TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN

TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN

GERARDO HORACIO PORCAYO

Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla H. Ayuntamiento de Puebla 2018-2021 Claudia Rivera Vivanco Presidenta Municipal Constitucional

Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla Miguel Ángel Andrade Torres Director

José Luis Prado González Coordinador de Fomento a la Lectura y Editorial

Paola Espinosa Haiat Corrección de estilo

Tatiana Vázquez Niconoff Diseño editorial

Intersticios, intervenciones y su dédalo o (Te regalo mi luna de cartón) Primera edición: 2019 ISBN: 978-607-8123-58-2

D.R. © Gerardo Horacio Porcayo Villalobos D.R. © Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla

Reforma 1519, Barrio de San Sebastián, Puebla, Pue.

Queda prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio del contenido de la presente obra, sin contar con autorización por escrito de los titulares de los derechos de autor.

Impreso en México. ÍNDICE

Cero 7

Intro 9

Uno 19

Verse 23

Dos 33

Tres 45

Cuatro 57

Cinco 71

Seis 83

Siete 97

Ocho 109

Nueve 119 131 Diez

145 Once

155 Doce

167 Trece

179 Catorce

183 Quince

195 Dieciséis

205 Diecisiete

219 Dieciocho

227 Outro

231 Diecinueve

243 Veinte

247 Veintiuno 9

Cero

A pocos días de que esa sobre-elaborada trampa, diseñada por quien esto escribe, a manera de intervención artística multidisciplinaria, cierre de forma inexorable y definitiva su mecanismo, quien rubrica esto (y cada uno de los frag- mentos que integran este volumen), Adalberto Cobain, se ha percatado, de forma inevitable, del sinsentido que este testamento tiene, armado de manera fragmentaria, des- ordenada y artísticamente propositiva. ¿De qué sirve una autobiografía que nadie entenderá? Podrá argumentarse que el arte suele tener ese filo y asegurar aquí la integración de dos partes planificadas, efímeras del mismo. Una física (la puesta en escena, la ins- talación) y otra, a través de las redes, aunque ya compila- da aquí. Para esa parte, Adalberto (o sea yo, aunque en lo sucesivo no habrá más recordatorios en los capítulos ma-

7 nuscritos que aparecerán aquí, aprovechando cada hue- co que las impresiones de este volumen ya encuadernado, me dejan), ha dedicado sus esfuerzos durante un perio- do ininterrumpido de seis meses para arribar al clímax de una obra de arte que culminará con él, saltando de la torre de Catedral, con nada más que su Hortensia y una cuerda alrededor de su cuello. Aún tras toda esta búsqueda, tras los esfuerzos y el con- sabido drama, es evidente que mi mejor puesto en esta aristocracia del arte es la de bufón. Nada más. La mesura y la contención, las delicadezas, pues, no serán parte de esta enmienda, orientada a subsanar la falta de cronolo- gía, la falta de lógica y sentido. Orientada a hacer de todo este galimatías físico y estructural algo de innegable co- hesión que visto en retrospectiva aclare su panorámica de obra. De todo lo otro, evidentemente, Adal ya habló en dema- sía y en primera persona en el resto del volumen.

8 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Intro

Duc Denis Jules @DucDenisJules Eso pasa con los testamentos: la gente los planea y planea, pensando que hay un mañana, hasta que no lo hay más.

• Desde hace días cargo a la espalda mi guitarra inalám- brica, una diseñada para tocar en consola de juegos, tipo - da y ansiosa de capturar la señal, el indicio de que el rock, Fender Stratocaster, llena de calcomanías, toda grafitea mi rock, puede seguir. Si ahora me viera Úrsula, correría a esconderse. Más fácil. Tal vez hace días que se la vive escondida, huyén- dome. Sacándome la vuelta... Y si habláramos de Yesse- nia, la cosa iría peor, en franca decadencia, en arco de descenso mortal. Una parte de mí a lo mejor ya hace eso.

9 Esconderse, quiero decir... aunque lo de caer tampoco se me da mal... a veces parece que mi paradigma termi- na siendo el del maligno mismo... Me miro en los aparadores y aunque sé que debería re- pugnarme, me gusta mi imagen. Un clochard rocker, no muy lindo. Tampoco muy lleno de ropas. Estoy en la bús- queda de la perfecta despedida, por eso deambulo con todo esto a cuestas. Casi con todo lo que tengo en la vida. Lo peor es que no importa cuán original trate de ser,

que ya no tarda nada en llegar. el cliché estará presente cuando diga el adiós final. Ése • Duc Denis Jules @DucDenisJules - den por contraste y mera envidia. Bye, mass medias. Pasarelas, vidas superficiales que contagian, que agre • En realidad siempre he sabido cómo empecé a escribir esto, cuándo surgió la idea. Todas estas cosas. Tan es-

recuerdo. Y eso no gracias a mi Mac. Sé lo que argumen- pecífico es mi archivo mental que hasta la hora exacta tan las teorías sobre la memoria idealizada. Y tanto las

hasta perfeccionar esa ecuación casi natural de dejar de leí que me llevaron al borde, me exiliaron de la historia creer en mí.

10 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Si Juan García Ponce no lo hubiera declarado tan bien reeditada, que conseguí en una librería de viejo, a lo me- en esa primeriza autobiografía, ya no recordada y nunca jor la cosa hubiera sido distinta y el daño menor, pero con respecto al autor que quiere recordar su pasado y el origen de su vocación, aseguraba:

Y entonces nos damos cuenta de que hemos bus- cado ver nuestra vida anterior al propósito de -

escribir dentro de una especie de modelo de la fi variantes a las que nos da acceso la tradición. La gura del escritor, eligiendo alguna de las infinitas -

presencia de la vocación es tan fuerte que confi a sus órdenes. Y la validez de la confesión vuelve gura o desfigura también el pasado, poniéndolo a ponerse en duda.

Maldito Juan García Ponce, siempre tan exacto. Tan punto final. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Ni corrector seré a partir de hoy. La fábrica de hambur- guesas luce más genuina que la de estrellas, falsos polí- ticos y profetas.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 11 • Lo de la Intervención se dio natural, llegó así, sin planear- lo, como una bola de billar tras rebotar y rebotar en las bandas invisibles del destino. Rebotar es el único símil palpable que puedo colegir. - jo de mi choque con la banda, el cerco del destino. Así Nada surge de mi voluntad que no parezca mero refle debería llegar todo. Si fuera por el lado positivo, pero... Siempre aparece ahí el gran pero. Según algunas versiones paternas, así llega todo. No lo sé por mi padre. A ese no lo conocí durante la mayor parte de mi vida infantil. Fue por mi abuelo y quizá sólo ese cambio de generaciones supuso para mí todo el des- plazamiento fundamental. Mi vida no fue una arquitectura original planeada - vadas condiciones sociales lo aseguran y lo prueban desde el inicio hasta el fin, como algunos seres de ele

alianzas matrimoniales y todo aquello que se supone legalmente a base de comprar certificados de estudios,

sólo existió en la Edad Media, incluida la iglesia y los clase. El resto del avión viajamos en algo que ni a clase extraños divorcios que ahora fomenta sólo en primera turista llega, más bien en jaula de mascotas. Mi vida sufrió intervenciones, pentimentis, según mi abuelo; correcciones de raíz que debieron hacerme an- dar por una sola y directa senda hacia el triunfo.

12 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Mi abuelo murió hace ocho años y ni siquiera al borde de la muerte se dignó a decirme cuál era su visualizada, calculada meta. Soy un ser humano que fue psicológicamente cons- truido a través de disciplinas robóticas de comporta- miento, pero, cosa desafortunada, frankensteiniana, su creador, justo como Víctor Frankenstein con su criatura, olvidó meter en la base de datos la clave primordial de desarrollo, es decir, la meta misma de la programación. Soy un ser que vive de la búsqueda, de la inferencia total que lo conduzca a una vida triunfal. Otra parte de mi programación neurolingüística, rea- lizada con métodos cercanos a los nazis, asegura que nada de lo que hace el hombre puede cambiar el desti- no emitido desde el cielo mismo. Entre tales polos nave- go y trato de avanzar sin quedarme en ciclos viciados, girando sobre mi eje cual vil mosca sin un ala. Entre to- das esas contradicciones encontré una ruta que me ha puesto en este curso sin retorno... Lo peor de todo, no es la intervención, divina o huma- na, ni el pentimentis que un cambio así supondría, sino el simple hecho de que, entre más odias el cliché, más tiendes a reproducirlo: siempre odié al conquistador de Tenochtitlán. Y ahora, en estas últimas semanas, me descubro en plena imitación suya, en este afán irreden- to de quemar naves.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 13 • Duc Denis Jules @DucDenisJules

mí. De todo lo que no fuéramos tú y yo... Sólo al principio. Al principio todo era tan fino, tan irreal que me reía de • Cuando cumplí los cinco años, mi prima Rosa olvidó en casa, en mi cuarto, su muñeca rubia y enorme. Creo que nunca tuvo más allá de cincuenta centímetros, pero para mí era ciclópea, aunque no conociera el adjetivo. A es-

tuve un cuerpo para acompañarme en las noches frías y condidas, desde entonces, dormí a su lado y así, al fin, abandonadas de mi primera niñez, aunque no de pelu- che como el resto de mis compañeros de escuela. Por las mañanas, cuando estaba en el aula, siempre temí que mi prima regresara de improviso y la recuperara. La cosa fue, a la vez, más o menos traumática. Ocurrió dos o tres años más tarde cuando, tras el regreso de un viernes social con mi madre, descubrimos las puertas abiertas de par en par, la ausencia de la TV, de la radio. Mi madre no paró de escandalizarse y maldecir mien- tras hacía recuento de las pérdidas. En su inventario - traño es que tampoco ella vino a recuperarla jamás. jamás apareció la muñeca rubia de mi prima. Lo más ex Años más tarde, ya con la paranoia relajada, se me salió mencionar a la muñeca rubia ciclópea, olvidada

14 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN en mi armario. Tanto mi madre como mi prima Rosa coincidieron en que aquella era la primera noticia de debía ser parte de un sueño. Y siguieron haciéndolo has- una muñeca rubia de esas dimensiones. Afirmaron que ta la última vez que nos vimos. Siempre con una sonrisa torcida y apenas disimulada.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules A veces abrir los ojos te arroja a pesadillas ácidas, retor- cidas, siempre peores que tus estúpidos proyectos.

• Cada vez que veo obstruidos mis esfuerzos por capturar esto a toda velocidad, una palabra hace eco en el oído de mi mente: Deux Ex Machina. Y, si entiendo siquiera un - - poquito a mi inconsciente, el estúpido no sabe exacta demia Española y todas las empresas dedicadas a hacer mente lo que significa... O lo sabe mejor que la Real Aca diccionarios. Pienso en ese latinajo, en aquella noche con lluvia de estrellas, en mi pedazo de aerolito mágico, en mi parti- cular rebeldía y no puedo sino aceptar que hay una bue- na porción de ridiculez impregnada en la trama de mi moviendo mis hilos y también los ajenos. vida, una que me asegura la existencia de una deidad

GERARDO HORACIO PORCAYO • 15 sin embargo, también estoy empeñado en transformar- Poner por escrito la vida personal es hacer biografía y, la en una novela. Iniciativa de la que quizá debería de- sistir. El tedio no es buen consejero de la trama, menos en estos tiempos de cambios y altas velocidades. Y no es lo peor. Alguien lo dijo antes: “la vida no está obliga- da a ser verosímil. La literatura sí”. Casi seguro fue Mark Twain quien lo postulara así. Surge entonces la pregunta ¿Dios fue dadaísta con su creación o incluyó una trama tras la arquitectura del - samos en términos narrativos y por eso nos resulta tan universo? ¿No será que, a final de cuentas, todos pen atractivo el apocalipsis como remate de la obra de Dios? Dios como novelista es quizá parte de nuestro incons- ciente colectivo. Y si el papel en que escribe Dios es toda materia y energía (que incluyen nuestro organismo y ), ¿qué pensará de toda la industria humana y sus intentos por adn

fondo, el big bang y todas esas cosas que hemos inven- desacreditar su existencia? Es decir, con la radiación de

uno no puede dejar de pensar en Dios como en un no- tado (como especie), para justificar su no presencia... velista enojado con la crítica. ¿O acaso somos parte de la vuelta de tuerca en su trama? ¿Es nuestra novela uni- versal un trabajo en proceso o uno acabado? En seis días Dios creó todo, según la Biblia, libro que se compilara

16 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN alrededor del siglo IV después de Cristo. Y ahí empiezan los problemas, o continúan: ¿qué fue antes, el huevo o la que un huevo utiliza para producir otro huevo”. Dándo- gallina? En palabras de Eco: “una gallina es el artificio le alas a la lógica para un salto cuántico, ¿no será acaso nuestro - tros reescribamos o multipliquemos sus novelas? adn el artificio que Dios utiliza para que noso Deux Ex Machina...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules No vuelvas a leerme la mano, Yess, no como en nuestra primera reconciliación. He renunciado a mis líneas.

• -

Esto se suponía que iba ser un epitafio. Mi novela epita corrección insana, un mutante de palabras que no me fio. Ahora descubro que no es ninguna. Un híbrido, una deja respirar. Dicen que las novelas no se terminan, que se abandonan... Dicen que las famosas últimas palabras llegan hasta donde el aliento se termina. Aliento me queda y si no fuera por esta prisa que ya me cargo en los huesos, quizá me quedaría a seguir es- - cribiendo... Pero existen miedos, sobre todo el de espar

GERARDO HORACIO PORCAYO • 17 cir esto que me corre por las venas... Y planes, planes ar- tísticos en los que a veces gana el ánimo de la venganza y que me han llevado a desarrollar adefesios donde antes se suponía iba otro fragmento de mis múltiples planes. Por eso, he dejado, a cambio, sustitutos. Aquí y allá. Una instalación de mi ser, fabricada a lo largo de la ciu- dad. La cronología fue registrada a través del Twitter; el resto va sin mapa, aquí y allá, pedazos de un rompe- cabezas que mínimo a mis más cercanos amigos, a mis colegas de barco y obstinación artística, será visible y apreciable.

18 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Uno

Para ser un apasionado de las letras, resulta en verdad sorprendente que Adal jamás considerara el poder debas- tador que puede encerrarse en unas líneas. Si en aquellos momentos la calma hubiera estado con él, habría recordado el cuento de Jorge Luis Borges sobre cierto rey y su poeta. Del panegírico que fue reduciéndo- se hasta ser una línea que deshizo al rey y con él, al reino. Podría argumentarse que Adal no estaba preparado para lo que ese sobre contenía, que para él se trataba de un trámite simple, un requisito laboral. Pueden buscarse más formas de soslayarlo todo. Lo único cierto fue esa mesa en su cuarto de azotea (ese que gustaba llamar departamen- to), el viejo sombrero de tela y ala ancha de Yessenia, que alguna vez le dejara en un taxi; una taza, una moneda y el abrecartas. Rasgó el sobre y tras esa mirada panorámica

19 de lector veloz y experto, un frío le subió a la espina dorsal. Un frío que lo hizo recorrer de forma aislada las palabras. ELISA… ¿Quién era Elisa? POSITIVO… Pedazos de un todo que no embonaban en ningún esquema previo. Se incorporó, arrojó el sombrero y empezó a darle vuel- tas a aquello, a tratar de encontrar una interpretación que fuera menos dolorosa. Recordó una escena fílmica: un camino, un desfile de conos de papel para beber agua, y unos tenis que iban aplastando cada cono de manera pausada, juguetona… ¿Cómo se llamaba esa película? Sólo con tu pareja, wey. Le respondió su propia voz, cabe- za adentro, con ecos de conciencia. —Yo no… —hubiera querido decir y que aquello fuera parte de un sueño. O se mantuviera en el plano de la fic- ción o le estuviera sucediendo a un doble, a su gemelo. Es probable que a partir de allí, su idea, siempre laten- te, desde hace mucho enquistada, de los doppelgänger re- tomara fuerza y empezara a crecer, como colonia de virus paralelo. A crecer y multiplicarse geométricamente. —Estás infectado, wey —le insistió su consciencia— ¿Qué vas a hacer? Acudió a su cama y abrazó a Diana, a esa real doll he- chiza que le fabricara, a imagen y semejanza de su propia hortensia, su amigo David. —Estaremos bien, ¿verdad, Diana?

20 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Tan bien como Frankel y David —le dijo su muñeca, como siempre, como cada vez desde que la trajera a vivir consigo, cabeza adentro— Siempre han sido como nues- tro espejo. —Ahora que lo mencionas, tú eres su perfecto doppelgänger. —¿Y tú, dónde te quedas? Durmió abrazado a ella. Al día siguiente no salió de la cama más que para preparar un par de sopas instantá- neas en el micro de su madre, escaleras abajo. Hizo cálculos, estimaciones aproximadas, revisó la bi- bliografía al alcance. Y temió, se debatió aún más entre las sábanas. Todo aquello planteaba demasiadas zonas problemáti- cas. Vivir era arriesgarse a ceder a sus propios demonios, era convertir aquel potencial de desastre en una estrate- gia vengativa de blanco volitivo e indiscriminado. Quizá la mejor salida era investigar, averiguar el origen del vi- rus y su portador y… ¿vengarse? Podía hacer todo eso. También lo otro: ser fiel a sí mismo, a lo que siempre ha- bía creído y profesado. Ejercer su derecho a elegir el día de su partida. Y trabajar en su propia despedida. Atrás debían quedar los planes de oropel sobre el desarrollo de su gran obra. Atrás los sueños de riqueza y triunfo en el Séptimo Arte y en la Literatura.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 21 Había que optar por el arte emergente. Por filmar. Es- cribir. Reunir la obra completa y asegurar sus estructu- ras. Había que dar el gran paso y escribir la novela de su vida. Había tanto que hacer. Tanto y tan discretamente…

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Vueltas a la manivela del potro en que está mi cerebro. Hasta el límite, quizá más. Ya ni siquiera sé qué siento.

22 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Verse

vida, terminó preguntándose lo mismo que yo: ¿Qué fre- Con Premio Nobel y todo creo que Einstein, al final de su gados pasa con la vida? ¿Qué le pasa a Dios? En lugar de echarle la mano con su teoría de cam- ideas del Principio de incertidumbre de Heisenberg. po unificado, Dios parecía más interesado en las locas Einstein todavía dijo: “Dios no juega a los dados con el universo”. La naturaleza supongo que sí. Por eso no hay más

Einstein. No hay teoría definitiva que concilie a Dios con humanos. las leyes físicas de la naturaleza descubiertas por los Quizá todo se reduce a un juego de cubilete entre Dios y la ciencia. ¿Qué fregados les pasa a los dos?

23 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Echarle la culpa a Yess es tan simple. Echarte la culpa a ti es tan justo, tan devastadoramente justo...

• Cuando hablo de la línea de fusilamiento, lo hago de for-

- ma metafórica. No estoy en un conflicto bélico armado. tencia diaria. Estoy en la estúpida, simple y banal guerra por la exis Aclaro esto por deferencia a mi consciencia. Hubo un tiempo en que todas estas aclaraciones tenían como destinatario a ese ser amorfo, híbrido o multiforme que la cultura acuerda llamar lector. Hoy, incluso, esa categoría está en entredicho y no quiero meterme en discusiones bizantinas. No tengo tiempo para ello. Si esto se lee en digital, en la red, los lectores se denominarán internetnautas. Si lo bajan en un mp3, si lo ven en YouTube, escuchas y espectadores.

Teóricamente hablando, cada uno de los medios masi- Y así, sin fin, sin término. vos de comunicación tiene su particular lenguaje. Pero estoy harto de seguirles el juego a los teóricos. Yo digo que sólo hay un lenguaje: el humano. Vaya, hasta Dios tuvo que fabricar su traductor especial, luego de su represalia en Babel. Jesús era eso: el traduc-

24 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN tor del lenguaje divino al humano. Supongo que no le sa- lió del todo operativo. Todo lo que venía a combatir Cris- to, sigue aquí. Los mismos dramas y dictadores y demás porquerías. Si hablo de Dios, no es porque me importe. No en un sentido tradicional. Me importa de otra manera. Quizá antropológica. O teológicamente, como quieran. Aclaro para mi consciencia. Toneladas de libros, mi- llones de bibliotecas han demostrado una sola cosa: el lector siempre tiene la última palabra. No importa cuán- tas triquiñuelas use el escritor, quien lee, decidirá el va- lor de lo que tiene frente a sus ojos, a nivel informativo, estilístico, psicológico o ideológico, esté o no en el escri- to. Así de fácil e idiota. Cuando hablo de la línea de fusilamiento, también ha- blo de Dios, por supuesto. En el Apocalipsis, San Juan habla de la muerte de la muerte como parte del juicio - poco le gusta la muerte. La probó en Cristo. Y supongo final. De ello podemos colegir algo simple: a Dios tam que ahí se convenció. Y lleva dos milenios pensando si ya será tiempo de abolirla, lo que me trae irremediable- - ñalando con el índice a todos aquellos que ya le harta- mente una imagen: un mundo sobrepoblado y Él, se mos; al paredón, así, sin más; sin posibilidad de réplica, sombrerero loco o en una reina de corazones. sin juicio. No por nada, a veces, pienso en Él como en un

GERARDO HORACIO PORCAYO • 25 Y hasta eso, no tendría que quejarme tanto. Al menos a mí me llegó el aviso con oportunidad: en fechas muy

Mi sentencia también me llegó en formato clásico; ahí, próximas acudirá usted ante el pelotón de fusilamiento. niño, pensando en las maravillas del mundo, gozándo- las, de pronto, de la nada, el telegrama de Dios te alcanza en boca de cualquier estúpido: querido ser humano, por el solo hecho de nacer, estás sentenciado a morir. Her- moso, ¿no?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Pienso en un revólver, en una escuadra. En una bomba de neutrones. Quisiera tomar un arco y congelar una nube sobre tu casa.

• Lo cerca que andas del mar, ahí, junto a la tele, ahí, a una quiniela de distancia. Y la tentación de usar mi piedra, mi lámpara maravillosa, para alterar resultados, para indu- cir premios que no se me han adjudicado. Pero pienso un poco más. Todo se realiza más allá de las ondas hertzianas a ciudades de distancia, mejor vi- sitar casas de campaña, acercarse a las bases de datos y dejar que el poderoso magnetismo vaya alterando lo que ellos tan prolijamente van estructurando.

26 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN - - Antes necesito experiencia, jugar con él y medir los lí mas en libros y que saqué de tiendas sin pagar. Ya mites. Ya he probado con éxito la desactivación de alar - dvd dores de mis antagonistas autojurados y en las laptop exploré en busca de las hojas de poesía en los computa de los críticos... Su odio será retribuido con esa gracia fantasma que surge de la nada, como sus odios y oposi- ciones nacieran. Basta el pase magnético de mi piedra para que sólo queden cosas rotas, ilegibles en sus orde- nadores. Mañana sabré el alcance de este primer día de incursión. Quizá pasado visite la radio. Lo que importa es seguir escalando, midiendo el alcance de mi piedra maravillosa. Lo que importa es utilizar este regalo caído del cielo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules He dibujado un botón rojo con un letrero abajo: Nuke. Lo pulso, lo aprieto e imagino uno, diez misiles rumbo a tu cama.

Jaime. Es decir, tenía dinero. Era fin de quincena, justo en ese maldito cumpleaños de

GERARDO HORACIO PORCAYO • 27 una historia, pero me encantaría echarle la culpa a al- Ése no es el problema. Ése, en todo caso, es el inicio de guien más. Jaime sería perfecto. Estas son mis últimas palabras. No puedo mentirme. No a mí. Esa noche conocí a Yess, en el sentido bíblico, tras ad- mirar su piel en pasarela, su cadencia bajo el embrujo de Nine Inch Nails, su cuerpo perdiendo prendas a ese ritmo, tras los primeros brindis, las primeras pláticas. Ella, abierta, palpitante a mí. Fue de lo más rápido. Mi- rarla, arrobarme, desnudarla, caer dentro, muy dentro de ella.

esa primera transacción que nos acercara a algo pare- Fue mi cita más eficiente. También la más cara, en cido al amor. Quizá a mi único y genuino amor... Aparte de Diana.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El arte de la fuga. No huyo de ti, de mí, ni de mi gitana. Huyo del insoportable que soy sin las dos. Sin ambas.

• Supongo que fue en una reposición, en uno de los eternos refritos que la tele nacional ocupa para llenar el progra- ma diario. Supongo, especulo al respecto.

28 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN El caso es uno: amaba a Yessenia. A una que no era Adela Noriega. Una que pudo ser Saby Kamalich o Jac- queline Andere. Voto por la primera, pero en verdad no lo recuerdo. Los nombres son producto, resultado de encuestas, nada más. En la Yessenia televisiva aprendí a amar la delgadez, la simetría del pie. La hermosa cara. El talante gitano. El ánima indomable. Es terrible reconocerlo, pero fue así: estallé como hombre bomba mediático, en el pla- no amoroso, ante la sola esgrima de su nombre. En mi - nes los días previos; sumergirse, cada día, desde las seis defensa puedo decir que no estaba preparado. Exáme de la tarde hasta las dos de la madrugada, con una sola jornada de descanso a la semana, en la corrección orto- - gráfica de notas, artículos y columnas para un periódi - co superficial, no te da la mejor presencia de ánimo. Sí partida necesidad de desfogue con mis compañeros de el pulso para beber a extremo. Y fue ese pulso, esa com trabajo lo que nos impulsó a buscar, la noche de viernes, el table dance. Si al menos Jaime no hubiera cumplido años en esa fe- cha, las mujeres habrían pasado como simple espectá- a un privado. culo lejano. Pero él las llamó. Él las invitó. A la mesa, no Y ella no dejó espacio para la duda: —Soy Yessenia, pero puedes llamarme Yess.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 29 • Duc Denis Jules @DucDenisJules

No me extrañaría clavarme otra vez con Diana, sucumbir a sus efluvios de plástico, esmalte y cabellera estática. •

niño y por eso nunca me enteré de mis grandes vuelos. Alguna vez hice mi teoría de campo unificado. Era un Por eso pude elaborarla. Era muy simple: el universo no es otra cosa que el cuerpo de Dios. Y nos cuida. Desde su escala macro. Se baña, se arregla, se pone crema. Y ahí, justo ahí, ocurre esa parte: Dios nos ama, porque somos parte de él. Tan- tan. Dios y el universo son uno. Y la teoría me funcionaba. Al principio. Antes de pen- sarle un poco más: las células se mueren. El pelo le crece mucho. Le duele el estómago y zas, toma una sal de uvas. Le duele la uña enterrada; va y se la saca. A veces creo que vivo en una estúpida espinilla en la nariz de Dios.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Jurar, clamar, llorar al cielo no es raro durante los brin-

respuesta. dis extremos, durante el duelo. Un rayo bastaría como

30 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Dios único, omnisciente. Dios solo, en medio de la nada. Dios perfecto, inmaculado. fuerza lo condujo a ello? ¿Acaso en verdad podríamos ¿Por qué necesitaba crear el universo? ¿Qué extraña sentirnos tan mal con la soledad, si Dios fuera incapaz de experimentarla? • Duc Denis Jules @DucDenisJules Soñé que caían las estrellas. Más de una vez, en escena- rios de apocalipsis. Ayer me eché una estrella a la bolsa. Los demás dormían ebrios.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 31

Dos

Y pese a todo se mueve. Renunciar a la búsqueda y la in- vestigación era una entelequia desde muchos ángulos. La práctica, la vida diaria, la angustia, lo fueron orillando a aquello. El mecanismo de la soledad es semejante al mecanismo de la dieta. La conciencia de restricción, de prohibición es lo que vuelve consciente la carencia. No importa que lo prohi- bido sea un platillo de escasa costumbre. Importa la veda. De la misma forma, es la consciencia de carencia de compañía lo que vuelve insoportable a la soledad. Aún más insoportable gracias al acicate del sexo. El problema es la falta de aislamiento, el problema es mirar alrededor y volver a descubrir que todos los otros tienen aquello que tú no, o parecen tenerlo y disfrutarlo.

33 Sin temores, sin alarmas de contagio, sin la culpa mis- ma de volverse epicentro de una pandemia... Diana, en esos momentos, se volvía poco efectiva. El cuerpo sabe cuando lo estás engañando; cuando menos en el sexo, los placebos funcionan por muy poco tiempo… Y, de cualquier manera, aquello llegó tan naturalmente como la primera vez, tan inconsciente o aleatorio que pa- reció otra serendipia. Se encontraron en la calle, mientras buscaban un taxi. Eran más de las tres de la madrugada y Adal regresaba de una visita a los viejos periódicos, de decir adioses idiotas a cuates que apenas despegaron la vista de las planas y lo miraron de reojo, con recelo por la amenaza laboral que suponía, de una u otra forma, su presencia. —Estos malditos políticos nos tienen fritos —había di- cho Víctor y Adal abandonó aquella redacción con esa fu- ria que clamaba venganza. Venganza viral. —Deberías invitarlos a la nueva carne —se dijo, a ma- nera de perdonavidas, y caminó al bulevar. Y ahí, justo ahí, mientras acudían desde vectores distin- tos, opuestos a las puertas de un Tsuru, se interceptaron: chocaron y luego sonrieron. —Yess… —Alguien por allá arriba, me escucha todavía. ¿Tu casa o la mía? —Prefiero tus territorios.

