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PALEOANTROPOLOGIA

19 Bilbao, 1990/1991

Bizkaiko Foru Aldundia * Diputación Foral de Bizkaia

Bizkaiko Foru Aldundia Diputación Foral de Bizkaia

ARGITARAZLEA - EDITOR

BIZKAIKO FORU ALDUNDIA DIPUTACION FORAL DE BIZKAIA KULTURA SAILA DEPARTAMENTO DE CULTURA

Fundatzailea - Fundador: Néstor de Goikoetxea y Gandiaga

Zuzendaria - Director: Ernesto Nolte y Aramburu (Rgto. Prof. Perlad. n.º 13.257)

CORRESPONDENCIA/INTERCAMBIO - EXCHANGE ADDRESS: P.O. Box 97. BILBAO ()

IDAZLARITZA KONTSEILUA - CONSEJO DE REDACCION - Juan M.ª Apellániz Castroviejo - Pedro M.ª Castaños Ugarte - Nestor de Goikoetxea y Gandiaga - Ernesto Nolte y Aramburu

(Aldazkari honetako edozein artikuluren argitarapenak ez du suposatzen, idazlaritza bat dato­ rrenik beraren edukiarekin. Adierazitako eritziak heuren autoreen erantzunkizun osokoak izango dira).

(La inclusión de un artículo en esta revista no implica que la Redacción esté de acuerdo con el contenido de aquél. Las opiniones de los autores quedan de la exclusiva responsabilidad de los mismos).

Ez aldizkako argitarapena. Revista de carácter no periódico.

Depósito Legal: BI-1340 - 1970 ISBN 0211 - 1942. Título clave: KOBIE ISSN 0214 - 7971 FOTOCOMPOSICION E IMPRESION: FLASH COMPOSffiON S.A. Ercilla N.º 11 - 1.º Dcha. - 48009 - BILBAO Tf. 94/424 51 75 - 423 88 26. AURKIBIDEA SUMARIO

Orrialdea Página

PORTICO José Miguel de Barandiaran Etnógrafo y Arqueólogo Por Dr. Juan María Apellaniz...... 7

AN ESSAY AT SYNTHESIS: TRARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN AND PYRENEAN REGIONS OF S.W. EUROPE Por Lawrence Guy Straus ...... 9

PSEUDOPATOLOGIA EN RESTOS HUMANOS DE EPOCA PREHISTORICA EN EL PAIS V ASCO Por Feo. Etxeberria Gabilondo ...... 23

REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR , ALAV A) Por Alfonso Alday Ruiz ...... 29

LA NECROPOLE D'AP ATESARO (BASSE NAV ARRE): UN NOUVEAU TUMULUS Por Dr. J. Blot ...... 47

BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA Por Miguel Unzueta Portilla ...... 57

EL ASENTAMIENTO ROMANO-MENDIEV AL DE FRATO (ALORIA, ALAVNORDUÑA, BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO 1989 Por J.J. Cepeda, l. Calleja, M. Unzueta y P. Castaños ...... 77

LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS PorG. Vázquezy C.delaRúa...... 119

EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLOGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO Por J.M. Orúe, C. Manzano y C. de la Rúa...... 143

COLECCIONES DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SAPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA). Por A. Azkarate Garai-Olaun y J. Nuñez Marcén ...... 155

LAS APORTACIONES ARQUEOLOGICAS Y LA HISTORIOGRAFIA SOBRE EL FENOMENO BALLENERO V ASCO EN TIERRAS AMERICANAS Por A. Azkarate Garai-Olaun y J. Nuñez Marcén ...... 185

NOTICIARIO - Informe sobre la XVIII campaña de excavaciones arqueológicas en la cueva de Arenaza 1 (S. Pedro de Galdames, Bizkaia), 1990 - Informe de la XIX campaña de excavaciones en Arenaza 1 (Galdames), año 1991 - Sondeo Arqueometalúrgico en Loiola (Trapagaran): contribución al estudio de las ferrerías de monte por el método arqueológico. Zonas, fases y primeros resultados. - Estudio sobre la denominación localista "Bocho" dada en Bilbao -"Bulbatio" fuera "Bilbao" a pesar de las puristas reglas de la "Yod" ...... 199

INTERCAMBIO - Intercambio Kobie, serie Paleoantropología - Listado de Direcciones ...... 223

PORTICO JOSE MIGUEL DE BARANDIARAN ETNOGRAFO Y ARQUEOLOGO

Independientemente de otros méritos Barandiarán tuvo el de haber encarnado valores morales que en la sociedad y en el tiempo en que transcurrieron los quince últimos años de su vida fueron más apreciados que en aquellos en los que había vivido tanto en su tierra como en su destierro. La sinceridad de sus creencias cristianas, la honestidad con que vivió sus compromisos de sacerdote católico, su tolerancia con las ideas y las creencias de sus compaisanos, la entereza de sus actitudes ante las fala­ cias de la política antigua y actual, su amor a la lengua y a las tradiciones del pueblo vasco, sus respeto por los valores de la vida campesina y tradicional, todo formó un conglomerado de variada riqueza en alguna de cuyas facetas la gran mayoría de sus compaisanos se sintió representado. Este hecho unido al de que con la llegada de la democracia a España pudieron mani­ festarse libremente los sentimientos nacionalistas que habían rebrotado durante la dictadura franquista y a su socaire pudo alcanzar el poder de un partido político cuyos valores en parte coincidían con los suyos, hiza que su persona desbordara los límites del mundo eclesiástico e intelectual para entrar en el terreno de lo emblemático. La larga trayectoria de su vida intelectual activa ya a comienzos de este siglo prorrogada hasta su final le permitió asistir e intervenir decisivamente en la conformación de una tradición lo que le convirtió necesariamente en una figura a la que ha sido y sigue siendo obligatoria referirse. Creo que no hay duda acerca de que la dedicación intelectual más profundamente sentida por él fue la de la Etnografía. Su dedicación a la Prehistoria, que fue intensa, obedeció a un intento de documentar en su pasado histórico el más remoto posible las formas de vida tradicionales que encontraba todavía vivas en el pueblo vasco. Sin embargo aquella curiosidad iniciada tan tempranamente no le abandonó nunca incluso cuando llegó a la convicción de que la empresa era inviable. Su trayectoria investigadora se inició en la década de los años 10, una fecha no sólo muy temprana de su vida sino también en la de la formación de las dos disciplinas a las que se dedicó. Cuando Barandiarán intervino en la Etnografía, ésta que había nacido como una disciplina histórica se estaba convirtiendo en otra raíz sociológica e iba adaptando su metodología al amparo de las discusiones nacidas entre las más antiguas tendencias historicistas y funcionalistas. Aunque en su origen se había interesado principalmente por el estudio de las sociedades primiti­ vas había pasado paulatinamente al de la vida tradicional de los pueblos históricos, al que se denominaba por entonces Folklore. La cuna de estos estudios no era España y por lo tanto su cultivo se encontraba en un momento más bien impreciso, caracte­ rizado por el reconocimiento de su valor teórico y la primera recogida de datos con la descripción de las formas de vida. La dis­ cusión metodológica tenía sufoco en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. En lo que hace al País Vasco se habían hecho ya las primeras recogidas de datos. Barandiarán se iba a encontrar poco más o menos en el mismo origen de la trayectoria que esta disciplina habría de tener. Esta capacidad de influencia habría de ser tanto mayor cuanto que la Etnografía no habría de formar parte de los estudios universitarios españoles durante mucho tiempo. Y tanto más cuanto que tampoco habían de crearse Facultades de Historia o de Sociología en el País Vasco hasta el final de la década de los 60. Incluso dentro de ellas la Etnografía como tal iba a quedar relegada a un muy segundo plano. Barandiarán sólo frecuentó académicamente hablando estudios de Teología y estos en la Facultad de Burgos, institución de vida efímera y de importancia menor entre las Universidades eclesiásticas españolas. Pero sintió la necesidad de ponerse en contacto con la Universidad europea de aquella época para lo cual aprovechó algunos veranos para asistir a cursillos de diver­ sos temas relacionados con la Etnografía, como Filosofía, Sicología de los pueblos o la Prehistoria que Breuil explicaba en el Instituto de Paleontología Humana de París. Con excepción de los contactos personales que pudo tener con motivo de su asistencia a algunos Congresos Internacionales, Barandiarán siguió básicamente los cambios que en la orientación metodológica de la Etnografía se producían en el mundo a través de las publicaciones. El principio que reguló desde el principio su programa de trabajo fue el de que debía comenzar por la recogida de los datos relativos a la vida tradicional del País Vasco y una vez realizada ésta suficiente y convenientemente podría pasar de los mismos. Al final de su vida creía que este momento aún no había llegado. 8 JUAN MARIA APELLANIZ

Ya fuera porque su fundamental inspiración teológica la consideró más adecuada o porque creyó que favorecía mejor a su planteamiento intelectual, se vinculó desde el primer momento a la orientación de la Escuela Histórico Cultural de Viena. El origen de esta actitud parece haber sido la relación que entabló con W. Schmidt. Quizá también la posibilidad prácticamente única que tuvo de estudiar la Etnografía de otros pueblos a través de las colecciones de la Museos europeos de esta disciplina. Las instituciones que fundó a lo largo de su vida para el acopio de datos sobre la vida tradicional del pueblo vasco como la "Sociedad de Eusko-Folklore" (Vitoria), "Ikuska. Instituto Vasco de Investigación" (Sare) o los Grupos "Etniker" estuvieron siempre presididas por estos principios. Lo mismo las publicaciones que como expresión de su trabajo generaron estas institu­ ciones. Creo que su primera preocupación por crear un modelo de análisis de una población tradicional en Ataun, cuyos componen­ tes y contexto conocía profundamente fue de gran interés. Su larga vida, su destierro de 17 años y la rapidez del cambio cultural que se produjo en España a partir de los años 60 le ofrecieron la posibilidad de estudiar no sólo el cambio sino también el cho­ que entre la mentalidad tradicional y la urbana e industrial. La aceptación de estos puntos de vista por sus discípulos fue completa y éstos los continuaron utilizando y difundiendo siste­ máticamente hasta la actualidad. Quizá la ausencia de una Universidad con estos estudios específicos de Antropología propició esta difusión y esta continui­ dad. Los que desde los años 70 llegaron al campo de la Etnografía echaron en falta una renovación de los antiguos puntos de vista y se negaron a aceptar que se pudiera realizar una recogida de datos sin un criterio previo de selección. De ahí que se orientara hacia otros tipos de trabajo buscando hipótesis para la interpretación de todos los datos acumulados. A parte de publicaciones de ámbito más reducido, Barandiarán creó recopilaciones de inestimable valor entre las que se encuentra a mi modo de ver en primer lugar "El mundo en la mente popular Vasca" (Auñamendi. San Sebastián) y otras más selectivas como "Mitología Vasca" (Taurus, Madrid). Sin ellas la interpretación del sentido de la cultura tradicional del pueblo vasco habría sido más corta. La Arqueología prehistórica contaba en España cuando Barandiarán comenzó su tarea de descubrimiento y excavación de yacimientos con algunos cultivadores de cierto nombre. En el País Vasco se habían dado también los primeros pasos para esta­ blecer los datos de base con observaciones de gran interés. Sin embargo aún se hallaba sin estructurar adecuadamente por lo que Barandiarán entró por derecho propio en la generación de los pioneros. Sus reconocimientos de dólmenes en su tierra natal y su colaboración de primera fila de la investigación. El hecho de que tampoco la Prehistoria entrara en la Universidad españo­ la hasta los tiempos de la guerra civil y de que en el País Vasco no hubiera Facultades que enseñaran esta disciplina hasta casi el final de la década de los 60 hizo que Barandiarán influyera decisivamente en el diseño del trabajo investigador no sólo antes sino durante largo tiempo después de la guerra civil de I936. Pese a lo temprano de la fecha en que se inició, Barandiarán reconoció el interés de excavar monumentos no sólo prehistóri• cos sino de la Alta Edad Media, como los eremitorios de Treviño. Sólo más tarde se habría de reconocer que la información nacida de la Arqueología sería prácticamente el único camino para reconstruir esta parte de la Historia del País Vasco. Sus excavaciones de las cuevas de Santimamiñe, Bolinkoba, Lumentxa, Ermitia y Urtiaga, realizadas antes de la guerra le permitieron en un época temprana establecer la secuencia cultural básica del Paleolítico Superior del País Vasco para lo que siguió el modelo de la secuencia francesa. También en el estudio del arte prehistórico de Santimamiñe utilizó el esquema que había establecido H. Breuil. Se caracterizó ya desde los primeros momentos por una recogida sistemática de testimonios arqueológicos cuyo valor sólo sería reconocido después. Su destierro en el País Vasco de Francia le permitió conocer métodos de excavación más afinados que los que había practi­ cado hasta entonces y además recopilar los monumentos megalíticos de la zona. Cuando volvió a España en 1953 retomó la obra comenzada en varios yacimientos y la amplió con excavaciones que le per­ mitieron documentar el Paleolftico Medio como las de Lezetxiki y . También pudo estudiar los conjuntos de arte rupestre más ricos del País Vasco como Altxerri y Ekain. Para la interpretación del arte rupestre sugirió como modelo la Mitología pirenaica, cuyas leyendas hablaban de animales que habitaban en el interior de la tierra. Hasta una época muy avanzada de su vida siguió dirigiendo excavaciones en el País Vasco y se retiró para dedicarse con mayor intensidad a lo que había sido el origen de su trayectoria intelectual: la Etnografía del pueblo vasco.

Dr. Juan María Apellaniz KOBIE (Serie Paleoantropologia). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia- Diputación Foral de Bizkaia N.ºXIX,año 1990/91

AN ESSAY AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN AND PYRENEAN REGIONS OF S.W. EUROPE

Lawrence Guy Straus ( 1)

RESUMEN

Este artículo pretende realizar una sístesis amplia de las evidencias cronoestratigráficas, paleoambientales y culturales disponi­ bles en la actualidad para el periodo Tardiglaciar (ca. 16-10.000 B.P) en las regiones vasco-cantábrica y pirenaica del S-0 de Europa. Su propósito es de comparar y contrastar los sistemas adaptativos humanos en las dos regiones y de trazar su desatTollo a través del curso de los cambios ambientales de los últimos milenios del Würm. El artículo toma en consideración los resultados de los proyectos de investigación multi-disciplinaria más recientes llevados a cabo en Asturias. Cantabria, Euskal-Herría, Gascoña y Ariege. Se emplea una aproximación no tipológica a los conjuntos magdalenienses y azilienses tradicionales.

ABSTRACT

This paper attempts to broadly synthesize the chronostratigraphic, paleoenvironmental and cultural evidence available to date for the Tardiglacial period (ca.16-10 Kya) in the Vasco-Cantabrian and Pyrenean i:egions of SW Europe. lts aim is to compare and contrast contemporaneous adptive systems in the two contiguous regions and to trace their development during the final millennia of the Last Glacial. The paper takes into consideration the resuÍts of the latest multidisciplinary research projects conducted in Asturias, Cantabria, the Basque Country, Gascony and Ariege. A non-typological approach is taken to the tradítío• nal Magdalenian and Azilian assemblage groups.

RESUME

Cet article essaie de faire une synthese large des témoignages chronostratígraphíques, paléoenvironnementaux et culturels dis­ ponibles a l'heure actuelle pour la période tardiglaciaire (ca. 16-10.000 B.P) dans les regions basco-cantabrique et pyrénéenne du S.O de l'Europe. Son but est de comparer et de tracer le développement a travers du cours des derniers millenaires du Wilrm. L'article prend en consideration les résultats des projets de recherche pluridísciplinaires les plus récents menés a bien aux Asturies, en Cantabrie, Pays Basque, Gascogne et Ariege. On prend une approche non-typo!ogique aux ensembles magdaléniens et aziliens traditíonnels.

LABURPENA

Idazlan honen bítartez Europako hego-Sartaldeko euskal eta kantabbriar eta pirenaiko lurraldeetan gaur egun doguzan Tardiglaziar aroko (ca. 16-10.000 B.P.) azarna kronoestatigrafiko, paleoanbiental eta kulturalen bilketa zabala egin gura da. Bere helburua lurralde bietako gizakien egokitzen-bideak bata besteagaz alderatu eta aztertzea eta "Wüerm" delakoaren azken milurte­ etako ingurugiro-aldakuntzen zehar izan daben hazkundea azaltzea da. Idazlanak, oraintsu Asturiasen, Cantabrian, Euskal­ Herrian, Gascuñan eta Ariegen egin diran askotariko azterkuntza-egitasmoen ondorioak hartzen dauz kontuan. Aspaldiko magda­ leníense eta azilíense taldeekiko tipologiazkoez besteko kidetasunaz baliatzen da.

(1) Department of Anthropology, University of New , Albuquerque, N.M 87131, USA 10 LAWRENCE GUY STRAUS

THEPROBLEM Last Glacial, now dated by abundant radiocarbon determina­ tions. Thus the Cantabrian and Pyrenean regions make an ide­ The Magdalenian and Epipaleolithic cultures of Périgord, al case far controlled comparisons of human adaptive strate­ lle de and have been sometimes overgenera­ gies, differing among specific habitats and changing through Iized to serve as models of Tardiglacial and early Postglacial time. adaptations throughout Western Europe, yet they were the products of particular environmental settings and resource structures that lent themselves to extensive mobility on the THEREGIONS part of human bands. Regions with broad plains or plateaux and often limited relief, they were inhabited by large herds of Like Languedoc and Provence, the Vasco-Cantabrian and highly migratory ungulates such as reindeer, bisan, horses Pyrenean regions lay between the northerly and southerly and saiga antelopes, which thrived on various rich mixtures provinces of Last Glacial Europe and shared elements of the of herbaceous vegetation. The annual ranges of human flora and fauna of both provinces. The co-existence of red groups that preyed on these garue are suggested, on the bases deer and reindeer is a most graphic example of this phenome­ of distribution maps of non-local lithics, molluscs and fassils, non. The complex, mountainous relief of the regions provided to have been quite large (probably on the arder of many hun­ diverse microhabitats and both faod and lithic resources far dreds of kilometers). Under many circumstances, the optima! hunter-gatherers. Limited stands of thermophile arboreal spe­ strategy for exploiting the migratory big garue resources cies survived on southfacing slopes that were sheltered from would have been to emphasize residential mobility (sensu winds and provided with local water sources. However, open L.R. Binford), whereby entire human bands (multiple fami­ plateaux and coastal plains were still particularly cold and Iies) moved to the locations of faod resources (which, under stormy, with open grassland or heathland vegetation, at least glacial conditions, were essentially terrestrial mammals). This in Dryas I, a period when mountain glaciers were still in exis­ pattern of specialized, highly mobile big garue hunting (pro­ tence in the high peaks of the cordilleran crest. b ably a more-or-Iess accurate characterization of the Vasco-Cantabrian Spain (the modern provinces of "Magdalenian" adaptations of norherly regions of Western Guipúzcoa, Vizcaya, Cantabria and Asturias) is bordered to Europe) was terminated abruptly at the end of the Pleistocene the north by the Atlantic, which, though particularly cold and replaced by a pattern of adptations to the newly refares­ befare the retreat of polar waters and the readvance of the ted habitats, with their abundant plant, aquatic and now gene­ Gulf Strean, was fairly rich in marine molluscs and fish and, rally smaller, less aggregated land mammal resources. especially, in anadromous salmonids. To the south, however, Perhaps less widely known, but sharply contrasting with Iies the high (ca. 1000 m.) northern Meseta of Castile, a the northerly pattern of adaptations, is the Mediterranean pat­ region cold, resource-poor and inhospitable even today and tern documented by a limited number of late Glacial sites in undoubtedly far worse from a hunter-gatherer's point of view , southern and eastern Spain, and . The during the late Glacial, especially when compared with the southern penínsulas of Europe were less dastically affected resource-rich (albeit narrow and stormy) north coastal strip. by the climatic fluctuations of the Last Glacial and served as The continental shelf is narrow and steep, so even during the refugia far plant and animal species which spread throughout Last Glacial Maximun (ca. 18,000 BP), the shore was no much of temperate Europe under Interglacial conditions. Red, more than 8-12 Km. north of its present position and increa­ roe and fallow deer, ibex, boar and lagomorphs were the main singly closer to it during the Tardiglacial and early terrestrial faod resources exploited by human groups in these Postglacial, The region's backbone, the Cordillera is fairly regions, but, in coastal areas (many now inundated as a result low in the eastern (Basque) sector but rises toward the west in of Holocene marine transgression) fish and shellfish were Cantabria and eastern Asturias, befare descending again in important supplementary resources in the late Upper the direction of the Galician shield. The highest mountains, Paleolithic and there were many more edible plant foods the Picos de Europa (max. elev. = 2600m.), are actually a (e.g., acorn and hazel nuts, berries, roots, seeds) than in late separate chain north of the Cordillera and very clase to the Glacial France or Germany. However it is not yet clear how shore in eastern Asturias and western Cantabria. Low but ste­ abundant the faod resources (particularly the larger ungula­ ep mountain ranges run parallel to the coast and Cordillera in tes) were in Mediterranean lands during this period, and few Asturias and Cantabria, where there are, nonetheless, stret­ models exist far the Magdalenian/Epigravettian subsistence ches of narrow, rolling, karstic coastal plains and sorne fairly strategies in these regions. ample intermontane river valleys. In the Basque Country, the The purpose of this presentation is to explore the nature of much less regularly structured mountains plunge directly into human adaptations across time through the period from about the sea and broad valleys are few, as are east-west avenues of 16,000 to about 9000 BP in two adjacent regions situated at communication. the intermediate latitude of 43 degress north: Vasco­ Pyrenean France is a somewhat less easily defined region Cantabrian Spain and the French Pyrenees. These two regions running along the northem flanks of the Pyreness and inclu­ share the same mountain cordillera, but differ in their posi­ ding (far the purposes of this presentation) the upper draina­ tions relative to the Atlantic coast. Prehistoric archeological, ges of the Garonne and Adour rivers, from the Ariege paleontological and paleoenvironmental investigations over through the Haute-Garonne, Hautes-Pyrénées and Pyrénées­ more than a century have produced a dense data base for the Atlantiques departments. (Pyrénées-Orientales is not specifi- AN ESSAY AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGJONS OF S.W. EUROPE 11

cally dealt with here, as it is clearly within the Mediterranean Aurensan, Diogene, Tuc d' Audoubert, Enlene, Fontanet). geographic sphere, although there are artifactual, artistic and There would seem to be a significant hiatus in dated sites and fauna! indicators that suggest its cultural/adaptive alignment no evidence for an "early Magdalenian" in this region. (The with the central and western Pyrenees in Magdalenian times.) "early Magdalenian" site of Lassac, dated to 16,750 ± 250 BP The highest mountains are in the central sector; not much hig­ amd the "middle Magdalenian" site of Gazel, dated to 15,070 her than the Picos de Europe, they too were glaciated in the ± 270 BP, are both well outside the region, north of Last Glacial, but, unlike them, still bear small remnant gla­ Carcassonne.) Cylindrical section harpoons appear in the ciers. Like the Cantabrian Cordillera and Picos, the Pyrenees Pyrenees around 12,500 BP and are replaced by flat-sectio­ drop much more steeply and deeply on the northern side than ned ("Azilian") ones around 11,000 BP (or perhaps at least on the southern (meseta) site, and although the upper moun­ 500 years earlier at sorne sites and a bit more recently at tain valleys basically provide south-north axes of communi­ others). cation, east-west movement is quite easy directly to the north Similarly, the existence of a Périgord-style "early of the chain. Most of the rivers soon trend westward toward Magdalenian" in Cantabrian Spain is problematical, although the Bay of Biscay. (Only the Aude and a few shorter streams there are chronologically old deposits without Solutrean drain eastward into the Mediterranean. The Aude-Garonne points at La Riera (Leve! 19, 3 dates: 16,420 ± 430-15,230 ± watershed is a narrow, low one.) The central Pyrenees are 300 BP; Leve! 20: 17,160 ± 440BP), El Rascaño (Leve! 5: flanked to the north by a parallel chain of low hills, whereas 16,430 ± 130 BP), Ekain (Leve! e: 15,800 ± 350), Erralla the orography of the French Basque Country is once again (Leve! V, 3 dates 16,270 ± 240-15,740 ± 240 BP), and more confused, with many small, meandering valleys and few Urtiaga (Leve! F: 17, 190 ± 190). Previously called direct routes through the foothills. However, even in that "Magdalenian III", the earliest post-Solutrean cultural mani­ westernmost sector, the northern edge of the Pyrenean region festations in the region are now generally referred to as consists of vast, low or moderately low plains (the Aquitaine "Lower Cantabrian Magdalenian", spanning the period from Basin and the Lannemezan Plateau). The continental shelf off 16 or 17 kyr to about 14 or 15 kyr, when the first cylindrical Les Landes is broad and shallow, so the late Glacial shore section harpoons appear in the record at Tito Bustillo (hence, was relatively far to the west of the present coast. A natural the beginning of the "Upper Cantabrian Magdalenian"), division beween this region and the rest of Southwest France Sorne authors identify a "Middle Magdalenian" phase: at La is difficult to define, especially since the marshlands of Les Viña, with dates at l 3,3kyr, this is associated with "contours Landes are probably a postglacial phenomenon. However, a découpés" similar to those of the Pyrenean "Magdalenian distinct linear pattern of Magdalenian sites exists along the IV". Other such finds dating to about the same period have Pyrenees, separated from the sites of Gironde, Dordogne and been found in the "Lower" and "early Upper" Magdalenian Lot by a relatively empty strip, suggesting the reality of a of El Juyo and Tito Bustillo, respectively. The Azilian tech­ Pyrenean culture-area in Tardiglacial times, an impression nology seems to have appeared by about 11,000 B.P. As in supported by distinctive mobile and art. the Pyrenees, it and the Final Magdalenian seem to have overlapped within the Allerod, at least within the limits of resolution of the existing radiocarbon dates (with typical sin­ CHRONOLOGY gle standard deviations ranging from about 100 to about 300 years). However, the Azilian seems in general to have begun The Solutrean of the northern flanks of the Pyrenees is somewhat earlier in France than in Spain. essentially undated; most of the majar sites of the period in this region were excavated befare the discovery of radiocar­ bon. With the significant exception of Embulla (situated at PALEOENVIRONMENTS 470 m. above present sea leve! in Pyrénées-Orientales) the French Pyrenean Solutrean sites are in lowlands or at most in The so-called Solutrean-Magdalenian transition in foothills. Cantabrian Spain occurred during the relatively temperate In contrast, the Solutrean of Vasco-Cantabria is well dated. oscillation inmediately following the Last Glacial The most recent, coherent determinations from the region are Maximun, well documented palynologically and/or sedimen­ two dates of ca. 17 kyr from Leve! 17 at La Riera (Asturias) tologically at La Riera, Cueva Chufin, El Rascaño, Ekain and and three dates ranging from 17 ,5 80 ± 440 to 16,090 ± 240 Amalda. Following this brief pulse in which arboreal vegeta­ BP from Leve! IV at Amalda (Guipúzcoa). The Solutrean tion (especially Pinus, accompanied by limited quantites of sites are mostly concentrated in the coastal zone and in the various decidous taxa including the Quercetum mixtum Jower river valleys, although a few are found on steep moun­ group) increased (AP ~ 20%, there was a sharp decline in tainsides at moderate elevations. temperatures and humidity. Vegetation in the Dryas I was Leaving aside the question of the normative definition of characterized by relatively dry steppe grasslands, with very such archeological constructs as the "Solutrean" and small stands of pines. The rather intense cold of Dryas I was "Magdalenian", the earliest dated Tardiglacial deposits with­ interrupted by a short oscillation probably corresponding to out Solutrean points in the Pyrenean region are ali in the Pre-Bolling, during which cryoclastic activity decreased. The 14,000 year range and assigned to the "Magdalenian III" later part of Dryas I saw a return to very cold conditions with (Duruthy Leve! 5) or "IV" (Duruthy Leve! 4, Labastide, very few trees. The glacial conditions begin their ultimate 12 LAWRENCE GUY STRAUS

decline in the Bolling, which is represented by levels in seve­ Arboreal pollen percentages went as high as 50% and inclu­ ra! sites (e.g., El Rascaño, El Pendo, Tito Bustillo) and depo­ ded severa! thermophile taxa. The period was marked by high sitional hiati in severa! others. A number of thermophile spe­ humidity. Visible in the deep sea cores, Dryas III, although cies of trees appear, in addition to the ubiquitous pines, in short (ca. 600 yr.) was a fairly brutal return to cold condi­ what must have been a nascent parkland at least in interior tions, with a marked decrease in arboreal vegetation. areas sheltered from the cold sea winds. The extent of clima­ Humidity nevertheless remained fairly high. Reindeer, which tic worsening in the Dryas II is presently in question. had thrived in the Pyrenean region in Dryas 1, survived and However this was a period in which reindeer, never truly were hunted in large numbers throughout Allerod (as shown abundant in Vasco-Cantabria, make their appearance in the by the radiocarbon-dated Final Magdalenian deposits of both archeofaunas of many sites stretching from Guipúzcoa as far Duruthy and Dufaure) Taxed by the effects of that temperate west as eastern Asturias. Although there is controversy period, by competition from red deer (whose abundance stea­ surrounding this issue, it seems that the Upper Magdalenian dily increased throughout Allerod) and perhaps by efficient, began in this time. Localized woodlands (with a variety of specialized hunting by , reindeer numbers dwindled thermophile tree taxa, notably hazel) and fems abounded in dramatically in Dryas III, which is ironic since the environ­ the particularly humid Allerod phase. Dryas III is not well mental conditions would seem to have been more suitable to known in Vasco-Cantabria, but at Berroberria and Ekain, tree this arctic species at the time. Because of its ability to seek pollens did decrease sharply and an open grassland briefly cool summer pasture in the Pyrenees, Rangifer managed to reappeared as the dominant vegetation type, albeit with scat­ even survive into Preboreal, when at least the lowlands were tered stands of pines and hazels. The Preboreal, beginning reforested with a wide variety of trees including thermophi­ shortly before 10,000 BP, witnessed rapid reforestation of the les. The consistent presence of small numbers of reindeer region, first with pines and hazels, accompanied by smaller remains throughout the Azilian deposits at Duruthy and numbers of more warmth-loving decidous taxa including Dufaure, which date to Dryas III and Preboreal, confirms ear­ oaks, elms and alders, as well as abundant fems, attesting to lier finds of reindeer in the Azilian of Le Mas d' Azil, Le Trou high humidity. The regional Azilian technologically develo­ Violet and possibly La Tourasse, Massat and Montfort. ped out of the Magdalenian in the late Allerod and Dryas III, Reindeer, extirpated in Périgord since Allerod times, also and continued into the Preboreal. Specialized coastal shell seems to have hung on relatively late in the regions adjoining midden sites (the "Asturian") appear in the Preboreal and the Alps and Jura, with their high summer pastures. Boreal, and possibly also overlap in the early Atlantic period Both in Vasco-Cantabria and especially in the Pyrenean with the appearance of ceramics and domesticated animals. lowlands (better suited for the grazing of large herds), bison The basic Tardiglacial paleoclimatic record of the western and horses were major game animals in the Magdalenian, but and central Pyrenees is, not surprisingly, similar to that of declined sharply in importance in the last centuries of the Vasco-Cantabria. Data are lacking for the period right after Glacial and first centuries of the postglacial. The changing the Last Glacial Maximun (i.e., "Lascaux"), but the regional relative proportions in the natural faunas of Bisan priscus and Dryas 1 was characterized by cold, dry conditions, with rich, Bos primigenius, both of which were present in the open grasslands favorin vast herds of grazing ungulates inclu­ Tardiglacial of both regions, are impossible to accurately ding even saiga antelope recently found in the basal cultural determine due to the great morphological similarity of most leve! at Abri Dufaure (Stratum 6, 2 dates: 14,600 BP). of the skeletal parts of both bovines. Thus the time of extinc­ Coastal areas had vegetation with sorne tundra elements, as tion of bison in these regions is not accurately known. Nor is well as steppe taxa. The Pre-Bolling, noted at Duruthy, saw a the nature and timing of the decline of Equus caballus ade­ modest increase in arboreal pollen, mainly consisting of pine quately documented; it clearly did continue into Postglacial and birch, with sorne thermophiles. After a brief return to times, but probablyin much reduced numbers and herd sizes. very cold conditions (Dryas 1b ), the Bolling, beginning In both regions the Pyrenean ibex thrived in steep, rocky around 13 kyr, was marked by significant increases in trees, habitats, although certainly at lower elevations under the gla­ especially pine and birch, but also hazel, under conditions of ciated conditions of the late Glacial. lt was hunted from spe­ great humidity and relatively mild temperatures particularly cialized upland sites since Solutrean times, a pattern also well in summer. Dryas 11 does not appear in high-resolution deep documented at a number of Magdalenian and Azillan loci in sea cores recently drilled in the Gulf of Gascony/Bay of the Picos de Europa, Cantabrian Cordillera and Pyrenees. Biscay. The oxygen isotope records simply indicate a major, Chamois were probably found in woodlands and thickets, protracted period of warming from around 13 kyr to around especially in rugged (but not necessarily mountainous) 11 kyr, corresponding to the pollen zones of Bolling + terrain. Allerod. There are sorne indications, however, in the sedi­ Red deer was the mainstay of ali Paleolithic human subsis­ mentology and palynology of Duruthy and Dufaure and in the tence in Vasco-Cantabria under ali environmental conditions, pollen of the Lourdes bog cores in the Pyrenean region for a as it is an extremely flexible species in terms of acceptable brief, subtle peiod of cooling before the marked Allerod osci­ climate, habitat and diet. lt was probably an ecological vicar llation. Vegetation, particularly in lowland areas like those of reindeer, slightly outcompeting and thus virtually exclu­ around Duruthy and Dufaure, consisted of rather dense park­ ding it from Vasco-Cantabria (which actually lies to the west land during the Allerüd (itself subdivided into two warmer and not to the south of the reindeer's domain in Gascony). As phases separated by a somewhat cooler, drier episode). the environmental conditions in Gascony became increa- AN ESSA Y AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGIONS OF S.W. EUROPE 13

singly unfavorable to reindeer, red deer began replacing it in Magdalenian corresponds basically to the DryasI, but it had Allerod times. Much more strictly indicative of forested con­ begun in Lascaux and it also included Pre- Bolling and ditions, however, are the roe deer and boar, both of which Bolling. Thus this was fundamentally a period characterized become significant elements in the archeofaunas of both by cold climate and open environments, but with episodes of regions only at the close of the Glacial and beginning of the more moderate climate and somewhat expanded thickets, Postglacial. especially in sheltered interior valleys. Since the disappearan­ Other major elements of the Tardiglacial faunas of both ce of Solutrean points and their apparent replacement by regions were members of the Carnívora. Their numbers and antier sagaies, so common in the Lower Cantabrian diversity were thinned through the course of the climatic Magdalenian, seems to have taken place during the course of oscillations of the period from Bolling to Preboreal. Lascaux, it would be hard to ascribe a direct climatic cause to Extirpated or extinguished in these regions in this time period the technological change. However the backed bladelet tech­ (or slightly earlier) were the dhole, arctic fox, cave !ion, leo­ nology, al so very prevalent in the Lower Cantabrian pard, cave bear and hyena. This phenomenon was undoub­ Magdalenian, was already well developed in Solutrean times. tedly in large part related to the decline of large, herding Another aspect of continuity was the nucleiform endscraper, ungulates. abundant in sorne assemblages of both culture-stratigraphic units. The geographic distribution of Cantabrian Solutrean and SETTLEMENT PATTERNS Lower Magdalenian sites is identical; indeed most Lower Magdalenian deposits are underlain by Solutrean ones (i.e., Magdalenian sites have been excavated in Vasco­ the sites of the two entities are usually one and the same). In Cantabria since the 1870's notably beginning with the work general terms, most of the sites are located within 10 km. of Sanz de Sautuola, who also discovered the rupestral art of (Usually less) of the present coast. Most would have been Altamira. Many major sites were first systematically dug in aproximately in the middle of the Tardiglacial coastal plain, the first two decades of this century and many were remar­ Particularly in Cantabria and eastern Asturias. and kably well published owing to the scientific rigor of such rockshelters chosen for habitation in this zone were usually early prehistorians as Alcalde del Rio, Sierra, Vega del Sella low, sheltered from ocean winds by ridges, and facing south and Obermaier. Luckily, however, Tardiglacial archeological to west for optima! solar exposure. These include such major deposits remained in many of the classic sites (e.g., residential sites as Altamira, Cueto de la Mina, La Riera, El Lumentxa, La Riera, Cueva Morín, El Rascaño, Altamira) Juyo, La Lloseta, Lumentxa, et al. (Virtually no open air sites and many more sites have been discovered from the 1950's are known from this period). In the Basque Country (espe­ through the present (e.g., Ekain, Erralla, Amalda, Arenaza, El cially Guipúzcoa) and in the mountainous interior of Perro, La Pila, La Viña, Las Caldas, Cova Rosa, El Cierro, La Cantabria and Asturias, there are major sites along the main Lluera, Entrefoces, et al.) permitting the carryung out of (re-) river valleys (e.g., El Castillo, La Viña, Ermittia) and severa! excavations, many of which have been the subjects of exten­ sites (often smaller e.g., Las Caldas, Hornos de la Peña, sive, multidisciplinary monographs. Severai doctoral theses Ekain, Erralla) on tributary side valleys, which are usually (most of which have been published) have provided extensive steep-sided cuis -de-sac. syntheses and analyses of particular Paleolithic periods Overlapping with the latter two categories are sites which (including the Magdalenian and Aziian) and of individual are located on particularly steep cliffsides on main or side sites (e.g. El Castillo, La Paloma) faunas, pollens and sedi­ valleys in the northern flanks of the Cordillera or Picos de ments. Europa; such specialized ibex hunting camps include Much work has been done to establish a regional chronos­ Collubil, El Rascaño, El Salitre and Bolinkoba. Although the tratigraphy independent of "dating-by-artifacts", however nor elevations of these sites are not very impressive (usually 250- enough Magdalenian sites are as yet radiocarbon dated or stu­ 350 m. above present sea leve!), they lie within only 20-35 died palynologically or sedimentologically to meaningfully km. of walking distance of the present coast, which gives an analyze the settlement pattems of Vasco-Cantabria by indivi­ indication of the abruptness of the terrain. These sites are dual climatic phases. In terms of fossil directors, which when usually adjacent to mountains of about 1000 m. or more in presdent do have sorne temporal value, the Magdalenian height and represent the evidence of the deepest significant deposits can be divided between those without and those with penetration of the interior of north-central Spain (save for a harpoons. Further normative temporal subdivisions have yet Lower Magdalenian specialized chamois hunting site, to be convincingly shwn to have general validity. Neither of Abautz, at about 700 m. above sea leve! on a side gorge of a the two major subdivisions of the Magdalenian (Lower and northern Ebro tributary on the southern flank of the Upper) seems to be represented by many more sites than is Cordillera in Navarra). This penetration of the mountainous the Solutrean; each of the three periods is about 3000 years interior seems to have continued a trend begun in the long and has about 35 known sites. In Vasco-Cantabria, the Solutrean. big increase in site numbers ocurred in the Solutrean (Las Severa! (but by no means ali) major sites (e.g., Altamira, Glacial Maximun), Whereas in the Pyrenees it carne only in El Juyo, Las Caldas, La Viña) were abandoned at the end of the Magdalenian (Tardiglacial). the Lower/Middle Cantabrian Magdalenian. And sorne major In chronostratigraphic terms, the Lower Cantabrian Upper Magdalenian sites seem to have been entirely new, 14 LA WRENCE GUY STRAUS

never before occupied, although located close to other sites d' Azil, Enlene, Espalungue, Brassempouy), has much reme­ with Lower Magdalenian deposits (e.g., Tito Bustillo, El died this situation, but many major sites can still only be Valle). Sorne other sites had been earlier occupied in chronologically placed in a general sense and many publica­ Solutrean times and were then reoccupied in the Upper tions are pending. Sorne eforts have begun to restudy collec­ Magdalenian. However, many of the most important tions from excavations which were competantly conducted, Magdalenian sites (e.g., La Paloma, Cueto de la Mina, La but unfortunately just a little "too early" in this century (e.g., Riera, El Castillo, El Rascaño, Erralla, Ekain, et al.) contain at La Vache, Isturitz) Severa! modern large-scale excavations both Lower and Upper Mgdalenian deposits and usually have been recently complated or are still underway (e.g., at Azilian ones as well. In the case of undated deposits, sorne Les Eglises, Rhodes II, Malarode, Poeymau, Duruthy, assemblages lacking harpoons of either round or flat section Dufaure) and are adding much detail to our knowlege of could actually pertain to late time periods as a result of the Magdalenian chronology, environments, subsistence, seaso­ sites not having had a role in human fishing activities. nality and technology. (Difficulty in distinguishing the three basic culture-stratigra­ As noted above, there seems to be a !acuna in the Pyrenean phic units is particularly great in Asturias, where quartzite record between the Solutrean (none of whose sites are radiocar­ and consequently large, often "crude" flake -and chunk­ bon dated) and the well- dated "explosion" of Middle based artifacts domínate the lithic assemblages.) In sum, there Magdalenian sites at right around 14,000 BP. There are a few seems to be no notable difference in settlement pattems bet­ assemblages attributed on rather vague typological grounds to ween the Lower and Upper Magdalenian divisions. the so-called "Magdalenian III", but only one is from a modern The settlement patterns of the Magdalenian in the excavation (Duruthy, Leve! 5) and it dates to 14, 180 ± 200 Pyrenean region are based on an explosive increase in site BP, which is in the "Magdalenian IV" time range. At adjacent numbers (>70) compared with ali earlier time periods inclu­ Dufaure, the basal leve!, with a small, banal lithic assemblage ding ones of much greater length. Not only are there far dates to 14,600-14,000 BP on the basis of 3 determinations. more Magdalenian sites, but it was in this period that humans The Middle Magdalenian of the Pyrenees is a rather extra­ made the first really substantial use of the mountains themsel­ ordinary phenomenon. Flrst, it is tightly dated at 11 sites by ves. There are open-air sites attributed to the Magdalenian, 24 radiocarbon and 1 thermoluminescence determinations but most of the useful information comes from caves and between about 14,5 and 13 kyr (although there is a certain rockshelters. The overall pattern is a linear distribution of amount of circular reasoning involved in the stage attribution sites along the northern flanks of the mountain chain (in the of dated materials from old collections). Second, it is defined lowlands, in foothill ranges and at the very edge of the chain by a remarkably rich inventory of mobile art works (sorne where rivers break through the mountains to the lowlands) probably purely decorative/symbolic, others practica! arti­ combined with sites in high mountain valleys (notably in the facts), notably contours découpés, spiral motif wands, fawn­ upper valleys of the Ariege and Salat, but also in the Tet, bird motif atl-atls, and rondelles décorées et perforées. Sorne Saison, Bidouze and Nivelle). of these objects are found exclusively or almost exclusively One of the most serious problems that affects the study of in the Pyrenean region and only in this time slice. The main Tardiglacial settlement in the Pyrenees is unevenness of chro­ sites of this well-defined period include Duruthy (together nological precision. The region had the fortune (or misfortu­ with the other sites of the Pastou cluster: Dufaure and le ne) of being heavily researched and looted very early, from Grand Pastou), Isturitz, Espalungue (and severa! of the other the mid- l 9th century through the first half of the 20th cen­ sites at Arudy), Espélugues (and other sites at Lourdes), Le tury. While severa! of the more scientific excavators were Mas d' Azil, Enlene, et al. These and most of the many other titans in the development of prehistory (e.g., Piette, Lartet, sites with deposits attributed to this period are located either Breuil, Saint-Périer, Péquart), their methods-particularly stra­ in the lowland valleys of majar rivers leading toward the tigraphic -were often crude at best by today's- standards. mountains (the Garonne and the Iower Gaves de Pau and Other "antiquarians" conducted monumental diggings in Oloron), in the Pyrenean foreranges (Petits-Pyrénées, many caves and left behind an even more meagre trail of data Plantaurel or Basque hills) or in valleys right below the first and the organized, commerical extraction of cave deposits for majar Pyrenean range where majar rivers break through to fertilizer was conducted on a much larger scale than in the lowlands (the Ariége, Salat, Garonne, Neste, Adour, Pau, Vasco-Cantabria, which of course also suffered its share of Ossau, Oloron and other rivers). There are a few possible early, poorly documented excavation. The upshot of this his­ Middle Magdalenian sites in the higher reaches of the Salat tory is that many major sites yielded great masses of and Ariege drainages (notably Bédeilhac and Fontanet, nei­ Magdalenian (and other) materials that cannot be given more ther of which has been studied in any detail). Obviously these precise chronological attribution (except when the presence categories of site Jocations overlap somewhat, but the main of harpoons lets us know that part or ali of the assemblage point is that, as in Vasco-Cantabria, the settlement pattern pertained to the Upper Magdalenian or certain diagnostic includes both Iowland and upland sites linked by major river works of mobile art indicating the existence of a Middle valleys descending from the cordillera. The largest, richest, Magdalenian). Recent efforts at studying what remains of old probably residential sites are in low, sheltered Iocations, not collections from these sites and dating bones or charcoal from surprising given the cold conditions still reigning in Dryas I. them (e.g., at Labastide, Aurensan, Espélugues, Espéche), As in Vasco-Cantabria, sorne Middle Magdalenian sites sometimes associated with new excavations (e.g., at Le Mas Iack Upper Magdalenian deposits (e.g., Brassempouy), but AN ESSAY AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGJONS OF S.W. EUROPE 15

most do and there are also sites that saw their first occupation hunted ibex, which is to say that they were now far the first in the Upper Magdalenian notably in the higher elevations of time exploiting steep, rocky habitats, sometimes in the flanks central Pyrenean valleys. Thus the Upper Magdalenian settle­ of the Cordillera and sometimes on cliff-like slopes of coastal ment pattem, referring to a period of more temperate climate ranges. Chamois were also systematically exploited generally and more wooded vegetation at least at the lower elevations, to a greater extent than they had been befare this time. With is basically similar to that of the Middle Magdalenian. Most increasing farestation, boar and roe deer became more signi­ of the biggest Upper Magdalenian sites are the same as the ficant elements of the regional mamalian fauna and, unlike in middle Magdalenian "super-sites" of the lowland and faothill earlier periods of relatively wooded environments, they too areas (e.g., Isturitz, Duruthy/Dufaure, Le Mas d' Azil). But, were hunted. Of course, horses and bovines continued to be perhaps related to the warming temperatures and retreating important elements of the diet, if only due to their large body glaciers, there are more "mountain" sites, particularly in the size, since large numbers never seem to have been killed at upper valleys of the Ariege and Salat and their tributarles any one time. The first systematic exploitation of ibex and (e.g., Les Eglises, Niaux, La Vache, Rhodes 11 and other sites boars suggest that. Late Upper Paleolithic humans had deve­ around Tarascan-sur-!' Ariege; Bedeilhac and Massat in the loped ways and means for hunting swift and wary animals on upper Salat drainage may or may not have been first occupied the one hand and swift and dangerous ones on the other. The in the Upper Magdalenian). Upper Magdalenian deposits also effective, efficient hunting of these animals, and the mass exist in the mountains of both the western and eastern hunting of red deer imply that the human groups had good Pyrenees (e.g., Berroberria and other sites around Sare and Le sources of infarmation, planning and organizational ability, at Trou Souffleur on the upper Tet). The "conquest of the Jeast situational Jeadership, and projectile weapons. Fairly Pyrenees" continued apace in the Azilian (e.g., La Balma elaborate strategies may have been required to succesfully Margineda, at ca. 970 m. in Andorra.) hunt ibex, far example, utilizing beaters driving a herd (who­ se location had been carefully scouted out the night befare the hunt) toward hidden hunters or toward cliffs too precipitous SUBSISTENCE even for ibex. The large numbers of ibex remains at such Magdalenian sites as Collubil, El Rascaño, El Salitre, Beginning in Solutrean times and accelerating in the Bolinkoba, Erralla, Ermittia, and Ekain are testaments to this Magdalenian, hunter-gatherers in Vasco-Cantabria greatly kind of activity. Solutrean and Magdalenian hunters were intensified the faod quest vis a vis that of their Middle and also for the first time systematically engaged in procuring early Upper Paleolithic ancestors. That intensification had small, burrowing fur-bearers (mostly mustelids and faxes), two aspects: specialization and diversification. Specialization probably through the use of traps. particulary effected the hunting of red deer, a key faod source First documented in the Solutrean of La Riera, and conti­ since Mousterian times in this region. In many Magdalenian nuing in the Lower and Upper Magdalenian of that site and levels (e.g., at La Paloma, Tito Bustillo, la Riera, El Cierro, others, especially in eastern Asturias (e.g., Tito Bustillo, Altamira, El Juyo, El Castillo, Urtiaga, Ekain) Cervus is the Cueto de Ja Mina, Balmori, La Lloseta, Cova Rosa, etc.) and overwhelmingly dominant species, with MNI's of 15-30 per Cantabria (Altamira, El Juyo, La Pila, El Otero, La Chora, leve! typical. Sorne mortality data indicate that mass hunting etc.), marine molluscs became a significant supplementary was involved. Limited sex infarmation far adult deer, coupled faod resource, even when people had to carry them 1-2 hours with the frequent presence of fawns, suggests that sorne of to the sites from the Tardiglacial shore. The main shellfish the hunting in volved the slaughter of herds of hinds with their taxa collected were various species of Patella (mostly P. vul­ young and yearlings. Since most of the deer-dominated sites gata) and Littorina littorea, inhabitants of estuaries and the are on the coastal plains or in broad lower walleys, this makes upper littoral. But, as dramatically shown at La Riera, sense because the female herds are generally faund at lower through the course of the Magdalenian crustaceans and more elevations than the adult males, which are either solitary or molluscan species were added to the diet, including ones grouped into small, fluid herds separate from the females inhabiting the more open, less easily accesible lower tidal except during rut in fa!!. By Solutrean and Magdalenian reaches of the shore. And, as also demonstrated at La Riera as times, humans had developed tactics and weapons far effi­ well as at a number of other sites, the size of the limpets ciently driving, surrounding, and killing large numbers of red decreased fairly steadily through time, at least in part due to deer, probably utilizing cul-de-sac valleys, gorges, rivers, overfishing by the humans. Anadromous fish also seriously deep snow, and other natural features, as well as decoys, dri­ enter the archeological record in this region in the Solutrean ve lines and beaters to their advantage in such slaughters. and increase in their representation in the Magdalenian (albeit Earlier hunters had apparently tended to take red deer in always in small numbers, dueto fragility, as well as poor pre­ much smaller numbers or just one-by-one. servation conditions and/or inadequate recovery methods). Subsistence diversification involved: l.) the more frequent, These include salman and sea trout, as well as trout which systematic hunting of a variety of other medium-small size remain in the freshwater streams. (Vasco-Cantabria remains a ungulates that had been either totally or largely ignored in region with severa! rich trout and salman rivers, despite the earlier periods and 2.) the utilization of aquatic resources and decimation caused by 20th century pollution.) In late perhaps birds. Beginning in the Solutrean and continuing in Magdalenian times these fish, which could have been caught the Magdalenian, Vasco-Cantabrian hunters systematically in streams and estuaries, are joined by a few marine fish 16 LAWRENCE GUY STRAUS

which must have been caught from rocks off the open littoral migration routes between the Pyrenean high pastures and the (or from boats, for which we have no evidence). lowlands and coast of the southem Aquitaine Basin. Bird bones are quite frequent among the finds from modem, The other type of specialized hunting was, as in Vasco­ screened excavations of Magdalenian deposits, and were even Cantabria, that of ibex. The best studied of the hunting camps noted in old excavations. They include both aquatic and terres­ involved in large-scale slaughter of ibex is Les Eglises, high trial taxa. The bones often bear definite cut marks and were on a cliffside on the upper Ariege valley near Niaux, clearly butchered by people, but it is impossible to say whether Fontanet, La Vache and other sites. Almost ali the ungulate they were used for both food and feathers or only for the latter. remains are of Capra pyrenaica. Other specialized ibex-hun­ Ali these data clearly suggest that humans were under pressure ting sites dating certainly or probably to the Upper to maximize their utilization of the food resources availables to Magdalenian include the Monique Hall of La Vache, the them in ali the habitats of Tardiglacial Vasco-Cantabria. In inner chamber site of Bédeilhac and the site of Belvis in the tum, they seem to have placed considerable pressure on sorne eastem Pyrenees. of the animals they exploited by killing many young deer and Another interesting (and somehat controversia!) aspect of limpets. Note that while we have no direct evidence for the Upper Magdalenian subsistence in the Pyrenees is fishing, exploitation of plant foods, which would have been increa­ obviously suggested by the often abundant harpoons at sites singly available particularly in Bolling and Allerüd, there are in the region. Salman are present Upper (and sorne Middle) heavy-duty choppers and bifaces and grinding stones in many Magdalenian levels both in the lowlands and in the moun­ Magdalenian sites; these may have been used to procure and/or tains, along rivers that today or at least until recently were process such foods (roots, nuts, berries ). noted for their runs. Salman bones were consistently noted in Relatively little is known of human subsistence in the the early excavations throughout the region and have been Pyrenean region befare the Magdalenian. Isturitz is essen­ found in substantial quantities in recent work at Duruthy, tially the only site in the region with fauna! information for Arancou and Les Eglises (interestingly, although mammalian the Solutrean, and it is imprecise; horses, reindeer and bovi­ and avian bone is well preserved at Dufaure and one pike nes were hunted, along with sorne saiga. With the Middle bone was found, salman is absent and harpoons are very Magdalenian data become relatively abundant, however few rare.) The Duruthy and Les Eglises remains, because they are are in quantified form. Reindeer was often the most fre­ well documented, are indicative of the fact that in the Upper quently hunted game, followed by horse and then bovines Magdalenian salman fishing was conducted both in the lower (mostly bisan), with trace quantities of saiga (an antelope and upper courses of their spawning runs. However, the much more common on the Dryas 1 steppes of Guyenne to importance of fish in the overall diet is difficult to assess. If the north). Red deer is usually represented in the lowland dried or smoked, salman could have been an especially sites; traces of roe deer and boar in sorne levels are indicative important tiding-over resource for lean seasons such as late of the existence of thickets, perhaps mostly in Prebolling and winter. How fish procurement and processing were scheduled Bolling. Horse is actually the numerically superior species around such crucial activities as reindeer or ibex hunting, sometimes (e.g., at Duruthy), but even when it is outnumbe­ remains to be determined for any individual site. red by reindeer in terms of identified remains and/or indivi­ As in Vasco-Cantabria, bird remains are fairly frequently duals (as at Dufaure and lsturitz), it (and sometimes the bovi­ found in Magdalenian deposits in the Pyrenean region, but nes) may have provided more meat than Rangifer. However, their purpose as food or feather source (for fletching darts or at Enlene (and apparently at Le Porte! also in the central arrows, for decoration, or for clothing) is unknown. At Les Pyrenean foothill range), reindeer is extremely abundant and Eglises, along with the abundant ibex bones and salman is almost the only ungulate present. In sorne respects the remains, there are many ptarmigan bones, suggesting syste­ overall fauna! inventory of the Pyrenean Middle Magdalenian matic driving and netting of these ground-dwelling birds, pro­ is rather diversified, with three (or four) large-medium size bably on their low winter pastures. At Dufaure a substantial ungulates (reindeer, horse and bovines) ali being important to number of owl claws (with definite cut marks) have been the diet (and with red deer having non-negligible significance found. lsturitz records birds throughout its long Upper at sorne sites, such as Le Mas d' Azil, lsturitz and Dufaure). Paleolithic sequence (and even a few in the Mousterian), The situation seems to change somewhat in the Upper though sorne may have roosted and died naturally in this vast Pyrenean Magdalenian, with more sites seeming to become cave. The numbers of bird remains does increase in the more highly specialized in the hunting of one or the other of Magdalenian levels. two medium-size ungulates: reindeer and ibex. At Duruthy Finally, there are sea shells in Magdalenian sites along the and Dufaure, as well as in the collections of older excavations entire mountain chain, those in the central area being as much of Upper Magdalenian deposits at such sites as Gourdan, La as 220 km. from either the Atlantic or Mediterranean coast. Vache (Garrigou Hall), reindeer is overwhelmingly dominant. Shells from both seas are present in many sites. Depending The Pastou sites (probably like many others in this region as on the distance of each particular site from each coast, this in the Périgord) are located in front of a ford and there is evi­ evidence suggests the existence both of contacts and exchan­ dence (in the form of a l 9th century find of reindeer bones ges with groups that included one distant coast in their annual associated with Magdalenian artifacts in a bog on the opposi­ round, and of actual migrations to the other coast on the part te side of the Gave d'Oloron river) that mass reindeer kills of the group directly acquiring sorne of the shells. These were conducted at water-crossings, perhaps on traditional shells (as well as fossils and other "curiosities" such as shark AN ESSA Y A T SYNTHESJS: TARDIGLACJAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE V ASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGJONS OF S.W. EUROPE 17

and cetacean teeth collected by Magdalenian people) were the hypothesis of site use at ali seasons of the year; spring is used for decoration. However, in at least the case of lsturitz, definitely represented by teeth of neonates among Cervus. where there are relatively abundant littorinas in the In Guipúzcoa, where the mountains plunge directly into Magdalenian deposits and where the Tardiglacial shore lay at the sea in most sectors, we have much more seasonality data. a long day's walk from the site, they many have served as At Urtiaga, near the present shore, red deer and ibex were supplementary food. As in Vasco-Cantabria, choppers and hunted at ali seasons during the Magdalenian and at nearby grinding stones have been found in Pyrenean Magdalenian Ermittia they were killed in summer and in early and late deposits and may be evidence of the utilization of sorne plant winter. At ·Aitzbitarte, also not far from the coast near San foods, but this is not yet proven. Sebastián, there is limited evidence of summer reindeer hun­ By and large, Upper Magdalenian subsistence in the ting. In the interior (but still nor far from the present shore: 7- Pyrenean region was fairly specialized, depending heavily on 9 air km. further by foot), the Magdalenian levels of Ekain reindeer and ibex, of course with significant exploitation of show red deer and ibex killing in early summer and fall, and horse, bovines, red deer (particularly toward the end of the those of Erralla show ibex killing in spring, summer, fall, and period) and salman. posibly winter. At Abauntz, on the south side of the Cordillera but within a long day's walk of Aitzbitarte, cha­ mois were killed in summer and fall, which is not surprising SEASONALITY given the site's interior location and high elevation. Ekain, Erralla and Abauntz have ali yielded non-local flints, as well Unfortunately the crucial element of seasonality is still as seashells, as testimony to the movements of people to the­ relati vely poorly documented, particularly in Vasco­ se interior sites from the coast. Shells are present in upland Cantabria. However we do possess enough data to suggest sites in Santander and Asturias as well, sometimes in substan­ that a significant difference may have existed between the tial quantities indicative of a possible subsistence function. two regions in the late Glacial with respect to how To summarize the seasonality information from Vasco­ Magdalenian hunter-gatherers seasonally utilized lowland Cantabria, both coastal and upland sites seems to have been and upland habitats. Naturally one would expect hunter-ga­ used by people at ali seasons of the year. The distances bet­ therer use of the lowlands of the Cantabrian region to be in ween most interior sites (including the specialized ibex-hun­ winter and uplands in summer, particularly as the chief game ting stations) and the majar sites of the coastal zone rarely animal, red deer, is known in areas with hills or mountains at exceeded 30 km. and movements of people between the two present to move to high pastures in summer and to seek shel­ majar habitats must have been very frequent. ter at lower elevations in winter. While Cervus undoubtedly The quantity, nature and results of seaonality studies and did move short distances altitudinally in the late Glacial, the the scale of the exploited landscapes in the Pyrenees were limited seasonality data from mandibular dental eruption and quite different from those of the Cantabrian region. The study wear sequences, long bone fusion evidence, salman vertebrae of long-distance seasonal movements of Magdalenian groups sizes, etc.) from La Riera suggest a tendency for the site to be in the Pyrenees has been an object of study since the begin­ occupied by people mainly in spring and summer during the ning of this century because of the abundance of remains of Lower and Upper Magdalenian periods, despite its lowland, and obviously great reliance on reindeer. As will ali seasona­ coastal plain location. There is only slight indication of fall lity studies based on the biology and ethology of animals, and winter use in two contiguous Lower Magdalenian levels. numerous uniformitarian assumptions have had to be made Red deer bones and teeth and limpet shell rings from the concerning the biology and behavior of Rangifer in the Upper Magdalenian deposit at nearby Tito Bustillo, also loca­ Tardiglacial environments of the middle latitude location of ted on the coastal plain of eastern Asturias, adjacent to the the Pyrenees based on modern observations at high latitudes. estuary of a river leading up to the Picos de Europa, indicate One critica! consideration that is often ignored is the fact that human occupation of the cave at ali seasons of the year (alt­ the nature and scale of reindeer migrations can be very diffe­ hough, of course, not likely continuously). Old fauna! collec­ rent in mountainous regions than in the "classic", usually flat, tions from the Magdalenian levels at Cueto de la Mina, loca­ barren gounds of . lt was noted above that there is ted next to La Riera, confirm the evidence of multi-season ample evidence in the Pyrenees for long-distance contacts or use of the coastal plain. We as yet lack anything other than movements in the form of seashells, shark teeth, fossils, etc., anecdotal information on seasonality form sites located in the and, less specifically, in the form of distinctive art styles mountainous interior of Asturias, but nothing yet suggests a found in Magdalenian sites and in presumed Magdalenian single-season use. cave art sanctuaries from one end of the region to the other. On the contrary, in Santander we lack salid evidence of To prove that human groups actually moved long distances seasonality from the many major Magdalenian sites on the across at least parts of this region in extensive annual subsis­ relatively broad coastal plain, but have good evidence from tence rounds, one has to show their presence at particular ibex remains of use of the upland site of El Rascaño at ali sites in certain types of habitats at sorne season (s) and -more seasons of the year. At El Juyo, a site where majar slaughters difficult to demostrate- their absence from those sites at other of red deer took place in the middle of the coastal plain at seasons. times contemporary with the Lower Magdalenian of El Seasonality studies using modern methods (analyses of Rascaño, the dental evidence does not permit elimination of ungulate mandibular dental eruption and wear, dental cernen- 18 LA WRENCE GUY STRAUS

tum annuli, and long bone fusion status, and studies of chabers of the caves. This hypothesis and the hypotheses of growth rings in fish vertebrae, as well as less reliable studies summer occupations of the mountain sites of Belvis, Massat of cervid antlers) have been carried out on remains from three and Fontanet, remain to be tested, however. modern excavations of Magdalenian deposits in the region: In sum, lowland locations seem mostly to have been used Duruthy and Dufaure in the western lowands and Les Eglises for cold season occupations, whereas mountain locations in the central mountains. Analyses of teeth have also been could be used either for summer residence or for specialized done on a much larger sample of Magdalenian collections hunting and fishing in late fall and winter. Sites right along from older excavations, sorne of which lack all but the most the edge of the mountains, but not at high elevations, are general chronological control. more ambiguous, since they could have used at either cold or At the Pastou sites of Duruthy and Dufaure there is no evi­ warm times of the year, easily exploiting both upland and dence of summer ocupation in Upper Magdalenian times (or, lowland resources and ambushing game during the transitio­ although the data are scantier, in Middle Magdalenian). At nal migration seasons of fall and spring at valley chokepoints Dufaure this is based not only on cementum annuli from rein­ along the routes between mountain and low pastures. deer, but also from red deer, bovine, and horse. At Duruthy, Paleontological measurements from a number of salmon fishing was done in early fall, whereas the absence of Magdalenian sites in the Pyrenean region and in Guyenne salmon remains at Dufaure suggests a human pattern of arri­ show that the reindeer in the former region were larger than val at that site in late fall, after the salmon had already passed those of the latter and were thus probably separate popula­ through the lower course of the Gave d'Oloron en route to ti.ons. The Pyrenean herds probably conducted their full spawning areas in its upper course in the mountains. The annual migratory pattern within that region and did not go Dufaure Upper Magdalenian avifauna contains severa! winter north to Guyenne, as others have argued from time to time. visitor species, but no summer residents. Humans seem to have used the Pastou sites until spring, although there is no way to prove that they were at the sites continuously during MOBILITY STRATEGIES any one year from fall through spring. Reindeer from old Middle Magdalenian collections of Brassempouy (also in the It is proposed on the bases of the information developed lowlands of Les Landes) indicate only spring occupation, above, that the Magdalenian settlement-subsistence systems whereas the reindeer from undifferentiated Middle and Upper operative in Cantabrian Spain and in Pyrenean France sys­ Magdalenian deposits at Isturitz, in the foothills of the tems made differing uses of residential and logistical mobi­ Basque Pyrenees about 30 km. south of Pastou, indicate lity. In the former region most of the large residential sites occupations in late winter, spring and summer. Middle (based on the richness and diversity of their assemblages of Magdalenian reindeer form Espalungue at Arudy, about 70 bone and stone tools and manufacturíng debrís, the abundan­ km. upstream of Pastou on the edge of the Pyrenees, were ce of fauna! remains of many types and species, the thickness killed in spring and summer, while those from the undifferen­ of their deposits, the presence of many features such as pits, tiated Magdalenian of Espélugues at Lourdes, in a similar pavements and hearths) are located on the coastal plain or location at the edge of the mountains about 100 km. upstream along the broad, lower valleys of rivers in the foothills. Bands from Pastou, were killed in summer and fall. may have moved their residential loci among such sites as Further east, in Hautes-Pyrénées and Haute-Garonne, the local foraged supplies of food and fue! were temporarilly mountain-edge, Magdalenian IV-VI sites of Gourdan and depleted or as trash and vermin built up. They generally Lortet have indications of spring, simmer, fall and, at the for­ moved among sites with smilarly attractive features in terms mer, sorne winter utilization, whereas the old excavations at of shelter, insolation, water availability and central location Lespugue in the Save gorge of the Lannemezan Plateau north vis a vis the coast and the mountain edge. Because of the of the mountains yield evidence suggestive of only cold sea­ short distances to the upper river courses and Cordilleran slo­ son occupations. In the foothills of the Ariege, the Middle pes, those habitats could be exploited at ali seasons of the Magdalenian of Enlene and Le Porte! and the undifferentiated year by parties. ~end on short expeditions from the lowland Magdalenian of Le Mas d' Azil give results indicationg sites. There is no evidence of strictly seasonal altitudinal mostly winter and spring reindeer hunting. As expected, rein­ transhumance, probably because ali the resorces of the region deer in the high mountain site of La Vache in the upper were so close at hand even from sites in the middle of the Ariege drainage were killed in spring and summer. However, Tardiglacial coastal zone and because the main game species, ibex teeth and salmon vertebrae form Les Eglises, near La red deer, is not usually a long-distance migrator. It does move Vache, show it to have been occupied repeatedly and exclusi­ altitudinally, but its migrations pale in comparíson to those of vely in late fall/winter. Ibex (and ptarmigan) were killed on its distant cousin the reindeer. The interior of vasco-Cantabria their low winter pastures (driven downslope by snow) and could of course be used residentially by bands as well as salmon were fished in their spawning waters in the upper logistically by parties, perhaps mostly in summer , but this Ariege. lt has been proposed that La Vache and the nearby remains to be shown. site of Beédeilhac may have been used both in summer as Something closer to a transhumant system seems to have base camps for hunting reindeer on their high pastures and operated in the Pyrenean region. Sites like Duruthy, Dufaure, and as specialized ibex hunting stations in winter, since both Enlene and Le Porte! were coldseason residences. The species are present, but mostly in different (outer and inner) amount of construction, especially at the Pastou sites which AN ESSAY AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGIONS OF S.W. EUROPE 19

have good shelter, insolation and strategic values, is evidence ted to demographically rebound) and even into Preboreal at that people repeatedly carne back to these lowland locations. Duruthy and Dufaure (and possibly elsewhere in the When at the Pastou, the humans exploited flint sources in the Pyrenean regían), probably because they could seek cool vicinity of the sites. While it is unlikely that whole human summer pasture in the mountains. However, red deer, which groups moved the entire length of the Pyrenees during an had been steadily increasing from Allerod times, rapidly took annual round, individual bands may have followed or at least their place, causing majar changes in settlement-subsistence intercepted reindeer herds in different parts of their move­ systems. Red deer live in smaller herds and migrate less than ments between upland and lowland pastures, travelling per­ reindeer. The implications far human group and territory size, haps hundreds (but not thousands) of kilometers in a year. mobility and hunting strategies would have been dramatic. Summer residential base loci were thus in or at the edge of First defined in the Pyrenees at Le Mas d' Azil, at most sites the mountains. However, groups based in the lowlands in (except the type site) the Azilian occupations are rather small. winter also dispatched hunting/ fishing parties into the moun­ This is the case, far example at Duruthy, Dufaure and Isturitz, tains. Lithic raw material evidence from Les Eglises shows where the occupied areas are far smaller than in the Upper or that the hunters carne there equipped with artifacts and blanks Middle Magdalenian. Most Azilian levels líe atop Upper of flint from the eastern lowlands. Other lithic evidence Magdalenian ones-in short, the same places were chosen far seems to link sites of the Ariege mountains with lowland are­ occupation. But those places were probably used rather diffe­ as around Mas d' Azil- Enlene. There are flints at Isturitz rently, in the context of much smaller annual rounds, possibly from known sources near the Pastou. In short, the Pyrenean by much smaller co-resident family bands. The increase in evidence suggests substantial residential mobility on a seaso­ true woodland species (boar and roe deer), more solitary and nal schedule and on an altitudinal axis, combined with logís• sedentary than the gregarious, mobile open country game tica! mobility to explotit particular resouces (e.g., ibex, sal­ species of the Glacial, would have contributed to decreasing man, ptarmigan) in a seasonal direction opposite to the funda­ territory size and mobility on the part of the humans. mental regional rhythm of the reindeer migrations. It was in Nonetheless the specialized ibex-hunting site phenomenon the course of the residential moves, tied to the reindeer continued in the Azilian, with such sites as La Balma migrations, that Pyrenean human bands may have exchanged Margineda in Andorra. In the Pyrenean Azilian people were members, objects, information about resource location and finally forced to descend the food chain and eat land snails, condition, and ideas. In the context of the wider "Magdale­ creating huge middens in sorne caves. Nuts and other plant nian" world or community, and despite contacts to Vasco­ foods also probably became crucial. The conditions of the Cantabria, Catalonia, Languedoc and Guyenne, the intensity Postglacial carne as an abrupt shock to the hunters of sou­ of social contacts within the shared ecosystem of the thern France, so highly dependent on reindeer, bisan and hor­ Tardiglacial Pyrenees must explain the distinctive art styles ses right up to the end in the Allerod. Thus it is not surprising of this regían. to see sorne evidence of an early shift to the Azilian techno­ logy in sorne areas and a desperate hanging on to Magdale­ nian ways in other areas in Allerod. When the latter strategy POST-PLEISTOCENE ADAPTATIONS: became totally impossible, it is understandable taht the entire CHANGE VERSUS CONTINUITY system of widespread residential mobility, seasonally large co-resident groups, and a rich intra-regional social, symbolic The Azilian of Cantabrian Spain and Southwest France is and cybernetic existence carne to a rather sudden end. Here technologically an offshoot of the Magdalenian, usually with the Azilian really represented a period of sharp readjustment fewer formal too! types, simpler manufacturing techniques using the technolgical and topographical knowledge of the often emphasizing flake blanks, fewer burins, more (espe­ past in arder to survive in a radically new world. cially short) endscrapers, little mobile art (save sorne engra­ In contrast. In Cantabrian Spain, where reindeer had never ved bones and cobbles and, exceptionally, cobbles painted been dietarily important and where horse and bisan had had with geometric designs or dots) and simple, undecorated, flat­ only limited importance, the end of the Glacial carne as much section harpoons in place of the often elegant, sometimes less of a shock. The same key food resources (red deer and decorated round-section Magdalenian ones. As noted above, ibex) remained. Indeed, the shift toward a diversified, there is evidence that the development of the Azilian techno­ "Mesolithic-type" subsistence had been gradually occurring, logy occurred earlier in sorne parts of France than in probably because of regional population pressure, since Cantabrian Spain. Here we are concerned with the nature of Solutrean times. Shellfish, crustaceans, fish, birds and pro­ the change in adaptations that happened at the end of the Last bably nuts, roots, berries and seeds were not new. Azilian Glacial, a period of great climatic and environmental instabi­ levels almost always lie above Upper Magdalenian ones. But lity. by Preboreal times the coastal cave sites often became Humans in the Pyrenean regían seem to have increasingly "Asturian" dumps far shells and other bulk grabage, while heavily exploited reindeer even after optima! conditions far Azilian-type sites with their lithic armatures continued to this species had ended in Allerod. Whether humans contribu­ exist in the interior hills and mountains, sometimes in asso­ ted to Rangifer's eventual local extinction would be worth ciation with specialized ibex hunting. Exploitation of red and investigating. A few reindeer survived through the better con­ roe deer, boar, birds and fish went on much as befare in simi­ ditions of Dryas III (but were apparently already too decima- lar!y small, only now more wooded, territories. Gane was the 20 LA WRENCE GUY STRAUS

cave art, but little else seems to have changed; a longstanding same mountain chain and the same technological and artistic trend in human adaptations simply continued. By the time of traditions continued to go their separate ways. Their people, the tardy arrival in Vasco-Cantabria of domesticated animals members of what archeologists have called the Magdalenian and ceramics, the preexisting societies simply seem to have and Azilian traditions, were part of a broader community of grafted the new food sources and artifacts onto their already interactions, but practica! circumstances led them to seek highly diversified system. Perhaps majar change carne only somewhat different Iifeways. So too in the modern European with the ? Community may the Pyrenees, Gascony, Euskadi, Cantabria So two adjacent regions, at the same latitude, sharing the and Asturias enjoy their different solutions!. AN ESSA Y AT SYNTHESIS: TARDIGLACIAL ADAPTIVE SYSTEMS IN THE VASCO-CANTABRIAN ANO PYRENEAN REGIONS OF S.W. EUROPE 21

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PSEUDOPATOLOGIA EN RESTOS HUMANOS DE EPOCA PREHISTORICA EN EL PAIS VASCO

Feo. Etxeberria Gabilondo (*)

Palabras clave: Paleopatología, Pseudopatología, Tafonomía, Prehistoira, País Vasco. Key Words: Paleopathology, Pseudopathology, Taphono­ my, Basque Country, Prehistory.

RESUMEN

Se presentan aquellos casos de falsa patología que en realidad corresponden con procesos naturales de tafonomía y que por ello han de considerarse como ejemplos de pseudopatología en la referencia geográfica del País Vasco durante la época prehistó• rica.

RESUME

This paper describes taphonomic processes mesinterpreted as pathology cases that must be considered pseudopathology exem­ ples in the Basque Country during Prehistory.

LABURPENA

Berez tafonomi prozesu naturalei dagozkien kasu sasipatologikoak aztatzen dira; horiek pseudopatologi adibide bezala har daitezke Euskal Herriko Historiaurrean.

