Memoria Colectiva E Histórica1
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Secretaría Nacional de Cultura Centro de Investigaciones en Filosofía y Ciencias Humanas (CIF) Consultoría de investigación sobre Memoria colectiva e histórica 1 Consultora: Alejandra Torrents Octubre de 2012 1 Investigación realizada con apoyo de los Fondos de Cultura para Proyectos Ciudadanos, de la Secretaría Nacional de Cultura. Presentación A continuación se presenta una base de datos correspondiente a las producciones realizadas sobre la dictadura stronista (1954-1989), a partir de 1989 al 2012. La base de datos incluye libros, artículos académicos, documentos de trabajo, folletos, cuadernillos y audiovisuales, y está clasificada en tres secciones “análisis y política”, “testimonios y sociedad” y “audiovisuales”. La primera parte abarca todo lo que hace al quehacer Estatal y partidario; la segunda todo lo referente a organizaciones sociales y políticas durante el período dictatorial, así como relatos de víctimas y registros de presos políticos durante dicho período; y la tercera sección trabajos audiovisuales que abordan temas del ámbito político y social. El trabajo está organizado de la siguiente manera. Un breve marco teórico sobre la temática de la memoria, la metodología empleada, la base de datos, un listado anexo de libros elaborados durante la dictadura -de lectura imprescindible para toda persona interesada en trabajar la historia reciente- y por último, un análisis de la producción realizada entre 1989 y 2012. Marco teórico Sobre el concepto memoria existen múltiples términos y debates teóricos. A veces se utilizan de manera indistinta, y otras veces diferenciada, los términos memoria colectiva, memoria social y memora pública. El término que goza de mayor legitimidad académica es el de memoria colectiva, entendida como el proceso social de reconstrucción del pasado vivido y experimentado por un determinado grupo, comunidad o sociedad. Una reconstrucción que trasciende la sumatoria de los sentidos de la experiencia individual, desde una clave durkhemiana. La memoria así entendida es un producto social, influenciada por marcos sociales: lenguaje, familia, religión. Sobre este concepto desarrollado por el sociólogo francés Maurice Halbwachs en la primera mitad del siglo XX, siguen los debates sobre su alcance, pero hasta el momento no ha sido superado. Como una de las limitaciones de su alcance se menciona “si bien cualesquiera contenidos de memoria tienen siempre una indudable proyección colectiva, son el reflejo de la realidad social y en ellos juega un papel esencial el contexto de la socialización, es el sujeto de ella el que representa un problema para la teoría social e histórica” (Aróstegui, 2004: 20). Además se señalan otros problemas, derivados del uso de la memoria, la manipulación y su papel en la lucha por la dominación y la hegemonía. 2 Más allá de las limitaciones y debates sobre el concepto de memoria colectiva, con este aporte teórico de Halbwachs se ha transcendido el carácter estrictamente individual y mental dado a la memoria y que, por tanto, era competencia única del campo de la psicología, extendiendo su uso a otras disciplinas de las ciencias humanas y sociales. Otro término que también comenzó a utilizarse en las primeras décadas del siglo XX fue el de memoria histórica. Los debates teóricos sobre este término apuntan no a su alcance, como en el caso de la memoria colectiva, sino a la relación misma entre memoria e historia. Mientras algunos teóricos encuentran puntos de convergencia entre memoria e historia, otros sostienen su antagonismo. Entre los teóricos que han discutido sobre el término se encuentran: Maurice Halbwachs, Charles Blondel, Jean Nogué, Pierre Nora y Marie Claire Lavabre. Para Pierre Nora, por ejemplo, la memoria es sacralizante y actualizadora, mientras que la historia cumple una función crítica y apunta a la representación del pasado. Para Halbwachs “la historia no empieza sino en el punto en el que termina la tradición, momento en el que se apaga o se descompone la memoria social. Mientras un recuerdo subsiste, es inútil fijarlo por escrito, o incluso fijarlo pura y simplemente”. Por otra parte, en cuanto a la función legitimadora que suele atribuirse a la historia como el relato de los vencedores, Pedro Ruíz Torres en su libro “ Los discursos de la memoria histórica en España”, señala que tanto los vencedores como los vencidos elaboran su memoria, por lo que ambos cumplen una función legitimadora y, por tanto, política. Para el autor Enzo Traverso existe una tensión dinámica entre memoria e historia. Traverso sostiene que los recuerdos son elaborados por maneras de pensar colectivas, influenciadas por paradigmas científicos de representación del pasado. A partir de la década de 1970 se da un viraje en la historiografía