14 LABERINTOS Revista de estudios sobre los exilios culturales españoles Año 2012

Presentación (Manuel Aznar Soler) / 2 Adolfo Sánchez Vázquez: El Boletín como puente entre dos orillas / 314 Homenaje a Isaac Díaz Pardo Estudios, ensayos e investigaciones Xesús Alonso Montero: Isaac Díaz Pardo, colaborador intelectual y económico de la Manuel Aznar Soler: Le retour de Carola Neher y el teatro de la memoria de Jorge editorial antifranquista Ruedo Ibérico (París) / 317 Semprún / 8 Carmen Blanco: Isaac Díaz Pardo na memoria de Unión Libre / 323 Teresa Fèrriz Roure: Les revistes catalanes de l’exili a Mèxic: agents, procediments Claudio Rodríguez Fer: Man a man (milonga sentimental) / 326 i discursos / 18 Euloxio R. Ruibal: A obra dramática de Díaz Pardo / 327 Jorge de Hoyos Puente: La formación de la identidad del refugiado: los republicanos españoles en México, discursos, prácticas y horizontes de futuro / 49 Entrevistas y testimonios Mario Martín Gijón: Erotismo, religión, identidad. La narrativa exiliada de Máximo «Apuntes Sobre una Vida: El Exilio», de Ramón Barros Santos (Moncho), 1910- José Kahn / 69 1987 / 333 Ildefonso Méndez Salcedo: Contribución de Pedro Grases al estudio de la emanci- Reseñas pación en Venezuela / 90 La escritura como moral de resistencia. José Villar Sánchez, Diario de un Juan Jesús Morales Martín: Exilio y sociología. Aproximación a José Medina exiliado español de la guerra de 1936 (Cecilio Alonso) / 344 La memoria Echavarría / 107 recurrente. Víctor Fuentes, Bio-Grafía americana (Cecilio Alonso) / 349 La Blanca Ripoll Sintes: La recepción crítica del exilio literario español. Destino: una patria imaginada de Máximo José Kahn de Mario Martín Gijón (Gonzalo Álva- primera cala / 126 rez Chillida) / 355 André Malraux y Max Aub. La República Española, crisol Romà Seguí i Francès: La etapa del exilio de Teresa Andrés Zamora (1939-1946): de una amistad. (Albrecht Buschmann) / 358 El exilio republicano español en de la gestión bibliotecaria al espacio político / 139 México y Argentina. Andrea Pagni (ed.) (Albrecht Buschmann) / 361 Visions Paula Simón Porolli: Los campos de concentración franceses contados por las muje- de l’exili: literatura, pintura i gènere. (Miquel Cruz) / 363 Ramón J. Sender, res: aportes para la reflexión sobre la narrativa testimonial femenina / 151 La esfera. (Luis Antonio Esteve) / 368 Víctor Fuentes, Memorias del segundo Homenaje a Ignacio Soldevila Durante exilio español (Luis Antonio Esteve) / 370 Oyarzábal de Palencia, Isabel. He de (Testimonios, Estudios, Textos) tener libertad (Amparo Hurtado Díaz) / 374 «Triple exposición sobre el exilio Alfons Cervera: La literatura que pervive / 167 español: I. Hacia el exilio, la salida» (Mar Inestrillas) / 375 Francisco Caudet, Luis López Molina: Mi amistad con Ignacio Soldevila / 172 Mirando en la memoria las señales. (Fernando Larraz) / 378 Entre la fantasía y Javier Quiñones: Palabras de recuento y despedida / 175 el compromiso de Mario Martín Gijón (Behjat Mahdavi) / 380 Huellas textuales Franklin García Sánchez: Entre barroco y Vanguardia: a propósito de la obra narrati- del exilio de Mar Inestrillas (Francisca Montiel Rayo) / 383 La cultura exiliada. va de Max Aub / 180 (Xosé Riveiro Espasandín) / 386 André Malraux y Max Aub. La República Javier Lluch Prats: La fuga de capital cultural en la España franquista: el homo Española, crisol de una amistad, Gérard Malgat. (ed.) (Juan Rodríguez) / 389 academicus «exiliado» / 199 Menesteos, Marinero de abril de María Teresa León. (Neus Samblancat Miranda) José-Carlos Mainer: La filología española en el exilio: continuidad y disconti- / 391 Una patria allá lejos en el pasado. (Joana Sánchez) / 393 José Bergamín nuidad / 216 et la France, suivi de Entretiens avec un fantôme de Iván López Cabello et Yves José Antonio Pérez Bowie: León Felipe frente a los discursos históricos y a sus Roullière (éd.) (Teresa Santa María Fernández) / 397 Stages of Exile. Spanish fabulaciones / 226 Republican Exile Theatre and Performance, Helena Buffery (ed.) (Diego Santos Juan Antonio Ríos Carratalá: El singular caso de José Luis Salado / 235 Sánchez) / 399 Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès de Josep Rubió Manuel Aznar Soler: La puerta abierta, obra teatral inédita de Juan Rejano / 244 i Cabeceran (Paula Simón Porolli) / 401 Culturas del exilio español entre las alambradas de Francie Cate-Arries. (Paula Simón Porolli) / 404 Destinada al Textos y documentos crematorio. De Argelès a Ravensbrück: las vivencias de una resistente republica- Jose Ignacio Cruz: La «Horchatería Valenciana» de la ciudad de México. Chufas, na española de Mercedes Núñez Targa (Mar Trallero) / 407 Entre alambradas / exilio y literatura / 266 41 días en el mar, de Eulalio Ferrer Rodríguez. (J. R. Saiz Viadero) / 409 L’exili Amparo Ranch: Comentarios y puntualizaciones sobre la historia de la novela republicà: política i cultura. (Yasmina Yousfi López) / 412 española del siglo xix. Diálogo entre José Fernández-Montesinos y Eduardo Ranch Fuster / 268 Varia Un documental sobre Neruda y el Winnipeg / 416 Marcela Madariaga Suárez: Dossier Boletín del Ateneo Español de México / 418 La maleta mexicana: exposición y Homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez catálogo / 420 Angelina Muñiz-Huberman: Orden de Isabel la Católica, encomienda Manuel Aznar Soler: Testimonio de Homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez / 301 / 421Laberintos Discurso, pronunciado2012, nº 14, por pp. Carmen XX-XX, Negrín ISSN: en ocasiónXXX-XXXX de la entrega de las co- Francisco Rebolledo: Mi tío Adolfo / 309 pias del archivo Juan Negrín (Salamanca, 24 de septiembre de 2011) / 422 Yasmina Adolfo Sánchez Rebolledo: Adolfo Sánchez Vázquez: el marxista / 312 Yousfi López: Índices de las Actas del Congreso Plural «Setenta años después» / 425 2 presentación El presente número de la revista digital Laberintos se estructura según las secciones habituales de nuestro anuario. Así, en «Estudios, ensayos e investigaciones» y ordenados como siempre alfabéticamente según el primer apellido de sus autores, se publican nueve traba- jos sobre temas muy variados y distintos. Jorge Semprún murió en París el 7 de junio de 2011 y, en homenaje a su memoria, Manuel Aznar Soler se interesa, en «Le retour de Carola Neher y el teatro de la memoria de Jorge Semprún», por uno de los aspectos menos estudiados por la crítica, el de su literatura dramática. Por su parte, Teresa Fèrriz Roure, una de las mejores in- vestigadoras de la literatura catalana exiliada, es autora de «Les revistes catalanes de l’exili a Mèxic: agents, procediments i discursos», mientras que Jorge de Hoyos Puente aborda en «La formación de la identidad del refugiado: los republicanos españoles en México, discursos, prác- ticas y horizontes de futuro» uno de los temas claves de la condición exiliada, el de la identidad. Autor de un reciente libro sobre el escritor judío Máximo José Kahn que mereció en 2011 el Pre- mio Internacional «Amado Alonso» de Crítica Literaria y cuya reseña se publica en la sección correspondiente, Mario Martín Gijón profundiza ahora en el estudio del «Erotismo, religión, identidad. La narrativa exiliada de Máximo José Kahn». Pedro Grases, un exiliado republicano catalán que tuvo una enorme influencia en la cultura venezolana, es el objeto de estudio de Il- defonso Méndez Salcedo en su artículo «Contribución de Pedro Grases al estudio de la emanci- pación en Venezuela». También el sociólogo castellonense José Medina Echavarría fue decisivo para el desarrollo de la sociología latinoamericana y Juan Jesús Morales Martín nos lo confirma en «Exilio y sociología. Aproximación a José Medina Echavarría». La recepción crítica de la literatura del exilio republicano en la España franquista es un tema al que se han aproximado ya algunos investigadores, pero Blanca Ripoll Sintes en «La recepción crítica del exilio literario español. Destino: una primera cala», acierta a estudiarlo en la revista barcelonesa Destino. El merecido reconocimiento de la trayectoria profesional y política de la bibliotecaria valenciana Teresa Andrés ha sido creciente durante estos últimos años y el trabajo de Romà Seguí i Francès sobre «La etapa del exilio de Teresa Andrés Zamora (1939-1946): de la gestión bibliotecaria al espacio político» constituye una nueva aportación al mismo. Por último, la argentina Paula Si- món Porolli, autora de un libro reciente titulado La escritura de las alambradas. Exilio y memo- ria en los testimonios españoles sobre los campos de concentración franceses (Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2012), galardonado con el iii Premio Internacional «Academia del Hispanismo» de Investigación Científica y Crítica sobre Literatura Española 2012, estudia ahora específicamente «Los campos de concentración franceses contados por las mujeres: aportes para la reflexión sobre la narrativa testimonial femenina».

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El jueves 10 de febrero de 2011 la Biblioteca Valenciana, a iniciativa del Consejo de Redac- ción de Laberintos, dedicó una Jornada Internacional en homenaje a la memoria de Ignacio Soldevila Durante (Valencia, 1929 / Québec, Canadá, 18 de septiembre de 2008), co-director de los dos primeros números de esta revista y cuya biblioteca particular donó a la Biblioteca Valenciana en 2007. Esta Jornada Internacional reunió, con el título de Ignacio Soldevila Durante y la literatura española en el exilio, a algunos de sus mejores amigos y discípulos. Asistió también a esta Jornada como invitada de honor doña Alicia Ruiz, viuda de Ignacio Sol- devila Durante, quien intervino tanto en la inauguración como en la clausura de una Jornada que contó con una numerosa asistencia de público, entre el cual había naturalmente muchos familiares y amigos de Ignacio que viven en Valencia y Xàtiva. Y, al igual que realizamos en 2006 con las Jornadas celebradas con motivo del Centenario de Vicente Llorens, materiales que se publicaron en el número 6-7 (2006) de Laberintos, también en este caso editamos en el presente número todas las ponencias de esta Jornada, aunque estructuradas en tres secciones: Testimonios (Alfons Cervera y Javier Quiñones), Estudios (Franklin García Sánchez, Javier Lluch Prats, José-Carlos Mainer, José Antonio Pérez Bowie y Juan Antonio Ríos Carratalá) y Textos (Manuel Aznar Soler). José-Carlos Mainer, catedrático de literatura española de la Universidad de Zaragoza, fue el ponente inaugural de la Jornada, quien nos habló con su rigor y claridad habituales sobre «La filología española en el exilio: continuidad y discontinuidad». Y a él siguieron los dos restantes ponentes de la mañana, a saber, Javier Lluch Prats («La fuga de capital cultural en la España franquista: el homo academicus exiliado») y Franklin García Sánchez («Entre el barroco y la Vanguardia: a propósito de la obra narrativa de Max Aub»). A las 13 horas se inauguró una expo- sición titulada «El legado de un filólogo: Ignacio Soldevila Durante» que, preparada con afecto, admiración y acierto por Juan Galiana y Javier Lluch, mereció el elogio unánime de todos sus visitantes. Durante la sesión de tarde intervinieron, sucesivamente, Manuel Aznar Soler («La puerta abierta, obra teatral inédita de Juan Rejano»), José Antonio Pérez Bowie («León Felipe frente a los discursos históricos y a sus fabulaciones»), Juan Antonio Ríos Carratalá («El singu- lar caso de José Luis Salado») y Luis López Molina («Mi amistad con Ignacio Soldevila»). Por último, las emotivas y brillantes intervenciones de los escritores Alfons Cervera («La literatura que pervive») y Javier Quiñones («Palabras de recuento y despedida») en una mesa redonda moderada por Javier Lluch, dieron paso a la sesión de clausura en la que, además de Manuel Aznar Soler como director científico de esta Jornada, intervinieron también Juan Galiana en re- presentación de la Biblioteca Valenciana, Javier Lluch y, finalmente, Alicia Ruiz, quien con unas palabras de agradecimiento clausuró esta Jornada en justo homenaje a la memoria de su marido. En la habitual sección de «Textos y documentos» publicamos las colaboraciones de José Ignacio Cruz, quien aporta un testimonio gráfico sobre la Horchatería Valenciana de México

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D.F., así como la de Amparo Ranch, quien, con el título de «Comentarios y puntualizaciones sobre la historia de la novela española del siglo xix. Diálogo entre José Fernández Montesinos y Eduardo Ranch Fuster», edita el interesante epistolario entre su padre y el profesor exiliado José Fernández Montesinos, el mejor investigador sobre la historia de la novela española du- rante el siglo xix. Durante el pasado año 2011 fallecieron algunos ilustres escritores e intelectuales exiliados como, además del ya citado escritor Jorge Semprún en París, el poeta Tomás Segovia el 7 de noviembre en México D. F. (al que dedicaremos un dossier en nuestro próximo número); el filósofo marxista Adolfo Sánchez Vázquez el 8 de julio, también en México D. F.; y, finalmen- te, el pintor, editor, dramaturgo y mecenas Isaac Díaz Pardo en Santiago de Compostela el 5 de enero. En homenaje a la memoria de los dos últimos, ambos miembros desde el principio del Consejo Asesor de Laberintos, les dedicamos sendos dossieres en el presente número de nuestra revista. Adolfo Sánchez Vázquez, catedrático emérito de Estética de la Universidad Nacional Au- tónoma de México y dirigente del Partido Comunista de España, ha sido una muy relevante personalidad intelectual de nuestro exilio republicano español en México y acaso el filósofo marxista de mayor rigor y lucidez en el ámbito de la lengua castellana, autor de libros ya clásicos tan importantes como Las ideas estéticas de Marx (1965), Ética (1969), Estética y marxismo (1970) o Filosofía de la praxis (1969). Poeta y crítico literario también, me honro con haber sido el responsable de la primera edición española de sus Recuerdos y reflexiones del exilio (Sant Cugat del Vallès, Associació d’Idees-gexel, 1997), así como de sus Incursio- nes literarias (Sevilla, Renacimiento, 2008). En homenaje a su memoria publicamos, con la autorización expresa de su hija Aurora, un texto inédito suyo («El Boletín como puente entre dos orillas») que en su día no pudo incorporarse como segundo prólogo a la reedición facsi- milar del Boletín de Información de la Unión de Intelectuales Españoles en México (Sevilla, Renacimiento, 2008), boletín que él dirigió tras el traslado de Federico Álvarez a Cuba, así como tres textos sobre su personalidad intelectual y humana escritos por Manuel Aznar Soler («Testimonio de homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez»); de su sobrino Francisco Rebolledo, novelista mexicano («Mi tío Adolfo»); y, finalmente, de su hijo Adolfo Sánchez Rebolledo («Adolfo Sánchez Vázquez, el marxista»). Isaac Díaz Pardo falleció el pasado 5 de enero de 2012, el mismo día en que, setenta y seis años antes, murió Valle-Inclán. Entre las muchas y muy valiosas iniciativas culturales que Díaz Pardo acertó a impulsar destaca, por su relevancia intelectual, la creación de Ediciós do Castro. El catálogo de esta editorial que, con la estrecha colaboración de Charo Portela él dirigió, es verdaderamente impresionante y constituye una referencia bibliográfica ineludi- ble para cuantos, dentro y fuera de Galicia, estén interesados por el conocimiento de nuestra

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tradición democrática más inmediata, es decir, por la memoria de la Segunda República, la guerra civil y el exilio. La profunda vinculación de Isaac Díaz Pardo con el exilio republicano gallego en la Argentina –y muy singularmente con Luis Seoane–, así como con la editorial Ruedo Ibérico de París, sin olvidar su protagonismo como co-editor de la Biblioteca del Exilio que hoy publica en solitario Abelardo Linares y su editorial Renacimiento de Sevilla, justifi- can sobradamente la inclusión en este número de Laberintos de un dossier en homenaje a su memoria. Y en él colaboran, coordinados por Charo Portela Yáñez, cuatro relevantes intelec- tuales gallegos: el profesor Xesús Alonso Montero («Isaac Díaz Pardo, colaborador intelectual y económico de la editorial antifranquista Ruedo Ibérico (París)»), la poeta Carmen Blanco («Isaac Díaz Pardo na memoria de Unión Libre»), el poeta Claudio Rodríguez Fer («Man a man (milonga sentimental)») y el dramaturgo Euloxio R. Ruibal («A obra dramática de Díaz Pardo»). En la sección de «Entrevistas y testimonios» publicamos un fragmento de las memorias inéditas de Ramón Barros Santos (Moncho) titulado «El exilio», con un prólogo («Apuntes sobre una vida: el exilio») de su hija Maribel Barros. Veintitrés son las «Reseñas» que publicamos en la sección correspondiente sobre veintitrés títulos relevantes publicados en estos últimos años sobre algún aspecto literario, político o cultural de nuestro exilio republicano de 1939, cuyos autores son Cecilio Alonso («La es- critura como moral de resistencia. José Villar Sánchez, Diario de un exiliado español de la guerra de 1936» y «La memoria recurrente. Víctor Fuentes, Bio-Grafía americana»), Gonzalo Álvarez Chillida («La patria imaginada de Máximo José Kahn. Vida y obra de un escritor de tres exilios, de Mario Martín Gijón»), Albrecht Buschmann («André Malraux y Max Aub. La República Española, crisol de una amistad. Cartas, notas y testimonios (1938-1972)», edición de Gérard Malgat, y El exilio republicano español en México y Argentina. Historia cultural, instituciones literarias, medios», edición de Andrea Pagni), Miquel Cruz («Visions de l’exili: literatura, pintura i gènere»), Luis Antonio Esteve («Ramón J. Sender, La esfera» y «Víctor Fuentes, Memorias del segundo exilio español»), Amparo Hurtado Díaz («Isabel Oyarzábal de Palencia. He de tener libertad»), Mar Inestrillas («Hacia el exilio, de José María Naharro-Cal- derón y Beatriz García Paz», Fernando Larraz (Francisco Caudet, Mirando en la memoria las señales. Diez ensayos sobre el exilio republicano de 1939»), Behjat Mahdavi («Entre la fanta- sía y el compromiso. La obra narrativa y dramática de José Herrera Petere, de Mario Martín Gijón»), Francisca Montiel Rayo («Huellas textuales del exilio. Autobiografía de escritoras republicanas, de Mar Inestrillas»), Xosé Riveiro Espasandín («La cultura exiliada, edición de Lluís Meseguer, Santiago Fortuño, Eloísa Nos y Juan Luis Porcar»), Juan Rodríguez («André Malraux y Max Aub. La República Española, crisol de una amistad. Cartas, notas y testimo- nios (1928-1972), edición de Gérard Malgat»), Neus Samblancat Miranda («Menesteos, ma-

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rinero de abril, de María Teresa León»), Joana Sánchez («Una patria allá lejos en el pasado. Memoria e imaginación en las Historias e invenciones de Félix Muriel, de Rafael Dieste»), Teresa Santa María Fernández («José Bergamín et la France, suivi de Entretiens avec un fan- tôme, edición de Iván López Cabello e Yves Roullière»), Diego Santos Sánchez («Stages of Exile. Spanish Republican Exile Theatre and Performance, edición de Helena Buffery»), Paula Simón Porolli («Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès, de Josep Rubió i Cabeceran» y «Culturas del exilio español entre las alambradas. Literatura y memoria de los campos de concentración en Francia, 1939-1945, de Francie Cate-Arries», Mar Trallero («Destinada al crematorio. De Argelès a Ravensbrück: las vivencias de una resistente republicana española, de Mercedes Núñez Targa»), José Ramón Saiz Viadero («Entre alambradas/41 días en el mar, de Eulalio Ferrer Rodríguez), y, por último, Yasmina Yousfi López («L’exili republicà: polí- tica i cultura. Actes de les Jornades d’Estudi celebrades al Centre Cultural La Misericordia. Palma, 18-20 de noviembre de 2009»). Finalmente, en la sección de «Varia», reunimos materiales muy diversos: los «Índices de las Actas del Congreso Plural Setenta años después», realizados por Yasmina Yousfi López, beca- ria vinculada actualmente al Grupo de Estudios del Exilio Literario (gexel) de la Universitat Autònoma de Barcelona; las palabras pronunciadas por Angelina Muñiz en la Embajada espa- ñola en México con motivo de la concesión a la escritora de la Orden de Isabel la Católica; el discurso pronunciado el 24 de septiembre de 2011 en Salamanca por Carmen Negrín, nieta del presidente del gobierno republicano español Juan Negrín; y, finalmente tres breves informa- ciones sobre un documental acerca de Pablo Neruda y el Winnipeg; sobre el Boletín del Ateneo Español de México (Marcela Madariaga) y sobre La maleta mexicana, exposición inaugurada en el Museu Nacional d’Art de Catalunya el 6 de octubre de 2011 y que pudo verse en Bar- celona hasta el 15 de enero de 2012, que se trasladó a continuación al Museo de Bellas Artes de Bilbao (del 27 de febrero al 10 de junio de 2012) y que, finalmente, pudo contemplarse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a partir del 19 de julio de 2012, exposición acompañada por su correspondiente catálogo. Obviamente, esperamos y deseamos que todos estos materiales interesen tanto al investi- gador cualificado como al ciudadano comprometido con el proyecto colectivo de recuperar la memoria de nuestra tradición cultural democrática. ■

manuel aznar soler director

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generations. This article analyses Le retour de Carola Le retour de Carola Neher Neher’s both staging and topical issues. y el teatro de la memoria de Keywords Jorge Semprún. Memory Theatre. Carola Neher. Spanish Jorge Semprún* Republican Exile. Nazi Extermination Camps. Gulags. 20th-Century European History. manuel aznar soler gexel-cepid-Universitat Autònoma de Barcelona

