Tu mirada está en estos poemas

Dayanis Prado

Abel López Camarillo

Poemas de Abel López Camarillo

Inspirándome en ti

Inspirándose en tu cuerpo la nube esbelta de la primavera acosa al mundo. Eres toda palabra florecida, belleza elaborada por la bondad y la ternura. Pero te quiero hecha también de mí, construida de mi boca, de mi sed, de mi agonía. Contempla tú misma el delirio, el tormento que es también amarte. Quiero nombrarte para que vengas, para que estés conmigo, para que hagas conmigo una transfusión de palabras, de intenciones, de recuerdos. Y pueda yo sobrevivir a la dolorosa lejanía de tu boca.

Inspirándome en ti, en mi corazón he sembrado ya...tu risa.

Deseo amarte

Anhelo recorrer tu sueño más leve, soñar sobre bosques y mares de eternidad, buscar tu lejanía, encontrar el beso que extraviaste en el invierno.

Mientras escucho el rumor del consuelo, deseo amarte, vivir de nosotros, morir de nosotros.

Me siento de ti. Soy más tuyo que de la vida.

A veces un deseo también nos limita.

Pero me siento de ti. Quiero vivir en tu boca y en la verdad palpitante de tu silencio.

Deseo recorrer tu sueño más vivo, caminar sobre la orilla del recuerdo y del olvido.

Seremos nuestros

Como quisiera otro destino para empezar a quererte, y que el dolor, aquel dolor, aquella angustia se extraviará. Pero el corazón no se sale del pecho nunca, su proceder es extender cualquier paisaje, colocando en los ojos la vida. Vamos a extender aquí tu amor y mi amor, mirando por primera vez los sueños, elegiremos las flores y las cortinas y de una vez el consuelo y el dolor. Ojalá que vengas de la ternura y tengas un romance con mi boca, en donde he sembrado besos y palabras que necesitan tu atención. Mi bienvenida no tendrá silencios, tus labios serán mi futuro, yo pintare las ventanas, tú regaras los árboles, y el destino será nuestro bufón.

Dulcemente

Dulcemente estas en cada una de mis añoranzas, en cada día. Todo mi amor lo admite.

Llegas con una extraña serenidad. Yo sólo tengo ternura y ansiedad, y sólo al consuelo aspiro. Amo lo estrictamente necesario. Extraño lo humanamente posible.

Un latido de la tarde nos está buscando juntos. No se lo digas a nadie, pero tu mirada y la mía (desde hace poco) se andan besando quedito.

Ah, tu agradable dulce despertar en mi boca… después de tanta quietud.

Todo está frágil todavía, pero te extraño dulcemente y te amo, te amo incansablemente. Debajo de la tarde estamos solos, y cada uno de nosotros lleva entre los labios su pedacito de vida.

Te siento mía

Te siento mía en mí a cada momento, eres una soledad indescifrable como la muerte en mi ausencia. Distante te puse en mis brazos en un desorden total, pero tu extraviada sensibilidad destruyó la esperanza y te has perdido en tus sueños, buscando sobre mi dolor algo parecido a la cordura. Ya no esperes el olvido, estoy sembrando un poema y un suicidio.

No te veo llegar

No veo tu frescura entre mis brazos deshacer la blanda impaciencia del tiempo de tus ojos a la noche abierta, y sé que mi boca requiere de ti el inexpresable anhelo de hurgar en el sueño perdido de mi alma que inicia en el silencio. Ven y aprisiona mi amor en tu boca y encuentra entre mis manos el origen del consuelo. Los ojos ansiosos de la noche te buscan a ti en el campo de tus claras ilusiones, como un río revuelto busca sus senderos. Ven a dónde está mi soledad, confundida en el silencio de perderse en tu tristeza de tarde, bajo la desolada ausencia de tu voz.

No veo tu apacible ternura ampararme y contenerme, porque tú eres el amor, la vida, la tierra donde he sembrado todos mis sueños. Solo tú para unir en tus brazos el día intranquilo de mi alma, para así poder mirar al fin como tú sola habitas mi cuerpo.

Es posible

Entre a buscar tu ausencia, dividida en la noche que oculta tu nombre, y entre tu quieto corazón no he dejado de llorar. Tu ausencia es el principio de mi soledad.

Hoy amaneció el corazón mío, buscándote a ti en este amanecer, en esta mañana que me ignora, en esta vida que me ignora a mí también. Mi vida sólo amanece en el corazón tuyo.

Escuché tu voz en el eco de la noche y vi que eras intensa y suave. Tus palabras tiritaban junto con las estrellas y la tristeza se fue a dormir temprano. Tu voz llenó a mi alma de su esencia.

Hoy sé que te amo. El corazón mío, el que piensa en ti,

se la pasa soñando en las posibilidades que vio en tus ojos. Hoy sé que me amas, y que el futuro, (ese desesperado) está lleno de esperanzas.

Volver así

Vuelvo a la tristeza... inválido vuelvo a mis escombros.

Retorno a la soledad... quebrantado retorno a mis ruinas.

Regreso a la nostalgia... habitada por mi falsa vida.

Avanzo a la melancolía, poblada por mi rabia suicida.

Vuelvo con la memoria maltratada por culpa del olvido.

