Los Últimos Obispos De La Monarquía (1922-1931) 1
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LOS ÚLTIMOS OBISPOS DE LA MONARQUÍA (1922-1931) 1 LOS ÚLTIMOS OBISPOS DE LA MONARQUÍA (1922-1931) Vicente CÁRCEL ORTÍ PRIMERA PARTE CUESTIONES GENERALES Y NOMBRAMIENTOS CONFLICTIVOS 1. INTRODUCCIÓN Analizo y documento en este estudio algunas cuestiones relacio- nadas con los nombramientos episcopales hechos en España durante la última década del reinado de Alfonso XIII, desde 1922 hasta 1931,1 que coincidió con la primera del pontificado de Pío XI. Es la primera parte de un trabajo más amplio, que verá la luz en estas mismas pági- nas, ya que la segunda estará dedicada a Los nombramientos de obis- pos en España desde 1922 hasta 1931, centrada en las provisiones episcopales de dicha década que se realizaron de forma normal, es decir, tras una negociación normal, sin provocar conflictos o tensio- nes entre el Gobierno y la Santa Sede. Vendrá después la tercera par- 1. La cronología de estos nombramientos está en mi artículo «Documentos del pontificado de Pío XI sobre España (1922-1939). Primera parte: Nunciatura de Ma- drid»: Analecta Sacra Tarraconensia 80 (2007) 231-496. 31 2 VICENTE CÁRCEL ORTÍ te, sobre Los nombramientos de obispos durante la Segunda Repú- blica y la Guerra Civil (1931-1938). Se completará, de este modo, una investigación inciada hace ya muchos años sobre los nombramientos episcopales desde mediados del siglo XIX, que cubre los treinta largos años del pontificado de Pío IX, con un amplio análisis documentado de cada nombramiento, dividido en tres partes, a causa de su notable extensión;2 siguieron después los referentes a los veinticinco años de León XIII, divididos en dos par- tes y completados con una aportación particular sobre el influjo que tuvo en dichos nombramientos el cardenal Mariano Rampolla, secre- tario de Estado, que había sido nuncio en España;3 a continuación, la década correspondiente a san Pío X, en la que fue decisiva la inter- vención del cardenal español Rafael Merry del Val, secretario de Es- tado, que dijo la última palabra en las negociaciones previas a los nombramientos hechos formalmente por el Papa;4 y, por último, los siete años del pontificado de Benedicto XV.5 He tratado también al- gunas cuestiones generales de carácter canónico, concordatario y po- lítico, referentes a los nombramientos episcopales del siglo XX.6 En el presente trabajo sigo el mismo método de los anteriores, 2. «Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de Pío IX. Primera parte: 1846-1855»: Analecta Sacra Tarraconensia 72 (1999) 319-488; «Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de Pío IX. Segunda parte: 1857-1868»: Ibid. 73 (2000) 213-389; «Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de Pío IX. Tercera parte. 1874-1878»: Ibid. 74 (2001) 317-462. 3. «Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de León XIII. Primera parte: 1878-1884»: Analecta Sacra Tarraconensia 69 (1996) 141-279; «Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de León XIII. Se- gunda parte: 1885-1903»: Ibid. 70 (1997) 321-504; «Intervención del cardenal Rampolla en los nombramientos de obispos españoles»: Archivum Historiae Pontificiae 34 (1996) 213-244. 4. «Intervención del cardenal Merry del Val en los nombramientos de obispos»: Archivum Historiae Pontificiae 32 (1994) 253-291 y «Nombramientos de obispos en España durante el pontificado de san Pío X (1903-1914)»: Analecta Sacra Tarraconensia 68 (1995) 235-423. 5. «Benedicto XV y los obispos españoles. Los nombramientos episcopales en España desde 1914 hasta 1922»: Archivum Historiae Pontificiae 29 (1991) 197-254; 30 (1992) 291-338. 6. «Nombramientos de obispos en la España del siglo XX. Algunas cuestiones canónicas, concordatarias y políticas»: Revista Española de Derecho Canónico 50 (1993) 553-589. 32 LOS ÚLTIMOS OBISPOS DE LA MONARQUÍA (1922-1931) 3 que consiste en reproducir íntegramente los despachos de la Nuncia- tura referentes a cada nombramiento y a las actuaciones de los obis- pos respectivos, entrante y saliente, según los casos. Todo ello prece- dido de una amplia introducción, en la que comento lo que considero más importante, remitiendo al documento correspondiente publicado en el apéndice. Creo que de este modo facilito la labor a los investi- gadores diocesanos o a los interesados por las biografías de obispos en particular, y, al mismo tiempo, aporto unos textos que tienen gran valor para comprender cada situación, en su momento y lugar, ya que no podemos mirar al pasado con los ojos de hoy. Este principio, que vale para todo historiador, tiene hoy más actualidad que nunca por- que estamos condicionados por una confusión ideológica y una mani- pulación de la historia que no nos permite estudiarla con la serenidad debida. No digo con imparcialidad, porque ésta prácticamente no exis- te, ya que todos, en mayor o menor medida, nos dejamos influir por múltiples factores, unidos a nuestras propias ideas y a las conclusio- nes a que hemos