda la novela, procesan mejor lo visto que lo leído, aún reconociendo que la adaptación del libro al cine cambia mucho en su representación. Pero lo único que si se logra es motivar a los estudiantes hacia este tipo de proyectos para que puedan adquirir un amor por la literatura venezolana.

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CAPÍTULO V

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Finalizado el estudio y ejecutado completamente el proyecto considerado valioso para promocionar la literatura venezolana, se presentan las concusiones a las que se llegó y las debidas recomendaciones para que en un futuro se mejore la práctica docente.

Conclusiones

De acuerdo al objetivo planteado para realizar un conversatorio con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana. Es necesario expresar que, hasta ahora los estudiantes no tienen una muy buena formación en base a la lectura de obras de escritores venezolanos, al contrario han algunos han leído colecciones completas sobre obras que vienen de otras latitudes como “Luna Llena”, “Harry Potter”, “El Señor de los Anillos”, las cuales son obras de escritores extranjeros las cuales han sido llevadas al cine, ello puede ser uno de los factores que ha motivado la lectura de los libros en función de conocer un poco más el espacio en el que se desarrollan los hechos presentados en el cine.

En cuanto al objetivo que sirvió para evaluar la enseñanza de la Literatura Venezolana partiendo de las obras leídas por los estudiantes desde primero a tercer año. La literatura venezolana que los jóvenes han leído desde Primer Año hasta Tercero se basa casi en la misma que se muestra en estos momentos en los libros de Lengua y Literatura, o sea en obras como “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos, “Memoria de Mamá Blanca” de Teresa de la Parra, “Lanzas Coloradas” de Arturo Uslar Pietri,

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“Silva a la Agricultura Criolla” de Andrés Bello y “Mi Padre el Inmigrante” de Vicente Gerbasi, sin dejar de hacer mención que las mismas se encuentran resumidas en los textos a los cuales son sometidos los estudiantes a adquirir para desarrollar la cátedra.

En relación al objetivo propuesto para ejecutar un taller de actualización de la Literatura Venezolana para que los estudiantes se motiven a investigar acerca de la misma y sus distintos autores criollos. Los estudiantes se sintieron motivados al participar en la proyección de la película “La Balandra Isabel Llegó esta Tarde” adaptada al cine partiendo de la obra del venezolano Guillermo Meneses. Al mismo tiempo, y para realizar una comparación entre lo que ellos observan y leen, se les realizó una lectura resumida de la novela, con la finalidad de proponerles a ellos elaborar dos escritos partiendo de lo que vieron en la película y lo que escucharon en a lectura.

De esta actividad se puede inferir que con la proyección de la película se logró reforzar más a literatura realizada por los educandos, ya que ellos pudieron relacionar los nombres de los autores, lugares y escenas presentes en la lectura del cuento. Esta producción cinematográfica permitió que la idea del cuento fuera mucho más clara a la hora de analizar lo expuesto por el autor en su obra.

En lo referente al objetivo propuesto para evaluar la efectividad de las actividades realizadas con los estudiantes de cuarto año del Colegio Privado “Pbro. Juan de Dios Andrade” del municipio Valera acerca de la Literatura Venezolana. Puede decirse que la lectura del cuento permitió que el educando siguiera el desarrollo del mismo a medida que copiaban y leían. Pero no hubo un entendimiento del todo, ya que era nuevo este autor y su obra, como muchos otros autores que hasta ahora han permanecido en el

40 anonimato; sin embargo, al realizar un feedback se pudo aclarar las preguntas e inquietudes que muchos de ellos tenían con relación a la lectura y poco a poco los educandos pudieron relacionar el cuento con la idea principal del mismo, de esa manera se involucraron realmente en la lectura de la obra de Guillermo Meneses.

Sin embargo al realizar un resumen de lo visto en la película recordaba con mayor facilidad los nombres, las escenas, el ambiente en el cual se desarrolla la misma, así como la idea principal del cuento. Por ello, es preciso decir que la película fue más motivante para los estudiantes del Cuarto Año.

Recomendaciones

Los docentes deben aplicar estrategias que permitan consolidar la enseñanza de la literatura venezolana enfocada hacia autores desconocidos para los estudiantes, pero de renombre nacional e internacional por sus obras.

Hacer una recopilación de las obras de autores como Guillermo Meneses (Campeones y La Balandra Isabel Llegó Esta Tarde), Rómulo Gallegos (Doña Bárbara, Canaima, La Trepadora), Andrés Eloy Blanco (El Limonero del Señor), entre otras obras que han sido llevadas a la pantalla cinematográfica, para que los educandos se motiven a conocer la literatura venezolana.

Buscar obras de autores venezolanos como Aquiles Nazao, Teresa de la Parra, Rufino Blanco Fombona, Andrés Eloy Blanco, Vicente Gerbasi, entre otros muchos autores que han dejado plasmado en sus textos la

41 belleza de Venezuela, su verso y su prosa, además de sus cuentos que han sido complemento para la educación.

Dar a conocer el presente trabajo para que los docentes se motiven a emplear estrategias como la proyección de películas u obras de teatro para que los educandos aprendan a valorar la literatura venezolana.

