38 Bilbao 2003.eko abendua

Ambos tenores fueron estrellas distinguidas en los festivales de la A.B.A.O. El Bilbao operístico llora la muerte de Corelli y Bonisolli

Carlos Bacigalupe

ASI lo quiso el destino. Fue el jue- ves 30 de octubre de este 2003 el d’a en que fallecieron dos figuras de la —pera: Franco Corelli y Fran- co Bonisolli. Claro que hab’a en- tre los dos una sensible diferencia de edades, por cuanto que el pri- mero muri— a los 82 a–os y el se- gundo nos abandonaba apenas cumplidos los 65. Una casualidad. Bonisolli, que siempre envidi— la calidad y la apostura de Corelli, protagoniz— anŽcdotas mil en el curso de su ca- rrea profesional. Fue durante dŽ- cadas el favorito de la —pera de Viena, aunque su debut se pro- dujo en el Festival de Spoleto de Bonisolli, en los momentos previos al escándalo Corelli, junto a Juan Elúa

acto dio una lecci—n de bien can- A pesar de todo, el agudo final lo firmado por el cantante para La Curiosamente, ¡quién lo iba tar, aunque a medida que transcu- dio timbrado y con fuerza, pudiŽn- BohŽme e inmediatamente, se rr’a la representaci—n pudo not‡r- dose oir un ÒaddioÓ cercano a lo contrat— a Beniamino Prior para a decir!, los dos fallecieron sele un tanto cansado. Con respec- normal. Hubo gente que comenz— que le sustituyera. La A.B.A.O., to a , Bonisolli hizo lo im- a temerse lo peor. Durante el des- por resumir, no cay— en la trampa el pasado 30 de octubre posible por recrear al personaje. canso y hasta el comienzo de Pa- que Bonisolli hab’a preparado, Tras de un primer acto simpl—n, yasos, los aficionados discutieron fingiendo una indisposici—n. Se le fue engrandeciŽndose en el curso la situaci—n. En un momento de- rescindi— el contrato en el mismo 1962, encarn‡ndo el papel de llevaran al triunfo. Tras numero- del drama y cuaj— un gran prota- terminado, la megafon’a del teatro escenario. Una gran parte de los Ruggero en La Rondine. Se pre- sas llamadas a Cortina D«Ampez- gonista en las dos œltimas partes. anunci— que Bonisolli estaba in- aficionados coment— que jam‡s se sent— en la capital austriaca seis zo, su representante se ratific— en Y a este respecto, seguro que dispuesto y que por respeto al pœ- deb’a haber contratado al cantante a–os despuŽs, y no le fueron aje- la negativa. Manos a la obra, la di- son muchos los bilbainos que no blico ser’a de la partida en el se- para tres —peras, sobre todo, cono- nos los aplausos del pœblico neo- rectiva de la A.B.A.O busc— la so- olvidan aquel 8 de septiembre de gundo t’tulo. Y se advert’a que, cido su historial de espantadas cŽ- yorquino asistente al Metropoli- luci—n al problema contratando al 1982, cuando Bonisolli deb’a pro- sin embargo, intervendr’a con al- lebres. Y cuentan que cuando el tan, teatro en el que lleg— a cantar tenor cordobŽs Pedro Lavirgen, tagonizar Cavalleria Rusticana y gunas limitaciones de voz. Leo divo ley— las cr’ticas que se le ha- nada menos que en veinticinco quien r‡pidamente ensayaba con Payasos, despuŽs de haber llevado Nucci, el bar’tono, cant— el pr—lo- b’an hecho despuŽs de cantar Ai- oportunidades. En Viena actu— por ah’nco porque su trabajo en esce- a cabo una labor m‡s que deficien- go de manera magistral y fue pre- da, estall— en gritos de indigna- œltima vez el a–o 2000, interpre- na hiciera olvidar al ausente. Con te en . El Coliseo a rebosar, miado con una gran ovaci—n en la ci—n, tachando a los cr’ticos de tando al Manrico de . parciales y reconociŽndolos como Franco Corelli debut— en 1951. sus enemigos incondicionales. Sin como protagonista del Don JosŽ que los asistentes lo supieran, aca- de . Tres a–os m‡s tarde baba de convertirlos en su mejor inauguraba la temporada de la coartada. Scala junto a Mar’a Callas, en La Lo cierto es que, volvamos a los Vestale, de Spontini. Su consagra- apuntes biogr‡ficos, Bonisolli ci—n lleg— en 1957 con , que siempre estuvo convencido de que canto admirablemente en el Royal era el sucesor natural de Caruso, Opera de Londres. Siempre tuvo Gigli o Del Monaco. AnŽcdota debilidad por dejarse oir en el Me- por anŽcdota, no es de perder la tropolitan Opera de Nueva York, a que comentaba Justo Romero en cuyo escenario acudi— por œltima ÒEl MundoÓ, sobre el nœmero que vez en 1975, con La BohŽme. Se Franco Corelli y mont— nuestro