Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011

Contenido

BIOGRAFÍA ...... 3 OBRA LITERARIA ...... 5 ANTIPOESÍA ...... 5 OBRAS ...... 7 OBRAS MÁS DESTACADAS ...... 8 CANCIONERO SIN NOMBRE (1937) ...... 8 POEMAS Y ANTIPOEMAS (1954)...... 8 LA CUECA LARGA (1958)...... 8 VERSOS DE SALÓN (1962) ...... 9 OBRA GRUESA (1969)...... 9 ARTEFACTOS (1972) ...... 9 SERMONES Y PRÉDICAS DEL CRISTO DE ELQUI (1977) ...... 9 CHISTES PARA DESORIENTAR A LA POESÍA (1983) ...... 10 POESÍA POLÍTICA (1983) ...... 10 HOJAS DE PARRA (1985) ...... 10 POEMAS PARA COMBATIR LA CALVICIE. MUESTRA DE ANTIPOESÍA (1993) ...... 10 DISCURSOS DE SOBREMESA (1997) ...... 11 OTRAS APORTACIONES ...... 11 PREMIOS ...... 12 PREMIOS RECIBIDOS ...... 12 OTRAS DISTINCIONES ...... 12 PARRA Y EL NOBEL ...... 12 POETA NICANOR ENTREVISTA A PARRA ANTIPOETA ...... 14 WEBGRAFÍA ...... 20

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Biografía

Nicanor Parra Sandoval nace el 5 de septiembre del año 1914 en San Fabián de Alico, zona precordillerana de Chillán (Octava región del Bío-Bío, ). Crece en el seno de una familia de artistas populares: su padre, don Nicanor Parra, profesor primario y músico; y su madre, doña Rosa Clara Sandoval Navarrete, tejedora y modista de origen campesino, que también tenía aficiones artísticas y solía cantar canciones folclóricas.

Pertenecientes a la clase media provinciana y debido a la precariedad económica que siempre los acompaña, la familia sufre continuos cambios de residencia, ya sea por los traslados, cesantías y por la personalidad del padre, un bohemio incurable. Sin embargo, fuera de cortos periodos vividos en Santiago, Lautaro y Ancud, para Nicanor Parra son fundamentales los años vividos en los suburbios de la ciudad de Chillán, específicamente, en el barrio Villa Alegre, donde llega a la edad de doce años.

De todos los hermanos Parra, Nicanor es el único que hizo estudios más allá de los primarios. En 1927, es matriculado en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursa hasta el Quinto Año de Humanidades. Su paso por el Liceo le significó tener la experiencia de leer a poetas chilenos, como Manuel Magallanes Moure, resultando evidente que sus primeros versos los escribió en esta época. Al respecto, el propio poeta recuerda que hacía unos versos pomposos y sentimentales, llenos de retórica y muy floridos, conforme al estilo que se usaba en la provincia.

En 1932, Nicanor Parra huye de su casa y llega a Santiago, donde cursa el último año de educación secundaria en el Internado Nacional Diego Barros Arana, gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Al año siguiente, el poeta ingresa al Instituto Pedagógico de la

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Universidad de Chile a estudiar Matemática y Física, y también de manera simultánea se matricula en Ingeniería, Leyes e Inglés, estudios que pronto abandona. Ayuda a financiar sus estudios, trabajando como inspector del Internado Barros Arana. Allí en 1935 publica su primer anticuento, «Gato en el camino», en la Revista Nueva, publicación que funda junto a Jorge Millas y Carlos Pedraza. El relato circula entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado.

Egresa del Instituto Pedagógico en 1937, año en que comienza como profesor de matemática y física en el Liceo de Hombres de Chillán y publica su primer libro, Cancionero sin nombre, compuesto por veintinueve poemas. Sus rasgos más visibles son la incorporación de la métrica del romance, el desarrollo narrativo y la tendencia del que habla a realizar acciones a la manera de un personaje, el uso constante de la personificación y la metáfora con términos referidos a la naturaleza o al mundo religioso. Al año siguiente, Cancionero sin nombre, obtiene el Premio Municipal de Santiago y es señalado por Gabriela Mistral «como el futuro poeta de Chile», en el acto de bienvenida a la poetisa en Chillán, ocasión en que Parra lee su poema «Canto a la escuela».

En 1943 Parra viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada, gracias a la beca otorgada por el Institute of International Education. Regresa en 1946 y se incorpora a la Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. Luego, en 1948, es nombrado Director Interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En la antología 13 poetas chilenos aparecen tres poemas que en el futuro formarán parte de su libro clave: Poemas y

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Antipoemas. Al año siguiente, gracias a una beca otorgada por el Consejo Británico, parte a Inglaterra a estudiar cosmología en Oxford durante dos años. En ese período lee a Ezra Pound, T. S. Eliot, William Blake, Franz Kafka y se interesa en el psicoanálisis freudiano. Estas lecturas son reveladoras para Nicanor, ya que le enseñan una disciplina en la construcción del verso y le hacen adquirir conciencia de su oficio de poeta.

Diecisiete años después de la publicación de Cancionero sin nombre, aparece su segundo libro: Poemas y Antipoemas (1954); obra donde adopta definitivamente la línea que el propio Parra denomina “antipoesía”: revelación irónica e iconoclasta de un mundo problemático, hecha en lenguaje antirretórico y coloquial.

