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"Se canta lo que se pierde." Subjetividad, escritura y memoria en dos narrativas especulares: la Carajiwmedia (s. XVI) y Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez (2004)

ENRIC MALLOR~í-Rusc:ALLEDA CaLijornia Sttite University-FuLLerton

... lcngo la camisa nc:gra y debajo r~ngo el difumo Tengo la camisa nq;ra porque negra tengo d alma yo por ti perdí la ca lma y casi pierdo hasta 1ni can1a C,-una cama com<· on baby te digo con disimulo .. .

~ Octavio Mesa y ./,,, mmi.

E PARODIA EXISTEN DOS tipos:' la sacra y la profana. Si en la primera, el autor, en el proceso de codificar el sentido, con­ D vierte las convenciones de un género -o de un tema, un moti­ vo, un texto- profano a un universo sacro, en la segunda se produce el fenómeno opuesto. Y ninguna parodia puede entenderse si no se estu­ dia detenidamente el texto parodiado. Es lo que hace, verbigracia, Pie­ rre Menard con el Q;újote. Es lo que también lleva a cabo el malogrado maestro colombiano Gabriel García Márquez en su po1émicaJ\1em01"ia

Entiendo por "parodia" h prktica transformativa que op<.:ra en un t<.:.xto X para llegar a un texto Y. como bi<.:n recuerda el 01iJote, para entender adecuadamen­ te toda parodia, o contrafocción, hay que esrndiar primc:ramcnt<:: el objeto, o texto, reescrito y/ o ridiculizado. \ r L".11 1ra lo qur sr pirrd r / 1\!I ALI.OR~I-RuscAU.EIJA l•I S ",,,, , ,,, 11,m",. of'R.e¡111ld t.:,.,,, 1--, ------