hombre en la retir— ese mismo a–o, aunque en Bonisolli Belén Deutsche Oper, de Berl’n. Le to- 2002 fue llamado como invitado en Andrea Amparan, caba interpretar al Manrico de Il especial a una gala que tuvo lugar Chénier en Carmen Trovatore Ðuno de sus papeles fa- en Mil‡n. Los espectadores todos, voritosÐ, bajo la direcci—n de un puestos en pie, le dedicaron una veinticuatro —peras en repertorio, los aficionados esperaban una no- que se incluyeron algunos bravos. maestro espa–ol. En el curso de ovaci—n impresionante. el tenor confesaba haber interve- che gloriosa, sabedores de que el DespuŽs sobrevino el desastre. los ensayos, el artista se empe–— La historia de la A.B.A.O. re- nido en unas cien representacio- divo se crec’a ante las adversida- Franco Bonisolli irrump’a en la en lucirse con el celebŽrrimo do gistra un gran triunfo de Franco nes de la obra que se le encomen- des y los ambientes hostiles. escena vestido de calle, como pre- de pecho en el dif’cil final de ÒDi Corelli en el Festival de 1959, daba. Y, lo que son las cosas, la ac- sagio de una espantada inminente. quella piraÓ, por encima de lo que cuando junto a Bastianini cant— en tuaci—n de Lavirgen Ðluchando Con Žl lleg— el esc‡ndalo D‡ndole fuerte al bombo Ðconfor- habr’a previsto el mismo Verdi. Aida. Ambos se condujeron con con la suplencia de CorelliÐ le su- El tenor hab’a sido contratado me demanda el libro originalÐ ,co- ÒEn la funci—n Ðcontinuaba Ro- un gran derroche de facultades y puso un triunfo memorable en su con una gran antelaci—n para co- menz— a hacer claros gestos de meroÐ, el maestro no le dej— hacer pusieron un gran empe–o en agra- carrera como tenor. rrer con semejante compromiso. que no pod’a articular palabra. Va- la exhibici—n y cort— en seco a la dar, por lo que el pœblico asistente Pero, sin duda ninguna, Franco Bonisolli atac— la siciliana de Ca- mos, que se le hab’a ido la voz. orquesta. En lugar de amilanarse, al Coliseo les obsequi— con fort’si- Bonisolli merece un amplio aparte valleria sin mucha fuerza, aunque ÒNon posso cantareÓ, aseguran Bonisolli dej— la dulce venganza mos aplausos. en las memorias de la —pera bilba- para el final. Cuando sali— a salu- ’na. De car‡cter extravertido y po- dar en solitario, hizo una se–al al Corelli dice ÒnoÓ a Bilbao lŽmico, conocido por algunos co- De la espantada de Corelli, pœblico para que interrumpiera los Pareci— que Corelli ser’a de la mo Òel locoÓ, el tenor concitaba aplausos y dijo: ÒQuerido pœblico, partida en el Festival de 1971. Era simpat’as sin cuento y antipat’as en 1971, al escándalo les voy a obsequiar con el maravi- el divo de moda, el cantante que irrenunciables. De canto vibrante lloso do de pecho que el maestro concitaba la atenci—n de todos los y espectacular, era capaz de lo me- de Bonisolli, en 1982 no me ha permitido hacerÓ. Ni empresarios. Los aficionados le jor y de lo peor en el curso de corto ni perezoso, solt— all’, sin aguardaban en Carmen. La expec- cualquier representaci—n. con el volumen adecuado como que dijo bajito, a lo que el pœblico m‡s acompa–amiento que el silen- taci—n era enorme. Sin embargo, Cant— en Bilbao Il Trovatore Ð para que se le oyera. En idŽntico respondi— con un ÒÁpues m‡rchate cio expectante de todos, un inter- la v’spera de la funci—n, el lunes 6 Festival de 1980Ð y. no lleg— a la tono iba transcurriendo la repre- a casa, carota!Ó. A tel—n cerrado, minable do de pecho que provoc— de septiembre, se supo que el te- altura art’stica que de Žl se aguar- sentaci—n, hasta que lleg— el aria. el tenor dio por concluida su inter- el delirio del pœblico berlinŽsÓ. nor no vendr’a a Bilbao, aquejado daba. Repetir’a un a–o despuŽs, Comenz— el ÒAddio a la mammaÓ venci—n. Pero el pœblico bilbaino, Pura mala suerte. La desapari- de una afecci—n de garganta, lo con Andrea Chenier y Otello. En con cierta flojedad, y, de repente, a pesar de todo, se mantuvo relati- ci—n de Bonisolli ha quedado ob- que le imped’a estar en posesi—n la primera se entreg— de manera ante el asombro general, se qued— vamente sereno. Por supuesto, la viada por la muerte de Franco Co- de las facultades necesarias que le total a su papel, y ya en el primer sin voz, marcando s—lo las frases. directiva cancel— el compromiso relli, su referencia de siempre.