Historia De Los Dominios Españoles En Oceanía, Filipinas
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HISTORIA DE LOS DOMINIOS ESPAÑOLES EN OCEANIA TTÏ HISTORIA D E L O S EN OCEANIA FILIPINAS POR EL :-3Diputado y Gobernador Civil de la provincia de Snlacán. MkMhh 1895 I mprenta de D. J. A tayde y Comp. A CARGO DE D. I. REGALADO Calle Echagüe núm. 24—Quiapo Es propiedad del autor Todos los ejemplares lleva; la contraseña. GOBIERNO GENERAL DE FILIPINAS Secretaria. Sección 2.a— Negociado.— Ntím.— Excmo. Sr.— El Ex- ceientísimo Sr. Gobernador general, se ha servido decre tar con esta fecha lo siguiente:— Vista la instancia pro movida por D. José de Alcázar, Gobernador Civil de Bu- Iacán, en solicitud de autorización para imprimir y publi car una obra de que es autor, con el título Historia de hs dominios españoles en Oceania, este Gobierno Gene ral viene en acceder á lo solicitado.— Lo que tenga el gusto de trasladar á V. E. de orden de la expresado Superior Autoridad, para su conocimiento y fines corres pondientes.— Dios guarde á V. E. muchos años.— Manila 24 de Octubre de 1895.— José J. Bolívar.— Excmo. Se ñor D. José de Alcázar, Gobernador Civil de Bulacán. DIRECCION GRAL. DE ADMINISTRACION CIVIL DE LAS ISLAS FILIPINAS. Sección de Fomento.— Negociado de Instrucción pu blica.— Excmo. Sr.— El Excmo. Sr. Gobernador General se ha servido decretar con fecha 8 del actual, lo siguiente:— Visto el expediente instruido sobre la conveniencia de que el libro titulado Historia de la dominacibti española en Ocea nia, de que es autor el Excmo. Sr. D. José de Alcázar, Gobernador Civil de Bulacán, sea declarado de texto para las escuelas públicas del Archipiélago.— Considerando que, oida la comisión superior de Instrucción primaria, ha opi nado que podía hacerse la mencionada declaración, pré- vio dictámen de la censura, el cual fue favorable, por lo que se autorizó al expresado Sr. de Alcázar en 24 de Octubre último para imprimir y publicar el libro de re ferencia.— Este Gobierno General, dé conformidad con lo propuesto por la Dirección General de Administración Civil y en uso de las facultades que le competen, viene en declarar de texto para las escuelas públicas de estas islas el libro titulado Historia de la dominación española en O ceania, de que es autor el Excmo. Sr. D. José de Alcázar.— Lo que traslado á V. E. para su conocimiento, satisfacción y efectos.— Dios guarde á V. E. muchos años. — Manila 9 de Noviembre de 1895.—J. Bores.— Exce lentísimo Sr. D. José de Alcázar, Gobernador Civil de Bulacán. tí/kí 8xcm-o. ij/ lltwno. HIO Jf oja— letia, ¿ríiV.joliï io de- oAlc am fa. tln Miro dedicado d difundir la enseñanza de las glorias de España y los grandes ser - vicios de las Ordenes monásticas en el ¿j-rchi- piélagOj no dele ser homenaje sino al sálio ó ilustre varón c¡%to hoy dirige¿ por fortuna de todosf la iglesia filipina. Acéptelo V. S. como testimonio de la respe tuosa consideración y amistad de S. S. 'jJcóó ele ^/t'lcd^ciT. PROLOGO Escribo estas líneas, que por determinadas circunstancias, y bien á mi saber, no pecarán de muy largas, en turno de amistosa sustitución, y no por que este libro necesite prestigioso nombre al que acogerse, lo cual bien su prueba, con ser el que esto escribe el encargado de tal trabajo, sino por que la modestia del autor, le 'lleva hasta el límite, de no ver bien el suyo, si no lo empareja en esta tarea con el de un amigo. (*) El Excmo. Sr. D. José de Alcázar, no nece sita presentación, que harto sabido es su nom bre y apfeciadas cualidades, en las diferentes esferas de la Administración, á la cual ha de (*) Habíase encargado de escribir este prólogo el lim o, Sr. Don Francisco J. Bores y Romero, Director General de Administración Civil, pero las numerosas y urgentes ocupaciones de su cargo le priva ron de este gusto, y á los lectores de un seguramente brillante trabajo. dicado la mejor parte de lo que tiene andado- de la vida, y en la que, en justa recompensa* de sus méritos, ha desempeñado elevados cargos.. Acostumbrado á la vida laboriosa del perio dismo, en el cual ha militado por largo tiempo, ya dirigiendo los más importantes periódicos políticos de la Metrópoli, ya coloborando en ellos, rinde fervoroso culto al trabajo que enal tece al hombre, y posee el raro privilegio de distinguir lo útil y lo práctico. De tan estimadas cualidades es producto este libro. No faltará quien piense que no se halla en. relación con lo que debe esperarse del Sr. A l cázar, pues alientos le sobran para empresas de más empeño. Y así es á buen seguro, pero en este punto, vemos precisamente un elogio muy fundado. La enseñanza elemental, piedra que