Jorge Semprún es autor de una obra literaria Resumen: Jorge Semprún fue un ocasional dramaturgo mayoritariamente escrita en francés, un cla- que escribió por encargo dos obras dramáticas que fueron estrenadas: Le retour de Carola Neher y Gurs. La primera ro ejemplo de escritor perteneciente al exilio fue publicada en 1998, pero la segunda permanece hasta la republicano español de 1939 que ha consegui- fecha inédita. Vinculadas ambas al «teatro de la memoria», do una integración total en las letras france- reconstruyen y reflexionan sobre algunos de los hechos más sas. Excepto Autobiografía de Federico Sán- relevantes del siglo xx y constituyen una defensa apasionada de la necesidad de construir una memoria colectiva europea chez (1977), Federico Sánchez se despide de que se transmita a las generaciones más jóvenes. En el ustedes (1993) y Veinte años y un día (2003), presente trabajo se analizan las características escénicas y toda la obra literaria de Semprún ha sido es- temáticas de Le retour de Carola Neher. crita en lengua francesa, por lo que hemos de ser conscientes de que, en rigor, no leemos al Palabras clave Jorge Semprún. Teatro de la memoria. Carola Neher. Exilio autor en su lengua original sino a sus traduc- republicano español. Campos de exterminio nazis. Campos tores en lengua castellana, tan excelentes sin del Gulag. Historia europea del siglo xx. embargo como Javier Albiñana, María Teresa Arbó, Inés Belaustegui Trías, Emma Calata- «Le Retour de Carola Neher and Jorge Semprún’s Memory Theatre» yud, Jacqueline y Rafael Conte, Thomas Kauf, Adolfo Martín y Carlos Pujol. Abstract: As an occasional dramatist, Jorge Semprún was La vinculación de Semprún con el mundo commissioned the writing of two plays, both of which 1 were premiered: Le retour de Carola Neher and Gurs. The del teatro no es ni anecdótica ni efímera. Por- former was published in 1998 but the latter still remains que, aunque Jorge Semprún es infinitamente unpublished. They both belong to a ‘memory theatre’ más conocido por su narrativa, guiones cine- seeking to rethink and rebuild some of the 20th century’s matográficos, artículos y ensayos, también es most outstanding events. They also passionately plead for a collective European memory to be passed onto younger autor de cuatro obras dramáticas: Soledad,

* Este trabajo forma parte del proyecto de investigación Escena y literatura dramática en el exilio republicano de 1939: final [FFI2010-21031/FILO], del que soy investigador principal. 1 «En 1946 había conocido a Marie- el nombre artístico de Loleh Bellon. A Semprún le pareció más hermosa que otras mujeres

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«pièce en trois actes»; ¡Libertad para los 34 Semprún escribió por encargo: de Barcelona! (1953); Le retour de Caro- la Neher y Gurs, estas dos últimas escritas y En enero de 1995, Klaus Michael Grüber me estrenadas en francés –aunque Gurs es trilin- encargó escribirle una obra teatral que quería es- güe porque está escrita también en castellano trenar en julio del mismo año en Weimar. Había y alemán–, obras que se vinculan al teatro de concebido la idea de un espectáculo nocturno, al aire libre, en un conmovedor escenario na- la memoria de los campos de exterminio nazis tural: el cementerio de las tropas soviéticas de y de los campos de concentración franceses, ocupación que se encuentra al pie de uno de respectivamente. los castillos de la villa ducal, el del Belvédère. En este trabajo que Laberintos publica en Klaus quería un texto dramático que abordarse homenaje a la memoria de este escritor exilia- la historia de Alemania, pero de una manera que do, fallecido en París el 7 de junio de 2011 a la no fuese ni sentimental ni puramente política. edad de ochenta y siete años y cuya biografía Viajé a Weimar, junto a Eduardo Arroyo, que constituye una verdadera crónica histórico-po- debía ocuparse de la escenografía de la obra. lítica de Europa durante el siglo XX, me limito Recorrimos el escenario natural elegido por a analizar Le retour de Carola Neher, que no Grüber. Imágenes, ideas flotaban en mi espíritu, en este paisaje que me recordaba tantas cosas. ha sido traducida todavía al castellano ni, por Una noche, en el hotel del Elefante, Carola Ne- lo tanto, estrenada en nuestro país. Sin embar- her surgió en mis sueños, deslumbradora. ¡Era go, el dramaturgo Jorge Semprún es autor de sobre ella sobre la que tenía que escribir la obra, una segunda obra, titulada escuetamente Gurs, evidentemente!3 estrenada en España pero que permanece hasta 2 la fecha inédita. Esta obra, en efecto, fue estrenada el 15 de julio de 1995 en el cementerio militar soviéti- I co del parque del Belvédère, en Weimar, con el título de Bleiche Mutter, zarte Schwester, Le retour de Carola Neher es una obra que a las que había deseado. La encontró maravillosa. Y debió impresionarla, pues pronto quedó embarazada. Festejaron la boda en 1947, en la vivienda de Marguerite Duras. Ese mismo año vino al mundo su hijo Jaime. Un juego de palabras le proporcionó el nombre: Jaime se lee en francés como j’aime, yo amo. La elección del nombre, sin duda una propuesta del padre, fue una de las últimas cosas sobre las que los progenitores se pusieron de acuerdo sin esfuerzo. […] A Semprún le parece comprensible que su padre no preguntase por el campo de concentración. Por el contrario, que Loleh Bellon nunca le hiciera ni una sola pregunta al respecto durante los cerca de tres años de convivencia, le dolió» (Franziska Augstein, Lealtad y traición. Jorge Semprún y su siglo, traducción del alemán de Rosa Pilar Blanco. Barcelona, Tusquets, Tiempo de Memoria-83, 2010, p. 231). A continuación, «poco después de la separación de Loleh Bellon, Semprún se emparejó con Colette Leloup» (op. cit., p. 248). 2 He analizado esta obra inédita en «Gurs, une tragédie européenne de Jorge Semprún». Anales de Literatura Española Contem- poránea, número monográfico en homenaje a José-Carlos Mainer, 2013, en prensa. 3 Jorge Semprún, «de l’Académie Goncourt». «Préface» a Le retour de Carola Neher (París, Éditions Gallimard, colección Le Manteau d’Arlequin. Théâtre français et du monde entier, 1998, pp. 13-14). A partir de este momento, y por economía de espacio,

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versión alemana de Hans Zischler, puesta en gún campo del archipiélago Gulag [12-13]. Una escena de Klaus Michael Grüber, con esceno- actriz que, sin embargo, no es la protagonista ex- grafía de Eduardo Arroyo, vestuario del pro- clusiva de su obra dramática, porque esa función pio Eduardo Arroyo y Eva Dessecker, soni- le corresponde a un personaje de ficción que, sin do de Gisbert Lackner e iluminación de Uwe embargo, parece claramente autobiográfico: El Mingo.4 Superviviente, el último superviviente del horror En su «Prefacio» explica Semprún que en de los campos de exterminio nazis, en cuyos la- 1986, en una estancia en Maine (Estados Uni- bios pone Semprún en la escena xi las mismas dos), en donde trabajaba en un guión cinemato- informaciones sobre Carola Neher que ha avan- gráfico sobre la vida de Bertolt Brecht, leyó un zado en el «Prefacio». Un personaje que sueña a poema suyo titulado «Consejo a la actriz C.N.»,5 Carola Neher pero ante el que va a irrumpir, de las iniciales de Carola Neher, de la que nunca ha- manera inesperada para él, el Joven Musulmán. bía oído hablar hasta entonces. Y supo luego que Estructurada en diecinueve escenas, el per- había sido una actriz alemana famosa durante los sonaje de El Superviviente de los campos de años veinte: una mujer hermosa, inteligente, con exterminio nazi se presenta en escena como un coraje, una mujer de izquierdas que, en compañía fugitivo que ha acudido a este lugar de la me- de su segundo marido, Becker, que era militante moria para convocar a todos los fantasmas de comunista, tuvo que abandonar Alemania tras la su pasado en un sueño escénico que Semprún ascensión de Hitler al poder. Exiliados en Praga desarrolla fragmentariamente. Y ese último y Moscú, fueron detenidos en 1936 en la capital Superviviente es el depositario de una memo- soviética acusados de espiar a favor de una orga- ria que inexorablemente morirá con él, tal y nización trotskista: su marido fue fusilado y ella, como le manifiesta al Joven Musulmán en la condenada a diez años de prisión. A partir de ahí, escena xvii: su huella desaparece y Carola Neher, sostiene Semprún, murió probablemente en 1942 en al- El superviviente: Hace tiempo, se me ha ense- ñado que era el último superviviente de los cam- indicaré las referencias a la obra, no en nota a pie de página sino en el propio texto, entre corchetes, con indicación únicamente de la página. Así, en este caso: [13-14]. Todas las traducciones del francés al castellano son mías. 4 Esta obra, dedicada «A Klaus Michael Grüber y a Eduardo Arroyo», no ha sido traducida al castellano hasta la fecha y el día de su estreno contó con el siguiente reparto de lujo: La Actriz (Hanna Schygulla), La Sirvienta (Lidi Beyer), El Superviviente (Bruno Ganz), Goethe (Ulrich Wildgruber), Blum (Robert Hunger-Bühler), El Musulmán (Günther Vetter), El Joven Musulmán (Cornelius Obonya) y Otros Musulmanes (Wolfgang Grajetzky, Erich Kallmer, Lars Kirchner, Paul Plamper y Konrad Wendt) [10]. 5 «Refréscate, hermana mía, / con el agua de la jofaina de cobre / donde flotan témpanos. / Abre los ojos bajo el agua / y lávatelos. / Sécate con la toalla / tosca al tacto, y lanza / una mirada a un libro que amas. / Comienza así / una jornada bella y útil», versos del breve poema de Bertolt Brecht que cita el propio Semprún en su «Prefacio» [11-12]. Por su parte, El Superviviente le recita estos versos del poema brechtiano «Consejo a la actriz Carola Neher» en la escena xi de la obra [32].

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pos… Después de mí, nadie se acordará del olor del Campo Pequeño, alrededor de los edificios de del horno crematorio… Nadia sabrá cuán extraño letrinas… Estaba Zarah Leander en mi sueño… y profundo era el silencio de los pájaros en el bos- ¡Nada sería auténtico en la memoria sin la voz de que de hayas (Se calla. Se acuerda acaso, por últi- Zarah Leander los domingos en Ettersberg! Pero ma vez, del olor del horno crematorio, del silencio no había pájaros… Y además tú no estabas… ¿De de los pájaros en el bosque). He aprendido tam- dónde vienes? ¿De qué otro sueño? [26]. bién que se quería organizar un acontecimiento… Equipos de televisión, escritores y políticos que- Y cuando en la escena xi el Superviviente se rían localizarme… Entonces, huí… He regresado encuentre al fin con Carola Neher, la protagonis- a los parajes de Ettersberg para morir tranquilo… ta de su sueño, le confesará que supo de su exis- He encontrado en sueños a los fantasmas de mi pa- tencia por la lectura del poema de Brecht, cuyos sado… [55]. versos le recita. A Semprún le interesa Carola Neher porque su biografía resume el horror del El Joven Musulmán, sin embargo, había in- siglo xx, la biografía de una actriz que encarna formado ya en la escena iv a los otros Musul- dramáticamente la historia de Alemania. Una ac- manes: «Hay un anciano acostado sobre una triz, exiliada de su tierra alemana por el nazismo, tumba… Me pregunto si está muerto» [18]. que acabará siendo una víctima más del gulag Así, cuando en la escena ix el Superviviente estaliniano: cobre presencia escénica ante el grupo de se- pultureros y ante el propio Joven Musulmán, La actriz: ¿Por qué me habéis vuelto a recordar? el diálogo entre ambos personajes será el si- El superviviente: ¡Te amaba, hermana! He guiente: indagado pacientemente las huellas de tu trán- sito aquí abajo… Tus fotos en los periódicos de El joven musulmán: Así, ¿no estabais muerto? los años treinta, los artículos sobre ti, los textos ¿Dormíais? de Klabund, el discurso de Gottfried Benn en tu El superviviente, sonríe: Pero, ¿quién soy: el entierro… Eras el vértigo, la invención de la vida, sueño o el soñador? (Se aproxima todavía un poco pero tus huellas se perdían en la Unión Soviética… más. Se dirige directamente al más joven del kom- Después, años más tarde, me llegaron noticias mando de los sepultureros.) En cualquier caso, no tuyas, póstumas… Páginas de Margarete Buber- estabas en mi sueño. Estaba Goethe, y Léon Blum, Neumann, de Jewgenia Ginsburg… En las cár- por supuesto… Estaba la nieve… Y los árboles de celes de Stalin estabas siempre tan hermosa: una Ettersberg, no solamente de hayas y de castaños, llama de vida en el horror de la Lubianka y de los sino de abedules… ¡Un nuevo bosque de abedules campos de tránsito… [32-33]. rusos en Ettersberg! Pero sé porqué: ¡por culpa de Carola Neher! (Los sepultureros se han levantado, Así, entre todos los sucesos de su biografía, la rodean en círculo al anciano, lo escuchan con evi- memoria del Superviviente ilumina a Carola Ne- dente atención). Había «musulmanes», también… her como la actriz que, en la dacha de Friedrich Más allá de la vida, de toda esperanza… Se des- plazaban con una lentitud infinita por la explanada Wolf en Peredelkino, encarnó un día de octubre

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de 1935 a la protagonista de Ifigenia en Tauride, [20]. Y estas nuevas conversaciones escénicas de Goethe: entre Goethe y Blum, posibles porque el teatro tiene el poder, en tanto arte de ficción, de hacer La actriz: El papel de Orestes lo representó posible lo humanamente imposible; esta mezcla Ernst Ottwald… Un año después era detenido por de tiempos históricos que el poder de la imagina- la policía de Stalin… En noviembre de 1936… A ción posibilita, le sirven a Semprún para dibujar mí me habían detenido en septiembre… Ottwald el mapa histórico del siglo xx. Por ello, si Blum murió en un campo de Siberia en 1943… Yo había le explica a Goethe en la escena xii que durante muerto un año antes… (Estalla en una carcajada devastadora. ¿O devastada? Se recobra una vez el siglo xx «la utopía mortífera del comunismo más). Algunas semanas antes de la representación habrá gobernado el imaginario de decenas de en Peredelkino, se había celebrado una velada millones de personas» [37], Goethe le replicará Brecht… En Moscú… En el club de los trabajado- a su vez que el siglo xx ha sido «un siglo de ma- res extranjeros… Bertolt estaba presente… Erwin sacres y de tiranos», un siglo que «ha banalizado Piscator también… Yo leí poemas… [39-40]. el Mal y masificado la Muerte» [37]. Pero lo fundamental de Le retour de Carola Y el recuerdo de uno de esos poemas brechtia- Neher reside en el encuentro inesperado del Su- nos que recitó aquella noche moscovita, concre- perviviente con El Joven Musulmán, a quien le tamente –y por ironía trágica– el titulado «Elogio reitera en la escena xvii que «no estaba en su sue- del comunismo»,6 le provoca ahora al personaje ño» [52] y a quien pregunta ahora por su identi- esa carcajada patética, una carcajada tan amarga dad: como helada. La presencia escénica de Goethe queda justi- El joven musulmán: Soy un musulmán… ficada en este «sueño» no sólo por ser el autor de El superviviente, alza los hombros: ¡Por su- Ifigenia en Tauride,7 sino también por las Con- puesto! También tus compañeros… ¡Estaba pre- versaciones con Goethe de Johann Peter Ecker- visto así! El joven musulmán: No soy un musulmán como mann.8 Por su parte, la de Blum adquiere sentido ellos, como se era musulmán en los campos nazis, en tanto autor de las Nuevas conversaciones de cuando se llegaba a ese estado de debilidad y de 9 Goethe con Eckermann, que el personaje con- resignación en que se dejaban arrastrar por el río fiesa haber escrito «en pleno affaire Dreyfus» de la muerte… Yo soy verdaderamente un musul-

6 Versos de este poema de Bertolt Brecht los recita La Comédienne, el personaje de Carole Neher, a Goethe y Blum en la escena xiii de la obra [40]. 7 Johann Wolfgang Goethe, Ifigenia en Tauride, en el tomo tercero de sus Obras completas, recopilación, traducción, estudio preliminar, preámbulos y notas de Rafael Cansinos-Assens. Madrid, Aguilar, 1987. 8 Johann Peter Eckermann, Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida, edición y traducción de Rosa Sala Rose. Barcelona, Acantilado, 2005. 9 Léon Blum, Nouvelles conversations de Goethe avec Eckermann. París, Revue Blanche, 1901.

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mán… darte… [55] El superviviente: ¡Creo comprender! El joven musulmán: Debe usted comprender… Así, el Joven Musulmán, víctima de la gue- Yo no podía estar en su memoria, pero sin embar- rra de Bosnia, será el depositario de la memoria, go debe comprender… (Deja un silencio largo aunque Jorge Semprún sostuvo en sus últimos para precisar lo que quiere decir). ¡Llego de un discursos públicos que la memoria del siglo xx campo de Bosnia! más viva va a ser, sin duda, la memoria judía. El superviviente: ¡Debería haberlo adivinado! Eres demasiado joven para ser musulmán como En efecto, Semprún pronunció un discurso so- ellos… ¿Cuántos años tienes? lemne el 11 de abril de 2010 en la explanada de El joven musulmán: Veinte años… [52-53]. Buchenwald, en el campo de exterminio nazi en el que estuvo internado, un lugar de la memoria El Joven Musulmán denuncia «que los se- cuya historia explica con estas palabras: ñores de la guerra de Serbia habían decidido la purificación étnica» [54] de Bosnia y que Ahí, en un antiguo campo de concentración nazi él es una víctima más de esa política criminal. convertido en prisión estalinista, es donde debe- mos celebrar la Europa democrática. Contra todas Así, la presencia de este personaje sirve para las amnesias. iluminar la realidad actual –la de 1995– y para […] hacer visible al Superviviente que el horror del El 11 de abril estaré en Buchenwald, en la ex- siglo xx aún no ha cesado, que «la purificación planada en la que se pasaba lista a los prisioneros, étnica» sigue provocando guerras y víctimas para tomar la palabra durante la ceremonia conme- por todo el mundo. Y por ello, al final de la morativa de la liberación del campo por parte de escena xvii, el Superviviente, el último super- los soldados estadounidenses del Tercer Ejército viviente de los campos de exterminio nazis, del general Patton. el último testigo que aún recuerda el olor de […] los hornos crematorios, le encomienda al Jo- ¡Se comprenderá que no quiera perderme seme- jante ocasión! ven Musulmán que conserve viva la llama de En primer lugar, la explanada de Buchenwald, la memoria, una memoria del horror que no bajo el viento glacial del Ettersberg –un viento de debe extinguirse contra las políticas del olvido una eternidad mortífera, que sopla sin cesar, inclu- dominantes en nuestro tiempo: so en primavera–, es un lugar idóneo para hablar de Europa. Porque Buchenwald fue un campo nazi El superviviente: […] He vuelto a los parajes hasta abril de 1945. Los últimos deportados, par- de Ettersberg para morir tranquilo… He reencon- tisanos yugoslavos, salieron de él en junio de ese trado en mi sueño a los fantasmas de mi pasado… año. Pero tú no estabas en mi sueño… ¡No te quiero Ahora bien, el campo volvió a abrirse en sep- en él! tiembre con el nombre de Speziallager nº 2, campo El joven musulmán: ¿Qué puedo hacer por usted? especial número 2 de la policía soviética en la zona El superviviente, lo mira largamente: Acor- de ocupación rusa.

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Fue en 1950, tras la creación de la República esta burla ontológica que significa la presencia de Democrática Alemana (rda), cuando el campo se Fleck y Tennenbaum (judíos americanos, pero de cerró y se transformó en lugar para el recuerdo. origen alemán bastante reciente; la prueba está en Pero hubo que esperar a 1989, a la caída del Muro su informe preliminar, redactado en inglés pero de Berlín y del imperio soviético y a la reunifica- en el que emplean la palabra alemana panzerfaust ción democrática de Alemania, para que Buchen- para referirse al bazuca, el arma individual antica- wald pudiera asumir sus dos memorias, su doble rros) en la puerta de Buchenwald, esta maravillosa pasado de campo de concentración sucesivamente casualidad, nos remite a una verdad indiscutible. nazi y estalinista. Es, por tanto, un lugar ideal, único, para re- Y esta «verdad indiscutible» para Semprún flexionar sobre Europa, para meditar sobre su ori- consiste en que, desaparecidos todos los testi- gen y sus valores.10 gos, la única memoria que sobrevivirá va a ser la memoria judía: Semprún, «contra todas las amnesias», recuer- da aquel 11 de abril de 1945 en el que «un jeep Cuando todos los testigos –deportados y re- del ejército se presentó en la inmensa entrada del sistentes– hayan desaparecido, pronto, de aquí recinto», del que descendieron «dos hombres de a unos años, permanecerá todavía una memoria uniforme»: viva, personal, de la experiencia de los campos de concentración, una memoria que nos sobre- Uno de ellos era civil, quizá periodista. El otro vivirá, que es la memoria judía. El último que era un oficial, primer teniente. Pero lo importante recordará, mucho después de nuestra muerte, no es eso. Lo importante son sus nombres. El ci- será uno de esos niños judíos que vimos llegar vil se llamaba Egon W. Fleck; el oficial, Edward a Buchenwald en febrero de 1945, evacuados de A. Tennenbaum. Decid estos nombres en voz Auschwitz, después de haber sobrevivido mila- alta y contened vuestras risas, contened vuestras grosamente al frío, al hambre, al viaje intermina- lágrimas. Dos judíos norteamericanos fueron los ble en vagones de mercancías, con frecuencia a la primeros en franquear la entrada al campo de intemperie, para dar testimonio en nombre de todos Buchenwald, acogidos como vencedores por los los desaparecidos, los náufragos y los escapados, hombres en armas de la resistencia antifascista. los judíos y los goyim (los no judíos), las mujeres En los archivos estadounidenses puede verse el y los hombres. ¡Larga vida al tornasol judío que informe preliminar sobre Buchenwald que redac- refleja toda nuestra muerte!».11 taron Fleck y Tennenbaum el 24 de abril de 1945 para sus superiores militares. Todavía se sienten su En efecto, el 11 de abril de 2010 pronunció sorpresa, su trastorno y su emoción, tanto tiempo Jorge Semprún en Buchenwald un discurso me- después. Pero esta increíble ironía de la Historia,

10 Jorge Semprún, «Mi último viaje a Buchenwald», traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. El País, Barcelona (5 de abril de 2010), p. 25. El artículo original se había publicado en francés en el periódico parisino Le Monde. 11 Jorge Semprún, op. cit.

