ATENEO, DICTADURA Y REPUBLICA Interdisciplinar (2) 37 ------Antonio Ruiz Salvador
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INTERDISCIPLINAR 2 FERNANDO TORRES .EDITOR ANTONIO RUIZ SALVADOR ATENEO, DICTADURA Y REPUBLICA Interdisciplinar (2) 37 -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ------------------------------- Antonio Ruiz Salvador Ateneo, Dictadura, República Fernando Torres - Editor Cirilo Amorós, 71 - Valencia ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ANTONIO RUIZ SALVADOR Es profesor de español en Canadá (Dalhousie University). Nació el 16 de febrero de 1937 en Madrid. Hizo la licenciatura en Historia (Brandeis University) y estudios posteriores en Estados Unidos (consiguiendo el grado de Doctor en Filosofía por Harvard University). En 1971 publicó en Tamesis Books Limited, de Londres, el libro el Ateneo científico, literario y artístico de Madrid (1835-1885). C) ANTONIO RUIZ SALVADOR De esta edición FERNANDO TORRES -Editor. Valencia, 1976. I.S.B.N.: 84/7366-069-2 Dep. Legal: V.470-11977. Gráficas Levante, S. A. (Alboraya) Valencia Índice 1Dictadura 9 I. Primo de Rivera: la primera dictadura y el desafío ateneísta 15 II La segunda dictadura: Dámaso Berenguer 47 III La Tercera dictadura: Aznar y el desafío Ateneísta................................................. 99 2. República 109 I. La “primera”República 113 II La “segunda” República 203 III.La “tercera” República 241 APENDICES: I. Conferencias dadas en el Ate- neo de Madrid (13 de septiembre de 1923a 18 de julio de 1936) - 251 II Veladas, actos y exposiciones 263 III. Juntas de gobierno 267 No valdría la pena Contar su historia a quien jamás la olvida Jorge Guillán Cualquier homme, que l`,oya ,y bien trobar sopiere. Puede más añadir é enmendar si quisiere. Juan Ruiz I. DICTADURA ¨-La hostilidad de los intelectuales hacia la Monarquía en su última etapa dictatorial se tradujo en un rompimiento abierto, creándose una especie de solidaridad profesional que les dio el tono de un movimiento político. El Ateneo de Madrid, institución dedicada exclusivamente a actividades culturales, se transforma en lugar eminente de agitación política, porque la cultura en aquella época de España, como en la actual, tenía que tomar fatalmente un cariz subversivo". Juan B. Climent ´´Mito y verdad de Manuel Azaña---, Excelsiór. (México, D. F., 13 de abril de 1958). Fiel a una antigua tradición decimonónica, el Capitán General de la Cuarta Región se pronunciaba en Barcelona el 12 de septiembre de 1923; con el manifiesto que Miguel Primo de Rivera dírigía a la nación en esa fecha, quedaba cerrada la larga etapa canovista de desmilitarización de la política española y, como el Guadiana, reaparecía el espadón. Según el manifiesto, el Directorio militar (nuevo Amadís) no veía para España ---otra salvación que libertarla de los profesionales de la política", de las "rastreras intrigas políticas" que toman por pretexto la tragedia de Marruecos", de las "pasiones tendenciosas alrededor de¡ problema. de las responsabilidades .. Ante males tan obvios, tampoco veía necesidad de justificar el golpe militar (mandado e impuesto, al fin y al cabo, por "el pueblo sano"), aunque sí, y sin dejar lugar a dudas, de advertir de las consecuencias a aquellos que pretendieran ir en contra de la voluntad nacional: 11 `Pues bien; ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas que, sin poner remedio a nada, dañan tanto o más a la disciplina que esta recia y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey. Este movimiento es de hombres; el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la Patria preparamos". 0 de lo contrario... primer aviso, de celtibérica dialéctica, al que seguía la amenaza directa M aunque "traemos por lema: Paz, paz y paz... anunciamos que la fé en el ideal y el instinto de conservación de nuestro régimen nos llevará al mayor rigor contra los que lo combatan". Aun de una lectura rápida y superficial M texto M manifiesto, resulta evidente que, a partir M 13 de septiembre de 1923, y "cumpliendo" decimonónicamente la voluntad nacional, el Directorio militar extendía oficialmente el certificado de defunción M parlamentarismo español, iniciando una etapa dictatorial que, por exceso de buen humor (al fin y al cabo eran los felices años veinte), se denominaría, en ocasiones, la dicta blanda. Aunque desde un punto de vista constitucional, por supuesto, el mayor o menor grado de severidad en una dictadura carece totalmente de sentido, si importa destacar que, de hecho, España y los españoles perdieron con el. Directorio, y de un plumazo, mucho de lo que con tanto esfuerzo habían ido consiguiendo desde los llamados "años bobos", sí, pero parlamentarios, de la Restauración. El 13 de septiembre de 1923 se cerró un capítulo dela Historia de España que merece ser recordado 'aunque sólo sea por haber "acostumbrado" a los españoles al parlamentarismo, que no es poco. Curiosamente, la tan vilipendiada fantasmagoría de Cánovas M Castillo, el monstruo, pasaba a ser añorada cuando "aquello" era substituido por "esto": y se citarían frases M monstruo, porque bajo la dictadura, citar a Cánovas era estar al servicio de la democracia, estar en la oposición. Un simple ejemplo: "A mí me repugna todo espacio de silencio en la Historia. No quiero la muerte del espíritu político: quiero que se lo reforme, si se extravía; que se le contenga,. 