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Estrenos 2 La dama y el duque Murió Billy Wilder. Con él, perdemos al úl- 6 Entrevista a Rohmer timo representante del cine clásico norte a- 9 Un asunto de mujeres mericano. Toda una era termina. Era uno 10 Apocalypse Now Redux de nuestros directores favoritos, con una 14 Bolivia gran cantidad de obras maestras que cu- 16 Hermano brieron todos los géneros, salvo el western. 18 E.T. El Extra-Terrestre Le expresamos desde aquí nuestras condo- 20 Desde el infierno lencias a Fernando Trueba, quien ahora se- 22 Despertando a la vida guramente se refugiará en la lectura de 25 En el dormitorio: Polémica Nietzsche ya que su Dios ha muerto. 26 Día de entrenamiento Nos hubiera gustado dedicarle aunque sea El precio del silencio una página a modo de despedida, pero su 27 Código de honor muerte nos encuentra en pleno cierre de un La caída del Halcón Negro número rico y bullente. Y como el lector 28 Jimmy Neutrón habrá notado, con dieciséis páginas extra. Y El Majestic como el avispado lector habrá notado, ade- Tras líneas enemigas más, por el mismo precio. Lo cual es todo Bestia salvaje un logro, considerando que el papel ha au- Mi nombre es Sam mentado. Pero hicimos un esfuercito extra y estamos en condiciones de agregar a 29 De uno a diez nuestra edición toda una guía para orientar- se en el Festival de Buenos Aires, sin dudas, Festival de Mar del Plata 30 Introducción el acontecimiento más esperado por los ci- 32 Gimme Shelter néfilos argentinos. 35 Kenneth Anger De todas maneras, le dedicamos a Billy Wil- 36 Leopoldo Torre Nilsson der este número especial. Wilder fue objeto 38 La competencia de un completo dossier de quince páginas 39 Cinco películas en el número 26. Remitimos a los lectores a su lectura y a una anécdota que Steven So- 42 Baldomero Fernández Moreno derbergh cuenta sobre él en Despertando a la 44 Las asambleas populares vida, la película de Richard Linklater que 50 El autor hoy cubrimos en este número. Pese a todo, nos 53 Entrevista a Raúl Perrone quedan muchos años de anécdotas de Billy Wilder. A su memoria. Pl1 Guía de El Amante 56 Video 60 Cine en TV 64 Videoarte Directores Leonardo M. D'Espósito, Javier Correctores de la corte Diseño gráfico El Amante es propiedad de Esla revista ha sido Eduardo Antin (Quintín) Porta Fouz, Juan Villegas, Hugo Gabriela Ventureira, dama Lucas D'Amore Ediciones Talanka SA. sele<:cionada para el Plan Flavia de la Fuente Salas, Diego Trerotola, Marcelo y duquesa, y Alfredo Cortés, ThaYs idem! Derechos reservados, de Promoción a la Edición Gustavo Nariega Panozzo, Eduardo Rojas, Fede- su paje prohibida su reproducción de Revislas Cullurales de rico Karstulovich, Adrian Mar- total o parcial sin autorización. la Se<:relaría de Cultura y Asesora periodística tin, Aurélien Ferenzi, Patricia Meritorio de corrección Correspondencia a Registro de la propiedad Medios de Comunicación de Claudia Acuña Rojas, Carmen Vasco, Marta AI- Jorge Kurtz García, el corazón Esmeralda 779 6' A intelectual Nro. 83399 la Presidencia de la Nación varez, Maximiliano Corti, Marta de las tinieblas (1007) Buenos Aires, Consejo de redacción Almeida, y Tino y Norma Postel Argentina Preimpresi6n, impresión Los arriba mencionados Traducción con escenas Teléfonos digilal e Imprenla y Gustavo J. Castagna Secretaria incansable nunca vistas y sonido (541) 4326-4471 / 4326-5090 Latin Gráfica. Rocamara 4161, Alejandra Chini, trabajando duro remasterizado Fax (541) 4322-7518 Buenos Aires. Tel4867-4777 Colaboraron en este número Lisandro de la Fuente Redux E-mail Tomás Abraham, Santiago Cadete [email protected] Distribución en Capilal Gareía, Eduardo A. Russo, Gustavo Requena Johnson, Gente de cierre En internet Vacearo, Sánchez y Cia. SA Jorge Garc!a, Silvia Schwarz- Bolívia Diego Cartman Trerotola, httpj/www.elamante.com Moreno 794 9' piso. Bs. As. bOck, Alejandro Lingenti, Mariela Humita Sexer, Natalía Distribución en el interior Marcela Gamberini, Lisandro Nostalgias de Low Profile Lardiés, Santiago DISA SA. TeI4304-9377 / de la Fuente, Diego Brodersen, Norma Postel E.T. García 4306-6347 un Von Kleist, en el primer caso, o el ro- vo una hija que dejó en Inglaterra, luego se la intimidad más secreta. Nada obvia respec- mance de Chrétien de Troyes en el segun- relacionó con Philippe, duque de Orleans. to de los contenidos, ya que el film de Re- do. La Europa romántica o el Medioevo Hacia 1790 Grace ya había dejado de ser la noir, sustentado por la CGT y el Partido Co- producto de esas experiencias abrieron otra amante del duque -que para entonces ya munista francés, siempre fue una rareza po- zona en Rohmer. Hubo en ellas una mirada era conocido como Citoyen Egalité, por su pulista de acuerdo a las lecturas oficiales (que que intentaba contactar mundos y sensibi- simpatía con la revolución-, con