La Influencia De Madrid En Tres Novelas De Benito Pérez Galdós
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IY CONGRESO GALDOSIANO m LA INFLUENCIA DE MADRID EN TRES NOVELAS DE BENITO PEREZ GALDOS M. Roberto Assardo m O E E A través de los tiempos ciertas ciudades 2 han tenido y tienen escritores que las representan en su creación literaria, París tuvo a = Balzac, Londres a Dickens y hoy Nueva York tiene a Tom Wolfe con su reciente novela 3 Bogire qfthe Vanihes (La hoguera de las vanidades). Por medio de ellos llegamos a conocer B el espíritu interior y exterior que les da vida a esas ciudades. Así Madrid también tiene un m E vocero en su escritor más famoso, trasplantado de Las Palmas en las Islas Canarias, don O Benito Pérez Galdós. El propósito de este trabajo es el de dar a conocer el Madrid del siglo diecinueve a través n 1 de tres de sus novelas, El amigo Manso ( l882), La de Bringas (1884) y Miau (1888). Cada a 2 una de ellas muestra secciones de esta ciudad que todavía se conservan de manera muy n n similar a como eran cuando Galdós las describió. Se verán las casas, las calles, los comercios n y los restaurantes de la época, y el efecto que éstos tienen en los personajes que las habitan 3: y que los frecuentan y viceversa. Cada una de estas novelas está localizada en una área O diferente en Madrid. El amgoManso se desarrolla entre la Calle Ancha de San Bernardo, donde se encontraba la universidad, y la calle de Fuencarral cerca de donde vivía José María Manso. Además se mencionan los nuevos barrios de Salamanca y de Santa Bárbara donde doña Cándida e Irene tenían el piso que JoséMaría les había puesto. Se incluyen también algunas incursiones por el vecindario del Retiro, donde doña Javiera compra su casa. Esto constituye la parte norte de Madrid. La deBn'@as se localiza principalmente alrededor del Palacio Real y sus calles aledañas, que forman el centro comercial de la ciudad, las calles del Arenal, de la Montera, de Toledo y la Puerta del Sol. También se incluyen paseos por el Retiro, la Castellana y el Prado. Esta es la parte central y antigua de la ciudad. Por último, Miau comprende una extensión más amplia debido a las excursiones que tanto Luisito Cadalso como su abuelo, don Ramón de Villaamil, hacen a lo largo y amplio de Madrid. La casa de la familia se encuentra en la calle de Quiñonesentre el paseo de Areneros, hoy la calle de Alberto Aguilera, y la Calle Ancha de San Bernardo al noroeste de la ciudad. m BIBLIOTECA GALDOSIANA Lm viviendas. Para comenzar. veamos dónde residen los protagonistas de El amigo Mamo. Máximo Manso y "su vecina", doña Javiera, dueña de la casa, viven en la bulliciosa calle del Espíritu Santo donde alquila un piso en el tercero derecha. Este refleja su estilo de vida y su personalidad. Es pequeño, bien ventilado, satisfactorio para sus gustos limitados. En su estudio se halla su biblioteca llena de libros eruditos. Además se encuentra rodeado de sus "padrotes", que él describe como: "Cuatro bustos comprados por mi madre en una tienda de yesos. Los había elegido sin ningún criterio, atendiendo sólo al tamaño, y eran Demóstenes, Quevedo, Marco Aurelio y Julián Romea. Estos son los maestros de cuanto se sabc -indicó la señora, llena de profundo respeto-'. Hasta este momento, su vida ha sido muy sistemática, regida por el saber, la docencia y por sus rutinarios paseos por la ciudad. Sin embargo, este ritmo de vida pronto se intermmpe con la llegada de Cuba de su hermano el indiano José María y su familia. Debido al tamaño de ésta y al hecho de ser un hombre acaudalado, él requiere una casa equivalente a su posición económica. "Al fin encontramos un magnífico principal en la calle de San Lorenzo, que rentaba cuarenta y cinco mil reales, con cochera, nueve balcones a la calle y muchísima capacidad interior: era el arca de ~oeque se necesitaba" (Manso, 55). Esra casa tambikn corresponde al estilo de vida, a su situación financiera y a sus ambiciones políticas y sociales. En contraste a la casa de Máximo, ésta es ostentosa, grande y desordenada. Nada marcha de una manera sincrónica, empezando por los relojes. "Haciendo el cómputo que el desorden de los relojes de aquella casa exigía, resultaba que las ocho campanadas marcaban las tres" (Manso, 117). Otro ejcmplo, cs cl espcctáculo que ocurre durante una comida, en la que reina el caos completo. Esta escena recuerda la descripción del Artículo de costumbres de Manano José de Larra, "El castellano viejon2. Sin embargo, lo más importante de esta casa es que a través de ella se refleja lo que ocurre en la vida diaria madrileña en un aspecto social, político y literario. Después del triunfo de la