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ANEXO A EL CUENTO “LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE” DE GUILLERMO MENESES

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LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE (GUILLERMO MENESES)

La balandra "Isabel" llegó esta tarde a La Guaira trayendo, desde Boca de Uchire, 10.000 kilos de carbón y unos bultos de casabe. Al entrar en el puerto agilizó más su elegancia blanca; pasó junto al trasatlántico alemán y fue hacia sus compañeros: la goleta "Blanca Marina", el bote "Justa y María", la balandrilla "Misteriosa del Mar". Al lado de ellas se aquietó mientras las velas, antes de morir, recogían en su blancura la última luz del sol. La mayor, que tiene una cruz azul pintada como un tatuaje, y que desde Boca de Uchire viene llena de viento, esponjada y redonda —pintada de sol o pintada de luna— se aflojó despacio en los mástiles, desgonzándose entre la brisa delgada del puerto. Una calle, acostada al pie del caserío guaireño, blanquea en la primera oscuridad de la noche. Serenamente se mueve la masa de las aguas, verde aún por una vaga vibración luminosa, haciendo sus ruidos bajo las maderas del atracadero. En los postes sostenedores se forman espumas y por las barbas verdes de las algas caen luego gruesas gotas del agua mansa. El palo mayor de la balandra "Isabel" marca sobre el cielo el tardo vaivén del puerto adormilándose en la penumbra del atardecer. Un marinero, cansado y alegre, se apoya en la barandilla mohosa, rota por las olas y silba una canción que oyó hace mucho tiempo.

Segundo Mendoza, marinero de la "Isabel" —nariz chata, anchas espaldas, blanca la risa áspera— paseó un rato por las calles guaireñas. Con el paltó azul arrollado en el brazo, estirada la franela por la respiración calmosa y fuerte, ágiles y recios los pasos, caminó bajo los focos de luz eléctrica un buen poco de tiempo mirando las cosas. Bajo la cachucha, tirada hacia el cogote, viven sus pensamientos: sabe que terminará buscando a Esperanza para pasar la noche; pero retarda ese

46 momento en que ella vendrá apresurada hacia él. (—¿Cómo estás, mi amor? ¿Cómo hiciste el viaje?) por el solo gusto de gozar antes representándose la escena, pensando cómo va la mujer a recibirlo. Aunque, al fin y al cabo, da lo mismo: esquiva, o triste, o desdeñosa o alocada, siempre es igual con él. Tenga ella ariscos y temblones los labios pintados, o entreabiertos por la sonrisa: bajos los párpados, o abiertos los ojotes negros; ardorosa o tranquila la naricita de aletas gruesas; fruncidas o no las cejas; de todos modos, sabe él que lo quiere Esperanza. Y, como goza con esa confianza, retarda el momento de encontrar a la mujer mientras piensa en ella. Al fin, dejó las calles de cemento cercanas al muelle, llenas de ruidos y de gentes, y comenzó a subir la calleja empinada sobre el cerro, metida entre las casas severas, altas, mudas, de La Guaira vieja. Ahora, al doblar el recodo más oscuro, en redor de la casa más severa, más muda y más alta, la calle cambia de carácter, se hace casi camino, y entra en el barrio pobre de las prostitutas. Un poco más allá no hay casas por el lado del mar. Por eso "El Cuerno de la Abundancia", botiquín del negrito José la Trinidá, está siempre lleno de las brisas del mar, que se ve cercano frente a frente. Al borde del barranco sostiene su equilibrio una gran piedra negra. Segundo se sentó en esa piedra, y abrió los brazos por recibir la brisa fresca sobre el cuerpo sudado. Miró un momento al mar y tuvo que volver la cabeza atendiendo al siseo de María, la negra loca de El Cardonal. Desde la puerta de su casa, cercana al botiquín, lo 11a-maba la negra. Apenas se veía la figura extraña —con la laida suspendida hasta el vientre, acariciándose los muslos— en la luz vaga ele un foco escuálido envuelto en papeles azules de seda. Segundo se acercó: —Mujer! Esa manía tuya de andar siempre desnuda..

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—Dame un cigarro, marinero en tierra, negro verde. —¿No anda por ahí Esperanza? Toma el cigarro. —Ahí está. En el botiquín. Ahí está. ¿Un fosforito, negro verde? —Estás loca, negra María. Ahora y que negro verde. Yo me llamo Segundo.

La llama del fósforo saltó entre las manos gruesas del marinero y en su luz vivieron los rasgos de la negra María, sus pómulos hinchados, toda su cara avejentada, pintada, rota por la miseria, por la locura y por la vida.

Ella sonrió con su colmillo orificado, mientras rozaba las piernas de Segundo. —¿Te vas a quedar conmigo, negro verde? Pareces un diablo caliente, ¿oíste?

El marinero la rechazó riéndose y se hundió en el baño de luz del botiquín, entre la música dulzona del radio.

El amo, José la Trinidá, negrito fino, bostezaba mirando en el mar las vagas manchitas de los botes pesqueros. Segundo lo saludó. Viejos compadres, se sonrieron alegremente y se preguntaron las cosas de siempre: que si la balandra llegó hoy, que si el negocio está bueno. —¿Descargaron ya? —No, mi hermano. Llegamos tarde.

Rompían la tonada unas palabras alegres de la mujer: ¿cuándo llegó? ¿esta tarde? Con tu permiso, chico, ya vengo.

Repiquetearon los tacones de ella tras el tabique de madera y apareció al cabo en el marco de la puerta.

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(Ella: regordeta, pintada, con sus curvas marcadas en el brillo de la tela barata. Ella: alegre gritona, simpática).

—¿Llegaste esta tarde? —Sí, oh! Nos atrasamos. —Te esperas un momento y le digo al que está ahí que no me voy a ir con él? —Anda, pues. —Te tengo que decir una cosa muy grande.

Esto lo dijo deteniéndose un momento en la puerta. Luego, repiquetearon sus pasos tras el tabique, mientras Segundo, acodado en la ventana miraba hacia el mar oscuro, enorme y cercano en la lejanía.

