Cuba: La Revolución De 1933, El Golpe De Estado De 1952, Y La Represión Del Comunismo
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CUBA: LA REVOLUCIÓN DE 1933, EL GOLPE DE ESTADO DE 1952, Y LA REPRESIÓN DEL COMUNISMO MEMORIAS DEL MAYOR GENERAL MARTÍN DÍAZ TAMAYO COLECCIÓN CUBA Y SUS JUECES EDICIONES UNIVERSAL, Miami, Florida, 2017 ANTONIO RAFAEL DE LA COVA CUBA: LA REVOLUCIÓN DE 1933, EL GOLPE DE ESTADO DE 1952, Y LA REPRESIÓN DEL COMUNISMO MEMORIAS DEL MAYOR GENERAL MARTÍN DÍAZ TAMAYO Copyright © 2017 by Antonio Rafael de la Cova ______ Primera edición, 2017 EDICIONES UNIVERSAL P.O. Box 450353 (Shenandoah Station) Miami, FL 33245-0353. USA (Desde 1965) e-mail: [email protected] http://www.ediciones.com Library of Congress Catalog Card No.: 2017952289 ISBN-10: 1-59388-288-2 ISBN-13: 978-1-59388-4 Composición de textos: María Cristina Zarraluqui Diseño de la cubierta: Luis García Fresquet Todos los derechos son reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida en ninguna forma o por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiadoras, grabadoras o sistemas computarizados, sin el permiso por escrito del autor, excepto en el caso de breves citas incorporadas en artículos críticos o en revistas. Para obtener información diríjase a Ediciones Universal. ÍNDICE DEDICATORIA ........................................................................ vii INTRODUCCIÓN ..................................................................... ix PREFACIO ............................................................................xxxiii CAPÍTULO I SOLDADO DE LA REPÚBLICA ............................................... 1 CAPÍTULO II LA REVOLUCIÓN DE 1933 ......................................................21 CAPÍTULO III FULGENCIO BATISTA .............................................................51 CAPÍTULO IV LAS FUERZAS ARMADAS 1944-1952 .....................................79 CAPÍTULO V LA MADRUGADA DEL 10 DE MARZO DE 1952 .................. 103 CAPÍTULO VI LAS FUERZAS ARMADAS 1952-1958 ................................... 135 CAPÍTULO VII LA CIA Y EL BRAC ................................................................. 159 CAPÍTULO VIII LA CONSPIRACIÓN DE LOS BORRACHOS ......................... 193 FOTOS ..................................................................................... 213 ÍNDICE ONOMÁSTICO .......................................................... 229 DEDICATORIA Para cumplir la promesa que le hice a mi padre en su lecho de muer- te, decidí publicar sus memorias que redactó durante la larga enfer- medad que eventualmente le tomó su vida. Mi padre quería que la verdad sobre muchos eventos, ocurridos durante sus años en el ejér- cito, fueran conocidos por el mundo entero. Su obsesión, después de terminar su carrera militar, era sacar a la luz la verdad detrás de muchos acontecimientos que se distorsio- naron al publicarse. Nunca olvidaré las lecciones que me enseñó durante su vida. Me instruyó a ser clara, comunicativa, honesta y a vivir la vida haciendo lo que es beneficioso para la humanidad. Mi admiración hacia mi padre no solo fue por su prestigioso al- to mando militar y el amor a su patria, sino también por los ejemplos que demostró en nuestro hogar. Además, el amor que siempre le tu- vo a mi madre, Rosaura, y, el hogar feliz que disfruté toda la vida. No fuera la persona que soy hoy día si no hubiese tenido un padre ejemplar como él. Roraima Díaz de Kanar vii INTRODUCCIÓN Tras la caída del régimen de Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959, comenzó la «Guerra de las Memorias», culpándose sus anti- guos partidarios, unos a otros, por el triunfo de Fidel Castro. El ex vicepresidente Rafael Guas Inclán, decano del Colegio de Abogados de la Habana y presidente del Partido Liberal, fue entre los primeros en criticar a Batista diciendo que «su egolatría lo cegó y pecó en el último momento de ser un mal gobernante».1 La autobiografía del mayor general Martín Díaz Tamayo es el último tomo de esta controversia entre Batista y sus oficiales milita- res. Después que Batista publicó Respuesta en 1960, fue vilipendia- do por el teniente general Francisco J. Tabernilla Dolz.2 Otros oficia- les que en sus memorias injuriaron a Batista fueron el coronel jefe del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Florentino E. Rossell Leyva (1960), el coronel del Ejército Pedro Barrera Pérez (1961), el coro- nel de la policía Esteban Ventura Novo (1961), el sedicioso coronel del Ejército Ramón M. Barquín López (1978) y el general del Ejérci- to Francisco «Silito» Tabernilla Palmero (2009). Batista tuvo apoyo incondicional en las memorias del jefe del Buró de Investigaciones coronel Orlando Piedra Negueruela (1994) y su cuñado el general Roberto R. Fernández Miranda (1999). El piloto de enlace teniente Carlos Lazo Cuba en su autobiografía La guerra aérea en Cuba en 1958 (2016) coincide con Díaz Tamayo al señalar que Batista con- trolaba todas las operaciones militares, cometió errores estratégicos 1 «“Mal gobernante” y “ególatra” llama Guas Inclán a Batista», Diario de la Mari- na, marzo 13, 1959, 1. 