Vuelvo con el corazón vencido otra vez por el amor.

Único amor

Entraña mía, mi único amor. Tiene tu boca claro amanecer de flor, tú me enciendes vida, alma y corazón.

Clarísima ternura, tu amor se me arraigo en el corazón. Es el interior de tu nombre el que palpita en mi pecho. Eres algo así, como la serenidad de un beso, como el frágil inicio de la flor.

Siempre me despierto con el beso tuyo aquí en el corazón. Toda mi vida se llena de ti, todo mi amor necesita el abrigo de tus besos.

Ahora, corazón mío, entraña mía, desbarata la razón del mundo que intentan separarnos y abraza la alegría de esta morosa inquietud.

Y vayamos juntos al lugar donde el amor nos espera, amante mía, mi único amor.

Arrayán fresco

En tus ojos encontré el destello y la ternura de lo que yo llamo amor. Me gustaría estar allí en donde está tu boca. Gozoso arrayán, fresco de ilusiones y promesas! La serenidad de tus ojos enamoró la inquietud de mi alma. Mis tristezas anduvieron bajo tu sombra, así se quedaron juntas y al fin permanecieron quietas. La tempestad del tiempo no ha podido derribar tu nombre y yo que te amo no podré acariciarte siempre, siempre.

Es frágil el lugar donde te amo, sólo tiene tiernas palabras con las que fundé mi soledad. Pero tú lo fortaleces con el fruto de tus manos, con la quietud de tus ojos, con la sombra de tus cabellos.

¿Cuándo vendrás a ocultar tu boca en mi pecho? Cuando seré yo el que diga...ven, ya es tarde, pero no para los besos?

Arrayán fresco, deja las cenizas y quédate en el polvo que es mi cuerpo.

La desconocida

Pequeña niña, dulce criatura, pasaste enfrente de mi corazón con la mirada tierna, de las jovencitas que apenas piensan en el amor. Eras mi corazón demasiado frágil caminando por la plaza. En la boca llevabas un beso sellado todavía por el tiempo.

Pequeña mía, tu mirada de niña sacrificada para el amor, enamoró mis ojos y pudo enamorar mi corazón. Tu boca se instaló en mis ilusiones y no dejó florecer ningún dolor. Fue un instante eterno tu presencia y pudo ser eterno este pequeño amor.

Inocente ternura, murmullo frágil, susurro de amor, retoño de luna, voy a amarte por un sólo instante, porque tú apenas llegas y yo ya me voy.

Entre sueños

Entre mis sueños deja despierta la boca tuya. Que ella alcance el infinito de mis besos.

Reside tú en mis ternuras, insiste en el débil aroma de mis tristezas. Tal vez queden extinguidas todas, por causa de tu inmortal belleza.

De noche tu beso es distinto, abarca todo mi espíritu y se establece en el amor de la casa. Tus ojos juegan con mis palabras y tu boca es a veces, un rincón de la luna en la cama.

Yo te amo cuando cierras los ojos sobre la almohada y te quedas con el vestido fresco de mi alma.

Un te quiero, te busca en el sueño tuyo y como tú eres tan linda, lo diriges al infinito de tus anhelos de dama.

Entre tus sueños deja despierta la boca mía. Ella encontrará al fin, el corazón de tus besos.

Tribulación

En la medida de lo posible y por característica propia, me declaro incompetente para emitir alguna opinión clara y concisa sobre los hechos suscitados en mi susceptible corazón. Lo cual me lleva a una pregunta razonable... estaré capacitado para soñar? Son muchas las dudas propias, quiero aclarar, sin embargo, aunque soy un declarado inconforme de la realidad, por esta vez depongo el debate acontecido en la línea de mi corazón y mi alma. Apelo a Dios, para un juicio más imparcial ante tal cuestión. Por ahora, me rindo ante el hecho de mis carentes aptitudes mentales, y sugiero la probabilidad tangible de la incapacidad de mis años muertos. Tengo razones para sostener lo antes dicho, pero me reservo tales conjeturas. Estoy, como se dice comúnmente, en las manos de Dios. Ante esto sólo me queda decir, que sea lo que Dios quiera.

Así será siempre

Tu amor está en mí, hay todavía indicios de tu boca en mi tristeza. Atardeció sin ti... Pálidos árboles me rodean. La noche como siempre, es un ritual desencantado, matiza la soledad e ilumina el desánimo.

Necesito decirlo, decírtelo, que tú lo sepas... nadie como tú para descubrir el alma de mis anhelos. Ahora como siempre, es tarde para tales argumentos, tu boca está lejos y la vida es tan corta.

Vi tu amor, limpio en la escena de mi vida. Pero en cada beso, alguien nos cerraba una puerta. Tú siempre serás un atardecer anaranjado de nostalgia. Para que callar ahora el acontecimiento triste del olvido?

Mi última voluntad sería escuchar tu voz pronunciar mi nombre, sólo así podrás resumir toda nuestra historia. No olvides que te amé, yo olvidaré que no me amaste.

Desencantado

El desaliento convoca hacia mí sus pálidas regiones. Me buscará la sombra de lo inhabitado y allí me quedaré.