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morable que cito fragmentariamente y en el que moral, el antisemitismo racial forma parte del có- se refirió por extenso a Fleck y Tennenbaum: digo genético de la ideología del nazismo, desde los primeros escritos de Hitler, desde sus primerí- Repitamos aquí, en el Appeliplatz de Buchen- simas actividades políticas. wald, 65 años después, en este espacio dramáti- Para la llamada solución final de la cuestión co, esos dos nombres olvidados e ilustres: Fleck judía en Europa, el nazismo organiza el exter- y Tennenbaum. minio sistemático en el archipiélago de campos Aquí, donde resonaba la voz gutural, malhu- especiales del conjunto Auschwitz-Birkenau, morada, agresiva del Rapportführer todos los días en Polonia. de la semana, repartiendo órdenes o insultos; aquí donde resonaba también, por el circuito de alta- Pero a Semprún le interesa en concreto la voces, algunas tardes de domingo, la voz sensual historia del propio Buchenwald y, en este sen- y cálida de Zarah Leander, con sus sempiternas tido, se refiere a la llegada masiva de «decenas cancioncitas de amor, aquí vamos a repetir en voz de miles de supervivientes judíos de los cam- alta, a voz en grito si fuera necesario, aquellos pos del Este» que, ante el avance del Ejército 12 dos nombres. Rojo, fueron evacuados por los SS desde los campos polacos: Y el autor de La escritura o la vida13 se sir- ve del recuerdo de ambos nombres para evocar Entre aquellos miles de judíos llegados por en- la Shoah: tonces a Buchenwald, y que nos aportaron infor- mación directa, testimonio vivo y sangrante del Ya sabemos, pero no es inútil repetirlo, que en proceso industrial, salvajemente racionalizado, la guerra imperialista de agresión que desencadena del exterminio masivo en las cámaras de gas, entre en 1939 el nacionalsocialismo, y que aspira al esta- aquellos miles de judíos había muchos niños y jó- blecimiento de una hegemonía totalitaria en Euro- venes adolescentes. pa, y acaso en el mundo entero, ya sabemos que en […] dicha guerra, el propósito constante y consecuente Entre aquellos adolescentes judíos se encontra- de exterminar al pueblo judío constituye un objeti- ba Elie Wiesel, futuro premio Nobel de la Paz. Se vo esencial, localmente prioritario, entre los fines encontraba también Imre Kertész, futuro premio de guerra de Hitler. Nobel de Literatura. Sin tapujos ni concesiones a ninguna restricción

12 Jorge Semprún, «El archipiélago del infierno nazi». El País, Barcelona (12 de abril de 2010), p. 4. 13 Semprún dedicó Quel beau dimanche! (Aquel domingo) a su nieto Thomas «para que pueda –más tarde, luego– acordarse de este recuerdo»: «Quise traerme a Thomas conmigo cuando regresé a Buchenwald por primera vez en 1992, cuarenta y siete años después de la liberación del campo, ahora en una Alemania reunificada, a fin de terminar la redacción de L’Écriture ou la Vie. Quería esta mirada diferente, sin contacto directo con la historia, a mi lado. Esta transmisión de un cierto «saber» me parecía impor- tante» (Gérard de Cortanze, Jorge Semprún, l’écriture de la vie. París, Gallimard, 2004, p. 273).

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Semprún reiteraba su convicción de que la último refugio y baluarte, dentro de diez años, a escritura y los escritores son los únicos capaces la memoria judía del exterminio. La más antigua de mantener vivo el recuerdo del horror y de la memoria de aquella vida, ya que fue, precisa- muerte. Y, en este sentido, tanto Elie Wiesel,14 mente, la más joven vivencia de la muerte».16 Premio Nobel de la Paz en 1986, como Imre Y, por ello, en el desenlace de la escena xix y Kertész,15 Premio Nobel de Literatura en 2002, última, «en la penumbra de la noche, la Actriz han sido fieles a su memoria, una memoria judía comienza a recitar. En una lengua que parece que Jorge Semprún reivindica como «la memo- familiar y que, sin embargo, es extrajera. Reci- ria más longeva de los campos nazis»: ta un poema yiddish» [57], un poema de Jacob Glastein que dice así: Como ya dije hace cinco años, en el Teatro Nacional de Weimar, «la memoria más longe- Aquí yacen va de los campos nazis será la memoria judía. todos los que hablaban Y ésta, por otra parte, no se limita [a] la expe- todos los que balbuceaban riencia de Auschwitz o de Birkenau. Y es que, todos los que se callaban en enero de 1945, ante el avance del Ejército todos están reunidos aquí soviético, miles y miles de deportados judíos fueron evacuados hacia los campos de concen- No tración de Alemania central. Así, en la memoria ninguno de ellos armaba un gran ruido de los niños y adolescentes judíos que segura- pero en el sueño están todos mente sobrevivirán todavía en 2015, es posible los mártires de la vida que perdure una imagen global del exterminio, Incluso una reflexión universalista. Esto es posible y los más sabios no habían comprendido la esencia pienso que hasta deseable: en este sentido, pues, se han disuelto en humo… una gran responsabilidad incumbe a la memoria judía… Todas las memorias europeas de la re- Su voz aumenta de volumen, se convierte en una sistencia y del sufrimiento sólo tendrán, como especie de grito.

14 Elie Wiesel, quien afirmó sobre su experiencia en los campos de exterminio nazi que «es imposible contar, pero está prohibido callarse», es autor de, por ejemplo, La noche (Barcelona, Mucnik Editores, 1986, traducción de Fina Warshaver). Y en un fragmento del capítulo «Tinieblas» de sus memorias menciona a Semprún con las siguientes palabras: «Han pasado años, años-luz, y evoco con Jorge Semprún nuestros recuerdos de Buchenwald: él estaba en el campo grande. Trabajaba en la Schreibstube y no tuvo que pasar hambre y frío. Conocía el campo pequeño, ¿cómo decirlo?, de lejos. ¿Por qué negarlo? La suerte de los judíos nada tenía que ver con la de los no judíos. Y eso que estábamos muy cerca los unos de los otros» (Elie Wiesel, Todos los torrentes van a la mar. Memorias, traducción del francés de Manuel Serrat Crespo. Barcelona, Anaya&Mario Muchnik, 1996, p. 110). 15 La editorial barcelonesa Acantilado ha publicado varios libros de Imre Kertész, por ejemplo Sin destino (2001, traducción de Judith Xantu, revisada por Adan Kovasics), Kaddish por el hijo no nacido (2001), Yo, otro. Crónica del cambio (2002) o Fiasco (2003), traducidos todos, con la excepción señalada, por Adan Kovasics, quien ha realizado igualmente la traducción de Un instante de silencio en el paredón. El holocausto como cultura (Barcelona, Herder, 1999) y Liquidación (Madrid, Alfaguara, 2004). 16 Jorge Semprún, «El archipiélago del infierno nazi», op. cit., p. 5.

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Recoge una brizna de hierba huye Encuentra a un ser viviente y mándale creer en la resurrección.17

Junto a Soledad y a ¡Libertad para los 34 de Barcelona!, estas obras dramáticas, estos dos estrenos de Jorge Semprún, tanto Le retour de Carola Neher como Gurs, completan la exten- sa, compleja y variada obra literaria de un autor que fue ante todo novelista, ensayista y guionista cinematográfico, pero también, ocasionalmente, dramaturgo. Dos obras dramáticas vinculadas al teatro de la memoria18 que no merecen, sin em- bargo, ni el silencio ni el olvido.19 ■

Fecha de recepción: 14/04/2012 Fecha de aceptación: 28/09/2012

17 Como el propio Semprún precisa, un poema de «Jacob Glastein, en versión de Rachel Ertel (Dans la langue de personne. Poésie yiddish de l’anéantissement, Éditions du Seuil, 1993)» [10]. 18 Aunque no abundan en nuestra literatura dramática las obras que se refieren a los campos de exterminio nazis, Juan Mayorga es autor de Himmelweg, estrenada el 18 de noviembre de 2004 en el Teatro María Guerrero de Madrid el y que puede leerse ahora en Himmelweg, edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler (Ciudad Real, Ñaque, 2011). 19 Jorge Semprún subrayaba como un acontecimiento relevante «la elaboración de nuestra memoria histórica por la ficción novelesca o la ficción literaria» y añadía lúcidamente: «Los testigos vamos a desaparecer, y los testigos vamos a dejar de escribir, y testigos –sobre todo, por ejemplo, yo utilizo esa metáfora en relación con los testigos de los campos de concentración– dentro de pocos meses o de poquísimos años no habrá. Habrá, por consiguiente, la memoria que los historiadores y los sociólogos podrán mantener, perpetuar y hacer perdurar de los campos de concentración nazis; de los soviéticos también, pero ése es otro problema, que no es el de mi experiencia personal. Si no hay novelistas que retomen ese trabajo de la memoria y que prolonguen la memoria, no habrá memoria viva, social, colectiva; habrá la memoria del historiador, del sociólogo» (Jorge Semprún, «Palabras de apertura», en aa.vv., Jorge Semprún o las espirales de la memoria, edición de Xavier Pla. Kassel, Edition Reichenberger, Problemata Litera- ria-70, 2010, p. 9). En este interesante volumen colectivo, sin embargo, no se dedica ningún trabajo específico al dramaturgo Jorge Semprún.

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Keywords: Catalan exile in Mexico, Literary journals, Ca- Les revistes catalanes de talan writers in Mexico. l’exili a Mèxic: agents, procediments i discursos No hi ha res més vell que una revista vella, teresa fèrriz roure deia Beatriz Sarlo en un estudi sobre les Universitat Oberta de Catalunya publicacions culturals llatinoamericans (Sarlo 1992, 9). I és ben cert: la novetat que traspuen Resumen: Las revistas del exilio catalán en México han sido els textos inèdits que més endavant potser es estudiadas hasta ahora como entidades individuales y siguen convertiran en llibres, l’actualitat del comentari sin analizarse las relaciones que se establecían entre ellas (y con las demás publicaciones españolas y mexicanas) como de l’obra recentment publicada o l’abundància parte de un complejo ecosistema comunicativo. d’assaigs sobre les polèmiques del moment Proponemos un acercamiento global al conjunto de estas que trobem dins de cada publicació periòdica, publicaciones con el fin de entenderlas como un medio de perden tota la seva força un cop la revista ha comunicación con unas características propias vinculadas con los otros productos culturales dentro de un sistema de passat a les hemeroteques i esdevé un recull producción cultural dinámico, con reglas y procedimentos d’articles únicament llegits pels historiadors que se aprehenden al estudiar las múltiples conexiones en- o pels protagonistes que, passats els anys, s’hi tre agentes y objectos, además de las prácticas de produc- ción y circulacion. retroben amb nostàlgia o incomoditat. Avui les revistes de l’exili català a Mèxic se- Palabras clave: exilio catalán en México, revistas culturales gueixen tenint, per a molts, aquest caràcter ana- y literarias, escritores catalanes en México. crònic, la flaire del paper vell. En aquesta percep- ció hi han influït segurament els estudis forma- Abstract: Catalan exile journals in Mexico have been listes de les publicacions realitzats fins ara, on es studied so far as individual items and they were not rellegeix cada text com si fos una entitat isolada, analyzed the relationships established between them (and o es parla, una i altra vegada, sobre el seu naixe- with other Spanish and Mexican publications) as part of a ment, qui hi col·laborava o què escrivia, de cara complex communication ecosystem. sobretot a recollir dades sobre un autor concret. We propose a comprehensive approach to all of these publications in order to understand them as a communication Coneixem què deien els textos programàtics de media with its own characteristics linked to other cultural cada revista i, fins i tot, quins eren els propòsits products within a dynamic cultural production system, with dels seus impulsors gràcies a la memorialística rules that we are analyzing from the multiple connections o els epistolaris1 (molt allunyats de la producció between agents and objects, as well as practices of production and circulation. final), però encara no hem investigat amb garanti- es els contextos de producció, les ideologies que

1 Un repàs de la bibliografia crítica publicada fins ara inclou catàlegs com els de Balcells o Surroca, índexs hemerogràfics (Fèrriz 2009)

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hi ha darrera dels discursos de cada revista o les vista, però que es fan evidents quan s’estudien formes narratives. Pràcticament tampoc no tenim les múltiples interconnexions dels agents i dels dades sobre la recepció i els seus contextos de lec- objectes,2 a més de les pràctiques de producció tura. Si se’m permet el símil, mirant els arbres, i circulació.3 Les revistes no són únicament con- ens hem oblidat de veure el bosc i, més encara, tenidors dels textos que s’hi publiquen: «…peut totes les geografies d’un ecosistema comunicatiu. désormais être reconnue comme un genre en soi, Hem d’establir, doncs, una nova mirada que, plutôt que comme simplement le support d’autres recolzant-nos en dades quantitatives i qualita- genres». (Carter 1987, 63). tives, ens permeti relligar tota la recerca docu- mental feta fins ara per tal d’estudiar les revis- Els agents tes d’exili dins un sistema de producció cultural Qui inicia cada revista? Qui hi escrivia? Quantes complex i observar les interaccions que definei- vegades hi col·labora? Els autors publicaven en xen cada publicació tant en funció de les altres diferents publicacions? Participaven, alhora, en com en contra. Cal superar ja les anàlisis d’una la creació dels altres productes culturals creats revista independent i acostar-nos al conjunt de per la comunitat catalana d’exili? publicacions per tal d’entendre-les com un mitjà Les revistes foren endegades per dos grans de comunicació amb unes característiques pròpi- categories d’agents: l’institucional (que endegà es que, a més, es vinculen amb altres productes la Revista dels Catalans d’Amèrica i els núme- dins d’un sistema de producció de cultura d’exili ros mexicans de la Revista de Catalunya) i els dinàmic, amb unes regles i procediments que ve- emprenedors, promotors individuals o en petits nen definides per codis no perceptibles a simple grups, membres d’una elit intel·lectual que, en i aproximacions a la història de cada revista i als seus articles (Manent 1989). Altres fonts per a l’anàlisi són les citacions i comentaris que es feien unes revistes a les altres, a més de les memòries, autobiografies i epistolaris. Aquests textos «del jo» complementen els discursos proposats des de cada publicació (ens ajuden a entendre què volien que fos cada publicació) però, en cap cas, poden substituir les anàlisis quantitatives i qualitatives que ens permeten llegir cada revista no com a contenidor de textos sinó com un supratext articulat dins d’un sistema de cultura d’exili. 2 Dec aquest apropament al mestratge de Roger Chartier, Pierre Bordieu, Eduard Said i la teoria del polisistema de Even-Zohar; tots ells ens proposen conceptes i mètodes d’anàlisi molt útils per bastir un mètode d’aproximació plural que no pretén reflectir/reproduir què deien aquestes revistes sinó reconstruir pràctiques de lectura noves i allunyades dels tòpics a l’ús. Per a un catàleg exhaustiu de totes les revistes i butlletins catalans de Mèxic vegeu Fèrriz 2001. Allí faig una primera classificació de 83 publicacions: a) revistes polítiques-asso- ciacionistes (60%) i b) culturals (40%). D’aquestes últimes, per al present estudi, he seleccionat aquelles que, per la crítica catalana i per als mateixos testimonis, tenen la major qualitat formal i temàtica, a més d’una representativitat més gran dins el grup exiliat i, en general, dins la cultura catalana contemporània (vegeu l’emblemàtica Història de la premsa catalana de Joan Torrent i Rafael Tasis on els seus autors comenten, referint-se a les revistes que aquí incloem: «alguns, de caràcter purament literari i intel·lectual, van tenir una veritable importància i una durada que els dóna el dret de posar-se al costat de les millors revistes catalanes, publicades en èpoques normals a Catalunya» (p. 638). Les revistes seleccionades són Revista dels Catalans d’Amèrica, Full Català, Quaderns de l’Exili, Revista de Catalunya, Lletres, La Nostra Revista, La Nova Revista, Fascicles Literaris, Pont Blau i Xaloc. Trobareu tots els índexs a Fèrriz 2009. 3 A tall d’exemple, quan hi ha una minva del número d’associats a l’Orfeo Català, la revista Pont Blau se’n lamenta i comenta que faran tot allò que estigui al seu abast per tal recolzar i reforçar la dinàmica associativa catalana a Mèxic (PB, núm. 17, 88-89).

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paraules d’Aymamí, no sumava més d’un cen- da palès en articles i ressenyes publicats als cinc tenar de catalans («Presència de Catalunya», La números de la Revista dels Catalans d’Amèrica Nostra Revista, 6, 15 juny 1946, 227). com el comentari a La velada de Benicarló de Revista de Catalunya i la Revista dels Cata- Manuel Azaña, signat per Miquel Ferrer (núm. 2, lans d’Amèrica són, doncs, un producte cultu- novembre 1939), entre molts d’altres. ral de la Generalitat a l’exili que les utilitza per D’autors espanyols, però, no n’escriu ni un; reforçar la seva legitimitat seriosament qüestio- tampoc de mexicans, atesa la recent arribada i nada un cop perduda la guerra i lluny del país, el encara molt discret coneixement de la cultu- tot articulant el discurs de la continuïtat política ra del país d’acollida i dels seus protagonistes. i cultural. La Revista dels Catalans d’Amèrica Tot i això, la voluntat d’obertura (bandera de la s’inicia a Mèxic com a continuació de la Revista ideologia oficial republicana molt agraïda al ge- de Catalunya barcelonesa, amb l’acord implícit neral Cárdenas, suport incondicional del govern que, de seguida que es pogués, tornaria a França, abans i després de la desfeta) hi és present, però, el país on s’instal·là el govern de la Generalitat a en col·laboracions com la de Joan Antoni Palerm l’exili. Els autors que hi participen són el gruix sobre les llengües indígenes de Mèxic (núm. 1, de la intel·lectualitat catalana activa políticament octubre 1939), ressenyes sobre obres mexicanes durant la República i la guerra: al capdavant, Jo- o que parlen de Mèxic i, sobretot, en tots els tex- sep Carner, que n’escrivia els editorials; amb ell, tos editorials de la redacció, on hi deixa la seva una colla de col·laboradors que havien treballat empremta Josep Carner: «I salut a aquells que directament per la Generalitat (abans, durant o noblement ens han acollit en aquest país de Mè- després de la guerra civil) o es vinculaven als xic, el més lliure del món, i als qual adreçarem, partits polítics i sindicats catalans republicans: si d’aquesta pàgina no destriessin el sentit, la Joaquim Xirau, Jaume Pi i Sunyer, Rossend sentència de Ramon Llull: que si per llenguatge Carrasco Formiguera, Marcel Santaló, Miquel no ens entenguéssim, ens entendrem per amor». Ferrer, J. M. Miquel i Vergés, Pere Foix, Manuel (núm. 1, octubre 1939). Valldeperes, Otto Mayer Serra… La curta durada de la Revista dels Catalans A tots els trobem sovint participant en tot ti- d’Amèrica es deu, en bona part, a la creença del pus d’activitats culturals de caire institucional: govern que l’òrgan cultural de l’exili republicà homenatges, conferències a l’Orfeó, a les associ- s’ha d’editar on és la política catalana activa: a acions professionals… I no tan sols dins de l’en- França. El fet que el seu darrer número sigui do- torn català. El seu lligam amb la cultura republi- ble i no s’hagi publicat amb la mateixa regulari- cana espanyola i la seva adscripció professional tat que els anteriors fa pensar més en un conflicte a centres públics d’alta recerca com El Colegio d’interessos i dificultat per justificar-ne la sortida de México (receptor de l’elit intel·lectual repu- a Mèxic que en una manca de material per publi- blicana) fan que la revista sigui permeable al car o entrebancs de caire pràctic de composar-lo contacte amb intel·lectuals espanyols. Això que- en uns terminis concrets: no és casual que el nú-

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mero 4-5, l’últim, porti les dates de gener-febrer les) i, l’any 43, delegat a Mèxic de la Funda- de 1940, justament quan la Revista de Catalunya ció Ramon Llull. Tots els seus col·laboradors, es reprèn a París, encara que sigui per pocs me- molts d’ells ja establerts a Mèxic, mostren una sos (el núm. 99, que anava dedicat a Joan Lluís adhesió sense escletxes a la institució Genera- Vives,4 ja no podrà sortir a causa de l’entrada litat i, amb la seva presència i la continuació de dels alemanys a París i el consegüent desman- les seves aportacions «d’alta cultura», reforcen tellament de la Fundació Ramon Llull, l’òrgan el discurs de la continuïtat institucional: Riba, d’assistència als refugiats i ajuda a la cultura. Gassol, Soldevila, Bosch-Gimpera, Serra Hun- Aquesta lluita per l’hegemonia cultural sem- ter, Xirau, Sbert, Terrades, Carner… El darrer pre latent entre la intel·lectualitat més prope- número de la Revista de Catalunya a l’exili – ra al poder polític que roman a França, a les publicat a Mèxic a causa de la impossibilitat portes de Catalunya (amb un estol de prohoms de fer-ho a Barcelona per la censura– ja no té com Carles Riba, Josep Pous i Pagès, Pompeu pràcticament res a veure amb l’exili: l’edició Fabra, Antoni Rovira i Virgili, Ferran Solde- la dirigien des de Barcelona Albert Manent i vila…), i l’exiliada a les Amèriques –evident Joaquim Molas, i comptaven amb un estol de també en les tensions inicials sobre qui gesti- catalans de l’interior, de primera línia (Fuster, ona el Patronat dels Jocs Florals de la Llengua Fontana, Tasis, Ferrater, Vallverdú, Espriu, Ser- Catalana, un dels esdeveniments culturals col· rahima, Colomines, el retornat Pere Quart…). lectius més rellevants a l’exili– feu que la Re- De l’exili europeu només hi publicà Carner un vista de Catalunya es traslladés a Mèxic testi- significatiu i emblemàtic poema: «Retorn a Ca- monialment durant els pitjors anys de la Segona talunya», i de l’americà, Vicenç Riera Llorca, Guerra Mundial. Al Distrito Federal es publicà que es començava a acomiadar de Mèxic com un volum triple durant el primer trimestre de en dóna testimoni el seu article «El problema 1943 (corresponent als números 99, 100 i 101) de l’exiliat català» (núm. 106, 1967, 71-75). i un altre durant 1967, quan la Generalitat ja «Els caràcters sols s’enrobusteixen en la con- s’havia convertit en una representació uninomi- trarietat» havia afirmat Carles Soldevila a D’ací nal en mans de Josep Tarradellas. El número del d’allà cap a finals dels vint; i això fou ben bé 1943 aparegué gràcies a Antoni Maria Sbert, així a l’exili mexicà: malgrat la precarietat de conseller de Cultura durant la guerra, responsa- mitjans i la pràctica inexistència d’un públic ble econòmic de la secció mexicana de la jare lector, van donar-se unes mínimes condicions (Junta de Auxilio a los Republicanos Españo- per a què, de manera individual o en grups molt

4 Un dels articles que s’anaven a publicar en aquest número, «La filosofia de Joan Lluís Vives» de Jaume Serra Hunter s’acabà impri- mint al número mexicà: «La REVISTA –diu una nota a l’inici de l’article– va deixar de publicar-se a París amb motiu de l’ocupació alemanya. El número corresponent (6 de la iv època, o sigui, 99 de la sèrie) l’havíem dedicat a commemoriar el iv Centenari de la mort del nostre Vives (morí el maig del 1540). Aquest article era un dels originals de l’esmentat fascicle». Al mateix número es reprodueixen fragments del propi Vives, probablement també del mateix monogràfic no publicat.

