Tractado De La Divinar~A
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
LOPE DE BARRIENTOS TRACTADO DE LA DIVINAR~A , 1 WIcIa4 GRITICA, Y ESTUDIO DE PALOMA CUENCA MUÑOZ Dfl~ECItJR DE TESIS: Dr. NICASIO SALVADOR ICGUEL flS~D aIdPUTra~SE MADRID, 1992 La presente tesis doctoral se ha realizado bajo la dirección del Dr. Nicasio Salvador Miguel. Mi agradectniento para quienes, de una o de otra manera, z~ han ayudado a elaborar la 1 edición crítica: Eduardo Cuenca biaf5oz, Jesús Gúinz G&~z, Alvaro Alonso Miguel, María balsa Palacio Sánchez-Izquierdo y al propio Nicasio Salvador Miguel. 1 INDICE GENERAL. págs. 1. Trayectoria biográfica. 4 1.— La corte de Juan II. 5 2.- Los tres obispados: Segovia, Arila y Cuenca. 17 3.- La corte de Enrique IV. 25 II.—Catálogodelasobras . 28 III. El Tractado de la divdr¡m~rn 37 1.- La fotma del contenido. 38 2.- AdivInación: magia frente a hechicería 47 3d,- El aojamiento 54 4.- Otros textos de los siglos XV—XVI 64 5.- Los nndel.os literarios 80 6.— Breves consideraciones lingdisticas 124 7.— Problenas textuales . 128 . 2 IV Abreviaturas. 147 y. Bibliografía. 149 VI. Tractado de la divlxianca e sus esrecies. anesonlas espe9ies de la arte mágica... 165 [Prólogo] 167 Prinrra parte.... st.. 169 Capítulo prdxirro. 172 Capítulo ti? 181 Capítulo terqero. ~5~S 186 [Capitulo quartol 193 Segunda parte. 196 Tercera parte. 203 Quarta parte.. 210 Quinta parte.. 215 Capítul.o id... 219 Capítulo ±10.. 5 221 Capítulo 1±10. .5.. 222 Capítulo quarto.... 226 Capítulo va 227 . 3 0. Capitulo vi 229 [Capítulov410] 234 Respuesta e solu 9ión de la prdnnra ~... 242 Respuesta de la segunda. questión 244 Respuesta de la jjj~ questión 245 Respuesta de la 1311a d~anda 246 Respuesta de la quInta questión. 248 Respuesta de la .4ia questión 250 Respuesta de la vila questión. 252 Respuesta de la octava ........ 254 Respuesta de la it questión.. 255 Respuesta de la Ka questión... 256 Respuesta de la xia questión.. 258 Respuesta de la ~di~ questión. 259 Respuesta de la ~d1i~ .... .5 260 Respuesta de la rLiiia questión.... 262 Respuesta de la quinzena questión.. 264 Respuesta de la xvia questión. 265 Respuesta de la xvi±aquestión 268 Respuesta de la xviiia ....... 269 Respuesta de la ~cLxquesti~n. 271 Respuesta de la loca e postrÉnra questión. 274 VII. Notas al texto 277 VIII. Glosario 297 IX. Indice orianástico ...... 302 1 1 TRAYECItEIA 3I~AFIC&. 1.— La corte de Juan II. Lope de Barrientos, que nace en fr~dina del Cm~o (Valladolid) en el año 1382, es el segundo hijo de Pedro de Barrientos1, quien, a las órdenes del infante don Fernando, mere durante la ca~afia de Antequera2. Lope marcha a Salamanca, después de realizar los prii~ros estudios en Madina; allí sigue los cursos de artes y de teología, donde coincide con el futuro cardenal Torqusnada, y posibls~nte tarbién con el cardenal Cervantest Una vez finalizados los estudios, vuelve a su pueblo natal para profesar dentro de la orden dcninica en el convento de san Andrés. A partir de este ~nto, canienza a fraguarse la que más tarde sería una importante carrera teológica ~ Juan Pablo Mártir Rizo, en Historia de la niy noble y leal ciudad de Cuenca, Madrid, 1629, [ed. facs., Barcelona, El AThir, 1974] sitúa de forma concreta e]. linaje de la familia Barrientos: “ay vn lugar entre el. Eeyno de Nauarra, y el Principado de Asturias, que se flama Barrientos, y de aquí salió vn Cauallero, cuyo ncrbre era Lope Gutierrez, el qual se fue a viuir a la villa de Ledesma, tuno vn hijo llamado Pedro Gutiérrez de Barrientos, el qual se casó en Astorga, y fue padre de Lope de Barrientos nuestro Cbispo, que antes que lo fuesse se fl.amaua Lope Gutierrez, ccww su abuelo, los quales Caualleros son de sangre noble, y illustre” p. 169. Y más adelante: “el principio de su linaje [de los Barrientos] es de vn intero de cierto Rey de León, que saliendo a caqa mataron entre los dos vn jaualí en vna grande espesura, adonde se ‘rían la ruinas de vn edificio. Alegrose el Rey tanto deste sucesso, y en particular de aquella antiguedad, que aulan descubierto, que dúo al mntero, que se fl.amaua Barrientos, le pidiesse alguna nrrced, y él entonces le pidio aquel sitio, que aulan descubierto, y el Rey se le concedió libera.]mnte, adonde ay tradición, que despues se fundó Astorga” (p. 171). 