34 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Encontrarla así, sin planearlo, siempre suponía revivir ese estado de euforia, esa sensación de que la magia esta- ba ahí y convivía con ellos. Platicaron, siguiendo el protocolo nunca escrito pero siempre practicado de no hablar de trabajos, de no hacer nada que no fuera estar juntos. En casa, en lo de Yess, todo tenía otra apariencia. Había movido los muebles de lugar y los enseres de trabajo ocu- paban los sillones de la sala. —Me doy un baño y vuelvo. —Va, mientras reviso tus juguetes. Esperó a verla perderse tras las puertas, luego sacó su nuevo celular y escribió un tuit con sus miedos. Sus mie- dos a ser descubierto, a ser señalado. Con un suspiro enfocó la muestra de todas aquellas he- rramientas: dildos bicéfalos, vibradores mini y masivos. Ropas reveladoras y pantaletas comestibles. Esposas aterciopeladas. Todo estaba ahí. Evidencia circunstancial para avivar la culpa. Las culpas. Todo... Hasta ese traje de profilácti- co... esa especie de atuendo futurista salido de aquella pe- lícula de Terry Gilliam, Doce Monos... Lo filmó todo con el cel. Luego lo guardó. Y se apoderó de esa inusual prenda. —Vaya elecciones que haces —dijo Yessenia, saliendo en ese momento del baño, húmeda, plagada de diminutas gotas, con la toalla blanca en un tocado para el cabello, la

GERARDO HORACIO PORCAYO • 35 bata púrpura cubriendo su desnudez y la baraja españo- la en su estuche-manual—, pensé, por tu cara triste, que tendríamos sesión de lectura de manos y anexas. —Prefiero, esta noche, ser pornonauta... —Seguro que no quieres usar otra cosa... —Quiero usar todo, pero sobre todo, esto... Yessenia sonrió. —¿Te ha vuelto a dar? —¿El Síndrome de Identidad Dependiente de tu Amor? —preguntó Adal, con un suspiro juguetón, sintiendo que en ese instante, en ese solo pase, en ese hallazgo, las ba- lanzas se equilibraban—. Ese no se quita... —Hoy me vas a salir caro, chico... ven, te ayudo a poner- te eso —dijo ella, sentándose en el silloncito del tocador, suerte de trono, suerte de altar sagrado al que lentamen- te se aproximó, ya sin otra cosa que el vibrar de la fiebre anticipada del encuentro.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Llevo una estrella pétrea en la mochila y las alarmas aú- llan cuando arribo a la capital. Nada encuentran. Aerolito de siete centímetros.

36 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Los manuales para escribir best sellers proponen ceñidas - tico, que llene de curiosidad al lector. recetas. Una de ellas postula un inicio espectacular, exó Ahora tengo la imagen perfecta: Hildra, elefanta asiá- tica de cuarenta años, escapa del cautiverio circense y confronta, tras una corta aventura, la mole gris de un autobús. Resultado: elefanta y chofer prosiguen su lu- cha en el más allá. Esa sola línea argumental da para una interminable reconciliación. novela larga, para explorar cielos e infiernos: limbos de En pocas palabras, nada que me suene real. Como - rrativa de hoy se niega a contar cosas cercanas a la reali- Bukowski, prologando a John Fante, afirmo que la na dad. Su artificio resulta más plástico que el de la ciencia No lo niego, la escena es real, surgida de un periódico, ficción. Sí, así de terrible como suena. - - no atestiguada, y tiene su dosis de extrañeza, su agre mar lo que ya antes opinara Breton sobre este territorio: gado de curiosidad, esa que muchos usaran para reafir surreal. Pero ni aún con esa etiqueta el evento consigue darme nada, sin la presencia de Bet.

Cierto, en el otro extremo podría inventar historias restrictiva a la especie paquidérmica que desemboca- truculentas, plagadas de zoofilia, maltrato, tortura no ra en una hazaña detectivesca que denunciara múltiples

GERARDO HORACIO PORCAYO • 37 iniquias citadinas. Y lo que venga. Lo que se les ocurra. Podría trazar el itinerario de una banda hindú, japone-

sa, china, sí, china, que dedica sus esfuerzos al tráfico de correos humanos, los mamíferos son purgados y llena- fauna exótica con un propósito doble: semejante a los dos de cápsulas no digeribles rellenas de heroína, coca y cuanta mierda estupefaciente se me ocurriera. El detec-

y serviría de guía de turistas al lector. El detective im- tive viajaría a los distintos puntos geográficos del globo - ciones que terminaran vinculando tamaña empresa con presionaría con deducciones, con sus arrojadas infiltra un plan de conquista militar o teológico; sí, teológico. Y así, ad nauseam. Así, en pleno desempeño best seller. Sin embargo, lo único que veo en la foto de la elefan- ta muerta, es a Bet, triste, acurrucada en postura fetal en su cama. Bet adora a los elefantes. Bet fue el nombre de una elefanta africana de circo, pero de esto se enteró mucho después. Bet de seguro estará en este momento pintando el cuadro de Hildra sangrante, en medio de la carretera, rodeada por un amasijo de títeres absurdos

Si fuera valiente, de seguro estaría marcándole en que fingen angustia para ocultar su simple morbosidad. este instante a Bet. Pero, aún con su sensibilidad, Bet tampoco entiende. Su primera estrategia fue emparentarme, equipararme

38 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN con Noé. Y ninguna de mis posteriores acciones o des- empeños la hizo moverme de aquel catálogo. Por eso lo digo: de todas las humanas que conoz- co, no consigo armar una sola, ni al más puro estilo Frankenstein. Por eso sigo con Diana. Por eso me quedo con ella.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Tierra de duplicidades, bilocaciones retardadas. No pue- do evitar pensar en mi grupo, cuando veo a Bet, Ellie, Jav y Noé.

• Las religiones no son naturales. Nacieron por necesidad. Por necesidad de establecer un puente seguro entre el hombre y la deidad. Entre el hombre y Dios. Un puente seguro, en sí, en sus estatutos meritorios. En nada más. Las iglesias son también un puente. Eso es seguro. Lo otro es el problema: ¿conectan las iglesias al hombre con Dios o sólo son un fetiche más? Es decir, si el hombre tiende a quedarse maravillado en la arquitectura que une un territorio con otro antes aislado, ¿no resulta más que evidente que las iglesias, las religiones son instituciones que se enamoraron de

GERARDO HORACIO PORCAYO • 39 su constructo y se niegan a acabar de cruzar, de manera verídica, esa senda que tan meticulosamente trazaron? Ejemplo número uno de lo anterior: el dogma de fe.

haya cuestionado, por ejemplo, la naturaleza trinitaria No existe, hoy en día, niño o adolescente alguno que no de Dios y no fuera callado por el sacerdote, el pastor con un simple: Dios es trino, punto y se acabó.

Y no hay más, excepto la duda perenne. nos enseña a criticar. Y nos premia cuando lo hacemos. Excepto la evidencia colegible: la sociedad, en teoría, Sólo mientras no se alcancen las fronteras de su propio, establecido, aceptado fetiche.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Teo me anima a seguir tundiendo el teclado. Me mira cómo observo a ambas. Ríe. También me enamoré, con-

fiesa. Sé a quien eligió. • Duc Denis Jules @DucDenisJules

Prefiero a Bet, no a Ellie. Prefiero a Urs, no a Sandy. Me de cabeza. prefiero a mí, no a David. Tanto duplicado me da dolor

40 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Teo se inclinaría por Sandy, pero se trabaría en lucha ca- vernícola por Urs, no por Yess. Para él todas son copias.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Entre duplicado y fotostática. Entre escaneo, foto de ce- lular y de cámara profesional. Nada. Dobles falsos.

• Del cosmos, desde allá arriba, como un ángel caído, en llamas, en vértigo, en algo que no parecía, aunque debía ser un mensaje. En algo tampoco simple, quizá inerte, tal vez hasta maravilloso, incluso desde un punto de vis- ta objetivo... pero anónimo, impersonal... sin clara dedi- catoria... Es decir, sin otra claridad que la de ser testigo, descubridor del mismo. Un milagro, aseguran algunos autores, no implica la ruptura de las leyes que guían, ordenan al universo, tan - tunos a tu vivir, a tu sobre-vivir... sólo la coincidencia extraordinaria de fenómenos opor Y aquella noche, mochila en la espalda, cansancio muscular por lo accidentado del terreno, cansancio mental por la pérdida de la senda correcta, directa. La luna no del todo llena y un punto incierto de aquella ca-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 41 dena montañosa como blanco convenido para el cam- pamento... Como eso, parecido. O aún mejor, o más claro. La huida. Cuando huyes lo peor es que has de hacerlo en el mismo plano de rea- lidad. Porque eso era: una huida, al lado, al modo de Ernesto. Una huida de las rutinas, las personas cerca- nas. Huida en la cinta de Moebius. Mero juego pirotécni- co, mecánico, montaña rusa que no sale del circuito de la vida... Acampar bajo el manto de estrellas. Acampar con - da por Eligio y usar el telescopio para observar cúmulos cliché, en la cueva segura, recién encontrada, explora globulares en el cinturón de Orión, tormentas dementes

cosmos... en Júpiter, para simplemente babear, extasiarse con el - dose en ese derrotero dubitativo, entre cañadas y ár- Pero no. Una marcha caótica, las cervezas extinguién

Años sin probar esas incomodidades, desde los tiem- boles de fronda asfixiante, sobre lodos y grava suelta... pos de boy scout, sin tropa, sin girl scouts. Solos, mien- tras Jacinto y Eligio ponían a Ernesto al tanto de las más recientes aventuras ebrias. Fiestas, mujeres, datos nerd - gante, poco apetitosa. Y eso no resultó tan terrible como de astrónomos aficionados, en una amalgama extrava la llegada de las discusiones teológicas, como el empu- jón, el paso de estafeta que obligara a actualizar, teori-

42 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN zar, soltar conceptos, debatir, cuando menos quince mi- nutos, mientras tomaban un respiro para continuar la búsqueda, para volver a encontrar la senda. Y Eligio vol- vía a declarar su ahora infalible orientación, la ya inmi- nente cercanía con la cueva. En el cielo nubes negras. A lo lejos, en formación de yunque. Y el súbito destello. —Aerolito —gritaste. ¿Dónde? Como murmullo, mientras las caras voltea- ban a todas partes, menos al ángulo correcto, menos ha- cia ese incipiente fragmento de arco que aún te permitía mirar la ruptura, el esparcimiento ígneo del bólido, su lluvia enmarcada por dos árboles robustos y secos.

Nadie quiso seguir ese vector, prefirieron la cueva o necesidad de refugio. Uno amplio, adecuado. Uno que su posibilidad, pretextaron precipitaciones pluviales, aún tardaron en encontrar. Una hora y dos botellas de vino de por medio. De manera que a nadie le quedaron ganas más que para tender los sleepings, abrir más bo- tellas, fracasar en el montaje del telescopio, encender una fogata, esto a manos de Ernesto, por toda actividad de apoyo. Nada. Recuerdos maltrechos, resucitados desde un pasado mejor. Amalia y Gloria, siempre Amalia y Gloria. Rodeados por otros. Las apuestas en póker de prenda, y así... un recuerdo tras otro... Un paso y el siguiente.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 43 Alcanzaste en menos de quince minutos el lugar de impacto. Cráter mínimo, ascuas pétreas alrededor. Una piedra rota, resquebrajada en el hueco. Usaste la cha- marra para levantarlo, envolverlo, transportarlo. Nadie lo vio esa noche. A la mañana siguiente, sabías qué esperar. Al menos en eso no te defraudaron. Pidie- ron su botín. Tomaste la mejor parte. Aprendiste a hacerlo a partir de ahí... Así, como eso. Parecido.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Lo mío no es amor. No por ellas, quizá por su concepto. Doppelgängers que sobreviven su encuentro. Comple-

mentos. Gemelas exogenéticas.

44 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Tres

De pronto fue descubriendo que, bajo su capa conscien- te, perseguía planes y horarios precisos, se iba revelando otro patrón inconsciente, uno que votaba por las líneas del drama y lo hacía buscar gente querida... Viejos amigos... O, mejor aún, viejos rumbos que propiciaran el encuentro. “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andá- bamos para encontrarnos”, escribió Cortázar sobre la Maga, en la presentación misma de la Maga y sólo el efec- to Internet, de desmitificación de la figura humana que inspirara aquel personaje, le permitía ahora considerar a Úrsula una mujer semejante a aquella, toda proporción guardada. Úrsula, su Palmira, su exótico amor fresa, su palmera de cabellos alborotados y pajizos y pezones de dátiles... No coincidían sus artes, sus formas de interrela- ción con el mundo, con las de aquella uruguaya de nom-

45 bre Lucía. En ese sentido, era más Yessenia quien tendría que llevar ese apelativo cortazariano... Y sin embargo... Frente a la imposibilidad de posesión, los viejos hábitos transaccionales lo hacían inclinarse hacia Úrsula, no ha- cia Yess, no hacia alguien con quien el dinero fuera el pri- mer puente... Malditos puentes, pensó Adal, porque de muchas ma- neras ahora caminaba sobre uno, sobre los territorios co- munes de Úrsula y él. Recorría el exterior de la nueva es- tación de metrobús, que fuera testigo y catalítico de sus encuentros, cuando no era sino un viejo proyecto guber- namental abandonado... —Es un buen pretexto para estrenarlo —se dijo Adal y compró la tarjeta de viaje. Era tan distinto el andén, aquel aire de catacumba borrado a través de coloridos, mantas publicitarias, muchas luces y gigantes macetas. Se quedó parado, sin atinar a hacer nada. Vio el paso de uno, tres vehículos que abrían sus puertas y vomitaban gente ya tan habituada a ese ritmo como si llevara lustros haciéndolo. —Ve hacia las zonas lindas —se recomendó a sí mismo y se obligó a subir al siguiente vehículo. De alguna manera, con esa subida, también se estaba despidiendo de la ciudad, de otra manera, de la manera en que la gente común y corriente se despide de sus luga- res, no con provocaciones, sino con reconocimientos.

46 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Llegó al final de esa dirección. Y abordó en sentido con- trario, hasta el otro final de la línea. —Estás perdiendo el tiempo —le dijo su consciencia, quizá temerosa de las posibles resoluciones, del abando- no de los grandes planes... De una derrota anticipada. —Te equivocas, estamos invitando a la suerte. Aguardó, aguantó hasta arribar otra vez a la estación de partida, a ese remodelado edén que un exgobernador construyera a manera de primera estación de un metro que jamás llegara. Descendió y se quedó sentado unos momentos en los asientos plásticos. —Difícil entrevistarse con la emperatriz —apuntó su consciencia. —Ni siquiera Xenobia, la reina de Palmira, está al al- cance —musitó, jugando con la historia de aquel imperio en la antigua Siria. Luego, con un suspiro, abordó las escaleras eléctricas y se perdió en la ciudad.

• ¿Por qué habría de corregir Dios su obra? O, puestos en esto, ¿por qué habría de fabricar nada? Una cosa es clara: el universo no tiene características domésticas, no es la casa de Dios. Este constructo no fue

GERARDO HORACIO PORCAYO • 47 hecho como hábitat, como refugio. Cuando uno constru- ye un juguete es para jugar con él, ¿no? Tras el séptimo día, tras el descanso de Dios, quizá lo énesis fue: Y al octavo día, Dios jugó con su universo. que se expurgó del G • Duc Denis Jules @DucDenisJules La cirugía estética podría encubrir mi verdadero en- cuentro con mi doppelgänger. Supongo que sería un ali- vio ese desconocimiento.

• Si un beso es un puente de una personalidad a otra, ¿qué

gimnástica, o simple medio de engendramiento como lo es el sexo? ¿Pasaporte, consecuencia, lascivia, práctica plantean las religiones? ¿Qué?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Para la nueva carne representa un peligro la cirugía es- tética. Quizá tanta matanza se debe a tanto doppelgän- ger disfrazado.

• ¿Sueña el universo con dioses inmortales?

48 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Si aceptamos la premisa básica de que somos parte de la naturaleza, la respuesta es simple: una parte de ella lo hace. Y quisiera que el resto lo hiciera también. ¿Qué putas nos pasa a nosotros?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Nueva carne, posthumana, giro retorcido de la natura- leza postposmoderna. Eso has de ser, por eso me cuesta tanto captarte, Urs.

• Puedo recordar otra causa de celos en Diana. Más que re- cordar, de hecho, porque lo mantuvo oculto durante días - cuentro, desesperado de mi parte, en la cama, ella cedió y más días, hasta casi completar el mes. Al fin, tras un en a sus presiones: pinche vieja te la dio? —Amas más a esa piedra que a mí —afirmó—, ¿qué Tan pronto acabamos, había tomado el meteorito de la mesita que nos sirve de buró. Lo acariciaba, analizaba - rescente de veinte watts. los destellos de su materia múltiple bajo ese foco fluo —A menos que Dios sea negra —dije, jugando con aquella frase sesentera. Es un regalo del cielo. Es mi

GERARDO HORACIO PORCAYO • 49 de pronto, descubrí la magnitud de lo adquirido. Tantos lámpara mágica —concluí y en ese flujo inconsciente, años de buscar, a la luz de mi grupo de amigos, el arque- rrelato que regía mi vida y terminaba por descubrirlo en una discusión con Diana. —¿Cómo? —Como Aladino... ¿Te acuerdas de que te leí la histo- ria de Las mil y una noches, cuando él encuentra en una cueva una lámpara y al frotarla surge el genio que le concede todo? —Pues por más que la frotas, no veo que pase nada. Estaba a punto de asegurar que yo tampoco cuando, en un pase sobre su muñeca izquierda, sobre su braza- lete tapizado de falsos diamantes, Diana alzó la mano. —¿Ves? —dije, en pleno arrebato místico. —¿Pediste a Dios que me diera vida? —preguntó Dia- - dad, ahora adherida a la piedra, magnetizada por ella a na. Y parecía en verdad seguir el curso de su extremi través de la metálica propiedad de su joya.

—¿Qué pedías? —No exactamente.

—Simple venganza —afirmé y ahí, en ese instante, aquel regalo celestial. pude, sin más, vislumbrar las infinitas posibilidades de

50 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Palmira. Pelos de palma seca cayendo sobre un rostro cabizbajo. Flores amarillas de brillo diamante. Así te vi. Eso fuiste. Serás.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules A veces creo que quien nos escribe tiene poca imagina- ción. Muchos personajes duplicados. Muchas copias. ¿Duele ser original?

• Pensar, a cada rato, cada instante, cada distracción, cada mirada atenta. Pensar en dos, tres, cuatro dimensiones. Así, sin más. Carambola de ideas, rebote en los diaman- tes del día a día, de los hechos cotidianos.

- Pensar y anotar ideas, pequeñas minificciones en el riencia, en creencia en uno mismo, puede ser rempla- Moleskine de reportero, porque lo que falte en expe zada por un fetiche guía, por esa mítica libreta que fue- ra compañera de Hemingway, de Picasso, de tantos otros. Y aunque ni siquiera la empresa que solía produ- cir aquellos cuadernos esté ahí para sustentar el mito, el fetiche mismo, el sólo pensar en ese objeto como una

GERARDO HORACIO PORCAYO • 51 - - suerte de talismán, el sólo otorgar poder a esas configu da continua, contundente al mínimo tacto. Y hasta eso... raciones, hacía que el flujo se convirtiera en una casca Porque pensar no es lo mismo que meditar. Anotar no es lo mismo que escribir. Anotar, en todo caso es esbozar... Y esbozar... A veces es como si sus escritos repitieran la forma de su vida. Alguien lo escribió así, algunos dicen que Len- non: “la vida es lo que pasa mientras haces planes”... Igual la escritura. Esa rebelde, amotinada manía de trazar historias que van a ninguna parte, justo cuando quieres que ahí, al menos ahí, todo adquiera un senti- -

do, un significado verdadero. Alguna comprobable sen CAOS, así, con todas sus letras, todas sus implicacio- da que explicite el caos. nes. Caos, adentro, afuera, en cada esquina, cada recta, cada noche y mañana. Cada puto día. CAOS de pensamientos que pugnan por un orden. Uno al menos virtual. - - Explicarse la vida a base de recortes de la misma, ar mados, reconfigurados... Reubicados hasta llenar el va en segundo, tercer, cuarto plano, cuando la mano se ha cío de su origen, quizá hasta explicarlo. Y pensar, pensar, cansado, cuando ya no queda más por apuntar, pensar... Una y otra vez, mientras se trata de vivir, de traducir -

eso al alfabeto de lo trascendente, lo causal, lo signifi

52 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN historias, en mundos y amores de tinta. cante. Aunque al final todo se quede ahí, en el papel, en Como eso, parecido...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules En Japón pensar un futuro es determinarlo. No he podi- do librarme de esta paranoia de estar dictando futuros.

• Si Jesús es un puente. Si Dios es su constructor... ¿Cuáles eran los intereses de este último al derrochar tantos re- cursos en tal empresa? Desde una perspectiva humana, la noción resulta pa- - cepto tradicional emparentado con Dios, tal derroche radójica. Desde una óptica infinita, más acorde al con resultaría mínimo. Insulso. Apenas el cumplimiento de - sayo y error. Tal concepto, implicaría un conocimiento un paso del método científico. Un experimento de en - nisciente de Dios. menor a lo infinito. Una restricción en la cualidad om ¿No será acaso que todo es más simple? ¿No será que nosotros somos un producto artístico de Dios? ¿Uno - ción y sí se decanta, como lo asegura la Biblia, por la vía que no exige, no atiende a la mecánica de la subordina del libre albedrío?

GERARDO HORACIO PORCAYO • 53 - mos hijos artísticos de Dios? ¿Acaso no pararía, se de- ¿Acaso no sería suficiente solaz comprender que so tendría ahí toda crítica al creador, en ese instante en que comprendiéramos que somos su obra más catártica, más acabada, más genuinamente surgida de su alma?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El privilegio del dolor es mi regalo. Qué importa que lle- gara con una prueba sanguínea. Elisa es su nombre. Y ya es universo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Puede llamarse acta. Puede llamarse resultados. Ambos sirven para unirte o separarte. Ambigüedad de hormiga alfabética.

• Fragmentos, pedazos de vida, pedazos de sueños, fanta- sías, alucinaciones, debrayes... Pedazos, porque hay tan poco tiempo para adminis- trarlo de manera equitativa y dejar espacio para la es- critura. Tanto que todo termina plasmado en notas apresuradas, apuntes ya más que asimilados en su ca- rácter provisional, ahora en esas libretas Patrulla de

54 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN tanto afecto, tanta nostalgia infantil, ésas que aparecie- ran de la nada, en remate en una miscelánea de un pue- blo perdido... la coincidencia, en esa virtual aceptación de los mode- Vuelta al principio. Porque, a final, todo termina en los teóricos de Ernesto. Sobre todo su premisa básica de desaprender, volver a la inspiración infantil, al juego - der otra cosa que el pulso interno. Predicador esquizo- simple de experimentar sin atender a cánones, sin aten ni siquiera él escucha. En ese sentido, la aplicabilidad frénico, Ernesto cava tumbas, Ernesto de máximas que es un subproducto de la convivencia con David... así, sin más... Y eso, ese tono lúdico, era algo que desencajaba del todo con los Moleskine. Por eso nada mejor que ese montón de libretas estilo italiano, de papel amarillento; nada como sus portadas de cartoncillo y múltiples colo- res, con soldados apresurados en postura de cómic, ba- yoneta ajustada y gesticulaciones de furia; nada como volver a los primeros años escolarizados, al kínder no obligatorio y soltar la pluma en lo que venga, en lo que

- vaya, quitarle el aura de sofisticación a la actividad más ta, sin importar más la meta, la semántica entera de lo simple de divertirse con ese desfile de hormigas de tin que vomitas cuando es indispensable, impostergable

GERARDO HORACIO PORCAYO • 55 hacerlo. Escribir, esbozar, en lugar de planear y planear

Así como eso. Parecido. textos que nunca ven la luz... • Duc Denis Jules @DucDenisJules Elisa supone una simple versión del nominativo Alicia. Y las maravillas a las que el primero me conduce no se pa- recen nada a las del segundo.

56 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Cuatro

Esa extraña sensación de querer matar a todos, querer es- tallar en una eclosión de odio, por todo lo no alcanzado, todo lo no logrado, todo lo malditamente soñado, como si esos tan publicitados derechos fueran endémicos, como si la vida en rosa fuera un estatus alcanzable, promedio. Pero así le ocurría a Adal. Todo le detonaba aquella suerte de envidia, aquella rabia de no poder retirarse de la vida laboral (la maldita vida laboral que lo había con- ducido precisamente a ese conocimiento), de no poder ju- bilarse prematuramente y enfrentar, de una vez por to- das, aquellas rachas de vivencias deseadas que siempre le habían sido vedadas. Pero, como siempre, antes, después de todo, estaba la economía. La maldita, desgraciada economía.

57 Quizá, precisamente por eso, aquella tarde sintió ese perverso deseo de visitar a alguien que odiara más lo la- boral. Aquel paradigma de animadversidades. Aquel, su amigo de hábitos invariables, de cuadradeces perennes. Buscó la salida de la universidad y apostó a que la ne- cesidad del autobús lo haría abandonar al filo de las cua- tro. Y, efectivamente, mochila deportiva al hombro y, en el otro, el portafolio de gabardina, como su saco gris de co- deras maltratadas. —Don Neto... Ernesto se frenó tan abruptamente que sus suelas resbalaron con la arenilla y tuvo que sostenerse de su hombro. —Adal... ¡Qué milagro! ¿Vienes a verme? ¿Me acompa- ñas? Tengo una junta de planeación en un par de horas y no he tragado más que unos Bran Flakes en la mañana. —Pensé que ibas al autobús, ya sabes, a visitar a tus padres... —No esta semana, pero para la próxima seguro, y ten- go planeado un campamento con mis cuates astróno- mos... Así que si vas apartando tiempo, igual estaría de poca que te dieras una vuelta conmigo. —Va que va —dijo Adal, sin acabar de creérsela. ¿Cuán- tas veces habían planeado aquello? ¿Cuántos itinerarios que ni siquiera alcanzaran fecha? Y ahora...

58 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —¿Y sigues en el periódico? ¿De corrector o ya andas reporteando? —Reportear no paga. Ya sabes, trabajo para servi- cio social o pasantes. Cero paga. Menos ahora que ya an- dan tan digitales las ediciones. No, lo mío, lo mío, es hacer hamburguesas. —Sí, wey, sobre todo tú. Y antes de que se percatara, así, de la nada, ya habían arribado al restaurante vegetariano. —Pensé que seguías de carnívoro. —Altibajos, el maldito estrés. Me cargo una maldita co- litis que el doctor me mandó tragar sin grasas ni irritan- tes, ergo... —Tragamos yerba. —Hay hamburguesas. De soya, de avena y hasta de hongo. —¿Alucinógeno? —No, pero hasta alucinas que tragas carne, sobre todo si la pides con tofu. —Sólo por probarlo... Ernesto desplegó su breve campamento y se fue directo a pedir la comida. No había demasiadas formas de salir de aquello. De he- cho, quizá se trataba de no salir, de pretender, por una vez, que todo seguía adelante, que aún era posible pla- near futuros.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 59 Y quizá fue ahí donde la idea de la sorpresa enquistó como parte de su despedida, como parte de un hacer de aquello, de todo ese maldito drama, algo que revisar a posteriori. Una infeliz sorpresa. Como aquella del cuate yucate- co de David, ése que había encargado a sus más cercanos amigos que, tras la incineración de sus restos, apartaran un poco de sus cenizas y las mezclaran con chile habanero molido, para soplar a cada asistente a su funeral esa mez- cla y obligarlos así a un verdadero y sentido llanto. A un genuino recuerdo. —Así, pero más gacho —dijo Adal, entre dientes. Neto arribaba en ese instante con un par de latas de cerveza. —Pensé que el alcohol era irritante... —Son con condón, wey... sin alcohol, pues... —Cerveza es cerveza. Salud. Oye y si no vas a viajar, ¿para qué la maletita? —Porque me acaban de avisar de la junta. No, si estoy que me lleva la que me trajo. —Pus ai sí ni cómo ayudarte. —De hecho sí. Podrías llevarte mi maleta y en la noche nos vemos en ese table que misteriosamente queda cerca de tu casa. —¿Para ver la carta o para consumir? —Un par de cervezas. Y cero chicas en la mesa. A ver pura pasarela y tubo, no da para más mi presupuesto y

60 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN hace años que no me paro en uno. Ya sabes, mi pinche gre- mio nomás no le hace a esos tours. —Va que va. Ya rugiste. Y así, como si nada... Volver a ser... Sólo él... Al menos por ese rato... Por esa noche, quizá.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Descubrir a la enfermedad por los anticuerpos, no por su presencia en sí. Infección fantasma. Glóbulos doppelgänger.

• Hay que hacer las cosas con estilo. Eso se dice. Se ase- escrito. ¿Es cierto? De ser así, en esta Moleskine escribi- gura. El nivel de la inversión va configurando el tipo de ré mi obra maestra, ese especial compendio novelístico que arrobe, transforme el concepto mismo del género. ¿Lo creo? ¿No lo creo? Quizá ni siquiera me importa. Esta libreta es un fetiche más. Otra cosa que me recuerda, a cada paso, quién soy. A lo mejor habría que colgarse dijes especiales. Una pluma de ganso, una máquina de escribir a escala. Las te- clas de una vieja computadora. Lo que sea que nos haga, a cada momento, conscientes de quiénes y qué somos.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 61 Aquí está el empeño por escribir. El terco intento de llenar a cada momento las hojas blancas, las hojas ra- yadas. Cualquier tipo de hojas que nos confronte con su vacío y su desesperanza. El hombre no vive en el vacío, no vive en la mudez. El hombre ha sido silenciado por los medios masivos... y ya es tiempo de ponerles un alto. Es tiempo de romper con las barreras terribles de la estoica inercia. No que-

las costumbres, los introyectos ágrafos; enemigo de los da otra que ser enemigo del silencio gráfico, enemigo de autores hechos ídolos que ya todo lo han dicho. Enemi- go de los agrimensores del sueño. No pararé hasta ago- - cación no concientizada tar cada espacio en blanco, cada fragmento de asignifi Esta tierra de televisores, todo lo pervierte. Cuando hablan de meditación lo que olvidan son los detalles centrales, lo que da cuerpo a tal práctica; a cam-

la forma clásica, que conserva la silueta fundamental de bio nos dan el bagazo, la cáscara externa que prefigura lo que buscamos, pero ninguno de sus nutrientes. Nos enseñan a guardar silencio, a callar frente a la inequi- dad. Nos enseñan que allá afuera nadie oye. Que lo único audible son las telenovelas, las radios alienadas, los ce- lulares inteligentes que liberan al usuario de agotarse usando su propio y ya raquítico cerebro.