(*) Sociedad de Ciencias Aranzadi, Museo de San Telmo, Donostia-San Sebastián 20003 y Departamento de Medicina Legal, Facultad de Medicina, Universidad del País Vasco, Apartado 106, Donostia-San Sebastián. 24 FCO. ETXEBERRIA GABILONDO

1.- INTRODUCCION relación con un tumor primitivo de mama, que en un estado avanzado de evolución, ha provocado lesiones osteolíticas Los complejos procesos de tafonomía que experimenta el diseminadas en raquis y pelvis" (BEGUIRISTAIN y BEGUI­ cadáver en su evolución son responsables de un importante RISTAIN, 1987:130) número de problemas de interpretación que requieren su El examen de este esqueleto, que efectuamos en el Dpto. investigación de forma directa, inmediata y especializada. de Arqueología de la Universidad de Navarra en fecha 23-11- Normalmente esta investigación se efectúa en las fases de 87, nos permite asegurar que las pretendidas lesiones os­ excavación arqueológica y, en ocasiones, en un segundo teolíticas se corresponden, en realidad, con un fenómeno tiempo, mediante los estudios de conjunto en el marco gene­ corriente de destrucción regional del hueso en el área del ral de la paleoantropología. A la reconocida dificultad de la hombro derecho, columna dorsal alta y coxal derecho. Este interpretación de los fenómenos tafonómicos se añade, en deterioro se debe a la acción de los agentes físico-químicos nuestro medio, una incipiente doctrina y la escasa existencia del terreno, corrosión por acidez, y probablemente biológicos, de especialistas en una materia propia de la Antropología como las raíces de la cubierta vegetal del lugar de inhuma­ Forense que difícilmente llega a intervenir directamente en ción caracterizado como un espacio abierto bajo un paredón las tareas de excavación arqueológica fundamentales para la rocoso calizo. más correcta identificación de las observaciones "in situ". La determinación de tumores malignos de época prehistó• rica no deja de ser infrecuente por las razones que expone CAMPILLO (1983:48): tan sólo el 0,56% de la neoplasias 2.- PSEUDOPATOLOGIA primitivas afectan al hueso y aproximadamente el 12-15% metastatizan a partir de la cuarta década de la vida, siendo Por lo general la pseudopatología o falsa patología se justi­ escasos los individuos que superan esta edad en época prehis­ fica en los fenómenos tafonómicos y adquiere entidad propia tórica. Por otra parte, la mayoría de los carcinomas óseos pri­ en la mayoría de los tratados de Paleopatología. Entre otros, mitivos o metastásicos son osteolíticos y no osteogénicos, lo citamos por su interés, los trabajos de WELLS (1967), KRA­ que dificulta una adecuada conservación de los mismos en el MAR ( 1985) y CAMPILLO ( 1987). transcurso de los años. La mayoría de los autores están de acuerdo en que la iden­ Los únicos casos admitidos, dentro del grupo de los osteo­ tificación de falsas lesiones en los huesos se debe a las líticos, se corresponden con las denominadas "neoplasias siguientes circunstancias habitualmente coincidentes: !acunares" que afectan de modo preferente al cráneo (CAM­ PILLO, 1983:46). El más conocido, y al mismo tiempo con­ a) Descripciones efectuadas por no especialistas en pa­ travertido, es el descrito en uno de los cráneos hallados en leoantropología y, más concretamente, en paleopatolo­ Cro-Magnon que presenta una destrucción !acunar de la tabla gía y antropología Forense, y/o con poca experiencia en externa en el área frontal, considerada durante años como una el examen de restos esqueléticos procedentes de con­ lesión tumoral, aunque en la actualidad el diagnóstico se pone textos muy diversos. en duda a la vista del pormenorizado trabajo de THILLAUD b) Desconocimiento de la justa interpretación de los proce­ (1985). sos de tafonomía, en última instancia responsables de la constante modificación del estado normal de los hue­ 2.2.- Tuberculosis de columna vertebral sos. A ello se añade, en los trabajos publicados, la ausencia de discusión sobre el diagnóstico diferencial Así lo ha interpretado ROJO ( 1987) en uno de los indivi­ de aquellos factores que alteran el hueso, tanto en vida, duos infantiles de la cueva sepulcral de época Romana de como "post-mortem". Goikolau (Bizkaia). En su opinión son evidentes los signos que identifican la tuberculosis vertebral con lesiones de En lo que se refiere al País Vasco son varios los ejemplos "caries ósea o mal de Pott" y la consiguiente desviación late­ de pseudopatología conforme a la revisión que hemos efec­ ral de una de las vértebras dorsales. tuado en la línea de los estudios de Paleopatología que reali­ En la revisión que efectuamos en el Museo Arqueológico, zamos (ETXEBERRIA, 1990). Etnográfico e Histórico de Bilbao el 25-04-90, pudimos com­ probar que en este yacimiento existe una buena representa­ 2.1.- Lesiones osteolíticas por supuesto tumor de mama ción de vértebras pertenecientes a los once individuos suba­ dultos que se identifican en la muestra. Normalmente, los Así lo estiman BEGUIRISTAIN y BEGUIRISTAIN cuerpos vertebrales que no han completado la maduración ( 1987) en el individuo n. l, adulto femenino, del nivel esquelética presentan una serie de ondulaciones junto al bor­ Calcolítico del enterramiento de Padre Areso (Navarra). Se de de la superficie discal por cuanto los discos epifisarios no trata de un esqueleto completo en el que los autores describen se han soldado en el joven. A esto se añaden unas oquedades una serie de lesiones osteolíticas de bordes geográficos que que en el hueso vivo están ocupadas por tejido cartilaginoso afectarían, principalmente, al hueso ilíaco derecho. No obs­ que recubre el cuerpo vertebral junto al denominado "punto tante, sospechan que la destrucción del tercio proximal del primitivo medio" del proceso de osificación. húmero derecho se debe a la acción de raíces. En todo caso Es posible que este tipo de improntas en las superficies concluyen: "que la causa aparente de la muerte puede guardar discales, ondulaciones y oquedades normales en el subadulto, PSEUDOPATOLOGIA EN RESTOS HUMANOS DE EPOCA PREHISTORJCA EN EL PAIS VASCO 25

como ha quedado dicho, hayan llevado a ROJO ( 1987) a haber sido realizadas con carácter intencionado y se justifican interpretar la "caries ósea" o epifisitis tuberculosa caracterís• perfectamente por causas fortuitas. tica del Mal de Pott. Por ello, y en nuestra opinión, se trataría de un ejemplo de psedopatología que conviene advertir clara­ 2.4.1.- Urbiola (Navarra) mente. La existencia de tuberculosis está admitida desde el FUSTE (1982: 5) describe la existencia de una perforación Neolítico en diversos lugares de Europa. El caso más antiguo redondeada de 18 mm. de diámetro en el techo de la órbita en la Península Ibérica, perteneciente a esta misma época, es del cráneo número 6 de la cueva sepulcral de Urbiola atribui­ el que describe SANTONJ A ( 197 5) en las vértebras cervica­ do a la Edad del Bronce. Aunque el mismo autor describe el les de un individuo de la cueva de la Vaquera (Segovia). caso bajo el epígrafe de 'Trepanación", contempla la posibili­ dad de que se hubiera producido por el efecto de una rotura 2.3.- Intoxicación crónica por cornezuelo del centeno "post- mortem" en época moderna. Cuando menos, el acceso a la cavidad craneal desde la Así se ha considerado durante años en la cueva sepulcral órbita ha de ser considerado excepcional según el abundante de época Romana de Ereñuko Arizti (Bizkaia) conforme a la número de trepanaciones descritas en la prehistoria. Por otra opinión del Profesor Moller-Cristensen del Museo de Historia parte, el caso más similar es el procedente de la cueva de de la Medicina de la Universidad de Copenhaguen y del Barmaz II (Suiza), que se emplea como ejemplo de pseudopa­ Profesor Gerhardt de la Facultad de Medicina de la tología. Aquí, la perforación en el techo de la órbita había Universidad de Friburgo que fueron consultados por J.M. sido interpretada por SAUTER (1959) como una trepanación Apellaniz. En todo caso estos autores discuten el diagnóstico aunque en la actualidad KRAMAR ( 1985) lo desmiente y lo diferencial entre la lepra y la intoxicación crónica por corne­ justifica de forma demostrativa como el efecto de una perfo­ zuelo del centeno sin dejar el asunto definitivamente aclara­ ración "post-mortem" realizada por roedores. En efecto, do. De todos modos APELLANIZ (197la; 197lb; 1975: 120) hemos tenido Ja oportunidad de observar varios casos simila­ se refiere en sus trabajos a las observaciones de estos especia­ res durante el proceso de excavación del dolmen de Los listas ante la evidencia de unas constantes perforaciones y Llanos (Alava), actualmente en curso de estudio bajo la direc­ pérdidas de sustancia ósea en la diáfisis de los huesos cortos ción de J.I. Vegas del Museo de Arqueología de Alava. de varios de los individuos de este yacimiento, algunos de ellos infantiles. 2.4.2.- Atxarte (Bizkaia) Una vez efectuada la revisión en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico de Bilbao, en fecha 17-03-88, estima­ Se trata de la escama de un hueso frontal atribuido a época mos que el error de interpretación radica en que no se habría Calcolítica que presenta una perforación ovalada a la que lle­ realizado un estudio directo y profundo de toda la muestra ga una línea de rotura desde uno de los bordes del hueso. Esta conforme a las siguientes consideraciones: perforación está considerada como trepanación por APELLA­ NIZ (1973:70; 1975: 119), siguiendo la opinión de los médi­ a) El examen de toda la muestra permite evidenciar nume­ cos J. Velasco y R. Zorrilla del Hospital de Cruces de Bilbao. rosos restos con alteraciones en las superficies debidas El borde del orificio en la tabla externa muestra un bisel a fenómenos tafonómicos de carácter físico-químico escalonado con un caracterísitico descamado en láminas finas corrientes en muchos yacimientos. En muchas cuevas, por su condición de hueso no maduro ya que pertenece a un los huesos han permanecido en la superficie sin protec­ individuo subadulto. De este modo asemeja una trepanación ción, siendo particularmente atacados por la corrosión realizada mediante técnica de repicado con instrumento corto­ de las aguas de concentración ambiental y de escorren­ punzante. En nuestra opinión, el orificio se justifica por el efec­ tía. to de una rotura "post-mortem" a la que se añade la corrosión b) Algunos de los restos óseos de este yacimiento, que por agua que habría deteriorado selectivamente algunas lámi­ pertenecen a fauna, presentan asimismo alteraciones nas de la tabla externa en los márgenes del orificio. similares a las descritas en los huesos humanos. Así en el ejemplo de una falange de suido que presenta APE­ 2.4.3.- Guinerradi o Peña Forua (Bizkaia) LLANIZ (197la: 68; 1973: 356) en la fotografía. c) Existen huesos pertenecientes a individuos infantiles Cráneo de época Romana con perforación redondeada que con el mismo tipo de manifestaciones que los adultos. ha sido interpretada como una trepanación con dudas. En el En este sentido, difícilmente se puede desarrollar en el estudio antropológico realizado por BASABE (1966a: lámina período infantil una enfermedad crónica como el ergo­ XIV) se presentan las fotografías del cráneo en todas sus nor­ tismo que pueda evolucionar hasta ocasionar lesiones mas. osteolíticas. Muestra de orificio redondeado de 41 mm. de eje mayor en el parietal derecho del que parten cuatro líneas de fisura que 2.4.- Falsas trepanaciones se continúan por buena parte de la bóveda. No hay huellas de actividad cicatricial del tejido y, por el contrario, se observa Hay tres casos publicados que en nuestra opinión deben de el díploe con características de fractura fresca y, por tanto, ser descartados por cuanto no existen suficientes garantías de reciente. 26 FCO. ETXEBERRIA GABILONDO

En nuestra opinión se trata de un caso claro de perforación los resultados de su excavación, APRAIZ ( 1904:456) accidental que se justifica por el efecto de una acción mecáni­ menciona la existencia de una perforación olecraniana ca que incide en la cara externa del hueso y ocasiona la rotura de un húmero. De este modo, con posterioridad, otros del mismo, quizás, cuando se produjo su hallazgo y manipu­ autores han creído que se trataba de una perforación en lación en el mismo yacimiento (ETXEBERRIA, 1986) el cráneo o "trepanación" y por ello se cita en varias El caso se asemeja al que describe CAMPILLO (1977:462) publicaciones (BARANDIARAN, 1953). en el cráneo 3 de Son Bosc (Mallorca) de época Calcolítica y que en su opinión se debe a una rotura accidental. b) Dolmen de Pagobakoitza (): Al igual que en el caso anterior, la descripción de una perforación ole­ 2.4.4.- Otras supuestas trepanaciones craniana efectuada por ARANZADI y col. (1919) ha llevado a otros autores a considerar la existencia de una Existen otras referencias que se han introducido errónea• trepanación. Así MAC WHITE ( 1946) y PIGGOT mente en las publicaciones generales sobre Prehistoria del (1954) tal y como aclara APELLANIZ (1975:120). País Vasco: Posteriormente HARRISON (1977) vuelve a mencio­ a) Dolmen de San Sebastián Sur (Alava): Al dar a conocer nar el caso en un trabajo general sobre Prehistoria. PSEUDOPATOLOGIA EN RESTOS HUMANOS DE EPOCA PREHISTORICA EN EL PAIS VASCO 27

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KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XIX, 1990-91

REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (ELVILLAR, ALAVA)

Alfonso Alday Ruiz (*)

RESUMEN

Se analiza en este trabajo la industria lítica de Los Husos discutiéndose sobre su validez como modelo de referencia básico del denominado Grupo de Los Husos. Se acomete el estudio con la revisión detenida de la secuencia sedimentológica del yacimien­ to, sus problemas de interpretación, la descripción de los tipos industriales líticos y su evolución a lo largo de la estratigrafía reconocida en el covacha.

RESUME

Ce travail analyse !'industrie lithique de Los Husos en discutant sa validité comme modéle de référence du dénommé "Grupo de Los Husos". On aborde l'étude avec la révision détaillée de la séquence sédimentologique du gisement, de ses problémes d'interpretation, la description des types industriels lithiques et leur evolution tout ou long de la stratigraphie reconnue dans la grotte.

LABURPENA

Lan honetan Los Husosko harri-industria aztertzen da, Los Husos-Taldea deritzonaren oinarrizko erreferentzi-eredu bezala duen balioa baieztatuz. Azterketak aztarnategiko sekuentzia sedimentologikoaren berrikusketa zahatza egiten du, bere interpreta­ zio arazoak, harrizko industria ereduen deskrpzioa eta euren bilakaera aztertuz, haitzuloan ezagutzen den estratigrafian zahar.

(*) U.P.V./E.H.U. Area de Prehistoria. Vitoria 30 ALFONSO ALDA Y RUIZ

Entre los años 1965 y 1970 Juan María Apellániz se dedi­ LA COLECCION có a la excavación del covacha de Los Husos I (Elvillar, Alava), yacimiento descubierto en 1965, tras una cata de Los materiales recuperados durante las campañas de exca­ reconocimiento efectuada por Iñaki Amezua. La revista vación efectuadas en la cavidad ingresaron en el Museo Estudios de Arqueología Alavesa dedicó un número mono­ Provincial de Arqueología de Alava, siendo durante los gráfico a la publicación exclusiva de los resultados de dichas meses de mayo y junio de 1990 cuando los revisamos noso­ intervenciones de campo ( 1). Esta obra, junto a la memoria de tros. Aquí hemos contabilizado 572 elementos líticos, corres­ excavación de la cavidad de Santimamiñe (Cortézubi) (2) y el pondientes, la mayor parte, a desechos de talla, siendo 80 los corpus de materiales de las culturas prehistóricas con cerámi­ efectivos retocados (incluyendo entre éstos los retoques no ca de la población de cavernas del País Vasco meridional, (3) intencionados -tales como retoques de uso y alguna muesca). constituye la tesis doctoral del investigador vizcaíno. Se ana­ En la publicación de Los Husos sólo se refieren 460 eviden­ lizaban allí, básicamente, los complejos industriales cias (es decir, 112 menos de lo conservado en los depósitos Neolíticos, Eneolíticos y de la Edad del Bronce, tanto de del museo alavés). yacimientos de habitación como funerarios, proponiéndose Salvo excepciones, las piezas reconocidas se hallaban un esquema de estructuración cultural que dividía al País sigladas, con mención expresa del yacimiento, cuadro, pro­ Vasco en dos grupos: el de Santimamiñe y el de Los Husos fundidad y, en el 64% de las ocasiones, de un dígito de orden. -denominaciones que descansan en la importancia concedida Las evidencias líticas se agrupaban en bolsas que guardaban, a las estratigrafías de ambas cuevas-, cuyas áreas de influen­ por toda indicación, una etiqueta con mención del nivel al cia limitaban por la base de las grandes cadenas montañosas que pertenecían. Desgraciadamente era frecuente hallarse con que separan las llanuras de Alava y !afosa del Ebro (4). Este piezas supuestamente de un determinado nivel -según su eti­ organigrama ha servido de modelo en la mayor parte de los queta- si bien están descritas y definidas, en la memoria de trabajos sobre la secuencia cultural descrita. excavación, como de varios estratos (9). Es pues intención nuestra, en esta introducción, dejar bien Ante esta falta de orden dentro de la colección sólo resta la claro el importante valor que creemos debe otorgarse a la posibilidad, como estrategia de análisis, de intentar encajar obra de J. M. Apellániz, al ofrecer una reconstrucción prehis­ las profundidades absolutas marcadas en cada uno de los tórica, con los riesgos que ello supone, utilizada frecuente­ efectivos líticos en el interior de la estratigrafía, por lo que mente como punto de arranque de estudios posteriores. No una consulta minuciosa de la misma es imprescindible. obstante desde la edición de sus escritos, hace casi veinte años, han surgido nuevas propuestas de acercamiento e inter­ LA ESTRATIGRAFIA pretación de los materiales arqueológicos exhumados, (5) que, junto a recientes hallazgos de interés -como nuevas Como se ha indicado, el análisis detenido de los niveles estratigrafías (6)-, pueden modificar, o apuntalar, las teorías arqueológicos es, dado el estado de la colección, muy necesa­ y sugerencias allí vertidas. rio, por lo que transcribimos un resumen significativo de la Con el espíritu de aplicar nuevas técnicas de análisis pro­ descripción que J. M. Apellániz ofrece de la secuencia obte­ ponemos la revisión de la industria lítica del covacha de Los nida durante la excavación de 42 metros cuadrados del cova­ Husos, (7) tal y como se ha realizado también sobre otros cho. yacimientos (8). Se distinguieron tres conjuntos estratigráficos -paquetes en la terminología empleada- susceptibles de ser divididos en estratos, más un estrato final de considerable espesor, que pasamos a describir de más moderno a más antiguo. 1 APELLANIZ 1974. Paquete 1: La presencia masiva de piedra caliza, junto a 2 APELLANIZ 1975. cantos rodados, gravilla menuda y tierra parda -clara y poco 3 APELLANIZ 1973. compacta- y la escasez de rastros de hogueras son las notas 4 APELLANIZ 1974, 394. que caracterizan al paquete. Alcanza un potencia media de 40 5 En lo que respecta a este artículo nos referimos básicamente a las nuevas propuestas de análisis e interpretación de la industria cms. si bien en alguna ocasión llega a los 50. El conjunto es lítica derivadas de la tipología laplaciana. subdividido en tres estratos diferentes. 6 Estratigrafías complementarias a la secuencia de Los Husos y IA: Definido por la presencia de calizas y cantos rodados de publicación posterior a esta son: Arenaza (APELLANIZ Y desprendidos del techo, así como por una tierra fina y com­ ALTUNA 1975a, 1975b y 1975c), Fuente Hoz (BALDEON et pacta. Se detectaron en él restos de hogueras. alii 1983), Peña Larga (FERNANDEZ ERASO 1988), La Peña IB: Aumenta el tamaño de la piedra caliza, respecto al (BEGUIRISTAIN Y CAVA 1985), Abauntz (UTRILLA 1982), Padre Areso (BEGUIRIST AIN 1979 y 1987) y Zatoya (BARANDIARAN Y CAVA 1989). 7 Por lo que hace referencia a la industria lítica dos son las obras 9 No todas las bolsas contenían etiquetas de identificación. Es de significativa importancia que se han publicado posteriormen­ preciso señalar asímismo que los materiales arropados bajo una te a la memoria de Los Husos: LAPLACE 1973 y FORTEA determinada etiqueta pertenecen, en bastantes casos, a diferentes 1973. niveles (según consta en las figuras publicadas y las profundida­ 8 Como ejemplo baste citar el trabajo sobre la industria de des de sus siglas). Se observó un tímido agrupamiento no gene­ Santimamiñe, o la de los dólmenes del País Vasco, revisiones ralizado por cuadros y profundidades en tan sólo dos o tres bol­ efectuadas por A. Cava (1975 y 1984) sas. REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALA V A) 31

nivel IA, adquiriendo la tierra un color pardo y compacidad. horizontalidad ( 17) que geológicas-sedimentarias. Como Son escasos los materiales arqueológicos recuperados y las Bronce 11 se definen los estratos 2 y 3, con formas cerámicas evidencias de hogueras. Su espesor medio oscila entre los 20 decoradas como en el Bronce III, y una industria metálica en y 25 cms. si bien alcanza hasta los 45, o aparece en formas de donde destaca la presencia de una punta palmela, junto a dos bolsadas de gran tamaño. flechas de pedúnculo y aletas en hueso. Ambos estratos son considerados de habitación romana llC: Nivel de desarrollo uniforme, no muy espeso (18) y puesto que se recuperó cerámica sigillata y común, además de buzamiento apreciable, (19) formado por gravas finas y tierra clavos de hierro y un botón óseo de perforación en V (10). de color oscuro. Junto al nivel IIB4 compone la facies IC: Formado por la presencia de gravillas de piedra fina, y Eneolítico Campaniforme, con cerámica de este tipo y otras escasez de tierras, las cuales son compactas. No se distribuye con motivos decorados mediante incisiones y digitaciones. La uniformemente por toda la cavidad, estando ausente en algu­ industria ósea está presente con un fragmento de botón de nos cuadros. Se menciona la existencia de hogueras. De espe­ perforación en V y punzones. sor variable y con un buzamiento desigual (11 ). La cerámica, Paquete 111: Se diferencian en su interior dos estratos, muy evolucionada, y la industria metálica son los objetos que ambos formados durante el uso funerario del covacha. le permiten clasificar este estrato como Bronce 111 - Hierro. IIIA: De gravas menudas amarillas-rojizas, hogares según Paquete 11: El carácter fundamental es, junto a la compo­ zonas y con un espesor de entre 30 y 75 cms (20), y un buza­ sición de sus materiales, la presencia masiva de hogares miento de 75 cms. entre los cuadros A2/A4 y F2/F4. Se trata (12). Estos hogares son muy abundantes y no siempre siguen de Eneolítico 1 con cerámica decorada a pastilla y perfiles en absoluto la estratigrafía del paquete (13). Es subdividido ovoideos abiertos y cerrados. en tres estratos, siendo problemática la definición del inter­ IIIB: Las gravas adquieren un mayor tamaño y la colora­ medio (14). ción tiende a oscurecerse. Su potencia llega a variar entre los llA: Formado por tierras grasientas con mucho carbón y 25 y 60 cms. y su buzamiento alcanza los 70 en el intervalo arcillas, así como por piedras por lo general menudas. Es anteriormente indicado. Descrito como Eneolitico de transi­ notoria la abundancia de hogares. A través de los cortes estra­ ción con cerámicas lisas, digitaciones en un caso y perfiles tigráficos representados se comprueba que su potencia varía ovoideos de cuellos rectos y vueltos. desde los 5 cms. en C3 hasta los casi 50 en F2/F4, llegando a Estrato IV: En sus inicios se diferencia imperceptible­ buzar hasta 50 cms. mente del estrato IIIB, si bien las gravas tienden a engordar. Este nivel, junto con el inferior IIBl-, corresponde al Alcanza, al menos, hasta la profundidad de -6,75 mts. referi­ Bronce 11, con cerámica de perfiles ovoideos, troncocónicos, dos desde el plano O, no siempre fértil en todo su recorrido. carenados, coladores y decoraciones digitales, incisas, a pei­ En este momento, Neolítico Final, la cerámica no está deco­ ne, y punzones en hueso y metal. rada. llB: Es un estrato de potencia variable, pero siempre consi­ En la estratigrafía de Los Husos, minuciosamente descrita derable, (15) y subdividible, a pesar de que es difícilmente en sus caracteres sedimentológicos y culturales por J. M. articulable en sus partes, (16) en una secuencia como la Apellániz, se observa una falta de cohesión interna suficiente, siguiente: y, a través de los datos expuestos pueden efectuarse matiza­ ciones de interés: 1.- Gravas pardas y blancuzcas. 2.- Gravas pequeñas y amarillentas, y piedras de colora­ Es frecuente que se recurra a criterios arqueológicos, a ciones rojizas y amarillentas junto con arcillas oscuras falta de claras evidencias sedimentológicas, para sub­ 3.- Gravas pequeñas con puntos de tierras carbonosas y dividir y definir la sucesión estratigráfica. Ocurre en el manchas de cenizas. paquete 1, al reunir sus tres estratos por la gran esca­ 4.- Gravas medianas seguidas de puntos de carbón y fue­ sez de rastros de hogueras; (21) también en el paque­ go, de arcillas o de arenas finas. te 11, definido por la presencia constante de hogueras o rastros de hogares desde su superficie hasta su Esta división atiende más a razones arqueológicas y de base; (22) y lo advierte el autor en el estrato llB, don­ de como la articulación que propone no me parece bastante segura (23) acude a dudosos criterios de horizontalidad con lo que tendríamos una división si 10 Prescindimos en esta relación de las evidencias líticas por ser objeto de un estudio posterior más detallado. 11 En el corte estratigráfico de la figura 3 de la memoria de exca­ vación se observa un desnivel en el inicio del estrato de hasta 30 17 APELLANIZ 1974, 87. centímetros entre los cuadros A3 y F3. 18 En los cuadros D2/D4 (figura 5 de la memoria) alcanza menos 12 APELLANIZ 1974, 69. de 4 cms. estando su máximo entre 20 y 22 13 APELLANIZ 1974, 71. 19 De 60 cms. en los cortes representados en las Figuras 3 y 4 y de 14 APELLANIZ 1974, 72. 80 en la 5. 15 Entre 1,40 y 1,70 cms. según se indica en la página 42 de la 20 Siempre según los cortes estratigráficos. memoria de excavación, si bien en la 87 se rebaja hasta los 75 21 APELLANIZ 1974, 49- cms. -como se observa en el cuadro F3 de la Figura 4-. 22 APELLANIZ 1974. 69. 16 APELLANIZ 1974, 87 23 APELLANIZ 1974,42. 32 ALFONSO ALOA Y RUIZ

no radicalmente estratigráfica, al menos una ordena­ sitúe, según el corte de la figura 5, en el estrato IV -es ción aceptable de los materiales, (24) suficiente para decir, dos niveles más abajo, pasando de esta manera contextualizar cada uno de los subestratos dentro del del Bronce 11 al Neolítico Final-. e) Por último se ha Bronce II, Bronce I y Eneolítico Campaniforme res­ observado que el buzamiento de algunos de los niveles pectivamente. es bastante acentuado, (32) siendo difícil establecer Hay que admitir que al menos parte de la estratigrafía una profundidad absoluta media aproximada que seña­ debe de estar revuelta. Se indica explícitamente para le los cambios en los estratos. los niveles superficiales, (25) y quizá implícitamente al mencionar la existencia de depresiones en IC, que se hunden en el paquete II, (26) de pozos, agujeros y INVENTARIO Y ANALISIS TIPOLOGICO DE LA hogares en este último sedimento, (27) y el desorden INDUSTRIA LITICA que presentan los restos humanos enterrados (28). Quizá por ello es posible explicar que ciertos materia­ La imposibilidad de descomponer en niveles la totalidad les a los que en principio puede suponérseles una uni­ de la industria lítica de Los Husos nos obliga a relacionar los dad cultural, como el conjunto de utensilios que po­ efectivos de manera continua, ordenándolos de acuerdo a sus drían conformar el package campaniforme, se locali­ correspondientes siglas. En la lista siguiente se han contabili­ zaron en niveles no coetáneos: se ha descrito cerámica zado también los elementos con retoques de uso no intencio­ campaniforme en IIC, pero, como señala M. A. nales, los cuales suponen un importante peso dentro del con­ Beguiristain, también se encuentra en el IIB2 -un junto: pequeño fragmento-; (29) una punta palmela se recu­ peró en IIB3, mientras que sendos botones óseos de Sin sigla. Punta de flecha desfigurada de pedúnculo y aletas y perforación en V pertenecen a los niveles IB y IIC. retoque plano cubriente bifacial (Lám. 1 núm. 1). Los materiales relacionados en la memoria de excava­ Sin sigla. Raspador sobre lasca cortical (Lám. 1 núm. 2). ción, escasos en algunos niveles, no permiten siempre Sin sigla. Elemento de hoz con retoque denticulado senestro y una adscripción temporal tan correcta como la que se simple dextro (Lám. 1 núm. 3). presenta, por existir elementos muy característicos que Ilegible. Lasca con retoques de uso bifaciales, a la manera de se repiten en varios momentos. raedera y brillo de cereal (Lám. 1 núm. 5). Debido a que la colección lítica de Los Husos se con­ Sin sigla. Raspador sobre lasca cortical retocada (Lám. 1 serva sin especificación correcta de sus niveles estuvi­ núm. 11). mos tentados a utilizar los cortes estratigráficos de la LHl D4.11Ib Fragmento medial de lámina con retoques direc­ obra (figuras 3, 4 y 5) para establecer las profundida­ tos senestros e inversos dextros (Lám. 1 núm. 4). des absolutas iniciales de los cambios de nivel, a fin LHI E6. l 60.5 Fragmento proximal de lámina con retoques de poder contrastarlas con las indicadas en las siglas, directos dextros e inversos senestros (Lám. 1 núm. 7). sin embargo no creímos conveniente realizarlo por­ LHI F2.185.258 Elemento de hoz con retoque denticulado y que: a) o bien los cortes representados no están com­ brillo de cereal (Lám. 1 núm. 8). pletos, (30) b) o bien la primera línea de referencia LHI ... 193.17 Fragmento proximal de lámina con retoques de que se dibuja no corresponde con el plano O desde el uso no intencionados sobre ambos filos y caras y con bri­ cual se tomaban las medidas. De esta manera se expli­ llo de cereal (Lám. 1 núm. 9). caría que la calota humana hallada en el cuadro A2 LHI E 1.194.16 Fragmento medial de lámina con retoque de entre 300-308 cms. y adscrita al nivel IIA (31) se uso inversos dextros y brillo de cereal (Lám. 1 núm. 10). LHI Fl.207.22 Fragmento proximal de lámina alterada por el fuego y con retoques directos sobre ambos filos (Lám. 2 24 APELLANIZ 1974 87. núm. 1). 25 APELLANIZ 197 4 49. LHI F7 .210 Punta de flecha de pedunculo largo y pequeñas 26 APELLANIZ 1974, 67. 27 -Es el primer momento de la habitación, momento en que se aletas con retoque plano cubriente bifacial (Lám. 2 núm. 2). cava un agujero en los enterramientos ... Cuando se abandona LHI F3.216.4 Raspador carenado en extremo de lámina, con este lugar como centro de fuego, se utiliza el hoyo practicado retoques complementarios de tendencia abrupta en el filo para arrojar fragmentos de cerámica, huesos partidos, etc ... el dextro (Lám. 2 núm. 3). hoyo del hogar puso en contacto a los primeros habitantes del LHI D4.217 .500 Raspador carenado sobre lasca (Lám. 2 núm. período postfunerario del covacho, en contacto con huesos humanos (APELLANIZ 1974, 71-72). 4). 28 Así en el nivel IIIA los enterramientos han sido hechos segura­ LHI Al 219.78 Lasca con retoques de uso y brillo de cereal. mente en forma ordenada, pero no los he encontrado así, excep­ LHI B 1.229.14 Lámina de filo irregular con retoques de uso to en algunos casos de vértebras (APELLANIZ 1974, 133), discontinuos, no intencionados, sobre ambas caras (Lám. mientras que en el IIIB los enterramientos están completamente 2 núm. 6). dispersos (APELLANIZ 1974, 151). 29 BEGUIRISTAIN 1982, 83. 30 Se dibujan cortes de 4 metros de profundidad siendo numerosos los objetos recuperados a profundidades superiores. 32 Tanto en dirección oeste-este (Figura 4 y 5 ) como sur-norte 31 Datos indicados en APELLANIZ 1974, 134. (figura 3). REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALAV A) 33

2 [J-[J3 ~-©-~..

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Lámina l. Industria lítica de Los Husos. 34 ALFONSO ALDAY RUIZ

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Lámina 2. La Ind ustna. lftica de Los Husos. REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALA V A) 35

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Lámina 3. Industria lítica de Los Husos. 36 ALFONSO ALDA Y RUIZ

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Lámina 4. Industria lítica de Los Husos. REVISION CRfTICA DE LA INDUSTRIA LffiCA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALA VA) 37

- 1 2 3 ~-e;¡} ~' 4 .,,:z:~~r~ \lli-[/ ~ ~~o li]-~-o CSJ ªaJ 11 9 10

12 u 140-~ 13 15jQ @~o =- I o 1 2 3 4 - --- cm.s.

Lámina 5. Industria lítica de Los Husos. 38 ALFONSO ALDAY RUIZ

LHI F3.236 Fragmento medial de lámina con retoques de uso LHI E3.303 Fragmento proximal de lámina con retoques de directos e inversos en el filo dextro (Lám. 2 núm. 5). uso no intencionados sobre ambos filos y caras (Lám. 4 LHl D5.237.32 Fragmento medial de lámina con retoques núm. 6). simples proximales directos senestros, simples distales LHI B3.309.8 Lasca informe con pequeños retoques que cre­ inversos y de uso proximales inversos. (Lám. 2 núm. 7). an un frente de raspador (Lám. 4 núm. 7). LHI B2.238.84 Fragmento proximal de lámina con muesca LHI C 1.313.13 Fragmento medial de punta de flecha con senestra (Lám. 2 núm. 8). pedúnculo y aletas incipientes de retoque plano cubriente LHI B 1.246 Raspador sobre lasca simple (Lám. 2 núm. 11 ). bifacial sobre silex tabular (Lám. 4 núm. 8). LHI D6.25 l.14 Fragmento medial de lámina con retoque de LHI F3.3 l 7 Fragmento medial de lámina con retoque simple uso en ambos filos (Lám. 2 núm. 9). senestro y muesca inversa dextra (Lám. 5 núm. 4). LHI El.257.34 Lasca con retoques de uso (Lám. 2 núm. 10). E2.3 l 9.4 l 7 .LHI Fragmento medial de gran lámina con reto­ LHI B 1.259.11 Fragmento proximal de lámina con retoques ques simples continuos sobre ambos filos (Lám. 5 núm. de uso discontinuos (Lám. 3 núm. 5). 3). LHI F3.262.224 Fragmento medial de lámina muy alterada LHI El.327.42 Lasca con retoque plano invasor unifacial por el fuego con retoques abruptos en el filo (Lám. 2 núm. sobre filo senestro (Lám. 5 núm. 2). 12). LHI E5.268.20 Lasca con retoques marginales de uso sobre LHI D3.330.2 Elemento de retoque plano cubriente directo e ambas caras y filos y brillo de cereal (Lám. 2 núm. 13). invasor inverso (posible fragmento de punta de flecha) LHI F5.270. 13 Raspador sobre lasca de filo irregular (Lám. 3 (Lám. 5 núm. 1). núm. 1). LHI Fl.330.34 Fragmento de lámina con retoque abrupto LHl E3.270 Fragmento de laminita con retoques abruptos inverso (abrupto indiferenciado) (Lám. 5 núm. 5). (Lám. 3 núm. 4). LHl C3.334.8 Fragmento medial de lámina con retoques LHI A2.270. l l 3 Fragmento de lasca con retoque plano inva­ minimales dextros e inversos (Lám. 5 núm. 6). sor bifacial (Lám. 3 núm. 2). LHI F3.336.l Fragmento medial de lámina con retoques de LHI A l. 271. l Lasca informe con dos muescas, directa e uso dextros (Lám. 5 núm. inversa (Lám. 3 núm. 3). LHI F3.337.2 Fragmento medial de lámina con retoques de LHI B3.278.3 Fragmento medial de lámina con retoques uso. sobre ambos filos (Lám. 3 núm. 6). LHI Fl.340.4 Fragmento medial de lámina con retoques de LHI E5.279.21 Lasca espesa con retoques marginales senes­ uso dextros (Lám. 5 núm. 8). tros. (Lám. 3 núm. 7). LHI C5.343. l Fragmento proximal de lámina con retoques de LHI C3.280.20 Raspador sobre lasca. (Lám. 3 núm. 10). uso no intencionado sobre ambos filos (Lám. 5 núm. 9). LHl A3.285.3 Punta de flecha lenticular con retoque plano LHI CS (o C6).351.2 Lasca con retoques de uso senestros y invasor bifacial. (Lám. 3 núm. 9). posible brillo de cereal (Lám. 5 núm. 10). LHI C2.285.188 Fragmento proximal de lasca con retoques LHI E3.356. 1 Lámina de filo irregular y con saltados no simples dextros y de uso senestros (Lám. 3 núm. 8). intencionales (Lám. 5 núm. 11 ). LHI FS 286.15 Lasca con retoques de uso (Lám. 3 núm. 11 ). LHI D4.357 .1 Hoja de hoz partida y con brillo de cereal LHI B 1.287.5 Raspador en extremo de lámina con mínimos (Lám. 5 núm. 12). retoques complementarios dextros (Lám. 3 núm. 12). LHI Dl.357.9 Fragmento medial de lámina con retoques de LHI B 1. 288.2 Fragmento medial de lámina truncada (Lám. uso dextros (Lám. 5 núm. 13). 1núm.6). LHI B5.360.19 Fragmento de lámina con retoque abrupto LHI C5.290 Fragmento distal de posible punta foliácea con inverso parcial (Lám. 5 núm. 14). retoque plano invasor bifacial (Lám. 3 núm. 13). LHl Fl .369.6 Fragmento de lasca truncada con retoque LHI B3.290.5 Fragmento medial de lámina con retoque de abrupto sobre ambos filos (abrupto indiferenciado) (Lám. uso no intencionado (Lám. 3 núm. 14). 5 núm. 15). LHI E3.292.3 l Fragmento distal de lasca con retoques inver­ LHI D3.370.5 Fragmento medial de lámina con retoques dex­ sos senestros (posible elemento de hoz) (Lám. 4 núm. 3). tros bifaciales y senestros directos (Lám. 5 núm. 16). LHI C3.300.20 Lasca sobre sllex tabular con retoque plano LHI C3.375.3 Lasca informe con retoques simples irregulares bifacial dextro (Lám. 4 núm. 1). (Lám. 6 núm. 1). LHI A2.300. l l 6 Fragmento medial de lámina de gran tamaño LHI F2.377.405 Lámina truncada con retoque abrupto (Lám. con retoques de uso in~ersos sobre ambos filos y brillo de 6 núm. 2). cereal (Lám. 4 núm. 2). LHI F2.380.405 Fragmento de lámina con truncadura parcial LHI Cl.301.5 Fragmento de punta de flecha con apéndices y retoque simple inverso dextro (Lám. 6 núm. 3). insinuados y retoque plano invasor bifacial (Lám. 4 núm. LHI E2.38 l. l Fragmento proximal de lámina con retoque de 4). uso inverso (Lám. 6 núm. 4). LHI CJ.301.6 Fragmento proximal de lámina con retoques de LHI El.392.3 Fragmento medial de lámina con retoques no uso senestros (Lám. 4 núm. 5). definidos (Lám. 6 núm. 5). REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LffiCA DE LOS HUSOS (EL V1LLAR, ALAV A) 39

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5 6 r(D-0 7 8

9~ ID-l-Q

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o 1 2 3 4 - --- cms.

Lámina 6. Industria lítica de Los Husos. 40 ALFONSO ALDA Y RUIZ

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Lámina 7. Industria lítica de Los Husos. REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITIC A DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALA V A) 41

LHI Dl.407. l Fragmento proximal de lámina con retoques de No hemos constatado la presencia de ningún buril uso dextros (Lám. 6 núm. 6). entre los materiales de Los Husos, a pesar de que se LHI D5.4 l 3. 1 Segmento de círculo con retoque abrupto citan varios en la memoria de excavación (33). (Lám. 6 núm. 7). LHI E 1.413.6 Fragmento medial de lámina con pequeños El resto de los efectivos líticos, hasta alcanzar los 572, retoques de uso en ambos filos y caras (Lám. 6 núm. 8). queda conformado por 3 núcleos (lám. 7 núms. 1 a 3), 5 rea­ LHI E2.426 Fragmento medial de lasca con retoque abrupto vivados (Lám. 7 núms. 4 y 5), 43 fragmentos (proximales, sinuoso (dorso indiferenciado) (Lám. 6 núm. 9). mediales y distales) de láminas en general de pequeño tama­ LHI DI. 427.7 Raspador nucleiforme (Lám. 6 núm. 10). ño y 441 lascas informes y restos de talla. LHI E2.430.3 Raspador sobre lasca (Lám. 6 núm. 11 ). Ante la imposibilidad de encajar, por los problemas ante­ LHI D3.433.12 Lámina con muesca senestra (Lám. 6 núm. riormente citados, cada una de las piezas en un nivel cultural 12). concreto, se han representado, en las figuras 1 y 2, las profun­ LHI D 1.433.13 Fragmento laminar con retoques someros didades en las que se recuperaron las evidencias líticas, distri­ (Lám. 6 núm. 13). buídas respectivamente por cuadros y bandas (según los datos LHI Fl.445.5 Fragmento medial de lámina con retoques aportados por la sigla). Así mismo queda desglosada la densi­ directos en ambos filos e inversos en el dextro (Lám. 6 dad de concentración de los elementos sobre silex en el inte­ núm. 14). rior de la estratigrafía (34). La consulta de las mencionadas LHI D2.454. l Pequeña lasca con retoques de uso. gráficas pone de relieve a) la desigual distribución de los LHI D3.465. 10 Segmento de círculo con retoque en doble efectivos: ausente en los cuadros A6, B6, E4, E7 y F6; con bisel semiabrupto bifacial distal y medial e inverso proxi­ sólo un representante en A7, C7, D6, E6, F4 y F7; b) la con­ mal (Lám. 6 núm. 15). centracción del grueso de la industria entre -200 y -400; e) la falta de instrumental lítico por encima del primer metro de El lote de 80 utensilios que acabamos de listar se agrupa, profundidad (si bien ignoramos la distancia entre el punto o y según los tipos reconocidos, de la siguiente manera: la superficie del yacimiento).

Puntas de flecha (7,5%): 3 de pedúnculo y aletas, en Por último, en la figura 3 quedan reflejadas las alturas todos los casos fragmentadas y retoque cubriente bifa­ sobre las que aparecieron los instrumentos retocados, inten­ cial; 1 de apéndices insinuados y retoque plano inva­ cionadamente o no, según los tipos. De todo ello pueden ofre­ sor; 1 lenticular de pequeño tamaño y retoque invasor; cerse algunas conclusiones. 1 fragmento distal de posible punta. Raspadores (13,75%): 1 nucleiforme de gran tamaño; 2 en extremo de lámina, carenado en un caso y con CONCLUSIONES retoques complementarios en ambos; 8 sobre lasca, con predominio de las corticales y con tendencia a ori­ Del análisis de la secuencia estratigráfica, tal y como ha ginar un frente de raspador circular regular. sido publicada hasta la fecha, y del estudio de la industria líti• Abruptos indiferenciados (7,5%): Como tal quedan ca conservada en el Museo Provincial de Arqueología de definidos una serie de fragmentos de láminas o lamini­ Alava se desprenden las siguientes consideraciones: llas (un total de 6) con dorsos en uno o varios filos. l.- La división en estratos de la secuencia de Los Husos Geométricos (2,5%): Se recuperaron solamente dos se ha establecido mediante criterios tanto sedimentoló• segmentos de círculo uno con retoque abrupto y el gicos como arqueológicos (presencia o ausencia de otro, más esbelto, en doble bisel de retoques semia­ hogueras, homogeneidad de los materiales recupera­ bruptos. dos ... ¿a posteriori?). La misma presenta ciertas irregu­ Láminas retocadas (47,5%): Suponen el mayor grupo laridades que alteran sensiblemente la unidad de los tipológico de toda la colección, si bien de las 38 que niveles: varias de ellas tienen un marcado carácter hemos contabilizado 19 poseen retoque no intenciona­ antrópico -pozos, hogueras- y otras naturales -refe­ do ni estandarizado o de uso, con brillo de cereal en rencias a encharcamientos-. Suficientes como para ser algunos casos. En 12 ocasiones el retoque es simple, cautos a la hora de su valoración. en 2 son pequeños fragmentos con retoques planos, 2.- La industria lítica es bastante pobre, sobre todo por lo además de 2 con muesca y 3 truncaduras. que se refiere a los efectivos retocados (26 con reto- Lascas retocadas ( 17 ,5% ): En este grupo también dominan los efectivos con retoques de uso, 7, mientras que son 4 las de retoque simple, 2 con plano invasor y 33 El referido en Apellániz figura 38.10 carece de los golpes de l muesca. · buril que se representan, como ocurre con el de la figura 53 .13, Elementos de hoz (7,5%): Definimos los elementos de mientras que los dos de la figura 59 son lascas en ángulo. No hoz como fragmentos laminares con retoque continuo hemos podido reconocer las piezas de las figuras 47 y 53.21. 34 Esta densidad es el valor o índice que resulta de dividir los efec­ denticulado, presentando, normalmente, brillo de cere­ tivos hallados por cuadro o por banda, respectivamente en las al. Este tipo ha sido reconocido hasta en 3 ocasiones gráficas 1 y 2, entre el recorrido en centímetros del intervalo en en la cavidad de Los Husos. el que aparecieron. 42 ALFONSO ALDAY RUIZ

500

450

400

350 300 1 1 250 :1

200 1 m -· 150 ~ i::::::;::::;:i 0,04-0,09 1 lmil 0,10-0,14 - 0,15-0,19 100 - 0-20-0,25

50 o A B e D F

Figura l. Distribución de las evidencias líticas cada uno de los cuadros.

ques no estandarizados y 54 intencionales), de tal hacen pensar en una actividad de talla en el mismo manera que esta colección difícilmente puede servir yacimiento y a la vez, por el estado de uso y rotura de como modelo de un área geográfica concreta -el deno­ los instrumentos, de una utilización in situ (37). minado Grupo de Los Husos-, conociéndose en la 5.- La escasa entidad de la colección y su estado no per­ actualidad lotes más amplios y característicos (35). mite ni estudio estadístico alguno de comparación que definen mejor las evoluciones tipológicas a lo lar­ (con otros yacimientos contemporáneos), ni su separa­ go del tiempo. ción en niveles. Sin embargo es importante anotar 3.- La advertencia anterior es válida también para la algunas pautas de comportamiento que hemos obser­ industria metálica, reducida prácticamente a una punta vado, y que, como veremos, se repiten en otros asenta­ palmela, un puñal de remaches, un punzón y a la ósea mientos: donde destaca la presencia de dos botones de perfora­ Los geométricos en doble bisel o de retoque ción en V de diferente morfología -y adscritos a nive­ abrupto son escasos, pero es significativo su les culturales distintos-, dos puntas de flecha de hallazgo en grandes profundidades (-414 y -465, pedúnculo y aletas, esquirlas y pitones aguzados (36). véase figura 3), siempre por debajo de las puntas Sólo los objetos cerámicos parecen gozar de buena de flecha foliáceas o de pedúnculo y aletas. Se ha representatividad. especulado muy frecuentemente sobre la posible 4.- La gran cantidad de restos de talla, lascas informes, perduración de los geométricos en fases avanza­ más la existencia de núcleos y golpes de avivados das -por encima del Neolítico Final-, en clara convivencia con objetos de retoques planos, a pesar de que las industrias de Abauntz (UTRI­ 35 Como yacimientos más cercanos se pueden citar los de La Peña LLA 1982), La Peña de Marañón (BEGUIRIS- de Marañón (BEGUIRISTAIN Y CAV A 1985), Peña Larga (Cripán) (FERNANDEZ ERASO 1988) y Fuente Hoz (Anúcita) (BALDEON et a1ii 1983) 36 A lo sumo estamos en condiciones de valorar la escasez de estas 37 En principio esta descripción sobre el estado de la colección es industrias, en el interior del Grupo de los Husos, como paradig­ válida tanto para los niveles definidos como de habitación como ma de su pobreza, pero no elucubrar sobre su seriación. para los funerarios -IIL4 y IIIB-. REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALAV A) 43

500 500

400 400

300 300 200 200 1 100 100 1

A B e D E F

~ 0,04-0,10 - 0,30-0,34 "''"'''Í'' o, 1 9 - o ,22 - 0,35-0,39 111111111111111 0,24 - 0,28 -0,51

Figura 2. Distribución de las evidencias líticas por bandas.

500 1 1 •1 450 1 " • • ! ·¡ • 1 l 400 1 • 1 •1 • • • ! i ·"'1 • 350 :; 1 • • 1 1 • 300 ,¡ -7• • • = "!' • • • ~ 1 • • 1 ••• • • • 1 • • i • • 250 1 • • 1 • • 1 • ! 1 ! •• 200 • • • 1 • 150

100

50

o

Figura 3. Alturas sobre las que se recuperaron los tipos industriales reconocidos en la cavidad de Los Husos. 44 ALFONSO ALOAY RUIZ

T AIN Y CA VA 1985), o más recientemente de Pe­ notablemente el pedúnculo,c) a disminuir de ña Larga (FERNANDEZ ERASO 1988) reiterada­ tamaño cuanto más modernas (o mejor dicho, mente abogan por una clara sucesión de los tipos. cuanto más cerca se localicen del plano O de refe­ Los Husos repite, según nuestras observaciones, las rencia), d) de retoque invasor bifacial a cubriente secuencias de los yacimientos citados, al deberse bifacial. No obstante entre -313 y -285 conviven considerar como tableta de avivado con retoques los tipos lenticulares, en apéndice y de pedúnculo abruptos inversos (Lám. 7 núm. 5) el supuesto seg­ y aletas -éstos con mayor perduración-. Todas mento de círculo grueso y basto con retoque abrup­ ellas están fracturadas, por lo que es presumible to bidireccional, muy usado y con melladuras en el pensar que volvieron al yacimiento tras su uso. filo de J. M. Apellániz (1974, 106), como simple Los efectivos con retoques de uso, no intenciona­ fragmento de laminita con retoque abrupto (Lám. 3 dos o estandarizados suponen un importante peso núm. 4) la media luna microlítica con retoque específico dentro del conjunto de utensilios, pre­ abrupto sobre hoja gruesa con un extremo roto que sentando, varios de ellos, la patina conocida como se cita en la memoria de excavación (APELLANIZ brillo de cereal: en tres láminas, cuatro lascas y 1974, 126), como fragmento de lámina truncada en dos elementos de hoz, situados entre -357 y con retoques simples inversos dextros (Lám. 6 núm. -185 cms. 3) el triángulo escaleno del tipo llamado punta Si formalizáramos un grupo de diversos con los danubiana con retoques de uso muy ligeros del cor­ abruptos indiferenciados -fragmentos casi siempre te por la cara dorsal, y los dos lados con retoque de filo irregular y de pequeña talla como para per­ abrupto unidireccional descrito en Apellániz, 1974, mitir su definición concreta-, más las láminas y 142) y como fragmento de lámina truncada (Lám. 4 lascas de retoque simple observaríamos que apa­ núm. 4) un trapecio rectángulo de retoques unidi­ recen en las mismas profundidades (Fig. 3) y no reccionales (APELLANIZ 1974, 142). puede establecerse ninguna evolución interna. Los raspadores sobre lasca guardan bastante homogeneidad: a) preferencia por pequeñas las­ La industria lítica de Los Husos no es lo suficientemente cas corticales como soportes, b) tendencia a crear importante, atendiendo al número de sus evidencias o a la un frente de raspador circular, estos raspadores y variedad de los tipos, como para ser tomada por modelo de los en extremo de lámina conviven en las mismas referencia para el área geográfica que comprende el denomi­ altitudes respecto al plano O. Sólo dos se salen de nado Grupo de Los Husos. El valor de la misma radica, esen­ la norma, por estar fabricados sobre lascas muy cialmente, en que a pesar de su pobreza confirma una cierta gruesas y de gran tamaño, creando un fuerte de evolución de los tipos industriales, denunciada en yacimien­ raspador irregular, ambos en estratos inferiores a tos muy similares en tiempos y usos, y que como tal puede los descritos en primer lugar. ser aplicada a depósitos más confusos estratigráficamente, Entre las puntas de flecha se percibe una evolu­ tales como los monumentos megalíticos o las cuevas sepul­ ción de la siguiente manera: a) de aletas insinua­ crales, a la hora de acercarnos a su ordenamiento interno y das a plenamente desarrolladas, b) a ampliarse contextualización cultural. REVISION CRITICA DE LA INDUSTRIA LITICA DE LOS HUSOS (EL VILLAR, ALA V A) 45

BIBLIOGRAFIA BEGUIRISTAIN, M. A, 1979, "Cata estratigráfica en la cue­ va del Padre Areso (Bigüezal), en Trabajos de APELLANIZ, J. M., 1973, "Corpus de Materiales de las cul­ Arqueología Navarra 1, pp. 77-90. turas prehistóricas con cerámicas de la población de caver­ BEGUIRISTAIN, M. A., 1982, "Los yacimientos de habita­ nas del País Vasco Meridional" en Munibe, Suplemento I, ción durante el Neolítico y la Edad del Bronce en el Alto pp. 336. Valle del Ebro" en Trabajos de arqueología Navarra 3, APELLANIZ, J. M., 1974, "El grupo de Los Husos durante Institución Principe de Viana, pp. 59-156. la prehistoria con cerámica del País Vasco" en Estudios de BEGUIRISTAIN, M. A., 1987, "Nuevos datos sobre el ritual Arqueología Alavesa, t. 8, pp. 409. funerario durante el Neolítico y Edad del Bronce en APELLANIZ, J. M., 1975, "El grupo de Santimamiñe duran­ Navarra" en Primer Congreso de Historia General de te la prehistoria con cerámica" en Munibe, t. XXVII, fase. Navarra 1987 (Príncipe de Viana), pp. 205-215. 1-2, pp. 136. BEGUIRISTAIN, M. A. Y CAVA, A., 1985, "Exploraciones APELLANIZ, J. M. Y ALTUNA, J., 1975a, "Excavaciones en el abrigo de "La Peña" (Marañón, Navarra). Infame en la cueva de Arenaza I (San Pedro de Galdames, preliminar" en Trabajos de Arqueología Navarra, t. 4, pp. Vizcaya). Primera campaña, 1972. Neolítico y Mesolítico 7-18. Final" en Noticiario Arqueológico Hispánico. Prehistoria CAV A, A., 1975, "La industria lítica de los niveles postazi­ 4, pp. 122-156. lienses de Santimamiñe (Vizcaya)" en Sautuola, I. pp. 53- APELLANIZ, J. M. Y ALTUNA, J., 1975b, "Memoria de la 73. II campaña de excavaciones arqueológicas en la cueva de CAV A, A., 1984, La industria litica de los dólmenes del País Arenaza I (San Pedro de Galdames, Vizcaya)" en Vasco meridional" en Veleia, t. 1, pp. 51-145. Noticiario Arqueológico Hispánico. Prehistoria 4, pp. 157-181. FERNANDEZ ERASO, J., 1988, "La cerámica cardial en la APELLANIZ, J. M. Y ALTUNA, J., 1975c, "Memoria de la Rioja Alavesa" en Veleia, t. 5, pp. 97-106. III campaña de excavaciones arqueológicas en la cueva de PORTEA, J., 1973, los complejos micro/aminares y geomé­ Arenaza I (San Pedro de Galdames, Vizcaya)" en tricos del Epzpaleolitzco Mediterráneo Espanol, Noticiario Arqueológico Hispánico. Prehistoira 4, pp. Salamanca. 186-197. LAPLACE, G., 1973, "La typologie analithique et structura­ BALDEON, A. ET ALU, 1983, "Excavaciones en el yaci­ le: base rationelle d'étude des industries lithiques et osseu­ miento de Fuente Hoz. Informe preliminar. I Campaña de ses" en Banque des Donnes Archéologiques, Colloques du excavaciones" en Estudios de Arqueología Alavesa, t. 11, Centre National de la Recherche Scientifique, París, pp. 3- pp. 7-67. 71. BARANDIARAN, I. Y CAVA, A., 1989, "El yacimiento UTRILLA, P., 1982, "El yacimiento de la cueva de Abauntz prehistórico de Zatoya (Navarra" en Trabajos de (Arraiz, Navarra)" en Trabajos de Arqueología Navarra, t. Arqueología Navarra 8, pp. 1-354. 3, pp. 203-345.

KOBIE (Serie Paleoantropologia), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XIX, 1990/91

LA NECROPOLE D' APATESARO (BASSE ): UN NOUVEAU TUMULUS

Dr. J.Blot (*)

Palabras clave: Apatesaro, Necrópolis, Tumulus, Edad de Bronce, País Vasco,

RESUMEN

Ya se conoce la arquitectura y la fecha de 4 monumentos de la necrópolis de Apatesaro. La fecha del túmulo pedregoso Apatesaro VI (que presenta una cista central con depósito de carbones de leña, pero sin ajuar) : 1625 - 1005 antes J.C., hace de este monumento uno de los más antiguos de esta necrópolis.

RESUME

Nous connaissons déja rarchitecture et la datation de 4 monuments de la nécropole d'Apatesaro. La datation du tumulus pie­ rreux Apatesaro VI (qui présente une ciste centrale avec charbons de bois, mais sans mobilier) : 1625-1005 av. J.C., en fait un des plus anciens monuments de cette nécropole.

LABURPENA

Apatesaroko hilerriko 4 monumenturi joakezan arkitekturea eta egiteguna ezagutzen dira. Apatesaro VI. Izeneko harridun hilobiaren agiteguna (egurrikatzen biltegia dauan tresnarik bako zista dauka erdi-aldean): K. a. 1625-1005 da eta monumentu hori hilerri horretako zaharrenetarikoa da beraz.

(*) Villa Artzainak. 64.500 St. Jean de Luz 48 DR. J. BLOT

Nous avions publié ici meme, en 1985 (1) une étude sur La rares piérres émergeaient de la couverture herbeuse; aucun Nécropole d' Apatesaro dont 4 monuments avaient été fouillés péristalithe n' était visible. Apatesaro VI se différenciait de et datés. Nous renvoyons le lecteur á ce travail pour plus de son voisin par la présence en son milieu d'un volumineux détails. Un nouveau monument vient s'ajouter á notre con­ bloc de grés parallelépipédique de 1,60 m de long, 0,70 m de naissance, le tumulus d' Apatesaro VI, dont la datation, au large et 0,25 m d'épaisseur disposé suivant un axe E. NE - O. Bronze Final, confirme la longue durée d'utilisation de cette so. Nécropole. Nous avons effectué, apres un décapage de surface, deux Les 8 munuments d' Apatesaro, en Basse-Navarre, sont tranchées perpendiculaires, se croisant au centre du monu­ édifiés au voisinage de la piste pastorale qui chemine sur la ment. longue croupe accolée au flanc Nord-Ouest du mont Okabé. Nous étudierons successivement la couche de terre végéta­ Cette piste, drainant les régions du col d'Irau, du vallon le, le tumulus pierreux, et la ciste centrale. d' Artxilondo et de la trouée d'Egurgi, accéde aux hauts patu­ rages d'Okabé célebre par sa riche nécropole protohistorique. 1.- La couche de terre végétale: (Coordonnés: Carte IGN 1/25000 -Saint Jean-Pied-de-Port 7- marron foncé, elle contenait sur environ six centimé­ 8- 317m 875 -89- Altitude: 1130 m. -Commune de tres les racines du gazon (fig 2, a). Elle était par Lecumberry- Parcelle En 76 -zone III- Lieu-dit "Apatesaro". endroits tres adhérente aux pierres sous-jacentes, par­ Situés en pleine région d'lraty, au coeur des massifs mon­ ticulierement a la périphérie et dans la zone centrale tagneux du Pays Basque de France, les vastes paturages du tumulus. Par contre dans la zone moyenne la cou­ d' Apatesaro et leurs voies d' accés ocupent une place absolu­ che était beaucoup plus épaisse, pouvant attendre une ment privilégiée tant du point de vue géographique qu'arché­ quinzaine de centimétres (fig. 2, b). ologique. Le monument, érigé sur un terrain tres légerement en pente vers le SO, est dominé a une cinquantaine de metres au NE par une ligne de crete: il en est résulté STRUCTURE DU MONUMENT un phénomene de colluvion permanent, dissimulant en partie le relief origine! du tumulus, uniforrnisant Situé a 2 m a l 'Est du tumulus n. º V, Apatesaro VI en son aspect exterieur. affectait la forme de galette aplatie, peu visible, circulaire, 2.- Le tumulus pierreux: mesurant aussi 7 m de diamétre et 0,20 m de haut. Quelques 11 présente a étudier trois zone (fig 1 et 2)

o -Bo

FIG.1 une zone périphérique: constituée de blocs de grés (1) La Nécropole protohistorique d' Apatesaro - Kobie, XV 1985 p. irréguliers, de la taille d'un pavé, ou plus volumi­ 191-197". neux, disposés sans ordre apparent, les uns sur les LA NECROPOLE D'APATESARO (BASSE NAVARRE) 49

......

o 2 3 4 5 6 7m

FIG. 2

autres, réalisant une sorte de bourrelet circulaire. Dans sa partie la plus épaisse on peut coIDpter par endroits trois assises de blocs superposés. Cette zone s'étend sur enviran 1,10 ID de largeur. - une zone intermédiaire: faisant suite a précédente, elle est réalisée avec des blocs de grés de dimensions netteIDent plus IDodestes, et disposés la plupart du teIDps en une seule assise. Cette zone atteint enviran 0,70 ID de largeur. - une zone centrale: c'est la partie du tuIDulus qui entoure la ciste centrale. On retrouve ici des blocs plus volumineux, comme ceux de la zone périphéri­ que. Toutefois aux aproches de la ciste on note l'apparition d'une certaine organisation et d'un choix évident dans la forme des blocs, afin de réaliser coID­ IDe une carapace d' éléments imbriqués les uns contre les autres, plus ou IDoins réguliereIDent, entourant et renfor\:ant les parois de la ciste centrale, en s'appu­ A B yant sur celle-ci (fig 2 et 3). - L'enseIDble des éleIDents du tuIDulus pierreux repose sur une couche de terre végétale d'environ dix centi­ IDétres d'épaiseur de couleur marran foncé (fig 3, Tv). - ImmédiateIDent sous jacent, apparait le paléosol cail­ louteux, éboulis de pente concassé, constitué de blocs de gres jaune délité et fragmenté (fig 3, Pa).

e ?;.;.#".• .,;:. •\ i.·:: 3.- La ciste centrale: ~.~.·.·.···············~ .. ···~:·· - Trés légereIDent décalée vers le Nord par rapport au ~ol'o centre géoIDétrique du IDonuIDent, elle est parfaite­ IDent individualisée, eet entiereIDent recouverte par le gros bloc parallélépipédique déja décrit (fig 3, en pointillé). Ce petit coffre rectangulaire d' enviran 1 ID de lon­ gueur 0,40 ID de largeur et 0,50 de profondeur, a E F grand axe ENE - O.SO est délimité par huit blocs ou dalles de grés posées directeIDent sur le paléosol, o lm sans effraction de ce dernier. On peut décrire quatre cüté a cette ciste: (fig 3) a l'Est: une seule dalle de 0,70 ID de long, 0,18ID d'é­ paisseur et 0,38 ID de haut. a l'Ouest: une autre dalle de 0,75 ID de long, 0,20 m FIG. 3 d' épaisseur et 0,40 ID de haut. 50 DR.J.BLOT

- au Nord: la paroi est formée de trois dalles (fig 3, La région au Sud de la ciste s'est révélée la plus pauvre en coupe EF). Deux sont disposées a plat l'une sur dépots. Ces fragments ont été recueillis a la fois pour datation l' autre et constituent la moitié NE de cette paroi, t;a:n­ au 14 e et pour identification anthracoligique. dis que l' autre moitié est réalisée par une seule dalle La stratigraphie d'un carré témoin, creusé a l'Est est tout a verticale de 0,30 m de long, 0,15 m d'épaisseur et fait semblable á celle du monument excepté les blocs de grés 0,38 m de hauteur. qui évidemment sont absents (fig 2, a' b'). - au Sud (fig 3, coupe AB) la paroi est construite de la méme fai;on, mais de maniére inverse, c'est-a-dire que la dalle verticale se trouve au SO, et les deux REMARQUES PARTICULIÉRES Á. APATESARO VI dalles superposées au SE, avec des dimensions sensi­ blement identiques aux précédentes. A l'évidence L'absence de toute sole rubéfiée indique, comme pour tous cette originalité architecturale a été délibérément les autres monuments étudiés jusqu'ici, que l'incinération du choisie. ou des défunts a été pratiquée a quelque distance, et non sur le lieu méme du monument. On notera aussi la p;résence de sept pierres de calage dispo­ Comme toujours daos ces humbles vestiges protohistori­ sées entre la face inférieure de la dalle de couverture et les ques de montagne l'absence de mobilier peut étre atribué a un parois supérieures de la ciste, assurant á la fois la stabilité du rituel peu exigeant, ou a la pauvreté des bergers de cette épo­ couvercle, et une relative étanchéité de la ciste (fig 3, Pe). que. Le contenu de celle-ci présente une certaine dissymétrie Surtout, ce qui ressort a l'evidence cést que, tout daos ces puisque la moitié ouest n'est consitutée que de terre végétale monuments n'est que symbole: marron, homogéne, identique a celle recontrée par ailleurs - organisation en trois zones du tumulus pierreux, daos le monument, alors que la moitié Est est remplie de - architecture originale de la ciste, petits blocs de grés disposés en trois couches, et reposant en - son orientation vers l'Est... grande partie sur une dalle couchée faisant comme un "plan­ - l'absence d'ossements calcinés (dont la présence ne cher" daos cette partie de la ciste. s' avere pratiquement jamais "nécessaire» ). 4.- Mobilier et dépots de charbons de bois. - prélevement de seulement quelques poignées de - Aucun mobilier n'a été trouvé, (éclats de silex, frag­ charbons de bois. ments de céramique, perle, débris métalliques, etc ... ) - disposition de ceux-ci hors de la ciste. Celle-ci n'est - Aucun dépOt d'ossements calcinés daos ou hors la bien, avec ses quelques petits blocs de gres, qu'un ciste. réceptacle symbolique.

ERROZATE 2

FIG.4

Par contre des dépüt de charbons de bois, absents a REMARQUES D'ORDRE GÉNÉRAL l'intérieur de la ciste, ont été trouvés en quantité assez abondante a l' extérieur de celle-ci, accollés a a) S'agit-t-il de monuments funéraires a incinération?. ses parois, entre elles et les dalles de calage exteme La tres grande rareté des restes osseux calcinés daos les plus immmediates (fig 3, ch). les monuments fouillés en Pays Basque du Nord fait LA NECROPOLE D'APA TESARO (BASSE NA V ARRE) 51

MILLAGATE 5 ./

FIG. 5

MILLAGATE4

FIG. 6

poser la question de la finalité de ceux-ci: sont-ils des ait eté fortuite, ceux-ci ayant été prélevés avec la poignée monuments funéraires? Qu'il y ait eu un feu tres pro­ symbolique de charbons de boís surle búcher d'incinération. che parait évident devant la présence constante de Par contre, a Míllagate IV ( 4) (fig 6) a l' évídence, on a charbon de bois, souvent prélevés a l'état de braises. recueílli !'ensemble des restes calcinés de l'indívídu. Par contre, sur les 29 monuments que nous avons fouillés, Des lors, a partir de quelle quantité d' ossements calcinés seuls 3 ont livré quelques restes osseux calcinés: Errozaté II un monument peut-il etre qualifié de funéraire, sí la présence (2) (fig 4) et Millagate V (3) (fig 5) tout d'abord; mais, dans de ces memes ossements en est le critere essentiel: quelques ces deux cas, il semble que la présence de fragments osseux fragments? une poígnée? la totalité?.

(2) "Les cromlechs d'Errozaté (compt rendu de fouilles) Minibe XXIX -1-2 1077 p. 77-85". (3) "Le tumulus-cromlech Millagete V (compte-rendu de fouilles (4) "Le tumulus-cromlech Millagate IV (compte rendu de fouilles 1987) Munibe a paraitre". 1986) Munibe n.º 40 - 1988 p. 95-103". 52 DR.J.BLOT

ZAHO 11

FIG. 7

/ q' O----+------4 m APATESARO 1

FIG. 8

b) Que dire des monuments aux caractéristiques tres c) On remarquera, pour terminer, la stabilité et l'ancien­ semblables aux précédents, mais sans dépélt osseux? neté de la modalité architecturale en tumulus pie­ Le tumulus cromlech Zaho II (5) (fig 7) et Millagate IV rreux, que l' on retrouve dés le chalcholithique (Irau sont fort comparables; de meme le cromlech Apatesaro I (6) IV) (7) (fig 9) en passant par le Bronze final (fig 8) et Millagate V ... seule la présence ou l'absence d'osse­ (Zuhamendi IlI) (8) (fig 10) et Apatésaro VI, l'áge du ments les differencient. En fait, et nous insistons, tous ces Fer (Pittare) (9) (fig 11) et ce Jusq' en période histori­ monuments ne nous paraissent que des variantes architectura­ que (Biskarzu) (10) (fig 12). Pour les datations se les d'un meme rite funéraire d'incinération, oú tout n'est que reporter au tableau récapitulatif ci aprés. symbole, qu'il s'agisse de l'architecture, des "mobiliers" (absence le plus souvent) ou des depots (de charbons de bois ou d'ossements calcinés). (7) "Le tumulus Irau 4 (compte rendu de fouilles 1988) Munibe n.º 41 - 1989 p. 93-99". (8) "Le tumulus Zuhamendi ill (compte rendu de fouilles 1975) Munibe XX, Vill -4 - 1976 p. 297". (5) "Le tumulus de Zaho II (compte rendu de fouilles 1983) (9) "Le tomulus de Pittare (compte rendu de fouilles 1977) Munibe vol. 38 -1986 p. 97-106". Munibe n.º 4 - 1978 - p. 181-88". (6) "Les cromlechs Apatesaro 1 et I bis (compte rendu de fouilles (10) "Le tumulus de Bizkarzu (compte rendu de fouilles 1976) 1981) Munibe vol. 36 - 1984 p. 91". Munibe XXIX - 12 - 1977 p. 59-64". LA NECROPOLE D'APATESARO (BASSE NAVARRE) 53

IRAU 4

FIG. 9

1--~--~--~~~~~~~~~~...__~~~~~~~___...~~lZn; ZUHAMENDI 3

FIG. 10

PITTARE

FIG. 11

--

U ______....._ __~ _ __.. ______....._ _ _.,J 8 m

BISl

FIG. 12 54 DR.J.BLOT

TABLEAD RECAPITULATIF DES DATATIONS OU ESTIMATIONS D'AGE OBTENUESENPAYSBASQUEDEFRANCE

(T = Tumulus simple - C = cromlech - TC = Tumulus cromlech)

Echantillon Mesure d' íige Dates Calibrées

(T) Irau IV (Gif. 7892) 3850 +/- 90 2560- 2057 av. J.C. (T) Zuhamendi III (Gif. 3742) 2940 +/- 100 1402- 914 av. J.C. (T) Apatesaro VI (Gif. 8664) 2920 +/- 45 1267- 1005 av.J.C. (C) Apatesaro I (Gif. 5728) 2780 +/- 90 1224- 815 av. J.C. (T) Apatesaro V (Gif. 6988) 2740 +/- 60 1032- 815 av. J.C. (C) Mehatze V (Banca) (Gif. 4470) 2730 +/- 100 1192- 627 av.J.C. (C) Errozate II (Gif. 3741) 2680 +/- 100 1101- 539 av. J.C. (T) Apatesaro IV (Gif. 6031) 2670 +/- 90 1041- 550 av. J.C. (C) Errozate IV (Gif. 4185) 2640 +/- 100 1024- 467 av.J.C. (TC) Millagate V (Gif. 7559) 2730 +/- 60 1018- 812 av. J.C. (TC) Zaho II (Gif. 6343) 2640 +/- 90 995- 497 av.J.C. (TC) Bixustia (Gif. 3743) 2600 +/- 100 969- 433 av. J.C. (C) Apatesaro 1 bis (Gif. 5729) 2590 +/- 90 920- 436 av. J.C. (C) Mehatze 2 (B) (Ly. 881) 2380 +/- 130 *800- 165 av. J.C. (C) Okabe 6 (Gif. 4186) 2370 +/- 100 776- 216 av. J.C. (C) Errozate 111 (Gif. 4184) 2330 +/- 100 755- 172 av. J.C. (TC) Pittare (Gif. 4469) 2240 +/- 90 635- 85 av. J.C. (TC) Millagate IV (Gif. 7306) 2120 +/- 60 354- 12 av. J.C.

(T) Bizkarzu (Gif. 4183) 1100 +/- 90 714- 1113 ap. J.C. (T) Ahiga (Gif. 5022) 1000 +/- 80 869- 1205 ap. J.C. (C) Sohandi II (Typologie du mobilier) entre X et XIVe (C) Sohandi V (Bdx 475 T.L.) 800 +/- 210 BP 1150 +/- 210 AC. (T) Urdanarre Nl (Gif, 9030) 520 +/- 60 1301-1471 ap. JC. réutilisation d'un tumulus de l' íirge du Bronce

* date calibrée d'apres les tables de KLEIN et LERMAN (radiocarbon 1982) - les autres calibrations sont d'apres PAZDUR et MITCHCZYNSKA 1989 (rad. V. 31 numéro 3, p. 824-832) KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XIX, 1990/1

BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA

Miguel Unzueta Portilla. (1)

RESUMEN

Con el presente artículo pretendemos esbozar un somero perfil del carácter del mundo prerromano en Bizkaia, a la par que establecer el punto de partida de una nueva vía en los estudios de la cultura indígena a través del análisis de la iconografía fune- raria.

RESUME

Avec cet article nous essayons de tracer un profil succinct du caractere du monde préromain en Bizcaye et d'établir le point de départ d'une nouvelle voie dans l'étude de la culture autochtone a travers l'anlayse de l'iconographie funéraire.

LABURPENA

ldazki honen bidez Bizkaiko erromatar aurreko munduaren izaeraren soslai !abur baten lehen lerroak egitea eta batera hileta ikonografiaren azterketaren bitartez bertako kulturaren ikasketetan bide barrí baten abiapuntua ezartzea nahi dugu.

