Montevideo Claudio Garcia' .Emwón
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MO N T EVI DE O ' CLA UD O GARcI — I A . Emwó n ' S ABANDÍ , 441 PROS AS PROFANAS O T RO S POE MAS RUBEN D A RI O MON T E VI DE O C — LAUDIO GARCÍA Eon ou SA RA NDÍ , 441 1917 x — SU PERSON ALIDA D LIT ERARIA PROSA S PROF ANAS ( x) A S am uel B ix l én . — N o es e oeta de A m érica r. vez la l p , oí deci una que corriente de una animada conversación literaria se de tuvo en el n om bre del autor de Pros a s pro/¿ ma s y de A zu l . Tales palabras tenían un sentido de reproche ; pero aunque los pareceres sobre el juicio que Se deducía es a s de negación fueron di tintos , el asentimiento para im I un án e . la negación en si fué casi ndudablemente , Rubén D arío no es el poeta de América . ¿ N e ce sit ará decir que no es para señalar en ello una condición de inferioridad literaria , como hago mías las palabras del recuerdo ! Me parece muy justo deplo rar que las condiciones de una época de formación , que no tiene lo poético de las edades primitivas ni lo poeti ost er u en n co de las edades refinadas , p g i definidamente en América la posibilidad de un arte en verdad libre y autónomo . Pero así como me parecería insensato tra tar de suplirlo con la mez quin a originalidad que se ob a l tiene precio de la intolerancia y la incomunicación , creo pueril que nos obstinemos en fingir contentos de opulencia donde sólo puede vivirse intelectualmente ém oslo . Con fe s A de prestado : nuestra mérica actual es , A para el rte , un suelo bien poco generoso . Para obtener 1 AC N B B ! F A ( ) LARACI ! I LI O GR IC . La sem anza de u en ario ue en ca eza la rese n te o ra fué u bl R b D q b p b , p blica da sin firm a en e l año 1 0 1 a m a n e ra d e ró o o en la e ic ó n d e , 9 , p l g d i rosa s ro anas de la u a de Bour e t Par s . P P f , Vi d i A t r u a en los círcu os t e rar os a l S r os é E . o ó la re ro uz co ib id l li i J R d , p d — en es ta edi ció n por t ra ta rse de un es tudio in teresa n te q uizá n o supera do s o re u n ario . L m r on b R be D E E . VI las m ás in ex poesía , de formas , cada Vez vagas e pre si vas de su sociabilidad , es ineficaz el reflej o ; sería nece o u saria la refracción en un cerebr de il minado , la re W W n — fracción en el cerebro de alt hitma Quedan , es ori cierto , nuestra Naturalez a soberbia , y las in alida ¡ g des que se refugian , progresivamente estrechadas , en — u de . e sos la vida de los campos . F era dos motivos de i c nspira ión , los poetas que quieran expresar , en forma n r universalmente i teligible para las almas superio es , modos de pensar y sen tir enteramente cultos y hum a n os un m , deben renunciar a verdadero sello de a erica n ism o original . “ m - im re Cabe , en ese ismo género de poesía , cierta p i sión de americanismo en los accesor os ; pero , aun en los ' accesorios , dudo que nos pertenezca colectivamente el I sutil y delicado art ista de que hablo . gnoro si algún ” - espíritu z ahorí podría descubrir , en tal cual composi - c un a in st a n t án e o ión de Rub én D arío , nota fugaz , un ue reflejo , un sordo rumor , por los q se reconociera en el poeta al americano de las cálidas latitudes , y aun al su ce sor de los misteriosos artistas de Utatlan y Palen k e — a d como , en sentir de Taine , se reconoce comprob n o — al se la persistencia del antiguo fondo de una raz a , nieto de Nestor y de Ulises en los teólogos disputadores “ I m i a ven u a . a t del B j o mperio Por parte , renuncio tan a i r dos motivos de invest gación , y me limito a reiterar mi creencia de que , ni para el mismo Taine , ni para k o Buc le , sería un hallazg feliz el de tal personalidad en b am iente semej ante . Su poesía llega al oído de los m ás como los cantos — z< alc áz ar n » de un rito no entendido . Su i terior ése