quien se- gustaron clasificarlo como una incómoda lidades distantes de las actuales, mediante guía manteniendo, no obstante, una estre- anomalía). Sin embargo, hay en la atención la conservación absoluta de las palabras de cha amistad. Allí comienza La dama y el du- a lo nimio, la articulación de lo cotidiano y los relatos originales, y concepciones visua- que, cierto tiempo después de la toma de la lo histórico, y hasta ciertas ambigüedades les que, sin buscar el pictorialismo, ahon- Bastilla. El texto de la inglesa, escrupulosa- que afloran en sus revolucionarios, algo que daban en códigos de las épocas respectivas mente respetado en los parlamentos del prenuncia estos ciudadanos de Rohmer. Ba- para permitir no una reconstrucción histó- film, asume una función diferente a la que zin anotaba, en sus apuntes sobre esa pelícu- rica en el plano de los vestigios de otras uno asocia con Rohmer. Es pleno de senti- la vocinglera, vital y malentendida, la admi- épocas, sino la instalación del ojo del es- do, de percepciones y reflexiones sobre lo ración que le producía el detalle de ver a Luis pectador en otros tiempos. La imagen de que toca vivir a la aristócrata en su país XVIpasando revista a sus tropas en las Tulle- Perceval remitía a las miniaturas y las ilumi- adoptivo. Lo relatado no se centra en la re- rías y abochornado por darse cuenta de que naciones de textos medievales, mientras percusión íntima de los hechos, sino en llevaba la peluca al revés, o cierto revolucio- que La marquesa disponía de atmósferas y una crónica que instala a Grace Elliott en el nario preocupado por algo que no le gustaba paletas de los artistas románticos. La dama cuadro colectivo. En su salón, en su alcoba nada, "salvaje y grandilocuente", cuando oía y el duque pone en escena otro texto, Ma vie o recorriendo París (a pesar de que la pelí- cantar por primera vez La Marsellesa. sous la Révolution -relato autobiográfico de cula parezca reposar en cuadros fijos, con- Apenas uno se asoma a ese tesoro que son la inglesa Grace Elliott- y sus imágenes ins- tiene una admirable cantidad de peripecias las Cartas de Renoir por la fecha indicada, talan el cine de Rohmer en un espacio narrativas, desde la fecha citada hasta la lo descubre despotricando contra la campa- acorde a ese mundo. caída de Robespierre en 1994), la protago- ña publicitaria de La Marsellesa, centrada en Esta fue una producción inusual para Les nista se instala como observadora apasiona- su clasificación como película histórica, "un Films du Losange. Si su presupuesto mayor, da y participante de sucesos que exigen su género que el público, por buenas razones, la tecnología digital y la reconstrucción del riesgosa intervención. Una curiosa mezcla detesta". Y agrega: "Más aun, me parece París de la Revolución a través de una ima- de distanciamiento y compromiso se juega que alguno de los afiches son de calidad in- gen diseñada atrajeron a la prensa durante a lo largo de La dama y el duque; Rohmer ferior. Retratan caracteres inhumanos, desa- su producción, otra fue la historia de su lan- mide la distancia que nos separa y los lazos gr.adables y pomposos, mientras que en el zamiento. Desestimada en la selección para que nos ligan con ese mundo recreado con film tratamos de mostrarlos humanos, gra- Cannes 2001, la crítica ideológica, siempre obsesión detallista y respeto por los enig- tos y sinceros". Es por ese lado que Renoir dada a armar tribunales de inspección de mas infranqueables. Entre ellos, acaso el conecta con Rohmer¡ el espectador, antes contenidos, la sancionó como un capricho mayor sea el de su galante e inefable duque: de jugar a sumergirse en la Revolución, anacrónico y para colmo monárquico. Irrita- la complejidad abismal del personaje que contempla seres humanos en un tiempo y dos por un Rohmer realista (esta vez no por anima un magistral ]ean-Claude Dreyfus espacio tajantemente separado del suyo, el realismo, sino por su compasión por el hacen que sus dúos con la duquesa de Lucy aprecia las distancias, entiende y se con- desdichado Luis XVI), fueron ciegos al Roh- Russell hagan una de las parejas más formi- mueve a la vez, descubriendo las reglas de mer revolucionario, por cierto refractario a dables que se hayan visto, desde hace largo juego y el drama que en él se desenvuelve. los gorros frigios y las cabezas en las picas. tiempo, en la pantalla. La galantería y el riesgo de decapitación, la barbarie y la liberación, entremezcladas en GRACE ELLlOTT, LA OBSERVADORA " ... ESA HORRIBLE REVOLUCION". Rohmer un tiempo intenso y vertiginoso donde el DISTANTE. A los 30 años, la escocesa y mo- estudió tres películas antes de filmar esta: viejo orden ya no existe y el terror de Esta- nárquica Grace Elliott ya había vivido una Huérfanas de la tempestad, de Griffith¡ Napo- do regula cada acto.