MOZART: El MANÍACO-DEPRESIVO EN VIENA: “UN ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN”
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MOZART: El MANÍACO-DEPRESIVO EN VIENA: “UN ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN” SOUZA, Edílson Fernandes de — UFPE — edí[email protected] El ensayo aborda el problema de la manía y de la depresión como fenómenos socialmente aprendidos, tomando como base de reflexión el libro del sociólogo alemán Nobert Elias, intitulado “Mozart; sociología de un genio”. La discusión gira alrededor del proceso de socialización a lo cual fue sometido el genio de la música, bien como de su impetuosidad en la busca de la autonomía artística en la sociedad cortesana del siglo XVIII. Este ensayo trata sumariamente de un de los disturbios bipolares relacionados al afecto que son la manía y la depresión. Sé que cualquier discusión alrededor de la problemática maníaco-depresiva no deberá limitarse apenas a los aspectos teóricos, necesitando, por tanto de un trabajo experimental o empírico. A pesar de ese reconocimiento, sentí la necesidad de “trabajar” algunas palabras sobre el asunto, tomando como fuente de discusión el libro Mozart, sociología de un genio, escrito pelo sociólogo alemán Nobert Elias. Al utilizar esa fuente, mi interés es el de llamar la atención para un problema que afecta muchos de nosotros que vivimos en la correría y atrópelos diarios de la complexa sociedad moderna, estando vuelta y medio acometidos, no sólo por pierdas de entes queridos, como también impedidos de concretizar nuestros deseos y sueños. Pero a pesar de tales disturbios de comportamientos parecernos propio de nuestro tiempo, ya llevó muchos individuos al declino de su condición humana en épocas pretéritas, como en las sociedades del siglo XVIII. Fue lo que ocurrió con Mozart, el genio de la música. En este sentido, el plan de redacción a lo cual sometí este texto fue distribuido de la siguiente manera: en primer lugar haré un breve resumo sobre el estudio de Nobert Elias con respeto a la vida de Mozart, haciendo algunas consideraciones en respeto a la enfermedad del genio de la música, y después construyo la hipótesis según la cual el disturbio bipolar o maniaco-depresivo de Mozart deveu-se al proceso pedagógico al cual fue sometido su aprendizaje musical, cuyo “agente depresivo” tendría sido Leopold Mozart, su propio padre. En este contexto, toda la educación del niño prodigio fue vuelta para la corte, y orientada para una etiqueta que correspondiese con la vida cortesana. Entretanto, jamás esa etiqueta atingió el joven artista, porque no soportaba “adulaciones” y adoraba crear composiciones orientadas por los sus propios impulsos y no por influenza de los aristócratas absolutistas. A pesar de los ensañamientos tradicionales que he recibido a través de su padre, Mozart no aceptaba la etiqueta que era impuesta a un funcionario de una corte. Sin embargo, el decurso ciego del proceso educacional, a lo cual el artista fue sometido, pendió para un de los lados de la balanza de forma indeseada, una vez que su padre depositó toda la tradición musical y toda la esperanza de formar un ciudadano cortés a los moldes de la corte, cuyos esfuerzos fueran inútiles, considerando la capacidad del genio en buscar siempre la suya autonomía mientras ser humano y artista. SOUZA, E. F. MOZART: El MANÍACO-DEPRESIVO EN VIENA: “UN ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN”. In: SIMPOSIO INTERNACIONAL PROCESO CIVILIZADOR, 11., 2008, Buenos Aires. Anais... Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2008. p. 595-599. 595 Mozart desistió de vivir porque no consiguió comprender la sociedad en la cual mantenía sus funciones de músico, y no consiguió sublimar sus impulsos en la dirección de la educación recibida por su padre, que debería atender a las necesidades de los señores y señoras de la corte. A pesar de esa educación tradicional recibida, por lo menos en el tocante a la música, Mozart era un artista con fuerte tendencia para aquello que podríamos llamar, hoy, de popular, esto es, para él, suya arte debería ser aplaudida y apreciada no apenas por un círculo cerrado en las formalidades de la corte, pero por un público mayor de espectadores. Entretanto, ser músico popular en una sociedad de corte era, como fue en el caso de Mozart, prácticamente imposible. Esto significaba ser un artista autónomo, lo que no era vislumbrado en la sociedad donde predominaba el patronato, en que los artistas, principalmente los músicos, estaban confinados al recibimiento de favores por los servicios prestados en una corte, mismo en una corte pobre como la de Salzburgo, donde trabajó durante mucho tiempo el genio de la música y su padre Leopold. Con respeto a la formación de Mozart, una lectura posible debe se referir al proceso de síntesis que el genio dispensó a la base musical enseñada por su padre, desde los primeros años de su vida. La experiencia que el niño tuve fuera de Salzburgo, particularmente, en Viena, mucho contribuyó para que el artista sublimase sus conflictos y necesidades