Género Y Enfermedad En La Literatura Española Del Fin De Siglo XIX-XX
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Universitat Autònoma de Barcelona Departamento de Filología Española Doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Género y enfermedad en la literatura española del fin de siglo XIX-XX por Alba del Pozo García Tesis doctoral dirigida por la Dra. Isabel Clúa Ginés y la Dra. Meri Torras Francés Mayo 2013 En todas las cosas estoy condenado apenas a encontrarte: en la última página. F.- Índice Introducción / 5 Capítulo 1. Género, disciplina y espectáculo en la modernidad / 17 1.1. Disciplina / 19 1.1.1. Las metáforas del género / 26 1.1.2. La invención de lo mórbido / 30 1.1.3. Enfermas por excelencia / 39 1.1.4. Desnudarse a la mirada / 44 1.2. Espectáculo / 49 1.2.1. El género de la modernidad / 52 1.2.2. La exhibición de lo patológico / 59 Capítulo 2. Fin de siècle, fin de sexe: narrativas de lo patológico en la literatura española finisecular / 73 2.1. Todos los finales de siglo se parecen: fin de siècle, crisis y modernidad / 75 2.2. Decadencias y degeneraciones en la literatura española finisecular / 83 2.3. Los límites del positivismo / 91 2.3.1. El cuerpo como territorio de lo extraño: Misterios de la locura (1890) de Juan Giné y Partagás / 93 2.3.2. Histéricas y científicos locos: Las tardes del sanatorio (1909) de Silvio Kossti / 101 2.3.3. Ojo clínico: “La receta” (1909) de Felipe Trigo / 113 2.4. Miradas torcidas: las reescrituras del modernismo y la decadencia / 118 2.4.1. Pesadillas del naturalismo o El Monstruo (1915) de Antonio de Hoyos y Vinent / 122 1 2.4.2. Reescrituras del género y la enfermedad: Dulce dueño (1911) de Emilia Pardo Bazán / 134 Capítulo 3. Dos ensayos en torno a lo patológico: Alma contemporánea (1899) de José Mª Llanas Aguilaniedo y Manual del perfecto enfermo (1911) de Rafael Urbano / 153 3.1. Genealogías de la enfermedad / 155 3.2. El cuerpo del Alma contemporánea / 161 3.2.1. Diagnósticos ambiguos / 165 3.2.2. El emotivismo y la neurosis / 177 3.2.2.1. La reescritura de lo natural / 177 3.2.2.2. El emotivismo como terapia / 183 3.2.3. La feminidad como patología y tropo artístico / 189 3.3. Tú enfermo sano, yo médico yerto: El manual del perfecto enfermo / 197 3.3.1. Paratextos médicos y literarios / 197 3.3.2. Del higienismo al dolor universal / 203 3.3.3. La redefinición de lo patológico / 212 3.3.4. El enfermo en masculino / 222 Capítulo 4. Consumo y consunción: el balneario y la tuberculosis en La tristeza errante (1903) de Wenceslao Retana / 231 4.1. Tuberculosis, sexualidad y distinción / 234 4.2. El balneario en la cultura finisecular / 246 4.3. La tristeza errante / 257 4.3.1. Lucinda Bowring: el sujeto excéntrico / 260 4.3.1.1. Celebridad / 260 4.3.1.2. Seducciones patológicas / 265 4.3.1.3. Decadentes y mujeres nuevas / 270 4.3.2. Panticosa: consumo, enfermedad e imagen / 278 2 4.3.2.1. El balneario y la tuberculosis / 278 4.3.2.2. Vigilancia y subversión /280 4.3.2.3. Ocio, consumo y libertad sexual / 292 Capítulo 5. Los peligros del proyecto clínico: Pityusa (1907) de José Mª Llanas Aguilaniedo / 311 5.1. Breve genealogía de la histeria / 313 5.1.1. Deseo, espectáculo e hipnosis / 317 5.1.2. Representaciones de la histeria y la hipnosis en España / 324 5.2. Pityusa / 332 5.2.1. Miradas decadentes / 334 5.2.2. Triángulo patológico / 344 5.2.2.1. Nikko: decadencia y feminización / 346 5.2.2.2. Tinny: la masculinidad en declive / 350 5.2.3. Pityusa: histeria, artificialidad y rebelión / 355 5.2.3.1. Herencia y ambiente / 355 5.2.3.2. Del caso clínico a la decadencia: histeria y prostitución / 358 5.2.3.3. Artificialidad / 363 5.2.3.4. Fantasías de dominio: hipnosis y sugestión / 371 5.2.3.5. La rebelión de Pityusa / 375 Conclusiones / 387 Conclusions / 393 Bibliografía / 399 Resumen / 441 Abstract / 443 3 4 INTRODUCCIÓN Mon problème est de faire moi-même, et d’inviter les autres à faire avec moi… une expérience de ce que nous sommes… une expérience de notre modernité telle que nous en sortions transformés. Michel Foucault 5 6 La cita de Foucault que encabeza esta introducción resume el ánimo de la presente tesis doctoral. Abordar la interrelación entre género y enfermedad en la literatura de fin de siglo no supone un azar, como si la mirada historiográfica, igual que la del forense, recorriese el pasado desde una posición externa en busca del lugar donde introducir el escalpelo. Al contrario, esta investigación responde a una inquietud académica —y no menos personal— sobre los modos de leer la identidad, la subjetividad y la propia tradición literaria, con el objetivo de poder contemplar el propio presente. Eso no significa que entienda el pasado como una mera acumulación de hechos que desembocan, mediante una perfecta concatenación causal, en un presente que me sitúa en posición privilegiada. Todo lo contrario, creo que el epígrafe invita a pensar en