62 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN La verdad está allá afuera. De mí mismo, de la aliena- ción, fuera de los mass media. Mi verdad son, serán estas palabras o lo que de ellas alcancen a rescatar.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Ceder a la presión laboral, más que a la amorosa, eso es lo que me mató. Sin esta hambre que acabar, ahí seguiríamos.

• Había un licor, un beber senos vaginas manicomio estructura Cheshire, natural

Elisa… Alicia, persona sífilis Cuando miras el desierto ya sientes el agobio

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Intento laboral. Papeles en contra... He gastado mis ahorros en el soborno de cambiar mis resultados. Soy optable.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 63 • Duc Denis Jules @DucDenisJules El país de las hamburguesas, de los hot dogs, de los servi- cios al público, todos están abiertos a mis deseos, a par- tir de hoy.

• Escribir. Hay que escribir con ganas, con huevos. Estoy

defensas sin ataque. De esa literatura estúpidamente harto de la falsa escritura y los adornos excesivos. De las respetuosa. Pero no es posible dejar atrás los discursos. Hacer- se el que la virgen te habla y pretender que nada pasa allá afuera. Es decir, nos educan para pensar de cierta manera. Para creernos ciertos cuentos. Nuestro libre albedrío queda restringido por dos polos opuestos. O crees en la ciencia o crees en Dios. Si andas de innova- dor, de rebelde, hasta puedes ensayar tu particular teo-

Einstein lo intentó y no le fue muy bien que digamos. ría unificadora.

inacabado. Un elefante blanco en este sentido. Su teoría de campo unificado es una prueba. Un intento En la postura clásica. Naces porque Dios lo quiso. Con un destino que atiende a sus más acabados proyectos.

señales que te llevarán por la senda adecuada. Es a través del continuo existir que vas entendiendo las

64 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Yo las percibí. O creí hacerlo. Si mi misión en la vida es escribir. ¿Qué fregados pasa con la vida? ¿Qué putas pasa conmigo?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El fantasma de un papel me persigue mientras reparto otros. Hoy no hay restricciones, fronteras laborales. Seré del mejor postor.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Hoy digo odiar tu no presencia en esta ecuación de no vida. Hoy abomino la falta de tu mano, la garra metálica del laboratorio...

• Arte era una materia para perder el tiempo y pasártela en grande. Creo que nunca pelé a mis maestros, aunque me pedían hacer tonterías sacadas de algún manual del siempre fueron los más queridos porque ni exigían ni torturador. No sé en qué momento y de qué manera dejé de ser un espectador pasivo y abusivo de la materia para convertirme en miembro activo e indignado de mis pro- pias acciones de fuga pertenecientes al pasado...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 65 • Duc Denis Jules @DucDenisJules La noche nos atrapó abrazados, en la ventana de su ca- merino. Huele a ella, a sus amigas. A zapatos sudados, a consuelo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules

sin otros seguidores que mis seguidos. Mensaje en la bo- Nadie, excepto Yess, sabe que poseo esto. Sin Facebook,

tella. Mar de pixeles. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Perderme en los ojos verdes, casi cafés de Yess. Perderme en su caricia sin atreverme a soltar lo mínimo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Soy un nombre, un nickname perdido entre miles y mi- llones de otros alter egos que algo tienen que esconder.

• Sandro de América era un cantante bastante popular en la década de los setenta y mi tía Petunia simplemente lo adoraba. A tal grado que, puesto que jamás pudo tener

66 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN un niño, su primera hija debió llamarse Sandra Améri- ca y la segunda, debido al mismo gusto, Rosa Maravilla. La canción inspiradora tenía una estrofa que decía: “Rosa, Rosa, tan maravillosa”. Según el sarcasmo del destino, de acuerdo con los nombres, así como mi ami- ga Blanca no envidiaba el color de los afroamericanos, Rosa tenía una piel llena de cicatrices de acné y tan ás- pera que... Y si vamos por su segundo nombre, de mara- villoso lo único que tenía era la crueldad para sus bro- mas y sarcasmos. Esa Rosa Maravilla fue la primera en dejarme en herencia a mi primera muñeca rubia ciclópea de toda la vida. Una maravilla, pues, si me preguntan...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules -

Hoy más que nunca amo sus orificios sin aroma, el ra ti, Diana. diante efluvio de su plástico tras la cinética. He vuelto a • Duc Denis Jules @DucDenisJules Inicio de destierro. Soy como Jimbo, habitante por sie- te

años del Palacio del Exilio. "Vuelvo ahora, hermanos, ¿quién correrá en esta cacería?"

GERARDO HORACIO PORCAYO • 67 • Abstraídos en sus modelos matemáticos, los fabricantes y simpatizantes de la Teoría de Cuerdas no se han dete- nido en el análisis de lo que afuera de sus cabecitas y sus modelos pasa. Menos aún en las tradiciones. En la Biblia, Dios crea al universo con la palabra. Lo crea mediante decreto, a tra- vés de la vibración de sus cuerdas vocales. -

¿No será que estos teóricos al fin descubrieron la pri - mera prueba de la existencia de Dios? ¿No será que el gónica? ¿Dios, construyendo, sin títulos, sin doctorados universo Matrix sólo coincide con esa leyenda cosmo en el o Harvard, el universo y corrigiéndolo cada vez que le viene en gana? mit ¿Postular lo anterior es emplear la navaja de Ockham o sólo otra estrategia para evitar dejar a Dios fuera de mi vida? ¿Qué putas pasa conmigo?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules En cada cita no acabada me imagino cerca del refrigera- dor con los discos de carne en la ayuda onanista. Aderezo para otros. Cocina procaz.

68 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Me miro, en servicios de embotellados, manejo de embu- tidos, administración de agua potable y en cada ramo la insidia de mi servicio es clave.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 69

Cinco

Hay núcleos básicos, estructuras no intercambiables y Da- vid pertenecía a una de ellas. David, Ernesto y él... La trin- ca del mal. Y nada que empieza mal, acaba bien. En aquel esquema aún faltaba Sandra, aunque Adal siempre consideró que ella lo suplía en la otra trinca. La del bien, suponía. Sea como fuere, tampoco es que Sandra pusiera obstá- culos para la visita a David. El fantasma de una pelea era quien se oponía. —No cabe otra que la ruta suicida —se dijo Adal y sacó de su caja fuerte la llave del departamento de David. Durante todo el camino, no dejó de preguntarse qué ha- ría en cuanto lo enfrentara. Y la respuesta siempre era

71 una negativa a anticiparse. Todo debe salir espontáneo. Espontáneo fue nuestro problema. Y ahí, justo ahí, se entronizaba el silencio. Llegaba para quedarse y dejarlo exhausto, extenuado. Otra vez ame- drentado. Quizá más que la primera vez. Porque ahora, justo ahora, el fantasma de su pelea lle- gaba para escupirle en la cara. —Tenías razón... Siempre la tuviste oh, gran maestro. Era un error andar con Yess, la prueba es que ahora, ELI- SA me dio el sí. Ensayo en la lejanía, en voz baja, aún a cuadras de dis- tancia del departamento. Diálogos como ése, o más idio- tas, le recorrían la cabeza. —Vengo a verte porque salí vih positivo, pero estoy se- guro de que Yess no tuvo nada que ver —como si alguien en su sano juicio dijera eso. Como si el escándalo, el escar- nio no fueran lo primero que acude a la conciencia, junto con la palabra sida... A nadie le interesan los procesos de ascenso, a menos que venzas los primeros rounds y has- ta te creas que puedes salir bien librado. Quizá entonces te vuelves técnico y hablas de tu esperanza en términos científicos. Un cáncer es cáncer. Y el vih termina en sida, en términos alarmistas, en términos de miedo, como esos que doblegaban a Adal. Hacía falta algo menos elaborado.

72 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Vengo a verte porque ando mal y me hace falta mi mejor amigo. El silencio dejó de silbarle en los oídos, en la cabeza entera. Caminó los últimos metros y se asomó en el por- tón para ver si el Pitufo, el Volkswagen azul, estaba en la cochera. Suspiró ante la ausencia y abrió con alivio la puerta del departamento. El mismo de siempre. Con lo mismo de siempre, pero sin David. Abrió el refrigerador y checó el abastecimiento de cer- vezas. Como hay dos six de barrilitos, sin cartón, ni se dará cuenta que falta una, pensó y la destapó con cuidado an- tes de dejarse caer en el sillón. En realidad, bien a bien, de muchas maneras, eran más que hermanos. Sólo a un hermano le dejas las llaves de tu casa. Y aunque ya tanto había pasado desde la última vez, David jamás le llamó para pedir la vuelta de ese manojo de piezas de cobre, para pedir nada, de hecho, aunque su cuarto alojara montón de cosas en préstamo. Se incorporó y fue de nuevo al refrigerador. Ahí, en un post-it, aparecía el nuevo número celular de David. Lo apuntó en el propio. Y suspiró. —Aún no es tiempo. Sólo es eso... Aún tienes que estar más preparado, ganar fuerza... —se dijo Adal y, botella en mano, dejó atrás el departamento.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 73 • El universo como Campo de Juegos de Dios. La idea aho- ra suena blasfema. Los griegos no lo pensaron así. Para ellos el mundo era el campo de batalla de los dioses. Tam- bién para los hindús, para casi cualquier sociedad de la antigüedad. Las cosmogonías primitivas postularon siempre esa

la tierra. eterna beligerancia de los dioses sobre la superficie de Me imagino a Dios, interactuando con sus creaciones, descubriendo poco a poco el empeño de éstas en negar- lo y fabricar sus modelos teóricos por la vía de la racio- nalidad. Me imagino a Dios cambiando de estrategia.

de vida o muerte. De hecho, siempre hay un instante en Uno no sólo juega a las conflagraciones, a las aventuras que se desea ir más allá. Quizá, hoy en día, Dios juega al ajedrez con la humani- dad. Una amplia partida, en el inmenso tablero de la tie- rra y el universo. ¿Y cuando alcance nuestra reina el borde de su table- ro? ¿Qué? ¿Cuál será el trofeo que recibirá cada ganador? Quizá Einstein le ganó una partida a Dios. Quizá a

otros a su juego. partir de ahí, Él empezó a cambiar las reglas, a invitar a Dios no juega a los dados con el universo. Dios juega al ajedrez racional con la humanidad... Quizá...

74 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Tratos tontos, pese a todo, con el papel he recibido la obligación moral de ir a grupos de ayuda para mi mal.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Mi mal no es mal, es una simple, estúpida enfermedad a la que le han colgado tantos milagritos negativos que...

Totalidad pornoplásmica de respuesta en el trabajo: ¡Guerra a la parte externa! mis cosas favoritas transformándome en coloide de deseos. Si fuéramos leyenda, o calculadora portátil...

¡Difícil lectura la del himen! herramienta programable con seis opciones La tecnología sexo-portátil Centro de color de interés adicional Acuerdo distante, ausente.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 75 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Para efectos prácticos, estoy al borde de un precipicio, con un arsenal apuntándome a la nuca y sin paracaídas.

• - - Un puente de letras es un artificio comunicativo que tie ne por objeto fincar de manera estable un discurso con La política en el uso de este puente, por ende, quedará veniente al original fiduciario que promueve tal evento. subvertida a los intereses de los originales inversores. A nadie más. Paradoja recalcitrante, este afán de cercar,

obligarlas a decir un discurso, como si en verdad eso constreñir el espectro significativo de las palabras para fuera posible, mínimamente ejecutable.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Terapia ocupacional. Sé que aún no es tiempo de estar cansado, pero empiezo a estarlo. En el periódico aún po- dría atacar...

un puñado de retribuidos, sobre todo del área de teorías Los premios están venidos a menos. Hoy en día existen cuánticas y atómicas cuyo prestigio está en entredicho.

76 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Se reconoció en determinado instante su esfuerzo, el descubrimiento de otras partículas, de otras peculiari- dades de comportamiento del universo microscópico,

- infinitesimal. La academia se apresuró a aplaudirles y varon una sorpresa: nada resultaba tan claro como en cuando trataron de reproducir sus experimentos se lle esos estudios. Ahora se habla de retirar ciertos galardones. Pero se habla poco. Otorgar y luego quitar preseas tampoco es el comportamiento que se espera de los hombres de ciencia. ¿Qué putas pasa con nosotros?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules - tiple, el mezclado nombre que te he dado. Nuestro hijo Dicen que no te debo fidelidad, pero no conocen el múl crece. Virus puro. Para ambos.

• Los puentes no sólo son fetiches, constituyen el tema más evidente. De hecho, de manera tradicional, en un la palabra fetiche referida, vinculada a la de puente. diccionario de sinónimos difícilmente encontraremos

GERARDO HORACIO PORCAYO • 77 Con los puentes suele suceder eso. Muy pocas perso- nas, muy pocos eruditos se han enfocado en la materia intrínseca de este concepto. Un puente es un puente. Y ha de tomarse en cada per- tinente eventualidad metafórica en su estricto sentido: - rritorios antes separados. Así, nada más. un artificio de fábrica humana o natural que une dos te • Duc Denis Jules @DucDenisJules La maravilla de un hijo virus es que puedes donarlo a cuantos amantes te plazca, compartirlo al garete, sin pa- peles de adopción.

• Vine a este mandala para encontrar a mi ser, no a mi padre. En esta cacería de ideales, de monstruos blancos, fan- tasmales o de cualquier tipo, en este devenir de año- ranzas y pérdidas, tratar de mantenerte unívoco, úni- co, con una sola meta es una de las cosas más complejas que puedas imaginar. Seguir siendo, cuando una parte de tu ser te pide dejar de ser, abortarte a ti mismo en el intento de cesar de ser foco de infección, radiador de la misma cosa que avanza por las venas. Glóbulos blan- cos que hablan de algo que lentamente va evolucionan-

78 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN do dentro de ti. Asintomático, contagioso... aberrante, abyecto... La venganza es una buena consejera que te mantiene en una sola línea de argumentación. Pregúntenle, si no, a Moby Dick... Llamadme Adal, no Ahab... Llamadme, aunque esté muerto.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules margen de todo. Traigo entonces mi maleta. Y las alar- Diana se regocija, mi nuevo oficio es insulso. Nimio. Al mas suenan. Otra vez.

• Y ella. Su sonrisa de labios incipientes, sus ojos escuetos y semi-rasgados. Ella y la noche sin luna. Ella y el caos de actuaciones. El caos de sentimientos. el sueño mismo. En el lobby, los garrafones de sangría, Es tan difícil alcanzar la edad del sueño, sin alcanzar - chos vericuetos de ese patio mínimo venido a auditorio. los poetas desfilando como en pasarela por los estre La placa de bronce dimensionando el acto: La casa del Escritor. Creo que fue la última vez que acompañé a Er- nesto a un evento de esos.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 79 La palabra amistad acartonaba nuestro avance. Los poetas acaparaban famas fugaces, saludaban efusiva- mente, como si cada uno fuera el dueño único y verda- dero del espectáculo, pero Ernesto sólo tenía ojos y oí- dos para ellas, todas ellas, aunque en especial para la semi-oriental de formas perdidas, aquella mujer amu- leto que ya había seleccionado por detalles fortuitos y que era ya una promesa de cambio drástico de estrella... Hacia una forma positiva, no negativa de la suerte, como aseguraba que a mí me había ocurrido con Yess. —Te ha jodido... seguro ya nadie podrá leerte el futuro por meterte con una gitana... —¿Y qué pasa cuando te metes con una japonesa?

por ahí... y, en todo caso, supongo que serán incapaces —Es gaiyin, mezcladita pues, o sea que nada ortodoxo de leerme el I-ching después de ella... pero como aquí nadie lo lee... Voy de gane... Además, no planeo que haya un después de ella. Noche de sangrías y poetas... noche blanca y vomitada que nos arrojara a la tradicional soledad, a una madru- gada de cervezas quemadas, cerca de un callejón de mu- jeres de la noche, ya ausentes o retiradas... afortunada- mente... Pero eso fue antes... mucho antes...

80 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules ¿Digo la verdad o mi verdad? ¿Se parecen? ¿Son gemelas o doppelgängers? Voy aprendiendo, por separación. Voy.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Mis decisiones en el suelo. Me dan ganas de ser judicial, de meterme al narco, de ser asesino profesional y no es- tar en brazos de Yess.

• Sobre todo el ritmo, la sincronicidad. Por eso a veces re- en todas las ventanas, todas las teles, todos los carteles sulta tan difícil, tan exasperante el ritual. Poner cortinas no habilitados para la tarea, presionar play en el disc- man, el iPod o el MP3. Y soltar los dedos. Dejarlos caer como cascadas, go- tas de lluvia sobre las teclas. Una tras otra. Sin pausas no melódicas, sin apresuramientos de metralla, sin la mecanicidad de la psique amaestrada que a todo bus- ca agregar su pizca de edulcorante, de conservadores tan antipoéticos como sorbato de potasio o benzoato de sodio. Sin otra cosa que la música, en su pura, genui- na esencia. El latido de la batería, el respirar del bajo, la risa de la guitarra. Todo, en diez dedos, veintisiete no-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 81 tas para torcer, abatir, restaurar, reconstruir, crear alfa- betos y silabarios, diccionarios enteros. Esto, eso, aque- llo, lo de más allá. Anónimos para pervertir como en los tiempos de Adán. Como eso. La patente del ayer ha caducado. Los cromosomas se mezclan. Los hijos del pasado, quedaron ahí. También sus palabras. Las tuyas palpitan, pulsan, primero fragmentaria- - ga procesión de los sentidos y los contrasentidos. mente en las teclas, luego en la pantalla. Y desfilan la lar Como eso, parecido.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Su prima me echa las cartas mientras navego las cubas de toda esa noche en bamboleo. Carta doce, repite.

82 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Seis

Algo quedaba claro: en la huida, en el simple hecho de mo- verse, su cabeza se despejaba y era capaz de ver más allá. Mucho más allá. Era como despegar el ojo del ocular del microscopio para asomarse al periscopio y ver lo que afue- ra, lejos de las asfixiantes aguas, ocurría. Por eso, no lo dudó. Salió de su cuarto de azotea con una pequeña mochila, un libro, una libreta y una chamarra de mezclilla. No hacía falta más. En el autobús, en ese viaje a la capital, repasó las rutinas, el viejo conocimiento sobre los mercados sobre ruedas y se apresuró a tomar el metro con una idea clara del café que estarían ocupando. Le bastó acercarse, mirar tras las ventanas para ubicar a las Elizabeth. Ahí, frente a frente, en acalorada discu- sión, pero con esa calma tan ajena al ajetreo capitalino y tan propio de una reunión más que asumida.

83 —Hola, Bet. Hola, Eli, ¿les molesta si me siento? —Adal, ¿dónde te habías metido? —En el patio trasero de un congal —bromeó, con mal tino. —¿Viene contigo Teo? —No, Eli. ¿Necesitas votos? —Ves, Bet... y todavía hay quienes dicen que no nos co- noce. Seguro me conoces mucho mejor de lo que Javier ja- más me conocerá. —¿Has oído de la nueva ley contra los circos? —Sí, terrible... Peor si lo ponen en marcha. —Lo van a poner... eso te lo apuesto —aventuró Eli—. Te lo firmo, nomás dime dónde. —¿Y discuten qué pintar? —Qué hacer, más bien —aseguró Bet. —Pintar es hacer —afirmó Adal, inspirado por aquel par de chicas. Era lo terrible de estar con ellas, enamorar- te, creer que te enamorabas de ellas era tan fácil. —¿ de elefantes? —se burló Bet, como si en fechas recientes alguien le recriminara sus límites o su obsesión configuradora. —Pero muertas. Marionetas muertas, Bet. O cadáveres de leones junto a los banquillos y enseres de piruetas, con los látigos sobre ellos. —Nadie dijo que los fueran a sacrificar, a los animales, digo.

84 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Si prohíben el uso de animales en los circos, ¿qué van a hacer los del gobierno?, ¿poner un asilo para animales retirados? —No inventes... Y justo ahí, en el gesto horrorizado de ambas, pudo ver los reflejos. Las condiciones de semejanza que iban más allá. Son doppelgängers... ¿De quién?, pensó unos segun- dos, mientras los trenes de pensamiento volvían a arribar a una sola vía. La plática continuó, inevitablemente por el camino del arte, creció con la llegada de Noé, con la de Javier. Cada quien, a su modo, aportando esa tensión, esa certeza de que el arte debería de hablar de esas cosas. Antes de que pasaran. O mientras pasaban. —Lo peor del arte —apuntó Noé—, es que tiene el sín- drome de Casandra. Nadie le cree, antes de que suceda y, en las retrospectivas, ese aliento de superstición vuelve todo creepy para los críticos. Eso era algo que añoraba Adal, ese entusiasmo teñido de pesimismo, no el derrotismo teñido de entusiasmo que se vivía en su ciudad. —Es lo bueno de que vivan aquí. Aquí siempre pasa algo. Siempre hay pastel que repartir... Con nosotros hay peleas en los planes de fiesta, antes de que siquiera haya presupuesto para el pastel.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 85 —Crítico el problema, máster... ¿Oye y por qué no tra- jiste a Teo...? —Pertenecer al sector productivo hace estragos a tus planes de viaje y a tus viáticos, más si eres subempleado. —La maldita X de la autosuficiencia... —Y que lo digas, Javier. Mirándolos ahí, en ese interactuar de bolas de billar en una mesa, volvía a ser clara la presencia del deseo como motor. Cuatro personas, tres triángulos amorosos en ro- tación extraña pero perenne, con satélites de amistad, de los cuales él había sido uno... Quizá lo seguía siendo. —Y tú, Adal... ¿cómo vas a marcar de arte tu ciudad? — dijo Javier, adelantándose a lo que ya cosquilleaba en la boca de Bet y quizá en la de Ellie. Algo sobre ese zoológico abierto, los circos, el Parque Ecológico. —Con un tache, por supuesto, Javier. Como tú, con un maldito tache —aseguró Adal y ahí, justo ahí, empezó a crecer su proyecto de muerte sorpresiva a muerte artística, a nivel instalación citadina. Claro que Adal no dijo nada al respecto. Absolutamen- te nada.

86 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Tarot, I Ching, lectura de líneas. Todo es nada, nada es todo. Tras mi última noche con Diana, madre me ha pe- dido mudanza inmediata.

• Si un barco es un puente. Si un fetiche es un puente... La resultante es de aritmética simple: el capitán de un barco ha de hundirse con él. Metáfora renca. Más simple: un fetichista suele morir atado a su fetiche, en el timón de él.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Estaría feliz por mi independencia, en otros momen- tos. Hoy sólo veo la cara de asco de madre. Todo se me revuelve.

• Y se hace necesario, indispensable, el confrontarlo todo. Por un lado, el amor idealizado. Por otro, las caídas in- diferencia? evitables. ¿Qué lapso los separa? ¿Qué trazo define la Spleen e ideal... Baudelaire lo supo antes.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 87 de cachondez? Y puestos en eso, qué es la cachondez... ¿Es precisa la estética para alcanzar grados excelsos -

Acaso Charlie Parker o John Coltrane, soplando el extre broncíneo instrumento. O es la imagen de aquella chi- mo de un saxofón... o son los sonidos que arrancan a su ca en el yate mientras George Michael canta en segundo plano. O es la carencia de todo lo anterior. O son los sin- sabores del ser... Nada importa ya. El crucero ha levado las anclas, deja- do atrás el inmaculado puerto del amor occidental, del amor afectado. ¿Qué ruta, que circunnavegación depara ahora el futuro?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Estoy molesto, enojado. La última llamada por celular me ha hecho gritar. Golpeé al gerente. Ojalá alguien me hubiera desconectado antes.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Mi peor enemigo soy yo. Doppelgänger, sombra doble que crece dentro de mí, personalidad paralela, sustitu- ta en la furia.

88 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Hay falsas pisadas que he aprendido de memoria y repa- so como si fuera un antiguo virtuoso del piano en un falso e insonoro teclado, pero sobre las teclas de mi guitarra inalámbrica blanca, tipo Fender Stratocaster, esperando conectarme al juego de algún vecino, alguna casa cerca- na a mi devenir. Sólo en dos ocasiones los gritos destemplados han asegurado mi efectiva incidencia en el devenir de ese - yo. La coincidencia sería mayúscula en cada caso. juego. “Heart Shaped Box” es la rola que siempre ensa introducir con el whammy, que terminaban generando Ahora extraño esas pequeñas variantes, que podías tu propia versión de aquellas grandes rolas. Si pudiera retractarme, le quitaría a David el cassette que le regalé. No sé por qué siempre nos imaginé a bordo de su pitu- fo, con mis versiones de Guitar Hero de fondo mientras avanzaba la diversión. La última vez que me subí a ese vocho azul, David declaró no saber el destino de mi gra- bación. Hoy ya la hubiera pasado a mi cel, estaría escu- chándola en este momento. momento ciego de abordar una consola en pausa y de ir Aunque, a decir verdad, prefiero este juego. Añoro el pulsando las secuencias a ciegas. Si fueran más de dos las coincidencias podría apostar a que Dios, aparte de novelista, es rocker.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 89 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Ojalá todo fuera tan simple como emitir dictámenes. Ahora me lo digo recordando mi trauma japonés. Y nada, no queda nada ya.

• Moleskine para la ambigüedad. Ansia, estímulo de es- critura entre dos tapas negras de imitación piel, en el mismo papel cultural de tenues renglones sepias. Y la sensación de que muchas historias, muchos escritos constituían una ofensa a esas hojas hechas a mano. Lo más terrible de los Moleskine, en ese sentido, era

perspectiva pragmática; como si tal concepto tuviera su precio. Gasto exorbitante, incosteable desde una cabida en el ámbito de lo literario, como si alguna vez la escritura pudiera elevarse al estrato de lo empresarial. Pensar en Hemingway, en esas ocasiones no solía ser re- confortante. Su mirada no derivaba por los meandros de lo creativo, sino por los del goce. Hemingway y sus cacerías de rinocerontes, sus citas con estrellas de Ho- llywood... Sueños más allá de su horizonte. A cambio de matar rinocerontes, buscaba el orgasmo escritural que equiparaba: acabar una novela. ¿En cuántas Moleskine cabría una novela? Lo más iró- nico: de seguro, Hemingway nunca pagó tanto por esas

90 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN por esa senda suponía un cúmulo de quejas, una vuel- libretas. Él les dio su fama, su plusvalía. Pero transitar ta de regreso al odio original, al de la cuna, una lucha con los hados del destino que jamás podía sostenerse de manera clara, concisa. Lucha lateral, de defensa, más que batalla directa, cara a cara. El deicidio como temá- tica de video game solía ser el preferido, la óptima, ade- cuada descarga, la vía catártica para resolver corajes, humillaciones, malas suertes. Su segunda Moleskine se convirtió en deseo y auto- censura a un tiempo. En un pensamiento que lo habita- ba en cada pausa de las actividades cotidianas, en ese esa Zona Muerta donde no eres actor ni público de la es- momento de abandono, punto de estática extraña; en cena, en todo caso, escucha anónimo que no comprende los códigos de la plática. Zona Muerta sin lugar, espacio - para escribir, para dejar fluir la hiperquinesia en activi Así, como eso... dades físicas o simplemente huir. • Duc Denis Jules @DucDenisJules como la mía. Me queda rabona tu obsesiva mirada. Tu No bastan tus juramentos Urs. Queda corta tu fidelidad, ser sin mí.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 91 • ¿Navegar la vida o contemplarla? - ción, de arriesgadas industrias que indagan los límites Resulta paradójico que cuando hablamos de explora de la realidad, se hable de marinería. Paradójico porque hoy en día navegar es una empresa simple, prácticamen- te contemplativa. Paradójica porque, incluso en el pasa- do, quizá el noventa por ciento del tiempo de aventura se gastaba en labores mecánicas, repetitivas, en las labores propias de un hogar marítimo para no naufragar psico- lógicamente y así conservar el curso. Y hasta en el pilota- je, sólo las circulares actividades de atender velas. Quizá todo es más simple. Construir una metáfora no

Si navegar es el lapso de aburrimiento, de tedio ago- es justificar su lógica, sino hacerla ejemplo vivo, eficaz.

entre el cielo y el mar: el momento mismo del descu- tador frente a la infinita amplitud, la invisible frontera brimiento es apenas una nimiedad temporal, en simple comparación. Un instante. Una nada. Una breve pausa entre el descubrir y el volver a navegar.

la vida es aguantar su tedio, su monotonía en ese largo ¿No es esta metáfora suficientemente clara? Navegar tránsito que va del punto de partida al hallazgo mismo. Y tener la claridad de visualizar que la mayor parte de los descubridores sólo encontraron una tierra...

92 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Y aquí, justo aquí, es donde encuentro la clave: ¿no será que vivimos apabullados por el modelo insatisfac- torio del comercialismo? ¿No será que hoy en día Colón sería visto como otro idiota más que no es capaz de su- perar su primer hallazgo? Un one hit wonder para el ol- vido o la ampliación del catálogo de la mediocridad...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Emborracharse así es un acto suicida, es asegurarte de quedar inerme, abierto a la violencia. Y tiene garantía de falla casi al cien por ciento.

• ¿Quién en sus cabales empezaría una novela, una biografía con algo así? Nadie. Y yo tampoco las tengo to- mis cabales. De hecho, estoy fuera de mis casillas, fue- das conmigo. Es decir, no se puede afirmar que esté en ra de diplomacia y perspectiva. Estoy instalado en la fu- ria. Nada más. Y ahí, así, podrían resumirse mis años de

- existencia. ciente. No soy partidario de los minicuentos. Ni las mi- Más que patético, tal acercamiento me resulta insufi - quiera me gusta, aunque sea fácil de corregir: crobiografías a la Lennon. Tampoco soy Lennon. Ni si

GERARDO HORACIO PORCAYO • 93 Imagine all the people living life in shit. Porque no sólo lo imagino, lo vivo. O sobrevivo, para el caso es lo mismo. Y ya lo dijo, alto y claro, Lester del Rey: “escribir para el cajón es masturbación”. Y no es que tenga nada en contra de Onán y su hobby. Es algo más simple. Estas son mis últimas palabras. Mi último intento por - so que nos tocó vivir. explicarme a mí mismo, a mi generación, al puto univer Así que: ¿tono mayor o menor? ¿Literaria, bestsellera, canónica o contracultural? No importa. No demasiado. Sé cantar en registros dis- tintos, pero esto no es un canto: es un puto grito.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Ahí te hubiera querido, David, de árbitro de mi alcoholis- mo y autoconmiseración; ahí, recio y total; impositivo...