de que él nos habla con frecuencia — permanece amoro s a m en t e protegido por la soledad frente a la vida mer cantil y tumultuosa de nuestras sociedades , y sólo se abre al s és am o de los que piensan y de los que sueñan Tal u , en la antiguedad , la granj a del Tib r , el retiro de VII An 0 T aren o t des t , la es ancia sabina ; todos los seguros z de aquel grupo de heleni ados espíritus que , con el pen sam iento suspenso de la s manos de Atenas y sin mez clarse vi a la avasalladora prosa de la da exterior , forma ron como un a gota de aceite át ico en las revueltas aguas de la onda romana . A parte de lo que la elección de sus asuntos , el per son a lism o nada expansivo de su poesía , su manifiesta i r aversión a las ideas e nstituciones ci cunstantes , pue . — den contribuir . a explicar el anti americanismo in vo lun t a rio t del poeta , b astaría la propia índole de su a i lento para darle un significado de excepción . y s ngu la rid a d . un Hay a línea que , como la que separa de lo iris da s azul la franj a a del crepú culo , separa en poesía americana el imperio de los colores francos y uniformes , — A c oro y púrpura , como en ndrade ; plata y eleste , — l n s des n ua nce s H d e se . a como en Guido , de Rubén bíam os A in s tenido en mérica poetas buenos , y poetas pirados , y poetas vigorosos ; pero no habíamos tenido en América un gran poeta exquisito . Joya es ésa de e s tufa ; vegetación extraña y m imosa q ue -mal podía oh tenerse de la explosión vernal de savia salvaj e en que ha desbordado hasta ahora la j uvenil vitalidad del pen samiento americano ; algunas veces encauz ada en toscos y robustos troncos que durarán como la s formas bm o d om in a dora s » de tales , per , nuestra naturalez a , y otras muchas veces difusa en gárrulas lianas , cuyos despoj os e a enriquecen al su lo de tierra veget l , útil a las flores en ci c as del futuro . A greguemos , incidentalmente , que tampoco es fruto á f cil de hallar , dentro de la moderna literatura espa ñ ola e is , el de la xqu itez literaria ; entendiendo por tal la selección y la delicadez a que se obtien en a favor de un ' p roce dim ie n o refinado y consciente ; n o lo ade lic a do » ! sentimental e instintivo de las Rim a s . Suele tener aque n or lla condición la prosa de don Jua Valera , p ej emplo ; VI II pero es indudable que , ni la genialidad tradicional de u n la raz a , ni m cho menos las actuales i fluencias del me dio sobre la producción , conspiran a favorecer , en el solar de nuestra lengua , tal modalidad de la bellez a y A volun del arte . En cuanto a mérica , la espontaneidad t ariosa v e inconsulta , reñida con todo di ino ensueño de perfección , ha sido cosa tan natural en la obra de su pensamiento , como las improvisaciones agitadas en su . ' r obra de organiz ación y de desarroll o material . P efe rida escuela de sus poetas (como de sus repúblicos ) ha ue in ra ducible sido hasta hoy la q , con t modo de decir , ' llamarían en F ra ncia l ecole buissun n íer e de la poesía y u la política . Por otra parte , los románticos p sieron ex c e siva m e n t e en b oga entre nosotros las abstracciones de cierta psicología estética q ue atribuía demasiada realidad al mito del cunmen » . Se creía con un a cando en rosa buena fe la inspiración que desciende , a modo de relámpago , de los cielos abiertos; se tenían para cual quier severa disciplina los rencores del escolar para el l atín ; se ib a a pasear a los prados y los b osques y , como u sca zaban c on » . Math rin Regnier , se los versos reclamo A m an ile st ación o m ás demás , toda de p esía ha sido o menos subyugada en América por la suprema necesidad de la propaganda y de la acción . E l arte no ha sido , por i ro a lo general , s no la forma más remontada de la p p ganda ; y poesía que lucha no puede ser poesía que ci n .