Partidos Y Parlamento En La II [I.E. Segunda] República Española
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::· l PARTIDOS YPARlAMINTO - .IN lA SIGUNDA RIPOIUCA ' . SANTIAGO VARllA 1032500 11111111111111111 lllll lllll lllll lllll llll llll Fundación Juan March (Madrid) Fundación Juan March (Madrid) Fundación Juan March (Madrid) Fundación Juan March (Madrid) PARTIDOS Y PARLAMENTO EN LA 11 REPÚBLICA ESPAÑOLA COLECCIÓN MONOGRAFiAS Sección 6.ª DERECHO, ECONOMiA, CIENCIAS SOCIALES Y COMUNICACIÓN SOCIAL Fundación Juan March (Madrid) COLECCIÓN MONOGRAFiAS Sección l.ª FILOSOFiA Y TEOLOGiA Azul Sección 2.ª HISTORIA, LITERATURA y FILO- LOGIA Rosa Sección 3.ª ARTES PLÁSTICAS Y MÚSICA Verde Sección 4.ª MATEMÁTICAS, FiSICA, QUiMICA Y GEOLOGiA Naranja Sección 5.ª BIOLOGiA, MEDICINA, FARMACIA, VETERINARIA Y CIENCIAS AGRARIAS Amarillo Sección 6.ª DERECHO, ECONOMiA, CIENCIAS SOCIALES Y COMUNICACIÓN SOCIAL Beige Sección 7.ª ARQUITECTURA, URBANISMO E IN- GENIERiA Rojo Fundación Juan March (Madrid) SANTIAGO VARELA DÍAZ PARTIDOS Y PARLAMENTO EN LA 11 REPÚBLICA ESPAÑOLA FUNDACIÓN JUAN MARCH EDITORIAL ARIEL Fundación Juan March (Madrid) Estudio patrocinado por la Fundación Juan March. La Fundación Juan March no se solidariza necesariamente con las opiniones de los autores cuyas obras publica. Doscientos ejemplares de esta obra han sido donados por la Fundación Juan March a centros culturales y docentes. l.ª edición : Marzo de 1978 Cubierta: Diego Lara () 1978: Santiago Varela Diaz, Madrid Derechos exclusivos de la edición en castellano: 19 1978: Fundación Juan March y Editorial Ariel Depósito legal: B. 7.962 - 1978 ISBN: 84 344 7809 9 Impreso en España - Printed in Spain 1978. - l. G. Seix y Barral Hnos., S. A. Avda. J. Antonio, 134, Esplugues de Llobregat (Barcelona) Fundación Juan March (Madrid) AGRADECIMIENTOS El contenido de este libro fue, con algunas variaciones, la tesis doctoral de su autor. Con el título "El sistema de partidos en las Cortes de la// República española"fue presentada en la Fa cultad de Derecho de la Universidad Complutense, en la primave ra de 1976, ante un tribunal formado por los profesores Luis Sánchez Agesta, presidente, Joaquín Ruiz-Giménez, Juan Díez Nicolás, Jorge de Esteban Alonso y Francisco Rubio Lloren/e. Todos ellos acogieron la tesis con interés y benevolencia y sus jui cios han servido para que, a lo largo de estas páginas, se hayan salvado algunos defectos e iluminado algunas sombras. Así, por ejemplo, la mayor liviandad de la Introducción, tras haber supri mido en ella ciertas consideraciones metodológicas sobre la teoría de los sistemas, es algo que los lectores deben agradecer a los consejos del profesor Rubio. Mi mayor gratitud es para la ayuda recibida del profesor Jor ge de Esteban, maestro y amigo, que ha cumplido de verdad, con todo lo que ello supone, sus funciones de director de un trabajo universitario. A él debo, además, haber tenido, a lo largo de estos años, como compañeros de dificultades, de ilusión y de tantos tra bajos en común a Eduardo Espín, Javier García Fernández, José Luis García Ruiz, Luis López Guerra y Miguel Satrústegui. La Fundación Juan March me concedió una beca para em prender la tarea, abusé de su paciencia durante meses y a ello tengo que añadir ahora su decisión de publicar lo que ha resulta do finalmente de esa beca. Mi hermano Ignacio dedicó muchas horas a perseguir errores en la mecanografía del trabajo. Fundación Juan March (Madrid) '.• Fundación Juan March (Madrid) l. INTRODUCCIÓN Aquí se trata de España. de esa turbera de de tritus históricos que es inminente organizar en na ción. JosÉ ÜRTEGA y GASSET A. ÜBJETO DEL LIBRO: EL FRACASO DE LA DEMOCRACIA PARLAMENTARIA EN EsPAÑA El fracaso de la Segunda República española ha supuesto, para la historia de nuestro país, el fracaso de una determinada fórmula política -la democracia parlamentaria- para llevar a cabo un objetivo secular: la modernización de la sociedad españo la.1 La definición del fracaso republicano en tales términos revela, desde luego, una previa posición ideológica, como sucede siempre que se emplaza un sistema político a la realización de determina dos objetivos históricos. A lo que sigue que, cuando el sistema no haga realidad esos objetivos, el intérprete declarará su fracaso. Difícilmente, la idea del fracaso político puede perfilarse desde una estricta neutralidad científica. Se afirma con frecuencia que el objetivo primario de cualquier sistema político es lograr su propia. supervivencia 2 y así, aparentemente, se traza una línea fronteriza entre el ser y el no ser del sistema que señala a partir de qué punto puede afirmarse con toda objetividad su fracaso. No obstante, también bajo esa actitud pueden latir los prejuicios ideológicos. La insistencia sobre la permanencia o la estabilidad del sistema, no sólo puede suponer una cierta complacencia hacia el mismo, sino que conduce a menudo a la valoración negativa de las tensio nes y conflictos como elementos del cambio político.3 En lo que se refiere a la Segunda República española, qué duda cabe que su radical y violenta liquidación a través de la Guerra Civil es el síntoma más significativo de su fracaso. En la Fundación Juan March (Madrid) JO PARTIDOS Y PARLAMENTO EN LA 11 REPÚBLICA interpretación de ese fracaso es, sin embargo, donde se dan cita las diferencias ideológicas. En efecto: partir de que la República pereció, ante todo, por su impotencia en procesar el cambio histó rico, con todas las situaciones conflictivas que éste implicaba, su pone una perspectiva bien distinta a la de quienes colocan el acen to, en primer término, sobre el despertar de los antagonismos la tentes, el desorden público o, en definitiva, los peligros para la es tabilidad de situaciones anteriores al 14 de abril de 19 31. 