REV. COL. DE ANTROPOLOGIA, VOL. XXIX, AÑO 1992

GONZALO CORREAL URREGO 1990 . Evidencias de ca- zadores, recolectores y planta- dores en la altiplanicie de la Cordillera Oriental, Funda- ción de Investigaciones Ar- queológicas Nacionales, Banco de la República. .

Colombia es un país con tan- es decir, abrigos rocosos de buen

tas incógnitas arqueológicas, que tamaño situados sobre una de las casi cada año se hacen hallazgos rutas principales que comunican extraordinarios, al menos en el el altiplano con el valle del río sentido del aporte a nuestros co- Magdalena. Con la excavación de nocimientos del pasado. Es este los abrigos en éste y en otros sitios uno de los factores que hace tan Correal, van der Hammen y luego apasionante el estudio del pasado otros arqueólogos lograron rescatar colombiano. un buen acopio de datos acerca del período comprendido entre los Aguazuque es, sin lugar a du- 10.000 y 3.000 años antes de das, un hallazgo extraordinario, Cristo. Faltaba información sobre un sitio de primera importancia posibles cazadores de megafauna para la arqueología del país, como y por eso Correal llegó a Tibitó. son varios otros que han sido re- El proceso que transformó el conocidos y excavados por Gonza- altiplano de territorio ocupado lo Correal, descubrimientos no por escasas bandas de cazadores solamente afortunados sino tam- y recolectores, en una región jas- bién el fruto de largos reconoci- peada con los pequeños cultivos mientos y de tácticas cuidado- de la gente del período Herrera, samente elegidas. Acordémonos era —y aún sigue siendo— relativa- de , descubierto por un mente poco estudiado. Valiosas grupo de arqueólogos, cuando se excavaciones como la de Ardila en desconocía casi todo acerca del Chía, de Correal en Vista Hermo- período precerámico en el altipla- sa y Pinto en Madrid confirmaron no y escogido desde el escritorio que en esta época los asentamien- como probable sitio de importan- tos eran al aire libre. La cerámica cia, utilizando mapas y criterios y algunos de los restos vegetales ecológicos. excavados en el abrigo de Zipacón Luego, con Thomas van der insinuaron importantes contac- Hammen, la hacienda Tequenda- tos con vecinos de las tierras tem- ma fue prospectada minuciosa- pladas y cálidas. Sin embargo, su mente por ofrecer "viviendas localización sobre los límites mis- cómodas en barrio bien situado", mos del altiplano, obligaba a ser

235 RESEÑAS cautelosos al extrapolar esta si- de pescado, principalmente "capi- tuación ―cerámica y cultivos de tán"; los huesos de curí pueden maíz― para todo el altiplano en ser, por lo menos en algunos ca- esta época. Mientras en la costa sos, de animales domésticos, pero existían, hace más de 5 milenios, la caza de curíes silvestres en los poblaciones al parecer sedenta- esteros es una práctica que ha rias que usaban cerámica bastan- subsistido hasta este siglo. La te elaborada, en la Sabana la fuente principal de carne era el situación era diferente. venado grande (Odocoileus virgi- nianus); se hallaron, además, pe- Con la excavación de Aguazu- queñas cantidades de huesos de que se recuperó información so- un buen número de especies de bre un sitio con una sucesión de mamíferos, aves y reptiles inclu- ocupaciones precerámicas, data- yendo 2 muelas de caimán. Estos das entre aproximadamente 3.000 últimos traídos necesariamente a 1.000 años antes de Cristo. La de las tierras cálidas del Valle del localización del sitio era privilegia- río Magdalena, indicarían, qui- da, en un punto no inundadizo zás, algún significado religioso junto a una quebrada de aguas para el caimán o para sus piezas permanentes (Quebrada los Ar- dentarias, significado insinuado madillos) donde ésta se ensancha por muchas piezas arqueológicas para formar un estero. Los prime- posteriores. En este contexto, Co- ros ocupantes del sitio, cuyos res- rreal sugiere (p. 109) que los tos culturales se encontraron esqueletos casi completes de una asociados a una fecha de 5025 40 lora, una tortuga y una nasua años antes del Presente, habita- enterrados cerca a las viviendas de ron un grupo de chozas pequeñas la primera ocupación pudieron ser, de planta circular y paredes incli- eventualmente entierros rituales. nadas, formadas por cañas delga- das como las del chusque. Vestigios de varios fogones encon- Algunos restos vegetales se trados afuera de estas estructu- conservaron por calcinación: una ras, sugieren que cocinaban al semilla de calabaza (Cucurbita aire libre. Construcciones simila- pepo), una dioscórea y parte de un res se encontraban, también, en tubérculo de ibia (Oxalis tuberosa). el siguiente estrato, pero hacia fi- Este: último es un hallazgo es- nales de la ocupación precerámi- pecialmente interesante en vista ca, huecos de poste que correspon- de su importancia en la zona An- den a construcciones circulares de dina y lo poco que se conoce de su unos 6 metros de diámetro, pare- historia. Las condiciones no eran cen indicar cambios fundamentales propicias para la conservación de en el tipo de vivienda. polen, pero se espera que el aná- La explotación del estero du- lisis de fitolitos, emprendido por rante toda la ocupación del sitio Dolores Piperno, amplíe esta la atestiguan abundantes huesos valiosa información.

