Credos Contemporáneos
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Credos Contemporáneos Introducción En nuestro mundo deambulan diferentes posturas políticas, económicas, sociales, filosóficas y también religiosas. La diversidad es tan amplia que no resulta fácil obtener información práctica y rápida de todo este universo de creencias, conceptos e ideas. Esta es la razón por la que pensamos que esta obra está llamada a ser un manual de consulta porque ofrece una visión panorámica de diversas ideologías religiosas contemporáneas. Este documento no pretende responder a todas las preguntas que se formulan sobre los movimientos eclesiales. En vano sería hacerlo. Más bien, el objetivo ha sido poner en manos del lector un trabajo que le permite conocer las principales posturas doctrinales de confesiones conocidas. En muchos casos se elabora un contraste entre la posición asumida como dogma y la posición sustentada por la Biblia. Credos Contemporáneos se encarga de señalar flaquezas y debilidades que se perciben en las diversas posiciones, aunque tam- bién se presentan muchos puntos en común con las diferentes con- fesiones, porque se considera que pueden favorecer el diálogo inter- confesional. Es mucho más útil construir un puente que levantar un muro. Esta obra permitirá conocer qué creen otros movimientos religiosos. Por que en el diálogo intereclesiástico es vital comprender a fin de ser comprendido. En la Biblia encontramos un ejemplo muy claro, el Señor mostró las debilidades de algunos planteamientos y creencias hebreas que revelaban un alejamiento de la esencia de la Palabra divina y un desconocimiento del Cristo, el Mesías, el Ungido, el mismo que les hablaba en forma personal. Este compendio intenta ayudar al lector a elaborar una pos- tura cristiana sustentada en la Biblia, a fin de no ser como frágiles hojas de otoño arrastrados por los diversos vientos de doctrinas. 8 Introducción Nuestro deseo no es despertar la controversia, sino compartir informaciones importantes a fin de estar preparados para defender nuestra fe, "la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Jud. 3). Por eso, la mayor responsabilidad del cristiano es estar en favor de Cristo (la Verdad), es estar en Cristo (el Camino), es vivir cor Cristo (la Vida). De este modo, la doctrina del Señor se encarnará en el creyente y éste llegará a ser un instrumento del Señor, una referen- cia constante a la Verdad. Los nuevos movimientos religiosos Los nuevos credos y movimientos religiosos El paralítico se encontraba junto a un grupo de discapacitados muy cerca de la plataforma del predicador pentecostal. La reunión había concitado la atención de una multitud que cantaba, prorrumpía en "aleluyas" y aplaudía. Ahora llegaba el momento culminante de la noche. Flotaba en el ambiente un aire de tensión que recorría las gradas y se hundía en pozos de silencio y meditación. La predicación era electrizante, rápida, autoritaria. El orador se movía acompañando con un aire enérgico todos sus movimientos. De pronto se comenzaron a escuchar las familiares palabras esperadas. Al fin llegaba el acto de la espectacularidad de esa mise en scéne. "En esta noche hay algunos enfermos". (Imposible que fal- tasen, el eslógan decía "Sana".) "Y Jesús los va sanar de su mal". El tono era seguro, firme, transmitía convicción. El orador dirigió, en- tonces, sus ojos y sus manos hacia un sector del vasto estadio. "En esta tribuna hay una persona que tiene un mal incurable". (Difícil errar, la tribuna estaba abarrotada por miles de personas. Estadísticamente, era posible que hubiese un enfermo.) "Y Jesús la va sanar". Luego miró hacia el sector cercano a la plataforma. Allí había personas sentadas en sillas de ruedas. "Aquí hay alguien que hoy volverá a caminar". La tensión aumentaba. Las palabras salían con mayor rapidez de los labios del orador. El volumen de su voz aumentaba hasta alcanzar un límite apenas tolerable. Ingresó en un estado de euforia. Transpiraba. Llegaba al fin el momento culminante. Invitó a los paralíticos a caminar. Uno de ellos se levantó. ¡Caminaba! Un rugido de asombro sacudió el estadio. Y el clamoreo se transformó en un canto de 10 Credos Contemporáneos alabanza. Los ojos de miles de personas seguían el paso vacilante del que había sido paralítico, y que ahora subía a la plataforma. El predicador lo abrazó. Había felicidad, también lágrimas. —¿Qué eras? -Era un paralítico- El hombre respondió. —Y ahora, ¿qué te ha sucedido? -Ahora puedo caminar. —¿Quién hizo esto? —Jesús. La multitud prorrumpió en un himno de alabanzas. Era la noche final de la campaña evangelizadora. Pronto todo terminaría y las luces del estadio comenzaron a apagarse. El que había sido paralítico recogió su silla de ruedas y salió del estadio, eludiendo las palabras de asombro y de admiración. Había en él una presteza anormal. Se lo percibía algo, quizás demasiado, apurado. Se encaminó a la pensión en la que se alojaba. Debía hacer sus valijas pues la semana entrante estaría acompañando al predica- dor en otra ciudad, donde volvería a representar el papel de