revolución que derrocó la monarquía de Isabel 11, empieza a surgir una nueva burguesía que no se basa ya en el abolengo, sino en la riqueza, el oportunismo y la mediocridad. Estas tres características las vemos retratadas en las figuras de José María Manso; Ramón María Pez y Federico Cimarra; y Francisco de Paula de la Costa y Sainz del Bardal. Cada uno de ellos tiene sus propias ambiciones que deben realizar. A este grupo debemos incluir también al joven Manuel Peña, hijo de doña Javiera, y alumno de Manso. Este y José María tienen pretensiones políticas y sociales similares, aunque personalmente se odian. Ambos poseen, como dice Galdós, "el pico de oro", porque saben expresarse con elocuencia, aunque sin contenido. Económicamente se encuentran en posición envidiable, lo que les permite perseguir sus propias metas. En el aspecto amoroso, Manuel es el vencedor al obtener a Irene por esposa, que a José María le habría gustado para amante. Conforme se siente más confortable en Madrid, José María trata de extender su posición social y política. Invita a tertulias a su casa acuanta gente importante, o que él cree importante, con el doble propósito de hacerse diputado, representante de Cuba y de comprarse un título nobiliario. Debido a su dinero y a sus conexiones logra ambos. El éxito que José María tiene en adaptarse a la vida madrileña no es compartido totalmente ni por su esposa, ni por su suegra, a quienes les es más dificil aclimatarse, en el sentido completo de la palabra, al tipo de vida de esta ciudad; IV CONGRESO GALDOSIANO m aunque gozan de los beneficios que ella les ofrece, tales como ropa elegante, comida, teatro y aderezos para la casa. Como indiqué anteriormente, doña Javiera es la dueña de la casa donde Manso alquila un piso. según la describe el autor, es una mujer bastante atractiva, muy abierta y muestra interés y admiración por su inquilino. Ella pronto se da cuenta de las posibilidades futuras de su hijo, por lo tanto, desea romper con su pasado de carnicera, y por medio de su dinero labrar una posición alta para él. Sus intenciones son las de deshacerse completamente de su negocio y elevar su posición social. "Lo de quitar la tienda y limpiarse para siempre de las manos la sangre de ternera, me lo manifestó palabra por palabra. Yo lo aprobaba, aunque para mis adentros decía que si la señora continuaba hablando de aquel modo, hallaría para "7 lavarse las manos la misma dificultad que halló lady Macbeth para limpiarse las suyasn D (Manso, 50-5 1). Más tarde él continúa: "El porvenir de su hijo, que entraba en el mundo E rodeado de esperanzas, así lo exigía. Ya el negocio de carnes había sido traspasado, y tal es O -n la fuerza reparatriz del olvido, que aun la misma doña Javiera no se acordaba de haber pesado =m O chuletas en su vida. El mundo y las relaciones hacían lo mismo" (Manso, 244). E E Aprovechándose ella de su nueva posición, decide mudarse a uno de los nuevos barrios 2 de la creciente capital. Compra una casa cerca del Retiro en la calle de Alfonso XII. A ella debe = ir su querido inquilino, para quien había reservado "un tercerito muy mono." Por medio de 3 este cambio a niveles más altos, Galdhs saca a relucir el problema de la emergente burguesía, - - 0 que se basa únicamente en el poder adquisitivo del dinero. Carece de cultura y de m refinamiento, compra lo mejor y lo más caro, sin atender al gusto. Así es que doña Javiera E O se vale delgusto refinado deManso para hacer su casa resperable. El, por supuesto, es quien se encarga de darle los toques artísticos y elegantes a esta nueva mansión, no sin antes hacer n muchos arreglos para obtener un ambiente presentable. "En la casa vi horrores. Había aL puertas pintadas de azul, techos por donde corrían ciervos, angelitos dorados en los zócalos, A n vidrios de colores por todas partes, papeles de follaje verde con cenefas de amaranto, bellotas 2 de plata en las jambas, rosetones con ninfas tísicas o hidrópicas, cisnes nadando en sulfato 5 de hierro, yotras mil herejías. Para la extirpacióngeneral de ellos habría sido preciso un gran O auto de fe. Era tarde ya, y sólo pude disponer algo que remendara y corrigiera el daño, pero sin dejar de hacer a mi vecina cumplidos elogios del decorado de su suntuosa vivienda" (Manso, 284). Si doña Javiera hace cambios en su modo de vivir, no es por asunto propio. Sus miras son para el futuro de su hijo, por quien se desvive, y por quien hace todo lo posible para abrirle las puertas a la nueva sociedad política y económica de Madrid. José María Manso también pertenece a este grupo de "nuevos ricos." La decoración de su casa también es "una cosa atroz," como d~ríadoña Cándida.