rlt 111i., /Jftt,ts tristes (2004) con resp ·cto a la Carajicomedia.' Y es lo que cientas (1444) para parodiarla,4 García Márquez revierte la historia y hizo durante el siglo XVI el anónimo autor del anterior texto, cuyo in­ las imágenes ya advertidas por el autor anónimo constituyendo así un certexto más inmediato podda encontrarse en el francés del siglo XIII discurso de continuidad dentro de la literatura escrita en español a lo intitulado Du chevalier qttiJist parLer Les cons, aunque, en última instan­ largo de todos los tiempos que pasa por la reflexión sobre los procesos cia se trata del motivo folclórico del vagina Loquens,3 y en el Laberinto de escritura, en tanto que metáfora de la vida y de la muerte, como for­ de Fortuna de Juan de Mena. Todos estos textos responden, en último ma liberadora de la agonía y como medio de representación de memo­ término, a una estructura especular. Si el autor anónimo invierte la his­ ria y de la subjetividad, cuya ruta de revelación es, sin lugar a dudas, la toria ya contada por Juan de Mena en El Laberinto de Fortuna o Tres- sexualidad, aunque en el caso de García Márquez, al final del texto ésta se vea sustituida por el descubrimiento del amor. Con todo, no estoy afirmando ni negando que el Nobel colombiano conociera la Carajico­ 2. Publicada por primera vez en el Cancionero de obras de burlas provocantes a media. Lo que persigo es trazar los puntos de contacto entre Memoria risa (Valencia, 1519 ). De este cancionero nos ha llegado un solo ejemplar, conservado de mis putas tristes y la Carajicomedia con la finalidad de establecer su en el Museo Británico. Los estudios críticos dedicados al tema son más escasos, si aún 1 cabe, por lo que sin contar el volumen que Michael Gerli y Julian Weiss dedicaron principio estructurador, esto es, explicar a partir de qué mecanismos a la poesía en el periodo de la corte de los Trastámara, sólo disponemos de una de­ están organizados y a qué motivaciones responden, que, en definitiva, cena de trabajos aproximadamente. Sin ánimo de exhaustividad, baste citar, para los se podría resumir con ese célebre verso de Antonio Machado conte­ propósitos que aquí persigo, los de Barbara F. Weissberger, "Male Sexual Anxieties;' nido en Otras canciones a Guiomar que abre el título de este trabajo: publicado en el citado volumen de Gerli y Weiss, y el influyente libro Isabel Rules; de "se canta lo que se pierde" (poema CLXXIV-VI). Ello me conducirá a especial interés aquí es su primer capítulo. Otro trabajo es el de Linda M. Brocato. De ellos destaca especialmente el artículo de la misma Weissberger, " '¡A tierra puto?:' hablar de la muerte y de la vejez, del duelo/ melancolía, y, en último tér­ ya que con él reabre la discusión sobre la representación literaria de Isabel de Casti­ mino, aunque no por ello menos importante, de la memoria/ olvido y lla, partiendo de las proposiciones teóricas de la crítica feminista, a través de la que la fama a partir de las formas "autobiográficas." Para ello haré uso de un argumenta cómo las relaciones de sexo y género son formas básicas de organización variado archipiélago de actitudes ante el texto, de forma que mi aproxi­ política y social, "cómo la separación crítica entre la cultura 'alta' y la cultura 'baja' y mación será hermenéuticamente ecléctica, limítrofe y holista - aunque la desvalorización que acompaña esta última distorsiona la historia literaria" (2.24). Y para ello confronta la parodia, la Carajicomedia, con el texto parodiado, Laberin­ conceptual y teóricamente articulada-, compleja, y que se inscribe en to de Fortuna de Juan de Mena. Mención especial merecen los trabajos de Arturo el contexto de diversos debates y de los estudios culturales con la inten­ Pérez-Romero, y, desde un punto de vista de la comparación que ofrece entre la Ca­ ción de llegar a un mejor, y necesario, entendimiento de la experiencia rajiwmedia del siglo XVI y la de Juan Goytisolo, el de Alison Ribeiro de Menezes. humana. Para ello diferentes conceptos procedentes del psicoanálisis Menos espacio dedica Giovanni Allegra al estudio de la Carajícomedia en su edición serán fundamentales para llevar a cabo mí propósito. de La Lozana andaluza (Madrid: Taurus, 1983). Desde hace unos años Frank Do­ mínguez ha dedicado una afortunada serie de trabajos dedicados a la Carajicomedia Dicho lo anterior, llega la hora de formularse una de las primeras -a la mayoría de los cuales hago referencia más adelante-, que han culminado en una preguntas, que el mismo psicoanálisis ayudará a iluminar: ¿~é pier- publicación anunciada para aparecer en breve: Cara1icomedia: Parody and Satire in Ear/y Modern Spain. Por este motivo, desafortunadamente no he podido consultar esta prometedora monografía en el momento de cerrar mi trabajo. 3 Ver Dominique-Martin Méon. Del mismo modo, este motivo se encuentra también en Les bijoux indiscrets, de Denis Diderot. Un ilustrativo estudio sobre la 4 La figura del historiador, a la que también se aludirá en este mi ensayo, versión francesa medieval es el de Laurence de Looze. De igual modo puede leerse R. aunque centrándome en la Carajiwmedia, ha sido estudiada por Michael S. Agnew. Howard Bloch. Sobre la parodia en la época son recomendables: Kenneth R. Schol­ s ~eda para el futuro el estudio comparado de estos dos textos y de la ver- berg; Margaret A. Rose; y, más actual y constricto al ámbito puramente español es el sión de Goytisolo. Para una lecrura comparada de éste último con la anónima del s. de Ryan D. Giles. XVI véase el citado trabajo de Alison Ribeiro de Menezes. t'.<.,·,ry.< i11 I fimm· o/'7?.e11t1lrl é'. .S111U ------\ e c,lllta lo ,¡uc se picrA den tanto Diego Fajardo,6 y Mustio Callado ?7 Diego Fajardo es el pro­ autor anónimo proporciona en la copla L ?'º La polifonía de voces exis­ tagonista de la Carajiwmedia y quien relata (cs. V-XCI) en primera tentes en la Carajicomedia responde pura y estrictamente a las necesi­ persona su propio viaje, de forma parecida lo hace el viejo periodista, dades del relato, además de estar contenido ahí el tópico del manus­ ese anciano solitario de nombre Mustio Callado, ese "sabio triste" (9) crito encontrado. Entiendo, con Alvaro Alonso, que todos los sujetos -y cuyo silencio contenido en su mismo nombre va de la mano de su líricos del texto remiten a un mismo autor y las diferentes voces líricas tristia melancholica-, sujeto narrativo principal de Memoria de mis pu­ -tanto la que corresponde al "autor" como a los "ficticios" - no son tas tristes, quien, también narrador en primera persona, va a detallar nada más que máscaras del mismo autor, aspecto que, por otra parte, se sus peripecias prostibularias ofreciendo así una representación más o confirma a través del estilo unitario que presenta el texto. Por este mo­ menos fiel, de acuerdo con lo que Juan Armando Epple ha denomina­ tivo, en este ensayo sigo la clasificación y denominación que el editor do "poética del palimpsesto;•s de una parte de la Barranquilla de me­ del texto señalado arriba -Álvaro Alonso-, que es la siguiente: el autor diados del siglo pasado, para que eso desemboque en lo que se puede verdadero, que escribe el poema y sus comentarios; el comentarista, llamar una escritura histórica. "descubridor y traductor" del poema de Fray Bugeo y quien lo acom­ Teniendo en cuenta el enorme interés por la escritura que como in­ paña con su glosa; el poema de Fray Bugeo Montesino, autor ficticio térprete de la historia hay en la época - recuérdense tan solo las relacio­ de la vida rimada de Diego Fajardo; y finalmente, se encuentra el relato nes, memoriales y crónicas de la Guerra de Granada,9 o las Memorias en primera persona de Diego Fajardo, engastado en el poema anterior de Leonor López de Córdoba, junto a las Generaciones y semblanzas (cs. V-XCI) y, a partir de la copla XCIII, fray Juan de Hempudia y "¿la de Pérez de Guzmán- , podría entenderse el recurso a la narración de lujuria?, ¿una vieja alcahueta?" (Alonso u).11 estas guerras particulares no solo porque tienen lugar dentro de pros­ Regresando a la pregunta de qué es lo que se "canta" o "recita" que tíbulos, que "reemplaza[n) a las instituciones del estado" (Ortega 72.), formulaba arriba, ambos textos ofrecen una respuesta clara. Y así, nada sino también porque, como hay que recordar, las relaciones sexuales más iniciarse la narración de Memoria de mis putas tristes, se sabe que: bien pueden verse con un parecido bélico tan popular durante aquel momento en la Península, tanto en la vida real como en la poesía. Por El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor tanto, el acto de escribir no solo sería una forma de representar la subje­ loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas," la tividad sino de tratar de comprenderla, por lo que por ello una lectura dueña de una casa clandestina.[ ... ] [M]e ofreció una media doce­ ejemplar desde los presupuestos del humanismo sería totalmente via­ na de opciones deleitables, pero eso sí, todas usadas. Le insistí que ble para el caso de la Carajicomedia del siglo XVI. no, que debía ser doncella y para esa misma noche. Ella preguntó Ahora bien, y aclarado lo anterior, ¿qué es lo que cantan o "cuen­ tan" o "recitan" estos sujetos líricos o bien otros que lo cantan por ellos -es el caso de la Carajicomedia- según el sentido del retruécano que el