¿Qué será lo que tiene que decir Esperanza?

Lleno de sombra, lleno de rumores, vibrando con bordoneo de papel gigante, está allí el mar: eso oscuro. En alta mar va un barco grande, con sus luces prendidas. En esos barcos alemanes se divierten las gentes como en tierra. Ahorita la luz del faro le dio al barco haciéndole saltar de lo oscuro. Luego marcó un camino de reflejos a lo largo del agua.

¿Qué será lo que tiene que decir Esperanza?

El mar. Se siente cercano; como si fuera ya a inundar todo. Como si se estuviera volteando en lo oscuro de sus ruidos.

Una voz de hombre hizo volverse a Segundo. Era un muchacho elegante, delgado, serio, que se despedía de Esperanza en tono tristón.

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Pagó y su silueta blanca, bañada un momento por la luz del botiquín, se perdió en la calle torcida.

A su paso se oyó la voz de la negra loca:

—Trasnochadito, santo, ¿no me das un cigarro? Pretensioso de leche, sinvergüenza.

Porque el muchacho no se detuvo.

Esperanza se acercó a Segundo moviendo las caderas hermosas, robustas. El no se movió. Quieto, sintió el roce de aquel brazo, de todo el cuerpo de Esperanza. Quieto, sintió la voz de ella.

—Tenemos toda la noche para los dos. —Si, oh! Si llego más tarde me quedo sin mujer. —Cualquiera te lo cree... que no te vas a buscar otra. —Yo, mi amor? contigo nada más. —San Segundo, te voy a tener que meter en un nicho. —Verdad. —Estoy triste, Segundo. —¿Qué es lo que me tienes que decir?

Esperanza se apretó más a él y repitió, tarareando, la canción de antes.

—Te tengo que decir un sinfín de cosas: no quiero seguir esta vida.

Ella dijo esto suavísima, como si la estuviera sosteniendo su canción, y Segundo, al mirarla así, le besó despacio los labios brotados, rojos y brillantes por la pintura.

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—Epa! —era la voz de José la Trinidá— Esperanza tiene su casa.

Segundo se apartó y sonrió al negro. Luego pidió que comer y se fue hacia dentro, junto con la mujer. En el espaldar de la silla soltó el paltó y la cachucha, apoyó la recia barbilla en los puños y se quedó mirando a Esperanza.

Segundo come con hambre grandísima, sorbiendo el café humeante en la tazota desconchada, mientras oye a Esperanza. Ella habla mucho, contándole cómo lo esperó tanto en estos días; sobre todo en la noche de ayer, que tenía el presentimiento de que iba a llegar.

—Ya ves. Y llegué hoy que no me esperabas. Bueno, y ¿qué es lo grande que me vas a decir?

"Lo grande" no sabe ella decirlo en una frase. Son muchas cosas que le han venido pasando; que no quiere seguir esta vida; que no quiere estar obligada a buscar hombre todas las noches; que no quiere tener que aceptar a cualquiera que se le presente.

Habla apresurada y tranquila; pero Segundo comprende la tristeza de ella en la voz opaca y en la cabeza vencida de la muchacha. Entristece él también un poco y le sonríe a Esperanza: —¿Hablamos después de eso? ¿Quieres? No te vayas a poner llorona.

Y al momento la cara de ella vuelve a su expresión alegre. Intenta Segundo rozarla, hacerle cariños y ella se le huye sonreída. —Te tienes que lavar muy bien antes de tocarme.

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Llena de grasa la cara reidora se chancea el marinero exponiendo sus razones a la hembra huyilona. —Así me gustan las mujeres limpiecitas. Ahora, que si el negro no me presta jabón vas a tener que aguantarme esté como esté. —Te aseguro que no me tocas mientras estés así.

Al lado de Esperanza —bella y pura en su sueño tranquilo— piensa Segundo en las frases de ella, allá en el botiquín de José la Trinidá. Mira a la mujer (ella dejó encendida su lamparilla rosada y barata) y entristece hasta dentro.

Pasan así las cosas en la vida. Las creemos conocidas, nuestras y de pronto nos damos cuenta de que son ajenas y extrañas, como un puerto donde no hemos atracado nunca.

Igual Esperanza para Segundo. La busca desde hace mucho tiempo cada vez que llega a La Guaira. Creía que conocía aquel cuerpo maduro, la grave hondura de aquellos ojos claros, aquellas curvas morenas, acentuadas y duras. Creía saberse de memoria toda aquella mujer —que lo atrae como los puertos a la balandra "Isabel"— y ahora resulta que sobre toda Esperanza la vida escondida ha puesto el verdadero color.

El la suponía una de las tantas que viven en la blanda y tibia atmósfera de los cuartos iluminados en rosado cariñoso, en azual moribundo o en violeta dormido. Suponía que ella lo quería como un cualquiera, y era cariño bueno de mujer lo que ella sentía.

En su cuarto caliente y desordenado ella lo esperaba entre sus mil olores húmedos y dulces. Llegaba él de lejos, fuerte y recio, duro y serio — como si fuera honrado— y ella esperaba.

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Para él solo resultaba Esperanza la orejita donde decir ingenuos cariños groseros; la boca gruesa donde besar sabroso; estos ratos de maravilla. Sabía él que en este cuarto bailado en luz rosada, entraban muchos hombres con sus deseos vivos; le gustaba saberlo. Y a Esperanza, en cambio, le dolía esto como un castigo. Se la queda mirando. No le conocía ni el cuerpo, aunque creyera lo contrario.