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reduïts, una colla reduïda d’emprenedors deci- tasca al capdavant d’una publicació, etc. diren posar en marxa, malgrat els pocs recursos Alguns exemples d’aquesta cohesionada xar- econòmics, una revista en català a l’exili: Artís xa de vinculacions entre revistes, professionals Balaguer (La Nostra Revista, que actualitza la i empreses del llibre impulsades per catalans a publicació de Josep Maria Junoy entre el 1927 Mèxic: Full Català va imprimir-se als tallers i 1939), Tísner (La Nova Revista, continuació d’Avelí Artís Balaguer i Costa-Amic; Lletres, di- de l’anterior), Bartra (Lletres, la més preocu- rigida per Agustí Bartra, s’imprimia als tallers de pada per la qualitat literària), el grup impulsor Costa-Amic; La Nostra Revista, als tallers que de Full Català i Quaderns de l’Exili,5 Calders dirigia Artís Balaguer de l’Editorial Minerva, el (al capdavant de la unipersonal Fascicles Li- segell en castellà de Miquel Àngel Marín, Ricard teraris), Riera Llorca (Pont Blau) i Fabregat Mestre y Ramon Pla Armengol, la distribuidora (Xaloc). I això van poder fer-ho perquè vincu- dels quals, Unión Distribuidora de Ediciones, va laren aquestes publicacions amb les altres pro- fer circular la Revista de Catalunya, entre d’al- duccions culturals catalanes endegades per ells, tres; La Nova Revista es produïa als tallers de sobretot la infraestructura editorial posada al l’Editorial Fournier dirigida per J.B. Climent – servei del llibre mexicà, cada dia més sòlida: on també s’hi imprimí Pont Blau–; Xaloc s’im- impremtes, editorials, llibreries, distribuïdo- primia inicialment al taller de Daniel Boldó, el res….6 Aquest vincle afavorí el naixement de fill de J.B. Climent, també l’impressor dePont revistes que, ni formalment ni temàticament, Blau, etc. I no tan sols compartien els tallers, no desmereixen les de la Catalunya republica- sinó també les oficines –com en el cas d’Artís na: compten amb bons professionals del llibre Balaguer o Ramon Fabregat que portava Xaloc que editen correctament en català en un país on des del seu despatx de la Difusora del Libro–, i, les màquines no estaven preparades i la indús- sobretot, els mateixos professionals: Vicenç Rie- tria editorial innovava amb molta dificultat, en ra Llorca, el director de Pont Blau, va fer de cor- part, per l’hegemonia de sindicats oficialistes i rector a la impremta del vell Artís; Joan Sales, el la poca formació tècnica; hi col·laboren escrip- més rellevant artífex de Full Català i Quaderns tors de primera línia i lingüistes posats a cor- de l’Exili, treballava com a editor i corrector als rectors que s’esforcen per consolidar la tasca de diversos segells editorials de Costa-Amic i a im- normalització lingüistica proposada per Fabra i premtes mexicanes com la Sícoris, a càrrec de la Institució d’Estudis Catalans; hi treballen, a Marià Martínez Cuenca i Salvador Vidal, i un més, pintors i il·lustradors que reprenen la seva llarg etcètera.

5 Full Català fou dirigida, en una primera època, per Josep Carner, Pere Matalonga, Lluís Ferran de Pol i Josep Maria Miquel i Vergés; a partir del núm. 10, la direcció passa a mans de Miquel i Vergés i Ferran de Pol i Sales s’encarreguen de la secretaria. Quaderns de l’Exili, la seva continuació, la dirigiren els secretaris de redacció del Full: Lluís Ferran de Pol i Joan Sales. 6 Vegeu Fèrriz 1998.

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Els emprenedors solien actuar, o bé pel seu premsa diària i, sobretot, dins de les publicacions compte, o amb un petit consell de redacció que, culturals com Mirador, Meridià o Amic: Agus- gairebé mai, ultrapassava les 4 o 5 persones mal- tí Bartra, Avel·lí Artís-Gener, Pere Calders, Anna grat, als crèdits, apareguessin extenses llistes de Murià, Manuel Valldeperes, Josep Roure-Torent, noms amb una funció avaladora del projecte –com Vicenç Riera Llorca, Josep Maria Miquel i Vergés, a La Nova Revista, on el consell redactor o el pa- etc. En aplegar-se altre cop a Mèxic i trobar una trocini explícit dels membres de la Institució de mínima estabilitat professional i personal, s’afa- Cultura Catalana, lligada al Consell Nacional Ca- nyen a fer d’emprenedors o, si més no, donen su- talà, són gairebé simbòlics: Pere Bosch-Gimpera, port als nous consells de redacció que s’arrisquen el president, només col·laborà un cop, igual que el a endegar noves aventures editorials. Una relació vicepresident, Francesc Farreres Duran. dels col·laboradors amb més de 10 articles al llarg Tota revista necessita per tirar endavant de tot un dels anys mostra, a més, que el mateix grup man- seguit de col·laboradors estables, i d’altres puntu- tingué totes les publicacions al llarg dels anys, sen- als. A Mèxic hi van arribar rellevants intel·lectuals se renovació generacional: els joves dels anys 30 i escriptors catalans sèniors que immediatament continuen essent els seus col·laboradors principals van ser acollits dins l’entorn professional i acadè- durant els 40, els 50 i els 60, sense trobar recanvi en mic mexicà; en pocs anys, ja estaven liderant tot un la generació dels nascuts als anys trenta, posats en seguit de disciplines científiques com la filosofia, altres projectes editorials espanyols i, sobretot, me- l’antropologia, la història, les matemàtiques, la fí- xicans. Aquesta és una de les raons de l’anacronia sica… Per militància, aquesta generació de noms que respiren les revistes conforme van passant els propis seguien col·laborant en les empreses cultu- anys: envelleixen al ritme biològic dels seus prota- rals de l’exili, però cada cop ho feien amb menys gonistes i l’empenta de les èpoques més tardanes regularitat i tampoc no es trobaven dins del grup va minvant paral·lelament a l’energia dels noms d’emprenedors que les impulsaven. Foren les gene- propis que hi ha darrera. Aquest fou, sens dubte, racions més joves, les que començaven a destacar un dels grans fracassos de la cultura d’exili catala- durant els trenta, les que necessitaven uns canals na a l’exili: la incapacitat de trametre sava nova als de comunicació el més estables possible, gestio- més joves catalans, tan present que fins i tot podem nats des de Mèxic i en la pròpia llengua. Per a ells, resseguir-la a les mateixes revistes culturals: a Full doncs, la creació d’una revista constituïa una plata- Català, fins i tot, es dedicava als infants una secció forma cultural valuosíssima, i molt necessària. pròpia: Perquè els vostres infants llegeixin en cata- Una bona part d’aquest grup d’escriptors acollit là, amb narracions de clàssics catalans i universals: pel govern de Lázaro Cárdenas l’havíem trobat, Verdaguer, Alcover, traduccions de Perrault, An- durant la guerra, participant molt activament en les dersen o els germans Grimm signades per Marià institucions republicanes culturals (Conselleria de Manent i Carles Riba, etc. Cultura, Institució de les Lletres Catalanes), en la

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Taula 1. Col·laboradors amb més de 10 articles, ordenats pel número de col·laboracions.

Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total

Rafael Tasis 1 1 31 10 110 18 171

Miquel Ferrer 2 1 23 46 67 65 139 i Sanxís Vicenç Riera 1 8 1 4 21 54 31 120 Llorca

Artur Bladé 1 1 6 10 39 59 116

Joan Roure- 1 5 5 55 1 47 114 Parella

Tísner 4 5 2 55 27 2 3 98

Joan Fuster 1 8 66 2 97

Pere Mas i 21 3 18 33 75 Parera Abelard Tona 1 8 1 20 21 21 72 Nadalmai

Pere Calders 1 9 3 8 2 3 14 22 4 66

Ramon 4 3 36 21 64 Fabregat Josep M. 1 2 5 6 47 61 Murià

Víctor Alba 1 21 2 30 3 57

Pere Bosch- 2 2 2 11 1 4 27 49 Gimpera Lluís Ferran 2 14 27 1 44 de Pol

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Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total Josep M. Miquel i 1 14 7 1 2 18 1 44 Vergés Antoni Rovira 1 1 30 9 2 1 44 i Virgili Josep 2 8 1 2 7 8 6 9 4 43 Carner

Joan Sales 7 34 41

Agustí Bartra 5 10 4 8 8 35

Odó Hurtado 30 5 35

Domènec 4 3 20 6 33 Guansé

Josep Soler 1 7 3 15 6 32

Joan 31 31 Colomines Ramon 31 31 Nebot Enric Fernàndez- 9 14 2 2 27 Gual

Anna Murià 2 6 14 5 27

Manuel Serra 17 7 2 1 27 Moret

Enric Soler 1 13 13 27

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Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total Josep Carner- 3 2 2 7 12 26 Ribalta Albert 1 2 2 21 26 Manent Vicenç 1 7 13 3 24 Guarner Carles Pi- 1 6 4 10 3 24 Sunyer

Marian Roca 1 4 19 24

Víctor 3 6 14 23 Castells

Alfons Boix 1 1 3 17 22

Ferran 17 5 22 Canyameres Maurici 1 1 1 15 4 22 Serrahima

Lluís Aymamí 1 14 6 21

Agustí 6 9 5 1 21 Cabruja Maria-Dolors 21 21 Cortey

Antoni Ribera 8 13 21

Raimon Galí 2 18 20

Avel·lí Artís- 2 17 4 19 Balaguer*

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Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total

Enric Botey 19 19

Humbert 19 19 Pardellans August Pi- 1 2 5 4 7 19 Sunyer

Enric Guiter 3 15 18

Rafael Olivar- 18 18 Bertrand

Martí Soler 4 10 4 18

Manuel 3 3 5 6 17 Alcàntara

Pere Foix 2 1 6 1 3 4 17

Joan Antoni 1 6 9 16 Palerm Joan 1 7 7 15 Giménez Lluís Nicolau 1 6 2 6 15 d’Olwer Mercè 2 11 1 1 15 Rodoreda Marcel 1 1 2 8 1 1 14 Santaló Rossend 1 12 13 Cabrer Emili Granier- 3 10 13 Barrera

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Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total

Joan Triadú 1 4 2 2 4 13

Josep M. 2 10 12 Ametlla Joan Carreres i 1 1 2 6 3 12 Palet Ventura 1 4 5 2 12 Gassol Pere 8 1 1 2 12 Matalonga

Josep Pijoan 2 10 12

Josep 11 11 Cornudella Miquel 11 11 Guinart Jaume 2 8 1 11 Miravitlles Manuel de 9 2 11 Pedrolo Josep M. 1 4 6 11 Poblet Jaume Serra 5 2 1 2 1 11 Húnter Joan Cid- 1 1 7 1 10 Mulet

Vicent Peris 10 10

Antoni Peyrí 2 1 7 10

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Autor RDCA FULL QdE RC Ll LNR LVR PB F X Total

Jaume Roig 5 1 1 2 1 10

* Moltes de les col·laboracions dels directors o membres del consell de redacció d’una o vàries revistes anaven sense signatura o amb pseudònim. No els hem inclòs en aquesta nòmina atesa la seva funció emimentment institucional o, en alguns casos, pràctica (com ara emplenar un espai lliure de la publicació).

L’anàlisi dels autors més publicats referma del consell de redacció de La Nostra Revista (des aquesta hipòtesi inicial. El gruix d’aquests col· del número 63 el nou secretari serà Joan Rossi- laboradors pertanyen a la generació dels trenta, nyol), negar-se a participar en la seva continuació: aquells que van ser educats en la idea de recons- La Nova Revista, i, finalment, endegar Pont Blau trucció política i cultural de Catalunya (els outlers, com una opció alternativa a aquelles dues. El cas en aquest conjunt, són Artís Balaguer, del grup de Tísner mostra una tendència més comuna: si dels més grans, és nascut el 1881; els més joves bé podem trobar les seves creacions de ninotaire Ramon Xirau i Manuel Duran són del 1924 i el en diverses revistes, la seva creació intel·lectual 1925 respectivament). Gairebé tots arriben a Mè- i literària apareix sobretot lligada a la publicació xic amb les primeres expedicions de refugiats, a del seu pare i a la seva continuació, impulsada pel excepció de Rafael Tasis, exiliat a França i retornat mateix Artís-Gener. a Barcelona l’any 1948, Víctor Alba i Joan Fuster, Una revisió de la proporció de col·laboracions que tot just comencen a publicar quan Pagès s’es- de cada autor respecte a cada revista mostra que tableix a Mèxic l’any 1947 i Fuster comença una la majoria expressaven l’adhesió a un projecte i, relació personal amb els exiliats. La gran majoria fruit gairebé sempre d’una relació personal amb treballen o treballaran en algun moment vinculats els emprenedors al capdavant de la publicació, al món del llibre o a la docència. Alguns semblen establien una col·laboració intensiva i fidelitza- tenir la virtut del consens i participen en tots els da que arribava molts cops a amagar-se darrera projectes, fins i tot quan ja han marxat de Mèxic: d’uns pseudònims i d’unes sigles que, per la seva Josep Carner –l’únic que publica a totes les publi- reiteració, devien ser fàcilment desxifrables pels cacions del nostre corpus, a excepció, és clar, de lectors fidels de cada revista. Es constitueixen, la unipersonal Fascicles Literaris–; Pere Calders, així, xarxes d’interessos dinàmiques, els prota- constant i fidel col·laborador durant tots els anys gonistes de les quals segueixen junts malgrat les l’exili polític, tot i instal·lar-se a Barcelona l’any capçaleres vagin canviant. Aquest fet l’observem 1962, i Vicenç Riera Llorca, emprenedor i col· en un bon grapat de col·laboradors que passen de laborador imparable, malgrat que els malentesos Full Català a Quaderns de l’Exili; de La Nostra amb Artís Balaguer el portaren, primer, a marxar Revista a La Nova Revista; a aquesta darrera des

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de Lletres (el suplement Gaseta de Lletres de La entenen de la mateixa manera: com ho mostra Nova Revista el realitzaven conjuntament Agus- la llarguísima nòmina de Xaloc, una revista que tí Bartra i Anna Murià); de Pont Blau a Xaloc. ja no és pròpiament d’exili, sinó a l’exili polí- Les dissonàncies prenen també molt significat i tic, molts dels antics col·laboradors de Pont Blau posen en evidència la lluita per la centralitat del hi continuen escrivint. Ramon Fabregat segueix poder cultural. Agustí Bartra, a tall d’exemple, fent la funció d’aglutinador dels autors de fora participà inicialment en el projecte de Full Ca- i de dintre: els fixes són, de l’exili, Artur Bla- talà, però no en la seva continuació, liderada per dé, Miquel Ferrer, Josep M. Murià, Pere Mas i Sales i Ferran de Pol, els quals no trigarien molt Parera*, Abelard Tona i Nadalmai i, de Catalu- en tornar a Catalunya i trencar els vincles amb nya, Rafael Tasis, Joan Colomines, Albert Ma- els companys d’exili. Quan el mateix Bartra crea nent, Rafael Olivar-Bertand, Marian Roca, Joan la revista Lletres i hi lliga una col·lecció editorial Baptista Xuriguera i diversos joves autors que no homònima, l’any 1944, ho fa amb la seva incon- havien escrit mai en cap revista de l’exili: Màrius dicional parella, Anna Murià, el germà d’aques- Sempere, M. Dolors Cortey, Jordi Cornudella, ta: Josep Maria, Riera Llorca, Roura Parella, Antoni Badia i Margarit, Joan Ballester, Josep Rodoreda, Carner-Ribalta i el vell Artís, però Faulí, Josep Sans, etc. La presència de tots ells sobretot dóna espai a Calders qui es converteix, certifica que la cultura pròpiament d’exili s’ha- juntament amb Bartra, en l’autor més publicat de via extingit de feia temps. la revista.7 Quan Bartra i Murià, convidats per Hem parlat tota l’estona de col·laboradors, Tísner, editen la Gaseta de Lletres dins La Nova d’homes en definitiva. Perquè una dada que no Revista, hi tornem a trobar –tot i la seva vida passa desapercebuda és l’absència gairebé abso- tan breu de tan sols 6 números– a Pere Calders, luta de dones. Aquestes havien desaparegut pràc- Mercè Rodoreda, Josep M. Murià… En el mo- ticament de l’esfera pública de l’exili i aquestes ment que Riera Llorca endega Pont Blau, amb revistes mostren que ni tan se val se les tenia en el suport econòmic de Ramon Fabregat, busca la compte com a consumidores de productes cultu- complicitat de Calders i la parella Bartra-Murià rals tot i que, de facto, bona part de les llars catala- per tal de lligar-se amb les xarxes de catalans nes les lideraven dones amb un nivell d’alfabetit- d’interior que anava consolidant la parella, però zació més que bo: «es éste – ha afirmat Concepció la col·laboració torna a trencar-se per raons per- Ruiz-Funes a propòsit de tot l’exili republicà– un sonals (Riera Llorca 1994, 125 i Murià). exilio en que la diferenciación de roles femeni- Tot i que col·laboradors com el tàndem Bartra nos y masculinos está extraordinariamente mar- i Murià, un cop són a Catalunya, deixen d’editar cada… Las costumbres las mantienen las mujeres a les revistes d’exili, no tots els retornats es des- porque permanecen en casa y en los espacios que

7 Entre els autors publicats per la col·lecció hi ha el ja citat Riera Llorca, Ramon Vinyes i Manuel Duran, un dels primers intents, no reeixit, d’incorporar al seu grup un autor joveníssim. A Lletres també hi ha un artícle de la jove poeta Nuri Balcells.

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van creando para ellas y para sus hijos».8 Generalitat que, com hem comentat, només es pu- La noció de camp de Bordieu ens ajuda a enten- bliquen a Mèxic provisionalment, mentre no poden dre com aquest conjunt de pocs centenars d’escrip- sortir a França. Deixant de banda, doncs, els pocs tors i intel·lectuals agents actius de la producció de números de la Revista dels Catalans d’Amèrica i els revistes al llarg de tot l’exili polític, es percep a si isolats de la Revista de Catalunya, trobem publicaci- mateix dins d’un camp on es lluita per l’hegemonia ons bimensuals com La Nova Revista o Xaloc, però del poder cultural. En aquest context han de llegir-se la majoria són mensuals. La seva regularitat només les xarxes de relacions exposades, a més dels debats veu només alterada en alguns números –pocs, pro- i les discussions proposades des de les pròpies revis- porcionalment– dobles i triples, o números que es tes (Quaderns de l’Exili és una de les més comba- converteixen, de cop i volta, en bimensuals malgrat tiva, en tots els fronts), els que són oberts i aquells no ser-ho (això passa a Quaderns de l’Exili, per altres més subtils que es feien amb el potencial es- exemple), a causa de les dificultats de caire pràctic tratègic dels homenatges, de les citacions i dels frag- per aconseguir finançament, la tirania del temps o la ments impresos, o dels monogràfics; el valor tàctic situació personal dels seu impulsor (Artís Balaguer, que tenien seccions fixes o les polèmiques dirigides, el creador i tenaç mantenidor de La Nostra Revista, la selecció d’uns autors i unes obres concretes o la s’entestà en publicar el darrer número de La Nos- menció (i l’oblit) d’una efemèride històrica. Tot això tra Revista, el 67-72, malgrat els avenços de la greu ens situa ja en un altre àmbit d’anàlisi, el dels «ob- malaltia que el conduiria a la mort). Les dificultats jectes» i la seva estructuració dins de cada revista; per mantenir la periodicitat es solen agreujar signi- és a dir, les temàtiques que ens permeten analitzar la ficativament els darrers mesos de cada publicació i dimensió discursiva de les publicacions (la mediació acostumen a anticipar el seu final (el 8-9 de Full Ca- lingüística i ideològica entre els fets històrics, litera- talà, posem per cas). Una excepció a la norma són ris, fins i tot d’actualitat, i el seu relat) i els procedi- les revistes unipersonals que apareixen quan el seu ments i regles internes que les defineixen. director té prou materials i/o recursos per a la im- pressió: Lletres, creada i dirigida per Agustí Bartra, Condicions de producció i publica 10 números en dos anys i Fascicles Litera- procediments d’estructuració ris, sis, només amb textos de Calders, entre setembre de 1958 i abril de 1959. Tot i les dificultats logístiques i econòmiques de tot Les revistes no tan sols publiquen textos, sinó tipus, les revistes culturals catalanes a Mèxic, en el que també els titulen, els classifiquen i els dispo- seu conjunt, es mantenen al llarg de tot l’exili polític sen a la pàgina i a cada número. Aquesta tasca (no hi ha any sense cap revista i, en alguns, se’n pu- estructuradora estableix la sintaxi de cada revista bliquen dues o més) i mostren una periodicitat for- amb un propòsit últim: la intervenció en el present ça regular, a excepció de les revistes de la institució per tal de modificar-lo (Sarlo 1992, 10). En les

8 «Señas de identidad de las mujeres exiliadas en México», a Aceves, Jorge, ed., Historia oral, Mèxic, ciesas, 1996, 185-186.

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revistes de l’exili, doncs, no tan sols s’imprimien sa un voluntari allunyament de la premsa mexicana textos, sinó que es mostraven per tal de fer visi- i, passades dues dècades, alleugereix el text per tal bles (o invisibilitzar-los) els discursos que volien d’adaptar-se a la tendència més visual de les noves incorporar a l’esfera pública. tendències editorials. Pel fet de fer explícita visual- Això ens permet, per exemple, avaluar la fidelitat ment la millor tradició formal de publicacions dels a un número fix de pàgines i detectar canvis en la trenta (des de D’ací a allà a Meridià), totes aques- missió d’una revista quan hi ha variacions conside- tes publicacions pretenen protegir-se de qualsevol rables (Xaloc, per exemple, comença com un butlletí intent de qüestionar la seva adscripció a la cultura bibliogràfic de 8 pàgines i augmenta a 24 pàgines per catalana contemporània (potencialment posada en tal d’esdevenir una publicació cultural on es discu- dubte des de Catalunya però també des d’Europa, teixen una munió de temes d’interès per als catalans on seguien els intel·lectuals més vinculats al govern de l’exterior), reconèixer, gairebé sempre, una tipo- d’exili) i minimitzar al màxim les dificultats reals grafia comuna respectuosa amb la formació catalana que tenien per assolir uns estàndards de qualitat dels professionals del llibre, detectar les coincidèn- editorial similars als catalans, perceptible fins i tot cies publicitàries (sobretot de les empreses culturals en la poca qualitat del paper. vinclades al grup editor) i, també, trobar un discurs Dèiem abans que cadascuna d’aquestes revistes artístic paral·lel, que singularitza revistes com Pont establí una sintaxi pròpia amb un objectiu: influir Blau, on signen col·laboracions un estol important en el present per tal de modificar-lo (Sarlo 1992, de pintors i il·lustradors (Emili Grau, Carles Font- 10). «Surgida de la coyuntura, la sintaxis de una serè, Antoni Clavés, Martí Bas, Tísner…), gràcies a revista informa, de un modo en que jamás podrían la implicació d’assessors com Joan Giménez o Joan hacerlo sus textos considerados individualmente, Giménez-Botey, que, a més de deixar-hi molta obra de la problemática que definió aquel presente» pròpia, fan una tasca excel·lent editant portades on (Sarlo 1992, 10). El procediment de selecció i or- s’aposta per reproduir obres d’art dels millors artis- denació temàtica fou una de les formes bàsiques tes contemporanis (Picasso, Miró, Rojo, Gironella, d’organització sintàctica que tenien totes aques- Climent…) al cantó de les més convencionals tradi- tes revistes. Les dades obtingudes de l’anàlisi del cionals fotografies –gairebé sempre esdeveniments conjunt de textos publicats9 ens permet plantejar d’actualitat com els Jocs Florals, paisatges o figures. una sintaxi comuna tant en les formes d’articula- Formalment, l’equilibri de blancs i negres també ció com en els temàtiques que s’incorporaven a aporta significació al reconèixer aquestes publicaci- l’esfera pública per a la seva discussió. ons com a part de la millor tradició editorial catala- En línies generals, les revistes tenien entre 30 na: en les revistes d’exili dels anys quaranta expres- i 40 pàgines, amb unes mesures que oscil·len

9 Els gràfics que tot seguit s’adjunten mostren una organització temàtica a partir de 14 ítems genèrics: A: editorials; B: aniversaris i homenatges; C: pensament, ciència, pedagògia; D: història i política; E: crònica cultural (no inclou literatura); F: crònica literària i informació bibliogràfica; G: estudis lingüístics i/o estètica; H: crítica literària sobre autors i obres; I: ressenyes sobre obres de creació; J: poesia; K: prosa; L: teatre; M: assaig; N: seccions especials i varia.

