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latino 34 Année Scolaire ème du cinéma cinéma du 2016 7 mars2017 6 avril 2017

Rencontres Rencontres - américain

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2017

Ficha técnica

 Director : Salvador del Solar

PREMIOS Y NOMINACIONES   Guion : Salvador del Solar (Historia: Alonso Cueto) Premios Internationales :   Fotografía : Diego Jiménez  - Festival de San Sebastián: Premio cine en  Música : Federico Jusid construcción, 2014 Productora : Péndulo Films (Perú), Tendero Producciones (Perú), CEPA - Festival de San Sebastián: Sección oficial Audiovisual (Argentina), Cinerama LTDA (Colombia) competitiva ("Horizontes Latinos"), 2015

- Premios Goya: Nominada a mejor película  Año : 2015 hispanoamericana, 2015   País : Perú - Festival de La Habana: Premio Coral Especial  VENTES INTERNATIONALES del Jurado (Ópera Prima), 2015  Duración : 1h45

 - Premios Platino: 5 nominaciones incluyendo  Idioma : Español ópera prima y actor (Alcázar), 2016

- Premios Fénix: Nominada a mejor actriz Género : Drama (Magaly Solier), 2016  - Premios Macondo: Mejor actor (Damián Alcázar) + 5 nominaciones, 2016

El director

SALVADOR DEL SOLAR

Salvador del Solar nació el 1 de mayo de 1970 en . Estudió actuación en el taller de Alberto Ísola, iniciando posteriormente una carrera en el teatro, que ha incluido las obras Presas de Salón, Ojos Bonitos, Cuadros Feos, Hamlet, El Gran Teatro del Mundo y El Rey Lear, tras las cuales viajó a Colombia para continuar con su carrera.

En 1999, con Angie Cepeda protagonizó la película Pantaleón y las visitadoras de Francisco Lombardi, basada en la novela homónima de ; la película resultó un éxito entre el público y la crítica. El mismo año, protagonizó la telenovela Pobre diabla, de nuevo junto con Angie Cepeda. La telenovela fue un verdadero éxito de las producciones peruanas, lo que llevó a exportarla a países americanos y europeos. En 2009, regresó a Perú para participar en la serie El enano. También grabó para la serie El Capo 2, interpretando al abogado Rubén Castro.

En 2013, Del Solar participó en la película El elefante desaparecido de Javier Fuentes León, donde compartió créditos con los actores colombianos Angie Cepeda y Andrés Parra. El filme fue estrenado al año siguiente.

En 2014, Del Solar debutó como director de cine con la película Magallanes.

El 5 de diciembre de 2016, fue nombrado Ministro de Cultura por el Presidente .

Sinopsis

La anodina vida de Magallanes (Damián Alcázar) da un vuelco el día en que Celina (Magaly Solier), una mujer que conoció en los violentos años en que fue soldado del Ejército peruano y luchaba contra Sendero Luminoso, se sube a su taxi en plena calle de Lima. Este inesperado reencuentro tras 25 años con el oscuro pasado que los une impulsará a Magallanes a embarcarse en un arriesgado plan para intentar ayudar a Celina a conseguir dinero, y al tiempo encontrar quizá una forma de redimirse por el pasado.

Revista de Prensa

"Magallanes, una película peruana y latinoamericana a la conquista del Goya", Alicia García de Francisco, Eldiaro.es, 13/01/2016

"Magallanes" es una película que trata de las consecuencias de la guerra en Perú, pero trasciende sus fronteras porque trata de víctimas y victimarios, sin importar la nacionalidad, y es un "proyecto latinoamericano" lleno de gente con talento y compromiso con esta ópera prima de Salvador del Solar.

Está protagonizada por el mexicano Damián Alcázar y la peruana Magaly Solier, con la música del argentino Federico Jusid o la fotografía del colombiano Diego Jiménez, bajo la batuta del peruano Del Solar, que se muestra en una entrevista telefónica con Efe "muy orgulloso" de "las grandes personas que se animaron a subirse a este proyecto".

Actor desde hace más de 15 años, a Salvador del Solar siempre le atrajo la idea de dirigir, pero empezó escribiendo la adaptación de un cuento de Alonso Cueto sin pensar si quiera que acabaría por dirigir una historia compleja, de redención, que está nominada al Premio Goya a mejor película iberoamericana.

