Revista Iberoamericana, Vol. LXXV, Núm. 228, Julio-Septiembre 2009, 887-903

BRIAN GOLLNICK. Reinventing the Lacandón: Subaltern Representations in the Rain Forest of . Tucson: U of Arizona, 2008.

En años recientes el interés en el estado de Chiapas, México, ha aumentado notablemente debido a la insurgencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y los escritos del . En este contexto la Selva Lacandona ha cobrado no sólo una nueva imagen en el imaginario global sino también una nueva función en términos de la refl exión sobre el proceso de modernización en América Latina y la gestión de sujetos subalternos. En Reinventing the Lacandón: Subaltern Representations in the Rain Forest of Chiapas, Brian Gollnick se propone recorrer la trayectoria histórico-literaria de la imaginación moderna sobre esta región para situar una gestión subalterna subyacente en discursos dominantes, desde la novela y la poesía hasta el cine, la fotografía y la antropología. No sólo contextualiza la trascendencia de la realidad actual de Chiapas sino también reexamina la larga historia de explotación y resistencia, para mejor comprender el confl icto entre la tradición indígena y la modernización occidental. La “Introducción” coloca la escritura sobre la Selva Lacandona en el marco de literatura regional en América Latina y de la imaginación latinoamericana tradicional sobre espacios ‘salvajes’ como la selva. El objetivo principal de Gollnick es reformular la selva, no como un paisaje natural ligado a instintos básicos o revelaciones espirituales (como se caracteriza comúnmente) sino como un espacio social habitado por gente cuya experiencia ha sido en gran parte excluida por las formas dominantes de expresión (15). Gollnick no pretende acceder a una subjetividad indígena, sino que indaga en las representaciones hegemónicas de la selva y de sus habitantes para detectar en éstas una huella de la voz del indígena. Su empleo del concepto del ‘resabio oral’ (oral trace), un término tomado y elaborado de Desencuentros de la modernidad de Julio Ramos, provee un modelo fructífero para leer evidencias de una agencia indígena en discursos hegemónicos. 888 RESEÑAS

El primer capítulo enfoca la representación de los lacandones en la historiografía colonial. Gollnick examina dos casos: la Historia de la conquista de Itzá (1701) de Juan de Villagutierre Sotomayor y las crónicas sobre la expedición de Juan de Morales Villavicencio, transcritas principalmente por Gaspar de Molina y conocidas como la “Fe de la llegada al peñol” (1932 [1586]). El texto de Villagutierre da entrada a la problemática colonial particular del estado de Chiapas, ya que es el único texto publicado en el período colonial que se refi ere a las tentativas de conquista en esta región y a la caída de los dos últimos grupos indígenas conquistados en Mesoamérica, los lacandones y los itzá. Gollnick señala allí las tensiones relativas al doble propósito de proyectar el imperialismo como parte de un plan divino y de explicar cómo los mayas de la selva lacandona fi nalmente fueron sojuzgados. Concluye que debido a estas tensiones, Villagutierre dedica poco espacio a la descripción de los lacandones en sí, por lo que no sorprende que las huellas de la voz del indígena sean casi nulas en este texto. No obstante, Gollnick recurre a otros documentos más tempranos pero no publicados hasta 1937 que manifi estan más directamente el contacto entre la cultura europea y las sociedades indígenas. Los escritos ya mencionados de Gaspar de Molina narran eventos experimentados por el mismo autor en la expedición de Juan de Morales Villavicencio a Lacam-Tum en 1586. Gollnick contrasta la metanarrativa de Villagutierre –un texto largo compuesto de varias historias cortas de diferentes autores a lo largo de la conquista– con la micronarrativa de Molina, que se preocupa por rescatar una historia particular de un funcionario individual (34). En esta diferencia se evidencia un grado distinto de gestión o “agenciamiento” del subalterno. Si bien en Historia de la conquista de Itzá la perspectiva indígena se eclipsa casi totalmente por el imperialismo español, los problemas documentados por “Fe de la llegada” resultan directamente de la acción histórica del subalterno y por lo tanto posibilitan un acceso indirecto a su perspectiva. En este texto las largas citas de la palabra de los indígenas y los eventos narrados in extenso permiten destacar una memoria colectiva y una voluntad activa de resistencia. Por lo tanto, señala que a pesar del objetivo abiertamente imperialista del texto, se puede rastrear en él el resabio oral. El segundo capítulo, titulado “From Bancroft to Lara Croft: The Archaeological Adventurer and the Maya Past”, aplica el modelo al siglo XIX, cuando los retratos extranjeros de la selva se presentan más bien como “expediciones arqueológicas”. El título es ingenioso, pero en verdad Gollnick no se explaya sobre Herbert Howe Bancroft ni las películas norteamericanas protagonizadas por Angelina Jolie; enfoca otras fi guras del “arqueólogo aventurero”, las ofrecidas en Incidents of Travel in Central America, Chiapas, and Yucatan (1841) e Incidents of Travel in Yucatan (1843) del viajador norteamericano John Lloyd Stephens y las ilustraciones de su compañero de viaje, el arquitecto británico Frederick Catherwood. RESEÑAS 889