6 No entraré aquí en debates teóricos sobre la posible autoría. Para un do- 10 Para un estudio de la sinonimia y polisemia de estas voces léase el artículo cumentado artículo dedicado al tema véase Alfonso Canales. Además, sobre de la de Margit Frenk, "Vista, oído y memoria." Es igualmente útil el libro editado por identidad del autor puede verse Domíngucz. Mary Carruthers y Jan M. Ziolkovski, junto al clásico de Frances A. Yates. 7 Su étimo, mustum, remite a 'blanducho.' 11 Remito al lector a las páginas 9 a 12. de la edición de Álvaro Alonso para 8 Procedimiento literario t¡ue corresponde a una forma de escritura que sirve más detalles. para asediar la historia sin perder pie en la tierra rumorosa y nutricia de la ficción 12. Y "Rosa" alude, claro está, a la Virgen María. Recuérdese que en la tradi­ (Navarrete Gonz.-ílcz s. pág.). ción literaria occidental se ha jugado con la oposición AVE/EVA para referirse a la 9 Cf. Pontón Gijón. oposición Virgen-Prostituta o, lo que es lo mismo, Virgen María y María Madalena. é'.wzy.< in t limor 1!f''R.¡¿,unld c. Swn \ e .:.111r,t lo que se pierde/ MALLOl\~f-R us<:AI.I.EDA ------

alarmada: ¿~é es lo que quieres probarte? Nada, le contesté, Las­ Sin duda alguna, un "carajo" digno de memoria, stricto sensu. Ante timado donde más me dolía, sé muy bien Lo que puedo ... (9 )' 3 esta pérdida, a mi entender, la subjetividad de ambos sufre una frag­ mentación, que puede relacionarse con lo que Freud conceptualizó El fragmento se refiere al tópico del amor en la vejez y desde la pers­ como experiencia del duelo/ melancolía y que va de la mano con la pectiva de este nonagenario narra cómo éste pretende celebrar su cum­ trascendencia de la misma subjetividad, la memoria - o fama- y, final­ pleaños con una nueva experiencia amorosa.' 4 Por su parte, Fray Bugeo mente, con la muerte.'7 no es, ni de lejos, menos explícito, cuando ya en la misma copla Ida a Es sabido que el duelo suele ser una reacción a la pérdida de un ser conocer que: amado o de una abstracción equivalente,18 que, como resultado, com­ porta la incapacidad para elegir un nuevo objeto amoroso. El sujeto Al muy impotente carajo profundo melancólico -o "cuadro melancólico-depresivo:• como lo denomina de Diego Fajardo, de todos ahuelo, Julia Kristeva-,'9 aparte de sufrir una identificación con el objeto per­ que tanta de parte se ha dado en el mundo dido, "el objeto cae como una sombra sobre el yo;' dirá Freud;º repro­ que ha cuarenta años que no mira al cielo; cha, a la vez, esa parte del yo que aloja al objeto perdido. De esta forma aquel que con coños tuvo al zelo la pérdida del objeto se transforma en una pérdida del yo, lo que lleva cuanto ellos d'él tienen agora desgrado, a un empobrecimiento del amor propio o de su yo. Por ello, deben aquel qu'está siempre cabes:a abaxado, buscarse vías para sobrellevar esta pérdida que se materializan con la que nunca levanta su ojo del suelo.' 1 confianza en el lenguaje a través de la escritura. Frente al espejo, Mustio Callado no es capaz de reconocerse como Parece, por tanto, meridianamente claro. Desde buen principio se hace sujeto: manifiesto que tanto un sujeto narrativo como el otro, el primero en boca de sí mismo y el segundo a través del "autor ficticio de la vida ri­ me asomé al espejo del lavamanos. El caballo que me miró desde mada de Diego Fajardo;' sufren una pérdida de lo que hasta entonces el otro lado no estaba muerto sino lúgubre, y tenía una papada de era lo más querido para ellos, por lo que de orgullo personal y fama Papa, los párpados abotagados y desmirriadas las crines que habían con los conciudadanos comporta, ya que si uno era conocido por su sido mi melena de músico. (30) "tranca de galeote" (2.6) o, lo que es lo mismo, "por tener una pinga de burro con que te premió el diablo" (96),16 el otro, Diego Fajardo, no se El caballo se ha asociado con las pasiones desenfrenadas, como recuer­ quedaba cojo a su lado, valga aquí la metáfora, como el mismo relata da el emblema 35 de Alciato. Esta misma fragmentación se hace igual­ en la copla XIV. mente explícita por boca de Diego Fajardo:

13 La cursiva es mía. Se cita siempre por Memoria de mis putas tristes (México, D. F. : Mondadori, 1004). 17 Sobre la fama léase el estudio clásico de Lida de Malkicl; respecto al tema 14 Cf. Morros Mestres, "El amor en la vejez." de la muerte: Conrado Almiñaquc. 15 En adelante se cita por la edición de Álvaro Alonso. 18 Julia Kristcva escribe que "[t]he abject is the violence of mourning for an 16 De acuerdo con Jacques Lacan, el "pingajo" es lo que todo sujeto pierde 'object' that has bcen already lose" (Powers 15). cuando sume el "falo." El empleo del sufijo derivativo aumentativo -ote ha sido inter­ 19 Julia Kristeva se ocupa del tema en varios de sus trabajos, aunque lo aborda pretado psicoanalíticamente en el Quijote. A partir de esta lectura se han originado de una forma definitiva a lo largo y ancho de Black Sun. No entro aquí en las diferen­ otras que ponen en relación su falo con su abstinencia, que, finalmente, le conduciría cias conceptuales que Kristcva establece con respecto a Frcud. a la muerte. Al respecto léase Morros Mestres. 10 "Duelo y melancolía;' vol. 14, 246. D.,ay.< in Ifimo r o/'R..r!;1ald E. Surtz Se canra lo que se pierck / MA1.I.O R~ í - R u s cAI.I..EDA 15 1

Mas ya porque antes, en otros lugares, también "secretamente" odiado" (Gibaulr s. p,í.g.). Baste sólo citar un yo he visto tantos, doquiera que ande, pasaje que automáticamente trae a la mente uno de los momentos más qu'en ver los pendejos, sin que lo demande, conocidos del D e senectute ciceroniano y que García Márquez pone conosco sus gestos tan especulares (c. XVI) en boca de su sujeto narrativo protagonista para ilustrar lo dicho por Freud: Este pasaje, de un grafi.s1110 extraordinario, trae a la memoria la imagen de su "carajo" como "ojos" que no sólo le permiten acceder al mundo, [Y]a no sirvo. Colgué el teléfono, saturado por un sentimien­ como se relata en la copla XIV: "do vi multitud, no número cierro:' to de liberación que no había conocido en vida mía, y por fin sino que, adem,ís, dada su familiaridad con los "coños;· tiene la capa­ a salvo de una servidumbre que me mantenía subyugado desde cidad de verse representado en ellos. Se trata de una subjetividad que mis trece años. (47) viene creada a través de la visión." Al referirse al "estadio del espejo;· Jacques Lacan (1966) argumen­ Atiéndase a la semántica de "liberación" con relación a la traumática 1' taba que todo ser humano -aunque, para ser precisos, hay que decir experiencia del duelo, cuando este no logra entenderse -sobra men­

que él se refería, más concretamente, a niños entre 6 y 18 meses- se cionar que existen dos tipos de duelo: el natural y el traumático, que :i 1 1 percibe a sí mismo corno una serie de sensaciones fragmentadas hasta es al que me refiero en el caso de los textos que me ocupan. Es sabi­ ·1 que se reconoce en un espejo y que cuando el nifio se reconoce al ver su do, además, que el duelo suele ser una reacción a la pérdida de un ser imagen reflejada/representada, se constituye la subjetividad, ya que el amado o de una abstracción equivalente, que, como resultado, com­ ser humano se siente completo y con un nuevo dominio de su cuerpo. porta la incapacidad para elegir un nuevo objeto amoroso. El sujeto Fajardo, como se ha visto en el ejemplo, ha perdido esta capacidad de melancólico -o "cuadro melancólico-depresivo:' como lo denomina reconocerse; su "carajo;' esto es, sus ojos, ya no pueden ver lo que antes, Julia Kristeva-; 1 aparte de sufrir una identificación con el objeto per­ por lo que se abre a un proceso de duelo por la pérdida experimentada. dido, reprocha, a la vez, esa parte del yo que aloja al objeto perdido -la No sólo no puede acceder al mundo sensible sino que, por si ya fuera potencia sexual del falo. Por ello, deben buscarse vías para sobrellevar poco lo anterior, pierde la posibilidad de ser un testigo directo de unos esta pérdida que se materializan, y así lo hacen estos sujetos narrativos, hechos dignos de memoria -esto es, pierde su autoridad para narrar­ con la confianza en el lenguaje a través de la escritura expresada a tra­ la-, " con la debida tensión que esto comportará, como se verá más vés de diversas metMoras como por ejemplo la de las "plumas." Ésta, la adelante, en un texto como la Carajicomedia. escritura, como salvaguardadora de la memoria, permitirá que la fama Respecto a la experimentación del duelo, Freud argumentó a favor pase a la posteridad por lo que fue y que jamás volverá; y más, si para de la existencia de una equivalencia entre el duelo y la melancolía: hay, ello se parce de la concepción agustiniana de la memoria, que entiende en ambos casos, dirá Freud, "una pérdida irremediable del objeto ama­ la memoria como el presente de las cosas pasadas; de esta manera la do -es decir, una imposibilidad de sobrellevar esta pérdida-, aunque memoria viene representada por el auctor, o, dicho de otra forma, por el transmisor.14