(1) Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco. Sección de Arqueología. Cruz, 4. 48005 - Bilbao. v. °'

Dl Larrag.:.nena

Dl '!'4 T4 T~ Emerando Paresi

Tl T2 T4 Hes ter ika Jainko T4

T T Forua Fruniz Bizkaigane

Dl T2 T2 GERNIKA NO T5 T2 Nl Berreaga Gastiburu

T2 Totozika 1 T2

Zarátamo T2 T2 T2 VALMASEDA T2 T2 T2 1 T3 T3 Elo=riaga

~ Dl Lamindano

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~------

LA ICONOGRAFIA PRERROMANA EN BIZKAIA: ESTELAS BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGJCA 57

Dentro del marco historiográfico referente a la franja cos­ cionado con el mundo indígena prerromano para esos mate­ tera del País Vasco, resulta notoria la falta de testimonios pre­ riales (AZKARATE, A.; UNZUETA, M., 1987: 132-138), cisos sobre la fase inmediatamente anterior a la etapa romana. (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, M., 1991 De hecho, el período protohistórico carece de un contenido b, en prensa). definido basado en datos arqueológicos, siendo recreado en Continuando con aquel planteamiento inicial vimos nece­ función de las contradictorias y escesivamente genéricas citas sario profundizar en el análisis de las características cultura­ de los autores clásicos. les de la población prerromana, mediante la excavación de Hasta fechas recientes, las escasas referencias sobre esta uno de los nuevos yacimientos localizados donde se hubiera etapa cultural se reducían a ambigüas informaciones sobre documentado la presencia de estelas de las características hallazgos casuales o la presencia de supuestos yacimientos, descritas. Era, por tanto, un intento de verificación de la hipó• pero todo ello sin confirmación arqueológica. Otro tanto ocu­ tesis inicial a la par que la creación de un modelo básico para rría con las interesantes muestras del arte y la iconografía definir las formas culturales de la sociedad indígena prerro­ indígena. Así comprobamos que la estela discoidea de mana. Emerando (Meñaka) y la escultura zoomorfa de Mikeldi Así planteamos el estudio y excavación del Conjunto (lurreta) a pesar de su monumentalidad han sido escásamente Arqueológico de Berreaga (Munguía, Zamudio) donde se tratadas debido, principalmente, a la falta de un entorno había hallado un recinto fortificado asociado a una necrópolis arqueológico en el que poder explicar su presencia en estas prerromana, todo ello perteneciente a la II Edad del Hierro tierras (GORROCHATEGUI, J.; YARRITU, M.J., 1984, (ARKEOIKUSKA 85, 92) (ARKEOIKUSKA 88, 84-86). 115-123). Recientemente, en 1990-1991, hemos podido ampliar y Una excepción es la constituída por la campaña de excava­ completar el estudio con nuevos datos al permitírsenos son­ ción que en 1943 se realizó en el recinto amurallado de dear el yacimiento protohistórico de Kosnoaga, Gernika, de Navárniz, hoy Marueleza, por la que fue constatado el primer indudable interés por ser el asentamiento prerromano más asentamiento protohistórico de Bizkaia (TARACENA, B.; próximo al núcleo romano de Forna (UNZUETA, M., 1991, FERNANDEZ DE A VILES, A., 1945). Los resultados de Memoria). De este modo, a la vez que aumentábamos la aquella iniciativa han sido confirmados posteriormente, muestra de los asentamientos autóctonos al incluir este nuevo mediante varias campañas de excavación que han documenta­ caso, pretendíamos establecer las características de la relación do la estructura de las defensas y acceso del castro (V AL­ mantenida entre la sociedad indígena y la romana. DES, L., 1984, 181-192). Presentamos un avance de los resultados con ánimo de Mención a parte hemos de hacer de los trabajos realizados mostrar los trabajos realizados y esbozar un perfil de lo que por L.F. García Valdés en lo que ha denominado como parece fue el carácter cultural del poblamiento autóctono de Santuario de Gastiburo (Arrazua), cuyo interés arqueológico Bizkaia; dejando para más adelante, con más trabajo de cam­ es evidente, como veremos más adelante, pero del que no dis­ po realizado, la elaboración de un modelo completo. ponemos de información suficiente para poder establecer su relación precisa con el tema que ahora tratamos ni valorar su significado en el ámbito prerromano de este territorio LA ESTELA E ICONOGRAFIA INDIGENA (ARKEOIKUSKA 88, 1990: 72), (OLAETXEA, C. et alii, 1990: 161-166). Quizás, una de las causas que incidía en el retraso de los El hallazgo de un nuevo yacimiento, castro de Kosnoaga, estudios sobre el período prerromano venía impuesta por la en el entorno de Gernika contribuyó a ampliar los escasos falta de indicios arqueológicos, que nos permitieran concretar datos sobre este período mediante la recogida de restos cerá­ la presencia de asentamientos de esta cronología. micos que se podían adscribir en un ámbito cultural prerro­ También contribuía a ello la dificultad para establecer la mano (GONDRA Y ORAA, M.V. de, 1984, 60-62 /VAL­ naturaleza de algunas estelas (San Pedro de Elorriaga y Santa DES, L., 1984, 181-192), (UNZUETA, M., 1991, Memoria). Elena de Emerando) y la incapacidad, hasta fechas recientes, Sin embargo, ante la notoria falta de información útil sobre de reconocer como tales a otros ejemplares dispersos por el período protohistórico en Bizkaia, desde el Museo nuestra geografía. Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, A la luz de los nuevos hallazgos arqueológicos, hemos vis­ hemos elaborado el proyecto de investigación titulado: to como se enriquecía el catálogo epigráfico de Bizkaia a la "Bizkaia Prerromana. Estudio del poblamiento protohistóri• vez que surgían nuevas teorías que incidían sobre este tema. co", para la documentación y análisis de la cultura material Las estelas descubiertas, de carácter anepigráfico ornadas con autóctona en los albores de la Romanización. Pretendíamos temas geométricos incisos resultaban, en principio, de dudosa localizar y estudiar un asentamiento indígena que nos permi­ y difícil atribución debido a la peculiaridad de los temas tiera conocer tanto la forma de ocupación del territorio como decorativos. determinar las características culturales de sus ocupantes. Las piezas a las que nos referimos presentan entre sí rela­ El avance que supuso el hallazgo de nuevos tipos de este­ ciones iconográficas notables que no pudieron ser estableci­ las anepigráficas decoradas con temas geométricos rectilíneos das hasta el hallazgo de la estela de Jainko (Arrieta). y motivos cruciformes (trescelas, tetráscelas, ... ) de evidente Cuando A. Rodríguez Colmenero y M.C. Carreña (1981) origen protohistórico nos indujeron a trazar una hipótesis de analizan dicho ejemplar reconocen en él rasgos comunes con trabajo inicial por la cual establecíamos un origen local rela- las estelas de Elorriaga y de Emerando. Si los autores anterio- 58 MIGUEL UNZUETA PORTILLA

res vieron en esta relación un grupo iconográfico inicial, no Arenisca. Le hemos elegido en primer lugar para que sirva de lo mantuvieron en el momento de establecer su significado y modelo del conjunto de Lemona, ya que presenta una serie de datación cultural. Se apoyan en la interrelación decorativa características epigráficas y decorativas exclusivas de este para darles una datación similar. Así, partiendo de la estela de grupo (Fig. 1,1). Jainko, que consideran cristiana, determinan por similitud La estela aparece cubierta con dos temas decorativos dife­ iconográfica que también son cristianos los epígrafes con rentes, que incluso llegan a superponerse. De una parte decoración cruciforme de Elorriaga. Por el contrario, para encontramos un friso superior compuesto por tres motivos datar la estela de Jainko, parten de la fechación obtenida por geométricos de carácter astral: entre dos círculos que inscri­ los caracteres paleográficos de las estelas de Elorriaga. La ben sendas rosetas hexapétalas puede apreciarse un amplio conclusión a la que llegan no puede ser más desafortunada ya creciente lunar. Inmediatamente debajo del friso ha sido que establece un origen centrado en el Bajo Imperio (siglos labrado el epígrafe: IV y V) tanto para las estelas de Elorriaga como para la de Jainko, a la vez que las inscribe en un contexto cultural paleo­ cristiano. APRILIS VIT En un intento posterior, elaboramos una hipótesis de traba­ ALEI FILIO AN jo -a partir de la síntesis que de las estelas de Elorriaga y NORUMX Emerando se puede comprobar sobre la pieza de Jainko- por VI la cual unificábamos en un mismo grupo a aquellas piezas de forma prismática y decoración con tema cruciforme con las discoideas decoradas con temas cruciformes de brazos cur­ Traducción: April lo dedica a su hijo Vital, muerto a los 16 vos. En éste establecimos unos rastos característicos básicos años. en forma y decoración; además de proponer un marco crono­ Ambos elementos, friso frontal y epígrafe forman un todo lógico y cultural para esta serie de estelas anepigráficas organizado siguiendo la métrica en registros horizontales y (AZKARATE, A.; UNZUETA, M., 1988: 132-138). superpuestos de la estela hispanorromana, con amplios para­ Lejos estábamos de presagiar, para lo que era sólo una lelos en el Norte peninsular. Creemos correcta la fechación hipótesis de trabajo, una aceptación como la obtenida. En dos propuesta en función de los caracteres paleográficos, en con­ trabajos posteriores A. Azkárate aplica la misma argumenta­ creto sobre la forma de la letra L y, por consiguiente, conti­ ción -sin citar su procedencia- para desestimar como cristia­ nuamos manteniéndola en torno a los siglos III o principios nas las estelas de iconografía cruciforme de Lemona, del IV d. J.C. Zarátamo y Jainko (AZKARATE, A., 1987: 89-95), (AZKA­ El otro tema, que cubre todo el frontal visible, queda traza­ RATE, A., 1988: 96-111). do mediante la intersección perpendicular de cuatro incisio­ A su vez en la catalogación realizada por el equipo Deiker nes paralelas dos a dos, creando una gran cruz latina. En el (Universidad de Deusto) se utiliza de forma sistemática dicha punto de contacto de ambas incisiones está trazado un peque­ hipóteis para datar o situar culturalmente cualquier pieza de ño cuadrado en el que se inscribe un aspa, realzando el aspec­ esta serie (BARRIO, J.A. et alii, 1989: 24-24. 26-28, 268- to radial del tema. 270), (BARRIO, J.A. et alii, 1990: 27, 479-483). La relación entre ambos elementos decorativos, el friso y Hoy, tras profundizar en el tema tanto por la recogida y la gran cruz incisa, es fácil de establecer observando directa­ análisis de nuevas estelas, como mediante la obtención de mente la pieza ya que se puede apreciar, sin dificultad, que se contextos estratigráficos seguros para documentar el origen y encuentran superpuestos, sin ninguna forma de vinculación la datación de esta serie de piezas anepigráficas, vemos posi­ iconográfica. ble ensayar una nueva hipótesis, a la par que establecer una 1.2. Estela dedicada por Tertius. tipología básica, para determinar el ámbito cronológico y cul­ Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. tural en el que fueron labradas. Situada en el ángulo NE, cara Norte. Long: 1,25 m., anch. cab: 0,38 m., anch. bas: 0,52 m. gros: 0,32 m. Arenisca .. Esquema decorativo semejante al anterior. También en este CATALOGO DE ESTELAS caso puede reconocerse una gran cruz realizada por incisión. En esta ocasión se comprueba que los rasgos característicos l. Conjunto de San Pedro de Elorriaga. Lemona. (GO­ de la estela romana han sido incididos sobre el tema crucifor­ MEZ MORENO, M, 1951: 204-208) (RODRIGUEZ COL­ me, llegando incluso a utilizar la pequeña aspa central como MENERO, A,; CARREÑO, M.C., 1981: 82-98), (AZKARA­ una de las cifras del numeral que determina la edad de la TE, A.; UNZUETA, M. 1987: 133-135), (AZKARATE, A., difunta. 1987: 78-95), (AZKARATE, A., 1988: 83), (BARRIO, J.A. 1.3. Estela dedicada por Gracilis. et alii, 1989: 23-24, 26-26, 268-270), (UNZUETA, M., 1991 La hemos localizado en el suelo del atrio en un pésimo a, en prensa), (UNZUET A, M., 1991 b, en prensa). estado de conservación. Se trata de un bloque de arenisca, 1.1. Estela dedicada por Aprilis. correspondiente a la cabecera recta de una estela prismática Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. cuya forma y dimensiones originales quizás han sido altera­ Situada en el ángulo SE, cara Sur. Longitud: 1,22 m., anchura das al ser retallado para su empleo posterior. Long: 0,57 m., cabecera: 0,42 m., anchura base: 0,51 m., grosor: 0,20 m. anch: 0,36 m. Arenisca. BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 59

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Figura l. 60 MIGUEL UNZUETA PORTILLA

Sobre la cabecera, sin decoración, queda dispuesto el epí• alta contiene, entre dos líneas incisas horizontales, dos inci­ grafe latino. En esta ocasión, como en las dos anteriores, el siones verticales y paralelas, semejantes a las que aparecen en texto se superpone a la decoración cruciforme preexistente. otras de tema cruciforme; sin embargo, en las bandas que 1.4. Estela anepigráfica. delimitan estas incisiones encontramos un tema fitomorfo a Pieza prismática completa de forma trapezoidal y cabecera base de pequeñas líneas paralelas oblícuas. Otra característica recta. Situada en el ángulo SE, cara Sur. Long: 0,96 m., anch. común con las estelas cruciformes parte del hecho de poseer cab: 0,40 m., anch. base: 0,42 m., gros: 0,27 m. Arenisca. decoradas tanto la cabecera como los dos frentes y de proyec­ Como toda decoración porta el tema cruciforme, aunque en tar o continuar la decoración de una cara en otra integrándose esta ocasión carece de aspa central. en un esquema compositivo global para toda la estela. 1.5. Estela anepigráfica. 3.3. Fragmento de estela anepigráfica. Pieza prismática completa de forma trapezoidal y cabecera Retallado como un sillar y situado en el ángulo SO de la recta. Situada en el ángulo SE, cara Este. Long: 1,45 m., ermita. Se puede apreciar el punto de intersección de dos anch. cab: 0,39 m., anch. base: 0,49 m., gros: 0,26 m. líneas incisas paralelas con una que las cruza en perpendicu­ Arenisca. Como decoración porta el tema cruciforme sin aspa lar. No dispone de aspa central. central. Se aprecia una zona no tallada en la base destinada a 3.4. Fragmento de estela anepigráfica. ser introducida en tierra (Fig. 1,2) Su talla actual corresponde a un sillar del ángulo SE del 1.6. Estela anepigráfica. atrio. Se pueden apreciar dos líneas paralelas e incisas. Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. 3.5. Fragmento de estela anepigráfica. Situada en el ángulo NE, cara Norte. Long: 0,91 m., Anch. Retallado como sillar en el ángulo NO. Pueden apreciarse cab: 0,36 m., anch. bas: 0,40 m., gros: 0,22 m. Arenisca. dos borrosas líneas paralelas e incisas. Conserva el tema cruciforme completo aunque carece de aspa 3.6. Fragmento de estela anepigráfica. central. Se encuentra tallado como piedra angular sobre el vértice l.7. Estela anepigráfica. NE. Decorado con dos líneas paralelas e incisas. Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. 4. Santa Cruz de Bizkaigane. Rigoitia. Completa y bien conservada. Situada en el ángulo SE, cara Se trata de un fragmento de arenisca, situado en la cara Sur. Long: 1,24 m., anch. cab: 0,41 m., anch. bas: 0,47 m., Sur, en el que únicamente se pueden apreciar dos líneas inci­ gros: 0,20 m. Arenisca. Ornada con el tema cruciforme com­ sas y paralelas. Partiendo de la decoración y atendiendo a las pleto pero sin aspa central. Puede apreciarse la zona destinada características técnicas de la talla creemos conveniente a ser enterrada. incluirla en esta serie (BARRIO, J.A. et alii, 1990: 371), 2. San Lorenzo. Zarátamo. (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, M., 1991 Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. b, en prensa). Situada sobre la fachada Norte. Long: 0,96 m., anch. cab: 5. San Salvador. Frúniz. 0,38 m., anch base: 0,42 m. Arenisca. (GONZALEZ DE Base de estela prismática trapezoidal de cabecera recta. Se DURANA, J.F., 1980: pp- 515-518), (AZKARATE, A.; conserva en el muro Sur, junto a la portada románica. UNZUETA, M., 1987: 132-133), (UNZUETA, M., 1991 a, Unicamente se puede apreciar un lateral, que porta decora­ en prensa), (UNZUETA, M., 1991 b, en prensa). Porta el ción a base del característico tema cruciforme trazado por tema cruciforme trazado de forma semejante al que hemos incisiones paralelas (AZKARATE, A., 1987: 93), (BARRIO, descrito para las estelas de San Pedro de Elorriaga. J.A. et alii, 1990: 540), (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), 3. San Esteban de Mesterika. Meñaka. (AZKARATE, (UNZUETA, M., 1991 b, en prensa). A., 1987: 93), (BARRIO, J.A. et alii, 1990: pp. 579-572), 6. San Juan de Totorika. Munitibar. (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, M., 1991 Al pie de la fachada Oeste, utilizada como banco, puede b, en prensa). reconocerse una estela prismática de forma trapezoidal y 3.1. Estela anepigráfica. cabecera recta. Long: 0,71 m., anch. cab: 0,33 m., anch. base: Pieza prismática completa de forma trapezoidal y cabecera 0,38 m., grosor: 0,13 m. Arenisca, (BARRIO, J.A. et alii, recta. Situada en el antepecho del muro de cierre del atrio, 1990: 27), (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, fachada Sur. Long: 1,03 m., anch: 0,70 m., gros: 0,26 m., are­ M., 1991 b, en prensa) (Fig. 1,3). nisca. Presenta decoración en una cara mayor mediante la cruz Dada su posición únicamente se pueden apreciar las deco­ incisa por líneas paralelas. El trazo horizontal se proyecta por raciones laterales, que consisten en el característico tema cru­ los laterales cruzándolos, caso único. La otra cara presenta ciforme a base de dos líneas incisas paralelas, sin aspa cen­ rasgos de haber sido erosionada e incluso retallada por lo cual tral. no conserva ninguna decoración. 3.2. Estela anepigráfica. 7. Andra Mari de Jainko. Arrieta. Pieza prismática completa de cabecera recta forma trape­ Pieza prismática de forma trapezoidal y cabecera recta. Se zoidal, integrada en el muro Este de la ermita. Solamente conserva casi completa pero partida en dos fragmentos. Fue puede observarse un lateral. Long: 0,44 m., anch: 0,24 m., hallada en el subsuelo de iglesia a la altura del altar. Long: gros: 0,14 m. (Fig. 2,1). 0,78 m., anch. cab: 0,56 m., anch. base: 0,62 m., gros, 0,26 m. La decoración de este costado está incompleta ya que le Arenisca (RODRIGUEZ COLMENERO, A.; CARREÑO, falta la mitad inferior por efecto de un desmoche. En la zona M.C., 1981: 120-128), (AZKARATE, A.; UNZUETA, M., BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 61

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Figura4.. 64 MIGUEL UNZUETA PORTILLA

1987: 132), (AZKARATE, A., 1987: 89), (AZKARATE, A., borroso, un motivo circular. La cara interna también porta 1988: 99) (BARRIO, J.A. et alii, 1990: 527-528), (UNZUE­ decoración consistente en un motivo cruciforme de brazos TA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, M., 1991 b, en curvos y giro hacia la derecha rodeada de una corona lisa. prensa), (Fig. 4,1). Dadas las condiciones en las que nos vimos obligados a reali­ La estela presenta decoración por sus cuatro caras laterales zar el calco no podemos confirmar la presencia de las seis y posiblemente en la cabecera, aunque esto último no se pue­ bandas de líneas incisas, aunque sí constatamos la existencia de comprobar en el estado actual. El frente está ocupado por de la banda horizontal, que se proyectaba por el lateral, hasta un gran tema radial en el que se integran, no superponen, un cruzarse con una perpendicular y trazar el característico tema motivo cruciforme de cuatro brazos curvos de giro dextrógiro cruciforme. (tetráscela), con otro motivo cruciforme por seis bandas 8.3. Estela anepigráfica. opuestas dos a dos, trazadas mediante la característica doble Fragmento de estela prismática de forma trapezoidal. incisión paralela. Este motivo se prolonga por ambos laterales Situada en el ángulo NE. Anch: O, 18 m. Puede ser parte de la hasta cruzarse con otra banda incisa creando sendos temas estela descrita en primer lugar. Arenisca, (Fig. 5,3). cruciformes. En el punto de intersección ha sido dispuesta un Solamente se puede apreciar parte de la decoración lateral aspa. Mientras que el tema principal resulta novedoso, el late­ en la que una banda longitudinal, compuesta por dos líneas es ral ya lo hemos visto reproducido en algunas estelas de cruzada por otra perpendicular. Elorriaga. La cara posterior también presenta decoración, 8.4. Estela anepigráfica. creemos que semejante a la descrita para el frente, aunque la Fragmento superior de una estela prismática de forma tra­ posición en la que se encuentra la pieza y el alto grado de pezoidal y cabecera recta. Situada sobre la pequeña puerta deterioro de la misma hacen difícil su verificación. Pieza de apuntada como dovela derecha. Puede ser un fragmento de la gran interés por ser el nexo entre los temas cruciformes a pieza describa en segundo lugar. Long: 0,51 m., anch. cab: base de líneas paralelas incisas y los propiamente discoideos. 0,64 m., gros: 0,22 m., (Fig. 5, l ). A su vez permite establecer un mismo grupo iconográfico por Decorada por ambos lados con dos bandas de líneas incisas los temas comunes a ambos tipos de soportes. y paralelas que partiendo de los vértices superiores de la 8. Nuestra Señora de la Blanca, Paresi. Busturia. cabecera tienden a cruzarse en el centro. La cabecera está sur­ (BARRIO, J.A. et alii, 1990, ), (UNZUETA, M., 1991 a, en cada por doble banda incisa. prensa), (UNZUETA, M., 1991 b, en prensa). 9. Estela de Kurutzeko Ama Birgiñan. Forua. 8.1. Estela anepigráfica. Fragmento de una estela prismática de forma trapezoidal Fragmento superior de una estela prismática de forma tra­ de cabecera recta. Situada a la vera del camino que sube de pezoidal y cabecera recta. En la actualidad forma parte del Forna al barrio de Baldatikas. (LIZARRALDE, J.A., 1934: muro Este, pero en un estadio anterior fue reutilizada como 282), (GONDRA Y ORAA, M.V., 1982: 48-51), (BARRIO, dintel de una pequeña ventana de arco apuntado que pertene­ J.A. et alii, 1990: p. 479-483), (UNZUETA, M., 1991 a, en ció a la obra bajomedieval (S. XV) de esta ermita; que, a su prensa), (UNZUETA, M., 1991 b, en prensa), (Fig. 4,2). vez, había sido tallada sobre la parte superior de una estela La pieza, que ha pasado por varios estadios, presenta ins­ prerromana. Long: 0,59 m., anch. cab: 0,51 m., gros: 0,14 m. critos por tres de sus caras, varios motivos geométricos y (Fig. 5,2). antropomorfos propios de una estela medieval. El objeto de La decoración se asemeja a la descrita para la estela de nuestro trabajo se centra en los temas astrales que subyacen Jainko, aunque presenta algunas variantes. La cara frontal se bajo la estela cristiana. Así, sobre la cara más visible puede cubre con un gran tema radial a base de seis bandas incisas, reconocerse el tema cruciforme trazado a base de la intersec­ compuestas de doble línea paralela, que tienden a cruzarse en ción de dos bandas de líneas paralelas que se cruzan perpen­ la zona central donde destaca un gran motivo cruciforme de dicularmente portando aspa central. Las otras dos caras talla­ cuatro brazos curvos (tetráscela), de giro dextrógiro, rodeado das presentan, aunque borroso, el tema frontal de Paresi y de una corona de círculo lisa. Completa la decoración con la Jainko. Seis bandas de doble incisión que confluyen en un presencia en la parte más alta de una esvástica de brazos rec­ motivo central compuesto por una cruz de cuatro brazos cur­ tos y giro levógiro, algo único y novedoso dentro de este gru­ vos (tetráscela) de giro levógiro. po. La pieza presenta decoración lateral a base de doble inci­ 10. Santa Elena de Emerando. Meñaka. sión paralela. Dada su posición no podemos indicar si forman Estela discoidea de arenisca. Fue hallada en la pared de la el tema cruciforme. ermita y trasladada al pie del altar. Diámetro 0,91 m., altura 8.2. Estela anepigráfica. total: 1,40 m., gros: 0,28 m. (GOMEZ MORENO, M., 1951: Fragmento de la parte central de una estela prismática de 199), (RODRIGUEZ COLMENERO, A.; CARREÑO, M.C., forma trapezoidal. Se encuentra utilizada como dovela 1981: 120), (AZKARATE, A.; UNZUETA, M., 1987: 132), izquierda del pequeño arco apuntado que forma la antigua (BARRIO, J.A. et alii, 1990: p.556), (UNZUETA M., 1991 puerta de la ermita, hoy tapiada. Anch: 0,66 m., gros: 0,23 m. a, en prensa), (UNZUETA, M., 1991 b, en prensa), (Fig, 6,1). Arenisca (Fig. 5,4). El disco es la única parte decorada de la pieza. Presenta el La decoración, muy borrosa, sólo se puede apreciar mismo tema por las dos caras: en el centro encontramos una mediante luz rasante. Por la cara externa se advirten dos pares cruz de seis brazos curvos, tres en relieve y tres rebajados que de incisiones paralelas que partiendo de los laterales van crean un motivo geométrico (trescela) de giro levógiro. hacia el centro de la pieza. En este punto se distingue, muy Partiendo del centro hacia afuera, apreciamos dos grandes l

BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 65 ' __ ¡1 •

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Figura6. BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 67

coronas de círculo cubiertas de dientes de sierra elaborados 108-109), (BARRIO, J.A. et alii, 1990), (UNZUETA M., también en relieve plano. Entre ellas, marcando la transición 1991 a, en prensa), (UNZUETA M., 1991 b, en prensa). dos pequeñas coronas de círculo lisas. Cierra el tema una 13.1. Estela prismática anepigráfica. gran corona de círculo sin decorar. El canto se presenta orna­ Pieza completa, si exeptuamos algunos pequeños desmo­ do con la característica banda compuesta por dos líneas inci­ ches, de forma trapezoidal y cabecera recta. Long: 0,65 m., sas. anch. cab: 0,27 m., anch. base: 0,40 m., grosor cab: 0,14 m., 11. Estela de Larraganena. Górliz. grosor base: 0,23. Arenisca. Pieza de excelente acabado, pre­ Estela discoidea en arenisca de la cual se conserva el disco senta diferenciada la zona destinada a ser introducida en tie­ y parte del arranque del vástago. Diam. 0,95 m., gros: 0,22 m. rra (Fig. 3, 1). (GAUBEKA, L. et alii, 1983: 117-119), (UNZUETA M., La decoración se encuentra distribuída por todas las caras 1991 a, en prensa), (UNZUETA M., 1991 b, en prensa), (Fig, visibles, enlazándose entre sí y cubriendo toda la pieza con el 7,2). característico tema cruciforme realizado a partir de la doble Presenta una decoración semejante por ambas caras con la banda de líneas paralelas incisas. No porta aspa central. salvedad de que una de ellas no fue concluída. El frente más 13.2. Estela prismática anepigráfica. decorado presenta, partiendo de un pequeño disco central, Muy parecida a la anterior aunque de aspecto más trape­ seis coronas de círculo que se alternan entre sí creando una zoidal, también con cabecera recta. Long: 0,48 m., Anch. cab: composición concéntrica en la que combinan, dos veces, las 0,31 m., gros. cab: 0,14 m. Arenisca (Fig. 3,2). coronas en relieve y las rebajadas. Continúa el tema mediante Aunque no está completa se puede apreciar que porta el una gran corona de dientes de sierra obtenidos por relieve mismo tema decorativo que la anterior distribuído por todas plano, y cierra el conjunto un ancha corona de círculo lisa. La sus caras. otra cara presenta un esquema semejante con la diferencia de 13.3. Estela prismática anepigráfica. que no ha sido tallada, aunque si incisa, la corona de dientes Pieza completa de forma trapezoidal y cabecera recta. de sierra. Por esta razón no debe sorprender que no se repita Long. 0,61 m., anch. cab: 0,30 m., anch. bas: 0,34 m., gros. el tema en ambas caras. Sobre el canto puede apreciarse la cab: O, 14. Gros. bas: O, 18 m. Arenisca (Fig. 2,3). Decorada de banda incisa de doble línea. igual modo que las dos anteriores. 12. Estela de Lamíndano. Dima. Diam: 0,87 m. Arenisca. 13.4. Estela discoidea anepigráfica. (BARRIO, J.A. et alii, 1989: 417), (UNZUETA M., 1991 a, Esta pieza, que presenta el disco completo y parte del en prensa), (UNZUETA M., 1991 b, en prensa), (Fig, 7,1). arranque del pie. Diam. 0,34 m., gros: 0,15 m. Arenisca (Fig. Fragmento de la cabecera de una estela discoidea. De un 6,2). lado encontramos el mismo motivo central que también porta Resulta de menor tamaño que las halladas en Górliz, la estela de Santa Elena de Emerando (Meñaka), aunque en Meñaka y Dima aunque presenta un tema decorativo seme­ este caso su rotación es hacia la derecha. Se trata de una cruz jante a estas dos últimas. Ambas caras han sido labradas con de seis brazos curvos (trescela), tres en relieve y tres rebaja­ una cruz de seis brazos curvos, tres en relieve y tres rebajados dos mediante relieve plano. Todo ello enmarcado por una (trescela) de giro dextrógiro. Una gran corona de círculo con­ corona de círculo cubierta de dientes de sierra, obtenidos tam­ teniendo dientes de sierra resalta el carácter radial del motivo bién por relieve plano, flanqueada de dos pequeñas coronas central y dos estrechas coronas lisas marcan la transición lisas. Cierra el tema una corona lisa al igual que en Emerando entre los dos motivos principales. Sobre el canto, la caracte­ y Larraganena. Sobre la otra cara encontramos un tema nue­ rística doble línea incisa. vo, el motivo central consiste en un disco de doce radios, seis 13.5. Estela prismática anepigráfica. positivos y seis rebajados (sexcela) con giro hacia la derecha. Se trata de una gran pieza de forma trapezoidal y cabecera Tres coronas de círculo, dos lisas y una de motivos semicir­ recta a la que le falta la zona inferior. Long: 0,76 m., anch. culares completan el tema. Sobre el borde una sola incisión cab: 0,34 m., gros. cab: 0,12 m. Arenisca (Fig. 3,3). divide al mismo en dos bandas paralelas. La decoración que ha sido distribuída por todas las caras 13. Necrópolis prerromana de Berreaga. Zamudio. de la estela, está compuesta por dos temas decorativos que se Sobre las alturas del monte Berreaga, divisoria entre los superponen interifiéndose entre sí. Vemos que el tema de la valles de Munguía y Asúa, se encuentra enclavado un conjun­ gran cruz trazada a doble línea incisa se distribuye por todas to arqueológico compuesto por un recinto de habitación amu­ las caras a semejanza de las piezas ya descritas para rallado (castro) y su necrópolis asociada. Desde 1988 hasta el Berreaga. Sin embargo, superpuesto a este surge el tema de la presente hemos realizado cuatro campañas de prospección y trescela ya conocido en Meñaka y Dima. Por otro lado, es excavación por las cuales, aparte de obtener información evidente, el parecido que esta combinación de motivos tiene sobre el carácter cultural del mundo indígena prerromano, con las estelas de Paresi, Forua y Jainko al disponer un moti­ hemos recogido un total de 149 estelas y fragmentos de este­ vo cruciforme con uno discoideo; sin embargo resulta notorio las anepigráficas, todas decoradas con temas geométricos y que no corresponden al mismo grupo, ni en la forma de los astrales que estamos procediendo a reconstruir y consolidar. elementos decorativos ni en la combinación de los motivos. Aquí presentamos lo que creemos una muestra de las pie­ Observando la pieza, es fácil comprobar que en las caras zas menos dañadas, que representan a los tipos más caracte­ frontales, el motivo discoideo ha sido labrado sobre el soporte rísticos. de la estela con posterioridad al cruciforme. En cambio, en (AZKARATE, A., 1987: 95), (AZKARATE, A., 1988: los laterales puede apreciarse que el motivo cruciforme está 68 MIGUEL UNZUETAPORTILLA

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Figura 7. BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 69

trazado con posterioridad a los discoideos, lo que implica la Para la elaboración de los diversos tipos dentro de la estela contemporaneidad de ambas decoraciones. Puede decirse que indígena hemos tenido en consideración tanto la técnica de esta pieza es producto de una superposición de motivos pro­ talla, como su forma y decoración. En función de estas varia­ cedentes de otros tipos, quizás en un intento de crear un tema bles hemos de considerar tres apartados: parecido al de Jainko. Estela sobre soportes no labrados o escasamente prepa­ 14. Santuario Protohistórico de Gastiburu. Arrazua rados. Tipos N. En la actualidad se encuentra en proceso de excavación por Se trata de piezas que presentan los temas decorativos L.F. García Valdés, quien ha localizado una estructura que: sobre lajas de formación natural para cuya obtención no se " ... está formada por cuatro escalinatas confrontadas sobre requiere una gran labor de cantería. Son generalmente pris­ estructuras conexas en forma de herradura. Sobre ellas, un mas de piedra arenisca de pequeño tamaño cuya procedencia complejo mundo de esquematismos y abstracciones, decoran viene de la disgregación natural de la roca. Estas piezas, los escalones, las estelas hincadas, desplazadas de su lugar, dadas las características de erosión de la arenisca, se frag­ recogen formas oculadas y geométricas, que van a repetirse mentan dando lajas o planquetas prismáticas con una o varias en objetos exentos hallados en los alrededores de la construc­ caras planas. ción." (OLAETXEA, C. etalii, 1990: 161:166). Tipo N.O. El tipo más sencillo aunque resulta el más difí• A pesar de haberse publicado varias noticias sobre las cil de detectar. En la necrópolis de Berreaga, junto a las este­ diversas piezas decoradas con temas de cazoletas, oculados y las descritas, hemos documentado un número elevado de pie­ geométricos hallados en este lugar, no conocemos aún un zas prismáticas de arenisca cuya forma y dimensiones se ase­ estudio sobre el que poder basar un análisis detallado. Por mejan a la descrita a continuación, aunque al contrario que esta razón solamente citamos la existencia de estas piezas, ella no portan decoración. Pudieran tratarse de pequeñas este­ que de publicarse ayudarán a profundizar en el conocimiento las no decoradas u ornadas con temas pintados hoy perdidos de la estela prerromana. que comparten el mismo ámbito con otras sí labradas. Nos detendremos en la estela recuperada en 1985 y que en Tipo N. l. Lajas no talladas incisas con motivos geométri­ la actualidad se expone en el Museo Arqueológico, cos. Disponemos de un ejemplar de este tipo, que procede del Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao. (ARKEOIKUSCA yacimiento protohistórico de Gastiburu (Arrazua). 85: 90). Estela publicada y expuesta por L. Valdés (1987), y Estelas sobre soportes tallados de forma trapezoidal. más recientemente ha sido citada en BARRIO, J.A. et alli, (Tipos T). (1990), (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), (UNZUETA, Dado que algunas estelas presentan diferentes temas en sus M., 1991 b, en prensa). distintas caras hemos optado por realizar la tipología en fun­ La pieza, incompleta ya que le falta parte de la cabecera, es ción de las decoraciones dominantes, las grabadas sobre las de tipo prismático y forma trapezoidal casi rectangular. Fue caras frontales. Además de las citadas más abajo deben de localizada formando parte de la estructura o lóbulo número 1, incluirse en este grupo aquellas que aún mostrando forma y aunque no sabemos si se encontraba reutilizada. decoración del grupo prismático, no pueden ser incluídas con Solo presenta decorada una de sus caras mayores a base de certeza en los tipos al no poder ser estudiada toda su decora­ un tema geométrico realizado mediante trazos incisos rectos. ción por encontrarse fragmentadas o inaccesibles. Son: En la mitad superior enmarcado entre varias incisiones para­ Frúniz, Santa Cruz de Bizkaigane, Paresi (3), Mesterika lelas verticales y horizontales vemos ejecutado, en cuatro (3,4,5 y 6) .. bandas verticales, un tema compuesto por incisiones paralelas Tipo T. l. Estela prismática de forma trapezoidal. Decorada oblicuas semejante al descrito para la segunda pieza de con temas de líneas incisas paralelas que, al cruzarse, crean Mesterika. En las dos bandas laterales parece haber un intento casetones cuadrangulares que se distribuyen por todas las de creación de un motivo de dientes de sierra o escalera. Se caras cubriendo la pieza. La decoración interna de los caseto­ aprecia una amplia zona destinada a ser enterrada. nes puede estar trazada mediante paralelas oblicuas, dientes Otras piezas del conjunto de Gastiburu, presentan formas de sierra, temas en escaleras, aspas o combinaciones de las " ... paralepipédicas decoradas por sus cuatro caras." (ARKE­ anteriores. Esta pieza enlaza las decoraciones de los tipos de OIKUSCA 88, 1990: 72) que nos recuerdan el sistema deco­ soporte no tallado (Nl) con la de los prismáticos tallados rativo, basado en la ornamentación por todos los lados, de las (Tipos T) al constar de ambas ornamentaciones integradas en estelas que tratamos en este trabajo. un solo tema. Solamente disponemos de un ejemplar proce­ dente de Meñaka (San Esteban de Mesterika 2). En su interior podemos encontrar un motivo geométrico a base de paralelas TIPOLOGIA DE LA ESTELA INDIGENA oblícuas como el descrito para el tipo Nl. Tipo T.2. Estelas prismáticas de forma trapezoidal y cabe­ Dado que en recientes publicaciones hemos tratado sobre cera recta decoradas con cruz de doble línea incisa paralela. los aspectos morfológicos, decorativos y tipológicos de esta Trazada sobre toda la superficie disponible, divide la cara en serie de estelas, remitimos al lector a estos trabajos. Sin nueve casetones de diferente tamaño y forma. Sobre este embargo, incluímos a continuación un resumen de los tipos esquema, que es el básico y más frecuente, existen variacio­ de estelas ya que resulta necesario para la comprensión del nes tanto en el punto de intersección de los trazos como en la resto del artículo (UNZUETA, M., 1991 a, en prensa), separación entre las líneas incisas. Lo encontramos, sobre las (UNZUET A, M., 1991 b, en prensa). caras frontales, en Elorriaga, Totorika, Zarátamo y Berreaga. 70 MIGUEL UNZUETA PORTILLA

Tipo T.3. Estelas prismáticas de forma trapezoidal y cabe­ hasta el momento, debemos detenernos a considerar tanto la cera recta decoradas con cruz de doble línea incisa paralela. gran homogeneidad y clara relación entre ellos como la exis­ Trazada sobre toda la superficie disponible, divide la cara en tencia de diversidad dentro de este grupo. Resulta necesario nueve casetones de diferente tamaño y forma. Se diferencia establecer el origen de estas diferencias que creemos se de la anterior por disponer de un aspa en el casetón central. encuentran basadas en el contexto cultural en el que fueron Formando parte de la cara central solo lo encontramos en talladas, dándose variaciones tanto en función del factor cro­ Elorriaga. También puede verse sobre lados menores de pie­ nológico como del geográfico. zas correspondiente al tipo T4 como Jainko y Forna. Cuando elaboramos la hipótesis de trabajo inicial trazamos Tipo T.4. Estela prismática de forma trapezoidal y cabece­ un marco cronológico amplio, desde el siglo 1 a J.C. hasta el ra recta. Decorada con una cruz de tres trazos dobles de línea IV d.J.C. para fechar los materiales que entonces tratábamos. incisa paralela con disco central. Tema complejo en el que La argumentación era sencilla pero evidente ya que vinculaba seis bandas incisas que parten de los vértices y el lateral de la el origen de este tipo de estelas sobre soporte labrado a la estela tienden a converger en el centro, lugar ocupado por un aparición, más o menos directa, del influjo romano, que per­ motivo cruciforme de radios curvos. En todos los casos se mitió la introducción de una técnica perfeccionada para la trata de una tetráscela incisa. Lo encontramos en Jainko, talla de la piedra a partir del siglo 1 a.J.C. (AZKARATE, A.; Paresi (1 y 2) y Forna. Tipo muy constante que se localiza en UNZUETA, M., 1987: 136-138). torno a las laderas meridionales del monte Sollube en las tie­ Hoy podemos ampliar este razonamiento al disponer de los rras de los altos de Arrieta, Busturia y Rigoitia lo que hace ejemplares de Mesterika (2) y Gastiburu, que nos permiten suponer que se trate de un tipo propio de esta zona. relacionar los grandes temas a base de líneas paralelas incisas Tipo T.5. Estela prismática de forma trapezoidal y cabece­ documentados en Berreaga, Jainko y Elorriaga con los esque­ ra recta. Es un caso excepcional ya que se trata de una estela matismos también incisos de la estela de Gastiburu. Dos del tipo T2 a la que se le han superpuesto varios motivos cru­ fechaciones de radiocarbono c 14 procedentes de este yaci­ ciformes de brazos curvos. De hecho ambas decoraciones se miento datan, de un modo amplio, una ocupación del lugar interfieren mostrando la falta de un esquema inicial de traba­ entorno a los siglos II y I a. J.C., margen en el que debe ins­ jo. Un solo ejemplar procedente de Berreaga (5). cribirse la estela citada. (OLAETXEA, C. et al., 1990: 165. Estelas sobre soportes tallados discoideos. Tipos D. "Sus fechas de C 14 del CSIC, 2060 + 60 B.P. (CSIC-759) y En todo los casos el tema es circular y centrado no dándose 2140 + 60 B.P. (CSIC-760) ... "). contradicción entre la decoración y la forma del soporte. Como época de pleno uso optábamos por un período com­ Dada la uniformidad de los soportes sólo hemos trazado un prendido entre los siglos 1 y 11 d. J.C., siguiendo con los pun­ tipo D. l. pero con dos variantes. tos de referencia que habíamos tomado del NO peninsular Tipo D. l. l. Estela discoidea con pie diferenciado decorada (AZKARATE, A.; UNZUETA, M., 1987: 136-138). con esquema presidido por un motivo central de carácter cru­ Esto, aunque puede ser mantenido de un modo general, ciforme al que se le rodea de varias coronas alternas (lisas, debe ser matizado en función de los nuevos datos. En primer decoradas o talladas) de círculo que lo realzan. De los cinco lugar, tras cuatro campañas de prospección y excavación en temas conocidos, cuatro corresponden a este esquema compo­ el Conjunto Arqueológico de Berreaga (castro y necrópolis sitivo. Tanto en la estela de Emerando como en las de prerromanos) -en cuya necrópolis se utilizó estelas de los Lamíndano y Berreaga encontramos el centro ocupado por un tipos T2, T5 y D 1- podemos establecer con toda fiabilidad motivo cruciforme de brazos curvos tallados que contribuye a que los restos procedentes del yacimiento pertenecen en su dar movimiento giratorio al tema. Como colofón y buscando totalidad a un período protohistórico cuya fecha de ocupación remarcar el aspecto radial y expansivo se talla el motivo de plena más tardía puede establecerse en torno al cambio de los dientes de sierra en las coronas exteriores. Era. Por consiguiente resulta evidente que las estelas de Tipo D.1.2. Estela discoídea con pie diferenciado decorada soporte tallado se deben originar en el siglo I a. J.C., quizás a con un esquema concéntrico. Sólo lo encontramos en el tema partir modelos iconográficos más arcaícos como son los que presenta la estela de Larraganena. Si tomamos la corona hallados sobre soportes del tipo N. I. ó T. l. de dientes de sierra como límite externo del motivo central, a A partir de lo establecido para el conjunto de Berrega, semejanza que en los casos anteriores, encontraremos que debemos datar el resto de los ejemplares semejantes a ellos éste se consigue mediante la alternancia de coronas lisas dentro de un período comprendido entre el siglo I a. J.C. y el logradas mediante relieve plano, que rodean a un pequeño cambio de Era. círculo central. Aquí no se percibe un movimiento giratorio, Sin embargo, hemos de considerar las posibles perduracio­ como en el caso anterior, sino un intento de reflejar un movi­ nes de estos temas decorativos, así como testimoniar la exis­ miento ondular a partir de un punto central. También en este tencia de variantes dentro de estos tipos que pudieran estar caso, la corona tallada exterior queda cubierta de dientes de motivadas tanto por razones de taller como por una evolución sierra que remarca el carácter expansivo del motivo central. de los modelos iniciales a lo largo del período romano. Para aproximarnos a la fecha de abandono o caída en desu­ so de estas estelas anepigráficas nos basábamos en los epígra• FECHACIONY ATRIBUCION CULTURAL fes de Elorriaga donde están asociadas -en un contexto moderno- estelas romanas, prerromanas y otras donde se Una vez establecidos los diversos tipos que conocemos superponen a los temas cruciformes indígenas, los elementos BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 71

propios de una estela romana datable en los siglos III a V d. suelo y los ajuares asociados a los asentamientos indígenas J.C. (AZKARATE, A., UNZUETA, M., 1987: 136-138). para todo lo cual resulta imprescindible la aplicación del En el trabajo anterior planteábamos dos hipótesis que pudie­ método arqueológico. Partiendo de esta necesidad procedi­ ran explicar la existencia de las piezas de Elorriaga. Hoy sin mos a la excavación de los yacimientos de Berreaga y rechazar que en algún caso pudo haber una reutilización mera­ Kosnoaga. mente instrumental de las estelas prerromanas, creemos que -al El Conjunto Arqueológico de Berreaga (Munguía, menos en el caso de Elorriaga- la segunda teoría, que aceptaba Zamudio). Se encuentra situado en el centro de Bizkaia his­ la perduración y la convivencia de diferentes tipos de estelas en tórica, sobre una cota de 360 mts. alzándose entre los valles una misma necrópolis, es la más adecuada para explicar la rea­ de Asúa y Munguía. Forma parte del cordal que desde el lidad en torno a los siglos III a V d. J.C. monte Bizkargi (563 mts.) va descendiendo con dirección NO Pudiera ayudarnos a resolver este dilema una estela de hasta terminar en la costa a la altura de Punta Galea. Elorriaga cuyo estado de conservación, aunque deficiente, El castro de Berreaga está compuesto por dos recintos dife­ permite reconocer bajo un esquema compositivo romano, una renciados por sus sistemas defensivos. El más alto, situado serie de motivos decorativos circulares que inscriben dientes sobre la cumbre y el espolón de San Bartolomé, presenta for­ de sierra, zig-zags y motivos cruciformes propios de las este­ ma de triángulo isósceles muy apuntado. Está ubicado en la las indígenas. Se trata de una estela prismática de forma tra­ parte más inaccesible, rodeado de fuertes pendientes y prote­ pezoidal de cabecera recta situada en el ángulo SO, pared S, a gido por una espesa muralla realizada con muro encarado de ras de suelo (Fig. 2,2). mampostería y relleno de piedra. En el interior, allí donde las De ser así debemos fechar esta pieza en el Bajo Imperio y terrazas de cultivo lo han respetado, se sitúan las zonas de aceptar que en el conjunto de Elorriaga puede estar dándose habitación que han sido excavadas. El otro gran recinto, ane­ un caso de aculturación tardío por el que conviven, dentro de xo al primero, lo compone una superficie trapezoidal y plana la misma necrópolis, estelas anepigráficas de tradición indí• cerrada por su zona SE mediante un profundo foso. genas, estelas plenamente romanas, estelas reutilizadas y Dentro del recinto amurallado hemos excavado en dos estelas, como esta última, en la que se aprecia un paso inter­ zonas, una sobre cada vertiente del monte, que nos han per­ medio al disponer una iconografía indígena mediante una sín• mitido conocer la planta de tres estructuras de habitación y tesis ornamentística romana. los ajuares asociados a ellas. Resulta difícil establecer la atribución cultural de la socie­ En todos los casos los materiales arqueológicos nos fechan dad que erige este tipo de monumentos tan homogéneos y a la la ocupación plena del asentamiento en torno a siglos -III a. vez tan localizados. Todas las estelas catalogadas -hasta el J.C. - 1 d. J.C. presente- se han recogido en los territorios de la vertiente La necrópolis, que está adosada al foso en su parte exte­ atlántica situados entre los ríos Nervión y Deba, con una rior, ha sido arrasada recientemente por maquinaria forestal. mayor frecuencia en lo que fue la Bizkaia histórica lo que En superficie hemos recogido tanto estelas completas como implica -unido a su datación inicial prerromana- su induda­ abundantes fragmentos de estelas trapezoidales y discoideas ble carácter autóctono. todas anepigráficas y decoradas con temas geométricos. El Por otro lado, a través de la homogeneidad de los temas resto de los materiales procedentes de este lugar son en su decorativos, su distribución y exclusividad en el territorio mayoría fragmentos de cerámica protohistórica ya en pastas citado, se vislumbra una unidad iconográfica que pensamos de cocción oxidante ya en pastas reductoras así como restos implica, al menos desde el punto de vista de las creencias líticos y metálicos de semejante cronología y tipología que funerarias y religiosa, una homogeneidad cultural. los hallados en el castro. A partir de estos datos vemos que Resulta cierto que la estela discoidea no es exclusiva de este resulta evidente que debemos fechar las estelas halladas en la territorio y que tanto el mismo soporte circular como los moti­ necrópolis -al menos las que presentan el soporte plenamente vos geométricos con los que se orna forman parte del mundo tallado (Tipos T2, T5 y DI)- dentro de un marco cronológico votivo y funerario de los pueblos de la franja Norte de la penín• iniciado en el siglo 1 a. J.C. y que se desarrolla y perdura has­ sula. En este sentido son de todos conocidas las monumentales ta el siglo 1 d. J.C. estelas cántabras de Lombera y Zurita, o las más próximas de El castro de Kosnoaga está localizado sobre la cumbre y San Andrés de Argote e Iruña. Sin embargo, el material citado laderas del monte Aixerrota en la villa de Gernika. Su posi­ en nuestro catálogo se diferencia por presentar una unidad ico­ ción dominante, en la ribera izquierda de la ría de Urdaibai, y nográfica interna que solo se puede extender al resto del Norte su proximidad al asentamiento romano de Forua (s. 1-IV d. peninsular a partir de motivos concretos. Por esta razón, aun­ J.C.), poco más de un kilómetro, hacen de este lugar uno de que resulta evidente su relación con el entorno cultural en el los puntos más interesantes de cara no sólo a conocer las for- que se desarrolló, creemos que deben ser consideradas como . mas del poblamiento protohistórico sino a establecer la inte­ un todo, con unos antecedentes comunes y semejante reacción rrelación de éste con el núcleo romano (MARTINEZ SAL­ ante la presencia del Mundo Romano. CEDO, A.; UNZUETA PORTILLA, M., 1989/ MARTINEZ SALCEDO, A.; UNZUETA PORTILLA, M., 1988). Los resultados permiten confirmar la presencia de un asen­ LOS ASENTAMIENTOS INDIGENAS tamiento culturalmente enmarcado en la II Edad del Hierro, con un sistema defensivo caracterizado por presentar estruc­ Para establecer las características de esta identidad cultural tura alterna de muralla y foso. debemos conocer las formas elementales de ocupación del Allí donde se conserva el estrato arqueológico sin alterar, 72 MIGUEL UNZUETA PORTILLA

interior de los fosos y zonas preservadas por la muralla, es Estos objetos que evidencian las relaciones establecidas frecuente la presencia de abundante cerámica característica entre estos territorios y las tierras del alto Ebro y Aquitania del mundo indígena local asociada a cerámica de evidente están, en el territorio alavés -por ser el más próximo (LLA­ carácter celtibérico. Junto a estos materiales hemos recupera­ NOS, A., 1983)-, asociados a una forma de urbanismo y una do últiles metálicos de adorno y armas que confirman la pre­ técnica constructiva netamente más evolucionada, hecho que sencia de una ocupación prerromana caracterizada por una no ocurre en Berreaga o Kosnoaga. manifestación cultural local de filiación celtibérica (siglos III Así, a modo de ejemplo, la estructura 1 de la terraza Oeste a. J.C. y Id. J.C.). de Berreaga de planta semirupestre en forma de óvalo irregu­ lar y toda ella de estructura madera con postes directamente clavados en tierra, disponía de un ajuar compuesto por varias CONSIDERACIONES FINALES formas de la característica cerámica celtibérica, entre ellos contenedores de cereal; un conjunto metálico en el que desta­ La sociedad que refleja su mundo mítico y estético sobre caba una punta de lanza de enmague tubular en hierro y una los diversos tipos de estela descritos debe ser considerada fíbula simétrica de bronce, además de otros elementos de como un organismo en evolución. En este sentido, la peculia­ fíbula y torques. Ajuares que implican el mantenimiento de ridad mostrada por sus monumentos funerarios, en especial contactos socioeconómicos de los habitantes de estos territo­ los temas rectilíneos, fitomorfos, aspas, dientes de sierra, rios con los núcleos de población del alto Ebro (Alava y escaleras y rejas (Gastiburu, Mesterika) y los cruciformes Navarra), con los que participa del acervo cultural celtibérico, (Berreaga, Jainko), que deben ser considerados como perdu­ lo que no tiene porque conllevar una identidad tribal o territo­ raciones procedentes de una etapa anterior, quizás de el con­ rial con estas poblaciones. fuso Bronce final-Hierro I (Campos de Urnas). Este substrato De hecho, los arcaísmos detectados en las formas de las eclosiona en la fase final de la II Edad del Hierro y principio estructuras de habitación permiten suponer que la influencia de la presencia romana (siglo I a. J.C.-III d. J.C.) para decaer de las culturas celtibéricas del alto Ebro afectó a los ajuares, o transformarse en el Bajo Imperio (San Pedro de Elorriaga), especialmente a la cerámica, el armamento y las piezas de y proporcionar posteriormente las temáticas características de prestigio, pero no modificó sustancialmente la forma de las la estela prerrománica (Unzueta, M., 1991 a, en prensa). estructuras de habitación, con Jo.que conlleva de continuidad Partiendo de los datos conocidos hasta el momento pode­ en los modos tradicionales de vida. mos avanzar para el territorio de Bizkaia, en concreto en las Nota: Ha sido localizada una nueva estela discoidea, que tierras situadas entre los ríos Nervión y Deba, donde se asen­ creemos debe ser incluída en este catálogo, en el alto de Gárate tó durante los siglos III a. J.C. a I d. J.C. un conjunto de (Getaria). Dado que únicamente disponemos de una fotografía comunidades humanas, que utilizando una forma de ocupa­ de la misma no entramos en su estudio hasta no poseer docu­ ción del territorio basada en los recintos fortificados mentación directa de la misma (ARKEOIKUSKA 90: 171). El (Berrega, Kosnoaga, Maruelexa ... ) portó una facies cultural hallazgo de la pieza de el Alto de Gárate (Getaria-Guipuzcoa) peculiar en la que contrasta profundamente los fuertes arcaís• permite suponer una extensión de este grupo de estelas hacia la mos de las estructuras de habitación, que creemos herederas zona occidental de Guipúzcoa, pasando la delimitación que de las documentadas para el Bronce Final-Hierro I, con la suponíamos en un principio en el río Deba y ampliando el relativa riqueza y actualidad de los ajuares hallados en ellas. ámbito de influencia de este inicial a estas tierras. BIZKAIA PRERROMANA: ULTIMAS INVESTIGACIONES E INTERPRETACION ARQUEOLOGICA 73

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EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAVA I ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989

J.J. Cepeda(*) l. Calleja(**) M. Unzueta (**) y P. Castaños. (**)

RESUMEN

En este artículo se presenta un estudio preliminar sobre el asentamiento romano y medieval de Frato - San Juan (Aloria - Orduña). Una parte fundamental del mismo se dedica al material cerámico recuperado en la campaña de sondeos arqueológicos efectuada en 1989.

SUMMARY

In this paper we present a preliminary repport on the roman and medieval site of Frato - San Juan (Aloria - Orduña). A most relevant part of it is dedicated to the study of pottery recovered in the first season of fieldwork (1989).

LABURPENA

Artikulu honetan, Aloria (Arrastaria) eta Urduña bitartean kokaturiko "Frato - San Juan", erromatarren garaiko etaerdiaroko aztarnategiari buruzko lehenengo ikerketa aurkezten da. Artikulo honen atalik handienean 1989. urtean burutu zen arkeologi kan­ painan bildutako keramikaren azterketa egiten da.

(*) Becario de Investigación del Departamento de Educación del Gobierno Vasco. (**) Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao. 76 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA - M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

RESUMENES en las proximidades de la pequeña población de Aloria. El lugar se encuentra ya al pie de las laderas del monte San Durante los meses de agosto y septiembre de 1989, en con­ Pedro, a una cota de altitud de 300 metros sobre el nivel del formidad con los permisos concedidos por la Dirección del rnar, rnuy próximo al arroyo San Juan. El término concreto Patrimonio Histórico-Artístico del Gobierno Vasco y el que ocupa el yacimiento es conocido corno Frato (figs. 1 y 2). Servicio de Patrimonio Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia, se procedió a la realización de una serie de sondeos arqueológicos en el término limítrofe entre los actuales muni­ cipios de Orduña (Bizkaia) y Arrastaria (Alava), en las proxi­ midades del pueblo de Aloria. La finalidad de los mismos fue la de concretar la existencia de un yacimiento arqueológico de época romana en el lugar y llegar a la atribución cronoló• gica del mismo (1). Al tiempo se pudo recoger información sobre otros asentamientos de cronología similar enclavados en las proximidades (2). Con excesiva frecuencia la investigación sobre el habitat y la distribución del poblamiento de época romana en el País Vasco debe contentarse con la recogida de lacónicas noticias corno la de lugar con restos romanos, tan ambigua corno insuficiente para la resolución de las actuales incógnitas que Fig. l. existen sobre la ocupación del espacio en el período que se extiende entre los siglos 1 y V d. C. Esta era por tanto una buena oportunidad para ampliar los datos disponibles sobre uno de estos lugares y avanzar en la caracterización del tipo de habitat existente. Por su configuración geográfica, el Valle de Orduña pre­ sentaba además el interés de ser una vía natural de comunica­ OAOUÑA ción entre las zonas interiores del país y la vertiente cantábri­ ca, escasamente romanizada. La información sobre la adop­ ttiH o ción de formas culturales romanas en este territorio se nos desvelaba por tanto corno de una gran importancia para la configuración de modelos aplicables a las distintas zonas que conforman el País Vasco, tarea ésta que si aún no da resulta­ dos completamente definitorios, sólo puede avanzar mediante la intervención y estudios arqueológicos. l. DESARROLLO DE LOS TRABAJOS

El yacimiento arqueológico de Frato se encuentra situado en la llanada de Orduña, a dos kilómetros de esta localidad, Fig. 2.

Las únicas noticias publicadas sobre la existencia de ( 1) La realización de los trabajos de campo fue posible gracias a la subvención económica concedida por la Diputación Foral de hallazgos arqueológicos en este término se encuentran en la Bizkaia. En el transcurso de los mismos colaboraron los ar­ Carta Arqueológica de Alava, donde se da cuenta del descu­ queólogos J.J. Ibáñez y J.E. González Urquijo, así como los brimiento de un molino circular así corno de distintos frag­ estudiantes M. Fano, S. Castellet, J.M. Ugarte, B. Cepeda y M. mentos de terra sigillata y cerámica vulgar, que hacen pensar Pinedo. Una parte de los dibujos ha sido realizada por M.S. en la existencia de un asentamiento de época romana en el Echeverría con su habitual y eficaz minuciosidad. Las fotogra­ fías son, también en parte, obra de A. Sánchez. A todos ellos lugar (3). Casi al rnisrno tiempo de la publicación de estos nuestro más sincero agradecimiento. Por último, hemos de dejar hallazgos llegaban al Museo Arqueológico, Etnográfico e constancia de la enorme deuda contraída con, J.L. Ugarte y J.A. Histórico Vasco de Bilbao un reducido grupo de restos cerá­ Uzquiano, propietarios de los terrenos objeto de sondeo. De no micos, fragmentos informes de terra sigillata hispánica, reco­ ser por las facilidades que nos otorgaron nunca hubiera podido gidos en superficie por J.A. Ocharan que venían a sumarse así realizarse esta memoria. a la evidencia hasta entonces disponible. (2) Hemos de agradecer sinceamente a D. Félix Murga y a D. Teodoro U garte su ayuda al cedernos para su estudio los mate­ riales arqueológicos por ellos recogidos en el transcurso de las obras que afectaron al yacimiento. (3) WAA, Carta arqueológica de Alava, 1. Vitoria, 1987, p. 204. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAV A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 77

Con estos datos decidimos llevar a cabo una primera pros­ TSH, probablemente una 37, decorada con estilo pección del lugar que hiciese posible concretar las zonas de de metopas. La separación entre éstas se hace mayor concentración de hallazgos de cara a la posterior reali­ mediante líneas onduladas verticales entre las que zación de los sondeos. Los resultados permitieron ampliar se inserta una hilera de ángulos; dos pequeños considerablemente el número de piezas conocidas, a la vez baquetones paralelos separan el campo decorado que se pudo concretar la localización del yacimiento en los del fondo. El motivo central lo constituye un ave términos de Frato y San Juan, en la zona por la que discurre cuya disposición es muy frecuente en los produc­ el arroyo del mismo nombre. La relación de este conjunto de tos de los talleres del río Najerilla (Mayet, pl. piezas se hace a continuación. Las descripciones incluyen CCLXXII); punzones similares a este aparecen en también los fragmentos más significativos mencionados Bezares (Garabito, fig. 23,18) sobre forma Drag, genéricamente en la Carta Arqueológica de Alava, que nos 29 y en Tricio sobre forma indeterminada (Gara­ han sido cedidos por su descubridor, Teodoro Ugarte (4). bito, fig. 96, 225). El motivo aparece repetidamen­ te en otros yacimientos peninsulares, Mallén, l.- Fragmento de la pieza superior de un molino de Mérida, Almodovar, Numancia .. ., tanto sobre for­ mano circular. mas 37 como 29. La pieza presenta un barniz rojo 2.- Fragmento de la pieza superior de un molino de inglés (R20) muy brillante y su cronología parece mano circular. temprana, sin sobrepasar el siglo 1 d.C. (lám. 1, 2). 3.- Fragmento de galbo de una forma Drag. 37 de 5.- Fragmento de galbo de TSH, forma indeterminada, terra sigillata hispánica (TSH); presenta decora­ con decoración metópada bajo un frisco horizontal ción de metopas correspondiente al friso superior. de ángulos; motivo fragmentario de un tipo de pal­ Bajo un friso de ovas que sirve de separación con meta con tres lóbulos (lám.1,3). el borde de la pieza, se presenta la decoración de 6.- Fragmento de TSH, probablemente una forma metopas separadas entre si por ocho líneas ondula­ Drag. 37, decorada con la conjunción de metopas y das verticales con una hilera de bifoliáceas en el círculos que dan lugar al llamado estilo de transi­ centro. En el interior de la metopa un círculo ción. El frisco decorativo principal está formado sogueado contiene el punzón de un ave muy por círculos sogueados separados por una serie de común en la sigillata producida en los talleres rio­ líneas onduladas verticales e hileras de perlitas; la janos (Mayet, pl CLXXVII, 1705-7 sobre formas zona inferior está delimitada por una moldura que Drag. 29 y 37), en Numancia se encuentra sobre separa otro frisco menor que contiene una serie de forma Drag. 37 (Romero Carnicero, fig. 49, 480); palmetas. Pasta de color tierra siena tostado (M37), igualmente un punzón similar en Bezares sbre la barniz rojo inglés (P20) (lám. l, 4). misma forma (Garabito, fig. 35, 157). La pasta es 7 .- Fragmento de borde de TSH, posible forma Drag. de color rosa (L27) y el barniz rojo inglés brillante 29; se conserva el inicio de la decoración de círcu• (R19). El estilo de la decoración y su calidad de los lisos. Barniz rojo inglés (P20) (lám. 1, 5). ejecución nos da una fecha en el último tercio del 8.- Fragmento de galbo de TSH, con decoración de siglo 1 d.C. (lám. 1, 1). círculos concéntricos lisos (lám. 1, 6). 4.- Fragmento del frisco inferior de una forma de 9.- Fragmento de galbo de TSH, con decoración de círculos concéntricos segmentados y una roseta de nueve pétalos en el centro (lám. 1, 7). (4) Las obras utilizadas en la clasificación de las piezas cerámicas 10.- Fragmento de galbo de TSH, probablemente una y que se citarán de forma abreviada son las siguientes: J.A. forma Drag. 37; presenta decoración de círculos Abásolo, F. Pérez, Excavaciones en Salinas de Rosío (Burgos), concéntricos, el exterior sogueado y los interiores NAH, 24, 1985, pp.159-262; T. Garabito, Los alfares romanos lisos, muy mal conservada; barniz rojo inglés riojanos. Producción y comercialización, Madrid, 1978; J.R. (P20) (lám. 1, 8). López Rodríguez, Terra sigillata hispánica tardía decorada a molde en la Península Ibérica, Valladolid, 1985; A. Martínez 11.- Fragmento de galbo de TSH, lleva decoración de Salcedo, M. Unzueta, Estudio del material romano de la cueva círculos sogueados (lám. 1, 9). de Peña Forua (Vizcaya), Bilbao, 1988; F. Mayet, Les cérami­ 12.- Fragmento de galbo de TSH, decorado con círcu• ques a parois fines dans la Péninsule Ibérique, París, 1975; los concéntricos lisos con botón central y sobre Idem., Les céramiques sigillées Hispaniques, París, 1984; M.A. ellos una decoración de burilado (lám.1, 10). Mezquíriz, Terra Sigillata Hispánica, Valencia, 1961; Idem., 13.- Fragmento de galbo de TSH, lleva decoración de Tipología de la Terra Sigillata Hispanica, Monografías del Museo Arqueológico Nacional (Madrid); 1.2, 1983, pp.123- círculos segmentados, sobre una moldura (lám. 1, 132; ldem., Terra Sigillata ispanica, Atlante delle forme cerami­ 11). che, Il, Roma 1986, pp.97-114. P. Palo!, J. Cortés, La villa 14.- Fragmento de galbo de TSH, con decoración de romana de la Olmeda. Pedrosa de la. Vega (Palencia), Madrid, círculos concéntricos, liso el interior y segmentado 1974; M.V. Romero Carnicero, Numancia l. La terra sigillata, el exterior (lám. 1, 12). EAE 146, Madrid, 1985. Para la determinación de los colores 15.- Fragmento de galbo de TSH, forma 37, con deco­ de pasta en los fragmentos cerámicos de referencia utilizada es A. Cailleux, Notice sur le code des coleurs des sois, París, ración de motivos verticales muy esquemáticos, 1956. barniz rojo Venecia (S20) (lám. 1,13). 78 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

16.- Fragmento de borde liso de un cuenco de TSH, 48.- Fragmento de cuenco de TSH, de forma troncocó• forma Rit. 8; pasta de color rosa (M37), barniz rojo nica, forma indeterminada; pasta de color rosa inglés (P20) (lám. 2, 14). (M20), ha perdido la mayor parte del barniz, de 17.- Fragmento de borde liso, forma Rit. 8, de TSH color anaranjado poco adherente (lám. 4, 46). (lám. 2, 15). 49.- Fragmento de una copa de TSH, forma 5, con 18.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH, proba­ reborde horizontal recto; pasta de color rosa (L25), blemente forma Rit. 8 (lám. 2, 16). barniz rojo inglés (P20) (lám. 4, 47). 19.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH, forma 50.- Fragmento de fondo de una forma Drag. 15/17 de Rit. 8, con acanaladura en el galbo (lám. 2, 17). TSH; presenta un grafito en su superficie en el que 20.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH, forma puede leerse [... ]ATALI (lám. 5, 48). Rit. 8 (lám. 2, 18). 51.- Fragmento de fondo de TSH, pasta de color tierra 21.- Fragmento de borde liso de un cuenco de TSH, siena tostado (M35), barniz rojo inglés oscuro forma Rit. 8 (lám. 2, 19). (S 11) (lám. 5, 49). 22.- Fragmento de borde de sección triangular de una 52.- Fragmento de fondo de TSH, forma Drag. 30; pas­ forma indeterminada de TSH (lám. 2, 20). ta de color rosa (L25), barniz rojo inglés (P20) 23.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH, proba­ (lám. 5, 50). blemente una forma Rit. 8 (lám. 2, 21). 53-61.- 6 Fragmentos de fondos correspondientes a dis­ 24.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH, proba­ tintas piezas de TSH; presentaban características blemente forma Rit. 8 (lám. 2, 22). de pasta, color rosa (M20), y barniz, color rojo 25.- Fragmento de borde de una forma Drag. 37 de inglés (P20), típicamente altoimperiales (lám. 5, TSH con borde de almendra; barniz rojo inglés 51-59). (P20) brillante, pasta rosa (L25) (lám. 3, 23 ). 62.- Fragmento del fondo de un plato de TSH; pasta 26.- Fragmento de plato de TSH, forma 4, con reborde rosa (M20), barniz rojo inglés (P20). Presenta inclinado y engrosamiento en el labio; dos acanala­ decoración burilada en su superficie interior (lám. duras enmarcan una decoración burilada en la 5, 60). superficie del borde (lám. 3, 24). 63.- Fragmento de borde y galbo de una forma 37t de 27. Fragmento de plato o cuenco de TSH, formas 4 ó terra sigillata hispánica tardía (TSHT), de labio 5, lleva borde con decoración burilada (lám. 3, 25). plano; presenta decoración de coronas de círculos 28. Fragmento de borde y cuello de una jarra de TSH llenos de ángulos; pasta de color rosa (M20) (lám. (lám. 3, 26). 6, 61). 29. Fragmento de borde de una forma 5 de TSH (lám. 64.- Fragmento de galbo de TSHT que presenta dos 3, 27). engrosamientos (lám. 6, 62). 30. Fragmento de borde de un cuenco de TSH (lám. 3, 65.- Fragmento de galbo decorado de un recipiente de 28). TSHT, que presenta una decoración de tres líneas 31. Fragmento de borde de un cuenco de TSH (lám. 3, circulares y medias lunas dispuestas sin ningún 29). orden aparente; pasta de color tierra siena tostado 32-34.- 3 Fragmentos de bordes distintos de cuencos de (M37), no conserva barniz (lám. 6, 63). TSH (lám. 3, 30-32). 66.- Fragmento de galbo de TSHT que presenta decora­ 35.- Fragmento de borde de una forma Drag. 37 de ción de dos pequeños círculos y otro motivo no TSH (lám. 3, 33). reconocible (lám. 6, 64). 36-41.- 6 Fragmentos de bordes distintos de cuencos de 67.- Fragmento de galbo de TSHT decorado con dos TSH, verosimilmente forma Rit. 8 (lám. 3, 34-36 y círculos muy engrosados (lám. 6, 65). 38-40). 68-69.- 2 Fragmentos de bordes planos correspondien­ 42.- Fragmento de borde de TSH, forma Drag. 29 (lám. tes a dos piezas diferentes de TSHT, forma 37t; 3, 37). pasta de color rosa (M20) (lám. 6, 66-67). 43.- Fragmento de borde de TSH forma Drag. 37; bor­ 70.- Fragmento de fondo de TSHT; pasta ocre carne de almendrado; pasta de color rojo pálido (M25) y (N45), no conserva barniz (lám. 6, 68). barniz rojo inglés (R 19) (lám. 4, 41 ). 44.- Fragmento de borde de un cuenco de TSH; pasta tierra verde tostada (M35), barniz rojo inglés (P29) SONDEOS ARQUEOLOGICOS EN LA MARGEN (lám.4, 42). IZQUIERDA DEL ARROYO SAN JUAN. 45.- Fragmento de borde de una forma indeterminada de TSH (lám. 4, 43). El grupo de sondeos que aportó un mayor número de datos 46.- Fragmento de borde de una forma Drag. 37 de sobre el asentamiento romano existente en este término TSH; pasta rosa (M20), barniz rojo inglés (P20) corresponde a los números 4 - 7. Todos ellos fueron abiertos (lám. 4, 44). en las inmediaciones del nuevo curso del río San Juan, en sus 47.- Fragmento de borde probablemente de una forma dos márgenes, aguas abajo del puente recientemente construí• Drag. 29 de TSH; barniz rojo inglés (P20) (lám. 4,45). do (fig. 3). Esta zona fue afectada directamente por las obras ALORIA· ALAVA, ORDUÑA; BIZKAIA). ELASENT CAMPANA IEVALDEFRATO( NDEO 1989 AMIENTO ROMANO-~E PROSPECCION y SO . 79

ctualmente sufre una fuerteas erosión tienden en a de los años, d 1980-82de crec1 .Yd aa del río, en los que las agu los peno os. o cauce. rmitió comprobar la buscar el ~nt.J.gu bservación del lugar .pe ueológico en los Una pnmera o de muros y matenal arq ala mecánica existenciad 1 de restos ce fluvial, abierto con p delimitaban nuevo cau d muros que cortes 6)e d 1 cruce de os alidad Su cro- Se trata e 'd la actu · (figs. 5- .. , talmente destrm a en 1 material que se una habitac10n, to o ofrece dudas ya que e rra sigillata his- nología romana n equeños fragmentos de ttare con más datos n el corte, P ·dad de con · ·ó recoge, . e , lo cert.J.ºfi c a · La neces1. ·runrnente . de desapanc1 n pamca, as1 . cación y el peligro ~ rir los sondeos 6 y sobre esta ed1fi restos nos llevo a ab . t. do hallar otra7 ba a estos h penru i . . que d. iones. Estos nos an tual cauce y delirm- en susafe~ta rnme i~c la que ocupaba el ac . . , cont.J.gua a . , hab1tac1on ión en este secta~. dificio y proporc10no tar la construc~ d" con el extenor de~ ,e . de suelo en los El sondeo 10 antas que deb10 servir . o pudieron nivel de calizas y c ' trucción. En el rmsm Fig. 3. Locahzacrnn. . , de los sondeos. unmomentos de uso de la cons

Flg. 5. Perfil sobre e1 no, San Juan. 80 J.J. CEPEDA- I. CALLEJA - M. UNZUEfA - P. CASTAÑOS

Fig. 6. Corte sobre el río San Juan. Estado actual.

identificarse algunos fragmentos de cerámica tardorromana, muy alterados. Las pequeñas dimensiones del sondeo hicie­ ron que los hallazgos fuesen de escasa importancia numérica (fig. 7). El sondeo 6 (figs. 8-12) proporcionó importantes datos sobre las características de la vivienda así como sobre su cro­ nología.

Fig. 7. Sondeo 7. Fig. 8. Sondeo 6. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAVA, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 81

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Fig. 9. Sondeo 6. Perfil l. 82 J.J. CEPEDA - L CALLEJA - M. UNZUETA - P. CASTAÑOS

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Fig. 10. Sondeo 6. Perfil 2.

SONDE06. NIVEL 1

Estratigrafía y relación de materiales arqueológicos. Corresponde a la capa de tierra revuelta por las labores

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Fig. 11. Sondeo 6. Planta. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAVA, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 83

Fig. 12. Sondeo 6. Alzado zócalo SW-NE.

agrícolas y por los trabajos de nivelación de terreno efectua­ cado; pasta de tono rosaceo en superficie e interior dos recientemente en la nueva parcelación de la finca; se trata gris (lám. 7, 70). de un nivel de tierra suelta de color marrón, que presenta un 3.- Cerámica medieval. Fragmento de cuello recto y grosor medio de 15 cms. en el que se halló parte de una cana­ estriado, con borde vuelto simple; pasta de color lización moderna y restos cerámicos de loza. ocre (lám. 7, 71). 4-7 .- Cerámica medieval. Fragmentos de fondos rectos, NIVEL Il (5) de características similares; pasta naranja (lám. 7, 72-75). Nivel de tierra marrón negruzca compacta que corresponde 8.- Cerámica medieval. Fragmento de borde con labio a un momento de ocupación medieval. Aunque son abundan­ redondeado; pasta de color rosaceo claro (lám. 8, tes en él los fragmentos de cerámica, no ha podido documen­ 76). tarse ningún resto constructivo. El material arqueológico 9.- Cerámica medieval. Fragmento de fondo recto; hallado incluye un total de 476 fragmentos cerámicos: 419 pasta naranja (lám. 8, 77). corresponden a piezas de atribución medieval, 39 a recipien­ 10.- Cerámica medieval. Fragmento de fondo recto; tes de terra sigillata hispánica y 18 de cerámica común roma­ pasta de color rosaceo (lám. 8, 78). na del tipo denominado genéricamente como "común local" 11.- Fragmento de galbo de terra sigillata hispánica (6). tardía (TSHT). Corresponde a una forma decorada a base de dos coronas de círculos concéntricas que Las piezas más significativas se describen a continuación. contienen hileras de ángulos; pasta de color siena 1.- Cerámica medieval. Fragmentos correspondientes tostado (M37). Siglo IV d. C. (lám. 9, 83). a un recipiente de forma globular, cuello estriado, 12.- Fragmento de galbo de una forma 37 de terra sigi­ labio engrosado y fondo recto; pasta de color llata hispánica (TSH); presenta decoración meto­ naranja (lám. 7, 69). pada con dos líneas centrales de separación entre 2.- Cerámica medieval. Fragmento de cuello y borde las cuales se incluye una hilera de ángulos; barniz de una forma cerrada, con labio ligeramente mar- rojo inglés adherente (R20), pasta de color rosa (M20). Altoimperial (lám. 9, 84). 13.- Fragmento de forma 37t de TSHT, cuello abierto y (5) Durante la excavación, ante una primera ausencia de criterios borde ligeramente redondeado; pasta ocre carne para diferenciar niveles estratigráficos se profundizó en planos (N40), no conserva barniz (lám. 9, 85). de aproximadamente de 10 cms. La numeración correspondien­ 14.- Fragmento de borde de una forma 37t de TSHT; te a estos es precisamente la que aparece en la sigla de las pie­ pasta de color siena tostado (lám. 10, 100). zas recuperadas. El nivel II pudo ser diferenciado del siguiente en el plano 4, de tal forma que estos 4 primeros planos corres­ 15.- Fragmento de un cuenco de TSHT, de perfil próxi• ponden a lo que finalmente denominarnos nivel l. mo a la clásica Rit. 8, corresponde a la forma 1O de (6) Aunque la difusión de este tipo de cerámica alcanza un espacio Palo!; borde recto de características tardías; pasta de geográfico ciertamente amplio, que comprende una buena parte color rosa (M20), no conserva barniz (lám. 9, 96). del norte peninsular, mantenemos aquí la denominación con 16.- Tres fragmentos de un galbo decorado de la misma que fue dada a conocer por M. A. Mezquiriz en "Estudio de los materiales hallados en la villa romana de Liedena", pieza, forma 37t de TSHT. Lleva decoración de Excavaciones arqueológicas en Navarra, ll, 1947-1951. círculos concéntricos, el exterior dentado y los Pamplona, 1954. interiores lisos, con motivo central de roseta hexa- 84 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

pétala muy poco marcada (tipo 1 Al de López NIVEL III Rogríguez); a su lado otro motivo no identificable. La parte inferior la ocupan dos líneas paralelas que Zona exterior de la construcción. enmarcan un friso muy borroso con punzones similares a los que López Rodríguez clasifica Este nivel, que corresponde al período de abandono de la como motivos seriados de pequeños elementos y construcción romana hallada en el sondeo, está compuesto que aparecen asociados habitualmente con las por aportes de tierra que adquiere ahora un fuerte tono rosetas y los motivos circulares (tipo 2 Al n.º 56, negruzco. Los materiales arqueológicos son todos de cronolo­ López Rodríguez p. 60 fig. 10). Similares en gía romana, en su mayor parte del siglo IV, aunque aparecen Salinas de Rosío, Burgos (Abásolo, Pérez, p. 215, también piezas anteriores. Se recogieron además restos óseos fig. 34 n.º 4), también seriados pero no asociados a animales, en número considerable, que deben corresponder a círculos. La decoración se completa con hileras de desperdicios de alimentación. ángulos y lúnulas entre baquetones. Decoración y El total de fragmentos cerámicos recuperados asciende a pasta, color tierra siena tostada (N37), permiten 64 (17 de TSH, 24 de TSHT y 23 de cerámica común); los situar esta pieza en la segunda mitad del siglo IV fragmentos óseos son 54, a los que hemos de añadir además (lám. 10, 95). restos de unas conchas de molusco. La relación se completa 17.- Fragmento de galbo de TSH que presenta una deco­ con un fragmento de vidrio y 4 monedas. ración metópada con cuatro líneas onduladas verti­ cales de separación y un motivo circular. Estilo Las piezas más significativas son las siguientes: decorativo altoimperial; pasta tierra verde tostada 1.- Fragmento de galbo de TSHT; lleva decoración de (M49) y barniz rojo inglés (Rl9) (lám. 10, 96). roseta con botón central, de escaso relieve; pasta 18.- Fragmento de galbo de una forma cerrada de TSH, rosa (M20) (lám. 11, 103). correspondiente a una jarra. Barniz ocre oro (S25) 2.- Fragmento de cuenco de TSH, de forma 37, deco­ y pasta tierra verde tostada (L47). Las característi• rado con círculos concéntricos lisos, pasta rosa cas de pasta y barniz hacen pensar en una forma carne (L35), barniz rojo inglés (P15) (lám. 11, altoimperial, concretamente la n.º 20 del repertorio 104). hispánico (lám. 9, 87). 3.- Fragmento de galbo de TSHT, forma 37t, decorado 19.- Fragmento de galbo de un plato de TSHT, del tipo con círculos lisos rellenos de ángulos; otra hilera con borde vuelto, conocido también como forma 4 de ángulos separa los círculos, en un tipo de com­ de Palo!; pasta rosa (M20), no conserva barniz posición habitual en la TSHT; pasta rosa carne (lám. 9, 88). (L35), barniz anaranjado (lám. 11, 105). 20.- Fragmento del borde de un cuenco de TSHT, con 4.- Fragmento de galbo de TSHT con decoración de incisión bajo el labio; forma 10 de Palo!; pasta rosa dos líneas perpend~culares (lám. 11, 106). (lám. 9, 89). 5.- Fragmento de cuenco de TSHT, forma 37t, cuello 21.- Fragmento de un borde con labio redondeado, de alargado y abierto, labio plano; pasta de color tie­ una forma cerrada de TSHT, posiblemente una rra siena tostado (M37) (lám. 11, 107). 37t; pasta rosacea, no conserva barniz (lám. 9, 90). 6.- Fragmento de borde doble de TSHT, forma 37t, con depresión central (López Rodríguez p. 24) 22.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; borde (lám. 11, 108). simple sin labio (lám. 9, 91). 7.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta 23.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37; (lám. 9, tierra siena tostado (M37), sin barniz (lám. 11, 92). 109). 24.- Fragmento de borde de un cuenco de TSHT, forma 8.- Fragmento de borde de TSHT, forma indetermina­ 10 de Palo!; pasta rosa, no conserva barniz (lám. 9, da; pasta siena tostado, sin barniz (lám. 11, 116). 93). 9.- Fragrpento de borde de TSHT, forma 37t; pasta 25.- Fragmento de fondo de forma indeterminada de rosa (M20) (lám. 11, 117). TSHT, pie poco marcado (lám. 9, 94). 10.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta 26.- Fragmento de olla de cerámica común local roma­ tierra siena tostado (M37) (lám. 11, 119). na (CL); borde vuelto horizontal de contorno angu­ 11.- Fragmento de borde horizontal de un plato con loso con acanaladura interna; decoración peinada; reborde de TSHT; corresponde a la forma de 4 de pasta de color marrón claro (lám. 8, 79). Palo!; pasta tierra siena tostado (M37) (lám. 11, 27 .- Fragmento de fondo de base plana de CL; pasta de 120). color gris oscuro (lám. 8, 80). 12.- Fragmento de borde redondeado de TSHT, forma 28.- Fragmento de borde de un recipiente de vidrio; 37t (lám. 11, 121). pasta de color verdoso, con burbujas de aire en su 13.- Fragmento de fondo de TSHT, forma indetermina­ interior (lám. 8, 81 ). da; pasta rosa carne (L35), sin barniz (lám. 11, 29.- Cuenta de collar de pasta vitrea, de sección circu­ 123). lar; color gris oscuro (lám. 8, 82). 14. Fragmento de fondo plano de una olla de CL; EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALA V A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCJON Y SONDEO. 1989 85

superficie peinada; pasta de color gris oscuro (lám. marcaba el inicio de la decoración, hoy completa­ 11, 124). mente perdida, pasta tierra verde tostada (M47) 15.- Moneda. (7) (lám. 10, 102). Antoniniano. Claudia II. 268-270 d. C. 22-27.- Seis fragmentos de bordes diferentes de TSHT, Anv. Busto radiado a derecha.[imp c forma 37t; pastas tierra siena tostado (M37), sin clau] DIVS AV [g] barniz (lám. 11, 110-115). Rev. Irreconocible 1,52 gr. 20 mm. 28.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta 16.- Moneda. rosa (M20) (lám. 11, 118). Nummus. Familia constantiniana. Arles, 335-340. 29.- Fragmento de fondo, sin pie, de TSHT, forma d.C. indeterminada; pasta rosa (M20), sin barniz (lám. Anv. Busto con diadema de rosetas, manto y 11, 122). coraza, a derecha. CONS [... ] Rev. Dos soldados con un labarum. [glori] A NIVEL IV. EXERC [itus] 1,08 gr. 15 mm. 6 h. 17.- Moneda. Zona exterior de la habitación. Nummus. Familia constantiniana. 347-348 d. C. Anv. Irreconocible. Nivel que corresponde al peóodo de construcción y uso del Rev. Dos victorias afrontadas sujetan una edificio. En él se incluyen lajas y piedras utilizadas en el mis­ corona de laurel. [victoriae dd nn auggq mo así como fragmentos de la roca madre producto de la nn] 0,94 gr. 14 mm. nivelación del terreno previa al levantamiento del zócalo de 18.- Moneda. la vivienda. En la parte superior de este nivel y en las inme­ Nummus, aes 4. Familia teodosiana. 388-c.402 diaciones de los muros se detecta un importante conjunto de d.C. restos óseos animales. El conjunto de materiales recuperados Anv. Busto con diadema de perlas a derecha. se compone de 107 fragmentos de TSHT, 3 fragmentos de Rev. Victoria a izquierda con trofeo y cautivo TSH, 46 fragmentos de cerámica común romana, 3 fragmen­ [salus rei-publicae] Cruz monogramática tos de clavos de hierro y 139 fragmentos óseos animales. Las en el campo. 0,68 gr. 13 mm. 12 h. piezas más significativas se describen a continuación.