El nuevo sistema poético, el de los antipoemas, lo asume Parra a partir de los últimos años de la década del cuarenta, años que coinciden con su estancia en Estados Unidos e Inglaterra. La experiencia de vida cotidiana moderna en aquellos espacios urbanos de dos sociedades desarrolladas y la lectura atenta y meditada de Eliot, Pound, Kafka, las películas cortas de Chaplin y los documentos del surrealismo, le ayudan a adquirir conciencia del oficio de poeta, a disciplinarse en el trato directo, desprovisto de retórica del lenguaje, lo cual hace surgir su propia visión del verso. Dicha visión es la que irrumpe en Poemas y Antipoemas y se prolonga en el resto de sus obras.

Junto con su actividad académica, Nicanor Parra asiste a diversos países como Estados Unidos, Unión Soviética, China Popular, Perú, Panamá, México, etc., donde dicta conferencias, organiza talleres, asiste a congresos, mesas redondas, recibe premios y títulos. Es traducido y estudiado en diversos planteles universitarios, transformándose así en un nombre universal.

En los últimos años, Nicanor Parra ha difundido su pensamiento sobre todo a través de sus Discursos de Sobremesa, pronunciados con motivo de algún premio u ocasión especial. Entre ellos destacan: «Mai mai peñi. Discurso de Guadalajara» (Premio Juan Rulfo, 1991); «Happy Birthday» (homenaje al natalicio de Shakespeare, 1993); «Discurso de la Alameda» (con motivo del homenaje por sus ochenta años, 1994); «Also Sprach Altazor» (Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 1995; Cartagena, 1993); «Discurso del Bío-Bío» (Universidad de Concepción, Chile, 1996); «Aunque no vengo preparado» (Universidad Austral, 1997); «No me explico Sr. Rector» (Universidad de Chile, 1999).

Obra Literaria ANTIPOESÍA

Si por algo destaca la obra del poeta chileno Nicanor Parra es por haber introducido y desarrollado el concepto de la antipoesía, del que es creador y máximo (para algunos único) exponente. Esta corriente comienza a desarrollarse en Parra en 1954, con la publicación de Poemas y antipoemas y a partir de entonces estará presente en su obra posterior.

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La antipoesía es una escritura elaborada a partir de la negación de los rasgos esenciales de otras escrituras y de otros códigos literarios y no literarios. El antipoema es una contradicción, un contratexto. Es el resultado de la reflexión, pero todavía más de una indagación llevada a cabo en la práctica poética misma.

La antipoesía se (des)construye también sobre la base de la negación de cierto tipo de poesía política representada ya por numerosos poemas de Canto general, de Neruda. El antipoeta veía en ella la reaparición -insostenible desde el materialismo- de un poeta elevado y de una representación de la realidad histórica ideológicamente reajustada y recubierta.

Pero el discurso antipoético no es la simple negación de las modalidades anteriores de hacer poesía. No depende simétrica, especularmente de los modelos que niega, ni expresa o representa simplemente la negación de sus representaciones. Sus límites no coinciden negativamente con los límites de lo que niega. Su negación -irónica, paródica, perifrástica, deconstructiva- libera capacidades expresivas, representativas, referenciales, connotativas que no existen en el uso positivo de sus medios y materiales.

El rasgo más sobresaliente de los antipoemas -y el más chocante cuando hizo su aparición en la escena literaria- es su utilización del discurso coloquial. El antipoeta traslada discursos de lugar. (Des)compone la escritura con ellos. Aunque parezca lo contrario, la antipoesía es poesía (que va más allá de la) metafísica y, a la vez, exhibe su andamiaje, los límites de su capacidad testimonial y cognoscitiva.

El sujeto de la antipoesía se traslada, como se sabe, del espacio rural -del centro de Chile- a la capital de la república. Es un emigrante, no un afuerino. Lo atrae el prestigio de la ciudad y sus formas de vida modernas. Cree que en ella va a encontrar mayores expectativas de vida: realización y felicidad. Pero sufre un desengaño tras otro. Bajo las apariencias de paz social -a

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011 la sombra de la ley- impera la explotación más inmisericorde del hombre (casi todos) por el hombre (unos pocos).

Los individuos rehúyen el contacto, le temen. Se sumergen en la masa anónima. No hay comunicación, no hay comunión, no hay resguardo. Hay destrucción y desamparo, injusticia. Fuera de sí, desengañado, furioso, descentrado, el sujeto del discurso -que no coincide del todo, y tampoco formalmente, con el protagonista, originando en ese desajuste nuevos mecanismos expresivos- se dirige a sus semejantes.

La antipoesía se transforma, así, en una empresa de demolición y denuncia de las formas de vida alienadas que, a todo trapo, promueve la sociedad burguesa y su economía de mercado.

No podría afirmarse, sin embargo, que el antipoeta sea un hombre que sólo condena esta sociedad o se margine de ella. Por el contrario, se siente irremediablemente atraído por sus encantos aparentes y verdaderos. Así, se debate entre una entrega delirante al abismo de alienaciones que lo destruye y una búsqueda desesperada de comunión (que no se produce) o de salida (que tampoco se produce).

Expropiado de sí mismo, la sociedad y la naturaleza, el antipoeta concluye en el último verso de Poemas y antipoemas: "Pero no: la vida no tiene sentido". Claro, éste es un aspecto sólo del mensaje de esta obra abierta, aquél en que la ideología existencialista se superpone a la experiencia vivida, y, confundiendo la parte con el todo (inalcanzable), no logra ocultar las dimensiones positivas y bloqueadas de la vida.