Yo me confundo en las calles que suelen intimidar mi nombre. Y entonces la esperanza se vuelve un hallazgo, débil, y sin ningún ojalá. Y es la libertad, al fin y al cabo, esa constante, esa verdad que se me va de las manos.

La vida... es un despertar al que todavía no me acostumbro. Los nervios se me adhieren a la piel y queda establecido en mi espíritu un marcado desanimo. Y uno se aferra al melancólico método de soñar la luna, unos ojos y un quizás. El alma no da para más en esta vida, en este mundo, con este dios.

Siempre, siempre, siempre es el desencanto el que reúne los motivos para dejar inconclusa alguna sonrisa. Mi tristeza, no, es más, que la quietud maltratada de mi soledad.

Desolación

Me quedé sin Dios, que es como quedarse mudo, ciego o sordo. Me quedé sin la sólida esperanza de la verdad. No quiero estar aquí. No tolero esta tibia voluntad que hay en mis nervios y en mi sangre. Las palabras caídas del otoño, mueren en mi soledad. Yo me quedé mirando la vida, como si yo mismo fuera a resucitar.

Me quedé sin amor, que es como morirse de hambre, de sed o de horror. Me quedé sin la sólida esperanza de un beso.

Mi silencio tiene miedo. Mi alma ya no busca, ni espera encontrar donde abrigar su soledad. La soledad perdida siempre de otoño y silencio. Yo soy simplemente un inválido que se extravío de hastío.

Así que decidí quedarme con la esperanza sólida de mi tristeza.

Morir y ya

Morir temprano no es la forma más educada de irse, hay que morir de noche, de preferencia a la hora en que acostumbra uno irse a dormir. No habrá límites para soñar en tal estado.

Yo no sé vivir, no me acostumbro a tener que abrir los ojos y ver un mundo que no me tolera ni apetezco complacer. Sé que será lindo no abrir más los ojos y tener que ver tanta porquería.

Yo no sé vivir lo confieso, creo sinceramente que poseo más cualidades para morir, para ser parte de una naturaleza muerta. Confío en que será pronto, no es que tenga prisa, es sólo que no hay nada de mi entero interés en este mundo. Yo no sé vivir y no voy a aprender porque no me da la puta gana.

A mí la vida me mandó a la chingada hace mucho tiempo y no le voy a dar el gusto de verme despierto. Que chingue a su madre el puto corazón que me sostuvo entre tanta mierda. Por eso es mejor morir de noche, al irse a dormir, para pensar que todo lo demás fue una puta pesadilla.

Vive tú

Cuando yo muera, amor, despide mi vida con tu mirada abierta y con tu sonrisa fresca, que amé desde que se extendió en mi corazón.

Cuando tú veas que se marchita el árbol que te daba sombra, resiste la tempestad de tal dolor y repite mi nombre el tiempo que puedas.

Algún día me quitaran la luna, mi boca será un desierto para entonces y tú, la que yo amé, tendrás que aprender a volar ya sin mis manos.

Sigue tú colocada en esta tierra, mientras yo, dormido bajo la hierba, me quedaré esperándote en el sueño.

Pero cuando yo muera, amor, sigue el camino que te llevó hasta mi pecho y canta en el viaje. Lo que no te permito es que sigas amando mi sombra.

Desde mi día

Hoy te amo. El día es más que la esperanza de las manos. Es la noble voluntad de poder amarnos y poder ofrecerle a tu boca la ternura de mis labios.

Amanecí deseando ríos llenados de tu hastío. Con mi cuerpo constantemente te extraño, sólo tú pueblas las tardes de mi piel. Me urge ser el cómplice de tus manos, pero hoy te amo.

Imagino de nuevo tu rostro, tu deseo... tu boca húmeda, confusa, malherida, anhelante. Ven de nuevo a mí, palpa mi corazón, evade mis miedos. Tu presencia amorosa fuera del marco de la noche es mi presente, lo mejor de mí.

Por esto hoy te amo. Eres la vida que represento, donde vayas estaré más en ti. Será la hora que hace la distancia una risa corta, para olvidar que aún no estás aquí. Desde mi día te quiero, eres el porvenir. Sigo pensando en ti, en tus ojos y en los apacibles destellos de tu boca.

Aquí estoy triste

Estoy aquí, triste...triste de ti, de mi, de nosotros. Estoy buscando tus ojos, tu amor, tu mirada triste y ausente. Te busco en lugares concurridos, en los sitios donde acostumbras llorar y en la plaza donde dejaste un día abandonada tu tristeza.

Estoy aquí, triste, buscando tus ojos, tu amor, tu tristeza de mí, de ti, de nosotros. Estoy aquí, tú eres la que me falta. Mirándome de cerca podrías decirlo todo con un beso. Mirándome de lejos sólo podrías matarme.

Pero yo estoy aquí, triste de tu boca, de mi boca y de ti. A donde llevaste mi corazón herido de tu nombre? ¿A la noche que enmarca mi tristeza? ¿Al aire que me evita y pide espacio?

El abandono mío cerco mi tristeza y tú, la que yo amo, no está aquí.

Pero yo estoy aquí, sin ti, triste... triste de tus ojos, de tu pelo, de tu cintura y de mis brazos que extrañan tu vida. Pero cuando tú estés triste, dolorosamente triste, aprende a llorar y busca mi boca.