Zona interior de la construcción. 1.- Fragmento de galbo TSHT; corresponde a una for­ ma decorada con coronas de círculos secantes lle­ Corresponde al nivel de uso y abandono de la habitación; nos de ángulos; pasta tierra verde tostada (M47) el suelo de la misma es de tierra tostada y muestra una acu­ (lám. 14, 137). mulación de cenizas y carboncillos en las zonas próximas al 2.- Fragmento de galbo de TSHT; corresponde a una zócalo que lo delimita. En este nivel se recuperaron 57 frag­ forma decorada con coronas de círculos llenos de mentos cerámicos (52 de terra sigillata hispánica tardía y 5 ángulos y apoyo de compás central; pasta tierra de cerámica común) así como 27 fragmentos óseos animales verde tostada (M47) (lám. 14, 138). y 3 fragmentos de concha de molusco. 3.- Fragmento de galbo de TSHT de forma 37t; lleva 19.- Fragmento de un cuenco de TSHT, forma 37t. decoración similar a las anteriores, con corona de Corresponde al cuello, que presenta borde triangu­ círculos llenos de ángulos; pasta de color tierra lar caracteóstico de las primeras etapas de esta for­ tostada (lám. 14, 139). ma; pasta de color rosa (M20), no conserva barniz 4.- Fragmento de galbo de TSHT; lleva decoración de (lám. 10, 97). círculos de linea dentadas al exterior y lisas al inte­ 20.- Fragmento de galbo de una forma indeterminada rior, a su derecha un punzón no identificable; pasta de TSHT decorada con tres círculos dobles lisos de color rosa (M20) (lám. 14, 140). tangentes; pasta rosa (M20) (lám. 10, 98). 5.- Fragmento de TSHT decorada con círculos secan­ 21.- Fragmento de fondo de TSHT, corresponde a una tes llenos de ángulos; pasta de color rosa (M20) forma 37t; pie bajo, se aprecia una acanaladura que (lám. 14, 141). 6.- Fragmento de TSHT de forma 37t; presenta deco­ ración de círculos concéntricos secantes, el exte­ rior es dentado; pasta de color rosa (lám. 14, 142). (7) La cronología de estos ejemplares se basa en las fechas que para las series documentales son asignadas en H.G. Pflaum, P. 7.- Fragmento de galbo de TSHT, forma 37t; lleva Bastien, La trouvaille de Canakkale, Wetteren, 1969 (antoni­ decoración de corona de círculos llenos de ángu­ niano); R.A.G. Carson, P.V. Hill, J.P.C. Kent, Late roman los; pasta rosa (lám. 14, 143). Broze Coinage, Londres, 1965; J.PC. Kent, The Roman 8.- Fragmento de galbo de TSHT que conserva parte Imperial Coinage, VIII, Londres, 1981; para la fecha final de la de un círculo como decoración; pasta tierra siena serie Salus Reipublice, últimamente R. Delmaire, "Un trésor d' aes 4 au musée de Boulogne-sur-Mer. Notes sur la circulation (S37), como las anteriores no conserva barniz monétaire en Gaule du Nord au début du V e. siecle", Trésors (lám. 14, 144). monétaires, V, París, 1983, pp. 164-9. 9.- Fragmento de TSHT, forma 37t; corresponde al 86 1.1. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

cuello y borde; pasta siena tostado (M47) (lám. 14, 33.- Fragmento de olla de CL con borde vuelto, plano, 145). de sección triangular; lleva decoración de incisio­ 10.- Fragmento de plato de TSHT; posiblemente forma nes peinadas en su superficie; pasta de color 4 de Palo!, con reborde inclinado; pasta rosa (M20) marrón-gris (lám. 13, 130). (lám. 14, 146). 34.- Fragmento de un plato de CL de galbo oblicuo y 11.- Fragmento de TSHT de forma 37t; corresponde al borde perpendicular engrosado con labio redon­ cuello y borde; pasta rosa (M20) (lám. 14, 147). deado; pasta de color marrón-girs (lám. 13, 131 ). 12.- Fragmento de TSHT, cuello y borde de una forma 35.- Fragmento de borde vuelto plano de CL, forma 37t; pasta rosa (M20) (lám. 14, 148). imprecisa; pasta de color anaranjada con abundan­ 13.- Fragmento de cuenco de TSHT con pared ligera­ tes desgrasantes minerales (lám. 13, 132). mente curva y borde engrosado; puede asimilarse a 36.- Fragmento de borde vuelto curvo de una olla de la forma 6 de Palo!; pasta rosa (M20) (lám. 14, CL; pasta de color gris oscuro (lám. 13, 133). 149). 37.- Fragmento de borde curvo, ligeramente vuelto, de 14.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta un recipiente de almacenaje de grandes dimensio­ rosa (M20) (lám. 14, 150). nes (dolium); pasta de color marrón-gris (lám. 13, 15.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta 134). gris pardo (N70) (lám. 14, 151). 38.- Fragmento de fondo plano de un recipiente de 16.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta paredes curvas, de CL; pasta de color marrón (lám. gris pardo (N70) (lám. 14, 152). 13, 135). 17.- Fragmento de TSHT, forma indeterminada; pasta 39.- Fragmento de fondo con pie anular de un recipien­ rosa (M20) (lám. 14, 153). te de cerámica común; pasta de color naranja con 18.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta restos de barniz rojo; las características de la pasta ocre carne (M45) (lám. 14, 154). son más groseras que en la TSHT (lám. 13, 136). 19.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta rosa (M20) (lám. 14, 155). Zona interior de la habitación. 20.- Ficha lisa realizada sobre un fragmento de TSHT; Nivel formado por tierra de relleno que sirve de soporte al pasta rosa (M20) (lám. 14, 156). suelo de la habitación. Los hallazgos documentados en su 21.- Fragmento de cuello y borde de TSHT; forma 37t; interior son muy escasos: únicamente se identifican tres frag­ pasta de color rosa (Ll 1) (lám. 15, 157). mentos de TSHT. 22.- Fragmento de cuenco de TSHT; forma 6 de Palo!; borde simple a bisel; pasta tierra verde tostada 40.- Fragmento de borde redondeado de TSHT; proba­ (M35) (lám. 15, 158). blemente de una forma 37t; pasta de color rosa 23-26.- 4 Fragmentos de fondos diferentes de TSHT; (M20), no conserva barniz (lám. 1O, 99). lleven pie muy poco marcado; pasta rosa (lám. 15, 41.- Fragmento de borde de TSHT, forma 37t; pasta de 159-162). color rosa (M20), no conserva barniz (lám. 1O, 27.- Perfil completo de un gran plato de TSHT (31,6 101). mm. de diámetro); forma 4 de Palo! con pie no marcado; ha perdido el barniz y la pasta es de La información proporcionada por este sondeo nos permite color ocre carne (M45) (lám. 15, 163). precisar que la construcción de la habitación se puede fechar 28.- Fragmento de olla de CL con asa de sección circu­ dentro del siglo IV d. C., posiblemente en un momento situa­ lar de desarrollo vertical sobre la boca; borde lige­ do entre el segundo cuarto y los años centrales del siglo, a ramente vuelto; pasta de color marrón tostado con juzgar por las formas y decoración de las cerámicas halladas abundantes desgrasantes minerales (lám. 12, 125). en el nivel IV (8). La ausencia de producciones estampadas, 29.- Fragmento de una ollita de CL con borde ligera­ cerámicas grises y naranjas de origen narbonense e imitacio­ mente vuelto, moldurado al exterior e interior; pas­ nes hispanas características del siglo V d. C., de que se ta de color marrón tostado (lám. 12, 126). documentan en otros yacimientos tardorromanos próximos, así 30.- Fragmento de olla de CL con borde vuelto, plano, como la falta de algunos tipos de TSHT que les suelen ir aso­ de sección triangular; lleva decoración de incisio­ ciados, hace pensar además que la ocupación no debió prolon­ nes peinadas en su superficie así como en el arran­ garse mucho, no más allá de los últimos años del siglo N (9). que del galbo; pasta de color gris oscuro (lám. 13, 127). 31.- Fragmento de olla de CL con borde vuelto de con­ (8) Vid. infra estudio general de las cerámicas. torno redondeado; conserva restos del inicio de la (9) Unicamente se podrá contar con mayores precisiones después decoración peinada en el arranque del galbo; pasta de una excavación en extensión de la zona que ocupa la cons­ de color gris oscuro (lám. 13, 128). trucción hallada. El hallazgo en el nivel III del sondeo de un aes 4 de la serie Salus reipublicae teodosiana, última de las que lle­ 32.- Fragmento de cuenco de CL de borde recto; pasta gan con regularidad a Hispania y que perdura además en la cir­ de color gris oscuro presenta la superficie exterior culación del siglo V hace posible una prolongación de la ocupa­ pulida (lám. 13, 129). ción del lugar en los primeros años de esta centuria. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORJA; ALA VA, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 87

La edificación, destinada verosimilmente a un uso domés­ bido de la antigua ermita que se emplazaba en este lugar, tico, muestra unas características constructivas muy rudimen­ enclavada en la zona más elevada, fue hallada una necrópolis tarias. Se encuentra sobreelevada ligeramente respecto a la medieval del tipo conocido como de "sepulturas de lajas". En zona exterior y presenta un zócalo realizado con piedras uni­ total se procedió a la realización de cuatro sondeos en esta das con barro sobre el que se levantarían paredes hechas con zona, que se corresponden con los números 1-3 y 8 de la fig. material perecedero, probablemente madera. La ausencia 3. Con ellos se ha pretendido delimitar aproximadamente el apreciable de derrumbes importantes correspondientes a los área que ocupan las inhumaciones y determinar si existen muros así como la marcada horizontalidad que presenta el indicios de ocupación anterior en la misma. En tres de los zócalo conservado permiten apuntar en esa dirección. La ine­ sondeos procedimos únicamente a la documentación de las xistencia de tegulae e imbrices entre los materiales encontra­ sepulturas, que se hallaban cubiertas por lajas de caliza irre­ dos nos indica además que la cubrición fue igualmente de gulares de mediano tamaño (figs. 15-16). Unicamente en el material vegetal. sondeo 2 procedimos a una excavación en profundidad (figs. 17-18). En él pudimos comprobar que la necrópolis aprove­ chaba restos de construcciones anteriores muy alteradas, tal SONDEOS EN LA MARGEN DERECHA DEL como se desprende del modo en que fueron realizadas las dos ARROYO SAN JUAN sepulturas excavadas. Estas utilizan los restos de muros, hoy muy arrasados, que se encontraban previamente en el lugar, En una próxima al arroyo fueron abiertos dos pequeños de los cuales emplean las lajas que delimitan en buena parte sondeos. De ellos únicamente el número 4 proporcionó datos las inhumaciones. La forma de estas reproduce un tipo de sobre un nivel arqueológico definido (figs. 13-14). En él se sepultura de cronología aún poco definida, pero que parece distinguen cinco niveles diferentes: una capa superficial muy corresponder a momentos de la alta Edad Media. Los restos suelta; un segundo nivel moderno, que presenta restos de óseos contenidos se presentaban bastante alterados, a causa loza; un nivel romano que contiene piedras de mediano tama­ de la escasa potencia del relleno de tierra que cubre la zona, y ño, correspondientes verosímilmente al derrumbe de restos que hace que las labores de arado retiren frecuentemente las constructivos situados en alguna zona próxima; un cuarto cubiertas. En la cabecera de las dos sepulturas documentadas nivel con tierra quemada y carboncillos sobre unas lajas dis­ se dispusieron dos pequeñas piedras hincadas que debieron puestas irregularmente y un quinto nivel de tierra muy arci­ servir para fijar la cabeza del difunto. llosa, estéril. Los hallazgos cerámicos son muy escasos, úni­ Tras el levantamiento de la sepultura 1 comprobamos que camente contamos con algunos fragmentos de terra sigillata su realización había alterado completamente el nivel arqueo­ altoimperial procedentes de los niveles 3 y 4, que se descri­ lógico. En la tierra de relleno de la misma aparecen fragmen­ ben más adelante: uno de ellos, el n.º 1 procede del nivel 4, y tos informes de cerámica romana junto a otros de factura permite dar una atribución cronológica genérica dentro del medieval y bajo la sepultura únicamente se documentó la siglo II d. C. En uno de los extremos del sondeo, en este mis­ roca natural. La fecha de construcción del muro que aprove­ mo nivel, se pudo comprobar la existencia de abundante esco­ cha parcialmente permanece por tanto imprecisa aunque no ria y restos de mineral de hierro. Las pequeñas dimensiones nos parece aventurada una cronología romana, dadas las de la cata no permitieron determinar con total exactitud la características del mismo, muy similares a las de la construc­ naturaleza de la estructura hallada aunque todo apunta a que ción hallada en el sondeo 6. nos encontramos ante los restos de un rudimentario horno de Los hallazgos muebles correspondientes a este grupo de fundición de este mineral. sondeos son ciertamente escasos; todos ellos fueron hallados en el nivel de tierra, muy revuelto, que cubre las sepulturas. 1.- Fragmento de borde correspondiente a una orza de TSH, forma hispánica 2; el borde es simple, vuelto Sondeo l. hacia arriba y no conserva el barniz; la pasta es de 1.- Fragmento de borde de una olla de cerámica color rosa (M20). Esta forma, que probablemente medieval realizada a torno lento. Pasta de color imita vasos de paredes finas de época flavia en un gris-negro (lám. 16, 169). primer momento, tiene una cronología amplia, des­ 2.- Fragmento de fondo de cerámica medieval; pasta de finales del siglo 1 d. C., aunque se documenta naranja decantada (lám. 16, 172). con mayor frecuencia en la centuria siguiente (lám. 16, 164). Sondeo 2. 2-3.- Dos fragmentos de bordes de formas indetermina­ 1-2.- Fragmentos de dos bordes de sección triangular de das de TSH (lám. 16, 165-166). cerámica medieval. Pasta de color naranja (lám. 4.- Fragmento de fondo de una olla de CL; pasta de 16, 170-171). color gris-marrón (lám. 16, 173). Sondeo 8. 1.- Fragmento de TSH, correspondiente a un galbo de LA NECROPOLIS MEDIEVAL forma indeterminada con decoración de dos peque­ ños círculos con botón central; pasta rosa (lám. 16, En una de las fincas del término de San Juan, nombre reci- 167). 88 JJ. CEPEDA -1. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

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MINERAL TIERRA CARBONCILLOS QUEMADA

o 20 40 1:1=:::::1:'===11 ,m.

Fig.13. Sondeo 4. Perfil SW-NW y planta. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAV A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 89

2.- Fragmento de cerámica medieval, de pasta naranja; corresponde a un galbo con decoración estriada (lám. 16, 168).

11. HALLAZGOS ARQUEOLOGICOS EN ARTOMAÑA (ARRASTARIA; ALA VA)

Además del material cerámico recogido en superficie en el asentamiento de Frato, del que se da descripción en las pági-

Fig. 14. Sondeo 4.

Fig. 16. Sondeo l.

nas anteriores, en el transcurso de los trabajos de sondeo tuvi­ mos noticia del hallazgo casual en el término de la localidad de Artomaña de distintos fragmentos de cerámica de atribu­ ción romana que su descubridor, T. Ugarte, puso a nuestra disposición. Las piezas, que se describen a continuación, pro­ Fig. 15. Sondeo 8. ceden de una de las huertas situadas en el centro del pueblo. 90 J.J. CEPEDA -1. CALLEJA - M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

Fig.17. Sondeo 2. Planta.

Fig. 18. Sondeo 2. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALA V A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 l)J

o 1 2 3 4 5 lr----.1--+-I--+1--•l -~1 cm.

Fig. 19. Denario forrado. Orduña.

1.- Fragmento de galbo decorado de TSH, forma inde­ es significativo un fondo de TSHT que se puede situar genéri­ terminada; presenta estilo decorativo de metopas camente dentro del siglo IV d. C. con líneas onduladas verticales de separación y otra de ángulos en el centro (lám. 17, 174). 2.- Fragmento de galbo decorado de TSH, forma inde­ m. HALLAZGO MONETARIO EN ORDUÑA (FIG. 19) terminada; decoración de metopas que presenta una línea de ángulos y otra de punzones ondula­ Durante el tiempo de realización de los sondeos tuvimos dos, con un motivo de separación vertical (lám. 17, noticia del hallazgo casual, producido hace ya bastantes años, 175). de un denario republicano en las inmediaciones de la locali­ 3.- Fragmento de un cuenco de TSH, forma Drag. 37, dad de Orduña (11). Puestos en contacto con su actual depo­ con decoración de líneas onduladas verticales; esti­ sitario, J. Lámbarri, pudimos proceder a su catalogación, que lo decorativo de metopas o de transición; pasta es como sigue: color rosaceo (M37), barniz rojo inglés (P20) (lám. 17, 176). Denario republicano forrado, post. 144 a. C. 4.- Fragmento del borde de una forma 35 de TSH Anv.) Cabeza de Roma a derecha. Detrás PIDO; (lám. 17, 177). delante X Rev.) Dioscuros. Debajo L L M. 5-6.- Fragmentos de dos fondos distintos de TSH, for­ Exergo: ROMA 2,66 gr. 17 mm. 7 h. mas indeterminadas; pasta color rosado, barniz rojo ingles adherente (lám. 17, 178-179). Se trata de un ejemplar que imita, con una leyenda de 7.- Fragmento de un fondo de forma indeterminada de reverso aberrante, el tipo Crawford 216, acuñado en Roma en TSHT; pasta de color rosa (M20) (lám. 17, 180). 144 a. C. (12). El peso, notablemente inferior al que debiera 8.- Fragmento del borde de una pequeña orza de cerá­ corresponder a un denario, así como la observación en el mica común de paredes finas, de borde vuelto; pas­ reverso de una fisura que delata su recubrición plateada ta de color rosa (L53), barniz siena (M57); seme­ superficial, permiten atribuir esta pieza al grupo de falsifica­ jante a una forma 40 (Mayet, pl. LIV) (lám. 17, ciones realizadas en época republicana romana y que resultan 181). ser relativamente frecuentes entre los hallazgos de circulación 9.- Fragmento de borde de cerámica común romana de (13). color ocre (lám. 17, 182). Los tres fragmentos decorados de TSH lo están con estilo de metopas y dan una cronología que va desde mediados del siglo I hasta mediados del siglo Il d. C.; los motivos que pre­ (11) La zona concreta de procedencia es desconocida, aunque se puede situar aproximadamente en las inmediaciones del sentan hacen pensar en producciones de los talleres del Santuario de la Antigua, cerca del caserío de Oruro. Najerilla (10). Entre los fragmentos de atribución tardía sólo (12) M.H. Crawford, Roma11 Republican Coinage, Cambridge, 1974. (13) Id, !, pp. 560-5: un ejemplar de imitación, no forrado, pero que reproduce también el tipo de L. Sempronio Pitio es señalado por (10) Mayet, Sigillées, pp. 87 ss. el autor en el tesoro de Córdoba. 92 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

IV. ESTUDIO DE LA CERAMICA HALLADA EN EL aunque conviene señalar ya que cualquier aproximación YACIMIENTO DE FRATO numérica a su distribución encuentra serias dificultades debi­ do a la propia naturaleza de los hallazgos, en buena parte pro­ Los hallazgos cerámicos constituyen sin lugar a dudas el ducto de recogidas selectivas durante trabajos de parcelación grupo de materiales arqueológicos más abundantes recogido y modificación del terreno desarrollados al menos en una par­ durante los sondeos y prospecciones realizados en el yaci­ te del yacimiento y que han sido ajenas por tanto a todo con­ m.iento de Frato. Ateniéndonos a una primera división crono­ trol arqueológico. Unicamente los materiales procedentes de lógica, podemos establecer dos grupos mayores: la cerámica los sondeos pueden aportar algún dato útil sobre la distribu­ medieval y la cerámica romana. ción e importancia de las distintas producciones, siempre con los límites que impone la cantidad, escasa, de los fragmentos IV. l. La cerámica medieval recuperados. A pesar de estas limitaciones, el estudio de estas piezas y de su distribución es, obviamente, fundamental para Las piezas aquí contempladas proceden en su mayoóa del establecer los límites cronológicos que marcan el comienzo y nivel 11 del sondeo 6. Se trata de fragmentos correspondientes el final de la ocupación romana en este lugar. al tipo olla, de tamaño medio. Presentan formas globulares -la única pieza que permite una reconstrucción aproximativa La terra sigillata. es la n.º 1 (lám. 7, 69)- con cuello casi cilíndrico, de escaso La totalidad de las piezas incluídas en este grupo corres­ desarrollo y borde de labio engrosado o de sección apuntada ponde a la producción hispánica, tanto en su momento (lám. 17, 171 ). Los fondos conservados son todos planos. A altoimperial como bajoimperial. Han sido finalmente 137 modo de decoración se localiza en algunos ejemplares una fragmentos significativos los que han sido dibujados, proce­ zona estriada en el cuello. Las pastas vaóan en detalle aunque dentes tanto de recogida superficial como de los sondeos están comprendidas, en superficie, en los tonos naranjas y practicados. ocres; presentan abundantes desgrasantes minerales de grano fino y parecen estar bien decantadas. Generalmente las piezas Terra sigillata hispánica altoimperial. han sido elaboradas mediante una cocción mixta reductora­ El número mayor de estas piezas procede de hallazgos oxidante, que confiere al núcleo su caracteóstico color gris. casuales en la zona que ocupa el yacimiento; los fragmentos Características de pasta y forma permiten establecer rasgos que se encuentran en el sondeo 6 proceden de un contexto comunes con otras producciones halladas en asentamientos tardorromano y son interpretables como restos marginales de alaveses, como Castros de Lastra (Caranca) o vizcaínos, la alteración de niveles de ocupación anteriores al siglo IV. como Momoitio y Mendraca (14). Como fechas más verosí• El grupo de ejemplares decorados se encuentra bien repre­ miles se las puede incluir dentro de los siglos XI-XII. sentado entre los hallazgos de superficie; de los 14 aquí reco­ Unicamente se escapa a este grupo de pastas naranjas, un gidos tres lo son con metopas (lám. 1, 1, 2, 4), ocho con estilo fragmento del cuello y borde exvasado de una olla de mayo­ de círculos (5-10, 12,20) y uno de ellos (3) con estilo de tran­ res proporciones, aparecido sobre la cubierta de la sepultura sición entre los anteriores. Dos de los fragmentos de metopas localizada en el sondeo 1, que ha sido realizado a tomo lento presentan figuras de aves cuyos paralelos hemos encontrado en pasta gris-negruzca (lám. 17, 169). Sus características, con en los talleres de Tritium Magallum, tanto en Bezares como un acabado mucho más tosco y pasta poco decantada, permi­ en Tricio (Rioja). Son decoraciones realizadas con gran cali­ ten vincularla a las cerámicas de amplia tradición en el mun­ dad en la ejecución y con un esquema -motivos separados do indígena prerromano que parecen seguir documentándose por puntas de flecha y líneas onduladas- que será caracteósti• en momentos altomedievales (15). co de la sigillata hispánica y que se repetirá hasta la saciedad. El estilo decorativo a base de círculos, que es el más IV. 2. La cerámica romana numeroso, presenta una gran variedad: lisos (5,6, 10), seg­ mentados (7,12), sogueados (8) o combinaciones de varios; A efectos morfológicos y funcionales es norma distinguir los círculos son el motivo más habitual de la TSH y no extra­ dos tipos mayores de producciones cerámicas romanas, las ña por tanto su presencia comparativamente mayor respecto a piezas finas de mesa -la terra sigillata- y los recipientes de otras decoraciones. El fragmento n.º 4 (lám. 1) presenta círcu• cocina y almacenaje, la cerámica común. Ambas categoóas los sogueados y elementos de separación de líneas onduladas se encuentran representadas en el yacimiento aquí estudiado, verticales y perlitas en una composición que hace pensar en una cronología temprana, en tomo a finales del siglo I d. C. Junto a estos fragmentos, otros pertenecen a formas decora­ das si bien no presentan en su estado actual decoración, así un fondo de forma Drag. 30 ó dos bordes pertenecientes a for­ (14) l. García Camino, "La cerámica medieval no esmaltada en la mas Drag. 37 almendradas. vertiente marítima del País Vasco: los territorios de Bizkaia y Todos los fragmentos presentan pastas finas y de fracturas Gipuzkoa", en La cerámica medieval en el norte y noroeste de vítreas y tonalidades rosas -M20 y M37- y barnices brillan­ la Península Ibérica: aproximación a su estudio, León, 1989, pp. 87-112 y, en la misma obra, F. Saenz de Urturi, "La cerámi­ tes adherentes de tono rojo inglés -P20- en practicamente ca medieval no esmaltada en yacimientos alaveses", pp. 53-86. todos los casos, similares a los tipos de pastas y barnices (15) García Camino, "La cerámica ... ", p. 98. encontrados en las cerámicas procedentes de los alfares rioja- EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAV A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989

nos; sólo en algún caso presentan barnices más anaranjados, en los hallazgos procedentes del sondeo 6. En total se han pero bien conservados, con tonos N39 o N40. podido recuperar en el mismo 67 fragmentos significativos, Respecto a la cronología, la forma Drag. 30 y las decora­ que corresponden a un número mínimo de 20 recipientes dis­ ciones de metopas nos dan las fechas más tempranas, en tor­ tintos (17). Los ejemplares decorados corresponden casi no a los años 50 -75 del siglo Id. C., mientras que el estilo de exclusivamente -al menos en cuanto lo permite precisar su círculos, si bien aparece ya desde esas fechas, tiene una per­ estado fragmentario- a la forma 37t., que es la más extendida duración prolongada, con un dominio en el siglo II y con un dentro de este grupo. Presentan varios tipos de bordes: simple carácter casi exclusivo en el siglo III. Los ejemplares de (lám. 9, 91), liso -el más numeroso (lám. 9, 85) redondeado Frato, entre los que encontramos círculos con metopas y con (lám. 11, 121) o doble (lám. 11, 108). En el apartado de las motivos internos a modo de medallones de aspecto temprano decoraciones vemos que encontramos ejemplos de los dos tienen una fechación más cercana al siglo I que a la de los cír• grandes grupos -el de las rosetas y el de los grandes círculos• culos mucho más repetitivos y peor realizados del siglo III. redefinidos últimamente por Mayet. La mayor parte de los En el mismo contexto podemos situar los escasos fragmen­ fragmentos es adscribible no obstante al segundo de ellos, tos decorados altoimperiables procedentes del sondeo 6. también conocido como de "ruedas" o de composiciones geo­ Tenemos un ejemplar del estilo de metopas -lám. 9, 84-- así métricas, que es, por otra parte, el más difundido ( 18). como algún otro fragmento decorado con círculos -lám. 11, Dentro del primer estilo decorativo están los ejemplares 104-- que permiten una atribución al período comprendido recogidos en la lám. 10, n.º 95 y lám. 14, n.º 140 y 142. El entre finales del siglo 1 y siglo II d. C. primero de ellos presenta una composición en campos hori­ En el grupo de la terra sigillata lisa se han recogido en zontales, con una serie de motivos repetidos entre dos moldu­ superficie 30 fragmentos significativos: 22 bordes y 8 fondos. ras, que recuerdan otros de separación vertical altoimperiales, De entre ellos se han podido individualizar dos formas hispá­ pero ya esquematizados y con los punzones deficientemente nica 4 -lám. 3, 24-25-, dos hispánica 5 -lám. 4, 47-, una impresos -al igual que los de las rosetas- lo cual suele ser 15/17 -lám. 5, 48- y un número mínimo de ocho piezas de habitual en la sigillata tardía. Los otros dos ejemplares mues­ forma Ritt. 8. tran círculos de pequeño diámetro, concéntricos, cuyo orden Destaca la falta de formas como la Drag. 27 o la Drag. 36, de disposición y alternancia con otros elementos es imposible si bien ello se puede deber simplemente a la naturaleza de los precisar. Generalmente se asigna a este estilo decorativo un hallazgos, producto de recogidas casuales. Todos presentan momento temprano dentro de la evolución de terra sigillata características similares de pastas finas y fracturas claras de hispánica tardía, situable, en sus inicios, ya a finales del siglo tonos rosas, así como barnices adherentes más o menos bri­ III, utilizando argumentos más bien intuitivos, basados en llantes, rojo inglés generalmente. Coinciden por tanto con las pocas evidencias reales, como ha señalado recientemente características de pasta y barniz de los fragmentos decorados, López Rodríguez (19). De hecho se encuentran piezas de este con los cuales configuran un grupo homogéneo. En cuanto a grupo en depósitos arqueológicos compuestos mayoritaria­ su cronología, son formas cuyo uso está muy extendido en el mente por ejemplares de cronología avanzada, dentro del tiempo, aunque parecen situables más bien en momentos de segundo grupo, como sucede en Peña Forna, por citar un evolución tempranos dentro del alto imperio, siglo I y II d. ejemplo cercano, siendo difícil por el momento determinar si C., como lo certifican algunas características morfológicas: esta presencia responde a una perduración marginal de pro­ pies altos y bordes cerrados en los cuencos. ducciones anteriores o si es consecuencia de un tipo de fabri- El fondo de la forma 15/17 presenta un grafito que posible­ mente podamos restituir como AT ALI, npmbre en genitivo del poseedor de la pieza. Procedentes de los sondeos, únicamente podemos señalar como fragmentos significativos la forma hispánica 20 apare­ cida en el sondeo 6 (lám. 9, 87) y la forma hispánica 2, en el sondeo 4, ambas situables en el período finales del siglo I - (17) La estimación se hace en función del número de bordes que per­ miten, por su diámetro y características formales diferenciar pie­ siglo II d. C. (16) zas de procedencia distinta. (18) Mayet, Sigillées, pp. 258-9, con leves alteraciones del esquema La terra sigillata hispánica tardía. general propuesto en Fouilles de Gonimbriga. IV: les sigillées, Este tipo de producción cerámica hispánica, de cuyo París, 1975, pp. 160-1. Una discusión fundamental de los crite­ momento inicial y final de difusión sabemos todavía poco, rios seguidos en la determinación de estos grupos se puede encontrar en López Rodríguez, Terra sigillata hispánica tardía, está bien representado en el yacimiento, fundamentalmente pp. 37-49. El autor subraya el papel primordial que adoptan ahora los tipos compositivos en la determinación de los grupos decorativos, a la vez que previene sobre la simplificación que supone el establecimiento de grupos mayores limitados cuando se cuenta con un abundante número de mixtificaciones. Se trata (16) El estado muy fragmentario de las piezas impide comprobar si de observaciones acertadas, aunque creemos que se puede man­ llevaron o no originalmente decoración; se trata de formas que, tener la utilidad del esquema basado en los dos grandes grupos, no obstante, se presentan generalmente.lisas. Sobre su cronolo­ que al menos en nuestro caso permiten delimitar bien los frag­ gía Mayet, Sigillées, pp. 79-85; Mezquíriz, Atlante, pp. 143 y mentos hallados. 150. (19) Terra sigillata hispánica tardía, pp. 50-1. 94 J.J. CEPEDA-1. CALLEJA- M. UNZUETA-P. CASTAÑOS

cación minoritaria que se extiende durante un amplio período Las producciones lisas se encuentran representadas en el del siglo IV (20). sondeo 6 por un mínimo de 8 piezas, que se distribuyen en dos El segundo estilo de la TSHT se encuentra representado al grupos: los cuencos y los platos con borde vuelto plano (22). menos en ocho fragmentos que presentan restos del campo Los cuencos, cuatro piezas al menos, corresponden al tipo sin decorativo. A ellos podemos unir los ejemplares recogidos en reborde, que Palo! incluyó en su forma TSHT 10 (lám. 9, 86), o la lám. 6, n.º 61 y 63 -este último muy fragmentario pero que variantes abietas (lám. 15, 158). Los platos, todos del tipo a presenta motivos de medias lunas generalmente asociadas a marli de Mayet, son muy homogéneos en su forma, aunque grandes círculos- procedentes de las recogidas superficiales varían en tamaño. De ellos el recogido en la lám.15, n.º 163, realizadas en el yacimiento. La mayor parte de ellos reprodu­ presenta un perfíl prácticamente completo. Poco se puede decir cen de forma bastante simplicada la composición de coronas sobre la cronología de estos tipos, en general muy poco estu­ de círculos con el interior lleno de filas de ángulos. Se trata diados; en la actualidad se tiende a vincular su fabricación con de un tema muy común, representado en una abundante serie la de los ejemplares decorados del segundo estilo, haciéndoles de hallazgos de la mitad norte de Hispania y que presenta una por tanto más o menos coincidentes en el tiempo (23). La for­ cronología poco definida que parece ocupar el período que se ma de los platos aquí localizados parece derivar de un modelo extiende entre el segundo cuarto del siglo IV y todo el siglo V que se generaliza en Occidente con la difusión de la forma 59 de. C. (21). de la sigillata clara D africana, con una fecha inicial de produc­ ción que se sitúa ca. 320 d. C., y que se desarrolla durante el resto del siglo (24). No creemos, de todas formas, que los ejemplares aquí hallados hayan sido realizados en fechas poste­ (20) Sobre la composición del depósito arqueológico de Peña Forua; riores a los años finales del siglo IV. Con las reservas que Martínez Salcedo, Unzueta, Pellaforua, especialmente pp. 36-8 impone la escasa cifra de fragmentos hallados, hemos de notar y figs. 50-1 para lo que aquí nos interesa. El momento de for­ mación de este depósito, que presenta un grupo relativamente la ausencia de ejemplares con bordes verticales y/o almendra­ amplio de producciones cerámicas con decoración estampada, dos, formas 1-2 y 5-6 de Palo!, que parecen tener un momento parece poder situarse ya dentro del siglo V, y está en relación de difusión más tardío, posiblemente centrado en los últimos con el fenómeno de reocupación de cuevas y refugios tempora­ decenios del siglo IV y siglo V, y que parecen ser además bles que se produce con posterioridad a los años 408-9 d. C. en dominantes en los depósitos arqueológicos que se adentran ya una amplia zona del norte peninsular. En relación con ello, la en el siglo V. (25). Otro aspecto de estos platos que nos induce publicación reciente de una fecha de C-14, correspondiente a la cueva de Iruaxpe III (Guipúzcoa), con nivel tardorromano, que a fecharlos en el siglo IV es la ausencia de decoraciones impre­ proporciona un 470 d. C. más/menos 80 permite también situar sas en los mismos, de las que no ha podido identificarse ni el el fenómeno en estos términos (M. Urteaga, Kobie, 17, 1988, más pequeño fragmento. pp. 257). El lugar de fabricación de todas estas piezas no parece poder (21) La cronología de la TSHT es todavía un campo dominado por determinarse actualmente con exactitud, aunque no parece las especulaciones. Si en un principio se tendió a hacer de su producción un hecho específico del siglo IV -así en los trabajos aventurado pensar en una zona de origen similar, en lo funda­ "pioneros" de M.A. Mezquíriz- hoy se piensa más bien en un mental, a la de las producciones altoimperiales, valles riojanos momento de máxima difusión a partir de la segunda mitad de del curso medio del Ebro, con una dispersión mayor ahora este siglo y, fundamentalmente, durante el siglo V. Tal es la hacia las zonas burgalesas de la cuenca alta del Duero (26). posesión que adopta por ejemplo López Rodríguez en el trabajo más completo hasta la fecha sobre las formas decoradas (Terra sigillata .. ., pp. 140-1 ). Desgraciadamente, poco se puede espe­ rar en este punto mientras no se excaven y estudien los alfares (22) Evidentemente la estimación del número de ejemplares atribuí• productores -en parte ya conocidos en sus localizaciones- y los bles a formas decoradas y a formas lisas tropieza con serias difi­ ajuares cerámicos asociados a conjuntos monetarios que permi­ cultades cuando se manejan únicamente bordes y cuellos frag­ tirán establecer secuencias seguras dentro del siglo IV (pensa­ mentarios. La cifra aquí indicada habría de incrementarse con mos, por ejemplo, en los materiales de la necrópolis de una cantidad imprecisa de piezas de forma 37t en su versión Cabriana, en Burgos). Algunas publicaciones recientes de depó• lisa, que es imposible discernir. sitos hallados en la costa mediterráneo, fechados con bastante (23) Mayet, Sigillées, p. 250, basándose en análisis de pastas. precisión gracias a las producciones claras africanas, documen­ (24) Ihidem, p. 254. J.W. Hayes, Late Roman Pottery, Londres, tan la llegada de piezas de TSHT durante toda la primera mitad 1972, p. 100. del siglo V d. e.así en Tarraco (TEC' A, Un abocador del segle (25) Así en Peña Forua, con 10 piezas de estos tipos contra 5 del tipo V d. C., an el forum provincial de Tarraco, Tarragona, 1989, pp. con borde horizontal (Martínez Salcedo, Unzueta, Peña Forua, 174-6, escombrera formada ca. 440-50 d. C.) o en Mallorca (M. pp.71-77); una distribución en el mismo sentido también se adi­ Orfila, "Cerámicas de la primera mitad del siglo V d. C. proce­ vina en La Olmeda, al menos por el número de ejemplares dentes de la cisterna de Sa Mesquida, Santa Panca, Mallorca", inventariados (Palo!, Cortés, La Olmeda, pp.122-30). L'Africa romana, VI, Sassari, 1989, pp. 519-28). Ello parece (26) Los alfares documentados hasta la fecha de manera cierta, por confirmar la postura adoptada por López Rodríguez. En general el hallazgo de moldes y ocasionalmente instrumentos de fabri­ las piezas que aparecen en estas zonas lo hacen siempre de for­ cación, parecen concentrarse especialmente en el valle del ma marginal, representando porcentajes por debajo del 10% Arlanza en Burgos (ver últimamente F. Pérez Rogríguez, M.R. respecto al total de las cerámicas finas documentadas. García Rozas, Nuevos datos acerca de la producción de terra Corresponden además a las formas y decoraciones más difundi­ sigillata hispánica tardía, BSAA, LV, 1984, pp. 170-91; con pro­ das, 37t con composiciones de grandes círculos llenos de ángu­ ducciones mayormente del segundo estilo). Los alfares que ela­ los o bastoncillos, en ocasiones delimitando grandes rosetas boran piezas del primer estilo parecen seguir concentrados en la realizadas originalmente a compás sobre los moldes. zona riojana del Najerilla (Mayet, Sigillées, p. 258). EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALA VA, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 95

La cerámica común. V. CARACTERISTICAS DEL DEPOSITO La mayor parte de los ejemplares hallados, en su mayoría ARQUEOLOGICO DE EPOCA ROMANA DEL procedentes del sondeo 6, que corresponden a este grupo SONDEO 6. FRATO entran en la variedad de ollas y cuencos realizados con coc­ ción reductora, de pastas groseras con abundante desgrasante El estudio pormenorizado de los materiales hallados en los mineral. Son recipientes realizados a torneta y a mano, que distintos niveles de este sondeo nos permite establecer una reproducen generalmente unos tipos de perfiles bien docu­ fecha de construcción para la habitación localizada dentro del mentados en otros asentamientos de cronología similar al siglo IV d. C. Para ello nos basamos en los tipos aportados nuestro. Tomando como referencia el estudio más completo por la TSHT del nivel IV, que coincide al menos en parte con que hasta la fecha ha sido realizado sobre estas cerámicas, el el momento inicial de la construcción. Las piezas allí encon­ correspondiente al yacimiento de Peña Forua, encontramos tradas corresponden a momentos de pleno desarrollo de esta los siguientes tipos (27): producción cerámica, con lo que debemos pensar en una fecha para la formación de este nivel a partir del segundo 1.- Ollas de perfil curvo y borde vuelto plano de con­ cuarto del siglo IV, período en el que se suele situar genérica­ torno anguloso (lám. 13, n. 127). Corresponden al mente el inicio de la fabricación de aquellos. La fecha final grupo 1, forma 4, de Peña Forua. Se reconocen al para la formación del depósito arqueológico nos viene deter­ menos tres recipientes distintos, todos ellos con minada por los materiales proporcionados por el nivel III, restos de decoración peinada en el borde y panza. cuya formación corresponde a los aportes de tierra que han 2.- Ollas de perfíl curvo y borde vuelto de contorno ido colmatando progresivamente el espacio exterior de la redondeado (lám. 13, n. 128). Corresponden al construcción. La composición de los hallazgos procedentes grupo 1, forma 5, de Peña Forna. Los fragmentos de este nivel no difiere substancialmente de la observada en recuperados corresponden al menos a dos piezas el anterior, si bien es apreciable una fragmentación mayor de distintas, uno de ellos con arranque de decoración las piezas cerámicas así como una disposición mucho más peinada en la panza. irregular en el relleno. En este nivel se han podido identificar 3.- Olla de perfíl curvo con borde ligeramente vuelto cuatro monedas, entre ellas un antoniano que corresponde a y asa vertical sobre la boca (lám. 12, n. 125). Se las series más devaluadas de Claudia 11. Su aparición en un trata de un tipo no conocido hasta la fecha, que contexto del siglo IV no resulta de ningún modo extraña, si debió destinarse verosímilmente para contener y tenemos en cuenta el amplio período de circulación de estos transportar líquidos. Un único ejemplar. ejemplares, que siguen documentándose incluso en depósitos 4.- Ollita de perfíl curvo, boca ancha, con borde vuel­ monetarios del siglo V (28). Los otros tres ejemplares, del to moldurado y acanaladura interior para tapadera siglo IV, cuadran bien con los tipos cerámicos hallados. Para (lám. 12, n. 126). Tipo desconocido, un único establecer el momento final de utilización de la construcción ejemplar. hemos recurrido ya anteriormente a la ausencia de produccio­ 5.- Plato de galbo oblícuo y borde perpendicular nes cerámicas con decoración estampada en el relleno ar­ engrosado (lám. 13, n. 131). Grupo 1, forma 1, de queológico, que, sin ser dominantes, se encuentran frecuente­ Peña Forna. Sólo se identifica un ejemplar. mente en los niveles arqueológicos más tardíos de otros yaci­ 6.- Cuenco de paredes rectas (lám. 13, 129). Un ejem­ mientos localizados en el País Vasco (29). Esta ausencia, uni­ plar. da a la relativa homogeneidad de los tipos de TSHT hallados, nos hace pensar en una fecha de abandono ya a finales del Además de estas piezas se puede señalar la existencia de siglo IV d. C. un fragmento de borde de mortero, de pasta de color naranja Una característica del relleno arqueológico de este sondeo muy granulosa, de características similares a la del grupo es la presencia en la mayor parte de sus niveles, de un núme­ anterior pero con una cocción oxidante (lám. 13, n.132), así ro reducido de fragmentos de TSH altoimperial, que han de como dos piezas de pastas más decantadas, una correspon­ ser interpretados como consecuencia de la alteración de los diente a un dolium y otra a un recipiente de pequeñas dimen­ niveles de ocupación anteriores al siglo IV que debieron exis- siones y forma imprecisa (lám. 13, n.134 y 136).

(28) Una relación general de los conjuntos conocidos en el norte peninsular en J.J. Cepeda, Tesorillos monetarios en el norte y noroeste de la Península Ibérica entre la segunda mitad del siglo IV y la primera mitad del siglo V d. C., en Estudios de Geografía e Historia .... cit., pp. 211-26. (29) Así en !ruña, Alava (G. Nieto, El oppidum de /ruña, Vitoria, (27) Martínez Salcedo, Unzueta, Pe1ia Forua, pp. 39-53; nuevos 1958, p. 148); Cueva de Iruaxpe, en Guipúzcoa (M. Urteaga, materiales procedentes de la cueva de Ereñuko Arizti, también Arkeoikuska, Vitoria, 1985, p. 49); Peña Forna, Vizcaya en un nivel bajoimperial, son estudiados en A. Martínez (Martínez Salcedo, Unzueta, Pe11a Forua, pp. 20-2). La partici­ Salcedo, La cerámica común romana de la cueva de Ereñuko pación de la cerámica gris estampada en este último yacimiento Arizti (Ereño-Vizcaya), en Estudios de Geografía e Historia 11 representa en torno al 14% del total de las producciones finas (Deusto, Serie Historia: 6), Bilbao, 1988, pp. 179-93. documentadas. 96 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

tir en el lugar. Ello resulta apreciable en la siguiente relación PEÑAFORUA por grupos de los fragmentos significativos (30). Utensilia doméstica: distribución

TSH TSHT CR CL VIDRIO Total TS(7%) Nivel II 2 15 4 22 Nivel III 23 1 25 Nivel IV 29 2 10 41 Total 3 67 2 15 88 N.M.R. 3 20 2 11 36

La relación que se desprende de este gráfico entre los dis­ tintos tipos de recipientes hallados, puede ser contrastada, en términos porcentuales, con la que ofrece la serie, más abun­ dante, de Peña Forna. Aunque el número de piezas que hemos CL(46'7o) podido utilizar en Frato ha sido escaso, creemos que su distri­ bución comparativa con la que ofrece otro yacimiento tardo­ rromano bien conocido puede ser indicativa de la existencia de comportamientos comunes en la participación de las dis­ tintas variedades. En los gráficos que siguen se pueden apre­ ciar los resultados. Para Frato hemos excluído finalmente la Un dato adquiere relevancia en estos gráficos: la tendencia representación de los fragmentos de TSH que consideramos a un equilibrio en la distribución general de las dos varieda­ de composición accidental en el depósito. Es posible que des mejor representadas, la TSHT y las cerámicas comunes alguno de los fragmentos de CL, la cerámica común reducto­ reductoras (CL). Ambos grupos cuentan en las dos muestras ra que presenta en lo general una gran homogeneidad durante con la mayor cantidad de ejemplares, demostrando el práctico toda la época imperial, corresponda a piezas anteriores no monopolio que ejercen en las funciones de vajilla de mesa y usadas durante el siglo IV, como sucede con la TSH. Esto últi­ concina/almacenaje, que respectivamente parecen detentar. mo resulta imposible de comprobar, por lo que hemos consi­ Las cerámicas comunes de pastas finas y generalmente de derado del siglo IV todos los fragmentos significativos halla­ cocción oxidante (CR) parecen ocupar un lugar marginal den­ dos. La distorsión que pudiera ocasionarse creemos que es tro del total utilizado, al menos en estos momentos del Bajo mínima. Por otra parte, hemos excluído de la muestra de Peña Imperio. Otro aspecto destacable es la extensión del uso de la Forna aquellos ejemplares aislados que los autores consideran terra sigillata, que, lejos de ser un producto de lujo o semilu­ no coincidentes con la cronología general del depósito. jo, se presenta como un tipo cerámico de uso corriente que puede llegar a superar incluso, en cantidad de recipientes uti­ lizados, a las cerámicas comunes. El porcentaje alcanzado por FRATO. SONDEO 6 las cerámicas finas es en Frato un 10% superior al observado en Peña Forua (TSHT más TS gris), aunque esta mayor repre­ Utensilia doméstica: distribución sentación habrá que confirmarla cuando dispongamos de una CR(3%) muestra más nutrida. Por último no queda sino subrayar el uso limitadísimo que parecen tener los recipientes de vidrio, que alcanzan en estas muestras una mínima presencia.

VI. ESTUDIO DE LOS RESTOS FAUNISTICOS DEL SONDEO 6. FRA TO TSHT(42%)

CL(46%) En el presente informe se analizan los restos de fauna hallados en el sondeo 6 del yacimiento de Frato. Se trata de los materiales procedentes de los niveles romanos, atribuíbles a momentos cronológicos situables en el siglo IV d. C. Es posible que, de igual forma que sucede con otros materiales arqueológicos, una pequeña parte de la muestra estudiada corresponda a depósitos anteriores alterados por la ocupación bajoimperial y presentes de forma marginal en los niveles (30) N.M.R. = número mínimo de recipientes. hallados. Es evidente que una cuantificación de ello resulta EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALA V A, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. l 989 97

imposible, aunque nos parece que el error de apreciación que Los restos de ovicaprino, a causa de su alto grado de frag­ pueda originar es mínimo. mentación, no permiten ninguna atribución específica a la La muestra estudiada ha proporcionado 132 fragmentos cabra o a la oveja. Está representado un mínimo de siete indi­ identificables, pertenecientes a cinco o seis especies domésti­ viduos distintos: 4 adultos maduros y 3 jóvenes. Al tratarse cas. Representan un mínimo de 15 individuos distintos y alcan­ de piezas dentarias aisladas no se puede precisar bien la edad zan un peso total de 3.111 gramos (Tabla l.). Hay una porción de los juveniles. La única medida obtenida y la distribución de fragmentos indeterminables cuyo peso (740 gr.) no alcanza anatómica de los huesos quedan reflejadas en la Tabla 3. el 20% del total de la muestra. En una primera aproximación se observa predominio del bovino doméstico seguido de lejos por el ganado ovicaprino. El resto de las especies (caballo, cerdo y Dientes a. sup. 16 perro) ofrecen frecuencias residuales. Mandíbula 1 Dientes a. inf. 7 Costillas 1 Mandíbula: NR NMI W.gr. Húmero 1 LP2-P4 24,5 Radio 1 Equus caballus 1 1 47 Metacarpo 1 Bos taurus 85 4 2.765 Fémur 3 Ovis al Capra h. 38 7 240 Tibia 3 Sus domesticus 7 2 59 Metatarso 4 Canis familiaris 1 1 TOTAL 38 TOTAL 132 15 3.111 Tabla 3.- Distribución anatómica de los restos y medidas del ovicar­ Tabla 1.- Distribución del número de restos (NR), número mínimo de pino. individuos (NMI) y peso (W) de los huesos de las distintas especies domésticas.

El ganado vacuno aparece como la cabaña doméstica más Respecto al ganado porcino todos los restos, a excepción frecuente. Tenemos un mínimo de cuatro individuos distintos, de un fragmento de diáfisis de fémur, son dentarios. entre los que se distinguen un ejemplar de avanzada edad, un Corresponden a un macho adulto y a un ejemplar inmaduro adulto maduro y dos más jóvenes. Las clavijas corneas indi­ que ha dejado un incisivo lacteal. can la presencia de una hembra adulta y, posiblemente, de un El perro sólo está representando con un P3 inferior dere­ castrado (buey). La Tabla 2 ofrece la distribución de los res­ cho, cuyas medidas en mm. son: tos según las diferentes regiones anatómicas, así como las escasas medidas obtenidas. Long. 13,2 Anch. 5,4

Clavijas c. 3 Mandíbula: A la muestra ósea acompañan dos valvas de Ostraea que Maxilar 1 L M3 38,5 35 parecen corresponder a dos ejemplares diferentes. Dientes a. sup 8 A M3 14,8 14,3 En resumen, esta muestra escasa y de simple valor orienta­ Mandíbula 8 + +++ tivo, parece indicar la existencia de actividades agrícolas y Dientes a. inf 8 pastoriles con la presencia de las cabañas domésticas más Vértebras 11 Falange 1: comunes. Pero ahora están ausentes el asno, el gato y la galli­ Costillas 6 LMpe 67,5 na, pero la futura excavación de areas más amplias del yaci­ Escápula 3 Ap 35,5 miento confirmará o corregirá esta primera impresión. Húmero 10 AD 31,5 Radio 4 Ad 38,5 VII. CONCLUSION: UN BALANCE PROVISIONAL Ulna 1 p DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS Fémur 4 Tibia 8 Falange 2: Los sondeos practicados en el yacimiento de Frato permi­ Calcáneo 1 LM 38,5 35,5 34,5 ten comprobar la existencia de un asentamiento de época Falanges 9 Ap 32,5 27 24 romana en el lugar con una cronología dilatada, que al menos AD 26,5 21 19 se extiende desde el último cuarto del siglo 1 d. C. hasta los TOTAL 85 Ad 28,5 21,5 20 años finales del siglo IV. El momento de la ocupación del que a p p hemos podido recoger más datos corresponde precisamente a esta última centuria, en la que podemos situar la construcción Tabla 2.- Distribución anatómica de los restos y medidas del bovino doméstica aparecida en el sondeo 6. El dato reviste importan­ doméstico. cia en sí mismo si tenemos en cuenta que hasta la fecha no se 98 J.J. CEPEDA- l. CALLEJA- M. UNZUETA- P. CASTAÑOS

conocía ningún lugar de habitación de esta centuria en la ver­ el pastoreo y la agricultura, así como sobre las mismas tiente cantábrica del País, con la excepción de los niveles de dimensiones y características del asentamiento, que sólo con ocupación tardía en cuevas, en momentos que, en lo general, la excavación en extensión estaremos en condiciones de nos parecen ligeramente posteriores a los aquí reconocidos. conocer. Por de pronto lo hallado hace pensar en un pequeño Además existen sobrados elementos de juicio para pensar en enclave poblacional de tipo rural con una cierta diversifica­ la existencia de un poblamiento anterior altoimperial, al que ción en sus actividades económicas y que participa de los ele­ podemos asociar algunas actividades productivas como el tra­ mentos culturales propios del mundo provincial romano. bajo del mineral de hierro extraído posiblemente de los cerca­ nos afloramientos del monte San Pedro, aún explotados en la Los hallazgos cerámicos procedentes de la localidad de centuria pasada. Es difícil y prematuro pronunciarse sobre la Artomaña son asimismo un indicio de la existencia de otros importancia de esta y otras actividades documentadas, como enclaves de cronología similar en el Valle de Orduña. EL ASENTAMIENTO ROMANO-MEDIEVAL DE FRATO (ALORIA; ALAVA, ORDUÑA; BIZKAIA). CAMPAÑA DE PROSPECCION Y SONDEO. 1989 99

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KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.ºXIX, 1990/91 LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS

G.Vázquez y C. de la Rúa(*)

RESUMEN

Se analizan los restos humanos recuperados en la necrópolis de Santo Tomás de Mendraka (s. XII-XIII), localizada en el Duranguesado (Bizkaia), constituida por un total de 53 sepulturas de las cuales sólo se han recuperado 37 sujetos. Desde el punto de vista antropológico, la muestra recuperada se caracteriza por la tendencia dolicocéfala y la gracilidad cra­ neal. Dentro de la heterogeneidad observada en Sto. Tomás de Mendraka para algunos caracteres, se hallan coincidencias con otras series medievales vascas. La ausencia de elementos faciales atenúa la precisión de la comparación. Se describen un conjunto de alteraciones óseas y dentarias entre las que destaca una alta incidencia de caries y acusada atri­ ción dental atribuibles a un déficit de Calcio, manifestado asimismo por la frecuencia de hipocalcificaciones dentarias y deformi­ dades esqueléticas. Las hipoplasias del esmalte indican un periodo de estrés nutricional a los 2-3 años, posible edad de destete. El desgaste anómalo en la dentición anterior (signo de Cordonier) podría indicar el uso de la dentición en actividades culturales. Las evidencias dentarias son compatibles con una dieta en la que cereales y legumbres tendrían cierta importancia, aunque hay que considerar que el desgaste dentario puede verse acentuado por el déficit cálcico.

SUMMARY

The human remains recovered from the Necropolis of Santo Tomás de Mendraka (XII-XIII centuries) (Elorrio. Bizkaia) have been analysed. It was composed by 53 burials from which only 37 individuals have been recovered. From the anthropological point of view, this sample showed a clear dolicocephalic and non robust skull. Although sorne hete­ rogenity is described for various characteristics, a likeness with other medieval basque series is detected. The lack of facial skele­ tons restricted tbe anthropological comparisons. Sorne oseous and dental alterations have been described. Apart from a child trephination, the high frecuency of caries and the strong dental attrition could be related to a calcium deficiency that also could explain the frecuency of the dental hypocalcifica­ tions and of the skeletal deformations. The enamel hypoplasias showed a period of nutritional stress at tbe age of 2-3 years (the weaning age). The anomalous wear on the anterior dentition (Cordonier sign) could be attributed to the use of the dentition for cultural activities. The dental wear agree witb a diet based mainly in cereal and pulse, altbough the calcium deficiency could increase this process.

LABURPENA

Durango aldean (Bizkaia) kokaturiko Mendrakako Santo Tomaseko (XII-XIII mendeak) hilerritik berreskuratutako giza-hezu­ rren ikerketa egin da. Hilerri hau 53 hilobiz osotuta dago, hauetatik 37 indibiduo soilik berreskuratu direlarik. Antropologiaren ikuspuntutik, berreskuratutako laginak joera dolikozefaloa eta liraintasun kraneala azaltzen du. Zenbait ezau­ garrirentzako Mendrakako Santo Tomaseko heterogeneitateari dagokionez, erdi aroko beste euskal serie batzuekin kointziden­ tziak eriden dituelarik. Aurpegi ezaugarrien egonezak, konparaketaren zehaztasuna gutxitzen du. Hezur eta hortzeteko aldaketa multzoa deskribatzen da, berauen artean nabarienak ondokoak direlarik: haurren trepanazioa, kaltzioaren falta dela kausa sortutako kariesaren eragin altua eta hortzetako atrizio nabaria; halaber, hortzetako hipokalzifika­ zioen frekuentzian eta hezurren deformitateetan agertzen dena ere. Esmaltearen hipoplasiak 2-3 urteren artean gertatutako elika­ durarengatiko estresa adierazten du, zeinen ditia kendu zeneko adira izan daitekeena. Aurreko hortzetako gastapen anomaloak (Cordonier-en zeinua), ekintza kulturaletarako hortzen erabilpena adieraz dezake. Hortzen ikasketatik lortutako datuak, elkarrekin datoz !abare eta lekarietan oinarritzen den dietarekin, nahiz eta kontutan har­ tzekoa izan kaltzioren faltak hortzen gastapena eragin dezakeela.

(*) Dpto. Biología Animal y Genética. Facultad de Ciencias. Universidad del País Vasco. BILBAO 118 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

l. INTRODUCCION Los únicos restos arqueológicos anteriores al s. XI que se han encontrado son las sepulturas de Argiñeta (Azkárate, La necrópolis de Sto. Tomás de Mendraka está situada en 1984), el epígrafe de Memaia (Azkárate, 1986) y el "jarrito el barrio del mismo nombre de la villa de Elorrio, en una litúrgico" de Mañaria, a lo que hay que añadir la necrópolis ladera arrellanada en la solana del monte Santamañazar. La de Aldaieta (s. VI-VII), recientemente descubierta (Azkárate, villa de Elorrio se encuentra en la comarca del Duranguesado 1990). Como referencias históricas, disponemos únicamente situada al SE de la provincia de Bizkaia. Así, el estudio de de escuetas alusiones a la resistencia de los vascones frente a esta necrópolis se encuadra, junto con el de S. Juan de la monarquía visigoda (s. V-VIII). Momoitio (Garai), dentro del contexto histórico y geográfico La escasa documentación histórica existente, ha hecho de la comarca del Duranguesado durante la Alta Edad Media. suponer que el área septentrional del País Vasco estaría ocu­ El material antropológico estudiado en el presente trabajo, pada por una población seminómada, cuya subsistencia esta­ procede de la excavación efectuada por D. Iñaki García ría basada en la ganadería y en la explotación del bosque Camino (campañas de 1986 y 1987), a quien queremos agra­ (García de Cortázar et al. 1985). decer su valiosa colaboración en todos los estudios de antro­ Durante los siglos XI y XII con la aparición de las prime­ pología medieval que hemos efectuado. Queremos destacar ras iglesias, comienza la estructura de la población en torno a que los datos que aquí presentamos, aunque fragmentarios, estos núcleos religiosos, que ejercen un control espiritual y a han podido obtenerse gracias a la minuciosa excavación reali­ la vez económico del territorio. Paralelamente, comienza a zada por el mencionado arqueólogo, quien manifestando desarrollarse una incipiente agricultura basada en el cultivo grandes dosis de paciencia y profesionalidad, ha recuperado de cereales y leguminosas, aunque se mantendrá como princi­ un material aparentemente irrecuperable. pal actividad económica la ganadería a pequeña escala. El presente estudio antropológico se concebió asociado a Las necrópolis aparecen por tanto, distribuidas en torno a la investigación histórico-arqueológica de esta comarca, un templo, pudiendo estar estos emplazamientos situados aspecto éste recogido en la tesis doctoral que sobre el pobla­ topográficamente en rellanos a media ladera (preferentemente miento medieval de Bizkaia, elabora D. Iñaki García Camino. en las solanas), o bien en breves promontorios al pie de las laderas en las cuencas medias de los ríos. Esta última tipolo­ 1.1. Características arqueológicas gía es menos frecuente en estos siglos, aunque va ganando importancia durante las centurias medievales, llegando a ser La información que vamos a exponer la hemos obtenido preferentes estos emplazamientos de fondo de valle en el s. del director de la excavación, tanto de su comunicación direc­ XIV con el origen de las Villas. ta como de fuentes escritas (García Camino, 1988). La necrópolis de Santo Tomás de Mendraka está constitui­ La documentación existente sobre los asentamientos en los da por 53 sepulturas distribuidas en torno a un templo y con­ s. XI y XII permite considerar que habría una importante centradas preferentemente al Sureste y lo más cerca posible población en el Duranguesado en estos siglos. Prueba de ello del edificio religioso. Los enterramientos presentan orienta­ puede ser la concentración de necrópolis encontradas en las ción Este-Oeste. montañas del Oiz y en la zona de Elorrio. La tipología sepulcral es la habitual en las necrópolis del Entre los siglos XI y XIII el templo actúa como único pun­ Norte peninsular; predominan las sepulturas de lajas, consis­ to de referencia para la población, que se organiza en tomo a tentes en una fosa cuyas paredes han sido recubiertas total o los edificios religiosos y va fijándose progresivamente a la parcialmente con lajas verticales sobre las que se coloca la tierra, tendiendo a consolidar a lo largo de la Alta Edad cubierta compuesta por 2 ó 3 losas (una en el caso de enterra­ Media los dominios territoriales de cada entidad (García mientos infantiles). Camino, l., 1990). La datación se ha realizado en función de las característi• En cuanto a las jerarquías sociales, hay que diferenciar cas de las sepulturas y de los materiales cerámicos encontra­ entre la organización eclesiástica y la civil, correspondiendo dos, que permiten situar la necrópolis en la segunda mitad del en ambos casos a una estructura piramidal. En el ámbito reli­ s. XII y el s. XIII. gioso era el obispo el que ocupaba el vértice de la pirámide, Se trataría por lo tanto, de una comunidad poco numerosa estando por debajo de él, el Abad. En el s. XI el Duran­ que utilizó la necrópolis durante el corto espacio de tiempo de guesado pertenecía a la diócesis de Armentía, cercana a una centuria. Es de destacar que el momento de abandono de Vitoria. esta necrópolis coincide con el de Garai, en una época carac­ En la organización civil, el Rey ocupa el lugar superior. terizada por la reorganización de la población en torno de los Durante los s. XI y XII el Duranguesado formaba parte del nuevos enclaves que son las Villas. Reino de Navarra, para pasar a depender del Reino de Castilla en el año 1200. El Rey ejerce su autoridad a través de 1.2. Contexto histórico un Conde, el cual posee bienes raíces patrimoniales y asimis­ mo, autoridad pública concedida por el monarca. Por debajo La ausencia de datos históricos y de materiales arqueológi• del Conde estaban los señores o patronos laicos que eran los cos entre los s. V y X en el Norte de la Península, determina jefes de familias extensas y disponían también de dominios la imposibilidad de conocer las características antropológicas territoriales. Por último, en la base de la pirámide estaban los y culturales de sus moradores. collazos o trabajadores instalados en tierra ajena. Esta comar- LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOG!COS 119

ca se une a Bizkaia en 1212, aunque conservando su autono­ recomponer la pieza, al menos de tal forma que permitiera un mía. tratamiento posterior. A pesar de todo este tratamiento previo, A finales del s. XIII, como consecuencia de la consolida­ solamente ha podido ser recuperada una pequeña parte del ción de los procesos iniciados en el s. XI, se produce una material. reorganización del poblamiento asociada al surgimiento de La siguiente etapa consistió en la eliminación total de la las Villas. Se desarrolla con ellas una actividad mercantil y tierra y la limpieza del hueso mediante un cepillo duro moja­ ferrona en la comarca, siendo determinado el establecimiento do en agua y su posterior secado con un papel suave, inten­ de estos enclaves poblacionales por razones estratégicas, tan­ tando en todo lo posible reducir la exposición al agua. to defensivas como por su situación junto a vías de comunica­ Ha sido necesario restaurar la mayoría de las piezas, ción. pegando los fragmentos y consolidando las partes débiles con El surgimiento de las Villas, ya desde finales del s. XIII, Paraloid-B-72 diluido con acetona. La restauración ha sido podría explicar el abandono de las necrópolis localizadas en más trabajosa con los cráneos, ya que se encontraban muy el Duranguesado en esta época. Así, la Villa de Durango y la fragmentados. Ha resultado muy útil el empleo de escayola de Ermua surgen en 1290, la de Elorrio en 1356 y la de ya que ha servido de soporte evitando que se perdieran o des­ Otxandiano en 1252. colocaran fragmentos. En algún caso hemos encontrado creci­ miento de hongos en el interior de la escayola, lo que sin embargo no ha llegado a afectar al hueso. 11. MATERIAL Y METODOS 2.2. Determinación del sexo y la edad La necrópolis de Santo Tomás de Mendraka, según las referencias arqueológicas, consta de cincuenta y tres sepultu­ La determinación del sexo se ha hecho en base a caracte­ ras, cómputo en el que se incluyen los sepulcros existentes en rísticas morfológicas principalmente, aunque también se han el exterior del templo. En estas sepulturas se han contabiliza­ considerado caracteres métricos del aparato postcraneal. Así, do cuarenta y tres individuos inhumados, a los que hay que para los huesos largos del aparato postcraneal se han utilizado sumar otros tres correspondientes al cuadro H-20, en el que las funciones discriminantes de lscan & Miller (1984). se han hallado algunos restos entremezclados. Habría que Siguiendo criterios morfológicos, hemos atendido a la considerar por tanto, la necrópolis constituida por un total de robustez de los huesos largos y entre los caracteres craneales, cuarenta y seis individuos, aunque solamente treinta y dos hemos considerado los más determinantes: el tamaño de la sepulturas pudieron ser registradas en fichas arqueológicas. mastoides y cresta supramastoidea y el saliente de la glabela Un total de cinco individuos, entre los que se incluyen los tres y de los arcos superciliares. del cuadro H-20, no pudieron describirse en ficha por no detectarse sepultura. Para la determinación de la edad, en la población subadulta En resumen, tenemos treinta y siete individuos registrados se ha atendido al desarrollo dental (Ubelaker, 1978). No nos y diecinueve sepulturas sin ficha antropológica bien por care­ ha sido posible recurrir a otros parámetros como la fusión de cer de restos o por no haber sido excavadas y además otras las epífisis, debido a la ausencia de piezas óseas en la muestra fueron alteradas en épocas pasadas. De estas treinta y siete infantil. sepulturas, once se han identificado como infantiles en el En los adultos el criterio empleado ha sido principalmente inventario arqueológico de acuerdo con el tamaño de la el de la atrición dental, según el patrón elaborado por sepultura. Brothwell (1981) y modificado por Perizonius (1981). Ha El estado de conservación de los restos era muy deficiente sido necesario ajustar la escala de atrición a nuestra población debido a las características del terreno. Por esta razón, de los dado su elevado nivel de desgaste. cuarenta y seis individuos detectados, solamente hemos podi­ En los casos en que ha sido posible, se ha contrastado el do incluir veintitrés en el estudio antropológico, que por resultado con la obliteración de las suturas craneales para pre­ encontrarse en muy mal estado de conservación, han requeri­ cisar la información, aunque este criterio no ha sido utilizado do un largo tratamiento previo. en ningún caso como determinante, dada su gran variabilidad (Eguía, 1982). 2.1. Tratamiento y preparación del material 2.3. Caracteres analizados Los restos correspondientes al aparato postcraneal fueron recogidos durante la excavación envolviéndolos en vendas y Dado el mal estado de conservación del material, se han los cráneos en escayola, lo que ha hecho posible recuperar la tomado todas las medidas posibles en el aparato postcraneal y mayor cantidad de material posible, tanto en la excavación en el cráneo, intentando obtener la mayor cantidad de infor­ como en el laboratorio. mación posible sobre las características morfológicas de los La primera etapa ha consistido en limpiar y consolidar el individuos inhumados. A partir de las medidas osteométricas tejido óseo a medida que se iban retirando las vendas, o en su pertinentes se han hecho, cuando ha sido posible, los cálculos caso la escayola. De esta forma ha sido posible eliminar la de estatura según Trotter & Glesser (1952-1958). tierra y las raíces que en muchos casos atravesaban totalmen­ Las piezas dentarias son los elementos mejor conservados, te las diáfisis e ir consolidando el hueso por partes, hasta siendo posible un análisis más extenso de la dentición. El 120 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

estudio se ha realizado sobre un total de 165 piezas, corres­ Sexo N.º individuos(%) pondientes a 13 individuos adultos y otras 34 piezas de 2 individuos infantiles (20 deciduas y 14 permanentes); ade­ masculino 9 (64.3) más de 22 gérmenes de dientes infantiles y 4 gérmenes de femenino 3 (21.4) M3. Han sido identificadas todas las piezas distinguiendo las indeterminado 2 (14.3) superiores de las inferiores, así como las del lado izquierdo y derecho. Tabla l. Distribución de la población por sexos. Se ha estudiado un conjunto de parámetros que nos pueda proporcionar información sobre actividades bioculturales, así Grupo de edad N.º individuos(%) como de los hábitos alimenticios de esta población. Las características dentarias estudiadas, tanto en los individuos Infantiles 7 (30.4) adultos como en los infantiles, han sido las siguientes: Juveniles 2 (8.7) Adultos 14 (60.9) - Caries - Hipoplasias del esmalte Tabla 2. Distribución de la población por grupos de edad. - Hipocalcificaciones - Grado de atrición Los individuos infantiles, considerados hasta los 12 años, - Asimetría del desgaste y anomalías (signo de Cordonier) presentan la siguiente distribución de edades: - Exposición de la cavidad pulpar - Reducción del número de cúspides Identificación Edad - Agenesia del M3 - Defectos en la formación del esmalte Indv. 4 12 meses Sarro 5.1 4 años 6 4 » Las hipocalcificaciones se han valorado según la categoría 13 5 » establecida por Duray (1990). El nivel de atrición se ha esta­ 9 6 » blecido según esquema de Brothwell (1981) y modificado por 2 9 » Perizonius (1981). 30 indeteminado Las hipoplasias se pueden definir como defectos en el gro­ sor del esmalte debido a alteraciones producidas durante la Tabla 3. Distribución por edades de la muestra infantil de fase secretora del esmalte. Para su análisis se ha medido la la población de Sto. Tomás de Mendraka. distancia existente entre la línea de hipoplasia y la unión cemento-esmalte, mediante un calibre digital. Los intervalos Como se puede observar en la tabla 3, el mayor porcentaje de edad a los que ocurrió la hipoplasia se han calculado de mortalidad infantil se da en la primera infancia (1-7 años), mediante el gráfico de desarrollo de la corona del esmalte dato concordante con lo observado en otras poblaciones establecido por Mossler (1941) y modificado por Swardsledt medievales. La causa hay que buscarla en la incidencia de (1966). (Goodman, Armelagos, Rose, 1980). enfermedades propias de la infancia, así como en la menor protección frente a factores externos a estas edades. 2.4. Series comparativas de referencia Aunque estos datos los hemos obtenido exclusivamente a partir del material antropológico recuperado, las referencias Para la comparación se han considerado las poblaciones arqueológicas de que disponemos nos pueden dar una aproxi­ medievales del País Vasco estudiadas hasta el presente: Los mación más real a la distribución de la mortalidad infantil. Castros de Lastra (Caranca), Sta. Eulalia (Labastida) y Según dichas referencias, once de las treinta y siete sepulturas Ordoñana en Alava, y la población de S. Juan de Momoitio inventariadas corresponderían a individuos infantiles, en fun­ (Garai) en Bizkaia. Se ha comparado además, con la pobla­ ción del tamaño de la sepultura. La mortalidad infantil supon­ ción medieval de Cataluña y zonas limítrofes y con una serie dría por lo tanto, un 29,79 % en la población de Sto. Tomás de vascos actuales. de Mendraka. Este porcentaje es menor que el observado en S. Juan de Garai (población cercana tanto geográfica como cronológicamente), que se sitúa en un 40,23 % y menor que el de la población de Los Castros de Lastra con un valor del III. RESULTADOS 40%. Estas diferencias pueden explicarse por la ausencia de neo­ 3.1. Composición de la población sexo y edad. natos en Mendraka que en cambio, sí están incluidos en los porcentajes de mortalidad infantil en las otras dos poblacio­ Se ha establecido la distribución por sexo y edad de la nes medievales. Sin embargo, al eliminar este dato obtendría• muestra de la población adulta de Sto. Tomás de Mendraka, mos un valor de 30,4 % para Garai y 32,3 % para Los Castros sobre la cual ha sido posible determinar estos parámetros. de Lastra, con lo que la mortalidad infantil sería similar para (Tablas 1 y 2) las tres poblaciones medievales. LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 121

En la tabla 4 podemos ver la distribución de la población 3.2. Estudio del cráneo adulta por clases de edad. Hay además 5 individuos que no se han podido adscribir a ningún grupo de edad debido al escaso 3.2.1. Análisis de los caracteres no métricos del cráneo número de piezas óseas de que disponemos. Hay que destacar la escasez de cráneos encontrados, por lo Edad (años) N.º indiv. que los datos siguientes han de considerarse orientativos. Carecemos por tanto de seguridad sobre su representatividad 21-24 2 en relación al total de la población, por lo que la comparación 25-34 2 con otras poblaciones es a nivel descriptivo. 35-44 1 En relación al contorno en norma superior, encontramos 45-54 2 3 cráneos elipsoides, 2 ovoides y 1 ovoelipsoide; se observa +60 2 una clara tendencia a la dolicocefalia, existiendo un individuo hiperdolicocéfalo (Fig. 1). La única excepción es el sujeto Tabla 4. distribución por edades de los individuos adultos n.º 39, que parece más esferoide al ser más ancho por delante. de la población de Sto. Tomás de Mendraka. Este cráneo es bajo y con gran anchura frontal, caracteres que frecuentemente se describen en los cráneos vascos (Fig. 2). Debido a lo fragmentario de la muestra es difícil establecer Las otras morfologías se describen variablemente en distintos conclusiones sobre la composición de la población adulta por grupos medievales estudiados. grupos de edad. Aparecen ligeras protuberancias frontales en un 57,14 %, En cualquier caso, entre los 9 individuos que hemos podi­ mientras que en ningún caso se han registrado marcadas pro­ do clasificar, la distribución es muy homogénea Es de desta­ tuberancias parietales. No se ha observado dimorfismo sexual car el hecho de que las tres mujeres pertenezcan a los grupos para este carácter. de mayor edad: los dos individuos de más de 60 años son En cuanto al saliente de la glabela se observa un claro mujeres, así como uno de los incluidos en la categoría de 45- dimorfismo sexual en los cráneos conservados, encontrándo­ 54 años. se las mujeres en la categoría 1 y los hombres en la 2, dentro

Fig. l. Cráneo masculino del individuo n.º 3 de STM con mofología hiperdolicocéfala. G. VAZQUEZ - C. DE LA RUA

Fig. 2. Cráneo femenino del individuo n.º 39 de STM, el de menor altura craneal de la población. de una escala de 1 a 4 de menor a mayor prominencia (de la En norma posterior todos los cráneos estudiados presentan Rúa, 1985). contorno domiforme excepto el n.º 39, que es bombiforme. Respecto al saliente de los arcos superciliares, las mujeres Ha sido difícil analizar otros caracteres morfológicos dado se situarían en el rango 1 y los hombres en el 2 (la mayoría) y el gran deterioro que presentan la mayoría de los cráneos. en el 3, para una escala de 6 categorías establecidas por Broca Así, de los nueve individuos estudiados, cuatro presentan (Martín, 1957). También es evidente el dimorfismo sexual algún tipo de huesos wormianos, siendo éstos más frecuentes para este carácter (Figs. 3 y 4). en lambda. No se ha observado foramen supraorbitario en El perfil de la frente es huido en todos los cráneos masculi­ ninguno de los ejemplares. Sólo uno de ellos es posible que nos y recto para la mayoría de los femeninos, siendo el resto presente este carácter, aunque el mal estado de conservación de los femeninos intermedios (Figs. 3 y 4). impide confirmarlo. Ningún cráneo presenta metopismo. No se ha observado depresión post-bregmática en ningún Como resumen podemos decir que desde el punto de vista caso y un 25 % de los cráneos presentaban depresión pre­ morfoscópico, los cráneos de la población de Sto. Tomás de lambdática Mendraka presentan una tendencia marcadamente dolicocéfa­ En relación al saliente de la protuberancia occipital exter­ la, siendo ovoides o elipsoides en norma superior y domifor­ na, todos los cráneos se encuentran entre las tres primeras mes en norma posterior. En general. es un cráneo grácil, con categorías (en una escala de 4). Más de la mitad en la catego­ escasa incidencia de relieves o inserciones musculares, obser­ ría 1 (débil), seguida de la media y en menor proporción en la vándose dimorfismo sexual para los caracteres saliente de la categoría 3 (saliente). No se observa dimorfismo sexual. glabela y arcos superciliares, perfil de la frente y relieve de la En el saliente del inion, la mitad de los cráneos estudiados cresta supramastoidea. se incluyen en la categoría 1, el resto en la 3 y una mínima Los caracteres morfológicos estudiados en la mandíbula parte en la O, en una escala de seis categorías establecida por indican la presencia de foramen mentoniano en todas ellas, no Broca, Martín (1957). Tampoco se observa dimorfismo existiendo foramen accesorio en ningún caso. sexual para este carácter. El surco milohioideo es abierto, excepto en una mandíbula Para el relieve de la cresta supramastoidea se verifica en que podría considerarse semicerrado. Ninguna de las man­ dimorfismo sexual, entrando todos los cráneos femeninos en díbulas estudiadas presenta torus mandibular. la categoría o'y todos los masculinos en la 2 (escala de O a 4). En cuanto a la forma del mentón, en la mayoría es de tipo

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Fig. 3. Cráneo de STM que presenta los caracteres masculinos porpios del dimorfismo sexual en esta población (saliente de la glabela y arcos superciliares, perfil de la frente y apófisis mastoides).

cuadrangular, y sólo en dos casos es redondeado, una de las las protuberancias parietales aparecen con menor frecuencia cuales es infantil. en ambas series. En la escotadura sigmoidea, dos de las mandíbulas obser­ Las frecuencias en el saliente de la protuberancia occipital vadas presentan la profundidad máxima situada posterior­ externa serían semejantes en ambas poblaciones medievales mente y una de ellas central. vizcaínas, presentando la mayoría de los cráneos una promi­ Las arcadas dentarias son todas parabólicas, excepto dos, nencia débil, al igual que la población vasca actual, mientras que podrían considerarse con tendencia elipsoide. que en la catalana la protuberancia media es la más frecuente. Para el relieve del inion la población de Mendraka coinci­ 3.2.2. Comparación de los caracteres no métricos del de con la de Garai y la serie de vascos actuales, alejándose de cráneo la serie catalana Predomina el perfil de la frente con desarrollo recto en los El contorno en norma superior de la mayoría de los cráneos cráneos femeninos en Garai y en los vascos actuales, mientras de Garai es ovoide y elipsoide, y sólo en una mínima parte es que en la población medieval catalana se da un desarrollo esferoide, coincidiendo con la serie de los vascos actuales y los intermedio de este carácter. El porcentaje de frente huida en medievales de Cataluña, siendo en estos últimos la tendencia hombres es pequeño para las tres series de referencia, mien­ ovoide todavía más acentuada La población de Sto. Tomás de tras que en Mendraka todos los individuos masculinos se si­ Mendraka es de morfología ovoide y elipsoide. túan en esta categoría. En norma posterior la categoría dominante en los cráneos El desarrollo de los arcos superciliares en los cráneos de estudiados es la domiforme. Tendencia que coincide con los Mendraka sería similar al de la población de Garai, entrando de Garai y con la población catalana en la que predominan las en la categoría intermedia los hombres y en la débil las muje­ formas domiformes, aunque están representadas además otras res. Tanto en la serie catalana como en la de vascos actuales morfologías. En los vascos actuales sin embargo, hay una la proporción de saliente débil es menor. gran proporción de contornos bombiformes. Se puede constatar con estos datos, la gracilidad de los crá­ Las protuberancias frontales son frecuentes tanto en la neos de Garai y de Mendraka, siendo ésta muy acusada en los población de Mendraka como en la de Garai. Sin embargo, femeninos. 124 G. VAZQUEZ-C. DELA RUA

Fig. 4. Cráneo femenino de STM, en el que se aprecia el diomorfismo sexual en relación al craneo masculino de la figura 3.