paralítico en la noche culminante de la campaña. Caso 2 Un grupo de jóvenes se encuentra en la plaza céntrica de la ciudad de un pequeño país sudamericano. Llaman la atención por la diligencia en la entrega de los panfletos y por el atuendo: faldas largas, blusas coloridas, rostros desprovistos de maquillaje u otros afeites, y el peinado que se extiende liso hacia la nuca y termina en una larga trenza que cae por sus espaldas. Algunas señoritas ubicadas estratégicamente se encargan de distribuir literatura. Cruzo la plaza en dos oportunidades, pero ningún volante llegó a mi mano. Al detenerme a la distancia y contemplar la escena noto que las personas que frisan los cuarenta años se transfor- man en seres invisibles para las distribuidoras de publicaciones, porque solamente orientan su trabajo hacia los jóvenes comprendidos entre los 15 y los veinte años. Vivimos en la era de los nuevos credos. América y el mundo son testigos de la proliferación de nuevos movimientos religiosos. Y la realidad es que toda una vida podría resultar corta para estudiar lo que afirman todos estos nuevos sistemas religiosos. Los nuevos movimientos religiosos 11 Sin embargo, vamos a intentar analizar, a rasgos muy genera- les, las características más destacadas de ellos, tratando de imprimir a nuestras palabras un enfoque equilibrado y eludiremos toda valora- ción peyorativa. Los movimientos carismáticos Las luces del estadio mundialista bonaerense elevaban su diáfano haz en la noche estival. Desde más de una cuadra se sentía el impresionante clamor: "Jesús", "Aleluya", que en un estadio futbo- lístico y acostumbrado a otro tipo de clamores, sonaba como si Jesús estuviese ganando algún encuentro deportivo. Cuando subí las escaleras e ingresé a la tribuna media del estadio el espectáculo era impresionante. Unas sesenta mil personas conformaban un marco multitudinario alrededor de una plataforma que se levantaba en el centro del campo de juego. En ella el evange- lista Jimmy Swaggart -actualmente, un evangelizador más en la hilera de la desgracia- sentado al piano y acompañado por una orquesta había emprendido un suave "folk" cristiano. La voz era buena, un poco grave y algo pastosa. Cuando terminó la pieza musical el público aplaudió como si un cantante popular hubiese culminado su interpre- tación. Luego de la música y de los cantos, el conocido evangelizador norteamericano inició su mensaje. Una lectura de la Biblia, una corta interpretación muy etérea del Apocalipsis, y luego una serie de preguntas —vertidas al español por un traductor que se encargaba hasta de mover las manos y hacer los mismos gestos que Swaggart— dirigidas al auditorio, conformaban la esencia de un mensaje insustancial, pero presentado con inigua- lable dramatismo y arte escénico. Lo que genuinamente impresionaba era la enorme multitud que seguía extasiada las palabras del predicador. Actualmente, la televisión es el medio que lleva a muchos hogares la figura de diferentes evangelizadores cuyo estilo y mensaje se enmarcan mayoritariamente en el movimiento pentecostal. En este panorama se destacan los nombres de Kenneth Copeland, Jimmy Swaggart, Pat Robertson, Oral Roberts, Jimmy Baker y Jerry Falwell, que no son otra cosa que las figuras más conocidas de un movimiento que se está transformando en una poderosísima influencia en el cristianismo actual. 12 Credos Contemporáneos La vigencia que tienen en el mercado norteamericano hace que muchas de estas asociaciones estén vinculadas a importantes productoras y distribuidoras que "enganchan" estos programas re- ligiosos a otros productos fílmicos —policiales, de espionaje, de amor, de terror o de poder "dinástico"-- que son de consumo masivo. Y si un canal desea tener una señal con buen "rating" deberá, necesaria- mente, comprar el derecho de difundir un programa religioso. En resumidas cuentas, si se quiere el evangelio de los tiros y del sexo -con su buen "rating" y su secuela de avisadores-, se debe comprar también el evangelio carismático. Las características de este tipo de mensaje pentecostal reve- lan autoridad en el tono de sus oradores, una certeza que no siempre transmiten los teólogos y un énfasis en lo que Dios puede hacer ahora. Este evangelio pone, evidentemente, el acento en el poder. En el escenario iluminado del carismatismo un hombre, o una mujer, le da órdenes imperiosas al Espíritu Santo y el Cielo sumiso, actúa según las directivas recibidas. Es que en este ritual pentecostal el hombre manda y Dios obedece. Se sana lo que se pide, y se hace lo que se ordena (aunque nunca hay un diagnóstico previo o posterior de un mal determinado). En este evangelio las expresiones: "Hágase tu voluntad", o "Si es tu voluntad", son desconocidas y podrían sonar como un matiz de debilidad o de incredulidad. Los que conocen el mercado de televidentes saben que hay de todo tipo de consumidores. Hace algunos años en un recuadro hu- morístico de la revista Psychology Today, aparecía un hombre que estaba orando junto a su cama, al pie se leía el breve contenido de su petición: "Señor, dame todo" (Lord, give me all).