La Música Para Cine Como Herramienta De La Emoción
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LA MÚSICA PARA CINE COMO HERRAMIENTA DE LA EMOCIÓN PRESENTADO POR: NICOLÁS MUÑOZ MILLÁN PROYECTO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE MAESTRO EN MÚSICA CON ÉNFASIS EN COMPOSICIÓN COMERCIAL ASCESOR DE PROYECTO: GILBERTO MARTINEZ PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE ARTES CARRERA DE ESTUDIOS MUSICALES BOGOTÁ D.C. 2012 1 La música en el cine como herramienta de la emoción El presente trabajo se refiere a la composición de la música de seis cortometrajes de géneros contrastantes, con el fin de encontrar la forma de complementar la imagen y enriquecer el significado que le llega a la audiencia. Se planteará el papel de la música en un producto audiovisual como canal que facilita la expresión del género, el guión, la locación, el contexto histórico y geográfico y los personajes, entre otros. En definitiva, el rol de la música en el argumento del cortometraje. Los géneros escogidos fueron drama, ficción, animación, suspenso, drama experimental y acción. Para poder evidenciar satisfactoriamente el papel de la música como elemento importante de un producto audiovisual es esencial entender los recursos que utiliza la música para cine. Es por esto que parte del proyecto es un profundo análisis de las teorías del llamado film scoring, lo cual ayudó para adquirir la asociación y comprensión necesarias para poder enfrentarse a la composición. Las características principales de la música para cine van totalmente ligadas a la imagen con el fin de poder complementarla, describirla, apoyarla, e incluso intensificarla. Debido a esto, la música escrita estrictamente para una imagen podría, si se escucha desligada de ella, percibirse como un collage (Radigales. 2008). Para lograr el vínculo entre imagen y música es válido hacer uso, desde la música, de innumerables recursos y estilos encontrados a través de siglos de historia musical. Por ellos, es totalmente válido encontrar en una producción audiovisual jazz, blues, soul, folklor de cualquier cultura, orquestaciones monumentales al mejor estilo del Hollywood clásico, pop y atonalismo, entre muchos otros géneros y estilos musicales. Para hacer la música de un cortometraje o una producción audiovisual, es recomendable seguir un orden de trabajo que se divide en tres instancias: preproducción, producción y postproducción. Con cada uno de los cortometrajes se utilizarán variantes de estos procesos con el fin de encontrar la mejor manera para enfrentar un proyecto de esta índole. En libros de teoría de la música para cine como On the Track, de Fred Karlin y Rayburn Wringht (2004) o Advaced Techniques for Film Scoring (1986) de Earle Hagen se encuentran similitudes y diferencias en el proceso, precisamente porque la forma de trabajo se convierte en parte de la identidad del compositor que escribirá el score. Con este proyecto práctico y teórico se busca poder interiorizar las teorías y términos establecidos en la composición de una banda sonora musical, y poder plasmarlos en la práctica individual de un proyecto que en este caso consistirá en la composición de música para seis cortometrajes de géneros contrastantes con el fin de obtener el lenguaje musical que los describa de la mejor forma. De igual forma se pretende establecer el proceso que más se acomode al gusto personal y a la identidad propia del compositor. Dentro de los aspectos importantes que se trabajarán también entra la edición profesional de las partituras con las características establecidas en la industria, y finalmente la grabación del producto con la técnica del sonido envolvente. Uno de los grandes 2 objetivos es lograr sintetizar todo el conocimiento obtenido a lo largo de la carrera de Estudios Musicales con énfasis en Composición Comercial en un producto audiovisual. 1. Objetivos 1.1 General Componer la música de 6 cortometrajes de géneros contrastantes apoyándose en la teoría de la música para cine. 1.2 Específicos - Explorar el proceso de un compositor de música para cine a la hora de enfrentarse a un proyecto audiovisual. - Hacer una grabación con técnicas stereo y de sonido envolvente de la música escrita para 6 cortometrajes, soportándose en la teoría y los estándares establecidos en la música para cine. 2. Marco histórico Desde las primeras proyecciones del cine como espectáculo a finales del siglo XIX, empezó a ser común un acompañamiento de piano en vivo durante la proyección de las películas. Una de la teorías más populares es que el piano tenía como objetivo disimular el ruido que producían los antiguos equipos de proyección(Chion.1997). Una vez puesta la música, y habiendo cumplido su función primaria de amortiguar el ruido, la industria del cine se empezó a dar cuenta de otras repercusiones que estaban generando las composiciones musicales en la audiencia y de los efectos que lograba en general la sincronismo entre imagen y música. La imagen en movimiento fragmentaba el tiempo en un determinado número de imágenes por segundo, división que la