Ahora, tiene la cara suavemente triste dentro del sueño y el cuerpo solemne bajo la sábana delgada. Se la queda mirando y dentro de su pecho brotan dulces mieles de cariño. En este momento la acariciaría despacio, la besaría más serenamente que a la otra que tiene allá en Juan Griego. Ha sido de repente un cariño maduro, confiado. Hasta este momento se creía obligado únicamente para la otra, para la que, seguramente, tiene ahora en derredor de su falda los hijos de los dos.

¿Y ésta? ¿y Esperanza? También tiene derecho. Aprieta dentro del cuerpo sus dolores como cualquiera otra. Sólo, que nadie se preocupa más que por el cuerpo repleto de dulzuras. Avanzan hacia ella deseosos y altaneros —barcos de velas infladas— y, cuando llega el tiempo de mirarla despacio se duermen a su lado, como duermen al lado de los muelles las balandras que terminaron viaje.

Segundo despierta a Esperanza. Con sus manos callosas la levanta del sueño.

—Negrita. Atiende. Si tú quieres vamos a vivir juntos. Trabajaré de pescador aquí en La Guaira, ¿Quieres?

Ella lo abraza desesperadamente y sonríe.

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Abrazada a Segundo se le mueren los párpados.

Segundo Mendoza nació aquí mismo, en La Guaira. Cuando era pequeñito correteó desnudo por estas ariscas playas guaireñas. A lo largo de estas costas destrozadas, hechas de negras rocas, pasó Segundo la infancia, capitaneando el grupo de sus compañeros.

Aquí, en el puerto, nadaban todo el día bajo el sol de luz dura y de calor macizo.

Después. Alguna vez la escuela, regaños de la madre. Después, sentirse el cuerpo lleno de juventud. La primera mujer y el primer viaje. (La primera mujer: entonces se hizo serio, pensó en buscar dinero). —Hace ya tanto tiempo!...

Segundo piensa esto apoyado en un poste del muelle guaireño. Le ha dicho a Esperanza que venía a despedirse de sus compañeros. Y así es la verdad. Ha venido a eso; a decirles: —Adiós, mis hermanos! algún día nos veremos! que lleguen con bien!...

La madrugada se insinúa en la claridad tenue del cielo; en la "Isabel" trabajan todavía bajo la luz débil de un farol. Hay un vago olor de comida entre los olores del puerto; y las luces de los faroles sobre la cubierta de goletas y balandras, hacen creer que, en cada barco, un marinero, sombrío de color, está calentando el cafecito para los demás. Hace un momento se apagó el faro. Bajo los muelles el agua oscura no ha despertado todavía: copia sobre sus ondas pequeñas los reflejos de todas las luces.

Segundo, mira el movimiento de sus compañeros sobre la cubierta de la balandra "Isabel". Oye sus voces conocidas, mientras halan cuerdas y

54 trabajan preparando el viaje. Segundo va nombrándolos al mirarles la cara bajo la luz del farol.

Este negro es Simón Palma, el campanero.

Como si hubiera sentido algo, el negro se vuelve y sonríe a Segundo. Luego grita: —Heiiii! Segundo Mendoza! a que todavía haces con nosotros este viaje! —Qué va, negro, me quedo! —Veremos!..

Y aunque Segundo contesta con ademán de hombre resuelto, siente una íntima desconfianza: ¿él de pescador? ¿Matarse sudando agachado en una canoa, para luego apenas ganar? En la balandra, siquiera no gasta comida, sino que los reales son para lo que quiera. Esperanza le pedirá dinero siempre. Dirá sus temores de que no habrá nada para el siguiente día. Y la figura de la mujer se le va desvaneciendo. Será dura y fastidiosa la vida.

Ahora se ha acercado a la borda Martinote. Todos han dejado el trabajo un momento y, desde la balandra, le gritan chanzas a Segundo Mendoza.

Martinote también es de La Guaira. Cuando pequeño, se pasaba los días —baños, carreras, algazara— junto a Segundo. Es un buen amigo; seguro siempre para cuando hay necesidad. Él es quien grita más:

—Enamorado! da lo mismo una mujer que otra. ¿Vas a dejar esperando en Carenero a la negra Socorro? Seguro va a llorar. (Martinote se ríe con una risa grande). ¿Y Adelita? ¿la vas a dejar morir sólita al lado de su botella de ponsigué?... Enamorado! ¿A la vejez viruela?

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Martinote vuelve a reír. Luego, todos se retiran a seguir trabajando.

Ahora, vive sobre las cosas la mañana. El ambiente está puro y hay una brisa fresca, que se enreda en los pelos. Un pescador llegó hace poco con el bote repleto de brillos: su pesca de hoy.

De entre la charla de los marineros salta la voz alegre de Martinote, que habla de "el enamorado''.

Segundo recuerda que una vez, cuando eran muchachos. Martinote le salvó la vida: —Aquel musiú de anteojos, apoyado en la barandilla del barco enorme, tiró con fuerza la moneda de oro lejos del grupo de muchachos que esperaban abajo zambulléndose y gritando, esos regalos de los turistas. La mancha redonda y amarilla llegó hasta el fondo sin que ninguno la pudiera coger. Sobre la arena de lo más hondo quedó la moneda. Todos los muchachos se hundieron, abriendo los ojos codiciosos y ardidos entre la masa oscura de las aguas. Segundo fue quien la logró apretar entre los dedos; se la metió en la boca y dio un talonazo en la arena blanda. Pero no tenía fuerza- Allá, en el fondo, hubiera quedado si no es por Martinote que lo haló hasta el aire. El musiú desde la barandilla brillante del barco los vio salir juntos sobre el agua. Segundo tenía la sonrisa del oro apretada en su sonrisa: el disquito amarillo relumbrando en la boca-..