hacia la memoria, producto del clima intelectual de la posmodernidad. En este período cobran importancia las microhistorias y el relato toma una posición preponderante. Se toma distancia de las explicaciones holísticas de la historia anterior. El filósofo francés Paul Ricoeur da una posición central al relato dentro de su obra, centrando la labor historiográfica en el análisis del discurso, con el método de la hermenéutica. El relato pasa de ser el vehículo de transmisión para convertirse en el contexto mismo de producción de significados. En la actualidad el término memoria histórica sigue siendo debatido en el campo de la historiografía y hasta el momento no hay consenso en su utilización. Haciendo un breve recuento, se pueden apuntar tres acepciones principales de la memoria histórica, cada una de ellas criticada desde el punto de vista teórico en su momento: 3 • Memoria histórica como historia oficial o nacional, asociada al trabajo de los historiadores y a la labor historiográfica. • Memoria histórica como elemento contextual que asocia la memoria con etapas pretéritas o que incluye la memoria individual en lo histórico-colectivo. Es externa al individuo, objetivada y socializada. • Memoria histórica como instrumentación política, legitimizante y conmemorativa, basada en los usos del pasado desde el presente por parte de grupos y del Estado. Todavía existe una diferencia bien marcada entre los historiadores más afines al método positivista quienes rechazan el relato o testimonio por las deformaciones que acarrea la memoria –olvidos, exageraciones- y los historiadores que toman el relato como fuente de producción, bajo el título de historia oral. La falta de consenso en relación a la interconexión entre memoria e historia hace que las múltiples acepciones del término memoria histórica no hayan sido incorporadas al acervo teórico dentro de las ciencias sociales. Por ello este término no es utilizado en círculos y trabajos académicos. Por otra parte, fuera del ámbito académico, referentes de la Escuela de Frankfurt dieron un nuevo sentido al concepto de memoria, instalando el deber de memoria principalmente con el holocausto. Así comienza el imperativo político y ético de la memoria como una deuda de los vencidos. Esta misma línea es tomada posteriormente -en un nuevo contexto sociopolítico-, por organizaciones de víctimas y de derechos humanos en relación a las dictaduras militares en América Latina y España. Para el efecto, las organizaciones retoman el término memoria histórica, asociándolo a la búsqueda de verdad, justicia y reparación. Así, este término es ampliamente difundido y utilizado en discursos políticos y ciudadanos en el período democrático. En Paraguay, diferentes artículos de análisis sobre el período dictatorial, así como organizaciones sociales -por ejemplo la “Mesa Memoria Histórica y Archivos de la Represión 1954-1989”-, utilizan el término memoria histórica con el mismo sentido político que el utilizado en otros países que tuvieron dictaduras militares: memoria para reparar, memoria para no repetir. A nivel académico, dentro de la región se ha trabajado en torno al concepto de memoria. La socióloga argentina Elizabeth Jelin ha teorizado al respecto, actualizando los conceptos de memoria colectiva y social que tuvieron su origen en Europa a inicios del siglo XX y lo ha 4 adecuado al contexto social y político de la región. El principal trabajo de Jelin “Los trabajos de la memoria” constituye una referencia por la teorización realizada en torno a la memoria así como también por el impulso realizado en la formación de investigadores e investigadoras dentro de la temática, en los diferentes países de América del Sur que vivieron dictaduras militares en la segunda mitad del siglo XX. Por las características particulares de la transición política paraguaya, los discursos en torno al período dictatorial entre quienes avalan y quienes repudian dicho período, todavía tienen un peso importante -aunque cada vez hay mayor difusión de miradas críticas sobre dicho período-. Por tanto, lo que existe hoy son múltiples interpretaciones y sentidos dados al pasado por grupos y colectividades que tuvieron una presencia activa durante el período dictatorial y que disputan en la esfera pública por el reconocimiento y legitimación de su narrativa. Por consiguiente, este trabajo tomará el concepto de memoria entendida como una selección y construcción de sentido del pasado, elaborada desde el presente, dentro de un contexto sociopolítico determinado; ideas desarrolladas por los autores Elizabeth Jelin, Tzvetan Todorov, Bo Strath y Enzo Traverso, quienes trabajaron ampliamente la temática. Conforme a este concepto, se tomará como punto de partida para la construcción de la base de datos la caída de la dictadura en 1989 hasta la actualidad, entendiendo