NOTICIAS DEL RESUMEN DE PRENSA

BRUSELAS DESCUBRE AHORA QUE ESPAÑA SUBVENCIONA LOS VUELOS DE RYANAIR 21/10/2013

Bienvenidos a la Tierra. La Comisión Europea, a quien para no tener follones le conviene comportarse como si fueran marcianos ignorantes de cómo hacemos las cosas en este planeta, acaba de enterarse de que Ryanair estaba profusamente subvencionada por la Generalitat de Cataluña para operar en los aeropuertos de Gerona y Reus.

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¿Cómo la Comisión hizo un descubrimiento tan audaz, del que en España prácticamente nadie tenía sospecha alguna? Aparentemente porque otra compañía aérea presentó una denuncia. Pero no crean que ha sido una de las más directamente perjudicadas; una de las españolas que compiten con Ryanair. ¿Por qué no se quejan las nuestras? Veámoslo. noticias de noticias de transportes , TAP Subvenciones Ryanair Ryanair Reus Renfe Jaime Amador Girona Gerona Costa Brava Cataluña AVE Alitalia Aena , Bruselas descubre ahora que España subvenciona los vuelos de RyanairEl escándalo de las políticas del transporte empieza porque la Comisión Europea hace como si estuviera en otro mundo. Por ejemplo, no se entera de cómo la Tap portuguesa va a conseguir de fuentes públicas el dinero para cubrir las pérdidas que está acumulando; ni duda en creer que Correos de Italia compra Alitalia, como si no fuera en realidad un enjuague entre políticos; como nunca se enteró de que Spanair era una compañía subvencionada por la Generalitat de Cataluña, porque se creía que los intermediarios que entraron en este negocio ruinoso eran auténticos empresarios; como no se ha dado cuenta del desastre que están organizado los tres aeropuertos gallegos para captar vuelos; como no ha querido ver la publicidad autonómica encubierta en la revista de Air Nostrum, o en Ronda; o cómo ni huele que hay subvenciones indirectas para un hangar o para una sede, o a través de un touroperador filial, como modo de congraciarse con una compañía aérea.

En realidad, la cuestión de fondo estriba en que en muchos países del Sur y en varios de los del Norte, esto de la libre competencia y la igualdad de oportunidades interesa más bien poco. Aquí estamos con los míos, con razón o sin ella; pase lo que pase. Y así nos luce el pelo.

Lean en un digital (en este mismo, por ejemplo) los comentarios del público tras una noticia de este tipo y encontrarán sobre todo apelaciones patrióticas a que el Gobierno apoye como sea a los nuestros, a que ponga dinero para salvar los inviable o para que pare la entrada de un competidor. Tenemos muy arraigada la mentalidad del estanquero, que gana su comercio en una puja ante Hacienda y que a cambio tiene la exclusiva de que nadie competirá con él. Eso de que el mercado sea para el que haga mejor no se aplica aquí.

¿Quién es el culpable de lo que ha ocurrido en Gerona y en Reus? ¿A quien debería sancionar la Unión Europea? En primer lugar, a la Generalitat de Cataluña, que utiliza el dinero público para captar servicios aéreos, más allá de todo principio de igualdad de oportunidades. Iberia y hasta la propia Spanair seguro que padecieron las consecuencias indirectas de esa subvención.

En segundo lugar, a las autoridades españolas de la competencia, que hasta llegaron a publicar un informe detallado de cómo las autonomías y los ayuntamientos subvencionan a las líneas aéreas para que operen en una u otra terminal. Pero Competencia se limita a constatar, porque ni se le cruza por la cabeza aplicar las sanciones que corresponden. Competencia, en su estudio, detectó casi 30 millones de euros concedidos en subvenciones en 2007, cifra que se duplicó en 2009. En 2011, por aquello de la crisis y del déficit, habíamos bajado este gasto a poco más de 50 millones. Las principales receptoras de esas ayudas, según Competencia, eran Air Nostrum, con más de 100 millones de euros; Ryanair, con alrededor de 60 millones de euros, y Vueling y LagunAir, con 20 millones cada una. (Imagínense si en lugar de subvencionar a Lagunair con este dineral, les repartieran el dinero a los ciudadanos de León para que los gastaran en lo que creyeran más oportuno.)

El tercer culpable de este caos es el conjunto de las compañías aéreas, incluida Ryanair. Todas ellas, directa o indirectamente, de forma más clara o con más discreción, se alimentan de esta locura subvencionadora. Todas se quejan cuando, al verse excluidas de un mercado, pierden clientes; pero todas callan como muertos cuando los excluidos son sus rivales. No se pensarán ustedes que Air Europa calla porque no le gustan los follones…

El problema de estas políticas es que, además de costarnos un dineral, abocan a nuestras empresas a la paulatina muerte. Porque estas subvenciones les hacen disimular su verdadera capacidad competitiva que, cuando se tienen que enfrentar a un mercado realmente abierto, resulta que es mínima. Ryanair ‘chupa’ todo lo que puede, pero es que además es competitiva. Quítele las subvenciones y aún es una compañía con costes muy bajos, por lo que seguirá manteniendo mercados. Pero cuando eso ocurre con alguno de los dinosaurios del mercado, lo que estamos haciendo es simplemente tirando el dinero porque no vamos ni siquiera a salvar los puestos de trabajo.

Pero Bruselas, si es que despierta, no debería pararse en el negocio aéreo: el mundo del transporte en España es tal caos que hay que atender también al transporte ferroviario. Ahora Renfe, el todavía monopolio del transporte en tren, con todo el dinero público del mundo detrás, se ha lanzado a bajar precios. El ministerio no se puede políticamente permitir el lujo de que, tras el dinero gastado, el Ave no sea un éxito, por lo que baja los precios artificialmente, para conquistar viajeros, arruinando el negocio aéreo.

Es decir que primero los españoles pagamos impuestos para hacer trenes de alta velocidad donde no hay viajeros (60 mil millones de euros gastados, de los que 14 son deuda, algo es inversión pública y el resto ayudas de Europa, desperdiciadas); después subvencionamos el precio de los billetes del tren para que no sea un fracaso para el ministerio; después subvencionamos a las compañías aéreas que, como pierden pasajeros, corren peligro de cerrar y, finalmente, pagamos las pérdidas de Aena que tiene que bajar las tasas porque ha perdido el 20 por ciento del mercado sólo en Madrid.

Definitivamente, la política va a terminar por dejarnos sin otro transporte que no sea el coche oficial. Menos mal que hay tantos que en ellos casi cabemos todos los españoles.