La voz de Martinote lo despierta: —Segundo, ahorita nos vamos! ¿No vas a venir? Ahí está el bote.

En el último instante, cuando ya se despedían de él en la balandra, Segundo brincó al bote y fue a reunirse con ellos, bajo las velas hinchadas. Ya estaba la mañana reventona de luz amarilla, cuando la balandra "Isabel" despegó de los muelles guaireños.

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Como a las doce no había vuelto Segundo, Esperanza se llegó hasta los muelles, angustiada. Le preguntó al viejo Esparza si la balandra "Isabel" había salido.

El viejo afirmó.

—Segundo Mendoza se fue en la "Isabel"? —Guá! ¿no es marinero de ella, muchacha? —Sí, pero yo creía... ¿Está seguro, capitán?

Lo vi saltar a bordo.

—Bueno. Gracias —Y se fue hacia su casa subiendo despaciosa las calles empinadas de La Guaira vieja. Sin pensar, siguió hacia el botiquín de José la Trinidá, hacia "El Cuerno de la Abundancia".

Como siempre, María la negra estaba sentada en el quicio ruinoso de su puerta.

Llamó a Esperanza. (Así era la negra, que a todo el que pasaba tenía que decir algo).

—¿Te dejó al marinero? Espera, que a ti te llaman Esperanza. La otra noche le dijiste, yo te oí, que no querías seguir esta vida. ¿Te dijo que te iba a sostener?... Le gusta más su balandra que tú. —Bueno; y ¿qué fue, negra loca? Menos juicio y más bemba tienes tu que María, y no te dicen negra loca. Sin embargo, es lo mismo. Como yo te verás. Naciste para esta vida. No te pongas brava, somos para que los amos puedan tener señoritas.

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—Yo no tengo amo, negra. La esclavitud se acabó. —¿Y la barriga? Pásate la vida sin comer y te diré Reina.

Esperanza entró en el botiquín, mientras la negra hablaba sola frente al mar luminoso, del mediodía.

—Reina! y no tiene ni hombre a quien querer. Mira, Esperanza! Aquella vela en alta mar es la balandra de tu negro caliente. Está sólita en alta mar.

Esperanza volvió a tiempo de oír las últimas palabras de la negra. Miró. Parecía querer tocar con la mirada cariñosa aquella inútil mancha de blancura que corría por medio del mar azul.

Así, mirando aquella pequeña blancura, dijo sus deseos

—Que vuelva con bien!... Negra María; dicen que tú sabes hacer brujerías buenas. Haz que vuelva Segundo y que no se me vaya. —¿Y si sale contraria la suerte? —¿Por qué va a salir? —¿Tiene mujer en otra tierra? —Si tiene. —¿Muchachos? —También. —Entonces no sirven mis aguas. Los muchachos te lo traerán o te lo quitarán.

Entristeció Esperanza. Tornó a mirar el mar.

—¿Entonces, negra?...

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—Nada. Volverá así -.. por ratos. Alguna que otra noche, hasta que no le gustes. Yo lo llamé la otra noche negro verde. El es así. —¿Entonces, tú no sirves para nada? —Te puedo hacer un ensalmo. —No y que no tienes virtud para traerlo? —Era por asustarte. Mi hermano lo hará. El sabe. —¿Quién? ¿Pedro Martín? —Uhú! Dentro de tres días. Quince bolívares te cuesta. —¿El sabe de verdad, o es fama no más? —El papá de nosotros lo enseñó. ¿Tú no has oído hablar de Bocú? Ese era el papá de nosotros.

La negra María decía la verdad.

Bocú era un negro cubano alto, flaco, recio, que un día cualquiera llegó a La Guaira, alquiló una casita en mitad del cerro y se metió en ella con su mujer. En la puerta de su casa se le veía, apretada la cabeza por un pañuelo rojo, fumando perennemente gruesos tabacos oscuros. Nunca lo encontró nadie por las calles de La Guaira. Su mujer, negrita pequeña, delgada, de expresión tímida y vencida, era la que bajaba cada día a comprar la comida.

Poco a poco los vecinos —asombrados y miedosos— comenzaron a contarse al oído las cosas maravillosas que hacía Bocú el cubano. Hablaban de él: que si le echó mal de ojo al compadrito Antonio, que si curó a Jacinta, que si le dio un unto a la tuerta Genara, la macuteña para amarrar a Augusto el maquinista de tren. Hablaban de él —para bien y para mal— y lo buscaban.

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Un día (María tendría entonces doce años y quince Pedro Martín), apareció muerto Bocú en una playa solitaria de Camurí. Tenía una herida grande en el cuello grueso y fuerte.

Los vecinos —asombrados y miedosos— se contaron más cosas al oído: que si Bocú salía por las noches en los brazos del diablo; que iba entonces a buscar sus yerbas y sus huesos de muerto.

Algunos días después pusieron presa a Antonia, la italianita hija del pulpero Pagliati que vivía en Camurí. En el catre de la muchacha, mugriento y roto, los policías encontraron un cuchillo manchado de sangre, un poco mohoso.

Los chismes del vecindario crecieron más entonces. Se aseguró, calladamente, que desde la llegada del cubano, muchas mujeres sentían por las noches un ansia incontenible de irse hasta la playa. Dicen también que de ellas se aprovechó Bocú cuantas veces quiso. Y algunos, los malintencionados, señalan las mujeres que consiguió Bocú ayudado por el Enemigo y por sus yerbas endemoniadas.

