Calendario Litúrgico - Pastoral 2016-2017
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Portada CLP 2016-2017 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA Comisión Episcopal de Liturgia Calendario Actualizado Litúrgico - Pastoral 25 de noviembre de 2016 2016-2017 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia Calendario Litúrgico - Pastoral 2016-2017 Ciclo «A» Año «impar» Este Calendario Litúrgico Pastoral ha sido elaborado por el Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española de acuerdo con el Calendarium Romanum, las Normas Universales sobre el Año litúrgico y sobre el Calendario, y el Calendario Propio de España. © CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA No está permitida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repro- grafía y el tratamiento informático. Edita: LIBROS LITÚRGICOS - CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA C/ Añastro, 1 - 28033 - MADRID Teléfono: 91 343 96 62 - Fax: 91 343 96 65 Octubre de 2016 ISBN: 978-84-92586-76-9 Depósito Legal: M-19985-2016 Imprime: Estellaprint 28938 Móstoles (Madrid) Impreso en España PRESENTACIÓN AÑO LITÚRGICO Y MISERICORDIA «Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fie- les ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación» (SC 102). Con esta solemne y precisa afirmación el Concilio Vaticano II sintetizó mag- níficamente la teología litúrgica sobre el año litúrgico, en el que el Señor conti- núa realizando la obra de su salvación, de manera que los creyentes podemos considerarnos en verdad coetáneos de aquellos acontecimientos salvíficos. Por esta razón, aunque los misterios que se conmemoran son siempre los mismos cada año se presentan como una verdadera novedad que reclama ser acogida por los creyentes como un acontecimiento de salvación. Una vez más, el Calendario Litúrgico Pastoral que presentamos nos recuerda todas estas realidades en el suceder de sus páginas. El presente año 2017 está marcado, desde el punto de vista litúrgico, por un acontecimiento de singular importancia y que reclama nuestra atención, espe- cialmente la de los sacerdotes: la publicación de la tercera edición oficial del Misal Romano en lengua española. Dicha edición fue presentada solemnemente en la sala de la Asamblea Ple- naria de la Conferencia Episcopal Española el pasado 7 de octubre de 2016 y comenzará a entrar en vigor en las primeras vísperas del I Domingo de Cuares- ma (4 de marzo de 2017). El Misal Romano tiene como destinatarios, en primer lugar y directamente, a los sacerdotes, que están llamados a hacer de este libro una verdadera guía y modelo de oración y de espiritualidad, y a ayudar a los fieles a que sea así tam- bién para ellos. En efecto, las oraciones contenidas en el Misal son el «fruto ma- duro» de muchos siglos de historia de la Iglesia y el resultado del acercamiento orante de la comunidad cristiana a la Palabra de Dios y a los misterios del Señor, de la bienaventurada Virgen María y de los santos, celebrados en el transcurso del año litúrgico. De esta manera, la eucología va conformando nuestro espíritu para saber orar como conviene (cf. Rom 8, 26). 4 – PRESENTACIÓN Como es sabido, el Misal Romano contiene toda la eucología necesaria para la celebración de la Misa de cada día del año, pero además recoge un conjunto de rúbricas y principios teológico-pastorales que no solo describen cómo se ha de celebrar correctamente la santa Misa, sino que también son una fuente de espiritualidad litúrgica. Por estas razones, la publicación de la tercera edición del Misal Romano es una auténtica ocasión pastoral para que todos, pastores y fieles, tomemos más conciencia de la importancia de la celebración de la Eucaristía y de la necesidad de celebrarla correctamente; asimismo, una nueva edición del Misal Romano puede favorecer un mayor conocimiento de sus principios y normas y una nueva puesta en valor de sus riquezas. En este sentido, la Comisión Episcopal de Liturgia expresa este deseo en el mensaje que ha hecho público con esta ocasión; ojalá sea una realidad en todos los pastores y fieles: «Ahora bien, para que se realice este ideal es necesario conocer bien el Misal y usarlo como quiere la Iglesia, es decir, como testimonio de una fe inalterada y de una práctica que ha ido asumiendo con el paso del tiempo la experiencia viva de las sucesivas generaciones cristianas que se han esforzado en ser fieles al mandato institucional del Señor en la Última cena cuando dijo: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22, 19; cf. 1 Cor 11, 24-26). El buen uso del Misal comprende no solo ser fieles a lo que pide