Para muchos críticos, los antipoemas eran la estación terminal de la escritura parriana. Les parecía un callejón sin salida, el agotamiento de sus posibilidades expresivas, su Agonía del tránsito a la muerte. Pero, la antipoesía ha tenido un desarrollo relativamente (im)previsible. No puede afirmarse que detrás de ella haya proyecto, con etapas programadas, a largo plazo. Desde 1954 continúa siendo la antipoesía una escritura experimental y atenta a los grandes (y nuevos) problemas de la época: la degradación del medio ambiente (amenaza ecológica), la amenaza nuclear, la amenaza de degradación corporal (Sida) y la degradación moral en una sociedad que sólo aspira al consumo. OBRAS

• Cancionero sin nombre - (1937) • Poemas y antipoemas - (1954) • La cueca larga - (1958) • Versos de Salón - (1962) • Manifiesto - (1963) • Canciones rusas - (1967) • La camisa de fuerza - (1968) • Obra gruesa - (1969) • Artefactos - (1972) • Antipoemas - (1972) • Emergency poems: ed. bilingüe - (1973)

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• Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui - (1977) • Nuevos sermones y Prédicas del Cristo de Elqui - (1979) • El Antilázaro - (1981) • Poemas y antipoemas a Eduardo Frei - (1982) • Ecopoemas de Nicanor Parra - (1982) • Coplas de Navidad Antivillancico - (1983) • Poesía política - (1983) • Chistes para desorientar a la policía/poesía - (1983) • Hojas de Parra - (1985) • Poemas para combatir la calvicie - (1993) • Trabajos prácticos - (1996) • Discursos de sobremesa - (1997) • Páginas en blanco - Patrimonio Nacional. Servicio de Publicaciones, (2001) • Lear, rey & mendigo - (2004) • Obras completas & algo + (1935-1972) - Galaxia Gutenberg, (2006) • Obras completas & algo + (1975-2006) - Galaxia Gutenberg, (2011) OBRAS MÁS DESTACADAS

Cancionero sin Nombre (1937)

Libro juvenil compuesto por veintinueve poemas cuyos rasgos más visibles son la incorporación métrica del romance y el desarrollo narrativo. Usos constantes de la personificación y la metáfora referidos a la naturaleza o el mundo religioso. Los temas poetizados son la vida sencilla, las burlas y los desaires populares, el amor a la vida, el desenfado y la fatalidad. Este libro ganó el Premio Municipal de Poesía de Santiago. Poemas y Antipoemas (1954).

Libro dividido en tres secciones con un total de veintinueve poemas. Supone el comienzo de la antipoesía, de ahí su importancia dentro de la literatura, en general, y de la obra de Parra, en particular.

La evocación y la melancolía de un tiempo perdido se deja sentir en «Hay un día feliz» o la nostalgia por «» se contrapone al mundo de la desesperación, el delirio y la falta de sentido que se observa en «Autorretrato» y que habla de enajenación, de soledad y de absurdo enmarcados en una mueca irónica como se advierte en «El túnel». La cueca larga (1958).

Componen este libro los poemas: «Coplas al vino», «El chico y la damajuana» y «La cueca larga». En los poemas iniciales el poeta-payador da cuenta de la gracia, socarronería criolla, mezclando aires populares y cultos para mostrar al hombre de la tierra, su saber popular, su ingenio, y sus preocupaciones sociales, «La cueca Larga», nuestro baile nacional es un elogio al campesino y a sus costumbres y en ellas se homenajea al vino, portador de una fraternidad

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011 viril, y también de la melancolía que entraña la conciencia del devenir, de la visión de la muerte y la trascendencia.

Estas coplas, cuecas y brindis se encienden a lo humano y a lo divino, en las cuales no están ausentes muchos elementos de la antipoesía y que con tonalidades superrealistas, obteniendo de este modo nuevos matices poéticos cuyas imágenes resignifican y renuevan la tradición folklórica y la estructura de la poesía popular. Versos de Salón (1962)

En este libro el autor continúa desarrollando su poética de espaldas a la tradición y a los convencionalismos lírico-literarios. Desde sus composiciones aparentemente prosaicas surge una poesía vital, alegre, popular. Sin vanas abstracciones, es esta una poesía de sujeto y objeto, de entorno cotidiano donde la ironía, la burla y lo grotesco empuja al yo lírico y al lector al abismo, al absurdo y por qué no a la neurosis. El título del libro, sin duda, constituye una nueva transgresión y una reacción contra el fatigoso stablishment de la sociedad contemporánea. Obra Gruesa (1969).

Este libro recoge la casi totalidad de su obra: Poemas y Antipoemas (1937-1954), La cueca larga (1958), Versos de salón (1954-1962), Canciones Rusas (1964-1967), y se agregan poemas inéditos «La campana de fuerza» (1962-1968), «Otros Poemas» (1950-1968).