2 Francisco Tabernilla Dolz le envió dos misivas insultantes a Batista, el 31 de diciembre de 1959 y el 24 de agosto de 1960, donde en la última le dice que sus recién publicadas memorias Respuesta era un mamotreto «que bien podía haberlo intitulado “GARBAGE”». Las cartas se reprodujeron en el libro de José Suárez Núñez, El Gran Culpable (1963) y en las memorias de su hijo «Silito» Tabernilla (2009). ix Antonio Rafael de la Cova contra la guerrilla castrista y las promociones de oficiales estaban basadas en conexiones políticas y nepotismo obviando el escalafón. Díaz Tamayo fue un campesino analfabeto, huérfano de pa- dre, dedicado al corte de caña y la siembra de tabaco y de piña en tierras de españoles acaudalados en Pinar del Río. En 1926, con 16 años de edad y sin el permiso de su madre, se alistó en el Ejército dando la falsa fecha de nacimiento de 1904 para poder ingresar. Procedía de la misma humilde extracción que Batista y de miles de campesinos que enrolaron en el Ejército para estabilizar su eco- nomía y bienestar. Estas memorias ofrecen una breve historia de la evolución del ejército cubano durante la república. Relata la vida cotidiana de los soldados y detalla el desarrollo y modernización del principal cam- pamento Columbia en La Habana. También describe la composición del ejército y su participación en la formación de las Escuelas Rura- les e Institutos Cívicos-Militares. Díaz Tamayo critica como el Ejér- cito tenía un largo historial de ser utilizado como instrumento políti- co por los presidentes Tomás Estrada Palma, José Miguel Gómez, Mario García Menocal y Gerardo Machado. La Constitución permit- ía al presidente dar de baja o retirar a cualquier oficial o soldado sin dar explicación. Esta cláusula permitió que el presidente Ramón Grau San Martín desmantelara en 1944 los cuadros militares esta- blecidos por Batista. La inseguridad creada entre algunos militares, proscritos de participar en las elecciones, causó que dichos hombres respaldaran al caudillo surgido de sus filas quien les garantizaba su porvenir. Díaz Tamayo participó en la Revolución del 4 de Septiembre. Dos días antes, fue invitado por el sargento José Eleuterio Pedraza a una reunión conspirativa en la Gran Logia Masónica pero no asistió para no ausentarse sin el permiso de su destacamento. Sin embargo, la noche antes del golpe, estuvo con la tropa en la asamblea del Club de Alistados del campamento Columbia cuando escuchó al sargento Fulgencio Batista darles la orden de tomar el cuartel. Díaz Tamayo participó en el alzamiento de su compañía que resultó en su nom- bramiento inmediato a sargento primero. Lamenta que, de haber par- ticipado en la conspiración, hubiese «ascendido meteóricamente» a oficial y describe las circunstancias que permitieron a Batista ser el jefe militar de la revolución. x La Revolución del 33, el Golpe de Estado de 1952 y la Represión del Comunismo Como sargento primero, Díaz Tamayo dirigió la compañía de infantería que el 29 de septiembre de 1933, suprimió la manifesta- ción comunista que iba a inhumar las cenizas de su líder Julio Anto- nio Mella en un cenotafio en el Parque de la Fraternidad. La con- frontación produjo ocho muertos, veintisiete heridos, la destrucción del monumento y la desaparición de las cenizas. Seis semanas des- pués, Díaz Tamayo combatió contra la sublevación de la Aviación militar y tres guarniciones en la Habana, respaldada por la organiza- ción ABC. En diciembre ascendió a segundo teniente y en 1936 co- menzó una etapa ecuestre de tres años en la que participó en compe- tencias internacionales. Recuerda con nostalgia las competencias de jinete que lo llevaron a Chile, México, Estados Unidos y Canadá, ante «la presencia de mujeres hermosísimas, de la alta sociedad pa- namericana y europea». El teniente, alto, fornido y de ojos azules, tuvo muchos amoríos y casi pierde su carrera por su relación con la esposa de un hombre prominente quien insistió que lo expulsaran del ejército. Como castigo, Díaz Tamayo fue enviado a la provincia de Oriente por más de un año. Al regresar a La Habana, tuvo segundas nupcias el 17 de julio de 1942. Sus memorias no mencionan que en 1938 resultó culpado por extravío de efectos militares y cuatro años después por daños a la propiedad ajena y lesiones por un aparente accidente. Díaz Tamayo era graduado de la Escuela de Oficiales y de la Escuela Superior de Guerra cuando fue retirado del ejército con el rango de capitán por el presidente Carlos Prío Socarrás a mediados de febrero de 1951. Nos afirma que fue por criticar al gobierno debi- do a la impunidad de los asesinatos