• Entre esos estudios que ubican al universo como un mero modelo teórico hay quienes han llegado a postular

- la existencia de todo como producto de una simulación. cha. La teoría surge del análisis de contradicciones. De El universo Matrix. Así de escandaloso como se escu

94 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN - rante el big bang - posturas extremas como aquella que asegura que du todas las leyes físicas eran una varian - te de sí misma, cuya versión final, una vez terminada la presada en las leyes actuales que impiden que todo se génesis catastrófica de nuestro universo, quedaría ex venga abajo en un parpadeo. La única salida a tanta contradicción, de acuerdo con - ja de Ockham: si las pruebas resultan irreconciliables los teóricos del universo Matrix, es a través de la nava es porque se trata de una realidad simulada, a la que se adenda, corrige, apuntala algo cada vez que ésta está a punto de naufragio. El universo como videojuego de Dios o de los dioses. cualquier esperanza para nosotros, para nuestra ansia Eso explicaría muchas cosas. También haría pedazos de trascendencia. ¿Qué fregados le pasa a la naturaleza, a la humanidad? ¿Qué le pasa a Dios?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Ya no te veo, David. Ni por error. Sé tu rutina, también que me he vuelto tu sombra. Tanto que no debo mirarte más.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 95

Siete

A veces las cosas suenan mejor en la teoría que en la prác- tica. Lamentablemente, esa era una característica distin- tiva de Ernesto. El viaje en autobús, el reunirse con sus amigos astróno- mos, todo eso estaba en el margen de lo tolerable. El resto, no. Ebriedad caminera. Diálogos de nerds. Nada más te- rrible que eso. Una imagen repetida del absurdo. Espejo contra espejo. —Son como políticos —descubrió sorprendido, pero ellos seguían instalados en una discusión bizantina que algo tenía que ver con la Agencia Espacial China—, ni si- quiera escuchan sus posturas... Mucho menos los proble- mas de alguien que no sean ustedes mismos... —acabó de decir como retándolos a rebatirlo, a atacarlo.

97 Pero ahora un nuevo debate los ocupaba. Eligio votaba por abrir un merlot, Jacinto por un zifandel y Ernesto ase- guraba que nada era comparable al syrah... Mientras re- partían las últimas latas. —Voy a miarbolito... —Llévate por ai la mía —albureó Jacinto, pero Adal ya sólo buscaba en el horizonte, en los rasgos geográficos que eligiera para triangular la caída del aerolito que vis- lumbraran poco antes de encontrar la zona elegida para el campamento y la fogata. Mientras avanzaba, con la lámpara de diodos a pleno rendimiento, las frustraciones crecían. De varias mane- ras aquello era un completo desperdicio de tiempo y dine- ro. Ni siquiera en el camión había logrado establecer una plática cercana. Todo eran exterioridades apenas maqui- lladas por los problemas del bloqueo en la escritura y la falta de publicaciones. Alcanzar las profundidades para hablar de su proble- ma, para siquiera plantearle la complejidad, parecía im- posible. Y de esa imposibilidad crecía el remate negativo. El hacer inolvidable su partida como parte de una herida. —Tampoco están peleados... Un arte hecho de heridas... O la herida en el centro del arte. Quizá ese tema central quedaba por definir. Un tache a la ciudad y sus pobladores por su permisividad viral. Por el avance en el deterioro enfermo que daba vida a una

98 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN nueva y precaria carne... O como mera celebración fúne- bre de su absurda partida. —La moneda está en el aire —dijo Adal y justo en ese momento distinguió el resplandor de esa piedra todavía en ascuas. Ígnea en más de un sentido. Se aproximó. Aún llevaba la lata de cerveza cerrada. —Por ti y por el mañana —abrió la lata y la vació en- tera en la roca que semejaba un carbón. Siseo, vapor y humo. Luego el crujir de cristales que se quiebran. La roca se partió a la mitad, dejando expuesto su oscuro nú- cleo—. Eso fue bello —concluyó. Era justo como los vectores de fuerza que tironeaban de él. Debía hacer que su suma trabajara hacia sus objeti- vos. No al revés. El genuino arte no debía disfrazar la ra- bia, sino enfocarla. —Bueno, al menos ahora están claras las señales del cielo... Y la presencia de un talismán —dijo y se sentó fren- te a la roca. No le importaría esperar hasta la mañana a que se ter- minara de enfriar. Ahora era su roca. Su mensajero del cielo...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 99 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Y me espanta ahora ser tu doppelgänger. Que me mires y caigas en condena. Y me duele tanto no tener otra ruta de escape.

• Alicia y los inicios. Alicia y los simulacros y los conejos. Vueltas y más vueltas para evitar decirlo todo. Para evi- tar la franqueza. El inicio más visible de esta historia mía comienza con la respuesta de Dios. La cosa es de fácil síntesis: tras - ras, tras años sin ver un telescopio, de pronto: no sólo un años sin expediciones a bosques húmedos, de conífe campamento astronómico con Ernesto y sus amigos (¿o deberé decir sus otros amigos?). No. Más allá. El grial en la primera incursión.

Todos borrachos. Sólo yo con ánimos de escrutinio. Y Una bola ígnea cruza el firmamento. Todos cansados. ahí, sin más, el ovoide ígneo, en un hueco de tierra. Aún humeante. Aún caliente. - ten milagros. Es decir: ¿a cuántas personas conocemos Un mensaje de Dios. Una prueba de que, mínimo, exis que hayan recuperado un meteorito, justo en el instante

100 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN en que se pedía una respuesta a Dios? ¿A cuántas, a ver, díganme?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules A ti no te veo más, Neto. Es como si mi fusión con la ciu- dad capital me obligara a un naufragio de cumbres rela- cionales. Bye.

• Esto es falso. La historia no empieza así. La escena sigue en mi memoria. La imagino en video. Allí sería ideal: Diana a mi lado, desnuda, atractiva, irresistible. Diana

A eso huele. A más. después del sexo. Toda sexo. Entera, húmeda, incitante. —Esto no va a ninguna parte —asegura. Me incorporo apenas sobre el codo izquierdo. Miro su labios en puchero rojo, sus enormes ojos azules. perfil: su nariz respingada, sus abultados pómulos, sus es una rama de la arqueología submarina, ¿sabes? —¿Y a dónde tiene que ir? ¿A la Atlántida? El sexo no —No hablo de eso. —¿A la luna, entonces? —N-o... Cuando niño, semipuberto y adolescente, soñaba con esto: yo, al lado de la nueva muñeca rubia de mi prima.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 101 menos de la bailarina de amplios y abultados cachetes, Del modelo sofisticado, no de cualquier otro; mucho de ridícula coronita en la cabeza; o de la enorme ver-

tiente, casi caminadora, preparada exprofeso para ser la de vestido morado, de noche, de gala. La saturada de laboratorio de experimentos cosméticos. Me refiero a diamantes. sa cuyo nombre no recuerdo. —¿Estás rompiendo conmigo? É —Como si pudiera —dice, sin mover nada, ni sus se- nos. La luz saca destellos a su gargantilla, a sus aretes, pulsera y anillo. Enormes circonias como único ropaje, - minan a la altura de los bíceps. si exceptuamos los guantes largos y morados, que ter Diana es mi sueño hecho realidad. En un sentido. O aún mejor: Diana es parte de un sueño que no termi- na en ella. No hay sueños, ni metafóricos ni psíquicos, simples. —Debería armarte una escena. Ya estás pensando en esas cosas, otra vez. —Entre más te tardes en contestar, más cosas locas van a pasar por mi mente. —Lo que digo es que no quiero tener un hijo ahorita, en este estado. Imagínate qué cosas heredaría. —Me hago una buena idea.

102 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Yo diría que empezáramos por operarme los pies. Bueno, justo después del legrado. Miro su empeine, el dedo gordo, el meñique y no me queda sino darle la razón. Es necesaria la cirugía estéti- ca. Urgente. —Primero lo primero —insiste ella—. Te apuesto lo que sea a que no pensaste tener un aborto conmigo. No puedo negarlo. Uno rara vez piensa en algo así, en casos como este. No creo siquiera que David pasara por esto. Tampoco he querido preguntarle. —Chuck Palahniuk decía que son parte del nuevo romanticismo. palabras. —No exactamente. Creo que tergiversas un poco sus —Será porque no me las cuentas bien... ¿Te imaginas, Adal, cómo será el embrión? ¿Olerá a plástico, como yo? ¿O a ti? ¿O a los dos juntos con condón y lubricantes? Y no. No puedo, no pude visualizarlo. No todos los días te pide tu muñeca, tu real doll hechiza, hacer algo así. Algo queda por aclarar: lo falso es el inicio, no la escena.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 103 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Neto era un títere famoso de nuestra tele. Mi nombre es parodia igual de estúpida, supongo que esa es la parte de patético doppelgänger.

• Los sectores del desastre. ¿Desde qué ubicación puede adquirirse una verdadera panorámica? Somos necios, somos tontos y locos. Resulta que nos negamos a aceptar las cosas más simples en su genuina y nítida simpleza. La ciencia ha develado los misterios del mundo, pero seguimos empeñados en encontrar un secreto. Una razón ulterior. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar esa simpleza? En términos de supervivencia, quizá la inteligencia haya sido nuestro as, nuestra estrategia ganadora. He- mos perdurado como raza, pero pagamos un alto pre- cio. La angustia es lo que nos queda, lo que tenemos. No es un trueque. No, nada que ver. O quizá sí. Quizá es la diferencia. Pagamos con angustia el derecho a seguir en esta tierra. Veremos si podemos superar a los dinosaurios. Ya veremos.

104 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Quisiera pasear la avenida de antros en el Pitufo, con el soundtrack que te diera David y creer que la magia de las chicas está por iniciar.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Quisiera escribir mis cartas de relación, mis crónicas de viaje, mis diarios de abordo, mi despedida de una puta vez.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Pareciera que tengo una libreta para la corona, otra para la tripulación, otra para la iglesia. Y todas con sus verda- des a cuestas.

• Aero, meteoro, gnoseolito caído en llamas. Como ángel arrojado, como joya demoniaca que encuentra primero mis sentidos, luego mi orientación y hasta mis manos. ¿Quién patrocina mis venganzas? ¿Quién las promue- ve? Tal es la serie mutante de cuestionamientos que se me van pudriendo en el pecho mientras la normalidad, la urbanidad y las buenas costumbres van sucumbien- do al influjo magnético de su consistencia mineral.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 105 Tú eres piedra y no pretendo armar una iglesia de la venganza, sólo satisfacerla. Ha sido tan hermoso ver el fallo generalizado en dos dependencias de gobierno, en la centralita del hospital que me hablara por vez primera de Elisa y las vertientes de este terrible desconsuelo. He vuelto a Las mil y una noches, sólo que ahora en versión Burton, prologada por Borges. Y nada se pa- rece a lo antes visto. Nada. Djinn vengativo, malicioso, no servicial, que ha de ser sometido, forzado, engaña- do hasta la esclavitud. Miro mi piedra y no sé de dónde

o simple imán que despierta las más oscuras sendas de le surge la magia. Genio sobrenatural, exobiología viral esta naturaleza tecnológica en que vivimos ahora. No lo sé. Es como descubrirse a merced de los vientos en un velero, una balsa mal armada y en altamar. Ayer Diana sufrió la colateral secuencia de un coctel que incluyó un poco de demasiado alcohol. Sus joyas y mi impaciencia, mi desfogue desesperado en este trío virtual que ELISA nos impone. Hoy Diana es una ausencia. En su lugar, en el rincón hay una muñeca rota, amordazada, mientras averiguo cómo repararla. Por un momento pensé en llamar a Da- - var... aquellos pies, aquellas réplicas de actrices porno vid, a su fabricante... Luego recordé la sex shop del bule

106 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN favoritas. Empiezo a hacer cálculos y cuando acabo, una soterrada alarma aúlla en mi cráneo. ¿Y si esto es ya el metiéndose con mi cerebro? ¿Y es el inicio de la locura? ¿Y si ya no me doy cuenta más vih de mi derivar hacia el mundo de las paredes acolchadas y las camisas de mangas larguísimas que se atan a la espalda? Todavía no, me digo. Aún es muy pronto... pero no sé si creerme o no...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Quisiera levantarte un altar, dos altares. Hasta tres, si le pusiera a Bet una instalación para alabarle el desdén, pero...

• Jesús era un puente. Uno entre Dios y el hombre. Entre traductor de lo insintetizable a lo sintetizable. la consciencia infinita y la finita. Uno que fungiera como Eso si aceptamos la premisa básica: Jesús era hijo de Dios. Traduttore, traditore, reza el dicho entre los hombres de letras. El traductor es un traidor.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 107 ¿Es eso Jesús? ¿O sólo somos, fuimos, bestias ignoran- tes incapaces de entender el más conciso mensaje que él nos entregaba?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Altares a las enamoradas desconocidas, a las culpables de suicidios alcohólicos, a las musas de este plan de in- tervención suicida. Ocho

Abandonar toda pesquisa sobre el origen de aquella enfer- medad era lo cuerdo. Lo adecuado. Engañarse pensando en el dentista, en alguna aguja in- fectada durante el análisis de control, baladí. Regresar a Yess y culparla como sospechosa común... Era repulsivo... Quedaba Úrsula. Úrsula y su enorme hueco... Su ausen- cia, esa que parecía volverse su piel, su esencia misma. La mujer que no estaba... Ya había recorrido sus sitios habi- tuales, de los fresas a la universidad, pasando por cafés y parques... Quedaba aún una salida, una tan peligrosa como esperar a David sentado en su propia sala de tv. Y ése, tendría que ser el último recurso. Por eso, aquel día, Adal se metió a un café internet e ini- ció el asedio en redes. En cada una, mandó mensajes re- dactados con cautela, casuales, no desesperados. En los

109 dos últimos sugirió la posibilidad de encontrarse en cier- ta cafetería de histórica trascendencia para ellos. Abandonar es algo que uno jamás sabe cómo ha- cer, pensó, luego de chatear con amigos casi olvida- dos, luego de revisar perfiles de viejas novias o antiguas pretendidas... Y, de pronto, en ese derivar, en ese surfeo de redes socia- les, lo notó, aquello se hizo perceptible: todo su esfuerzo era como la copia de esa misma futilidad, tratar de decir adiós a quien no te recuerda... —Deja de perder el tiempo y vuelve a lo tuyo. Escribe, traza al mínimo detalle tu intervención artística y llévala a cabo —se recomendó. Acto seguido y sin mayores aspavientos, volvió a la cen- tral camionera.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Si yo fuera el arquitecto de esta vida, estaría enojado conmigo mismo por tanto interferir, por tanta tonta oposición...

a Bet era la presencia de Javier. Siempre junto a ella. Ahí, Supongo que, a fin de cuentas, lo que me impedía llamar al margen.

110 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Ahí, al principio ajeno y, en tres pases mágicos, en tres - lecturas de sus trabajos, amigo. Sin sus malditas fijacio las equis, supongo que no estaría redactando esto. Mu- nes integristas, sin sus catálogos sobre el significado de cho de lo aquí plasmado, surgió de discusiones con Ja- vier. Mejor dicho, se aclaró ahí. Estuve a punto de escribir: envidio a Javier. Pero no es sola dosis. Lo sé. Lo veo tan claro como si ya hubiera es- cierto. Meterse con Bet es la gloria y el infierno en una tado en su cama. Tampoco es que la desprecie. Enamo- rarse de Bet es simple. Desearla aún más. Supongo que lo único que me mantuvo al margen de gruñí por lo bajo, la primera vez que dictaminara. su piel fue su terca clasificatoria sobre mí. Recuerdo que —Tranquilo, no lo hace de mala fe. Bet es así. Entien- de una parte del mundo, pero pocas metáforas. Y menos con un guiño y me llevó a mirar sus propias pinturas. cuando se acercan a la ciencia ficción —aseguró Noé Si he de ser sincero Noé fue mi ancla real al grupo. Ni siquiera Teófilo jugó ese papel. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Camino sin pensar. Mando mensajes a Yess, no a Palmi- de modelo vigente. ra. Cortés se aparece de nuevo, en óxido y apeste. Mierda

GERARDO HORACIO PORCAYO • 111 • La hoja en blanco es mi mar. La pluma, la máquina de es- cribir, la laptop, mis carabelas de frágil materia. Y éstas son mis bitácoras; las que incluyen el tedio, las que en- cuentran nuevas tierras, muchas veces sin saber que se ha triunfado. - giera resultados, quizá esta labor sería más simple y Si tuviera una reina tras de mí; si un mecenas me exi también más demandante. Pero soy un vikingo que viaja solo. Soy el hombre bar- bado que puede terminar en la olla de los caníbales o en

Soy una serpiente emplumada que no podrá llamarse el sagrado altar de los mexicas. Quetzalcóatl.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Quemar naves, esa parece ser la herencia del conquista- dor, la única frase que gira con vértigo irredento, como faro de navegar.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Una gata, un arbusto, una vieja postal. Nada a salvo mien- tras arranco y reúno todo al centro para la hoguera de mi vanidad.

112 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Como el tesoro de Moctezuma, como la gente del terre- moto o del tsunami, casi al revés. Elijo lo que se salva, lo demás a la pira.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Y arde, se crispa y chamusca el estandarte de mi ayer marchito y sobreestimado, el cúmulo de objetos que me definían. Soy libre. • Ballantine’s, White Horse, Jack Daniel’s ellos son los dioses del relapso son los curas de la herida en los paneles Son este empasto de vida el recuerdo en la huida Muere es la sentencia muere en mí Has maldecido nuestra estirpe en este páramo sin realidades estragado toda efigie Queda una silueta un ángel sin embalaje Queda tu vida detrás de la mía justo la que está en mi mira.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 113 • Duc Denis Jules @DucDenisJules A mi espalda la guitarra, a los costados dos maletas, una con Diana, la otra con lo necesario para una semana. Y cajas para recoger después.

• Si la carabela es un puente, ¿todo trayecto que no llega a ninguna parte, a la costa de un género, es mero tiem- po perdido? ¿O es entrenamiento de piloto, fogueo de navegante?

incierto… No queda sino devenir en la experiencia de lo La pluma, la máquina, la laptop, son mis carabelas. Y su capitán ha de hundirse con ellas. Al menos eso que- da claro. Quizá sólo eso.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Cargo a la espalda, desde ayer, la guitarra que juntos to- cáramos. Quiero tu fetiche y no me quedan sino e-mails y vacíos. Huecos de no ser.

114 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules

Extraño la laptop, sus teclas firmes, su pantalla de poca adoraba. definición y letras fantasmas. Ardió como bruja. Y la • En algún lugar de la marcha, de cuya ruta no puedo acor- oscura jungla de asfalto, a través de la bruma y el aire im- darme, a mitad del camino de la vida, extraviado en la puro, perdido, sin un Virgilio como guía de turistas, sin inerme, furioso, yo. otra cosa que los comerciales infiernos, yo. Insatisfecho, Canta, oh, Musa, la historia del hombre de multipli- cados senderos, canta esa crónica del rompimiento, la amargura y la venganza. Canta la odisea degradada de un ser que se negara a la mediocridad de la vida cotidiana y buscara algo más - ta las jornadas de esa escaramuza por conquistar la ci- que el simple botín de la batalla por la existencia. Cuen tadela del ser. Canta o calla, Musa vanidosa. Canta o déjame escribir. Déjame poner las cosas de mi dedo y letra, elegida en- tre todas las demás, con mediatizada libertad, elegida por mí, entre las categorías font de este viejo procesa- dor, de esta antigua Macintosh negra, con su manzana

GERARDO HORACIO PORCAYO • 115 me eligiera, de la empresa que me ha arrojado fuera del mordida, polícroma como símbolo del oficio que elegí, o paraíso de lo común en esta terquedad de plasmar his- torias propias o ajenas, historias para llenar pantallas, no hojas. Canta o susurra en mi oído de caracol resquebrajado, para el caso es lo mismo. Cuando no apareces, una furia se desgañita en mis adentros en largas peroratas altisonantes que no sue- nan a ti,... o ¿acaso también sufres las consecuencias de este cosmos hecho caos?, ¿acaso, Musa, tu otro nombre es furia?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Vuelvo a pensar en tu cintura, la comparo con la de Diana. La tuya, Palmira, y la de ella, gitánica Yessenia.

• Alcanzar el punto de masa crítica, el ser atómico de la - ricos que el día a día va acumulándote en las venas por explosión. Alcanzarlo a través de los puros ánimos colé el simple hecho de vivir, caminar las calles plagadas de deseos políglotas, amorfos, múltiples, contradictorios... La urbe como una colectividad de añorantes frustra- -

dos que expelen, a manera de baba, de residuo ecto

116 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN plásmico, fantasmas maltrechos de ideales, espectros de las horas, mientras nuevas contrariedades se acumu- de sueños que se vuelven agresivos, asfixiantes al paso lan, se entrelazan, se amalgaman y sintomatizan en la neurosis nuestra de cada día, de cada calle, cada esqui- na, cada alto, cada embotellamiento, cada horario labo- ral/escolar que se oponga al deseo más básico, más he- terodoxo de la simple satisfacción de las ansias. Ansias El ansia como material radioactivo de castrante sexuales, cariñosas, alimenticias, de todo tipo... acumulación. Y a veces basta una gota, un gesto de más; un resbalón, - - un olvido para al fin, en otro breve arrebato de cólera, al termine largas parcelas en el cultivo del yo, en la arqui- canzar la masa crítica, el estado atómico de furia que ex tectura del propio futuro. Volverse hongo de humo, destello luminoso que te ciega, a ti, a los demás, hasta el aniquilamiento de lo vivo, hasta el genocidio... Acto suicida que has tratado de mantener al margen desde la última vez, desde aquella tardeada en prepa, - con todos exhibiendo promisorios futuros de autos de sus pares y destinadas a un mismo proyecto de vida, de portivos y viajes al extranjero, de alianzas pactadas con existencia o cosa semejante.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 117 Y eso, por sí mismo nada hubiera transformado sin - nidades. Sin el agregado de ese catalizador universal de ella. Sin su risa, su desdén ante la exhibición de las va los comportamientos. Tardeada de vodkas rápidos, de muppets y convulsi- vos juegos al centro de una pista que no es Plaza Sésa- mo, al centro de desinhibiciones que te condujeran a la masa crítica, a la revuelta; a ese torcerte sobre ti mismo, - tar el más mínimo rencor hasta transformarlo en vio- ese sacar las garras con la espalda en el suelo, ese explo

lencia física con el peor blanco en la mira... • Duc Denis Jules @DucDenisJules Las mujeres que mueren tras el parto, lo hacen por puro impacto, puro shock doppelgänger en verdadera acción.

118 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Nueve

Teófilo abrió la puerta y su cara arrugada, enjuta, era de pocos amigos. No se trataba de la resaca, ni el insomnio. Había algo más. Sus cabellos lucían apelmazados y más largos y blancos que la última vez que se vieran. —¿Llego en mal momento? No habrías contestado el teléfono si te hubiera marcado. —Hiciste bien en venir, es sólo que uno se acostumbra fácilmente a no ver a nadie —traía puesta su vieja y raída camisa de mezclilla, un pantalón de franela negro de al- guna vieja piyama y sandalias afelpadas. Los libros, para variar, se apilaban en cualquier super- ficie medianamente libre. Y en la mesa del comedor es- taban las tres máquinas de escribir mecánicas, con pe- queños fajos de hojas a sus costados y los pisapapeles asegurando permanencia y unidad.

119 —Lo bueno es que has sido productivo. —Más o menos, mi querido Adal. Dos máquinas son para guiones de historietas baratas... Hay que comer, pues, y eso todavía deja lo suficiente... Sólo en la tercera está mi obra... —en la pared, tras el equipo señalado, es- taban las cuatro portadas, enmarcadas, de sus novelas más reconocidas—.Y, de pronto, me viene esta sensación de que, sin saber cómo, estoy en un circuito de competen- cias... Y ya en la recta final... Una tan larga, tan pronuncia- da que ni siquiera alcanzo a ver el letrero de la meta. —Algo similar me pasa a mí... —Sí, cabrón; sobre todo a tu edad —se burló, sacó del refrigerador una botella de Smirnoff y escanció en dos va- sos llenos de hielo—. Si yo tuviera tus años estaría trepan- do montañas y consiguiendo a las mejores viejas del ve- cindario y del gremio... Si no quieres que me enoje... No vuelvas por ahí... —salud, dijo chocando los vasos y dio un gran trago. —¿Y cómo van tus contactos editoriales? —Mejorables... pero si quieres que mueva tus cosas, deja de mandarme a cuentagotas y ataca en firme... De a cuentito en cuentito no vas a ganarte fama... Más te val- dría ponerte a publicar todo en línea... Hacerle a la tuite- ratura. Para el caso, casi es lo mismo, o hasta mejor... No te pagan, pero tienes lectores... Aunque habría que ver la calidad de los mismos... O qué es lo que quieres conseguir

120 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN con lo que escribes... De plano, hoy te veo con las manos vacías... O, peor, con el cerebro seco. —Me vine en un arranque... Hoy sí me llevo tu dirección y te mando por paquetería todo. Planes tengo, unos bas- tante grandes. —Hasta no ver, no creer... Y se me hace que me oíste... Me hace falta un lector para esta novelita —dijo Teófilo, entregando unas cincuenta hojas de papel revolución, lle- nas hasta el tope y a renglón cerrado. —Órale, una nueva novela. —Simón... Pero quiero tu opinión sincera... A veces uno siente que ya perdió el toque... —Seguro que no —y empezó a hojear aquella copia al carbón, sujeta por un viejo broche Baco. Algo en aquella visión vintage del manuscrito lo inspiraba, lo hacía sen- tir cerca de algo que iba más allá de la media, más allá de la aburrida realidad y penetrando fuerte hacia la trascendencia. —El original me lo está capturando una secre... una que ando calculando también para otros proyectos — dijo, con una amplia y completa sonrisa. —Va que va. ¿Pedimos de una vez una pizza? —Acaban de poner unas hamburguesas al carbón aquí cerca... Yo preferiría de esas... Ya ves que con mis pinches dientes...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 121 —Adal en el reino de las hamburguesas... Ver para creer... —Si no, voy por unos perros calientes al súper de la esquina. —Las hamburguesas están bien. Dobles pa’ no fallar- le —dijo Adal y tras entregarle un billete de doscientos se dejó caer en un sillón, dispuesto a acabarse aquello de una sentada—. Por cierto, te mandan saludos, Elizabeth, Javier y Noé... —Esos cabrones —masculló. En un morral llevaba dos envases de caguama—. Luego te cuento... voy por las viandas... —y cerró tras de sí la puerta.

• Siempre esperé que sacaran una versión de Verónica o - lescente de tener a las chicas más interesantes del conda- Betty de la muñeca rubia, para alcanzar ese máximo ado do, enamoradas y compitiendo por ti. Y durmiendo con- tigo a la menor provocación. Al menor antojo. Siempre he supuesto que esa sola posesión me habría salvado de muchos, muchísimos entuertos. En algún momento de mi vida casi adulta, secuestré a la Britney de mi prima Gardenia, la hija más chica de

mi tía Petunia. Pero no fue igual. Para nada excitante... Si hubiera sido la figura de Avril Lavigne, otra cosa sería.

122 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Lo peor es que, recientemente, esperé que la compa- ñera no pelirroja del famoso superhéroe arácnido salie- ra en una réplica de plástico y pelo de la obsesiva mu- ñeca rubia que siempre terminaré mencionando; sobra decir que tuve que soportar ese vacío de producción como si fuera lo más natural del mundo... Afortunada- mente, los pósteres de la actriz intérprete, en ese senti- do, resultan bastante cumplidores, por decir lo menos...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Uso las llaves, me miro entrar tras tus pasos inversos. Soy tu sombra, hoy más que nunca, David. Ojalá pudiera decirte todo.

• Construir en el vacío para abolirlo, quizá es la meta, la razón de esta terca empresa, este llenar de palabras la angustia del ser. O quizá es tender el puente de la vida vacía a la vida. Navegar el hueco. Abolirlo con la navegación. Un barco es un puente. Una máquina también. Cuando Cortés prendió fuego a sus naves, estaba abandonando su vida marinera, transformándola en vida de conquistador, señor de haciendas.

Él tenía un objetivo claro.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 123 El mío ha perdido nubosidad, pero no es tan concreto como el de Hernán.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Los acertijos, accidentes de la redacción, juegos sin vir- tualidades. El misterio de este entuerto es de la enormi- dad de una cucaracha.

• Qué ganas de tener una botella de buen Petite Sirah. Qué ganas de agotar este hormigueo de piel en la piel de una chica bella.

Diana escondida en casa de David, junto con todas mis Fundirse. Extasiarse. cosas, mientras termino de reunir fondos, de repartir- los, dividirlos de acuerdo a la prioridad de mi proyecto. Quisiera sólo salir, pararme afuera del periódico y espe- -

rar la salida de mis excompañeros y sugerirles y dejar adendas, sin raras ballenas blancas en mis venas. me llevar con la fiesta. Pensarme sólo yo, otra vez, sin Ahora me pregunto si se precisa el amor para la sensualidad. Ayer sin mañana. Nada importa en realidad.

124 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Calculo salidas y entradas, somos como un sistema de pistones sincronizados. Idénticos, moviéndose en sen- tido inverso.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Te he dejado pistas, David. Nos conocemos hace tanto que no puedo ser tu sombra. No debo ser, aunque todo me inste a ello.