3.2.3. Análisis craneométrico 2 femeninos), de los que apenas se conservan elementos faciales susceptibles de medida y que se limitan a algunos En el análisis antropológico de restos esqueléticos, el crá­ fragmentos orbitarios y maxilares. Sin embargo, se poseen neo es el elemento más informativo para la definición pobla­ 5 mandíbulas cuyo estado de conservación es muy desigual. cional. En el caso de poblaciones cercanas, en las que la Estos escasos representantes de Sto. Tomás de ,IVlendraka variación intragrupal puede ser mayor que la intergrupal, el se comparan con la población medieval de Cataluña y áreas grado de semejanza o diferencia entre los grupos debiera rea­ limítrofes y con la población del País Vasco, tanto actual lizarse en base a un amplio análisis craneométrico, en el que como de la época medieval, estableciéndose la comparación se contemplaran no tanto variables generales de tamaño cra­ con las necrópolis alavesas de Ordoñana, Castros de Lastra neal, como aquellas relacionadas con regiones que presenten (Caranca) y Sta. Eulalia (Labastida), así como con la vizcaína mayor diferenciación entre los grupos estudiados. Estas se de S. Juan de Momoitio (Garai). refieren fundamentalmente al esplacnocráneo. El análisis se efectúa en base a los valores de los índices La posibilidad de contar con una buena muestra de indivi­ que han podido calcularse en los sujetos recuperados en duos en los que se puedan registrar una mayoría de paráme­ Mendraka. Dado el escaso efectivo de éstos no se han calcu­ tros craneales, permitiría la realización de un análisis multi­ lado valores medios, estableciéndose los resultados indivi­ variante en el que los individuos son estudiados en base a un dualmente. conjunto de variables y no aisladamente variable por variable. En el neurocráneo destaca la marcada dolicocefalia de los Esta situación dista mucho de la realidad verificada en la cráneos de Mendraka, algunos incluso hiperdolicocéfalos por necrópolis de Sto. Tomás de Mendraka, donde contamos con Su marcada estrechez craneal (Fig. 1). La morfología dolico­ un escaso número de cráneos, la mayoría muy deteriorados y céfala se presenta en el resto de las series medievales compa­ carentes de esqueleto facial. Esta circunstancia dificulta enor­ radas, aunque no en los vascos actuales en los que el cráneo memente la caracterización antropológica de la población y es marcadamente mesocráneo, con una evidente anchura cra­ su comparación con otras series cronológica y/o geográfica­ neal. mente próximas. Por ello, el presente análisis se limita a una En Mendraka la altura craneal (ba-b) del único sujeto en somera comparación de caracteres craneales en la que única­ que ha podido calcularse (n.º 29), puede considerarse alta mente pueden considerarse 5 sujetos adultos (3 masculinos y para un ejemplar de sexo femenino, dando valores de ortocrá-

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n.º lM n.° 3M n.° 24M n." 29 F n." 34 J n." 35 M n.° 37M n." 39 F

Indices cefálico 65.30 78.90 68.81 74.45 75.67 73.77 vértico-longt. 73.11 vértico-transv. 106.25 aurículo-longt. 55.61 72.04 66.21 57.37 aurículo-trans. 85.15 104.60 87.50 76.64 de altura bóveda 48.40 68.15 asterio parietal 88.28 83.59 54.33 transv. frontal 81.89 81.89 75.80 transv .front. parle. 74.21 74.21 68.61 sagital frontal 82.06 sagital parietal 85.15 88.02 91.48 91.12 86.86 89.60 sagital occipital sagital escama 20.27 95.16 saliente frontal 30.25 saliente pariet. 14.67 18.21 19.64 saliente esc.occip. 21.73 13.55 Mandíbula de robustez Ml-M2 48.14 69.56 48.14 M2-M3 46.15 42.85 69.56 53.84 sínfisis 41.17 18.38 49.05 51.72 de la rama 53.34 49.09 60.41 47.27 43.07 42.37

Tabla 5. Indices craneales y mandibulares para la población de Sto. Tomás de Mendraka ( M: masculino, F: femenino, J: juvenil). neo para el índice verticolongitudinal y de acrocráneo para el nas incluidas en esta comparación, presentan frontal abomba­ vérticotransversal, dada su estrechez craneal. Según la altura do según el índice sagital frontal. El índice sagital parietal auricular existe una gran variabilidad entre los cráneos de presenta valores muy semejantes en todas las series, desta­ Mendraka, que puede ser debida a la aproximación con que cando Caranca con un alto valor correspondiente a protube­ se han tomado algunas medidas dado el estado de deterioro rancias parietales poco marcadas. Para el occipital no hay presentado. La tendencia de los cráneos de Mendraka parece apenas diferenciación entre las series estudiadas. ser hacia la altura y estrechez, asemejándose a algunos suje­ En relación a la morfología facial, no tenemos ningún ele­ tos de Garai. Para las relaciones de altura/longitud y mento que nos permita un análisis fiable, por lo que la defini­ altura/anchura, prácticamente todas los medievales compara­ ción antropológica de los individuos de Mendraka queda dos se presentan en las categorías intermedias de estos índi• absolutamente mermada. El cráneo más completo (n.º 29) ces. En estas características difieren de los vascos actuales, en conserva algún elemento facial, en el que se perfila una cara los que predomina la morfología de un cráneo bajo y ancho estrecha con órbitas medianas (Fig. 5). El resto de los frag­ que los sitúa en la camecránea y tapinocránea. mentos faciales se limitan a unos maxilares en los que sola­ En la relación de anchuras craneales, tanto a nivel frontal mente se pueden calcular sus dimensiones de forma aproxi­ como fronto-parietal, encontramos una predominancia de mada. frontales medianamente divergentes en la mayoría de las Los caracteres faciales son los que más típicamente carac­ series medievales, característica que comparten los dos úni­ terizan a los cráneos vascos; dado el deterioro de los cráneos cos ejemplares de Mendraka que conservan estas dimensio­ de Mendraka, es imposible establecer ninguna conclusión nes. Sin embargo, los vascos actuales presentan una frente sobre su grado de concordancia con las características de los muy divergente por el mayor desarrollo de la frontal máxima. vascos actuales. En relación a la anchura máxima del cráneo, el frontal de los En cuanto a las mandíbulas, se conservan en un deficiente sujetos de Mendraka es ancho (eurimetope), siendo interme­ estado 6 mandíbulas de adultos, una infantil y una juvenil de dio este valor (metriometope) para los vascos actuales y las las que se han tomado algunas medidas aproximadas. El suje­ series alavesas de Caranca, Ordoñana y Sta. Eulalia y grande to n.º 37 posee una mandíbula que presenta bastantes seme­ para Garai y medievales para Cataluña (eurimetope). En janzas con el promedio de los vascos actuales en las anchuras cuanto al perfil del frontal, la mayoría de las series masculi- del cuerpo y rama, aunque ofrece menor valor para el ángulo 126 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

conservándose los parietales, los tem­ porales, un fragmento del occipital, el frontal y la órbita derecha, así como la mandíbula con dentición y algunas pie­ zas del esqueleto postcraneal, difícil• mente reconocibles por su mal estado de conservación. Presenta orificio ovoideo de 30 mm. de eje mayor y 24 mm. de eje menor, situado en el ángulo bregmático del parietal izquierdo; su borde anterior se sitúa a 6 mm. de la sutura coronal y el interior coincidiendo con la sutura sagit­ al (Fig. 6). Los bordes interno y externo no presentan simetría respecto del eje mayor, ajustándose el externo a lo que sería un óvalo perfecto, mientras que el interno se ensancha en unos 6 mm. res­ pecto al borde imaginario que se ajusta­ ría a una figura simétrica, coincidiendo así este borde con la sutura sagital. Del orificio arrancan dos líneas de fisura, en sentidos opuestos, aunque debido al mal estado de conservación del cráneo, no se puede descartar que se hayan producido postmortem. Los bordes del orificio no presentan signos de regeneración ósea. Existen descritos muy pocos casos de cráneos trepanados en el País V asco (Etxeberria, 1986), siendo únicamente dos las referencias de época medieval. Ninguno de estos casos pertenece a individuos infantiles, por lo que el crá­ neo descrito en Sto. Tomás de Men­ draka sería la primera referencia de tre­ panación infantil en el País V asco.

3.3. Aparato post-craneal

Mediante el estudio del aparato post­ craneal pretendemos una aproximación Fig. 5. Cráneo femenino del individuo n. 0 29 de STM. Es el único que conserva elementos a las características morfológicas de la faciales. población de Sto. Tomás de Mendraka, comparándola con otras poblaciones de similar cronología e incluso cercanas mandibular y en correspondencia para la longitud total de la geográficamente, como la de S. Juan de Momoitio (Garai), Los mandíbula. El resto de los elementos mandibulares presenta Castros de Lastra (Caranca), Sta. Eulalia (Labastida) y Ordo­ tal variabilidad métrica, que resulta muy difícil una caracteri­ ñana (Alava). La interpretación de estos datos debe hacerse con zación como grupo, resaltando entre estos elementos la la reserva impuesta por lo fragmentario de la muestra. ausencia de mentones agudos y mandíbulas estrechas, carac­ Haciendo una comparación de los valores medios obteni­ terísticas de los vascos actuales. dos en nuestra muestra con los obtenidos en Garai, podemos ver que en Mendraka son algo superiores para todas las varia­ 3.2.4. Patologías craneales bles, excepto el diámetro sagital subtrocantéreo y la anchura de la epífisis distal en el fémur y asimismo para el diámetro Se ha detectado un cráneo trepanado correspondiente a un sagital en el foramen de la tibia en los individuos masculinos. individuo infantil de aproximadamente nueve años de edad. En los individuos femeninos los valores observados son simi­ El cráneo de este individuo está bastante bien preservado, lares a los de Garai. LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRJO, BIZKAJA). ASPECTOS ANTROPOLOGJCOS 127

Presentamos a continuación en las tablas 6 y 7, los valores de los índices calculados para el aparato post- craneal.

Indices Mendraka Garai Ordoñana Cataluña Sta. Eulalia

Fémur de robustez 19.59 19.71 20.40 20.49 20.18 pilástrico 117.25 de platimería 70.86 82.97 77.80 83.81 67.04 Tibia de robustez 20.73 * 20.91 22.78 20.96 21.61 cnémico 81.21 70.35 68.25 71.15 diafisario 76.64 Húmero de robustez 19 37 19.75 21.00 20.54 20.74 diafisario 75.37 80.15 80.12 Cúbito de robustez 15.66 * 14.96 14.25 14.38 14.64 diafisario 79.52 * platolénico 60.20 Radio de robustez 17.41 18;83 17.76 17.34 aplastamiento diáf: 68.67

Tabla 6. Indices del aparato postcraneal para las series masculinas de diversas poblaciones medievales (* n=l).

Indices Mendraka Garai Ordoñana Catalana Sta. Eulalia

Fémur de robustez 19.12 * 19.30 18.50 19.57 19.74 pilástrico 109.51 de platimería 76.11 73.83 79.68 67.27 Tibia de robustez 21. 10 * 20.31 20.28 20.53 cnémico 76.67 * 71.29 69.90 72.07 diafisario 75 97 Húmero de robustez 21.30 19.06 19.19 20.41 diafisario 82.35 * 77.91 78.90 Cúbito de robustez 14.13 14.00 14.25 14.21 diafisario platolénico 81.21 * Radio de robustez 16.69 17.25 17.58 17.55 aplastarniento diáf. 62.50 *

Tabla 7. Indices del aparato poscraneal para las series femeninas de diversas poblaciones medievales (* n=l). 128 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

Fig. 6. Cráneo trepanado correspondiente a un individuo infantil de la población de STM.

3.3.1. Miembro Inferior 3.3.2. Miembro Superior

Fémur Húmero Según el índice de robustez se pueden considerar los fému­ Son de mediana robustez en hombres, con valores incluso res de los sujetos de Mendraka como medianamente robustos, algo inferiores a los de Garai y al resto de las series de com­ presentando valores similares a los de Garai, Ordoñana y Sta. paración. El índice de robustez no ha podido determinarse en Eulalia. El índice pilástrico nos indica valores medios de ningún caso para las mujeres. El índice diafisario estaría indi­ pilastra para los hombres de la población de Mendraka, mien­ cando en hombres tendencia a la platibraquia y en mujeres a tras que para las mujeres estaría dentro del rango considerado la euribraquia, mientras que en Garai y en la serie catalana la como débil. En cuanto al índice de platimerfa la población tendencia es a la euribraquia. masculina de Mendraka se caracteriza como hiperplatímera, aproximándose a la población de Sta. Eulalia para este carác­ Cúbito ter y diferenciándose claramente de la de Garai que se aproxi­ El índice de robustez sólo se ha podido determinar en un ma a la eurimería como la catalana y la de Ordoñana. individuo masculino siendo en este caso similar a la media de Garai y demás series medievales de referencia. En cuanto al Tibia índice platolénico se puede hablar de aplastamiento o platole­ No ha sido posible determinar el índice de robustez, dada nia en hombres. la ausencia de longitudes máximas para estas piezas. Respecto al índice cnémico tanto hombres como mujeres se Radio encuentran dentro del rango de la euricnemia, siendo este Sólo ha podido determinarse el índice de aplastamiento de carácter mucho más evidente en Mendraka que en el resto de la diáfisis que nos indica un grado de aplastamiento impor­ las series de comparación en las que hay una mayor tendencia tante de la diáfisis. a la mesocnemia. El índice diafisario se puede considerar un En resumen, podría describir a esta población, teniendo en parámetro más fiable en esta población por acoger un mayor cuenta las reservas que nos impone el escaso número de número de individuos. Este índice define también la diáfisis datos, como medianamente robusta, tanto para el miembro tibial como redondeada. superior como para el inferior, al igual que se señala en el LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 129

resto de las series medievales de refe­ rencia. Sería de destacar en los hombres, un marcado carácter de aplastamiento de la diáfisis de los huesos largos de la extremidad superior, mientras que en la inferior, las tibias se caracterizan por la tendencia a la euricnemia. Las mujeres se diferencian presentando valores más tendentes al redondeamiento de las diá­ fisis en ambos miembros. Por lo tanto este carácter de aplasta­ miento de la diáfisis de los huesos lar­ gos sería el que parece más alejado del resto de las series de referencia, en las cuales se observa una mayor tendencia al redondeamiento, siendo más eviden­ te esta diferencia en los húmeros.

3.3.3. Estatura

El cálculo de la estatura se ha lleva­ do a cabo según las fórmulas de Trotter & Glesser (1952-1958).

lndv. Estatura

174,57 3 171,04 7 188,49 24 169,23 *29 154,67

La media para los individuos mascu­ linos es de 175,83 cm., valor algo supe­ rior al resto de poblaciones de referen­ cia, aunque hay que tener en cuenta la desviación que supone para un número de datos tan pequeño el valor obtenido para el individuo 7.

33.4. Patologías del aparato post­ craneal. Fig. 7. Fragmento tibia! de un sujeto de STM con incurvación anómala.

Mediante observación macroscópica hemos detectado ciertas anomalías en el aparato post-craneal ción en los contornos exteriores del hueso en forma de abulta­ afectando tanto a la extremidad superior como a la inferior en mientos de la superficie que podría ajustarse a los síntomas individuos los adultos. desarrollados en la enfermedad de Paget (Osteítis deforman­ Por una parte se observa una incurvación anómala de los te) (Fig. 8). Esta enfermedad, que es prácticamente descono­ huesos largos, siendo evidente sobre todo en tibias y algún cida en sujetos menores de 30 años, afecta comúnmente a los húmero (Fig. 7). Este tipo de afección podría responder a los huesos que soportan el peso, pudiendo extenderse posterior­ síntomas asociados con la osteomalacia, patología relaciona­ mente a todo el esqueleto. Se caracteriza por una deformación da con un déficit de vitamina D que impide la absorción de los contornos del hueso debido a una resorción seguida de intestinal de Calcio. formación rápida de nuevo tejido en la zona afectada; esta Además de esta anomalía se puede apreciar una deforma- neoformación es anómala tanto estructural como arquitectóni• camente con lo que la estructura resulta inestable y tiene escaso valor mecánico. También se observa que los huesos * El individuo 29 es el único femenino largos aumentan de volumen y se incurvan. Son frecuentes 130 G. VAZQUEZ - C. DE LA RUA

población de Mendraka podrían ajus­ tarse a la descripción de la enfermedad de Paget dado su presentación asimétri­ ca y el hecho de ser varones de edad madura los individuos afectados. Sin embargo no puede descartarse la posi­ ble incidencia de osteomalacia, motiva­ da por una disminución de las concen­ traciones plasmáticas del complejo Ca x P, dado que en el estudio de la denti­ ción hemos verificado asimismo la existencia de ciertas alteraciones (hipo­ calcificaciones, caries) atribuibles a la sustitución de Calcio por Magnesio. Por otra parte en ambas enfermedades se produce una incurvación de los hue­ sos largos. La dificultad diagnóstica radica en el escaso número de piezas óseas de que disponemos para cada individuo y en su mal estado de conser­ vación, factores que impiden establecer un diagnóstico certero de esta posible entidad patológica.

3.4. Dentición

El estudio de la dentición se ha reali­ zado sobre un total de 179 piezas per­ manentes y 20 decíduas. De los dientes permanentes, 165 pertenecen a 13 indi­ viduos mayores de 15 años y otros 14 a 2 individuos con edades comprendidas entre 6 y 9 años, a los cuales corres­ ponden también las 20 piezas decíduas. Por lo tanto solamente en 15 indivi­ duos se ha conservado algún tipo de dentición. De estos sujetos disponemos de 1O mandíbulas y 5 maxilares en su mayoría incompletos, por lo que no ha sido posible determinar la proporción de piezas perdidas ante-mortem y post­ mortem. El 61,8% de los dientes per­ Fig. 8. Detalle de la diáfisis de la tibia con abultameintos sobre la superficie ósea. manentes corresponden a la manchbula y el 38,2 al maxilar, lo que pone de manifiesto el mal estado de conserva­ ción de esta pieza ósea. las fracturas de esfuerzo a nivel de los bordes convexos de las Se han analizado un conjunto de parámetros dentarios, des­ piezas arqueadas. La enfermedad puede llegar a afectar tam­ critos en el capítulo de material y métodos y cuyos resultados bién al cráneo y a las vértebras, provocando cifosis. describimos a continuación. Generalmente presenta un patrón asimétrico y su frecuencia es superior en los varones. 3.4.1. Caries De 10 individuos en los que se ha conservado alguna pieza del esqueleto postcraneal, 7 presentan alguna de las anoma­ Hemos contabilizado un 32,12% de piezas careadas res­ lías descritas anteriormente. En los tres individuos que con­ pecto al total de 165 correspondientes a adultos, siendo un servan ambas extremidades los n.~ 3 y 35 están afectados en 54,71 % el porcentaje de caries mandibular y un 45,28% de ambas, y el n.º 1 sólo en la extremidad superior, siempre maxilar. La media de caries por diente es de 1,24. según criterios macroscópicos. De los 13 individuos adultos que conservan alguna pieza Como conclusión, los síntomas óseos observados en la dentaria, 11 presentan caries. Hay que tener en cuenta que de LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 131

dos. Verificamos que esta pérdida es muy importante en los individuos de más de 45 años. Así, en el individuo n.º 29, por ejemplo, hay pérdida de todos los molares y de un premolar; caries mand. en el n.º 35, del que sólo se conserva la hemimandíbula dere­ • cha, se han perdido los dos molares y en el n.º 39, de más de • caries maxi. 60 años, se han perdido todos, excepto el PM 1 izquierdo. 80 3.4.2. Hipocalcificaciones 70

60 De los 179 dientes permanentes que hemos estudiado, un 23,46% presentan hipocalcificaciones. Clasificando las hipo­ ~ 50 '§" calcificaciones según la categoría establecida por Duray u 40 (1990) en función del color, encontramos que la mayoría se "ü"' pueden englobar en la categoría 1, de coloración naranja = 30 "u marrón y el resto en la 2, con coloración gris (tipo yeso) ~ 20 (Fig. 9). Coincidiendo con los resultados de este estudio se puede encontrar una fuerte relación entre hipocalcificaciones 10 de la categoría 1 y caries. En la población de Mendraka se o puede observar dicha asociación en todas las caries que se 11 12 e PMI PM2 MI M2 M3 presentan de manera incipiente. La incidencia de hipocalcificaciones del tipo 2 (gris-yeso) es menor que la del tipo 1 en los dientes permanentes, mien­ tras que todos los deciduos observados presentan dichas colo­ Gráfico l. Frecuencia de caries (%) por tipo de diente en mandíbula raciones grises. Así, todos los individuos adultos que presen­ y maxilar. tan caries muestran asociación con hipocalcificaciones del tipo 1 y un 33,33% con la del tipo 2. los dos restantes sólo disponemos de una pieza en cada uno, 3.4.3. Hipoplasias del esmalte que además coinciden en ser incisivos, donde la incidencia de caries es menor. Hemos tenido en cuenta este carácter como indicador del Aunque la muestra de dientes infantiles es muy reducida, ésta presenta un 35% de caries en dentición decídua, siendo la media de caries por diente de 1,28. Analizando el porcentaje de caries por tipo de diente, la gráfica 1 nos muestra diferente distribución en mandíbula y maxilar, aunque en ambos aparecen las frecuencias máximas en las piezas posteriores. En la mandíbula la pieza más afec­ • mandibula tada es el M2, seguido de Ml, PM2 y M3. En el maxilar, el • maxilar mayor porcentaje correspondiente al PMl, seguido de Ml y PM2, apareciendo un valor muy bajo para M2. Según pode­ mos ver en la gráfica 1, el porcentaje superior correspondería 80 al M3 (75% ); al contar con un número tan reducido de piezas (4 M3), este dato lo podemos tomar como orientativo. -~" 60 El bajo porcentaje de caries registrado en Ml mandibular o.. -~ así como en Ml y M2 maxilares puede ser aparente, ya que """ .D precisamente se ha podido dar un elevado número de pérdi­ "e: 40

das ante-mortem de estas piezas dentarias. Tanto en mandíbu• "u "u la como en maxilar la pieza menos afectada es 'el canino.

Fig. 9. Hipocalcificaciones registradas en STM. A la izquierda se puede observar el tipo 1 (color naranja-marrón) correspondiente a un individuo de 21-24 años (se aprecia gran desgaste): a la derecha el tipo 2 (color gris-yeso) en un individuo infantil, donde se pueden observar también defectos en la formación del esmalte.

estrés nutricional al que ha podido estar sometida la pobla­ ción en las primeras etapas de la vida. Aparecen en un 66,66% de los individuos en los que se ha --+--- 11 max. estudiado la dentición (Fig. 10). Sin embargo hay que consi­ -0- Umax. derar que de los cinco individuos que no presentan hipopla­ sias, tres han conservado solamente una pieza dentaria y el -il.- Cmax. individuo n.º 35 sólo conserva 1 premolar y 3 molares. El 35 único individuo del que se puede asegurar que no presente 30 hipoplasias es el n.º 7, ya que conserva toda la dentición ante­ rior. Hay que tener en cuenta además, que el importante des­ " 25 gaste que afecta a las piezas dentarias pueda impedir detectar ] las líneas hipoplásicas. 8: 20 :E A /\ Según la gráfica 2, se puede ver que el canino es la pieza ·¡¡ " 15 1 1 más afectada, tanto en el maxilar como en la mandíbula. La " 1 1 distribución en las demás piezas es diferente según se trate "u

Fig. 10. Mandíbula de un sujeto de STM con hiopoplasias del esmalte en casi todos los dientes.

hipoplasias por diente es superior a 2 y en los premolares se sitúa entre 1,5 y 1,75. Para evaluar las hipoplasias hemos calculado los intervalos -- 11 max. de edad en los que han podido producirse mediante los dia­ -@- I2max. gramas establecidos por Massler (1941) y modificados por Swardstedt (1966). Hemos seleccionado los datos referentes a -1>- e max. incisivos y caninos, por dar estos una idea más fiable al ser más homogéneo su desarrollo. (Van Gerven, D.P. et al., 1990). •' 50 1\•' I \ En la gráfica 3 hemos representado 11, 12 y C del maxilar, I \ ·~" I \ pudiendo observar claramente dos picos de máxima frecuen­ I \ I \ cia a los 2 y 3 años respectivamente. En la representación 140 I \ 1 d correspondiente a la mandfbula (gráfica 4) observamos asi­ 1 " 30 1 1 mismo, un máximo de frecuencia a los 3 años. ·~ 1 El intervalo de edades correspondiente a los 2-3 años, 1 ] 20 '® ', podría indicar la existencia de un estrés nutricional, asociado \ 1 generalmente con el destete, momento en el que el niño deja \1 10 \ la lactancia materna para seguir otra dieta más deficiente. \ \ 3.4.4. Nivel de atrición o 5 15 2 25 3 35 4 45 5 edad hipoplasia Es de destacar en esta muestra el importante desgaste que presentan las piezas dentarias en la cara oclusal (Figs. 9 y 11). Hemos asignado a cada individuo un nivel de desgaste Gráfica 4. Distribución de las frecuencias de hipoplasias en función según la escala de atrición establecida por Brothwell (1981) y de los intervalos de edad para los incisivos (centrales y modificada por Perizonius (1981) laterales) y el canino de la mandíbula. 134 G. VAZQUEZ - C. DE LA RUA

N.º del Individuo Edad Grado de desgaste Desgaste asimétrico

1 21-25 4 No 3 35-44 5 No 7 21-25 3+(Cordonier) Sí 8 Maduro 5 ? 10 25-34 4 Sí 28 Mad.senil 5+ ? 29 45-54 5+ Sí 34 15-17 3- No 35 45-54 5 ? 37 25-34 3+(Cordonier) No 38 12-15 2+ ? 39 +60 5++ ?

Tabla 8. Grado de desgaste de la dentición para cada individuo adul,to. Se indica también la presencip (sí) o ausencia (no) de desgaste asimétrico; el signo(?) indica que no ha podido determinarse por ausencia de piezas dentarias.

Se puede observar en la tabla 8 que incluso los individuos Por encima de los 35 años, la atrición se ajusta ya a un ran­ más jóvenes (n.º 38 y 34) presentan un importante desgaste, go de 5 con total exposición de dentina en molares. En los comenzando ya a aparecer pequeños islotes de dentina. individuos n.º 28 y 29 y sobre todo en el n.º 39, la pérdida de Los cuatro individuos con edades comprendidas entre 21- corona es ya muy considerable. El individuo n.º 29 presenta 34 años estarían dentro de un rango 3+ y 4, lo que supone ya un gran desgaste en los dientes anteriores, probablemente, en la fusión de islotes de dentina en molares y una considerable compensación a la pérdida de los molares inferiores; es posi­ exposición en las piezas delanteras. ble que esta pérdida fuera muy prematura, ya que el desgaste

Fig. 11. Dentición de sendos sujetos (vid. pág. 11 bis) de STM con un acusado desgaste en la cara oclusal en forma de copa. LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 135

' Fig. 11. (bis) Dentición de sendos. sujetos de STM con un acusado ddgaste en la cara oc!usal en forma de copa.

en los molares superiores es poco importante en comparación existencia en tres individuos, uno de los cuales presenta tam­ con los dientes inferiores. bién el signo de Cordonier (desgaste de la cara lingual de Este parámetro puede ser importante a la hora de discernir incisivos y caninos superiores, en los que la cara lingual apa­ sobre la posible dieta de esta población. El estudio isotópico rece lisa y pulida) (Fg. 12). Este carácter aparece además en realizado por B. V. Kennedy (Universidad de Calgary, 1988) otro individuo (el n.º 37), donde su desarrollo es más impor­ (Comunicación personal de l. García Camino) en una muestra tante, con total exposición de dentina en la cara lingual de los de la población de Mendraka, indica que el contenido de incisivos superiores. Puede ser un hecho a tener en considera­ 13-C es concordante con una dieta rica en cereales o recursos ción, el que en una muesÍ,a de 10 individuos adultos de la marinos. La baja proporción de 15-N estaría en contradicción población, aparezcan 2 con estas características. En algunas con el consumo de proteínas animales; sin embargo, la inges­ poblaciones se ha relacionado este signo de Cordonier con tión de legumbres atenúa los valores del contenido de este actividades culturales como el curtimiento del cuero isótopo, por lo que estos datos no pueden considerarse con­ (Verdene-Flechier, 1975). Algunos datos históricos sobre cluyentes. Por otro lado, el nivel de atrición encontrado nos estas poblaciones medievales aluden a actividades artesanales llevaría a considerar una dieta basada principalmente en ce­ como la elaboración del calzado (García de Cortazar et al., reales y legumbres, cuya capacidad abrasiva sería la causa del 1985), que se desarrollarían principalmente en las Villas o en importante desgaste ocasionado durante la masticación. núcleos poblacionales importantes, que ya empiezan a surgir Además se puede hacer otra consideración en cuanto al des­ en el siglo XIII. En Mendraka, en caso de existir tales activi­ gaste, y es que éste se produce en forma de copa (Fig. 11 y 11 dades, estarían relacionadas al autoabastecimiento. bis), lo que típicamente se describe en sociedades con una base de subsistencia agrícola. 3.4.6. Agenesia del tercer molar

3.4.5. Desgaste asimétrico Resulta difícil evaluar este parámetro debido a lo fragmen­ tario de la muestra. A título orientativo presentamos la Como se puede ver en la tabla 8, sólo podemos afirmar su siguiente tabla. 136 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

Fig. 12. Dentición de un sujeto de STM con el signo de Cordonier.

Individuo Mandíbula Maxilar 3.4. 7. Defectos en la formación del esmalte

1 + Los molares han sido las piezas en las que se ha detectado 3 ? este carácter, como pequeños punteados del esmalte (Fig. 9). 7 + Se puede observar en un 40% de los individuos en los que 8 ? ? hemos podido estudiar la dentición. Sin embargo, este pará­ 10 ? metro puede estar subestimado, teniendo en cuenta que los 28 ? ? molares, que son los más afectados, sufren una mayor pérdida 29 ? ? ante-mortem. 34 + 35 ? 3.4.8. Otras alteraciones dentarias 37 38 ? Se observa exposición de la cavidad pulpar en un 16,98% 39 ? ? del total de las piezas careadas. Este dato nos puede dar una Tabla 9. Agenesia del tercer molar. El signo ( +) indica idea del importante grado de desarrollo de la caries en la existencia de agenesia, el signo (-) ausencia de población objeto de estudio. agenesia y el signo (? ), que no ha podido determi­ narse por ausencia de los elementos óseos corres­ Se ha detectado una reducción de la cúspide disto-lingual pondientes. de los segundos molares del maxilar superior en el 55.6% de las piezas observadas, no detectándose esta característica en Como se puede ver en la tabla 9, en la mandfbula hemos ningún diente de la mandfbula. podido detectar agenesia del tercer molar en un individuo y ausencia de agénesis en cinco. En el maxilar se puede hablar La incidencia del sarro es escasa en esta muestra, habién­ de agénesis en dos individuos y de ausencia en cuatro. En el dose contabilizado en 4 individuos (40% de adultos). Aparece resto se desconoce este carácter por no disponer de material generalmente en premolares, en las caras vestibular o lingual. suficiente. Los depósitos en todos los casos son de poca importancia. LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 137

3.4. 9. Comparación de los datos dentarios puede observar una mayor media de hipoplasias por diente; así, en caninos e incisivos oscila en tomo a 2-2,5 en Hemos realizado una comparación de los datos dentarios Mendraka y en Caranca en tomo a 1,3-1,6. Este dato apoya la obtenidos en la población de Mendraka con los de otro grupo idea de la posible subestimación de las hipoplasias en humano de época medieval situado en la vertiente Meridional Mendraka, dadas las deficientes condiciones de la muestra. del País Vasco (Los Castros de Lastra. Caranca, Alava), por En Los Castros de Lastra se observan tres picos de apari­ ser la única serie medieval del País Vasco de la que existen ción de hipoplasias a los 2, 3 y 4 años de edad, siendo máxi­ datos dentarios comparables con los estudiados en Mendraka mos en los 3 y 4 años y mínimo a los 2. En Mendraka los (Izagirre et al. 1991 ) picos de frecuencia de hipoplasias se han detectado a los 2 y El porcentaje de caries en Mendraka es muy superior al 3 años. Según estos datos la época del destete se produciría a encontrado en la población medieval de Los Castros de edad similar en ambas poblaciones, aunque algo más tardía Lastra; frente a un 13,9% de frecuencia de caries en esta en Caranca. La existencia de estos picos de frecuencias coin­ población, la de Mendraka presenta un 32, 12% (considerando cidiendo con la edad en que se produce el destete, serviría sólo la población adulta). como indicador del estrés padecido al pasar de la lactancia Ello nos podría indicar a priori un elevado contenido de materna a otro tipo de dieta. hidratos de carbono en la dieta, junto con una mala higiene En Caranca se han encontrado también individuos con el bucal. Sin embargo, teniendo en cuenta el elevado porcentaje Síndrome de Cordonnier. La alta frecuencia de este desgaste de hipocalcificaciones que se han detectado en Mendraka y anómalo en ambas poblaciones puede relacionarse con activi­ su asociación con la caries, podemos sugerir el considerar dades culturales de diversa naturaleza, aunque difíciles de para esta población, la hipótesis argumentada por Duray precisar. (1990). Según dicha hipótesis las hipocalcificaciones podrían La forma de desgaste en forma de copa coincide en ambas estar relacionadas con altos niveles de sustitución de Ca por poblaciones siendo típico de grupos con una base de subsis­ Mg; en estas condiciones la cristalización del hidroxiapatito tencia agrícola. sería defectuosa y más inestable, lo que propiciaría el desa­ rrollo de las caries. Además, como comentaremos más ade­ lante, la escasa presencia de sarro en Mendraka favorece la IV. RESUMEN Y CONCLUSIONES formación de caries, mientras que en Caranca la abundancia 1) Lo fragmentario de la muestra y la escasez de sujetos de sarro por un lado y la ausencia de hipocalcificaciones por en los que ha sido posible una determinación sexual y otro, determina una menor incidencia de caries. de edad certera, impide establecer valoraciones precisas Es de destacar también en la comparación entre estas dos sobre el pérfil demográfico de la población medieval de poblaciones, que las diferencias observadas en cuanto a la Sto. Tomás de Mendraka. No obstante se advierte una presencia de sarro son cuantitativas y cualitativas. Así, mien­ mortalidad infantil semejante a otras poblaciones tras que en la población de Caranca el sarro afecta práctica­ medievales vascas estudiadas (Caranca y Garai), con un mente a todos los individuos, en la de Mendraka afecta a un predominio de los grupos de edad entre 1 y 7 años (pri­ 40% de los sujetos en los que se ha podido estudiar la denti­ mera infancia). ción. Más considerable es aún la diferencia en cuanto a su 2) Desde el punto de vista morfológico, los cráneos de la grado de desarrollo en el diente, siendo muy importante en la población de Sto. Tomás de Mendraka presentan una población de Caranca, mientras que en la de Mendraka se tendencia marcadamente dolicocéfala, siendo ovoides o limita a pequeños desarrollos de tipo puntual. elipsoides en norma superior y domiformes en norma Otro hecho a tener en cuenta es que la incidencia de caries posterior. En general, es un cráneo grácil, con escasa en las caras bucales es mínima en la población de Mendraka. incidencia de relieves o inserciones musculares, obser­ Esto ocurre también en Los Castros de Lastra, con la diferen­ vándose dimorfismo sexual para los caracteres: saliente cia de que en esta población se puede argumentar que la de la glabela y arcos superciliares, perfil de la frente y importante incidencia del sarro en estas caras actuaría prote­ relieve de la cresta supramastoidea. giéndolas del ataque de la caries, mientras que en Mendraka Se halla una coincidencia con la morfología y gracili­ no es posible atribuir al sarro esta función dado su escaso dad descrita en la vecina población de San Juan de desarrollo. La mayor proporción de caries en ambas poblacio­ Garai, la cual presenta asimismo una concordancia nes se produce en las caras interdentarias, lo que puede expli­ variable con la población medieval de Cataluña -para carse por las constantes fuerzas de rozamiento durante la algunos caracteres- y con la vasca actual, para otros. masticación y la detención de los alimentos en esas zonas. 3) La escasa muestra craneométrica de la población de En cuanto a las hipoplasias, podemos constatar la impor­ Mendraka presenta semejanza con otras series medieva­ tancia de este indicador de estrés en ambas poblaciones. En les descritas (vascas y del resto de la Península) para Los Castros de Lastra afecta al 81,57% de los sujetos y en los parámetros generales de tamaño craneal (longitud, Mendraka al 66,66% de los individuos en los que se ha podi­ anchura y altura). Mendraka ofrece clara dolicocrania y do estudiar la dentición; aunque como ya hemos visto, este tendencia a estrechez y altura craneal que se reflejan en parámetro puede estar subestimado por el desgaste y la esca­ los correspondientes índices. En estos caracteres se ale­ sez de denticiones completas. El canino es en ambas pobla­ ja de los vascos actuales, cuyos cráneos son más bajos ciones la pieza más afectada. En la población de Mendraka se y anchos y con frontales más divergentes. 138 G. V AZQUEZ - C. DE LA RUA

Hay que señalar que los cráneos de Mendraka podrían La incidencia de hipoplasias del esmalte es asimismo representar un extremo de la variabilidad de la pobla­ importante, afectando al menos al 66% de la población, cion, ya que presentan categorías extremas para algunos ya que puede haber una subestimación dada la ausencia índices en relación a las series medievales comparadas. de piezas dentarias. En Mendraka, los picos de máxima La ausencia de elementos faciales atenúa enormemente frecuencia de hipoplasias se detectan a los 2-3 años, lo la precisión de la caracterización antropológica, al ser que podría indicar un periodo de estrés nutricional los caracteres faciales los más diferenciales de las infantil asociado con el paso de la lactancia materna a poblaciones vascas. una alimentación más deficitaria. Por tanto puede rela­ cionarse este periodo con la edad del destete, que es 4) El aparato postcraneal permite describir a la población algo más temprana que la descrita en la necrópolis de Mendraka como medianamente robusta, tanto para el medieval de Caranca (s. IX). Esta diferencia podría atri­ miembro superior como para el inferior, al igual que el buirse a los avances sociales y culturales experimenta­ resto de las poblaciones medievales utilizadas para la dos en los siglos que separan a estos dos asentamientos. comparación. La estatura es en promedio mediana y La importancia de la atrición y la morfología del des­ algo superior a los series medievales de referencia. gaste dentario parecen indicar la existencia de una dieta Se han detectado ciertas alteraciones patológicas en el con componentes abrasivos, fundamentalmente cereales esqueleto de los miembros, que podrían asociarse con y legumbres. Ello resulta concordante con los resulta­ entidades tales como la Osteomalacia y la Enfermedad dos del análisis isotópico aunque no con los datos histó• de Paget. Resulta difícil establecer un diagnóstico dife­ ricos, que atribuyen a estos núcleos poblacionales una rencial dado que el modo de presentación es concordan­ subsistencia basada en la ganadería, en pequeños culti­ te con el descrito en la enfermedad de Paget y asimismo vos y en la explotación del bosque. Por ello una hipóte• diversas evidencias (óseas y dentarias) permiten pensar sis alternativa sería atribuir la atrición observada en en la existencia de un déficit en la concentración plas­ Mendraka a la existencia de un fenómeno de sustitución mática de Calcio, que podría relacionarse con la osteo­ iónica del Calcio por el Magnesio, que propiciaría tanto malacia. Esta circunstancia no contradice una alimenta­ el acusado desgaste dentario con la alta incidencia de ción rica en productos lácteos ya que la alteración radi­ caries dentarias. ca en una deficiente absorción intestinal de Calcio. 6) La información recogida mediante las piezas dentarias Además la escasez de piezas óseas conservadas impi­ de la población de Sto. Tomás de Mendraka ha resulta­ den mayor precisión en el diagnóstico. do de gran valor para inferir datos sobre el modo de 5) Destaca en Sto. Tomás de Mendraka, la alta frecuencia vida y las adaptaciones bioculturales de este grupo de alteraciones dentarias referentes a caries, hipocalcifi­ humano. A este respecto, la incidencia del Signo de caciones, hipoplasias y atricción dentaria. El porcentaje Cordonier (desgaste de gran importancia en la superfi­ de caries alcanza al 32% de los dientes definitivos y al cie lingual de los incisivos y caninos superiores) podría 35% de los deciduos. Esta patología se halla asociada a indicar la existencia de actividades en las que se utiliza­ altas frecuencias de hipocalcificaciones. Dicha asocia­ ra la dentición. Los datos históricos únicamente permi­ ción y el escaso desarrollo de depósitos de sarro, permi­ ten especular sobre la posibilidad de actividades como ten apoyar la hipótesis de que las hipocalcificaciones la elaboración de algún tipo de calzado destinado al son la causa más probable de la alta incidencia de caries autoabastecimiento del grupo humano, dado que a par­ en la población de Mendraka, patología que tradicional­ tir de este momento las actividades artesanales se con­ mente se relaciona con la dieta. centran en las Villas. LA NECROPOLIS MEDIEVAL DE SANTO TOMAS DE MENDRAKA (ELORRIO, BIZKAIA). ASPECTOS ANTROPOLOGICOS 139

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EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO

J. M. Orúe, C. Manzano y C. de la Rúa (*)

RESUMEN

El estudio antropológico de los restos humanos contenidos en el Sepulcro del Abad D. Diego de Irustajunto con los datos his­ tóricos, permite el acercamiento a un colectivo humano de gran importancia económica y social a partir de la Edad Media, como fueron las comunidades monásticas. A través de diversos parámetros y evidencias se ha llevado a cabo la identificación de los tres monjes enterrados en el sepul­ cro, todos ellos miembros de la familia Irusta. Además se ha calculado una distancia generalizada de proximidad biológica entre estos sujetos en base a variables esqueléticas. Asimismo se han inferido datos de interés sobre el modo de vida de los abades en relación a las lesiones observadas en su esqueleto.

SUMMARY

The anthropological study of the human remains exhumed from the Sepulchre of the Abbot Diego de !rusta along with histori­ cal information enabled us the approaching to a human group that had a great influence on the social and economical life of the Basque Country. Through severa! evidences, the three monks buried in the sepulchre, have been identified as members of the Irusta familiy. Moreover a biological distance between the three individuals has been inferred from sorne skeletal measurements. Sorne infor­ mation on the lifestyle of the religious Community has been inferred from the osteoarticular lesions registered on the skeletons.

LABURPENA

Diego de !rusta Abatearen hilobian aurkitutako giza-aztarnen ikasketa antropologikoak, datu historikoekin batera, Erdi-Arotik hasita garrantzi ekonomiko eta sozial handiko giza-taldeari, komunitate monastikoak alegia, hurbiltzea baimentzen digu. Hilobian lurperatutako Irusta familiako hiru .abateen identifikazioa burutu izan da, zenbait parametro eta iradokitasunen bidez. Honetaz gain, aldaki eskeletikoetan oinarriturik, gizabanako hauen arteko hurbiltasun biologiko orokorraren distantzia kalkulatua izan da. Halaber, eskeletoetan somatutako "lesioen" arauera, abateen bizimoduari buruzko datu interesgarriak eskuratu izan dira.

(*) Departamento de Biología Animal y Genética. Facultad de Ciencias. Universidad del País Vasco. Apdo. 644. 48080 BILBAO 142 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

INTRODUCCION DESCRIPCION DE LOS HALLAZGOS

Con motivo de las obras de restauración efectuadas en la Se tiene constancia escrita de la existencia de la Colegiata Capilla de las Angustias de la Colegiata de Santa M.ª de de Zenarruza a partir del año 1353. Las características arqui­ Zenarruza (Vizcaya), se requirió nuestra intervención para tectónicas indican que fue levantada a finales del siglo XlV. llevar a cabo la exhumación de los restos humanos conteni­ Junto al ábside y en el lado del Evangelio se halla la capilla dos en el sepulcro del Abad Dn. Diego de Irusta, localizado de las Angustias cuya construcción se finalizó hacia 1550, en el interior de la citada Capilla. La recogida de los materia­ durante el mandato del abad Dn. Diego de lrusta, quien dis­ les se efectuó bajo supervisión y asesoramiento del arqueólo• puso su sepultura y la de sus familiares en dicho lugar go Iñaki García Camino. (Testamento del Abad) (Mugartegui, 1929). Dada la importancia de la Colegiata de Zenarruza como El fondo de la Capilla está ocupado por el sepulcro de centro religioso y económico de Vizcaya en la Edad Media y dicho abad que cuenta con dimensiones 1.80 x 0.71 x 1.02 m. el interés de la figura del Abad Dn. Diego de lrusta, por la Este se encontraba cubierto con una improvisada tapa de labor realizada durante la etapa en que ocupó la silla abacial, madera que no preservó convenientemente el enterramiento se planteó la realización de su estudio antropológico. situado en el nivel más superficial, en el que se hallaron los El análisis "in situ" del material óseo exhumado puso de restos de un sujeto orientado hacia el Oeste cuyos huesos pre­ manifiesto la existencia de una serie de lesiones en algunos sentaban una ordenación variable, estando los elementos del elementos óseos, que ofrecían una excelente oportunidad para tronco y cinturas escapular y pelviana en conexión anatómi• inferir datos sobre la alimentación, costumbres y en general ca, mientras que los de extremidades inferiores y calvaría se del modo de vida monástico. hallaban dispersos (Figura 1). Se procedió posteriormente a La existencia de un grupo escultórico del artista holandés retirar una capa de cal de unos 30 cm. de espesor que separa­ Guiot de Beaugrant referido al abad Dn. Diego de lrusta ba entre sí a dos enterramientos. (Mugartegui, 1929), añade un mayor interés a nuestro estudio al posibilitar una aproximación a la fisionomía del ilustre per­ Los restos del segundo esqueleto humano, orientados asi­ sonaje a través del esqueleto. mismo hacia el Oeste, se encontraban en conexión anatómica En el proceso de exhumación se constató la existencia de y presentaban un buen estado de conservación, a excepción elementos óseos pertenecientes a varios sujetos, que presenta­ del cráneo. Se hallaron sobre este individuo restos de tejido ban un estado de conservación diferencial y manifestaciones correspondientes a las ropas eclesiásticas (Figura 2). Puede patológicas diversas. Por ello, un aspecto fundamental consis­ resultar interesante destacar la existencia de una capa de cal tirá en la identificación de los individuos inhumados en el situada inmediatamente por debajo del sujeto, cuya dureza sepulcro. permite suponer una cierta corpulencia del mismo.

Figura l. Enterramiento del sujeto inhumado más superficialmente en el sepulcro del Abad D. Diego de !rusta (Colegiata de Santa María de Zenarruza). EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO 143

Figura 2. Enterramiento del sujeto situado en posición intermedia en el sepulcro del Abad D. Diego de !rusta, en el que se aprecian restos del tejido de las ropas eclesiásticas.

Figura 3. Restos óseos del primer sujeto enterrado en el Sepulcro del Abad D. Diego de !rusta En la cabecera se aprecia una piedra tallada a modo de almohadilla 144 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

Inmediatamente por debajo de éste, se hallaron restos ANALISIS DEL MATERIAL. IDENTIFICACION DE óseos pertenecientes a un tercer individuo cuyo esqueleto LOS RESTOS OSEOS incompleto no guardaba conexión anatómica, a excepción de las extremidades inferiores y la columna vertebral que estaba Nos hallamos ante la existencia de restos óseos pertene­ apoyada directamente en la base del sepulcro (Figura 3). Es cientes a tres sujetos masculinos para cuya identificación de destacar que este difunto fue colocado mirando hacia el recurriremos tanto a las características antropológicas de Este, en posición opuesta a los sujetos inhumados posterior­ estos esqueletos y a las proporciones corporales de la figura mente. A su cabecera se halló una piedra tallada a modo de orante del abad !rusta, como a los datos históricos proceden­ almohadilla Aunque carente de cráneo la columna vertebral tes de diversas fuentes documentales. se localizaba en contacto con el borde inferior de dicha En el registro de difuntos de la Colegiata se constata el almohadilla (Figura 3). fallecimiento de varios clérigos con apellido !rusta a partir de Se observó que en la parte distal del sujeto situado más pro­ 1550, fecha en que se concluyó posiblemente la construcción fundamente había una capa de tierra, de textura y color dife­ del sepulcro. Es muy probable que el enterrado en primer rente, que venía a cubrir el desnivel existente en la base de lugar fuera Dn. Diego de !rusta, que ocupó la silla abacial sepulcro, construido intencionadamente con una pendiente tal desde 1515 hasta 1552, falleciendo en 1559. El siguiente que la cabeza del sujeto quedara en un nivel superior a los abad de la Colegiata fue Dn. Bemardino de !rusta (1540- pies. En este nivel se detectó una moneda de reducido módulo, 1625) hijo natural de Dn. Diego y sucesor de éste, ocupando perteneciente a la época (García Camino, comunicación pers.). el puesto de abad desde 1556 hasta 1625. Después de éste Una vez llevadas a cabo las tareas de limpieza, reconstruc­ ocupó dicho cargo otro Diego de !rusta, primo segundo del ción y consolidación de los restos óseos recuperados en este anterior, que falleció en 1651 a la edad de 66 años, tras 26 sepulcro, se ha podido determinar la existencia de tres suje­ años como abad (Libro de difuntos de la Colegiata, Archivo tos, dos de los cuales conservan todos sus elementos esquelé­ diocesano de Derio). ticos, en tanto que el tercero, situado en posición inferior, La posición del primer esqueleto, mirando hacia el presbi­ presenta un mayor deterioro careciendo de cráneo, hecho que terio, corrobora la idea de que se trate del primer abad Dn. atribuimos al reparo que supondría situar los pies del segundo Diego (quién hizo construir el sepulcro), puesto que en los cadáver sobre la cabeza de su antecesor, ya que las extremi­ años siguiente tras el concilio de Trento (1545-1563) los ritos dades inferiores de este segundo cuerpo reposaban directa­ funerarios establecen que los clérigos sean enterrados miran­ mente sobre la referida almohadilla, lo que permite suponer do al pueblo. Esta norma se cumple para los dos enterramien­ que el cráneo del primer individuo fuera retirado de modo tos posteriores que con gran probabilidad podemos asignar a previo a la inhumación del segundo (Figura 4). Dn. Bemardino de !rusta y al segundo Abad Dn. Diego, dado

Figura 4. Detalle del segundo enterramiento: las extremidades inferiores reposan directamente sobre la almohadilla, dispuesta para la cabeza del sujeto inferior. EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO 145

que en el registro de defunción de este último aparece clara­ aproximada de su fallecimiento en base a los indicadores mente indicado que "se le enterró en su capilla". Por otro lado esqueléticos que a continuación se mencionan (Krogman & el deseo expresado en el testamento del primer abad Dn. Iscan, 1986): cierre de las suturas endocraneales y exocranea­ Diego de que Dn. Bemardino, su sucesor, fuera enterrado en les; relieve de las facies sinfisarias

TABLA 1

Individuo suturas sínfisis articulación atricción alteraciones (Sup. a Inf) craneales púbica esternocostal dentaria degenerativas

Individuo 1 >60 >45 >55 >45 >60 Individuo 2 >60 >45 >55 45 Senil Individuo 3 Sin cráneo >45 > 55 Sin molares

Tabla 1. Estimación de la edad de los individuos estudiados en base a los parámetros esqueléticos consignados.

TABLA2

Lado derecho Lado izquierdo Indv.1 Indv.2 Indv. 3 Indv.1 Indv.2 Indv.3 Miembro inferior FEMUR Longitud máxima 454 427 438 448 432 432 Long. fisiológica 451 420 435 446 426 428 Perímetro mitad 90 88 96 89 90 94 Anch. epf. distal 82 79,5 87 80 79 Diam. trv. mitad 28 27,5 29 28 27 30 Diam. trv. subtr. 33,5 33 35 33 32 36,5 Ang. divergencia 11 15 6 9 11 Ang. inclinación 123 127 130,5 130,5 130 Ind. robustez 12,8 13,3 13,9 12,8 13,4 Ind. pilástrico 105,4 103,6 108,6 103,5 111,1 103,3 Ind. platimería 95,5 101,5 105,7 103,0 96,9 97,3 Ind. cabeza 102,l 98,9 98,0 98,9 Ind. cuello 101,5 84,6 100 111,7 87,5 95,8 TIBIA Longitud 366 348 349 365 350 350 Perímetro 79 87 84 79 87 85 Ind. robustez 21,6 25 24,l 21,6 24,8 24,4 Ind. tibiofemoral 80,6 81,5 79,7 81,5 81,0 81,0 PERO NE Longitud 349 342 355 344 SACRO Anchura max. 127,5 120,5 Altura real 128 122,5

Tabla 2. Resultados métricos de la extremidad inferior y cintura pélvica. 146 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

pología. Pero en todo caso estos resultados nos permiten B. Análisis Métrico mantener la hipótesis planteada sobre la identidad de los suje- tos inhumados. Se ha efectuado un exhaustivo análisis osteométrico, mos-

TABLA3

Lado derecho Lado izquierdo lndv.1 Indv.2 Indv. 3 lndv.1 lndv.2 Indv.3 Miembro inferior CLAVICULA Longitud max. 146 142 137 151 146 141 Perímetro 43 40,5 43 42 41,5 41 Ind. clav-humeral 45,1 45,l 47,2 47,1 46,5 Ind. robustez 29,4 28,5 31,3 27,8 28,4 29,1 ESCAPULA Altura 153 150 150 155 Long. espina 143 137 140,5 132 HUMERO Longitud max. 324 315 320 310 303 Perímetro min. 62,5 67,5 74 61,5 63 70 Anch. ep. distal 65 66 66 64,5 65,5 61 Ind. robustez 19,3 21,4 19,2 20,3 23,1 Ind. diafisario 90,7 76 84,6 92,7 88,6 91,7 Ind. ep. distal 20,l 21 20,2 21,1 20,1 RADIO Longitur max. 247 243 225 243 234 Perímetro min. 45 45,5 50 43 45 50 Ind. húmero-rad. 76,2 77 75,9 75,5 Ind. robustez 18,2 18,7 22,2 17,7 19,2 Ind. aplanamiento 62,2 65 72,2 60,5 66,6 67,6 Ind. intermembral 69,6 72 67,1 69,3 69,9 CUBITO Longitud max. 263 267 259 263 Perímetro min. 37 39 35 37 Ind. robustez 14,l 14,6 13,5 14,1

Tabla 3. Medidas de la extremidad superior y cintura escapular.

TABLA4

Dimensión Cráneo 1 Cráneo 2 Figura

Longitud máxima 190,5 195,5 190 Anchura mínima 137 147 165 Altura auricular 106,5 116,5 122 Circunf. horizontal 554 580 Diam. Nasion-Lambda 182,5 189 185 Anchura de la cara 133 147 Altura superior cara 81 69 Anchura órbita 45,5 52 Altura de la órbita 36,5 33 Anchura interorbitaria 24 21 23 Altura de la nariz 60 50 Indice cefálico 71,9 75,2 86,8 Dolicocráneo Meso-dolicocráneo Braquicráneo

Tabla 4. Dimensiones de los cráneos hallados en el sepulcro del abad y medidas cefálicas de Ja escultura de Dn. Diego de !rusta. EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO 147

trándose en el presente trabajo únicamente los datos de aque­ llos elementos óseos que existiendo en los tres individuos nos permitan analizar su grado de relación biológica, así como la influencia del ambiente. En las Tablas 2 y 3 se recogen los datos métricos referen­ tes a las extremidades y a ambas cinturas corporales. Las medidas e índices que indican relaciones de propor­ ción de los distintos segmentos corporales como son el índice interrnembral, el tibio-femoral y el índice húmero-clavicular, son muy semejantes en los tres sujetos. El índice clavícula humeral manifiesta una asimetría entre ambos lados del cuerpo en los tres sujetos, en el sentido de un acortamiento de la clavícula del lado derecho en relación a la longitud del miembro superior. Por su parte el índice inter­ membral indica una preponderancia de las dimensiones del brazo respecto a la pierna. En la Tabla 4 se presentan los datos métricos referentes a los dos cráneos recuperados en el sepulcro (pertenecientes a los individuos 1 y 2), junto a los correspondientes a la figura orante del abad Diego (Figura 5). Las principales medidas craneales tomadas en los cráneos hallados en el sepulcro del Abad !rusta, ponen de manifiesto diferencias básicas con el sujeto esculpido por Beaugrant, representando a D. Diego de !rusta (Figura 5). Las dimensio­ nes tomadas sobre la figura, que suponemos es una reproduc­ ción bastante fiel de D. Diego, no son estrictamente compara­ bles con las tomadas sobre el esqueleto, dados los tegumentos que recubren neuro y esplacnocráneo, de ahí la habitual gran diferencia existente entre el índice cefálico del vivo y el cal­ culado sobre el esqueleto. Aún tomando en consideración estos factores, es evidente que ninguno de los dos cráneos hallados en el sepulcro corresponden al Abad D. Diego de Figura 5. Detalle de la forma cefálica de la talla del Abad D. Diego !rusta. de !rusta tal y como fue reflejado por el artista flamenco El único elemento que poseemos del esqueleto cefálico del Guiot de Beaugrant.

TABLAS

Dimensiones mandibulares Individuo 1 Individuo 2 Individuo 3

Anchura bicondílea 123 129 Anchura bigoniaca 107 89 98 Altur. cuerpo mandibular Mi-M3 27 26,5 24,5 Altura sínfisis 32 37 31 Espesor del cuerpo (sínfisis) 14,5 14 14,5 Altura de la rama (lzda./Dcha.) 71/66 69,5/69 -/73 Anch. Mínima rama (Izda./Dcha.) 32/31 29,5/28 -/30,5 Anch. Máxima rama (lzda./Dcha.) 45/40,5 37/38 -/42,5 Angulo mandibular 123 128 119 Angulo sinfisario 57 71 60 Anchura bicoronoidea 98,5 103 Longitud cuerpo mandibular 96 88 90 Altura foramen mentoniano 16/15 15/14,5 16,5/15,5 Angulo coronion-epicond-rama 60 67 56,5 Altura rama (proyección) 59 55 67

Tabla 5. Principales dimensiones y ángulos mandibulares de las tres mandíbulas halladas en el sepulcro del Abad !rusta.

1 L--~-·~~------~---~---- 148 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

individuo enterrado más profundamente es la mandíbula, cuyas dimensiones se presentan en la Tabla 5. La observación general de las medidas mandibulares de los tres sujetos inhumados en el sepulcro, no indica ningún rasgo diferencial que permita establecer una semejanza o diferen­ ciación entre los mismos. Sin embargo la observación lateral de la mandíbula pone de manifiesto la existencia de una gran coincidencia en el perfil mentoniano de los sujetos 2 y 3 (los que suponemos D. Bernardino y D. Diego). La diferencia en el ángulo de apertura de la rama existente entre estos dos sujetos, puede atribuirse a la diferencia de edad y conservación dentaria, factores relacionados ambos con la dinámica masticatoria y la variación del ángulo mandi­ bular (De la Rúa 1985). Estos datos apoyan nuestra hipótesis de una relación fami­ liar entre los tres sujetos, que sería más estrecha entre los individuos enterrados en posición intermedia e inferior. Para cuantificar el grado de semejanza a nivel esquelético calcula­ remos más adelante la Distancia Generalizada propuesta por Defrisse-Gussenhoven (1967).

CALCULO DE LA ESTATURA

En la estimación de la estatura de estos tres individuos, tal y como sugiere ISCAN (1986), se ha utilizado la edad de cada uno a fin de corregir los resultados generados por las ecuaciones de TROTTER & GLESER (1958). La edad del primer abad Dn. Diego se ha considerado 7 4 años en base a los datos aportados por distintos autores, si bien no existe una referencia documental concreta de su nacimiento. Al segundo esqueleto que supuestamente pertenece al abad Dn. Bernar­ dino, se le ha asignado la edad de éste, 85 años; en tanto que para sujeto enterrado en posición superior se ha considerado Figura 6. Imagen del Abad D. Diego de !rusta, en que se le repre­ la edad del segundo Dn. Diego, es decir 66 años. senta de rodillas en actitud orante (pertenece al grupo escultórico realizado por G. de Beaugrant). TABLA6 Si a la estatura estimada para el sujeto enterrado más pro­ Hueso considerado Individuo 1 Individuo 2 Individuo 3 fundamente descontamos la longitud de la tibia, astrágalo y calcáneo (pierna y pie) se obtiene un valor de 1,26 m., dato Fémur 1,71 1,65 1,67 que se aproxima a la talla del sujeto arrodillado que se repre­ Fémur + Tibia 1,70 1,65 1,66 senta en la escultura (1,20 m.), teniendo en cuenta la sobrees­ timación que supone el considerar los cartílagos y componen­ Tabla 6. Estimaciones de la estatura para los tres sujetos en tes fisológicos existentes en las articulaciones (Figura 6). base a las dimensiones de los huesos de la pierna. Por otra parte existe una coincidencia entre las dimensio­ nes del miembro superior tomadas sobre ese esqueleto más inferior (longitud del húmero = 303) y sobre la figura (longi­ tud del húmero= 310; longitud del cúbito= 235). La estimación de la estatura ha sido calculada a partir de la longitud del fémur y de la tibia, siendo corregida en base a la edad de cada sujeto. Dichas estimas se presentan en la Tabla 6. CALCULO DE LA DISTANCIA GENERALIZADA Como puede apreciarse la estatura resulta muy similar para ENTRE INDIVIDUOS los tres abades, pudiendo considerarse de intermedia a alta para aquella época pues sobrepasaban el 1,65 m. de estatura. Mediante este parámetro se trata de cuantificar la proximi­ Dada la gran fidelidad que parece reflejar la imagen orante dad o el grado de homogeneidad de varios esqueletos. Para realizada por el imaginero flamenco Guiot de Beaugrant, se este propósito se ha utilizado la expresión de la distancia ha establecido una comparación entre los datos esqueléticos y generalizada formulada por Defrisse-Gussenhoven, 1967 algunas dimensiones tomadas directamente sobre la escultura. (Susanne, 1984), según la expresión siguiente: EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO 149

( a1-b1 )2 2 r (a1-b1) (ai-b2 ) (a2-b2)2 proceso de envejecimiento. Apoyan esta hipótesis diagnósti• + ca, por un lado los datos recogidos en diversos documentos S¡2 S1 S2 Si2 sobre los hábitos alimenticios y el modo de vida de la comu­ Íl.1,2 = nidad religiosa de Zenarruza (los más importantes son: las ( 1- r2) Constituciones de Zenarruza (1380), las Reglas del Abad D. Lope Antonio de Munibe (1662), el libro de Administración de la Mesa Capitular (s. XVIII) (Mugartegui, 1929) y el Libro Donde a1 y a2 son los valores métricos correspondientes a de Fábrica iniciado en 1603 (Archivo de la Colegiata de dos variables del individuo a, b1 y b2 son los valores del indi­ viduo b, r es la correlación existente a nivel poblacional entre Zenarruza, Diputación Foral de Vizcaya). Por otro lado, debemos mencionar las pésimas dentaduras que presentan los las dos variables consideradas, siendo s1 y s2 sus correspon­ dientes desviaciones típicas. individuos estudiados y la obesidad que muy probablemente Se ha aplicado este algoritmo para dos medidas del fémur, les aquejaba. Este exceso de peso se aprecia en la imagen del la longitud total y el diámetro vertical de la cabeza, obtenién­ abad D. Diego, esculpida con bastante realismo por dose las sigientes distancias: Beaugrant, según estilo del artista (Figuras 5 y 6). Asimismo, ti. lndv. 1 - Indv. 2 = 2,3280 verifica la corpulencia del abad D. Bemardino, la compacidad ti. lndv. 1 - Indv. 3 = 0,9357 de la capa de cal situada bajo su esq1¡1eleto en el Sepulcro, ti. Indv. 2 - lndv. 3 = 0,3735 causada por el gran peso del difunto. Sobre las repercusiones de estos padecimientos en la acti­ De acuerdo a la explicación formulada con anterioridad, el vidad diaria de los abades, se puede deducir una situación de individuo 3 (situado a mayor profundidad en el sepulcro) incapacidad progresiva, muy importante en las fases avanza­ correspondería al primer abad Diego, Dn. Brnardino seria das de la enfermedad. Tal vez fuera ésta la causa de la renun­ entonces el individuo 2 y el segundo abad Dn. Diego sería el cia al cargo de Abad del primer D. Diego, siete años antes de individuo l. su muerte, por un aquejamiento crónico, como parece traducir Tal y como se desprende de los resultados obtenidos, la el comienzo de su testamento ("estando enfermo de mi perso­ distancia menor corresponde a los individuos 2 y 3, el primer na de dolencia natural pero mi buen seso, e juicio .... ). Diego y Dn. Bemardino de !rusta, que poseen una relación Esta misma situación pudo repetirse en el caso del Abad patemofilial, tal y como se ha relatado. Asimismo concuerda D. Bemardino, quién en Enero de 1608 (19 años antes de su con la hipótesis planteada, el hecho de que la mayor distancia muerte) solicita al Papa su relevo en la silla abacial, utilizan­ quede reflejada entre Bemardino y el segundo Diego (indivi­ do la expresión " ... abbas ob ingravescentem etatem (cum pro­ duo 1 y 2), ya que el grado de parentesco entre éstos es menor pe septuagenarius sit) ... ". Estos datos concuerdan perfecta­ que el mantenido entre ambos abades Diegos. mente con una incapacidad progresiva, como la que condicio­ na las alteraciones osteoarticulares descritas, y que se presen­ tan en grado muy avanzado en el esqueleto que hemos atri­ ESTADO DE SALUD A NIVEL DEL ESQUELETO buido al abad D. Bemardino.

La importancia de las lesiones osteoarticulares observadas en el esqueleto de los sujetos estudiados, ha requerido un RESUMEN Y CONCLUSIONES minucioso análisis que ha sido objeto de una publicación específica (de la Rúa & Orúe, en prensa). Los restos humanos exhumados en el Sepulcro del Abad Para el diagnóstico etiopatogénico, se ha tenido en cuenta D. Diego de !rusta nos han permitido inferir algunos datos no sólo la topografía y las características de las lesiones antropológicos de interés sobre los abades allí enterrados. El óseas, sino también los factores ambientales que han podido estudio antropológico, el análisis de las alteraciones óseas incidir en el desarrollo de la enfermedad. Para ello se ha inda­ detectadas en los esqueletos exhumados y la información gado en los hábitos alimenticios de esta comunidad, en su recogida en diversas fuentes bibliográficas, han hecho posible actividad y modo de vida, y con ello en las posibles patologí• el acercamiento a una comunidad monástica medieval, cuya as que pudieron actuar, de modo coadyuvante, en la génesis representatividad e importancia en la vida económica y reli­ de la Artropatía Degenerativa que aquejaba, en mayor o giosa del País V asco, ha sido reconocida a través de los estu­ menor grado, a los tres sujetos estudiados (Figura 7 A - B). dios históricos. Además de las disfunciones metabólicas que aparecen aso­ El material recuperado en el sepulcro, puso de manifiesto ciadas a la edad y a la obesidad, se han manejado otras posi­ la existencia de tres sujetos masculinos, dos de los cuales bilidades etiológicas que asimismo presentan manifestaciones conservan todos sus elementos esqueléticos, mientras que el a nivel osteoarticular, y que están relacionadas con los hábi­ tercero, enterrado en posición más inferior, se halla deteriora­ tos alimenticios y las condiciones sanitarias del grupo huma­ do, careciendo de cráneo. La hipótesis planteada, basada en no asentado en la Colegiata de Zenarruza. las características antropológicas (indicadores óseos de edad, La ponderación de todos estos factores, sugieren el diag­ morfología esquelética... ), en las referencias tomadas sobre nóstico de una artropatía secundaria -de origen metabólico una talla del abad D. Diego de !rusta y en los datos proceden­ (diabetes, obesidad) y/o infeccioso (brucelosis)- añadida a la tes de diversas fuentes documentales, sugieren que el enterra­ Enfermedad Degenerativa de las articulaciones, propia del do en primer lugar fuera D. Diego de !rusta (1473?-1559), 150 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

Figura 7. A Lesiones degenerativas osteoarticulares registradas en los esqueletos de los abades. Articulación de la rodilla de Bemardino de !rusta

Figura 7. B Segmento de la columna vertebral del primer abad Diego de !rusta. EL SEPULCRO DE LOS ABADES DE LA COLEGIATA DE SANTA MARIA DE ZENARRUZA (MARKINA-XEMEIN. BIZKAIA). ESTUDIO ANTROPOLOGICO 151

seguido de D. Bemardino de Irusta (1540-1625), hijo natural existencia de una Artropatía secundaria -de origen metabóli• del anterior y el último sería probablemente otro D. Diego de co (diabetes, obesidad) y/o infeccioso (brucelosis)- añadida a Irusta, primo segundo del anterior. Asímismo se han analiza­ la Enfermedad Degenerativa de las articulaciones, propia del do las relaciones biológicas entre estos sujetos, en base a proceso de envejecimiento. Los hábitos alimenticios de la parámetros craneales y postcraneales, cuantificando el grado comunidad, recogidos en diversos documentos, así como de proximidad mediante una distancia estadística. otras evidencias (corpulencia, imagen del Abad ... ) apoyan La importancia de las lesiones osteoarticulares observadas esta hipótesis diagnóstica. en el esqueleto de los sujetos estudiados, ha requerido un La situación de incapacidad progresiva, que presentarían minucioso análisis que permitiera identificar la entidad noso­ en mayor grado D. Bernardino y el primer Abad D. Diego, lógica. Para el diagnóstico etiopatogénico, se ha tenido en tendría una incidencia social evidente, por cuanto puede espe­ cuenta no sólo la topografía y las características de las lesio­ cularse como causa del relevo de las funciones en el cargo de nes óseas, sino también los factores ambientales que han Abad, en ambos casos, lo que concuerda con lo reflejado en podido incidir en el desarrollo de la enfermedad. Se sugiere la la documentación que poseemos. 152 J. M. ORUE - C. MANZANO - C. DE LA RUA

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COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA)

A. Azkarate Garai-Olaun y J. Núñez Marcén (1)

RESUMEN

Recoge este trabajo el estudio efectuado sobre diversas piezas cerámicas que, procedentes de la ermita de San José (Elorrio, Bizkaia), conforman el lote más importante de estas características descubierto hasta el presente en el País Vasco. Conocidas en la bibliografía anglosajona como "Spanish oliver jar" y en la bibliografía peninsular como "anforetas" o "anforiñas", han venido siendo encuadradas en una amplia cronología que transcurre desde el siglo XVI al siglo XVIlI cuanto menos, discutiéndose tam­ bién su posible funcionalidad. Las páginas de este artículo proponen su denominación tal y como se las conoce en la documenta­ ción de la época -"botijas" y "botijuelas"-, defienden su funcionalidad para diversos menesteres -en este caso para servir de dre­ naje al subsuelo de una ermita rural- e intentan una aproximación cronológica que, para este caso concreto, ha de circunscribirse en torno a la primera mitad del siglo XVIII y, en cualquier caso, en fechas anteriores a 1772, año en el que se reedifica la ermita.