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entre els 26,5×18,5 cm de La Nova Revista i els col·laboracions de caire més informatiu: notí- 8,5×20 cm de La Nostra Revista, anaven encap- cies sobre el món cultural, ressenyes de llibres, çales per un sumari i, en un primer bloc, s’edi- noticiaris diversos amb anuncis bibliogràfics… taven els assaigs de diferents tipus: històrics, de En alguns casos –pocs– s’informava dels ar- pensament, polítics, juntament amb la creació ticles previstos per als números següents; una literària que anava il·lustrada, en revistes com pràctica aquesta no massa habitual donada la Pont Blau o Xaloc, amb fotografies i dibuixos pressió del temps i la «multitasca» dels seus molts cops creats ex professo. A aquest primer promotors. bloc, el seguien un número molt més gran de

Gràfics 2. Estructuració temàtica. Cada lletra es correspon a la següent tipologia textual: A: editorials; B: aniversaris i homenatges; C: pensament, ciència, pedagògia; D: història i política; E: crònica cultural (no inclou literatura); F: crònica literària i informació bibliogràfica; G: estudis lingüístics i/o estètica; H: crítica literària sobre autors i obres; I: ressenyes sobre obres de creació; J: poesia; K: prosa; L: teatre; M: assaig; N: seccions especials i varia.

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En les revistes analitzades, la història i la po- de Pont Blau i 45% de Xaloc. La reflexió sobre lítica ocupen entre una tercera part i gairebé la els fets i les persones de la Catalunya contem- meitat dels textos: 44% a la Revista dels Cata- porània són més urgents al principi de l’exili i lans d’Amèrica, 36% a Full Català, 45% a Qua- cap al final, coincidint amb el retorn a Catalunya derns de l’Exili, 34% de La Nostra Revista, 28% d’una gran part dels col·laboradors, les referèn-

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cies i comentaris a la resistència antifranquista, sos, respectivament. Aquest volum considerable les acaballes del franquisme i l’arribada de la de- d’editorials posa en evidència un excés de zel mocràcia ocupen pràcticament una tercera part per part de Bartra i Riera Llorca, que s’asseguren dels textos dels 116 números i dels disset anys així de controlar els discursos proposats des de de Xaloc. Altrament, la història dels exiliats i les les seves publicacions i exclouen col·laboradors seves activitats per la comunitat i la integració a no desitjats. En qualsevol cas, a tall d’hipòtesi, Mèxic havien esdevingut centrals en els discur- aquests editorials articulen un discurs ideal que, sos de totes aquestes revistes, des dels seus inicis almenys en el cas de Pont Blau, no es correspon fins a finals dels cinquanta, sobretot. al corpus publicat. Com afirma Sarlo, «las edi- La importància dels aniversaris i homenatges toriales son zonas poco confiables si lo que se és també un element comú lligat a una de les quiere es reconstruir, en perspectiva histórica, la funcions bàsiques de les revistes: la construcció problemática de una revista. Las editoriales son d’un calendari cívic de consens, molt evident tan ostensiblemente un discurso programático, en publicacions amb gran càrrega programàti- que bien se puede prescindir de ellas o, al me- ca com la Revista dels Catalans d’Amèrica on nos, someterlas al contraste con el discurso que ocupen un 6% del volum total. A la resta de pu- resulta de la disposición de los materiales. Esto blicacions, oscil·len entre un 2 i 4%: totes tenen es demasiado sabido» (Sarlo 1992, 12). present la necessitat d’establir una història i una L’assaig d’especialització professional (fi- cultura comunes en un context tan contrari als losofia, pedagogia, estètica…), tan habitual en acords i als consensos. les revistes «d’alta cultura» de la República i En gairebé totes les revistes hi ha textos pro- la guerra, abunda els primers anys gràcies a la gramàtics, sobretot a l’inici quan volen deixar col·laboració dels noms propis de prestigi: Pere molt clar el seu marc d’actuació i la seva posició Bosch-Gimpera, Joaquim Xirau, Otto Mayer- dins del sistema cultural d’exili, però no abun- Serra, Eduard Nicol, els Pi-Sunyer, Marcel den els editorials. En algunes publicacions com Santaló, Jaume Serra-Hunter. Tot i que aques- ara Quaderns de l’Exili sembla que no siguin tes col·laboracions van minvant amb els anys necessaris ja que la selecció de col·laboradors i per raons professionals: cada cop més, els seus temes era molt coherent amb la línia proposada canals habituals de publicació seran les revis- per la publicació, però en altres (com La Nostra tes especialitzades mexicanes i internacionals, Revista), obeïa més aviat a la voluntat d’oferir continuen publicant-se, clarament per militàn- una polifonia de veus, desdibuixant al màxim els cia dels seus autors. directors i/o consells de redacció. Les excepci- La crònica cultural i literària no destaca signi- ons són Lletres –molt interessada en esdevenir ficativament ni aRevista dels Catalans d’Amèri- LA revista literària– i Pont Blau, amb un edi- ca (2% del total) ni a Quaderns de l’Exili (4%), torial que encapçalava cada número fins sumar però sí a Full Català, on els reculls d’activitats un 8% i un 9% del volum total de textos impre- culturals de la comunitat exiliada i mexicana,

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a més de la notícies bibliogràfiques ocupen un ològiques de qui no optà per la fugida a l’exili). 21% dels textos publicats. També és significati- A Pont Blau, aquestes relacions personals i cul- va la seva presència a Pont Blau (21%), a Xaloc turals han augmentat tant que ja es ressenyen 96 (23%) i, sobretot, a La Nostra Revista on aques- llibres editats a Catalunya, front dels 70 sobre tes col·laboracions sumen prop d’una quarta part l’exili. A Xaloc, la proporció és torna equilibrada del total de la revista. És evident que les publi- i expressa l’interès doble de qualsevol emigrat: cacions que tenen darrera un ideari i/o un grup per la pròpia comunitat de residents com pel o una institució no necessiten justificar-se en la país d’origen: 31 llibres editats a l’exili davant funció informativa (com a butlletí de comunica- de 33 publicats a Catalunya. La crítica literària ció de les activitats dels exiliats); la resta, però, stricto sensu (l’anàlisi sobre la vida i obra dels sí han de buscar l’interès del col·lectiu a què escriptors clàssics i contemporanis) és major a s’adrecen, els altres exiliats. Pont Blau i Lletres que a la resta de publicacions El debat estètic i, sobretot, els comentaris so- (113 articles de Pont Blau versus 28 de Xaloc i bre la llengua oscil·len entre el 4-5% dels pri- 44 de La Nostra Revista). I la proporció de textos mers anys, en plena implantació de la norma- de creació es mou entre el 6% de la Revista dels lització fabriana (Revista dels Catalans, Full Catalans d’Amèrica i de Quaderns de l’Exili i Català, Quaderns de l’Exili o Lletres on les pre- el 49% de la publicació més literària de totes: ocupacions del seu director hegemonitzen el dis- Lletres, la qual, juntament amb el suplement di- curs), i el 2/3% dels darrers anys, quan el debat rigit per Agustí Bartra a La Nova Revista: Gaseta lingüístic a l’exili ha perdut del tot la seva funció de Lletres, busca convertir-se en el portaveu de resistent i ni es qüestiona (Pont Blau, Xaloc). La la creació literària de més qualitat i innovado- Nostra Revista encara hi presta menys atenció ra, que no fa ulls clucs a la literatura internaci- (1%), a l’inrevés que ho fa amb les ressenyes. onal i alerta sobre una creació catalana a l’exili Aquestes tres revistes proposen una major càr- pobra, publicada en els canals editorials d’exili rega informativa i crítica sobre les novetats li- per raons extraliteràries. A la Gaseta de Lletres, teràries editades a Mèxic i, sobretot, Barcelona, Anna Murià atacava sense compliments la crítica paral·lelament a l’augment dels contactes amb d’aquestes revistes que recolzava obres de poca l’interior. La Nostra Revista dedica 66 ressenyes qualitat només perquè eren escrites en català: a obres publicades a l’exili, 25 a obres de l’inte- «L’actitud crítica de l’exili ha estat, fins ara, amb rior i 2 a llibres d’autors llatinoamericans. S’hi bona fe, de sistemàtica benevolència cap als lli- nota ja l’interès d’Artís Balaguer per parlar sense bres que es publiquen en català. De totes maneres recança dels catalans que no s’exiliaren (fet que, no comparteix aquest criteri d’acceptar i perdona a meitats dels quaranta, permet situar La Nostra tot el que estigui escrit en llengua catalana, ans Revista en un discurs perifèric del poder polític i al contrari, crec que el fet d’editar en català no institucional que continuava qüestionant actituds exculpa, sinó que fa més greu l’error d’aquells aparentment «col·laboracionistes» o tibieses ide- que publiquen i d’aquells que toleren llibres

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desmereixedors de les nostres lletres… Aquests vista de Catalunya –ja ho apuntàvem– són les fets m’impulsen a proposar-me l’exercici d’una publicacions de caire oficial que més militància crítica sincera, alliberada de tot mòbil aliè a la fan donada la seva proximitat política al govern seva funció. I com que el predomini d’interes- republicà a l’exili i, sobretot, l’agraïment al país sos extraliteraris és així mateix responsable de d’acollida que, per exemple, expressa molt bé indiferència amb què són rebuts esdeveniments Josep Carner a la seva ressenya de Última Tule importants en les nostres lletres, em sento també d’Alfonso Reyes, vinclant-la amb una vocació amb el deure, molt grat, d’elogiar els mèrits de d’universalitat que interpreta en clau de supervi- qui els tingui, sigui l’autor amic o adversari, po- vència nacional: bre o ric» (Gaseta de Lletres, 2, *, 7). A molta distància –però amb molt d’interès […] tenim la sort de ser un poble massa petit per per la creació si ho comparem amb les altres poder subsistir sense esperit d’universalitat i exigèn- publicacions– es troben Pont Blau (15%) i Full cia de perfecció. I la nostra esperança ha de ser so- Català (14%). En aquests casos (i també Lle- lidària de la d’aquests pobles americans; i han estat tres) s’editen preferentment autors d’exili, i do- afortunats els fills de Catalunya que hagin aprés a minen la poesia i sobretot el conte (una tendèn- estimar-los en l’honor de servir-los, en un contacte cia comuna a la resta de revistes, a excepció de més íntims del que consenteixen els febles intents Xaloc on predominen els textos autobiogràfics espanyols de recalentament d’un imperialisme o les o memorialístics). Els deu anys que les sepa- atencions somrients i un poc sorpreses dels compa- ren, però, han aproximat els número d’escrip- triotes de París. (Revista de Catalunya núms. 99- tors de dins i fora de Catalunya: a Pont Blau 100-101, gener-març 1943, 187). es publiquen gairebé dos-cents textos produïts a l’exili; de l’interior se n’editen la meitat; a Però això no és l’habitual. Tot i la paradoxa Full Català, de 1942, només una sisena part les que les revistes culturals catalanes depenien, per envien autors de la Península. Amb excepci- a la seva supervivència, de l’èxit i la continuïtat ons com Agustí Bartra o Josep Carner, els col· d’aquelles feines o negocis que havien emprès laboradors que s’interessen per la crítica sobre els seus impulsors pro pane lucrando, la majoria autors estrangers (mexicans inclosos) o traduc- vinculades a la producció i venda del llibre repu- cions és mínima, en proporció: a Pont Blau, per blicà i sobretot mexicà. A diferència dels consells exemple, no arriben a la desena; a Full Català, de redacció de les publicacions institucionals, n’hem comptabilitzat només 6. Als Quaderns i disciplinats en la seva consigna d’obertura com a la Revista dels Catalans d’Amèrica, ni una. agraïment a Mèxic, els directors/emprenedors Quantitativament i qualitativa, la presència van esforçar-se per mantenir dos móns separats de l’exili republicà i, sobretot, del món mexicà que rarament coincidien: entre els milers d’arti- en aquestes ressenyes i comentaris és molt poc cles publicats a Full Català, Quaderns de l’Exili, rellevant. Revista dels Catalans d’Amèrica i Re- La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau

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o Xaloc, ben pocs proporcionalment es referei- reixien ésser debatuts i que foren efectivament xen a les novetats literàries de l’exili republicà constitutius del sistema discursiu de les produc- espanyol o tracten els escriptors o intel·lectuals cions culturals d’exili. Les revistes culturals ca- mexicans. I això no era massa ben vist ni per uns talanes, doncs, conjuntament amb els butlletins o ni per altres: «Aspiro a que ciertas reflexiones, revistes de caire associacionista o polític, les col· dirigidas a los escritores catalanes –los reparos laboracions en castellà dels catalans a la premsa que formulo de soledad un tanto enfermiza, de cultural republicana i espanyola, les activitats de postizos afrancesados, de indiferencia por las centres com l’Orféo i, fins i tot, els debats gene- demás manifestaciones ibéricas, de desvincula- rats en contextos més informals com els cafès ción de la actual raíz popular…» comentava Ma- («escriptures en l’aire» que deia Cornejo Polar) nuel Andújar, defensor de la Espanya federal, en ens permeten estudiar quins eren els conflictes una conferència sobre la literatura catalana que ideològics i estètics de la comunitat intel·lectual va ser impresa, com a fulletó, per Costa-Amic exiliada, com van ser llegides les temàtiques pro- l’any 1949. posades i els autors, què van fer explícit i què era invisible, quins són els límits més enllà dels Els discursos quals no es podia intervenir i, sobretot, com es llegia el seu present i com es proposava el futur Quan ens apropem, posem per cas, a un text pro- des de la polifonia de veus diverses i dels ecos gramàtic produït per un consell de redacció o al difosos de la reiteració dels discursos emesos a conjunt dels articles que tracten sobre algun as- les pròpies revistes. Tot això posant en valor un pecte de la història de Catalunya contemporània conjunt de discursos que interactuen i es retro- (sobretot de la República o la guerra civil), re- alimenten: el de la literatura amb la política, la coneixem relats que, a més d’expressar l’opinió crítica literària front les ideologies. de qui el redacta, es publicaven per provocar uns Habitualment es considera que aquest tronc efectes determinats en els lectors i, de retruc, una comú de valors articulador d’un llenguatge re- reacció (un debat real) en tot el sistema cultural coneixible per tota la comunitat d’exili anà d’exili. Les revistes ajudaven a la «reconstruc- canviant per tal d’adaptar-se als nous contextos ció» de la comunitat tot establint unes bases per històrics i socials. Creiem, però, que els objec- a què els seus agents de producció i d’ús (lectors: tes d’interès no varien substancialment, encara una bona part d’ells, impulsors d’altres revistes) que sí que ho fa la seva centralitat: no canvien poguessin redefinir el seu espai personal, col· els valors, sinó que es resituen paral·lelament als lectiu i professional; refessin la seva identitat en canvis polítics i personals dels exiliats que les qüestió i es reinserissin en el nou context amb impulsen. Molts discursos centrals passen amb garanties. Calia reduir al màxim la incertesa per el temps a esdevenir perifèrics, i a l’inrevés: re- tal de no haver de reinventar la realitat cada dia. lats que s’apuntaven tímidament al principi, aca- Calia establir un espai de consens on expressar ben esdevenint generals, com ara la necessitat de les certeses, un tronc comú de valors que me-

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retornar a Catalunya. Les pràctiques de lectura els qui, a Catalunya, se n’adonaven. I això que, d’aquests discursos són reconeixibles, com a en aquells anys, funcionaven editorials, es pu- mínim, en dues geografies: l’espai real on van blicaven moltes revistes i els Jocs Florals de la circular –integrat per un grup de lectors que no Llengua Catalana, any darrera anys, augmenta- devia superar un miler de refugiats, a tot estirar,10 ven llur importància i expandien arreu del món amb greus enfrontaments personals i col·lectius el prestigi de la nostra literatura. Però, a Cata- i una quotidianeïtat molt allunyada de la Catalu- lunya, qui ho sabia?» (Rafael Tasis, «Visitants i nya reflectida en aquestes revistes, a més d’al- retorns (Consideracions sobre l’exili en 1962)», guns centenars d’antics residents vinculats a ells Pont Blau, núm. 118, novembre 1962, 335-341). mitjançant l’Orfeó i poc més de dues dotzenes Un d’aquests valors més presents els primers de subscriptors reals11– i l’imaginari, on s’ubi- anys el trobem, repetit una i altra vegada des quen idealment com a «salvaguarda» de la cultu- dels consells de redacció amb tipus de recursos ra catalana, primer, i com a «delegació», lliure i discursius (editorials, textos programàtics, resse- independent, després, de la cultura catalana que nyes i comentaris sense signatura, selecció de ci- es feia a la Península durant els anys cinquanta, tes i fragments d’autors referents que, en alguns seixanta i setanta (Pont Blau i Xaloc són un bon números de La Nostra Revista, La Nova Revista, exemple d’aquesta posició: ja no volen fer una Pont Blau o Xaloc, expressen que la pressió del revista d’exili, sinó una revista catalana a l’exte- temps per tancar un número, o acabar de «farcir» rior, amb el propòsit d’influir en el dia a dia de algunes pàgines, era més intensa ja que ocupen la cultura catalana. La seva petjada real a Cata- força pàgines): la vocació de crear un espai de lunya, però, era insignificant i,malgré tout, els trobada que afavorís la unitat dels exiliats. To- seus lectors reals continuaven essent gairebé tots tes les revistes proposen les seves pàgines com exiliats, amb la mateixa necessitat de refermar el aquest lloc comú per a tothom, afirmen que no tronc de valors comú que les dècades anteriors). volen polemitzar amb les altres publicacions, Per tot això, de riscos, pocs i controlats; els amaguen les discussions entre grups i volen fer discursos no podien posar mai en entredit la co- veure que no qüestionen cap discurs de les al- munitat simbòlica i, quan s’atreveixen a dir allò tres: «Pont Blau no vol fer la competència a cap que tothom sabia, ja érem als seixanta: «Malau- altra publicació; si algunes revistes de propòsits radament –no em va costar gens d’adonar-me’n– similars als seus, que avui duen una vida pre- de tots els esforços que es feien a l’exili per con- cària, aconsegueixen sobreviure a pesar de tots tribuir a aquest combat cultural, eren ben pocs els obstacles, els editors de Pont Blau en tindran

10 Hem apuntat una hipòtesi al nostre article «La conformació…» (Fèrriz 2002). 11 «…no hauríem pogut donar ni dues passes sense la confiança il·limitada que han demostrat subscriptors, anunciants i el petit grup d’abnegats –no passen de les dues dotzenes– que han volgut demostrar el seu afecte o, si més no, la necessitat d’ajudar amb una petita quota mensual voluntària perquè no es malbaratés una publicació literària que mes darrera altre és una afirmació de supervivència» ([V. Riera Llorca], [Editorial], Pont Blau, núm. 51, gener 1957, p. 1).

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una autèntica alegria», comenta Riera Llorca en de Catalunya no és una revista política. Aspira iniciar Pont Blau, referint-se naturalment a La a continuar una cultura interrompuda transitòri- Nova Revista amb qui coincidia en el temps. El ament i a recollir en les seves pàgines l’esforç to aparentment neutral i col·laborador d’aquests dels catalans disseminats avui pel món en tots textos, molts d’ells programàtics, contrasta amb els ordres del coneixement. Allà on el pensament l’adhesió, incondicional i molts cops excloent, català s’expressa amb verb propi, Catalunya està a un emprenedor o a un grup molt concret, fos present en la seva substància eterna» ([Editorial], aquest oficial (discurs legitimador del poder po- Revista de Catalunya, 94, París, desembre 1939, lític Generalitat) o resistent (pluralitat de discur- 5). Els mateixos atributs de la visió oficial de sos, alguns veritablement enfrontats al govern l’exili s’havien articulat anys abans a la Revista republicà com el de Quaderns de l’Exili). dels Catalans d’Amèrica, que s’expressava així Encara que compartit per la resta de revistes, en el seu text inaugural:»Veus‑aquí una Revista el discurs legitimador (l’oficial), precisament Catalana, això és, un sistema de missatges recí- perquè era molt qüestionat12 i cada cop mostrava procs per als Catalans de les Amèriques. Per als una major inoperància, repeteix més que cap al- de Mèxic i els de les Antilles, per als de la gran tre aquesta necessitat d’unió. Sbert resum ben bé República de Washington i Lincoln, per als de els seus arguments en encetar l’aventura mexi- les Repúbliques del Plata, i els de les ciutats aci- cana de la Revista de Catalunya (1943): «la Re- mades en els Andes, i els de les abocades a l’un vista de Catalunya, les vicisituds [sic] de la qual i l’altre oceà, en aquest gran escampall continen- són les de la Catalunya mateixa en el darrer quart tal de les nissagues ibèriques. Molts som fora de segle, reapareix ara a Mèxic. El seu esperit i del nostre estatge i ens el cal refer… Catalunya la seva missió són les que eren: la seva obra serà pot ésser esquarterada, els santuaris de la cultura de la de tots els catalans i amics de Catalunya, profanats pel cavall moresc, els destins malme- que tinguin la generosa voluntat de contribuir-hi, sos. I el cos de Catalunya, que som els catalans, segons la seva capacitat i els seus mitjans. Per a dispers. «Mas l’esperit –diu el Bernat Metge– no tots els que vulguin i sàpiguin conviure en ella, mor e de consegüent no li és impossible parlar» hi ha a la Fundació Ramon Llull un lloc adequat» (Editorial, núm. 1, redactat per Josep Carner). (Revista de Catalunya, núm. 99-100-101, 6). Paradoxalment, i malgrat aquest llenguatge Aquesta declaració d’intencions, de tan generosa essencialista que, en la seva indeterminació, de- decididament ambigua, evita presentar el discurs fuig conscientment la divisió real entre faccions d’aquestes revistes com a oficials: «LaRevista i grups de tot tipus, la voluntat d’unir els catalans

12 «Qui, per molt legalista que sigui i per molts càrrecs que hagi exercit pot dir honestament que té suficient autoritat per parlar en nom de determinats sectors de l’opinió catalana quan, en realitat, està desconectat d’ella des de fa més de tres anys?», deien els redactors de El Poble Català, núm. 6, 1943, p. 3. I els peridistes de Crònica, al 1948, reblaven: «per la llunyania de Catalunya en ens trobem, no podem esperar cap tasca útil de tipus polític ni de lluita, … [només] una possibilitat: la d’informar als que romanen a Catalunya. A ells, principalment, dediquem Cròniques» (Cròniques, núm. 1, 1948, p. 1).