una relación bidireccional, donde la historia se origina en la mirada de quien observa y, a su vez, la transforma. Aclarada esta premisa, puede comprenderse mejor la naturaleza y la hipótesis de este trabajo, a la cual responde la estructura que presentaré a continuación. A lo largo de los próximos capítulos examinaré la enfermedad y el género integrados en el proyecto disciplinario de una modernidad que el fin de siglo problematiza, al explorar una cultura visual que celebra la exterioridad y la subjetividad: mi propósito será analizar cómo esos procesos pueden socavar los discursos del poder, y abrir la puerta hacia su reapropiación y subversión. Para abordar esta cuestión, he focalizado en los textos literarios, atendiendo a un contexto en el que destacan por méritos propios los discursos médicos. Entiendo, en ese sentido, la producción literaria como un objeto cultural que se inserta en una red de sentido más amplia. En este marco, el género y la enfermedad constituyen dos metáforas recurrentes, que organizan la mayoría de textos a los que me ha llevado este recorrido investigador. Mientras que el género ha sido examinado, revisado y reinterpretado por el feminismo como un constructo cultural alejado del esencialismo biológico, la enfermedad parece haber quedado más al margen de estas consideraciones. El 7 dolor físico, la lesión corporal y en última instancia la muerte parecen situarse en un lugar diametralmente opuesto a los conceptos de discurso y relativismo histórico que manejo. Sin embargo, lo patológico va acompañado, igual que otras ficciones de la identidad, de una serie de metáforas que poco tienen que ver con la evidencia del síntoma, y que prueban los textos examinados en este trabajo. En ese sentido, la selección y orden del corpus responde más a una voluntad genealógica que documental, entendida según Foucault como un modo de leer la historia, opuesto a un discurso sacralizado y absoluto de verdad. Por el contrario, una genealogía permite ordenar el pasado de una forma explícitamente interpretativa: Si interpretar fuese aclarar lentamente una significación oculta en el origen, sólo la metafísica podría interpretar el devenir de la humanidad. Pero si interpretar es ampararse, por violencia o subrepticiamente, de un sistema de reglas que no tiene en sí mismo significación esencial, e imponerle una dirección, plegarlo a una nueva voluntad, hacerlo entrar en otro juego, y someterlo a reglas segundas, entonces el devenir de la humanidad es una serie de interpretaciones. Y la genealogía debe ser su historia (Foucault, 2004: 41-42). La genealogía, por lo tanto, incide en la dimensión interpretativa de la historia, situándola en el territorio de una retórica y un discurso cuyo armazón pretendo explicitar. Precisamente, “discurso” será otra palabra clave en este trabajo, entendido, también a partir de Foucault (1999), como un conjunto de saberes asumidos desde la verdad, integrados a menudo en las estructuras de producción de poder sobre los sujetos. A partir de estos conceptos, la selección de contenidos en esta investigación viene también organizada por la mirada sobre la cultura que me brindan los 8 estudios de género y los estudios culturales. En primer lugar, cuando hago referencia a los estudios de género, cuya genealogía podría ocupar otra tesis doctoral, me refiero sobre todo a las teorizaciones que se han ocupado de revisar la dimensión natural del género y el sexo, para entenderlos como artificios naturalizados en verdades que conforman a los sujetos. Así, teóricas como Judith Butler (2001, 2005, 2006) o Teresa de Lauretis (2000) han incidido en la conformación cultural y narrativa de la identidad y el cuerpo, en la que participan tanto los discursos de verdad que encarna la medicina como una producción cultural que incluye el arte, el entretenimiento y los medios de comunicación. Estas construcciones, sin embargo, no se presentan de una forma monolítica, sino que producen fisuras en sus formulaciones, dando pie a la interpretación y la negociación de los sujetos con los discursos del poder. Igual que cualquier producto cultural, los textos literarios no se limitan a reproducir un determinado contexto, sino que pueden abrir un espacio para la reapropiación y la reescritura de marcas estables que encarnan el género y la enfermedad. En este lugar se sitúa mi aproximación a los estudios culturales, etiqueta que, de no ser aclarada, corre riesgo de vaguedad e inexactitud. Por un lado, los entiendo como un modo específico de abordar un texto, prestando especial atención a cuestiones vinculadas con el poder y la formación de identidades en la cultura, preocupaciones que los estudios literarios más tradicionales habían tenido poco en cuenta: “Literary criticism gives us sophisticated ways of reading texts and signs, but it is a poor guide to the working of structures, institutions and systems” (Felski, 2005: 38).