• Jesús, de hecho, no creía en fetiches. Al menos no en los de materia más elusiva. de tipo físico. Y podríamos aventurar que tampoco en los De otra manera hubiera legado un manual del perfec- to cristiano. Una serie de estatutos básicos, escritos de su propio puño y letra. Hubiera construido con sus ma- nitas carpinteras un precioso y ejemplar santuario que fuera modelo, de ahí en adelante, para seguidores, discí- pulos, hermanos y herederos. Según los testimonios bíblicos, Jesús en realidad se li- mitó a decir una sola cosa: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi iglesia”.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 125 Pedro, cimiento de la iglesia. Piedra angular. ¿Acaso él fue el arquitecto de la primera capilla? ¿El notario de la primera sociedad cristiana? Nada de eso es colegible. De hecho, los historiadores

el político postulando a Jesús y a una iglesia como única, achacan todo mérito a Pablo. Él dio los estatutos. Él fue como verdadera. - nera invertida, para no atentar contra el suplicio de Je- Pedro sigue siendo la piedra. Una crucificada de ma sús. La piedra desechada, de manera constatable, como

otra que alude a su metáfora. angular, pero usada como pretexto para la fábrica de Y vaya que han hecho caso a esa cita, los constructo- res de las actuales iglesias, ignorando por completo el discurso simple de Jesús, de ese hombre que corriera a mercaderes del templo. De ese ser que predicara siem- pre a campo abierto, en plena naturaleza. No en fastuo- sas, ricas basílicas y catedrales recubiertas de oro. Jesús es un fetiche de uso indiscriminado para la iglesia. Un fetiche de uso indiscriminado para el hombre normal. -

Jesús es un puente. Y no hay nada de malo en ello. Ex - cepto quedarse en la idea misma del fetiche. Excepto en la sustitución del todo por las partes. Excepto en el áni

126 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN mo de amar el fetiche, de amar el puente, no su vía, no el objetivo al que él conduce.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Quisiera estar en el pleistoceno y robarte una última vez, a golpe de mazo y someterte, orgasmearte, rematarte con el mazo, Urs.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El progreso es una máquina humeante que se quema con su propio calor. Así esta enfermedad, esta venusina condena.

• Bloque. Bloqueo. Durante casi un año no he usado esta libreta por temor a desperdiciarla. ¿Cómo es posi- ble eso? ¿Cómo llegué a este estado de sitio? Soy Prometeo encadenado a la roca del deber. El bui- tre que devora mis entrañas es más bien una parvada, no un solo buitre y se llama obligaciones, y a cada rato su dolor me carcome en esta angustia. Mal negocio encapricharse con cualquier tipo de cosa. Mal, mal negocio…

GERARDO HORACIO PORCAYO • 127 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Las cucarachas no tienen doppelgängers, por eso, aun- - nocen trucos de resurrección. que no sean gregarias, sus muertes son difíciles. Ellas co •

alegorías integrales. En esto se parecía a Bukowski, aun- Teófilo tampoco entendía de metáforas complejas, de

nonsense de Carroll, que a veces exageraba. el señor apenas hacía sugerencias. Sus alabanzas eran Si le entregaba textos cercanos al medibles en destellos en sus pupilas, en muecas de sa-

—Fabuloso —concedía y su tono no dejaba dudas so- boreo de algo inexistente en su boca. bre la deferencia cuando las palabras lo conducían a un - mica—, muy bien, a seguirle, muchacho —y guardaba rebote, cuando le recordaban alguna experiencia quí el escrito y al mes o dos, me llamaba para comunicarme de manera oportuna la compra del diario o revista don- de aparecía. Quizá por eso, bajo mi seudónimo, soy más reconocido. Aún no sé cómo sentirme al respecto.

otra parte. Mi furia, en menor grado, también. Mi venganza nació de la ciencia ficción, de ninguna

128 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules El calor no cesa, me he bañado, he tendido a Diana, sólo entonces he recordado a su gemela. El espanto llega. Tardío.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 129

Diez

Girando. Todo, al final, iba girando, fluida, renqueante o chillonamente, pero las cosas empezaban a abandonar su inercia para ir emparejándose a su propia velocidad y proyectos. Un , una rueda de la fortuna donde todos los participantes eran pasajeros y protagonistas. De una u otra manera. En los más cercanos, los roles empezaban a mostrar la amplitud de su arco narrativo. Alicia, Dorothy y el Princi- pito, todos, deseaban, en las historias originales, salir de su aventura y volver a casa. Nada más. En esos arquerrelatos, los personajes buscaban la vuel- ta, más que al hogar paterno, per se, al lugar ordenado

131 donde las leyes fueran familiares, estables, inerciales. No traicioneras, no inentendibles. En el rol elegido por Adal, en ese Aladino, su lámpara maravillosa buscaba o era vector de otra cosa: el cambio. Buscaba romper las leyes, doblarlas para permitir que los deseos de Aladino fueran asequibles. Y no otra cosa hacía Adal con su piedra.... Y desde la otra ciudad, la suma de las Elizabeth, de ese dúo especular, doppelgänger de alguien más, iba fabri- cando en colores, telas o carboncillos, la putrefacción de lo inmóvil, la negativa fuerza externa que provoca cam- bios mutantes en lo viejo. Así también Javier y sus X. O Noé con sus fantásticos escenarios de un mañana supurante y enfermo. Y Teófilo, con ese secreto, esa neo animadversión con- tra el grupo de las Elizabeth... ¿Qué rol jugaba Teo? ¿Geppetto? ¿Y Adal era su marioneta, conducida con los hilos de su potente narrativa en hojas revolución? No podía, no debía ser eso... Y quizás en la misma nega- tiva había el riesgo de una verdad. Todo se mueve para morir y renacer. Ciclos vitales. Ciclos de renovación. Y de alguna manera, para Adal, aceptar su destino, era renacer. Era comenzar a perder el miedo a fracasar, para sustituirlo por el miedo a no hacer nada. El mañana, la

132 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN prórroga perpetua que deshabilita, que pone en calidad de espera a la vida misma. De una. De muchas maneras, Adal había empezado a moverse. A ejercitarse antes de que la parte hipocondria- ca de su ser comenzara a imaginar los primeros síntomas. Había que negar entrada al terror, bloquearlo aunque la invasión colonizante del virus, o su fantasma, ya estuvie- ra en sus costas, aunque ya estuviera empezando a trans- formar su carne en ese mutante que se negaba a esperar el cadalso, el fin de los tiempos y el decreto de su intras- cendente paso por la vida. —Apostar por el reino —dijo y siguió tundiendo el teclado.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Frankel en el clóset, espejo que descubre a Diana en ple- pánico. Sólo eso. na cama. Espejo en el espejo, infinito, eterno. Entro en • Alicia no es mía. Alicia es el arquerrelato (de arquetipo y relato) de David. Alicia lo es todo para él: la madre de Joyce y Cortázar, del delirio, de la parábola literaria tergiversada por los

GERARDO HORACIO PORCAYO • 133 usos editoriales, y reducida a cuento para niños que po- cos adultos se atreven a valorar en su justa medida. Alicia, por otra parte, también es mía. No conozco un solo niño que no se haya acercado a ella y la amara. Por -

lo que sea: su identificación plena, su ansia de aven poder. turas, su simple aversión a los adultos y las figuras de Alicia, en una palabra, es de todos. Incluso de Ernesto. De Úrsula... De Yess no sé decir. A veces pienso que nun- ca llegué a conocerla. Sobra qué decir. Alicia es el arquerrelato A mí me llegó por los conejos. Los adoraba. Hasta que por excelencia. mi padre me hizo caso y en lugar de comprarme una mascota, me surtió de mi primer negocio: veinte pelu- dos y orejones animales que juntos constituían dos fa- milias listas para hacer más conejos, para multiplicarse

generaciones. exponencialmente para el sacrificio y la venta tras dos Aprendí a matarlos con un golpe de karate en la nuca, a despellejarlos como quien quita un overall a una mujer, a abrirlos en canal y ofrecerlos a la industria restaurantera. Aprendí a revisar sus fases de brama, a seguir un iti- nerario para su alimentación, a vacunarlos, a ser su ve- terinario. Esto último, supongo, no lo conseguí del todo: primero una coneja se puso triste, hasta la muerte. La si-

134 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN guieron dos, quince, en una espectacular epidemia que - guir sin pérdidas. ni un experto en enfermedades cunícolas podría extin Mi primer negocio quebró, sin remedio. Vendí los últi- mos ejemplares sanos y sus jaulas. En ese entonces, dos años después, apenas estaba a punto de cumplir diez años. A estas alturas en verdad me sorprende que no sea un asesino serial. Mi padre se marchó de casa, dos meses después del regalo. Creía haberme dado todo. Hacerme hombre, en ese solo pase. Lo único que logró fue provocarme una alergia mor- tal y, lo sé, psicológica, a todo platillo que incluya, sepa o huela a conejo. A Alicia no consiguió desterrarla de mi ser, por cierto. Algo puedo asegurar: no correré en pos de uno, aun- que porte reloj de bolsillo o un celular o un iPad. Me da igual.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Soy el dios Pan, apanicado. Abrigo a Diana, la aparto de su original versión, de esa Frankel que fuera modelo y pretexto.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 135 • Un puente es un artefacto para unir territorios distintos. Un libro, en especial una novela, es un puente entre su autor y la otredad. Una investigación conjunta y a la vez separada por el tiempo y la distancia. Un puente es una estructura. Entre más moderna, más segura. La mía es frágil. Tanto como las reglas para construir pensamientos con palabras. Y hablo de las verdaderas reglas, no de las de la Real Academia.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El gozo es como una condena. Nacemos para lo opuesto del gozo. Ahí se complace el destino en mandarnos. Ah, Palmira, sabe Dios...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Nos sueño. Eres la palma derribada y yo estoy bajo tu cuerpo magullado, roto... tan roto que me recuerda al mío.

136 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN •

Otra vez, si el universo Matrix, si la teoría de cuerdas, Dios, también apuntan a sus métodos poco sistematiza- desde una óptica integradora, apuntan a la existencia de dos de arquitectura. Por ende, las correcciones, las contradicciones so- bre su desempeño a lo largo de la historia humana que han quedado registradas en la Biblia, no serían sino

- una prueba más de su existencia y su desempeño poco vo que no sea su voluntad. No serían sino un rasgo más, cientificista, poco apegado a un patrón único y definiti

Su forma de decirnos: Hecho en el Cielo. una firma, un sello de la fábrica de Dios. Así pues, habría que buscar patrones en nuestros de- fectos, para entender el alfabeto de Dios.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Estás del otro lado y no te veo. Me escoces en la piel, en la

Osa de palma seca. memoria, en la historia misma. Salpullido de existencia. • Sin darme cuenta, tras salir del café internet, caminé en automático hasta la falsa estación del metro, hasta ese monumento al ego político.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 137 Descubrí mi destino en el camellón del bulevar, luego - pretaban aquel caminar zombi, aquel saltarse los semá- de los claxonazos histéricos de conductores que inter foros como una afrenta personal, como un allanamiento a sus dominios. Los ángeles de piedra, justo arriba de mí, situados - ron una indiferencia sarcástica. Y todavía hay quienes como vigías inútiles al final de cada columna, mantuvie

No sé si esta manía de combatir las depresiones a aseguran que lo mineral carece de expresividad. base de agotar las calles era mía y mi amistad con Ernes- to sólo la agudizó o si todo proviene de él. En ese momento no me pregunté nada, por supues- to. Algo en mí encontraba calma en ese recorrido bajo el puente, en el trazado mismo del paso a desnivel de am- plia curva y desmesurada arquitectura. Alcancé el hueco que los constructores dejaran como

para un tren subterráneo que nunca llegó, convertido fundamento del primer andén de un fingido proyecto en una especie de jardín secreto y estéril. Suspiré. No por el urbanismo fallido. Por lo otro. Me senté en el suelo, al lado de la banca que solía- mos compartir, Úrsula y yo, en nuestras incursiones depresivas. La imaginé ahí, encendiendo un Marlboro.

138 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN roncha rosada y sus párpados pesados, cortinas que Sus labios curvados sobre el filtro. Sus labios como una apagaban aún más el brillo letárgico de sus ojos perdi- dos en la nada. La escena era especialmente conmovedora en tiem- pos de lluvia, cuando la vía se transformaba en riachue- lo y ella armaba barquitos con la envoltura metalizada de sus cigarros, sólo para mirarlos naufragar. —Así es nuestra vida, Adal —decía, invariable, como si olvidara pasados campamentos en ese cascarón de modernidad—, o hay sequía o terminas ahogándote en un torrente que no te deja aprender a nadar. A Úrsula la conocí años atrás. Al principio era la amiga fresa de Sandra. Y así permaneció por largo rato. Hasta descubrirnos en ese falso andén, ese paraíso perdido, subterráneo. Hasta revelarnos en ese solo encuentro, el cúmulo de que cada uno tenía del otro. afinidades. La especial cercanía y mutuo conocimiento • Duc Denis Jules @DucDenisJules Vacío, fuego, ser en la nada, pese a todo. A ellos. Así fui- mos, seguimos siendo, Yess; aunque ahora Elisa amena- ce todo...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 139 • Empieza con algo tibio en el pecho. Una punzada. El pu- ñal de la virgen María en la estatua de su parroquia. Sin hijo. Sin nada. Acero partiendo al corazón. Haciéndolo sangrar con obscena tibieza interna. Miedo a caerse a pedazos. A reventar en medio de toda aquella gente, mientras atraviesa los pasillos de carpas en ese Zócalo capitalino plagado de manifestan- tes y gentes que vienen a respirar libros. A cumplir o lle- nar de deseos el baúl de su propia vida. Deseo de reventar entre tanto desconocido, tanto li- bro que no leerá, le interese o no...

Ni siquiera una apuesta de por medio. Sólo dejarse Tan fácil. Tan difícil.

Deseo detrás de miedo y deseo. fluir... Deseo de otra piel... De meterse en medio de otros sudores, inundarse la

Deseo de beberlas a todas y cada una de ellas... atmósfera de otro ser que palpita y desecha toxinas... Miedo de beber a todas y cada una de ellas. El dolor hoy tiene un rostro particular. Una chica de rostro plagado de piercings. Artezángana mugrosa que antes jamás hubiera cruzado mi cielo, mi estratosfera de vanidades. Tanto convivir con esta soledad me está matando.

140 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Está matando mi puta estética. No sé cuánto tiempo más pueda seguir... Eso es lo que digo todo el tiempo... Pero sé la respues- ta. El que sea necesario. Para otros. No para mí. Quizá para alguien que mira, desde atrás de la luna. Más allá del cosmos. Desde su cielo sin verbo. Su cielo congelado. Inaudito...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Lenta jalea sin regreso. Rumor de ciudad deshabitada. La almohada fría. También las sábanas... Si no fuera por Diana.

• Diana suele darme grandes listas de lo que necesita, cada vez que me visto para salir a la calle, para ir al trabajo, de compras o sólo visitar el café internet.

Al principio sus exigencias solían conflictuarme en exceso. Llegaba a casa con un sentimiento de culpa, un resquemor que hacía más difícil el rencuentro.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 141 A veces gastaba horas frente a la TV blanco y negro que Ernesto me cediera. Otras, abría novelas y leía hasta quedarme dormido en el sofá. Por la mañana, a media noche, al momento que de- cidiera entrar en la recámara, ella estaba allí, cálida, abierta, ardiente. Nos uníamos, entonces, con un salvaje apasionamien- to que hacía vibrar al mismo departamento. Ella me enseñó esa pertinente distancia. Gracias a ella, mis relaciones con Yessenia y Úrsula pudieron marchar - tir todavía en este mundo torcido. por la vía de la normalidad. Si es que algo así puede exis Aún hoy en día, Diana jamás reclama. Sólo tras la có- pula, se atreve a preguntar: ¿y no encontraste las me- dias que te pedí? O cosas por el estilo. Aún los celos fueron pertinentemente tutelados por ella. Por eso me sorprende no haber previsto la reacción de ellas. Y eso que Diana lo advirtió. Lo dijo: —No es por mí. Yo no tengo problemas en compartir- te, pero ellas... Ellas son otro cuento.

142 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Cupido plástico, amor de goma, humedad de gel, feromo- nas de laboratorio, tú eres mi genuina posthumana, mi novia frankensteiniana.

• Lo peor de los clubes de nerds es la falta de chicas, porque ahí son apreciadas como si fueran oro radioactivo fusio/

Uno siempre tiende a pensar en los otros clubes como fisionable y de alta degradación. mucho mejores que aquel al que pertenece. Woody Allen lo dijo muy claro: “jamás entraría en un club que me aceptara como miembro”. O algo así. Nerds y geeks tienden a pensar en que el club de los maravillas. Plagado de diosas. normales y de los exitosos estará lleno de verdaderas La verdad, como siempre, resulta ser un maldito uppercut de knockout. Lo peor de todos los clubes es la falta de chicas, dis- una cosa muy distinta, como si las chicas fueran no sólo frazada, en el caso de los clubes de hombres, de éxito, de de lo más normal del mundo (que lo son), sino su ausen- cia como de lo más sano y deseable del universo, una ne- cesidad de espacio para que los machos traten de esas materias que ellas no entienden ni entenderán jamás...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 143 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Temo por Diana y pienso en función a ella. La original es la otra, la mía sólo su sombra, su doppelgänger, mientras nada haga al respecto.

144 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Once

Upon a time... le dijeron a Adal que el peligro de escribir sin mesura, sin censura, sin temor, era multiplicar los errores y repetir las historias... Que sólo genios como Breton eran capaces de semejan- tes hazañas. ¿Habría que restringir entonces las aristas del deseo? —Desear, añorar, no basta —respondía Adal como si aquel pensamiento, aquella objeción fuera un espectacu- lar protoplásmico, un invasor agitando su propia bande- ra—. El cielo no se clausura con esos nubarrones. Hay que arrasar con los martirios del silencio, allanar las desérti- cas estepas de la modorra individual. Nos han tirado a un campo de desperdicios, pero ese no es nuestro lugar. Esa era la respuesta. Esa, también, la determinación.

145 Nadie con un propósito es capaz de avanzar sin obs- táculos. Ondear un propósito es conseguir de inmediato opositores, censuradores, inquisidores. ¿Cómo sobrevivir a la escritura misma? —No hay modo. Uno se vuelve literatura, letras, obse- siones. Uno ha de estar preparado para o contra los dis- cursos de la homologación. La aldea global es la proclama de los bullies empoderados, haciéndose los interesantes y civilizados, tras golpear y robar a los pocos genios que quedan sueltos por aquí y por allá, en este mundo tan tor- cido. No hay aldea global. Sólo explotación global. Y no hay otro héroe que nos salve, otro que no sea nuestro pro- pio ser.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules La miro, nos miro y sé que he de evitar esta duplicidad, esta aberrante y corroborada bilocación. Temo por ella, no por mí.

• De vez en cuando vuelvo a pensar en Úrsula. A veces has- ta me descubro a punto de marcarle. Una vez, de hecho, lo hice, sólo para descubrir la voz de un anciano. Temí lo que todo amante. Ni siquiera vino a mi mente la idea de su abuelo. Luego, Manuel,

146 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN el adulto en plenitud, aclaró que había encontrado el celular en un cine y nunca le llamaron para reclamarlo. Ahora era suyo. No dudé de sus palabras. Úrsula es así. El incidente, en modelo y librarse, al mismo tiempo, de gente como yo. O todo caso, habrá sido un buen pretexto para cambiar de peor que yo. Manuel se negó al protocolo de número equivocado. Alargó la charla a partir de las mínimas participacio- nes de mi parte. Parecía bastante solo y gastamos media hora en pláticas circulares, nimias, hasta confesarme - rato aún estaba llena de fotos de Úrsula. Autorretratos que no le extrañaba mi búsqueda. La memoria del apa en el parque, en un salón de clases, en una plaza comer- cial. En la regadera, frente al espejo, completa, desnudi-

Colgué, antes de que el estúpido empezara a contar- ta, apetitosa, con unas nalguitas firmes, redonditas y... me sus largas, temblorosas masturbaciones. Demasia- do tarde. Ya no podía borrar la imagen del calvo y arru- gado imbécil tratando de estimular su patético moco de guajolote. Eliminé el número, de inmediato, de mi Sony Erics- - cuencia de dígitos. Esa que a veces, cuando el embate de son. Fue insuficiente, mi cerebro conserva aún la se la melancolía resulta asfixiante, surge de mis dedos.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 147 Miro entonces la cifra y es como si observara ese códi-

silueta, la imagen entera de Úrsula. Y es en ese ensoñar, go ficticio de Matrix: tras los guarismos sólo distingo la en esa ruptura del tiempo actual, en ese viaje al pasado, que opto por la tecla de borrado. Cada vez así, sin más.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules

Y no es húmedo ni está en llamas, pero se siente y vive Hoy, contra toda expectativa, justo hoy, he tocado fondo.

como genuino infierno. • Si sólo se tratara de elegir, yo me quedaba con la versión

el tiempo fue Judas. de Borges-De Quincey: Jesús no era el salvador. Ése, todo Un Dios que se suicida. Y aquí va mi agregado. Un Dios que se quita la vida, ante el testimonio, de primera mano, tanto del fracaso de sus creaturas como de su sistema de enseñanzas. ¿Qué le pasa a Dios? Y luego, todavía me pregunto por qué me va mal en la vida. ¿Qué putas pasa conmigo?

148 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules

Reviso esta mini memoria USB, confirmo la arquitectura de sus directorios. Y copio y vuelvo a copiar. En físico y ciberespacio. ¡Menos azar! • Duc Denis Jules @DucDenisJules La guitarra es el secreto. Los juniors me ceden sus autos, sus lavadas. Si llegan antes de término, algo interrogan e irónicos se marchan.

• Un puente es un puente. - - Arco convexo de materia múltiple, acorde a las necesi dades, las exigencias establecidas por la orografía e hi Un puente es recurso, es fábrica para abolir, resumir, drografía del territorio a conquistar. reducir la distancia entre áreas ajenas.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules El arco de descenso nunca igualará el de ascenso. No im- portan tus esfuerzos, ya se sabe: entre más subes, más duro y vertiginoso caes.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 149 • Y la piel tersa, en el ansia de otra. La piel hipersensible, hiperdeseante. Piel sin atardeceres, sin otras arrugas que las de las articulaciones. Senos. Oblongos pesados, de amplia au- -

reola. Los brotes minúsculos de los pezones. Textura ní tida, casi artificial. Frescura que contraste con la tuya, - que la excite, la haga reaccionar, salir de su mineralidad, tre el arrebato contemplativo y el desfogue animal. Es- de su osificada rutina y entrar en ese corto espacio en tasis, parálisis disfrutable. El milagro de la piel desnuda, enmarcada con una sonrisa tímida, bajo una nariz res- pingada, quirúrgicamente diseñada... Carne suave, blanca, regordeta: peinado de niña, len- tes sin armazón... Como eso. Los vellos tenues, rubios, pelusilla de durazno. Sabor a melocotón, la entrepierna fría, tibia, ácida, dulce... néc- tar en las comisuras, llanto de placer anticipado, envol- vente ya en el umbral. Entrelazar tus dedos con los de sus pies. Y mirarla, abismarte en sus pupilas, en esos torbellinos de miel. Como eso, parecido. Pero en real.

150 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules

He visitado numerosas sex shop y tiendas de maniquíes en busca de los remplazos que diversifiquen a Diana. • Duc Denis Jules @DucDenisJules nuevos rincones cóncavos, Diana multi-receptiva. Diana, Diana reformada, replastificada, rehulificada. Diana de fundamentalmente mía.

Una hoja delgada, flexible, de finos cortes, una hoja cuyos watts, pareja del otro, fundido, muerto, que sobre el lado bordes filosos brillan a la luz del pequeño foco de sesenta izquierdo envidia la iridiscencia. El espejo, un punto de dimensiones mayores; pequeñas gotitas de agua resba- imagen, irreconocible, translúcida, llena de dolor; mis lan por su superficie, distorsionan por un momento mi ojeras han querido sustituir la posibilidad de mi sonri- sa, en la boca el regusto a Pall Mall, la tristeza curvando los labios, en mi camisa una mancha de grasa, una man- cha de olvido, vellos, barbas que me recuerdan tu mar- tirio, el mío. Un punto, ensanche. Una brecha, cerrazón; caminitos de hormigas moldean mi barba, combinación de vellos

GERARDO HORACIO PORCAYO • 151 negros, rojos y blancos. Ojos rojizos por el alcohol, la

me atrae al fondo mismo de la depresión, acrecentando cerveza tibia, espumosa y un saxo que como una sirena mi tristeza, tu ausencia, mi vuelta, mi despertar, el por- diosero inútil que se yergue como lestrigón ante mi ser. La aurora, fría aurora, bordes de navaja, niebla de olvi- do, callejón de la ausencia, el deseo y la muerte. Sucum- bir no es morir, es mirarte al espejo y no reconocerte. Es oírte llorar y no compadecerte, es una puerta rota por una furia mezquina, cegadora, corruptora; son tus ma- nos acariciando el vaso de cerveza, el cabello de otro; es un fulgor en escarlata de atardecer, en frío, helado me- tal de muerte; es nitrógeno ardiente, humo centellante. La cerveza, la música, tu unicornio negro, de obsidia- na. Tu unicornio, Úrsula, negro como la noche, como la muerte, como la inconsciencia de alcohol, como la fría calidez de la sangre escapando, resbalando por mis manos, por las teclas de esta máquina de escribir, por mis recuerdos que son como cuentas de rubí, como mercancías robadas al olvido cotidiano, como tu mano

hinchada y roja, resaltando en esta marea de sensacio- en mi mano y tu boca exhalando en mi cuello, tu boca nes y sentimientos, en esta marea hilvanada de recuer- dos. Gitana: un eco, una constante en el fondo de ese espejo que ha sido contaminado con mi tristeza, en el

152 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN fondo del abismo que es tu recuerdo, nunca tu olvido ni tu deseo, sólo un quejido permanente, de agonía, de dolor, de muerte en rojo, en este baño rojo y blanco, en estas puertas de triplay, en tu foto de ojos furibundos, en el aroma del Pall Mall, que lentamente se quema, se agota, dejando el humo de tu vientre, de tus senos, de esa boca tuya, que en algún momento creí mía, en tres - cia más, en el placer del ennegrecimiento, del frío que flores marchitas en un vaso desechable, en una ausen va calando mis huesos, relajando mi corazón, a la vez que acelera su ritmo, consolando a ese cerebro que aún insiste en pensar. ¿A dónde está el sueño, Gitana? ¿A dónde va…?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Toco, ensayo una y otra vez Heart Shaped Box del buen Kurt Cobain. Vuelvo a pensar en nuestros apellidos. Y sueño. Más.

• Cuando se es solitario, cuando nada, nada sino Diana es- taba aquí, de pronto surgió la idea de llevar más allá el proyecto de David. Escribir en la cama es la neta. Las nalgas de Diana como escritorio. O su espalda, para sentirme encarama-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 153 ahí, apretándome a cada segundo, hace que las palabras do en un Pegaso. Y el sexo en funcionamiento. Sentirla

fluyan, broten, sean una eyaculación de la mente...

154 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Doce

Una cosa es escribir la autobiografía; otra, la novela defi- nitiva. Otra más es el cálculo de probabilidades; la exacta manera en que su despedida pueda alcanzar las repercu- siones, los escándalos por Adal planeados. Por un buen rato, las ideas giraron sin mostrar los sín- tomas de la divergencia. Adal pensaba en el momento definitivo, más en términos de dolor que en términos de efectismo. Gas, como Silvia Plath o Yasunari Kawabata. Pastillas, definitivamente no, como el rescate a la Plath y a Philip K. Dick, dejaran en claro; aunque Alejandra Pizarnik haya triunfado con el mismo método y, otro tanto, Malcolm Lowry con el agregado de un poco de alcohol. Por otro lado, la mezcla de whisky y cianuro de Leopoldo Lugones pareciera más apetecible, con ese toque de almendras.

155 O una escopeta en el paladar, como Hemingway o su cuasi tocayo Kurt Cobain. Pero tampoco... apellidarse Cobain y morir justo como el más famoso... Sonaba a tontería excesiva. A copia bur- da. A doppelgänger mal producido... El seppuku, a la Mishima, quedaba fuera de toda tradi- ción y práctica por la falta de katanas y asistentes para terminar el harakiri, no así su proyección mediática, del todo deseable... Eso lo dejaba con el método Deleuze como posible obje- ción, claro que bastaría con quitar la ventana, con cam- biar el escenario. Quizá, como lo intuyera desde el princi- pio, lo mejor era volver a los planes originales. A la torre de Catedral. Arrojarse al vacío y, por unos momentos, volar... Eso sí, había que poner un seguro de muerte que le ga- rantizara la no supervivencia en cuadripléjico o en ver- sión vegetal. Por eso, empezó a rondar la Catedral, a averiguar itine- rarios, a cuidar las rutinas del sacristán y la bolsa y llave que le abriría las puertas. El proyecto era complejo... Pero, una vez más, el proyecto estaba avalado por el tiempo. Hay más tiempo que vida... decía, incoherentemente, el dicho. Hay un lazo que representa la vida. Un lazo y un depor- te extremo. Bungee con el tobillo confundido por el cuello.

156 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Una horca elástica que casi lo dejara tocar el suelo. Doble dispositivo para una muerte segura. Faltaba horario, refuerzo publicitario. Garantía de aparición en los medios. Había que trabajar en eso. En ese final. Justo como Edgar Allan Poe recomendara en su - posición, trabajar toda la obra hacia el remate perfecto, Filosofía de la Com precalculado, hacia la más acabada línea, el más perfecto de los versos que integraban la obra. Su muerte debía tener poesía. Pero, sobre todo, su muerte debería ser, visiblemente, el clímax de la instalación toda con que marcaba a aque- lla ciudad. Con que se despedía. Con que hacía constar su paso. Su propio lugar.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules La pobreza es desesperación. Ya no tengo nada que per- der. La misma Yess ha claudicado conmigo ayer.

