Temas Para Creación Dramatúrgica Contexto
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TEMAS PARA CREACIÓN DRAMATÚRGICA CONTEXTO HISTÓRICO: CÓRDOBA DESDE SIGLO XVIII HASTA 1853 APROX. Producción Escénica Para Tres Personajes EXPULSIÓN DELOS JESUITAS El 12 de julio de 1767 Carlos III, rey de España, emite la real Orden de Expulsión de los jesuitas. En Córdoba el Sargento Mayor Fernando Fabro emite la orden. Las tropas se dirigen desde Córdoba a Alta Gracia, Colonia Caroya, Santa Catalina y La Calera donde funcionan sendos establecimientos jesuíticos, las reducciones. El hecho se desarrolla de manera violenta con rapiña, depredación y no son ajenos a ello los franciscanos. EN ORDEN A LA VIDA COTIDIANA Comerciantes de mulas destinadas al Potosí; Esclavos en el tercer patio; Estudiantes del Paraguay y el Alto Perú en el Colegio Mayor de Córdoba LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL Icono insoslayable de la Córdoba barroca, manifiesta su poder y jerarquía política y eclesiástica en medio de una ciudad pequeña, hundida en el valle, en el centro de un vasto territorio. Las secuencias de su controvertida construcción. Los hábitos de celebración en torno a su atrio, la práctica de la visita y las oraciones diarias, las misas célebres, las visitas de jerarquías de la Iglesia, autos sacramentales, las festividades de Corpus Cristi, Navidad y Pascuas. La participación de los indios del lugar para su construcción, los curas destinados a su gobierno, las señoras que recorren las calles para ir a rezar a la catedral, los actos confesionarios, la vecindad con el cabildo. EL CABILDO, CÁRCEL DE MUJERES EN EL SIGLO XVIII PARA RECLUSIÓN DE “LAS MALAS” Las mujeres que cometían delitos en Córdoba fueron confinadas a la cárcel que funcionaba en El Cabildo. Cárcel asimismo que recluía también varones. ¿Quiénes eran consideradas delincuentes? Desde luego que las ladronas y las asesinas, pero también las infieles y desobedientes a la autoridad de maridos, padres, hermanos y amos. La mayor frecuencia condenatoria se encuentra en torno a los delitos de carácter sexual, homicidio de amantes y maridos, abortos, lesiones, injurias, amancebamiento, adulterio, incesto, bigamia, escándalos, infanticidio. Cabe considerar el doble estatus www.bancor.com.ar atribuido a las reas, en tanto delincuentes y pecadoras, de todas las clases sociales, es decir mujeres españolas o criollas, libres o esclavas. Ofensas cometidas a la honra que ponían en cuestión lo esperable de las mujeres, es decir, su castidad, obediencia, sumisión. También la locura, herejía y la hechicería son consideradas motivo de encierro. VIAJEROS EN TRÁNSITO POR CÓRDOBA, SIGLOS XVIII Y XIX. Numerosos documentos dan cuenta del pasaje de viajeros europeos por Córdoba. Describen en sus anotaciones geografía, paisajes, costumbres, tipos sociales, vida cotidiana, curiosidades, vestido, hábitos alimenticios, modalidades de la vida de relación, organización social según género, estatus, edad, origen. Modos de habla, educación y más. A modo de ejemplo la publicación en Londres del testimonio de Samuel Haigh quien pasó por Córdoba en 1817 desde Buenos Aires en viaje a Chile y Perú. LA ESTADÍA DE SAN MARTÍN EN CÓRDOBA DURANTE LA PREPARACIÓN DE LA CAMPAÑA MILITAR TRASANDINA. En 1814 San Martín pasa por Córdoba reclutando hombres y diseña aprestos para la campaña a Chile y Perú. Contactos y relaciones con la sociedad cordobesa. Casas y lugares durante esa estadía. Perspectiva desde Córdoba. INDIOS, NEGROS Y MESTIZOS EN CÓRDOBA SIGLO XVII Y XVIII Texto de Emiliano Endrek. El mestizaje en Córdoba. Siglo XVIII y principios del XIX. Cuadernos de Historia N° XXXIII. Dirección General de Publicaciones. UNC. 1966. “El fruto de las uniones entre españoles e indígenas, que ha poblado gran parte de Latinoamérica, fue uno de los primeros problemas sociales de la colonización americana: el mestizo, constituía un nuevo “status” social. Mientras fue legítimo (es decir nacido de legítimo matrimonio) los españoles aceptaban su presencia y la legislación protegía sus derechos. Pero con la aparición del aporte negro y la abundancia de las uniones extramatrimoniales, la mestización fue adquiriendo caracteres oprobiosos para el blanco conquistado y sus descendientes criollos. La mezcla de “mala raza” y la legitimidad marginaron al mestizo en la sociedad colonial. (…) A comienzos del siglo XVIII aparecen los primeros síntomas de un “prejuicio racial “que tiende a volverse recalcitrante hacia el último cuarto de este siglo. Tal característica está en relación directa con el crecimiento de la población de castas (negros, mulatos, mestizos, zambos, etc.) (…) Rechazado por su origen espurio, despreciado por el color de su piel, bloqueado por una legislación que defendía a los privilegios del blanco, sin acceso a la educación, porque las Reales Cédulas