llegado en nuestros estudios.7 Aunque los procesos episcopales redactados tras 1922 y conser- vados en el Archivo Secreto Vaticano (ASV) –Archivo de la Nuncia- tura de Madrid (Arch. Nunz. Madrid)– quedan excluidos de la con- sulta en virtud del artículo 39 § 2 del Motu Proprio de Juan Pablo II del 21 de marzo de 2005 para la promulgación de la Ley sobre los Archivos de la Santa Sede,8 sin embargo podemos conocer, a través del archivo de la Sagrada Congregación de Asuntos Eclesiásticos Ex- traordinarios (AES) la correspondencia diplomática entre la Nuncia- tura de Madrid y la Secretaría de Estado relativa a cada nombramien- to, y también una parte importante de dicho archivo, sin duda la más 7. La publicación íntegra de estos documentos ha sido y sigue siendo posible gracias a la clarividente generosidad del doctor Ramon Corts i Blay, director de Analecta Sacra Tarraconensia, que acogió mis primeras propuestas y me animó a seguir adelante en mis tareas archivísticas, de modo que nuestra revista quede para el futuro como un punto de referencia obligado para cualquier investigación sobre esta materia. Desde estas páginas deseo dejar constancia de mi profunda gratitud al doc- tor Corts. 8. AAS, 107, 1 de abril de 2005, p. 372. Cf. también mi artículo «El Archivo Secreto Vaticano hasta el fin del pontificado de Pío XI (1922-1939)»: Anuario de Historia de la Iglesia 16 (2007) 383-390. Tampoco son consultables los documentos relativos a candidatos al episcopado, cuya relación nominal he publicado en «Docu- mentos del pontificado de Pío XI sobre España (1922-1939). Primera parte: Nuncia- tura de Madrid»: Analecta Sacra Tarraconensia 80 (2007) 231-496. 33 4 VICENTE CÁRCEL ORTÍ interesante, pues se refiere a las reuniones plenarias de los cardena- les, con las ponencias impresas y las actas de cada reunión, en algu- nas de las cuales se trataron las provisiones de sedes episcopales.9 Los nombramientos del pontificado de Pío XI, hasta 1931, fueron gestionados por el nuncio Federico Tedeschini, con la ayuda de sus colaboradores de la Nunciatura, en particular los auditores Antonio Guerinoni y Tito Crespi. Mientras que por parte vaticana, la compe- tencia fue de la S.C. de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, cuyos máximos responsables fueron los cardenales Gasparri y Pacelli, ayu- dados por los secretarios Borgongini-Duca y Pizzardo, y con la cola- boración de varios minutantes: Valeri, Ottaviani, Tardini y Malusardi. 2. CUESTIONES GENERALES a) Contrastes entre la Santa Sede y el Gobierno En sus conversaciones con el Gobierno defendió siempre Tedeschini que el criterio general seguido por la Santa Sede en los nombramientos de obispos era el bien espiritual de las diócesis. Éste exigía que los obispos conocieran la lengua de sus fieles y estuvieran dispuestos a trabajar con todas sus energías y siempre y exclusiva- mente por la santificación de las almas. Por ello, la Santa Sede estaba de acuerdo con el Gobierno en excluir a los candidatos considerados politicantes, por muy santo y docto que fuera o pudiera parecer el candidato, y, por la misma razón, no podría aceptar que el Gobierno presentara por razones políticas a quienes no pudieran comunicarse con sus fieles, viéndose obligados a servirse de intérpretes, y tampo- co a los que fueran a una diócesis pensando en un rápido traslado a otra más importante y rica para ir ascendiendo hacia el cardenalato, si era posible.10 Tedeschini defendió en varias ocasiones la necesidad de destinar 9. En mi libro Pío XI entre la República y Franco. Angustia del Papa ante la tragedia española (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2008), comento la im- portancia de la documentación conservada en dicho archivo. 10. Un caso muy llamativo en este sentido fue el del obispo de Huesca, el agus- tino Zacarías Martínez, que aspiraba –promovido por su Orden religiosa– al traslado a Vitoria para pasar después a Santiago de Compostela y llegar, de este modo, al cardenalato (Despacho nº. 549. Documento 1). 34 LOS ÚLTIMOS OBISPOS DE LA MONARQUÍA (1922-1931) 5 a Cataluña obispos catalanes. Comentando en agosto de 1925 la can- didatura de Juan Francisco Morán Ramos para obispo de Jaca y la de Tomás Muniz Pablos para obispo de Vic, denunció los problemas pro- vocados por el Gobierno, que se oponía a los candidatos catalanes para las diócesis de aquella región. Defendía el nuncio la necesidad de que los obispos destinados a las sedes catalanas conocieran la len- gua del lugar, y así lo explicó al cardenal Gasparri.11 b) Retrasos burocráticos en la provisión de diócesis Poco después de su llegada a Madrid, denunció Tedeschini a la Secretaría de Estado los excesivos retrasos que se producían en los nombramientos de obispos, debidos a complejas e inexplicables ges- tiones burocráticas, sin hablar del tiempo excesivo que se perdía an- tes de conseguir que el Gobierno presentara candidatos aceptables; tiempo a veces muy largo, pero que podía explicarse por la dificultad de hallar sujetos idóneos.