70 Años De Hazañas Deportivas 70 Años De Hazañas Deportivas
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70 años de hazañas deportivas 70 años de hazañas deportivas Curaduría de Cristobal Guerra 70 años de hazañas deportivas EDITOR GENERAL Sergio Dahbar ASESOR EDITORIAL Cristobal Guerra EDITOR Rafael Osío Cabrices «...No estoy seguro de si [esto] Diseño Jaime Cruz hace de mí un humanista o un voyeur» INVESTIGACIÓN FOTOGRÁFICA Vasco Szinetar INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL Florianna Blanco da Fino DIGITALIZACIÓN Betzaida Sánchez FOTOS DE PORTADA John Schulian, periodista deportivo Motovelocidad Caracas AFP Photo/Luis Robayo AGRADECIMIENTOS Yulimar Surita y todo el equipo del archivo de El Nacional Oswaldo Hernández Gaby Contreras Producción © Grupo Editorial Cyngular Depósito legal: If19020137961705 ISBN: 978–980–7212–28–1 Impreso en La Galaxia Impreso en Venezuela Printed in Venezuela # Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares de copy- right, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. 8 9 PRESENTACIÓN Juan Carlos Escotet Rodríguez Entre las hazañas, quizás sean las deportivas las más accesibles y universales. El hallazgo de un científico como Alexander Fleming, que descubre la peni- cilina y logra así que la vida humana se prolongue; o la proeza de un escritor como Cervantes, cuya obra define la conformación y destino de la lengua es- pañola; o el genio del pintor Caravaggio, que incorpora el claroscuro al modo otto greule jr./getty images/afp de ver de la civilización, todas son contribuciones enormes que aparecen para cambiar el curso de la historia y de la relación del hombre con su entorno. Pero a menudo ocurre que estas hazañas extraordinarias no son reconocidas en un primer momento. A lo largo de los siglos, una y otra vez, se ha repetido el expediente: personas que han logrado avances determinantes para el bien- estar o el progreso de la condición humana, mueren incomprendidas, cuestio- nadas o perseguidas. El poder que castigó los descubrimientos de Galileo Ga- lilei o que enjuició a Sócrates, nos recuerdan que, a menudo, los hombres más notables son condenados al ostracismo o a la muerte. Hace unos veinticinco siglos, aproximadamente, la Humanidad conoció el milagro de lo que hoy llamamos la Grecia clásica: no un simple florecimiento sino el salto más allá de toda comprensión y todo cálculo, en el arte de gober- nar, en la creación de instituciones, en el pensamiento filosófico, en las artes, la retórica, el comercio, el teatro, en las prácticas deportivas y en tantos otros saberes. Aquellos hombres produjeron conocimientos, ideas y experiencias de un modo desconocido hasta entonces. Ese momento, que ha sido llamado ‘el milagro griego’, no ha dejado de influir en nuestra comprensión del mundo y en nuestro trato con las personas y con la sociedad. Con frecuencia olvidamos que la Grecia clásica era una cultura de competido- res. Buena parte de las prácticas públicas eran sometidas a recurrentes compe- tencias. Los juegos Olímpicos, de los que tanto escuchamos, eran apenas uno Félix Hernández al final de su juego perfecto para los Mariners de Seattle. Fue una de las resonantes hazañas deportivas de 2012 de los torneos de carácter panhelénico que se realizaban. Las competencias no se limitaban a los deportes. También había concursos de poesía, música, tea- tro y retórica. La vida cotidiana, para muchos de los ciudadanos más destaca- dos, consistía en prepararse para la siguiente competición. 10 70 AÑOS DE HAZAÑAS DEPORTIVAS 11 El espíritu de la competencia y la hazaña deportiva, tal como la conocemos, PRÓLOGO proviene de esa Grecia de hace 25 siglos. El cultivo de las potencialidades de lo Francisco Suniaga corporal, la creación de disciplinas atléticas con reglas comunes para todos los participantes, la escenificación como un principio esencial del hecho deporti- vo, la incorporación del público como agente clave para el estímulo de los atle- tas, son conceptos y soluciones provenientes del núcleo de la cultura helénica. Si la gloria de las conquistas deportivas de los pueblos de la Tierra se repartie- Y es aquí donde conectamos con la primera parte de estas líneas: que desde un ra según criterios de justicia, todos los seres humanos recibirían las mismas primer momento los deportes fueron concebidos en relación con unos especta- alegrías por los triunfos de héroes que sienten suyos. Mejor aún, vivirían esa dores, es decir, como espectáculo. Desde siempre, cuando un atleta o un grupo experiencia en la infancia, la época justa para atesorar la gesta en la memoria de atletas aparecen en un campo de competencia, además de medirse con un y convertirla luego en un dulce recuerdo. Es durante esa tierna edad que el de- adversario o rival, también sale a vérselas con el público. La historia de las seo de ver coronada a la divisa, o al compatriota, o a las selecciones de la pa- prácticas deportivas es una historia de la popularidad, una trama que habla tria en el plano internacional se disfruta mucho más porque se confunde con del vínculo entre el deporte y su público. A diferencia de las científicas o artís- el sueño secreto de cada infante: ser precisamente él quien en un paréntesis ticas, las hazañas deportivas lo son con respecto a un espectador que, sin ser maravilloso realizó la hazaña que hizo feliz a mucha gente. Después los años él mismo un deportista, es capaz de maravillarse por el logro alcanzado. matan esas ensoñaciones y, aunque sean muy alegres, las victorias no contie- nen los sueños de la niñez. 