Año XI Enero 1 9 1 7 H ú m . 1 2 1

OOIST CE3STSXJR-A- ECLESIÁSTICA

EPIFANIA

a primera Epifanía fué la creación. Dios se manifestaba creando: creaba por amor, y la creación, el más sublime poema divino, tuvo por primer cántico el Fiat lux. Dios es luz y la luz se manifestó bella e irradiante en el caos. Del mismo modo que la primera, así también la segunda Epifa­ nía se revistió de fulgurante y divina luz cuando se manifestó el Verbo de Dios humanado. Recién nacido, de algunos días, recibidas las adoraciones de los Angeles, los homenajes y dones de los Pastores, El, siendo Dios, vivía la vida de tierno infante. Su alimento era la leche virginal de su Madre; sus sueños los sueños de la paz y del amor. Dormía plácido y sereno mientras la Virgen Madre cuidadosa y solícita 2 EKVI8TA M0NT8ERKATINA

velaba alrededor de bu cuna extasiándose ante su amadísimo Hijo Jesús. Una mayor y más intensa llama de amor la había con gran vehemencia atraído a El y con mil caricias y besos se lo estrechaba contra su seno. Jesús durmiendo velaba y contemplaba la tierra que había venido a redimir; en tanto María descubría en sus cerra­ dos párpados una lagrimita que se depositaba en sqp. manos. Era como la primera flor que se desprendía de la corona de su futuro martirio. ¡Pobre Niño! No soñaba, no; el tiempo a venir se le mostraba presente. No había de ver más en torno suyo a los ángeles, a aquellos celestes espíritus con sus arpas de oro; no debían resonar más en los cielos paradisíacas armonías de gloria y de paz, pero debía, sí en cambio, en tiempo no muy lejano, recibir el auxilio, el consuelo del Angel que le ofrecería un cáliz repleto de hiel y vinagre, de copiosa e inenarrable amargura. T vió a la otra parte del Cedrón, cuyas aguas corrían amenaza­ doras, un monte áspero, triste, sobre del cual se erguía una cruz... Inclinó la cabeza, profiriendo allá dentro de su Corazón:—¡Ah! Pa­ dre mío, ¡no se haga mi voluntad sino la tuya! —Y estando en este sueño de congoja y dolor, despidió intenso gemido. Acudió entonces la Madre que lo levantó de su cuna diciéndole: —Tu luz ha llegado y la gloria del Señor se ha posado sobre Ti. Ve sobre tu cabeza la prodigiosa estrella vaticinada por Balaám: Orietur stella ex Jacob ; Tú la creaste y ahora viene ella a Ti para manifestarte a los Sabios.—Y el Niño sonrió y brillaron más her­ mosas y graciosas su» pupilas en la luz de aquella estrella que ha­ bía de El recibido resplandores insólitos: lux de luce. Se le presen­ taron y le adoraron postrándose de hinojos los Reyes, los sabios de Madian, de Efa, de Tarsis, de Sabá, ofreciéndole como a Rey de los reyes, Rey invisible de los siglos oro precioso, como a Dios per­ fumado incienso y como a Primogénito de los vivos y de los muer­ tos mirra verdadera. De lejanos países presurosos habían acudido después de asperí­ simo camino de muchos días, habiéndoles guiado la estrella mila­ grosa hasta mostrarles el lugar do estaba el Sol de la Eterna Justi­ cia. Jesús recibió los regalos y simbólicos dones, bendijo a sus ofe­ rentes, que fueron sus primeros apóstoles en el Oriente, retornando éstos a su patria iluminados y conducidos como a su llegada por los resplandores del fulgurante y maravilloso astro. Así Jesús se ha manifestado a las gentes, y por esta gran Epi­ fania se abrazaron en lo alto del cielo la Justicia y la Paz en el suave amplexo de Dios. Y El todavía se manifiesta y proclama: — Yo soy el camino, la verdad y la vida... —Felices aquellos que escu­ REVISTA MONTSERRATINA 3 chan su voz y a El recurren adorándole como a Dios, sometiéndose a su imperio de amor, siguiéndole en los dolores de su Cruz, de la cual, después de la mirra del sepulcro, dimanan el premio y la felicidad sempiternas.

Objeto de la solemnidad y del tiempo de la Epifanía

erivada del griego la palabraEpifanía significa manifesta­ ción. Empléala la Iglesia para designar el día en que en Duna misma festividad, recuerda el cumplimiento de tres aconteci­ mientos notables de la vida de Nuestro Señor Jesucristo por los que se manifestó, muy particularmente, como Dios a los hombres. Fué la primera de estas circunstancias o acontecimientos el ha­ ber poco después de su nacimiento, atraído a Belén, por medio de la aparición milagrosa de la estrella, a los Reyes Magos que desde el Oriente acudieron a tributar al tierno Infante su admiración y respeto, adorándole como a Dios. No podía, pues, la aparición de aquel astro indicar el nacimiento de un hombre: sino que al presen­ tarse a su vista, al atraer en seguimiento suyo a aquellos sabios as­ trónomos conduciéndolos hasta el miserable establo en que el Hijo de María, recién nacido, se encontraba, bien claro les dio a encen­ der que aquel Niño era el Mesías, el Señor de la naturaleza, el Dios de todo lo creado. ¿Qué otro, en efecto, sino Dios pudo hacer surgir y comunicar virtud de atracción a aquel milagroso astro? Pero no menos se manifiesta como Dios a los Magos el Salvador ocultando su divinidad por medio del milagro de su humillación y anonadamiento que sirviéndose del maravilloso astro para guiar sus pasos hasta el lugar en donde habla nacido. Al contemplar la debilidad del Niño, la pobreza de la Madre y el miserable lugar en que se alberga, «comprenden los Magos, dice un piadoso escritor de nuestra Orden, que el Dios Eterno, deseando visitar al hombre y demostrarle su amor, debía humillarse de tal modo que no hubie­ re grado alguno en la naturaleza de que no fuese El mismo cono­ cedor por experiencia propia. Conociendo los Magos por los instin­ tos de su corazón además lo profundas que en la humanidad tienen arraigadas sus raíces el orgullo y la soberbia, conocieron desde lue­ go que el remedio debió ser proporcionado al mal y en tan extraor­ dinaria humillación y abatimiento comprendieron asimismo el pen­ 4 REVISTA MONTSERRATINA samiento y modo de obrar de Dios. Israel espera el advenimiento de un Mesías rodeado de la aureola mentida de la gloria del mun­ do: los Magos, por el contrario, reconocen a ese Mesías precisamen­ te por su humildad, por la pobreza de que se rodea; y he aquí por qué vencidos por la virtud y poder de Dios se postran de hinojos y le adoran llenos de admiración y amor.» (1)

El segundo hecho en que Nuestro Divino Kedentor se manifestó como Dios a los hombres, tuvo lugar, cuando queriendo dar co­ mienzo a la predicación de su Evangelio se trasladó a orillas del Jordán para recibir el Bautismo del Santo Precursor Juan. «Acu­ dió a dichos lugares, dice el glorioso P. San Bernardo, como uno de tantos pecadores, El que sólo estaba sin pecado. ¿Quién se hubiera imaginado que era el Hijo de Dios? ¿Quién hubiera sido capaz de descubrir en El al Señor lleno de gloria y majestad? ¡Ah, Señor, y cómo sabéis humillaros! Mas bien que sepáis ocultar vuestra divi­ nidad, no, no podéis pasar desapercibido para Juan. ¿No fué vues­ tro Precursor en efecto el que, aún antes de ver la luz del día supo reconoceros a pesar de estar encerrado en el claustro materno y Vos apenas concebido en las entrañas purísimas de María? No pu- diendo dirigirse a las turbas, supo sin embargo el Santo Precursor avisar a su Madre vuestra presencia saltando lleno de júbilo y ale­ gría en el seno materno». Mas en el día ¿qué es lo que sucede? Escuchemos lo que nos dice el Evangelista: Juan le vió venir y dijo: He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo (2). Es decir, he aquí a aquel que borra nuestras iniqui­ dades, que viene a purificar nuestras miserias e infidelidades. «Tal vez, prosigue el Santo, no os fiáis demasiado del testi­ monio de Juan, puesto que le consideráis hombre y como a tal su­ jeto a error, y pariente, además, cercano de Aquel a quien trata de ensalzar. Pues bien, he aquí ahora un testimonio mucho más feha­ ciente que el de Juan, el testimonio de la paloma que se posa sobre la persona sagrada de Jesús. No sin razón aparece la paloma, pues­ to que no hay criatura alguna que esté más en relación con el cor­ dero que la paloma. Lo que es el cordero entre los mamíferos, viene a serlo entre las aves la paloma. Modelo perfecto de inocencia, dulzura y sencillez son uno y otra. ¿Hay cosa más contraria a toda malicia que un cordero o una pa­ loma? A nadie perjudican, ignoran completamente cómo se hace el mal. No creáis, no, que todo esto sucedió por casualidad, el testi-

(1) Dom. Guéranger. Año litúrgico, 5.° dia de la octava de la Epifania. —(2) Juan, I, 29. KEVI8TA MONTSERKATINA 5 monio mismo de Dios Padre nos va a sacar de dadas. El Dios lleno de majestad divina dejó adivinar su presencia por medio de ma­ jestuoso trono, el Espíritu del Señor dejóse oir sobre las aguas. En él mismo instante escuchóse una voz del Cielo que dijo: Este es mi Hijo muy amado en quien yo me complazco (1). Jesús es, en efec­ to, el único que merece todas las complacencias del Padre; es el único en quien pueden posarse complacidos los ojos de la Divinidad. Por eso el mismo dice: Yo hago siempre lo que es de su agrado ; es­ cuchadle (2). Ahora a Vos os toca el hablar ¡oh Jesús! ¿Hasta cuándo obraréis como si no oyeseis? Demasiado tiempo os habéis callado, Señor, sí, demasiado tiempo; mas ahora vuestro Padre os permite hablar. ¿Cuánto tiempo, sabiduría de Dios, vais a permanecer oculto entre las turbas como un hombre ignorante, y Vos que sois el Rey inmortal, el Rey del cielo, querréis presentaros como el hijo del carpintero, el hijo de José? (3). ¡Oh humildad, vir­ tud amada de Cristo, sublime humildad! ¡De qué manera confundes nuestro orgullo y vanidad! Apenas si poseo una sombra de saber gústame dejarme oir y me complazco en querer ser algo con tanta osadía como imprudencia, mostrándome además tan ávido de dar lecciones a los demás como tardo en escucharles. ¿Acaso Jesús te­ mía la vanagloria y se ocultaba por ello, guardando por tanto tiempo absoluto silencio? ¿Cómo había de temer la vanagloria quien constituye la gloria verdadera del Padre? Sin embargo, Jesús la te­ mía, pero no la temía por Él. Por nosotros sí la temía, a nosotros es a quienes con su conducta quería enseñarnos a precaver tan gran mal. Guardaba silencio, pero nos hablaba por medio de sus obras, enseñándonos lo que más tarde nos dijo con sus autorizados labios: Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón (4), que no fué otra cosa sino aquello que con sus hechos nos enseñara. Poco sabe­ mos, en efecto, de su infancia, y desde esta hasta la edad de treinta años no se habla más de Él. Ahora ya no puede permanecer oculto, puesto que el Padre le ha puesto ya en evidencia a los ojos de todos.» (5)

Por tercera vez va a manifestarse Jesús como Dios a los hom­ bres. Pero así como en los hechos precedentes no parece obrar por sí mismo, sino que pone de manifiesto su divinidad, en primer lu­ gar, por medio de la estrella milagrosa, después por Juan y la voz del Eterno desde el Cielo, en el del que ahora tratamos va a mani­ festarse Jesús directa y personalmente descubriendo en sí mismo la

(1) Mateo, III, 17,—(2) Juan, VIII, 29.-(3) Lucas III,23.-(4) Mateo XI, 29. —(5) San Bernardo, Serm. I , in Mpiph. Dom, 6 REVISTA MOSTSERRATINA omnipotencia que a sólo a Dios pertenece. Nos encontramos en Ca- ná de Galilea. Celébrase en dicho punto una boda, y Jesús (cuya predicación evangélica había comenzado), invitado a esa fiesta de familia, há­ llase entre los convidados en compañía de su Madre y de sus dis­ cípulos. A mitad del festín quedáronse sin vino, y María, dirigién­ dose a Jesús: No tienen vino (1), le dijo. Jesús, sin embargo, con aparente sequedad, contestó a su Madre: Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo.* Aún no ha llegado mi hora. Esto es, la hora de mani­ festarme como Dios que soy. Comprende no obstante, María, por el modo de hablar de Jesús, que aún cuando no hubiera llegado esta hora, proponíase adelantarla, y dirigiéndose a los servidores del banquete, les dice: Haced cuanto El os diga (2). Había allí a mano seis grandes ánforas de piedra que se hallaban vacías. Jesús les dice a los sirvientes: Llenadlas de agua. Así lo hicieron hasta los mismos bordes, y entonces Jesús les manda: sacad ahora del liquido que contienen y llevadlo al maestresala. Y este, después de gustar del líquido, le halla tan exquisito que, dirigiéndose al nuevo esposo le dice: Costumbre es en los convites servir al principio el mejor vino, y cuando ya los convidados han bebido bastante se saca el inferior; pero tú, por el contrario, has reservado hasta ahora el vino bueno. Grande debió ser la admiración del nuevo esposo al escuchar estas palabras. Creeríase sin duda en un principio fueran irónicas las pa­ labras del maestre-sala. Pero su admiración debió crecer de punto al contemplar las copas de los convidados llenas de generoso vino. Los sirvientes enteraron a éstos de lo que había sucedido, y fácil­ mente puede uno imaginarse el asombro que tan maravilloso hecho les causara. Respecto a los discípulos de Jesús, habiéndole visto manifestar su gloria de este modo, nos dice el Evangelio, desde aquel mismo momento creyeron en Él (3). Tales son los misterios que conmemora la Iglesia en este día bajo el nombre de la fiesta de la Epifanía y cuyo recuerdo honra en el tiempo que transcurre desde este día hasta el domingo de Septuagésima. La Iglesia ha unido en una sola festividad a estos tres acontecimientos, porque su fin y objeto fué uno mismo, es de­ cir, porque los tres dieron a conocer, a aquellos que los presencia­ ron, que Jesucristo era Dios, o lo que es lo mismo, estos tres hechos coinciden en la manifestación de la divinidad del Salvador. San Máximo de Turin, que floreció en el siglo V, hace notar, se­ gún antiquísima tradición, que la Iglesia había reunido estas tres fiestas para solemnizarlas en una sola. «Pero esto, dice este Santo,

(1) Juan II, 3.—(2) Juan II, 7.—(3) Juan II, 4 y sig. REVISTA MONTSBRRATINA 7 no se hizo sin una disposición particular de la divina Providencia, que quiere con ello representarnos la fe con la cual debemos reco­ nocer tres personas distintas en la Santísima Trinidad con una mis­ ma naturaleza y bajo el solo nombre de Dios (Serm. 10 de Epiph.)» Otros Padres de la Iglesia se han expresado en el mismo sentido.— Creen algunos (Florent. Martyrol. Hieron. p, 237) que la Iglesia ha dispuesto la unión de estas tres festividades para oponer la memo­ ria de la triple gloria que Jesús recibiera, por medio de la adora­ ción de los Magos, por su bautismo y por su primer milagro, al tri­ ple triunfo del emperador Augusto que los romanos celebraban el día 6 de Enero, como cuenta Orosio (lib. VI, cap. 18). En mucha* ocasiones ha obrado la Iglesia de igual manera, ya sea para abolir las supersticiones paganas, ya para atraer los pueblos al culto del verdadero Dios. A veces también, después de purificados ha hecho suyos los templos de los paganos y convertido en suyas las cere­ monias religiosas de los gentiles (1).

Mas estos misterios, a pesar de haber tenido lugar en tres épocas distintas de la vida del Salvador, ¿se llevaron no obstante a cabo en igual fecha del año, es decir, en el día 6 de Enero, que es preci­ samente el día en que la Iglesia lo conmemora? No están de acuer­ do respecto a esta cuestión los eruditos. La opinión más general­ mente admitida, sin embargo, entre los PP, y DD. de la Iglesia es, que la adoración de los Magos y el bautismo de Nuestro Señor Jesu­ cristo en el Jordán tuvieron lugar o se efectuaron en dicho día 6. T respecto a las bodas de Caná, aún cuando no se puede precisar la fecha con tanta certeza, ni sea evidente que hayan tenido lugar en dicho día 6, nadie puede tampoco probar lo contrario. Sea de ello lo que fuere, debe ser más que suficiente para nosotros el que la Iglesia haya fijado el día 6 de Enero para conmemorar estos tre* misterios, estableciendo la fiesta de la Epifanía a fin de que nues­ tros corazones aplaudan y celebren en tal día la triple manifesta­ ción del Hijo de Dios. No se limita, sin embargo, la Iglesia a celebrar únicamente en el día 6 de Enero la memoria de estos tres misterios, en que Jesús se manifiesta a los hombres como Dios, sino que el recuerdo de tan portentosos hechos se extiende a todo el tiempo que transcurre des­ de la festividad del 6 de Enero hasta el domingo de Septuagésima llamado por ello «Tiempo de la Epifanía», como decíamos y vere­ mos a continuación explicado.

