La Orquídea Parásita Antología De La Crónica Urbana En Nuevo León La Orquídea Parásita Antología De La Crónica Urbana En Nuevo León
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LA ORQUÍDEA PARÁSITA ANTOLOGÍA DE LA CRÓNICA URBANA EN NUEVO LEÓN LA ORQUÍDEA PARÁSITA ANTOLOGÍA DE LA CRÓNICA URBANA EN NUEVO LEÓN GERSON GÓMEZ Jesús Ancer Rodríguez Rector Rogelio G. Garza Rivera Secretario General Rogelio Villarreal Elizondo Secretario de Extensión y Cultura Celso José Garza Acuña Director de Publicaciones CASA UNIVERSITARIA DEL LIBRO Padre mier 909 poniente, esquina con Vallarta, Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P. 64000 Teléfono: (5281) 8329 4111 / Fax: (5281) 8329 4095 e-mail: [email protected] Página web: www.uanl.mx/publicaciones Primera edición, 2012 © Universidad Autónoma de Nuevo León © Gerson Gómez ISBN: 978-607-433-942-0 Impreso y hecho en Monterrey, México Printed and made in Monterrey, Mexico La orquídea parásita Que inmola, de tronco ajeno, El zumo delicado, y con la gloria Del matiz robado Fabrica el esplendor de su corola. Nemesio García Naranjo. A MANERA DE INTRODUCCIÓN A LA OR- QUÍDEA PARASITA, ANTOLOGÍA DE LA CRÓNICA URBANA DE NUEVO LEÓN. ¿Mamá, una crónica nos puede salvar? La propia etimología de la palabra, es una deri- vación de la voz griega kronos (tiempo), la cróni- ca, es el género periodístico por excelencia, fue ya, siglos antes de la existencia del periodismo como medio de comunicación social, un género literario, en virtud del cual el cronista relataba hechos histó- ricos, según un orden temporal. La crónica no nace con el Periodismo, ni con la invención de la imprenta. Viene con el devenir histórico, de la tradición li- teraria y se desarrolló, adaptándose a las páginas de la prensa. Se ha hecho acompañar de la amplitud de temas y de sus objetos de información que ha ido adqui- riendo como género periodístico literario, literario periodístico. La crónica urbana es el salto de liebre, marcado por la libertad temática. En la crónica urbana, existe un juego lúdico en- tre la información interpretativa y valorativa de he- chos actuales. Allí se narra y, al propio tiempo, se juzga lo narrado. No es reportaje puro, tampoco artículo literario. La crónica urbana, es un género ambivalente. Rueda mi mente y no se detiene, y no lo dejo de pensar. La capacidad del cronista urbano, su estilo, el tema en cuestión, no se ata a la estructura de la pi- rámide invertida, la forma en orden descendiente. La narración deviene la forma privilegiada y cen- tral del discurso en la crónica y, por tanto, el cro- nista tiene que prestar atención a los modos más efectivos de contar una historia, un hecho o asunto, en torno a los cuales se articula su objetivo y el len- guaje que empleará. El cronista urbano se adapta al vocabulario, al lenguaje, a la sintaxis, a la reconstrucción textual de lo visto o vivido, leído o imaginado. Esa actitud, integra el objetivo central de la cró- nica, conforman su hilo conductor. La frase corta y párrafo breve, pegadora, ritmo rápido, con empleo de recursos estilísticos como la metáfora, el símil, la hipérbole y cierta dosis muy medida de lirismo. Un solo encabezado hecho con mil cabezas. El estilo de la crónica es generalmente libre. El sentido y significación, al cronista se le exige una visión clara. La crónica urbana, por su enfoque, nos parece una postal desbordante, donde el cronista comenta con una impresión fotográfica de lo que cuenta. También puede darnos unos ofrece una versión reelaborada. La verdadera crónica es, para dejarlo en pesos y centavos, una balanza entre la realidad y la locura, con- formador y deformador de impresiones y de vivencias. 12 El cronista urbano atraviesa el mundo en torno y convierte lo opaco en translúcido y transparente. El buen cronista urbano nos asoma al mundo externo y a su mundo interior. En la crónica urbana, las atmósferas, situaciones, asuntos y personas arman el completo escenario. Cómo dice Jack el destripador, vámonos por partes. Las relaciones entre la literatura y el periodismo son objeto de innumerables trabajos de investigación. Son dos mundos completamente peculiares, con objetivos y procedimientos muy distantes. En el periodismo, en sentido estricto, acentúa la fun- ción informativa, de lenguaje fácil para el lector. Donde lo substancial es escrito y entendido con inmediatez. En la literatura, fundamentalmente es la forma y la preciosidad de palabra. La obra literaria está regida por un público delimitado, mientras el pe- riodismo es para toda la sociedad. Se afirma que el lector de periódicos busca infor- mación indiscutible, de actualidad, y la quiere con- seguir en un transitorio espacio de tiempo, mien- tras que el lector de literatura, analiza sin prisas, por el placer de la lectura. Las discrepancias entre ambos, disipadas en el periodismo literario, de la cual, la crónica urbana, encuentra variopinto elementos. Estas dos disciplinas que hoy se solapan, descu- bren esa realidad. El buen periodismo es también literatura. La literatura posee profuso carácter de comuni- cación, y el periodismo también es intrínseco sobre la propia realidad. 