2.1 Piénsese en bs teorbs de Andreas Capelb.nus al respecto. Se puede encon- En lvlemorias de mis putas tristes no hay duda del proyecto de rela­ trar una interesante aproximación teórica al respecto en Luce lrigaray, lhe Spemlum tar una "memoria" (35), la suya, o "relación" (17 ), dirá Mustio Callado, o/the Other Winunn. de aquellas cuentas de camas que "por mis veinte aüos empecé a llevar 22. Cf. Alastair J. Minnis. Entiendo los conceptos de auctor y auctoritas a par- tir de Hannah Arendt, "What is Authority~ ;• Between Past ancl Future (New York: 2. 3 Véase Bf,zck Sun. Pcnguin Classics, 2.0 0 6). 24 Véase James A. Olney. ~e ( .111 1.1 lo que se pi erde / MAi LOl{~f- R ll SC A l. 1 Ellil

... ] con el nombre, la edad, el lugar, y un breve recordatorio de las lector de una forma muy explícita. Además de las múltiples llamadas :ircunstancias y el estilo" (16). No deja de ser interesante aquí la antÍ­ que desde el texto se efectúan, y de las variadas referencias intertex­ esis entre el participio de pasado pasivo "Callado" y verbos de dicción tuales - de hecho, como el Quijote, es "w1 libro de libros"- , ya desde :orno "contar;' "relatar;' "cantar" -de hecho son numerosas las ocasio- el mismo inicio con el Laberinto de fortuna, pero que se extienden a 1es en las que el sujeto narrativo aparece cantando un Gardel o lo que las voces presentes en el texto, se establece un constante juego entre la ;e tercie para la ocasión, así como el hecho, se dirá, que no le gustan ni ficción y la realidad, que va ligado a la antes referida noción de quién .os animales ni los niños "antes de que empiecen a hablar [porque] [m] posee la suficiente auctoritas para narrar un texto y qué tipo de texto o ~ parecen mudos de alma" (52) .Y, de manera semejante, Diego Fajar­ textos deben escribirse y cómo debe leerse, esto es, alegóricamente, tal fo proyecta contar sus lujuriosas hazafi.as ya que, dada su decadencia y como se advierte desde el mismo prólogo. Sin lugar a dudas, conse­ :orporal, sólo cuenta con la palabra para seguir manteniendo su fama. cuentemente, el hecho de ser testigo - sea de vista, a través de la lectura Contar estas hazañas le permitiría ser la figura del poeta y educador, en (y de ahí el tópico del "manuscrito" encontrado con el que se abre el clara concomitancia con la idea de la historia como magistra vitae. Sin relato), o, in praesentia, de oídas o del tipo que se quiera- era un hecho embargo, como da a conocer el comentarista, sus hazañas nunca son importante, por no decir imprescindible. Sin embargo, éste no debió recibidas con la seriedad requerida, antes por el contrario son absolu­ de ser el único requisito, o, sencillamente, había la necesidad de contar tamente despreciadas: con el soporte adecuado, a juzgar por la reacción de los coños y carajos ante el intento de Diego Fajardo a la hora de relatar sus memorias. Y continuando el luxurioso cavallero esta vida, cargándole más la Me inclino por lo último. Estamos en una etapa de la historia, lo vejez, no podiendo ya tomar refeción en su carne, fuele for1rado han estudiado maravillosamente Margit Frenk11 y Aurora Egido,16 en caer en cama, y allí estando, a cuantos le venían a ver contava las la que, de una forma ya definitiva, la cultura del libro se está asentan­ lujuriosas hazañas que en su vida avía cometido. do mientras que, por el contrario, la oralidad, está perdiendo el espa­ Y como ya él conociesse ser en los postreros días de su vida, un cio privilegiado que hasta ese momento había ocupado como forma día hizo convocar muchos coños, y predicóles gran rato; incitando de lectura - tanto pública como privada- y de transmisión de saberes. los cojones muy largos y el pendejo muy blanco, movidos a riso, Desde 1472 ya existe la cultura del impreso en España, por lo que la dieron ant'él crudas risadas, despreciando sus amonestaciones. concepción, apropiación y transmisión de la lectura y, por consiguien­ (45) te, del conocimiento, se vería altamente revolucionada y modificada por aquellos años. Es principalmente por esta razón que por motivos El pasaje, además de parodiar el tránsito de un santo y de mostrar la de espacio no abordo aquí lo que desde mi punto de vista es el intento tensión presente en toda la Carajiwmedia entre los discursos orales y de "amonestación" de Diego Fajardo ante su lecho de muerte; y más los escritos, tema que se deja para otra ocasión, evidencia, igualmente, particularmente, su fallo estrepitoso, no ganándose así, por tanto, ni la tensión entre las distintas voces que conforman la polifonía de voces tan solo el respeto ni la admiración de los suyos, a su público "lector;' narrativas presentes en el relato, en el juego de perspectivas -lo que y esto muy a pesar de la enorme "famá' ganada por sus correrías. Sin hace de él, entre otros aspectos, un texto plenamente renacentista-, embargo, se sabe que su memoria se halla escrita en el paródico Putas en la autoridad autorial y en la validez del testimonio - son más que Patrum. Es decir, no cualquier vía de transmisión es igualmente válida, numerosas las construcciones con verbos de carácter cognitivo del tipo a la vez que tampoco son indiferentes la autoridad y la verosimilitud, "ver;' "leer;' "escuchar," etc Pero eso no es todo. En la Carajicomedia se plantea, de igual forma, un proceso dialógico y dialogante con el 2.5 Entre la voz y el silencio. 2.6 "Literatura efímera." &:..<,,_y., in I limo,· o/'R.e,n,ild e. ,Sm·tt Se c .1111 a lo que se pierde / MAI.I.OllQ!::'_Í- llUSCA l.1.EDA lSS ------