SUMMARY

This work is the study of severa! pottery items from the hermitage os Saint Joseph (Elorrio, Bizkaia) that form the most important set of these characteristics discovered until nowadays in the Basque Country.Known in the Anglosaxon bibliography as "Spanish olive jars" and in the Spanish one as "anforetas" o "anforiñas" have been being located in a wida chronological ran­ ge that goes from the XVIth. century to, at least, the XVIIIth. century, being also questioned about their uses. This article propa­ ses their denomination as they are know in the contemporary records -"botijas" and "botijuelas"- defends their use for severa! purposes -in this case to be used as part of the drainage system underneath a rural hermitage- and tries to give a chronological approach that, in this particular case, has to be around the first half of the XVIIlth. century and, in any case, previous to 1772, when the hermitage was rebuilt.

LABURPENA

Elorrioko San Jose izeneko baselizan aurkitutako keramika ontzi multzo bat -Euskal Herrian orain arte ezagutu izan den garrantzitsuena- aztertzen da lantxo honetan. Keramika hauetaz hainbat gauza eztabaidatu izan da bibliografian, merezi duten izenaren inguruan batzuetan, izan duten betekizunaren inguruan besteetan edota, azkenik, beraiei dagokien kronologiaren ingu­ ruan. Hiru arazo hauek ardatzat hartuz, artikulu honetan proposatzen dena zera da: keramika hauek gaztelaniar dokumentuetan agertzen diren izenekin -"botijas" eta "botijuelas"- izendatu behar direla; hainbat betekizun ezberdin izan zutela defendituz, gure kasu honetan San Jose ermitako lurpeko ur geldiari bidea emateko erabiliak izan zirela; eta, datari dagokionez, baseliza berrerai­ kitu baino pixkat lehenagokoak direla.

(1) (Area de Arqueología de la Universidad del País Vasco). 154 A. AZKARATE GARAl-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

l. CIRCUNSTANCIAS DEL HALLAZGO ca de la ermita. Habida cuenta que sólo disponíamos de permiso para labores de prospección y limpieza, no La ermita de San José se encuentra ubicada en el barrio de levantamos los materiales citados, quedando estos in Urkizuarán, próximo al casco urbano de la villa vizcaína de situ a la espera de una intervención arqueológica que Elorrio (véase mapa). Propiedad particular hasta fechas contara con el permiso de la Dirección de Patrimonio. recientes, fue comprada en 1987 por el Ayuntamiento Tras nuestra intervención, el presbiterio quedó tal y sufriendo, desde entonces, diversas vicisitudes que la han como se recoge en la planimetría que realizamos en afectado seriamente. Si bien su conservación interior no fue su momento (véase Fig. 1). Su seguridad, eso creía• nunca excesivamente buena, la magnífica verja de madera mos al menos, quedaba garantizada por el sólido cie­ tallada que cerraba en su totalidad el gran vano de ingreso rre al que antes hacíamos referencia. había impedido el acceso a visitas incontroladas. En las cir­ El día 27 de Mayo de 1991, los dos firmantes de este traba­ cunstancias que rodearon a la compraventa, sin embargo, este jo acudíamos de nuevo a San José con el fin de completar precioso cierre desapareció del lugar -junto al pequeño reta­ algunos datos que necesitábamos para la redacción de estas blo, varias imágenes y diversos objetos de culto-, dejando la páginas. Con anterioridad uno de nosotros, además, había ermita totalmente vacía y abierta al exterior. visitado repetidas veces el lugar sin que nunca hubiera apre­ En estas condiciones permaneció durante algún tiempo, ciado anomalía alguna. La sorpresa, no obstante, acostumbra hasta que recibimos noticia del lamentable estado en que se a hacer acto de presencia cuando uno menos lo espera. encontraba, con remoción del subsuelo y apropiación indebi­ Franqueado el sólido cierre de carpintería que, quizá de forma da de materiales arqueológicos. Al estar, por esas fechas, lle­ ingenua, habíamos creído suficiente, volvimos a encontrar un vando a cabo una campaña de excavación en el término panorama aún más desolador que en la primera ocasión: la municipal de la misma localidad de Elorrio (1), solicitamos suciedad se había adueñado del recinto eclesial, paredes de la Dirección de Patrimonio del Gobierno Vasco el permiso ennegrecidas venían a testimoniar, incluso, la realización de necesario para intervenir en el lugar a fin de evitar perjuicios hogueras en el interior de la ermita ... y la zona del presbiterio mayores. Una vez en la ermita, encontramos un espectáculo había vuelto a ser objeto de la salvaje acción de los clandesti­ desalentador con un pavimento levantado casi en su totalidad nos. Las tres botijas y la botijuela que habíamos dejado in situ y del que faltaban las baldosas de tierra cocida que lo consti­ en nuestra primera intervención habían desaparecido y diver­ tuían. Pero era el presbiterio el que había sufrido más intensa­ sos fragmentos dispersos por el pavimento reflejaban la falta mente la acción de los clandestinos: se encontraba éste total­ de cuidado de los expoliadores, incapaces al parecer de levan­ mente alterado en su zona central, con una gran oquedad de tar los recipientes cerámicos sin destrozarlos. Por segunda contenido absolutamente revuelto y del que habían sido vez, y con un sentimiento de impotencia fácilmente compren­ extraídas las piezas que estudiaremos en este trabajo, quedan­ sible, procedimos a limpiar aquel desastre (fot. 3) recogiendo do aquí y allá numerosos fragmentos sueltos. cuantos fragmentos quedaron sueltos. Personados en el Apercibidos de la importancia que, de visu , cabía deducir Ayuntamiento de Elorrio, se nos explicó que, sin poder preci­ sobre el posible contenido arqueológico de la ermita de San sar la fecha, alguien había efectuado un pequeño hueco en el José, orientamos nuestra actuación en tres direcciones distin­ cierre de carpintería del vano, permitiendo el acceso al inte­ tas, aunque complementarias: rior de la ermita. Enterados de ello, los responsables de la l.º Realizamos las gestiones para que el Ayuntamiento de Corporación habían procedido de inmediato a su nuevo cerra­ Elorrio procediera, mediante sistema de carpintería miento. Nadie, sin embargo, lamentó que se hubiera vuelto a sólido y duradero, al cierre inmediato del gran vano remover el pavimento del presbiterio y que faltaran varias que daba acceso al interior de la ermita. piezas cerámicas, ni nadie creyó conveniente dar noticia del 2.º Recuperamos la totalidad del material que, procedente suceso a los responsables de nuestro Patrimonio ... de la ermita, se encontraba recogido en domicilios particulares y que constituía el más importante lote de botijas y botijuelas que se conoce hasta el presente 2. EL ENTORNO ARQUITECTONICO para todo el País Vasco: seis en perfecto estado de conservación y varias más en estado fragmentario. La actual ermita de S. José de Elorrio (fot. 1), reedificada Todas ellas ubicadas originariamente -según nos en 1772 según testimonio de Iturriza (2), responde al modelo informaron quienes las recogieron- en la zona central de nave única de planta rectanglar (13 m. x 7,40 m.) remata­ del presbiterio. da al SW. por un ábside semicircular (5,32 mts. de diámetro) 3º.º Procedimos a la limpieza del lugar descubriendo -al y al NE por un pórtico (5, 17 m. x 7,40 m.) que, descansando W del altar- nuevas piezas cerámicas (tres botijas y sobre dos columnas toscanas, protege el gran vano de ingreso una botijuela en perfecto estado), restos de un ábside al templo (fot. 2) primitivo y canalizaciones ocultas bajo la actual fábri- La construcción se realizó en mampuesto con refuerzo de

(1) AZKARATE, A. Yacimiento de Memaia 1 (Elorrio, Bizkaia), Arkeoikuska 87, pp. 66-70; ID.: Ermita de San José (Elorrio, (2) ITURRIZA, J.R., Historia General de Vizcaya, (Ed. P. Fita), Bizkaia), Jbidem, pp. 93-94. Barcelona, 1884, p. 282. COLECCION DE BOTUAS Y BOTUUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 155

sillares en las esquinas, excepto en la fachada NE. completa­ ábside y el escalón que separa el presbiterio de la nave, se mente construida en sillares de arenisca bien labrados. El edi­ detectaron dos canalizaciones (fots. 7 y 8) talladas en la roca ficio recibe una cubierta a cuatro vertientes, cuyo entramado y acabadas con lajas de caliza y argamasa, que debieron de en el interior de la nave se oculta mediante una falsa bóveda cumplir funciones de drenaje para la zona central y occidental de cañón elaborada en yeso y que en la zona del ábside toma de la cabecera donde desagua una pequeña ladera. forma gallonada (fots. 4 y 5). De estos dos canales, que confluyen en el contacto con la En su planta se diferencian dos zonas -la de la nave pro­ nave, conocemos mejor el situado en la zona occidental del piamente dicha y la del presbiterio-, diferenciadas por un presbiterio y podemos afirmar que debió cumplir sus funcio­ escalón de piedra que eleva en unos 30 cm. la altura del suelo nes de drenaje durante las dos etapas del edificio, ya que sobre el que se sitúa el altar (fot. 4 ). dicho canal, ajustándose a la construcción, rebasa la banqueta Es precisamente en la zona del presbiterio donde la actuac­ fundacional mencionada para recoger las aguas de la ladera ción incontrolada extrajo las primeras botijas y donde nues­ en el exterior. En cuanto al drenaje central, que posee idénti­ tras repetidas limpiezas han intentado preservar, por dos cas características técnicas, sólo conocemos algo más de un veces, el sustrato arqueológico. Como resultado de las men­ metro de su recorrido, concretamente el situado entre el altar cionadas limpiezas, se observó la existencia de una banqueta y el escalón del prebiterio, por lo que no sabemos con seguri­ fundacional realizada en mampuesto, perteneciente a un ábsi­ dad si perteneció también a la construcción primitiva. de anterior (fot. 6) de diámetro algo menor que el actual y La colección de botijas y botijuelas que es objeto de este que responde, sin duda, a la iglesia que "existía en el lugar estudio se encontraba bajo el pavimento de las zonas central y antes de la reedificación mencionada por Iturriza. Entre dicho occidental del área presbiterial.

K VIZCAYA

Escala: 10 .. 1 1\ ~

... ___ _,--· ·. 4 ---

A

MAPA DE SITUACION 156 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

FOTO 1: Exterior de la ermita desde el Oeste. (Foto Autores)

FOTO 2: Fachada de la ermita con el cierre actual. (Foto Autores) COLECCION DE BOTUAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 157

FOTO 3: Estado del presbiterio antes de nuestra limpieza de 1991. (Foto Autores)

FOTO 4: Zona del altar, pueden apreciarse las marcas del retablo y la diferencia de altura con res­ pecto a la nave. (Foto Autores) 158 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

FOTO 5: Detalle del entramado de la cubierta y la falsa bóveda. (Foto Autores)

FOTO 6: Detalle del lado Este del presbiterio, puede apreciarse la banqueta fundacional del ábside primitivo. (Foto Autores) -o a:: a:: o _J -w w lí) o --, z <( lí)

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MlS. ES:J ESTRUCTURA ANTIGUA

ROCA NATURAL

RELLENO BOTIJAS TRAS LA PRIMERA INTERVENCION COLECCION DE BOTUAS Y BOTUUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 159

FOTO 7: Detalle de la zona central del presbiterio con su canal de drenaje cubierto todavía por las losas. (Foto Autores)

FOTO 8: Detalle de la zona occidental del presbiterio, donde el canal corta la banqueta fundacional de ábside primitivo. Puede apreciarse también parte de relleno de "botijas". (Foto Autores) 160 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

3. LA COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS embarque consultadas (8). A este respecto, sin embargo, con­ vendría señalar que el término "tinajería" sí se recoge en dic­ 3.1. Cuestiones de terminología cionarios náuticos, definido como "el surtido o porción de tinajas o jarras vacías, que se estivaban para ir a tomar un car­ Dentro de Jos diversos problemas que rodean el estudio de go de vino, aceite u otro caldo" (9). este tipo de recipientes es el de la nomenclatura uno de Jos La investigación peninsular, por su parte, aparece más que ha recibido mayor atención por parte de Jos investigado­ preocupada desde sus inicios en este tema por Ja cronología y res, sin que por ello creamos que se haya alcanzado una posible origen romano de estos vasos, hasta el punto de utili­ denominación idónea. zar, y seguir utilizando, Jos términos "anforeta'', "anforita" Corresponde a Ja historiografía americana el primer intento o más recientemente "anforiña ", haciendo referencia eviden­ para nominar estas piezas cerámicas y fue llevado a cabo en te a sus similitudes formales con las ánforas del mundo clási­ 1903 por Holmes (3), quien basándose en su supuesto conte­ co. Como complemento, en ocasiones, se les ha añadido Ja nido las denominó "spanish olive jar", término ambiguo, coletilla de "anforetas de iluminación" debido a un posible como explicita Goggin, que pudo desarrollarse suponiéndoles uso propuesto por Prat ( 10), Juego retomado por Borges ( 11) un contenido de aceitunas o de aceite, en cuyo caso nos y otros autores y sobre el que volveremos en un apartado pos­ encontraríamos ante una contracción de "spanish olive oil terior. jar" (4). La polémica en tomo a su origen y uso fue, curiosamente, El propio Goggin, en su estudio de 1960, intentó una apro­ el inicio de investigaciones documentales como la de ximación terminológica más realista utilizando algunos docu­ Zunzunegui (12), quien estudiando las normativas sobre mentos de Jos siglos XVI al XVIII en Jos que se recogen las transporte y embalaje de mercancías por mar de Ja Casa de listas del cargamento de algunos navíos (5), y en Jos que apa­ Contratación halló términos idénticos a Jos que Goggin reco­ recen mencionados repetidamente términos como "botija", gió en las listas de embarque que consultara, sin que esto, sin "botija" o "botijuela perulera'', formas que según defini­ embargo, haya supuesto un cambio efectivo en Ja denomina­ ción se ajustarían con bastante exactitud a las características ción (13) utilizada en las publicaciones posteriores. de los recipientes en cuestión, sobre todo las dos primeras. Vemos, por Jo tanto, que las denominaciones al uso para Goggin, no obstante, consideró insuficientes estos argumen­ este tipo de recipientes en Ja bibliografía, tanto anglosajona tos y optó por mantener la utilización del término acuñado como peninsular, responden a criterios de carácter funcional por Holmes (6). La trascendencia historiográfica que para o formal. Los primeros resultan, a nuestro juicio, demasiado este tema tiene el trabajo de Goggin ha supuesto Ja perpetua­ inconsistentes, ya que sus usos fueron tan diversos, como ción de esta denominación -"spanish oliver jar"- en Ja veremos, que puede resultar impropio acuñar un término que bibliografía anglosajona, que continúa empleándolo en Ja se refiera sólo a uno de ellos. Los segundos, por su parte, actualidad. tampoco parecen apropiados, puesto que las similitudes reales Dentro también de las denominaciones empleadas por la con las ánforas clásicas son muy relativas (14) y el propio tér­ producción bibliográfica anglosajona cabe hacer mención al mino descansa en una hipotética cronología que en la actuali­ trabajo de Smith (7), en el que se proponía para estas piezas dad está completamente descartada. el nombre de "tinaja", y que fue rechazado por Goggin por En pocas ocasiones tienen Jos estudiosos de Ja cerámica considerarlo demasiado general y ausente en las listas de antigua la oportunidad de utilizar Jos nombres originales de las piezas que tratan, no dejando de ser chocante que en un ejemplo como éste, perfectamente documentado, se haya pre­ (3) HOLMES, W. H., Aboriginal Pottery of Eastern . ferido recurrir a términos especulativos que no responden a Annual Report, Bureau of American Ethnology, n.º 20, 1903, pp. 1 y SS. (4) GOGGIN, J. M., Spanish Olive lar: An lntroductory Study, (8) GOGGIN, J. M., op. cit, 1960, p. 13. Papers in Caribbean Anthropology, Yale University (9) Definición tomada del Diccionario Marítimo Español de 1831. Publications in Anthropology, n.º 62, 1960. Se ha utilizado para (10) OLIVA PRAT, M., Estado actual de la arqueología submarina el presente artículo la traducción del Museo del Hombre en la Costa Brava (Gerona-España), Atti del 11 Congresso Dominicano, La Jarra de Aceite Española un estudio introduc­ Internazionale di Archeologia Sottomarina, Albenga, 1958. tor, pp. 12. (11) BORGES GARCIA, E., Anforetas de iluminac,;ao de embarca­ (5) Concretamente las estudiadas por ARCILA PARIAS, E. en c,;oes romanas, encontradas na costa portuguesa, IX Congreso Economía colonial de Venezuela, Mexico City, 1946, pp. 188 y Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1966, pp. 378 y ss. ss., fechadas en 1731 y también las recogidas en TORRE (12) ZUNZUNEGUI, A. P., Recipientes cerámicos utilizados en el REVELLO, J., Merchandise Brought to America by the comercio de , Cris, n.º 123, 1969, pp. 13 y ss. Spaniards (1534-1586), Hispanic American Historical Review, (13) Como excepción debemos mencionar la utilización del término vol. 23, 1943, pp. 773 y ss., así como las interesantísima lista "botijuela" por parte de BENITO, A. M. en anforetas y botijue­ utilizada por SCHÁFER, E., en Spaniens koloniale las halladas en Guipúzcoa, Munibe, n.º 39, 1987, pp. 139 y ss. Warenausfurh nach einer Preisliste des 16 Jahrhunderts, lbero­ (14) Baste como ejemplo de ello y sin entrar en demasiados detalles Amerikanisches Archiv, vol. 12, n.º 3, 1938, pp. 313 y ss. decir que, dentro de las aproximadamente diez formas conoci­ (6) GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, pp. 13 y ss. das en la actualidad para este tipo de recipientes, solamente tres (7) SMITH, H. G., The european and the Indian. European-lndian conservarían cierta similitud formal con los modelos clásicos y contacts in and Florida, Florida Anthropological eso salvando características más detalladas, pero importantes Society, Gainesville, Fla., 1956, pp. 163 y ss. funcionalmente, como son las bocas y asas. COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 161

Ja nomenclatura de Ja época. Por todo ello, y sin ánimo de altura, individualizado del borde mediante una hendidura de intentar cambiar las costumbres historiográficas (15), utiliza­ O, 15 cm. de profundidad. Sólo se aprecian algunas estrías en remos en adelante Jos términos aparecidos en las listas de Ja zona cercana al fondo, en Ja cara exterior del vaso. embarque, es decir "botija" y "botijuela", términos que poseen, además, unas connotaciones metrológicas que no Botija n.º 2 (Fig. 3) podemos olvidar en su estudio. El propio Goggin reconoce, Altura: 51,2 cm. además, que Ja definición de Ja Real Academia Española Anchura máxima: 27,6 cm. sobre el término "botija" -"vasija de barro mediana, redonda Diámetro interior de la boca: 8 cm. y de cuello corto y angosto"- se ajusta perfectamente a las Altura del borde: 3,4 cm. piezas que él, sin embargo, prefiere seguir denominando "oli­ Diámetro máximo del borde: 11, 8 cm. ver jar" (16). En esta actitud no cabe otra explicación que Ja Grosor medio de las paredes: 0,8 cm. derivada de la propia inercia historiográfica de un anglosajón Botija fusiforme de amplios hombros y fondo achatado que se resiste incoscientemente a romper con un término cuya panza muestra mayor inclinación que la n.º l. El borde habitual en la bibliografía desde comienzos de siglo. Es evi­ es de sección en 112 círculo y presenta labio diferenciado rec­ dente, sin embargo, que Ja denominación "oliver jar" o to de 0,4 cm. de altura, que se une al borde sin moldura de "jarra de aceite" ni aparece como tal en Ja documentación de ningún tipo. No se aprecian estrías. Ja época ni responde estrictamente a Ja multiplicidad de usos que, como veremos, caracteriza a estos objetos cerámicos. Botija n.º 3 (Fig. 4) Altura: 53,8 cm. 3.2. Descripción de las piezas. Anchura máxima: 26,2 cm. Diámetro interior de la boca: 8,4 cm. Describimos a continuación Ja colección recuperada, que Altura del borde: 3,1 cm. consta de 8 botijas, 2 botijuelas y 4 bordes sueltos, que suma­ Diámetro máximo del borde: 11,9 cm. dos a las piezas desaparecidas -3 botijas y l botijuela- for­ Grosor medio de las paredes: 0,7 cm. marían una colección de al menos 18 piezas, número que Ja Botija fusiforme de fondo achatado, presenta un borde de convierte en un hallazgo particularmente significativo (16b). sección en 112 círculo y labio diferenciado recto de 0,3 cm. Analizaremos las dimensiones esenciales (17) y caracterís• de altura, unido a él sin moldura de ningún tipo. Se aprecian ticas propias de cada una de las piezas de Ja colección, dejan­ estrías exteriores en la panza algo alejadas del fondo. do para un apartado posterior las técnicas de fabricación y acabado, que se realizará de forma unitaria, puesto que todos Botija n.º 4 (Fig. 5) Jos vasos presentan tratamientos muy similares. Altura: 45 cm. (en Jo conservado, dado que Je falta el fon- do). Botija n.º 1 (Fig. 2) Anchura máxima: 25 cm. Altura: 55 cm. Diámetro interior de la boca: 5,8 cm. Anchura máxima: 28,8 cm. Altura del borde: 3,6 cm. Diámetro interior de la boca: 5,4 cm. Diámetro máximo del borde: 9,45 cm. Altura del borde: 3,4 cm. Grosor medio de las paredes: 0,8 cm. Diámetro máximo del borde: 10,2 cm. Botija fusiforme incompleta, presenta un borde de sección Grosor medio de las paredes: 0,8 cm. algo mayor de 114 de círculo y labio diferenciado recto de 0,7 Botija fusiforme de amplio hombro y fondo redondeado cm. de altura separado del borde por una ligera depresión. Se que presenta algunas deformaciones en Ja panza producidas aprecian estrías interiores en el tercio inferior del vaso. durante el secado. Muestra un borde engrosado con sección en 114 de círculo con labio diferenciado recto de 0,55 cm. de Botija n.º 5 (Fig. 6) Altura: 52 cm. Anchura máxima: 23,2 cm. (15) Teniendo en cuenta esto añadimos en el título las acepciones Diámetro interior de la boca: 5,2 cm. "Spanish olive Jar" y "Anforeta", con intención de facilitar el Altura del borde: 2,2 cm. reconocimiento de los materiales estudiados. Diámetro máximo del borde: 8,2 cm. (16) GOGGIN, J.M., op. cit., 1960, p. 14 Grosor medio de las paredes: 0,8 cm. (16b) Cfr. diversas noticias sobre otras colecciones peninsulares en J. Botija fusiforme de fondo apuntado, presenta un borde de BASSEGODA NONELL, La Cerámica popular en las arqui­ tectura gótica, Barcelona 1983 (3.' ed.). sección en 114 de círculo y labio diferenciado recto de 0,2 (17) Contra lo que sería nuestro deseo no podemos ofrecer aquí un cm. de altura. La panza muestra estrechamiento en su mitad dato tan importante como el de la capacidad, ya que tras la inferior donde también se observan estrías interiores y exte­ correspondiente entrega de los materiales al Museo riores que alcanzan el fondo. Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, y soli­ citada dicha medición, ésta se desaconsejó por parte del conser­ vador encargado, dada la extrema fragilidad de las piezas. Más Botija n.º 6 (Fig. 7) adelante, no obstante, realizaremos aproximaciones a su capaci­ Altura: 52,5 cm. dad al compararlas con otros ejemplares conocidos. Anchura máxima: 24,4 cm. 162 A. AZKARATE GARA!-OLAUN -J. NUÑEZ MARCEN

Diámetro interior de la boca: 7 cm. redondeado. Presenta un labio redondeado con sección en 1/2 Altura del borde: 3,9 cm. círculo sin labio diferenciado. Solamente presenta estrías en Diámetro máximo del borde: 11,9 cm. la zona exterior junto a su base. Grosor medio de las paredes: 0,9 cm. Botija fusiforme de fondo redondeado, presenta un borde 3.3. Técnicas de fabricación y acabado con sección en 112 círculo y labio diferenciado recto de 0,55 cm. de altura. La panza en su zona media muestra una zona La primera aproximación a la manufactura de este tipo de defectuosa que reduce algo el desarrollo normal del perfil del piezas la realizó Goggin (18) en su conocido trabajo, en el vaso. Sólo se observan algunas estrías en la zona próxima al que -tras expresar que el método exacto le resulta desconoci­ fondo. do-, sugiere la posibilidad de que se realizasen sobre el torno en dos partes que luego se unirían puliendo las juntas. Su Botija n.º 7 (Fig. 8) manufactura concluiría, según este autor, con la colocación Altura: 49,5 cm. de los bordes "anillados". Posteriormente esta hipótesis ha Anchura máxima: 24, 2 cm. sido apoyada por autores como C.J.M. Martin (19), aunque Diámetro interior de la boca: 5,2 cm. con algunas variantes. Altura del borde: 3 cm. Más recientemente, A.M. Benito, en su artículo sobre las Diámetro máximo del borde: 8,4 cm. botijas localizadas en Guipúzcoa (20), descartaba la utiliza­ Grosor medio de las paredes: 0,8 cm. ción del torno basándose en las estrías continuas que rodean Botija fusiforme de perfil marcadamente oval y fondo en espiral la panza de la piezas, apuntando la posibilidad de apuntado, presenta un borde de sección casi triangular redon­ que fuesen el resultado de una técnica de tiras de barro enro­ deado en su parte inferior, con un labio diferenciado recto de lladas utilizada en la fabricación. 0,3 cm. de altura. Se observan estrías interiores en toda la Si atendemos a las características observadas en las piezas mitad inferior y exteriores sólo en la zona inmediata al fondo. de S. José, debemos inclinarnos a suponer una técnica de fabricación próxima a la hipotetizada por Goggin, que expli­ Botija n.º 8 (Fig. 9) caría a la perfección algunas de las irregularidades detectadas Altura: 52,5 cm. en las panzas (21 ). Por otro lado, las estrías espirales no pare­ Anchura máxima: 24 cm. cen un argumento definitivo para descartar el empleo del tor­ Diámetro interior de la boca: 5,5 cm. no, utilizado inequívocamente en zonas como el borde, y Altura del borde 3,3 cm. tampoco para suponer una ejecución como la propuesta por Diámetro máximo del borde: 8,8 cm. A.M. Benito, técnica más lenta e imperfecta que hubiese Grosor medio de las paredes: 0,9 cm. dejado numerosas pistas tanto en la superficie como en la sec­ Botija fusiforme de hombros y fondo redondeados, presen­ ción de los vasos. La observación detallada del fondo estriado ta una colocación defectuosa del borde, en este caso de sec­ de algunas de nuestras piezas sugiere, por el contrario, la uti­ ción prácticamente rectangular y labio diferenciado recto de lización del torno, siendo las estrías espirales el resultado 0,7 cm. de altura, que lo muestra inclinado hacia la derecha. habitual al "levantar" con los dedos la pella de barro. Sólo pueden apreciarse estrías en la zona inmediata al fondo En lo referente a la manufactura de los bordes, no cabe del vaso. duda de que fueron elaborados a torno y muy posiblemente empleando plantillas que, en ocasiones, han dejado muestras Botijuela n.º 1 (Fig. 10) de su paso en las zonas cóncavas y que explicarían, además, Altura: 28,8 cm. que sean sus dimensiones las más constantes, teniendo en Anchura máxima: 25 cm. cuenta sus variantes en el perfil. Diámetro interior de la boca: 5,6 cm. Las pastas presentan dos tipos diferentes de cargas: una de Altura del borde: 3, 1 cm. desgrasante fino donde abunda la mica (22), y un segundo Diámetro máximo del borde: 8,2 cm. Grosor medio de las paredes: 0,6 cm. Botijuela de tendencia globular, amplios hombros y fondo (18) GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, pp. 26 y ss. redondeado. Presenta un labio engrosado de sección en 112 (19) La variante, observada en un fondo de botijuela hallado en uno círculo, sin labio diferenciado. Pueden observarse estrías tan­ de los pecios de la Armada Invencible, sugiere que la pieza se to en el interior como en la parte exterior de la vasija. modeló desde un fondo redondeado previo, e incluso ya en "biz­ cocho". (MARTIN, C. J. M., Spanish Armada Pottery, The lnternational Journal of Nautical Archaeology and Underwater Botijuela n.º 2 (Fig. 11) Exploration, n.º 8. 4, 1979, pp.282). El ejemplar presentado por Altura: 31,l cm. Martin parece claro, pero en las dos botijuelas estudiadas en este Anchura máxima: 24,5 cm. trabajo no puede reconocerse esta técnica. Diámetro interior de la boca: 5,5 cm. (20) BENITO, A.M., op. cit., 1987, p. 142 Altura del borde: 3,5 cm. (21) Concretamente las que presentan las botijas n."' 5 y 6, que pudieran obedecer a una unión defectuosa de las dos partes Diámetro máximo borde: 9,7 cm. imposible de corregir mediante el alisado final de las juntas. Grosor medio paredes: 0,8 cm. (22) Son curiosamente las piezas que peor se conservan, habiendo Botijuela de tendencia globular, amplios hombros y fondo perdido en algunas ocasiones todo su englobe exterior. COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 163

tipo en el que predominan Jos desgrasantes de naturaleza cal­ "Estilo medio" con las que reconoce diferen­ cárea. En ambos casos es posible encontrar pequeñas bolas de cias principalmente de tamaño, y en las care­ arcilla sin triturar así como pequeños cantos rodados y otras nas superiores, más marcadas en las tardías. intrusiones, que han producido resquebrajamientos de Ja Tipo C: de forma oval y alargada que presenta en oca­ superfice del vaso. Todas las piezas recuperadas se recubrie­ siones un fondo plano muy estrecho. ron con un engobe amarillento, en algunos casos de conside­ Tipo D: de forma ahusada con su parte inferior muy rable espesor, de muy buena calidad y que no presenta hue­ estrecha. llas de otro tipo de impermeabilizaciones. En cuanto a Ja cocción, se observa en nuestros vasos una En cuanto a bordes, diferencia Jos acampanados propios técnica poco homógenea con diferencias notables en Ja oxida­ del tipo B y C, y el "anillado", presente en todos los tipos, ción de las pastas, apreciándose en ellas tonos desde el gris muy similar al del "Estilo medio" pero de menor tamaño. oscuro interior a cocciones más regulares de color rojizo Con posteriorioridad, y como consecuencia de Ja publica­ intenso. Estas anomalías pueden achacarse tanto a una cochu­ ción de nuevos hallazgos, se ha ido detallando parcialmente ra de baja temperatura como a Ja diferente situación de las nuestro conocimiento de las formas, pero siempre sin superar piezas en el horno. Ja ordenación y tipos propuestos por Goggin. Entre Jos trabajos más interesantes cabe señalar el realiza­ 3.4. Las formas. Estudio comparativo. do por L. Langouet (27), sobre una colección de piezas del "Estilo Medio" aparecidas en el río Rance (Bretaña). El primer intento de sistematización tipológica, vigente Observó este autor una posible relación entre las molduras de todavía en Ja actualidad, fue el realizado por Goggin sobre los bordes y la forma de Ja vasija. Así, el tipo A mantendría materiales aparecidos en el entorno del Caribe y cuyas bases una moldura con sección en 114 de círculo con labio diferen­ se fundamentaron en las diferencias cronológicas observadas ciado; el tipo B con borde de sección en 1/2 círculo; y el tipo al estudiar la "mayolica" y Ja loza con las que estos materia­ C con un borde de sección casi triangular. La realidad, sin les aparecían asociados (23). Este autor diferenció tres "esti­ duda más compleja, prueba que estas categorías no pueden los" ordenados cronológicamente y susceptibles, además, de establecerse de forma estricta. Baste como ejemplo nuestra poseer entre sí diferencias técnicas y formales. colección, a pesar de que Ja hipótesis de Langouet contenga observaciones interesantes para el reconocimiento de Jos 1.- Estilo temprano, del que sólo reconoció una forma tipos (28). globular de tamaño mediano, con un pequeña boca Más recientemente Colin J. M. Martin (29) , en su trabajo acampanada y con asas a ambos lados (24). sobre cerámica de Ja Gran Armada, ha propuesto Ja existencia 2.- Estilo medio, al que pertenecería la forma más común de piezas "oficiales" y "civiles". Las primeras, posiblemente y conocida y que Goggin define como vasija de boca realizadas bajo convenio con Ja Casa de Contratación, man­ anillada y forma oval bien alargada, bien comprimida, tendrían una forma estereotipada y una capacidad estable y dentro de la cual se incluirían tres formas diferentes aproximada a las medidas en uso (30). Y las segundas, fabri­ (25): cadas seguramente en los mismos talleres, abastecerían a un Tipo A: de forma oval y tamaño grande. mercado más amplio cuya diversidad explicaría en cierto Tipo B: más reducido de tamaño y también de forma modo las numerosas variantes. La corroboración o desaproba­ tendente al óvalo. ción de este "estímulo a Ja discusión", como el propio autor Tipo C: de reducido tamaño y de forma más apuntada, muy escaso. (27) LANGOUET, L., Les jarres de la Rance, Annales de la Société Todos Jos tipos presentan una característica boca "anilla­ d'Histoire et d'Archéologie de l'Arrondisement de Saint Malo, da" en Ja que se registran algunas variantes, que Goggin dife­ 1973, pp. 1 y SS. rencia, también, como tipos A, B, etc. (26). (28) Nos referimos, sobre todo, a la apreciación sobre el labio dife­ renciado del Tipo A que se cumple a la perfección en todos los ejemplares que hemos consultado. 3.- Estilo tardío, considerado por Goggin como el de (29) MARTIN, C. J. M., op. cit., 1979, pp. 279 y ss. definición más compleja dadas las numerosas varian­ (30) Se basa para ello en la similar capacidad que una pieza comple­ tes técnicas que presenta. Distingue cuatro formas ta, del tipo B del "Estilo medio", mantiene con algunos de los principales: ejemplos de Goggin, y que él considera "oficiales" por ser la Casa de Contratación la encargada del abastecimiento del Tipos A y B: muy similares a sus homónimas del comercio transatlántico. Identifica, además, la capacidad de dicha botijuela, de aproximadamente 112 arroba castellana de aceite, con algunas menciones contemporáneas donde aparecen (23) Especialmente significativa para este estudio resulta la secuen­ referidas las botijas de media arroba y las "botijas medio ­ cia estratigráfica obtenida en el Convento de San Francisco leras ". La segunda de las menciones, no obstante, no debe ser (Sto. Domingo) que luego veremos. (GOGGIN, J. M., op. cit., tenida en cuenta, ya que las dimensiones de una "botija medio 1960, p. 12). perulera" rondarían los 62,9 cm. de altura y los 20,9 de anchu­ (24) GOGGIN, J.M. op. cit., 1960, p. 19. ra, si tenemos en cuenta que las de una botija perulera son de (25) Ibídem, pp. 26 y ss. 1 vara y 112 de alto por 2/4 de ancho. (MARTIN, C. J. M., op. (26) Ibídem, cfr. fig. 5, p. 29 cit., 1979, p. 283). 164 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

lo denomina, depende de la publicación de nuevas coleccio­ aquélla se mantiene próxima en algunos casos a medidas de nes con dataciones y contextos seguros, lo que desgraciada­ capacidad como la arroba de aceite o de líquido utilizadas mente viene siendo muy infrecuente (31 ). ampliamente en la época. Siguiendo su línea argumental, e La aportación de la historiografía peninsular a este aspecto independientemente de que pueda o no comprobarse la exis­ se ha reducido a algunas aproximaciones realizadas sobre tencia de formas "oficiales" y "civiles", creemos que la colecciones demasiado parciales, que no suponen avances capacidad ofrece el primer paso seguro a la hora de esta­ sobre lo expuesto. Entre los trabajos más destacados conviene blecer posibles variantes, ya que definiría el tamaño y el uso mencionar el de F. Fariña (32), y más recientemente el de original independientemente de caracerísticas menores pro­ F. S. López (33) quien aporta datos de interés sobre capacidad pias de talleres, etc., lo cual, apoyado en un detallado estudio y propone la existencia de cinco formas con implicaciones de las pastas (34), esclarecería sin duda el problema. cronológicas importantes que, desgraciadamente, no ilustra ni Las medidas de mayor interés son, sin duda, las relaciona­ argumenta en profundidad. Distingue la siguiente seriación: das con líquidos y aceites, cuya unidad de medida, la arroba, difiere para unos y otros: la arroba de líquido, como es sabi­ Forma 1: Esféricas con asas. Siglos XV y XVI. do, equivale a 16,133 l., y la arroba de aceite castellana a Forma 2: Ovoideas. Siglo XVI. 12,563 l. que, a su vez se subdividen en 25 libras (35). Como Forma 3: Esferoidales. Siglos XVI-XVIII. complemento, habría que añadir las conocidas dimensiones Forma 4. Con forma de peonza. Siglos XVII-XIX. de las denominadas "botijas peruleras", una vara y 1/2 de alta Forma 5. Cilíndricas con asa. Siglo XVIII. por 2/4 de ancho, cuya capacidad nos resulta desconocida, pero sin duda resultan mucho más grandes que las piezas que Según esta secuencia diacrónica, parte de nuestras piezas nos interesan (36). -pertenecientes a la forma 2- corresponderían al siglo XVI. Atendiendo a lo expuesto, los dos únicos tipos que forman Lamentablemente, serían necesarias mayores precisiones para la colección presentada muestran las siguientes características poder aceptarla, habida cuenta de que al menos para nuestro formales: caso no parece ser operativa, como veremos. Resumiendo, a nuestro entender, las inquietudes mostradas 1.- Botija fusiforme de forma ovoide más o menos pro­ por los investigadores en el tema, creemos que toda discusión nunciada, de fondo redondeado, cuello corto y estre­ en el capítulo formal pasa por el problema de las numerosas cho rematado por un borde moldurado, en 1/4 o 1/2 variantes y su posible trascendencia en lo referente a origen, círculo, con labio diferenciado recto. Las dimensiones cronología, usos, etc. Variantes, por otra parte, difíciles de generales de este tipo son variables, observándose, no definir, puesto que resulta muy complejo delimitar qué carac­ obstante, unos márgenes no demasiado dilatados. Así, terística formal debe ser tenida en cuenta para ello. las dimensiones máximas y mínimas se sitúan, por Una detenida lectura de lo expuesto hasta ahora subraya, ejemplo, entre los 49,5 y los 55 cm. de longitud, y no obstante, la especial importancia de la capacidad frente a entre los 24 y los 28,8 cm. de anchura. Esta oscila­ otros caracteres que pudieran suponer el aislamiento de una ción se reduce en el diámetro de la boca, donde es variante, ya que, como observó Martín para las botijuelas, posible discernir dos variantes: la primera, a la que pertenecerían las piezas n.º 2, 3 y 6, con diámetros desde 7 a 8,4 cm., y la segunda, donde entrarían el resto de las botijas, con diámetros entre los 5,2 y los (31) Junto con los trabajos que aquí comentamos, conocemos la 5,8cm. existencia de proyectos de investigación en curso de realiza­ ción, llevados a cabo fundamentalmente por investigadores 2.- Botijuelas de tendencia globular de fondo redondeado ingleses, directamente relacionados con este tipo de recipientes y amplio hombro, con un cuello muy corto rematado y cuyos resultados todavía no han sido difundidos. En nuestro por un borde moldurado con sección en 1/2 círculo. caso, estamos a la espera de recibir los resultados de un trabajo Tanto las dos piezas recuperadas como la desapareci­ realizado por C. Garrard (Universidad de Bristol) en el que da presentan unas dimensiones generales muy esta­ colaboramos enviando muestras de la presente colección para su análisis mineralógico. Esperemos que dichas investigaciones bles. También el perfil de los bordes es prácticamente cubran las expectativas de Martin, que compartimos. idéntico en todos los ejemplares. (32) Donde se recogen hallazgos del área gallega, distinguiéndose dos únicos tipos, equivalentes al A del "Estilo medio" y al D del "Estilo tardío", con variantes en ambos casos determina­ (34) Trabajo como ya indicábamos en curso de realización y en el das por la presencia o ausencia de estrías en la parte inferior de que se comprenden muestras de nuestra colección. los recipientes. (FARIÑA, F.; ROMERO, M. y VAZQUEZ, J. (35) En el caso de la arroba de líquido, y como causa de su equiva­ M. Nuevos hallazgos de anforiñas, El Museo de Pontevedra, lencia a la cántara, puede subdividirse también en ocho azum­ n.º 27, 1973, pp. 72 y SS. bres. (33) LOPEZ, F. S., Arqueoloxia sobmariña: os materiais proceden­ (36) No conocemos ningún recipiente completo que pueda asociarse tes da badia coruñesa, Brigantium, vol. 1, 1980, pp. 139 y ss.; y a este tipo, como veíamos mencionado en documentos, pero también en MARTIN BUENO, M.; IZAGUIRRE, M.; CASA­ queremos apuntar la posibilidad de que pudiera relacionarse DO, J. L.; MEJUTO, R. y LOPEZ, F. S., La arqueología sub­ con los fragmentos de grandes vasijas localizadas por Goggin acúatica en las costas del Norte y Noroeste peninsular: Estado en La Vega Vieja (República Dominicana), que presentan unas de la cuestión, VI Congreso Internacional de Arqueología características, en pasta y espesor, muy similares a las del Submarina, Cartagena, 1982, pp. 33 y ss. "Estilo medio". COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 165

Utilizando Ja tipología establecida por Goggin (37), nues­ pero con un moldura del borde muy diferente a Ja de nuestras tras botijas y botijuelas pertenecen inequívocamente al Estilo piezas, y en Jos ejemplares incompletos del Cabo Higuer (45) Medio, dentro del cual las botijas -atendiendo a su forma­ de perfiles y dimensiones muy próximos incluso en la moldu­ corresponderían al tipo denominado A y las botijuelas a Ja B ra de Jos bordes, a pesar de que ambos ejemplares han perdi­ (38). Si atendiéramos, por contra, a Ja moldura de Jos bordes, do por Ja erosión el labio diferenciado que caracteriza a este las botijas n.º' 1, 2, 3, 4, 6 y 9 estarían próximas al borde tipo tipo. Un perfil muy similar ofrece un reciente hallazgo de B de Goggin (39), mientras que las n.º' 5, 7 y 8 pertenecen al Guetaria, pero desconocemos por el momento sus dimensio­ tipo A, procedentes todos ellos del convento de San Francisco nes (46). Faltan paralelos de las botijuelas. (República Dominicana). Las botijuelas, por su parte, corres­ ponden al borde tipo E también del Convento de San 3.5. Funcionalidad Francisco. En cuanto a paralelos formales y de capacidad que pudie­ Como adelantábamos al tratar el tema de la denominación ran establecerse con ejemplares completos del tipo A, debe­ de estos recipientes, es en el capítulo de los usos donde se mos hacer mención de las piezas americanas de Fig Springs, dan las opiniones más encontradas. Una revisión detenida Banana River, Scott Miller I e Isla Cozumel (40), sin olvidar muestra, no obstante, que dicha polémica se reduce exclusi­ Jos fragmentos procedentes del Convento de San Francisco. vamente a un solo tipo formal y a un solo uso, concretamente Para las botijuelas, tipo B, el ejemplar más cercano de Jos al tipo D del "Estilo tardío", al que corresponden todas las ofrecidos por Goggin (41) es el procedente de Ja Flota Plate "anforetas" publicadas por Borges en 1966 (47), y al uso hundida en 1733 cerca de las costas de Florida. como "lámpara de iluminación" en embarcaciones. Algo más cercanos geográficamente resultan Jos paralelos La inicial suposición de Borges, que apuntaba Ja posibili­ procedentes de las costas de Inglaterra estudiados por C.J.M. dad de que sirvieran como "lámparas de iluminación" en Martin, entre Jos que cabe destacar alguno de Jos fragmentos naves de época romana, como ya argumentara Balil en 1983 de botijuela procedente de Ja Trinidad Valencera (42), y algu­ (48), debe ser absolutamente descartada, ya que su apoyatura nos bordes de botija del hundimiento del "Santa Ana Maria" argumental resulta inconsistente y Ja cronología del tipo for­ acaecido en 1627. (43). mal, que veremos luego, resulta diametralmente opuesta a tal Los paralelos penisulares publicados para las botijas, son interpretación. sorprendentemente escasos si atendemos tanto a perfiles No creemos que pueda rechazarse de plano, por el contra­ como a dimensiones, encontrando paralelos válidos solamen­ rio, su utilización como luminarias en embarcaciones de te en el ejemplar de Ceuta (44), de dimensiones similares tiempos más recientes, para las que disponemos de mejores argumentos (49), e incluso una definición recogida en el (37) GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, p. 29, fig. 9. Diccionario Marítimo Español de 1831. En él, Ja voz "Tarro (38) Dentro del tipo B de Goggin se distinguen actualmente dos ver­ de Luz" descrita como "la taza de barro, llena de un mixto, siones en cuanto a dimensiones y capacidad las "Largue Middle que incendiado produce una luz clara y duradera, que sirve B Jars" a las que pertenecerían nuestros ejemplares, y las "Small Middle B Jars". (MARTIN, C. J. M., op. cit., 1979, p. 283. para hacer señales de noche", no deja dudas de sobre su Tab. 1). existencia y uso independientemente de que Ja definición no (39) GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, p. 29, fig. 5. sea demasiado concreta en Jo referente al tipo de recipiente. (40) Ibídem., p. 34, fig. 3, tabla 1, especialmente interesante para Dejando de lado este polémico uso, las botijas y botijuelas nosotros son las medidas de capacidad que para estos ejempla­ parecen haber cumplido numerosas funciones en el transporte res completos ofrece Goggin. Teniendo en cuenta sus medidas de mercancías por mar y por tierra, como demuestran los los ejemplares más próximos serían los de Banana River -sin duda el paralelo más cercano a nuestras piezas- y Scott Miller cada vez más numerosos hallazgos en el interior, como el que con capacidades de 15,72 y 16,55 l. respectivamente, lo cual tratamos aquí. Empleando las listas de embarque y Ja norma­ otorgaría a nuestras botijas una capacidad cercana a la arroba tiva de Ja Casa de Contratación, no cabe ninguna duda de que de líquido equivalente a 16, 133 l. su uso primordial, y seguramente para el que se recreó Ja for- (41) Ibídem. p. 35, Lam. 4, D. La capacidad de este ejemplar, algo más estrecho que nuestros vasos, es de 6,56 l. (42) Navío perteneciente a la Armada Invencible (1588), en el que se han localizado una docena de piezas de este tipo con cierta (45) Sobre ellos MEZQUIRIZ, M. A., Notas sobre arqueología sub­ variedad de perfiles y bordes. En cuanto a perfiles las diferen­ marina en el Cantábrico, Munibe, n.º 16, 1964, pp. 24 y ss.; y cias con nuestros ejemplares son claras sobre todo en los fon­ más recientemente BENITO, A. M., Cerámicas del yacimiento dos, resultando además algo más altas y estrechas. submarino del Cabo Higuer (Hondarribia), Munibe, n.º 40, Refiriéndonos a la sección de los bordes sólo el ejemplar n.º 12 1988, pp. 148 y ss., Lams. 29 y 30. autor, este último, que las se aproxima al de nuestras botijuelas. (MARTIN, C. J. M., engloba dentro del Estilo Medio tipo A de Goggin, op. cit., 1979, pp. 280 y ss., fig 1, n.º 12). La única pieza com­ (46) Sobre el BENITO, A. M., Hallazgo de nuevas anforetas en pleta recuperada tiene una capacidad de 6,25 l. Guetaria, Aranzadiana, n.º 111, 1990, pp. 44 y ss., fig. 14. (43) Ibídem. fig. 2, n."' 14 y 15, muy similares incluso en dimensio­ Recogida en la bocana del puerto junto con otros fragmentos del nes a los de las botijas n.'" 7 y 5 respectivamente. Estilo Temprano de Goggin. (44) BORGES, E. Nuevos estudios sobre anforetas encontradas en (47) BORGES, E., op. cit., 1966, pp. 378 y ss. las costas e islas atlánticas y mediterráneas, XI Congreso (48) BALIL, A., Luces de posición en la navegación antigua y Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1971, p. 552, n.º l. "anforiñas", Brigantium, vol. 4, 1983, pp. 99 y ss. Hallada dentro del mismo contexto de una cerámica de Talavera (49) Nos referimos a la imagen de un barco de fines del s. XV reco­ con fecha de 1739. gida en BENITO, A. M., op. cit., 1987, p. 144. 166 A. AZKARA TE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

ma, fue el transporte de vino y aceite. Su evidente utilidad, jas y botijuelas de Ja colección de S. José, podrían establecer­ reflejada también en su dilatada existencia, parece haber mul­ se dos vías diferentes de argumentación: tiplicado no obstante sus funciones, no siendo difícil rastrear 1.- Si atendemos a las características individuales de las numerosas referencias a diferentes contenidos como alcapa­ piezas y más concretamente a su capacidad, aunque rras, aceitunas, habas, garbanzos (50), miel (51) y mante­ sea de forma aproximada como indicábamos en el ca de cerdo (52), a Jos que deberíamos añadir los apuntados capítulo anterior, podría suponerse un uso originario por López (53) como aguardiente (54), vinagre, almen­ destinado al transporte de vino o aceite, productos dras, escabeche, embutidos y pólvora (55). Basándonos habituales en el culto y mantenimiento de una iglesia también en documentación, resulta posible atribuirles un uso e imaginar que pudieran haber servido al abasteci­ tan especial para nuestro entorno como es el transporte de miento de la ermita anterior. No parece, sin embargo, grasa de ballena, aceptando la reciente sugerencia de que jamás hubiesen cumplido tal función si tenemos Azpiazu (56). en cuenta su ubicación y Ja ausencia de impermeabili­ Junto con estos usos reconocidos documentalmente, Ja zaciones que muestran todas las piezas recogidas. arqueología y algunos hallazgos casuales demuestran que 2.- Si fijamos nuestra atención, por el contrario, en el botijas y botijuelas fueron empleadas, tambien como mate­ contexto de su hallazgo, sí que parece razonable supo­ rial de construcción, sirviendo fundamentalmente como ner que cumplieran algún cometido constructivo. La relleno de bóvedas (57), como mejoras en los drenajes y en posibilidad de que fuesen utilizadas como parte de Ja la acústica de los edificios (58), e incluso como remates posible bóveda del edificio primitivo parece que ha de decorativos en iglesias y edificios civiles- (59). ser descartada: las ermitas rurales de nuestro entorno, Respecto al posible uso a que pudieron dedicarse las boti- en efecto, raramente están abovedadas ni Ja cimenta­ ción descubierta bajo el actual presbiterio invita a pensar que Ja anterior ermita de San José lo hubiera (50) TORRE REVELLO, J. op. cit., 1943, pp. 781 y ss.; LOPEZ, estado y tal uso, por otra parte, hubiese dejado rastros F.S., op. cit. 1980, p. 139; ARCILA PARIAS, E., op. cit., 1946, de argamasa en las superficie de Jos recipientes que p. 188 no existen en nuestro caso. La posibilidad de que fue­ (51) SCHÁFER, E., op. cit., 1938, pp. 317 y ss.; LOPEZ, F. S., op. ran adquiridas para formar parte de los drenajes del cit., 1980, p. edificio actual, por el contrario, parece mucho más (52) ARCILA PARIAS, E., Comercio entre Venezuela y México en los siglos XVII y XVIII, México City, 1950, p. 99. probable (60): Ja ausencia de restos de argamasa que (53) Tomados del Decreto de 1778, en lo referente a embalajes, refleje en un uso anterior, la carencia también de LOPEZ, F. S., op. cit., 1980, p. 151. impermeabilizaciones tal y como queda dicho más (54) Documentado también en SCHÁFER, E., op. cit., 1938, pp. 318 arriba, y su ubicación, finalmente, en Ja zona central y y SS. occidental del presbiterio coincidiendo con las dos (55) Uso este último que, según Balil, debe considerarse como even­ canalizaciones de desagüe resultan argumentos sufi­ tual y no propio (BALIL, A., op. cit., 1983, p. 102), contraria­ mente a lo recogido por Benito (BENITO, A.M., op. cit., 1987, cientes para suponer que nuestras botijas y botijuelas p. 142). En relación con ello, y recurriendo al Diccionario formaron parte del sistema de saneamiento dispuesto Marítimo Español de 1831, consideramos de interés recoger la por Jos constructores de la nueva ermita para su voz "Olla de fuego de Brulote" definida como "Olla común de correcto drenaje (61). barro y de boca estrecha, preparada convenientemente con mixtos y estopines calados por agujeros que al intento se le hacen, la cual se cuelga donde se juzga útil en el brulote". 3.6. Cronología (56) AZPIAZU, J. A., en La sociedad y vida social vasca en el siglo XVI. Mercaderes Guipuzcoanos, vol. II, San Sebastián, 1990, Como en el caso de Ja tipología, Ja seriación cronológica pp. 235 y ss., donde se mencionan cincuenta botijas de aceite establecida por Goggin sólo ha sido precisada, muy parcial­ cuyo destino parecía ser Azpeitia. Paralelamente, Azpiazu mente, por algunos escasos hallazgos, normalmente bien sugiere, entre otras, la posibilidad de que este mismo tipo de fechados por documentación, alguno de Jos cuales hemos botijas sirviera para el transporte de grasa de ballena por vía terrestre. mencionado ya por su especial interés. Centrándonos, de (57) Sobre este uso pueden verse: GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, momento, en Ja cronología propuesta por Goggin (62) -basa­ p. 17, y BALIL, A., op. cit., 1983, p. 102, y BASSEGODA, J. da fundamentalmente en Ja seriación obtenida para Ja "mayo- op. cit. 1983. (58) Según testimonios recogidos por GOGGIN, J. M. (op. cit., 1960, p. 17), en , pero que también encontramos documen­ tados en Sevilla (JIMENEZ BARRIENTOS, J. C., Un grupo de (60) "Según el Diccionario de la Academia Española, se llama 17 anforitas en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, embotijar a colocar en el suelo una tongada de botijos antes de Homenaje a Conchita Fernández Chicarro, Madrid, 1982, embaldosar una habitación donde se teme la humedad". (J. p. 394). Es fundamental, a este respecto, la obra de BASSEGO­ BASSEGODA, op. cit. 1983, p. 23). DA, J. op. cit. 1983. (61) Véanse referencias a casos similares en GOGGIN, J.M., op. (59) Utilizándolas como "florones" en algunas iglesias cubanas cit., 1960, pp. 16-17. (GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, p. 17), o como remate de tejado (62) Goggin ofrece los siguientes límites cronológicos: "Estilo de algunos hórreos y vallas en zonas de Pontevedra, como reco­ Temprano" 1500-1580; "Estilo Medio" 1580-1780; "Estilo gen FARIÑA, F., ROMERO, M. y VAZQUEZ, J. M., op. cit., Tardío" 1780-1850. (GOGGIN, J. M., op. cit., 1960, pp. 48 y 1973, p. 79. ss.). COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 167

lica" tras el estudio tipológico-comparativo de las colecciones otros tipos de particularidades a Ja hora de determinar aparecidas en yacimientos datados por documentación (63)-, posibles variantes, empujan, a nuestro parecer, a consi­ nuestras botijas y botijuelas, pertenecientes al "Estilo derar inicialmente la capacidad como base para un pri­ Medio", se situarían en un amplio marco cronológico que va mer intento taxonómico. En nuestro caso, y de forma de 1580 a 1780. comparada como sabemos, las capacidades de las boti­ Evidentemente, este marco cronológico de dos siglos jas se situarían entre la arroba de líquido y la arroba cas­ resulta poco operativo para intentar cualquier tipo de preci­ tellana de aceite, en tanto que las botijuelas mantendrían sión encaminada a mejorar nuestro conocimiento sobre Ja una capacidad cercana a 1/2 arroba castellana de aceite. lógica evolución de estos recipientes, resultando, además, 3. Aunque la funcionalidad más común estuviera rela­ escasamente satisfactorio para el estudio concreto de nuestra cionada con el transporte de líquidos, hemos visto la colección. No obstante, y con ánimo de aportar nuevas posi­ enorme polivalencia de estos recipientes, utilizados bilidades de discusión, trataremos de ofrecer alguna aproxi­ para Jos usos más dispares. Los constructores de la mación cronológica, teniendo en cuenta, sin embargo, que ermita de San José del siglo XVIII, conociendo, sin contamos con un handicap importante derivado de las propias duda, sus posibilidades constructivas, Jos utilizaron circunstancias del hallazgo. para mejorar el saneamiento de la zona central y occi­ Sabemos que existió una primitiva iglesia de Ja que no dental del presbiterio, aislando el suelo, de este modo, hemos conseguido otra documentación que Ja constatación de una zona húmeda que ya había hecho necesarios arqueológica de su ábside semicircular de dimensiones meno­ dos canales de drenaje res que el actual, y sabemos también que, sobre esta primitiva 4. Cronológicamente, Ja fecha aportada por nuestras boti­ ermita se reedificó en 1772 Ja que podemos contemplar en la jas y botijuelas nos parece de sumo interés para cuestio­ actualidad. La cuestión se centraría en relacionar nuestras boti­ nes de evolución formal de estas piezas, habida cuenta jas y botijuelas con Ja primera o segunda de las edificaciones. de que constituirían elementos de transición al denomi­ No parece, como hemos dicho más arriba, que Ja primera nado "Estilo Tardío". Este momento evolutivo bien ermita tuviera bóveda y que nuestras piezas cerámicas hubieran pudiera ser el responsable de Jos fondos achatados de servido, por tanto, como relleno para tal fin, y tampoco parece las botijas n.º' 2 y 3, así como del perfil de los bordes de que hubieran sido depositadas como elementos de drenaje del las piezas n.º' 4 y 9, característicos todos ellos del últi­ primitivo ábside. Nos basamos para esta última afirmación en mo de Jos momentos periodizados por Goggin. las diferencias de cota que presentaban el primer ábside y las 5. No quisiéramos finalizar este artículo sin aludir a un botijas de relleno, muy superior en el caso de estas últimas. tema todavía muy incipiente en la investigación, como Tras el arrasamiento producido durante Ja reconstrucción, las es el de la localización de Jos talleres de producción. piezas que estudiamos hubieran resultado igualmente afectadas Los investigadores anglosajones siempre se han incli­ de haber formado parte del drenaje primitivo. nado, y creemos que con bastante razón, a su localiza­ Parece claro, por tanto, que fueron depositadas en el ción en el entorno de Sevilla y otros puertos del sur momento de Ja reedificación del segundo de Jos ábsides, dato peninsular, atendiendo a su relación durante el tráfico éste que nos permite fijar su cronología a comienzos de Ja transatlántico de mercancías con el monopolio de la segunda mitad del siglo XVIII. Casa de Contratación desde 1503 a 1717 (64), momento en el que Cádiz se hace cargo de él. Centrándonos en el posible origen de nuestras botijas 4. CONCLUSIONES y botijuelas, parece poco probable que el constructor Recapitularemos, a modo de síntesis, lo más significativo de Ja actual ermita utilizase como material de obra de las ideas expuestas en las páginas precedentes: piezas procedentes de lugares tan lejanos. Prestándole, no obstante, mayor atención a nuestro entorno cerca­ 1.- En lo referente a Ja nomenclatura, creemos que debie­ no, resulta mucho más razonable relacionar nuestras ran abandonarse con el tiempo algunos términos que piezas con talleres próximos ocupados en el abasteci­ han venido utilizándose para identificar estas piezas miento de los puertos. Como ejemplo y en el marco cerámicas, adoptando aquellas denominaciones que cronológico propuesto -comienzos de la segunda tuvieron en su momento -empleadas, tanto por fabri­ mitad del siglo XVIII-, baste recordar el intenso inter­ cantes como usuarios- y que constan inequívocamen• cambio de mercancías que mantuvieron con América te en los documentos de la época. el Consulado de Bilbao, Ja Compañía Guipuzcoana de 2.- En cuanto a Ja discusión formal se refiere, debemos Caracas, o el puerto de Santander tras el Decreto de insistir en que la escasa operatividad mostrada por Libre Comercio de 1765 (65).

(63) Sobre este tema puede consultarse GOGGIN, J. M., Spanish Majolica in the New World. Tipes of the Sixteenth to Eighteenth (64) Sobre el tema ver WALKER, G. J., Política española y comer­ Centuries, Yale University Publications in Anthropology, cio colonial 1700-1789, Barcelona, 1979, pp. 1.727 y ss. n.º 72, New Haven, 1968. Estudio, publicado tras su muerte, (65) Sobre el tema pueden consultarse: GARATE, M., La Real interesante para el tema de las botijas ya que en él se ofrecen Compañía Guipuzcoana de Caracas, San Sebastián, 1990.; con mayor detalle las estratigrafías utilizadas por Goggin para TORRES, B. (Ed.), Reglamento para el comercio libre, establecer sus períodos y cronologías. C.S.l.C., Madrid, 1979. 168 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

BIBLIOGRAFIA: GOGGIN, J. M., Spanish Majolica in the New World: Types of the Sixteenth to Eighteenth Centuries, Y ale University ARCILA PARIAS, E., Comercio entre Venezuela y México Publications in Anthropology, n.º 72, New Haven, Conn., en los siglos XVII y XVIII, México City, 1950. 1968. ARCILA PARIAS, E., Economía colonial de Venezuela, GOGGIN, J. M., The Spanish Olive lar: An Introductory México City, 1939. Study, Yale University Publications in Anthropology, AZKARATE, A., Ermita de San José (Elorrio, Bizkaia), n.º 62, New Haven, Conn., 1960. Arkeoikuska 87, pp. 93 y ss. HOLMES, W. H., Aboriginal Pottery of Eastern United BALIL, A., Luces de posición en Ja navegación antigua y States, Annual Report, Bureau of American Ethnology, "anforiñas", Brigantium, vol. 4, 1983, pp. 99 y ss. n. 0 20, 1903, pp. J y SS. BARRIENTOS, J. C., Un grupo de 17 anforitas en el Museo ITURRIZA, J. R., Historia General de Vizcaya (Ed. P. Fita), Arqueológico Provincial de Sevilla, Homenaje a Conchita Barcelona, 1884. Fernández Chicarro, Madrid, 1982, pp. 391 y ss. LANGOUET, L., Les jarres de la Rance, Annales de la BASSEGODA NONELL, J. La cerámica popular en Ja arqui­ Société d'Histoire et d'Archéologie de l'Arrondissement tectura gótica, Barcelona, 1983 (3.ª ed.). de Saint Malo, 1973, pp. 1 y ss. BELTRAN, M., Anforetas de iluminación (tipo Borges), LOPEZ, F. S., Arqueoloxia sobmariña: Os materiais proce­ Ethnos, vol. VI, 1969, pp. 219 y ss. dentes da badia coruñesa, Brigantium, vol. 1, 1980, BENITO, A. M., Anforetas y botijuelas halladas en Gui­ pp. 139 y SS. púzcoa, Munibe, n.º 39, 1987, pp. 139 y ss. MARTIN, C. J. M., Spanish Armada Pottery, The BENITO, A. M., Cerámicas del yacimiento submarino del Cabo International Journal of Nautical Archaeology and Higuer (Hondarribia), Munibe, n.º 40, 1988, pp. 148 y ss. Underwater Exploration, n.º 8. 4, 1979, pp. 279 y ss. BENITO, A. M., Hallazgo de nuevas anforetas en Guetaria, NESTARES, F., Las lucernas para Ja iluminación de barcos, Aranzadiana, n.º 111, 1990, pp. 44 y ss. Almuñécar: Historia y Arqueología, Malaga, 1983, pp. 367 BORGES, E., Anforetas de iluminac;ao de embarcac,:oes y SS. romanas encontradas na costa portuguesa, Congreso OLIVA PRAT, M., Estado actual de la arqueología subma­ Nacional de Arqueología IX, Zaragoza, 1966, pp. 378 y ss. rian en Ja Costa Brava (Gerona, España), Atti del BORGES, E., Estudo de anforetas encontradas nas costas atlánticas e mediterranicas de Portugal, Espahna e Franc;a, II Congresso Internazionale di Archeologia Sottomarina, Cadernos de Etnografía, Museo de cerámica popular por­ Albenga, 1958. tuguesa, Barce!os, 1968, pp. 1 y ss. SCHÁFER, E., Spaniens koloniale Warenausfurh nach einer BORGES, E., Noticia muy actual sobre anforetas, Congreso Preisliste des 16 Jahrunderts, Ibero-Amerikanisches Nacional de Arqueología XII, Zaragoza, 1973, pp. 703 y Archiv, vol. 12, n.º 3, pp. 13 y ss. siguientes. SERRA RAFOLS, E., Anfora antigua en Canarias, Congreso BORGES, E., Nuevos estudios sobre anforetas encontradas Nacional de Arqueología IX, Zaragoza, 1966, pp. 373 y ss. en las costas e islas atlánticas y mediterráneas, Congreso SERRA RAFOLS, E., Más cerámicas antiguas en aguas de Nacional de Arqueología XI, Zaragoza, 1970, pp. 549 y Canarias, Congreso Nacional de Arqueología XI, siguientes. Zaragoza, 1970, pp. 428 y ss. BORGES, E., Tres Vestigios de Navegac;oes Antigas na SMITH, H. G., The European and the ludian. European­ Lagoa da Pedemeira (Nazaré), Arquivo de Reja, vol. XXV­ Indian contacs in Georgia and Florida, Florida XXVI-XXVII, 1968-70, pp. 11 y ss. Anthropological Society, Gainesville, Fla., 1956, pp. 163 y BUENO, M.; IZAGUIRRE, M.; CASADO, J. L.; MEJUTO, SS. R. y LOPEZ, F. S., La arqueología subacuática en las cos­ TORRE REVELLO, J., Merchandise Brought to America by tas del Norte y Noroeste peninsular. Estado de Ja cuestión, the Spaniards (1534-1586), Hispanic American Historical Actas del VI Congreso Internacional de Arqueología Review, vol. 23, 1943, pp. 773 y ss. Submarina, Cartagena, 1982, pp. 33. y ss. TORRES, B. (Ed.), Reglamento para el comercio libre, FARIÑA, F.; ROMERO, M. y VAZQUEZ, J. M., Nuevos C.S.I.C., Madrid, 1979. hallazgos de anforiñas, El Museo de Pontevedra, n.º 27, WALKER, G. J., Política española y comercio colonial 1973, pp. 72 y SS. 1700-1789, Barcelona, 1979. GARATE, M., La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, ZUNZUNEGUI, A. P., Recipientes cerámicos utilizados en el San Sebastián, 1990. comercio de Indias, CRIS, n.º 123, 1969, pp. 13 y ss. COLECCION DE BOTUAS Y BOTUUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 169

FOTO 9: Conjunto de piezas completas recuperado en 1987. (Foto Autores) 170 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN COLECCION DE BOTUAS Y BOTUUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 171

FOTO 11 : Botijuela recuperada en 1987. (Foto. MAEHV, FI Alvaro Sánchez)

FOTO 12 : Botijuela recuperada en 1987. (Foto. MAEHV, FI Alvaro Sánchez) 172 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

FOTO 13: Botija recuperada en 1987. (Foto MAEHV, F/ Alvaro Sánchez)

FOTO 14: Botija recuperada en 1987. (Foto MAEHV, F/ Alvaro Sánchez) COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 173

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FIG. 2 174 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

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FIG. 5 COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 177

FIG. 6 178 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

FIG. 7 COLECCION DE BOTIJAS Y BOTIJUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 179

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FIG. 8 180 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

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COLECCION DE BOTUAS Y BOTUUELAS ("SPANISH OLIVER JAR" O "ANFORETAS") PROCEDENTES DE LA ERMITA DE SAN JOSE (ELORRIO, BIZKAIA) 181

FIG. 10 182 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

FIG. 11 lKOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XIX, 1990/91

LAS APORTACIONES ARQUEOLOGICAS Y LA IDSTORIOGRAFIA SOBRE EL FENOMENO BALLENERO VASCO EN TIERRAS AMERICANAS

A. Azkarate Garai-Olaun y J. Núñez Marcén (1)

RESUMEN

Habiendo sido la pesca de la ballena una actividad socio-económica de primer orden, constituye, sin embargo, uno de los capí• tulos menos conocidos de nuestra historia. Este artículo, avance de una monografía de próxima aparición, trata de suplir parcial­ mente este vacío ofreciendo un balance historiográfico de los principales estudios realizados al respecto, con especial hincapié en las aportaciones arqueológicas más significativas de los últimos años.

SUMMARY

Having been the whale fisheries a first-rate socioeconomic activity, it constitutes, however, one of the least known chapters of our history. This article, an advance of a monography that will be soon published, tries to fill partially this shortage, offering a historiographical revision of the main studies on the subject, with special emphasis on the most significant archaeological contri­ butions of the last years.

LABURPENA

Euskal Herriko XVI. eta XVII. mendeetako ekonomiarako oso garrantzi handiko zeregina izan arren, balearen arrantzaren his­ toria ez da gehiegi ezagutzen gure artean. Denbora gutxi barru, liburu madura agertuko den lan mardul baten aurrerapen gisa, lantxo honek aipaturiko hutsune hori bete nahi du nolabait, orain arte eginiko ikerketa interesgarrienak -arkeologi lanak berezi­ ki- jasoz eta !abur bilduz.