Tu amor

Dirijo mi corazón inalterablemente hacia ti, y te amo.

Me llene de tu amor día a día y uno de tus besos floreció en mi alma como cuando te extraño.

Entre tus ojos y tu boca hay un destino para siempre mío, que se repite cada vez que el día despierta contigo.

Voy a donde florece tu nombre cada vez que te amo. Amar, amor, es tenerte al alcance de mis labios, y es tu amor el que tiene tus manos y tu cara descansando en mi regazo.

Suspirar es un leve consuelo en el que a veces me refugio, y hace tiempo que tu amor, amor mío, yace en mi más alto suspiro.

Por eso te digo una vez más, entraña mía, cielo mío, que a mi corazón lo dirigen un montón de recuerdos tuyos.

A la soledad

Es demasiada soledad para un sólo corazón ensombrecido.

Yo ya no puedo con tanto amor deshabitado. ¿Porque no vienes? ¿Porque tardas tanto? ¿Porque te espero?

Cuántas veces eres la que mi amor necesita!

Tantas veces has sido la que el corazón llora.

Tal vez tanto amor no sea lo correcto.

Quizás que perdido la razón.

Aquí, aquí donde te amo, es donde hace falta tu amor, tu ternura y tu cariño.

Entre tanta soledad te digo que te amo y que mi única esperanza no está tan lejos de tus labios.

Sabes de la delicada rosa que vive en mi pecho, que se estremece y palpita nada más por ti.

Corazón, corazón mío. Ven a habitar la boca que quedó sola sin ti.

Cuando sea

Cuando la tierna palabra pierde su destino.

Cuando la tristeza ha sido un refugio perdido bajo el alma.

Cuando la calma de la memoria ya no es sino el leve recuerdo de su forma.

Cuando el amor es una falsa esperanza de mendigo.

Cuando muriéndose estaban las palabras que se encontraron contigo.

Cuando el afligido afán no era una opción sino el camino.

Cuando el orgulloso olvido no sea más que un adiós definitivo.

Cuando te diga que te amo y ya no estés conmigo, reemplaza con suspiros la certeza de todo mi cariño.

Pálida esperanza

Situado entre esta madrugada incesante, mi soledad se encoge de hombros y se enclava en mí la tristeza de mi pálido amanecer.

Detrás de mí aurora, sin remedio, poco a poco se extingue la memoria del olvido y palidece el alma de mi corazón.

La esperanza se sitúa en la desconfianza y se aviva el desconsuelo. Es el pánico el camino por donde pasea la muerte. Yo la he visto tantas veces andar sobre mí, en un grito de dolor, desesperadamente inacabable.

Así, situado en el estertor de mi insomnio me he dicho muchas veces, ¿hasta cuándo? ¿hasta cuándo? ¿hasta cuándo?

Insensible madrugada, corazón cerrado, tendremos que seguir esperando a que se extienda más el abandono.

Poemas de Dayanis Prado

Sin ti

Hazme saber que hay algo más allá del muro, que detrás de los cristales empañados el invierno baila despacito. Cuenta mis razones al azar y ve fundiendo el barro, así como quien rompe las olas con una pestaña, mientras en algún sitio las estaciones pasan desapercibidas.

Te quiero a deshora, a destellos, a parpadeos, a sorbos, a silencios. Nos debemos una energía que no está en las estrellas ni en los astros, una ráfaga de viento fuerte, una versión de los comienzos del siglo, un amor que traspasa las barreras de la luz o el sonido, algo marginado, delincuente, áspero, mas nunca cobarde.

Y te doy abasto con mis manos, porque contigo supe del cauce de los ríos, de las farolas en la plaza; nos damos tanto y te escribo, te vuelvo la inmortalidad del después, la historia que no conoce de febrero, ni años bisiestos, pues entre tus brazos brillo sin reparos. Sólo para tus otoños, mezcla de colores cálidos y fríos, tu risa que desprende un grito esperanzado.

Amor mío, te susurro desde entonces cada noche, mientras sostienes con fuerza mi mano, guárdame en tu inocencia de tréboles, en tus ojitos agazapados, en la espina dorsal de tu infantil modo de verme con ternuras de los siete años, porque me niego a un mundo sin tus besos, a una realidad donde no habite tu nariz puntiaguda, a un despertar sin tus resoplidos en mi cuello, porque si el invierno viene sin ti, entonces no, no lo quiero.

Si usted me quiere en su vida

Si usted me quiere en su vida, sepa que de preferencia el lunes voy a despertar con ganas de nada y me pelearé con el espejo tan inoportuno que muestra mis defectos a su antojo. Entienda que, de acuerdo a mis leyes, nadie me corta las alas, pues la libertad es un gusto similar a tomar una copita de vino o bien unas cuantas cervezas para refrescar el cuerpo y aliviar el alma. Aprenda a interpretar mi silencio como un "quiero estar sola, pero tampoco te vayas" al final no es tan difícil: diez vueltas a Júpiter, una veintena de inviernos, un abrazo fuerte cuando la angustia me dispare a quemarropa y el arte haga caso omiso a la comisura de mis labios, a la punta de mis dedos que acarician el teclado. No me trate como una flor que puede quebrarse en un parpadeo, ni juzgue mis luchas constantes por un mundo, donde cualquier mujer pueda salir a la calle vestida como desee, sin ser tachada de inmoral, con derechos reservados en el labial y libre de prejuicios erróneos.