• Las palabras pueden ser un puente para cruzar otro. De hecho, de esta manera nos enteramos de su nom- bre, aunque empíricamente ya usáramos multitud de veces tal inventiva de la industria humana. Tal artefacto

GERARDO HORACIO PORCAYO • 157 para cruzar el abismo entre una montaña, una casa, una barca y otra.

esquema utilitario o instrumental, precisamos catalo- Un puente es un objeto. Uno externo. Para acabar su garlo. Precisamos una etiqueta. Las palabras, pues, son el puente entre la otredad, objetiva o subjetiva, y la consciencia individual. Hay - zación sin la palabra. La palabra es la traductora de la teóricos que incluso aseguran que no existiría civili individualidad. Del mundo subjetivo compartido a otra subjetividad. Y como buena traductora, acostumbra traicionar.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules

Lugones lo dijo: las mujeres son la puerta al infierno y “Ángel en la sombra”. al cielo. Quieren la cita exacta, no sean flojos vayan al • Dicen que hay que empezar con un misterio. También, que todo es misterio. Porque la historia, la vida, el primer encuentro, el mo- mento en que el músculo cardiaco se atenaza ante el mero vislumbre de una silueta, ante el tono de una voz, ante el más mínimo gesto, es un misterio... porque no

158 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN en particular para descubrirse de repente enamorado, hay motivo justificable en esos detalles, en esa estética

- para descubrirse existente o devenido. to de ruptura, la línea del desamor... Porque de lo macro Porque nada tampoco es capaz de explicar el momen a lo micro hay tan poca distancia... Dicen que todo em- pieza con un misterio. El misterio de Dios, del huevo cósmico y su gran esta- llido. El misterio de cuál de los dos es el bueno... El mis- terio de dos seres microscópicos que consiguen fundir- se, como mis brazos en el cuerpo de Úrsula, como sus

- brazos en el mío, mi boca en la suya, mi sexo en el suyo recen desvelarnos una razón que no es más que otro jamás lo consiguieron ni lo conseguirán, prefiguran, pa misterio... Porque el nacer, el abrir por primera vez los ojos al mundo, es un misterio que jamás conseguimos recor- dar... Opino que todo empieza con un olvido. Nos ena- moramos cuando olvidamos la niñez, cuando olvida- mos otro amor. Quizá así creó Dios al universo. Lo imagino entronizado en su inenarrable, inimagi- nable reino de nada. En su absoluta soledad. Lo imagi- no cabizbajo, cansado de tanta desolación. De ser único. Unigénito. Olvidándose de sí, arriesgándose a perder su singularidad.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 159 Olvidándose de lo que era antes, para empezar a ser Dios. Olvidándose de la nada para crear el todo. Así inician todas las historias. Con un esfuerzo en al- canzar el olvido y una borrosa frontera que separa todo en esa nueva era. Uno no despierta de la noche a la ma- ñana sabiéndose adolescente; queriendo buscar otro amor o crear un universo. Alicia lo sabía bien y los conejos no. El mundo está plagado, saturado de conejos. Cone- jos cruzando calles, bebiendo en bares, tras el volante de enormes tráileres, quizá cosechando mariguana dis- frazada entre sembradíos de maíz apenas a unos cuan- tos kilómetros de distancia de esta ciudad. Dirigien- do empresas, impartiendo cátedras tras sus vetustos o posmodernos escritorios en alguna universidad de este y los otros lados de los mares. Mario Levrero y Lewis Carroll lo sabían bien. A Alicia se le perdió ese conoci- miento. Sólo en las páginas impresas supo ser otra (y hay quienes aseguran que ésa era alter ego de Dodgson). En su vida de apellidos Lidell y Hargreaves, en su terri- ble y cotidiana mediocridad victoriana fue incapaz de reconocer el mundo en el relato que la inmortalizó y en los fantásticos viajes de Carroll sólo vio cuentos para entretener niñas un día de verano, a bordo de una barca que, al parecer, no supuso mayor maravilla.

160 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN No la hizo recordarse inmersa en una loca sesión de té. En ese ligero temblor, en ese miedo. En esa búsqueda del conejo con reloj. Quizá fue un olvido voluntario, premeditación, como el que a todos nos gustaría ejercer, en un momento dado. Este, por ejemplo, en mi caso, es el momento preciso. El más necesario. Pero, por debajo de lo que aparente- mente quiero, surge otra emergencia: la de llevar y lle- varme la contraria. Ante el olvido, memoria, o sea, escritura. Ante el miedo. No queda sino tirarse de cabeza so- bre él. Tumbarle dientes, madrearlo todo, si contra- rio al rezo kwisatz haderach, el estúpido se niega a atravesarte. Allá él. Allá yo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Los sentimientos a veces se comportan como bolas de billar, todo rebota, en todas partes y de la manera más inesperada, si eres amateur.

• su desempeño ciego, desinteresado. Si sólo existe la naturaleza, con sus leyes intransigentes,

GERARDO HORACIO PORCAYO • 161 Si todo lo que pasa en este universo no es sino el pro-

de los materiales que lo forman (¿qué, si no, son el elec- ducto instintivo, el resultado de las pulsiones sexuales tromagnetismo, la gravedad y todas esas fuerzas que hacen que los átomos se reproduzcan?), estamos, por ende, en un universo sin sentido. Y, entonces, paradóji- camente, todo lo adquiere. Es decir, en pocas palabras, nada vale nada. - jetivo que alcanzar. Todo es mero sexo reproductivo sin un blanco, un ob Todo es intrascendente. Todo. La naturaleza no tiene sentido de continuidad, sólo de cambio. Uno que irremediablemente lo llevará a la muerte. De ella, del universo entero. ¿Qué fregados le pasa a la naturaleza?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Condición invariable del posthumano es su permanente estatus de principiante. Raza nueva, condiciones nuevas. Para él, no para lo demás.

renunciar al mundo y quedarse con las teorías. En toda disciplina metodológica existe un riesgo mayor:

162 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Hay un grupo de estudiosos cuánticos que parece ha- ber hecho eso. Ahora hablan de una teoría de cuerdas. Niegan el big bang como posible nacimiento y postulan todas ellas debido a una vibración. La vibración de una la existencia de varias dimensiones. El nacimiento de paralelos. Algo por el estilo. cuerda infinitesimal que atraviesa todos los universos ¿De dónde sacaron eso? De la matemática, de dónde más. Se sienten cómodos ahí, en su laboratorio de nú- meros. Y si éste postula realidades irracionales, incom- probables, no importa, mientras las cuentas les salgan bien.

¿Qué les pasa a los científicos? • Duc Denis Jules @DucDenisJules Dolor espectáculo. Sensualidad en la nada. Autogestor del placer, autómata de vida aislada. También eso soy.

• Imagino reacciones a estas palabras. Antropocentrismo sería la primera, la más discutida. asegura que el hombre fue hecho a imagen y semejan- Afirmar que la Biblia promueve esta vía. Que ahí se za de Dios, en todo, menos en el pecado, sería sumergir-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 163 Dios es un constructo humano. se en el clásico extremo, para acabar en el equidistante:

simplista, ha llevado y lleva a la nada? De otra manera, Pero, ¿acaso no es evidente que esta salida, en exceso las problemáticas ontológicas hace mucho habrían te-

De otra manera, esto, este mundo sería una utopía, no nido su fin. el caos galopante que vivimos una jornada tras otra.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Diana no deja de ser la sombra de Frankel, ya no sé si me sigue hablando o sólo soy yo imaginando. Sé la respues- ta. Y duele.

• He de confesar que a mí Las mil y una noches me atraían no por los cuentos de Scherezada, sino por el cliffhanger de su inevitable muerte. Siempre esperé que las esclavas le contaran cómo sus predecesoras habían perdido sus cabezas. Y que con cada noche, las historias de cruelda- des y vejaciones se arracimaran a tal grado que provo-

Disney que Galland se complaciera en inaugurar... Y si no caran la furia demente de Scherezada y no ese final a la fue él, quién soy yo para decirlo o aclararlo. Yo hablo de

164 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN mí. Y en algún momento tendré que hablar de mi estúpi- da lámpara mágica...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Entre lo post y lo trans. Entre lo escatológico, lo biológi- co y lo simplemente anecdótico se devienen y devanan tantas neuronas que...

• Cuando establecemos puentes lo hacemos desde nuestra perspectiva, nuestra particular mecánica. O, en otras palabras, inevitablemente, en todo pro- ducto surgido del ser humano va incluida la premisa an- tropocéntrica. Es decir, el fetichismo básico de que so- mos el modelo primordial del universo. De que nuestra forma es la más acabada. O al menos, la más conocida por nosotros mismos. Somos, en pocas palabras, el mo- delo conceptual, teórico del universo. - tremidades que suelen usar vehículos automotores de Construimos puentes para seres erguidos de dos ex reguladas dimensiones, los cuales atienden a las pro- porciones de nuestra anatomía. Algunos eruditos aseguran, basados en la historia, ar- queológicamente sustentada, que nosotros construi-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 165 mos a Dios, como paliativo, razón básica, global que jus-

tificaría cualquier desgracia. aceptación. Tal argumento, a la vez, nos remite al mismo El argumento puede resultar de difícil contraste y

sus dudas. Dios. Si somos su producto, también somos el reflejo de Eso, claro, teniendo en cuenta un contraargumento

borgiano: si Dios es infinito, sus dudas habrían de ser Humanizarlo más, resultaría casi imposible. ¿Quién, infinitas. qué es entonces Dios?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Lo peor de un vengador apresurado es su desparpajo en cobrar la deuda. Mi obra ha de ser alquímica, en ese sen- tido; perfecta.

166 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Trece

Construir produce euforia. Invita a festejar. Punto fi- nal. Todo lo demás son justificaciones. Pretextos para no encarar el hecho de que el alcohol fue vulnerando toda prudencia. Y así, solo, con la angustia de la soledad, con la marca de aquel virus en su sangre, Adal cedió. Y abrió la puerta a otra clase de caos. La primera noticia fue la voz: —Amigas. Novias... Ufff... A ver, señorita, tenga un poco de vergüenza y... Y Adal, en un parpadeo, estaba del todo despierto. Y su madre sostenía en la derecha, en vilo, el peso íntegro de Diana; así, desnuda, cubierta de semen, con vagina y ano desgarrados en una euforia que apenas recordaba, y la boca dislocada de labial corrido... Desdentada...

167 —¿Qué es esto, Adalberto? ¿Quieres explicarme? Y por un momento tuvo la intención de bajar la cabeza, luego distinguió su mirada crítica en su propia desnudez y cualquier miramiento, desapareció. —Es justo lo que ves, madre... Y no necesita explicación... Gritos, llantos, ropas desgarradas (literalmente), mientras el discurso de la decepción, del asco y el abju- ramiento de la propia carne, y la negativa de responsa- bilidad educativa se sucedían como olas que alimentan el tsunami. Hasta estallar. Hasta llevarla a atacar todas y cada una de las cosas. Derribar el reloj de su abuelo, azo- tar la máquina del mismo, volcar libreros, romper fotos... En sobremarcha y sobreoxigenación, hasta que jadean- te, en la puerta al inicio de las escaleras, soltó la sentencia definitiva: —Ya no eres mi hijo... Se te acabaron los privilegios. Te quiero fuera de esta casa hoy mismo. Cuando vuelva, a las diez de la noche, quiero este departamento limpio y vacío —luego azotó la puerta, con tal energía que los cristales salieron volando y dejaron a Adal sumido en ese espec- tro sonoro, ese sesgo del destino no calculado, no cuidado, esa noche de salvaje y estúpida pasión con su hechiza real doll, con su Hortensia de hule espuma y esqueleto de PVC, con esa piel de osos para bebé y ese cabello estropajoso y apelmazado en una emisión nocturna que no era capaz de recuperar.

168 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Si Dios apareciera mañana en una entrevista matutina, en el noticiero de más rating del planeta, si fuera retrans- - plicara todo, de una vez por todas, entonces ¿qué? ¿Nos mitido tal programa en cadena internacional y ahí ex sentiríamos aliviados, queridos por el padre? ¿Nos sen- tiríamos vejados, traicionados por su proyecto? Pienso que sólo negaríamos su esencia. Imagino a las del orbe, secuestrándolo en conjunto, sometiéndolo a agencias de inteligencia, a las comunidades científicas multitud de exámenes que, primero que todo, fueran capaces de ratificar su esencia divina y luego trataran de rencillas, arrebatos de fe y acusaciones de impostu- de explicarla. Pasarían años y más años de angustia, ra. Años de asedio a las instalaciones que lo estudiaran. Pasaría un nuevo caos que terminaría en otro: los cien- arriba. Todo en un desbarajuste, igual o peor al que an- tíficos incapaces de dar respuesta y todo vuelto patas tecediera a la entrevista. Quizá por ello, en la Biblia se asegura su regreso en - nal. Su llegada, a ojos escépticos, sería similar a una in- forma de león. Como apocalipsis. Como día del juicio fi de un tirano que lo juzgaría todo. Que daría premio o vasión extraterrestre. El dominio del planeta a manos podría interpretarse como una retorcida técnica de tor- castigo de acuerdo con su particular juicio. El infierno

GERARDO HORACIO PORCAYO • 169 tura. Una alucinación consensual, la zambullida en una

Y nada. Nada nos haría creer lo contrario. No en térmi- realidad virtual cuyo fin sería el quiebre de la voluntad. nos puramente racionales o materiales. No sin tener en cuenta el espíritu. Esa entelequia, ese constructo tan ve- nido a menos en nuestros días. Así pues, no somos sino seres paradójicos. Seres naci- - te solución simple para seres complejos. Aunque la que- dos para la duda y el permanente descontento. No exis ramos. La añoremos. ¿Qué fregados pasa con la humanidad?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Si en lo posthumano cabe la política, cabe como discapa- cidad estigmatizante, como estúpida marca de oprobio que los políticos no aceptarán.

• Un puente se considera, de común, como un ingenio hu- mano. Quizá uno de los primeros que el hombre apren- diera a fabricar. Un puente es algo que hasta los castores y los mismos simios saben construir. Es más, basta mirar a las hormi- gas, a las abejas, para saber que hasta ellas poseen tam-

170 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN bién este conocimiento. Y ni falta hace hablar de las ara- ñas y sus maravillosos tejidos. Quizá en la matriz cerebral de todo ser vivo comple- jo, vienen integrados los pormenores básicos de tal arquitectura. Los puentes, pues, podemos colegir, son instintivos. Fundamentales.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules

Batallas sin sabor. Victorias pírricas. No hay finales. Lo repito, no hay finales, sólo mi fin... • Si Dios fuera un artista, toda la labor del hombre sería una suerte de mejora colaborativa, de adecuación tipo pentimentis. De no ser así... Todo lo que el hombre hace con la naturaleza es una intervención que capitaliza el concepto y lo roba de la mano del creador. Los dioses griegos lo consideraron así cuando se enteraron de Pro- meteo y su invitación al hombre común y corriente a ser parte del esquema general de la creación. Ellos se venga- - nitivo... ése que parece que de nada sirvió porque inter- ron y fueron más allá, queriendo poner el ejemplo defi venir, lo que se llama intervenir, hasta el más idiota de

GERARDO HORACIO PORCAYO • 171 nosotros lo hace, aunque sea botando sus kilitos de ba- sura en un rincón, un arroyo o la misma planta nuclear...

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Un buen posthumano sería como ese superser, super- planta humana, capaz de cargarse de energía sin fotosín- tesis, pero frente al sol.

• Alguna vez propuse un nombre para nuestro grupo, en el punto climático de nuestras actividades: —La Absurda Sociedad del Pie Alterno— y les mos-

—Me gusta el concepto, pero no las siglas, ¿LASPA? tré el logo de una extremidad al más puro estilo cubista. Suena a caspa —aseguró Sandy, sin dejar de revisar mis trazos—. Eso sí, el logo te quedó súper, yo no hubiera podido esquematizarlo mejor. —Consíguete tu propio cerebro y deja de imitar a Da- vid— masculló Ernesto, repasando su reciente fracaso matrimonial. Lo podía ver en el temblor de sus dedos, en la forma desesperada en que fumaba sus Pall Mall. —Pues a mí me gusta el connotado albur. Voto a favor —dijo David, pero nadie le hizo caso. Estábamos cru- dos. La resaca lo era todo. Y de ella consigo sacar mucha materia prima.

172 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Esta damita tiene sed. —La niña sabe hablar —coincidió David. —Pues que empiecen las rondas. También tenemos que celebrar mi entrada a la academia. —Eso es lo que vamos a curarnos.

Ernesto, con socarronería. —No, Adal. Eso vamos a seguir festejando —afirmó Yo ni siquiera imaginé cuán cerca estaba Ernesto de entrar en su fase de hombre bomba. Cuán poco tiempo nos quedaba para disfrutar aquello.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules No hay más líneas rectas, más postergaciones ahora que

Sólo mi ser. Diana ha sido señalada. No se colapsan los anfiteatros. • Un puente es un beso. Conductor de sabores, deseos, áni- mos, añoranzas. De futuros.

Puede engendrar tu descendencia. También tu Un beso puede conducir a la gloria. Al infierno. muerte. Un beso. Un sólo beso. Maldito beso...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 173 • Duc Denis Jules @DucDenisJules

todos estos días que no sé qué podrá derivarse en otros Me he soltado escribiendo, experimentando, a tal grado futuros.

impostado. Todo es falso. No hay principios, no hay finales. Todo es Tu fecha de cumpleaños debiera ser el momento en que fuiste concebido, no cuando sales del vientre ma- terno. Eso si aceptamos la postura pragmática que des- tierra al espíritu de nuestra esfera. Si no... habría que ponerse a estudiar los Anales de Pedro, los libros que se abrirán en el apocalipsis. O contabilizar, a través de regresiones hipnóticas, los estratos de vidas pasadas o, por lo menos, rastrear el árbol genealógico con cur- sos new age mirar antiguas reencarnaciones... y/o adivin@s experimentad@s en el arte de Como si importara... - nas, subjetivas. O sociales. No hay finales, no hay principios. Hay voluntades. Ple Qué importa si en la construcción de la Torre de Babel perdimos la lengua original de Dios. Qué, en realidad... Hoy tenemos otras. Y a duras pe- nas nos damos abasto con ellas, quizá, entre otras co-

174 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN sas, porque hay desacuerdos sobre ellas. En ellas. En los usos de ellas.

- Yo, si me preguntan, me quedo con la definición de Teófilo, un gran colega escritor: Lengua es un órgano se xual que algunos degenerados usan para hablar. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Muñeca viva, muñeca bilocada, dislocada, gemela alte- rada por cirugías primitivas que desfasan el completo latido del ser.

• Hay puentes que caen por su propio peso. Puentes. Co- nectores universales de múltiple materia y arquitectura. - va. Y la vida consiste en aprender a no morir en el nuevo El sexo, por ejemplo, es el puente a otra vida. A una nue

La vida, la vida... Tanto hablar de ella. Tanto desearla. territorio a donde te expusieron tales artefactos. Tanto. Y estar siempre a punto de perderla. Incluso en el sexo... • Duc Denis Jules @DucDenisJules Toco por coraje, por amor, al pie de cada balcón colonial, a estrecha distancia del protocolo del ser.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 175 • A Diana le gusta mirar los atardeceres en distintas pla- yas. Quizá es el único encargo de ella que cumplo con puntualidad, cada vez que voy al café internet. Tras la consulta de mis e-mails, tras el posteo en mi blog y la co- laboración en dos revistas en línea, me sumerjo en Goo- gle Earth y voy grabando en disquetes las fotos que los usuarios postean en cada punto del mapa. Es lo único que odio de mi Mac. Esta primitiva mane- ra de transportar la información. Me encantaría usar una USB, quemar un CD, pero mi tecnología es primitiva. Única. A caballo regalado no se le mira el diente, asegura el dicho popular. Y no lo hago. No de común. Quizá me molestaría si su- piera que David ha regalado su recién desechada, pero la vendió para conseguir la nueva. David ya no vive en bonanza. Yo menos. La cosa, sin embargo, me obliga a ser selectivo. Y en general, esto es positivo. Conozco gente que nunca tie-

- ne suficiente espacio, por más que posean discos de 500 culo, dirán algunos. Para mí es más simple y básico. En gigabytes. Mi máquina apenas reúne 500 megas. Ridí mi Mac sólo hay lugar para lo trascendente. Lo demás es desechado.

176 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Sólo una vez fallé. El espacio se había agotado en los disquetes para mi uso personal, así que grabé una ima- gen peculiar entre las destinadas a ella. Y fue el acabose. Diana lloró la noche completa. —No me quieres —repetía. Su obsesión llegó a ser esa imagen. A la fecha aún a ve- ces la recuerda: ese hombre de pantalones cortos trans- portando a su real doll en una silla de ruedas a través de una calle. Ese hombre a quien no le importaba ser visto en paseo amoroso con su muñeca. conté sobre el escándalo moral. Le expliqué que nuestra sociedad era diferente. Le - berme perdonado. Al final consintió en que hiciéramos el amor, sin ha Creo que no lo ha hecho del todo. Aunque tampoco es- toy seguro.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Hace días comencé mi labor. Al principio tímida, supere- laborada, pero sin grandes efectos especiales.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 177

Catorce

Se percató, hasta que acabó de acomodar las cosas en esa caja, de que ésta se sumaba y perdía entre las que lenta- mente David había apilado desde su última visita. David no era un ser de números y órdenes precisos. Y esa escapada de emergencia, acababa de situar y definir por entero la condición de sombra del propio Adal. —Tú eres el doppelgänger —le dijo al espejo, a ese hombre de rostro ceniciento que lo miraba con ojos sor- prendidos desde el azogue—. Tú eres la sombra que se ha metido en la casa de David. La que acechará sus pasos y cuidará de no cruzarse con él. Quizá, por el momento, ese departamento funcionaría como mero estacionamiento de cosas. Adal seguiría en las calles, instalando, armando cada trampa, cada percu-

179 tor, cada sensor que hiciera posible el cierre completo de su mecanismo... Abrió el refrigerador. Y se encontró con latas diversas. Una cerveza artesanal y tres barrilitos. Optó por la más repetida. Una Tres Estrellas y empezó a beber. Suspiró ampliamente. Aquello no había sido simple. Ni fácil. De súbito, con su movimiento, su propia madre había solicitado convertirse en el primer gatillo. Tras la salida de su madre, reunió toda la basura, que sus hábitos de acumulador le habían compelido a guar- dar, en el centro del departamento, de su cuarto de azo- tea. Arrancó los pósteres de las paredes, arrasó con ador- nos y viejas efigies. Separó las copias malas de sus escritos, desmanteló la vieja Mac hasta extraerle el disco duro y la rearmó para que pareciera íntegra. Reunió a los viejos peluches. A todo lo odiado, a lo proclamadamente ama- do, en una sola pira. Puso en el patio la maleta de ropa, las dos cajas de escritos, la caja misma de la ultrajada Diana. Se colgó la guitarra de juego. Y entonces, sólo entonces, volvió y le prendió fuego a todo aquello. Acababa de imitar a Cortés, pese a tanta resistencia, pese a su odio cultural. Acababa de quemar sus naves en la costa materna. Aunque se vio tentado a ello, no aban- donó el incendio. Esperó a que todo se consumiera. Lue-

180 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN go se introdujo al cuarto de ella y extrajo la tarjeta de crédito. Fue hasta el cajero y sacó la cantidad máxima permi- sible de retiro en efectivo. Luego volvió a guardarla y se apoderó de la tarjeta adicional a su nombre que ella le mantenía castigada. En su lugar metió una ya caduca, para evitar alertarla. Y sin más, pidió un taxi a través de su celular. Revisó los últimos detalles, se aseguró de no dejar nada significativo fuera de lugar. David podría no ser un hom- bre de números, pero la paranoia le estimulaba de formas simples. —Pronto nos veremos, David —dijo y levantó la lata, en brindis con las paredes. Y así, también, sin más, salió de la casa a la calle, con su morral, su guitarra inalámbrica de videojuego y la con- ciencia de que, ahora más que nunca, la vuelta atrás ya era imposible.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Si la condena espejo resulta ineludible, en igual medi- da tendrá que activarse el mecanismo de esta maldición lógica llamada Intervención.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 181 • Movimientos oscuros. Si la dulce mordedura es sofoca- da, escrita hasta ser y escoger para dar fruto en la cinéti- ca del agua bucal doble… si la mano izquierda, si la boca abierta a la mitad… basto yo, todo está en mí. Esa mano, mi mano, ha elegido todo, elegido el drenaje soberano con la mano para la ocasión. Yo no. Para, incluye, entien-

mi deseo. El reloj por el reloj, yo mido el tiempo más cer- de exactamente eso que hay debajo de mi piel y te dibuja ca del juego de nosotros, cerca, cada vez más, y el acerca- miento sobrepone confusiones, hallazgos tibios; los la- bios, como lengua, ahí donde va el perfume y se unen

cañada del entonces para el fregadero de tu/mi caricia; las manos, conjuntos de Benn flexibles, muelles abren la tú, mientras me besas... tenerte por completo, nuestra, y nosotros adentro. La misma respiración terrible, muer- te instantánea allí, besar bocas, una saliva madura y, por siempre, el gusto de la luna.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Intervención Aerolito 1: pasar la piedra como quien se pone la chamarra. Borrar códigos de cada libro y ele- gidos. Merca gratis. dvd

182 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Quince

Adal creía entenderlo. El mundo se defendía y contraata- caba, armaba sus huestes de agentes secretos, de espías imperceptibles que buscaban poner zancadillas y obstá- culos para evitar que completaras tu propósito. Era, quizá, el sistema inmunológico de Gaia, desde una perspectiva New Wave, defendiéndose de los comporta- mientos virales, nocivos que cambiarían las rutas de lo hasta allí trazado. Esa era una de las paranoico-positivas maneras de verlo. La otra era más terrible. Una marioneta al servicio de otros poderes. En la narrativa clásica del más popular de los traduc- tores de Las Mil y Una Noches, Aladino, por solo frotar la lámpara, recibe la posibilidad de tres deseos que cambia-

183 rán su historia. En la versión de Burton, frotar la lámpara significa enfrentar al genio, sobrevivirlo y burlarlo para que cumpla deseos y al final regrese a la botella. ¿A cuál de los dos tipos pertenecía su piedra? ¿Acaso tras tantos siglos, el genio no terminaría aprendiendo las sutiles artes de la seducción, para hacer que su liberador realice las peticiones que convienen a sus planes? O, en otra posibilidad, menos oriental... Entre los conocimientos herméticos de dudosa proce- dencia, se dice que en la pelea de San Miguel y Lucifer, no sólo la gran esmeralda salió despedida de la corona del rebelde, no sólo el cayó a la tierra para ser labrado como el Grial... Otras gemas salieron despedidas Lapsit Exillis y a lo largo de la historia de la humanidad caerán, segui- rán cayendo. Algo es claro para Adal. La tranquilidad, la paz, no son Ex Caelis... los campos de cultivo desde los que trabaja. Entre la fu- ria de la redacción, la catarsis loca y la planeación estric- ta de su instalación, las fuerzas de su piedra maravillo- sa resultan un desestresante óptimo, una liberación física efectiva. Las frustraciones, las excesivas energías negativas, son tratadas en sutiles pases con el poder magnético de la pie- dra. Memorias de cajas registradoras borradas, códigos de seguridad extintos, celulares descocados, fotos hechas basura... Todo con el pase de su aerolito recolectado.

184 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN No todo es belleza, Adal tuvo que acudir a un mercado de pulgas en busca de una pequeña caja de plomo que pu- diera contener, mantener a raya el poder que, afortuna- damente tras un respaldo en la nube, se desató contra el disco duro desensamblado de su Mac. Aerolitos en su caja de seguridad. Un arma enfundada a la que cada vez encuentra usos más creativos. Más adecuados o retadores... ¿Por cuál ca- mino seguir? Por el de la desnuda venganza, o por su tra- vestida versión artística que, en último de los casos, ter- mina siendo venganza. ¿Cuál es la diferencia? ¿La hay, acaso?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules

Fricción atmosférica, más elementos ferrosos igual a La lógica del aerolito es la de la física, no del laberinto. magneto natural.

• Entre las múltiples aristas complejas o nocivas del fe- tichismo es tradicional encontrar el remplazo del todo anatómica. por las partes. La excesiva especialidad en un área Entre los fetichismos frecuentes como categoría en la red, por lo general referidos sólo al área o temática se-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 185 - - xual, se cuentan el apego a los pies, a los senos, las nal delos participantes. A tales categorías suelen sumarse gas, la flacura, gordura, juventud o madurez de las mo las de orden racial: rubias, pelirrojas, orientales, negras, latinas, altas, enanas, y así, sin término. E incluso al in-

tercambio, al relevo racial. A la mixtura copulante de los participantes en tales imágenes o secuencias fílmicas Ahí no acaba la cosa. El fetichismo también es catalo- pornográficas.

gado según la obsesiva mirada sobre un acto sexual en permutaciones imaginables. particular: clásico, anal, en trío, grupo, bisexual, y así, en La marca ignominiosa queda plasmada sobre tales preferencias sin meditaciones pertinentes. Es decir, vi- vimos en una sociedad que fomenta la especialización. No basta ser licenciado, abogado, médico, ingeniero.

Algo extra ha de identificarnos en nuestra unicidad. - Que llevemos esa costumbre al área sexual no tiene traño. Lo en serio anormal. nada de raro. Que no la lleváramos sería lo en verdad ex • Duc Denis Jules @DucDenisJules Intervención Aerolito 2: pasar la piedra en la biblioteca, en cada código de seguridad, cada CD, cada dispositivo digital para su borrado.