La mujer del negro, a quien también llevaron a la cárcel, murió al poco tiempo, más flaquita y más tímida que nunca. Quedaron los hijos —María y Pedro Martín— solos y jovencitos con la fama misteriosa y atrayente, que les dejó de herencia su padre, Bocú el cubano.

María se hizo mujer de marineros y soldados. Pedro Mar-(iii es coime de un botiquín-burdel de ricos; cantador obligado también en las parrandas de los guaireños elegantes. Los dos hermanos se juntan a veces, cuando alguien les paga para ejercer el viejo oficio con que el viejo Bocú se ganaba la vida.

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Lil más buscado es el hermano, porque, aunque chancero y sonreído, sabe decir de cuando en cuando raras palabras que parecen significar ocultas maravillas. Las mujeres le temen y dicen "que sí" siempre, cuando Pedro Martín les pide algo. (El no pide jamás mucho, ni poco). Por eso, a más de brujo, él tiene entre las gentes fama de chulo y vividor. El negro sonríe y sigue viviendo alegre y misterioso.

Esperanza habla con María frente al mar luminoso. Habla y, sin embargo, le molesta contarle a la negra lo que le está contando. ¿Qué le importa a María que ella adore a Segundo?. . .

Le ha dicho que quiere algún ensalmo para amarrar al hombre; y, al momento se le mete en las venas un desconsuelo ansioso. Es como si fuera mentira cada una de sus verdades más queridas. Le ha contado a María, cómo antes de otro modo, y siente que esto no es verdad y sí lo es a la vez.

—Negra María. Me dijo la otra noche que viviría conmigo; que sería pescador en La Guaira.

El cerebro duro de Esperanza no piensa ya más nada. Dentro de ella sólo hay ansiedad. Casi odia su propósito de conseguir al hombre por medio de María; está miedosa de lo que ha pensado, y ya no le es posible cambiar.

—Dentro de tres días, negra. —Sí. Quince bolívares. —Bueno.

Con la cabeza baja entra al botiquín para almorzar. Afuera queda la negra hablando sus locuras bajo el sol.

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Una mujer desnuda —su única ropa el gran pañuelo blanco de las velas tremolando en los brazos— era la "Isabel" al salir esta mañana de La Guaira. .Chirriante) alegre y sucia se echó en medio del viento, sobre el mar.

Parecía una mujer. Porque todas las cosas del mar pueden parecerse a la mujer. Se hinchan las velas como pechos redondos; en el calor del sol hay un regazo ardiente y en los vientos toda una gran caricia amplia. Cuando chocan las olas, dentro de las espumas rotas, viven brazos desnudos y muslos y suaves torsos de mujer. Las tierras lejanas también son ariscas oscuras dormidas sobre el mar.

Segundo sabe pensar estas cosas, las siente. Alguna vez las ha dicho a Martinote cuando hablan apoyados en la barandilla mohosa de la balandra "Isabel".

Esta noche, bajo el regazo de las velas, entre la enorme noche del mar lleno de ruidos y movimientos, el marinero silba y revive sus últimos días pasados con Esperanza. No siente tristeza. Ahora que está lejos, ya no es nada Esperanza. Fueron tonterías lo de la otra noche. Esperanza... tonterías! Basta con una a quien darle real. Siquiera la de Juan Griego cuida a los hijos. Esa será siempre, al fin y al cabo, su mujer.

A saber si tiene razón Martinote cuando le dice que él, Segundo, tiene cara de marido serio, de padre de familia. Y a saber si la cara dice la verdad. Porque goza más que con ninguna con su mujer de siempre, allá en su rancho encalado, viendo de lejos el baño de sus hijos en la playa serena de Juan Griego y abrazando con tranquilidad el cuerpo ancho, conocido y querido.

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Esperanza llegó muy temprano al botiquín. Desde la ven-lana preguntó a la negra cuándo sería "la cosa". María le contestó que todavía no había llegado el hermano y que tendrían que esperarlo. —No te preocupes. Despuesito de la media noche él vendrá.

Y Esperanza, acodada en la ventana, mira el mar. Otra noche era Segundo quien estaba aquí, mirando. La mujer siente den 1ro del cuerpo mil culebrillas de su ansiedad y de su desespero. Pide ron a José la Trinidá, y el negro viene al momento, con el vasito lleno entre los dedos oscuros, de uñas rosadas Curioso, serio, cariñoso, hace sus preguntas.

—¿Por qué? —Si, oh. —Por nada, negro. Como que estoy enferma esta noche. —¿Triste? —Guá! Quién sabe!... —Segundo se fue. —Sí. —¿Por eso? —Quien sabe!... —¿Le pediste brujerías a la negra María? —Jesús, con tanta preguntadera! —Está bien. ¿Más ron? —Bueno. Trae.

En ese momento llegó el mocito que, la otra noche, bebía con Esperanza. Tirando hacia atrás el sombrero, se vino hasta la ventana y rozó el brazo redondo de la mujer. Ella casi gritó al volverse, pero sonrió al muchacho. El, comenzó a hablar: que si estaba sola, que si se iría con él.

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Esperanza lo miró lento, hondo, como queriendo entender algo extraño en las palabras del patiquín.

—Espérate! —-y le dijo esto con un grito silencioso— ahorita te digo. —¿Nerviosa?

La mujer salió y, un momento, vibró en la calle su silueta robusta antes de hundirse en la sombra. Desde la ventana la miró el mocito hablando con María. A poco, ella volvió.