Si usted me quiere en su vida, no pretenda cambiarme, regáleme poesía, complicidad, verdades a media tarde y una hipérbole de orgasmos, los placeres más exóticos, el preludio de los buenos momentos, la línea simétrica entre sus brazos y mis miedos, todo en proporciones exactas, lo necesario para enamorarse, lo racional para seguirlo intentado sin asfixiar las ganas, pero si usted me quiere en su vida, entonces acépteme tal y como soy: con miedos, defectos, heridas, vicios ocultos y una amalgama de sentimientos encontrados. Así de rota, pero con ganas de juntarle los pedazos.

Por si a acaso

Por si acaso mañana no nos vemos; por si pierdo el tren de la vida y quedo olvidada en alguna estación de pueblo; por si me gana la resaca de unas cuantas copas sin tu compañía y deambulo en silencio por la madrugada, cuando el espíritu se me ha desgajado del cuerpo y voy directo hacia la vía del metro; por si no somos más que dos mitómanos sin alma, dos desconocidos que se cruzaron y de la nada sintieron que la luna los miraba con envidia; por si alguien pregunta de dónde salimos, de qué extraña ciudad nos escapamos, quiénes somos tú y yo que no sabemos el uno del otro ni siquiera el nombre, pero aun así hicimos el amor; por si no te vuelvo a ver, si te pierdes entre esas sombras confusas, en la oscuridad de un mundo que me ha desterrado... Quiero que guardes mi olor en cada rincón, mis manos en tus manos,

que al mirarte al espejo no veas tu rostro sino el mío, que te marques en la piel mis huellas para que sepas dónde vivo, que al final del camino te esperaré con los brazos abiertos.

Tal vez ya no sea la misma que ayer besaste hasta el insomnio, la réplica de todos tus deseos, pero aun así te estaré esperando.

No creo en el destino, pero hasta una veladora le he prendido. De rodillas ante los años, pido que te vuelvas a cruzar otra de estas madrugadas, que reconozcas mis caricias, que conserves mi piel en tus recuerdos, para devolverte tu mirada, que se ha quedado en lo más intrínseco de mi pecho.

Bonita tú.

Bonita tú que sonríes como si fueras irrompible, como si nunca hubieses probado el polvo, como si trajeras en las pupilas una luna nueva en verano.

Bonita tú que has dado tanto, que has recibido poco y, aun así, sigues teniendo ganas de correr, de subirle el cierre a tus heridas y desprenderte de lo que te daña.

Bonita tú que te volviste fuerte cuando no quedaron opciones que gastar y te guardaste el corazón en un rinconcito y te sirvieron de mucho los golpes que recibiste.

Bonita tú que te pones triste y al segundo sonríes como niña caprichosa, entre girasoles y pajaritos.

Bonita tú que aparentas ser fría, por miedo a que alguien derrita tu escarcha y te sientas vulnerable.

Bonita tú que eres libre, que no te olvidas de dónde vienes, que gritas cuando te enojas y te acaricias las mejillas para no perder la brújula.

Bonita tú que germinas como flor en el desierto y la metamorfosis te regala un par de alas nuevas, que peleas con los monstruos que hay debajo de tu cama.

Bonita tú que, sin maquillarte, traes todita la magia en tus pestañas.

Es una pena

Qué triste encontrarnos un día por inercia, en este mundo tan jodido en el que ya nadie quiere un romance bonito ni platicar de las estrellas o los miedos que te chingan las entrañas.

De veras que duele, pues un día alguien dice quererte tanto y al otro ni te conoce, hasta te ignoran como si fueras un pinche juguete viejo defectuoso.

Ya nadie se toma el tiempo de entregarse en cuerpo y alma, de saber más allá de tu perfil y tus estados de WhatsApp, de competir contra la mediocridad que nos está jodiendo como seres humanos.

Es una pena que nos hayamos cruzado: tú con tus falsas promesas de amor barato, con tus chingaderas de "quiero una vida todita contigo", con tus canciones cursis que ni te sabías la letra y yo, con hambre de algo realmente hermoso, con ganas de hacer de todos los jodidos esfuerzos pa' quedarme a tu lado.

Te lo juro, es una pena habernos encontrado, en este instante en el que vales madre si pones el pecho, si quieres a alguien hasta hacerte débil, si te pintas las ilusiones y te la rifas con ganas, si abres tu corazón con la certeza de que van a cuidar de ti.

Es una maldita pena, porque cada día hay más pendejos fingiendo quererte y menos gente, con ganas de que los putazos le quiten los deseos de enamorarse bonito y sin miedo. Es una pena.

Amor a distancia

No somos más que ruidos distantes, más que silencio en medio de la noche, ni siquiera llegamos a pasar por conocidos, tal vez no seamos más que dos locos que le gritan a las estrellas y se inventan un pinche mundo para ellos solos, quizás estemos bien lejos de ser almas gemelas y habernos encontrado en vidas anteriores, en otro plano, en otra dimensión de la materia.