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sota una capçalera es convertí ella mateixa en ta unió il·lusòria s’endegà en revistes com Full un intent d’assolir l’hegemonia política o cul- Català i Quaderns de l’Exili. De lluny, deia el tural. Que desenes de capçaleres expressessin nucli dur del grup impulsor, no hi ha cap pos- la mateixa voluntat no deixa de ser una de les sibilitat d’influir en la situació política del país moltes paradoxes de la cultura d’exili, sobretot perquè aquesta separació entre catalans de fora i perquè aquella fou la causa més habitual de fra- de dins només pot trencar-se amb la tornada físi- càs. Rafael Tasis, anys després, no s’amagava ca. Un cop acceptada la inoperància política, tot sobre quines havien estat les causes del final de just entrada la dècada dels quaranta, la proposta la Revista de Catalunya a l’exili: greus enfron- d’unitat esdevé cultural. Avel·lí Artís –l’empre- taments polítics, la proliferació i simultaneïtat nedor que despertà major consens en la cultura de diaris i revistes de tendències ideològiques d’exili mexicana, tot i la fama d’home del mor- molt diferents i les dificultats financeres lli- ro fort que ell mateix s’encarregava d’alimentar, gades als conflictes interns de la Generalitat a amb sornegueria– buscà la pluralitat de veus a l’exili («Història de la ‘Revista de Catalunya’ La Nostra Revista i obrí una tribuna d’expressió (1924-1956)», Revista de Catalunya, 106, Mè- a tothom que s’hi avingués, tant de dins com de xic, setembre 1967, pp. 28-29). fora de Catalunya. La Nova Revista, dirigida per Un segon tema de debat tan tractat com l’an- Tísner, continua aquesta visió d’obertura que terior fou la inevitable separació dels catalans de s’intensifica en els discursos dialògics proposats fora i els que romanien a Catalunya. Malgrat que per una pluralitat de col·laboradors de distinta els redactors de la Revista dels Catalans d’Amè- procedència que trobaven el seu altaveu mitjan- rica no podien eludir la separació física que çant cartes, enquestes, declaracions… inclosos qüestionava la mateixa existència d’unes insti- en seccions fixes com «Quan ells ho diuen… tucions polítiques i culturals fora de Catalunya, Ho diuen ells», «Carnet de malcontent», «Cara encunyaven un discurs basat en el diàleg i subrat- o creu». Quan arriba Pont Blau, l’enllaç cultural llaven, perquè convenia, que tots eren un, i que el simbòlic ja s’havia assolit i la cultura d’exili era públic del sistema cultural d’exili era, també, el ja un miratge –«Enllaç», recordem-ho era el nom de l’interior: «Salut germans, salut a tots vosal- que es volia donar inicialment a la nova publica- tres, i salut als germans que encara són sota 1’es- ció, abans d’acceptar el nom definitiu que propo- clavatge dels armats per tot dia, tan famosos per sà Pere Calders (Riera Llorca, 120). llur patriotisme irracional, venal i exterminador» Si plantegem com a hipòtesi que en els cen- es deia a l’editorial del primer número (1939) i, tenars de textos literaris no hi pot haver tampoc entre les seccions, s’hi incloïa un Noticiari sobre unitat de sentit estètic, sinó que aquests reflec- Catalunya amb les poques informacions que es teixen únicament trajectòries personals on costa tenien a mà conjuntament amb un noticiari sobre de veure-hi camins innovadors paral·lels a la for- les activitats dels catalans exiliats arreu del món. mació d’autors cabdals del segle xx com Calders Ben aviat, però, el qüestionament sobre aques- o Rodoreda, és la crítica literària la que millor

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ajuda a reconstruir el fil de la continuïtat cultu- a proposta de futur que les pràctiques de lectura ral catalana tan ferventment proposada des de dels crítics que seleccionen uns determinats clàs- les revistes. Mitjançant articles de i sobre autors sics o en deixen fora uns altres, i dels consells clàssics i contemporanis s’endeguen processos de redacció que, amb la seva invitació a publicar d’articulació d’una tradició cultural consensua- uns poetes o narradors concrets, proposen un nou da, paral·lels als endegats en els altres productes cànon d’autors contemporanis catalans, des de la culturals d’exili. «La geografia de una revista es, perifèria i, «amb esperança però sense convenci- como el deseo del viaje, una vía regia hacia su ment», d’obtenir ressò més enllà del propi siste- imaginario cultural», deia Sarlo (1992, 12). Res ma cultural d’exili. millor, per entendre aquest viatge al passat com

Taula 3. Escriptors més ressenyats i comentats.

Escriptor comentat Comentaris Revistes on es publiquen

Carner, Josep 54 Totes

Artís-Balaguer, Avel·lí 47 Quaderns de l’Exili, La Nostra Revista, La Nova Revista*, Xaloc* i Pont Blau

Tasis, Rafael 47 Quaderns de l’Exili, La Nostra Revista*, La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc*

Puig i Ferreter, Joan 30 Pont Blau* i Xaloc

Riera Llorca, Vicenç 29 La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc

Maragall, Joan 27 Full Català, Quaderns de l’Exili, La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc

Bartra, Agustí 24 Full Català, Quaderns de l’Exili, Lletres, Revista de Catalunya, La Nostra Revista*, La Nova Revista, Pont Blau i Xaloc Hurtado, Odó 23 La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc

Tísner 21 Full Català, Lletres, La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc*

Pedrolo, Manuel de 20 La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc*

Riba, Carles 19 La Nostra Revista, Pont Blau* i Xaloc

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Escriptor comentat Comentaris Revistes on es publiquen

Verdaguer, Jacint 18 Full Català, Quaderns de l’Exili*, Lletres, La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau* i Xaloc Poblet, Josep M. 16 Full Català, Quaderns de l’Exili, Revista de Catalunya, La Nova Revista, Pont Blau- i Xaloc* Sagarra, Josep M. 16 Full Català, La Nostra Revista*, Pont Blau* i Xaloc

Calders, Pere 15 La Nostra Revista, La Nova Revista*, Pont Blau, Xaloc

Guimerà, Àngel 15 Lletres, Quaderns de l’Exili*, Revista dels Catalans d’Amèrica

Llull, Ramon 15 Full Català, Quaderns de l’Exili, La Nova Revista i Pont Blau*

Alba, Víctor 13 La Nostra Revista*, La Nova Revista i Pont Blau

Fuster, Joan 13 La Nostra Revista, La Nova Revista i Pont Blau*

Ors, Eugeni d’ 13 Quaderns de l’Exili i Pont Blau*

Pla, Josep 13 Quaderns de l’Exili, La Nostra Revista*, La Nova Revista i Pont Blau*

Pujols, Francesc 12 Pont Blau* i Xaloc

Pous i Pagès, Josep 11 La Nostra Revista*, La Nova Revista i Pont Blau

Roure-Torent, Josep 11 La Nova Revista i Pont Blau*

Bladé Desumvila, Artur 10 La Nostra Revista, Pont Blau* i Xaloc

Cabruja, Agustí 10 La Nostra Revista*, La Nova Revista i Pont Blau

Miquel i Vergés, Josep M. 10 Quaderns de l’Exili, La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau i Xaloc*

Tona Nadalmai, Abelard 10 La Nostra Revista, Pont Blau i Xaloc*

Hem seleccionat tots els autors que apareixen comentats i/o ressenyats els seus llibres en 10 o més articles. Assenyalem amb un asterisc la publicació que li dedica major atenció.

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D’aquesta nòmina de 28 escriptors que reben Manuel de Pedrolo i Joan Fuster, entre els més 10 o més comentaris en les revistes de l’exili, joves; Eugeni d’Ors i Josep Pla, els més grans, destaquen, per sobre de tots, els que podem ano- on la seva tebior ideològica sempre els fa centre menar «de consens»: Josep Carner i Avel·lí Artís de la polèmica. Balaguer, emprenedors tots dos i nodes centrals Els escriptors morts abans del 36 no abunden de la cultura d’exili en la seva triple funció de en aquesta nòmina dels més llegits, malgrat la persones solidàries i vinclades amb la majoria de seva importància simbòlica, durant els anys més xarxes, creadors reconeguts i promotors cultu- militants de la cultura d’exili, és superior al nú- rals d’èxit. Carner, malgrat haver deixat Mèxic mero de col·laboracions que en tracten. La se- a meitats dels quaranta, continuà el contacte amb lecció de Verdaguer, Maragall, Guimerà i Llull l’exili mexicà des de Brussel·les; Artís Balaguer, coincideix amb l’elecció dels altres productes tot i que morí el 1954, continuà present en la pu- culturals d’exili: reedicions dels seus llibres, blicació del seu fill, sobretot, i les seves obres homenatges als centres culturals i les associaci- continuaven llegint-se i representant-se, per ons de tot tipus… exemple, a la secció dramàtica de l’Orfeó, que La resta d’autors (la majoria, en realitat) ell mateix dirigí durant anys. són tots escriptors que formen part del part del Tots dos són autors contemporanis, com Tasis grup dinamitzador de les revistes: escrivint so- i Puig i Ferreter, els següents en la llista dels més bre ells es reforçava, sens dubte, la xarxa de comentats: un, reconegut com a veritable corretja poder cultural i s’amplificaven els continguts de transmissió entre catalans de fora i de dins de i debats proposats des de cada plataforma. Catalunya, des del seu retorn a finals dels quaran- Bartra, Riera Llorca, Tísner, Poblet, Calders, ta; l’altre, protagonista accidental, a Pont Blau, Roure-Torent, Bladé, Miquel i Vergés, Tona d’una polèmica promoguda des del seu consell i Nadalmai… Tots són, alhora que els autors de redacció sobre El Pelegrí apassionat i inicia- més citats, els col·laboradors més habituals a da amb dos textos de Tasis i Fuster: «Novel·la i les revistes (vegeu el taula 2). autobiografia» de Rafael Tasis (núm. 15, gener La inexistència d’autors no catalans en 1954, 14-16) i «Les noves aventures de Janet aquesta llista, i la minsa producció traduïda que Masdeu» de Joan Fuster (núm 15, gener 1954, s’hi publicà, revela un nou atribut de la tradi- 17-20). El debat sobre aquesta obra i moltes al- ció construïda per la comunitat lletrada d’exili. tres com el cas d’Ors allunyen conscientment el Les traduccions acostumen a sacsejar el passat i debat de la cultura d’exili a Mèxic: l’atenció de són l’avantsala dels nous models textuals ja que Riera Llorca es focalitzava preferentment en allò permeten descobrir camins innovadors i eviten que succeïa a l’altra banda de l’Atlàntic, com ancorar-se en el passat. La poca permeabilitat també deixa ben palesa la importància que pre- a la literatura estrangera per part de la cultura nen autors de l’interior repetidament ressenyats: d’exili es converteix, amb el pas del temps, en

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un llast que converteix en perifèrica i subsidi- truir-se un cop més, a la mateixa velocitat que ària una tradició que, en els primers anys, es els anys passen? Convenciment que la seva tasca trobava en el centre del debat cultural: «reduir continuava essent la preservació de la cultura ca- la lectura del català a l’obra dels escriptors au- talana que havien deixat a casa, com si modifi- tòctons equivalia a folkloritzar-lo, per més que car-la suposés la impossibilitat de tornar? El cas els escriptors en qüestió fossin Riba, Oliver o és que aquesta negació al canvi –la impossibilitat Espriu» (Fuster 1992, 68). de anar més enllà de la identitat legitimadora, Per descomptat, que alguns d’aquests au- pròpia del discurs oficial, o la de resistència, prò- tors s’allunyaren d’aquesta generalització, pia d’emprenedors i/o grups tancats– comportà com mostra l’evolució personal i literària el desplaçament d’aquests discursos centrals du- d’Agustí Bartra: durant els anys quaranta i la rant la primera dècada, cap a la perifèria, i un primera meitat dels cinquanta, Bartra manté cada cop més radical allunyament de les genera- una distància prudent vers el context cultural cions de catalanomexicans més joves. La cultura mexicà; mig per desinterès o com a reacció d’exili, construïda amb fermesa sobre les bases cap a un món que «ninguneja» molts exiliats d’un discurs ideal, ja no podia defensar-se en ini- catalans. La tendència, però, es trencà durant ciar-se els cinquanta. Quan Riera s’acomiadà de els cinquanta, quan Bartra escriu cada cop Pont Blau, la majoria d’exiliats tenien clar que menys a les revistes de l’exili i s’obre a nous només el retorn, físic o simbòlic, podia reincor- grups literaris amb els joves poetes mexicans porar els protagonistes de les revistes de l’exili de La Espiga Amotinada i, també, als catalans en la cultura catalana: «Invitem a tots a repren- més joves que simultanegen el català i el cas- dre el contacte, en una data que no esperem que tellà com Manuel Duran (Aulet 2008) o als sigui molt llunyana, en un ambient més propici a escriptors nord-americans que traduí amb tant les lletres catalanes que el d’aquesta emigració d’encert i interès. enfeinada, la atenció de la qual es veu absorvida El cas Bartra és un bon símptoma i n’hi ha per altres interessos. És a dir: esperem repren- molts més que assenyalen com, a meitats dels dre la publicació de Pont Blau al seu centre na- cinquanta, els discursos propis de la cultura tural: Barcelona. Allà ens retrobarem, un o altre d’exili havien perdut, definitivament, la centrali- dia» (desembre de 1963, p. 1). El retorn, malgrat tat. Les revistes, però, no saben ben bé com evo- aquest discurs gens conseqüent amb la realitat lucionar. No acaben d’adaptar-se als canvis que del país (altre cop reflex d’una «identitat de pro- el mateix concepte de cultura ha tingut, posem jecte» més que no pas una reflexió o anàlisi del per cas, amb la universalització de la societat de context català dels seixanta), anava lligat inde- masses i els seus nous mitjans de comunicació fugiblement a la fi i al consegüent oblit de totes com el cinema –una absència molt significati- aquestes publicacions i de la seva tasca cultural a va en totes les publicacions culturals de Mèxic. l’exili mexicà. Com deia la parella protagonista, Immobilisme? Impossibilitat de tornar a recons- al final del Misterio de Quanaxhuata:

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Annex Cronologia de les revistes literàries i culturals catalanes de Mèxic (1939-1971)

Rev / 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68-81 Anys Revista dels Catalans d’Amèrica Full Català Quaderns de l’Exili Revista de Catalunya Lletres La Nostra Revista La Nova Revista Fascicles literaris Pont Blau Xaloc

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Los republicanos españoles llegaron a La formación de la México en un clima de creciente división, identidad del refugiado: los marcado por la confrontación política que ca- racterizó la vida en las filas republicanas en los republicanos españoles en últimos meses de la guerra civil. Este escenario México, discursos, prácticas enquistó las actuaciones de las organizaciones políticas que confrontaron en el exilio sus dis- y horizontes de futuro tintos proyectos de futuro. Sin embargo, a largo plazo la imagen que ha trascendido del exilio jorge de hoyos puente republicano en México no se corresponde con Universidad de Cantabria esta realidad incontestable. Los exiliados con- siguieron articular una visión diferente que, Resumen: Este artículo estudia la formación de la identidad proyectada de muy diversas maneras, produjo de los refugiados de la guerra civil española en México. una idealización del exilio, una homogeneiza- Construida alrededor de una serie de mitos e imágenes que ción aparente, construida en torno a un nuevo fueron asentados al comienzo del exilio, la identidad del discurso, que originó una identidad nueva, la refugiado permitió superar parcialmente algunas de las identidad del refugiado. A lo largo de artículo principales diferencias políticas que dividieron al colectivo. Además, la identidad del refugiado fue un instrumento trataré de realizar una caracterización del pro- esencial a la hora de permitir la integración en el país de ceso que permitió superar algunas de esas di- acogida. visiones, dejando atrás en muchos sentidos a las viejas disputas que los españoles acarreaban Palabras clave: Exilio, republicano, identidad, México, mito. desde su país. Como sabemos, la construcción de una nueva identidad tiene efectos catárticos, donde las rupturas con los viejos paradigmas Abstract: This article examines the identity of refugees forjan procesos dolorosos, difíciles de caracte- from the Spanish civil war in Mexico, through myths rizar y ponderar desde la disciplina histórica. and images settled at the beginning of exile. The identity of refugees allowed to partially overcome some of the Es necesario por tanto, recurrir a conceptos y political differences that divided the group. In addition, the categorías de otras disciplinas, que aportan una identity of the refugee was an essential tool in enabling the visión más compleja a la hora de analizar la integration in the host country. construcción de una nueva identidad. Keywords: Exile, republican, identity, Mexico, myth. Este proceso, iniciado antes incluso de la lle- gada masiva de los exiliados, se basó en la apa- rición de una nueva circunstancia, la experiencia compartida del exilio y la necesidad de afrontar de forma conjunta los nuevos retos planteados por la sociedad de acogida. La experiencia del

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exilio supone un proceso de aceleración en la pertaba en los exiliados. Las experiencias que construcción de un nuevo marco simbólico y quedaban atrás después de años de guerra y los discursivo, a través del cual afirmar su posición dramas de la emigración en Francia, se mezcla- en una nueva realidad social. Los exiliados ne- ban con las incertidumbres ante lo que iban a cesitaban justificar ante la sociedad mexicana su encontrar en el país de acogida. Así, en los bar- presencia en aquel país y para ello, elaboraron cos se forjaron algunas de las referencias más un nuevo discurso de su propia existencia, de su importantes para entender la propia dinámica historia y de su frustrado devenir histórico que del exilio en su conjunto. En las travesías se ar- les abocó al exilio. Ese discurso permitió superar ticularon algunos de los principales mitos que algunas de las diferencias existentes desde su sa- conformaron esa nueva identidad del refugiado. lida de España, al menos dejarlas en un segundo Hay que señalar antes de nada, para evitar equí- plano, para articular una imagen homogénea de vocos que no estamos manejando el concepto sí mismos frente a los otros. Una imagen que ha «mito» de forma peyorativa, ni tampoco tratan- contribuido a distorsionar y ocultar la pluralidad do de negar ni restar autenticidad a las aprecia- existente dentro del colectivo desde un punto de ciones de los exiliados. Utilizo el mito como vista político, pero también económico, cultural lo hace Castoriadis, esto es, «un modo por el y social. Para analizar estas cuestiones veremos que la sociedad clasifica con significaciones el en primer lugar la conformación de los princi- mundo y su propia vida en el mundo, un mundo pales elementos discursivos que aparecieron de y una vida que estarían de otra manera eviden- forma nítida en los primeros desplazamientos temente privados de sentido, y que no tiene por masivos de exiliados a México, para analizar qué ser ni verdadero ni falso».2 La construcción más tarde la construcción de una nueva sociabi- de una serie de imágenes, percepciones y refe- lidad donde se asentaron articulando finalmente rencias sobre los «otros» de forma apriorística un discurso nuevo hacia la sociedad mexicana. y totalizadora, que aunque tienen una base tan- gible, son sometidas a deformaciones propias El papel de los barcos en la construcción de cualquier colectivo social. de un nuevo discurso En las primeras travesías, los exiliados reci- bieron cuantiosa información sobre la sociedad El traslado de los exiliados a México supuso un de acogida para facilitar su inserción. Los es- momento crucial.1 La travesía en los barcos re- pañoles que llegaban a México carecían en la presentó una abrupta ruptura en el que se ponen inmensa mayoría de los casos de unas mínimas en evidencia muchos de los miedos, surgidos de referencias acerca del país que iban a encontrar. las múltiples incógnitas que la nueva etapa des- Dentro de los pocos elementos de que disponían,

1 Emilio Calle y Ada Simón, Los barcos del exilio, Madrid, Oberón, 2005. 2 Cornelius Castoriadis, Los dominios del hombre: las encrucijadas del Laberinto, Barcelona, gedisa, 1995 [1ª Ed. 1986], p. 71.

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destacaba la imagen del México revolucionario,3 los barcos como un adalid en la defensa republi- de los hombres a caballo, cubiertos de cananas, cana. Un estadista sin igual que había abierto a dispuestos a utilizar sus armas en todo momen- los exiliados las puertas de su país.5 Un México to. Esta imagen estereotipada comenzó a ser transformado, que representaba los ideales por combatida gracias a la abundante información los que los españoles habían luchado en su tie- suministrada en los trayectos. Así, las conferen- rra. Sus principales discursos fueron difundidos cias sobre México estuvieron acompañadas de entre los exiliados para mostrar su programa de la publicación de artículos en los diarios de las reformas llevado a cabo en su sexenio para con- expediciones acerca de aspectos muy diversos solidar un nuevo Estado con el que los españoles de la vida política y cultural del México revolu- debían identificarse. La defensa de la clase obre- cionario.4 Información sobre geografía mexicana ra, las reformas sociales y laborales, el reparto impartida por Modesto Bargalló, o las referen- de la tierra, o la nacionalización de sectores pro- cias del ingeniero agrónomo Vázquez Humas- ductivos claves debían ser aplaudidos por los re- qué sobre el campo y la agricultura mexicana, publicanos.6 Nos encontramos, por tanto, ante la así como importantes referencias a la política de difusión de un perfil de Cárdenas como un gran Lázaro Cárdenas, fueron algunas de las principa- líder político que no sólo había llevado a cabo en les referencias ofrecida a los exiliados. La pre- su país algunas de las reformas y políticas que la sencia de Susana Gamboa, mujer de Fernando República había intentado desarrollar en España, Gamboa destacado y comprometido diplomático sino que también se ha ocupado de socorrer a los mexicano en Francia, a bordo del Sinaia también refugiados españoles. Un aliado contra el fran- dio lugar a que impartiera conferencias sobre el quismo, que personificaba la independencia del México que les esperaba. En los discursos de pueblo frente al fascismo.7 Otro de los elementos los barcos se proyectaba una visión favorable a que aparece expresado meridianamente claro es la Independencia de México y a la Revolución la prohibición expresa de participar activamente mexicana que buscaba imprimir actitudes de en la vida política mexicana, más allá de mostrar respeto hacia la historia mexicana. El presidente la adhesión a las políticas del general Cárdenas.8 Lázaro Cárdenas fue retratado en los diarios de Esa actitud, será mantenida por la mayoría de

3 Utilizo la edición facsímil de los tres diarios presentada por Fernando Serrano Migallón y editada por El Colegio de México en 2006. 4 Sobre la conferencia de Bargalló, véase diario del Sinaia, núm. 5, correspondiente al martes 30 de mayo de 1939, p. 6; para Vázquez Humasqué, Diario del Sinaia, núm. 18, lunes 12 de junio de 1939, pp. 6-8. 5 Manuel Aznar Soler ya analizó la dimensión mítica alcanzada por Lázaro Cárdenas entre los exiliados en su trabajo «Cultura y literatura del exilio republicano español de 1939 en México» en Taifa, Segunda época, núm. 4, otoño 1997, p. 21. 6 Véase la sección «Las ideas del presidente Cárdenas» en el Diario del Sinaia. 7 Diario del Ipanema, núm. 2, «A todos los compañeros de la ugt y demás antifascistas que han embarcado en el vapor «Ipa- nema», 15 de junio de 1939. 8 Artículo «Política de responsabilidad», Diario del Ipanema, núm. 11, 24 de junio de 1939, p. 1.