13 Yo también, Quiero Club! La crónica urbana es un género literario nuevo, ya que es nacido durante el siglo XX. La crónica urbana es el género más interpretati- vo en la labor periodística. Su identidad, determi- nada por la paráfrasis y valoración de lo narrado. Por ello puede considerarse un género ambiva- lente, en tanto que es información, pero también interpretación, es decir, un género mixto entre el periodismo informativo y el periodismo de opi- nión, anudado literariamente. En cierta forma, la crónica es un género que exis- te antes que el propio periodismo. Gabriel García Márquez afirma que las fronteras de este género no estén bien definidas. Estima que nunca se aprenderá a distinguir a primera vista entre géneros tan diferentes como el reportaje y la crónica, e incluso entre estos géneros periodísticos y el cuento o la novela. Ay mi Negra no sabemos amar! La crónica urbana puede ser reflexionada como un género literario muy desarrollado. Contiene un texto consignado con estilo libre, firmado por el autor, y que se caracteriza principalmente por el uso de recursos propios de la literatura. Su elaboración se nutre con el tesoro del voca- bulario y con una interpretación personal que lo alejan del periodismo estrictamente informativo. El cronista urbano es un testigo presencial que da fe de lo que ocurre, y lo hace con su particular representación de expresarse. 14 La crónica es un género informativo-narrativo con absoluta libertad expresiva, por lo que permite no ahogarse en la estructura formal de la pirámide invertida, que es una característica del periodismo informativo. El primer párrafo, tiene el destino de seducir con mayor interés por parte del lector. Para ello, muchas de ellas, inician con un juicio acertado y original, o con requerimiento a lo acaecido por me- dio de una frase impactante. El objetivo de la crónica urbana es atar al lector con su lectura, hasta el final del texto. Ángel Eléctrico Cada uno de los cronistas urbanos aquí antolo- gados, imprimen su sello personal. Muchos de ellos relatan y valoran cualquier asun- to que se presente en el sitio desde estén presentes. Otros más, recrean esos personajes de la vida co- tidiana. Ellos nos señalan una minúscula porción del universo que pasaría desapercibido, donde el lector se detiene a mirar. La reconstrucción de la realidad por medio de la literatura periodística recrea los detalles, el mi- crocosmos. La mirada del zoom prevalece sobre la panorámica. Muchos de estos autores buscan al antihéroe, al protagonista marginal. Una figura prevenida a ma- nifestarse. Han sido cronistas antiguos tanto Julio César, con su narración de La Guerra de las Galias, como Suetonio, con la reconstrucción de la vida del pro- pio Julio César. Son cronistas de distinta manera. 15 Julio César, dicta a sus amanuenses en tiempo real, mientras protagoniza los acontecimientos. El otro, Suetonio, investiga en el pasado de César: Yo veo caer mis lágrimas Kapuscinski atribuye la paternidad de la cró- nica al sensacionalismo: para vender la historia tiene que ser interesante, debe contener algo pi- cante, algo que cause sensación, un suspense. La aplicación de técnicas de novela en el texto pe- riodístico no afecta la calidad del oficio. Escribir bien, cautivar con la prosa poética, no exime de la sed antigua del periodismo: encontrar la noticia, hallar la fisura por donde llegar a lo más profundo de un suceso. Y con tal hallazgo provocar emociones. En las buenas novelas, al igual que en las buenas crónicas, la humanidad aparece en todo su esplendor, con sus contradicciones y afirmaciones. La crónica/cuento representa la línea recta hacia un final compuesto por todos los elementos que han aparecido en la narración, sin renunciar a decir lo que se quiere, como se quiere. Los autores necesitan imaginación y vivencias para retratar un pedazo de vida y convertirlo en un relato universal y mágico. Los periodistas prescinden de la imaginación a la hora de escribir, pero no a la hora de inves- tigar. La imaginación puede indicar dónde se en- cuentran los eslabones extraviados, para ir tras ellos; buscarlos aunque sólo se tenga la corazo- nada. A esta cualidad algunos le llaman olfato. Thank God for the bomb! Hay una leyenda que contar. Una historia que debe ser escrita según una maniobra. 16 ¿Quién cuenta, quién atiende? Las dificultades que deben enfrentar los cronis- tas, los cronistas periodistas y los urbanos literarios, son de tres tipos. Primer lugar, conseguir dinero para financiar su tra- bajo. Pocos medios están maduros para pagarle a un periodista para que ocupe dos o tres meses de su vida indagando y garabateando sobre un tema. En segundo lugar, el de convencer a los editores para que les concedan el tiempo para fraguar y ar- mar sus investigaciones. En tercer lugar: conseguir publicaciones donde darlas a conocer.