186 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Diana se encelaría más con Bet que con ninguna otra. La razón fue simple. Colgué su no-cuadro en la recámara. —No lo aguanto más —dijo en una oportunidad, tras mi estancia de dos días en aquella otra ciudad—. Sólo puedo pensar que te acuestas con ella. Por qué, si no, te lo dedicó. —Porque a veces puedo ser demasiado insistente. Su no-cuadro era un autorretrato que alguien copia- ra de una foto del mismo, aparecida en el periódico. Un gran misterio lo rodeaba. Uno que tardaron demasiado en contarme. En relatar a cuenta gotas. Crónica rompe- cabezas que de a poco fui armando.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Dédalo fue arquitecto pagado, sobornado para estable- cer la mayor empresa fraudulenta del mundo: hacer un camino cuyo fin sea el no fin. • Duc Denis Jules @DucDenisJules - travío; los únicos para la libertad que intentó hicieron Dédalo quizá construyó puentes para la pérdida y el ex que su hijo muriera.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 187 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Las alas son el puente no garantizable para saltar vacíos místicos. Ícaro fue pionero y tras él siguieron incontables legiones de tontos.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Si se pudiera saltar el abismo, Dios hubiera puesto un -

trampolín grande, flexible, infinito, capaz de proyectar te al extremo del cosmos. • Gross story. Todo como eso. La inspiración salida de una musa enferma, demente, recién escapada del manicomio de los dioses; apenas liberada de la cámara acolchada, de

La hiperquinesia, el asco, el deambular sin guías, sin la camisa de fuerza y la rencilla de la abstinencia sexual. - llos a los que llama la carne... de musa, de hombre, de patrones definidos, sin atender otros rituales que aque mujer, de lo que simplemente palpite alrededor. Quizá

así, como eso. De otro modo, no existen muchas formas magnética. de explicar esa atracción mutua, esa carga y descarga Seis Poniente y veinticinco Norte. Hasta una dirección tan simple capaz de despertar las más oscuras, las más

188 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN sórdidas interrelaciones; los entrecruzamientos temá- - ticos más extravagantes que, no obstante, han de inter hasta constituirse en un laberinto, un mandala de año- ceptar el trópico del sexo, el cuadrante de las parafilias, ranzas y deseos a plasmar, a hipertrofiar... masculino, femenino, en plena cópula, pero siempre, al Así, como eso... El mundo tiene forma, sabor a sexo; - - fin y al cabo, bajo las apariencias, bajo el velo de lo con ésa que Dalí enseñara a vencionalmente aceptado, lo que subyace es esa confi reconocer con su método paranoico-crítico. guración puramente sexuada; Develar lo que subyace, cada sustrato, para luego en- - tiva, una que revele lo recién descubierto, lo presente cubrirlo, codificarlo de otra manera, una más aproxima como descubrimiento al lector. Como eso, parecido... Escribir así, al menos en teoría, porque en la prácti- ca... Del plato a la boca se cae la sopa y a veces ese áni- mo automatista de soltar la pluma, de darle plena liber- tad, termina traicionando el objetivo, convirtiendo a las páginas en blanco en un mantel manchado de pas- ta de letras y jitomate sanguíneo. Caos, desastre creati- vo tan semejante a un galimatías, un balbuceo, en todo caso a una cumbia de buen ritmo (¿puede esta frase te- ner la mínima sustancia?), de ritmo al menos pegajoso, de contenido semántico cero, o cercano a cero, porque, bien a bien, ni siquiera conocemos el cero...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 189 Cumbia, cuando el intento, más allá del jazz prosístico - perimentado en rock puro, rock de bar plagado de im- cortazariano, es transformar lo platicado, pensado, ex provisaciones, variantes sobre un mismo tema, un acor- de, más que la ya anquilosada etiqueta alternativa de las producciones de estudio, de las disqueras todas con sus arreglos, sus ecualizaciones tardías, sus enmendaduras electrónicas que hacen tener voz al más inepto de los in- térpretes. Rock que no ruede, que golpee, que vaya diri- gido como misil al cerebro... Así, como eso. Parecido.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Volver a la biblioteca con la piedra no es una opción, veo mi silueta vestida con la chamarra roja del hombre rayo y cambio de objetivo.

• El rock, mi rock... Muchas veces me miro practicando a ciegas y trato de animarme pensando en la niña de aque- lla película sólo llamada El piano. En su esfuerzo en el te- clado simulado. Mi guitarra tiene una X, y un dígito menor a cinco en la suma de los días de un año. Mi guitarra tiene teclas en lugar de cuerdas y he agotado las canciones de mi pre- ferencia en los discos que esta consola, este juego, acep-

190 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN ta. Los agoté primero frente a un televisor, luego frente busca ir construyendo un mensaje laberíntico a través al vacío de este vagar las calles. De este autoexilio que de esta manía de alterar la realidad con eventos artís- ticos que no siempre son ni serán visibles. Instalación sin museo. Intervención a la realidad con la vida misma como pincel... Fuera de la consola, fuera del juego, hay muchas otras canciones. Muchos otros rocks que bien a bien no voy sabiendo cómo tocar en esta guitarra de notas arbitra-

Quiero pensar en mis héroes de greñas, de hábitos rias y requintos extremos que me interesa volver a oír. desastrosos. Quisiera pensar en Morrison, en Weiland, en The Who... y sólo consigo pensar en un miembro de Nirvana. -

Mis dedos extrañan sus composiciones. Sólo dos ase corazón. En notas. En tristeza. En esa resignación de mi- quibles. Y la que más me fluye es esa cajita con forma de rar a un Cristo clochard subir al patíbulo, a la cruz y aco- modarse como si tal... Como si nada, ninguna otra cosa pasara. No quiero subir a esa cruz. Tampoco quiero la vía de Cobain, mi tocayo de apellido. No me apetecen los blow- jobs de acero y venidas de plomo. No quiero pintar las paredes con mi cerebro...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 191 Hasta ayer, bien a bien, no sabía cómo habría de en- frentar esto. Cuál sería el espectacular remate. He de confesar que acudí a su casa como mera salida de una lluvia loca, mero escape no programado, no intuido. Hace años que David me dio sus llaves y ahí, rumian- do mi despedida, se me hizo presente, en plena, incon- trovertible imitación del protagonista de ese cuento de Felisberto Hernández que inspirara al mismísimo Da- vid en esta fábrica de sex partners, la tentación adúltera de ingresar en su clóset y buscar el modelo original que diera primera vida a mi propia Diana, hoy tan alterada en su original anatomía. Irredento, inconsciente, abrí las puertas, sólo para recibir una avalancha de cosas puestas al azar, embuti-

das ahí como medida extrema para despejar el ring de vaya usted a saber. la cama por alguna fémina casual o de firme proyecto... Mi esencia fantasmal, mi determinación de pasar in- advertido hasta el momento mismo de la despedida, me hizo rabiar y recoger en friega lo caído. Las cartas del ta- rot de los bohemios yacían desperdigadas y en ese tran- ce de preguntarme en qué orden las habría dejado, se me ocurrió barajarlas y pedir consejo a una sola tirada. - traje una de esas tarjetas. En el clóset, Frankel (así la lla- Mezclé, usé mis dotes tahúr en ese revoltijo. Luego ex mó desde el principio David y nada ha cambiado en él,

192 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN en ese sentido) pareció agitarse en su gancho, ahí, col- gada. Cuando di vuelta al Triunfo, no me sorprendió que su número fuera doce y hubiera un hombre colgando. la presencia de una muñeca pendiendo de un gancho, la Debo, pues, a la yuxtaposición fortuita de un arcano y - resultante, la nota final de esta sinfonía de la interven país y de la historia misma. Debo a este último detalle, el ción existencial de mi vida en la de los demás, en la del Bet es que me complazco en llamarla así, aunque una instala- remate exacto de mi instalación (quizá por y para ción, en sí misma, sea también, en su basamento y resul- tado operativo, una real intervención). todo, en mi vida, empieza con una muñeca. Y por ello Y digo exacto, porque, si he de ser del todo sincero, - da, con mi muñeca, que todo ha de acabar. mismo, es con Diana, con mi Hortensia hipermodifica Si a eso le sumamos ese tan proyectado momento de suicidio colectivo... todo embona. Todo caza. Todo es, como debería ser.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules En algunos códices precolombinos se asegura como ne- cesario el trueque de un infante a cambio del favor divi- no. Sospechosa certidumbre.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 193

Dieciséis

Adal caminaba, recorría el bulevar de la noche. Arriba y abajo sin término repasaba las coordenadas de los viejos encuentros. Quería encontrar esa catástrofe, esa pelea que lo apar- tara de Úrsula. —Quizá ella misma bajó el switch de la magia —mas- culló, sin más. Lo ideal habría sido encontrar a Úrsula, a su Palmira, esa que lucía como el hueco de algo ya extinto. Soledad. Fue inevitable pensar en Dios. Volver a pensar en él, lue- go de jugar al creador. Luego de tontear con su regalo de los cielos o con los potenciales artefactos infernales. ¿Era Gaia, es decir la tierra viva, sintiente, quien se interponía en su avance? ¿O era Dios? ¿O su enemigo?

195 ¿Quién disparó el rayo de la confusión de lenguajes en Babel? ¿Cuál de las tres posibilidades antropomorfizadas? Ahora que lo pensaba, de alguna manera la caída de ese aerolito era como la caída de un rayo y esa bendición, ese señalamiento divino, adquiría entonces otro carácter. Así, justo como en la carta del Tarot de La Torre. Una len- gua de fuego que golpea una atalaya del que caen dos fi- guras. La Maison Dieu, se llama en francés la carta... Quizá lo que había presenciado era el dictamen divino sobre su relación. O la señalización de una culpabilidad. Porque ya era inevitable pensar en eso, también: Úrsula como culpable, con su propuesta de breve relación abier- ta, con su obsesión por la moda y la aceptación, con sus vi- sitas a los antros de moda... Adal se había sentido especial por su atención. Y esa li- bertad la había interpretado a su conveniente manera... Pero... Adal se sentó en la fuente de Los Frailes y miró hacia las efigies de ángeles que abarrotaban las columnas de aquella entrada al submundo, al subterráneo de un me- tro que ahora era terminal del metrobús y en un tiempo, edén de su encuentro... —No puedes seguir con esto... —se dijo. Aún faltaba demasiado para el amanecer... Para el fin de la noche. Quizá aún podría colarse a la estación. Y dor- mir ahí. Sólo esa noche...

196 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Cruzar un puente es un intento por alcanzar la costa deseada. Un barco es un puente primitivo. Cualquier cosa que sirva para pasar de un territorio a otro nuevo constituye un puente. Es el intento por unir dos tierras antes separadas por un abismo. Uno, debe- ría ser más que obvio, hecho de cualquier tipo de mate- ria. Aire, agua, deseo y cuanta permutante sea posible colegir... Un beso es un puente. De una persona a otra. Un golpe también, en semejante categoría. ¿Hay puentes dentro de los puentes? ¿Puentes que sirvan para pasar un puente?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules - jas eras. Lo peor es su vigencia en la posthumanidad, en Los sacrificios de sol y plumas son constantes en las vie sus más retorcidas formas.

• El misterio de la muñeca rubia ciclópea sería resuelto una tarde de celos y fastidios, en el bar mismo donde se encontrara y se enamorara de Yess por vez primera. Llegar por la puerta de servicio se había transformado - en una extraña rutina que los vigilantes apenas consen

GERARDO HORACIO PORCAYO • 197 tían y los dueños reprobaban con aspavientos hartantes donde también era distinguible una cierta cantidad de celos y miedo... Fuera como fuese, una madrugada los clientes de Yess alargaron hasta la demencia su estadía con ella, a tal grado que muy pronto, ante las muestras de inco- modidad y agresión contenidas que Adal mostrara, una de las chicas más cercanas, pero menos populares, una - mizar el impacto de esa muestra viva de la popularidad de nombre Rosario, se aproximó a él para intentar mini

Arrastrado a los camerinos, pronto se vio sometido a y éxito, por decir lo menos, de Yessenia. un interrogatorio disperso que, sin previa advertencia, derivó en un hecho: durante una cortísima temporada Rosario y él habían sido vecinos. Rosario recordaba la huida subrepticia y tonta que su madre intentara para evitar pagar los seis meses de renta atrasados. Y, justo en esa carrera absurda. Rosario recordaba la pérdida de una muñeca rubia y ciclópea que un amante regalara a su madre. Rosario no intentó siquiera ocultarlo, su línea de trabajo era de hecho hereditaria y si aún ahora era al- guien en verdad deseable, se debía a la herencia. —Si no fuera por Yess, yo sería le reina —dijo y como para demostrarlo, besó a Adal en la boca.

198 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Romperle su mandarina a la estabilidad digital que sen- sores, PC e Internet han establecido no sería demasiado complicado con esta piedra.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Qué decían los originales relatos árabes: ¿lámpara o ae- rolito ígneo que cae a la tierra? Voto por la segunda op- ción, evidente.

• Un fetiche no pertenece, por necesidad, a la categoría de

El escándalo social, el ánimo de estigmatizar conduc- lo sexual. tas fuera de la norma, el apego a un solo factor en lugar de a los múltiples que pareciera ofertar nuestro amplio mundo, la propaganda misma de los mass media, suele reducir al absurdo esta palabra. Este concepto. Un fetiche, de manera simple, constituye sólo una pre- ferencia. Una que puede acrecentarse con particulares ideologías vinculadas a la suerte, a la magia, a la especial idiosincrasia de quien lo habilita o usa.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 199 En otras palabras, lo que socialmente hablando se conceptualiza como materia de un fetiche, no es sino - tegran esta categoría. Se trata de un inventario resumi- una síntesis a extremo de las múltiples materias que in

- do. Un reduccionismo inductivo que explota, de manera nente en el ser humano. Esa necesidad de aferrarse a comercial, la veta más extrema de una conducta perma algo seguro en este mundo en cambio continuo.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Lo mejor y lo peor. La julia me levanta. Me lleva a decla- rar a la PGR. Me dejan cerca del PC central. Yo y mi piedra.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Según las viejas historias, quien hace todo esto no soy

lo que quiere. yo, es un genio, un Djinn, un Jini que desafía leyes y hace • Duc Denis Jules @DucDenisJules Era tan reconfortante fregar las mini cepas de poder. Tanto que pronto me vi cercado. Evitar que te detecten

la piedra lleva al exilio.

200 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • - mos separados por el abismo que se abre entre ellos. Por Un puente se cimienta en las dos costas, los dos extre lo tanto, para construir un puente es preciso usar otro puente, más frágil, más endeble. Puede ser un barco, una cuerda. El caso es uno: el arquitecto ha de acceder a los

Por práctica común, un puente no se construye a márgenes del extremo que pretende comunicar. menos que su fábrica sea económica, utilitariamente plausible. Colón fabricó un puente de España a América a través - de una nao y dos carabelas. Colón no postuló la existen cia de América, el pretexto eran las Indias, el pretexto facilita una clave fundamental: el arquitecto se guía más era un comercio más eficiente. Por ende, su ejemplo nos - rídica, irrompible perspectiva evaluativa de lo que ha de por la expectativa de lo alcanzable que por una real, ve conseguir. Dicho de otra manera, el espíritu de los puentes radi- ca más en la esperanza que en una pormenorizada lista de ventajas. Al menos en su etapa pionera, así funciona la cosa. Al menos en la arquitectura original. Toda mejora, como en el caso del fetichismo, sólo su- pondrá una más adecuada optimización de los recursos

GERARDO HORACIO PORCAYO • 201 con una sola meta en la mente: el gozo de lo encontrado en el establecimiento del primitivo, original puente.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules La migración era necesaria para seguir la venganza. En- cuentro obstáculos rápidos: más cámaras y respuestas más rápidas.

• Y sin embargo, derivo. Tanto escribir, tanto navegar la pá- gina en blanco, para terminar evitando el destino. Hay quienes se enamoran tanto de su nave que temen

ya lo había dicho, teorizado, pero ahora lo miro. el destino, temen alcanzar el extremo del puente. Esto Mis carabelas no eran de guerra, pero eso es lo úni- co que distingo como costa, como frontera. No quisiera manchar estas palabras. No quisiera un océano de crúor cargado. No quisiera, pero ese es el único puerto que soy capaz de distinguir. El único que puedo avistar. A veces pasa así. Tu barco te aísla de la tierra, de todo otro contacto. Y cuando vuelves a mirar, a veces ya todo es guerra.

202 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Ayer me puse a pensar en aquel astronauta, varado, - tinguía. Mientras todo bajo sus pies, se volvía guerra. abandonado en la estación MIR mientras su país se ex A veces me siento como él. Aislado en la cápsula múl- tiple de mis carabelas. Enfurecido, encabronado. Si tuviera una bomba atómica, la soltaría sobre ellos. Pero entonces nada cambiaría, nada pasaría fuera de la

A cambio tengo mi meteorito, mi maravillosa lámpa- extinción. ra de Aladino. Voy a liberar su genio. Ahora sí. Ya… Ahora.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Sociedad Aladino contra la mía. Masacre irredenta, vicio- sa, absoluta... ¿Qué queda de tanta mierda coludida sino mierda misma?

GERARDO HORACIO PORCAYO • 203

Diecisiete

Tras esa llamada desesperada, automática, con el anciano respondiendo el celular de Úrsula, Adal ya sólo podía ima- ginarla de una sola manera. Desnuda, en la bañera, jugan- do con jarras de burbujas y gel perfumado para el baño. Con gesto sensual, invitante a la cámara de su celular. Su cabello suelto mojado y las luces de un gran hotel en el can- cel de cristal, en el espejo de cuerpo completo del baño. Y al anciano, en una cama sucia, manipulándose con placer. La imagen lo persiguió por dos días. Se sentó en el ban- quillo de un parque y estuvo contemplando un solo nú- mero y nombre en el celular: Sandy. El cuarto miembro de esa cofradía, el pivote de ese triángulo con David y Er- nesto. Triángulo virtual. Quizá polígono si se incluía en la ecuación deseante. Llamar a Sandy podía resolverlo todo. Arruinarlo todo también en un solo pase.

205 Ella era la estrella de esa ciudad, de eso que quiso bau- tizar como La Absurda Sociedad del Pie Alterno; podía re- solverlo todo con un par de llamadas, decirle quizá hasta dónde se encontraba. Y en unos cuantos días, David y Er- nesto lo sabrían también. Eso y quien sabía cuántas cosas más. Llamar a Sandy era resolver todo para complicarlo todo aún más. Volvió a pensar en el viejo con su onanismo acendrado, luego en averiguar el nuevo número acudiendo a la com- pañía celular. Y, antes de pensárselo dos veces, salió y abordó un taxi. No estaba lejos de un centro autorizado y arriesgarse al colectivo era arriesgarse al arrepentimiento. La tarde estaba avanzada cuando bajó de la unidad. En el cielo, Venus brillaba esplendorosa. ¿No había una leyenda que decía que se le podían pedir cosas a la primera estrella de la mañana, esa que casual- mente era la misma que primero aparecía en la tarde? Ingresó al establecimiento y se formó al final de una fila de seis personas. Entonces le llegó el pensamiento. La le- yenda decía que uno debía pedir deseos cuando veía una estrella fugaz, cuando observaba la caída de un aerolito. ¿Qué estaba pensando cuando lo vio caer? ¿Qué había de- seado Adal en aquel instante?

206 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —Extinción —recordó—. La extinción de la humani- dad como si se tratara de aquel meteoro que cayera en el Golfo de México y extinguiera, según algunas teorías, a los dinosaurios... —Le hablan en la ventanilla seis, señor —le dijo la chi- ca formada tras él. Ni siquiera alcanzó a agradecer. Su mente seguía bus- cando el recuerdo, el pensamiento exacto. —¿En qué le puedo ayudar, señor? —Señorita, quiero reportar un celular extraviado y preguntar por el nuevo número de esta persona —dijo, entregando una tarjeta con nombre y número de Úrsula. —Perdón, pero su solicitud es en extremo extraña... —Sí, lo sé. Al parecer un anciano encontró el celular en un cine... Está llamando a los contactos, para presumir de una serie de fotos de la propietaria desnuda... —¿Quiere hacer una denuncia? Eso tendría que llevar- lo con el ministerio público... Aquí sólo podemos bloquear los aparatos por solicitud expresa del propietario... —Hace bien en desconfiar... Si usted fuera tan amable... Me bastaría con que usted marcara al nuevo celular de Úrsula y que me dejara contarle... Ella ya determinará qué y cuándo hacer lo que se debe hacer... ¿Si fuera su ce- lular y tuviera fotos así... usted qué preferiría? —Voy a marcarle... Espere... Están llamando... —y en- tregó la bocina.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 207 —Úrsula... Sí, soy Adal... Sí, meses... Muchos meses... —Dígale o cuelgo... —Mira, te llamo porque me llamaron de tu viejo telé- fono... Sí, de tu viejo cel... Lo encontró un anciano en un cine... Y asegura que hay fotos comprometedoras tu- yas... ¿Ah, las recuerdas? No, no me chantajeó... Estoy en la compañía de tu celular... Sí... No, no me diste tu nuevo teléfono... —Pásemela... necesito checar lo que está pasando... —Sí, mira, la dependienta quiere hablarte... Seguro que no me diste tu nuevo número... —Señor... —Urs... Les urge hablar contigo... Sí, ahorita me lo das... Bye, Urs... —y entregó el aparato. —Gracias... Señor, si gusta esperarme en uno de los si- llones, necesito corroborar datos con su amiga y luego podremos concluir el reporte y demás... —Gracias —dijo Adal y empezó a alejarse... Y a pensar. ¿Qué había escuchado? ¿Olas... rumores de un bar a la orilla de la playa? ¿Y risas? ¿Y bocina tapada para calmar algunas travesuras de un compañero en in- glés?... ¿Qué más? ¿O sólo una mala recepción con líneas cruzadas?... ¿Qué quería decirle? ¿Necesitaba hablar con ella? ¿O verla? ¿O estar en su cama? ¿Qué?

208 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —¿Me contagiaste tú? —esa era la única línea de diálo- go que insistía en construirse en su cerebro... Pero no era algo que quisiera decirle... No, cuando re- cordaba a la perfección las palabras de Úrsula poco antes de ir a la cama. —Adal... de veras, no te convengo —le insistió— Tú eres un chico bueno... Y yo... llevo mucho en el camino... Me gustas, pero seguro que no podrías ni querrías estar en una relación abierta... —Contigo... lo que sea —respondió él, sin dudarlo. Y al parecer había cumplido. Y estaba en una de las úl- timas consecuencias... Una que no quería corroborar. Que temía corroborar. —Adiós, Urs... Siempre te recordaré. Adiós, Palmira mía —subvocalizó y salió de esas oficinas y se perdió entre la muchedumbre que ya se movía presurosa por el corredor peatonal.

• SIN CERO. Equilibrios sin balance. Estáticas con dinamis- mo. Todo es nada, nada es todo. En el centro de la toma hay un grupo que se fragmen- ta, naufraga entre vendavales de una cotidianidad llena de hastío por eventos que redimensionan la idea de una realidad que subyace bajo lo tradicional, lo aceptado, bajo el simple promedio de los sentidos.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 209 • Duc Denis Jules @DucDenisJules No hay Bet, no hay Ellie. Las gemelas se han peleado a muerte y con ese solo pase han mandado a todo a la fre- gada. No más club. X.

• Construir para el deseo. Para calmarlo y consecuentarlo. Meterme en el límite de las metáforas no tiene salida posible. Por eso hoy, hoy declaro la esencia arbitraria de su materia. Esto, de cualquier forma, ya ha empezado a ser parte de una guerra. Es lo que antes no entendía. Tú no buscas a la guerra. Ella, siempre te encuentra.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Ciudad terror, tiempos pobres. Descifrar universos con- cretos, investigaciones erróneas; tiempo corregido.

• Si como decía David Bowie, el camino para un mal poeta es escribir canciones, un paralelismo similar puede tra- zarse con la prosa.

210 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Sólo metáforas transparentes, prejuicios tras prejui- El camino para un mal novelista es escribir filosofía. cios, eslabonados a la manera de Nietzsche, en forma de mala, pésima aventura del pensamiento. Ese, no otro, es el secreto de Nietzsche. Nos vendió no- velas disfrazadas de filosofía. Por eso nadie entiende Y siguiendo con tal premisa, el único camino para un nada. Ni las novelas, ni la supuesta filosofía. mal cuentista serán los aforismos, pese a Cioran.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Javier abomina la X, aunque así quiere llamar a Bet, X. Ellie, la otra Bet, la domadora de leones, llora sin saber de mí.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Elizabeth y Elizabeth, juntas, juntitas en la misma escue- la, en las mismas divergencias o tendencias de sensibi- lidad. Nada.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules ¿Gemelas o doppelgängers? ¿Genialidad o estupidez? La apuesta es tan corta y la memoria tan larga.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 211 •

loca sesión de té, cuando fue orillada por el sombrerero Alicia no sabía por dónde empezar su hagiografía en la loco a ello. Hay quienes dicen que la mejor novela es la que escribes con tus actos. La premisa me parece estúpida. Más aún que mi cró- -

nica existencial. Así que no. Esto no es un texto autobio Si quisiera escribir una relatoría magistral e incon- gráfico. Es más. Es mucho menos. trovertible, elegiría, por mucho que me cueste, la vía de Lennon: “conoció a Yoko y vivió”. Sólo que no tengo Yoko. Ni siquiera me gustan las ja- ponesas, menos aún los minicuentos. En ese sentido, sigo la premisa de los abuelos: si no tienes nada impor- tante que decir, mejor cierra el hocico. Y lo mío, puedo asegurarlo, es importante, por eso no he promulgado censura contra mis dedos. Mi mujer ideal la dibujó alguna vez Jim Lee (puñalada trapera: el estúpido algo tiene de japonés o mínimo de oriental). Y las de carne y hueso, hoy en día, no consiguen ar- mar una sola. Ni aun siguiendo el paradigma de Víctor Frankenstein. Y si un sombrerero loco, que solía llamar Dios, me ori- lla a contar esto que quiero escribir siguiendo las leyes

máximas de la narrativa. Esto que podríamos definir

212 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN - do del pasado. como mi último conflicto. Ese que tampoco está separa

En la escritura a veces la voluntad parece llegar del Ése que, como Alicia, no sé dónde empieza. más allá. De las musas, los dioses, los demiurgos, quién sabe de dónde. Quizá de la presión del sombrero loco. de allende el yo, aunque atravesando a este último. La voluntad de la escritura es, pues, exoegótica. Llega Y qué importa ya. Es lo bueno de estar en la línea de fusilamiento: tus últimas palabras tienen una sola opor- tunidad. Cero adendas y correcciones. Así como van, como vienen, se quedan.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules - plandecen los Ángeles Policía, bifurcan demonios, Pes- Agentes del sobrestímulo. En ese extraño secreto res quisa Profeta.

• Alguien le había vendido un mundo equivocado, un mundo donde todo tenía, adquiría sentido, tenía un propósito. Al principio, había bastado con culpar a sus padres. Sólo al principio. Hace falta ser un verdadero

GERARDO HORACIO PORCAYO • 213 descerebrado para quedarse ahí, en ese vicio, en esa re- calcitrante angustia de la traición familiar. El fenómeno superaba ese ámbito y su misma y sim- ple historia personal. Ahora estaba seguro, cuando me- nos de eso.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules No hay otros ovnis que la apariencia de los nuevos ca- miones que de regreso me arrastran a la tierra de la nada y del camote dulce. Mierda.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules La Tumba Estelar: mundo tonight del ojo de abril, de la hoja de vuelo invertido para la forma del reino del turis- mo psicodélico.

• Un fetiche también es un puente. Al menos un intento de. Un fetiche, según algunos eruditos, es sustituto del terri- torio que se pretende alcanzar. Los puentes a veces se vuelven mundo. Como los fetiches.

descubrimiento. No siempre. Y esto explica otra cosa: ese éxtasis del

214 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Cuando los puentes se vuelven mundo es porque su arquitecto, ha decidido vivir en su producto. Cuando ha renunciado a otros descubrimientos por temor a lo ubi- que el puente, el proceso de armado de éste, no resulte cado en el extremo que pretendía alcanzar. Por temor a embarcarse en la fábrica de ese artefacto. tan excitante como la búsqueda, el pretexto que lo hizo Los eruditos que minimizan el valor de un fetiche ol- vidan una cuestión fundamental. Antes de que una per- sona convierta a su fetiche en mundo, primero hubo de ser constructor de él. Primitivo, quizá, pero constructor

Los fetichistas son los mayores comerciantes de true- al fin y al cabo. que, hoy en día. Instalados en su constructo, cuando compran artículos de sus semejantes, lo único que ha- cen es completar, adornar con mayor lujo el original puente que estructurarán. Y en cada compra está contenido el trueque. La mejo- ra de su original creatividad se volverá, a la vez, artículo de consumo. Necesariamente.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Y hay un perenne enemigo, escondido como espía en cada esquina y recoveco, cada tontería; uno que te obli- ga a mirar fuera de la verdad.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 215 • Azar u orden secreto, desconocido del universo. La pre- gunta en la mesa, con sus aristas múltiples en apariencia - rajas innominado y de apuesta apenas intuible, pero de expuestas, como cartas descubiertas en un juego de ba curso que precisaría la revisión pormenorizada de los naipes desechados, si es que se pretende entender de manera mínima la mecánica evolutiva. Retórica para el disfraz. La cosa, más simple. Lo que en un primer momento pareciera el punto de enlace de- - cia. Quizá en el puente que uniera esas masas continen- finitivo se transformaría en el parteaguas de mi existen tales. Puente frágil y escueto.

desaparición misma. Antes de encontrarme varado en Puente definitivo que cruzara, sin saber. Antes de su ese nuevo territorio. Ese, tantas veces ansiado. Ese, que ahora insisto en cuestionar, en comparar con lo ya con- seguido. Con la misma nostalgia.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules - ca guerra alguna. Es como su dueño. Mañana, la gran Mi lámpara difiere. Mi Djinn no hace aspavientos ni bus incursión.

216 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Jesús no construyó un templo físico. De hecho, afirmó Y lo hizo. De manera metafórica. Después de su cruci- que derribaría el entonces existente. - vieron nada contentos con tal hazaña. fixión todo se caotizó. Y los maestros de la ley no estu Su prometida reconstrucción en tres días de tal arte- facto, tal puente para la certera comunicación con Dios - ción de Cristo, de acuerdo a las mismas escrituras. ocurrió de manera metafísica. Ocurrió en la resurrec - ciones de sus seguidores, pero ninguna arquitectura de De tal hecho existen testimonios en la Biblia. Declara piedra, metal o cualquier otra materia para demostrar- lo. Y sin embargo, hoy en día, una buena parte de la hu- manidad sigue creyendo en su realidad. La pregunta es obvia: ¿Jesús es un fetiche o no?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules La antena de transmisiones de la del estado, las es- trategias de coerción y mordaza. En la el presidente tv se ríe. tv • - ponencializa en tus ojos rasgados. Subyugante. El impulso. El sentimiento que crece, se ex

GERARDO HORACIO PORCAYO • 217 Rosario de lágrimas. Rosario de adiós. Rosario entre tus brazos. Por primera y última vez. —No eres tú; soy yo la que tiene problemas. No estoy preparada para esto.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Estoy harto de todas estas solicitudes de cese de mi vida; antes de rendirme he de vengarme de ustedes. Harto, solamente.