de afecto y amor, a través de sus propias fantasías. La salida desde cedo de Salzburgo, las Turnées facilitaran las síntesis musicales la que Mozart llegó en la vida adulta. Su experiencia como músico, en otras cortes posibilitó que el niño no solo perfeccionase sus dotes musicales, a partir de las enseñanzas del padre, como también desenrollase una forma propia de traducir sus fantasías en obras musicales, sin que perdiese el control sobre las mismas. Esto es, sin perder el dominio que tenía sobre las notas musicales y sobre su condición de artista. Debemos comprender que, el impulso de Mozart en tornarse artista autónomo, tenga venido de sus viajes por la Europa. Las múltiplas experiencias con públicos variados, mismo sendo de corte, tengan le infundido el deseo de mostrar sus fantasías musicales para personas que no exigiesen temas cerrados, tradicionalmente aceptados para los padrones de la época. La especialización precose, talvez, tenga provocado algunos daños al desarrollo del ser humano que necesitaba de amor y afecto, no apenas por los dotes musicales que adquirió. Su educación fue de extrema coercitividad, no solamente por el pedagogo tradicional que era su padre, pero, por las propias condiciones de la sociedad aristocrática de corte en que el genio ínter dependía con sus funciones de músico. Su educación fue de aprisionamiento, fundamentada en la pedagogía de la dependencia en la corte imposibilitado cualquier que fuera la autonomía en producir música, por ejemplo, que no estuviese al o agrado de los señores absolutos. Mozart fue educado para servir con sus dotes musicales, la una platea restricta de señores que componía la sociedad cortesana, sin atrever a hacer otras combinaciones temáticas y musicales además de los padrones aceptables en la aquella configuraciones en que estaba inserido. Con la función de músico, tenía apenas que agradar una platea que vivía en ocio y, por eso, he cavado un foso entre el ser humano y el artista que necesitaba expresar sus fantasías musicales en temas creativos fantasmagóricos, que no eran bien comprendidos en la sociedad del siglo XVIII. En la época en que Mozart vivió, la configuración favorecía, como en cualquier sociedad de corte, una cierta rivalidad entre los músicos para ocuparen altos cargos en 596 las orquestras, donde los artistas eran tenidos como trabajadores comunes, cuyo status era semejante al de cocineros o el de bufón de la corte. Y la mayoría de los músicos, como funcionarios de la corte, era de origen pequeña burguesa, muchos de familia de artesanos, representantes de una clase inferior en la escala social, por tanto outsiders. Así, debemos leer los conflictos que Mozart vivió junto a su padre y en la sociedad de corte, considerando la configuración en que eses individuos mantenían su interdependencia. Dicho esto, podemos pensar que las funciones de músicos que los miembros de la familia del señor Leopold desempeñaban, participaba de un juego interminable de valores sociales indispensables para la supervivencia en una sociedad cortesana, incluso la etiqueta necesaria para componer el cuadro de los funcionarios de una corte. De esa forma, el niño prodigio dependía de su padre, Leopold Mozart, para que este le enseñase los conocimientos necesarios para formar un músico competente y respectado. El señor Leopold precisa que su hijo, no solo aprendiese el oficio de músico, como también se separase entre todos os que producían música porque, solo de esta forma, estaría garantido el sustento de familia. Mozart y su padre necesitaban de una vaga en una corte, pues solo así podrían trabajar como músicos. Por eso que, inicialmente, fueron funcionarios en Salzburgo después en Viena, utilizándose de las tournées, por la Europa, para ganaren dinero. La corte precisaba de buenos músicos para destacarse entre otras cortes de la sociedad, manteniéndose, con ese status la fama de una corte rica y poderosa, porque los conciertos rellenaban los días y las noches de los palacios con pomposidades que determinadas ocasiones permitían, con la visita de miembros de otras cortes. Sin embargo, para mantenerles como músicos de una corte, algunas formalidades deberían acompañar los artistas, principalmente la etiqueta y la obediencia cortesana, lo que en el caso de Mozart era impracticable, pelos impulsos de autonomía que le cercaban en sus composiciones que demarcadas pela creatividad extravagante inconcebible para señores aristócratas. Los conflictos que el joven músico vivió no fueran apenas de orden psicológica, por la personalidad desarrollada desde niño, pero, también, por los problemas socio- educacionales que le cercaban desde la infancia, con plena dedicación para con la función de músico. Leopold enseñó a su hijo la compresión de las mejores músicas de su tiempo y les traduce en síntesis para el repertorio que debería le acompañar durante toda su vida. Mas exigía del hijo que siempre agradase los señores y señoras de la corte, lo que requería de cualquier músico, completa dedicación para con los temas solicitados por los señores absolutos.