Este libro lleva al lector a encontrarse con el hombre común latinoamericano, despojado de los aderezos sublimes y lirismos con que la poesía tradicional lo adornaba, gracias a la búsqueda de lo cotidiano, lo vulgar, lo prosaico y popular como objeto poético que hace la antipoesía, usando el lenguaje de la calle, el ingenio del pueblo con sus frases vivas y restallantes, para romper los estereotipos e insuflar nueva vitalidad a un lenguaje poético ya gastado y rutinario. Artefactos (1972)

No consiste en un libro, sino en una caja con 242 tarjetas postales, por lo tanto ilustraciones relacionadas con los textos que vocean «epigramas», grafittis o para ser más exactos, «artefactos» como los denomina el poeta, que al ser interrogado sobre su sentido señala: «una palabrita bastante jodida», «una aproximación al grafitti», «un terremoto grado 13», «una agresión», «un juego».

Todas las acepciones señaladas por Parra describen bastante bien el conjunto de sus artefactos, porque cada una de ellos es el límite mismo al que deriva el destinatario. Desde este punto de vista, el artefacto ya es un artículo de consumo, suntuario o no, que se dirige a un receptor anónimo, prosaico, ni adepto, ni adicto a la poesía, simplemente su usuario. Así, Artefactos golpea en el hígado de su lector, pues las costumbres de la sociedad, los hábitos políticos, las prácticas religiosas, reciben en esta obra un ataque despiadado. Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (1977)

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En este libro Parra vuelve a las vertientes populares, de una manera que parece sintetizar en forma magistral toda su producción anterior. Siguen presentes la irreverencia, la ironía, la ternura, el escepticismo y sobre todo una especie de pragmática vital; el Cristo de Elqui predica sus «sanos pensamientos» a los enfermos, a los débiles, a los pobres de espíritu, a los ancianos, a las madres solteras, a los pescadores, a los condenados a cadena perpetua, a los araucanos, a los panaderos, a los sepultureros, a los soñadores y a los idealistas. En clara consonancia con el Evangelio, es una voz que predica «en el desierto de concreto armado». Chistes para desorientar a la poesía (1983)

Se trata de un conjunto de doscientas cincuenta tarjetas postales, que han sido ilustradas por reconocidos artistas plásticos y presentados en un prólogo titulado «A la manera del Señor Corales», firmado por el poeta Enrique Lihn, quién asume en la presentación un estilo circense.

Las tarjetas se presentan en una caja de cartulina que aparenta ser un sobre aéreo de 19 por 14 cm., lleva una estampilla apócrifa con la cara del poeta, la firma del autor se exhibe como remitente, el poeta sonríe desde la imagen del sello.

A través de esta suerte de «antichistes» cuya finalidad esotérica es plenamente comprendida por el lector se denuncian los males sociales de esta época, allegando un tema nuevo que es la preocupación ecológica: «El error consistió / en creer que la tierra era nuestra / cuando la verdad de las cosas / es que nosotros somos de la tierra». Poesía Política (1983)

Este libro constituye una especie de antología de la poesía de Parra, considerada política, quizá más que nada por la coincidencia existente entre los textos y las situaciones coyunturales a las que apuntan.

Cabe destacar el carácter corrosivo del lenguaje, el gesto desembozado y audaz que denuncia, reclama y acusa en un tono en el que no están ausentes el humor y la risa hacia uno mismo. Hojas de Parra (1985)

Este libro reúne textos escritos entre 1969 y 1985, y tiene como característica fundamental la correspondencia con una etapa de búsqueda y experimentación. Dividido en tres secciones, la I incluye textos escritos entre 1969 y 1973; en las secciones II y III agrupa textos producidos entre los años 1975 y 1985. En esta obra, Parra revela la situación del hombre contemporáneo, pero no la del hombre sublime sino del común, cotidiano y popular mostrándolo en su dimensión humana, social, política, religiosa, amorosa y desencantada.

En su creación poética, observamos un movimiento constante de avance y retroceso: afirmado y retractándose; serio y burlesco; trascendente e inmediato. Poemas para combatir la calvicie. Muestra de antipoesía (1993)

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En esta obra se recogen textos de Poemas y Antipoemas, La cueca larga, Versos de Salón, Canciones rusas, Otros poemas, Artefactos, Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, Chistes para desorientar a la poesía, Cachuero, «ecopoemas», «guatapiques», Últimas prédicas... y Hojas de Parra a los que se suman textos inéditos y el discurso de Parra de agradecimiento por el premio «Juan Rulfo»: «mai mai peñi». Esta cuidadosa selección consigue mostrar el itinerario poético del Parra irreverente, irónico y sublime. Discursos de sobremesa (1997)

Este volumen recoge cuatro discursos de Nicanor Parra entre los que se cuenta el pronunciado en la Universidad de Chile -hace tres décadas- con motivo de la incorporación como Miembro Académico de la Facultad de Filosofía y Educación (1962), que sería el primero de una serie. Estos cuatro textos, constituyen una corrección creadora a esa noción restringida y finiquitada del trabajo artístico que Parra cree ver en la producción del poeta padre o poeta mayor al que se pretende desplazar: Pablo Neruda. Discurso celebratorio pero también divergente en tanto manifiesta la búsqueda y la necesidad de instalar su voz de francotirador dentro del espacio poético monopolizado por Neruda. OTRAS APORTACIONES

Su obra también ha sido objeto de producciones escénicas y audiovisuales. Ejemplos de esto son los siguientes montajes: Todas las colorinas tienen pecas o Sólo para mayores de 100 años, estrenado en 1970 por el Taller de Creación Teatral de la Escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica de Chile. En 1997, la compañía «La Feria» estrena «Hojas de Parra». El mismo año, el cineasta Carlos Flores filma un documental sobre su vida y su obra, al que se agregan dos películas: Nicanor Parra en Nueva York, de Jaime Barros, y Nicanor Parra, de Guillermo Kahn.