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los exiliados incluso después de asumir la nacio- la inmensa mayoría de los casos a abandonar su nalidad mexicana, acto por el cual, entre otras país ante la falta de expectativas que la España cuestiones, les permitía la posibilidad de parti- atrasada ofrecía, situación que había sido com- cipar. Por tanto, México venía a representar un batida por los propios republicanos. Funcionó país modernizado, capaz de satisfacer las expec- entonces el estereotipo construido que asociaba tativas básicas por las que los exiliados habían valores intrínsecamente conservadores a aque- luchado de muy diversa manera. México era el llos españoles de la emigración. El exiliado lle- país amigo que amable y solidariamente abría gaba a México para marcar la distancia con esos sus brazos para recibir a los hermanos españoles. españoles que habían ido a expoliar y explotar a También en los barcos comenzó a difundirse los mexicanos: la imagen contraria a los españoles residentes en México fruto de la emigración económica «Emigrante político del Ipanema: no porque no anterior. Así Benjamín Jarnés planteaba la hos- lo sepas, sino porque conviene repetirlo, te diremos tilidad de éstos hacia los republicanos como una quien eres. Has embarcado en la democracia que te situación generalizada sobre la que era necesario abrió la frontera para dirigirte al país que ha ofre- estar alerta.9 La emigración económica repre- cido igualarte en derechos y deberes a sus propios sentaba la España contra la que los republicanos ciudadanos. Tan español como el primer día buscas habían luchado y por ello resultaba un elemen- el remanso acogedor de una tierra que te comprenda to pernicioso, sobre el cual los exiliados debían y que te estime, al estimar el recuerdo de tus liber- mantener importantes reservas, que pasaban por tades. Tú no emigras para arrancar el oro y docto- su necesaria diferenciación. Españoles de distin- rarte en menesteres de negrería. Emigras porque te tas Españas, constituían horizontes y proyectos persiguen y acosan aquellos a quienes tú por exce- radicalmente diferentes, los emigrantes forma- so de generosidad dejaste en paz con sus sueldos ban una cultura política apegada a las tradicio- y sus estrellas de bocamanga. Tus compañeros, tus nes religiosas, con una imagen instrumentalista equivalencias en responsabilidad son encarcelados de México, lugar donde iban a hacer fortuna a y muertos brutalmente. Los libros gloriosos que tú costa de lo que fuese necesario. Sin embargo, los leías, son quemados en montón, como en los tiem- exiliados iban a México a aportar su experien- pos de la Inquisición. Se ajusticia a un hombre por- cia profesional, a devolver y no a llevarse.10 Sor- que se puso, a tono de burla revolucionaria, un birre- prende la escasez de referencias al origen humil- te de obispo o una sotana de jesuita. Ya no se admite de de los emigrantes económicos, forzados en más ídolo histórico que Fernando vii y por represen-

9 Diario del Sinaia, núm. 3, domingo 28 de mayo de 1939, p. 2. 10 Artículo «Trabajar» en el Diario de la Expedición del Ipanema, núm. 25, correspondiente al 7 de julio de 1939, citado en Francisco Caudet, El exilio republicano en México. Las revistas literarias (1939-1971) Madrid, Fundación Banco Exterior, 1992, pp. 88-89.

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tar una etapa liberal de la historia contemporánea, se inmiscuirse en la actividad política mexicana fueron destruye la estatua de Espartero en Madrid. De esa algunos de los elementos que estuvieron presente en España que no es la tuya, jamás tan vejada y reba- la configuración de ese discurso de presentación ha- jada, emigras tú, emigrante. Vas a rehacer tu vida y cia la sociedad de acogida que tenía la pretensión de a sembrar la reconquista de tu auténtica España».11 facilitar al máximo la inserción, tratando de evitar errores que pudieran generar malestar en los mexi- En todo este discurso hay una afirmación de la su- canos. Un intento también de acabar con las pugnas perioridad moral de los exiliados por el mero hecho políticas que dividían a los partidos políticos de for- de serlo. Su experiencia se había convertido en un ma visceral. sacrificio que debía continuarse, manteniendo una Desde la llegada a México, los exiliados afron- conducta ejemplar y un amplio compromiso con taron no sin dificultad el proceso de afirmación y todo lo dejado atrás. Así, el exiliado debía sentirse explicación como colectivo de su nueva circunstan- parte de un colectivo intachable, con una conducta cia. Así, comenzaron a articular un nuevo discurso, sostenida, capaz de afrontar los nuevos retos sin re- que explicase a la sociedad de acogida su naturaleza, nunciar a los principios por los cuales habían lucha- las razones de su presencia en México, definiendo do.12 La España que los exiliados representaban no su propia existencia como luchadores por la liber- tenía nada que ver con la España a la que pertenecían tad y la democracia, vencidos en su país, pero no los emigrantes y por tanto, los exiliados debían tra- derrotados en sus convicciones morales. Un dis- bajar denodadamente para establecer con su ejemplo curso de afirmación que comenzó a afianzarse en y su trayectoria profesional una clara diferenciación las expediciones que trasladaron al grueso de los ante la sociedad de acogida. exiliados a las tierras mexicanas. Algunos intelec- Ante la falta de referencias propias sobre la socie- tuales republicanos jugaron un papel trascendental dad mexicana, los exiliados tuvieron que funcionar en ese sentido y construyeron marcos referenciales con estas imágenes, proyectadas por algunos inte- sencillos a través de los cuales los exiliados debían lectuales que pronto configuraron mitos sobre los operar en su nuevo destino. Explicaciones básicas y que se articuló el imaginario colectivo de los refu- referencias cargadas de contenido moral, que actua- giados. La generosidad de los mexicanos y particu- ron con manual de instrucciones para afrontar una larmente la del presidente Cárdenas, la superioridad nueva etapa llena de incógnitas. En ese sentido, obra moral de los exiliados con respecto a los otros espa- de Paulino Masip Cartas a un emigrado español se ñoles, los emigrantes, y la voluntad de colaborar en convirtió en un referente para los exiliados.13 Escri- la construcción y desarrollo de un México mejor, sin ta en la travesía realizada por destacados intelec-

11 Véase «Mirando hacia atrás, Españoles, siempre Españoles», en el Diario del Ipanema, núm. 4, 18 de junio de 1939, p. 1. 12 Véase el artículo «La unidad española en México», Diario del Sinaia, núm. 18, lunes 12 de junio de 1939, pp. 6-8. 13 La obra fue publicada por la Junta de Cultura Española en 1939. Utilizo la edición realizada por Maria Teresa González de Garay y editada en México por el Centro Cultural el Nigromante y conaculta en 1999.

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tuales a México en mayo de 1939, fue difundida nos con un gran sentido cívico, ejemplos de mo- entre los exiliados que llegaron masivamente a ralidad española. En su obra esta idea está muy partir del mes siguiente como una referencia de asentada, la necesidad de afirmar la españolidad comportamiento fundamental.14 De su lectura se de los exiliados, de distinguirse frente al mexica- desprenden pautas de actuación para afrontar la no, respetando sus costumbres y su propia diná- realidad mexicana así como información básica mica social y política sin intervenir. A su llegada de la sociedad de acogida. Destaca su contenido a México Paulino Masip asumió la dirección del moralizante, que trata de elevar los ánimos de los Boletín del Comité Técnico de Ayuda a los Refu- exiliados, abatidos por la derrota republicana y la giados, el ctare, filial delsere , dependiente del dura experiencia de los campos de concentración gobierno Negrín. El ctare soportó el mayor peso franceses. Así, el exiliado no es un derrotado, sino en el traslado de refugiados españoles y contribu- un privilegiado por la posibilidad de conservar yó a conformar las bases del discurso colectivo de su vida frente a los compañeros que quedaron en la emigración republicana. España. Un luchador por la democracia que debe continuar trabajando desde una nueva trinchera Discurso y realidad contra la dictadura, tratando de superar las divi- La llegada a México puso a prueba los elemen- siones surgidas al calor de la guerra. A diferencia tos aprendidos a lo largo de la travesía. En pri- de otros exiliados, Masip proclamó en 1939 que mer lugar, los republicanos españoles tuvieron el exilio no iba a ser una experiencia pasajera. Los que afrontar que, a pesar del apoyo de las auto- exiliados debían concienciarse ante la posibilidad ridades mexicanas les habían brindado, la socie- de que México fuese un destino duradero, en el dad mexicana no fue tan amable con ellos como cual debían convivir de forma respetuosa, agrade- esperaban. Desembarcaban en un país dividido ciendo la hospitalidad de los mexicanos y llevan- y enfrentado, con una amplia contestación a la do una vida digna y responsable con sus compro- política reformista desarrollada por Cárdenas.15 misos con España. El exiliado debe armonizar el Su acogida fue utilizada por la derecha mexica- mantenimiento de su compromiso político con el na para atacar al gobierno mexicano, receptor de respeto a la vida política mexicana. Los españoles los «rojos»16 españoles. Una parte importante de del exilio no debían desertar de su compromiso la sociedad mexicana manifestó su rechazo a la con la República, debían ser ejemplo de ciudada- recepción de los republicanos españoles. Ade-

14 Paulino Masip viajó acompañado de José Bergamín, José Herrera Petere, Emilio Prados, Josep Renau, Antonio Sacristán, Antonio Rodríguez Luna y Ricardo Vinos, promotores de la Junta de Cultura Española, a bordo del Veendam. 15 Véase Tzvi Medin, Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas, México DF, Siglo xxi, 1973. 16 Véase José Antonio Matesanz, Las raíces del exilio. México ante la guerra civil española 1936-1939. México D. F., El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México, 2000 y Clara E. Lida, Cara y cruz del exilio cultural español en México: un bal- ance, en José Luis Casas Sánchez y Francisco Durán Alcalá, (coords.): iii Congreso sobre el republicanismo. Los exilios en España (siglos xix y xx), Priego de Córdoba, Patronato Niceto Alcalá-Zamora y Torres, 2005, p. 161.

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más de la derecha mexicana, también sectores el malestar de los refugiados por el trato hos- obreros veían con recelo y mostraron su oposi- til con el que fueron recibidos por la sociedad ción a lo que consideraban la llegada de mano mexicana.20 La Revolución Mexicana había de obra que competiría con ellos por el trabajo. exacerbado el discurso nacionalista-indige- «La Federación Sindicalista de obreros, cam- nista culpando de todos los males mexicanos pesinos y similares del Estado de Tlaxcala» al proceso de colonización llevado a cabo por emitió un manifiesto a la nación, criticando la Cortés y el resto de los españoles. Para com- decisión de recibir a los refugiados españoles batir este estado de opinión, los exiliados pro- adoptada por las autoridades mexicanas. On- fundizaron en esa diferenciación frente a todo deando la bandera nacionalista realizaron una lo español conocido hasta el momento por la defensa de los intereses patrios frente a los sociedad mexicana. Así, Manuel Albar escribió excombatientes españoles, recordando el pro- un artículo donde afirmaba que los españoles no ceso de independencia iniciado en 1810. Rei- iban a quitar el trabajo a los mexicanos, sino a vindicando la defensa del proletariado mun- colaborar en su desarrollo como modo de agra- dial, piden especial atención para los prole- decimiento. Los exiliados iban a aportar y no a tarios mexicanos frente a los extranjeros, en llevarse.21 El exilio representaba la España mo- especial los proletarios españoles, hermanos dernizadora y secularizadora que luchó durante de nación de los «indeseables españoles» que la República contra la España de la conquista y maltratan a los mexicanos.17 Conocidas son la emigración. Se introducía entonces una nue- también las campañas realizadas en la prensa va variable, la reivindicación de la educación. mexicana en contra de la llegada de los es- Frente al prototipo del emigrante, ignorante y pañoles por parte de intelectuales conserva- católico, los exiliados venían de una Repúbli- dores.18 Como señala Tomás Pérez Vejo, se ca ilustrada, eran la España culta formada por ha convertido en un mito historiográfico que intelectuales. Esa argumentación se sustentó la sociedad mexicana acogió con los brazos gracias a la importante visibilidad adquirida abiertos a los exiliados españoles.19 Existen por los intelectuales que llegaron a México varios informes que recogen de primera mano durante la guerra civil para fundar la Casa de

17 Manifiesto emitido el 19 de julio de 1939. AGN IPS Caja 315, exp. 10. 18 Eric Lobjeois, «Los intelectuales de la derecha mexicana y la España de Franco, 1939-1950» en Clara E. Lida (coord.) México y España en el primer franquismo, 1939-1950. México D.F., Colegio de México, 2001, p. 188. 19 Tomás Pérez Vejo, «España en el Imaginario Mexicano el choque del exilio» en Agustín Sánchez Andrés y Silvia Figueroa Zamudio, (coords.), De Madrid a México. El exilio español y su impacto sobre el pensamiento, la ciencia y el sistema educativo mexicano. Madrid- Morelia, Comunidad de Madrid, Universidad Michoacana, 2001, p. 23. 20 Carta del inspector José M. Clave al Comisario Cipriano Arriola, fechada en Monterrey el 21 de julio de 1939. AGN IPS Caja 315 exp. 10. 21 Artículo de agosto de 1939 «No conquistadores sino conquistados» véase en FPI-AMAC-160-6.

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España.22 Su labor en México contribuyó a la sa de lo que se puede considerar intelectuales, renovación educativa y cultural del país de for- podemos decir que representaban la mayoría del ma trascendente, quedando siempre asociado su exilio. El colectivo estaba formado por represen- labor al conjunto de los exiliados. De esta ma- tantes de todos los sectores sociales y profesio- nera, el exilio intelectual jugó un papel esencial nales con una buena cualificación técnica y que a la hora de configurar una imagen homogénea en ocasiones tuvieron grandes problemas para del colectivo. La propia idea de la ii República, insertarse laboralmente, como el caso de mu- asociada al impulso inequívoco de la educación chos abogados, por poner uno de los ejemplos en España, proyectó esa imagen que equipara- más conocidos. Sin embargo, al dotarse de esa ba a los exiliados con el mundo intelectual. Los imagen colectiva de que todos pertenecían a una propios refugiados habían asumido como uno de elite ilustrada, se desprendía así un cierto aire los principales valores de la República la reno- de homogeneidad que sabemos dista mucho de vación cultural de la nación, por lo cual, como ajustarse a la realidad vivida por el exilio. defensores de ese proyecto político quedaban Asociado al mito de los intelectuales surgió automáticamente asimilados a la intelectualidad. la idea del transtierro, promocionado por José El marchamo de intelectualidad daba al exilio Gaos, y que venía a representar una visión ama- una pátina de prestigio añadido, que contribuía ble de una experiencia traumática. Con este también a diferenciarlos de la vieja colonia espa- neologismo se pretendía representar las buenas ñola, que contaba en términos generales con una relaciones que los refugiados establecieron al imagen deteriorada dentro de la sociedad mexi- encontrarse con la sociedad mexicana. Escenifi- cana más avanzada. Sin duda, dentro del grupo ca la generosidad de los mexicanos con los repu- de los exiliados, llegaba un importante contin- blicanos españoles así como los lazos culturales gente de intelectuales que han sido estudiados de que permiten al individuo que ha sido privado de forma prolija por la historiografía mexicana, y su patria no sentirse desarraigado. El transtierro que contribuyeron de forma decisiva a cambiar engloba la idea de Gaos de la existencia de dos el panorama académico y cultural mexicano de patrias, la «patria de origen» y la «patria de des- los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.23 tino». Si España era la patria donde habían na- A pesar de esto, ni haciendo una lectura genero- cido, México era su patria de acogida, su patria

22 Sobre este asunto véase Clara E. Lida, La Casa de España en México. México D.F., El Colegio de México, 1988. 23 Son innumerables los trabajos realizados en México en torno a la labor de científicos, intelectuales y artistas realizados en gran parte por investigadores mexicanos con alguna vinculación directa con el exilio. Entre los más notables destaca la obra de Mauricio Fresco, La emigración republicana española. Una victoria para México, México DF, Editores Asociados, 1950; la obra colectiva El exilio español en México 1939-1982, México DF, Fondo de Cultura Económica-Salvat, 1982 con prólogo del presidente López Portillo; también el trabajo colectivo Cincuenta años del exilio español en la unam, México DF, unam, 1991; la obra de Francisco Giral, Ciencia española en México 1939-1989, científicos españoles en México, Madrid, ciere, 1994; el coordinado por Fernando Serrano Migallón, Los maestros del exilio español en la Facultad de Derecho, México DF, Porrua, 2003; entre muchos otros.

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de destino en tanto en cuanto representaba una y su sacrificio. Fueron muchos los que no se sin- segunda oportunidad para desarrollar los ideales tieron en absoluto identificados con el neologis- que la ii República había tratado de llevar a la mo gaosiano del transtierro y, sin embargo, se práctica.24 Su caracterización del exilio republi- extendió como sinónimo de forma incontestable. cano en México como «transtierro» puede cali- A pesar de lo establecido dentro del discurso ficarse como mito fundacional del exilio. Desde oficial, dentro de la colonia española hubo ma- luego, no todos los exiliados pudieron reinven- nifestaciones claras a favor de los republicanos. tarse ni adaptarse a la nueva sociedad. El factor Muchos emigrantes vieron a los refugiados como generacional jugó un papel esencial, así como una mano de obra de confianza. La posibilidad de las posibilidades de conseguir una inserción la- contar con españoles en vez de mexicanos, reali- boral plena y satisfactoria en un país con muchas zando tareas de responsabilidad dentro de las dis- similitudes con la España republicana pero sin tintas actividades productivas controladas por la duda con profundas diferencias culturales y po- colonia. Los emigrantes se sentían más proclives líticas. Así, en un exilio eminentemente familiar, a contratar a refugiados de la misma procedencia podemos encontrar dentro de un mismo hogar regional.26 El fenómeno del paisanaje jugó un sensaciones contrapuestas y modos opuestos de importante peso en ese sentido, además del va- afrontar la vivencia del exilio.25 Los refugiados lor añadido que suponía el componente racial, que fueron dispersados por la República mexica- que pese a los tabúes ideológicos existentes, na, especialmente los que estaban alejados de los hacían más aconsejable contratar a un «rojo» núcleos urbanos y de núcleos de refugiados, vi- español que a un «indio» para determinadas vieron la experiencia del destierro más absoluto, tareas. Existió una cierta solidaridad hacia los con una sensación de rabia e impotencia, en el compatriotas refugiados desde el punto de vista mejor de los casos, optaron por gachupinizarse, laboral, fomentado también por la fama de efi- esto es, por desarrollar estrategias de integración ciencia y laboriosidad con que llegaban aque- propias de emigrantes económicos. Sin el vín- llos otros españoles. En esas circunstancias, culo y contacto cotidiano con otros refugiados, lo político podía quedar de lado, en beneficio cayeron en el anonimato, se diluyó su existencia de todos, habida cuenta, los que llegaban eran

24 Estas ideas han sido desarrolladas por José Luis Abellán en distintas obras: El exilio filosófico en América. Los transterrados de 1939, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1998. y también en El exilio como constante y como categoría, Madrid, Biblioteca Nue- va, 2001. Por Fernando Salmerón conocemos la existencia de una Conferencia inédita de José Gaos que lleva por título Confesiones del transtierro. Véase su artículo «El pensamiento de José Gaos. La filosofía política de los transterrados» en Sistema 120/1994, p. 66. 25 Según los datos de Clara E. Lida el 52,42 % estaban casados. Véase su estudio; «Los españoles en México: De la guerra civil al franquismo, 1939-1950», en Clara E. Lida, (comp.), México y España en el primer franquismo, 1939-1950, México D.F., Colegio de México, 2001, pp. 203-252. 26 Gloria Artis, «La organización social de los hijos de refugiados en México D.F.» en Michael Kenny (ed.), Inmigrantes y refugiados españoles en México, siglo xx. México D.F., ediciones de la Casa Chata, 1979, p. 305.

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españoles antes que «rojos».27 Aunque fue una tribuyó a la hora de establecer una estrategia cla- respuesta minoritaria, el Orfeó Catalá se implicó ra, compartida por las distintas culturas políticas en la recepción de los exiliados, creando un Comi- que conformaban el heterogéneo exilio republi- té de Ayuda a los Refugiados españoles, dirigido cano. Esta circunstancia que tornó en inoperante por José Puig, José Clavería y Juan Rovira. Esta una parte fundamental de la acción política, uni- decisión fue acompañada de la puesta en marcha da a la pérdida de expectativas de regreso a partir de una cuestación entre los socios.28 de 1945 produjo un profundo alejamiento de los A pesar de todos estos elementos que deberían propios exiliados de los viejos partidos políti- haber matizado o transformado el discurso ofi- cos, permitiendo, a su vez, la consolidación de la cial, los exiliados continuaron repitiendo aque- identidad del refugiado no ya como un elemento llos elementos forjados en los barcos, que venían diferenciador, sino también como una estrategia a hacer una defensa inquebrantable de la genero- de inserción en la sociedad mexicana. sidad mexicana, sociedad amable que les recibió fraternalmente, agasajándoles como los intelec- El papel de la sociabilidad del exilio tuales que eran. A lo largo de los primeros años La sociabilidad del exiliado jugó un papel tras- cuarenta, los exiliados mantuvieron una clara cendental a la hora de asentar la identidad del vinculación con sus organizaciones políticas, a refugiado. A través de los distintos espacios través de las cuales recibían información de la creados por los exiliados pudieron afirmar su situación confusa que se estaba desarrollando en condición de refugiados, consolidar y difundir el concierto internacional y cómo afectaba esta su discurso y escenificar su presencia en Méxi- situación a sus expectativas de regreso a España. co como españoles de nuevo cuño. La prolifera- Esta vinculación también estaba marcada por la ción de estos espacios se convirtió en lugar de dependencia de muchos exiliados de las organi- encuentro y diferenciación, de los otros españo- zaciones de ayuda a los refugiados, controladas les, pero también de los mexicanos. En ellos rei- por los partidos políticos. Su gestión no siempre vindicaban su españolidad frente a los distintos adecuada, causó no pocas desafecciones entre «otros». Si en los primeros tiempos esa socia- los propios exiliados.29 El mantenimiento e in- bilidad estuvo marcada por la provisionalidad, clusive la profundización en la brecha existente siendo las tertulias de los cafés el principal ex- dentro de las distintas organizaciones políticas, ponente, con el tiempo se fue produciendo una origen de difusos y contradictorios proyectos cierta institucionalización. Lugares de sociabi- para la España democrática del futuro, no con-

27 Tomás Pérez Vejo, Opus cit. p. 60. 28 Circular emitida por la dirección del Orfeó Catalá de Mejic, S.C.L. Véase AGN IPS, Caja 81, exp. 4, p. 81. 29 En el Fondo de Investigaciones Políticas y Sociales podemos ver informes de las autoridades mexicanas que se hacen eco del malestar creciente de los exiliados ante la utilización partidista de la ayuda a los refugiados. Informe fechado el 8 de agosto de 1939 desti- nado a Cipriano Arriola. AGN IPS, Caja 315, exp. 10.