(1) Durand de Mende: De los oficios divinos, edic. Vives, t. 3, p. 479-481. Nota, 8 REVISTA MONTSERRATINA Si bien es verdad que la Iglesia conmemora en el día de la Epi­ fania los tres hechos ya referidos, honra sin embargo más especial­ mente en dicho día la primera de las manifestaciones de Jesús co­ mo Dios, que fué la adoración de ios Magos atraídos a Belén por la milagrosa estrella. Así es que los himnos de los divinos oficios, la mayor parte de la Misa de dicho día y los dos grandes doctores de la Iglesia, San León y San Gregorio, aún cuando alaben este triple misterio, en el día de la Epifanía parecen dedicarse e insistir casi exclusivamente en recordar el de la adoración de los Santos Reyes MagoB. La conmemoración especial del bautismo del Salvador en el río Jordán se celebra el día de la octava de la Epifanía. Entona en aquel día la Iglesia himnos de acción de gracias al Señor, que des­ pués de habernos iluminado con la brillante estrella de la fe se dig­ na borrar nuestros pecados con las saludables aguas del bautismo. No fué, en efecto, para lavar las manchas de su alma para lo que Jesús quiso ser bautizado, puesto que era impecable como Dios, si­ no que lo hizo para purificar aquellas aguas y trasmitirlas al mismo tiempo por medio de su contacto la virtud de podernos purificar por medio del bautismo. Por último, la Iglesia consagra el segundo domingo después de la Epifanía a conmemorar la tercera manifestación de Jesús como Dios, que como ya hemos dicho se llevó a cabo en las bodas de Caná de Galilea. Traza en este día la Iglesia el grandioso plan ideado por la divina misericordia para la economía del mundo. La Estrella con su luz confiere al alma la fe, la Eucaristía del Jordán trasmítela pureza, el Festín de las bodas místicas la une a Dios. La luz que de sí despide la festividad de la Epifanía difúndese de este modo a las tres semanas que la siguen, semanas que pueden considerarse como formando más especialmente parte del tiempo de la Epifanía, Cuando dicho tiempo se extiende en efecto más allá de las tres semanas dichas, a causa de la época más o menos lejana en que se ha de celebrar la Pascua, esas semanas que siguen a la tercera las consagra la Iglesia a recordar de un modo especial la vida apostólica de Jesús; por lo cual la Iglesia ha escogido para colocarlos en dichos días, los Evangelios, que lo mismo se relacio­ nan con estos domingos que con los últimos domingos de Pentecos­ tés, que es en donde se colocan en aquellos años en que la Pascua se anticipa. Y es de notar que aún en este caso los Evangelios de estos domingos sobrantes, digámoslo así, por lo menos los del ter­ cero y cuarto domingo después de la Epifanía, nos refieren milagros que pueden pasar igualmente como manifestaciones de la divinidad del Salvador, puesto que según en uno de ellos se nos dice, cura Je- REVISTA MONTSERRATINA 9 sÚB a un leproso y al sirviente del centurión de Cafarnaum, y en el otro apacigua Jesús una tormenta en el mar de Tiberiades. Respec­ to al domingo infra-octava de la Epifanía, que es el primero después de dicha festividad, cuando la Epifanía no cae en domingo, aún cuando llegue hasta él la luz de la milagrosa estrella de los Magos, aún cuando participe del aroma del incienso que tan santos perso­ najes quemaron en honor de Jesús, la Iglesia, sin embargo, no ha querido que pase sin colocar en él el recuerdo de un misterio que se halle en armonía con los sublimes hechos que en dicho día se conmemoran; coloca, por tanto, la Iglesia, en este día, el recuerdo de aquel en que Jesús a la edad de doce años se manifiesta como Dios en el templo de Jerusalén disputando con los doctores de la ley, a los que llena de confusión, de admiración y asombro con lo portentoso de su saber y sus elocuentes cuanto hermosas respuestas a las preguntas que aquellos le dirigen. He aquí explicado el objeto de la solemnidad y del tiempo de la Epifanía, esto es, el celebrar y honrar las múltiples manifestaciones que Jesús hizo de su divinidad y muy especialmente de aquéllas tres que se llevaron a cabo cuando acudieron los Magos a Belén, cuando el Padre Eterno dió testimonio de su Hijo a orillas del Jor­ dán y últimamente al trocar Jesús el agua en vino en las bodas de Caná. De este modo la Iglesia, por medio de la conmemoración de es­ tos misterios, nos hace asistir al desenvolvimiento de la vida y obras de Jesús, el cual apenas nacido a esta vida mortal manifestó a los hombres su presencia y su divinidad. I gnacio M.* de A lós.

La Dogmática y la Ascética del tiempo de Septuagésima

primera vista parecería que el período litúrgico que media entre las seis Dominicas después de la Epifanía y la Santa ACuaresma carece de importancia, o tiene, al menos, poco valor doc­ trinal y ascético. Con todo, para las almas deseosas de progresar espiritualmente y de convivir siempre con la Santa Madre Iglesia en la comunicación o participación de la misma vida sobrenatural y divina, sucede ello muy diversamente: son, en efecto, las tres Do­ minicas y semanas de Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima 1 0 REVISTA MONTSERRATINA nn verdadero manantial de enseñanzas sumamente a propósito para' la debida preparación del alma cristiana al santo tiempo de Cua­ resma y después a los sublimes transportes de júbilo y alegría de la Pascua. Conviene solamente entrar en el espíritu de la Iglesia, cuya sagrada Liturgia refleja admirablemente los más íntimos y delicados sentimientos de la misma.

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Después de contemplar a Jesús Niño en el mísero portal de Be­ lén y su primera manifestación y aparición a los pueblos de la gen­ tilidad como Restaurador de la perdida descendencia de Adán, inaugura ya la Iglesia el ciclo pascual y empieza desde luego el recuerdo, el estudio y la renovación mística de la obra del Hom­ bre-Dios, del mysterium Christi, o sea, la Redención de la humani­ dad, que fué el principal objetivo de la Encarnación del Verbo y de su venida a este mundo. Por ello se cambia totalmente el aspec­ to y tonalidad de la Sagrada Liturgia. Desde Navidad todo respi­ raba paz y alegría, todo era dulcemente tierno y encantador en las plegarias y cánticos de la Santa Iglesia: en Septuagésima y las su­ cesivas semanas parece experimentar ya profunda tristeza y me­ lancolía. Ta no resuena el festivo Alleluia, ya contempla de lejos la Iglesia la Víctima divina, el Cordero inmaculado, próximo a inau­ gurar en la cruz su definitivo triunfo contra el pecado, la muerte y el infierno, pero derramando antes su preciosa Sangre, que debía ser el precio, de infinito valor, del rescate del hombre pecador. Co­ mienza, pues, la Iglesia a solemnizar el tiempo pascual, recordando además inseparablemente el misterio de muerte y de vida, que siempre se ha realizado y debe aún renovarse sin cesar, aunque de distinta manera y bajo diversas formas: en toda la humanidad, en Cristo nuestro Señor y, finalmente, en cada una de las almas. Diríase que la Santa Iglesia, siempre tan deseosa del bien espi­ ritual de sus hijos, se coloca ahora en el centro del Calvario, muy cerca de la Cruz de Cristo, donde este divino Redentor sella con su muerte y con la Sangre de sus venas el Nuevo Testamento y funda e inaugura la nueva humanidad regenerada. Diríase que, siendo el Calvario el punto culminante de la historia y el centro de los siglos y de las edades, abarca la misma Iglesia con una sintética mirada los siglos pasados y los venideros, los sucesos que acontecieron an­ tes de la venida de Cristo en la plenitud de los tiempos y los que posteriormente han venido desarrollándose para la santificación de las almas bajo la acción suave y omnipotente y siempre dulcemen­ te misteriosa de la Divina Providencia por medio de la Iglesia, fi- REVISTA MONTSERBATINA 11 «lelísima continuadora de la obra y de la misión de Cristo sobre la tierra. Tal es el cuadro que nos ofrece la Iglesia en el armónico con­ junto de las fórmulas litúrgicas del tiempo de Septuagésima; para que, al mismo tiempo que admiraremos por una parte los prodigios de iniquidad de los hombres y por otra las maravillas del poder, de la justicia y de la bondad de Dios, trabajemos en la renovación interna, en nuestra espiritual regeneración, a la que se ordena prin­ cipalmente la Santa Cuaresma. Este trabajo de reforma interior y espiritual se halla bellamente simbolizado en muchas de las partes de la Liturgia, máxime en las Epístolas y en los Evangelios de las tres Dominicas, donde se recuerdan los juegos y luchas del Circo, la parábola de la viña, los trabajos del Apóstol San Pablo, la pará­ bola del sembrador, la excelsa e incomparable doctrina de la cari­ dad y, sobre todo, el Evangelio de Quincuagésima, en el cual Cris­ to predice claramente su pasión, muerte y Resurrección. Y a las enseñanzas litúrgicas de la Misa preceden todavía las del Oficio Divino, singularmente del Oficio nocturnal. En él se renueva una vez más el recuerdo de los orígenes de la humanidad, la creación del hombre, su caída y la promesa del futuro Redentor, y después el diluvio universal y la historia de los Patriarcas de la Ley Antigua, singularmente de Noé y de Abrahám: es el Antiguo Testamento anunciando y prefigurando la Nueva Alianza, la Ley de gracia, Cristo y su Iglesia, Esposa y a la vez Cuerpo místico del nuevo Adán. ¡Hermosas y provechosísimas enseñanzas dogmáticas y ascéti­ cas! No cabe duda alguna que la Santa Madre Iglesia anhela viva­ mente que nuestro espíritu y nuestro corazón se compenetren de ellas, sacando copiosa doctrina espiritual del manantial puro y abundante de la liturgia de Septuagésima, que es el principio y la introducción a la obra de Cristo, casi diríamos, el programa de la Redención. Y basta recorrer ligeramente los textos litúrgicos de este tiempo para darse cuenta cou gran facilidad de que muchas de las verdades fundamentales de nuestra santa fe se hallan como sinteti­ zadas en esta época inicial del ciclo de la Pascua, en especial los que pertenecen a la restauración y rehabilitación de la humanidad. Por lo tanto, el alma cristiana que llegue a comprender, a sentir con eficacia y a vivir, por decirlo así, esta parte de la Sagrada Li­ turgia, irá también alcanzando progresivamente el fin que desea la Iglesia y apetece todo verdadero hijo suyo; a saber, un conocimiento cada día mayor de las verdades de la fe y de las obras de Dios, singularmente en el orden de la gracia, y por ende mayor partici­ pación en los frutos de la Redención, unión más intima con la mis­ ma Santa Iglesia y con su espíritu y su vida, una semejanza cada 12 REVISTA MONTSKRRATINA día más perfecta con Cristo y mayor desarrollo en la vida espiri­ tual, en la piedad sólida y verdadera, en la santidad. Para ello ha escogido y combinado la Iglesia con singular acier­ to y sabiduría divina los textos del Antiguo y del Nuevo Testamen­ to en las Misas y Oficios de Septuagésima. Como quiera que Jesús vino al mundo para reparar las desgracias e infelicidad del hombre y restablecerle a la primera dignidad de hijo adoptivo de Dios per­ dida por el pecado original, fuó en gran manera conveniente por una parte que se nos recordase el altísimo estado de gracia y de inocencia en que el hombre había sido criado en un principio a imagen y semejanza del mismo Dios, y por otra el profundo abismo de miseria y de rebajamiento moral en que cayó por el pecado de Adán y aun el desorden y perturbación que parecería haberse in­ troducido en todo el plan divino por el mismo pecado. De esta suer­ te no podemos menos de sentir la necesidad de una nueva elevación de nuestra caída naturaleza, y llegamos casi a vislumbrar a lo le­ jos en el pensamiento y en la inteligencia increada el nuevo Adán, cabeza de una nueva humanidad, en cuya previsión se complacía ya indudablemente el Señor en la creación del primero, que era su tipo y figura. Ya dijo un antiguo escritor eclesiástico que Jesucristo es el Illuminator antiquitatum , porque toda la Ley Antigua fuó solamente una preparación para la Ley de gracia, y existe además una relación y nexo íntimo y esencial entre ambos Testamentos: el Antiguo era sólo el símbolo y la prefiguración, el Nuevo es la reali­ dad; el Nuevo Testamento se hallaba como escondido y oculto en el Antiguo, y éste aparece radiante de luz y claridad en el Nuevo. Porque, en efecto, a Cristo, prometido y anunciado en las Divinas Escrituras y prefigurado en los ritos mosaicos, convergen incesan­ temente todas las miradas y todas las aspiraciones de la Sinagoga y de los justos de la Antigua Alianza. Después de lo dicho ya podrá barruntarse sin dificultad alguna cuáles serán los sentimientos del alma cristiana al recorreruna a una las Lecciones y las demás partes del Oficio nocturnal, en el que pue­ de contemplar el cuadro de desolación y desventura esbozado en los primeros capítulos del Génesis. Claramente los expresa la Iglesia en el Introito de las Misas de Septuagésima y Sexagésima, y supo interpretarlos admirablemente el autor de las melodías gregorianas de dichos Introitos: sentimientos de confusión, humildad y abati­ miento, de dolor y profunda angustia y pesar; pero al mismo tiem­ po de esperanza, de suave y tranquila plegaria, de segura confian­ za en la bondad de Dios jamás desmentida, cuya suprema e inefa­ ble expresión hallamos en la promesa del Redentor allá en el pa­ raíso y en el preciso momento en que la divina Justicia vengaba REVISTA M0NT3RRRATINA 13 la injuria y la desobediencia del hombre culpable y prevaricador. Solamente la fe en el adorable Reparador de tamaña desgracia podía inspirar tan dulce y segura esperanza, a pesar de la incapa­ cidad de la naturaleza humana para salir de aquel profundísimo abismo. Pero además exige el Señor uu trabajo personal intenso e incesante, puesto que sin el combate y la lucha contra las propias inclinaciones no es posible alcanzar la perfecta renovación y rege­ neración del hombre y neutralizar completamente la venenosa in­ fluencia del pecado original, secundado todavía por las culpas per­ sonales. Por eso escogió la Iglesia los pasajes de las Epístolas de San Pablo y de los Evangelios, en los cuales se nos intima y enseña muy eficazmente la necesidad de dicho trabajo para la consolidación del reino de Dios en la tierra y singularmente en cada una de las almas cristianas. Esta importantísima doctrina es un eco de la palabra de Cristo, de que el reino del cielo no se consigue sin hacerse el hom­ bre continua violencia, sin el vencimiento y la renuncia total de sí mismo, que fué la primera condición impuesta por el Señor a cuan­ tos desearen seguir de cerca sus pisadas. Es ello una prueba incon­ testable de que el mysterium Christi supone y exige imprescindi­ blemente la realización del misterio de muerte y de vida, no sólo en el mismo Cristo, que con su muerte expiatoria venció y destruyó el imperio de la muerte y del pecado y nos dió la vida, la vida so­ brenatural de la gracia, sino también en toda la humanidad y en todas las almas, las cuales no podrían gozar de la verdadera vida divina de Jesucristo, sin morir antes a la vida inferior, a la vida de la sensualidad que es una verdadera muerte del espíritu, sin una perfecta regeneración y purificación interior mediante el salu­ dable influjo de la gracia del Redentor. R omualdo Simó {Concluirá)

La Virgen de Montserrat y sus devotos

Escapan del poder de moros dos devotos de Nuestra Señora {Núm. 4 de la primera serie)