Quién sabe si no tengamos más afinidad que el gusto por el café o los pasteles salados, a la vez habernos cruzado no es parte del destino ni obedezca a la línea delgada de los amores destinados a estar juntos, pero me apunto a disfrutar lo que dure, así sean centésimas o un año bisiesto, aunque seamos tan breves y efímeros, aunque no alcancemos a enamorarnos y sea un capricho esto de quererte tanto, de verme en tus ojitos, de abrazarte hasta el cansancio.

A si sea un préstamo tu compañía y mañana te esfumes y te lleves la lluvia entre los pómulos, quiero vivirlo, tan intenso que no pueda disimular ni un segundo el brillo en mi mirada, la luminosidad que se avienta en mis pupilas cuando hablo de ti, lo bonito que se siente saber que también me piensas, que te la pasas viendo mis fotos, que tu mensajito será lo primero que lea al abrir los ojos.

Dure mucho o poco, me apunto si es contigo, bendita locura que me tiene sonriéndole al teléfono, porque más que atracción de piel, de olor, de la textura de los labios, es amor de almas, aún en la distancia equivocada.

Amor platónico

Había algo en sus mejillas, el arte le iluminaba el rostro, yo ya la amaba y no por su olor, no por la huella de sus pasos, ni siquiera por su voz, nunca la escuché, pero así de iluso es el amor.

Me enamoré de alguien que nunca va a voltear hacia mí, no tocaré jamás su piel, pero conozco su modo de sonreír, los hoyuelos que se forman cerca de la barbilla, sus labios carnosos, sus cabellos negros, es suficiente para pensarla en las noches. Cómo me gustaría encontrarla entre la gente, invitarla a un café, sentarnos frente al mar, aprender de memoria cada detalle, los rasgos, cada lunar...

Mi mente es seducida por sus letras, la imagino y sonrío, ella juega conmigo,

mientras la leo y quedo despierto, gastando insomnios, mis pensamientos.

Tal vez no sea real esta imagen ficticia que he construido en mi cabeza, pero para quererla no me hizo falta un golpe de suerte y si me concedieran un deseo, pediría que nunca les falte el brillo a sus ojos, aunque no sea yo quien le encienda la mirada, pues sigue siendo ella, mi amor platónico, mi todo y mi nada.

Cita para uno

Hoy es uno de esos días que sólo necesito café, me siento tan desnuda, tan lejana, distraída. Crónicas de una maldita necesidad de silencios, traigo amnesia de recuerdos, resortes de la frialdad que te hace tiritar, pero estoy en paz porque lo doy todo y no uso a nadie para ascender. Hoy sólo quiero café, pasar rato conmigo, escapar de los ruidos distantes, de la mala vibra, recuperar mi energía y soltarle las alas a mi libertad.

Hoy es el comienzo de una despedida, vengo de morder el polvo, de desgarrarme las rodillas, de abrazar el olvido, de acribillarle la espalda al dolor y tirar a la basura la incertidumbre de estar en la cuerda floja.

Sólo hay dos formas de vivir: una quejándose de todo y otra siendo feliz sin chingar a nadie y yo, hoy me voy de viaje, lo siento si no estoy disponible, sólo me estoy ocupando de mí.

De a poquito

Quítame el sueño, te lo ruego, clávame ocasos, déjame a la intemperie, con tus manías en brazos, pero desnuda.

Deja que me acostumbre a tus ojitos rasgados, hay en ellos el retrato de aquel niño que ayer jugaba descalzo en los pueblitos y se raspaba las rodillas para que su madre lo acurrucara junto a su pecho.

Ya sé que no seré yo quien te abrace al despertar, que no van a ser tus párpados hinchados lo primero que mire antes del café, tampoco esa sonrisa bonita en la que me quedaría a pasar el invierno. Al menos lánzame burbujas, deja que me imagine rompiendo olas contigo, escribiendo promesas en botellas y lanzándolas al mar, para que un día no muy lejano alguien se acuerde de nosotros.

Sostenme en ese hilo invisible que me tiene pensándote a gritos porque ya te extraño y aún no te has ido, hasta el propio silencio me habla de ti.

Yo quiero estar, aunque no agarres mi mano, ni pueda sentir tu respiración agitada mientras me besas.

Y si no es amor, entonces invítame a surfear, a ver películas de terror o a tomar un cafecito, de alguna manera nos iremos contagiando, así sea… de a poquito.

Desde que estás aquí

Desde que estás aquí, en el lado derecho, como adherido a mis dedos, le canto a las gaviotas, con el periscopio de un submarino, voy por el mundo exigiendo una docena de navidades y una apacible sonrisa que mutila las luces artificiales.

Entiende que no necesito más tiempo que el sonido palpitante de tu pecho, que no miro al horizonte para orientarme porque desde que estás aquí; mi camino exacto está en tus labios, y te aguardo como a la primera flor de la primavera, incluso después del otoño, te sigo encontrando en cada esquina de esta ciudad, en los libros y las películas pirateadas. Tú exacerbas las ganas de pisar las estrellas y cambiar la espera por un par de segundos en tus pestañas.

Me encanta compartir tu intimidad, burlar lo abstracto, a unos cuantos años luz de lo imposible; desde que vives en mí, voy despacio, como quien no tiene prisa en llegar a cualquier estación del metro. No sé si llamarlo suerte o pretexto, pero hacía mucho, no amanecía con la lluvia entre los dedos.