En 1992 se estrena Pichanga: profecía a falta de educaciones, obra multimedia basada en los Derechos del Niño, escrita por Parra, musicalizada por el grupo chileno «Congreso» e intervenida con pinturas de Bororo. En el contexto de Machitún 94: homenaje a los ochenta años del antipoeta, la Mancha Theatre Company, estrena Parranda, obra basada en textos del poeta.

En 1990, Parra expone con el poeta catalán Joan Brossa Dir poesía/ Mirar Poesía en la Universitat de Valencia y en el Museo de Arte de Chicago. Elige el Encuentro Nacional de Artes (Enart '90) para exponer sus Obras Públicas. Al mismo tiempo traduce al español El rey Lear de William Shakespeare para el montaje presentado por el Teatro de la Universidad de Chile.

Cabe señalar que su inicio en exposiciones de poesía data de 1952 cuando se asocia con el poeta Enrique Lihn y para mostrar los Quebrantahuesos, poesía mural realizada con recortes de diarios, siguiendo la técnica del collage.

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Premios PREMIOS RECIBIDOS

• Premio de Literatura en Lengua Castellana "Miguel de Cervantes" (Ministerio de Cultura) en 2011 • Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (Patrimonio Nacional, Universidad de Salamanca) en 2001 • Premio Luis Oyarzún (Universidad Austral de Chile) en 1997 • Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y el Caribe (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Guadalajara, Jalisco)) en 1991 • Premio Prometeo de Poesía (Asociación Prometeo de Poesía) en 1991 • Premio Richard Wilbur (Asociación Americana de Traductores) en 1985 • Premio Nacional de Literatura de Chile (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) de Chile) en 1969 Obra gruesa • Premio Municipal de Literatura de Santiago (Ilustre Municipalidad de Santiago (Chile)) en 1955 por Poemas y antipoemas • Concurso Nacional de Poesía (Sindicato de Escritores de Chile) en 1954 por Poemas y antipoemas • Premio de Poesía "Juan Said" (Sociedad de Escritores de Chile) en 1953 • Premio Municipal de Literatura de Santiago (Ilustre Municipalidad de Santiago (Chile)) en 1938 por Cancionero sin nombre OTRAS DISTINCIONES

• Premio Bicentenario (Corporación Cultural de Chile y Universidad de Chile), 2001. • Doctor Honoris Causa de la Universidad del Bío-Bío, Chile, 2000. • Honorary Fellow, St Catherine's College, Oxford University, 2000. • Medalla Rectoral, Universidad de Chile, 1999. • Medalla Abate Molina, Universidad de Talca, Chile, 1998. • Medalla Gabriela Mistral, Gobierno de Chile, 1997. • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Concepción, Chile, 1996. • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Brown, 1991. • Beca Guggenheim, 1972.

Parra y el Nobel

Nicanor Parra, por su gran aporte a la renovación de la poesía, ha sido postulado al premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones. Ya en 1972 Patricio Larzundi lo señala como merecedor del Premio en la Revista de la Universidad de Columbia, siendo apoyado por la

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Sociedad Hispanoamérica de Nueva York. La primera postulación oficial se produce en 1995, patrocinada la Universidad de Nueva York. Coordina un «comité por Parra» Marlene Gottlieb, quien logra una presentación del Instituto Cervantes de Nueva York a la Academia Sueca, firmada por trescientos sesenta profesores de literatura de Estados Unidos.

El segundo intento oficial, lo encabeza la Universidad de Concepción, Chile en 1997 y tres años más tarde, Machitún-2000, grupo que difunde la obra del poeta, anuncia la postulación de Parra a la versión 2001 del Premio Nobel. Es así como en dicho año, la Universidad de Chile dirige la postulación, con el apoyo de las Universidades chilenas adscritas al Consejo de Rectores y por las universidades españolas, Complutense de Madrid y de Valencia. Por lo tanto, se organizan diversas acciones de apoyo tanto en Chile como en el extranjero; una de ellas es la construcción de un sitio web dedicado a la vida y obra de Nicanor Parra, desarrollado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

Sin embargo, y pese a estos intentos, el Premio Nobel se le resiste al escritor chileno.

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Poeta Nicanor entrevista a Parra Antipoeta

Por Manuel Jofré Fuente: Universidad de Chile, http://www.nicanorparra.uchile.cl/entrevistas/index.html

Como Universidad de Chile, estamos por primera vez presentando la postulación de Nicanor Parra al Premio Nobel de Literatura, para el año 2001. Junto con tomarle fotografías, a las cuales se resistía, le fuimos haciendo preguntas que nos permeaban con su entusiasmo por Hamlet, su constante ironía, sus gestos infantiles de un hombre de casi 86 años.

En la obra poética de Nicanor Parra se une lo popular y lo culto, lo serio y lo cómico, la ciencia y la literatura, lo cotidiano y lo extraordinario. Su obra no deja a nadie indemne. Su discurso, con referencias en inglés, ruso, sueco, chillanejo, se vuelve el gran destornillador del paradigma moderno, la nueva impensada vuelta de tuerca que realizó a mediados del siglo pasado, todo lo cual amerita no sólo releer sus poemas o revisar la cuantiosa obra crítica acerca de sus textos, sino que además genera en nuestro pecho un sentimiento de orgullo frente a la originalidad mundial de su palabra.