que no veracidad, de los hechos, así como tampoco lo es quién y cómo misma literatura sufre por los apócrifos a ella. De nuevo, consecuente­ ·¡·,¡ los transmite. Pero, ¿es que Fajardo tenía otra forma posible de rela­ mente, se advierten las tensiones adyacentes en el texto, ahora a partir I'"'111 •1' tar su genealogía prostibularia? Lo ha intentado, de esto hay que estar de la imagen del poder de control de la creación literaria, del criterio de 11 completamente seguros y el texto así lo muestra. No obstante, de lo autoridad y de autor, de quién controla la creación literaria - ¿Fajardo, :1 ¡. que no se da cuenta Fajardo es que, como muestra el comentario a la Fray Bugeo, el comentarista o quién? En este sentido, la preceptiva que copla LXIII - por otra parte formada a partir de la relación entre "la sobre los "carajos noveles" -plumas noveles, autores noveles- se ofrece ¡ pluma;' "la lana" y "el verso;' dispersos a lo largo de las coplas, aspec­ en la copla LXV apoyaría esta hipótesis. Y, claro está, con el acto crea­ tos, todos ellos, relacionados con la escritura y el tema de la escritura: tivo no se pretende otra cosa que controlar la sexualidad de la mujer, .1 las prostitutas- , el lenguaje no es válido para publicar la nobleza de balanceando así el poder. i las rameras,17 lo que debe relacionarse, evidentemente, con la sobrada­ Con todo, y a pesar del frustrado intento de Fajardo para "publi­ i mente conocida teoría de los estilos: car" sus memorias;8 en un texto en que, dado que la simiente y el ci­ miento son dos elementos necesarios tanto para el acto sexual como Esta Contreras es segunda de la fama, muger de gentil parecer. Ha para el poético, bien se podría haber aventurado que Fajardo, desde sido ramera en la corte mucho tiempo; agora es casada con un ca­ buen principio, fracasaría en su empresa: "cualquiera obra para ser mas pitán de Cornualla. Reside en Valladolid. La copla publica bien su durable, requiere tener muy firme cimiento: asi ésta, para mejor ser nobleza, mas no todo lo que ella merece. Nuestro señor cumpla lo entendida, conviene en esta primera copla, hazér perfeta declaración" que yo falto. (78) (1s0 ). Es decir, que la caída e impotencia del "carajo" impide la for­ mación de simiente capaz de reproducir. Es por ello que Fajardo, más El fragmento, además de reproducir un tópico literario, contiene una adelante, requiere de otras voces para que den a conocer su fama: ironía que no se debe pasar por alto, como tampoco se debe obviar que en éste, según viene implícito, ni la temática ni los temas de es­ mas yo he passado por este temor, critura - ambos vistos negativamente- serían los adecuados. Sin em­ y tengo perdido el del pregonero, bargo, a juzgar por el auge de que gozaba en ese momento, lo debían bolvería a mis obras como de primero, ser los géneros de la memoria. Igualmente, no se tiene que bandear la si sus reverencias me diessen favor. ( c. LXXVI ) posibilidad de considerar que la configuración de todas las prostitutas - imágenes de la decadencia- , como, por ejemplo, Violante - de nuevo Y de ello, evidentemente, se encarga el poeta, el autor, ya que, éste, sin un nombre parlante, de ahí su sentido, como explico a continuación- , historias que contar, sin la palabra - se podría ir más lejos y decir, in­ quien presenta una cuchillada en el rostro entendida como marca de cluso, sin la oralidad- no puede crear. La voz lírica, como Fajardo, pe­ escritura. O tras, en cambio, son como ciudades secas, o, lo que es lo netraba las grandes ciudades de la historia - Babilonia, verbigracia- ,19 mismo, en espacios en decadencia, restos de lo que algún día fueron 28 No en vano, es impotente, y, ya desde la dedicatoria inicial, el comentaris- grandes urbes. Si se piensa en ellas como "rocas;' "piedras:: etc. -tal y ta, a partir del establecimiento de los paralelismos entre la escritura, el texto literario como se las caracteriza en varios momentos del texto- , en las cuales y el "carajo:' conduce a realizar una lectura alegórica y, a su vez, enseña a leer alegóri• Diego Fajardo habría escrito, aunque, claro está, simbólicamente, bien camente un texto en el que se hace referencia a la lujuria, a los libros fuera