Dicen de ti

Dicen de ti que eres un completo desastre, un caos a las órdenes de la locura, ni idea tienen de cuánto brillas, de la suerte que hay en el broche de tu vestido, de las veces que has puesto tus ojos en blanco para volver arriba y resurgir de las cenizas.

Deja que digan que andas semidesnuda provocando miradas lascivas, nadie entiende que no eres de esas normales que plantan orquídeas y sonríen cuando les regalan flores y es que eres distinta, prefieres los libros, los atardeceres junto al mar, te gusta más un poema en la piel, un verso para acompañar el café. No te empeñas en ir de prisa, te has equivocado tantas veces,

pero tu almohada guarda cada lágrima, cada historia, en realidad, estás harta de que te quieran a medias, de que pretendan cambiarte, estás harta de los amores cobardes, de los otoños que deshojan tus pestañas, de la gente mediocre que juzga si metes a alguien distinto en tu cama. Mandaste al carajo el "qué dirán", simplemente te arreglas para ti, esperas por alguien que note tus luceros, tus constelaciones en la frente, alguien que no venga de pasada, alguien que, sin tú pedírselo, se quede para siempre.

Domingo

Cuánta melancolía hay en los domingos, los recuerdos tirando de tus cabellos, la simplicidad de un niño, historias que gritan en los parques, emociones a flor de piel.

Desearía tanto que estuvieras aquí conmigo, que pusieras en el playlist la canción más bonita y correr de las manos como queriendo escapar de la ciudad. Invadir las estrellas, dejarnos engordar con tacos y malteadas e ir saltando en cada charco de regreso a casa. Pedirle autógrafos a las ilusiones y sobrevivir el paso de algún gato negro sin espantarnos. Mirarnos a los ojos y pasar toda la noche acurrucados, cruzando los dedos para que no amanezca y que octubre nos sorprenda con el amor en el pecho. Qué largo se hace el domingo, para el que sufre, para quien extraña...

Eres pendeja

Eres pendeja cuando lloras por quien no te quiere o cuando crees que te falta algo para ser bonita. Eres inocente por confiar en la gente, por salir al mundo sin armadura y seguir creyendo en la magia, por comerte las golosinas y pedirles deseos a las estrellas fugaces.

Eres inmadura por pensar en que algo mejor vendrá, por guardar esos janes azul que ni a la fuerza te entra, por suspirar detrás de la puerta y mandar mensajitos cursis con el corazón a punto de reventar, por añorar al amor de tu vida, prefiriendo las cartas en lugar de los emails.

Eres tan pendeja, que te ríes sola por la calle, que vas contando los postes metálicos del alumbrado, que pasas por una librería y los ojos se te llenan de alegría, que te pones a dieta veinticuatro horas y a las veinticinco te comes hasta la última rebanada de pastel.

Eres tan pendeja, que, en lugar de caminar, vas dando saltos en las rayas blancas, que a veces olvidas que tu gato no es tu mejor amigo, que, si la felicidad tuviera que elegir un lugarcito, sin duda sería en tus mejillas.

Eres mejor de lo que el mundo diga, eres tú: rara, locamente magnífica y sin luces artificiales. Eres simplemente, el más bonito de todos los desastres.

Invitación

Conmigo no te faltarán versos ni alquimia de juicios, sé que tal vez mi mundo no sea tan exotérico, que no tenga más novedades que esta extraña locura que traigo en las mejillas, ni sea la más absoluta explosión de luz, pero sí te puedo dar momentos, lealtad y poesía.

Si te animas aquí estarán disponibles mis besos, un tanto fríos, casi inviernos crudos, pero con una ola de calor volverán a ser tibios.

Me suelo intoxicar con letras, a pesar de mi abstemia te voy a esperar con un par de cervezas y tal vez aguante la resaca sólo para impresionarte. La verdad es que quiero tomar el café contigo, molestarte con mis bromas absurdas y en ocho segundos hacerte perder la paciencia.

Aún hay cupos en mis días, tal vez sea mejor que pienses en quedarte tres vidas o empezar con un par de meses

y luego pedir prórroga cuando ya extrañes demasiado mi carácter de mierda, mis risas, mis celos de adolescente insegura, todas esas locuras que me hacen parecer pendeja, hasta histérica.

Es que prefiero la filantropía, las noches de lluvia contigo, las cosas más importantes como el tiempo y la compañía, la gente que se toca el corazón para alimentar el espíritu y enaltecer el alma. Me gustan las charlas inteligentes, los besos en la frente, los amores espontáneos, así como por casualidad.

No prometo nada, igual no hace falta que me creas, ya tengo tantas espinas como cicatrices, pero si lo deseas podemos intentarlo hasta que no nos queden piedras por lanzar, ni sueños por cumplir. No te ofrezco una historieta con un final perfecto, pero si tengo ganas, muchas ganas de hacerte feliz.

Me gustas

Me gustas para una vida, las otras seis mejor las guardamos por si hace falta intentarlo muchas veces, lo cierto es que me encantas cuando ríes y te despistas, es como si fueras el ombligo del mundo, la cuerda de los acróbatas, la chimenea de la casita de campo, los buñuelos de viento en Semana santa, las pinceladas de mayo en la selva, los atardeceres en el malecón de La Habana.

