Descarga, La Vía Catártica Para Resolver Corajes, Humillaciones, Malas Suertes
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TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN GERARDO HORACIO PORCAYO Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla H. Ayuntamiento de Puebla 2018-2021 Claudia Rivera Vivanco Presidenta Municipal Constitucional Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla Miguel Ángel Andrade Torres Director José Luis Prado González Coordinador de Fomento a la Lectura y Editorial Paola Espinosa Haiat Corrección de estilo Tatiana Vázquez Niconoff Diseño editorial Intersticios, intervenciones y su dédalo o (Te regalo mi luna de cartón) Primera edición: 2019 ISBN: 978-607-8123-58-2 D.R. © Gerardo Horacio Porcayo Villalobos D.R. © Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla Reforma 1519, Barrio de San Sebastián, Puebla, Pue. Queda prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio del contenido de la presente obra, sin contar con autorización por escrito de los titulares de los derechos de autor. Impreso en México. ÍNDICE Cero 7 Intro 9 Uno 19 Verse 23 Dos 33 Tres 45 Cuatro 57 Cinco 71 Seis 83 Siete 97 Ocho 109 Nueve 119 131 Diez 145 Once 155 Doce 167 Trece 179 Catorce 183 Quince 195 Dieciséis 205 Diecisiete 219 Dieciocho 227 Outro 231 Diecinueve 243 Veinte 247 Veintiuno 9 Cero A pocos días de que esa sobre-elaborada trampa, diseñada por quien esto escribe, a manera de intervención artística multidisciplinaria, cierre de forma inexorable y definitiva su mecanismo, quien rubrica esto (y cada uno de los frag- mentos que integran este volumen), Adalberto Cobain, se ha percatado, de forma inevitable, del sinsentido que este testamento tiene, armado de manera fragmentaria, des- ordenada y artísticamente propositiva. ¿De qué sirve una autobiografía que nadie entenderá? Podrá argumentarse que el arte suele tener ese filo y asegurar aquí la integración de dos partes planificadas, efímeras del mismo. Una física (la puesta en escena, la ins- talación) y otra, a través de las redes, aunque ya compila- da aquí. Para esa parte, Adalberto (o sea yo, aunque en lo sucesivo no habrá más recordatorios en los capítulos ma- 7 nuscritos que aparecerán aquí, aprovechando cada hue- co que las impresiones de este volumen ya encuadernado, me dejan), ha dedicado sus esfuerzos durante un perio- do ininterrumpido de seis meses para arribar al clímax de una obra de arte que culminará con él, saltando de la torre de Catedral, con nada más que su Hortensia y una cuerda alrededor de su cuello. Aún tras toda esta búsqueda, tras los esfuerzos y el con- sabido drama, es evidente que mi mejor puesto en esta aristocracia del arte es la de bufón. Nada más. La mesura y la contención, las delicadezas, pues, no serán parte de esta enmienda, orientada a subsanar la falta de cronolo- gía, la falta de lógica y sentido. Orientada a hacer de todo este galimatías físico y estructural algo de innegable co- hesión que visto en retrospectiva aclare su panorámica de obra. De todo lo otro, evidentemente, Adal ya habló en dema- sía y en primera persona en el resto del volumen. 8 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Intro Duc Denis Jules @DucDenisJules Eso pasa con los testamentos: la gente los planea y planea, pensando que hay un mañana, hasta que no lo hay más. • Desde hace días cargo a la espalda mi guitarra inalám- brica, una diseñada para tocar en consola de juegos, tipo - da y ansiosa de capturar la señal, el indicio de que el rock, Fender Stratocaster, llena de calcomanías, toda grafitea mi rock, puede seguir. Si ahora me viera Úrsula, correría a esconderse. Más fácil. Tal vez hace días que se la vive escondida, huyén- dome. Sacándome la vuelta... Y si habláramos de Yesse- nia, la cosa iría peor, en franca decadencia, en arco de descenso mortal. Una parte de mí a lo mejor ya hace eso. 9 Esconderse, quiero decir... aunque lo de caer tampoco se me da mal... a veces parece que mi paradigma termi- na siendo el del maligno mismo... Me miro en los aparadores y aunque sé que debería re- pugnarme, me gusta mi imagen. Un clochard rocker, no muy lindo. Tampoco muy lleno de ropas. Estoy en la bús- queda de la perfecta despedida, por eso deambulo con todo esto a cuestas. Casi con todo lo que tengo en la vida. Lo peor es que no importa cuán original trate de ser, que ya no tarda nada en llegar. el cliché estará presente cuando diga el adiós final. Ése • Duc Denis Jules @DucDenisJules - den por contraste y mera envidia. Bye, mass medias. Pasarelas, vidas superficiales que contagian, que agre • En realidad siempre he sabido cómo empecé a escribir esto, cuándo surgió la idea. Todas estas cosas. Tan es- recuerdo. Y eso no gracias a