N hombre que vivía en una alquería del obispado de Bar­ celona, tenía un hijo casado en Murcia, el cual siendo muy U rico, y no teniendo herederos, había llamado a su padre muchas veces para que se fuese a vivir con él, llevando consigo otro hijo que tenía. Esperaba el padre comodidad de pasaje por mar para 1 4 REVISTA M0NT8ERRATINA poder hacer lo que se le pedía, y ofreciéndose muy a propósito, se embarcaron los dos en un navio, el cual partiendo con próspero tiempo, y siguiendo con él su camino, forzado de una temerosa borrasca, dió al través en la costa de Berbería, donde fueron pre­ sos todos los que en él iban, y vendidos a mercaderes moros, los cuales los llevaron a diversas partes, quedando el padre en Ceuta y el hijo en otro lugar, sin que en muchos días, que estuvieron cautivos, perdiesen la esperanza y devoción que tenían a esta pia­ dosísima Señora, cuyos devotos habían sido siempre. Sucedió, pues, que dos días antes de la Anunciación de Nuestra Señora, otro cautivo cristiano, que estaba en la prisión del padre, le dijo si quería, que ayunasen la vigilia de aquella santa fiesta, el cual, como ignorase ser entonces y se acordase que en ella solía venir en romería a visitar esta benditísima Imagen, mudado el rostro, los ojos llenos de lágrimas y el corazón de devoción, invocó su santísimo nombre. Y la noche siguiente, postrado en el suelo, des­ pués de haber suplicado a nuestra Señora se acordase de que, aunque indigno, en semejante día visitaba su sagrada casa de Montserrat, y que entonces se hallaba en poder de infieles en pri­ sión triste y cautiverio miserable, se quedó dormido. Y la clemen­ tísima Virgen Madre de Dios se le apareció en sueños, llena de una resplandeciente claridad, y le dijo; ¿Qué me das voces? vesme aquí, y desapareciendo esta gloriosa visión, despertando el hom­ bre, se halló libre de las prisiones, y sin trabajo ninguno, abrió tres o cuatro puertas de la cárcel. Y viendo que las de la ciudad estaban cerradas, se descolgó por el muro, y encomendándose a nuestra Señora de Montserrat, con cuyo favor llegó a la ribera del mar sin recibir daño alguno. Venido el día, como el amo no le hallase, salió en su seguimiento, con mucha gente y perros, los cuales, aunque llegaron no lejos de él, quiso Dios y nuestra Seño­ ra, a quien él se encomendaba, que no le viesen ni sintiesen. Y conociendo que esta obra era de la divina mano, dando devotas gracias por ello, comenzó a suplicar a la Santísima Virgen, que no le desamparase, y que para ser la merced cumplida, librase tam­ bién a su hijo, que no sabía donde estaba. Perseveraba el hombre en oración con corazón contrito, cuando milagrosamente, el hijo que estaba a dos jornadas de allí, en no menores prisiones que el padre, fué puesto delante sus ojos. Y ba­ ñándolos a entrambos con lágrimas, llenos de placer y miedo, es­ peraban de la divina misericordia el último remedio de sus males, el cual les envió la Reina de los ángeles en un barco en que venían dos mancebos bogando, que llegados a la orilla del mar los llama­ ron, diciéndoles que les pondrían a salvo. REVISTA MONTSERRATINA 1 5 Embarcándose padre e hijo sin temor ninguno y llevados por el mar adelante, hallaron una nave¿de mallorquines, a quienes los dos mancebos rogaron recibiesen a aquellos cautivos, que nuestra Se­ ñora había librado del poder de ínfleles. Y embarcados en el na­ vio, desapareció luego el bareo, quedando todos admirados y cier­ tos de que eran ángeles los que le traían. Y llegados a puerto se­ guro, vinieron los dos a visitar esta santa casa, con mucha devo­ ción y alegría, donde contaron e hicieron predicar este milagroso suceso a gloria y honra de Dios y de Santísima Madre. Libra Ntra. Sra. a una devota suya del rigor del tormento (Núm. 5 de la primera serie) Hubo antiguamente entre los principales de la ciudad de Tor­ tosa mortales bandos, de donde resultaban sangrientas pendencias y violentas muertes, Tenía uno de los más nobles de ellos un hijo solo, a quien por solo y por hijo, amaba tiernamente, el cual aún no había salido de los brazos del ama que le criaba. Esta era una mujer que por su devoción solía venir todos los años a Montserrat, donde, imitando a la viuda del Evangelio, ofrecía la pobreza de sus dones ricos de voluntad y de amor santo. Sucedió, pues, que los del bando con­ trario, deseosos de venganza, trataron con mucho secreto de ma­ tar al inocente; parecióndoles que por este camino lastimaban ai padre, y se aseguraban del daño que llegado el niño a ser hom­ bre, siguiendo la parcialidad de su linaje, podría hacerles. Resuel­ tos ya en esta inhumanidad y buscando ocasión para efectuarla, hallaron lo que podían desear. Un día que, descuidada su ama, le dejó en la calle, de donde arrebatadamente le tomaron, y quitán­ dole la vida, dieron la gloria a aquella alma tan venturosa, de­ jando escondido el cuerpo en una casilla deshabitada. Conoció el ama la falta de su amada prenda; y como no le hallase, dió noticia a sus padres, que buscándole con más diligencia, le hallaron dego­ llado en la parte que los homicidas lo escondieron. Movió este las­ timoso caso a compasión los pechos de todos sus parientes y ami­ gos, y así se querellaron a la justicia gravemente de los contra­ rios, los cuales viendo que no se les podía probar, se defendieron pidiendo que el ama fuese presa y atormentada, para que confe­ sase la verdad. Prendieron con esto a la inocente mujer, y puesta en el tormento, bajando la cabeza con llorosos ojos, hizo oración a nuestra Señora de Montserrat, suplicándola que se acordase de su devota en aquella necesidad. Y como en ellas suele la piadosa Madre de las misericordias favorecer a los que con humildad la llaman, socorriéndola milagrosamente se le apareció en una ven­ 1 6 REVISTA M0NT8ERRATINA tana de la cárcel, con cuya soberana presencia huyeron los dolo­ res del tormento, quedando libre de ellos la que los padecía. Ma­ ravillados los que se los daban, de que no los sintiese, preguntada la causa, y visto por algunos aquella gloriosa visión, conociendo que no tenía culpa, la dieron por libre. Y buscando a sus acusado­ res, huyeron todos, quedando sólo uno, que puesto en tormento, confesó la verdad del hecho, y que había sido participante en la muerte del niño y acusación del ama, la cual hizo su peregrinación a esta santa casa con mucha devoción, ofreciendo a nuestra Se­ ñora sus votos, y dándole gracias por las mercedes recibidas de su divina mano.

Traslada Ntra. Sra. una fuente a la jurisdicción de su casa (Núm. 10 de la primera serie) Había una fuente en el térmimo de Collbató, muy cerca de este Monasterio, en el valle que ahora llaman de Santa María, y anti­ guamente Vallemala. de la cual se servía la casa y peregrinos que a ella venían, siendo total remedio de todos por la falta de agua que hay en la cumbre de estas montañas. Conoció esta necesidad un caballero que entonces era señor de Collbató, y pareeiéndole a propósito para que el Convento le diese algún título, les impidió y defendió el uso de su fuente, obligándoles a que con mucho tra­ bajo trajesen agua de muy lejos. Considerando esto los siervos de Dios y el excesivo precio que les pedía, pareciéndoles que la causa era de nuestra Señora, se la pusieron en sus’gloriosas manos, supli­ cándole los remediase en aquella necesidad, a la cual acudió la clementísima Madre de Dios; y castigando la malicia de aquel caballero, milagrosamente la fuente que corría en su jurisdicción, huyendo de la codicia de su dueño, se pasó junto a esta santa casa, donde ahora se ve, y se llama la Fuente del Milagro, siendo muy útil al Monasterio, cuyos son hoy el castillo y término de Collbató. Autorizóse este milagro por todos los monjes y donados de casa, y por muchos peregrinos que entonces se hallaron presentes, visi­ tando a nuestra Señora de Montserrat, a quien sean dadas gracias eternas. REVISTA M0NT8ERRATINA IT Humildad de Jesús en Nazaret

e es tan agradable al corazón, cristiano pensar en las virtu­ des de Jesús, que no quisiera, si posible fuese, entender en L otras cosas que en las que tratan de ese divino Señor, S i abrimos las páginas del santo Evangelio, hallaremos en sus primeros capítulos rasgos tan hermosos de la humildad de Jesús, que uno queda admirado al verle obedecer como tierno niño a San José y a su Madre, en aquellos mismos días en que los hombres in­ fatuados se daban a sí mismos los títulos de Máximo y Augusto; en que en sangrientas luchas se disputaban los imperios y cambia­ ban los cetros; en que se aplastaba a los pueblos, se oprimía a las naciones, y en la embriaguez del poder, el orgulloso triunfador ha­ cía el censo de los pueblos que había sometido. En estos primeros años Jesús nos da como la llave de toda su vida santísima, vida humilde y llena de privaciones que le harán exclamar «que las aves del cielo tienen sus nidos y las raposas sus madrigueras, y El, el Redentor, no tiene donde reclinar la cabeza.» ¿No podrá el cristiano sacar algún provecho de la contempla­ ción de las virtudes que Jesús practica en la casa de Nazaret? Todos los actos de la vida de Jesús han de ser para el cristiano verdaderos modelos, a los cuales debe ajustar su conducta, ya que El no vino a la tierra sino a darnos ejemplo de vida y a redimirnos de la esclavitud del demonio. ¡Qué virtudes tan hermosas se desarrollan dentro de aquel pe­ queño recinto, alrededor del cual giran, como las estrellas al derre­ dor del sol, todas las profecías, todos los anhelos de los pueblos, todas las conquistas de los grandes guerreros, todo el curso de los tiempos y todas la8 esperanzas de las naciones! Allí, al que con una sola palabra hizo brotar de los abismos de la nada los cielos tacho­ nados de estrellas, le veremos con la azuela en la mano labrando las puertas y las ventanas de los pobres albergues de sus vecinos; allí, al que viste de flores las campiñas y cubre con manto de ver­ dor las soberbias montañas, le veremos escobando el taller de un pobre carpintero; allí, al que obedecen los ángeles y ante cuya pre­ sencia tiemblan las altas potestades del cielo y se tienen por dicho­ sas en poder ejecutar su voluntad, le veremos obedeciendo sin re­ plicar las órdenes de un pobre anciano y de una casta virgen, que viven del trabajo de sus manos. Jesús en sus primeros años enseña al cristiano, de un modo ad­ mirable e incomprensible, la humildad. Muy hermosa debe ser 18 REVISTA M0NT8ERRATENA esta virtud cuan de tan soberana manera la enseña el Santo de los Santos. Todos los Doctores y Padres de la Iglesia están conformes en decir que la humildad es el fundamento de todas las virtudes. ¿Quieres levantar un gran edificio de perfección? dice San Agustín: Empieza por la humildad. Aprende de Jesús, no a crear mundos, a adornar los cielos con resplandecientes astros, a dominar los ele­ mentos, a sujetar las olas de los mares, sino a ser manso y humilde de corazón. Sin duda porque sabía bien que la soberbia había echado pro­ fundas raíces en el corazón del hombre, por eso empieza El por la humildad, pobreza y obediencia a fin de enseñarla prácticamente. ¡Con qué sencillez Jesús practica esa virtud tan contraria a los gustos e inclinaciones de los hombres! Si en aquellos días en que el Yerbo encarnado vivía entre nosotros nos hubiéramos hallado en Nazaret, hubiéramos visto a un joven de hermosa presenciaren cu­ yo rostro se reflejaba como una luz celestial, acompañando a un pobre anciano que, cargado con los útiles y algunas obras de car­ pintería, volvía a su casa. Les hubiéramos mirado con indiferencia, sin sospechar que aquellos dos trabajadores sudorosos y jadeantes, el uno era el Autor de todas las cosas y el otro el esposo virginal de la Reina de los ángeles. En él estaban depositados todos los te­ soros de la ciencia, hermosura y sabiduría de Dios, y no obstante, esto no empece para que delante de los hombres quiera pasar por un jornalero y deje transcurrir los años oculto en un taller, ense­ ñando a los hombres a amar la obscuridad y el retiro y a no ambi­ cionar las dignidades y empleos tras los cuales corren con tanto afán los que no se conocen a sí mismos, ni conocen las ventajas y prerrogativas de la humildad. En este espejo celestial deberían mirarse los presuntuosos que, llenos de sí mismos, erigen en su corazón el ídolo de su vanidad, al cual ofrecen los inciensos de sus altanerías y adulaciones y que, constituyéndose en despreciadores de las cualidades de sus próji­ mos, manifiestan con claridad meridiana y con la elocuencia abru­ madora de los hechos que su paradero será como el del soberbio Amán, despreciador de Mardoqueo y de todo pueblo. Es la humildad la virtud que más resalta en Jesús, en la bendi­ ta casa de Nazaret. Humildad en escoger unos padres pobres y des­ conocidos; humildad en su nacimiento, buscando un abandonado establo, El que podía escoger las ricas cunas de oro y marfil, en que se mecían entonces mismo los hijos de los príncipes; humildad en el oficio; humildad hasta en su patria, como lo vemos cuando admiradas las turbas de las palabras de vida eterna que fluían de BE VISTA MONTSEEE ATINA 1 9 sus labios, asombrados se preguntaban: ¿puede salir cosa buena de Nazaret? Toda la vida de Jesús es un tejido de humildad a la cual da los más vistosos matices en los últimos momentos al verse despreciado en la misma cruz, sin que se abran aquellos labios que hacen es­ tremecer los abismos, para castigar a los que sarcásticamente se mofaban de su vida y de sus doctrinas. Ante tal humildad no puede haber corazón humano que no se sienta conmovido y no riegue con dulces lágrimas los sagrados pies de ese varón de dolores, que se dejó llevar a la muerte como man­ sísima oveja sin abrir su boca a los que le herían y maltrataban. «Aprende, dice San Bernardo, polvo y ceniza a humillarte». Si el Señor se humilla ¿lo rehusará el siervo? Si el que es Autor de la Naturaleza y da leyes a los astros y tie­ ne colgada de dos dedos la redondez de la tierra, dobla sus espal­ das a la fatiga de duro trabajo, obedece a un pobre trabajador, pasa los días de su juventud en un taller, y muere en afrentoso pa­ tíbulo burlado y despreciado, ¿qué deberá hacer el pecador que tantas veces ha ofendido a Dios, que tan lleno está de miserias y flaquezas y que de nada puede gloriarse, pues todas sus cualidades, todas sus dotes, todas sus riquezas, todas sus gracias, todo, todo lo ha recibido de la generosidad de Dios, el cual le podrá despojar de todo cuando mejor le plazca? No debemos extrañarnos de que los Santos tuvieran continua­ mente en los labios aquellas palabras de la Imitación de Cristo: «ama nesciri et pro nihilo reputari». Esto nos descifra el para nos­ otros un enigma, de que San Francisco de Asís se tuviese por el más miserable de los hombres, que Santo Domingo de Guzmán re­ comendase eficazmente a sus hijos antes de morir la práctica de la humildad, y que el Patriarca de los monjes de Occidente, el P. San Benito la expusiese tan largamente en su Regla presentándola en doce grados a cual más perfectos, llegando hasta el punto de orde­ nar a sus monjes «de que vivan contentos por más que los humillen y abatan, y que crean haber desempeñado mal cuanto se les hubiere mandado y que son incapaces de hacer bien cosa alguna, diciendo con el Profeta: Reducido estoy a la nada, y no lo había conocido: he estado en vuestra presencia como un jumento, y nunca me he apartado de Vos.» Beenabdo A dell (Concluirá) 2 0 REVISTA MONTSERRATI»A

Calendario de la familia cristiana en 1917

FIESTAS, AYUNOS Y ABSTINENCIAS

Día 1 Enaro Circuncisión ...... Fiesta de guardar. » 6 » Epifanía...... Fiesta de guardar. » 21 Febroro Miércoles de Ceniza...... Ayuno sin abstin.® » 23 » l . er Viernes de Cuaresma. . . . Ayuno con abstin.® » 24 » l.el Sábado de Cuaresma. . . .Ayuno sin abstin.® » 28 » 2.° Miércoles de Cuaresma . . . Ayuno sin abstin.® » 2 Mario 2 Viernes de Témporas . . . . Ayuno con abstin .® « 3 » 2.° Sábado de Cuaresma .... Ayuno sin abstin.® » 7 » 3.er Miércoles » . . . .Ayuno sin abstin* » 9 » 3.er Viernes » .... Ayuno con abstin.® » 10 » 5.er Sábado » .... Ayuno sin abstin.® >> 14 » 4.° Miércoles » . . . .Ayuno sin abstin.® » 16 » 4 .° Viernes » .... Ayuno con abstin.® » 17 » 4.° Sábado » .... Ayuno sin abstin.® » 19 » San J o s é...... Fiesta de guardar. » 21 » 5.° Miércoles de Cuaresma . . . Ayuno sin abstin.® » 23 » 5.° Viernes » . . . Ayuno con abstin.® » 24 » 5.° Sábado » . . . Ayunosin abstin.® » 28 » 6.° Miércoles » . . . Ayunosin abstin.® » 30 » 6.° Viernes » . . . Ayunocon abstin ® » 31 » 6.° Sábado » . . . Ayunosin abstin.® » 4 A b ril Miércoles Santo ...... Ayuno sin abstin.® » 6 » Viernes Santo...... Ayuno eon abstin.® » 7 » Sábado Santo ...... Ayuno sin abstin.® » 17 Mayo Ascensión del Señor ...... Fiesta de guardar. » 26 » Vigilia de Pentecostés...... Ayuno con abstin.® » 1 Junio Viernes de Témporas déla Trinidad. Abstin.® sin ayuno. » 7 » Corpus Christi...... Fiesta de guardar. » 29 » San Pedro y San Pablo. . • . . Fiesta de guardar. » 25 Ju lio Santiago Apóstol,...... Fiesta de guardar. » 14 Agosto Vigilia de la Asunción ...... Ayuno con abstin.® » 15 » Asunción...... Fiesta de guardar. » 21 Septlcmbro Viernes de Témporas ...... Abstin.® sin ayuno. » 1 Noviem bre Todos los Santos ...... Fiesta de guardar. » 8 Diciem bre Inmaculada Concepción .... Fiesta de guardar. » 21 » Viernes de Témporas ...... Abstin.® sin ayuno. 22 » Vigilia de Navidad anticipada. . . Ayuno con abstin.® » 25 » Navidad ...... Fiesta de guardar. NOTAS.—1.® Abstinencia quiere decir prohibición de tomar carne o caldo de carne. Así, pues, en los días en que se dice «con abstinencia» no se puede tomar carne ni caldo de carne, y en los días en que se dice «sin abstinencia» no sólo se puede tomar carne y caldo de carne, sino también pescado y mezclarlo en la misma comida. 2. ® Tódos los días de ayuno con o sin abstinencia se pueden condi­ mentar la carne y pescado con manteca, tocino y manteca de tocino y con cualquier grasa. Asimismo se pueden tomar huevos, leche y lactici­ nios. (Los Legionarios de la Buena Prensa pueden tomar pescado en to­ das las colaciones). 3. a Para disfrutar de estos privilegios es necesario tomar el Sumario General de Cruzada y el Indulto singular de carnes; pero los pobres están dispensados. REVISTA MONTSERRAT!®A 21 YfI^ieD?ID

