Capítulo XXVI SACRIFICIOS ESPIRITUALES DEL SACERDOCIO NEOTESTAMENTARIO
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I N D I C E 18. El Tabernáculo .........................................................................................................339 19. Las Cortinas ...............................................................................................................401 20. Los Corchetes ...........................................................................................................420 21. Las Lazadas ...............................................................................................................438 22. Las tablas y las barras ...........................................................................................465 23. El altar de bronce ....................................................................................................483 24. EL Atrio .......................................................................................................................520 25. El real sacerdocio del Nuevo Testamento.....................................................536 26. Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario……………...544 27. Funciones del real sacerdocio ...........................................................................556 28. Visión general de las vestiduras sacerdotales ...........................................568 29. El efod ..........................................................................................................................580 30. El pectoral .................................................................................................................593 31. El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos ............................................600 32. La consagración sacerdotal ................................................................................608 33. La colegialidad del ministerio ...........................................................................638 34. El óleo de la santa unción ....................................................................................649 35. El altar de oro del incienso .................................................................................659 36. La presencia del Señor .........................................................................................703 37. El lugar escogido por Yahveh ............................................................................713 38. El santuario único ...................................................................................................723 338 Capítulo XVIII EL TABERNÁCULO INTRODUCCIÓN En el asunto anterior, en el pasaje de Deuteronomio 12, creo que el Señor nos mostró algo sobre el deseo del corazón de Dios. Dios nos habló: “¡Cuídate!” Y que en muchas cosas tenemos autonomía, podemos hacer según nuestro deseo; pero en cuanto a las ofrendas y sacrificios, Él dice: “Cuídate”. Y una de estas cosas es una lección que podemos extraer, y es: El ministerio del Cuerpo de Cristo, y nuestro servicio a Él, tiene que ser en unidad. No es suficiente servir a Dios, es necesario y obligatorio servir a Dios en unidad. Muchas veces, sólo recibimos la carga de servirle a Él. Dios nos salvó, nos perdonó, y tenemos que servir a Dios. Dios quiere enseñarnos Su Palabra. Continuamente el Espíritu nos está recordando el mandamiento de Dios de que le sirvamos a Dios en unidad. Por eso Pablo dice a los efesios: “Solícitos en guardar la unidad...” (Ef. 4:3). Hermanos, hemos caminado muchos años, y hemos visto que muchas veces cuando usamos la frase “unidad del cuerpo”, nosotros mismos la restringimos. Pero el servicio de la unidad no habla de una unidad restringida, porque si nuestra actitud fuera la de restringir la esfera de la unidad, esa no es la verdadera unidad. La verdadera unidad se prueba en Sus hijos, en la esfera de la unidad. Dios ha puesto ahí la prueba de la lección de nuestra obediencia. Ahora vemos que ninguno de nosotros habíamos entendido muy bien aquellos pasajes que hablan de la unidad. Hacíamos como un predicador bautista, y cuando leíamos aquellos pasajes en que Pablo habla sobre la unidad de la Iglesia, veíamos la iglesia bautista, no en toda la denominación, sino en la congregación del barrio. Aplicábamos aquellos pasajes a grupos particulares, no al Cuerpo. Hermanos, sé que el diablo hace esto: nubla nuestra mente y quedamos limitados; hablamos de unidad con los hermanos que conocemos; y todo el tiempo decimos que debemos ser unidos. Defendemos la unidad particular. Hermanos, ya vimos en el asunto anterior que la unidad no es particular; nada puede sustituir aquello que es realmente el Cuerpo. Debemos comprender lo que es el Cuerpo, para poder comprender con quién debemos