Ante el llamado seeing man –el hombre europeo que pasivamente observa y posee el paisaje (Mary Louise Pratt)– Gollnick propone otro término, el stealing man. Para Gollnick, Stephens representa a estos dos tipos de narradores viajeros: es decir, no sólo al botánico en busca de muestras orgánicas sin valor económico sino también al arqueólogo interesado en adquirir antigüedades valiosas para el “avance de la ciencia”. Provee así buen término-concepto para comprender la función simbólica y económica que Chiapas ha desempeñado a lo largo de la historia relativa a las inversiones y extracciones transnacionales de los bienes de la región. Ofrece sumo interés la manera en que Gollnick rescata las litografías de Catherwood como factor fundamental en la fama de Stephens (considerado por algunos el padre de la arqueología maya). Toma en cuenta las implicaciones simbólicas y fi losófi cas de la cámara lúcida (la herramienta principal de Catherwood) para interrogar las posibilidades de la objetividad, así como la función política del paisajismo artístico y científi co. A partir de aquí el libro toma otro giro para seguir un esquema más temático que estrictamente cronológico. Ubica en un mismo ejercicio analítico en torno a la alegoría de la redención una selección variada de textos: el libro I De Store Skove (En el lugar de los grandes bosques; 1923) del antropólogo danés Frans Blom; las fotografías de su esposa suiza, Gertrude ‘Trudy’ Duby Blom; la película The Last Lords of Palenque (1982) del periodista guatemalteco-norteamericano Víctor Perera; y la película Chac the Rain God (1974) del chileno Rolando Klein. Gollnick nota que en estos textos se reemplaza la imagen negativa del grupo indígena más primitivo de México por el retrato positivo de un sabio selvático todavía no contaminado por la modernidad. Más que una representación fi el de los lacandones, este modelo cumple una función ideológica para el estado, al preservar la distancia entre la cultura indígena, vista como exótica y atrasada, y la vida moderna. Sustenta el autor que esta nueva percepción de los lacandones funciona para aliviar un sentido de culpa: la existencia de una cultura lacandona ‘pura’ le permite a la sociedad dominante imaginar maneras de corregir transgresiones históricas contra toda comunidad indígena del país. Con el concepto de la alegoría de la redención, Gollnick contribuye ampliamente a una comprensión crítica de las implicaciones problemáticas de una postura indigenista. Le sirve para analizar, por ejemplo, la película Last Lords of Palenque como deseo de absolución por una comunidad nativa abstracta que en verdad persigue redimir a la sociedad colonialista dominante, antes que la indígena. Menos claro es el concepto de la “diáspora de enclave” (enclave diaspora) que Gollnick le asigna a Chiapas en cuanto lugar donde entran en contacto ingenieros, inversionistas, geólogos, gerentes y trabajadores; desde chinos y fi lipinos hasta norteamericanos, europeos, mexicanos mestizos y nativos. Pieza fuerte es el tratamiento de las novelas de Bruno Traven sobre Chiapas correspondientes al ‘Ciclo de la Caoba’ (Jungle Cycle), situadas en el primer tercio del 890 RESEÑAS siglo veinte, y el papel de éstas en la elaboración de la imagen del rebelde indígena mexicano. Gollnick sostiene que las obras de este enigmático escritor de presunto origen alemán, tan leído en el México donde residió, han contribuido al imaginario popular de las rebeliones indígenas del país. Pero añade que al representar el escenario de Chiapas en función del sufrimiento universal acorde a su visión anarquista europea y su crítica del fascismo alemán, Traven también se ciega ante ciertos aspectos concretos de la rebelión indígena y coincide con presunciones erróneas, si bien contribuye a contextualizaciones ampliadas del problema indígena. Para Gollnick, los detalles sin fundamento histórico –por ejemplo, métodos de tortura inventados por el novelista– crean una visión ambigua de la causalidad histórica al reducir las motivaciones de la resistencia a la pura necesidad física (i. e., la indignación contra la tortura). Traven rretrata, de este modo, una rebelión del cuerpo y no del espíritu y niega la posibilidad de localizar una agencia en el subalterno insurgente. Según el crítico, en la fi cción universalista de Traven los indígenas del Ciclo de la Caoba pierden su etnicidad para convertirse en un proletariado liberado bajo el liderazgo de gente no-indígena progresista. De esta forma un proyecto novelístico que surge de un interés genuino y bien intencionado por la situación apremiante de los indígenas en Chiapas termina silenciando la voz verdadera de esa gente. La interpretación de Traven de la rebelión campesina, en fi n, no va más allá de la lógica del sistema que procura criticar. El libro examina también la poesía de Efraín Bartolomé y las dos primeras novelas de Jesús Morales Bermúdez para detectar sólo con posterioridad a ellas una transición en la representación de los lacandones en las décadas previas al levantamiento del EZLN hacia un discurso más abierto a intervenciones de la voz del subalterno. Gollnick interpreta en la preocupación ecológica de Bartolomé (Ojo de jaguar) una tendencia a plantear la selva en oposición total a los cultivadores de la tierra y por ende concluye que éste no se acerca a un entendimiento subalterno de la historia ni ofrece una crítica social viable. El llamado Ciclo Chiapas, que abarca varias novelas indigenistas publicadas entre 1948 y 1962, tampoco ofrece un acceso viable a subjetividades genuinamente indígenas; Gollnick sostiene que la ideología subyacente de estas novelas corresponde a la política estatal de querer ‘ayudar’ a los indígenas por medio de su integración en la cultura y la económica nacionales. Sin embargo, el crítico apunta que el congreso del quinto centenario del nacimiento de Bartolomé de las Casas (primer obispo de Chiapas), celebrado en 1974, constituye un hito en la relación entre indígenas e intelectuales, pues las nuevas identidades culturales y políticas contestatarias que resultaron del contacto entre intelectuales e indígenas en este evento se manifi esta claramente en las dos primeras novelas de Jesús Morales Bermúdez, Memorial del tiempo, o vía de las conversaciones RESEÑAS 891