A diferencia de nosotros, Nicanor no le teme al ridículo ni a nada. Sus palabras no son estudiadas pero muy cuidadas y salen despeinadas y airosas de su boca. Con él se puede

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011 hablar de todo. Su mente trabaja como un electrón, que cuando uno lo mira, ya está en otro lugar. Inefable, infalible, formidable, impredecible, certero, habría que darle el premio Nobel para que hable en mapudungun en Estocolmo, para que se disfrace ante la Academia, para que desconcierte con sus paradojas verbales al mundo entero. Gran admirador de Shakespeare, pensador de la relatividad y practicante del taoísmo, es una ecuación vibrante llena de vida que cabalga por el cosmos montado en su propio sueño.

Las siguientes son algunas de sus reflexiones del mes de agosto del año MM.

Me parece que cómo definir la antipoesía es un problema que muchos te han planteado. En tu vida, la antipoesía ha sido la unión de la poesía y la ciencia.

Bueno, hay varias posibilidades, una serie de respuestas. Para esa pregunta, que es legítima, yo diría que habría que recurrir a un poema, que se publicó en Versos de salón, donde hay varias respuestas posibles acerca de qué es antipoesía. Podemos improvisar algunas respuestas ahora. Por ejemplo, la antipoesía es la poesía del sentido común, que es el menos común de los sentidos. Si es en un sentido común, tendrá que estar concebida en un lenguaje común también, o sea, no a la retórica, no a la jerga poética. Mejor. Habría que ver cómo nos comunicamos. Cuál es la forma correcta o más satisfactoria mediante las palabras, porque los métodos de comunicación se van envejeciendo. La antipoesía es el esfuerzo por la recuperación del sentido común en un momento en que la poesía chilena estaba totalmente enclaustrada y reventada. Para qué vamos a mencionar a los llamados poetas barrocos chilenos, porque les había dado ese nombre la propia crítica. Se trata, entonces, de desbarrotizar la poesía, eso sería una de las primeras aproximaciones a la pregunta. En seguida, cuando se observa que la antipoesía es la poesía del sentido común, en el sentido común cabe todo, cabe la ciencia, cabe prácticamente toda posibilidad mental. Están las puertas abiertas. La antipoesía tiene que ver con la ciencia, pero también tiene que ver con otras cosas que no son la ciencia; también tiene que ver con la religión, y tiene que ver con el deporte. Yo trataría, entonces, de permitir que se abrieran puertas y ventanas, de manera que la realidad entera se incorpore a la academia.

¿Cómo es la antipoesía fuera de Chile?

Bueno, el antipoeta por excelencia se llama William Shakespeare, y en sentido más restringido hay que consultar con críticos como el curita Valente, que ha sido muy tajante en esta materia. El problema de la antipoesía tiene mucho que ver con el problema cultural por excelencia del siglo XX, o del siglo XXI. Este problema fue ya prácticamente iniciado por Nietzsche en el siglo XIX. Dice que lo que se avecina es un fenómeno de grueso calibre, el del súper hombre, que es un modelo en que todos hemos sido formados. El súper hombre será barrido del mapa por el último hombre, pero, ¿quién es el último hombre? La respuesta que yo he encontrado para esto es lisa y llanamente la siguiente. Es la vuelta de los espartanos. Hay que recordar que en la guerra del Peloponeso los espartanos barrieron a Atenas, dijeron fuera los poetas y fuera los filósofos, lo que cuenta es la música, el atletismo, y la práctica de las armas. Los espartanos eran soldados, eran atletas y eran músicos. Bueno, en último término se trata del enfrentamiento entre la pedantería greco-latina, a eso llego la degradación cultural greco- latina, y por otra parte está la vulgaridad espartana. Esos son los dos vicios que se enfrentan:

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011 vulgaridad espartana versus pedantería greco-latina. Yo creo que de estos dos contrarios tiene que salir el nuevo planteamiento, la antipoesía siempre aspiró a eso. Lo que cuenta es la vida diaria, el sentido común, el renunciar a las especulaciones abstractas. Todavía tengo una concepción un poco explicacionista del hombre, pero las explicaciones parten de principios biológicos y sicológicos, no parten de verdades anteriores, de revelaciones. Nietzsche no hace metafísica, sino que ontología hermenéutica, o sea antifilosofía. A mí encanta siempre esta posición, a pesar que de todas maneras yo lo tildo a Nietzsche de un poquito explicacionista también. Y a estas alturas yo tengo poco que ver con las explicaciones. A partir de seis meses atrás, volví a interesarme en un problema que debiera ser el que debiera estar en el kindergarden, para todos. Es el problema de la paradoja de Aquiles y la tortuga. La conclusión a que se llega después de analizar a fondo la paradoja, o sea de hacer el recorrido, de ver primero que dijo Aristóteles de esto y después que dijeron los matemáticos del siglo XIX, es que la paradoja está como en el primer día, y la paradoja consiste, en simples términos, de concluir que no se puede confiar. Claro está, es una manera de limpiar las cosas a la chilena, no se puede confiar en la racionalidad, porque la razón es capaz, por diferentes caminos, de demostrar que una misma afirmación es simultáneamente falsa y verdadera, o sea que la racionalidad sería contradictoria si es que aceptamos la existencia de la realidad.

Tú hablabas de todo esto en tus clases en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile.