estar en unidad; con todos los miembros del Cuerpo. Este es el deseo de Dios. Hermanos, no debemos restringir la unidad a nuestros grupos particulares. Esto es el reino del hombre: me agradan las palabras de la unidad para la unidad acerca de mi reino, y uso los versículos que 339 hablan de la unidad, para proteger “mi reino”. Pero la Biblia habla del reino de Dios y de la unidad del Cuerpo que incluye a todos los hijos de Dios. Claro que existen muchos “bemoles”, cosas difíciles y de cuidado, pero debemos ver los trazos principales, después los bemoles. Muchas veces, por causa de los bemoles, que aquí representan los mosquitos del asunto, nos engullimos el camello. Hermanos, como vimos en el tema anterior, Dios tenía que dar en este tiempo, en el Nuevo Testamento, un testimonio. Y todo aquello que el hizo en el Nuevo Testamento fue para nosotros. Por eso tuvo todo ese cuidado. Nosotros los obreros, hoy, somos los encargados de levantar el tabernáculo para Dios. Aquellos sacerdotes y levitas con Moisés, hicieron la figura; mas hoy somos los encargados de levantar el tabernáculo verdadero, no el modelo. Existen instrucciones minuciosas acerca de la edificación del tabernáculo, y también acerca del candelero. Por eso, debemos prestar más atención a la construcción del candelero y del tabernáculo, mucha atención. Dios no nos habla en vano; todos aquellos detalles están allí para mostrarnos algo muy práctico, que tiene implicaciones para nosotros. Digamos que el asunto del candelero está más relacionado con la iglesia local (en la ciudad); por eso en Apocalipsis, las siete iglesias son vistas como siete candeleros (Apo. 1:20); pero el tabernáculo se relaciona más con la iglesia en el sentido universal, global. Casa espiritual Por lo tanto, antes de que leamos Éxodo 26, recordemos que Pedro habla a todas las iglesias que, en dos cosas fundamentales, debemos estar siendo edificados cuando llegamos a Cristo, o nos estamos acercando. 1 Pedro 2:4-5 dice: “4Acercándoos a él... 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Los apóstoles aún tenían en su lenguaje, en el Nuevo Testamento, mucha consideración en la ordenación de sus pensamientos, las pistas, los símbolos del plan arquitectónico del Antiguo Testamento. Por eso, vemos a Pedro hablar así. A medida que nos acercamos a Cristo, como vemos en 1 Corintios 1:9 decir que fuimos llamados “a la comunión con su Hijo Jesucristo”; en esa comunión, al acercarnos a Cristo, Dios hace dos cosas con nosotros: “sois edificados como casa espiritual y sacerdocio santo”. Así como dice en Deuteronomio 12:9-11, que cuando tomasen posesión de la tierra, entonces le edificarían el santuario. ¡Qué maravilla! En la medida en que nos vamos acercando a Cristo, somos edificados en dos cosas: 1 - somos edificados como CASA ESPIRITUAL. Cuando nos acercamos a Cristo, Él nos edifica como CASA, no individualmente, sino corporativamente; porque la actual casa somos nosotros. Cuando estamos en comunión con Cristo, Él nos conduce a la edificación, a la edificación de la casa y 2 - al SACERDOCIO SANTO. 340 Lo que viene después de la edificación de la CASA ESPIRITUAL y del SACERDOCIO SANTO, son los SACRIFICIOS ESPIRITUALES. Noten que los sacrificios espirituales son ofrecidos por el sacerdocio santo corporativo en la casa espiritual. Por eso vemos aquel orden de los asuntos en Éxodo. En Éxodo 26 primero vemos el tabernáculo. Pero en el capítulo 25 Dios da la orden: “2Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda... 8Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Confortme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo...” (Éxodo 25:1-9). O sea: Es para esto que os salvé; por eso comisteis el cordero, por eso fuisteis salvos por la sangre del cordero y fuisteis separados de Egipto por el mar. ¿Sabéis para qué? Para hacerme un santuario, con los materiales que os mandé, conforme al modelo que os mandé. Entonces comienza a describir aquel tabernáculo de dentro hacia afuera: El arca, después la mesa y el candelero; entonces el tabernáculo; después el altar de bronce en el atrio. Después habla del patio y del aceite para las lámparas. Después de que Él describe la casa espiritual, en el capítulo 28 y demás habla de las vestiduras sacerdotales, de la consagración sacerdotal, y de las ofrendas diarias. Tenemos ahí al sacerdocio santo y a los sacrificios espirituales. Ahora vemos la casa espiritual, el sacerdocio santo y los sacrificios espirituales. Pedro leía esto y entendía que Dios ahora nos está edificando como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer a Dios sacrificios espirituales. Entonces, necesitamos entender la casa espiritual en este orden, y comprender el sacerdocio santo corporativo. Sólo que no vamos a entender el sacerdocio corporativo sin entender la casa