CRONICA DE MONTSERRAT

Es de lo más íntimo y secreto de nuestros espíritus que tributa­ mos al Señor rendidas e incesantes acciones de gracias por los múlti­ ples beneficios con que se ha dignado favorecernos durante el año que hoy concluimos; surgen, por ende, entusiastas y fervientos del fondo de nuestra alma aquellas admirables cuanto patéticas preces del himno ambrosiano el grande y sublime “Te Deum laudamus" cuyas notas vibrantes y bellas resonarán mañana en nuestra Basíli­ ca, inundándola de suaves acordes y celestial armonía. Deuda muy grande, es bien cierto, tenemos contraida con nuestro buen Dios que por mediación de su Santísima Madre, Nuestra Señora de Montse­ rrat, ha tenido a bien colmarnos de gracias y mercedes sin cuento, distinguirnos con particulares amores y recrearnos de divinos con­ suelos. ¿No nos lo rememoran todo esto, en efecto, y no nos lo presen­ tan a la vista, cual mágica y encantadora visión, tantos y tan por­ tentosos sucesos acá sucedidos, cabe las gradas del trono de María y en el Santuario de sus glorias, durante el año que acaba de pasar a la historia? ¿Y no hemos visto en ellos al par que la fe y devoción en la Morenita, por parte de sus fervorosos amantes, la protección y maternales bondades de la misma Señora en gracia de todos sus hi­ jos? No intentamos ahora, en apoyo de nuestros asertos, recordarlos uno por uno en detalle, que sabemos viven en el corazón y en la me­ moria de tantos devotos montserratinos; solo sí enfervorizarnos ante la consoladora idea de que María quiere ser y cada día con mayores anhelos nuestra amorosísima Madre, que su mano, como dice Isaías no se ha abreviado todavía y que de este su trono de majestad y grandeza quiere del mismo modo ser la Dispensadora de las gracias y tesoros divinos, nuestra dulce abogada, la Reina de nuestros amo­ res... y dejar bien firmada la verdad que de Ella dijera el poeta cuan­ do cantara en una de sus más bellas estrofas: Dels Catalans sempre serèu Princesa; dels Espanyols Estrella d‘ Orient. Tales finezas de Maria deben, por tanto, amados montserratinos, avivar la fe, la piedad y el amor de nuestros espíritus a aquella que es el imán de nuestros corazones, la vida de nuestra vida, nuestra dulzura y consoladora esperanza, y que, después de haber empleado toda nuestra existencia a su mayor alabanza y servicio, debe condu­ cirnos por su benditísima mano, como canta la Iglesia, al celestial 22 REVISTA MONTSERRATINA monte que es Cristo, su dulcísimo Hijo y queridísimo hermano nues­ tro Jesús. Alabemos, pues, y sin cesar demos gracias a la divina Bondad no menos que a su Santísima Madre por tan señalados favores, solici­ tando al mismo tiempo de sus valiosos auxilios, toda clase de merce­ des y gracias en el año 1917, y a ser posible, en mayor proporción y aumento que en el precedente, siempre a mayor gloria de Jesús y María y en bien y provecho espiritual de nuestras almas. Veamos ahora cuáles han sido los principales acontecimientos que han carac­ terizado y dado especial esplendor a este último mes de 1916, los cua­ les, como verán nuestros lectores, no han ido a zaga a los de los me­ ses precedentes, y clausuran magníficamente todo un brillante perío­ do de grandes y sublimes manifestaciones marianas. Los inicia con admirables caracteres de majestad y belleza la tan cara y simpática

Fiesta de la Inmaculada Concepción de María, que como todos los años y cual corresponde al culto inmemorial de nuestro Santuario a la más excelsa prerrogativa mariana, aún antes de su definición dogmática por el inmortal Pío IX, revistió inusitada brillantez y hermosura. En los divinos Oficios matutinales nuestra Escolania honraba a nuestra Madre interpretando una delicada e inspirada misa con orquesta de J. Bill; al Ofertorio un notable verso de órgano, y al final la Salve de Manent, también con orquesta. Seguía inmediatamente la «Prima,» en canto gregoriano, por la Re­ verenda Comunidad y a las 9 anunciaban las campanas a los fieles las solemnes conventuales funciones. Un cuarto de hora más tarde venía ejecutada por la Capilla de Música ia «Tertia,» en música poli­ fónica, del P. Viola, que era entonada por el Rvmo, Abad Coadjutor que actuaba de Prelado Oficiante. Se interpretó una misa a cuatro voces solas de Victoria y el Ofertorio «Tota pulchra» de Sánchez. Lucía todo el presbiterio profusa y bien acertada iluminación, asis­ tiendo regular concurrencia a los solemnes cultos así de la mañana como de la noche. En esta la Escolania cantó un Rosario con orques­ ta, del P. Gruzmán, Salve de Giner y Gozos, como en la vigilia, de Más y Serracant, propios de la Inmaculada. Resultó una fiesta muy notable, bajo todos puntos de vista, a la que quiso asociarse un cielo sobremanera encantador y hermoso el cual vino a mitigar en gran parte la crudeza del tiempo que por aquellos días se dejó sentir en extremo. El regular concurso de fieles, de que hacemos mención, era para nosotros como una reminiscencia de aquellos siglos de fe en que subían incontables muchedumbres la santa Montaña para vene­ rar y honrar a María en el más preciado de sus misterios, una re­ membranza de aquel nobilísimo gesto de D. Juan de Austria, hijo de Felipe IV, cuando allá en el año de 1623 juró, con los grandes de España y caballeros de su séquito, defender siempre dicho Misterio, pronunciando con clara y distinta voz estas palabras: «Juro y estoy pronto a sostener con mi espada que la bienaventurada Virgen María fué concebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de su sér.» Quiera la Inmaculada Virgen aumentar cada día más y más la fe de nuestro pueblo a fin de que reviva aquella antigua vida de virtud y amor que tanto enalteció a nuestros padres y tanta SE VISTA MOHTSERR ATESTA gloria dió a nuestra amadísima Reina y Señora de estas montañas, la Virgen Santísima de Montserrat.

La Expectación del parto de Nuestra Señora En la primera Misa cantada de la presente festividad los niños escolanes saludaban a la Santísima Virgen con las palabras «Rorate coeli desuper,» de Isaías, que tan bien se aplican en ese día a María y en favor de la cual es la súplica que dirigen aquellos justos de la antigua ley pidiendo a Dios desciende el Espíritu Santo sobre la purísima Virgen María para con su virtud hacerla fecunda, para dar a luz al justo y al Salvador al que era el «Deseado de todas las gen­ tes.» A continuación interpretaron con esmerada pulcritud y ajuste una de las misas de Bill, cantando al final la Salve, a voces, de J. Lambert. La Rda. Comunidad, en la segunda cantada, o sea la conventual, interpretó la gregoriana «Uum jubilo.» En las funciones de la noche se cantaron la Salve de Francisco Brunet y en los Gozos el hermoso y sentimental «Angelus Domini», de J. Ballvé. Santo Tomás Apóstol La Escolania ejecutó en sus oficios matutinales una misa de Belt- jens, concluida la cual cantó con su habitual afinación y ajuste 1» Salve, a voces, deM. Haller. En la conventual se interpretó la misa gregoriana «Eyrie fons bonitatis», toda ella llena de unción y de agradable sabor religioso. El Rosario de la noche,de Bienvenido So­ cias, fué solemnísimo (con toda iluminación), lo mismo que la Salve de S. Giner, y los Gozos «Verge Santa», del insigne Millet. Debido a una simpática circunstancia, de que haremos mérito más adelante, revistió la festividad del Santo Apóstol toda la importancia de un fausto y notable acontecimiento. Dominicas de Adviento En la primera y segunda se cantó el «Asperges me» de nuestro P. Cererols, que alterna en música gregoriana. La misa en los dos primeros domingos fué la de Durante, célebre músico y maestro na­ politano del siglo XVII, excepto el «Credo» que es de J. Aminuccia del XVI. El Ofertorio del primero fué el «Ad te levari», y el del se­ gundo «Ave María», ambos de Aranaz. Todas las partes cantables de la misa, según tradicional costumbre, alternan igualmente en canto gregoriano, siendo los »Kyries» del número II del apéndice del gra- ■» dual romano el «Credo» el I, el «Sanctus» y el «Benedictus» de la misa «Jesu Redemptor» el «Agnus» déla «Dominatur Deus» y el «Be­ nedicamus Domino» de la XVII. La tercera dominica, llamada tam­ bién Gaudete , fué más solemne que las anteriores, por permitirlo así nuestra Madre la Iglesia, animada como está de la santa alegría que le da la persuasión de que nos traerá el divino Mesías el remedio pa­ ra todos los males. En la matutinal fueron interpretadas una misa de Surzynski por nuestros escolanes y la Salve del Rdo, D. Angel Rodamilans. Pbro, La «Tertia» en canto gregoriano y la conventual a voces, con órgano, de Sehweitzer, interpretando admirablemente la Capilla de música en el Ofertorio el cEgo sum» a cuatro voces 2 4 REVISTA MONTSERRATINA de Palestrina, Por ser también esta dominica la tercera del mes, se celebró con los acostumbrados cultos eucarísticos, a los que puso dig­ no remate la procesión por el interior de la Basílica y la trina ben­ dición, con el Sacramento, a los fieles, que impartió el P. Abad del Monasterio, Rmo. D. J. Deás, en funciónes de Prelado oficiante. La Escolania cantó en las funciones de la noche la Salve de Bre­ tón y la delicada «Pregaria» de Millet. Por razón de ocurrir la vigilia de Navidad en la cuarta dominica de Adviento,se celebró y se rezó este año de aquélla, variándose, por tanto, en algo sus cultos. En la matutinal se interpretó una hermosa misa en música polifónica con la Salve al final de J. Sancho Marra­ có. En la «Prima» anunciaba solemnemente el Director de la «Scho­ la,» en el canto del martirologio, el nacimiento temporal de Nuestro Señor Jesucristo, cuyo anuncio, que era coreado por los acordes del órgano, daba principio a las festividades del presente tiempo pas­ cual. La «Tertia» fué asimismo en canto gregoriano, la conventual a voces, de Haller, siendo el Ofertorio el «Ave María» de Aranaz. Las antífonas de la O, que como ha dicho nuestro Dom. Guéranger, O. S. B., «contienen compendiada toda la esencia de ese tiempo de santa expectación y preparación mientras esperamos el advenimiento del que se ha hecho suspirado Esposo del alma cristiana», comprenden aquella serie de antífonas que muy justamente la Iglesia llama Antífonas Mayores y que se cantan en el Adviento a la hora de «Vísperas» desde el día 17 al 23 inclusive. Como cada año se cantan también en nuestra Basílica. La primera la entona el Rvmo. P. Abad, siguiendo el canto solemne del «Magnificat»,y las demás los Padres ancianos, por orden de dig­ nidad, a menos que se rece de «feria», en cuyo caso lo hace el cele­ brante. Son estas antífonas, como ha escrito nuestro P. Suñol, en su sig­ nificación mística y eficacia litúrgica,«el punto culminante de la ple­ garia de Adviento y el postrer esfuerzo de la Iglesia mediante el cual, no solamente recuerda los años en que los Profetas y los varo­ nes justos clamaron al cielo para la venida del Deseado de t odos los pueblos, sino que haciendo coro con aquellos suspiros y formando comunión con sus ruegos pide al Mesías libertador apresure su veni­ da en bien de la humanidad. Después de tres semanas de santa ex­ pectación y de humildes plegarias la Iglesia levanta confiada su voz y canta con acento vibrante las glorias del suspirado de Israel, obli­ gándole de este modo, por la alabanza de los principales títulos con que en el Antiguo Testamento se había manifestado a los hombres, a recordarse de su miseria y a compadecerse de su espiritual cauti­ verio.»

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo Nueva es siempre de «grandísimo gozo», como dijera el Angel a los afortunados pastores, para todo el pueblo cristiano, el nacimiento temporal del divino Salvador de los hombres, pues que con su apa­ rición y conversación con los mismos ha venido a la humanidad la alegría y colmado se han los anhelos y suspiros de aquellos santos PANORAMAS DEL MONTSERRAT

Y'tsta tomada desde la Ermita de los Apóstoles en la que se distinguen, antre la mucha niebla, diferentes trozos del rfo Llobregat