sirve de. base para superiores conocimientos, es en Fili pinas, como en todas partes, materia impor tantísima, que mal puede gallardear el edificio, si los cimientos pecan de débiles ó mal trabados. Dice un escritor ilustradísimo, que, salvándo la comparación, la inteligencia y la tierra son similares en sus efectos, pues devuelven los fru tos, con relación á la semilla que en ellas se vierte; véase pues si es importante, que las pri meras enseñanzas estén aderezadas por personas espertas y de valía. Lo que sucede es, que impulsadas éstns por mayores vuelos, raras veces suele verse lo que al presente señalamos; pero cuando ocurre, bien á la vista está el elogio que se merece. Mas si esto fuera poco, sobresalen en este libro dos notas, que lo hacen verdaderamente simpático y digno de la mayor estimación: las notas que han servido siempre de guía para la civilización y progreso difundidos por Kspaña en este hermoso suelo, las que alentaron á nues tros gloriosos antepasados, y que por fortuna aún hoy se mantienen; bien claro es que nos refe rimos á la Religión y á la Pátria. Los que en este libro aprendan los hechos históricos de Filipinas, aprenderán al propio tiempo á amar á la Madre común, haciendo jus ticia á sus desvelos, y aprenderán cuanto deben, á la Religión Católica que les ha enseñado. La Historia de los dominios españoles en Ocea nia llena además un vacío importantísimo, pues justo es, y no solo justo sino necesario, que la juventud filipina, al fijar en su inteligencia los primeros rudimentos de la enseñanza, fije cor indelebles huellas el norçibre glorioso de España y vea que, lejos de dejar sentir su fuerza con quistadora, siempre ha estado dispuesta á sa orificarse por el bien de estos pueblos, con abso luto desinterés y magnanimidad, sin semejante en la historia colonial de los demas países. Difundir la de la dominación española en este delicioso rincón del Oriente, es difundir, y no cabe refutación, el valioso esfuerzo empleado en una civilización católica, en la que no se ven más que abnegaciones y grandezas. El Excmo. Sr. D. José de Alcázar, con una modestia que le honra, dá la semilla para tan patriótico laboreo, y por ello merece, de todo buen español, una alabanza y un respeto tan gran de, como le prodiga y le tiene el que esto es cribe. oMoui-uef ele- ^)iuán u Snut-míal. HISTORIA DE LOS DOMINIOS ESPAÑOLES EN OCEANÍA FILIPINAS Lección 1.a N el año de gracia de 1517, recibió en Zaragoza el glorioso Emperador Cárlos V de Alemania y Rey I de España de este nombre, al célebre navegante Don Hernando (*) de Magallanes. Desavenido con eí Rey de Portugal D. Manuel y desnaturalizado de su país, acudía al digno nieto de los R e yes Católicos, en demanda de apoyo y pro tección para buscar el paso por ¿1 congeturado, del (*) ó Fernando. Atlántico al Pacífico, y las tierras y continen tes cuya existencia suponía, apoyada en los datos recibidos de Francisco Serrano descu bridor de las Molucas. El vencedor de Pavía comprendió al ilustre navegante, y puso á su disposición los medios y recursos bastantes para realizar su atrevido proyecto, otorgándole anti cipadamente el título de Adelantado, la merced del hábito de Santiago, y la vigésima parte de las rentas y beneficios de cuantos territorios des cubriera. El 19 de Agosto de 1519 salió de Sevilla la atrevida expedición. Componían la flota, las naves Trinidad de 132 toneladas al mando de Magallanes; S. Antonio de. 144, al de Juan de Cartagena; Concepción de 108, al de Gaspar de Quesada y Santiago y Victo ria de 90 y 96, al de Juan Rodríguez Serrano. Acompañaba á la expedición el ya famoso es- plorador y náutico Sebastián Elcano. Sufrió la flota trabajos, penalidades y con tra-tiempos muchos, que supo dominar M aga llanes con sin igual energía, ahogando las in surrecciones y revueltas alentadas por Quesada y Mendoza, que pagaron con la vida su traición y deslealtad. Cómo Colón, el célebre navegante se vió mu chas veces compelido por sus compañeros á regre sar á España, pero su constancia y su fé logra ron que continuara el viaje hasta realizar su fin. El día 27 de Noviembre de 1520, pasaba Magallanes el famoso estrecho á que dió su nom bre, y de nuevo hubo de resistir las instancias — 3 — de sus subordinados, que pretendían dar por ter minada la expedición con el descubrimiento del célebre paso de uno á otro Océano, y descubría en 16 de Marzo de 1521 las Islas de las Velas Latinas. Los instintos de rapiña y de codicia de sus habitantes, motivaron que las apellidara después, de los Ladrones, denominándose al fin Islas Maria nas en honor y memoria de la Reina Doña María Ana de Austria madre del Rey Don Carlos II.