(1) (Area de Arqueología de la Universidad del País Vasco). 184 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

No cabe duda de que la pesca de la ballena ha constituido l. A LA SOMBRA DE LA ERUDICION Y DEL MITO: una de las actividades productivas más importantes de las LA PRODUCCION BIBLIOGRAFICA HASTA LA localidades pesqueras del Golfo de Vizcaya durante un perío• SEGUNDA MITAD DE NUESTRO SIGLO. do prolongado de más de medio milenio (1). Esta importan­ cia, sin embargo, no se ha visto correspondida con el lugar Sobre el tema que nos ocupa existen, sin embargo, obras que el tema de los balleneros ocupa en la historiografía vasca. de notable antigüedad. Recordemos, por ejemplo, Les Es de sobra sabido que existen parcelas de nuestra historia Voyages avantvrevx dv Capitaine Martin de Hoyarsabal, que -por distintas razones que no podemos analizar, aunque habitant de (:vbibvrv ... (2), obra traducida al euskara laborta­ relacionadas con excesiva frecuencia con preocupaciones no no en 1707, por Piarres Etxeberri "Dorre" bajo el título estrictamente científicas- han merecido un tratamiento casi Liburuhauda Jxasoco Nabigacionecoa (3), con interesantes obsesivo: cuestiones de enfoque prehistoricista o antropológi• acotaciones toponímicas y que, sin embargo, no ha sido utili­ co relacionadas con los orígenes del pueblo vasco, su cristia­ zado por los investigadores hasta fechas muy recientes. Como nización o temas más próximos en el tiempo como los fueros, se ha señalado, no obstante, esta obra de inestimable valor no las guerras carlistas o los orígenes del nacionalismo poseen, deja de ser una árida descripción de rutas, sin que podamos en efecto, una bibliografia amplísima que sorprende muchas deducir de ella cuestiones relacionadas con la vida o el traba­ veces a propios y extraños. 'Otras cuestiones, por el contrario, jo de los balleneros (4). parecen haber sido desterradas al desván del olvido y a duras No es difícil espigar además, buscando ya referencias pun­ penas consiguen hacerse un hueco en el elenco bibliográfico tuales, rápidas menciones al tema en obras de carácter general relacionado con la historia de los vascos. La actividad balle­ de los siglos XVI y XVII como las de G. Rondelet, P. de nera, a pesar de ser una actividad de hondas repercusiones en L' Ancre, C. Wysfler, A. Magin, etc. para allende los Pirineos el tejido social de la franja costera vasca, puede ser conside­ (5), o E. de Garibay, A. Ohienart, Cristóbal López de Zanda­ rada, al menos hasta fechas recientes, como una de esas par­ tegui y Luis Cruzat, Lope Martínez de Isasti, etc. para el País celas semiolvidadas por nuestros historiadores. Vasco peninsular (6). De mayor importancia para la historiografía sobre los balleneros es la obra, también de antigua publicación, de E. Cleirac (7) y no tanto por la resistencia de sus contenidos a los criterios hermenéuticos actuales cuanto por su influencia en la produción bibliográfica posterior. Fue Cleirac, en efecto, el punto de partida de algunos de los lugares comunes que durante mucho tiempo se han venido repitiendo insistentemente y, en particular, aquél que hace de (1) Las pesquerías de Terranova (tanto de ballena como de bacalao) los balleneros vascos los primeros descubridores de alcanzaron, en efecto, una importancia de la que no se es cons­ ciente frecuentemente. Sirva como ejemplo el dato de Anthony Terranova, habiéndose adelantado, además, nada menos que Parkhust, navegante inglés que para 1578 evaluaba el número cien años a los viajes de Colón. Con ello se daba inicio a un de navíos existentes en Terranova en 350 y 380, de los que 150 viejo contencioso que ha ocupado, en buena medida, las pági­ eran bacaladeros franceses (vascos entre ellos), 100 españoles nas de la bibliografía sobre las pesquerías del Atlántico (vascos fundamentalmente), 50 portugueses, 30 a 50 ingleses y Norte. Como ocurre con todos los temas cuya roturación se 20-30 balleneros vascos (Cfr. L. G. TURGEON, Les peches frarn;aises dans le golfe de Saint-Laurent au 16e siecle d'apres inicia, y máxime si ese inicio se remonta varias centurias les archives, Traditions Maritimes au Québec, Colloque atrás, la tradición se convierte en la fuente en la que bebe una International, octobre 1984, Québec, 1985, p. 90 y nota 18). erudición escasamente crítica que, recurriendo al argumento Según Turgeon, Parkhust subestima el número real de navíos de autoridad, se reproduce a sí misma perpetuando determi­ existentes, a pesar de lo cual permite calcular la presencia anual nadas creencias difíciles de desarraigar. de unos 8.000 pescadores y un tonelaje global de entre 28.000 y 30.400 toneladas (en torno a la cuestión de las distintas medi­ das, véase la cit. obra de Turgeon, nota 19). Si comparamos estos datos con los 50 a 100 navíos que calcula P. Chaunu para la Carrera de Indias y las 10.000 toneladas que movía el comer­ (2) Rouen, 1532, con varias ediciones más en los siglos XVI y cio hispano-americano (Ibídem), apreciaremos las dimensiones xvn. reales del fenómeno pesquero en las aguas del Atlántico Norte (3) Edición facsímil, Txertoa, San Sebastián, 1985. americano. Bien es cierto que la importancia de esta actividad (4) l. ZUMALDE, La epopeya de los balleneros vascos en no puede compararse con el papel que el oro y la plata tuvo en Terranova, en ltsasoa, 3. Los Vascos en el marco Atlántico la economía europea del siglo XVI, pero, como señala Turgeon, Norte. Siglos XVI y XVII, San Sebastián, 1984, p. 13 no puede despreciarse su notable influencia en las economías (5) Cit. por J.P. PROULX, La peche de la baleine dans l'Atlantique atlánticas. Y buena muestra de ello es, sin duda, el trato impla­ Nord jusqu'au milieu du XIXe siecle, Parks Canada, Otawa, cable que las reclamaciones vascas recibieron por parte de la 1986, p. 22. corona inglesa tras el Tratado de Utrech (Cfr. V. PALACIO (6) Cfr. S.HUXLEY-BARKHAM, Los vascos y las pesquerías ATARD, Los vascongados y la pesca de la ballena. Las gestio­ transatlánticas (1517-1713), en Itsasoa, cit. pp. 39-44 y M. nes del Marqués de Monteleón en Londres, Anuario de Estudios CIRIQUIAIN GAIZTARRO, Los vascos en la pesca de la Americanos, I (1944), pp. 723-739). No en vano el bacalao era ballena, San Sebastián, 1979 (2.ª ed.), pp. 187-190. para Inglaterra, como reconocía William Pitt en 1758, "el oro y (7) E. CLEIRAC, Us et coutumes de lamer, Burdeos, 1647; reed. la plata que obtenía de América" (Ibidem, p. 739). Rouen, 1671. LAS OPORTACIONES ARQUEOLOGICAS Y LA HISTORIAGRAFIA SOBRE EL FENOMENO BALLENERO VASCO EN TIERRAS AMERICANAS 185

Será preciso esperar más de trescientos años desde que Palacio Atard (14)- que guipuzcoanos y vizcaínos conserva­ Cleirac publicara su trabajo para que la producción bibliográ­ ban "ilesos todos los privilegios que puedan con derecho fica se despreocupe de la cuestión de los orígenes para ocu­ reclamar" (15). Resultan comprensibles, por lo tanto, los parse de otras cuestiones con mayor apoyatura documental. repetidos intentos por demostrar los derechos inmemoriales Pero, entre tanto, la erudición seguirá produciendo distintos de los vascos en Terranova en unas trágicas circunstancias en trabajos, breves en su mayoría y no fáciles de consultar en las que sus pretensiones naufragaban "en los despachos aco­ muchos casos. Fue C. Femández Duro el primero que siste­ gedores de unas Secretarías de Estado" (16). matizó parcialmente el contencioso (8), siguiéndole casi un Muy en línea con el estilo historiográfico y las inquietudes siglo después M. Ciriquiain Gaiztarro (9). de la época (lleno de particularismos, erudición fácil y ausen­ Por ambos sabemos que, apoyándose en la autoridad de cia de espíritu crítico), el siglo XIX continuó con la polémica, Cleirac, los armadores y pescadores de St.Jean-de-Luz y dando prioridad unas veces a los vascos de un lado del Ciboure reivindicaron para los vascos el descubrimiento de Pirineo sobre los del otro, o metiendo en liza otras a bretones Terranova con ánimo de defender sus derechos ante Mr. de y normandos: en este contexto habría que citar los trabajos de Phantion, Síndico General del País, según documento fecha­ Noel de la Mariniere (17), Michel (18), Soraluce y Zubi­ do en 1710 (10). Sabemos también que tanto la opinión de zarreta (19), Van Beneden (20), Faucher de Saint-Maurice Cleirac como el informe de 171 O sirvieron de base para la (21), Markham (22), Gaffarel (23), Prowse (24) y otros Disertación leída en 1772 en la Sociedad de Amigos del País muchos difíciles de enumerar aquí. de Bilbao (11) concediendo la primicia del descubrimiento a El siglo XX no cambió sustancialmente las cosas, al menos los vascos peninsulares, disertación que provocó poco des­ en sus primeras décadas. Los puntos fundamentales de preo­ pués la respuesta de los labortanos defendiendo tal privilegio cupación continuarán siendo los de siempre y en este contex­ para los vascos continentales (12) y que fue replicada a su to se enmarcarán los distintos trabajos que conocemos en los vez por Bernabé Antonio Egaña en otra Disertación argumen­ que se aprecia, además, un predominio de historiadores que tada en la línea de la primera (13). En el fuego cruzado entre publican al norte de los Pirineos (25). Cabría señalar, sin unos y otros terció, incluso, la Enciclopedia de d' Alambert defendiendo la prioridad vasca en el descubrimiento de Terranova y añadiendo además nueva información de carác­ ter cronológico que el propio prestigio de la obra convertirá (14) V. PALACIO A T ARD, Los vascongados y la pesca de en argumento de autoridad incontestable. No es casual, sin Terranova. Las gestiones del Marqués de Monteleón en Londres (1716-1717), Anuario de Estudios Americanos, 1 embargo, que todas estas pretensiones sobre la prioridad vas­ (1944 ), pp. 727 y SS. ca en el descubrimiento de Terranova cobren cuerpo y fuerza (15) Ibídem, p. 729. en un momento histórico en el que los derechos de los pesca­ (16) M. ORIQUIAIN GAIZTARRO, Los vascos en la pesca de la dores de nuestros puertos quedaron truncados como conse­ ballena, cit., p. 353. cuencia del Tratado de Utrech. En este Tratado, no obstante, (17) S.B.J. NOEL DE LA MARINIERE, Tableau historique de la peche de la Baleine, Paris, 1799. se reconocía -no sin calculada ambigüedad, como demuestra (18) F. MICHEL, Le pays basque, sa population, sa langue, ses moeurs, sa litterature et sa musique, Paris, 1857. (19) N. de SORALUCE y ZUBIZARRETA, Introducción, capítulo /, y otras descripciones de la Memoria acerca del origen y cur­ (8) C. FERNANDEZ DURO, Disquisiciones náuticas, 1880, pp. so de las pescas y pesquerías de ballenas y de bacalaos. Así 331 y SS. que sobre el descubrimiento de los bancos e isla de Terranova, (9) C. CIRIQUIAIN GAIZTARRO, cit. pp. 174 y ss. Vitoria, 1878. (10) Menciona este dato Ciriquiain Gaiztarro (p. 176), aunque sin (20) J. VAN BENEDEN, Un mot sur la peche de la Baleine et les citar fuente alguna. Degros, sin embargo, lo había recogido ya premiéres expeditions artiques, 1878. algunos años antes (M. DEGROS, La grande peche basque des (21) M. FAUCHER DE SAINT-MAURICE, M. MARMETTE, origines a la fin du XVIIIe siecle, Bulletin de la Societé des M. LE VASSEUR, Le Canada et les Rasques, Quebec, 1879. sciences, des arts et lettres de , n.º 35, 1940, p. 167). (22) Cl. MARKHAM, On the Whale-Fisheries of the Basque (11) Disertación sobre el descubrimiento de Terranova, Colección Province of Spain, Nature 25 (1882), pp. 3 65-368; Pesca de la Vargas Ponce, leg. V, n.º 79 (Cit. por Fdz. Duro, p. 426). ballena por los vascos españoles, Bol. R. S. Geogr., XII (1882), (12) Discours adressé a la Société des Amis du Pays, suivi de quel­ 533-534. ques recherches et reflexions, pour prouver que cette société (23) P. GAFFAREL, La découverte du Canada par les Franc,:ais, avarn;a sans aucun fondement, dans !' Assamblée publique Revue de Géographie, XX (1877). qu'elle tinta Bilbao en Septembre de l'année 1772. l.º Que la (24) D.W. PROWSE, A History ofNewfoundland, Londres, 1895 gloire de la decouverte de Terre-neuve appartient aux (25) A. BELLET, La grande peche de la morue a Terre-Neuve Espagnols, et particulierement aux habitants de la Province de depuis la découverte du Nouveau Monde par les Rasques au Guipuzcoa. 2. º Que le pays de n' a jamais fait partie de XIV siecle, Paris, 1902; J. LACCOUREYE, La peche a la l'ancienne Cantabrie (1775). Colección Vargas Ponce, leg. V, baleine, la peche a la morue et la petite peche par les Biarrots, n.º 80. (Cit. por Fdz, Duro, p. 426). Bulletin de Biarritz, II (1906), pp. 34-130; P. YTURBIDE, La (13) Disertación escrita por el Ldo. D. Bemabé Antonio de Egaña, peche des baleines au Pays Basque du Xlle au XVIIIe siecles, Secretario de juntas y diputaciones de la provincia de Société bayonaise d'études régionales, 5 (1918); L. COLAS, Guipúzcoa, sobre los derechos de ésta, Señorío de Vizcaya y Marins Rasques du temps passé: Balleiniers, Filibustiers et Cuatro Villas de la costa de la mar a la pesquería del bacalao y Corsaires, Biarritz, 1927; R.A. GALLOP, La Tradition Basque ballenas en los puertos de Terranova ... Colección Vargas au Canada, Gure Herria (1927), 478-479; J.B. DARANTZ, La Ponce, leg. V, n.º 87 (Cit. por Fdz. Duro, p. 426). peche á la baleine, Gure Herria,? (1927); R. LE BLANT, Une 186 A. AZKARATE GARAl-OLAUN -J. NUÑEZ MARCEN

embargo, que algunos de los más significativos avances cua­ Respecto a la fecha de la presunta llegada de vascos a litativos se dan lugar en lengua castellana, como el trabajo de Terranova, se han venido manteniendo las cifras más dispa­ Terán (26) que, aunque breve, está realizado en el más estric­ res. La más antigua de todas remonta al año 1372, siendo Van to estilo científico, o el de Ciriquiain Gaiztarro (27), lleno de Beneden quien primero la aventuró (29). Ignora Ciriquiain erudición y exhaustivo en su afán por despejar la compleja Gaiztarro de dónde consiguiera Van Beneden esta data y maraña de información bibliográfica acumulada durante supone pudiera tratarse de una confusión del autor belga con generaciones pero que, a diferencia del caso anterior, carece la fecha de 1372 que se cita en el Informe de 1710, aunque del aparato crítico exigible a un trabajo publicado en la referida no al descubrimiento de Terranova sino a la desapari­ segunda mitad de nuestro siglo. Consigue Ciriquiain ción de los archivos municipales de San Juan de Luz (30). Gaiztarro alejarse de tirios y troyanos en esta cuestión de los Terán, sin embargo, recuerda que la fecha de 1372 está ratifi­ orígenes de la pesca de la ballena en tierras americanas, cada por un documento del siglo XVII (31) conservado en los dejando en evidencia la falta de pruebas contundentes sobre Archivos Departamentales des Basses Pyrenées y citado por la prioridad vasca en el descubrimiento de Terranova y recor­ Th. Lefebvre. Este dato, que habría que comprobar, no con­ dando que el privilegio del auténtico descubrimiento está ya cuerda, sin embargo, con el que J.P Proulx (32) toma de M. adjudicado a navegantes escandinavos como vienen admitien­ Degros (33) y según el cual la fecha de 1372 procede de un do la mayoría de los historiadores y como queda de manifies­ documento de 1775 depositado también en los Archivos des to en las excavaciones arqueológicas realizadas en L' Anse Basses Pyrenées. Cierto o no, ello viene a demostrar hasta Aux Meadows (28). qué punto estamos necesitados de un estudio historiográfico serio que separe la paja del grano, sin despreciar datos que, aunque legendarios, pueden ocultar alguna verdad. Legendarias, sin duda, parecen otras fechas que remontan sédition basque a Terre-Neuve en 1690, Revue historique et la llegada de vascos a Terranova cien años antes que Colón, archéologique du Réarn et du Pays Rasque (janv.-fév. 1932), pp. 46-64; P. BOISSONADE, La marine de commerce et de como quiere Cleirac (34) y quienes le siguen, o doscientos peche du Pays Basque et du Labord au temps de Colbert, años como pretenden otros (35). Rulletin de la Section de Géographie du Comité des Travaux La más moderna historiografía, sin embargo, se muestra Historiques et Scientifiques, t. 49 (1934), pp.43-87; W. excéptica ante esta cuestión. Selma Huxley no duda, incluso, D'ABARTIAGNE, L'Atlantique et les Basques, Rulletin de la en referirse explícitamente a un "tardío interés de los vascos Société des Sciences, Lettres et Arts de Rayonne, n.º 22 (1937), pp.262-273; M. DEGROS, La grande peche basque .. , cit.; peninsulares por las pesquerías de Terranova" (36) redescu­ M. V AUCAIRE, Histoire de la peche de la Raleine, París, biertas probablemente por bretones y portugueses, como 1941; P. ARNE, La baleine des Basques, Rulletin du Musée cabría deducir del viaje patrocinado por Doña Juana y su Rasque, 18-19 (1942-43 ), pp. 181-196; R. de LOTURE, padre Don Fernando en 1511 y para el que se aconseja la con­ Histoire de la grande peche de Terre-Neuve, Paris, 1949; tratación de "dos bretones o de otra nación que allá ayan esta­ J. LABORDE, La peche a la baleine par les harponneurs bas­ do" (37). En los mismos términos se expresa l. Zumalde ques, Gure Herria, 5 (1951), pp. 257-269. (26) M. de TERAN, La "balaena biscayensis" y los balleneros espa­ ñoles del Mar Cantábrico, Estudios Geográficos, 37 (1949), pp. 659-668. (27) M. CIRIQUlAIN GAIZTARRO, cit. En lengua castellana pue­ June to October 1975, Research Bulletin, Parks Canada, n.º 33 den consultarse, además, G. ROY, sobre la Pesca de la Ballena, (1976); WALLACE, B. The 1976 Excavations at L'Anse aux muy importante para Biscaya, Revista de Archivos, Bibliotecas Meadows, Newfoundland, Research Bulletin, n.º 67 (1977). y Museos (Madrid, 1907); T. GUlARD, Las pesquerías de (29) J. VAN BENEDEN, Un mot sur la peche ... , cit. Terranova y los Vascos, Euzkadi, XII (1915), pp. 315-318; D. (30) M. CIRIQUlAIN GAIZTARRO, cit., p. 195. AREITIO, La pesca de la ballena. Notas de un pleito de princi­ pios del siglo XVII, Revista Internacional de Estudios Vascos, (31) "Copies du traité de bonne correspondance au sujet de la marine XVII (1926), pp. 194-20 (reed. en Temas Históricos Vascos, entre les deux provinces de Labourd, de Guipuzcoa et de Bilbao, 1969, pp. 209-217); J.M. IMAZ, La industria pesquera Biscaye. Mémoires sur la découverte de Terre-Neuve par les en guipúzcoa al final del siglo XVI, San Sebastian 1944; V. Basques, sur la peche a la baleine et le misére des basques et. PALACIO ATARD, Los vascongados y la pesca de la ballena. 1621-1775" (Th. LEFEBVRE, Les modes de vie dans les Las gestiones del Marqués de Monteleón en Londres, Anuario Pyrenées atlantiques orientales, Paris, 1933). de Estudios Americanos, I (1944), pp. 723-739; C. CLAVE­ (32) J.P. PROULX, La peche de la baleine ... ,cit. p. 22. RIA, Los Vascos en el Mar, Pamplona, 1956. (33) M. DEGROS, La grande peche basque .. , cit., p. 168. (28) INGSTAD, A. S. The Norse Settlement et l'Anse aux (34) Proulx hace referencia a otro documento de 1715 conservado en Meadows. A Preliminary Report from the Excavations 1961- los archivos municipales de San Juan de Luz que menciona el 1968, Acta Archaeologica, 41 (Copenhagen, 1970), pp. 109- año 1392 (op. cit., nota 29, p. 95), y que resulta deudor, sin 154.; MATTHEWS, K. Notes on the History of L'Anse aux duda, de la obra de Cleirac. Meadows, Unpublished typescrip, Department of history, Memorial University of Newfoundland, St. John's, 1974; (35) Cfr. en Ciriquiain Gaiztarro, cit., p. 194. MOTT, R.J. Palynological Studies of Peal Monoliths from (36) S. HUXLEY-BARKHAM, Los vascos y las pesquerías transa­ L'Anse aux Meadows Norse Site, Newfoundland, Paper 75-1, tlánticas, cit., p. 27. Part A, Geological Survey of Canada, Ottawa, 1975; KUC, M. (37) Célula de la reina dona Juana concediendo a Juan de Agramonte, Paleological Investigations of the Norse Settlement Site at natural de Lérida, licencia para ir a saber el secreto de L' Anse aux Meadows, Ibídem; SCHONBACK et alii, Progress Tierranueva.- Navarrete, Colección de viajes, tomo ID, doc. 31 y Report on Archaeological Fieldwork at L' Anse aux Meadows 32 (cit. porFDZ. DURO, Disquisiciones náuticas, pp. 310 y 404). LAS OPORTACIONES ARQUEOLOGICAS Y LA HISTORIAGRAFIA SOBRE EL FENOMENO BALLENERO V ASCO EN TIERRAS AMERICANAS 187

recordando los viajes de Cabot (1497), Gaspar de Corterreal que iba detectando en relación con la costa vasca le llevó (1500) y Joao Femández (1501) o señalando también que ya definitivamente a Guipúzcoa y Vizcaya. En este contexto lle­ para 1504 los bretones y normandos pescaban bacalao en gó a Oñate en 1971 con intención de revisar los fondos del aquellas tierras (38). Los primeros documentos, por el contra­ Archivo Histórico de Protocolos de Guipúzcoa, encontrando rio, que inequívocamente hacen referencia a presencia vasca tal volumen de documentación que decidió establecerse en en Terranova han de esperar a 1517 (39) (para la pesca del esta villa guipuzcoana e iniciar un meritorio trabajo que ha bacalao) y 1530 (40) (para la pesca de la ballena) y ambos abierto un nuevo capítulo en la investigación sobre el tema son de allende los Pirineos. que nos ocupa. No olvidó, sin embargo, otros fondos docu­ Sorprende, por ello, que todavía en una recentísima publi­ mentales revisando pacientemente los Archivos Históricos cación (magnífica en su aspecto gráfico pero muy pobre en Diocesanos, el Archivo Histórico de Simancas, el Archivo de sus contenidos escritos), se afirme rotundamente que los vas­ la Real Chancillería de Valladolid, el Archivo del Ministerio cos "habían llegado por lo menos un siglo antes de Cristóbal de Marina, el Archivo Histórico de Indias y otros archivos Colón, porque después de haber desembarcado en Islandia en municipales de ambos lados del Pirineo. el siglo XII, llegaron a las costas del Labrador en el siglo XIII Fruto de esta intensa actividad constituye el elenco de artí• y a Terranova en 1372" (41), o que se traiga a colación, como culos científicos y de difusión que ha venido publicando estos argumentos de autoridad, a Cleirac, al Diccionario de últimos años (44) y en los que ha ido desgranando -con base D' Alembert o al propio Van Beneden (42). real, por una vez, en numerosos documentos inéditos- aspec­ tos casi olvidados del fenómeno ballenero en el Atlántico Norte. Desde la construcción de las naves hasta la distribu­ 2. A PARTIR DE SELMA HUXLEY-BARKHAM ción de los beneficios finales, pasando por cuestiones tales como el reclutamiento de la tripulación, el abastecimiento de Como ha señalado certeramente l. Zumalde "cuando en lo víveres y materiales, la financiación de los viajes, su asegura­ sucesivo se trate de la historia de los balleneros vascos en miento, etc., Selma Huxley ha conseguido perfilar las líneas Canadá será obligado decir: antes y después de lo aportado por Selma Huxley" (43). Es, en efecto, esta historiadora ingle­ sa de nacimiento y canadiense de adopción quien dará al tema (44) S. HUXLEY-BARHAM, Building materials for Canada in que tratamos una nueva dimensión al diversificar las fuentes 1566, Art Bulletin (Association for Preservation Technology), vol. 5 (1973); ID.: Mercantile Comunity in inland Burgos, conocida hasta el momento. Hasta ella la producción biblio­ Geographical Magazine, XLVI (1973); ID.: The Spanish gráfica se entretenía, como Penélope, en hacer y deshacer la Province of Terranova, The Canadian Archivist, 5 (1974), pp. madeja derivada de unas fuentes limitadas en su número y uti­ 73-85; ID.: Two documents written in Labrador, 1572-1577, lizadas reiteradamente en paráfrasis que poco o nada aporta­ Canadian Historical Review, LVII (1976); ID.: Early ban de nuevo al tema de los balleneros. Su trabajo ha tenido, Portuguese and Basque Fisheries in Northern Newfoundland and Labrador, Documento presentado a la X Reunión Anual de además, un efecto multiplicador enorme, como veremos. la Society for Historical Archaeology (Otawa); ID.: Gipuzcoan shipping in 1571 with Particular Reference to the Decline of the a) La investigación histórica de archivo: Transatlantic Fishing lndustry, Anglo-American contributions estudio documental. to Basque-Estudies: Essays in honour of Jon Bilbao (Reno, 1977), pp. 73-81; ID.: First will and Testarnent on the Labrador Coast, Geographical Magazine, vol, 49, n.º 9 (June, 1977); ID.: Selma Huxley-Barkham tomó contacto con el tema de los The identification of Labrador Ports in Spanish l 6th-Century balleneros al recibir un encargo de los Archivos Públicos de documents, The Canadian Cartographer , vol. 14, n.º 1 (June Canadá para localizar y microfilmar los fondos documentales 1977), pp. 1-9; ID.: The Basques: filling a gap in our history relativos a la historia canadiense conservados en los archivos between Jacques Cartier and Camplain, Canadian españoles. Aunque en un principio dirigiera su atención al Geographical Journal, vol. 96 (1978), pp. 8-19; ID.: Los balle­ Archivo del Consulado de Burgos, las numerosas referencias neros vascos en Canadá entre Cartier y Champlain (siglo XVI), Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, XXXV (1979), pp. 3-24; ID.: A note on the Strait ofBelle Isle during the period of Basque contact with lndians and Inuit, (38) l. ZUMALDE, La epopeya de los balleneros vascos, cit., p. 11- Etudes lnuit, vol. 4 (1980); ID.: Burgos insurance for Basque 12. ships, 1547-1592, Archivaría, 11 (1980); ID.: Finding Sources (39) Archives départamentales de la Gironde, A.D.G. 3E 9796, sub of Canadian History in Spain, Canadian Geographic, vol. 100 data, en J. BERNARD, Navires et gens de mer a (1980); ID.: The Documentary Evidence for Basque Whaling (vers 1450-vers 1550), Paris SEVPEN, 1968, pp. 805-826 (Cfr. Ships in the Strait of Belle Is le, Early European Settlement and también S. HUXLEY-BARKHAM, Los vascos y las pesquerí• Exploitation in Atlantic Canada (Edited by G.M. Story), as, cit., Doc. I, p. 30) Memorial University of Newfoundland, St. John's (1982), pp. (40) Archives départamentales de la Gironde, A.D.G. 3E 9820, f.417 53-96; ID.: Los vascos y las pesquerías transatlánticas ... , cit.; (J. BERNARD, Op. cit.; cfr. también S. HUXLEY-BARK­ ID.: The Rasque Coast of Newfoundland, St. John's, (1989); HAM, Los vascos y las pesquerías, cit., Doc. V, p. 37). S. HUXLEY-BARKHAM y R. GRENIER, Divers Find Sunken (41) A. ARKOTXA, Tras la estela de los balleneros vascos, en Basque Gallean in Labrador, Canadian Geographic (decembre Labrador. La ruta de los balleneros, Pamplona, 1990, p. 16. 1978/Janvier 1979), pp. 60-63; S.HUXLEY-BARKHAM et (42) A. ARRINDA, Labrador, la ruta de los vascos, en Labrador... , alii, Discovery in Labrador: A 16 th. Century Basque Whaling cit., pp. 24-25. port and its sunken fleet. Basque Whaling in America, National (43) l. ZUMALDE, La epopeya de los balleneros vascos, cit., p. 13. Geographic, vol. 168, n.º 1 (1985). 188 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

maestras de una pujante realidad socio-económica que per­ dan los archivos del viejo continente, pero que va reuniendo manecía en un abandono ciertamente injusto. un importante número de legajos con bastantes miles de actas Con ser importante todo ello, el principal mérito de Selma notariales y contratos de seguros. En ellos trabajan historia­ Huxley radica, sin embargo, en haber creado las condiciones dores como J.P. Proulx con resultados que están ya al alcance necesarias para potenciar la investigación hasta cotas impen­ del público (48). sables hace veinte años. Además de las pinceladas que, a tra­ Terminaremos este breve capítulo dedicado a los trabajos vés de sus trabajos, han ido dando vida a un lienzo hasta el de archivo mencionando algunas publicaciones relacionadas momento casi inmaculado, esta investigadora ha sabido preo­ también con el tema (49), en la certeza de que la continuación cuparse también del marco que contextualizara el fenómeno por la línea de estudio documental habrá de deparar todavía ballenero. Su interés por la cartografía histórica (visitando las gratas sorpresas e importantes resultados para la investiga­ secciones de cartografía antigua de Museos y Archivos de ción del fenómeno ballenero. Londres, París, Lisboa, Florencia y Madrid) y la correcta reducción de los topónimos que salpicaban los documentos le b) La investigación filológica permitió identificar los lugares que anualmente visitaban los pescadores vascos. Pasando del trabajo de gabinete al trabajo Existe un capítulo relacionado con el fenómeno ballenero de campo, recorrió aquellos lugares de la costa del Labrador que, aunque olvidado, no deja sin embargo de ser sumamente que presuntamente habían sido objeto de ocupación por parte interesante. Nos referimos a la información que, procedente de los balleneros, descubriendo numerosos restos de tejas de la investigación filológica, enriquece el tema que tratamos rojas y otros testimonios materiales que confirmaban sus sos­ con nuevos contenidos. Quizá los más conocidos sean aque­ pechas y que invitaban a una nueva disciplina científica -la llos relacionados con los topónimos canadienses de origen arqueología- a incorporarse a la investigación que venían euskérico: ha sido habitual, en efecto, que cuantos tratasen la estando basada, hasta el momento, básicamente en los docu­ cuestión de la pesca en Terranova y Labrador se refirieran a mentos. Port-aux-Basques, Biscay Bay, Placentia, etc., reparando en No ha sido, sin embargo, S. Huxley la única persona que algo que resultaba evidente. La existencia de dos antiguos se ha aventurado por el mundo de los archivos. Hace ya bas­ libros de navegación y su estudio desde el punto de vista filo­ tantes años, J. Bemard había estudiado parte de los importan­ lógico ha permitido ampliar el elenco de noticias a este res­ tes fondos documentales de Burdeos y La Rochelle, cuyas pecto ayudándonos a conocer cómo denominaban los vascos actas notariales constituyen un verdadero filón para el tema a los diferentes lugares que visitaron y posibilitando, en algu­ que tratamos (45). Y mucho antes, M. Oudot de Dainville se nos casos, su reducción con la toponimia actual. Del análisis había ocupado también de los papeles del almirantazgo de de los topónimos recogidos por Detcheverry y de su cotejo Guienne, con numerosísimas referencias a conflictos surgidos con otros extraídos de la documentación se han conseguido, en las campañas realizadas a Terranova (46). En la misma finalmente, identificaciones seguras que están siendo, como línea -aunque más recientemente- viene trabajando veremos, objeto de estudio arqueológico. L. Turgeon, con importantes aportaciones desde el punto de Un apartado de la investigación filológica, sin embargo, vista comercal y económico (47). que no ha merecido todavía el reconocimiento que por su Los responsables de los Archivos Nacionales de Canadá se importancia se merece es el del estudio de los "pidgin" entre han preocupado de ir microfilmando los fondos documentales el euskara y los distintos idiomas indígenas del Este de europeos en una ardua labor que costará años en ser comple­ Canadá. Cuando Ciriquiain Gaiztarro recoge la información tada habida cuenta del inmenso número de legajos que guar- que Mr. de Mons ofreció a Pierre de Lancre (50) sobre la actitud de los indios canadienses que no querían comerciar con los franceses en otro idioma que no fuera el euskara, (45) J. BERNARD, Navires et gens de mera Bordeaux (vers 1450- infravalora sin duda el dato apostillando que "el señor de vers. I550), SEVPEN, París, 1968. Mons le contó al cruel inquisidor de Burdeos una verdadera (46) M. OUDOT DE DAINVILLE, Répertoire numérique desfonds de l'amirauté de Guienne (6B) et de lajurisdiction consulaire (7B), Burdeos, 1913. (47) L. TURGEON, Les échanges franco-canadiens de 1713 a 1758: Bayonne, les ports basques et Louisbourg, lle Royale, These de maitrise, Univ. de Pau, 1977; ID.: Naufrages des terre­ (48) J.P. PROULX, La peche de la baleine dans l'Atlantique Nord neuviers bayonnais et luziens (1689-1759), BSB, n.º 134 jusqu'au milieu du XIX siecle, Pares Canada, Otawa, 1986. 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Ignacio Tellechea Golfe du Saint-Laurent au 16e siecle d'apres les archives nota­ Idígoras, San Sebastián, 1982-83. riales de Bordeaux, Traditions Maritimes au Québec. Colloque (50) P. DE LANCRE, Tableau de l'inconstance des mauvais anges Intemational, octobre I984, Québec, 1985, pp. 84-111. et démons, 1613. LAS OPORTACIONES ARQUEOLOGICAS Y LA HISTORIAGRAFIA SOBRE EL FENOMENO BALLENERO V ASCO EN TIERRAS AMERICANAS 189

gasconada" (51). Marc Lescarbot en su obra de 1618 (52) sobre el emplazamiento de los asentamientos balleneros vas­ recogía, sin embargo, una opinión parecida y existen datos cos (56), estaba abriendo nuevas puertas a la investigación suficientes para pensar que el tema merece más atención que histórica, con resultados espectaculares, como veremos. Su la que Ciriquiain Gaiztarro mostraba en su estudio sobre los trabajo pionero de auténtica impulsora del tema que nos ocu­ balleneros. pa tuvo un efecto multiplicador. En 1974 había informado a La cuestión ya había provocado el interés de algunos auto­ Robert Grenier (arqueólogo subacuático de Parks Canadá) de res (53), pero ha sido P. Bakker, de la Universidad de la existencia de un galeón hundido en los alrededores de Red Amsterdam, quien con más asiduidad y acierto ha trabajado Bay. En 1977 visitará el lugar con James Tuck (director del sobre ello (54). Demuestra Bakker la existencia de un sustrato equipo arqueológico de la Memorial University de St. John's) euskérico en el acervo lingüístico de determinadas tribus constatando la presencia de numerosas evidencias materiales canadienses, centrándose fundamentalmente en los "monta-g­ de superficie que venían a confirmar sus deducciones proce­ nais" y los "micmac", y analizando tanto procesos fonológi• dentes del análisis documental realizado en el País Vasco. El cos, como morfemas (la frecuente finalización en -a de proceso estaba en marcha (57). muchos términos influenciados, sin duda, por el artículo -a Durante los meses de verano de 1978 se efectuarán las pri­ euskérico, por ejemplo, o la probable identificación de los meras excavaciones en la isla Saddle, de Red Bay. El otoño sufijos- quois/-koa [canadaquois/kanadakoa]) o elencos lexi­ de ese mismo año, Robert Grenier descubría a unos 10 metros cales (ania/anaia, kessona/gizona, orignac/orein[ak], etc.). de profundidad un pecio que pudiera tratarse del "San Juan", No podemos finalizar el capítulo referido a la filología sin galeón hundido en aquellas aguas en 1565 (58). Desde esa mencionar algunos textos literarios relacionados con los fecha hasta 1895 en que finalizan las excavaciones subacuáti­ balleneros vascos. Nos referimos en concreto a varios poemas cas, el equipo de Parks Canadá, dirigido por R. Grenier, ha conservados en el Musée Basque de Bayonne fechables entre conseguido espectaculares resultados. los siglos XVII al XIX y que constituyen sencillos pero emo­ Los trabajos de sondeo de 1979 permitieron identificar la cionados testimonios de los sentimientos que las largas proa, popa y ambos lados de un pecio bien conservado del ausencias en las lejanas pesquerías provocaban en las gentes que se rescataron millares de fragmentos de barricas (59), de la costa de Lapurdi (55). además de un falconete, un cabestrante y otros objetos meno­ res. La campaña de 1980 (60) avanzó en la delimitación del e) La investigación histórica de campo: galeón sumergido permitiendo su dibujo y su reconstrucción estudio arqueológico tridimensional progresivos. El proceso investigador tomaba entidad y se englobaba en un proyecto multidisciplinar cuyos Cuando Selma Huxley-Barkham presentaba en la reunión resultados parciales eran presentados en la Conference on de la Society for Historical Archaeology de 1976 un informe Underwater Archaeology de Filadelfia en 1982: J. Ringer

(51) M. CIRIQUIAIN GAIZTARRO, Los vascos en la pesca de la (56) S. HUXLEY-BARKHAM, Early Portuguese and Basque ballena, cit., p. 214. Fisheries in Northern Newfoundland and Labrador, X Meeting (52) M. LESCARBOT, Histoire de la Nouvelle France. Contenant Society far Historical Archaeology (Ottawa, 1976). les navigations, découvertes, et habitations faites par les (57) No hay que olvidar, sin embargo, algunos trabajos antiguos que Franr;ais ... , París, 1609. pueden relacionarse también, de alguna forma, con el campo de (53) Cfr. D. WILSON, The Huron-lroquois, a típica! race of la arqueología. nos referimos, en concreto, a los estudios publi­ American aborigines, Proceedings and Transactions of the cados por el Arzobispo de Terranova, Reverendo Howley, sobre Royal Society of Canada, 11 (sect. 2), 1884, pp. 33-106, con algunas estelas funerarias de pescadores vascos fallecidos por tablas numerales en huron-Iroquois y vasco. aquellos lares. Cfr. M.F. HOWLEY, Les anciennes tombes bas­ (54) P. BAKKER, Early Basque-Amerindian language contact in ques a Placentia, Revista Internacional de Estudios Vascos, 11 North East America, Ms., lnstitute for General Linguistics, (1908), pp. 734-748; ID.: The old Basque tomstones at University of Amsterdam, 1986; ID.: A Basque nautical pidgin: Placentia, Proceedings and Transactions ofthe Royal Society of a missing link in the history of "fu"?, Journal of Pidgin an Canada, VIII (1902), pp. 79-92. Véase también E.S. DOGSON, Creole Languages, 2, n.º 1 (1987), pp. 1-30; ID.: The Language Les anciennes tombes basques a Placentia, Revista of the coast tribes is half Basque. A Basque-Amerindian pidgin Internacional de Estudios Vascos, 11 (1908), pp. 142-144; III, in use between Europeans and Native Americans in North pp. 142-143. America, ca. 1540-ca. 1640, To appear in Anthropological (58) R.GRENIER, Underwater Survey on Two Mid-Sixteenth­ Linguistics; ID.: Basque Pidgin Bocaboulary in European­ Century Basque Sites with Discovery of a Galleon on the Coast Algonquian Trade Contacts, Papers of the Nineteenth of Labrador, Conference on Underwater Archaeology Algonquian Conference · (ed. by William Cowan), Carleton (Nashville, Tennessee, 1979). University, Ottawa, 1988; ID.: Two Basque loanwords in (59) Cfr. L. A. ROSS, Barriques basques d'huile de baleine prove­ Micmac, Submitted to International Journal of American nant de l'épave d'un navire du XVIe siecle a Red Bay, au Linguistics, vol. 55, n.º 2 (april, 1989), pp. 258-261; ID.: Labrador, Bulletin de Recherches (Pares Canada), n.º 123 Europear-algonkiar merkatalgo harremanetarako euskal mor­ (Janvier 1980). doilo hiztegia, Tantak ( Euskal Herriko Unibertsitateko (60) M. AUDY. R. GRENIER, J. RINGER, W. STEVENS, P. Hezkuntz Aldizkaria ), 1989 .ko Maiatza, pp. 67-77. WADDELL, Sommaire du travail effectué sur le terrain en (55) Cfr. J. ELORTZA, Ternuako arrantzaren oihartzuna euskal ber­ 1980 a Red Bay (Labrador) sur les vestiges submergés du San tsogintzan, ltsasoa, 3. Los vascos en el marco Atlántico Norte. Juan et de la station baleiniere basque, Bulletin de recherches Siglos XVI y XVII, cit., pp. 277-286. (Pares Canada), n.º 163 (Juillet, 1981). 190 A. AZKARATE GARAI-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

analizaba el sistema de carga de las barricas para aceite en las Saddle junto a los hornos excavados en tierra por J. Tuck. bodegas del navío (61), M. Audy estudiaba las piedras de las­ (67) tre utilizadas también calce de los toneles (62), P. Waddell se Este arqueólogo de la Memorial University de St. John's ocupaba de la bomba de achique exhumada en la campaña de viene dirigiendo desde 1978 sendas campañas de excavación 1981 (63), Ch. Bradley abordaba el estudio de los toneles llevadas a cabo en las costas de la bahía de Red Bay, con recuperados y de los restos del equipamiento y del aparejo intención de analizar los establecimientos de tierra de los localizados como poleas fijas, cordajes, recipientes cerámi­ balleneros vascos: su distribución espacial, morfología y fun­ cos, escudillas de madera, calzado de cuero, etc. (64). cionalidad de las estructuras conservadas, etc. A la espera de Las campañas sucesivas (1982-1985) (65), fueron ponien­ que un estudio de conjunto nos permita conocer los resulta­ do al descubierto el San Juan, ejemplarmente excavado por el dos de bastantes años de investigación, hemos de conformar­ equipo dirigido por R. Grenier, cartografiado in situ, desmon­ nos, de momento, con los informes que hasta el año 1986 han tado pieza a pieza para su estudio en tierra y reconstruido a venido apareciendo básicamente en la Archaeology in escala. Las más de 2.000 piezas de madera pertenecientes a la Newfoundland and Labrador de St. John's y con una publica­ arquitectura del galeón fueron de nuevo depositadas bajo el ción divulgativa de reciente aparición (68). Según J.A. Tuck, mar en la campaña de 1985 en la más importante operación los trabajos de campo ha puesto al descubierto varios hornos de este género practicada hasta el presente y que trata de ase­ de fundición de grasa de ballena, estructuras de habitación gurar la correcta conservación del material en el futuro (66) utilizables tanto como talleres de carpintería para toneleros Las excavaciones subacuáticas de Red Bay han permitido, como lugares de alojamiento, atalayas para vigías .. ., además además, el descubrimiento y estudio parcial de otros pecios de un interesante ajuar propio de la actividad desarrollada por como el 27M, descubierto en 1983 y estudiado parcialmente aquellos lugares. Mención especial merece, quizá, el cemen­ el año siguiente o el 29M, descubierto en 1984 y analizado terio descubierto en la isla Saddle con casi un centenar de también parcialmente en 1985. Se han descubierto, además, enterramientos. otros cuatro barcos menores, habiéndose prospectado la rada Independientemente de los trabajos realizados por los y estudiado un posible muelle de origen vasco en la isla arqueólogos canadienses, un grupo de arqueólogos proceden­ tes del País Vasco realizó, durante los meses de Julio y Agosto de 1985, una campaña de prospección sistemática promovida por Selma Huxley-Barkham y patrocinada por la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao (69). En dicha campaña, dirigida por J.A. Hernández Vera, se (61) J. RINGER, Cargo Lading on the Sixteenth Century Spanish­ localizaron y evaluaron tres nuevos puertos balleneros situa­ Basque Whaling Vessel San Juan (Documento presentado en la dos en Chateau Bay, Pleasure Harbour y Cape Charles, com­ Conference on Underwater Archaeology de Filadelfia). probando el buen estado de conservación de los dos primeros (62) M. AUDY, Analysis of Ballast Stones from a Sixteenth y la práctica destrucción del último de ellos. Century Spanish-Basque Whaler (Ibídem). (63) P. WADDELL, Pump Remains of the 1565 Spanish Basque Dado su carácter de prospección y las dimensiones limita­ Whaling Vessel San Juan (Ibídem). Sobre la campaña de 1981, das de sus sondeos, esta campaña no contó con resultados véase W. STEVENS, Archéologie sous-marine á Red Bay, au espectaculares, pero sí aportó numerosos datos sobre situa­ Labrador: Compte rendu de la saison de fouille de 1981, ción y estado de las estructuras que han resultado vitales para Bulletin de recherches (Pares Canada), n.º 194 (Juin 1983). la campaña de 1989. (64) Ch. BRADLEY, Summary of Staved Container Remains from the 1981 Field Season in Red Bay, Labrador (Ibídem). A partir de la información obtenida en 1985, lrune (65) J. RINGER, Rapport préliminaire de la fouille subaquatique du baleinier basque San Juan (1565); Résumé de la saison de foui­ lle de 1982, Bulletin de recherches (Pares Canada), n.º 206 (Novembre 1983). Ed. inglesa: Progress report on the marine excavation of the Basque whaling vessel San Juan (1565): a summary of the 1982 field season, Archaeology in Newfoundland and Labrador 1982, Annual Report 3:76-94, (67) J.A. TUCK, Field Work at Red Bay, Labrador, Archaeology in St.John's, 1983; W. 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Zumalde Igartua, J.A. Hernández Vera, J. Núñez Marcén y patrones o modelos de asentamientos que facilitaran la mejor A. Azkarate Garai-Olaun diseñaron un nuevo proyecto que, comprensión en el futuro de los numerosos puertos todavía tras su aprobación por la Consejería de Cultura del Gobierno por estudiar en las costas atlánticas del norte del continente Vasco, fue puesto en marcha de forma inmediata. Este pro­ americano. La segunda campaña (a realizar, probablemente, yecto, básicamente, contemplaba la realización de dos cam­ en 1992) tendrá, en cambio, objetivos más próximos a los que pañas de campo en la costa del Labrador, cada una de ellas atribuimos tradicionalmente a la arqueología macroespacial: con objetivos específicos y bien diferenciados. La primera se abordará, fundamentalmente, la ubicación y funcionalidad (Expedición Arqueológica Vasca al Labrador, 1989) tuvo de los puertos en razón de las posibilidades ambientales y de como objetivo prioritario el análisis pormenorizado de dos de explotación, preocupándonos tanto de las relaciones de los los asentamientos prospectados en 1985 (Chateau Bay y asentamientos con su biotopo y del análisis de sus "territorios Pleasure Harbour) con ánimo de conocer su organización de captación" y de sus ámbitos cotidianos de explotación, interna, y la tipología y funcionalidad de las estructuras con­ como de las posibles repeticiones del modelo de asentamiento servadas. Se trataba, como queda sugerido, de descubrir observado en Chateau Bay. 192 A. AZKARATE GARAl-OLAUN - J. NUÑEZ MARCEN

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KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XIX, 1990/91 199

INFORME SOBRE LA XVIII CAMPAÑA DE la altura de la banda 4 y de la Ñ y N. Su distribución no es EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN LA CUEVA regular. Los cantos mayores ocupan en buena parte el borde DE ARENAZA 1 (S. PEDRO DE GALDAMES, del abanico y los menores tienden a concentrarse más cerca BIZKAIA), 1990 de la boca. La zona inundada ocupa la trasera del área excavada y por Objetivo, planteamiento y resultados de la campaña tanto el borde de la cubeta de rebalsamiento junto al desagüe del fondo de la saleta axial. Está formada por una costra lige­ El objetivo fundamental de la campaña fue el de continuar ramente endurecida en algunos puntos, fragmentada en otros recuperando datos ordenados sobre la evolución de las cultu­ y en algunos ha llegado a desaparecer. La base de las piedras ras de la población de cavernas durante las Edades de los que descansan sobre ella están tiznadas de beige amarronado, Metales. que en muchos casos se distribuye como una aureola. Parece El área sobre la cual se pretendía continuar en este propósi• tratarse del fondo limoso sedimentado en régimen de tranqui­ to fue el Sector VII de la cueva. La reducción del espacio lidad. A veces se presenta en forma de una costra impercepti­ sobre el que se trabaja desde hace varios años se ha debido a ble. La piedras son más bien escasas y de tamaño variable las dificultades que han surgido para hacer efectiva no ya la pero del mismo material que las del sue\o redistribuido. subvención sino la promesa de recibirla antes del día 1 de En el extremo del área, a paño con el cantil de la excava­ julio, lo que ha reducido el tiempo de trabajo a la mitad del ción, se ha descubierto un hundimiento del suelo a modo de mes. Este mes de julio es el único de que puedo disponer para cono, en cuyo centro se hallan algunos cantos de regular este trabajo. tamaño en medio de un lino más fino que en el resto y de La reducción del área de trabajo al Sector VII se debe tam­ color más claro. bién a la reducción de la subvención. Anteriormente el traba­ jo se extendía al Sector VIII, que quedó descartado desde el 2.- Estructura arqueológica del lecho 9 lecho 5 del Nivel l. 2 En esta campaña la excavación se ha limitado a 35 m , El lecho arqueológico está contenido entre la base del 8 y aproximadamente la mitad de lo que se excavó antes de 1988. la de los materiales situados entre los cantos subyacentes (en Opté por continuar en profundidad en vez de repetir en la zona más próxima al cono de la boca o sobre la costra del extensión la superficie que en 1989 no pudo ser excavada por fondo de la inundación (en la zona trasera del Sector). Los falta de la disponibilidad de la subvención porque la necesi­ materiales están encajados entre los cantos lo que hace impre­ dad de preparar una Memoria definitiva de lo excavado ciso su nivel de base. La conexión entre el suelo de redistri­ durante los últimos siete años, que actualmente está impuesta bución y la costra del fondo de la inundación es problemática por la ley apremia en exceso y parece empujar a obtener una por razones obvias. Gracias a que la costra del fondo de inun­ unidad inteligible de cultura en el plazo más corto posible. dación abarca casi 15m2 la probabilidad de que los materiales Esta unidad sería el período denominado Bronce Medio, cuyo del lecho sean contemporáneos (en el sentido en que se techo es conocido pero cuyo muro o comienzo todavía se entiende en estos casos la contemporaneidad) es muy eleva­ encuentra en la oscuridad. da. A ello contribuye el que en algunos cuadros aparezca una Se excavó el lecho que hace el número 9 de la serie del pequeña estructura de combustión sin armadura de piedras, Nivel 1 en los cuadros comprendidos entre las bandas 5 y 9 y cuya base coincide con la del lecho. T y M respectivamente. Se observa una concentración de huesos de buen tamaño, Se tomaron muestras de los sedimentos en dos formas: en algunos cortos enteros, y en general partidos en grandes frag­ unos cuadros salteados todo el sedimento sin grandes piedras mentos que ocupan un área semejante a la observada en los y en otros también salteados el sedimento después de lavado. lechos anteriores aunque ampliada hasta el borde zaguero de De este modo queda una constancia más detallada que la que la excavación. Esto parece indicar que al menos en un es habitual conservar. Además se recogieron muestras espe­ momento posterior a la desecación la zona quedó habitable y ciales para análisis antracológicos, habida cuenta de que este sobre ella se arrojaron los desperdicios. Esa distribución tipo de estudios comienza ya a hacerse sobre yacimientos del resulta, por este dato, diferente a la del lecho anterior y de País Vasco. otros también anteriores. El lavado de los suelos por las aguas no permite establecer una diferencia en la distribución de los 1.-Estructura sedimentaria del lecho 9 huesos que coincidiera con las dos fases por las que ha pasa­ do esta zona, una de inundación en la que los huesos estuvie­ Es del mismo género que la observada en los lechos que ran fuera del gran charco y otra posterior a su desecación. preceden desde la superficie. Se trata de un suelo no arqueo­ lógico de redistribución de cantos por lavados y pisoteo 3.- Los materiales humano. Como se observó en campañas anteriores, el área está divi­ El análisis de la cerámica, todavía provisional, permite dida en dos partes: el suelo redistribuido y la zona de inunda­ observar un cambio respecto de la del lecho 8. Este consiste ción. en la aparición de tres fragmentos, uno de ellos con una inci­ El suelo adopta la misma estructura que en lechos anterio­ piente carena, que muestran series de incisiones oblicuas, res. Los cantos procedentes del cono de la boca se detienen a cuya organización difiere de la común en los lechos anterio- 200

res, pues deja espacios en reserva. Esta organización se repite 5.- Lectura de la estratigrafía del cantil delantero del con mayor claridad en otros fragmentos. Pero la forma de dis­ Sector tribución de este tipo de rayados aparece definitivamente en fragmentos de bordes y fondos. Las repetidas violaciones del yacimiento dieron lugar a un Esta decoración convive con otra muy escasa que ha sido talud vertical en el que se refleja la transición sedimentaria más abundante en los lechos 8, 7 y 6 y especialmente fre­ entre la zona profunda (Sector VIII) y la delantera (Sectores cuente en los 5 superiores (1 al 5). Se trata de una decoración VI y VII) a través de una masa arcillosa que constituye el realizada mediante la yuxtaposición de pequeñas impresiones sedimento de la cubeta central (Sectores III y 1). Como la punzantes y oblicuas que terminan formando rayas, que en excavación ha alcanzado un punto próximo a la base del general se suelen ordenar en paralelo y horizontal. Esta técni­ Nivel 1 en su borde más próximo al fondo de la cueva y este ca decorativa originada en torno a la de Boquique fue espe­ punto coincide con la unión de las dos partes (fondo y boca) cialmente abundante en los lechos del Bronce Final (la abun­ se trata de establecer con la mayor precisión la base del nivel. dancia siempre se entiende en sentido relativo), decreció La dificultad principal estriba en que el nivel 11 (que sub­ mucho durante el Bronce Medio y parece haber quedado yace al 1) presenta, al igual que el 1, un paso insensible entre como residuo en este momento. los sedimentos del fondo y los de la zona delantera. En efecto Otros fragmentos decorados y en concreto su decoración los de fondo son arenosos y amarillentos, propios de una cir­ culación más lenta y los delanteros son arciloarenosos mez­ tienen una explicación distinta. Los surcos paralelos y hori­ clados con innumerables restos de conchas y enrojecidos un zontales unidos a otros oblicuos, pueden atribuirse a un perio­ poco por el fuego. Los de 1 son arcillosos en el fondo mezcla­ do anterior pero no extrañarían en otro posterior. dos con algunas arenas y arcillosos no arenosos en la zona Puede deducirse que aparecen tres situaciones distintas delantera. El paso entre ambos se produce de manera insensi­ pero complementarias, las cuales componen un momento ini­ ble y coincide con el paso de las mismas situaciones en el cial de un cambio. Las decoraciones más novedosas son las Nivel 11. de los rayados convergentes y cruzados, generalmente obli­ Para establecer el paso, sus caracteósticas y para diferen­ cuos, que aparece en el paquete II, estrato B, subestratos 2 y 3 ciar bien en él los sedimentos de los dos niveles se ha proce­ de Los Husos, que se atribuyen al Bronce Antiguo. dido a refrescar el cantil en una extensión de 2 m. de longi­ La decoración peinada perdura más y puede atribuirse al tud, aprovechando el cono de una estalagmita, que ocupa una Bronce Medio y probablemente al Final, aunque con mucha posición lateral y que ha hecho colar arenas amarillentas que menor intensidad. es fácil seguir. Acompañan puntas de flecha de tipo foliáceo (fig. 2, nrs. 9 El paso de unos sedimentos a otros es reconocible. Las are­ y 10), y un variado instrumental en cuerno y hueso (foto 4). nas amarillas están sobremontadas por piedras, que va a tocar la base de la estalagmita. En sus intersticios superiores ésta 4.- Valoración y cronología presenta cerámica. Conecta por la izquierda con un suelo pequeño por encima del cual hay también cerámica. En el La aparición de la decoración convergente y cruzada inci­ punto en que el suelo desaparece, las arcillas del nivel 1 se sa, aunque en una proporción tan sumamente corta parece van convirtiendo en arenoarcillosas, por lo que se parecen indicar que se está entrando en una fase de cambio. Las más a las arenas. En este punto no hay un criterio claro que separe las arenas arcillosas enrojecidas del nivel 11 fechaciones de los lechos del Bronce Medio han sido de en (Epipaleolítico) de las arcillas arenosas de la zona delantera torno a 1.350 a. C. aproximadamente. Quizá el lecho pueda del nivel l. ser fechado en tomo a 1500 a. C. Sin embargo el material recogido es poco, la superficie excavada es pequeña. Juan María Apellániz 201

INFORME DE LA XIX CAMPAÑA DE En todos estos cuadros se ha excavado un solo lecho, aquél EXCAVACIONES EN ARENAZA 1 (GALDAMES), que hace el número 8 (OCHO) en el proceso de excavación AÑO 1991 de este yacimiento. A efectos de la explicación y para la orientación dentro de la La XIX campaña de excavaciones en la Cueva de Arenaza cueva, consideraré que la entrada está, aproximadamente, 1 (Galdames), se ha desarrollado en los días que van desde el mirando hacía el Sur (orientación muy cercana a la real -ver 09.08.1991al30.09.1991, ambos inclusive. Plano n.º 1-). Igualmente, cada cuadro lo he dividido, a efectos La campaña ha sido realizada por las siguientes personas y metodológicos, en cuatro cuadrantes, que llamo Cl, C2, C3 y funciones: C4; los cuadrantes se sitúan el Cl hacía el NW, el C2 hacia el Director: José Antonio Fernández Lombrera; Subdirector: NE, el C3 hacía el SW y el C4 hacia el SE (Plano n.º 1). Juan M.ª Apellániz Castroviejo; Colaboradores: Joseba Cuando me refiero a un cuadro en concreto lo designo con la Etxebarria Alonso, Julio Arrieta Sanz, Fany Tardío Sandoval, letra y el número; si me refiero a una serie de cuadros conti­ Arantza Saratxaga Garai, Susana Mariz Fuentes, M.ª del Pilar guos siguiendo la línea NS los denomino con la palabra "ban­ Ruiz Ibáñez, Javier Gómez Aguinaga, Ander Fernández da" y después le pongo la letra que le corresponda; si me refie­ Mesa, Ruth Villaverde López. ro a un conjunto de cuadros contiguos en la dirección EW, los La mayoría de los colaboradores son alumnos de la denomino con la palabra "tira" y el número correspondiente. Escuela Práctica de la Arqueología del País Vasco (EPAPV) de la Universidad de Deusto. SEDIMENTOLOGIA Area Excavada La inclinación que presentaba la base del lecho anterior es La zona excavada comprende 46 cuadros que estaban pre­ la siguiente: hacia el E., bandas T y S se encontraba la zona vistos en la Memoria de solicitud de fecha 30.11-90 (Plano más alta y hacia el W, bandas N y Ñ, la zona más baja Desde n.º 1). el punto de vista geológico, el lecho excavado presenta una Estos cuadros son los comprendidos en los números 9, 11, matriz de tierras bastante similares en casi toda el área con 13, 15, 17 y 19 y en la letras N, Ñ, O, P, Q, R y S. El cuadro algunas diferencias. La matriz más común está compuesta por S 17 no se excava, pues parece que está como testigo del cono una tierra arcillosa y arenosa (más lo primero que lo segundo) desde campañas anteriores. de color negruzco-pardo medianamente suelta. El color del

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PLANON.º 1 202

Código Expolar estaría entre el D61 gris marrón claro y el el área excavada (Fotos n.º' 2 y 3). La distribución de ambos E90 Gris. Además están las piedras, muy abundantes por toda elementos (matriz terrosa y piedras) es como sigue:

FOTO 1

FOT02 203

Tierras acuerdo al siguiente esquema zonal (fotos números 1, 2 y 3): Zona de influencia del cono, banda S: piedras pequeñas, Una tierra más arenosa, de color rojizo, mucho más com­ aisladas y encajadas fuertemente en la matriz terrosa (Plano pactada que aparece en la banda S junto a la visera de la cue­ n.º 2). va y que forma parte del cono de deyección de la misma. Zona de la cabecera, bandas R y Q: grandes bloques al­ Aquí el material arqueológico es más escaso. rededor de los cuales hay bastantes piedras de tamaño medio A partir de la banda Q hacia el W aparece una costra de (Plano n.º 2). inundación que diferencia a otros dos tipos de tierra. La tierra Zona central, bandas, P y O: mayor abundancia de piedras superior es arenosa y la tierra inferior es más arcillosa. Esta de tamaño medio. Están algo imbricadas entre sí y tienen costra no parece uniformemente por toda esta zona, sino que pocas aristas, aunque no se aprecia que esté muy rodadas. surge y desaparece y, a veces incluso, se encuentra de forma Zona baja, bandas N y Ñ: el número de piedras se enrare­ muy esporádica, por ejemplo en el número 11. Tal costra cen y el tamaño de éstas es mayor; se encuentran menos desaparece definitivamente a partir de los cuadrantes impares imbricadas entre sí. del cuadro 013 hacia el NW. Además de lo anteriormente existe alguna peculiaridad Desde el 013 hacia el W la tierra que surge directamente es como es un mantillo de piedras pequeñas, casi grijo, que apa­ la arcillosa-limosa que se encontraba bajo la costra en los rece en la tira 17 en la zona de la cabecera y que desaparece cuadros anteriores; así pues, desde esta zona hasta el final del en el cuadro S15 (plano n.º 1). área excavada han desaparecido tanto la tierra arenosa que se encontraba encima de la costra como la propia costra. Este LECHO cambio es progresivo, no brusco: a partir de la P la textura y color van variando de Norte a Sur. Al Norte (números 9, 11 y El lecho ha resultado de unos 6 cm. de espesor como 13) la tierra aún conserva algo de arena, es medianamente media. La determinación del mismo me la ha dado el propio suelta, se agrupa en pequeñas bolitas y tiene un color crema; yacimiento en su sedimentación, principalmente arqueológi• hacia el Sur, cuadros 15 y 17 la tierra va variando de forma ca, combinada con la sedimentación geológica. Los datos que progresiva perdiendo paulatinamente el componente arenoso me han ido apareciendo han sido los siguientes: y quedando sola la arcilla, apelmazada, con un color más oscuro tendente al negro verdoso. Agua

Piedras Parece que, a partir de la mitad de la zona media hacia el W, el suelo ha estado influenciado por el agua, bien mediante Las piedras son muy abundantes y la mayoría se agrupa de avenidas con cierta (bastante leve) fuerza erosiva (componen-

FOT03 204

PLANO N.º 2. ARENAZA l. Lecho 8. te arenoso de la matriz) bien mediante el rebalsamiento y a partir de las piedras del lecho anterior y, una vez levantadas encharcamiento del agua durante períodos de tiempo con éstas, existía una pequeña capa de tierra. Al levantar esta tie­ cierta amplitud (costra y arcillas limosas). rra comienzan a aflorar otras piedras más bajas, a las que he considerado la base del lecho, pues junto con la tierra que se Costra encuentra entre ambas capas de piedras existe una cantidad de materiales arqueológicos lo suficientemente abundante He podido aislar una costra creada por un proceso de inun­ como para poder determinar que se trata de un sedimentación dación seguido de decantaciones, evaporización y, finalmen­ fruto de una ocupación humana en un lapso de tiempo con­ te, un proceso de endurecimiento de los limos que formaban temporaneizable. ese fondo inundado: es a lo que llamo costra. Justo encima de esa costra he encontrado materiales arqueológicos y geológi• Inclinación cos repartidos de forma más o menos homogénea, por lo que consideré que dicha costra fue, en su momento, un suelo La inclinación del lecho, a medida que se ha ido excavan­ arqueológico, esto es, una superficie sobre la que tenemos do, ha resultado muy similar a la del anterior. A la vez, ha constancia de que el ser humano la ha utilizado como base de coincidido con la inclinación de la costra, con la del hogar y un asentamiento. con la posición de las piedras y de los materiales arqueológi• cos con cierto tamaño y longitud (huesos largos sobre todo). Hogar De todas formas existen ciertas diferencias: En la zona de influencia del cono la inclinación es muy Muy cerca de donde se encontraba la costra he hallado un leve en dirección Sur-Norte (Sur más alto) y, a la vez con hogar con una inclinación, grosor, posición, etc. que no difie­ más levedad, en dirección E-W. Justo debajo de la visera de re sino que encaja con la inclinación y base de la costra. (Foto la Saleta (donde arranca el sector VIl) se da un fuerte cambio n.º 4) en la inclinación y en esa zona de la cabecera dicha inclina­ ción es bastante pronunciada en dirección E-W y un poco Materiales arqueológicos inclinada en la dirección S-N (por la influencia del cono de deyección). En la zona central la inclinación es similar a la de Por todo el área excavada aparecen los materiales arqueo­ la zona de la cabecera pero un poco menos inclinada de E a lógicos de manera más o menos uniforme. He encontrado que W y, a la vez, va perdiendo cuanto más al W la inclinación S- 205

PLANON.º3.

N. Por último en la zona final la inclinación vuelve a pronun­ ran encajado las piedras de la estructura en esta tierra arcillo­ ciarse más de E a W y ya casi ha perdido por completo la sa con piedrecillas de grijo para apoyarlas mejor; inmediata­ inclinación S-N. mente después pusieron una capa de arena a modo de fondo refractario sobre la cual se comenzó a utilizar la construcción, ARQUEOLOGIA realizando el fuego sobre tal fondo refractario. Horizontalmente considerado el hogar tiene una como Estructuras cabecera o zona más alta y una inclinación de E a W (E más alta), siguiendo la misma inclinación que hemos encontrado Hogar (Plano n.º 3. Foto n.º 4) en el propio lecho. Es en la cabecera (que se encuentra en el En el cuadro N15 aparece una estructura de hogar com­ ángulo externo del cuadrante 4 del cuadro N15) donde se puesta por una serie de piedras de tamaño mediano/grande aprecia una mayor concentración de carbones, cenizas y res­ dispuestas de manera que delimitan o establecen un ámbito tos de fuego de color rojo. Además de estar en la zona más interno propio de este tipo de construcciones. Se da la cir­ alta, la cabecera tiene un leve levantamiento sobre el resto. La cunstancia que junto a esta zona, un poco más arriba (hacia el tierra arcilosa superficial con carbones y restos rojos baja Este) y en el lecho 6, apareció otro hogar, más complejo que entre las piedras grandes hacia los cuadrantes 3 y 1 del cua­ éste; parece que esta zona de la Saleta tenía condiciones dro en forma de capa fina. como para que los prehistóricos de esta época la utilizaran con este menester. Otras posibles estructuras Además de la estructura de piedras, el hogar tiene una estructura vertical diferenciable en capas. Son tres las capas Las considero sólo como posibles ya que su aspecto no es que aparecen y de arriba hacia abajo se describen así. La pri­ lo suficientemente claro como para poder afirmarlo pero, a la mera es de arcillas muy compactadas con carbones y cenizas vez, dicho aspecto hace pensar en algo no fortuito. claras. Bajo esta capa aparece una tierra muy arenosa, fina y La primera se encuentra en el cuadro P11. Se trata de un suelta; bajo la arena hay una tierra arcillosa hecha grumos, conjunto de piedras de tamaño medio que forman una especie con piedrecillas (grijo) sobre la que descansan las piedras de círculo el cual se abre justo hacia el W, esto es hacia la grandes del propio hogar; esta última tierra se suelta sola en parte más baja de la zona siguiendo la inclinación general del pellas grandes y, al quitar la piedras, se aprecian procesos de lecho. En el centro de dicho círculo aparece un hueso de inundación. Parece como si los constructores del hogar hubie- tamaño medio. 206

FOTON.º4

En el cuadro adyacente P9, en sus cuadrantes pares, apare­ bilitar algunas fechaciones de C-14; se han recogido mues­ cen 5 piedras de mayor tamaño que las del propio lecho dis­ tras, por lo menos, en los cuadros P13, N17, Ñll y 017. puestas en línea, en dirección N-S. Se da la circunstancia de que en este mismo lecho, en una Industrias zona proximal (cuadros Ñl, Ñ2, NI y N2) apareció una estructura que el anterior Director de la Excavación, Dr. don. Lítica Juan M." Apellániz, consideró como tal (él la llamó "estructu­ ra simbólica" -su manuscrito del año 1989 pp. 1151116. Aparece bastante sílex, tanto piezas como lascas y lasqui­ Igualmente en el lecho 9 y en esa misma zona apareció otra tas. Entre otras piezas hay un raspador doble pequeño, casi especie de estructura simbólica, si bien bastante más sencilla carenado, con el frente de raspador de su extremo distal un que la del lecho 8. poco ladeado a la derecha; en el extremo proximal, también en el lado derecho, está el otro frente de raspador, si bien éste Antropología Física poco definido. Aparecen otros raspadores. Hay, también como pieza significativa, una de pequeñas Durante la excavación se recogieron en la banda S dos dimensiones, 25 mm de longitud por 9 mm. de anchura con fragmentos de hueso plano que parecían posibles partes del forma de semicírculo o media luna; el arco, en el lado dere­ cráneo humano. Igualmente apareció un diente que se consi­ cho, tiene retoque semiabrupto en una primera serie y, des­ deró humano. pués, en forma de escalera, otros retoques abruptos más pequeños. Fauna Además de las piezas de sílex se ha recogido en el cuadro NIS una piedra arenisca roja de sección prismática. Mide 130 El número de huesos es bastante abundante y aparecen mm. de longitud mayor, 55 mm. de anchura y 35 mm. de gro­ muy fragmentados. Parecen restos de gran bóvido, ovicapri­ sor. En uno de sus lados parece que tiene restos de pulimento no, suido, microfauna y malacología terrestre y marina. En el que se aprecian al tacto, color y con la lupa. cuadro Oll apareció el fragmento de maxilar superior de un animal con un gran hocico y con los dientes incisivos muy Cerámica salidos. Sólo existen fragmentos; las partes de éstos son variadas: Carbón labios, cuellos, panzas, y fondos; hay cerámica de color rojo pálido y de color negro intenso; las paredes son, en general, Aparecen algunos fragmentos del carbón que pueden posi- finas, aunque también hay algunos fragmentos de panza con 207

2x

Esca la 1 : 1

FIG. 1 (Dibujo realizado por Rosa Ruíz Idarraga). gran grosor; las cochuras son, en general, medianamente bue­ punta roma, una gran impresión de 17 x 1O mm. con su huella nas y hay otras bastantes regulares. En general es cerámica positiva en la otra cara, etc. hecha a mano y algunas tienen desgrasantes finos. Las incisiones son, en general, paralelas, rectas, quebradas Las decoraciones varían desde apliques de cordones (ver­ y onduladas; también las hay convergentes y otras que, estan­ dugones con secciones variadas (circular, trapezoidal) hasta do adosadas, no son paralelas. Significativo me pareció un incisiones con restos de pasta blanca. Dentro de las impresio­ fragmento de borde negro con impresiones tubulares en una nes las hay digitales, de uñas, con instrumento punzante con cara que sacan la pasta en forma de botón por la otra cara; los 208

puntos decorados con 4 y tienen una perforación al mismo Metal nivel de los puntos decorados que está rota por la mitad. Esta decoración parece semejante a la llamada "de pastillas" y Hay unos pocos fragmentos; éstos son pequeños y en esta­ también "de canutillo" que ya apareció en el lecho 7 e incluso do de conservación bastante precario. Todas las muestras antes, en el 6, piezas Ñ3.216.L6 y 02.199.L6. parecen ser de bronce; en una que está recientemente rota se aprecian con la lupa, en la pared fragmentada, tanto el cobre Osea como el estaño aleados un tanto defectuosamente. Otra mues­ tra sale oxidada; parece bronce y estaba adherida a un hueso Justo en el mismo cuadro N9 aparecen dos piezas signifi­ de animal (posiblemente la apófisis distal del fémur de un cativas. Por un lado el extremo de un pitón de cuerno (parece gran bóvido). bóvido) con marcas de uso y pulimento. La otra pieza (1) es un fragmento de la epífisis de un hueso Otros largo que mide 135 mm. por 28 mm. de anchura mayor, cuyos ambos extremos acaban en punta. Por su peso, tacto, Hay dos cuentas de collar cilíndricas blancas, parece que color y el poco tiempo (con relación a otros huesos) que ha son de piedra. Están unidas por una de sus cara y da la impre­ tardado en soltar la humedad tras ser lavado, se aprecia que sión de que hubieran estado juntas durante su período de uso ha sido endurecido al fuego. Los extremos, si bien puntiagu­ pues la muesca del hilo coincide en las caras externas de dos ambos, tiene una factura diferente. Una punta la forma ambas piezas. Miden, aproximadamente, 5,0 mm. de diáme­ cortes certeros y únicos en cada uno de sus lados aunque es tro por 1,5 mm. de grueso cada una. difícil apreciar si son verdaderos cortes hechos con otra Hay otra cuenta de collar que parece hecha en piedra caliza herramienta o son desgajes por golpeo o cualquier otro medio oscura, de sección troncocónica. En la cara más ancha o base mecánico; ambos son de una sola acción por cada lado de la la perforación es irregular y tiene una especie de canal que punta. En este extremo y por la cara interna (la medular) el nace de la perforación y va estrechándose hacia el exterior. hueso tiene abundante tejido óseo esponjoso; el vértice de la Se ha recogido todo el sedimento fino de toda el área exca­ punta es muy afilado y se levanta un poco hacia la cara vada y también el sedimento grueso de los cuadros Nl7, P15 opuesta a la médula. En esta punta y junto a ella se aprecian y Rll. algunas muescas y también superficies más suavizadas que podrían interpretarse como consecuencia del uso. La otra punta está hecha "ex profeso", habiéndose rebajado ADSCRIPCION CULTURAL la pared del hueso en su cara externa con alguna especie de "cuchillo" o herramienta afilada más dura que el propio hue­ Por el material aparecido se trata de una cultura con cerá­ so. Rebajado el grosor en la punta, en toda su anchura, la pie­ mica, metal de bronce y ausencia de hierro y de cerámica za ha sido truncada oblicuamente de izda. a dcha. (cara exter­ romana; ello me decide a adscribirla a la Edad de los na hacia arriba) de manera que la punta está formada por el Metales. La cerámica que aparece está decorada, entre otros lado derecho del fragmento óseo y por la truncadura oblicua motivos, con incisiones paralelas y las "pastillas", motivos que, a los 2/3 de la anchura del hueso, deja de ser truncadura ambos que son típicos del Bronce. A la vez tengo los datos de para convertirse en un afilamiento en forma de vértice. A la este mismo lecho en una zona contigua, cuadros: bandas, las izda. de esta punta y en los 30 mm. que van desde el arranque mismas letras que las de esta campaña (N a S) y tiras núme­ del rebaje hacia atrás y por ambas caras, existe una pátina ros 7 a 2. más clara que la del resto del hueso; justo ahí, además, hay un La cerámica del lecho 8 en la zona referida es muy similar pequeño entrante muy regular que da la impresión de ser el a la obtenida este año. Tanto las pastas, formas y, sobre todo, "corte" de una herramienta cortante, como si hiciese de filo el las decoraciones, son muy parecidas e, incluso, iguales. A la borde del corte longitudinal del hueso, hecho en bisel longitu­ vez existe la punta de flecha en bronce aparecida en el cuadro dinal. En este bisel y por la cara interna, se aprecia un peque­ P7, de este mismo lecho 8. Analizada esta pieza metalográfi­ ño rebaje que mide justo lo mismo que la superficie con páti­ camente, encaja en el Bronce Medio. Todo lo anterior hace na. En el vértice de la punta también se aprecian huellas de que me decida por dicha época cultural: Bronce Medio. cortes realizadas para su fabricación. Estos son todos los datos con que ahora se cuenta; el estu­ dio ulterior se los materiales junto con las posibles fechacio­ nes de C-14 (que podrían hacerse con las muestras conve­ nientemente recogidas y empaquetadas ~caso de encontrar medios económicos para ello-) estimo que corroborarán esta adscripción cultural del Bronce Medio.