San Jerónimo.—Alrededores de la montaña al anochecer— (Fots. Zerkovitz) MONTSERRAT: Grupo de Reverendos Párrocos que practicaron Ejercicios espirituales en este Monasterio antes de tomar posesión de sus respectivos cargos. En el centro el Rdo. P. Romualdo Simó, que dirigió dichos Ejercicios —(Fot. A. S. Marcet) REVISTA MONTSERRATINA 25 varones que de tantos años y siglos ansiaban la venida del deseado Mesías. Con su venida, nos participa el profeta, «brillará la luz so­ bre nosotros», porque «nos ha nacido el Señor y se llamará el Admi­ rable, el solo Dios, el Príncipe de paz, el Padre del siglo futuro, cuyo reino no tendrá fin.» «Alégrense los cielos y regocíjese la tierra», diremos, pues, con el Salmista, ante el Señor que ya ha venido. De estos sentimientos ha querido animarse, revestirse nuestro Santuario celebrando con sin igual pompa y fastuosa solemnidad la gran fiesta del Nacimiento de nuestro buen Dios y Señor a la que tuvo a bien aso­ ciarse un buen número de fieles (superior al que podíamos esperarnos dados los rigores de la presente estación), no sin haber antes purifi­ cado sus almas en el tribunal santo de la Penitencia. Comenzaron los solemnísimos maitines a las nueve y media de la noche. La Capilla de música cantó, con gran precisión y ajuste, bajo la inteligente batuta de su maestro el P. D. Anselmo Ferrer, el invi- tatorio «Cristus natus est nobis», en música polifónica, a siete voces, de nuestro P. Casanovas. Siguió todo lo demás en canto gregoriano en variadas y afiligranadas melodías que dieron soberano relieve, particularmente a las antífonas, lecciones y responsorios. El «Te Deum» fué el inspirado de Perosi; a continuación cantó el Evangelio desde su trono el Evmo. P. Abad Coadjutor, como también el «Te decet laus» y la oración. Siguió a continuación el pontifical que celebró el mismo referido Prelado, Rvmo. P. D. Antonio M.a Marcet, luciendo la iglesia una iluminación por demás extraordinaria y brillante. Durante las funcio­ nes, que se deslizaron con gran majestad y aparato, cantóse por la referida Capilla la misa de Rodríguez y al ofertorio y durante la ado­ ración del niño Jesús, los ofertorios de Perosi* Sancta et Immacula­ ta» y «Hodie nobis». Concurrió mucha genté a la adoración, no pu- diendo faltar, como es tradicional y en memoria de aquellos afortu­ nados pastores de la noche feliz y beata del nacimiento del Señor, la visita de los de nuestra Escolania, que ofrecieron humildes pero afectuosos homenajes al divino Niño, a quien agradecían el favor que les había hecho de poder venir a saludarle y ofrendarle sus bue­ nos obsequios. La comunión resultó concurridísima, pues que al no­ table concurso de fieles habíale ya precedido larguísimas filas de nuestros juniores novicios, hermanos, colegiales y escolanes. Con­ cluidos los divinos Oficios siguió en el coro el rezo de «Laudes», ter­ minándose con esta hora las funciones de la noche cuando eran ya las dos y cuarto de la mañana. A las seis de la misma se cantó la «Prima» por la Rda. Comunidad. En la Misa de la Aurora, cantada por los niños escolanes, a las seis y media, interpretaron éstos una de Bill a toda orquesta y una Salve de Lamotte de Grignon. A las nueve, después de la «Tertia», en música gregoriana, dió comienzo el solemne abacial celebrado por el Rvmo. P Abad del Mo­ nasterio, con parecida solemnidad a la del pontifical de la noche. La Misa que cantó la Capilla de música fué la de S. Giner, a voces y órgano, y en el ofertorio el «O Magnum Mysterium», de Victo­ ria, con otras composiciones de Perosi. Tuvo lugar también en esta Misa la adoración del Niño Jesús, con la misma concurrencia, a poca diferencia, de la de la primera Misa cantada. 2 6 REVISTA MONTSERRATINA Transcurría ese día en medio de la más franca alegría y del ma­ yor regocijo, tanto dentro como fuera del Monasterio, cuando a las cuatro y media de la tarde nos reuníamos de nuevo a los pies de la Santísima Virgen para el Santo Rosario, que lo cantaron con notable afinación y gusto nuestros niños escolanes. Fué el de Abreu, así como la Salve la de Taltabull y los Gozos «La Verge breçant», letra del gran poeta Maragall y música de César Frank, como en la vi­ gilia. Después de las funciones de la noche quisieron nuestros escolanes obsequiarnos poniendo en escena la hermosa comedia en dos actos, «La diada de Nadal», que representaron muy bien, con gran esmero y a las mil maravillas, distinguiéndose de un modo especial en el desempeño de sus respectivos papeles los niños José Roma, Fernan­ do Gordo, José Barros, Mariano Ferrer, Manuel Vilasaló, Luis Ca- biscol, Juan Rigau y Domingo Escola. Cantaron asimismo algunas canciones populares en honor al Niño Jesús, con delicadeza suma y verdadera e impecable perfección artística. Sean, pues, a todos, nues­ tras enhorabuenas y bendígales el buen Jesús por los obsequios con que tuvieron a bien festejarle y honrarle en el día de su glorioso y feliz nacimiento. Otra sorpresa y no de menor relieve y valor nos preparaban nuestros queridos niños con la exhibición de un bellísimo y nuevo pesebre que superaba en gusto e importancia al que habían hecho otros años. Estaba además colocado en nuevo lugar, pues que se ha­ bía dispuesto en el extremo contrario de la sala, y en su ángulo iz­ quierdo, entrando en la Escolania. Acercándonos al mismo pudimos disfrutar de una hermosa visión de luz y armonía que prospectaba un hermoso panorama de montañas, colinas, valles, casas, puentes, ríos con agua corriente, merced a una ingeniosa combinación de ca­ ñerías, campos, verde follaje, pastores, rebaños, todo hábilmente or­ denado e iluminado de potentes bombillas eléctricas que daban la impresión de un sol dorando aquellos espléndidos y encantadores paisajes. No menor agradabilísimo efecto producía a la vista un bo­ nito, bien que modesto portal, bajo cuya techumbre estaba reclinado en un pesebre el divino Niño, al que daban adoración su Santísima Madre y el glorioso Patriarca San José. Podía asimismo apreciarse a través de colorado cristal que comunicaba la ilusión de vistosos efectos de luna. No diremos más, pues nos saldríamos de nuestros debidos límites, sino que produjo muy hermosa impresión a cuantos tuvieron la deliciosa ocasión de poder contemplarlo. Tuvo gran parte en el arreglo y disposición del referido pesebre, uno de nues­ tros hermanos, en cuyo trabajo y feliz cometido se reveló buen ar­ tista, hombre de consumada paciencia y finísimo gusto. Y porque tendrían que decir ciertos lectores de estas cuartillas si no hiciéramos particular mención de algo que, en esta materia, interesa también a ellos, de un modo muy especial, en descargo nuestro y pues nos costará tan poco hacerles por un momento felices queremos sí hacer constar que deseando no ser menos que los niños escolanes, nuestros colegiales han trabajado también su pesebre muy lindo e interesante, bajo todos puntos de vista y en el más ge­ nuino sentido de la palabra. Cada año más hermoso, el del presente lo ha sido sobremanera, divisándose en todo su disposición y ornato REVISTA M0NT8ERRATINÀ 2 7 un buen gusto y ejecución esmerada, una mano de peritísimo artífice y adiestrado maestro. Todo muy bello, repetimos, no sin que sean a ello óbice ciertos ejemplares de la fauna y de la flora, amén de al­ gunos modelos de indumentaria de muy sospechosa autenticidad en aquellos países de la Palestina, pues que su conjunto daba una vis­ tosa realidad de innumerables puntos de contacto con el bienaven­ turado país do se realizaran tales grandes prodigios. No queremos referir en testimonio imparcial cual fuera el mejor de los dos, que dicen que las comparaciones son siempre odiosas, sólo sí constatare­ mos de nuevo que ambos a dos dieron una nota de imponderable be­ lleza en el magnífico concierto de alabanzas y delicados homenajes con que fué y será obsequiado el divino infante de Belén durante las presentes fiestas pascuales. Nuestros .'parabienes a tan queridos y simpáticos jóvenes. La festividad de San Esteban Protomártir En los Oficios de la mañana cantó la Escolania la Misa de Sur- zynski, y al terminar, la Salve de J. B. Lambert. La «Prima» y la «Testia» fueron en canto gregoriano, y en la conventual se interpretó la de Mitterer, a cuatro voces y órgano, y el ofertorio «O mag­ num mysterium», de Perosi. En los de la noche, Rosario de Mas y Serracant, Salve del P. Ramiro Escofet y Gozos «Virolai», de Rodo- reda. Otros cultos Fueron notables los del día de San Juan Evangelista, Santos Ino­ centes y Traslación de San Jaime Apóstol. Hoy domingo, infra- octava de Navidad, en la matinal han cantado los niños la de Sur- zynski, ofertorio «Beata viscera», de Perosi, y Salve de Pujol. La conventual ha sido la «Quinta-décima», de Haller; su ofertorio, «Sancta et Inmaculata», del mismo autor, y por la noche, la Salve de Ubeda y Gozos «Virolai», de Taltabull.

La fiesta de la Escolania que lo es por antonomasia la de San Nicolás, llegó por fin para nues­ tros niños escolanes llena de los mejores augurios y esperanzas sin cuento. Todo esto significaba y mucho más para ellos la toma de po­ sesión de su sede por parte de su amado Prelado el limo. Sr. Dr. don Mariano Ricart y Audinis. Es día, por tanto, de las mayores alegrías, de verdaderos transportes de júbilo. Ya en la vigilia les tuvieron muy atareados los preparativos para la magna fiesta. En esta honro­ sa labor trabajaron todos a porfía grandes y pequeños y en compe­ tencia se esmeraron para festejar a su nuevo Prelado. Y para ter­ minar y coronar sus vigiliares tareas tuvieron en el tiempo que trans­ curre del Rosario a la cena una velada musical, íntima, durante la cual ejecutaron selectas composiciones de su repertorio de banda en obsequio de 8. S. lima. Al día siguiente, después de su Misa matutinal, que fué una de las mejores, y de un suculento almuerzo, se entregaron a todas las expansiones del mayor regocijo. A las nueve, ya todo dispuesto, 8 8 REVISTA MONTSERRATINA bajó la Rda. Comunidad al salón de la Escolania, ataviado este año con nueva y completa decoración, debida en gran parte a la genero­ sidad de nuestro buen amigo y acreditado comerciante Sr. Jorba, en obsequio a los escolanes (cuya atención de corazón agradecen), para asistir a la toma de posesión de Su Señoría Ilustrisima, y escuchar su primera carta pastoral, según es costumbre después de realizado aquel acto. Al dirigirse a su trono ricamente adornado fuó saludado a los acordes de la Marcha Real, ejecutada la cual el Muy Ilustre Sr. Secretario D. Juan Costa, desde el pulpito, preparado al efecto, acompañado del maestro de ceremonias y después de haber besado el anillo de Su Señoría, leyó la referida primera pastoral del Prelado. En ella, después de haber evocado y saludado la memoria de sus venerables predecesores, expuso a sus diocesanos la conveniencia de obrar siempre el bien, para lo que les aleccionó con saludables con­ sejos y avisos, manifestándoles los propósitos de que se hallaba ani­ mado, los que con el auxilio de lo Alto, esperaba llevar a la práctica. Terminada la lectura de tan valioso documento el Rvmo. P. Abad, que presidía el ingente concurso que se había dado cita para asistir a tan memorables festejos, dió el parabién al Obispo , a sus familiares y a todos sus diocesanos; al primero por haberse hecho digno de la gran dignidad a que había sido elevado, en atención a sus virtudes y méritos; a sus familiares por el alto honor de haber sido llamados a formar la corte del gran Prelado, y a todos sus diocesanos por haber­ les cabido la felicidad y la dicha de verse dirigidos y amaestrados por tan excelso Pastor y Maestro. Concluyó el P. Abad su interesante alocución concediéndoles, be­ nigna y afectuosamente, el día de montaña según era su deseo ex­ presado por el obispillo al terminar la lectura de su veneradisima letra. A continuación tocó labanda una de sus mejores marchas des­ filando toda la comitiva presidida por el señor Obispo, rodeado de sus familiares, para verificar la entrada triunfal del Prelado en la iglesia, a través de los claustros y plaza del Monasterio. Llegado al presbiterio se cantó una salve por la Escolania, retirándose acto se­ guido S. S. lima, a sus habitaciones privadas. En este año se supri­ mió, pues, la asistencia del Obispillo y pajes a la conventual, como también el juego de la tarde, en los claustros, con lo que se consiguió tuvieran más tiempo para sus entretenimientos y diversiones infan­ tiles. Verificado el tradicional saqueo por las celdas del P. Abad y de los Monjes (lo que sólo tiene lugar en este día del año) con la al­ gazara propia de su temperamento y edad se reunieron para la comi­ da, que fué más espléndida de lo ordinario, como lo exigía la fiesta. Por la tarde acompañaron a S. S. lima por las plazas del Monas­ terio al son de alegres y airosas marchas, deteniéndose en el Restau­ rant para ser obsequiados con dulzainas y confites por sus dueños. Continuaron sus paseos y tocatas, a lo que les brindaba la tarde que fué verdaderamente hermosa y aún primaveral, hasta que a las cinco ingresaron de nuevo en la Escolania para el tradicional y confortante refresco. A las seis cantaron el Rosario de Más y Serracant, Salve de Brunet y Gozos «Puig floriu», de S. Marracó. Después hubo el re­ parto del botín de la mañana, sorteándose numerosos objetos en me­ dio de la mayor expansión, alegría y jolgorio. Esta fué a grandes ras­ gos la fiesta de nuestros niños escolanes, la fiesta de tan hermosos REVISTA MONTSERR à TIH à 29 recuerdos para sus infantiles corazones no menos que para el Prelado, bien fuera tan efímero su por tantos títulos celebérrimo y glorioso pontificado. ¡Lástima grande cuando tan ópimos frutos prometía de liberalidad y bondad paternales! Al condolernos haya transcurrido tan fugaz y tan presto la venerable figura del bondadoso Prelado que en frase escripturística hubo en tan corto tiempo realizado innume­ rables portentos, auguramos mejores triunfos a su sucesor con luen­ gos y dilatados años pontificales. De regreso de la Ciudad Eterna llegaba el día l.° a nuestro Monasterio, sin novedad, a Dios gracias, el Bvmo. P. Abad Coadjutor, D. Antonio M. Marcet. Traía las mejores impresiones de su viaje y estancia en Roma, durante la cual le cupo la inmensa dicha de ser recibido en audien­ cia privada por Nuestro Santísimo Padre el Papa Benedicto XV. Su Santidad, que goza perfecta salud, se interesó vivísimamente con el Reverendísimo P. Abad acerca de nuestro Montserrat, al que pidió noticias sobre el culto que aquí se da a la Santísima Virgen, la fre­ cuencia de Sacramentos, afluencia de fieles, así en verano como en invierno, amén de otros datos referentes al Santuario y a su Reina y Señora, la Morenita. Santos ejercicios espirituales.—Numerosa tanda de Párrocos El mismo día que terminaba esta Rda. Comunidad los Santos Ejer­ cicios que recibiera del celoso, sabio y"apostólico carmelita, P. Lu- dovico de los Sagrados Corazones, del cual guardaremos siempre buenísimo y religioso recuerdo, entraban en ellos cincuenta Párro­ cos de la diócesis de Barcelona. Pertenecían a la segunda última provisión de curatos y venían por voluntad expresa del Prelado, Exorno, e limo. Sr. Dr. D. Enri­ que Reig, a retirarse por algunos días en esta santa montaña para, por la práctica de los santos espirituales ejercicios, prepararse al so­ lemne y significativo acto de la posesión de sus nuevas parroquias y al cumplimiento del grave y responsable ministerio que debía pe­ sar sobre ellos en calidad de padres y pastores de la nueva grey que el Señor había tenido a bien confiarles. Aquí se estuvieron hasta el sábado día 23, entregados a los importantes negocios de la purifica­ ción y mejoramiento espiritual de sus almas asistiendo con asiduidad suma a los diferentes actos religiosos, según el horario que les había sido asignado, y celebrando el Santo Sacrificio después que lo habían efectuado los Padres de la Comunidad. Tomaban parte igualmente cada día en nuestra Conventual, en el coro, que cantaron con nos­ otros lo mismo que las horas de «Tertia», «Sexta» y «Nona». Cons­ tituyó este acto para ellos una novedad novísima y de grata impre­ sión para sus espíritus, no menos que para nosotros de santos y salu­ dables estímulos. Y esta es la circunstancia a que aludíamos al ha­ blar de Santo Tomás Apóstol, cuando decíamos que, merced a ella, resultó su festividad notable y extraordinaria sobremanera. En efec­ to, reforzado nuestro coro, que ostentaba ún lleno completo, habién­ dose tenido además que colocar otros bancos para los novicios y ju­ niores, por tantas y poderosas voces, que parecían trasladarnos a aquellos tiempos que era bastante más numerosa nuestra Comunidad, resonaba nuestra Basílica de aquella nutrida y compacta masa coral 3 0 REVISTA MONTSEKKATINA en modo de elevar nuestros corazones a la contemplación de las su­ blimes verdades y a la visión y audición de aquellos celestiales coros que cantan noche y día, como dice el Salmista, a la majestad del Eterno. En aquel día de Santo Tomás se cantó la «Tertia» en música gregoriana y la misa «Kyrie fons bonitatis» con delicada expresión y hondo afecto. Celebró el Santo Sacrificio el Rdo. 13. Salvador Ca­ rreras, párroco de Montseny, ayudado de otros dos párrocos en cali­ dad de diácono y subdiácono. El Rosario solemnísimo de la noche con la Salve y Gozos fueron costeados por los mismos Reverendos señores Párrocos. El sábado por la mañana, en tren extraordinario, regresaban a sus respectivos lugares muy satisfechos de su estancia en esta y de haber podido pasar tan deliciosos y santos dias cabe las amorosas miradas de nuestra Santísima Madre, Nuestra Señora y Reina de Montserrat, Aplaudimos la feliz iniciativa del señor Obispo en haber dispues­ to la celebración de estos Santos Ejercicios en esta santa montaña, que tan bien convida, especialmente en este tiempo del año, al reco­ gimiento y a la dulce paz del espíritu, a la meditación de las eternas verdades, al par que pedimos a la celestial Señora bendiga ahora y siempre a esos venerables Párrocos que han querido confiarse a sus maternales auxilios antes de tomar posesión de sus nuevos destinos. Dirigió los Santos Ejercicios espirituales el Rdo. P. Subprior, don Romualdo Simó. Disposición laudatoria y simpática, es la dada poco ha por el reverendísimo P, Abad de recitar todos los sábados, de ahora en adelante, las hermosas plegarias que para la vi­ sita espiritual a Nuestra Señora compuso el malogrado y santo Obis­ po de Vich limo Sr. Dr. D. José Torras y Bages, de feliz memoria. Se han dicho ya dos días después del rezo del Santo Rosario e inmedia­ tamente antes de la Salve. Lo que hacemos saber a nuestros lectores por si tienen la devoción de acompañarnos, siquiera en espíritu, du­ rante tan piadosos momentos, a mayor gloria de nuestra Madre y en bien de sus almas. A título de curiosidad.—La inscripción de dos lápidas Nos olvidábamos el mes anterior de referir el contenido de las que se pusieron en el primer misterio de Gloria, por lo cual lo damos hoy a título de curiosidad. La primera, que ostenta una lápida de mármol blanco, rectangular, colocada a la derecha del misterio, es de la disposición y tenor siguiente: DE L’EVANGELI DE LA DOMINICA DE RESURRECCIÓ...... PASSAT EL DISSABTE, MARÍA MAGDALENA, MARÍA MARE DE JAUME, I SALOMÉ, COMPRAREN AROMES PER ANAR A UNGIR A JESÚS. I ENTRANT AL SEPULCRE S’ENjVEUEN, SEGUT A LA DRE­ TA UN JOVE COBERT DE BLANCA VESTA...... I LES DIU ELL: NO TEMEU, VOSALTRES CERQUEU A JE­ SÚS DE NAZARET, EL CRUCIFICAT. HA RESUSCITAT, NO ES AQUÍ. M. C. XVI,, T. 5 I 6. REVISTA MONTSEBRATINA 3 í La otra de bronce, a la izquierda, adosada a la roca, que contiene la oferta, dice así: LA LLIGA ESPIRITUAL DE NOSTRA SENYORA DE MONTSERRAT: . EN NOM DE LA PIETAT DE CATALUNYA FA OFRENA D’AQUEST MISTERI SIGNE DE TOTA RESSURRECCIÓ XXIX DEL MES DEL ROSER MCMXVI. En un ángulo de la misma lápida que cierra dentro de artística orla el dictado de la referida ofrenda se ve el escudo de la «Lliga es­ piritual de Nostra Senyora de Montserrat» con su homónima inscrip­ ción^ en su parte inferior fuera de la orla se lee: Es estat erigit amb l’obol de tota la nostra terra tenint-hi la davantera Barcelona cap y casal de Catalunya i les ciutats de Manresa , Ter rasa y Sabadell, flo­ rides al peu de la santa Muntanya. Una nueva ermita Idea ha sido de la Pía Unión de San Miguel, de Barcelona, que anualmente sube esta santa Montaña, para visitar a ,1a «Moreneta», de erigir al santo Arcángel una ermita monumental. La predicha idea de construir este nuevo monumento en el lugar que ocupa hoy la pequeña capilla fué aceptada con verdadero entusiasmo, y segui­ damente se nombró una Comisión la cual visitó al limo. Dr. D. En­ rique Reig, Obispo de Barcelona, recibiéndola éste con la amabilidad suya propia, aplaudiendo el pensamiento y animando a los visitantes a que trabajasen con ahinco hasta el logro feliz de su terminación. Contando ya con la bendición y apoyo del Prelado, quien aceptó la presidencia de honor de la Junta erectora, se participó al Rdo. Pa­ dre Abad Coadjutor la ofrenda, admitiéndola S. P. Bvma. con vivas muestras de agradecimiento y facilitando la empresa en cuanto esté de su parte. Quiera el glorioso San Miguel aceptar gustoso el fruto de la devoción, esfuerzo y trabajo de sus amantes devotos. La Comi­ sión ejecutora está formada por las siguientes distinguidas personali­ dades: Excmo. e limo. Sr. Obispo de Barcelona.—Rvmo. Padre Abad. —Rdo. Dr. D. Ramón Valls, Prelado Doméstico de S. S. y Cura-párro­ co de la Merced.—Rdo. D. José Ribas, Pbro.—Rdo. D. Antonio So- lanich, Pbro.—Excmo. Sr. Duque de Solferino.—D. Miguel Junyent, —D. Miguel Vancells.—D. Mariano Bordas.—D. Luis Jover.—Don Isidro Puig y Boada.—D. Manuel Mercader.—D. José M.a Cascan­ te.—D. José de Sitjar.—D. Juan Miguel Griñó.—D. Andrés Gassó Vidal.—D. Miguel Martí Beya.—D. Andrés Garriga.—D. Jaime Ar- bós.:—D. José Orriols.—D. Trinidad Solá.—D. José Verdaguer.— D. Antonio Pérez,—D. Luis Tort y D. Miguel Martínez. Hemos vis­ to ya el plano y el prospecto, que nos han agradado mucho. Más ade­ lante nos ocuparemos de ellos, si Dios quiere. 32 REVISTA M0NT8ERRATHÍA Espléndida decoración, decíamos, lucía el salón de nuestra Escolania el día de San Nicolás, pues que estaban revestidas sus paredes de hermosas cortinas, de variados colores (entre los que dominaban principalmente, el amari­ llo, rosa, verde), destacándose los de la bandera catalana, que con­ trastaban en graciosa combinación con la española,y apareciendo be­ llamente recamadas de vistosas cenefas, según dibujos trazados por dos religiosos de esta Rda. Comunidad. Ocupan las dichas cortinas los espacios que median entre las pilastras, estando estas cubiertas de ricos paños en los que se manifestaban, como de relieve, y en largas listas los colores de las dos banderas en forma de tau griega. Es, en suma, una ornamentación que causa excelente efecto y que honra a la ya tan acreditada casa Jorba. Píos sufragios El día 2 se cantó una solemne Misa de Réquiem, como cada año, por los Monjes difuntos de este Monasterio. El día 4 tuvo lugar otro solemnísimo funeral aniversario en sufragio del alma de la señorita Mercedes Bascos (q. e. p. d.) Asistían sus buenos padres, a quienes con esta ocasión reiteramos el sentimiento de nuestro pesar y afec­ tuosa condolencia. Se cantó la severa misa de Haller, que produjo grandiosa impresión. 6 matrimonios se han efectuado durante este mes. El día 2 lo contraía don Francis­ co Roig y Farré con doña Teresa Gasol y García, actuando de testi­ gos don Luis Farré y Brunet y don Juan Gasol y Gabriel, El día 4 lo verificaba don Joaquín Fan y Manent con doña Ger­ trudis Aniere y Withnell, natural de Chorley (Inglaterra), siendo testigos don José Cuatrecasas y Diumaró y don José Fan y Manent. Bendijo la unión el Rdo. don Juan Cañameras, Pbro. El día 6 don José Creixell y Saló con doña Angela Moneny y Guardiola, siendo testigos don Narciso Moneny y Guardiola y don Miguel Clotes y Blanch. Bendijo el enlace el padre Fray Luis Por­ tell, O. F. M. El día 9 don Antonio Capellades y Costa con doña Manuela Ban- quó y Piñol, siendo testigos don Ramón Capellades y Olivella y don Fernando Gordo y Marsá. El día 21 don José Colominas y Roca con doña Juana Casas y Vi­ la, siendo testigos don Francisco Martorell y Trabal y don Agustín Duran y Sanpere. El día 24 don Manuel Bassóls y Bassóls con doña Enriqueta Pas­ cal y Subirada, siendo testigos don Jaime Figueras y Torrents y don Eduardo Roig y Enseñat. Honrosa delegación es la que ha pocos días recibiera el Rvmo. P. Abad Coadjutor del Excmo. Sr. Obispo de Barcelona de dar posesión, en su nombre, al Rdo. Sr. D. Jaime Vendrell, Pbro., de su nueva parroquia de Monis­ trol. En su virtud y en el momento en que escribimos estas líneas y cerramos esta Crónica sale nuestro Prelado para aquella población donde se le prepara una gran recepción. REVISTA MONTSERRATINA 33 Auguramos toda suerte de prosperidades al nuevo párroco y las bendiciones de la Santísima Virgen, al pis de cuya santa Montaña deberá ejercer las altas funciones de padre y pastor de las almas que ha tenido a bien el Señor confiar a sus solícitos y diligentes cui­ dados. Notas finales En estas últimas Témporas recibió el sagrado orden del subdiaco- nado, de manos del Exorno, Sr. Obispo de Barcelona, nuestro junior Edo, D. Víctor Sousa. Sea enhorabuena. Entre las varias personalidades que nos han visitado en este mes de Diciembre plácenos recordar a la ilustre escritora D.& Concepción Espina de la Serna. Durante este año se han celebrado por sacerdotes forasteros más de 2,000 Misas distribuyéndose de unas 58,900 a 60,000 Comuniones, sin contar las de casa. Han celebrado los divinos Misterios sacerdotes procedentes de las diócesis de Avila, Barcelona, Bogotá (Colombia) Buenos-Aires, Burgos, Calahorra, Ciudad-Rodrigo, Córdoba, Coria, Gran Canaria, Gerona, Granada, Huesca, Ibiza, León, Lérida, Madrid, Mallorca, Mangalore (Indostán), Méjico, Mondoñedo, Montevideo (Uruguay), Oviedo, Orán (Argelia), Falencia, Pamplona, Roma, Salamanca, Santa Fe, Santander, Seo de Urgel, Sevilla, Solsona, Tarragona, Teruel, Toledo, Tonkin central (China), Tortosa,Valencia, Vich, Vi­ toria, Zaragoza y alguna otra española y francesa. El número de viajeros que han subido por el ferrocarril de crema­ llera ha sido 45,000. Muchas otras miles y miles de personas lo han hecho a pie o por otros medios de locomoción, habiendo sólo el auto­ móvil de Montserrat a Martorell transportado más de 6,000. Feliz año nuevo a nuestros muy amados lectores. Que lo sea de consuelos y prosperi­ dades sin cuento, tanto espirituales como temporales, es cuanto les deseamos, de lo más íntimo de nuestras almas, mediando la interce­ sión y valiosos auxilios de nuestra brenísima y dulcísima Madre la Virgen Santísima de Montserrat. Así sea y por muchos años. I gnacio H,ade Aló». Monasterio de Montserrat, 31 de Diciembre de 1916.