Si, pero claro, con mucha menos competencia de lo que puedo hacerlo ahora. Yo sospechaba, más bien, en esa época. Lo que ocurría es que yo partía de la física teórica, y partía de la base que el movimiento era posible. Como la realidad es fundamentalmente movimiento, la realidad es una ilusión, y el ser con mayúsculas es inmóvil. Cuando dicen que el movimiento se demuestra andando, eso es una vulgaridad.

¿Tú crees que en tu poesía hay elementos morales?

Es una moral muy generalizada, pero no se trata de prédicas evidentemente; las prédicas de El Cristo de Elqui la primera impresión que dan es de fanatismo. En medio de todo su fanatismo de repente se le encaletan algunas verdades evidentes. Aquí tendríamos que recurrir, a los consejos, a propósito de ética, a los consejos de Polonio, volviendo a Hamlet. Yo puedo recordar que dice, al principio, recibe mi bendición y también algunos preceptos de carácter práctico, trata de grabártelos, en signos indelebles, algo así. El primer consejo, llama la atención ahora, es que nadie sepa lo que tú piensas, o sea que tú tienes que ser una Monalisa, tienes que ser un Hamlet; porque Hamlet da toda clase de pistas, pero todas contradictorias. Es muy gracioso eso, porque yo recuerdo que 50 años atrás, cuando empezamos a viajar a Estados Unidos, la impresión general después que volvían los chilenos de Estados Unidos era que los gringos no tenían opinión política, y esto corresponde a que nadie sepa lo que tú piensas; en seguida dice otro consejo: orejas para todo, pero tu opinión bajo siete llaves.

El saber está en el escuchar. Pero que nadie sepa lo que tú piensas. Son unos buenos consejos esos.

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Ahí van dos buenos consejos de Polonio; a pesar de que algunos dicen que eso era la sabiduría convencional de la época. Hay más consejos: dice que en materia de amigos, no hay que ponerle mucha atención a los novatos; todas nuestras fuerzas tienen que estar dirigidas a preservar la amistad de los antiguos amigos; en buenas cuentas, no hay que gastar pólvora en gallinazos. Claro, nada de comenzar nuevas relaciones, sigamos manteniendo las que ya se han establecido. Cultivar la vieja amistad. Tercero, no hay que prestar ni pedir prestado, porque el que presta, dice, se arriesga a perder la plata y al amigo, y además el que recibe también pierde, aparentemente gana, pero pierde moralidad. Aquí llegamos al sentido, pierde el sentido de la economía doméstica. Yo traduje esto con mucha atención, y lo tengo traducido por ahí en un texto; y todavía falta algo; dice, lo más importante de todo, trata de ser sincero contigo mismo. Este texto tiene que ver con la pregunta de la moralidad también. En un momento, creo, que se llama "Génesis", creó don Sata a los hospitales y los cementerios. Se sentó en una piedra y sonrió, dijo, hágase el cáncer a los riñones, háganse los tumores a la próstata, los señores pacientes cagen sangre, carajo, y fue una noche del último día; ese es el problema de la ética a nivel teológico. Bueno, en todo caso, tengo que decir que la antipoesía tiene que ver con el comportamiento humano. Si la moral también tiene que ver con el comportamiento humano, entonces la relación es muy estrecha, porque la antipoesía no se las da de lírica, sino que desconfía de ese género. El poeta lírico siempre está hablándole al espejo, en cambio, el poeta dramático le está hablando a un ser igual a él, de carne y hueso, y la conversación, entonces necesariamente se hace a partir de ciertas normas, de ciertas reglas que es lo que constituye el aspecto de la ética. Así, el poeta del tercer milenio existe, de manera que no sólo yo estoy en buena compañía. El poeta por excelencia es un dramaturgo, un poeta dramático. En el diálogo está la verdad de la milanesa, no en el monólogo; menos en el monólogo que en el diálogo. Tal vez la regla tenga algunas excepciones; la palabra en la poesía dramática aparece como un medio nada más, como una flecha que está apuntando a una realidad que es anterior a ella.

¿Tú crees que la palabra es anterior a la realidad?

No. Yo no creo que en el comienzo fue el verbo; la palabra es posterior, y la palabra sería sinónimo de muerte, pero también habría que agregar que también es una posibilidad de vida, porque cuando, por ejemplo, Neruda dice, "que pura eres de sol", evidentemente accedemos a una realidad que no existía antes; al decir este texto percibimos algo que antes no habíamos percibido, o sea la palabra también es fuente de energía. Estoy muy interesado en la actualidad en juntar, al estilo shakesperiano, una recopilación, una recolección, y una reformulación, de la poesía popular chilena. Una paráfrasis de la poesía popular chilena propiamente tal. Porque pasan por poetas populares chilenos los autores de décimas, y ahí hay un error óptico. La décima, los autores de décimas, son poetas tan sofisticados como los poetas académicos; hay que acordarse nada más que la décima la perfeccionó Vicente Espinel. La poesía popular, a mí me parece, que está en la copla. Los analfabetos se expresan no en décimas sino en coplas. La décima es muy difícil de memorizar, de manera que para el analfabeto no corre; la copla es una especie de intersección, esa es la maravilla de la copla que es una intersección más que una especulación. La décima es una simple dimensión especulativa. Yo tengo un poeta popular amigo, el suplementero; su nombre es don Rimberto. Veamos coplas como la siguiente: "Cuando el hombre llega a viejo, la cosa se pone fea, los