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Los artefactos líticos emplea- 3850 ± 35 antes del Presente, se dos era de tipo Abriense con algu- halló un entierro colectivo de 21 nas adiciones importantes, prin- adultos dispuestos en forma de cipalmente los yunques (utiliza- anillo. Posiblemente las víctimas dos, al parecer, para romper obje- de alguna epidemia, les acompa- tos duros como nueces) y los ñaban artefactos de piedra y de - cantos rodados redondeados y con huesos, además de presas de car- perforación central (¿pesas de pa- ne. Entre los rasgos más extraños los para cavar?). Es interesante de este entierro es la presencia de constatar que los cantos rodados fragmentos de cráneo que llevan con bordes desgastados (“edge- motivos decorativos relativamen- ground cobbles") característicos te complejos, ejecutados en pintu- del precerámico tardío de Pana- ra nacarada punteada sobre rojo má y hallados en los sitios del al- o en blanco sobre negro. En algu- tiplano fechados a finales del nos casos el entierro estaba acom- segundo milenio A. de C., apare- pañado por huesos humanos con cen en Aguazuque hacia la misma las extremidades cortadas y pin- época, estando ausentes en los es- tadas con líneas paralelas blan- tratos más antiguos. Los artefac- cas. Además de los entierros, tos de hueso más comunes eran restos aislados y completamente los raspadores y los punzones. La calcinados podrían ser el resulta- falta de cerámica (excepto en los do de prácticas de canibalismo. estratos superficiales, revueltos) Unas estructuras que se encuen- sugiere que en Aguazuque no la tran en éste y en el estrato si- veían como una necesidad; hacia guiente, también parecen ser finales de la ocupación la cono- rituales; constan de plataformas cían, seguramente de sus vecinos circulares sobre las cuales se es- al suroccidente. Las excavaciones parció ocre y se encendieron ho- recientes de Germán Peña en gueras. Huecos circulares en Apulo y las de Mendoza y Quia- estas plataformas fueron rellena- zua cerca a Tocaima de sitios con dos con restos de venado y curí y cerámica Herrera temprana, re- con arenisca. Cuando se llega al lacionada con la de Zipacón, pare- estrato precerámico más reciente, cen indicar que fue del sur - se encuentra que estos entierros occidente que los habitantes del complejos fueron reemplazados por altiplano adoptaron, finalmente, inhumaciones sencillas. este producto. Los entierros ofrecieron una Por otro lado los entierros de excelente oportunidad para estu- Aguazuque insinúan un sistema diar las enfermedades de la épo- de creencias bastante complejo y ca, encontrándose, al igual que en unas habilidades artísticas desa- otros sitios precerámicos Cundi- rrolladas. Entierros primarios se boyacenses, un altísimo índice de encuentran desde la ocupación artritis y de patologías dentales. inicial del sitio. Sin embargo, en Cuidadosamente estudiadas por el estrato siguiente datado en Correal, la lista de todas las de-

237 RESEÑAS más enfermedades, malformacio- tar, gracias a su organización ló- nes y traumas que tuvo que so- gica y sus capítulos divididos en portar esta gente, no deja de múltiples subtítulos. Sin querer impresionar. entrar en polémicas improducti- vas, a este lector le sorprendió En la base de ceniza volcáni- leer en una revista arqueológica ca (6) que yace encima del último de mucha reputación, la critica estrato precerámico, se hallaron que en Aguazuque falta un con- algunos fragmentos de cerámica texto asociado y que, además, la Herrera. Sin embargo, el sitio ya excavación fue hecha con una me- bahía perdido su importancia co- todología anticuada que no per- mo asentamiento, encontrándose mitía la reconstrucción histórica. para esta época, a unos 200 me- Por un lado basta una hojeada de tros quebrada arriba (y al otro al los planos de la excavación y el lado de la carretera actual) una capítulo de síntesis para asegu- población importante de unas 5 rarse que los contextos son precisa- hectáreas de extensión (p.e. Car- mente la riqueza de Aguazuque; dale de Schrimpff 1981, 158; por otro lado la arqueología colom- 1_976, Lam., IX). biana se ha destacado desde sus Hay que felicitar tanto a la inicios por intentar una recons- Fundación de Investigaciones Ar- trucción histórica donde así lo per- queológicas Nacionales como al mita el sitio arqueológico. autor del libro por un volumen bien presentado y fácil de consul- Marianne Cardale de Schrimpff

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