mi Mac. Sé lo que argumen- pecífico es mi archivo mental que hasta la hora exacta tan las teorías sobre la memoria idealizada. Y tanto las hasta perfeccionar esa ecuación casi natural de dejar de leí que me llevaron al borde, me exiliaron de la historia creer en mí. 10 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Si Juan García Ponce no lo hubiera declarado tan bien reeditada, que conseguí en una librería de viejo, a lo me- en esa primeriza autobiografía, ya no recordada y nunca jor la cosa hubiera sido distinta y el daño menor, pero con respecto al autor que quiere recordar su pasado y el origen de su vocación, aseguraba: Y entonces nos damos cuenta de que hemos bus- cado ver nuestra vida anterior al propósito de - escribir dentro de una especie de modelo de la fi variantes a las que nos da acceso la tradición. La gura del escritor, eligiendo alguna de las infinitas - presencia de la vocación es tan fuerte que confi a sus órdenes. Y la validez de la confesión vuelve gura o desfigura también el pasado, poniéndolo a ponerse en duda. Maldito Juan García Ponce, siempre tan exacto. Tan punto final. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Ni corrector seré a partir de hoy. La fábrica de hambur- guesas luce más genuina que la de estrellas, falsos polí- ticos y profetas. GERARDO HORACIO PORCAYO • 11 • Lo de la Intervención se dio natural, llegó así, sin planear- lo, como una bola de billar tras rebotar y rebotar en las bandas invisibles del destino. Rebotar es el único símil palpable que puedo colegir. - jo de mi choque con la banda, el cerco del destino. Así Nada surge de mi voluntad que no parezca mero refle debería llegar todo. Si fuera por el lado positivo, pero... Siempre aparece ahí el gran pero. Según algunas versiones paternas, así llega todo. No lo sé por mi padre. A ese no lo conocí durante la mayor parte de mi vida infantil. Fue por mi abuelo y quizá sólo ese cambio de generaciones supuso para mí todo el des- plazamiento fundamental. Mi vida no fue una arquitectura original planeada - vadas condiciones sociales lo aseguran y lo prueban desde el inicio hasta el fin, como algunos seres de ele alianzas matrimoniales y todo aquello que se supone legalmente a base de comprar certificados de estudios, sólo existió en la Edad Media, incluida la iglesia y los clase. El resto del avión viajamos en algo que ni a clase extraños divorcios que ahora fomenta sólo en primera turista llega, más bien en jaula de mascotas. Mi vida sufrió intervenciones, pentimentis, según mi abuelo; correcciones de raíz que debieron hacerme an- dar por una sola y directa senda hacia el triunfo. 12 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Mi abuelo murió hace ocho años y ni siquiera al borde de la muerte se dignó a decirme cuál era su visualizada, calculada meta. Soy un ser humano que fue psicológicamente cons- truido a través de disciplinas robóticas de comporta- miento, pero, cosa desafortunada, frankensteiniana, su creador, justo como Víctor Frankenstein con su criatura, olvidó meter en la base de datos la clave primordial de desarrollo, es decir, la meta misma de la programación. Soy un ser que vive de la búsqueda, de la inferencia total que lo conduzca a una vida triunfal. Otra parte de mi programación neurolingüística, rea- lizada con métodos cercanos a los nazis, asegura que nada de lo que hace el hombre puede cambiar el desti- no emitido desde el cielo mismo. Entre tales polos nave- go y trato de avanzar sin quedarme en ciclos viciados, girando sobre mi eje cual vil mosca sin un ala. Entre to- das esas contradicciones encontré una ruta que me ha puesto en este curso sin retorno... Lo peor de todo, no es la intervención, divina o huma- na, ni el pentimentis que un cambio así supondría, sino el simple hecho de que, entre más odias el cliché, más tiendes a reproducirlo: siempre odié al conquistador de Tenochtitlán. Y ahora, en estas últimas semanas, me descubro en plena imitación suya, en este afán irreden- to de quemar naves. GERARDO HORACIO PORCAYO • 13 • Duc Denis Jules @DucDenisJules mí. De todo lo que no fuéramos tú y yo... Sólo al principio. Al principio todo era tan fino, tan irreal que me reía de • Cuando cumplí los cinco años, mi prima Rosa olvidó en casa, en mi cuarto, su muñeca rubia y enorme. Creo que nunca tuvo más allá de cincuenta centímetros, pero para mí era ciclópea, aunque no conociera el adjetivo. A es- tuve un cuerpo para acompañarme en las noches frías y condidas, desde entonces, dormí a su lado y así, al fin, abandonadas de mi primera niñez, aunque no de pelu- che como el resto de mis compañeros de escuela. Por las mañanas, cuando estaba en el aula, siempre temí que mi prima regresara de improviso y la recuperara.