la liturgia del día, especialmente en las solemnidades, fiestas, memorias obligatorias y ferias de los tiempos litúrgicos de Adviento, Na- vidad, Cuaresma y cincuentena pascual, sino también cuando la liturgia deja la elección del formulario de la misa y de algunos elementos al criterio del sacerdote. La Ordenación general del Misal contiene un am- plio capítulo, el VII, en el que se describe y recomienda esta posibilidad, invitando a que atienda "más al bien espiritual común del Pueblo de Dios que a su personal inclinación" (OGMR 352; cf. 353-367). En este sentido conviene elegir una de las plegarias eucarísticas que ofrece el Misal y no limitarse, la mayoría de las veces por razones de brevedad, a usar la segunda (cf. OGMR 365). Precisamente por este motivo la nueva edición del Misal ha colocado las denominadas plegarias eucarísticas de la reconciliación y plegarias eucarísticas que pueden usarse en las misas por diversas circunstancias y las plegarias eucarísticas para las misas con niños en apéndice a continuación del Ordinario de la Misa, donde figu- ran las cuatro principales». EL AÑO LITÚRGICO Y EL CALENDARIO El curso del año 1. La santa Iglesia celebra la memoria sagrada de la obra de la salvación realizada por Cristo en días determinados durante el curso del año. En cada semana, el domingo —por eso es llamado «día del Señor»— hace memoria de la Resurrección del Señor, que, una vez al año, en la gran solemnidad de la Pascua, es celebrada juntamente con su Santa Pasión. Durante el curso del año, la Iglesia conmemora todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación hasta el día de Pentecostés y la expecta- ción de la venida del Señor; y conmemora los días natalicios de los santos (NUALC, 1). Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para ponerse en contacto con ellos y llenarse de la Gracia de la Salvación (SC, 102). En los diversos tiempos del año litúrgico, según las prácticas tradi- cionales, la Iglesia va instruyendo a los fieles por medio de ejercicios piadosos del alma y del cuerpo, de la enseñanza, de la oración y de las obras de penitencia y misericordia. La celebración del año litúrgi- co posee una peculiar eficacia sacramental, ya que Cristo mismo es el que en sus misterios, o en las memorias de los santos, especialmente de su Madre, continúa la obra de su inmensa misericordia, de tal modo que los cristianos no solo conmemoran y meditan los misterios de la Redención, sino que están en contacto y comunión con ellos, y por ellos tienen vida (CO, 231). Esfuércese el obispo para que el espíritu de los fieles se oriente sobre todo a las fiestas del Señor y a guardar en su significado espiritual los tiempos sagrados del año litúrgico, de forma que lo que en ellos se celebra y se profesa con la boca sea creído por la mente, y lo que cree la mente, se manifieste en el comportamiento público y privado (CO, 232). 6 – EL AÑO LITÚRGICO Y EL CALENDARIO El día litúrgico en general 2. Cada día es santificado por las celebraciones litúrgicas del pueblo de Dios, principalmente por el sacrificio eucarístico y por el Oficio Divino. El día litúrgico comienza a medianoche y se extiende hasta la media- noche siguiente. Pero la celebración del domingo y las solemnidades comienzan ya en la tarde del día precedente (NUALC, 3). Además de las celebraciones litúrgicas de las que se compone el año litúrgico, existen en muchas regiones costumbres populares y ejerci- cios piadosos. Entre ellos apréciense seriamente los que contribuyan a favorecer la piedad, la devoción y la comprensión de los misterios de Cristo, y cuídese que «vayan de acuerdo con la sagrada Liturgia, en cierto modo se deriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la Liturgia, por su naturaleza, está muy por encima de ellos» (SC, 13; CO, 233). El domingo 3. En el primer día de cada semana, llamado día del Señor o domingo, la Iglesia, según una tradición apostólica que tiene sus orígenes en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el Misterio Pascual. Así pues, el domingo ha de ser considerado como el día festivo primordial (NUALC, 4). 4. Puesto que el día del Señor es el núcleo y el fundamento del año litúrgico por medio del cual la Iglesia despliega todo el misterio de Cristo, el domingo solamente cede su celebración a las solemnidades y a las fiestas del Señor; pero los domingos de Adviento, de Cuares- ma y de Pascua tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y sobre todas las solemnidades. Las solemnidades que coincidan en estos domingos han de celebrarse el lunes siguiente (v. gr. San José, Anunciación del Señor, Inmaculada Concepción).