30 Incluso si se acepta, con Julio Ortega, que los prostíbulos como lugar me­ tafórico de la relación social[... ] reemplaza[n] a las instituciones del estado" (72), se puede considerar que las prostitutas llegarían a guardar secretos de estado. Con­ secuentemente, ¿Por qué no historiar sobre ellas? ~é duda cabe que esta pregunta podía estar en el aire durante esa época. 31 Cf. Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre. 1 '

;8 essays in Honor of'J{enald e. Suru, Se canta lo que se pierde/ MALLORQ!:!:f-RuscALLEDA 2 S9

Ya desde el mismo inicio de la novela se advierte que, ante la inmi- panteón épico" ("La memoria y El Quijote': 101). Precisamente con El 1ente "muerte civil" (51), esto es, la primera muerte, la oficial,i• el pro­ Quijote abría este trabajo refiriéndome a él por ser el hipotexto de Bor­ agonista de García Márquez opta por reemplazar ese objeto perdido ges, con el que concluiré, aunque no sin antes señalar otro parentesco >or otro que se constituye como objeto de deseo ya que se ama a otro que, a su vez, el texto de Cervantes mantiene con los dos que aquí se >or el parecido con lo que él mismo es. Por consiguiente, no es extraño están estudiando: los tres son los que se podrían dominar, con la críti• ¡ue, ya desde la primera página, el protagonista de García Márquez ca, "libros de libros." 31 Efectivamente, como ha señalado Carlos Brito, msque el encuentro con una virgen. Por la misma razón, cuando el "don Quijote es el hombre-libro que, estimulado por su sed de letra 'sabio triste" sospecha que Rosa Cabarcas, la celestina del texto, ha impresa, materializa su libro de la memoria, en una vida-cuaderno. Se rendido "la virginidad de la niña a alguno de sus grandes cacaos" (90) advierte aquí, por tanto, la preocupación por la fama de Cervantes que ;e llega al momento más violento de la novela, único instante en el que ya Alberto Blecua señaló en su día.36 García Márquez, por su parte, en :1 narrador despoetiza las, hasta ese momento, mitificadas prostitutas uno de sus encuentros con la virginal Delgadina con la que ha contac­ :on eso de "¡Putas! [ ... ] ¡Eso es lo que son ustedes!, grité: ¡Putas de tado a través de Rosa Cabarcas ya confiesa que "la fama es una señora nierda!" (92). Y es que la prostituta a la cual se refiere, cuyo nombre, muy gorda que no duerme con uno, pero cuando uno despierta está ;e ha dicho, es Delgadina,ll representa "lo no legible" (Ortega 73), al siempre mirándonos frente a la cama" (68). Respecto a esto el autor ;er virgen,34 como su propia vida, al no estar aún escrita. Su desvirga­ anónimo decía que la fama debe ser coronada "de miel y de pluma y miento sería el final del proyecto, la imposibilidad de amor que es lo de ,mucho papel" (c. XLVII), de lo que no iba errado, ya que ha sobre­ ::¡ue hace posible el relato de las memorias que se leen, al encontrar ese vivido, no sin pocos accidentes, hasta hoy en día para verse revertida mstituto de la pérdida inicial, que, tanto él como su vida, hay que repe­ de la pJuma de Gabriel García Márquez y de Juan Goytisolo en una tirlo, es "lo no escrito." Sólo el descubrimiento del amor hacia ella es lo sociedad/7 que, como la de aquel siglo XVI, ha vuelto a preocuparse que provoca y posibilita la escritura, por lo que puede dejar plasmada por la subjetividad y la memoria, tanto personal como colectiva, así m memoria y así sobrevivir la segunda muerte. como por los límites de ésta y de su representación, por la veracidad de Refiriéndose a la memoria, Aurora Egida ha afirmado que ésta "ac­ ésta frente a la ficción - "Mi única explicación es que así como los he­ túa desde un pasado libresco hacia un futuro que también se pretende chos reales se olvidan, también algunos que nunca fueron pueden estar acabe en los libros y en el arte, provocando una ruptura del tiempo y en los recuerdos como si hubieran sido" ( 61), afirma el sujeto narrativo una aspiración a la eternidad heroica;' c_omo don Quijote, quien "trata de Gabo- y, evidentemente, y también ligado a ella, por la muerte. por todos los medios de que su nombre se instale para siempre en el Llego al final, aunque no quiero cerrar sin antes destacar que tan­ to la Carajicomedia del siglo XVI de autor anónimo como Memoria 32. Aum1ue metafóricamente hablando habría una muerte anterior, que sería de mis putas tristes de Gabriel García Márquez forman un continuum la del "carajo." Ésta, en ambos textos, desencadena todos los procesos de memoria y olvido relacionados con la muerte civil. 3S Carajicomedia, ed. Carlos Varo, 2.9-31. 