música lograba marcar. Por otro lado, la audiencia respondía satisfactoriamente con la incorporación de la música; se mostraba calmada y tranquila. Esta reacción del público lograba suspender la incredulidad hacia lo que se estaba observando, ya que la experiencia visual era bastante novedosa para una época en la que había que mantener al público atento a la pantalla con imágenes mudas en movimiento. Se estaba generando una disociación de los sentidos, pues mientras el sentido de la vista se encargaba de seguir la acción en la pantalla, el oído se ocupaba de seguir la música. Empezó a ser imprescindible la utilización de intérpretes en vivo para lograr incrementar las sensaciones, articular los movimientos, clarificar las situaciones, sugerir diálogos, etc… En conclusión, se estaba alimentando la imagen; era un recuso que debía explotarse más. Se puede afirmar con base en las ideas anteriores que la industria entendió esto al producirse en 1908 la primera música compuesta únicamente para una película. Dicha música fue compuesta por los consagrados compositores Camille Saint- Sanëns y Mihail Ippolitov-Ivanov, quienes escribieron varias piezas para las películas El Asesino del Duque de Guisa y Stenka Razin (Chion. 1997). 3 Sin embargo, el cine todavía no contaba con el presupuesto para poder soportar el gasto extra que producía la contratación de un compositor para la elaboración de una música original, obligando a los cineastas a seguir utilizando repertorio de la literatura clásica, sobretodo del romanticismo. No fue sino hasta 1914 cuando se empezó a producir con regularidad música original para las películas, incorporando compositores de planta en los estudios más importantes de la época, entre ellos a uno de de los primeros profesionales en la producción de música específicamente para cine, el compositor J.K Briel. Las siguientes dos décadas serían indispensables para la consolidación de la música en el cine con la aparición de la primera película que incorporaba una llamada ‘banda sonora’, término que más adelante se empezaría a utilizar para referirse a la música de una película. En 1926 se proyectarían las primeras películas con banda sonora: Don Juan y The Jazz Singe dirigidas por Alan Crosland. Esto llevaría a una crisis debido a los fuertes cambios en el rol de músicos, actores e intérpretes, quienes estaban siendo destituidos de sus trabajos en las salas de proyección. Los intérpretes, por su parte, estaban siendo reemplazados por las bandas sonoras; los actores del cine mudo, en cambio, eran sustituidos por actores que estuvieran formados para darle credibilidad a los diálogos. La banda sonora original (se seguirá utilizando este término para referirse a la música de las películas) se empezó a implementar de ahí en adelante en todas las producciones, gracias a la baja en los costos de su reproducción. Grandes ejemplos de su utilización son los trabajos realizados por Charles Chaplin y las líneas melódicas que él mismo componía para sus producciones, las colaboraciones de grandes compositores rusos como Sergei Prokofiev para las proyecciones de Sergei Einsenstein, o la llegada del gran Hollywood clásico con películas como Gone With the Wind, The Wizard of Oz, Dinner at Eight o Grand Hotel con música original de compositores como Max Steiner, Erich W. Korngold, Franz Waxman, Alfred Newman o Dimitri Tiomkin. Los 40 comienzan con la inclusión de la pista de tres bandas, en la cual el sonido se separaba en diálogos, sonidos ambientales y música para poder lograr una experiencia mucho más real durante la proyección. Compositores como Bernard Hermann, Miklós Rózsa, Victor Young, Maurice Jaubert o William Walton entraban a la industria con películas que contaban con mucho más presupuesto como por ejemplo Casablanca, Notorious o Meet John Doe. Las ganancias que estaba produciendo esta joven industria harían que en la década de los 50 las producciones cinematográficas se llevaran a otro nivel en todos los aspectos. Uno de ellos fue la búsqueda de nuevas tecnologías para mejorar cada vez más la grabación, el sonido y la proyección, obligando a los estudios a invertir cada vez más dinero y aprovechar los avances. Para la década de los 60 y 70, otros fenómenos tecnológicos influenciarían la música para cine: nuevas técnicas de grabación y equipos con los que se podían manipular las señales análogas y otros que lograban producir sonidos artificiales (sintetizadores). 4 La implementación de estos artefactos en el cine desde mediados de los 60 iniciaría lo que se conoció como el decaimiento, fenómeno que tendría su clímax en 1977 por el uso de la canción pop, que en algunos puntos era válida y se relacionaba muy bien con la imagen, pero que para los críticos hacía que se perdiera la función expresiva de la música. Por otro lado, en estas décadas el tema del ‘lejano oeste’ llevó al estrellato a un actor como Clint Eastwood, quien inmortalizó la imagen de vaquero rudo en el cine. Los llamados ‘western films’ contaban con grandes bandas sonoras escritas por Ennio Morricone, Nino Rota y Henry Mancini.