Excursionismo Por La Orografía De Aldea Del
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Estudio orográfico – volcánico e hidrográfico de Aldea del Rey ******** Aproximación geofísica, vulcanológica, petrográfica, hidrológica, fitológica y edafológica. Foto Ángel Valbuena. En esta fotografía se concilian o armonizan los componentes de la localidad de Aldea del Rey, la agricultura, la ganadería, el bosque mediterráneo, la historia y un cielo abierto y luminoso, que han definido nuestro devenir histórico. La afición de Ángel a la arqueología y a la historia, incidiendo en la Orden de Calatrava y en su Casa Matriz el Sacro Convento Castillo de Calatrava la Nueva (Aldea del Rey), rompe esquemas. Fuentes muy cualificadas de carácter universitario han acudido a él. Mi reconocimiento, Ángel. Claro Barba Merino Aldea del Rey 2014 – 2016 - = o o O o o = - Estudio orográfico – volcánico e hidrográfico de Aldea del Rey PARTE I: Formalidades previas – Sección teórica (Inicio - pág. 138) PARTE II: Ruta de los volcanes de Aldea del Rey (Págs. 139 – 276) PARTE III: Sección experimental: Ensayos de Aula – laboratorio (Inicio – final). Al final. PARTE IV: Estudio de la subcuenca (microcuenca) hidrográfica de Aldea del Rey (Págs. 277 – 298) - = o o O o o = - Trabajo: 395 páginas. Parte i Formalidades previas y sección teórica. * Dedicatoria. * Introducción. * A modo de presentación. Objetivo o propósito. * A modo de metodología. * Homenaje a mis fuentes de documentación. * Objetivos. * Algunas noticias sobre Aldea del Rey. * Capítulo I: Término municipal, límites, vías, caminos. * Capítulo II: Orografía del sector NE. * Capítulo III: Orografía del sector SE. * Capítulo IV: Orografía del sector NO. * Capítulo V: Orografía del sector SO. * Capítulo VI: Cuerpo de doctrina petrográfica y vulcanológica. - = o o O o o = - Dedicatoria. Son tales mis afectos y sentimientos, mis desvelos y preocupaciones, que todo mi ser en corazón y alma, sólo tiene un pensamiento, mi amadísimo nieto, mi querido, valorado y siempre motivo de mi ensimismamiento afectivo, Carlos Rodríguez Barba. Un buen día, pleno él de cariño, admiración y gratitud, díjoles a su mamá y a su abuelita: “Yo quiero ser de mayor como mi yayo, profesor de Ciencias”. Esta frase, llegada a mis oídos, colmó de satisfacción mi alma. Carlos Rodríguez Barba, mi nieto, es observador, gusta de la experiencia, imita a su abuelo en sus trabajos, le acompaña, cuando sus ocupaciones se lo permiten, en los trabajos de campo, disfruta y se imbuye en las manipulaciones de laboratorio, se ve atraído por el coleccionismo natural, rocas, plantas, insectos, fósiles, todo ello le permite sentirse protagonista importante, ser científico. Su madre, su mamá, que mutuamente se desviven, se dedica a él en todo y para todo, y, hecho de estacar, le ayuda en sus obligaciones escalores como primerísimo deber. ¡No he visto madre e hijo que tanto se amen, se quieran! Y, lo digo con sano orgullo, es mi hija, es mi niero, mi Mariola, mi Carlos, al cual también llamo hijo. A él, como a todos los que gustan de la Ciencia, va dedicado este trabajo. Seguidamente, en pequeño reportaje fotográfico, mi sentido homenaje a mi nieto Carlos. 1 Foto del autor. Carlos bien pertrechado, bastón para ahuyentar los reptiles, maletín para las muestras, donde lleva el martillo de geólogo, agua, gafas protectoras, anteojos, etiquetas adhesivas, rotuladores, tiritas, etc., preparado para iniciar el trabajo de campo Se encuentra en el cobijo que antaño utilizaron los pastores y que hoy emplean los cazadores en sus esperas o asechanzas allí en Las Mesas. Y es que Carlos, la Ciencia hay que vivirla, hay que mamarla y, también, como en este caso, hay que sudarla. Foto del autor. Mi nieto Carlos Rodríguez Barba ordenando las muestras de basalto según el aparato volcánico correspondiente. Allí, en Los Rubiales, es donde tenemos situado todo el material recopilado, y donde se llevarán a cabo las pruebas y ensayos correspondientes. A la hora de ordenación de las muestras por aparatos volcánicos, Carlos tuvo un especial celo para que no hubiese confusiones. La observación, querido Carlos, es la primera condición para ser un gran científico. Carlos, la petrografía y la mineralogía, hay que vivirlas y mamarlas en la naturaleza, debe huirse de las de cajón. 2 Foto del autor. Carlos junto a una de las coladas lávicas más significativas de Aldea del Rey, lugar donde se solapan las coladas del volcán Cerro Prieto y volcán La Vaqueriza. Nunca se separaba del bastón con la finalidad de ahuyentar, si por allí merodeaba, algún reptil o bicho. De estas grandes masas de basalto los canteros aldeanos elaboraban los adoquines que antaño poblaron todas las calles de Aldea del Rey, así como de muchas localidades, hoy sólo quedan algunos testigos. Resulta muy intuitivo visitar con detenimiento estas canteras, donde puede apreciarse el enorme trabajo de aquellos hombres, los Canteros de Aldea del Rey. Foto del autor. Carlos junto a uno de los cobijos que antaño utilizaron los pastores, hoy los cazadores, ubicado junto al camino de Las Mesas, parte derecha, y donde se pueden apreciar las coladas de dicho volcán. Puede observarse que el cobijo está construido por rocas volcánicas del tipo tobáceo. Desde este lugar se tienen unas perspectivas grandiosas según se mira hacia la parte frontal, carretera Puertollano – Almuradiel. El cobijo, como puede observarse, se encuentra rodeado de múltiples plantas silvestres en bella floración, estábamos en primavera, principios de mayo. Continuando por dicho camino llegamos al Valle, donde visitamos el pozo donde nace el arroyo Peñapalomera. Esta edificación denota paciencia, observar la adaptación de cada piedra, dedicación y entrega. Muchas generaciones han pasado. 