José Antonio Fernández Lombera (1) Ver fig. l. Universidad de Deusto, Bilbao 209

SONDEO ARQUEOMETALURGICO monte. De hecho, este tipo de actividad ya había proporciona­ EN LOIOLA (TRAPAGARAN): do algunos resultados. CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LAS FERRERIAS Así, una de las primeras referencias de tipo "arqueológi• DE MONTE POR EL METODO ARQUEOLOGICO. co'', aunque no concerniente explícitamente a una haizeloa, la ZONAS, FASES Y PRIMEROS RESULTADOS. proporcionó Nicolás Vicario de la Peña, quien describía en su obra sobre el valle de Carranza, el descubrimiento casual de l. INTRODUCCION. un horno en 1931, al realizar unas labores superficiales en el monte de la Venera en Resines (Cantabria) (3). La intervención arqueometalúrgica en la zona denominada Dentro de la actividad de prospección arqueológica, caben Oiola o Loiola en Trapagaran se enmarca dentro del Campo destacar los trabajos realizados a finales de los años setenta de Trabajo patrocinado por el Gobierno Vasco y el propio en los alrededores de Legazpia (Guipúzcoa), así como los Ayuntamiento. Esta última institución, al amparo de una sen­ efectuados a comienzos de los ochenta en distintos lugares de sibilidad hacia el patrimonio fuera de lo común, contrató a Bizkaia (4). En ambos casos, las labores desarrolladas no una persona en la primera campaña (1989), y un equipo en la consiguieron localizar ningún horno, pero sí se logró conocer segunda y tercera (1990 y 1991) para dirigir el proyecto téc­ y ubicar planimétricamente diferentes escoriales o zepadiak nico. Desde el comienzo, se vio la necesidad de pedir un per­ asociables a las primitivas haizeolas. miso de excavación a la Diputación Foral de Bizkaia y de dar En lo que a excavaciones arqueológicas se refiere, sólo se un contenido científico a una actividad que, de otra manera, contaba para el territorio vizcaíno con la del asentamiento se hubiera circunscrito al campo del ocio juvenil. Por ende, el romano de Forna, en el que se habían descubierto dos tipos tema de estudio necesitaba un esfuerzo de investigación que diferentes de hornos. No obstante, este hallazgo no parece aportara datos al estudio histórico de las ferrerías de monte. poder relacionarse con las ferrerías de monte, a las que noso­ La actividad ferrona ha sido uno de los aspectos más desta­ tros aludimos (5). cados por la práctica totalidad de los historiadores y estudio­ Ante esta precaria situación de la investigación, y tras una sos del pueblo vasco. La causa de esta preocupación quizás rápida visión del panorama bibliográfico europeo, que nos pueda encontrarse en las palabras ya hace tiempo pronuncia­ mostraba los importantes avances que está produciendo la uti­ das por el prestigioso antropólogo J. Caro Baroja: lización del método arqueológico en el conocimiento de la "El hierro ha sido uno de los objetos que, considerado actividad metalúrgica (6), se decidió iniciar en el año 1989 como símbolo económico, ha contribuido de modo primordial una serie de sondeos arqueológicos. a la formación del carácter de ciertos núcleos vascos. La fama de los hierros vizcaínos traspasa las fronteras bien pronto." (1) Sin embargo, los estudios que se han venido sucediendo sobre (3) VICARIO PEÑA, Nicolás: "El Noble v Leal Valle de las ferrerías vascas, siempre han contado con un importante Carranza" Bilbao, Publicaciones de la Junta de Cultura de Vizcaya, 1975, pág. 194. inconveniente: la falta de un análisis serio y riguroso de las (4) En cuanto al caso guipuzcoano ver, A. A.V.V. "Ferrerías de denominadas ferrerías de monte o haizeolas, anteriores según Legazpia" San Sebastián. Ediciones de la Caja de Ahorro.; todos los autores a las mejor conocidas (aunque aún se deba pro­ Provincial de Guipúzcoa, 1980, págs. 18-59. fundizar más en el investigación) ferrerías hidráulicas (2). El vizcaíno, en GORROCHATEGUI, J.; YARRITU, M.J. Fruto de esta falta de rigor científico, las haizeolas habían "Prospecciones arqueológicas en Vizcaya durante 1983. Del Eneolítico a la Edad Media: Asentamientos al aire libre necró• generado distintas opiniones (aunque ninguna probada) en polis y ferrerías de monte" Eusko IKaskuntza-Sociedad de cuestiones tan importantes como la tipología, elementos cons­ Estudios Vascos. Cuadernos de Sección: Prehistoria y titutivos, localización geográfica o distribución espacial de Arqueología. San Sebastián, 1984. las mismas. Era claro que la escasa documentación histórica (5) MARTINEZ SALCEDO, A.; UNZUETA PORTILLA, M.: existente, no podía dar una solución a las dudas planteadas, y "Forua: un asentamiento romano bajo medieval en la franja que, por tanto, se hacia necesario buscar nuevas metodologías cantábrica del País Vasco". En "El Solar Vascón en la Antigüedad. Cuestiones de lengua, arqueología, epigrafía e his­ de trabajo para salir del confusionismo creado en torno al toria", VII Cursos de Verano de San Sebastián. Servicio tema. En este sentido, la Arqueología se presentaba, en prin­ Editorial de la Universidad del País Vasco. San Sebastián 1989 cipio, como el único método capaz de dar· a conocer con pág. 42. seguridad las estructuras y funcionamiento de las ferrerías de (6) Sin querer ser exhaustivo, podemos mencionar los siguientes trabajos: - CIMA,M.; NISBERT,R: "Metallurgia Pre-industria/e nelle Alpi Canavesane: JI villagio abbandonato di Buttifinera (!) CARO BAROJA, Julio: "Los Vascos" Madrid, Ed. Istmo, 1984 (Velsoana)" en "Archeologia Medievale". t. X 1982. (7.' ed.) pp. 184-185. - CIMA, M. et alii. "Metallurgia del ferro ne lle Alpi Canave­ (2) No es nuestro propósito realizar en esta ocasión un estudio por­ sane" en "Archeologia Medievale" t. XI (1984) pp. 523-583 . menorizado de la bibliografía existente sobre del tema. No obs­ - LEROX, M. et alii."Un site de production siderurgique du tante, recomendamos la lectura del reciente artículo de José Haut Mayen Age en Lorraine (Ludres. Meurthe-et-Moselle). Luis !barra "Las ferrerías de monte: una revisión bibliográfi­ Etude des conditions de reduction de minerai lurrain" en ca" Kobie XVIII. Bilbao, 1989, pp. 207-214. En él se realiza "Archeologia Medievale", t. XX (1990) pp. 141-179. una revisión crítica de las fuentes bibliográficas referentes a las - RICQ, J-C "Substances naturelles vitrifiées et résidus de ferrerías de monte y aboga por la utilización de la metodología métallurgie" en "Archeologia Medievale". t. XVII (1987) pp. arqueológica. 153-160. 210

La zona elegida fue en torno al pantano de Oiola o Loiola punto de vista arqueológico. Sin embargo, sirvieron para cen­ (Trapagaran, Bizkaia), área esta señalada en 1963 por Calle trar nuestros esfuerzos en las zonas 11 y N. Iturrino como lugar de ubicación de distintos zepadiak (7). El En cuanto a la zona 11, ésta se descubrió como un área muy yacimiento elegido se sitúa en un barranco que recibe distin­ compleja e interesante, donde la actividad metalúrgica parece tos topónimos, y que nosotros hemos denominado del haber tenido una amplia pervivencia, remontable al siglo IV "Cuadro", por ser éste el nombre que recibió el río, que en su (11). fondo discurría. A comienzos de la década de los sesenta, se La zona más interesante, desde el punto de vista de las embalsaron sus aguas en el ya citado pantano para el abaste­ ferrerías de monte, fue, empero, la zona IV. Esta fue localiza­ cimiento acuífero de Barakaldo. Esta obra de ingeniería supu­ da durante la campaña de 1989, realizándose tan sólo tareas so un gran impacto medioambiental y cubrió parte de estas de limpieza, y el inicio de su excavación no se produjo hasta industrias siderúrgicas artesanales, objeto de nuestro estudio. 1990. Esta línea de investigación iniciada en 1989, ha tenido una Su localización espacial puede consultarse en hoja n.º 61- continuidad durante los años 1990 y 1991, fruto de la cuál se 28 (E:l/5000 del Servicio Cartográfico de la Diputación Foral han logrado algunos resultados que hemos considerado nece­ de Bizkaia), siendo sus coordenadas 4.790.850 y 495.775. sario difundir. A pesar de que el yacimiento se seguirá exca­ El yacimiento se ubica en las cercanías del arroyo de las vando el próximo año de 1992, hemos creído oportuno redac­ Cárcavas y colindando con el término municipal de tar este pequeño preámbulo prólogo de un más completo y Galdames, en un enclave donde el estrato natural amarillento minucioso estudio que elaboraremos una vez terminado de cambiaba de color, apareciendo tierras de fuerte tonalidad excavar la totalidad del yacimiento -sobre los hallazgos pro­ rojiza, por efecto de la combustión. ducidos en Oiola. Se trataba de un rectángulo de 47 x 30 metros aproximada­ mente, dos de cuyos lados estaban limitados por sendos arro­ yos. Se sitúa en un gran terraplén y aparecen a flor de tierra 2. METODO DE EXCAV ACION grandes fragmentos de escoria globular, típicas de haizeola. El área ha sido modificada por dos pistas forestales abiertas Para llevar a cabo el proceso de excavación arqueológica, recientemente, que han roto en parte la estratigrafía del yaci­ se decidió utilizar el sistema de registro expuesto por Harris miento. (8), y completado por las experiencias desarrolladas por La gran extensión del zepadi o escorial, nos hizo pensar en Carandini en Italia (9), y por el Museo de Londres en la posibilidad de hallar alguno de los hornos que habían pro­ Inglaterra ( 10). ducido tanta cantidad de escoria, por lo que iniciamos en El método había sido ya practicado en otras excavaciones, 1990 las labores arqueológicas pertinentes. Tras dos años de tanto vizcaínas como guipuzcoanas. A las fichas traducidas y trabajos, los resultados obtenidos han sido francamente posi­ adaptadas por lñaki García Camino, M.ª José Torrecilla y tivos: el descubrimiento de la estructura de un horno de hai­ José Luis !barra, nosotros añadimos al dorso el dibujo en zeola, fechado a través de distintas muestras de C14 en el planta y a escala, del cuadro de la excavación. Este sistema, siglo XII, supone un importante aporte para el conocimiento se reveló como un método rápido y eficaz para dibujar la de la antigua industria ferrona vasca y el único dato que se extensión y localizar las cotas de cada Unidad Estratigráfica conoce, hasta la fecha, de cronología absoluta aplicada a las (U.E.). ferrerías de monte. La base del sistema consiste en individualizar los procesos Dentro de la zona IV, se han realizado diferentes sondeos. que han determinado el estado actual del yacimiento y esta­ Sin embargo, el carácter restrictivo de este artículo, nos impi­ blecer sus relaciones. La evidencia física de cada uno de estos de hacer una descripción detallada de todas estas labores. Por procesos recibe el nombre de Unidad Estratigráfica. lo tanto, nos centraremos, únicamente en la descripción del horno de haizeola aparecido, así como su entorno. Ya en 1990, aparecieron en el ángulo SW de la denomina­ 3. ZONAS Y FASES da cata 1, unas piedras enrojecidas y alineadas, que, por falta de tiempo, no se excavaron en su totalidad. Ante esta circuns­ En la primera campaña de 1989, se realizaron cuatro son­ tancia, durante )a campaña de 1991, se abordó una amplia­ deos de los cuales, el 1 y el 111 resultaron estériles desde el ción que lo abarcara totalmente, denominada cata 1 sector l. La excavación del mismo, puso al descubierto unas estructu­ ras pétreas y una capa de tierras quemadas, conjunto que identificamos como los restos de lo que, en su día, fue un hor­ (7) CALLE ITURRINO, E: "Las Ferrerías Vascas", Bilbao 1963. (8) HARRIS, E." Principies of Archeological Stratigraphy" no de transformación del mineral en metal de hierro. London, Second Ed. 1989, 170 p. Recientemente, la Editorial Por un lado, hemos comprobado cómo la hilada de piedras Critica ha publicado esta obra en lengua castellana. (9) CARANDINI, A. "Storie de la Terra. Manuela dello scavo Archeologico" Bari 1981. (11) No nos vamos a extender en esta zona, por querer centrarnos CARANDINI, A. "Arqueología v Cultura Material" Barcelona específicamente en el tema de las ferrerías de monte. Una breve 1984, 294 pp. reseña de los trabajos en dicha área se encuentra en LORENZO, (10) Museo de Londres "Manual del Yacimiento. Parte primera: el F: "Pantano de Loiola (Trapagaran)" en "Arkeoikuska 89" registro escrito" Londres 1980. Gobierno Vasco, Vitoria 1991. 211

presenta la forma de un murete frontal (orientado al NE) y encontrar el nivel de escorias globulosas en forma de acumu­ tendencia hacia la forma semicircular o elíptica de 2,5 metros lamiento, es decir, definir claramente el límite inicial del de largo por 0,5 metros de alto. En la parte sur no aparecía zepadi, y en segundo lugar, conocer el buzamiento que pre­ ninguna estructura de cierre por estar excavado en la ladera sentaba el terreno. Ambos objetivos se cumplieron. arcillosa. Estas piedras areniscas de color rojizo, como resul­ Por un lado, se vio cómo el zepadi se iniciaba aproximada­ tado de un fuerte y prolongado contacto con el fuego, han mente hacia la mitad de la cata 1 (a unos dos metros del hor­ sido colocadas intencionalmente, tal y como lo reflejan, no no en dirección NE), existiendo entre la hilada de piedras y el sólo la unión de las distintas lajas del murete, sino también el escorial una zona de gran complejidad estratigráfica, cuya hecho de que estén hincadas en una zanja abierta en la anti­ resolución habrá de esperar a ulteriores campañas. A priori, gua ladera del monte. Asimismo, llama la atención el distinto sin embargo, sí hemos podido comprobar el fuerte buzamien­ comportamiento de las piedras del murete: mientras en su to del terreno en la ladera original, siendo toda esta estratigra­ parte interna (cara sur), todas ellas presentan una superficie fía un relleno artificial, fruto de la prolongada e intensa acti­ plana y alisada, en su parte externa (cara norte), las mismas vidad metalúrgica desarrollada en la zona. ofrecen una superficie rugosa e irregular. La estructura, de No obstante, hemos de advertir que la gran masa de escoria esta forma, brinda una cara interna, alisada de modo intencio­ acumulada en el zepadi, no ha podido ser producida tan sólo nado, con el fin de constituir una pared interior uniforme del por un único horno como el localizado; creemos que, en su horno. día, tuvo que existir otro horno que esperamos definir en la Detrás del murete descrito, apareció un conjunto de pie­ próxima campaña. dras, sin formar ningún tipo de estructura, aunque el color rubescente y la regularización que presentaban alguna de ellas, nos hizo pensar en la posibilidad de que se tratase de un 4. BALANCE Y PERSPECTIVAS derrumbamiento interno de las paredes del horno. No obstan­ te, y a la espera de un análisis más detallado, mantenemos en Los positivos resultados obtenidos hasta el presente en suspenso esta hipótesis. Oiola IV, nos obligan a la continuación de los trabajos Tras dibujarse y fotografiarse esta capa de piedras, proce­ arqueológicos en la zona, así como a una profundización en dimos a su retirada. Apareció, entonces, un fino estrato de la investigación de las antiguas ferrerías de monte. escorias, muchas de ellas vidriadas (U.E. 26), y por debajo, La datación absoluta de la haizeola en el siglo XII, así un importante revestimiento anaranjado de arcilla rubefactada como el descubrimiento de los restos del horno, suponen un (U.E. 25) que formalmente respondía a una forma oval, deli­ importante paso de cara a desentrañar su cronología, sus mitada en sus extremos Norte y Este, por la hilada ya descri­ características tipológicas y tipométricas y, a la postre, los ta, junto a ella, aparecieron intrusiones de carbones, e incluso, primitivos modos de transformación del mineral en el País algún tronco calcinado. Vasco. Según nuestras conclusiones provisionales, estas arcillas Sin embargo, aún queda un largo camino por andar. Ten­ tostadas son el resultado del intenso calor que sufrieron las gamos en cuenta, en este sentido, que hasta el momento no se arcillas naturales dentro de horno, siendo utilizadas para recu­ ha excavado sino una pequeña extensión de la zona IV. Por lo brirlo. De esta manera, esta mancha, al limitar el horno, unida tanto, entre nuestros objetivos más cercanos, estaría el de rea­ al murete, nos da una idea de sus medidas: 2,5 metros de lar­ lizar una nueva actuación arqueológica en el yacimiento, go, por 1,6 metros de ancho y 0,5 de alto. intentando localizar otras estructuras de hornos que avalen las Parece evidente, que a partir de los datos proporcionados hipótesis pergeñadas en estas líneas. También nos resta cono­ por la excavación, las anteriores referencias tipológicas y cer los diversos momentos de la producción a través de la tipométricas asociadas a las calderas de las haizeolas, han estratigrafía del escorial y la distribución espacial que obliga­ quedado en gran parte obsoletas. En este sentido, queremos ba el trabajo metalúrgico. hacer notar, comparativamente hablando, la gran extensión en Esperamos que dentro de un corto periodo de tiempo poda­ superficie del horno, y en contrapartida, su escaso desarrollo mos redactar un más profundo estudio en torno al sugerente en altura, que lo acercan más a una carbonera que a un cubi­ tema de las ferrerías de monte vascas, teniendo como base lote u horno de fusión tradicional, en cuanto a su aspecto for­ fundamental los trabajos arqueológicos de Oiola IV. mal. Pero, sin lugar. a dudas, donde mayores problemas inter­ pretativos se han planteado, ha sido en el sondeo abierto José P. Aldama delante del murete. A través de este sondeo, se buscaba Felícitas A. Lorenzo 212

Vista general de la zona IV.

Corte estratigráfico del zepadi o escorial en la cata l.

Horno de la Ferreria de Monte de Loiola IV. D mi A 'Éi' y

SECCION A·B

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LEYENDA ~. C::]EE MANTO VEGETAL o 1 zm C'.J 16 T 1ERRA NEGRA [2324 TI ERRA QUEMADA (ROJA! Autor1 Iñaki r'ereda -26 ESCORIA VITRIFICADA ~25 ARCILLA RUBEFACTADA(NARANJA) ISS117 SUELO NATURAL (AMARILLA) OIOL A 1 INTERVENCION TRAPAGARAN . ARQUEOMETALURGICA

FECHA : AGOSlO - t1 fSCALA 1 PLANO DEL HORNO 1:20 •PLANO.N2 3 SONDEO 1 SECTOR 1

~ ..... 214

t0.00

-0.20 -0.35 ·0.25 ..... ·0.35 ¡:-_.:¡..º ·~·· ·.: Q .. .

-0.65 ·0.60

-1.00 ·1.05

• 1.40 -1.65 ·1.65

2,00

1 HUMUS 11 CAR BON

111 ARCILLAS, ESCORIA, PIEDRA

VI ARENA , ESCORIA

GRAFICO 1: Secuencia estratigráfica zona IV. Autor: José M." Salcedo. 215

ESTUDIO SOBRE LA DENOMINACION LOCALISTA presentar serias dificultades en el reconocimiento de paren­ "BOCHO" DADA A BILBAO (*) tescos lingüísticos;i ncluso aunque muy lentamente los idio­ mas sin intrusión de otras culturás sufren variaciones con el No sabemos desde cuándo existe la expresión "Bocho" tiempo, pero en el caso de la asimilación de idiomas extranje­ dedicada a Bilbao, sólo nos consta a los bilbaínos que la ros siempre surgen características dialectales. hemos heredado verbalmente en un sentido entrañable y afec­ Por las causas antedichas, durante algún tiempo hubieron tivo, y solemos utilizarla incluso en diminutivo, cuando per­ de existir en la zona dos dicciones de la misma nominación maneciendo apartados de nuestra población, sentimos por ello del lugar llamado Bulbatio en latín clásico, pero pronunciado nostalgia y añoranza (1). BILBAsiO por los celtas galos menos "latinados"; sea esto También desconocemos todos los vocablos célticos en así teniendo en cuenta que los galeses en su idioma, como los vigencia hace dos mil años, pero podemos suponer que por actuales franceses confunden la pronunciación de "U" con ser idiomas indoeuropeos, muchos serían iguales a los latinos "I". La población de cultura céltica preponderante, en su dic­ aunque adaptados a su eufonía característica. Lo que resulta ción perdió la débil "si" de BILBAsiO", es igual que en el en gran medida evidente, tanto por la identificación de la cita caso de la localidad encartada de "ARENATIO", que inicial­ de Bilbao llamado Bulbatio en la Naturalis Historia de Cayo mente pronunciada "ARENAsiO" resulfó "ARENAO". Para Plinio (2) -obra finalizada en año 77 de nuestra Era-, como quienes en el étimo de Bilbao pudieran dudar de la existencia por la interpretación de los hallazgos arqueológicos habidos y de una "t", por desconocimiento de las tendencias céltico­ la cultura posterior resultante, es que durante algún tiempo galas, reseño que además de la cita pliniana, nos dan crédito han coexistido en dicha localidad y territorios colindantes, los lugares cercanos llamados Bilbatua (Bérriz) y Bilbato una población céltica gala latinizada en alto grado y por tanto (Zalla). bilingüe, junto con verdaderos descendientes de colonos Pero como he apuntado, también los descendientes direc­ romanos y latinos. tos de los latinos siguieron su propia evolución lingüística, y Tal como he esclarecido estructurando la nueva ya en la Antigüedad hablaron el latín vulgar, cuya pronuncia­ Glotocronología (3), podemos comprobar analizando las evo­ ción resulta muy parecida al italiano actual, pronunciándose luciones léxicas de los idiomas de los cuales poseemos refe­ la "t" clásica como la "ts", (4) de forma casi igual a la "ch" rencias escritas, que los milenios y las condiciones que ejer­ española, por lo que la comunidad letrada más antigua de cen fuertes incidencias de varias lenguas, repercuten en la Bilbao, hubo de llamar "BULBACHIO" o "BULBATIO", estabilidad de los vocablos, pudiendo llegar al extremo de mientras que los no letrados más apegados a su eufonía gale­ sa o bretona se mantenían en la transformación expuesta ante­ riormente, o sea "BILBAO". (*) Las averiguaciones que contiene el presente artículo fueron Los iletrados hispanos de cultura latina en su "román pala­ dadas a conocer públicamente por el autor el día 14/11/90 en dino" de la Alta Edad Media, y en consecuencia los letrados una entrevista realizada por los locutores Carlos Bacigalupe y costumbristas, siguieron de forma natural e inconsciente Ana Ruiz que emitió Radio Bilbao de la Cadena SER. (!) "Paisajes del alma", por Miguel Unamuno, pág. 55. Del Bilbao transformando sus expresiones; para el caso a exponer dispo­ mercantil al industrial. Revista de Occidente. Madrid 1944. nemos de constancia documental: el vocablo latino Obras selectas de don Miguel de Unamuno. Mi Bochito, "Sanctius" mutó a "Santio" y pronuncióse "Sanchio" y final­ pág. 883. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid 1977. mente "Sancho" (5); luego el topónimo "BULBACHIO" (2) "Los orígenes de Bilbao, Las Encartaciones y Tierra de Ayala", debió pasar a "BULBACHO" entre los muy romanizados, por Gabriel Carretíe González. Capítulo titulado: Estudio etimo­ lógico del controvertido topónimo "Bilbao". Ediciones por el mientras los más apegados al idioma autóctono o a la dicción autor años 1985 y 1987. (En preparación edición corregida y del mismo llamaríanle "BILBAO", o en su defecto "BILBA­ aumentada 1990-1991). CHO". Revista de Ciencias Kobie n.º 13, pág. 480. Bilbao 1983. El hipocorístico de "BILBACHO" o abreviatura cariñosa "Tribuna Vasca". Diario de la mañana 23/12/82 Bilbao, págs. 1, es "BACHO", como por ejemplo hoy día a algunos niños lla­ 8 y 9. mados Adolfo les aplicamos el diminutivo en Adolfito, y en (3) Informaciones sobre el tema difundidas por la Agencia Vasco Press el 10/2/90; Semanario EGUNA 1512190; en entrevista la intimidad les llamanos Fito. emitida por Radio Bilbao de la Cadena SER el 15/2/90; en Han sido bastantes los siglos transcurridos desde la entrevista emitida el 15/3/90 por ETB en el programa "Detrás Antigüedad o la Alta Edad Media hasta el presente, para que del sirimiri"; pronunciada en conferencia el 9/4/90 en el Salón pueda extrañarnos la variación de la vocal "A" en "O" siendo de Actos de la Biblioteca Municipal de Bilbao; pronunciada y ambas fuertes, lo que mutaría "BACHO" en "BOCHO"; ade­ expuesta con proyecciones en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid en 2/7/90. En la actualidad la Universidad más, como ocurre con el inglés actual, los antiguos celtas en de Deusto estudia la posibilidad de publicar en una edición pro­ sus diversos dialectos no disponían de unos sonidos vocálicos pia el estudio titulado: "Nuevo proceso evolutivo de la muy definidos. Glotocronología" y "Paradigmas de sus aplicaciones concretas", por G. Carretié; dos prestigiosas publicaciones del ámbito nacional tienen en prensa los títulos del mismo autor: (4) "Gramática sucinta de la lengua italiana, con ejercicio de tra­ "Transformación conceptual y operativa de la Glotocronología" ducción y trozos de lectura", por Luigi Pavía. Método Gaspey­ y "Aportación a la evolución estructural de la Glotocronología". Otto-Sauer. Editorial Herder Barcelona 1988. pág. 5. También se expuso sobre el tema en la revista "Punto y Hora de (5) "Dictionnaire des noms et prénoms de France", par Albert Euskal Herria" n.º 574. Dauzat, pág. 539. Librairie Larousse. París 1951. 216

En la actualidad resulta una creencia extendida que se Abando -no urbanizado- (8), fue en el año 1870 y la total 22 había nominado Bocho a Bilbao por encontrarse en una hon­ años más tarde (9): "El Bochito" del que hace referencia donada rodeado de montes, y como sinónimo de hoyo o agu­ Unamuno es el de su infancia, o sea el casco viejo. jero en la expresión "BOCHE"; también existe un vulgarismo A pesar de lo expuesto anteriormente existe una posibili­ castellano con idéntico significado. "GOCHO", que parece dad alternativa, tanto a la nominación directa, como a la cau­ provenir del gótico "GOSSE" (6); ambas versiones pudieron sa de transformación de la vocal del hipocorístico, ya que la inducir al cambio aducido a causa de un fenómeno lingüístico doble asociación de significantes promueve, estabiliza y llamado etimología popular (7). refuerza la utilización de cualquier palabra; se trata de la El motivo de haber excluido la semántica "hoyo" al hipo­ expresión altomedieval gala "BOCHE" (pronunciada "boch") corístico bilbaíno es porque hasta hace menos de un siglo (10) que posteriormente, como ha sido habitual, adicionaría la Bilbao era una pequeña población localizada inicialmente en "O" por paragoge; esta denominación que significa "boca" sí la ladera de un monte hoy truncado llamado Miravilla y concuerda con la crítica situación del primitivo Bilbao res­ extendida a una ribera pedregosa o merrena fluvial del pecto del río Nervión. (**) Nervión y posteriormente a un arenal; todo ello muy pequeño respecto al amplio valle en que se encontraba situada, y que Gabriel Carretié González pertenecía a ayuntamientos diversos como los contiguos de C/ Menéndez y Pelayo, 12- 4° B Abando y Deusto. La primera anexión parcial de territorio de 48006 Bilbao

(6) "Alemán. Diccionario Moderno, Langenscheidt de los idiomas Delmas. "Bizkaia en el Siglo XIX a través de una familia de alemán y español", por Th. Schoen y T. Noeli. págs. 498 (vacia­ impresores", por Karmele Goñi, pág. 27. Museo Arqueológico dero) y 719. Madrid 1984. Etnográfico e Histórico Vasco. Bilbao 1989. (9) "Historia de la Noble Villa de Bilbao'', por Teófilo Guiard y (7) "Diccionario de términos filológicos", por Fernando Lázaro Larrauri, T-V, pág. 218. Editorial "La Gran Enciclopedia Carreter, pág. 176. Biblioteca Románica Hispánica. Editorial Vasca''. Bilbao 1974. "Compendio e índices de la Historia de la Gredas. Madrid 1984. Lengua Española. Bachillerato, por T. Noble Villa de Bilbao", por Teófilo Guiard y Larrauri. Villarreal y J. Fernández, pág. 181. Ediciones S.M. Madrid Presentación e índice de los cinco volúmenes, por Angel 1976. Rodríguez Herrero, pág. 436. Editorial La Gran Enciclopedia (8) "Biografía de Arana-Goiri'Tar Sabin e Historia gráfica del Vasca. Bilbao 1974. nacionalismo", por Ceferino de Jemein y Lambarri. Patrocinada (10) "Dictionnaire de l'ancien fram;:ais jusqu'au milieu du XIVe sie­ por Juventud Vasca de Bilbao, págs. 99, 149, 156 y 160. cle", par A.-J. Greimas, pág. 73. Librairie Larousse. París 1980. Editorial GEU. Bilbao 1977. (**) Nota del autor.- La yod primera o t-yod aplicada directamente a "3.000 viejas fotos para la Historia de Vizcaya". Album l. "Bilbatio" nos daría "Bilbazo" o "Bilbai;:o", formas bastante Bilbao desde 1850, por Víctor Ortega, págs. 224 y 225. aproximadas como posibles generatrices del hipocorístico ini­ Editorial Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao 1976. cial "Bacho". 217

acústica; claro que ni en esto último hemos de negar las "BULBATIO" FUERA "BILBAO" A PESAR DE LAS excepciones si es que las causas o circunstancias concretas PURISTAS REGLAS DE LA "YOD" superasen en su motivación a los inconvenientes (3). En el caso de los topónimos las circunstancias son muy Se me ha insinuado más que informado de que doctos diferentes a las habidas en expresiones de uso general; en las hombres de letras rechazan la transformación "Bul­ economías precarias o de subsistencia del Bajo Imperio y de batio">"Bilbao" que publiqué hace más de ochos años (!), la Alta Edad Media, los intercambios comerciales y por tanto por contravenir tal hipótesis la regla primera de la "yod" (2). culturales se reducían a un ámbito muy restringido (4), y la Siento mucho que nuestro entorno científico se encuentre evolución lingüística de los topónimos se ajustaba a los loca­ regido o influenciado poderosamente por personas que anali­ lismos; de hecho, y a pesar de encontrarnos en la era de las zan el acontecer de las lenguas hispanas a través de la comunicaciones y sometidos en nuestro lenguaje al control de Diacrónica y Semántica Lógica, pero con una visión tan res­ la Academia, hoy día aunque a una escala diferente, en cierto tringida como resulta la que se encuentra sometida ineludible­ modo ocurre algo similar; hemos castellanizado "London" mente a unas cuantas reglas académicas de la Lingüística (Londres), "Paris" en su pronunciación y el acento gráfico, Comparada. "New York" (Nueva York), "Hamburg" (Hamburgo), etc., o Las "leyes" o reglas de la Lingüística Comparada no han sea unas cuantas ciudades de primer orden mundial que sido inviolables puesto que no existió imposibilidad material representan un pequeñísimo porcentaje del total, pero para de hacerlo, contrariamente a lo que ocurre con las leyes físi• nombrar la mayor parte de las poblaciones que existen hemos cas; por tal causa la tendencia natural consciente o subcons­ de remitirnos a la expresión local. ciente de seguir unas normas análogas en el lenguaje, en He de reseñar también que la Castilla altomedieval se algunos casos particulares puede ser superada por otras pro­ encontraba en un punto de confluencia de las principales pensiones aún más innatas en los celtas como son algunos corrientes lingüísticas que se habían formado en la Península, metaplasmos de supresión, en especial aplicación en la utili­ lo que daba lugar a una acusada diversidad expresiva y por zación oral de nombres muy manidos por íntimos que pueden tanto al confusionismo; esto lo constata D. Ramón Menéndez dar lugar a la formación de hipocorísticos. Pida! en su obra titulada "Orígenes del Español" (5); tal cir­ En la Hispania Antigua y Medieval la transmisión oral de cunstancia hubo de ser la causa por la que Alfonso X "El una lengua extranjera como era la latina, con sus imperfeccio­ Sabio" compusiera normativas lingüísticas que unificaron cri­ nes, desconocimientos y dudas, y la posterior intrusión de terios (6), pero haciendo diferentes por ejemplo al idioma pueblos germanos, hubo de proporcionar un permanente castellano del galaico-portugués y del catalán, lenguas estas bullir de expresiones diversas; las acepciones o versiones per­ que en gran medida fueron arcaísmos castellanos. sonales, tribales o gentilicias, cuando contradecían una nor­ Presentan otras características semióticas diacrónicas los mativa racional de la lengua quedaban neutralizadas y anula­ nombres propios de lugares pequeños si son epónimos, ya das por la utilización masiva "correcta" en el ámbito general; que existe en los mismos una fuerte estabilidad normalmente este resultado se hace extensivo como "norma o ley" prácti­ milenaria debida a esa especie de culto a los antepasados que camente inviolable cuando en realidad la expresión en con­ es el aprecio a la vinculación por el apellido a la estirpe fun­ creto se corresponde como de uso frecuente e indiscriminado dadora de sus lares, que normalmente propugnan cada uno de por necesidad. sus miembros o habitantes continuadores de la dinastía (7); El uso de las reglas generales para la composición gramati­ precisamente la multiplicidad y el status social de los mismos cal de la Lingüística Comparada por los métodos analógicos sirvió de elemento estabilizador. No ocurrió lo mismo en y semióticos, no es debida a constricciones impuestas por un nuestro objeto de estudio, pues el antropónimo "Bilbao", autoritarismo caprichoso, ni á normas sacras o taumatúrgicas, sino a sistemas compuestos intuitivamente para facilitar los desarrollos de la capacidad de expresión y del entendimiento con el mínimo esfuerzo y la máxima fiabilidad; una vez obte­ (3) "Orígenes del Español. Estado lingüístico de la Península Ibérica hasta el siglo XI", por R. Menéndez Pida!, pág. 93. nidos los objetivos prioritarios citados anteriormente, se pudo Novena edición Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1980. recurrir a transformaciones restrictivas de elementos super­ "Dictionnaire étymologique des noms de lieux en France", por fluos como los fenómenos de síncopa que en definitiva con­ A. Dauzat y Ch. Rostaing (en toda la obra se citan numerosos ducen a un ahorro en el tiempo y en la emisión de energía hipocorísticos correspondientes a nombres de lugar). Librairie Larousse. Paris 1963. (4) "La evolución económica de la civilización occidental", por Shepard B. Clough, pág. 62. Ediciones Omega, S.A. Barcelona 1970. m "Bilbao tiene XX siglos de Historia'', por G. Carretié González, (5) Orígenes del Español. Ob. Cit. pág. 526. diario "Tribuna Vasca", 23/12/82, págs. 1, 8 y 9. Bilbao. (6) Ibídem, pág. 511. "Estudio elimológico del controvertido topónimo "Bilbao", por "Estudios de Historia Lingüística Española", por Rafael G. Carretié. Kobie. Revista de Ciencias, n.º 13, pág. 478. Lapesa, Cap. XI, pág. 211. Colección Filológica. Paraninfo, Diputación Foral del Señorío de Vizcaya. Bilbao 1983. S.A. Madrid 1985. (2) "Manual de Gramática Histórica Española", por R. Menéndez (7) "Los Cántabros y la Ciudad de Iuliobriga", por José María Pida!, pág. 47, vigésima edición. Espasa-Calpe, S.A. Madrid Solana Sainz, págs. 23, 41 y 42. Ediciones de Librería Estudio. 1989. Santander 1981. 218

según consta documentalmente se formó como un agnomen tamente la comarca natural Encartado-ayalesa, también con­ honorífico para constar el antiguo abolengo local de algunas vergían hacia el topónimo actual las correspondientes versio­ destacadas familias (8). nes gramaticales que en tales lenguas se hubieran dado a par­ La inferencia estadística, como cualquier caso de ensayo tir de la acepción inicial pliniana; simplemente aceptando: aproximativo de probabilidad llevado a la praxis, manifiesta "u">"ü" (vocal protusa gala) >"i": para los portugueses sería: el apoyo racional de situaciones o resultados concretos, pero "Bulbatio"> "Bilbatio"> Bilbas;ao" (16) con sonido nasal no indica las causas y formas que los conformaron. Los múl­ bajo el tilde. tiples datos concordantes que identifican al desaparecido En el provenzal catalán : "Bulbatio"> Bilbasió" ( 17). Monte de Miravilla al pie de cuya ladera se ubicó la pobla­ Aceptando previamente la susodicha identificación, parece ción inicial de "Bilbao la Vieja", con la cita de Cayo Plinio otra vía de solución inducida, a saber: Si tenemos en cuenta la en su Naturalis Historia, de forma racional me condujo a afir­ duplicidad de la acepción documental antigua como referida mar rotundamente que: Bulbatio> Bilbatio> Bilbao (9) acep­ al bilbaíno Monte de Miravilla, ya que es conocida la muta­ tando incluso diacronía en dos fases para la transf.qrmación ción medieval "Bullatio" > "Buiana" > "Bujana" > "Bullana" final. (villa o puebla) (18), correspondería "Bilbatio" > "Bilbano" En relación a la tesis presente, resulta digno de mención (lugar)> "Bilbao". indicar que en la zona de influencia leonesa o "charra" vincu­ Son precisamente los partidarios de la versión fabulista de lada íntimamente con la Gallaecia antigua, se observa anali­ la Historia del País Vascongado, -al que ilusoriamente lla­ zando los topónimos una tendencia a la pérdida del grupo man Vasco- (19), los que en la interpretación de los topóni• "TI", como podemos comprobar en: Salmantica> Sala­ mos regionales adjudican un elevadísimo porcentaje de sus manga> Salamanca (10) (obsérvese la utilización indiferente etimologías a las descripciones naturales propias del lugar de "G" por "C", como en el presente en muchos casos aún se correspondiente (20), quienes alegan que el sabio de Como, lleva a cabo en el bretón); Septimanca> Simancas (11); inclu­ cuando mencionaba a "bulbatio", se refería exclusivamente a so de forma independiente la síncopa de "D" por entonces una rara característica física del lugar y no a un topónimo. Si equiparable a la "T" (12) en: Rauda> Roda> Roa (13). Pero la síncopa del grupo "TI'' como parte constituyente de "yod" primera resulta inadmisible para los puristas de la ( 16) Puede recurrirse a cualquier gramática o diccionario portugués Lingüísitca Comparada; contra tales "dogmas taumatúrgicos" para comprobar las correspondencias de las terminaciones y al margen de las deduciones lógicas expuestas en la primera "ción" o "ación" castellanas equivalentes a "tio" o "atio" lati­ nas. parte del presente trabajo, dispongo al menos de una eviden­ ( 17) Idem respecto al catalán. cia documenta,! de Ja que la susodicha inviolabilidad de las En realidad las palabras castellanas actuales son el resultado de reglas de la "yod" es una antelequia, como se puede compro­ la criba o selección bajo una normativa "oficial"; pero en la bar en: Legio> León (14); que contraviene la regla de la ter­ zona en cuestión existieron otras influencias lingüísticas que cera "yod", sincopado precisamente el grupo distintivo (15). ahora llamamos extranjeras, y que no siguen ni siguieron las En la zona de confluencia de las distintas corrientes lin­ reglas de la "yod" española; ejemplo: concilium > council (inglés - pronunciación aproximada "counsil") concile (francés­ güísticas, como fuera el territorio Vascongado, y más concre- pronunciación "consil"); remitiéndonos sencillamente al catalán como dialecto o lengua emparentada con el provenzal, -idioma esta que tanto se hizo notar en la Edad Media-, podemos tomar un ejemplo que sirve de aplicación directa al caso: palatium> (8) "Historia de la Noble Villa de Bilbao", por Teófilo Guiard y palau; para más coincidencia una de las primeras citas de Larrauri, T-1, págs. 6 y 7. Editorial La Gran Enciclopedia "Bilbao" viene registrada com "Bilbau" en las Trovas del poeta Vasca. Bilbao 1971. "Lemosín Febrer". (Véase: Cosas de Antaño, por Juan Ernesto "Las Bienandanzas e Fortunas", por Lope García de Salazar, Delmas, pág. 155, Biblioteca Bascongada de Fermín Herrán, T- T-IV, págs. 82, 83 y 134. Publicación Patrocinada por la Exma. 5, Bilbao 1896). Diputación de Vizcaya. Bilbao 1967. (18) Historia de la Noble Villa de Bilbao. Ob. cit. págs. 4, 10 y 19. (9) "Los orígenes de Bilbao, Las Encartaciones y Tierra de Ayala", (19) Vascongado vask-on-ig-atus (mutación de por G. Carretié González, Cap. VII. Bilbao 1987 (primera edi­ "C" por "G" propia del celta; "atus"> "ado"; síncopa de la "I"). ción en 1985). "Prevalencia del error", G. Carretié. Diario "El Mundo del País (10) Orígenes del Español, ob. cit. pág. 50. Vasco", día 3/8/91, pág. 8. "Historia de España" R. Menéndez Pida!, T-11, vol-2. España (20) "Etimologías de apellidos vascos", por Isaac López• Romana, pág. 101. Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1982. Mendizábal. Ediciones Librería del Colegio. Buenos Aires (11) "Manual de Gramática Histórica Española", por R. Menéndez 1958. Pida!, pág. 57. Vigésima edición. Espasa-Calpe, S.A. Madrid "Las etimologías vascas en la obra de Luis Michelena", por 1989. Juan José Arbelaiz. Libreria Técnica de Difusión, S.A. Tolosa (12) "Lingüística Indoeuropea", por Francisco R. Adrados, T-1, 1978. págs. 112, 115, 116 y 117. Biblioteca Románica Hispánica. "Apellidos Vascos", por Luis Michelena. Editorial Txertoa. Editorial Gredos, S.A. Madrid 1975. Cuarta edición. San Sebastián 1989. "Los cántabros y la ciudad luliobriga", ob. cit. pág. 80 y 81. "Apellidos Vascos" Diccionario etimológico, por Endika ( Í 3) "Historia de España", R. Menéndez Pida!. Ob. cit. pág. 107. Mogrobejo, Bilbao 1982. (14) Ibídem. pág. 105. "Diccionario de apellidos Vascos", por N. Narbarte Iraola. "Orígenes del Español". Ob. cit. pág. 270. Editorial Gómez, S.L. Pamplona 1975. (15) "Manual de Gramática Histórica Española". Ob. cit. págs. 47 y "Apellidos Vascos de Iberia (Su origen y evolución), por José 48. A. Múgica. Editorial EDILI, S.A. Bilbao 1968. 219

a tenor de lo anterior buscásemos otra vía lingüística que nos CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGIA deparase con corrección gramatical el resultado preciso de CLASICA "Bilbao"; que no fuese la susodicha expresión del naturalista latino, pero que describiese el fenómeno local, por supuesto Del 6 al 11 de Septiembre de 1993 se celebrará en que habríamos de aceptar una raíz indoeuropea "bilb", Tarragona el XIV Congreso Internacional de Arqueología "bilb(e)" o "bilb(a)" con significado de "bola", además habría Clásica, dedicado a la ciudad en el mundo romano. de darse otra premisa, que sería la adición de una desinencia numeral, ya que lo extraordinario del lugar no era la existen­ Los cuatro temas principales a analizar serán: cia de una bola sino de innumerable cantidad de ellas. Este 1. Implantación territorial y función de la ciudad en el planteamiento nos proporciona un resultado bastante aproxi­ mundo romano. mado en un idioma céltico que está resultando haber sido 2. Roma y el urbanismo antiguo. muy afín al hablado antiguamente en el territorio en cuestión; 3. Adaptación e innovación urbana. admitiendo lo que hubiera sido probable en bretón: "BILBA" 4. Delimitación y uso del espacio urbano. "bola", haría un plural "BILBAOU" pronunciando "BIL­ BAU" (21), que en primera instancia parece propiciar la for­ Por las mañanas se celebrarán las sesiones plenarias, dedi­ ma "vasca" "Bilbo"; no obstante resulta harta la constatación cadas a los temas enunciados, en las que se presentarán una documental de que en castellano medieval los sonidos "u" y serie de ponencias, seguidas de debate. Dichas ponencias han "o", en múltiples expresiones tuvieron una utilización indife­ sido ya encargadas por la Organización. Por las tardes, en rente (22). salas simultáneas, se procederá a la presentación de las dife­ Nota del autor.- Cuando hacia el final del artículo preciso rentes comunicaciones. Cada una de dichas sesiones de tarde "vasca", es debido a que el euskera -como demostré en mis se abrirá con la presentación de una ponencia relativa a uno estudios sobre Glotocronología- (23), por su condición de de los aspectos del tema del día, ponencias que han sido ya intruso y marginal, ha sido durante tres milenios un idioma encargadas por la Organización a diversos especialistas. altamente receptivo de formas alóctonas, en muchos casos Se invita a presentar comunicaciones sobre el tema de "La incluso variando el sentido original de los préstamos. ciudad en el mundo romano" a todos aquellos especialistas que lo consideren oportuno. Los interesados en presentar una Gabriel Carretié González contribución al Congreso deberán comunicarlo a la Secretaría C/ Menéndez y Pelayo, 12- 4º B antes del 15 de Octubre de 1992, incluyendo un resumen de 48006 Bilbao diez líneas del contenido de su intervención. La Organización se reserva el derecho de aceptación de las comunicaciones. Se publicará un volumen de preactas con el texto de las ponencias y el resumen de las comunicaciones aceptadas. Posteriormente, se editará un volumen de actas con el conte­ nido integro de las ponencias, los debates y las comunicacio­ nes que la Organización considere oportuno. Como complemento al Congreso se ha previsto la celebra­ ción, en Tarragona, de diversas exposiciones relacionadas con la temática debatida en el mismo. Se están organizando también diferentes excursiones que permitirán a los congre­ sistas, finalizada la reunión, visitar diversas ciudades antiguas y yacimientos arqueológicos de Hispania. La Organización (21) "Grammaire Bretonne", par Roparz Hemon. qe édition. págs. articulará los medios necesarios para facilitar el alojamiento 21y79. AL LIAMM 1984. de los congresistas durante su estancia en Tarragona. (22) "Manual de Gramática Histórica Española" Ob. cit. págs. 51 y Las lenguas oficiales del Congreso serán: Alemán, 64. Catalán, Español, Francés, Inglés e Italiano. (23) Kobie n.º 18. Paleoantropología. Noticiario. "Transformación conceptual y operativa de la Glotocronología", por G. Carretié, págs., 239, 240 y 241. Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao Más detalles en: Secretaría del Congreso 1989. (Apartado de Correos 1270, E-43080 Tarragona).

INTERCAMBIO

INTERCAMBIO KOBIE (Serie Paleoantropología) LISTADO DE DIRECCIONES(*)

ALEMANIA FUNDBERICHTE AUS BADEN-WURTTEMBERG Landesdenkmalamt Baden-Württemberg ACTA PRAEHISTORICA ET ARCHAEOLOGICA Archaologische Bibliothek Museum für und frühgeschichte Schloss Charlottemburg Silberburgstr. 193 Langhansbau D 7000 Stuttgart 1 D-100 Berlín 19 / R.F. FUNDE UNO AUSGRABUNGEN IM BEZIRK TRIER ARBEITS-und forschungsberichte zur Rheinisches Landesmuseum Trier Sachsischen Bodenkmalpflege Bibliothek Landesmuseum für Vorgeschichte Ostallee 44 Ferschungestelle für die Bezirke 5500 Trier Dresden, Karl Marx Stadt und Leipzig 8060 Dresden, Japanisches Palais JAHRBUCH DES ROMISCH-GERMANISCHEN ZENTRAL MUSEUM ARBEITEN ZUR URGESCHICHTE DES MENSCHE Forschungsinstitut für vor-und Frühgeschichte UNIVERSITAT HAMBURG Ernst Ludwig Platz 2 Archaologisches lnstitut 6500 Mainz Arbeitsbereche lund 11 Johnsallae 35 D-200 Hamburg-13 JAHRESSCHRIFT Für MITTELDEUTSCHE VORGESCHICHTE ARCHAOLOGISCHE MITTEILUNGEN Landesmuseum für Vorgeschichte Aus Nordwestdeutschland Richard Wagner Str. 9/1 O Staatliches Museum Für Naturkunde und 4020 Halle J Saale Vorgeschichte 29 Oldenburg, Damm 40-44 MAINZER ZEITSCHRIFT Mittelrheinisches Jahrbuch für Archaologie, ARCHAOLOGISCHE NACHRICHTEN AUS BADEN Kunst und Geschichte lnstitut für-und Frühgeschichte der Universitiít Amt Mainz, Grosse Bleiche 49-51 Belfortstrasse 22 6500 Mainz 1 7800 Freiburg J BR. SENCKENBERGISCHE NATURFORSCHENDE BOREAS GESELLSCHAFT Archaologisches Seminar der Universitat Abt. Schriftwbtaush Münster Senckengerganlage 25 Domplatz 20-22 D-6 Frankfurt a.m. 1-6000 4400 Munster VEROFFENTLICHUNGEN DES MUSEUMS FUR UR-UND EARL V MAN NEWS FRUHGESCHICHTE POTSDAM lnstitut für Urgeschichte Branderburgisches Landesmuseum der Universitiít Tübingen Schloss Babelsberg 7400 Tübingen, Schloss 1591 Potsdam Hr. A. Saier / Bibliothek

ETHNOGRAPHISCH-ARCHAOLOGISCHE ZEITSCHRIFT Deutsche Staatsbibliothek (Tauschtelle) Postfach 1312 DDR-1086 Berlin

(*) El fondo bibliográfico procedente del intercambio de KOBIE, se ingresa en la Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia, y podrá ser consultado, una vez se lleve a cabo su clasificación y siglado. (N. de la R.) 224

AUSTRIA LINZER ARCHAOLOGISCHE FORSCHUNGEN Museum Linz AKTEN. Osterreichischen Archaologentatages lnnsbruck Bethlehemstrasse 7 Ósterreichisches Archaologisches lnstitut A-4020 Linz Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Franz Klein-Gasse 1/2 Stock MITTEILUNGEN DER PRAHISTORISTCHEN KOMMISSION 1190 Wien Bibliothek d. Osterreichischen Akademie der Wissenshaften ALMOGAREN Dr. lgnaz-Seipel Platz 2 lnstitutum Canarium 1010 Wien Postfach 48 5400 Hallein MONOGRAPHIEM Osterreichisches Archiiologisches lnstitut ANNALEN des Naturhistorischen Museums in Wien Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Serie A Schriftentausch Franz Klein-Gasse 1/2 Stock Naturhistorisches Museum 1190Wien Burgring 7 - Postfach 417 A-1014 Wien NACHRICHTEN 1.C. lnstitutum Canarium ARCHAOLOGENREGISTER ÓSTERREICHS Postfach 48 Osterreichisches Archaologisches lnstitut 5400 Hallein Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Franz Klein-Gasse 1/2 Stock SONDERSCHRIFTEN 1190 Wien Osterreichisches Archiiologisches lnstitut Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta BEIHEFTE Franz Klein-Gasse 1/2 Stock Osterreichisches Archaologisches lnstitut 1190 Wien Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Franz Klein-Gasse 1/2 Stock VERÓFFENTLICHUNGEN DER KOMMISSION 1190 Wien Für FRUHMITTEL ALTERFORSCHUNG Bibliothek d. Osterreichischen BEITRAGE Fr. lgnaz Seipel Platz 2 Osterreichisches Archaologisches lnstitut 1010 Wien Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Franz Klein-Gasse 1/2 Stock 1190Wien

BERICHTE UNO MATERIALEN Osterreichisches Archaologisches lnstitut Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Franz Klein-Gasse 1/2 Stock 1190 Wien BELGICA FORSCHUNGEN IN EPHESOS Osterreichisches Archaologisches lnstitut ANTHROPOLOGIE ET PREHISTORIE Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Societe Royale Beige D'Anthropologie Franz Klein-Gasse 1/2 Stock et de Prehistoire 1190 Wien Rue Vautier 29 1040 Bruxelles GRABUNGEN Osterreichisches Archaologisches lnstitut ARCHEOLOGIE ET DE PALEONTOLOGIE, Revue Bibliothek z. Hd. Frau Maria Boozenta Centre d'Arqueologie et de Paleontologie Franz Klein-Gasse 1/2 Stock Route d'Aywaille 106 1190 Wien 4170 Comblain - Au - Pont 225

ARCHEOLOGUES ET HISTORIENS D' ART DE LOUVAIN, CHECOSLOVAQUIA Revuedes Universite Catholique de Louvain ARCHEOLOGICKE ROZHLEDY Departament d'Archeologie et d'Histoire de Letenska 4 L'Art. Association des Diplomes Hist. Art. et Archeology. 11801 Praha College Erasme Place Baaise Pascal. 1 B. 1348 Louvain-La Neuve

ARCHEO-SITULA CEDARC (Centre d'Etudes et de Documentation Archeologiques). Musee du Malgre Tout 28 Rue de la Gara 5670 Treignes

ARTEFACTS ESPAÑA CEDARC (Centre d'Etudes et de Documentation "AL-BASIT" Serie Humanidades Archeologiques). Musee du Malgre Tout 28 Ruede la Gara Revista de Estudios Albacetenses 5670 Treignes (Instituto de Estudios Albacetenses de la Excma. Diputación de Albacete) "CATALOGUES D'EXPOSITION" Apartado 404 "DOCUMENT PEDAGOGIQUE" 02080 Albacete CEDARC (Centre d'etudes et de Documentation ALBERRI Archeologiques) 28 Ruede la Gare Centre d'Estudis Contestans 5670 Treignes Major, 5 03820 Cocentaina /Alicante INFOS-ARCHEO AL-QANNIS CEDARC (Centre d'Etudes et de Documentation Archeologiques). Musee du Malgre Tout Boletín de Taller de Arqueología de Alcañiz 28, Rue de la Gara CJ Torrecilla (Horno-Nuevo) 5670 Treignes Apartado 127 44600 Alcañiz - Teruel SOCIETE ROYALE BELGE D'Antropologie et de Prehistoire, Bulletin de la ANALES DE LA ACADEMIA DE CULTURA VALENCIANA Rue Vautier 29 Apartado 2260 B-1040 Bruxelles 46080 Valencia

SOCIETE ROYALE BELGE D'ETUDES GEOLOGIQUES ET ANALES DE ARQUEOLOGIA CORDOBESA ARCHAELOGIQUES, Bulletin de la Area de Arqueología "Les Chercheurs de la Wallonie" Facultad de Filosofía y Letras Secret. R. de Fauw Plaza del Cardenal Salazar, 3 Avenue Marce! Cools 22 14071 Córdoba B. 4400 Flemalle ANALES DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGIA Secretario de Publicaciones e Intercambio Científico Universidad de Murcia 30071 Murcia

ANTIGUEDAD Y CRISTIANISMO Director de Publicaciones e Intercambio Científico Universidad de Murcia 30071 Murcia 226

ASOCIACION CANTABRA PARA LA DEFENSA DEL ANTIOVITAS PATRIMONIO SUBTERRANEO (ACDPS) Museo Histórico Municipal Att. D. José León Carrera de las Monjas Apartado 685 14.800 Priego de Córdoba / Córdoba 39080 Santander

ANUARIO DEL SEMINARIO DE FILO LOGIA VASCA "JULIO ASOCIACION ESPAÑOLA DE AMIGOS DE LA UROUIJO" AROUEOLOGIA, Boletín Diputación Foral de Guipúzcoa Apartado 12403 Apartado 1792 Alcalá, 108 San Sebastián - Guipúzcoa Madrid

ARANZAZU, Revista AVRIENSE, Boletín Biblioteca Museo Arqueológico Provincial Santuario de Aránzazu Rua do Bispo Carrascosa, 1 20560 Oñate - Guipúzcoa Apartado 145 32080 Orense ARCHIVO ESPAÑOL DE AROUEOLOGIA BAETICA, Estudios de Arte, Geografía e Historia Centro de Estudios Históricos CSIC Opto. Arqueología Servicio de Publicaciones e Intercambio Duque de Medinaceli, 6 Científico de la Universidad Málaga 28014 Madrid Campus Universitario Teatinos Facultad de Letras ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA 29071 Málaga Servicio de Investigación Prehistórica BAJO ARAGON PREHISTORIA Diputación Provincial Corona, 36 Grupo Cultural Caspolino 46003 Valencia Apartado 9 50700 Caspe / Zaragoza "ARGENSOLA" "BOLSKAN", BERCEO Cuadernos Altoaragoneses del Trabajo Gobierno de la Rioja y "LA CARRASCA", Boletín de Información Instituto de Estudios Riojanos Instituto de Estudios Altoaragoneses Calvo Sotelo, 15 C/ del Parque, 1 O 26071 Logroño 22002 Huesca BIBLIOTECA MUSEO ARQUELOGIA, HISTO,RICO V ARKEOIKUSKA ETNOGRAFIA DE BILBAO Servicio Central Publicaciones Departamento de Arqueología Gobierno Vasco C/ La Cruz Duque de Wellington, 2 Bilbao 01011 Vitoria BOLSKAN AROUEOLOGIA, Revista de (Vid. Argensola) Zugarto Ediciones S.A. Pablo Aranda, 3 BRIGANTIUM 28006 Madrid Museo Arqueológico e Histórico Castelo de San Anton "AROUEOLOGIA CONQUENSE" Serie Apartado 2045 Delegación de Educación y Cultura 15080 La Coruña Museo de Cuenca C/ Obispo Valero, 12 16001 Cuenca 227

CAESARAUGUST A CUADERNOS DE DJVULGACION Institución Fernando El Católico Biblioteca de Urbanismo y Cultura Diputación Provincial de Zaragoza Academia Municipal de Urbanismo Plaza de España, 3 Ayuntamiento de Jerez de la Frontera 50004 Zaragoza Jerez de la Frontera

CARRASCA, LA, Boletín Informativo CUADERNOS DE PREHISTORIA V ARQUEOLOGIA (Vid. Argensola) Biblioteca Fac. de Filosofía y Letras Universidad Autónoma de Madrid CELTIBERIA Ciudad Universitaria de Canto Blanco 20849 Madrid Centro de Estudios Sorianos (Casa Cultura) Nicolás Rabal, 21 CUADERNOS DE PREHISTORIA V ARQUEOLOGIA So ria CASTELLONENSES

CENTRO DE ESTUDIOS BORJANOS Servicio de Investigación Arqueológica y Prehistórica Apartado 316 Avd. Cervantes, 13 pral. A Castellón de la Plana 50540 Borja J Zaragoza CUADERNOS DE PREHISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE CLASICOS DE LA ARQUEOLOGIA DE HUELVA GRANADA l L~

(Vid. Huelva Arqueológica) Departamento de Prehistoria Facultad de Filosofía y Letras CODEX AQVILARENSIS Universidad de Granada • l Centro de Estudios del Románico Granada Monasterio de Santa M.ª la Real 38400 Aguilar de Campo - Palencia CUADERNOS DE SECCION: Arqueología y Prehistoria Sdad. de Estudios Vascos COTAZERO Legazpi, 1 O Carrer de Miramarges s/n San Sebastián - Guipúzcoa 08500 Vic. - Barcelona "CUADERNOS DEL SUROESTE" CUADERNO DIVULGATIVO DEL MUSEO "CUADERNO DIVULGATIVO DEL MUSEO"

(Vid. Cuadernos del Suroeste) Museo Provincial de Huelva Al. Sundheim, 13 CUADERNO DE ESTUDIOS GALLEGOS 21003 Huelva

Apartado 26 CVPSELA CENTRE D'INVESTIGACIONS Santiago de Compostela ARQUEOLOGIQUES

CUADERNOS ABULENSES Casa de Cultura Gaspar i Casals, s/n Institución "Gran Duque de Alba" 17001 Girona Paseo dos de Mayo, 8 Diputación Provincial "EMPURIES" 05001 Avila "MONOGRAFIES ARQUEOLOGIQUES"

CUADERNOS AL TO ARAGONESES DE TRABAJO Museu Arqueologic (Vid. Argensola) Diputación de Barcelona Biblioteca CUADERNOS DE ARQUEOLOGIA DE DEUSTO Pare. de Montjuic 08004 Barcelona Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Prehistoria Apartado 1 Universidad de Deusto 48080 Bilbao 228

ESPACIO, TIEMPO Y FORMA EUSKERA Serie l. Prehistoria Azkue Biblioteca Serie 11. Historia Antigua Euskaltzandia Sr. Sergio Ripoll López Plaza Nueva, 5 Universidad Nacional Educación Distancia 48005 Bilbao Edificio de Humanidades Senda del Rey s/n EUSKO BIBLIOGRAPHIA 28071 Madrid Centro de Documentación Bibliográfica Vasca Apdo. 584 ESTRAT 01 080 Vitoria Revista de Arqueología, Prehistoria e Historia Antigua Sección d'Arqueología del C.E.C.I. "EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ASTURIAS" y Apartado 201 otros 08700 Igualada/ Barcelona Dña. M. del Pilar Noval Patrimonio Histórico ESTUDIOS DE ARQUEOLOGIA ALAVESA Consejería de Educación, Cultura, Deportes Instituto Alavés de Arqueología C/ Sol, 8 San Antonio, 41 (Biblioteca) Oviedo / Principado de Asturias 01 005 Vitoria EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA "ESTUDIOS DE LA ANTIGÜEDAD" (Vid. Noticiario Arqueológico Hispánico) "QUADERNS DE TRABALL"

Universidad Autónoma de Barcelona "EXCAVACIONES ARQUEOLOGIQUES a CATALUNYA" Servicio de Publicaciones (Att. Sr. Borfo) "TRIBUNES D'ARQUEOLOGIA" y varios más ... Apartado 20 Servei d'Arqueologia Bellaterra /Barcelona Generalitat de Catalunya CI Portaferrisa, 1 ESTUDIOS EXTREMEÑOS, Revista de 08002 Barcelona Diputación Provincial Núñez, 54 GALICIA Serie - Biblioteca de Divulgación 06071 Badajoz Universidad de Santiago de Compostela Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico ESTUDIOS MIRANDESES Campus Universitario Fundación Cultural Prof. Cantera 15701 Santiago de Compostela Cid, 2 Miranda de Ebro - Burgos GERION Departamento de Historia Antigua ESTUDIOS DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGIA Facultad de Geografía e Historia MADRILEÑAS Universidad Complutense de Madrid Amalia Pérez /Bibliotecaria Ciudad Universitaria Museos especializados 28040 Madrid Enrique D'Almonte, 1 20080 Madrid HABIS Secretariado de Publicaciones ESTUDIOS TOBARREÑOS, Revista de Universidad de Sevilla Avd. Guardia Civil, 94 San Fernando, 4 02500 Tabarra -Albacete Sevilla

ESTUDIS CASTELLONENCS HISPANIA ANTIGUA

Diputación Provincial Secretariado de Publicaciones e lnterc. Científico Servei d'Arxiu y Museu Facultad de Medicina Placa Aules, 1 Avda. Ramón y Caja\, 7 Castel lo Valladolid 229

"HUELVA ARQUEOLOGICA" MILIARIO EXTRAVAGANTE, El "CLASICOS DE LAARQUEOLOGIA DE HUELVA" D. Gonzalo Arias Diputación Provincial Casatuya Sección de Arqueología El Zabal Avda. M. Alonso Pinzón, 11 11300 La Línea (Cádiz) 21003 Huelva MONOGRAFIAS ARQUEOLOGICAS INDICE ESPAÑOL DE HUMANIDADES D. José Antonio Mínguez Serie B: Ciencias Históricas Biblioteca de Prehistoria y Arqueología Isabel Delgado Dpto. de Ciencias de la Antigüedad ISOC-lnstituto de Información y Documentación en Ciencias Facl. Filosofía y Letras Sociales y Humanidades Universidad de Zaragoza-Cdad. Universidad Pinar, 25-3.ª planta 50009 Zaragoza 28006 Madrid MONOGRAFIAS DEL MUSEO ARQUEOLOGICO DE INSTITUCION CULTURAL DE CANTABRIA VALLADOLID Diputación Regional de Cantabria Museo Arqueológico Provincial Juan de la Cosa, 3- 3 dra. Plaza de Fabio Nelli, 1 39004 Santander Valladolid

INSTITUCION FERNAN GONZALEZ, Boletín MONOGRAFIES ARQUEOLOGIQUES Diputación Provincial Museo Arqueología Apartado 2 Diputación de Barcelona-Biblioteca 09080 Burgos Pare. de Montjuic 08004 Barcelona KAITE MUNIBE Grupo Espeleológico Edelweiss Diputación Provincial de Burgos Sdad. de Ciencias Aranzadi Burgos Plaza l. Zuloaga 20003 San Sabastián-Guipúzcoa KALATHOS MUSEO ARQUEOLOGICO Seminario de Arqueología y Etnología Turolense Colegio Universitario Diputación Provincial de Alicante Apartado 1 Avda. de la Estación, 6 44080 Teruel 03071 Alicante

LAIETANIA MUSEO ARQUEOLOGICO MUNICIPAL Museu Comarcal del Maresme Jaime 11n.º3 El Carrero, 17-19 03660 Novelda - Alicante 08301 Matará MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, Boletín MARIA CALLEJA FERNANDEZ C/ Serrano, 13 Jefe Obra Cultural 28001 Madrid Caja España Plaza España, 13 MUSEO DE PONTEVEDRA, El 47001 Valladolid Apartado 104 Pontevedra MEMORIAS DE HISTORIA ANTIGUA Universidad de Oviedo MUSEO PROVINCIAL DE LUGO, Boletín de Servicio de Public. e Intercambio Plaza de la Soledad n. 7 e/ Cárdenas Cienfuegos 27001 Lugo 33007 Oviedo 230

MUSEO DE ZARAGOZA, Boletín SEMINARIO DE ESTUDIOS DE ARTE Y ARQUEOLOGIA (B.S.A.A.), Revista del Diputación General de Aragón Museo de Zaragoza Universidad de Valladolid Apartado 848 Facultad de Filosofía y Letras Zaragoza Plaza de Sta. Cruz, 6 47002 Valladolid NIVEL CERO SERIE ARQUEOLOGICA Grupo Arqueológico "Attica" Apartado 2289 Academia de Cultura Valenciana 39080 Santander Sección de Prehistoria y Arqueología Apartado 2260 "NOTICIARIO ARQUEOLOGICO HISPANICO" 46080 Valencia "PREHISTORIA" "EXCAVACIONES ARQ. EN ESPAÑA" SERIE HISTORICA Ministerio de Cultura Dir. Gral. B. Artes y Archivos Real Academia Cultura Valenciana Departamento Arqueología Apartado 2260 S. Mateo, 13 46080 Valencia 28004 Madrid "SERIE DE TRABAJOS VARIOS" POLIS, Revista Servicio de Investigaciones Prehistóricas Universidad de Alcalá de Henares Diputación Provincial Facultad de Filosofía y Letras Corona, 36 Seminario de Historia Antigua 46003 Valencia C! Colegios, 2 28801 Alcalá de Henares SERVICIO DE ARQUEOLOGIA MUNICIPAL Ayuntamiento de Crevillente PREHISTORIA Mayor, 9 (Vid. Noticiario Arqueológico Hispánico) 03330 Crevillente - Alicante

QUADERNS SOCIETAT ARQUEOLOGICA LULLIANA, Boletín (Vid. Estrat) Carrer Monti-Sion, 9 07001 Ciutat Mallarca - Baleares QUADERNS DE TRABALL TABONA (Vid. Estudios de la Antigüedad) Servicio de Publicaciones REAL ACADEMIA DE CORDOBA DE CIENCIAS, BELLAS Universidad La Laguna ARTES Y NOBLES ARTES, Boletín San Agustín, 30 38071 La Laguna - Tenerife C/ Ambrosio de Morales, 9 14003 Córdoba "TRABAJOS DE ANTROPOLOGIA" SAGUNTUM LABORATORIO DE ARQUEOLOGIA Dr. Daniel Turban Secc. Antropología, Opto. Biología Animal Departamento de Prehistoria Facultad de Geografía e Historia Fac. de Biología, Universidad Barcelona Avda. V. Blasco lbáñez, 28 Avda. Diagonal, 645 4601 O Valencia 08028 Barcelona SAUTUOLA, Revista TRABAJOS DE ARQUEOLOGIA NAVARRA Museo Regional de Prehistoria y Arqueología. Biblioteca Fondo Publicaciones del Gob. Navarro Diputación Regional de Cantabria Sección Intercambio Bibliográfico Santander Navas de Tolosa, 21 31002 Pamplona - Navarra 231

TRABAJOS DEL MUSEO ARQUEOLOGICO DE IBIZA CONTEXT

Vía Romana, 31 Stone Science Libray Eivissa (Baleares) College of Liberal Arts Boston University TRABAJOS DE PREHISTORIA 675 Commonwealth Av. Room 440 Boston, Mass. 02215 CSIC, Centro de Estudios Históricos Mr. David Sauer, Librarían Serrano, 13 28001 Madrid EXPEDITION

TRIBUNES D'ARQUEOLOGIA Museum Library The University Museum (Vid. Excavaciones Arqueológicas en Catalunya) 33rd and Spruce Streets Philadelphia, PA 19104-6324 TURIASO

Servicio de Publicaciones MASCA RESEARCH PAPERS Centro de Estudios Turiasonenses In Sciences and Archaelogy Apartado 39 Series Editor, Kathleen Ryan 50500 Tarazana - Zaragoza The University Museum The University of Pennsylvania VERDOLAY, Revista 33rd and Spruce Sts, D. José Miguel García Cano Philadelphia, Pa 19104-6324 Director Museo Murcia Alfoso X n.º 5 MVSE 30008 Murcia Museum of Art and Archaelogy University of Missouri. Columbia ZEPHYRUS, Revista 1 Pickard Hall Servicio de Publicaciones Columbia, Missouri 65211 Apartado 325 37080 Salamanca THE LIBRARY OF CONGRESS Exchange and Gift Division Washington, DG 20540

ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

AMERICAN JOURNAL OF ARCHAEOLOGY FRANCIA Archaeological lnstitute of America 675 Commonwealth Avenue ARCHEOLOGIE EN AQUITAINE Boston, Ma 02215 Association des Archeologues d'Aquitaine Ministere de la Culture ART ANO ARCHAEOLOGY TECHNICAL ABSTRACTS Direction des Antiquites Historiques (AATAI D'Aquitaine Getty Conservation lnstitute 6 bis, Cours de Gourgue 4503 Glencie Av. 33074 Bordeaux Cedex Marina del Rey, Calf. 90292-6537 ARCHEOLOGIE EN LANGUEDOC Federation Archeologique d'Herault Musée Archeologique 34970 Lattes 232

ARCHEOLOGIE DES PYRENEES OCCIDENTALES, Revue L'ANTHROPOLOGIE Grupe Archeologique des Pyrenees Occidentales lnstitut de Paleontologie Humaine P. Dumontier 1 Rue René-Panhard Ruede l'Eglise 75013 Paris 64350 Anoye LAPMO TRAVAUX- Bibliotheque ARCHEOLOGIQUE DU VEXIN FRANCAIS, Bulletin Laboratoire d'Anthropologie et de Centre de Recherches Archeologiques du prehistoire des Pays de la Mediterranea Vexin Francais (Lapmo) Occidentale 3 rue Madame Universite de Provence- Centre d'Aix Guiry en Vexin 29 Av. Robert Schuman 95450 Vigny 13621 Aix en Provence

ARCHIVES D'ECOLOGIA PREHISTORIOUE LORMONT E.H.E.SS 34, Rue Jean ltey 56 rue du Taur 33310 Lormont 31000 Toulouse MEMOIRES DE L'l.P.A.A.M. ANTIOUITES NATIONALES lnstitut de Prehistoire et d'Archeologie Musee des Antiquites Nationales des Alpes-Maritimes B. Postale 30 44 boulevard Auguste-Raynaud 78103 Saint-Germain en Laye, Cedex 06100 Nice

CAHIERS DU VITREZAIS, Les MINISTERE DE LA CULTURE Centre National de Prehistoire Librairie du Glorit 38 Rue du 26 R.I. 20, Cours Pasteur 24000 Perigueux 33000 Bordeaux

MONDE COPTE, Le CONTRIBUTIONS ETTRAVAUX DE L'INSTITUT D'HISTOIRE ROMAINE Revue de Culture egyptienne 5, Rue Champollion Universite des Sciences Humaines 87000 Limoges 22, rue Descartes 67.000 Strasbourg MUSEE BASQUE, Bulletin de ETUDES D'ANTIOUITES AFRICAINES 1, Rue Marengo 64100 Bayonne Monographies C.N.R.S. Recherche d'Antiquites Africaines PREHISTOIRE ARIEGEOISE Universite de Provence 29 Avenue Robert Schuman Mr. Jean Clottes 13621 Aix en Provence Société Prehistorique Ariége-Pyrénées 11 Rue du Foureat FRANCIS SIGNALETIQUE, Bulletin 09000 Foix Prehistoire et Protohistoire PYRENEES Centre National de la Recherche Scientifique lnstitut de l'information scientifique Musee Pyreneen et Technique Sciences Humaines et sociales Chateau-Fort 54 Bd. Raspil 75270 65100 Lourdes Paris Cedex 06 SOCIETE ARCHEOLOGIOUE D'EURE ET LOIR, GROUPE VENDEN D'ETUDES PREHISTORIOUES, Bulletin Bulletin de la 9, Impasse Callot Soc. Archeologique d'Eure et Loir 85000 La Roche Sur Yon 1 rue Jehan-Pocquet 28000 Chartres 233

SOCIETE DE BORDA, Bulletin de la HUNGRIA 27, rue Cazade 40100 Dax ALBA REGIA lstvan Kiraly Muzeum SOCIETE D'ETUDES SCIENTIFIOUES DE L'AUDE, Bulletin PF 12 dela H-Szekesfehervar 1 89 rue de Verdun 11000 Carcassone ACTA ANTIGUA Magyar Tudomanyos Akademia Konyvtara SOCIETE D'HISTOIRE ET D'ARCHEOLOGIE DE VICHV ET Exchange Dept. DES ENVIRONS, Bulletin V. Akademia u. 2 Bibliotheque Municipale Valery Larbaud 1361 Budapest, Pf 7 106/11 O Rue du Marechal-Lyautey B.P. Nº 67 03203 Vichy Cedex

TERRA NOSTRA PRADA Centre d'Etudes Prehistoriques Catalanes Universite de Perpignan Chemin de Passio Vella 66025 Perpignan Cedex INGLATERRA TRAVAUX Societe d'Etudes et de Recherches ANTIOUARIES JOURNAL, The Prehistoriques Les Eyzies M.M. Abad Society of Antiquaries of London 16, Avenue de Verdun Burlington House, Piccadilly 46200 Souillac London, W1V OHS

TRAVAUX DE PREHISTOIRE CATALANE BIBLIOGRAPHV OF PERIODICAL LITERATURE Centre d'Etudes Prehistorique Catalans Society of Antiquaries of London Université de Perpignan Burlington House, Piccadilly Chemin de Passo Vella London W1 V OHS 66025 Perpignan Cedex BRITISH MUSEUM (NATURAL HISTORV): GEOLOGV SERIES, Bulletin the Acquisitions Section, Departament of Library Services British Museum (Natural History) Att. Mrs. Zara Frankiel Cromwell Rd London 5 W7

INSTITUTE OF ARCHAEOLOGV, Bulletin HOLANDA Exchange Dpt. The Librarían lnstitute of Archaelogy BERICHTEN R.O.B. 31-34 Gordon Sq. Rijksdienst voor het Oudheidkundig London WC1 H OPY Bodemonderzoek Kerkstraat 1 3811 Ov Amersfoort 234

IRAK MUSEO CIVICO ARCHEOLOGICO ETNOLOGICO Piazza S. Agostino SUMER Modena 41100 Journal of Archaeology and History in lrak, Ministry of Culture & lnformation ORIGINI State Organization of Antiquities & Via Palestra 63 Heritage, Sa\hyia, Karkh. Mathaf Sq. 00185/Roma Baghdad PALETNOLOGIA STALIANA, Bulletino y otros Museo Preistorico ed Etnografico Via Lincoln. 1 00144 Roma

PREHISTORIA ALPINA Museo Tridentino di Scienze Naturali Via Ca\epina. 14 C.P. 393 ITALIA 38100 Trento

"AD OUINTUM", Ouaderni OUADERNI Gruppo Archeologico "Ad Ouintum" (Vid. Ad Ouintum) Secretaria Carmen Staropoli- Via Pergolesi, 1O OUADERNI DELLA SOPRINTENDENZA 10154 Torino ARCHEOLOGICA DEL PIEMONTE Ministerio peri Beni Culturali e Ambientali ANNALI ARCHEOLOGIA E STORIA ANTICA Piazza S. Giovanni 2 Instituto Universitario Orientale Torino Dipartimento di Studi del Mondo C\assico e del Mediterraneo Antico SCIENZE PREISTORICHE, Rivista di Piazza S. Domenico Maggiore Via S. Egidio 21 80133 Napoli 50122 Firenze

ANNALI DELLA SCUOLA NORMALE SUPERIORE DI PISA SOCIETA SAVONESE DI STORIA PATRIA Piazza del Cavalieri 7 Casella Postale 258 56100 Pisa 17100 Savona Sv

ANNALI FACOLTA DI LETTRE E FILOSOFIA STUDI LIGURI, Revita di Universita degli Studi di Macerata Instituto lnternazionale di Studi Liguri Biblioteca-Intercambio Museo Bicknell Via Don Minzoni Via Romana 39 bis 62100 Mace rata 18012 Bordighera

ARCHIVIO DI TIPOLOGIA ANALITICA Universita degli Studi di Siena Dipartimento di Archeologia e Stori delle Arti. Sezione di Prehistoria Via delle Cerchia 5 53100 Siena

ATTI E MEMORIE Societa Savonese di Storia Patria Casella Postale, 258 17100 Savona 235

JAPON ETUDES ET TRAVAUX D'ARCHEOLOGIE MAROCAINE (Vid. Bulletin d'Archeologie Marocaine) THE CENTRE FOR EAST ASIAN CULTURAL STUDIE THE TOVO BUNKO VILLES ET SITES ARCHEOLOGIQUES DU MAROC Honkomagone 2. chame, 28-21 (Vid. Bulletin d'Archeologie Marocaine) Bunkyo-ku, Tokyo 113

MEXICO JORDANIA ANALES DE ANTROPOLOGIA ACOR (American Center of Oriental Research) Newsletter Instituto de Investigaciones Antropológicas P.O. Box, 2470 Departamento Publicaciones Amman Ciudad Universitaria Delegación Coyoacan Mexico D.F. 04510

LIECHTENSTEIN

JAHRBUCH DES HISTORISCHEN VEREINS FÜR DAS MONACO FÜRSTENTUM LIECHTENSTEIN Historischer Verein, c/o Landesbibliothek MUSEE D'ANTROPOLOGIE PREHISTORIQUE 9490 Vaduz DE MONACO, Bulletin du 50 bis, Boulevard de Jardin exotique MG 98000/Monaco

MARRUECOS

ARCHEOLOGIE MAROCAINE, Bulletin d' NORUEGA lnstitut National des Sciences de L'Archeologie et du patrimoine SPOR Av. John Kennedy-Route des Zaers Fakultet for Arkeologi og Kulturhstori B.P. Souissi Vitenskapsmuseet Bibliotheque-Exchange Erling Skakkes gt 47 Rabat 7013 Trondheim 236

POLONIA ANTROPOLOGIA PORTUGUESA Museo e Laboratorio Antropolgico ARCHAEOLOGIA POLONA Biblioteca Instituto Antropologico lnstitut Historii Kultury Materialnej Universidad de Coimbra PAN. Biblioteka 300 Coimbra UI. Swierczewskiego 105 00-140 Warszawa ARQUEOLOGIA Grupo de Estudos Arqueologicos do Porto uFONTES ARCHAEOLOGICI POSNANIENSES" Rua Antonio Cerdoso 175 "STUDIES IN AFRICAN ARCHAEOLOGV" 4100 Porto Seria Archeologia Biblioteka Naukowa ARQUEOLOGO PORTUGUES, O MUSEU NACIONAL DE Muzeum Archeologiczne ARQUEOLOGIA E ETNOLOGIA 61-781 Poznan, U1 Wodna 27 Pac;:a do Imperio Belem MATERIALV ARCHEOGICZNE 1400 Lisboa MUZEUM ARCHEOLOGICZNE - Biblioteka ul. Senacka, 3 ARQUIPELAGO: HISTORIA E FILOSOFIA 31-032 Krakow UNIVERSIDADE DOS A~ORES Servicos de Documentacao/lntercambio PRACE ARCHEOLOGICZNE Apartado 1422 Uniwersytet Jagiellonski 9502 Ponta Delgada/Acores 1nstitut Archeologii Ulica Gobebia, 11 ARQUIVO DE CASCAIS Colegium Minus Biblioteca Condes de Castro Guimaraes 31-007 Krakow Camara Municipal de Cascais Av. Rei Humberto 11 de Italia SILESIA ANTIQUA 2750 Cascais Rooznik Muzeum Archeologigznego UI. Kazimierza Wielkiego 35 BIBLIOTECA NACIONAL 50077 Wroclaw Servicio de Tracas lnernacionais Campo Grande 83 STUDIES IN AFRICAN ARCHAEOLOGV 1751 Lisboa/Codex (Vid. Fontes Archeologici) "CONIMBRIGA" FICHERO EPIGRAFICO Instituto de Arqueologia Faculdade de Letras R. de Sub-Ripa 1 3000 Coimbra

CUADERNOS DE ARQUEOLOGIA Museu D. Diego de Sousa Av. Central 32 PORTUGAL 4700 Braga

ALMANSOR ESTUDOS E MEMORIAS Camara municipal de Montemor-o-Novo Centro de Arqueología e Historia Biblioteca Municiapl Unidade de Arqueología Terreiro de S.Joao de Deus A.C. Prof. Dr. Victor S. Goncalves 7050 Montemor-o-Novo Faculdade de Letras 1699 Lisboa Codex 237

EVPHROSVNE VIPASCA, Arqueología e Historia Instituto Nacional de lnvestigac;ao Científica Unidade Arqueologica de Aljustrel Centro de Estudios déssicos Biblioteca de Cámara Municipal Faculdade de Letras de Lisboa 7600 Aljustrel Ciudade Universitaria 1699 Lisboa Codex

"LEBA

Instituto de lnvestigac;ao Científica Tropical Centro Documentac;:ao e lnformac;ao do 1.1.C.T. Rua Jan 47 1300/Lisboa

MINIA RUMANIA Associacao para a Defensa, Estudo e Divulgacao do Patrimonio Cultural ARCHEOLOGIA MOLDOVEI Apartado 78 lnstitutul de Archeologie lasi 4700 Braga Str. Lascar Catargi nr. 18 lasi 6600 PORTUGALIA

Instituto de Arqueología BIBLIOTECA CENTRALA DE STAT A Faculdade de Letras REPUBLICll SOCIALISTE Rua Campoalegre 1033 Serviciul Shimb cu Strainatase 41 DO/Porto Strade Ion Ghica Nr. 4- Sector 3 Bucuresti-70018 PORTUGUESA DE FILOLOGIA, Revista

Instituto de Lingua e Literature Portuguesa DACIA Faculdade de Letras de Universidade de Rompresfilatelia Coimbra Sectorul Export- lmport Presa 3049 Coimbra Codex B. Postale 12-201-Calea Grivitei 64·64 Bucarest SETUBAL AROUEOLOGICA Museu de Arqueología e Etnografia da Junta Distrital de Setúbal Avda. Luisa Todi 162 Setúbal

SINTRIA Revista do Gabinete de Estudos de Arqueología, Arte e Etnografía Museu Regional de Sintra Praca da Republica 23 271 O Sintra RUSIA

TRABALHOS DE ANTROPOLOGIA E ETNOLOGIA THE LIBRARV OF THE ACADEMV OF THE USSR Sociedade Portuguesa do Antropología e Etnología Exchange Department Faculdade do Ciencias-Universidad do Porto Birgevaja Linia 1 Praga Gomes Teixeira 199034 Leningrad 4000 Porto

TRABALHOS DO INSITUTO DE ANTROPOLOGIA Dr. Mendes Correa Faculdade de Ciencias Universidade de Porto 4000 Porto 238

SUIZA EX-YUGOSLAVIA

"JAHRBUCH SGUF/Annuaire" ARHEOLOSKI VESTNIK (Acta Archaeologica} Societe Suisse de Prehistoire et d'Archaeologie Biblioteka Slovenske Akademije Zmanosti Petersgraben 9-11, case postale in Umetnosti CH-4001 Bale Novi TRG, 4-5 Postni Predal 323 JAHRESBERICHT 61001 Ljubljana Library/Dpt. Exchange DI ADORA Schweizerisched Landesmuseum Postfach 6789 Arheoloski Muzej 8023 Zurich Biblioteka Trg. Opatice Cike VERHANDLUNGEN DER NATURFORSCHENDEN 57.000 Zadar - Republica Hrvatska GESELLSCHAFT IN BASEL GLASNIK ZEMALJSKOG MUZEJA BOSNE 1 HERCEGOVINE Offentliche Bibliothek der Universitat Basel U SARAJEVU Erwerbung / Tausch Schonbeinstrasse 18-20 Serie: Arheologija 4056 Basel Vojvode r. Putnika br. 7 71000 Sarajevo ZEITSCHRIFT FUR SCHWEIZERISCHE ARCHAOLOGIE UNO KUNSTGESCHICHTE VJESNIK Library/Dpt. exchange Za Archeologiju i historiju Dalmatinsku Scheweizerisches Landesmuseum Arkeoloski Mujez Postfach 6789 Zrinsko-Frankopanska 25 8023 Zurich P.P. 15 58000 Split