33 El nombre, y la situación, se refiere al tema del incesto del padre (o figura 36 Me refiero a "Cervantes, historiador de la literatura." Hace unos diez años paterna aqu{)-hija que arranca en la tradición oral medieval española y que se recupe­ Carlos M. Gutiérrez publicó un interesante trabajo que ayuda a entender algunos ra en la literatura latinoamericana; a1 respecto puede leerse SarahJo Portnoy; a pesar aspectos. de que la autora no se refiere a ninguno de los dos textos estudiados aquí, su trabajo 37 La parodia profana - carnavalesca- ha servido de continua creación en la es de útil lectura. literatura contemporánea; en concreto, para el caso de Goytisolo, consúltese José 34 Cf. Freud, "El tabú de la virginidad." El psicoanalista vienés se sirve de lo María Bakells. Como me comunica el Prof. Ángel Loureiro, la fuente de Goytisolo que denomina el tabú de la feminidad para expresar la dificultad de llegar a conver­ es, casi con toda seguridad, la obra de Menéndez Pelayo, de quien habría tomado en tirse en mujer, como es el caso de Delgadina. más de una ocasión algunas ideas que luego desarrolla magistralmente en sus novelas. essays in 1iílfl(Jr o/'R!!,nnlrl e. S11r12 Se rnnta lo ,¡uc se pierde/ MALLO!l~I-R uscAI.I. EO A dentro de la tradición literaria escrita en español a ambos lados del At­ y Aurelio González. México, D.F.: Colegio de México - Universidad Na­ lántico. cional Autónoma de México/Universidad Autónoma Metropolitana, En estos dos textos, como he querido demostrar, se representan 2.010. 399-414. Blecua, Alberto. "Cervantes historiador de la literatura." Coords. Isabel Lo­ las ansiedades y tensiones de sus respectivas épocas y de los momentos zano Renieblas y Juan Carlos Mercado. Madrid: Castalia, 2.001. 87-98. vitales de las voces narrativas, tales como el proceso creativo - de hecho Bloch, R. Howard. 1he Scandal ofthe Fabliaux. Chicago: U Chicago P, 1986. estamos ante dos textos que se van elaborando ante nuestros ojos- con Bouza, Fernando. Comunicación, conocimiento y memoria en la España de los todo lo que conlleva a su alrededor, por lo que si en una, Memoria de siglos XVI y XVII. Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Re­ mis putas tristes, se entretejen ficcionalmente los discursos actuales so­ nacentistas, 1999. bre el valor de la historia que aboga en una recuperación de la memoria Brito Díaz, Carlos. "Cervantes al pie de la letra: Don Quijote a lomos del personal y colectiva frente a las memorias oficiales, se reflexiona sobre 'Libro del mundo'." Cervantes: Bulletin of Cervantes Society ofAmerica la vejez, la muerte y, evidentemente en la trascendencia de la subjeti­ 19.2. (1999): 37-54. vidad con el advenimiento de ésta, en la Carajicomedia anónima del Brocato, Linde M. '"Tened por espejo su fin:' Mapping Gender and Sex in siglo XVI, se advierte una temática totalmente similar, que, a pesar de Fifieenth-and Sixteenth-Century Spain." QJl,eer Iberia: Sexualities, Cul­ tures, and Crossings ftom Middle Ages to Renaissance. Eds. Josiah Black­ su distancia temporal, discurre y reflexiona sobre los mismos avatares more y Gregory S. Hutchenson. Durham/London: Duke U P, 1999. y preocupaciones vitales, aunque, evidentemente, con un sentido to­ 32.5-65. talmente nuevo y esperanzador filtrado a través del discurso amoro­ Burke, Pe ter. Historia social del conocimiento. De Gutenberg a Diderot. Barce- so. Enfilo, para concluir, aquellas palabras de Javier Cercas, novelista lona: Paidós, 2.002.. igualmente preocupado por esta misma suerte de temáticas, cuando, Canales, Alfonso. "Sobre la identidad del actante (léase protagonista) de la desde la tradición, afirma que "[l]a novedad no existe en literatura: Carajicomedia." en literatura nada se crea ni se destruye, sólo se transforma" ( Cercas, Papeles de Son Armadans So (1976): 73-81. Airob y Trueba 133). Cancionero de obras de burlas provocantes a risa. Ed. Frank Domínguez. Va- lencia: Hispanófila, 1978. Carajicomedia. Ed. Alvaro Alonso. Madrid: Aljibe, 1995. Obras citadas Carajicomedia. Ed. Carlos Varo. Madrid: Playor, 1981. Carruthc:rs, Mary, y Jan M. 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FoUNDING EDITOR Tom Lathrop University ojDelaware Reading and Writing Subjects EDITOR MichadJ. McGrath in Medieval and Golden Age Spain: Georgia Southern University Essays in Honor of Ronald E. Surtz EDITORIAL BOARD Vincent Barletta édited by Stanford University Annette Grant Cash Georgia State University JOSÉ LUIS GASTAÑAGA PONCE DE LEÓN 'llniversity ofTennessee at (hattanooga David Castillo State University oJNew York-Bujfalo and Gwen Kirkpatrick Georgetown University CHRISTINA LEE Mark P. Del Mastro H. College ofCharles ton Princeton 'llniversity Juan F. Egea University of Wisconsin-Madison Sara L. Lehman Fordham University Mariselle Meléndez University of Illinois at Urbana-Champaign Eyda Merediz University ofMaryland Dayle Seidenspinner-Núñez University ofNotre Dame Elzbieta Sklodowska Washington University in St. Louis Noel Valis Yale University Juan de la Cuesta Newark. Delawarc