3 Foto del autor. Carlos, martillo de geólogo en mano y junto a su bastón para ahuyentar algún intempestivo reptil que apareciese, tomando muestras de algunos ejemplares interesantes de basalto, junto al piedemonte del volcán Cerro Prieto. El deseo de Carlos, es que accediésemos al cráter del volcán Cerro Prieto, pero lo dejamos para otra ocasión porque nos encontrábamos en una hora avanzada de la tarde. Puede observarse el intenso reverdor del cono volcánico de dicho volcán, zona de ricos pastos para el ganado. Foto del autor. Carlos sobre uno de los montículos de tierra que en la explotación de las canteras del volcán Cerro Prieto, se retiraban para acceder a las coladas, que mediante explosivos, barrenos, picos, martillos, etc., utilizaban los canteros en su trabajo para confeccionar los adoquines que han asfaltado numerosas calles de las localidades vecinas de Aldea del Rey. Aun en el trabajo de observación y búsqueda de muestras volcánicas, en algunos momentos Carlos sacaba a relucir su edad infantil, jugaba. Al fondo a la izquierda el cerro del Saltillo. Puede observarse la fertilidad del suelo volcánico en la cantidad y frondosidad de las hierbas que cubren dicho montículo de tierra. 4 Foto del autor. Carlos sobre una de las coladas del volcán Las Mesas, buscando aquellas muestras de basalto que por sus fenocristales, xenocristales, composición, etc., resultaban más interesantes para los ensayos y la colección. Mezclados con estos fragmentos de basalto, también eran muy frecuentes los spatters. Estos entornos de los volcanes están llenos de terreno quebradizo, hondonadas, zonas de corrientes de agua, caminos con pendientes, dificultades agrícolas. Foto del autor. Carlos junto al pliegue cuarcítico El Castillejo. Subió a la cresta del mismo, recogió algunas muestra del entorno, le llamó la atención las manchas amarillo – verdosas que las cuarcitas tenían, indicándosele que se trataba de líquenes, resultado de la asociación de un alga y un hongo, que también contribuye a la alteración de las cuarcitas. Una vez arriba se fijó en cómo allí existían láminas tabulares, producto de las diaclasas. Le llamó la atención el que entre el comienzo del liego y el crestón cuarcítico, existían otros pequeños pliegues soterrados, así como algunos restos de basaltos procedentes del volcán La Cueva del Alguacil, otra geoestructura similar a ésta, que se encuentra casi frontalmente. 5 Foto del autor. Carlos sobre la piedra de GEOVOL allí en el complejo volcánico de La Encina, el volcán La Encina, que puede observarse al fondo de la fotografía, y el maar La Encina, que se encuentra a la derecha de la misma. Se detuvo leyendo y observando el panel indicativo que el Equipo Geovol situó allí, así como en el cartel indicador de que nos encontramos ante un Monumento Natural. Se asciende fácilmente al volcán La Encina yendo con todoterreno hasta el final del barbecho por el Cno. de los Arroyuelos, para luego hacer el trecho de liego a pie, visitando así la zona cratérica de dicho volcán. Puede verse a Carlos con su bastón ahuyentador de reptiles y otros bichos. Foto del autor. Carlos junto a un bello y frondoso ejemplar de Enebro o Jinebro que se encuentra en el extremo derecho El Castillejo. Se detuvo observando los pequeños cascabelitos que dicha planta posee, donde se encuentran las semillas de dicho arbusto. También prestó atención tocándolas suavemente, a que sus diminutas hojitas de forma puntiaguda tienen capacidad de punzamiento. Allí tuvo un gran detalle de científico indicándome que un aficionado a la naturaleza debe fijarse detenidamente en todo lo que vea, recogiendo muestras de todo lo que le llame la atención. 6 Foto del autor. Carlos en la parte superior del crestón El Castillejo donde pueden observarse las laminaciones tabulares de las cuarcitas. Conviene que los escolares en trabajo de campo vayan viendo y diferenciando rocas eruptivas (basalto), rocas metamórficas (cuarcitas) y rocas sedimentarias (conglomerados), visualmente. Aparte de este crestón, también puede observarse en el terreno otros pliegues cuarcíticos, unos soterrados, otros con afloramiento. Foto del autor. Carlos ante las acumulaciones piroclásticas húmedas y secas del Maar La Encina, resultado de la proyección de materiales clásticos ardientes que se lanzó cuando la explosión hidromagmética (freatomagmática) de dicho aparato volcánico. No pudo evitar traerse un resto rocoso de los allí existentes sobre el entorno del resto volcánico.