NOTICIAS MARIANAS

MONTS ERR ATINAS M número extraordinario de «Lo Pensament Mariá* y Mont­ serrat.—Esta Revista quincenal mataronesa, portavoz de las Con­ gregaciones mañanas de Cataluña agregadas a la Prima Primaria de Roma, salió más voluminosa el 8 de Diciembre, como dedicada a la Virgen Purísima y destinada a celebrar sus loores, y atraer a su 3 4 REVISTA MONTSERRATINA amor a los Congregantes y lectores devotos. Encabeza sus páginas la dedicatoria de la Redacción a la Virgen: y más de una docena de articulitos firmados en su pluralidad por congregantes, respiran filial piedad, y son otros tantos himnos que celebran el por tantos concep­ tos insigne Privilegio de la Madre de Dios. _ Como buenos catalanes amantes de Maria bajo la advocación de Montserrat, la más popular sin duda de las advocaciones mañanas de Cataluña, los redactores consagran la sección de Santuarios ma­ rianos a nuestra amadísima Patrona ya desde ha mucho tiempo. El escritor que ha hecho siempre de historiador descriptor de lo de Montserrat, en el número presente, artículo ,71, guía al devoto visitante por el «Estret de Gibraltar» a la fuente llamada del Mila­ gro. Describe luego las Ermitas de San Dimas y Santa Elena, las más cercanas al Monasterio, y el torrente de Santa María que divide a Tebas de la Tebaida, nombres alusivos a la antigua vida eremí­ tica desempeñada en las capillas o ermitas situadas en ambos espa­ cios de la montaña. Como hijos deseosos de la honra de nuestra Madre, que lo es tiernísima de todos los habitantes del Principado, nos gozamos sinceramente de que se propague su noticia, a fin que crezca mayormente cada día el número de sus visitantes y adora­ dores. Conferencia de Nuestra Señora de Montserrat y Tómbola, —Con­ forme al programa que tenemos a la vista, debían celebrarse en el Círculo Tradicionalista de Barcelona, los siguientes actos orga­ nizados por las señoras de la Conferencia a beneficio de los pobres. Día 21 Diciembre: inauguración de la Tómbola a las cinco, con­ cierto por la Asociación Antoniana y Concurso de flores; 24: Tóm­ bola y sorteo de pavos; 25: Tómbola y Concierto; 26: gran Fiesta infantil, Cuadro plástico, concierto y poesías: 31: Tómbola, concier­ to por distinguidas señoritas y sorteo de pavos; l.° de Enero: Tóm­ bola y sorteo de turrones; 6: Reparto de ropas y juguetes y sorteo de lotes. GENERALES «ElSantísimo Rosario*'y 7.° Centenario Dominicano. —Por Bula de Honorio III, Papa, dirigida a Santo Domingo de Guzmán, y dada en Roma a 22 de Diciembre de 1216, era confirmada por vez primera la nueva Orden que fundara el ilustre español: lo que verificaba el Padre Santo «considerando, son palabras suyas, que los Hermanos de tu Orden han de ser los campeones de la fe y la verdadera luz del mundo». Desde la expresada fecha hasta el postrer Diciembre, cuen­ ta el benemérito Instituto setecientos años de existencia. Tal sépti­ mo Centenario celebraron los Dominicos y sus Terciarios: con cuyo motivo, los Padres de Vergara, que publican la Revista «El Santí­ simo Rosario», editaron en Diciembre un número extraordinario y magnífico, llenando también el deseo del Beatísimo Padre Benito XV, quien afirmaba a sus redactores en el Autógrafo allí estampado, «debe también lucir su traje de fiesta la Revista de Vergara, que con tanto celo y tino propaga «El Santísimo Rosario», que es la de­ voción predilecta de los hijos de Santo Domingo de Guzmán.» A maravilla lo han cumplido los discípulos del excelso Patriarca. El número contiene profusión de grabados que van al frente de sus REVISTA M0NT8ERRATINA 3 5 correspondientes artículos, encomiásticos de la Orden y de su glo­ rioso Fundador, Precede tiernísima oración al Santo, del Bto. Jor­ dán de Sajonia, su sucesor en el Generalato. Vienen la Bula y Autó­ grafo citados, y fotografía de este Pontífice. Letras laudatorias del Papa actual al Rdmo. P. Luis Theissling, Maestro de la Orden do­ minicana, en que pondera los beneficios reportados a la Iglesia por el Instituto y sus glorias. En Autógrafo del Prelado de Vitoria, Dr. D. Prudencio Meló, seguido a su fotografía, consta su adhesión al júbilo especialmente de los Padres de Vergara y Hermanos de ambos sexos de su diócesis, a quienes bendice, asimismo que a los lectores de la Revista. A esta bendice igualmente el Maestro Gene­ ral nombrado; y, además, en su Alocución a los Provinciales, les manda, se conmemore la fecha gloriosa en todas y cada una de las iglesias de religiosos y religiosas de la Orden, el dia 22 de Diciembre u otro dia próximo, para cuyo efecto deben notificar su voluntad a los demás Superiores y Superioras. Luego de presentarse una gloriosa lista de purpurados y mitrados salidos del seno de la Familia Domi­ nicana, se relatan los principales milagros del Santísimo Fundador, En el primero se cuenta, «la relación que tuvo la Bienaventurada madre, Juana de Aza, cuando, hallándose en oración delante del sepulcro del celebérrimo Abad, Santo Domingo de Silos, arrebatada en éxtasis o sumida en dulcísimo misterioso sueño, vió a su futuro vástago en forma de un hermoso cachorro que llevaba entre sus dien­ tes una tea encendida con la que a la vez que iluminaba al mundo, lo inflamaba y calentaba para el cielo.» Agradecida al Santo, quiso qne el hijo se llamase Domingo. Cierra el copioso número, el ar­ ticulo del P. Alonso Getino, titulado: Origen del Rosario según la tradición cristiana. La Fiesta del Pilar en Santiago de Chile. —Para el 12 de Octu­ bre habían praparado solemnísima fiesta a honor de la Pilarica, los españoles de la capital chilena. Su nota distinguida y de notable realce, fué la presencia del Presidente de la República, Sr. Sanfuen- tes, primera vez que personaje de tal calidad a ella asiste. Además del Cuerpo diplomático, varios ministros y autoridades, honraron a la Virgen con su digna asistencia cerca de cinco mil fieles, muchos de ellos pertenecientes a lo más selecto de la sociedad. En la gran­ diosa Catedral celebró los divinos Oficios el limo. Sr. Valenzuela, Obispo de Ancud, y predicó el jesuíta español P. Gibernau y Case­ llas, ensalzando las glorias de la hispana Patria y presentando a María como baluarte de nuestra fe y Protectora de nuestra civiliza­ ción: conmemoró, asimismo, la hermosa protesta de amor y gratitud a la madre Patria por las Repúblicas Sudamericanas, en el memo­ rable acto de depositar a los pies de su amadísima Virgen del Pilar las diez y nueve banderas, el día 29 de Noviembre del año 1898. Por fin, en nombre de S. M. el Rey D. Alfonso X III y de la Colonia española de la población, agradeció al Presidente su asistencia a la función. Próxima restauración del templo de la Merced en Tucumdn (Ar­ gentina ).—A petición de la Sra. La Riestra de Lainez y otras pia­ dosas, el Gobierno argentino votó en Julio pasado la cantidad de cincuenta mil pesos, para adaptar al culto la iglesia que contiene la estatua de la Virgen, en cuyas manos el general Belgrano depositó 36 REVISTA MONTSERRATINA su bastóu de mando el 27 de Octubre de 1812, en la solemne proce­ sión de acción de gracias por la victoria de Tucumán, ganada el 24 del anterior mes. Dicha iglesia está cerrada a causa de sus condi­ ciones de inseguridad. Desgraciadamente la comisión formada de esas devotas mujeres, tuvo que abandonar, protestando, el local de la Cámara nacional donde se ventiló el asunto, ante las blasfemias pro­ feridas por los diputados socialistas contra el buen Jesús. Aun los infelices respetaron a su Santísima Madre. La comisión es la encar­ gada de levantar el templo: lo cual Dios y la Virgen hagan se veri­ fique pronto a gloria suya y satisfacción de la piedad chilena. Devoción regia.— Tomamos del semanario zaragozano El Pilar la siguiente nota mariana, que nos proporciona el periodista Cirici Ventalló, escribiendo entre otras cosas, de la nueva Emperatriz de Austria: «Un detalle que interesará seguramente a muchos de nuestros lectores: La futura Emperatriz de Austria, por ser en todo hispanó­ fila, es devota fervorosa de la Virgen del Pilar; regalo de D. Jaime,' poseen los Archiduques una imagen de plata de la Patrona de Ara­ gón, a la que dofia Zita tomó gran efecto y llama «mi Pilarica», po­ niendo en su palabra toda la fe y el donaire de una española de pura cepa. En medio de este desconsolador extranjerismo que nos envuelve, no deja de ser grato que sepamos que la llamada a ceñir en su cabeza la diadema imperial de Austria, es una dama que todos los días se postra de hinojos ante la Virgen del Pilar y profesa gran cariño a nuestra pobre y menospreciada Patria.»

