Enrico Sibilia Y Miguel Antonio Caro
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526 NOTAS TH. XLTX, 1994 INTENCIÓN DEL AUTOR En YF Arguedas se propuso presentar la temática de la civilización contra la barbarie y a través de su narración llevó a cabo su empresa. En LRP hay una superación de esta intención de Arguedas y allí el autor señala el problema que deviene del mestizaje cultural. En LRP la interpretación de la dialéctica de las dos culturas no tiene solución en el conflicto que se creaxuando ambas chocan. En YF tampoco encontramos una solución al conflicto cultural. Arguedas solo se limita a presentar el conflicto y a apuntar las reacciones que provoca este en otros individuos pero no toma partido. Después de terminar el análisis de contraste entre Yawar fiesta, novela publicada en 1940 y ¿05 ríos profundos, novela publicada en 1958, llegamos a la conclusión de que ha ocurrido una evolución en la obra de Arguedas en relación a la manera de presentar el problema social del indio y en el desarrollo del arte literario. Yawar fiesta es una novela criollista que sigue el mismo patrón de los escritores de ese movimiento, mientras que en Los ríos profundos Arguedas ha logrado una superación temática y de estilo en donde el lector es quien supone el juicio y por lo tanto la novela supone una participación del lector. Por eso Los ríos profundos es una novela que pertenece a una nueva novelística en donde se desarrolla una nueva sensibilidad. MAROO A. ARENAS Central Cormecticiit State University MARQUELA I. ARENAS American International College OBRAS CITADAS ARGUEDAS, JOSÉ MARIA, LOS ríos profundos, Chile, Editorial Universitaria, S.A., 1969. , Yawar Fiesta, lima, Editorial Juan Mejía Baca, 1958. ENRICO SIBILIA Y MIGUEL ANTONIO CARO A principios del año de 1891 llegó a Bogotá monseñor EnricoSibilia, quien había sido nombrado por el Papa León XIII pro-auditor de la delegación apostólica en Colombia, a cargo entonces de monseñor Anto- TH. XLTX, 1994 NOTAS 527 nio Sabatucci, obispo titular de Tebe en esas fechas y posteriormente arzobispo de Antinoe'. En estas breves líneas me refiero a la amistad que en torno al uso y estudio del latín se estableció entonces entre el joven diplomático vaticano y don Miguel Antonio Caro, quien en agosto de 1892 iba a asumir la primera magistratura del Estadocomo vicepresidente encargado del poder ejecutivo. En realidad mi propósito es presentar algunos documentos que reposan en el archivo del señor Caro, en Yerbabuena, sede del Instituto Caro y Cuervo, documentos hasta ahora desconocidos y que arrojan luz sobre el ambiente cultural que se respiraba en Bogotá a fines del siglo pasado, ambiente favorable a que dos amigos pudieran, pese a la diferencia de edades, entablar una comunicación constructiva en torno a algo que los unía: el culto de la lengua latina. Como paso previo presentaré a Sibilia en los pasos de su rica vida y me detendré luego en establecer los vínculos de amistad que lo unieron a Caro. 1. ENRICO SIBILIA Nació monseñor Sibilia en Anagni el 17 de marzo de 1861 en el hogar formado por Antonio y Angela Silvestri, vastagos de antigua familia. Inició su carrera eclesiástica en el seminario de su ciudad natal. Su obispo, monseñor Domenico Pietromarchi, lo mandó en 1878 a Roma para que continuara su formación en el Ateneo de Sant'ApoIlinare, donde tuvo como profesores al canonista Guglielmo Sebastianelli, al jurista Felice Cavagnis y al futuro cardenal Francesco Salotti, uno de los colaboradores del Papa León XIII en la restauración del tomismo. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de marzo de 1884 en la catedral de Segni, de manos del obispo de aquella sede, monseñor Biagio Sibilia, tío de Enrico. Coronó su carrera académica con los doctorados en filosofía, en teología e 'in utroque iure\ conferidos por el dicho Ateneo en 1890 2. El 1 ° de abril de este año fue admitido al servicio de la Santa Sede en calidad de 'aspirante', para ser nombrado, como dijimos, el 5 de noviem- bre proauditor en la delegación apostólica ante el gobierno colombiano. El 21 de diciembre de 1894 fue distinguido con el título de camarero de honor de Su Santidad, "extra urberrí, en hábito morado. En 1895, al partirel delegado apostólico Sabatucci en licencia, fue encargado de negocios en Bogotá3. 1 SALVATORE SIBILIA, // Cardinale Enrico Sibilia, un diplomático della Santa Sede (¡861-1948), Roma. Tipografía della Pace, 1960, pág. 9. 2 Ib., págs. 7-8. 3 Ib., págs. 9-13. 