12 momentáneamente, cuando haya absoluta necesidad de ello; a raíz de una gran perturbación; pero que se le deje volar libremente tan pronto como la inminencia de¡ riesgo sea pasada. De la controversia nacen las ideas; los progresos y el bienestar público. La discusión produce naciones como Inglaterra. El silencio produce naciones como la España de Carlos II" (1). Y, va implícito, como la de Miguel Primo de Rivera. Las páginas que siguen son el estudio de un espacio de silencio en la Historia de España (13 de septiembre de 1923 a 14 de abril de 1931), o, más bien, el de una institución (el Ateneo de Madrid) y unos hombres (los ateneístas) que, por también repugnarles todo espacio de silencio en su historia, no aceptaron la autoridad de los espadones y sí su reto; porque, como diría Miguel de Unamuno el dos de mayo de 1930 en el Ateneo, ---... la dictadura militar se apoderó de¡ Poder, no de la autoridad, porque hay que reconocer que han tenido poder, pero no autoridad". ,Si tuviera que mencionar a todos aquellos que, de una forma u otra, han hecho posibles estas páginas, no sabría por quién empezar; mucho de este intento de recuperar un tiempo pasado (y no necesariamente perdido) lo debo a la memoria de un desconocido, Amós Salvador y Carreras, mi abuelo materno; mucho (si no todo) del querer recuperarlo se lo debo a Bessa, mi mujer, sin cuyo tesón estas páginas no se habrían escrito; a ellos dos, al Canadá Council, y a tantos (y por tanto), gracias. A.R.S. Dalhousie University Halifax, Nova Scotia, Canadá MAYO-1976 (1) Palabras de Cánovas del Castillo recogidas por Manuel Aguirre de Carcer, Glosa del año 23, Madrid, 1944, pág. 361. 13 Primo de Rivera: la primera dictadura y el desafío ateneísta. Poco después de golpe y manifiesto de Primo de Rivera con que, casi coincidiendo con el universitario, se abría el año político, el Ateneo de Madrid inauguraba el curso 1923-1924, tal y como prescribía el reglamento de la casa, con una memoria y un discurso leídos, respectivamente, por el secretario primero, Luis de Tapia, y el presidente, Angel Ossorio y Gallardo. Con esta sesión de¡ 20 de octubre de 1923 se iniciaban oficialmente las tareas ateneístas y además, y esto es lo verdaderamente importante del acto, el Ateneo, asumiendo una doble responsabilidad intelectual y política, se enfrentaba abiertamente con el Directorio militar. Aunque reglamentariamente el secretario primero no tenía más obligación que la de resumir las actividades de¡ curso anterior (obligación que no siempre se cumplía), la memoria de Luis de Tapia iba más allá de lo exigido, aunque sin duda no de lo anticipado por los ateneístas que asistían a la sesión inaugura¡, ya que además de resumir, justificaba: "La conmoción intensa que en toda España produjo la catástrofe de Annual reflejóse de modo apasionado y lógico en el Ateneo. No es este Centro Cultural, ni lo ha sido nunca, frío laboratorio especulativo, en el que se persiga la verdad científica sin el calor de la pasión política" (2). No ignoraba Luis de Tapia, por supuesto, que el reglamento declaraba expresamente que el Ateneo era (2) Memoria leída en el Ateneo de Madrid por el Secretario primero Don Luis de Tapia, con motivo de la inauguración del curso académico 192324. Madrid, 1923, pág. 5. 15 una Sociedad exclusivamente Científica, Artística y Literaria. Sin embargo, preguntaba retóricamente a sus consocios: "¿debemos atenernos estrictamente a adverbio tan impropio de nuestro carácter" (pág. 6). Los debates sobre las Responsabilidades, que habían tenido lugar durante el curso anterior con gran brillantez, eran perfectamente lógicos dentro de una tradición ateneísta iniciada, precisamente, en su momento fundacional. Y casi un siglo más tarde, Tapia repetía las palabras del duque de Rivas, primer presidente de la casa: "instalado queda, pues, el Ateneo que dedicará sus constantes tarea, a difundir las luces por todas las clases de la sociedad y a vulgarizar los, conocirnientos útiles para que así se afiancen sobre sus v,-rdideias bases los principios políticos que hacen la felicidad de los pueblos y la gloria y la preponderancia de las naciones" (Pág., S). De tal modo (continuaba Tapia) el ilustre autor de V. Álvaro' marcó la futura y romántica fuerza del sino ateneísta. Desde aquel instante fue siempre ligada la vida de esta Casa a las emociones cívicas y a los movimientos políticos de cada día y de cada hora" (pág. 6). Así había sido desde 1835 y así seguiría siendo: "El Ateneo interviene con fuego ardoroso en todos los problemas nacionales" (pág.