CIA En Venezuela
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JOSÉ SANT ROZ La CIA en Venezuela KARIÑA EDITORES 1 2 Dedicado a Ángel Carrillo Lugo, Guillermo Centeno, Enmanuel González Espinal (y señora), y a todos los amigos bolivarianos de Barquisimeto. Con profundo afecto. 3 4 Índice - Introducción ..........................................................7 - No hay mejor cuña... ........................................................15 - El Metagolpe ........................................................30 - “No entender qué hacer Chávez” .............................41 - Duro y sin pausa ........................................................48 - Cuando el odio escuece .............................69 - El macabro goteo ........................................................82 - La WACKENHUT en la trama .............................90 - CIA = GESTAPO ........................................................94 - Ph.D’s en asesinatos ......................................................102 - Globo en llamas ......................................................105 - La CIA en Mérida ......................................................117 - El Síndrome de Venezuela ...........................126 - El Gran Hermano y GOLSTEIN-CHÁVEZ ..............131 - Se creen superiores ......................................................157 - La CIA y lo medios ......................................................166 - La libertad como negocio ...........................177 - Betancourt en el ensayo de la CIA ...........................182 - Las élites ......................................................188 - Terrorismo anti-terrorista ...........................192 - FEDECÁMARAS: tapadera de la CIA ..............199 - ¡YANQUIS SI, CHÁVEZ NO! ...........................220 - Memorial de atrocidades de la CIA ..............229 - El Manual del crimen ...........................249 5 6 INTRODUCCIÓN LA VIOLENCIA: ARMA PREDILECTA DE LA CIA La Sociedad Civil y las ONG’s, son tanques de guerra de la CIA para enfrentar a las organizaciones populares (en el contexto de las políticas neoliberales). Juan Carlos Villegas. En el libro «Dentro de la Compañía, Diario de la CIA», de Philip Agee, aparecen ciertas actividades de esta Agencia en Venezuela. Por ejemplo, en las relacionadas con la contra- insurgencia y planes terroristas para aislar y agredir a Cuba. Agee fue oficial de las operaciones de la CIA en los años sesenta, y pasó doce años en Ecuador, Uruguay y México. El libro de Agee fue publicado en 1975. También se menciona en este libro, que a principios de los sesenta, varios militantes del partido Acción Democrática trabajaban para la CIA. Entre esos adecos que prestaron un excelente trabajo contra el «peligro comunista» se encontraban: Luis Augusto Dubuc, Gonzalo Barrios, Carlos Andrés Pérez, Luis Piñerúa Ordaz, Jaime Lusinchi, Luis Alfaro Ucero, José Ángel Ciliberto, Octavio Lepage, David Morales Bello y Carlos Canache Mata (estos tres últimos, corrieron a «friendly embassies» para asilarse, el 4-F de 1992)...; mientras Gumersindo Rodríguez y Américo Martín cumplían sus labores de infiltrados en la izquierda. El 14 de junio de 1961, se produce un significativo incidente en la Universidad Central de Venezuela. A las 6:50 p.m., se presenta en esta casa de estudios el Embajador de EE UU, el señor Teodoro Moscoso. Había llegado escoltado por dos carros de la Digepol, y se detuvo frente a la Facultad de Arquitectura. Iba a llevar una serie de instrucciones a personajes del campus sobre cómo manejar y controlar perturbaciones estudiantiles; sin duda que con el Manual de la CIA en su portafolio, y con una buena cantidad de dólares que manejaba a través de esa otra fachada de la Agencia, llamada la «Alianza para el Progreso». Una «turba comunista» sorprende al diplomático y lo despoja de unos documentos en los que aparecen nombres de estudiantes que deben 7 ser «sancionados»: casualmente algunos de los cuales han trabajado durante el mandato de Chávez, a favor de una oposición criminal que suspira por una intervención de los marines en nuestro territorio: Américo Martín, Teodoro Petkoff, Moisés Molerio (ya fallecido) y Juvencio Pulgar. Todos estos personajes que pasarían luego a fundar un partido de derecha (con fachada de izquierda), el MAS. La CIA controlaba desde los propios partidos de izquierda ciertas «acciones revolucionarias»: estallido de bombas en centros comerciales, francotiradores en las barriadas más populares; permanentes agitaciones, el asesinato por agentes secretos de jóvenes comunistas (el caso del cubano Andrés Coba Casas fue uno de los más horribles); las agitaciones diarias en liceos y universidades, todos ellos señalados por Betancourt como actos subversivos en los que según él tenía la mano metida Fidel Castro. Como consecuencia