Cabezas calientes .—Recuerdos del Colegio, por el Padre P. R. Gla- rrold, S. J. Traducción castellana por M. R. Blanco-Belmonte. Con seis grabados. En 8.° (IV y 228 págs). En rústica, Fr. 2‘75; encuad. en tela, Fr. 3‘75. Forma el tomo IV de la colección «Her- der, Narrador de la Juventud». El contenido de este libro es una historia de colegio. En uno de éstos, regido por los padres Jesuítas, los alumnos poseen una peque­ ña «Casa de Fieras», en la cual está un conejo gigante, llamado Pig- malión. La desgracia quiere que uno de los estudiantes le da sin in­ tención cierta golosina que pone término a la vida del pobre anima­ lito. Es una tragedia seguida de comedia muy divertida. Pues, en efecto, el crimen no puede quedar impune y precisa des­ cubrir su autor. Entonces empieza el desarrollo de las escenas más graciosas. Para salvar al autor de la fechoría, Arnold, imaginan sus amigos toda clase de planes. REVISTA MONTSERRATl-STA 37 Trátase de jóvenes ingleses e irlandeses de 13 a 16 años, y aun­ que el hombre es el mismo en todas partes, son de notar los rasgos particulares de esas razas, su serenidad, el respeto de los mayores, etcétera. En este sentido el libro es un verdadero tratado de psicolo­ gía, que interesará en extremo a los profesores. El gracejo del autor hace que se saboreen con deleite multitud de situaciones verdadera­ mente cómicas. En resumen, esta obra interesará tanto a los jóvenes como a las personas ya formadas. Nuestro deseo es, por esto, que alcance gran circulación. S.

Perdona y olvida, por E. Lingen. Con 12 ilust. En rústica, Fr. 3‘50. Encuad. Fr. 4f25. Es una novela de buen gusto, cuya lectura causa impresión tran­ quila y placentera, y produce vivo interés por las simpatías que ins­ piran los personajes. Estos están dibujados con tan profundo conoci­ miento del corazón humano, que les hace ser un verdadero retrato de las aspiraciones del hombre bajo el influjo de su particular tempera­ mento... Es de admirar la verdad con que están sentidos los distintos caracteres individuales, y el interés siempre creciente que inspira esta novela. E.

Caminos de amor —Tomo I: La Noche, por José M.a Sanz y Aldaz. Un vol. de 288 págs. en 8.°, 3‘50 ptas.—En tela inglesa, 4‘50 Gustavo Gili. Barcelona. De libro de oro podríamos calificar a este libro, si quisiéramos dar en pocas palabras el juicio que nos merece. Criado el autor a los pechos de nuestros místicos y literatos de la edad de oro, expresa con tanta suavidad y ternura como aquellos, los misterios del amor de Dios pa­ ra con los pecadores, bajo el símbolo del Esposo enamorado, que anda buscando con toda solicitud al alma pecadora perdida en las tinieblas de una noche obscura, y es su lenguaje el habla pura, galana, genui- namente española, que tanto nos deleita en los últimos. cLengua ge­ nial, toda viveza de colores cuando pintas, toda armonía cuando can­ tas; cuando corres flúida toda río de suavísimas mieles ¡Lengua de tiernísimos galanteos para los enamorados! Lengua de cielo, lengua de la mística,lengua abrasada en hornos del amor divino, lengua na­ cida para encumbrarte sobre los montes y llegarte a las moradas del Amado y regalarle los oídos», llama el Autor a la lengua castellana, y llamándola así, hace sin saberlo, el mejor elogio que puede hacerse de su obra, porque con tales prendas aparece adornada en las pági­ nas de este libro. Y lo que causa más admiración es ver a un seglar tratar materias tan altas y elevadas en una precisa teología, como quien ha cursado las aulas, con un tan suave fuego como si fuera un contemplativo del S8 REVISTA MONTSERRATINA siglo XVI, eon tan apacibles tonos y colores y dulzuras y suavidad de imágenes, con un lenguaje tan encantador que sabe a música de ángeles que cautiva el oído, y tras el oído, el alma. A tres siglos y medio de distancia resuenan todavía los acentos arrobadores de am­ bos Luises, de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa: y nos hace su lectura el efecto de una aparición rodeada de apacible y glorioso nimbo, en este siglo de positivismo rastrero y vil. Decididamente está de enhorabuena la lengua castellana también lo está la Mística española que se enriquece con una nueva joya de singular valía. Lean nuestros lectores está obra; ninguna persona culta y amante de la lengua de Cervantes podrá soltarla de la mano una vez empeza­ da. Leerála y volverá a leerla cada vez con más gusto, saboreando la miel que destila cada una de sus páginas. Las cuatro partes en que se divide: La noche, la alborada, la mañana y él mediodía, en­ cabézanos sendas poesías a lo San Juan de la Cruz: el resto es una glosa a lo divino de estos mismos versos, que nos trae a la memoria el angélico místico carmelitano.

Q . R .

El libro de la Santa Misa arreglado por el P. Jaime Pons, S. J. Un tomito de 220 páginas encuadernado en tela. Editorial Ibérica. Barcelona. Después de una breve, pero muy instructiva, científica y teológica explicación de la Santa Misa, contiene este librito en latín y caste­ llano el Ordinario de la Misa y el Propio de las Misas dej la Santísi­ ma Trinidad, SS. Angeles, Difuntos, San José, Santísimo Sacramen­ to, Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculada Concepción para cada uno de los días de la semana, y además algunas de las Oraciones di­ versas del Misal (Extrañamos que el A. ponga la Misa de Angeles para el lunes y la de Difuntos para el martes; ya que sería más con­ forme a rúbrica al revés). Como el mejor modo de asistir a Misa es unirse al sacerdote y re­ zar con él las oraciones, por esto recomendamos a los fieles, que, en vez de practicar otras devociones, adquieran y se sirvan de este li­ brito, que por su impresión esmerada y elegante acredita al Editor. Con todo, no podemos menos de recordarles, que se han editado otros libros, como: el Eucologi, El Misal de los fieles, por nuestro P. A. Ghibianas, que contiene en latín y en castellano las Misas de todas las Dominicas del año eclesiástico, principales festividades y el común de los Santos, con una explicación de la Santa Misa y signi­ ficado de los tiempos litúrgicos, etc. etc. (véase su anuncio en las cubiertas) y El Misal de Cuaresma y Semana Santa, por el mismo Padre, próximo a salir a luz, que contendrá todas las Misas de Cua­ resma yOficio de Semana Santa con sus explicaciones litúrgicas, con los cuales además de evitar el fastidio o rutina, que a veces produoe la repetición frecuente de unas mismas oraciones, podrán unirse más intimamente al celebrante, participando mucho más y empapándose del espíritu de la Sagrada Liturgia, sacando más provecho para sus almas con la variedad de lecturas, tan sabia y bellamente esco­ REVISTA SÍONTSERRATINA m gidas de la Sagrada Escritura, contenidas en la Epístola y Evangelio de cada Misa, y gustando la dulzura y gozándo de la belleza con­ tenidas en tantas y tan variadas Oraciones, Introitos, Graduales , Tractos, Versos aleluiáticos, Ofertorios y Comunios. O. T.

Almanaque Carmelitano-Teresiano para 1917. Un vol. de 136 págs, en 12°, 0‘35 ptas. Tipografía Católica, Barcelona. Este almanaque, cuyo fin principal es la manifestación y propa- ganión de las grandezas y hermosura del Carmelo, resulta cada afio más interesante, por la variedad de sus escritos amenos, instructi­ vos y literarios y de sus grabados. Q. J.

Consuetudines in funcionibus liturgieis, seu collectio quaestionu m quae proponi possunt pro solutione al singulis Calendaristis a Pe­ tro M.e De Amicis, P. C. M. Un vol. ea 4.° de 160 págs. 2 liras. Ephemerides Liturgicae. P. S. Apollinare, 49, Roma. Muy interesantes y de gran importancia son para todo sacerdote y de utilidad casi imprescindible para aquellos a quienes por razón de su cargo u oficio incumbe el deber de procurar el orden y prescripciones establecidas en las funciones litúrgicas, las cuestiones que, tratadas y resueltas separadamente en la revista quincenal. «Ephemerides Liturgicae» por su meritísimo Director y reputado liturgista De Amicis, ha reunido en un volumen. Con muy acertado criterio, apoyándose en las rúbricas y decisiones de la Sagrda Congregación de Ritos, escogiendo las opiniones de los autores más renombrados en Liturgia y con razones muy sólidas y convincentes soluciona varias y serias dificultades que a menudo se encuentran en el desempeño del cargo de Maestro de Ceremonias u otros semejantes. Por lo cual merece el a utor nuestros más sinceros plácemes y la obra nuestro mejor elogio y recomendación. U. E.

La intimidad de Dios. Tercera parte de «Jesús íntimo», por Carlos Sauvé, S. S. Versión déla 11.a edición francesa. Un vol. de 388 páginas, en 8.a, 3 ptas. Librería Religiosa. Barcelona. Conocido es el autor y gran reputación goza entre los escritores as­ céticos del día, por sus bellísimas obras ascétieo-dogmáticas y por la doctrina sólida que contienen. 4 0 KE VISTA MONTSERBATINA En las elevaciones de esta tercera parte de «Jesús íntimo», lo mismo que en las dos primeras partes, todo respira aquella confian­ za y devoción filial, aquella ternura y comunicación familiar que de­ bemos tener con Dios trino y uno, _ Recomendamos eficazmente a los fieles su lectura, en especial a aquellos que, dominados por un temor excesivo, no tratan a Dios con aquella intimidad que le es tan grata, pues además de instruirles en el dogma de las Personas de la Santísima Trinidad, de la Naturaleza Divina y sus perfecciones y atributos, les será de sumo provecho pa­ ra su espíritu. L. Q.

El tesoro escondido de la Santa Misa. San Leonardo de Porto-Mauri- cio. Un vol. de 212 págs. en 12.° En tela. Editorial Ibérica. Paseo de Gracia 62. Barcelona. Real y verdaderamente la doctrina contenida en este librito es un tesoro precioso, pero oculto e ignorado de la mayor parte de los fieles. Adquieran, pues, nuestros queridos lectores esta joya inestima­ ble. En la primera parte bailarán clara y patentemente expuestas las excelencias de la Santa Misa y su inmensa necesidad y utilidad. Será del todo imposible que su atenta y devota lectura no les acre­ ciente sobremanera la estima y aprecio por la Santa Misa, además de enseñarles las disposiciones con que deben asistir y los frutos que deben sacar. Todas sus páginas están llenas de la más sólida y teo­ lógica doctrina. En la segunda parte hallarán varias maneras de oir piadosamente la Misa. A. S.

La Iglesia y el Obrero. Segunda edición notablemente aumentada, por el P. Ernesto Guitart, S. J. Un vol. de 378 págs. en 8.° En rústica, ptas. 4; en tela inglesa, ptas. 5. Gustavo Gilí. Barcelona. Los elogios que hicieron de la 1.a edición de la obra pueden apli­ carse con mayor razón a esta 2.a, que aparece notablemente aumen­ tada por el autor. Con la extensión que permite un libro no muy vo­ luminoso, se exponen en esta las principales etapas del camino reco­ rrido por la Iglesia en su larga y laboriosa obra de regeneración de la clase obrera, desde los primeros esfuerzos para aminorar los males de la esclavitud, hasta las Encíclicas Rerum novarum y Graves de communi, que en nuestros tiempos señalaron la verdadera orienta­ ción doctrinal, y excitaron el celo de los católicos a trabajar con mayor actividad que nunca a la protección de los intereses morales y materiales de los obreros. Los capítulos dedicados a los gremios, a la difusión de la enseñanza popular, al fomento de la pequeña propie­ dad, a la represión de la usura, a las obras sociales de caridad rea­ lizadas o inspiradas por la Iglesia, son otras tantas monografías completas, escritas con gran fuerza sintética, con lenguaje correcto BEVI8TA lIONTSEKBATUfA 4 1 y castizo, con vastísima y selecta erudición, no sólo sociológica, sino también teológica, patriótica, histórica y literaria. Todo ello da a la obra un gran valor apologético, que hace su lectura, además de inte­ resante y amena en alto grado, de suma utilidad para los sacerdotes, para cuantos se ocupan en obras sociales, y para quien quiera que desee enterarse de muchas cosas que ningún católico ilustrado debe ignorar.

Cantares floridos, por el P. Fernan-Coronas, O. M. J .—Un volumen en 12.° de XXIV.—151 páginas,ptas. 2, Luis Grili, Claris,82, Bar­ celona. Una de las cosas que más cautivan al corazón humano, es la sencillez; porque en la sencillez está el sentimiento de la belleza. En­ tonces el poeta llegará a ser tal, cuando, a pesar de los obstáculos que opone nuestra naturaleza viciada, consiga ponerse sobre sí mismo, abriendo su espíritu a los misteriosos resplandores de la inspiración. Sólo entonces, digo, conseguirá hacer vibrar otros corazones a la se­ creta armonía de su alma. Y han sido estos precisamente los esfuerzos del Padre Fernan- Coronas. Todo él se nos da en sus trobas, con la sencillez y candor que se las dicta la naturaleza o la profunda nostalgia de su alma. En su estilo, aparte algún que otro galicismo y pequeños descuidos en la forma, es siempre elegante, si bien revestido a veces de cierta dureza. Usa con frecuencia las formas antiguas, el paralelismo hebraico, el ritmo riguroso de yambos o troqueos, sin dejar por esto nuestras for­ mas clásicas. Pero lo más sorprendente y verdaderamente original nos lo da el Autor en el fondo. Lejos desu patria, agostándose en el delirio y la añoranza, sólo hablan a su alma los gratos recuerdos del solar que un día nacer le viera, el amor, el deseo... Todo es en él persona­ lismo entrañable: la inspiración la bebe en las reconditeces de su espí­ ritu, comunicando a sus estrofas un dejo triste, melancólico y amoroso a la vez. Bien pudiéramos llamarle con el crítico de la obra en el pró­ logo el Heine español, pero que no anidó como el ruiseñor alemán en la peluca de Voltaire, sino en el seno mismo de la Iglesia, a la so­ ledad del claustro, en el corazón mismo de la patria. Debiera ser es­ te libro el Breviario de todos los que tienen vivo aun, en su pecho, el sentimiento de patria. E. M.a G.

Como pudieron ver nuestros lectores en las cubiertas del número de Diciembre último de nuestra Revista, la casa «Editorial Ibérica , Paseo de Orada, 62, Barcelona» entre las varias y diversas obras que nos remitió y de cuyo envío le quedamos muy agradecidos, figuran varios tomitos de los que publica la «Biblioteca Foment de Pietat Catalana » de las cuales vamos a dar una breve noticia. De las demás ya hemos dado y seguiremos dando cuenta.1 1) La Passió de Nostre Senyor Jesucrist segons els quatre Evange­ listes.—Después de un prólogo en que se explica el noble fin, porque 42 REVISTA MONTSERRATmA se publica este libro y se describe la ciudad y el templo de Jeruss,- len en tiempo de Cristo, descripción ilustrada con varios planos, empieza la relación de la pasión que está sacada literal y textual­ mente de los SS. Evangelios. La traducción catalana se debe al Re­ verendo Lorenzo Riber, Maestro en Qai Saber y Catedrático del Se­ minario de Mallorca. A esto se junta la reproducción de cuarenta cuadros de los autores antiguos y modernos más célebres y muy bien escogidos, que con otros grabados ilustran y hacen subir de punto el valor de la obrita, que por lo módico del precio e impresión esmera­ da resulta muy excelente y recomendable. 2) Novena al Sagrat Cor de Jetús (S. Alfons M.a de Ligori)— Además de las nueve Meditaciones con sus Afectos y Súplicas tradu­ cidas por el mismo Rvdo. Lorenzo Riber, las cuales, por ser de S. Alfonso M.a de Ligorio, ya se vé, cuán tiernas y afectuosas han de ser, y el fuego de amor y otros encendidos afectos que cada una de ellas respira, puestas en forma de Novena, con una Consagración al Sagrado Corazón y otras plegarias para cada día, contiene este fo- lletito una reseña y noticia de la devoción al Sagrado Corazón de Je­ sús, breve y sucinta pero muy bien redactada. 3) L 1 Escercici del Cristid per Mossèn Eudalt Serra i Buixó, Prevere. Basta la simple exposición de lo que contiene este librito para conocer su importancia y cuan conveniente sea su difusión. Contiene dos partes: una teórica y otra práctica. En la primera expone el autor lo siguiente: *La Teología de la Oració—Les oracions models—La oració diaria —Advertiments per a ben orar». En la 2.a: »Primeras oracions y fórmules que deuen saberse de memoria—Acte de prepara­ ció per abans de orar—Maneres de practicar les oracions del matí, vespre y entre día ». Hay además un apéndice de reglas para vivir bien. Es un librito que todos los cristianos, pequeños y grandes, de­ berían adquirir y poseer, a fin de poner en práctica sus enseñanzas tan excelentes y necesarias. 4) Llibrets populaos. Serie I: Vides de Sants: 1, Sant Josep. —2, Sant Ignasi de Loyola. - 3, Sant Francesc Xavier—4, Sant Pere Claver —5, Sant Lluis G.—6,Santa Teresa de Jesús.—7, Santa Mònica.— 8, Sants Just i Pastor.—9, Sant Isidro. —10. Santa*Maria Magdale­ na. —11, Sant Ramón N. —12, Sant Estanislao de K.—13, Sant Jodn B .—14, Sant Antoni Abat .—Cada uno contiene en 32 páginas un re­ sumen bien hecho de su vida, instructivo y muy edificante e ilustra­ do con varios y bonitos grabados. Las de los siete primeros números están escritas por el Padre Luis Vidal, S. J., y las de los demás por otros diversos Padres de la misma Compañía. 5) Llibretspopullars. Serie II: Exemplari relligiós: 1, El'pre­ cepte de la Oració.—2, La Santa Creu. —3, ¡Mori la blasfemia! —A,Els Sants Angels .—5, Disposicions per Combregar. —6, El Sant Rosari. —7, La Comunió freqüent. El título solo de cada librito muestra ya cuán interesante y pro­ vechosa es su lectura. Están escritos por los Padres Albiñana y Vi­ dal, S. J., y contienen un fondo de doctrina sólida e instructiva. To­ dos van ilustrados con grabados. REVISTA M0NT8ERRATINA 4 3 6) Bona llevor. Consta cada uno de estos folletitos de 16 pági­ nas. En la mayor parte hay más de un grabado. Unos contienen un resumen de doctrina acerca de los misterios y verdades de nuestra religión; otros, oraciones y ejercicios de piedad. 29 son los que reci­ bimos y cuyos títulos podrán ver nuestros lectores en el número de Diciembre, arriba citado. No podemos menos de felicitar a los Directores, Protectores y Cooperadores de la «Biblioteca Foment de Pietat Catalana» por el noble fin que se proponen en la publicación de sus libros. Merecen por ello nuestros más cordiales plácemes, y, a vosotros benévolos lectores recomendamos sobremanera y a todas veras la adquisición, propaganda y difusión de los librito3de que acabamos de dar cuenta, sobre todo entre los niños, niñas y jóvenes. Dichos libritos serán pa­ ra ellos uno de los mejores y más útiles premios que pueden dárse­ les, porque además de instruirles, les incitarán a evitar el mal, a la práctica del bien y a la imitaoión de los ejemplos de virtudes que en ellos verán. A. S.