(1987) y Ceremonial (1992), las cuales afi rman la cultura indígena como una fuente de identidad política y social y la incorporan sistemática y conscientemente en su narrativa. Además, Gollnick identifi ca una tendencia metafi ccional en la obra de Morales Bermúdez y sugiere la posibilidad de que esta autoconsciencia intelectual puede ayudar a atenuar la violencia epistemológica que ocurre cuando la cultura indígena se traduce en una forma discursiva de la cultura dominante, como la novela o la monografía etnográfi ca. En este sentido, la apreciación de Gollnick de la narrativa de Morales Bermúdez aparece como un antídoto a las problemáticas políticas de representación expuestas en los capítulos anteriores. Al arribar al tema del contemporáneo, Gollnick argumenta que una comprensión de este movimiento requiere ir más allá de la retórica dominante –ejemplifi cada en el documentario A Place Called Chiapas (1998) de la periodista canadiense – que tiende a construir al indígena como un otro inocente y ahistórico. Gollnick no busca rescatar a Marcos como la solución perfecta a las problemáticas de representación pero sí sostiene que emplea una retórica sufi cientemente compleja como para socavar los propios estereotipos que emplea. Para adecuar su mensaje al público no-indígena Marcos tiene que recurrir a algunas de las tácticas de representación comúnmente empleadas en el discurso dominante; sin embargo, las yuxtapone a la cultura indígena contemporánea de tal forma que logra cuestionar y hasta contradecir la imagen de un nativo ahistórico. Observa astutamente que la recepción de los comunicados depende totalmente de su contexto y que las opiniones sobre Marcos como escritor tienden a estar directamente correlacionadas con la apreciación del EZLN como un movimiento social. Sostiene que Marcos innegablemente ha producido una nueva forma de discurso insurgente fundamental a la imagen pública del EZLN y sugiere la posibilidad de acercarse a esta cuestión mediante la noción de autoría foucauldiana: esto es, el sentido en que el nombre de Marcos otorga autoridad a un texto y lo autoriza de formas que de otra manera serían imposibles. Argumenta que una comprensión equilibrada de la gestión subalterna en el EZLN requiere una atención cuidadosa al estilo de Marcos; una confusión respecto al origen de la voz folclórica de autoridad que emana de los comunicados puede resultar en conclusiones imprecisas sobre la relación entre los indígenas y el discurso dominante en este contexto. Después de todo, Marcos ejemplifi ca en sus cartas y posdatas una política de representación más ética y viable por su integración sistemática de perspectivas indígenas, pero aun así articula un mensaje dirigido a la sociedad no-indígena y por ende recurre necesariamente al nivel del discurso dominante. En suma, la retórica zapatista aparece como un espacio de transculturación donde entran en contacto la sociedad dominante y la cultura indígena y posibilita de esta forma una presencia más evidente y vigente del resabio oral. 892 RESEÑAS