De ti me gusta todo, incluso ese momento en el que te enojas y con el ceño fruncido me mandas a la chingada, hasta esos ruidos que haces dormido, tú le dices ronquidos, yo le llamo suspiros eróticos.

Me encanta saber que al final del día vas a estar ahí para mí, que haremos el amor hasta el cansancio,

que quedaremos dormidos y a media madrugada me dejarás sin cobija y en una esquinita de la cama.

Es que no quiero otros ojitos, ni otras marcas de piel, no quiero más ningún ex, quiero que te quedes y seamos realistas, aún con la puta economía jodiéndonos el sueño.

Que te encuentres en mis brazos, que a la velocidad de la luz me desordenes la cabeza, quiero tener la suerte de mirarte y morder mis labios, porque tú eres esa personita con la que quiero gastar mis años.

Melancolía

Tengo un cuadro de Da Vinci, lo guardo para recordarte, luz y espacio hay en mis inviernos, por si te dan ganas de volar conmigo o te cuesta caminar sin mis carcajadas.

Tengo miedo a no creer, a huir de Dios y no encontrarlo, mentiría si digo que soy de fe, de religiones y alabar lo que desconozco. Tanto de melancolía hay en mí, el mirar por la ventana y desear que asomes tus pestañas, mientras sigo aquí, plantando árboles para tener un poco de oxígeno.

Guardo la esperanza intacta en un cajoncito, si un mes coincidimos, intentaré llevar las flores secas en las páginas de un libro que escribo para que me sientas.

Y es que a ratos suelo odiar un poco más esta distancia, cuando me desordenas el alma, cuando me sobran suspiros a la hora del té, desearte aquí conmigo, viendo el sol alejarse, millones de , todas para que te encuentres entre mis manos.

Cada viernes te aclamo, emociones a flor de piel, tomo la pluma y deliro un poco, en realidad, querría pasar por ti e irnos de vacaciones, hasta el fin del mundo, sería la gloria si andamos juntos, rasgando en la tierra media mojada, cerrando ciclos, cantando en las madrugadas.

Maldigo esta distancia, es jodido no poder abrazarte, matar estas pinches ganas de ser canción en tus labios. Maldigo los años, los segundos que vienen y no te traen a mis días, el viento que sopla fuerte y despeina mi cabello, la gente que te ve pasar, te habla y hasta tiene la dicha de tocarte. En cambio, yo, sólo conservo seis recuerdos, mil planes a futuro y un montón de escritos para no sentirte tan lejos.

Resiliencia

A mí también me tocó ahogar las mariposas, esas que se alborotaban con la persona incorrecta, en lugar de odiarlas, las tomé entre las manos y las eché a volar, con la firme esperanza de que algún día, vuelvan a habitar mi estómago, y me provoquen extrañas cosquillas, pero con alguien que ame metamorfosear conmigo.

Restauración

La culpa es toda mía por seguir persiguiendo amores quebrados, antes de querer reconstruirte, debí haber sanado primero el corazón.

Usted

Usted tenía ese don de alegrarme demasiado el día con un mensajito, un me sabe a poco el no ser yo, quien esté ahí a su lado para verla despertar.

Me encantó cada plática, cada pendejada que inventaba para hacerme reír, era magia y fantasía, un poco de cariño me hicieron bien, la verdad es que ya traía ganas de afecto, de complicidad...

Lo triste es que fue como el paso de una estrella fugaz, tan efímero pero bonito, de esas cosas que sólo ocurren una vez en la vida. Borrar los chats y tener ganas de decir: carajo, no quiero hacerlo, quedarse ahí mirando cómo desaparecen línea a línea, fotos, audios...toda una historia.

Eso fue usted, una historia especial, un ratito de alegría, de locura y felicidad.

Ahora lo veré en línea, hasta tropezaremos por ahí, pero no lo olvide, aunque no le piense usted tuvo de mí lo más importante que suelo dar: atención y mi sonrisa más radiante, ojalá la recuerde siempre.

Despedida

Deja que me vaya, en el fondo sabes que muero por quedarme, si mi tonta manía de llorar en las despedidas me delata. Déjame hacerlo ahora, aún queda nieve en los autos, podré llegar hasta el andén y verte desaparecer ante mis ojos. Bien sabes que muero un poco, que me duele tanto el pensar que mañana no vas a estar cuando alguien pregunte si tu ropa aún huele a ti.

Voy a estar bien, lo prometo, te extrañaré cada segundo, no será fácil estrangular los recuerdos, los tantos momentos, los insomnios que marcaban nuestras noches. Siempre creí que el adiós nunca llegaría, al menos no tan rápido, pero soltar también es un acto de amor propio.

Cuando ya me haya ido, sonríe siempre, quiero quedarme con esa imagen para alegrar un poquitín mis memorias. Hay personas que llegan con fecha de expiración a tu vida, pero te aferras con fervor a ellas, te hacen bien.

Cuando llegue ese día, sólo agradece, date la vuelta y como un ramillete de globos deja que se eleven...

El alma se te encogerá, pero es inevitable, su tiempo ya caducó, aunque lo bonito que han vivido, se quede por siempre en el corazón.