218 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Dieciocho

Todo al amparo, a la luz de la luna. Todo de noche, cubierto de luz, en los márgenes de la ciudad, desde cafés internet de extraña pulcritud y dudosa conexión legal, en medio de cientos de descargas ilegales. Ahí, fue armando sobre todo la parte virtual. Ubicando los lugares apropiados para hacer envíos, para progra- mar correos electrónicos y contratar y subcontratar ser- vicios que tendrían que empezar sus funciones en dos se- manas más y acabar en dos más, después del clímax. Reducir al mínimo las variables, requirió hackear cuentas y apoderarse de agendas e itinerarios. Todo bajo el agua... O casi todo...

219 Así, trasteando, tanteando, terminó por enterarse de algo crítico, clave, que empezó a germinar extensiones en sus planes. En su proyecto íntegro. Cuentas y más cuentas. Movidas de hilos. Titiritero títe- re, le decía esa parte de su cerebro que seguía pensando en Geppetto como en su creador... ¿Su objetivo era entonces volverse de carne? ¿O con- tagiar a Diana con ese virus de trascendencia? ¿A Dia- na o a Frankel? ¿O a ambas amantes hechizas, hijas del Frankenstein llamado David? ¿Creaturas o golems? ¿Doppelgängers de quién? Se supone que quien ve a su doppelgänger muere... ¿Diana había visto a Frankel? Demasiadas tonterías. Quizá habría que hacerle caso a Diana y empezar por lo básico, por las cirugías estéticas que eliminaran su condición de doble. Esa noche salió antes del café internet y pasó a una shop apenas entrevista a lo lejos. Quizá ahí podría or- sex questarlo todo... Su suerte estaba cambiando. O afinándose porque, de hecho, sin mayores problemas encontró reemplazos para pies, manos, vagina y boca... A precios de descuento, ade- más, por cierre próximo... Terrible... Sobre todo porque lo único que hacía era convalidar sus nuevos y crecidos proyectos y catapultar aquello a niveles apenas sospechados.

220 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN —¿Y cuál diría que es el género de su instalación? ¿Tra- gedia, comedia o farsa? —dijo entre dientes, entrevistán- dose con ánimos e inteligencia de prensa idiota. —Postmoderna pluscuamperfecta... —Definitivo, eh. Nada como innovar... —Nada como lo in, diría yo. Y así, hasta la casa de David. Así. Más que determinado.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Es curioso cómo se quejan de mis palabras, cuando ni si- quiera he retribuido su seguimiento con el mío. Sólo no me sigan. Santa paz.

• Me imagino a Judas, siempre ahí, al lado de Jesús, com- partiendo sus caminares, abriendo los oídos cada que al maestro se le ocurría emprenderla con parábolas o abiertas enseñanzas. Me lo imagino pensando en la llegada del reino. En plena chorcha, ahí en la última cena. Satisfecho de su la- bor organizativa. Y, de pronto, de la nada, zas: “Alguien me va a traicio- nar”. Judas debió atragantarse, sentirse balconeado. En cualquiera de las posibles alternativas de la historia. De común se dice que son dos.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 221 Si Judas ya había decidido que con Jesús no iba a llegar a ninguna parte, esas palabras debieron dolerle como sólo a él. ¿Se había equivocado feamente? ¿Lo había es- piado? ¿Y entonces por qué no huía? ¿Por qué fregados

Si Jesús ya le había pedido que lo entregara, la cosa es no le explicaba nada? ¿Acaso no era su maestro? igual o peor. Quiero decir, todo el rato debió esperar que el ángel del Señor llegara y le dijera: “Judas, has probado

como caballería en el momento climático. Justo como el tu fe. No es necesario que sacrifiques a tu maestro”. Así, Dios del antiguo testamento hiciera con Abraham. Pero nada. En ninguna de las dos opciones, nada. Y digo nada porque de otra manera, convencido Judas ya de cualquiera de las anteriores posturas, no habría tenido necesidad de colgarse. De seguro antes de dar el salto, con la cuerda ya bien atada al cuello, debió pensar: ¿Qué fregados pasa con la vida? ¿Qué pasa conmigo? ¿A qué está jugando Dios?

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Intervención Aerolito 3: pasar la piedra sobre el cere- bro de transmisión televisiva para romper anales y directrices.

222 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Diana suele cuestionar mis conceptualizaciones. So- bre todo cuando pienso en máquinas. —¿Entonces tú eres el pistón y yo la camisa, la cámara de combustión o qué? Le digo que no. Le propongo ejemplos, parábolas que expliquen todo. —La diferencia, pues, es que tú me amas y no me Siempre, al final, cede. utilizas. Y cada vez asiento, aún menos convencido.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Fracaso. Creo que los pequeños triunfos terroristas miti- gaban hasta cierto punto esta angustia, esta asfixia. • De manera repetida hablo y hablaré de Ernesto y David. También de Sandra. Ellos son parte de mi grupo familiar.

Solíamos ser uña y mugre. Inseparables comparsas De mi familia artística, si tal cosa puede existir. proyectos que transformarían al mundo. Solíamos. An- en cafés y bares. En fiestas y presentaciones. En planes y tes de que cayera la bomba y lo desgraciara todo.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 223 Hoy en día se habla mucho de terrorismo como algo agresivo, ajeno, novedoso en este territorio.

desde la niñez, programándote como a un reloj de cuer- Yo afirmo otra cosa: el terrorismo es nativo. Empieza da acumulable, día tras día con la misma circular can- taleta. Año tras año, permitiendo que la costumbre la vuelva invisible. Hasta que estás listo y todas esas car- - pletan su circuito. Y estallan. Así, sin aviso previo; en gas, colocadas con paciente sutileza, finalmente com

más, estallan. medio de una fiesta, una velada, una comida. Así, sin ése, como bien es sabido, es

Y no me refiero al trabajo; El hombre bomba es un clásico del terrorismo. Y tam- castigo de Dios. Me refiero a algo emparentado con él. bién de la sociedad. El hombre bomba social estalla cuando los circui- tos se le integran, allí, muy en el interior. Cuando se da cuenta de que es parte de la maquinaria productiva y empieza a encontrar su único valor en ser engranaje de ese mecanismo. En ser pieza de recambio que tenderá a apreciar como fundamental. El hombre bomba social estalla cuando minimiza - lar al suyo. Cuando el concepto de madurez ha surtido todo otro oficio, todo otro papel que no sea igual o simi efecto en ese vector pre-programado.

224 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Cuando ha dejado de ser hombre para convertirse en máquina. A mis amigos les sucedió. Yo, aún lucho contra ello.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Sabía que este instante llegaría, supongo que de alguna manera las cirugías a Diana me hicieron creer que se po- día evitar esto.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Despedirse, o acabar de hacerlo, no resulta simple cuan- do uno trata de mantener sus ases bajo la manga.

• Cuando uno pierde algo valioso, de inmediato busca sus- tituirlo, encontrarle adecuado remplazo. madre. Ya había extraviado un padre, difuminado a una La universidad también quedaba atrás con su carga terrible y placentera. Atrás quedaban, sobre todo, los amigos. No tenía ganas de pasar por lo mismo, otra vez. Y emi- país, buscando el placebo adecuado. gré, cada fin de semana, a otra ciudad, a la capital del

GERARDO HORACIO PORCAYO • 225 Noé, Javier y Bet. Familia disfuncional, separada, ape- Mi guía fue Teófilo, el resto de la nueva familia: Ellie, nas unida por compromisos sociales, por coincidencias que me instaban a sobreponer la imagen del sombrere- ro loco a la de Dios. Supongo que estaba demasiado habituado a esa diná- mica. Quisiera suponer más: una empatía, un hallazgo salvavidas. El caso es uno: el truco funcionó. Al menos por un rato.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Hace un momento, cuando menos lo esperaba, mi guita- rra hackeó un sistema vecino. Toqué a ciegas, a lo lejos, la de Nirvana.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules No crean que he olvidado mi propósito de despedirme dejando una gran huella, un enorme recuerdo para todos ustedes. Nomás no crean.

226 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Outro

Duc Denis Jules @DucDenisJules Lo peor de ponerte a averiguar sobre estos despropósi- tos es descubrir que ni aún la medicina o la antropología saben cómo tratar esto.

• Tonterías de internet que me dan esperanza y temor: se- gún una página de la , una escultura conocida como “Hombre de hierro” representación del dios Vaisravana, bbc Rey budista del Norte, conocido en el Tíbet como Jam- - mento del meteorito Chinga, que cayera sobre la frontera bhala, fue confirmada como una pieza labrada en un frag de Rusia y Mongolia hace diez mil o veinte mil años.

227 Para peor, para más impacto mass media, se asegura que fue recuperado por los nazis, por la cruz gamada que lleva grabada. Mi pregunta vuelve a surgir: ¿de veras estaban tan chalados los nazis o es sólo que ahora, en estos tiem-

armando verdaderos cultos a la serendipia que rodea pos de flagrantes pusilanimidades, ocurre que estamos cualquier acto de aquel grupo alemán tan manipulado? Sólo me pregunto.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Tuits de ayuda al suicida, vaya broma estúpida... Se dis- grega la cohesión de mi despedida, empiezo a dudar de mi plan.

• Y le dolía tanto estar rodeado de nada. Que la nada le fuera trepando por cada poro. Escapán- dose por cada uno de ellos y contaminando a la ciudad, como si se tratara de una pandemia de putrefacciones, - te desgajando todos y cada uno de los centímetros de una lepra posmoderna que fuera lenta, inexorablemen

santo, esferas en un árbol de navidad en esa ciudad de mitificación que había colgado como milagritos en un nombre mítico y pasado estéril. Esa ciudad fundada a

228 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN orillas de un río, tres veces derribada por las corrientes - to a poner pie en tierra, que se decantaban en la roca de y al fin trazada por unos ángeles que jamás habían vuel los escultores y los artesanos y los pintores y en las rápi- das plumas de los poetas. Siempre hablando de ángeles, rodeado de ángeles sin una puta voz de ángel que pudiera sacarlo de esos arre- cifes personales. Porque de ninguna otra manera podían ser descritos. para una estática de vida que sueña ser pez vela, tiburón Coral. Parásitos que petrifican los ánimos. Mil colores fuera de cercos, Moby Dick de piel llena de cicatrices y cacerías frustradas... Todo para esta nada. Esta razón de vacío. Esta aventu- ra de helecho de corredor en la casa de una abuela con rezos a las diez, rosarios en cada rincón, como si fueran - bustión del alma. extintores, medidas de emergencia para la pronta com

Mierda. Cuá El alma bailando con los ángeles en un alfiler remoto... licor. Mierda. Mierda a las tres de la mañana, sobre una nta mierda le fluía por las venas. Mierda cama fría y con aroma propio, con vida casi indepen- diente o simbiótica. Cuánto le dolía tener nada, bajo y sobre la piel. Piel cuarteada, reseca, de terreno de cultivo sin temporal... Piel deseo, deseo en la mirada, haciendo huir a todos.

229 Una nada que estaba mutando a envidia. A un ostra- cismo baladí que lo arrojaba al centro de un laberinto más complejo y compacto... Nada. Nada.

A veces le sorprendía encontrar su reflejo en la luna - del ropero. Aunque fuera difícil de reconocer bajo esas co, bajo esa maraña de pelos que parecía surgir de for- barbas crecidas, tras esos párpados de exceso alcohóli ma espontánea. De la nada. Otra vez la maldita palabra. Como si cono- ciera algo siquiera remotamente parecido a esa entele- quia lingüística. Como si no estuviera plagado de ese li- cor que sí tenía un nombre. Vinagre en la cruz. Insatisfacción... Ah, Adal, Adal... Cuánto te gusta redimensionar tus cuitas. Un Werther que ya no cree en el amor, pero sí en la piel. Piel tersa. Piel no comercial... Ah, cuánta mierda. Esto está lleno de mierda.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Las variables implicadas en una intervención de estas dimensiones, moviendo títeres “independientes”, resul- tan brutales.

230 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Diecinueve

El sol. Otro amanecer en la ventana de David. Otro, con Frankel y Diana juntas, ahora diferenciadas. Ahora distin- tas. Doppelgängers desactivadas. Repasó su lista y empacó todo en un par de cajas ma- nejables. Una tendría que llevarla a la mensajería, para cumplir en definitiva con Teo. La otra constituiría su pe- queño equipaje mientras volvía por la última ronda. —Chicas —dijo en voz alta a las muñecas—. En serio que me encanta verlas jugar, verlas juntas a la luz del sol, pero no podemos arruinar la sorpresa. Cada quien, a su cuarto —concluyó y llevó a guardar a cada una de ellas. De regreso, ni siquiera quiso combatir el impulso de ba- ñarse. Quizá sería su último baño. El último luego de casi dos semanas de ausencias de David...

231 El destino, las calles, las noches, los eventos todos se ha- bían confabulado a favor de su plan. Terminó de bañarse y arreglarse. Y mientras aún espe- raba en la parada, la llegada del microbús, vio aparecer a lo lejos el vocho azul de David. —Supongo que también es mejor que tengas esa míni- ma pista, David. Alguien se bañó hace poco en tu baño... Subió a la ruta y a partir de ese momento, siguió como un reloj su itinerario. La única variante a su proyecto, fue comprar la pluma fuente desechable. O, mejor dicho, el paquete de tres plumas con las que haría las adendas que el sólo hojear su autobionovela le inspirara, incentivara, obligara... —Y justo ahora, cuando menos tiempo que nunca ten- go... —se dijo y, pensando en escribir toda la noche, deci- dió dormir en la central de autobuses foráneos y mandar desde ahí el paquete que no le aceptaran sin abrir... Quizá ese servicio, más primitivo, permitiría el sal- to de protocolos cuando sólo estaban a una ciudad de distancia.

atroz en su continuidad, en su inercia inatajable. Con La maquinaria del día a día, más que eficiente, resulta ella no valen las vacaciones, las incapacidades ni los días patrios o festivos. La maquinaria de la vida es como un

232 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN acreedor infame que no para de anotarte, segundo a se- gundo el monto de tus intereses... Scrooge, desde esta - dadero adelantado, iluminado de la vida misma. Suene perspectiva, sólo podría ser clasificado como un ver como suene.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules No es un error, ahora considero que fueron ambas, sobre todo Yess, quien me ha enviado a esta órbita de locura.

• Si mi arquerrelato es árabe, o sea, esa complejidad con seres superpoderosos y no siempre complacientes, lo que yo quisiera saber es cuándo quedará del todo de- terminada la fémina de mi vida. En la versión de Burton, él es un pescador y el genio un Jinni. Y no se trata de una historia feliz como en la versión de Galland donde todo es riqueza y autocomplacencia premiada. Hasta para elegir arquerrelatos hace falta inteligen- cia. Mis amigos eligieron historias unívocas, yo tuve que - siones del todo distintas. Historias dentro, dentro, den- quedarme con una de la que al menos existen tres ver tro de historias.

GERARDO HORACIO PORCAYO • 233 - rinto de la que no puedo acabar de librarme. Búsquedas Tal parece que mi vida traía una configuración labe en el borde. Perdidas en los límites. Cómo me gustaría dejarle un gran regalo a Bet, otro a Úrsula, otro a Yess... Me he imaginado enviando a mil destinos el meteorito de Aladino. He imaginado su caja abriéndose junto al cerebro principal de Wall Street. Junto a la computadora central del Instituto Electoral, de esa agencia gubernamental que asegura salvaguar- dar nuestro voto... Lo he imaginado arribando con todo su poder mag- nético al centro del Pentágono... Imaginaciones puras... No importa dónde o a quién se lo deje. Importa repetir la casualidad, por eso hoy he contratado los servicios de una avioneta que deja mensajes de humo para que arro- je mi tesoro en el área del centro histórico. A ciegas y sin preguntar. Es una pequeña muñeca usada, de hecho, conseguida en un mercado de pulgas. Una de estropajo- so cabello rubio que ya no llora ni hace pipí, aunque en su origen ese era su gran efecto especial. En su pancita he metido el meteorito. Desnuda, con sólo los arreos de un paracaídas de lona sintética para ocultar sus secretos de bebé. Última pieza del rompecabezas. He armado todo, en la más sutil y más intrincada manera. Para cada posible error, hay tres trampas de soporte...

234 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Y sin embargo, sé que el azar jugará sus propias car- tas... Me hubiera gustado hablar más de mi meteorito, más de Diana, más de Yess... De Úrsula, hoy ya no sé qué pensar... o quizá es de ella de quien más he hablado en - mis textos creativos y es ese diferencial el que propor largo adiós con tintes de telenovela... ciona toda la rotación extra, intrincada, que habita este Y sería tan fácil tirarse ahorita al drama y hablar en di- circula... de todo aquello que me ha conducido, indefec- recto de lo que Elisa identifica, de lo que en la sangre me

Que otros canten loas a las piedras caídas del cielo y a tiblemente, a este final con salto y cuerda. su magia intrincada. Este es mi último canto a mí mismo. verdad, seré el único escucha. Y si desafino, de cualquier modo, sólo yo, ahora sí, en • Duc Denis Jules @DucDenisJules Nos miro al espejo y en mi propia sombra quiero ver a David. Swingers sin serlo. Doppelgängers plásticas sin vuelta de hoja.

• - pués de un rato. Es sólo que la ventana está más fría... No extraño al sol. Es sólo que la oscuridad te agota des

GERARDO HORACIO PORCAYO • 235 Y todo empieza a sentirse lejano... Como apagado y muer- to. Todo, todo, todo... Este interior se vuelve silueta, volúmenes carcomi- dos, a medias resaltados por las luces de la ciudad... Miro su esquema y sigue sin decirme nada, sin contar- me una sola cosa sobre mí. Son ríos ajenos, árboles de navidad olvidados, llenos de polvo... No sé por qué, pero me pongo a recordar a Bet. Sus pe- queñas carpas, las marionetas que a últimas fechas tam- bién construye con papel maché y pedazos de ropa de todos los amigos... Jamás ha comprado nada para ello; su industria es el puro reciclaje, también en las histo- rias... De pronto todo me suena como eso; como si estu- viera metido dentro de ese teatro guiñol; muñecos que despiertan con la noche... Sin sentido, sin otra libertad que la de sentir tu encierro. Quizá eso es lo más patético de esto... —Ellos son felices —suele decir Bet, como si pusie- ra distancia de esas creaciones a sus cuadros, distan- cia efectiva, quiero decir, mientras los hace abrir la boca como si sonrieran.

Odio cómo las cosas se van volviendo costumbre; lo Extraño a Bet. Y odio que sea costumbre. peor es que no sientes esa paulatina transformación... Se va instalando de a poco en tu cuerpo... pero no se que-

236 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN da así; zas, de madrazo, ahí la tienes, se hace evidente y golpea como ella sola.

Porque saben llegar suaves, lentos. Porque me recuer- Así pasa con todo. Por eso extraño los amaneceres... dan otra época... Y sé que me estoy haciendo pendejo... Ahora lo que

Maldita Palmira... más extraño es a Úrsula... • Duc Denis Jules @DucDenisJules mientras entreno. No habrá ramas, estoicismo de ma- Ixtab, la carta 12, la caricia de la cuerda en mi tobillo nos atrás.

• Del tamaño de un viejo Volkswagen sedán, de un vocho, de un escarabajo es el meteorito conocido como Wi- llamette. El pueblo, la tribu Clackamas lo nombra To-

- monowos, una traducción aproximada sería: visitante ñísimos que manejan los geólogos (y supongo que los celestial o visitante de la luna. Por esos métodos extra años de antigüedad. Ese no es el punto, la cosa es la ado- exogeólogos), su caída data entre los 12,500 y los 15,000 ración que los Clackamas aún le profesan, aún sin mate- rialmente tenerlo ya. Cosa de envidias y esas patrañas

GERARDO HORACIO PORCAYO • 237 ciertas retribuciones en papel verde... que nadie suele creer a menos que de por medio existan • Duc Denis Jules @DucDenisJules El correo, la programación mail, las falsas y las adecua- das despedidas. Supongo que ya debo dejar de beber y preparar mi despegue.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Yessenia diosa. Yessenia y la danza de los cuatro los mil

velos. Voy a extrañarte, como nada. • Duc Denis Jules @DucDenisJules Me ha costado tanto conseguir este y ponerlo en marcha. Aquí, justo aquí, en la cima de esta torre gemela. lsd • Transigir, transitar, traspasar el velo del tabú para em- pezar a ser de y en otras maneras, para simplemente de- jarse ser.

tantas falsas cuentas, tras tantos intentos de llenarme Este se suponía que sería mi diario definitivo y tras el espejo con palabras al alcance de mi altura, lo único

238 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN restante, certero, es esta abundante nada que así, en mi gran humanidad, se me da ahora compartir, convidar a manos llenas. Muchas nadas para ustedes, hombres, mujeres de que en periódicos, en encuestas, en menciones de radio nada. Para mí son, significan, representan esta nada siempre ocurre que aparecen, siempre achatados como - una mera cifra que, justamente, exactamente, eso signi Más nada para ustedes, pues, desde de la nada, en la fica: Nada. nada y para la nada.

• Duc Denis Jules @DucDenisJules Paradójico pensar en , una estúpida idea de ritual manchado vuelve, una y otra vez a mi cabeza. Disco lsd rayado.

• La noche rota. La madre rota. Cada una de las putas y jodidas esperanzas con que alimentas el paso rutinario de los días, cada una rota. Partida. Nacida rota, torcida, contrahecha en esa tu cabeza vientre, en ese tu cerebro útero, de esas circunvoluciones grises como trompas de Falopio, de tus neuronas como múltiples óvulos, cigo- tos en rápido, acelerado crecimiento; madre gato a fuer-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 239 za de violaciones espirituales; espíritus nada santos pe- netrándote los ojos, los oídos, la lengua, todo el maldito

piel; tan cansado de placebos empaquetados en celofán, tacto tan adormilado, atrofiado de tanto no tocar otra poliestireno, simple plástico, plástico con recubrimien- - cen otros mundos a la pantalla de esa computadora, esta to metálico para alojar unos y ceros que al final tradu computadora, que usas para jugar, para quejarte de una

cubierta, barnizada de nicotina, te permite en estos días manera más gutural, más fidedigna de lo que tu garganta, de rones baratos y sueños mucilaginosos, dormitares in-

demasiado sola, isla desierta con olor propio, con perso- tranquilos en el extremo de una cama demasiado grande,

nalidad trasminada de sudores y llantos, de una galaxia de noches blancas que parecen no tener fin. Laberinto de en cada esquina, cada rincón de sombra, cada vuelta del pasillos corroídos, de figuras espigadas y amenazantes, sueño que no fue sueño, pesadilla de dientes cariados y

Sueños rotos. Y la mañana hecha trizas, tu maña- mordida lenta, ineficaz. na. Futuro borroso, borrado del mapa. Los mapas... La - dentes de tu vida, ese único territorio que llevas detrás, maldita cartografía que no consigue describir los acci - zadas incluso en la cartomancia. Tirar las cartas para debajo de la piel. Cartografía fallida, brújulas magneti tratar de armar la única, la que describa la adecuada

240 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN senda. La que resulte más verídica que cada uno de tus esfuerzos, cada uno de los intentos que te han arrojado a ésta, la desierta isla de tu cama, tus libreros, esta com- - - putadora como único testigo y escucha. Único confiden te que tampoco sabe responder preguntas. Confiden mundo etéreo que yace más allá de los cables. te viejo que ni siquiera te permite conexión a ese gran Pero es otro el mundo que buscas. Uno más parecido al sueño. Uno cargado de nostalgias. Apopléjico. Varado pérdida... en el pasado. En el eterno flujo de la simple, la absurda • Duc Denis Jules @DucDenisJules vida. Si, como aseguran, aumenta la paranoia, tal vez no lsd, mi primera, última experiencia, quizá mi ancla en la volaré. Ya estoy en paz.

• Adalberto rugiente. Adalberto león, tigre, bestia de uñas y humores desencadenados. Adalberto parado en la esquina, en la helada, ventosa esquina de la noche; escasos faros de automóviles, allá, a lo lejos, en la avenida. Allí, sólo caminos rotos, terrace- rías al borde de capas asfálticas corroídas por el inter-

GERARDO HORACIO PORCAYO • 241 minable paso del transporte público. Y ni un maldito mi- crobús a la vista. Adalberto en caminar enjaulado, por una senda que también es su celda. La celda de su casa, de su mundo, de su misma mente. Como sus ropas, su cabello corto, esa back pack que nada tiene que ver con su estilo, pero con- serva, junto con la mayor parte de las apariencias. Adalberto no despega la mirada de los pies, de sus za- patos de roja semi-gamuza carnaza pintada ascendida a artículo de lujo por la etiqueta. Pelusa maltrecha que va capturando.

242 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Veinte

De una o muchas maneras, otra vez estaba pisando en el arquerrelato equivocado. —Primero la sentencia, el juicio vendrá después... La frase era de Alicia en el País de las Maravillas. Y en ningún otro arquerrelato era rastreable otra oración que mejor describiera lo que ahí estaba pasando. Las sentencias serían los motores de todo ese mecanis- mo sutil. Toda esa maraña de hilos que al accionarse mos- trarían la innegable voluntad artística... si no una obra maestra del arte. De una o varias maneras, Adal estaba sucumbiendo a la soledad de su arte creativo. O a la creatividad torturante de la soledad. Todo estaba en marcha. Todo, todo. Inclusive las aden- das a la autobiografía. En marcha y a punto de concluir.

243 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Madre habría pedido la presencia del padre, la unción - probante de mi tontería. extrema. A veces es tan enigmática. Este salto es su com • Todo se multiplica, se reproduce bajo el paradigma del

ese sentido. sexo. Ratas y conejos parecen seguir siendo modelo en Tal parece que no hay idea que no fuera puesta frente al azogue. blogueros de enjuiciable fama, que La Piedra Negra en la Kaaba, en Ahora dicen ciertos científicos, otros tantos la Meca, es uno de los más viejos aerolitos que fueran venerados, registrado como ser celestial caído que pre- - fensión es capaz de granjearnos favores del tamaño de cisa plegarias y que aún en ese extraño estado de inde nuestro deseo. Veo al pueblo que acude. Mejor dicho, leo sobre el pueblo que acude a ver esa roca y no puedo sino volver a preguntarme, ¿tan baja es nuestra verdadera cuota de deseo o la policía de los sueños, la judicial de la mo- ral han penetrado tan hondo que ya no sabemos pen-

nuestra imaginada imposibilidad? sar otra cosa que este existir entre las rejas invisibles de

244 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN • Duc Denis Jules @DucDenisJules Años sin saber si mi deseo de viajes químicos era tan mortal como la caída de la tabula esmeralda. Falsos dio- ses me acechan. Nada sé.

• Veo, al salir de uno de mis e-mails programables, de mis secuaces en el crimen, sin saberlo, la pantalla de noticias. Una destaca, sobresale, me sobresalta: fotos, una serie dedicada a la revisión de la lucha genuina que otros ha- cen para mantenerse en esta realidad aún con sida. Leo rápido. No importa, no ahora, no demasiado ya. He alcan- zado el punto de no retorno, en este instante me causaría más dolor suspender este brinco que realizarlo. El brinco no es nada. Todo lo otro, todo lo que sé y pal- pita, que se estremece abajo, todo eso, es lo que ya es, lo mismo que me aparta de ese intento multimedia por al- canzar una mirada positiva sobre la vida con . Hasta los mismos paramédicos lo saben. Hay tiem- vih po para ayudar y otro en el que sólo estorbas... Abur, all of you...

GERARDO HORACIO PORCAYO • 245 • Duc Denis Jules @DucDenisJules Estoy al borde, desnudo, decidido y Diana, a mí acopla- da, en esa cópula terminal, tantas veces intuida, soñada... Adiós, sordomundo, bye...

246 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN Veintiuno

En la red, las conclusiones de Adal, sus últimas declaracio- nes aparecerán después de que haya muerto. Aquí apare- cen con premeditación, alevosía y ventaja. Aparecen y seguirán aquí, pues no existe patrón alguno de comportamiento que pueda y vaya a interferir con el ingenio de esta intervención artística. Los ojos del mundo, mínimo de esta ciudad que vio nacer y verá morir a Adal, atisbarán las acciones sin comprender, en un primer momento. Arte de mirada retrospectiva. Así es su intervención. Y no habrá voz o pluma de crítico que pueda o vaya a alcan- zar estas notas y posturas. Estas despedidas. El mundo podrá evaluar su obra desde los cuatro ángu- los. Podrá atacarla, pero no negarla.

247 Adal está terminando estas últimas anotaciones, dos copias simples serán sacadas a este original, engargo- ladas y enviadas a cierto concurso, desde donde se des- prenderán los ecos. Las vibraciones de esto que no tendrá igual. Los laureles son para el mundo. Él, Adalberto Cobain, se queda con el triunfo. Con este estoque que ya nadie podrá regresar.

• Quiénes le pondrán el cascabel a Dios qué ratón se atreverá a reventar las auroras del pasado los densos misterios que yacen más allá del porvenir Quiénes, qué seres nos trajeron el concepto del cascabel No es Cristo el ojo obnubilado de Dios No es esta falsa oración su vino No habrá sonora campana sonora guadaña que nos salve de Dios.

248 • TE REGALO MI LUNA DE CARTÓN

Te regalo mi luna de cartón, de Gerardo Horacio Porcayo, se terminó de imprimir en junio de 2019 en los talleres El Errante Editor S.A de C.V. —Privada Emiliano Zapata 5947, San Baltazar Lindavista— en Puebla, ciudad incluyente de México.