4 Esta aclaración previa, aunque breve, era necesaria, pues, como ha señalado Duverger, en el estado actual de las ciencias sociales, el investigador "debe ser consciente de la imposibilidad de prescindir de las ideologías, con el fin de limitar la deformación que resulta de ello. Esto implica, primeramente, que sea conscien te de su propia ideología y Ja confiese". 5 En el caso presente, la necesidad de la confesión previa es aún mayor, pues no se intenta llevar a cabo un trabajo sociológico o histórico, sino más bien de ciencia política, de tal forma que lo que constituye un "problema" para la sociología o la historia de la Segunda República española, se convierte aquí en "supuesto" o dato.6 Quiere decirse que no es propósito de este libro profundizar en las relaciones entre el siste ma político y el medio social ambiente, y que se da por "supues to" que en la sociedad española de los años 30 existían determina dos problemas, que esos problemas debían ser resueltos mediante una serie de cambios que hoy agrupamos bajo el término amplio de "modernización" y que, por último, el sistema político republi cano fracasó en su tentativa de realizar tales cambios. Con esos datos, el "problema" consistirá aquí en dotar de autonomía al sis tema político para desentrañar las causas de su fracaso en el inte rior del propio sistema. Se trata de estudiar cómo las decisiones políticas y, en última instancia, el mantenimiento de un sistema político dependieron en buena medida de sus elementos internos. Cualquier trabajo de ciencia política debería tener presente esa perspectiva, pues difícilmente puede sostenerse la autonomía de una rama científica sin afirmar previamente la autonomía, no sólo de sus métodos de investigación, sino, muy principalmente, de su objeto: "si se trata la política como un epifenómeno, como una variable dependiente, explicable por factores existenciales del propio sistema político, no hay una justificación real para una ciencia política independiente". 7 La reducción sociológica de la Fundación Juan March (Madrid) INTRODUCCIÓN 11 política, la consideración y el estudio de los sistemas políticos como reflejos de los sistemas sociales conducen en todo caso a una cierta especialización dentro del ámbito general de la sociolo gía.8 El enfoque que aquí se escoge para el análisis de un determi nado sistema político -el de la Segunda República española.:_ no obedece, sin embargo, a un prurito de especialización científica, de acotar campos para la investigación o de afirmar la personali dad de la disciplina desde la que se realiza el estudio. Se trata, so bre todo, de la convicción -y entramos otra vez en el terreno de los condicionamientos ideológicos- de que el fenómeno político se presenta con una notable autonomía frente a los condiciona mientos sociales, de tal forma que el enfoque sociológico resulta ría, por sí solo, insuficiente para el análisis de los sistemas polí• ticos. Afirmar la autonomía del sistema político basada sobre la . existencia de leyes que le son propias no supone, sin embargo, el desconocimiento de su situación de interdependencia hacia el sis tema social o económico, aunque sí la negativa de que la comuni cación se produzca en una dirección unívoca o dominante. Igual mente, está fuera de duda la conveniencia de la colaboración en tre las distintas ciencias sociales, fundada sobre esa interdepen dencia. Nada más estéril que el provincialismo científico. Pero, como ha señalado Sartori, la "integración" entre las diversas cien cias sociales debe suponer su previa "especialización".9 Soy consciente, por otra parte, de lo mucho que ha influido en la orientación de este libro la formación jurídica que he recibido y mi interés hacia los temas constitucionales. Pienso, precisamente, que primar la autonomía de los elementos estructurales y forma les del sistema político, su influencia sobre los procesos políticos y sociales, o, lo que es lo mismo, "el valor de fondo de la forma", supone un apoyo para superar también muchas de las "frustracio nes sociológicas" que laten en estudios que se dicen de Derecho constitucional. Tras todas estas consideraciones, puede parecer que el error, para lo que se pretende, está en el período histórico elegido. En efecto, la cantidad, variedad e intensidad de los conflictos sociales que se dieron cita en España durante la Segunda República crea ron una situación en la que hablar de "autonomía del sistema po- Fundación Juan March (Madrid) 12 PARTIDOS Y PARLAMENTO EN LA 11 REPÚBLICA lítico" resulta primafacie una especulación teórica sin fundamen tos reales.