Del Solar está tan feliz como sorprendido por la nominación -"es un honor", asegura-, pero de lo que más orgulloso se siente es de haber podido llevar a cabo un proyecto en el que empezó a trabajar en 2006 y que recibió dos fuertes impulsos.

El primero, cuando recibió una beca de la Fundación Carolina y Casa América de Madrid, que le permitió dedicarse a escribir el guion durante dos meses, y el segundo cuando su proyecto fue seleccionado dentro del apartado Cine en Construcción del Festival de San Sebastián, que ayuda a hacer realidad el sueño de muchos cineastas.

Una vez el proyecto en marcha, cumplió su sueño de trabajar con Damián Alcázar, lo que dio a su película la nacionalidad latinoamericana que buscaba.

"Es importante construir un cine latinoamericano, porque el cine latinoamericano viaja muy mal por el continente y hay que luchar por transformar esto de manera drástica", asegura el realizador.

Y Alcázar, que ha protagonizado películas en Colombia, Bolivia, Argentina, Costa Rica o Ecuador, es "el más latinoamericano de los actores" y el perfecto para encarnar a Magallanes, el personaje que da título a la película, un exsoldado que busca hacerse perdonar por las barbaridades cometidas durante la guerra.

"Me considero desde hace buen tiempo latinoamericano, en todo lo que esto implica, como una gran nación (...), me llaman de diferentes países y voy aprendiendo, además de que conozco las regiones, entiendo al ciudadano porque me voy allá y esto me va enriqueciendo", explica por su parte el actor en una entrevista telefónica con Efe.

Alcázar es el protagonista de una historia árida y expresiva al mismo tiempo, que cuenta la vida de Magallanes 20 años después de la guerra y su reencuentro con Celina (Solier) una mujer que con apenas 14 años fue retenida por los militares y sufrió abusos continuados.

El choque entre los dos personajes y la búsqueda del perdón, de forma bastante torpe al principio, por parte de Magallanes, es lo que cuenta una película que fue premiada en el Festival de cine Iberoamericano de Huelva, en el de Lima o en el de Mannheim-Heidelberg (Alemania).

"Esto agradecido y abrumado por la recepción del filme pero especialmente por la respuesta de la gente, porque la película está presente en las conversaciones y ha trascendido lo meramente cinematográfico. Es un acicate para una conversación", explicó el realizador.

Una película que llega en un momento en el que parece que en Perú se empieza a hablar de la guerra a través de la literatura, el teatro o el cine, después de que los políticos no hayan tenido éxito con el diálogo.

"El cine es entretenimiento, pero también un espejo en el que hablamos de nosotros mismos y que ofrece un ángulo que quizás no es el que más nos gusta", señala el realizador.

Y en esa terrible realidad entró Damián Alcázar, en la Lima profunda, para tratar de conocer a la gente y entender la guerra de Ayacucho, que como todas las guerras "fue una idiotez absoluta", considera el actor, para quien lo interesante del proyecto era ver esos estragos que causaron el ejército y los grupos que defendían "una quimera de libertades y alegrías".

Algo que ocurrió en Perú pero que se repite en muchas partes de Latinoamérica, como en su México natal con la lucha contra el narcotráfico.

La película cuenta esa realidad, que será entendida por "algunos sensibles", pero, "por desgracia, no hay manera de modificar el curso de la historia con música, literatura o cine", se lamenta el actor.

"Festival de Biarritz : Magallanes de Salvador Del Solar", Cédric Lépine, Mediapart, 30/09/2015"

Au volant de son taxi à Lima, Magallanes reconnaît l’une de ses clientes, Celina. Cette femme a été séquestrée et violée par son colonel lorsqu’il était soldat au sein de l’armée péruvienne en lutte contre le Sentier Lumineux.