de estas actividades, controladas por agentes de la CIA, el 11 de noviembre de 1961, Venezuela rompe relaciones con Cuba. A partir de allí, EE UU asume la Doctrina Betancourt como parte de las operaciones contra Cuba. Y es Venezuela quien lleva la voz cantante para que Cuba sea expulsada de la OEA. La CIA tenía infiltrada principalmente a la «izquierda», desde que cayera Marcos Pérez Jiménez. Richard Nixon vino a provocar y a tantear con sus marines el terreno de una posible explosión anti-norteamericana. EE UU había tomado las previsiones para invadir a Venezuela. Ya estaban preparadas unas divisiones especiales con fuerzas de paracaidistas para lanzarlos sobre Caracas. Cien aviones de combate estaban listos en Puerto Rico, para entrar en acción con el pretexto de proteger la vida del vicepresidente de EE UU. Esa presencia de este eminente agente saboteador, rompió la bella unidad política que había nacido el 23 de enero. Desde entonces se creó una barrera entre comunistas y anticomunistas, y la guerra fue frontal. El pobre Wolfang Larrazabal, por falta de valor, permitió esa afrenta a nuestra soberanía. Si la gente de la oposición de hoy, llamémosla Coordinadora Democrática, quiere saber cuándo comenzó la división moderna entre los venezolanos, hay que decirle que fue ese 13 de mayo de 1958, cuando Nixón vino a provocar a Caracas 8 por órdenes de la CIA y por recomendaciones de Rómulo Betancourt. Simultáneamente a este hecho, el Pacto de Punto Fijo prefigura el engendro de la violencia y de la subversión. Desde el día en que se firma este Pacto, y para seguridad de los intereses norteamericanos, el riego país para Venezuela se hará eterno. Personajes como Luben Petkoff, contribuían con aquellas acciones desestabilizadoras y anárquicas, sospechosamente a favor de los planes imperialistas. En el libro de Agustín Blanco Muñoz, «La Lucha Armada: hablan seis comandantes1», Luben hace unas confesiones, que desvelan una preocupante confusión moral (revolucionaria) o una extraña actividad al servicio de agentes contrarrevolucionarios. Luben planteaba que «había que ejercer acciones violentas para tomar el poder2». En esas acciones, «incluso el gobierno nos protegía... Nosotros hacíamos allanamientos, inclusive, acompañados con policías. En esos momentos la Digepol se llamaba BES, Brigada Especial y no sé qué más». Al preguntársele por Pompeyo Márquez, Luben contesta que es «un individuo que siempre está... en equilibrio». Luego, cuando el «loco» Saldivia toma Radio Rumbos (con la intención de arengar al pueblo para que Rómulo Betancourt sea derrocado), dice Luben que él y Douglas Bravo fueron «a la Policía de Caracas y le dijimos al Coronel Arraiz que nos diera una gente que nosotros nos encargábamos de desarmarlo. Y fuimos...3». El propio Agustín Blanco Muñoz, en otro de sus libros («Venezuela 1960 –¡La lucha armada va!»), agrega: «Y si lo de Saldivia es pintoresco, no lo es menos que los dirigentes comunistas se hayan puesto a la orden de la policía4». ¿Qué quedaron de esos contactos con la policía, que históricamente han resultado tan funestos para las acciones revolucionarias? Luben pensaba que la lucha en la montaña no pasaría de dos años, y «perdí el romanticismo en el 63». Cuando se le pregunta por qué ingresó al partido comunista, no vacila y expresa que fue por su espíritu aventurero. Cuando Luben cae preso, pasa seis meses en la cárcel de Trujillo, y él mismo confiesa:. «AQUELLO ERA UN HOTEL5». Y aquellos presos políticos en Trujillo, 9 planearon fugarse porque era muy fácil, pero el Partido Comunista preocupado, les advirtió que podía tratarse de una maniobra para matarlos. Estaban entre otros: Fabricio Ojeda, Molina Villegas, Vegas Castejón, Omar Echeverría, Fleming Mendoza y Acosta Bello. Luben explicaba que todos podían huir sin problemas: «Además ustedes saben muy bien –le decía a sus camaradas presos- que esto no es ninguna trampa para matar a nadie. Lo que pasa es que la gente del partido no entiende nuestra relación con la Guardia». Y se escaparon todos, «después que ya estábamos en la calle, los guardias incluso nos dijeron adiós. En ese sentido fue una fuga muy fácil». Esta fuga se dio el 13 de septiembre de 1963. Después, ya en 1964, con el gobierno de Leoni, cae preso Teodoro Petkoff, también, vaya casualidad, por los lados de Trujillo. Teodoro era más artista que Luben para escaparse de todas las cárceles. No estaría mucho tiempo preso. Era que llevaba entre manos la fórmula de la pacificación: «no demos más recursos porque vamos a hacer una tregua. La tregua era una pantalla para poco a poco acabar con la lucha armada6». Sin ningún desparpajo Luben agregaba: «Nosotros fusilamos varios chismosos», y aseguraba que el asalto al tren de El Encanto no había sido ningún acto de terrorismo. Todo el mundo en la izquierda rechazó el