La merla i altret cante: per JosepLleonart.Biblioteca «Illes d‘or» IV. Un vol. de 92 págs. en 12.° Luis Gili, Claris 82. Barcelona. No desconocerán nuestros lectores el nombre de José Lleonart; bastante fama ha alcanzado para que lleguemos a olvidarle todos los que asistimos al engrandecimiento,cada vez más creciente,de nuestra patriacatalana.La presente obritaesuna'preciosa joya que el Autor ha venido a depositar sobre el altar de la patria, fruto de su veneración y amor a la misma. Consta de dos partes o pequeños poemas, llenos de sencillez y delicadeza líricas. La primera parte, La Merla , con­ tiene: El cant, Absència y Torna ‘I cant; y la segunda, Altres cants . Su lectura se hace en extremo agradable por la corrección en la forma y delicadeza de sentimiento en el fondo, dejando en el ánimo una grata impresión de placer. Eminentemente moral, puede dejarse a las manos de todos, seguros de que no ofenderá sus sentimientos estéticos y religiosos por refinados que sean. Por tanto, recomendamos su lectura. R. M.a Gh

La guerra en Picardía, par 1‘ abbé Charles Calippe, 1 vol. en 8.* de 400 págs. con muchas ilustraciones fuera de texto, 3‘50 francos, P. Tequi. Bonaparte, 82. París. El A., después de haber recorrido los sitios que más interés po­ dían ofrecerle para su objeto, nos ha dado en este libro el fruto de sus investigaciones. Notas tomadas en los lugares mismos de los acontecimientos; datos recogidos con gran trabajo; anécdotas intere­ santes referidas por testigos oculares, que son otros tantos documen- 4 4 REVISTA MONTSERRATINÀ tos¡ que pueden servir muy bien de guía para el día de mañana en que se quiera escribir la historia detallada de la invasión de los ale- maues en Picardía durante el verano de 1914. U. S.

Los prisioneros de guerra en Alemania. Alemania en números . La guerra actual, colección popular, núm. 9. Del editor Carlos Seither, Rambla de Cataluña, 72, hemos reci­ bido los citados opúsculos de propaganda alemana. El primero de dichos folletos contiene tan sólo dos páginas de texto, explicando el motivo de su publicación; siguen un centenar [de interesantes vistas de como son tratados los|prisioneros de guerra en Alemania. Elsegun- do de dichos folletos expone el argumento de los hechos y de los números, para demostrar lo que uno se propone. En forma muy es­ cueta, que facilita una perspectiva general, expone numéricamente el progreso cultural de Alemania, su contribución a todas las esferas de la actividad humana, etc,, comparándolos con los hechos de In­ glaterra y Francia, El tercer folleto, expone la conducta seguida por Francia en sus colonias, recogiendo opiniones de varios políticos españoles, entre ellos de Pi y Margall: termina dicho folleto con un hermoso cántico a Alemania por Víctor Hugo.

La Lucha contra la Usura, por D. Antolín López Peláez, Arzobispo de Tarragona. E. Subirana, edit, y lib. pontificio. Puertaferrisa, 14. Barcelona.—1916. Con decir que la obra es del docto Arzobispo de Tarragona, está hecho su más cumplido,elogio. Es la obra que nos ocupa un preciosísimo y profundo tratado so­ bre el espinoso asunto de la usura que tantos estragos y lágrimas causa en las familias y en los pueblos. No hay asunto que guarde alguna relación con ese mal, verdade­ ra peste de la humanidad, que no esté tratado con suma competencia por el sabio criterio del ya por tantos títulos eminente escritor y Apóstol brillante de la Buena Prensa. Nos hace ver el eruditísimo Prelado de Tarragona, desde los albores de la Historia hasta nuestros días, las profundas revoluciones que tuvieron su origen en causas económicas a que no era ajena ni mucho menos la usura, esa especie de serpiente boa que multiplica sus anillos y de momento en momento se enrosca fuertemente alrede­ dor del infeliz a quien oprime para estrangularle con sus tratados criminales y sin entrañas. Son vigorosas las pinceladas con que describe a los usureros, «esos bandidos sin valor que no miran a los que dejan atrás en el ca­ mino de las rapiñas afortunadas, sino a los que tienen por delante; REVISTA M0NT8ERR ATINA 4 5 asos vampiros da la sociedad, sanguijuelas de los pobres, parásitos de la riqueza pública que chupan de la sangre del trabajador, engor­ dan enflaqueciendo a sus hermanos y comen con el sudor del rostro, pero con el sudor del rostro ajeno, y arruinando a muchos levantan la hacienda; esos piratas de corazón de hiena, que en donde ellos asientan sus reales ha entrado la calamidad más terrible, y que pega­ dos al oro, acaban por tornarse tan insensibles como el propio metal y cuya desaparición del mundo sería el mayor bien que al mundo pudiera otorgarse, mayor que el exterminio de todas las alimañas y la desaparición de todas las pestes». El concepto de la usura, los estragos que causa, los medios de combatirla y las Entidades de crédito para suprimir el usurario, son los cuatro capítulos de que consta esta eruditísima obra del eminente Arzobispo de Tarragona, nuevo jalón de insuperable mérito entre los muy gloriosos que ya tiene conquistados en el terreno de la litera­ tura y de la ciencia. B. A.

Caridad y Filantropia: Drama en un acto propio para Colegio de señoritas. Galería Salesiana, ptas. 0‘25. De cortas dimensiones es el drama anunciado, pero tan bien des­ arrollado, tan tierno y moralizador que su representación no podrá menos de conmover, para la práctica de la caridad tal como la enten­ dieron nuestros padres y toda la antigüedad cristiana, el tierno co­ razón de la mujer. La escena representa una buhardilla habitada por una familia pobrísima pero eminentemente cristiana cuya virtud contrasta, de un modo singular.con los petulantes desdenes de una riquísima dama que llena de vanidad y egoísmo piensa hacer una obra de caridad cuando no busca sino su propia alabanza. La verdadera caridad re­ presentada en una socia de las Conferencias de San Vicente de Paúl deja una grata impresión después de escuchadas las despectivas y duras frases de la dama que representa la filantropía. Abundan en toda la obrita aspiraciones tan tiernas y cristianas, que auguramos de su representación muchísimos y hermosos frutos, en el día de mañana, en los caritativos y compasivos corazones de las niñas llamadas a ser los ángeles del hogar y las tiernas madres de los amigos de Jesús, los pobres y abandonados. B. A.

La Iglesia y el Teatro, estudio de Crítica histórioa sobre enseñanzas del pasado que pueden beneficiarnos en lo porvenir, por Sebas­ tián Carner, Barcelona, E. Subirana, editor y librero pontificio. Puertaferrisa, 14. 1915. Es aplicable a la presente obrita lo que se dice de la abeja que es de pequeño cuerpo, pero que su jugo es muy delicioso. En cortos 4 6 REVISTA M0NT8ERRATINA capítulos, pero de mucho meollo, trata el autor de lo que es y fue el teatro, abriendo nneTOS derroteros para encauzarlo por la vereda de la moralidad a fin de que sea otra vez lo que debe ser: escuela de vir­ tudes para la familia y la sociedad. Con verdadera competencia se extiende el autor exponiendo lo que era el teatro cuando la Iglesia lo tenía bajo su tutela y plumas de religiosos, monjas y sacerdotes como el mercedario Gabriel de Te- 11er, la monja Sor Inés de la Cruz, el arcediano de Sevilla, Mira de Mescua, el canónigo Tarrega y los incomparables sacerdotes Lope de Vega y Calderón de la Barca escribían aquellos sus admirables dramas e inimitables Autos sacramentales, y lo que es hoy día en que cuatro mercachifles, levantando el pingajo rojo de la pornografía y del género sicalíptico más repugnante, lo han rebajado hasta la de­ gradación convirtiéndolo en explotador de las bajas pasiones de la juventud para que ésta en tropel se lance a la profunda sima del des­ honor y de la corrupción, y pronto la Patria no cuente sino con reba­ ños de seres raquíticos, aniquilados en la inteligencia y en el corazón. En todas las páginas se persigue la idea de la regeneración de ese medio tan conducente para llevar los gérmenes de todas las vir­ tudes al seno del hogar doméstico, señalando como medio el volver al antiguo y clásico Teatro español tan admirado y aún traducido por los mejores dramaturgos del teatro francés e italiano, que confesaron paladinamente «que los ingenios españoles son más fecundos en la invención que los franceses». Ojalá que esta idea del autor llegase a ser una bella realidad, y entrando de lleno en el sentimiento que le comunicaba a savia de vida, vuelva a ser nuestro teatro un foco de cultura y una escuela de buenas costumbres, en donde dominando de lleno el arte y el vivo ingenio de nuestra raza, se viese completamente libre de los bufones, saltimbanquis y chulaperías del género chico que lo deshonran y degeneran. B. A.

Libros recibidos y E h v i s t a s : Véanse las cubiertas. REVISTA M0NT8EBRATINA 47

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NECROLOGIA

Difuntos de la Orden R. Hno. María Bernardo Marest, Converso de la Trapa de Nues­ tra Señora de El Atharaun (Palestina), natural de Troyes, muerto en la guerra, el 4 de Septiembre de 1916, R. Hermano Luis, Oblato trapense de la diócesis de Reims, muerto en la guerra. R, Hermano Andrés Unterberg, de Collegeville (E. U,), muerto el 5 de Noviembre, a los 60 años de edad y 37 de profesión. R. P. Víctor Kratzer, de San Vicente de Pensylvania (E. U.), el 19 de Noviembre, a los 43 años de edad y 22 de profesión. R. P. Mariano Martínez, de Santo Domingo de Silos (Burgos), en Méjico, el 3 de Diciembre, a los 39 años de edad y 20 de profesión. R. P. Bennon Külme, de Einsiedeln (Suiza), el 6 de Diciembre, a los 84 años de edad, 65 de profesión y 61 de Sacerdocio. R. M. María Luisa del Sagrado Corazón de Jesús, de San Benito de Corella (Navarra), el 20 de Diciembre, a los 77 años de edad y 60 de hábito, R. P. D. David Guthrie de Quarr-Abbey, irlandés, a los 34 años de edad y 7 de profesión, muerto en la guerra, el 21 de Noviembre de 1916. La joven angelical, D.a Margarita Cabré y Llisas, novicia del Real Monasterio de San Antón y Santa Clara de Barcelona. Falleció el día 5 de Enero.

Cofrades bienhechores y recomendados

D. Mauricio Torrents, padre de tres religiosos de Montserrat, los hermanos Gabriel, Conventual de San Clodio en Galicia; Ignacio, Conventual de Nuestra Señora de Montserrat, y Rafael, Conventual de Lorenzana (Galicia), además de dos religiosos jesuítas y una re­ ligiosa de la Enseñanza, en Manresa. 48 REVISTA M0NTSERRAT1NA D. Simón Julia, padre del R. P. Román Julia, profeso de Mont­ serrat, conventual de Manila; D.® Ramona Flores; D.a Marcelina Darné, viuda de Gomis; D. Juan Esteve y Alemany (a quien se debe el arreglo del Botiquín de Montserrat). Rdo. D. Jaime Parrella, párroco de Montiró. D. Rafael de Foxá, en Mataró. D.a Margarita Lloberas; B.a Dolores de Roldán. Rdo. D, Jaime Castilludo, en Lérida. La señora madre de la Abadesa de las Ooncepcionistas de Mon- dofiedo, cofrade de Montserrat y Oblata benedictina. No podemos poner el nombre porque se nos ha extraviado involuntariamente. D. Emilio Señante Llaudes, padre del diputado a Cortes. D. Ma­ nuel, director del «Siglo Futuro». D. Fernando de Miró y de Ortaffá, barón de Ortaffá. D.a Dolores Aparicio Peyret, Vda. de Cánovas y D.a Lina Giber Arólas, Vda. de Moliner, ambas a dos Oblatas Benedictinas. Han fallecido en Barcelona. D.a Aurora Torroja Piñol, Vda. de Mas, cofrade de Montserrat, en Barcelona, D. Rafael Gou Gumá, Oblato Benedictino, en Barcelona. A su afligida madre D.a Odila Gumá y a sus hermanos Ramón y Fernan­ do, todos ellos muy apreciados en este Monasterio, ofrecemos la ex­ presión de nuestro sincero pésame.

R. I. P.

NOTA.—Damos nuestro sentido pésame a las respectivas Comunidades y familias rogando a los lectores de laR evista Montserratina ofrezcan algún sufragio en favor de estos difuntos. Por ellos ofrecemos una misa el día 21 de cada mes, dedicado a la memoria de N. P. S. Benito, Abogado de la buena muerte. —Rogamos a los Directores de Centros de Cofradías que al mismo tiempo que nos transmiten las noticias de los cultos celebrados, nos avisen también de las defunciones ocurridas en sus respectivas demarcaciones.

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11 X. 2 2*0 Kd , i l'fi s, 2 2 0 1*8 106 Día ras. 12 Calma ■i 2 kt" 0 s. 1 l* “> 1*2 240 -o-; Dia ras. 13 S, 3 5*0 s. 2 :i*o s. 1 1*0 3*0 285 st/ a las 20 b. 14 Calma s. i 1*0 s. 3 6*0 2*0 255 Temps humid. 15 I. 0 0*5 SW. 2 2*0 SW. 3 5*0 2*5 300 XE. 5. m. v, i 2Q a SI li. 9 1» *1 20 a ïi i;. =^3 a. 18 s. 0 0*5 8. 2 3‘0 SW. o .V 0 2*8 405 i p m. 17 X. 1 l* 5 S. i 1*5 Calma r o 130 cn a las 4 h. 18 8. 2 2 0 1. i 1*5 Caima 1 2 110 Día ra?', 19 8, i 1*5 SW. i L ‘ 5 3. 4 6‘5 3*2 336 1 * 4 _a 8 » 20 8 . 2 I. ■3'6 s w . 4 7*0 4*3 410 Día ras

21 XXL i 1*5 SN-' 0 0 ‘ 5 SBC. 2 2*0 1*3 210 Dia ras. 22 SW. 2 3*5 BW. 2 3*0 BW. 2 •2*0 2*8 400 Bon temps. 23 s, i t‘0 W. 2 2*0 W. 2 2*0 1*7 250 9 diferentes vegades a. m 21 s . 0 0’ 6 Calma S. 1 1*0 0*6 210 Bon temps. Vb s. t V Ti 3. i i* s. 8 5*0 2*5 350 -» n. © gairebé tot el matí 2 s . 2 3 0 H, 3*0 Caima 2*0 205 Temps esplèndid. 27 m 0 SW. 2 2*0 SW. 0 0*5 1*0 325 Temps esplèndid. 28 x. 2 S. *2 3 0 Ífe 8 2* 5 2*5 215 Bon temps. vvf, 91* s . 2 5. i 1*0 B. 3*0 2*2 235 Bon temps. •j «r, 30 NE. 2 NE. 0 0* 5 Caima 1*0 ISO Temps esplèndid. t'tó/ | 31 0 0‘5 HW. 2 •2*0 i.! ít s 1 í ‘0 1*2 goo Temps primaveral. | SW. TOT ALIT Z A CIÓ ' DEL MÉS 78 79 Vent Dies de W)

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