—Me voy contigo. Pero, oye, necesito de urgencia quince bolívares. —¿Te vas a comprar un Ford? —Es cosa de urgencia. Si no... tú me conoces.. . —Bueno, chica. Está bien.

Ya un poco tarde se despidió Esperanza de su mocito enamorado. El quería acompañarla, pero la muchacha se opuso: —Déjame sola, mi amor. Tengo que hacer ahora, y se fue hacia la casa de la negra María sintiendo sobre sus espaldas la mirada melosa del patiquín. Cuando llegó a la casa tuvo que saludar a José la Trinida. El negrito se rió: —¿Ahora empieza la cosa? Te voy a vigilar.

Desde dentro la llamó la negra loca. —Anda. Vente.

Esperanza entró temerosa, temblona. En ese momento le pareció que efectivamente no necesitaba a Segundo; que todo esto lo hacía así, como obligada. La negra cerró la puerta. Ya estaba echada la suerte.

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—Ahorita viene Pedro Martín. Debe estar saliendo ya de su trabajo.

La negra, silenciosa, buscó bajo la cama y sacó una vela mohosa. Sonó la caja de fósforos en su mano y, dando vueltas al foco, dejó el cuarto a oscuras. Entre las sombras se acercó a Esperanza: —Sostén la vela, muchacha.

Luego, la luz del fósforo hizo saltar perfiles de las cosas pintándolos de un amarillo descarnado. La negra, lenta, cogió la vela y apagó el fósforo con un soplo suave, mirando como moría la llama pequeña.

—Bocú nos acompaña.

Despacio, caminó hacia el fondo del cuarto y corrió una cortinilla de tela basta. Tras de la cortina estaba el "altar": sobre una mesa negruzca un Cristo boca abajo; dentro de una totuma, granos de maíz y caraotas rojas; una mazorca de maíz colgaba de la pared junto a un par de maracas redondas y, sujetos a un cromo de la Virgen del Carmen, chorreaban collares rojos y blancos y unas plumas de gallo negro. Bajo la imagen estaba otra totuma vacía y manchada.

Esperanza temblaba más. Enseñando la tapara manchada preguntó a la negra para qué servía.

—Está manchada de sangre. Ahí Bocú dejaba la sangre de los gallos. Yo no la toco. Es santa. Solamente los hombres la pueden tocar. Por eso viene Pedro Martín.

En ese momento tocaron a la puerta. La negra enserió el semblante y preguntó:

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—¿Hermano?

Hermano —y fue una voz alta de negro la que contestó.

—Espera.

La negra María se volvió a Esperanza y extendió las manos: —Los reales.

Las monedas —plateadas como lunas a la luz de la vela— sonaron al caer en las manos de María.

—Tres fuertes —dijo Esperanza. —Está bien.

María abrió la puerta. Un negro —alto, flaco, recio— sonrió al entrar.

—Buenas noches. Bocú nos acompaña.

Decía sus frases sonriendo siempre. Parecía muy joven y se quedó mirando a Esperanza complacido.

—¿Tú eres la que viene para lo del ensalmo? ¿Quién fue el bruto que te dejó? —Hermano. Ten seriedad. Bocú nos acompaña.

María habló con su voz más agria. El hermano, sin embargo, no hizo caso. Siguió su tono chancero.

—No encontré gallo negro en el Mercado. Por eso compré este pollito.

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—Hermano. Tiene que ser gallo y tiene que ser robado. —No creas. La virtud está en el color de las plumas. Este pollito negro servirá muy bien para el caso. Señorita. Tú. La que viene a que le hagan el ensalmo. No hable, no se mueva, sienta lo que sienta, mientras yo no la mande. Bocú nos acompaña. María, negra cumbamba, mi hermana. Apaga la luz. Ya te diré cuando debes alumbrar.

Esperanza se pegaba a la pared angustiada, llena de temores. Entre la oscuridad, la voz de los hermanos negros hacía sus rumores de misterio. Las palabras saltaban vestidas de raras excelencias. El negro decía un vago charloteo ininteligible.

—Bocú nos acompaña. —Verdad. —¿El hombre va por el mar? —Por el mar.

Las voces se huyen por las rendijas de la puerta desnivelada. Como mariposas oscuras irán volando entre la noche negra, sobre las aguas del océano. Se enredarán en los más tiles de la balandra "Isabel". Se harán pensamientos del marinero oscuro que silba una canción.

—Por el mar va, el mar lo traerá. Enciende. María, negra cumbamba, mi hermana.

La vela brotó de su luz entre las manos de la negra. Ante el altarcillo escondido, Pedro Martín se adelantaba desnudo. Entre los dedos largos, huesudos y morenos, de largas uñas amarillas por el tabaco, piaba el pollito negro.

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—Oriclia de Obatalá, que la sangre del gallo diga la ver dá. María, el cuchillo.

La hermana le extendió el brillante pedacito de metal; y el negro, levantándolo en el aire, recitó el ensalmo.

—Si su sangre va a decir mentira, que no salga de su cuerpo.

Brilló el cuchillo un momento y terminó el pío-pío entre las manos del negro, que se extendieron para que la sangre cayera en la tapara ennegrecida.

Esperanza, abiertos los ojazos, miraba la escena. A cada momento que pasaba se le apretaba más el miedo en el cuerpo frío. Sobre el negro desnudo la luz temblona de la vela dibujaba sus brillos.

De pronto, Pedro Martín comenzó a cantar y a bailar. Ya no sonreía. María lo miraba asombrada y cantaba con él.