2 Según relata la Crónica de Juan II, ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid, Real Acadeid.a de la Historia, 1982, cap. 75, pp. 170-171, Pedro de Barrientos y Juan de Porras, denasiado impulsivos en el “fazer de las armas”, nieven en ira escararuza contra los n~ros cuando intentan aprovisionarse de trigo. ~Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca Universidad de Salamanca, 1966, II, pp. 145-146. , 6 y política, vinculada prinrro a la Universidad y más tarde a la corte de Juan II. Del citado convento de san Andrés, en Madina, hacia 1406 le envían a san Esteban de Salamanca cain profesot. En 1415~ es Catedrático de Prima en Salamanca, awxque sabews que no fue ni el primar catedrático dccinico ni el primar catedrático de Prima de esta Universidad’. De cualquier ¡indo, Barrientos desenpeña una labor esclusivaca-ite docente hasta 1429, año en el que Juan II le n~ra preceptor del príncipe heredero don Enrique’. En ese ¡~nto, canica a entreverarse la actividad docente y la política en la trayectoria biográfica de Barrientos; y, precisanente, en su faceta de hcztre de Estado es en la que el dcmninico alcanza mayor relevancia dentro de la sociedad española del si4lo XV, si bien es cierto que en la carrera política de Barrientos, iniciada cain preceptor del futuro Enrique IV, se alterna la actividad propianrnte cortesana con su labor pastoral en los diferentes obispados que ocupa. La importancia de fray Lope en la corte crece de manera continuada. ‘ Q. Aldea Vaquero, T. Martín Martínez, J. Vives Gatell, Diccionario de Historia Eclesiástica de Esnafia, Madrid, C.S.I..C., 1972, 1, pp. 194-195. Así lo afirman, por ejenplo, Aldea Vaquero et alii, op. cit., p. 194, yMataCarriazo, op.cit., p. CXflV. 6 Los historiadores antiguos le atribuyen erróneaxiente el puesto de primar catedrático de Prima en Salamanca. En contra, vid. Vicente Beltrán de Heredia, op. cit., II, p. 145; y Luis G. A. Getino, Vida y obra de Fray Looe de Barrientos, Salamanca, Anales samantinos, 1927, p. XIX, n. 1. 7 Y~4±,Caru:os de la Casa y Corte de Juan II de Castilla, ed. Alicia G&¡2z Izquierdo, Universidad de Valladolid, Cuadernos de la Cátedra de Paleografía y Diplc¿nática, V, 1968, PS85 (en adelante cito esta obra por £írgQ!>; Pero Carrillo de Lete, Crónica del halconero de Juan II, ecl. Juan de Mata Carnaza, Madrid, Espasa-Calpe [Colección de Crónicas Españolas, VIII], 1946, p. 45, (en adelante cito esta obra por Halconero); Lope de Barrientos, Refundición de la crónica del halconero, ecl. Juan de Mata Carnaza, Madrid, Espasa-Calpe [Colección de Crónicas Españolas, IX), 1946, p. 83 (en adelante cito esta obra por Refundición) . 7 Desde 1434, aparece ya cani confesor del propio rey Juan ir. Sin anbargo, a despecho del éxito curial, esa nñ~ año de 1434 resulta funesto para la fama de Barrientos. A la mierte de don Enrique de Villena el Rey ordena a su confesor que expurgus la biblioteca de aquél para que, c~ teólogo, determine cúales de sus libros se apartan de la doctrina cristiana y deben, por lo tanto, ser condenados al fuego. La importancia histórica del episodio sería exagerada a través de los siglos, incluso entre la crítica especializada ya en la actualidad; de nudo que el donoso escrutinio habría servido para que la figura de Barrientos fuera considerada tan sólo de nudo parcial, en su faceta de censor. Se hace necesario, por lo tanto, reconsiderar la cuestión con más detenimiento. El hecho mi si de la quena es innegable. A la injerte de Enrique de Villena en 1434, según relata la Crónica de Juan II el Rey mandó que le fuesen traidos todos los libros que tenis, los cuales mandó que viese fray Lope de Barrientos, maestro de Príncipe, e viese si babia algunos de malas artes; e Fray Lope los miró e hizo quenar algunos é los otros quedaron en su podeú. PrícticanEnte todos los cccEntarlstas califican de manera peyorativa el suceso, tanto en lo que concierne a la acción cain a su autor, y cain tal suelen referirise ú-iic~nte a Barrientos, pero no al rey Juan II, quien, sin ertargo, era el responsable máxian. Así, ya en el siglo XV, tan sólo diez años después de la ¡inerte de don Enrique, y de la destrucción de su biblioteca, el poeta Juan de b~na en su laberinto se lamnta: ~!XSQ!’ p. 85. Por este nuevo cargo se le asigna ini total de renta de 14400 maravedíes anuales. Crónica de Juan II, Madrid, Atlas, [B.A.E.,68, IIJ 1953, año 1434, p. 519. : 8 aquel claro padre, aquel dulce fuente, aquél que en el cástalo nunte resuena, es don Enrique, señor de Villana, onrra d’España e del siglo presente. O ínclito sabio, autor a¡y ciente, otra e otra ‘regada yo lloro porque Castilla perdió tal thesoro non conosgido delante la gente. Perdió los tus libros sin ser conoscidos, e cain en esequias te fueron ya luego inos nEtidos al ávido fuego, otros sin arden non bien repartidos. %erto en Atenas los libros fingidos que de Pitágoras se reprovaron con girizcnia mayor se qusnaron quando al senado le fueron leídos.’0 A partir de este testi,wnio, los ejenplos reprobatorios podrían niltiplicarse, ca~ aparece recogido en la bibliografía”.