ASTURIAS SIGLO XXI

LLANES

Destino turístico Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez

Llanes es el concejo asturiano que más rápido ha avanzado en la transformación de su organización rural tradicional hacia nuevas actividades, tanto como para que el turismo llegue a constituir la especialización del territorio. Pertenece, además, al grupo de los concejos extensos, con muchos pueblos y aldeas, un concejo-comarca que alberga además una de las villas asturianas, joyas urbanas, en crecimiento. La villa de Llanes, junto a las de Ribadesella, Cangas de Onís y Arriondas es referencia urbana, asumiendo nuevos papeles y funciones, a los que la descentralización y la mejora de equipamientos y servicios ha favorecido en las últimas décadas. Estamos en un territorio costero y montañoso. La sierra caliar del Cuera, robusto contrafuerte alargado en paralelo a la costa, cae desde más de mil metros de altitud sobre la rasa. Lo que explica el clima local y da lugar a un paisaje arrugado, diverso y siempre sorprendente, en el que el modelado cárstico, la rica vegetación y la abrupta costa acantilada, suavizada por pequeñas playas de gran atractivo, constituyen un poderoso atractivo para residentes, veraneantes y turistas. La población, 13.000 habitantes censados, crece levemente en los años más recientes. La alberga un complejo poblamiento, compuesto por 28 parroquias y 70 pueblos y aldeas. La mayor concentración y las tendencias demográficas al alza se localizan en la rasa central, no sólo en la costa: Barru, Celoriu, Poo y la villa de Llanes, sino también en el interior: Posada, Porrúa, Parres. Otras parroquias han aminorado su declive, sin que la expansión turística y residencial haya conseguido aún invertir la tendencia. Es el caso de Andrín, Cue, o San Roque. Casi todos los pueblos del entorno de la villa capital y los de mayor entidad tienden al equilibrio (Nueva, ). Las tendencias negativas afectan a los valles interiores y pueblos más apartados: , Pendueles, Vibañu, Caldueñu, Meré, La Malatería, Los Caleyos, , Rales, Pría o Purón. Pero incluso aquí hay casos positivos: Los Carriles, , Carranzu o . El impulso de las actividades turísticas ha tenido efectos demográficos desiguales, con un aspecto muy positivo, apoyado por los programas de desarrollo rural: la difusión de la actividad al conjunto del territorio, a la mayoría de los pueblos. Como la natalidad es, también aquí, inferior a la mortalidad, la única posibilidad de crecimiento reside en la atracción de población desde otras áreas externas y concejos vecinos. Y en los propios movimientos internos hacia la villa y los pueblos de mejores equipamientos y servicios. Fenómeno que ha permitido un crecimiento notable de la villa capital, que extiende su crecimiento en dirección a Pancar, La Portilla, La Arquera y Poo. Se va acercando a los 5.000 habitantes en su término parroquial, constituyendo un centro comarcal de comercio, servicios, equipamientos y turismo de primer nivel, tras un época de cierto estancamiento que alcanzó hasta fines de los años 80. La creciente especialización turística se refleja en la composición sectorial del empleo, en la que el terciario aporta más de 3.000 empleos, el 65% del total, mientras que la construcción suma 700, el 14%. De ellos más de 800 corresponden al comercio y 700 a la hostelería. La industria, localizada en la rasa central, con las localidades de Posada y San Roque como referencia, aporta 300 (6%), particularmente en el sector agroalimentario y en el de materiales de construcción. Que la actividad ganadera sigue siendo importante lo refrendan los 700 activos que se emplean en ella y en la limitada actividad pesquera de la villa. 500 ganaderías, con una cabaña que repite el número de habitantes. De ellas sólo 80 se dedican ya a la producción lechera que mantiene, sin embargo, una producción importante: 16.000 Tm. Es de reseñar la importancia del ganado ovino (4.400 cabezas) y caprino (2.300), que aprovecha las abundantes áreas de grandes pendientes. La especialización turística se hace patente en la mayor infraestructura de establecimientos en relación a la población residente de toda la región. 80 hoteles, más de un centenar de establecimientos de turismo en medio rural y una decena de camping suman más de 2.000 plazas de alojamientos y 7.000 de acampada, además de una notable red de restaurantes. Llanes se ha convertido en una de las referencias básicas del turismo asturiano, junto a Cangas de Onís-Covadonga, Gijón y Oviedo. El gran volumen de visitantes ha impulsado el rápido y fuerte crecimiento de los establecimientos y también de la oferta de segunda residencia en los últimos quince años. En esta situación destaca hoy la necesidad de las actuaciones de vivienda social que permitan a la población el acceso a viviendas de residencia habitual, en un entorno de precios caros. El incremento de la actividad turística esconde, sin embargo, varios puntos débiles, tanto en la ordenación del fenómeno y su impacto en el paisaje y en el poblamiento tradicional, como en lo referente a la captación de nuevos flujos turísticos, hoy muy centrados en el turismo nacional y con una escasa formalización de la relación entre oferta y demanda. Apenas se recurre al aeropuerto, a los paquetes organizados y al concurso de los operadores internacionales y nacionales. Lo que hace que el turismo extranjero sea aún muy escaso, como en toda la región, y que las temporadas estén sometidas cada año a numerosas incertidumbres. Sí que se ha avanzado en la consolidación de Llanes como destino turístico nacional, aunque con la debilidad de la escasa formalización de los canales de contratación. Llanes se ha convertido en una referencia regional del crecimiento turístico. Sin embargo y a pesar de la mejora de las comunicaciones, que ha permitido aumentar la oferta de primera residencia, no consigue dar la vuelta del todo a las tendencias negativas anteriores, amparadas en la baja natalidad. La dinamización social y la prolongación de la estación turística son elementos claves para mejorar esos indicadores que hoy son un lastre también para la inserción laboral de los jóvenes y el aumento de oportunidades de negocio y emprendimiento. El ejemplo de Posada ha revelado a las claras la necesidad de suelo empresarial, base para la diversificación de actividades. También requiere mayor atención la ganadería, actividad territorial y social fundamental. El turismo tiene aún potencial de crecimiento, por la vía de una mayor utilización de los canales de comercialización y de la captación de nuevos flujos; asumiendo el reto de la excelencia territorial y el aumento de los reclamos que extiendan la temporada, hoy muy limitada por el calendario festivo. Queda mucho por hacer y en escenarios de dinamismo, escasos en , no caben posturas inmovilistas. Hay que ir con el cambio y orientarlo, ordenarlo, sabiendo qué es lo que queremos. Pero sin detener ni obstaculizar irracionalmente el proceso. El tiempo no se detiene y por eso hoy acabamos. Laus Deo.