El epílogo, “Postscript: On the Arche-Voice”, teoriza explícitamente sobre las implicaciones de su trabajo para los estudios subalternos. Propone la categoría del arche-voice en contraposición a los términos derridianos de arche-speech y arche-writing como otra manera de pensar el papel de la oralidad en la cultura dominante y así ofrece, junto al concepto del resabio oral (de Julio Ramos), un nuevo acercamiento al espacio discursivo ocupado por la oralidad en culturas altamente literarias o textualmente dependientes. Argumenta al fi nal que la pregunta de Spivak de si el subalterno puede o no hablar es limitante dada su orientación binaria y que la pregunta más fructífera es cómo los grupos subalternos logran amplifi car sus voces y cómo, de esta manera, pueden efectuar representaciones políticas viables. Este último concepto apunta directamente a la contribución más importante de Gollnick en este libro: al suplantar la cuestión de la hegemonía por la mediación, abre espacio para un análisis mucho más matizado y productivo de las relaciones entre las élites y las masas populares y entre la cultura letrada y las tradiciones orales.

University of Pittsburgh HANNAH BURDETTE

LUIS E. CÁRCAMO-HUECHANTE. Tramas del mercado: imaginación económica, cultura pública y literatura en el Chile de fi nes del siglo veinte. Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2007.

La creciente bibliografía sobre la dictadura de Pinochet y la subsiguiente transición a la democracia ha enfocado, hasta la fecha, las complejas dinámicas entre memoria e historia y las luchas por la justicia después de la violencia de estado. En este rico conjunto de estudios, la rápida instalación del libre mercado como motor ideológico del pinochetismo ha sido una referencia constante, cuyos efectos transformativos en la sociedad y en las subjetividades ciudadanas son innegables. Los trabajos de Tomás Moulián, Nelly Richard, Francine Masiello, Idelber Avelar y Manuel Antonio Garretón, entre otros, sentaron las bases para una refl exión urgente sobre los consensos explícitos y tácitos en torno al neoliberalismo; y fueron estos mismos críticos los que, en el contexto chileno, señalaron y desconstruyeron los discursos que legitimaban o desafi aban dicho modelo. El lúcido estudio de Luis E. Cárcamo-Huechante, Tramas del mercado: imaginación económica, cultura pública y literatura en el Chile de fi nes de siglo veinte abre una nueva avenida de refl exión porque explora por primera vez cómo la aceptación del libre mercado se fue consolidando y naturalizando en la imaginación chilena a lo largo de las últimas tres décadas. “Una premisa básica del