prohibían que se les enseñara tan siquiera leer, sin asidero étnico, no eran pues ni blancos, ni indios, ni negros, el mestizo se encontró sin plaza, y si posibilidades de conseguir una en los estamentos de la sociedad colonia. Optó por la vida libre y ociosa en las campañas, viviendo del ganado cimarrón o… ajeno, (…).” LOS DESAJUSTES ECONÓMICOS POSREVOLUCIONARIOS. Texto de Norma Pavoni, El noroeste argentino en la época de Alejandro Heredia. UNC. 1981. “Al igual que en otras regiones del país, el proceso revolucionario provocó una alteración de importancia en la estructura económica y social del noroeste argentino. Una de las primeras consecuencias que se experimentó fue la paralización o retracción del comercio de todo tipo con las provincias de arriba; comercio prohibido oficialmente por uno y otro de los beligerantes y que sólo podías hacerse a intervalos. Puede decirse que toda la zona mercantil que había crecido sobre la ruta Buenos Aires-Alto Perú sufrió el impacto. La guerra independentista privó a toda esa arteria- que fue vital durante toda la época colonial- de una pieza esencial: el mercado alto peruano en poder de los realistas hasta 1825 salvo breves paréntesis. Y ese mercado era el que proporcionaba fundamentalmente, el metálico circulante y con el cual se pagaban las cada vez más numerosas importaciones de efectos ultramarinos por el puerto rioplatense. En adelante, todas las actividades comerciales legales y desde aquella zona estuvieron estrechamente vinculadas con el avance o retroceso del ejército patriota. Hubo, sin duda, tráfico clandestino de alguna intensidad, pero es evidente que este no podía paliar las consecuencias de la interrupción del comercio ilícito, aunque resulte imposible evaluarlo correctamente. Esta contracción comercial incidía necesariamente en las arcas públicas, que veían disminuir en forma considerable sus entradas en momentos que la lucha en los distintos frentes exigía mayores desembolsos. El gobierno revolucionario debió recurrir, entonces, a los bienes particulares, a la par que aumentaba y ampliaba las cargas impositivas sobre la población en general. Todo el país quedó sometido a una economía de guerra y las exigencias del gobierno central se sumaban de las autoridades locales de cada jurisdicción. (…) La economía toda quedó aletargada y esto agudizaba, por cierto, las tensiones en una sociedad ya alterada por las rivalidades de todo tipo. La obligada concentración de los mercaderes en la porción libre de realistas de la ruta del norte enfrentaba, en la competencia por la venta al menudeo a los comerciantes locales con los provenientes de las provincias de abajo, como se identificaba entonces a los porteños. Claro que estos comerciantes que llegaban “de abajo” no eran sólo porteños sino también ingleses, quienes habían logrado penetrar, desde hacía ya tiempo, en las corrientes comerciales del interior. De cualquier forma, lo cierto es que la población local intensificó sus resquemores a respecto a los que, llegados del litoral, ejercían una actividad competitiva que perjudicaba sus propios intereses. (…) Así, en tanto la militarización de las fuerzas locales, impuestas por las circunstancias, favorecía el surgimiento de poderes también locales, el gobierno central entraba en franca crisis, sin acertar con la solución que la realidad del interior parecía imponerle. La mentalidad localista, ese sentimiento tan arraigado de la “patria chica”, adquiría cada vez mayor profundidad, superando la misma conciencia de la nacionalidad. (…)” EN NOMBRE DE LA SANTA FEDERACIÓN. Texto de Enrique Martínez Paz, La formación histórica de la Provincia de Córdoba. Publicación del Instituto de Estudios Americanistas. N° XXXVIII. UNC. 1983. “El asesinato de Quiroga, con el que se había eliminado el único caudillo de un amplio prestigio en el interior y el fusilamiento y dispersión de los hermanos Reynafé, dieron a Rosas una ocasión extraordinaria para desarrollar sus vastos planes de predominio en toda la extensión de la República. Los hombres del partido gobernante de Córdoba estaban debilitados bajo la humillación que los señalaba como complicados en un crimen horrendo, y el caudillo de Buenos Aires, por contraste extraordinario, era la encarnación del principio del orden, del respeto a las leyes fundamentales de la moral; la sumisión de Córdoba a su poder y a su influencia resultó, en este estado, una necesaria consecuencia. El instrumento de esta dominación fue el antiguo comandante de campaña Don Manuel López. La descomposición de las clases sociales de la ciudad, la pérdida de toda influencia directiva preparaba, una vez más, el advenimiento al poder de un sujeto dotado de las cualidades primitivas: fuerte, grosero, astuto, capaz de imponer el orden y la autoridad aún a costa de las mayores violencias. Don Manuel López, seguido de las milicias