Avec Magallanes, l’acteur péruvien Salvador del Solar (près d’une trentaine d’interprétations pour le cinéma et la télévision depuis la fin des années 1990) passe derrière la caméra et réalise son premier long métrage qui s’inspire du récit La Pasajera de l’écrivain Alonso Cueto. Cet écrivain péruvien avait déjà été l’objet d’adaptations cinématographiques avec notamment Mariposa negra de Francisco Lombardi (2007). À l’instar de ce film, il est question ici en arrière fond du passé sanglant et encore récent du Pérou durant les massacres perpétrés par l’armée péruvienne sous prétexte de lutter contre le Sentier

Lumineux. Ce traumatisme avait finement été traité par Claudia Llosa dans son Fausta (La Teta asustada, 2008) avec dans le rôle principal Magaly Solier, que l’on retrouve ici dans un rôle similaire de victime des exactions armées. Pour porter le film, le brillant acteur mexicain Damián Alcázar joue le personnage éponyme du film : Magallanes. L’histoire ressemble en certains points au Taxi Driver de Martin Scorsese, avec cette histoire d’un ancien soldat cherchant son propre salut en imaginant sauver une jeune femme qui refuse son aide.

Cette histoire de rédemption tente de convoquer les fantômes du pays par le biais de la forme codifiée du polar. Malheureusement, le réalisateur ne fait preuve d’aucune inventivité, faisant trop appel à des modèles extérieurs sans pour autant insuffler ses propres problématiques. La direction d’acteur est plutôt paresseuse, même si Damián Alcázar et Magaly Solier ont suffisamment de professionnalisme pour être autonomes dans leurs interprétations. Mais ils se retrouvent bien seuls. La musique originale orchestrée n’aide en rien à soutenir un point de vue personnel, poussant le spectateur dans des sensations de film policier américain aux routes bien balisées. Le récit d’Alonso Cueto était pourtant fécond, mais le réalisateur n’a pas su le transformer en œuvre cinématographique, ni dans son traitement visuel ni même dans son rythme : le film aurait pu être un bon thriller politique avec un soupçon d’inventivité !

Magallanes, tan fuerte como el amor", Enrique Morales Lastra, Elmostrador, 30/07/2016 "

No parece una ópera prima, el filme de este experimentado actor y debutante director peruano, un nombre para empezar a tener muy en cuenta de cara al futuro próximo, de la industria audiovisual hispanoamericana. Basado en un relato del escritor limeño Alonso Cueto, y entregada a una cámara con un notable sentido estético de la geografía diegética que aspira a encuadrar, y de los giros y decisiones que requiere a fin de lograrlo, el siguiente título, protagonizado por Damián Alcázar y Magaly Solier, y con una valiosa banda sonora compuesta por Federico Jusid, corresponde a un thriller policial arrebatador e inolvidable.

El entrecruzamiento misterioso de la vida (una frase común en estos textos). Los suburbios de Lima, un taxi, y años después de la guerra civil entre el ejército regular y el grupo Sendero Luminoso, en la Sierra del país (Ayacucho), y un hombre en edad madura, y una atractiva treintañera de origen quechua, se reencuentran inesperadamente. Sólo él la reconoce, y se “desarma”: ambos guardan un secreto que los une y les ligará para siempre. Se separan, pero se volverán a ver. Está escrito y rodado.

La cámara se desliza, mientras Magallanes (el rol de Santiago Alcázar), sufre la emocionalidad y el fervor del instante, del pasado que regresa para su desdicha: el lente retrata ese vaivén interno, ese desorden psicológico, la culpa y la vergüenza que lo persiguen. Detrás: los cordones montañosos terrosos de Los Cóndores, las casas sencillas, el clima templado y vespertino, en un adelanto de la humedad que vendrá desde el Pacífico, cuando oscurezca totalmente en Lima, la capital del Perú.

Salvador del Solar (1970) tiene una importante reputación como actor profesional en el cine y en la televisión de su país, y Magallanes (2015), es su primera película, una producción que lo ha transformado en una revelación tanto en el circuito local, como en el latinoamericano: su obra, además de ser bastante conquistada audiovisualmente, posee garra artística (los tópicos que trata el guión son profundos y desgarradores), y la calidad del elenco interpretativo, se encuentra fuera de discusión: el mencionado Alcázar, Christian Meier (quien encarna a un exitoso abogado), Magaly Solier (Celina), y el argentino Federico Luppi (el Coronel). El libreto, a su vez, representa una adaptación de la novela breve del narrador Alonso Cueto, titulada La pasajera (2015).

El sutil y constante movimiento de la cámara. Una estrategia dramática y argumental: la historia pertenece al género de un thriller (apasionante, persistente en su intensidad de principio a fin), y esos estímulos ambientales y literarios, generan reacciones en el desarrollo de la trama, y por supuesto, sobre los caracteres de los personajes. Surgen entonces planes, ideas, contradicciones, revelaciones sentimentales, aparecen situaciones inesperadas, y el lente se hunde (de “piquero”) en esa dinámica inherente a la velocidad de esas cosas: de las que ocurren afuera, y de las que acontecen adentro.