528 NOTAS TH. XLK, 1994 El 2 de agosto de 1897 fue nombrado auditor de segunda clase en la nunciatura apostólica ante la república del Brasil. Sibilia llegó a Río de Janeiro el 7 de octubre de 1898, y se puso a órdenes del entonces nuncio, monseñor Guiseppe Macchi. Llegó en momentos en que los vientos del laicismo, o separación del Estado de la Iglesia, soplaban fuertemente como concreción de la voluntad de los fundadores de la república brasileñaen 1889. Para ser exactos cuando Sibilia recibió el nombramiento y cuando llegó al Brasil, la representación pontificia sólo tenía categoría de internunciatura. Sólo en 1900, con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento del Brasil, el Papa León XIII decidió dar categoría de nunciatura a la representación pontificia. A Sibilia le correspondió este paso, pues estuvo al frente de los negocios del 22 de diciembre de 1899 a la segunda mitad de 1900, por ausencia del titular 4. El 20 de julio de 1901 fue nombrado auditor de primera clase en la nunciatura apostólica cerca de Su Majestad el rey de los belgas, entonces Leopoldo II. Tocóle entonces como jefe de misión a monseñor Gennaro Granito Pignatelli di Belmonte. El paso de Sibilia por la misión diplomá- tica en Bélgica fue corto y no dejó al parecer ninguna huella 5. Con fecha del 18 de agosto de 1902 fue trasladado con el mismo carácter de auditor de primera clase a la nunciatura apostólica ante Su Majestad el rey de España. Nuncio en Madrid era entonces monseñor Aristide Rinaldini. Sibilia llegó a Madrid en octubre de 1902, y debió desempeñarse con brillo en las misiones que se le asignaron pues sucesi- vamente fue distinguido con varios nombramientos: camarero secreto supernumerario el 3 de agosto de 1903 y canónigo honorario de la catedral de Anagni el 23 de noviembre de 1905. En Españarecibióigualmentedos encomiendas délas más importan- tes órdenes de caballería españolas: la de número de la Orden de Isabel la Católica, por decreto real del l°dejuniode 1903, y la también de número de la real y distinguida Orden de Carlos III, por decreto real del 13 de julio de ese año y por propuesta del mismo rey Alfonso XIII, su amigo personal. Recibió además encomienda de número de la Orden civil de Alfonso XII, creada en 1902 para premiar a estudiosos y publicistas que hayan prestado servicios eminentes a la instrucción pública 6. De España iba a volver a América como internuncio apostólico en Chile, por nombramiento del 25 de julio de 1908. * Ib., págs. 13-20. 5rt>..págs. 22-23. 6 Ib., págs. 23-28. TH. XLK, 1994 NOTAS 529 Simultáneamente fue preconizado arzobispo titular de Side y recibió laconsagración u ordenación episcopal en la capilla del Colegio Pfo Latino Americano el 11 de octubre de ese año, fiesta de la Maternidad de María, de mano del cardenal Rafael Merry del Val, secretario de Estado de Su Santidad Pío X, asistido de los obispos Almaraz y Santos, arzobispo de Sevilla, y Ángel Jara, obispo de San Carlos de Ancud, en Chile 7. El paso de monseñor Sibilia por Chile se vio marcado por hechos desagradables, relacionados con el ambiente laico y anticlerical que entonces predominaba en la república austral. El primero de estos episo- dios fue el relativo a la cuestión del obispo de Ancud. La constitución chilena del 25 de mayo de 1833 había mantenido el patronato en lo pertinente a las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Esto provocó roces inevitables con el nombramiento de los obispos. Cuando en 1910 se dio el caso de llenar la vacante de San Carlos de Ancud, al ser transferido su obispo Ángel Jara a otra sede, el internuncio Sibilia logró que el gobierno renunciara al derecho de hacer la presenta- ción de los candidatos. Pese a esto el ministro de Chile ante la Santa Sede presentó tres nombres, y el Papa escogió al fraile mercenario Pedro Armengaudio Valenzuela. La intervención de Sibilia provocó la reacción de los elementos masones y anticlericales, que no eran pocos en la vida chilena 8. Otro episodio complicado en el que se vio envuelto el internuncio Sibilia fue el suscitado por las pretensiones que simultáneamente tenían Chile, Bolivia y el Perú sobre los territorios de Tacna y Arica. En lo eclesiástico, y desde el siglo xvi, estas tierras estaban asignadas para la atención espiritual de sus habitantes a la diócesis peruana de Arequipa. Sibilia concibió una fórmula que no lesionara el orgullo chileno, y fue la de poner estos territorios bajo la jurisdicción del vicariato castrense, creado por Pío X el 3 de mayo de 1910. Sin embargo no quedó el internuncio a salvo de adversas interpretaciones, que tomaban pie en la circunstancia alegada de que él, Sibilia, tenía preferencia por el clero de nacionalidad peruana 9. Estas actuaciones de Sibilia provocaron una evidente reacción en los medios anticlericales y universitarios de Santiago, reacción que se hizo evidente al volver Sibilia de una temporada de descanso en Italia. Hacía el internuncio su entrada a Santiago en la tarde del 23 de mayo de 1913, en medio de respetuosa manifestación de simpatía, cuando un grupo de 7/fo.,pág 29. 8/b.,págs. 33-36.