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Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011 pacos lo llevan preso y la mujer lo huevea". El me la dijo de una manera mucho más enérgica y primordial: "Cuando el hombre llega a viejo, hasta las patas se mea, los pacos lo llevan preso y la mujer lo gorrea". A mí, me parece demasiado eso; a pesar de que me las doy de libertario. Entonces corregí, haciendo una paráfrasis de la copla. Me parece que hay que lograr un cierto tipo de equilibrio, porque no podemos cederle tampoco ciento por ciento la palabra al discurso periférico. Hay que hacer una síntesis de discursos periféricos con el objeto central; hacemos una crítica de lo académico pero no podemos renunciar a ello ciento por ciento. Hay que recordar La Odisea realmente tiene una dimensión académica, y Shakespeare para que decir, y la Divina Comedia. No podemos dar vuelta la espalda, así como así, a estas obras de la convención logocéntrica. Hemos estado hablando nosotros de desconstrucción de la academia. La academia tiene que ser desconstruida, y cómo se le desconstruye, es con el discurso periférico.

Tú nunca usaste un seudónimo literario, ¿por qué?

Yo tengo esa pregunta contestada en el discurso sobre Altazor, en el discurso sobre Huidobro. Ese discurso es del 93, cuando se cumplieron 100 años de su nacimiento. A mí me toco hacer un discurso, y uno de los puntos que se abordaron en él fue el del seudónimo. Se supone que un periodista le preguntó a él, porque no usaba seudónimo, señor Huidobro, entonces él dice, no, yo no me cambio de nombre, que se cambien de nombre los sospechosos, esa fue su respuesta. Y agregó después, yo desciendo directamente del Cid.

Cuéntame sobre tus estudios de física.

Yo fui a Oxford a estudiar cosmología. Primero fui a a estudiar mecánica, la escuela de Brown se llamaba Advanced Mecanics, Mecánica Superior. Ahí estuve dos años y pesqué alguna que otra cosa, porque la formación de la época en Chile de los físicos teóricos era prácticamente nula, de manera que lo que yo hice en esos años fue mucho, porque llegue allá como un analfabeto total, y logré un máster. Después, fui a Oxford, ya era en condición de candidato al doctorado, me aceptaron los ingleses así, en un momento de descuido. Llegaron los antecedentes, algún burócrata miró los antecedentes y dijo, claro, adelante. Yo llegué a Inglaterra, llegué a Oxford y percibí algo en la atmósfera, sentí dos tipos de fuerzas. Percibía por un lado a Shakespeare y por otro a Newton, y una de las primeras cosas que me ocurrió fue memorizar el monólogo de Hamlet, y aplanaba las calles de Oxford, repitiendo hasta el infinito el "to be or not to be, that is the question". Ahora aquí hay una pequeña paradoja, fíjense que a estas alturas, si del texto del Hamlet se suprimiera ese soliloquio, yo no me sentiría demasiado mal. En mi época, pensaba yo, con algunos críticos y con la opinión del común de los mortales, que en ese soliloquio se producía el do de pecho de la poesía lírica universal. Cuando uno entra a fondo en Hamlet se engolosina con estas delicadezas. Se pensaba que el monólogo de Hamlet era como la sonrisa de la Monalisa; si desaparecía la sonrisa, desaparecía el resto, pero en realidad no desaparece el resto, se mantiene todo, pero es el momento culminante, de todas maneras. El personaje es más que su monólogo. Aquí yo tengo que decir una cosa que no debería decir. Una vez yo traduje el soliloquio y se lo leí en New York nada menos que a Alexander Coleman, que era amigo mío, crítico literario del New York Times, que además era compañero mío de oficina. Salíamos a tomar cerveza juntos, de manera que le leí esto, y él, que es detallista, me dijo: me reconcilio con el soliloquio de

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Hamlet, en español suena mejor que en inglés. No deja de tener cierta base, por lo menos esto se puede decir desde la primera frase, "to be o not to be", en castellano "ser o no ser"; suena mejor, como no; y entonces nos embarcamos ahí en una conversación de sobremesa con Alexander Coleman, que como profesor se llamaba John Coleman, y él me habló sobre la retórica de Shakespeare. No cabe duda de que hay una gruesa capa en la retórica en Shakespeare, que es lo que ahuyenta a los novicios, pero hay que tener paciencia y pasar esa capa. A ese proceso yo le puse un nombre, cuando traduzco. Le puse el nombre de amortiguar la cebolla, porque la cebolla es muy fuerte y hay que amortiguarla. El fenómeno de la retórica en Shakespeare lo veo yo así: Punto uno, era imposible sustraerse a ella, porque era el mal del siglo, y además en esa época se suponía que era el bien del siglo. Segundo punto, Shakespeare tenía conciencia de que esto era un mal uso, pero además de hacer uso de ella también se burla de la retórica.

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Webgrafía

• http://www.mcu.es/index.html • http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/parra/biobibliografia.shtml • http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/parra/default.htm • http://www.nicanorparra.uchile.cl/index.html • http://cultura.elpais.com/cultura/2011/11/30/actualidad/1322607610_850215.html • http://www.rtve.es/noticias/20111201/nicanor-parra-gana-premio-cervantes- 2011/479524.shtml • http://www.rtve.es/archivo/premios-cervantes/ • http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/23/cultura/1335166849.html

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