70 años de hazañas deportivas es testimonio de muchas cosas apreciables: de los logros que individuos o equipos venezolanos han obtenido desde 1941 a es- La gloria de los triunfos no alcanza a todos los humanos porque el deporte es tos tiempos; de la vitalidad del periodismo deportivo que ha sabido dar cuenta competencia y Temis no es la única diosa del Olimpo interesada en sus resul- del sentido y de la especificidad de cada hazaña; y, por supuesto, de la vibra- tados: ganará el mejor, el citius, altius, fortius que proclamaban los antiguos ción y la alegría con que los públicos de varias generaciones han retribuido a griegos. El problema con esa realidad para un país como Venezuela es que los los atletas por los triunfos obtenidos, dentro y fuera de Venezuela. más aptos y mejor preparados suelen ser quienes de manera más consisten- te han tenido suficientes recursos materiales asegurados para la práctica de En ese sentido, 70 años de hazañas deportivas es una recopilación de emocio- los deportes: los atletas de aquellas organizaciones o países cuyos niveles de nes. Sus páginas, ahora o dentro de algunos años, nunca perderán el carácter desarrollo económico y cultural son superiores al promedio de la humanidad. de recorrido por las alegrías comunes de los venezolanos. El anhelo presente Así, los venezolanos, ciegos militantes de la mayoría mundial rezagada, somos en su recorrido, es de algún modo una aspiración profunda de Banesco: que invitados raros en el podio de los triunfos deportivos mundiales. Pero algunos Venezuela sea una emoción donde cada día podamos encontrarnos los venezo- hemos conquistado y muchos venezolanos han tenido la fortuna incluso de vi- lanos. virlos y soñarlos en el transcurso de su infancia. Al revisar la lista de hazañas deportivas nuestras en este libro, lo primero que me ha impactado ha sido precisamente eso, que ninguna ocurrió durante mi infancia y que comparto esa sequía con toda una generación. Las hazañas deportivas de atletas venezolanos que he conocido a lo largo de mi existencia ocurrieron cuando ya la infancia había quedado atrás, o pertenecían al pasado y habían llegado a mí por vía de las narraciones orales de la gente adulta. Como cualquier libro que compendie una lista de elementos de cualquiera ín- dole, muchos lectores llegarán a la conclusión de que no están incluidas aquí 12 70 AÑOS DE HAZAÑAS DEPORTIVAS Prólogo 13 algunas hazañas que considera debían estar, y que, por el contrario, sí están do el nombre del “Chino” Canónico –quien ganó cinco juegos, incluidos dos a algunas otras que no valora como tales. Ese debate íntimo que seguramente los cubanos–. Así nos enteramos de esos mitos paralelos que se crean al tiem- librará cada lector con los editores de esta obra, añade un elemento imprescin- po que la hazaña: cómo el equipo criollo superó las “trampas” de los antilla- dible y enriquecedor del deporte: el disenso; todos tenemos nuestros héroes y nos, quienes además de manipular la programación, le negaron a Venezuela el hazañas favoritas. estadio para practicar antes del juego decisivo, por lo que debieron realizar las prácticas en una playa. Igual nos informamos de las audacias, no exentas de Este libro no solo generará ese debate, también constituye una invitación a heroicidad, que padres y abuelos hicieron para, con los escasos medios radio- evocar aquellas hazañas deportivas que nunca fueron, las que se quedaron fónicos de la época, poder seguir las incidencias del torneo, y, a su manera y truncas y nos rompieron el corazón. Como no recordar aquellos triunfos de con ese aporte, participar en la leyenda. De esa manera sencilla y popular, ve- Venezuela que estaban al alcance de la mano y que la diosa Fortuna negó en nezolanos de distintos tiempos llegamos a sentirnos parte de algo muy grande, el último minuto. Triunfos que de manera súbita fueron trocados por derrotas algo sublime que nos alcanzaba por la simple y hermosa casualidad de haber –situación trágica que nos es más familiar– y que por siempre han teñido de nacido en esta tierra. melancolía la relación de muchos venezolanos con el deporte. Andrés Eloy Blanco, en su memorable discurso de salutación a los héroes del Más allá de cualquier discusión, y he allí su grandeza, el deporte venezolano 41 en el Estadio Nacional de El Paraíso, dejó claro por qué aquella hazaña, también nos ha deparado ratos de infinita alegría, logros que están por encima como ninguna otra hasta ese momento en nuestra historia, constituía un hito de cualquier división y nos unen en el plano de las emociones más que cual- en la venezolanidad.