"La culebra se murió". Sángala muleque. La culebra se murió."

El negro movía las caderas al son de una música grave, que repetía continuamente. Cuando se detenía, miraba fijamente a Esperanza, moribunda en su temblor.

De pronto, la negra María cesó de cantar. Tendido en el suelo, su cuerpo huesudo saltaba como en el mal de San Vito. Apretado en el

68 castañeteo de sus dientes, salía de su boca el rezongo religioso de "la culebra se murió".

El negro, apresurado, apagó la vela. Su voz alta brincó sobre el miedo de Esperanza. —A la muchacha. Venga. Bocú dice así.

Entre su rezongo) moribundo la negra se opuso: —Herminio. Acuérdate. Bocú era el taita. No lo nombre en vano.

-Lo nombro con buen fin. Venga, muchacha.

Esperanza, entre la sombra densa del cuartucho obscuro iba buscando al negro, con los brazos delante. Al tocarlo se detuvo. Pedro Martín la atrajo hacia sí y, como la muchacha se oponía débilmente, siguió diciendo: —El ensalmo lo necesita.

Entre la sombra densa del cuartucho su voz cálida se extendió: —Eres divina, mi amor!...

Luego, volvió a sonar su alegría de siempre: —María, negra cumbamba, mi hermana. Enciende la luz.

Se oyó el moverse de la negra. Luego de encenderla, ella i lavó la vela en el pico verde de una botella sucia.

Descansen un rato —dijo Pedro Martín— para terminar la ceremonia.

Comenzó a vestirse. Ya de calzones y camisa llamó a su hermana: — Trae los caracoles.

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La negra buscó bajo la mesa y sacó un saquito rojo dentro del que sonaba el choque de las conchas marinas. Sobre el "aliar" vació el saquito. Pedro Martín se acercó luego. Detenidamente miraba el cadáver del pollito, la sangre en la totuma y las conchas de los caracoles. Esperanza, sentada en el suelo, sin pensar en nada, miraba.

—Vendrá —dijo el negro—. Y Esperanza, como si sólo esperaba la palabra de Pedro Martín cayó en el suelo desvanecida.

Los dos negros, asustados, la levantaron en brazos y la tendieron sobre la colcha rameada de la cama.

Compra ron —dijo María— y con eso coge tus reales. Toma. Un fuerte. —¿Un fuerte? Lo menos dos. —Bueno, pues. Toma. —Guá! Ya lo creo. Y no te pido más, porque... por nada.

Al poco rato volvió Pedro Martín con la copita llena. La llena. La hizo tomar a Esperanza y, cuando la vio abrir los ojos, le habló cariñosamente.

—Ahora a dormir, muchachita. Estás débil. Te acompañaré hasta tu casa.

Y le habló de Segundo: que él lo conocía mucho; que era muy buen tercio; que una vez lo buscó para que le hiciera un tatuaje.

—Yo los sé hacer muy bien. Así que cuando quieras. . . A Segundo le pinté en el pecho una culebra con cabeza de mujer.

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—Yo se la he visto —dijo Esperanza. —¿Nos vamos? Te acompaño hasta tu casa.

Saludaron a María y se fueron mientras la negra los despedía con sus gritos.

—Vendrá el negro verde. Para siempre. San Marcos de

León lo salva de todo mal. San Marcos de León lo trae.

Esperanza, ansiosa y alegre, mira esta mañana el mar luminoso de La Guaira. Ella estaba en el botiquín de José La Trinidá, un poco ausente, cuando el grito de María la hizo saltar.

—Muchacha! La balandra de tu hombre viene por frente a Macuto. Por ahí viene tu hombre. A mí me lo debes. Salió bueno el ensalmo. Si no lo quieres perder, sígueme buscando. —¿Y si no viene? —¿No va a venir?... Ya lo verás.

El tiempo pasa lento. En la luz del sol en el calor de la hora— sienten las mujeres el latir despacioso de los segundos. Esperanza mira, con la mirada más firme de sus ojos grandes, la desembocadura del callejón, mientras la negra María, muerta, dura, las manos de largas uñas arañando el polvo de la calle, murmura sus lentas palabras de loca.

—Por sobre el agua viene llegando. Negro de agua. Marinero. Por sobre el agua. San Marcos lo salva. Ni sierpe, ni fiebre lo toquen, ni las manos de sus enemigos. Como el Señor Nuestro, viene sobre las aguas.

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—No hable, negra —grita Esperanza— ¿va a venir? —Tú lo verás. San Marcos de León lo trae. Tú lo verás, lista noche lo podrás abrazar. Negra! A buen momento!

La mancha de unas nubes, sobre la tierra fofa de la calle, marcaba en los ojos de las mujeres la lentitud del tiempo. La sombra de los aleros — recia— apenas apagaba su ansiedad.

En la tarde, ya definitivamente triste, Esperanza bajó a los muelles. Al lado de su atracadero habitual la balandra "Isabel" descansaba tranquila. La muchacha no tuvo tiempo do preguntar a alguien. Martinote, sentado en un pedazo grande de madera, la llamó: —Segundo Mendoza es ahora capitán de un falucho. Navega nada más que por Oriente. No volverá. Si me quieres a mí para esta noche...

Esperanza sonrió llorosa.

—Es la primera vez que te fijas en mí Martinote. —¿Tú crees? Que va, negra. Si tú siempre me has gustado. —Bueno, Martinote. Pero llevas bastante real ¿sabes? Nos vamos a emborrachar hasta dormirnos.

Diciembre 1933.

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ANEXO B ANÁLISIS DE LOS ESTUDIANTES

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