Para ser una ópera prima, el oficio de Del Solar evidencia un pensamiento cinematográfico, y meditado, con la espera y la tranquilidad que sólo otorgan el transcurso de los años y del tiempo. Así como un escritor resuelve descripciones y situaciones argumentales con palabras, verbos, adjetivos, conectores que crean una realidad convincente, creíble y paralela, un buen cineasta efectúa idéntico proceso intelectual, con la libertad que le entregan los desplazamientos de su encuadre fotográfico. Dónde situar la cámara, hacia qué posición o punto trasladarla, son decisiones que emanan de un hecho “natural”, que se alimenta y se forja con la laboriosidad: se llama talento audiovisual.

El uso del factor lumínico. El director no elude la luz “quemada” de las calles de Lima, resplandecientes por la proximidad y el brillo del océano Pacífico (que uno siente cuando lee las novelas de Vargas Llosa, de Bryce, del primer Bayly, y del citado Alonso Cueto, por ejemplo), y semejantes a las de la ciudad chilena y también costera, de La Serena: de mañana, de día, tarde, o de noche, el departamento de cinematografía presenta un producto técnico, en esa línea, de altísimo nivel. La factura compositiva de los encuadres, y la manipulación que se hace de ese esquivo elemento ambiental (la luz), corresponden a un encaje pictórico, conforme a la elaboración de un artesano.

Alcázar y sus compañeros transitan por diversos estados anímicos y prácticos, los que se complementan con las variantes que ofrece la dirección artística, el avance de las fases argumentales del libreto, y el afán seguro, confiado, y con una intencionalidad audiovisual y estética trazadas, obra y gracia de su realizador (Del Solar), de la cámara: el concepto de cambio hermenéutico que guarda permanentemente la acción cinematográfica, interpretada y unida a la esencia de este título, con la rapidez electrizante y cautivante, dramáticamente, del género negro y policial.

A lo largo de su obra literaria, el escritor Alonso Cueto ha sido un crítico feroz del decenio del ex Presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), y de las tácticas políticas que empleó junto a su otrora jefe de Inteligencia, Vladimiro Montesinos, con el propósito de combatir las ofensivas de las guerrillas revolucionarias, incardinadas en la Sierra y en el sur del país, de preferencia, pero que incluso tuvieron en vilo a la institucionalidad de la nación incaica, y que ostentaron la capacidad de perpetrar sonados ataques, atentados, y secuestros masivos, durante la década de 1980, e incluso en los “tranquilos” años que le siguieron.

El nudo argumental del libreto de Magallanes, aborda esa problemática, aunque la redirige hacia sus víctimas ocultas y anónimas, a los efectos colaterales que provoca un reacción enérgica de índole militar, ante cualquier coyuntura de origen política, y que se ha desbordado por el camino de las armas, en villorrios, poblados y enclaves indígenas. Lugares demográficos en lo que también se sufre, se ama, se viola la integridad del otro, se odia, se perdona, y se gestan y orquestan rencores y venganzas, con la misma complejidad “humana”, que en las zonas de urbanización modernas.

De esta forma, el largometraje de ficción inaugural de Salvador Del Solar, se hace cargo (desde la intimidad cotidiana y popular), de esa reciente y tortuosa etapa de la historia oficial peruana, y de sus secuelas y consecuencias en el tejido social del país. Instancias donde, claro, insisto, igualmente se forjan vínculos sentimentales de pasión prohibida y dependencia (entre abusador y víctima), pese a que se respiren condiciones límites, bestiales e inmorales, y resultados concretos que transgreden cualquier norma de respeto y de compasión, frente al prójimo y semejante.

Dueña de una historia literaria generosa (se aprecian ecos de Dostoyevski), Magallanes resulta una película soberbia y espeluznante, y la demostración de que nunca existen amores ridículos (perdón a Kundera), y de que todo amor sincero es posible y redimible: aun cuando no existan posibilidades de unión, siempre, siempre, algo inaudito y a nuestro favor y en premio a la perseverancia, es susceptible de suceder o de acontecer.

Y la música de Federico Jusid, lo reafirma.