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lidad fueron los albergues habilitados para los trabajo, fueron organizando sus vidas y estable- primeros momentos, hasta que los refugiados ciendo espacios a modo de hogares provisiona- pudieron acceder a viviendas propias, agrupadas les y tratar de armonizar una cierta cotidianeidad en los mismos edificios, en calles cercanas al doméstica. La construcción de nuevos hogares centro de la ciudad.30 Los exiliados mantuvieron en una situación precaria, con la maleta detrás la cercanía como elemento aglutinador, también de la puerta, con la esperanza de que su exilio defensivo, ante una ciudad que en algunas oca- fuera a ser breve. Las mujeres jugaron un papel siones resultaba hostil. La sociabilidad giraba en fundamental en esta tarea, recreando un ambien- torno a la necesidad de conseguir la inserción te lo más español posible, tratando por todos los básica, esto es, un trabajo más o menos estable, medios de que sus hijos no perdieran sus raíces. lo suficientemente remunerado como para poder Las mujeres se ocuparon «de dirigir, estructurar instalarse de forma estable. Así, el Centro Re- y organizar lo cotidiano en el ámbito de lo pri- publicano Español se convirtió en un lugar re- vado y familiar».31 Acostumbradas a contar con currente a la hora de conseguir algunos recursos un entorno familiar propio, tuvieron que confor- proporcionado por los organismos dependientes marse con compartir vivienda con otros exiliados de los partidos políticos. debido a la falta de recursos económicos.32 En la Esta red de espacios fue acogiendo de forma mayoría de los casos, buscaron reunirse con ami- progresiva a las sucesivas oleadas de refugiados gos o con gentes de la misma procedencia geo- que llegaban a México a lo largo de 1939 y los gráfica o ideológica, lo cual hacía la existencia primeros años cuarenta. Allí los refugiados «ve- más soportable. La falta de intimidad que esto teranos» ayudaban a los recién llegados a adap- acarreó fue mitigada en parte por la solidaridad tarse, a comprender aquel idioma que siendo el que los refugiados desarrollaron entre ellos. En mismo daba lugar a tantos equívocos. En ellos esa sociabilidad cotidiana, se fue forjando la ho- nacieron amistades nuevas, se construyeron rela- mogeneidad como grupo, que ayudó a trascender ciones, se conocieron otros puntos de vista so- muchas de las divisiones políticas, sin superarlas bre la guerra, el drama vivido, se compartieron del todo. La disparidad de opiniones se mantenía muchos silencios y muchos olvidos. A medida en torno a lo ocurrido en España y las responsabi- que los exiliados fueron encontrando acomodo lidades de los distintos partidos, sin embargo, la laboral y comenzaron a contar con ingresos su- necesidad y la cotidianeidad facilitaban que, fue- ficientes, bien provenientes de los subsidios de ra de las organizaciones políticas, las divisiones las organizaciones de ayuda, o bien de su propio quedasen momentáneamente aparcadas.

30 En el archivo del ctare podemos encontrar relaciones exhaustivas sobre estos albergues. Sección Auxilios y Albergues. Biblioteca del Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México. 31 Concepción Ruiz Funes y Mª Luisa Capella, «El patrimonio intangible del exilio» en José Ignacio Cruz y María José Millán (eds.) La Numancia errante, exilio republicano de 1939 y patrimonio cultural, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, p. 223. 32 Pilar Domínguez Prats, Voces del exilio. Mujeres españolas en México, 1939-1950. Madrid, Comunidad de Madrid, 1994, p. 159.

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Los colegios fundados por los exiliados juga- ción de España.35 En sus aulas se mantenían mu- ron un papel fundamental a la hora de asentar chos de los giros idiomáticos propios de España la identidad de los refugiados.33 Con la llegada lo que para algunos de los estudiantes resultó a México, comenzaron a funcionar un buen nú- una barrera a la integración debido a que favore- mero de centros escolares que continuaron la la- cía la distinción con los mexicanos.36 A los alum- bor educativa de la ii República. Esta iniciativa, nos siempre se les inculcó el amor hacia México, fraguada en la travesía de los barcos, permitió fundado en la gratitud por la acogida, algo que la escolarización de los niños que acompañaban contribuyó a extender la propia conciencia de ser a sus mayores al exilio, y además favoreció la refugiado. En los colegios se hablaba a los niños inserción laboral de no pocos maestros.34 Luga- del porqué de su exilio, de lo que había sido la res de conservación de la memoria republicana, ii República en España y cómo había termina- guardaron una parte muy importante del legado do. La presencia de la bandera republicana y la cultural republicano, uno de los principales ba- conmemoración de fechas señaladas como el 14 luartes a la hora de articular la identidad colec- de abril, fueron una constante que aún hoy, se tiva del exilio. Financiados por las organizacio- realiza en el Instituto Luis Vives y en el Colegio nes de ayuda a los refugiados y con el apoyo y Madrid.37 El recuerdo se hacía desde una cierta permisividad de las autoridades mexicanas, los despolitización, en parte para evitar conflictos, colegios fueron centros de educación de referen- lo que contribuyó también a alejar a las nuevas cia, continuadores de algunas de las iniciativas generaciones de los partidos del exilio. Se incul- más novedosas llevadas a cabo en la España de caba el contenido ético de la ii República y se la República. Con la fundación de los colegios, idealizaban sus principales líneas modernizado- los exiliados pretendieron mantener viva en las ras, silenciando de alguna manera la profunda generaciones más jóvenes del exilio el orgullo diversidad que caracterizó los años de la expe- de ser españoles, y de ser republicanos. Aquí nos riencia republicana en España. interesa el papel que juegan las escuelas en la Para las familias aquellos colegios solucio- conformación del imaginario del refugiado y su naban varios problemas a la vez. Por un lado, función como espacio de sociabilidad y como lu- permitían gracias a las becas el acceso a una gar de transmisión de una determinada concep- educación de calidad para los más pequeños de

33 Véase José Ignacio Cruz Orozco, Maestros y colegios en el exilio de 1939, Valencia, Diputació de València, 2004. 34 En el Diario del Sinaia podemos comprobar la celebración de reuniones de profesores durante la travesía para preparar la creación de colegios en México, véase núm. 6, de 31 de mayo de 1939, p. 5. 35 Sobre estas cuestiones Sandra García de Fez ha desarrollado una exhaustiva tesis doctoral que lleva por título La identidad nacional de los colegios del exilio republicano español en la ciudad de México 1939-1950, defendida en 2010 en la Universidad de Valencia. 36 Enrique Monedero, México: los colegios del exilio. Madrid, Fundación Españoles en el Mundo, 1995, p. 16. 37 Así lo señala Francisco Giral, entrevista del Archivo de la Palabra. Libro 51. PHO/10/27, p. 385.

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las familias, por otro, proporcionaban tranquili- que ya habían nacido en México en el seno de dad al estar al cuidado de compatriotas que co- una familia republicana, la politización fue me- nocían las dificultades de adaptación que todos nor, aunque la identidad del refugiado continuó estaban viviendo. Una sociabilidad infantil en un presente gracias a la sociabilidad familiar.38 Los ambiente controlado y también un lugar de en- colegios cultivaron ese halo de prestigio que en- cuentro para las familias republicanas. Pese a las volvió al exilio. La afirmación de ser español y dificultades que algunos niños tuvieron a la hora de pertenecer al exilio se convirtió en una carta de integrarse en la sociedad mexicana, la ma- de presentación, un cierto sinónimo de reputa- yoría lo hizo sin problemas, manteniendo como ción y de distinción en la sociedad mexicana, en algo propio de la memoria familiar el recuerdo especial en las clases medias-altas que veían en de España inculcado por sus padres. Destinados la cercanía a los refugiados españoles un sím- a mantener viva la experiencia republicana en las bolo de empaque social en una sociedad donde nuevas generaciones, buscaron la formación de el componente racial mantenía, y aún conserva, una nueva generación de republicanos y republi- una importancia central. canas, con vistas al regreso a España. Cuando La aparición de distintos centros regionales esta posibilidad comenzó a difuminarse, se bus- creados por los exiliados marcó una clara dife- có el mantenimiento de la identidad del refugia- rencia con los de la emigración. Centros como do, pero sin impedir o dificultad la integración en el Casino Español, la Beneficencia Española, el México. En este sentido, habría que establecer Centro Asturiano, el Círculo Vasco Español, la algunas fases claras en la propia dinámica de los Casa de Galicia, estaban en manos de individuos colegios que nacidos para ser provisionales, se abiertamente pro-franquistas que participaban convirtieron en las instituciones más duraderas. en actos organizados por Falange.39 Hubo al- Obviamente no fue igual la educación recibida gunas excepciones, como el Orfeó Catalá o el en los primeros años cuarenta, que a partir de Centro Vasco donde los refugiados fueron bien los años sesenta, donde los propios alumnos eran recibidos, debido a la existencia de un cierto también muy diferentes. Para aquella generación espíritu nacionalista que había calado entre sus que había nacido en España, la presencia de su miembros, lo que había configurado un grupo legado estuvo mucho más presente en la medida de emigrantes partidarios de la República.40 La que mal que bien existía una cierta conciencia en sociabilidad en torno a lo regional contribuyó primera persona de lo ocurrido. En ellos estuvo a difuminar muchos de los conflictos políticos más presente su legado republicano y su nivel mantenidos en las organizaciones, en aras del de implicación político resultó mayor. Para los mantenimiento de la paz social. Allí, los exilia-

38 Patricia Fagen, Transterrados y ciudadanos. México D. F., Fondo de Cultura Económica, 1975, p. 84. 39 José Antonio Matesanz, Las raíces del exilio... p. 344. 40 Gloria Artis, «La organización social de los hijos...» p. 315.

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dos afirmaban su vinculación con España y su y criminal. Gracias a la revista Mediterrani, po- diversidad regional, desde la armonización. Uno demos conocer su concepción regional de Espa- de los centros regionales del que más noticias ña.42 Pero su función principal giró en torno a tenemos es precisamente la Casa Regional Va- dar a conocer en México la «vida valenciana» a lenciana, gracias a la conservación de su archivo, través de sus celebraciones y conmemoraciones, depositado en la Biblioteca Valenciana, así como donde no podían faltar la elección de las falleras. a través de algunas de sus publicaciones periódi- El papel de los centros regionales en la socia- cas. Gracias a este archivo varios investigadores lización del exilio tuvo su importancia a la hora han podido reconstruir la vida del centro funda- de comprender la concepción de España que los do el 4 de octubre de 1942.41 Nació con el afán exiliados van a experimentar en México. En estos de aglutinar a todos los refugiados valencianos lugares, lo político queda en un segundo plano, por lo que se definió como un centro «apolítico». nunca al margen, frente a lo cultural e identitario Sorprende la utilización de este concepto, que irá que se refuerza. El ejemplo más claro es el caso extendiéndose por otros espacios de sociabili- catalán, por otra parte la comunidad de refugia- dad, dentro de un exilio eminentemente político. dos españoles más numerosa. El Orfeo Catalá, El cansancio por las divisiones y enfrentamien- fundado en 1906 por la colonia pero partidario tos directos que hemos visto en el capítulo an- de la recepción de los republicanos, se convir- terior pasaron factura entre la comunidad de re- tió en uno de los centros de reunión republicana fugiados prácticamente desde sus orígenes. Las más concurrido, llegando incluso a desplazar a pugnas de los partidos políticos llevaron a mu- los miembros de la colonia de su dirección. Su chos exiliados a rechazar lo «político» entendido listado de socios aporta una línea ascendente a como pernicioso. La Casa Regional Valenciana lo largo de los años cuarenta hasta alcanzar los nació como un centro de encuentro, de recuerdo cuatrocientos veintinueve socios en 1946.43 En de vivencias compartidas y también como lugar él se desarrollaron actividades culturales de todo de solidaridad asistencial y socorros mutuos, tipo, siendo los juegos florales una constante, donde no falta la presencia de los toros y el fút- también las clases en catalán o el impulso de un bol. Asentados en un valencianismo republicano, equipo de fútbol. En este centro convivirá una de tradición blasquista y españolista, el recuerdo visión catalanista e incluso independentista con a la República estuvo muy presente así como la una concepción de una España plural. La cada denuncia al franquismo como régimen ilegítimo vez mayor despolitización contribuyó a que es-

41 Véase la obra de Juan Carlos Pérez Guerrero, La identidad del exilio republicano en México, Madrid, Fundación Universitaria Espa- ñola, 2008, en especial el capítulo 5 el Asociacionismo exiliado, pp. 183-271. 42 Véase el editorial del primer número donde se asientan las bases de un valencianismo regionalista. Mediterrani, 15 febrero 1944, pp. 3-4. Biblioteca del Ateneo Español de México. 43 El registro de socios consultado tiene 353 asociados a la altura de 1942, 429 en 1946 y 410 en 1952. Libro de socios del Orfeó Catalá de México.

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tos centros, de clara vocación cultural despoli- aunque muchos vieron en esta institución un lu- tizada, se volviesen más atractivos para los exi- gar un tanto elitista donde las clases populares liados. De esta manera, se convierten en lugares no siempre tenían buena cabida al principio de de encuentro dominical, donde poder juntarse su funcionamiento. Dirigido durante largos años alrededor de una mesa a degustar algún producto por el doctor Joaquín D’Harcourt y el ingeniero «típico» de la región de origen. agrónomo José Luis de la Loma, el Ateneo con- Sin duda, el centro de sociabilidad que mejor taba con una Junta directiva y diversas secciones guarda la identidad del refugiado es el Ateneo siguiendo con el modelo del Ateneo de Madrid. Español de México, constituido en 1949 cuando Creado gracias a los esfuerzos y donaciones de los exiliados ya habían tomado conciencia ple- los propios exiliados, se fue dotando de una im- na de su imposible retorno. En él se sustancia portante biblioteca y desarrolló una intensa acti- la mayor parte de los mitos, especialmente el vidad cultural donde no faltarán las conferencias que consolida la imagen de un exilio compuesto de los intelectuales del exilio. Situado en el nú- básicamente por intelectuales. Además, su con- mero veintiséis de la calle de Morelos en el cen- dición de centro apartidista, facilitó el distancia- tro de la ciudad, el Ateneo fue lugar de encuen- miento con los principales elementos de fricción tro preferente. Abierto a la sociedad mexicana, que existía entre los republicanos, derivados por sus salones pasaron exiliados de otros países de la confrontación entre las distintas culturas como el joven Fidel Castro. Con todo, desde los políticas. El Ateneo se convirtió en el lugar de años setenta hasta la actualidad, el Ateneo Espa- reunión de la cultura republicana. La creación ñol de México lucha por sobrevivir y tras sucesi- del Ateneo como un centro cultural, abierto a la vos traslados continúa manteniendo la memoria sociedad mexicana, diez años después de la lle- del exilio republicano en México. gada masiva de los refugiados marcó un punto Con independencia de la variedad existente de inflexión claro en el imaginario del exilio.44 de espacios de sociabilidad del exilio, la prác- Una institución que nació para perdurar y se tica totalidad de ellos contribuyeron a asentar la convirtió en un foco de difusión de ideas y de la identidad de los refugiados en toda su dimensión cultura española en México. En su creación y di- y con todas sus contradicciones. Si en las tertu- fusión tuvieron un papel destacado algunos inte- lias de café predominaron los debates en torno lectuales y políticos refugiados que habían dado a la política cotidiana, la memoria de la guerra un giro importante en sus modos de mirar hacia y las pugnas de los partidos en el exilio, en el España como el grupo que capitaneó la revista Ateneo se afianzó el legado cultural de la ii Re- Las Españas. En cuanto a su organización, cual- pública que debía ser guardada y difundida. En quier exiliado podía formar parte del Ateneo, esa tarea colaboraron los colegios fundados por

44 Para conocer la historia de la institución véase José María López «El Ateneo Español de México y el exilio intelectual republicano», en Arbor, núm. 735, (2009), pp. 41-55.

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los exiliados. Por último, la memoria regional en rrollo de perspectivas de trabajo conjuntas. Así, toda su amplitud estaba presente en los distintos el sociólogo José Medina Echavarría comenzó a centros regionales que a través de la música, las conceptualizar la idea del «hombre hispánico», celebraciones y los festejos mantenían vivo el como un nuevo hombre construido en el exilio.45 amor al terruño más cercano. De esta manera, El exilio se había convertido en una oportunidad el exiliado tenía cubierta sus principales nece- de conocer y hermanar, de acercar posturas y de sidades identitarias en torno a estos espacios. A diseñar estrategias de futuro y colaboración en través de la sociabilidad, vemos claramente la muy diversos campos. Para José Gaos, la perma- transformación progresiva pero imparable de la nencia de Franco en España vista desde Améri- dinámica política del exilio y cómo se van arti- ca equivalía a asumir que España era la última culando nuevos modos de identificar su relación colonia, la última nación hispanoamericana que con España. De una sociabilidad provisional no podía librarse del pasado imperial, pese a los muy politizada se pasa a una estable, articulada esfuerzos realizados por la República para libe- en torno a valores culturales pero también etno- rar a España de sí misma.46 El giro hacia la Amé- gráficos e incluso folclóricos. rica hispana se produce en parte también como modo de escenificar el rechazo a la actitud de El asentamiento de la nueva identidad, Europa. Una Europa asediada por el fascismo el discurso hacia México que fue incapaz de plantarle cara en apoyo de la República española, con un alto coste social, Los españoles del exilio hicieron lo posible para cultural y político, acción que volverán a repe- cambiar la imagen de España en Iberoamérica y tir a partir de 1945. Con ese acto de traición, el especialmente en México. En la medida en que pensamiento europeo se suicida, a ojos del filó- muchos sintieron en sus propias carnes el re- sofo vasco Eugenio Imaz. La apuesta de Gaos chazo social existente en México a su llegada, de profundizar en el conocimiento de la filosofía los exiliados se emplearon a fondo en cambiar mexicana estaba fundamentada en la necesidad ese estado de opinión. El papel de los intelec- de buscar conexiones con la española, poniendo tuales refugiados volvió a ser trascendental en la en valor la unidad latinoamericana. Su interés medida en que su inserción en el tejido cultu- por el poder del lenguaje juega un papel deter- ral mexicano, cada vez más dinámico, permitió minante. Con todo, los intelectuales que se vuel- elaborar un discurso filohispanista reseñable. La can con México y América Latina en su conjunto reivindicación de un legado cultural común, ba- experimentan un proceso de reafirmación de la sado en el lenguaje compartido, facilitó el desa-

45 Patricia W. Fagen, Opus cit., p. 142. 46 José Luis Abellán, «El exilio de 1939: la actitud existencial del transterrado» en José María Balcells, y José Antonio Pérez Bowie, (Eds.) El exilio cultural de la guerra civil, (1936-1939). Salamanca, Universidad de Salamanca, 2001. p. 26. Para Gaos, véanse sus Obras completas, editadas por la Universidad Nacional Autónoma de México.

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cultura hispana, como una cultura planetaria, lo elabora un discurso de adaptación definitiva al que en ocasiones les permite superar algunos de nuevo medio, buscando sacar ciertos rendimien- los traumas heredados de la generación del 98 en tos a su propia imagen de refugiado. Es difícil torno al ser de España.47 Mirar a América desde establecer cuánto tiempo transcurre en la vida de su condición de españoles les permite dotarse de un exiliado hasta que toma conciencia y asume un rasgo que será distintivo de los refugiados, y su situación, su propia condición de refugiado. sirve de afirmación de que son parte de aquella El ser refugiado se convierte en lo que le define, realidad, aunque son diferentes. y le sitúa en una difícil posición en la que tiene La gratitud hacia México era también un que decidir de dónde es y a qué quiere pertene- modo de justificar una decisión conocida pero cer. Preguntas que en condiciones normales ra- poco analizada, como fue la aceptación por el ramente son planteadas, y para el exiliado tienen ochenta por ciento de los exiliados de la nacio- muy difícil respuesta.49 nalidad mexicana a partir de 1940.48 Una me- Cuando las expectativas de un pronto regreso dida que favoreció el acceso al mundo laboral a España se evaporaron tras el final de la ii Gue- en un México con una reglamentación laboral rra Mundial, la identidad del refugiado comenzó muy restrictiva para los extranjeros, pero que a funcionar y a proyectarse dentro de la sociedad sin duda tiene algunas otras connotaciones que mexicana como un mecanismo de integración y han pasado desapercibidas. Así, el naturalizado acomodo dentro de una realidad que se vuelve mexicano asume, sin perder su vinculación con permanente. Con la pérdida de expectativas de España, una mayor participación en la sociedad regreso, la despolitización aumentó. La militan- de acogida. Sin embargo, aunque fuese de forma cia activa y cotidiana se fue reduciendo, no así inconsciente, el hecho de asumir la nacionalidad la vinculación emocional de los exiliados con mexicana de forma legal, implicaba a medio pla- España. El proceso de distanciamiento de lo po- zo que el exilio en su conjunto pasaba a ser parte lítico es progresivo y nunca completo. Se produ- de la sociedad mexicana con todos los matices ce una nueva forma de entender la política, que que le queramos añadir. Al fin y al cabo, eran pasa a ser un elemento más identitario que prác- refugiados en México porque Lázaro Cárdenas tico y que queda recogido en el concepto «refu- así lo había querido y para corresponder aquella giado». Como vimos que decía Masip, son polí- generosidad, ellos con su trabajo y su decisión ticos en tanto que refugiados, y toda su actividad de hacerse mexicanos devolvían aquel gesto. es política aunque en la práctica la participación Una vez que el refugiado va tomando concien- se vaya diluyendo. Si la oposición a Franco es el cia de lo permanente de su estancia en México, elemento aglutinador, todos sus actos van a ser

47 José Luis Abellán, El exilio como constante y como categoría, Madrid, Biblioteca Nueva, 2001, pp. 78 y 79. 48 Clara E. Lida, Inmigración y exilio. Reflexiones sobre el caso español. México, Siglo xxi-Colegio de México, 1997, p. 112. 49 Norman Manea «El lenguaje exiliado» en Revista de Occidente, núm. 322, 2008, pp. 78-79.

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vistos con ese trasfondo, aunque en la práctica de oportunidades y gracias a su talento perso- su actividad política real es escasa. Su papel es nal alcanzaron una buena posición económica. más simbólico, tiene un carácter ético, son un Esa condición les situó dentro de la cúspide de referente y su deber es resistir y ayudar en la la sociedad mexicana, una sociedad con una di- medida de sus posibilidades a los españoles que visión muy marcada. El exiliado que adquiere por culpa de Franco están cautivos en España. notoriedad y reconocimiento dentro de la socie- En ese sentido, su trabajo es constante a la hora dad mexicana lo hace desde la valorización de de recaudar fondos para auxiliar a los españoles su trabajo. Así, intelectuales y «profesionistas» del interior. El exilio idealizó la República mag- conformaron un núcleo influyente que contri- nificando sus virtudes y aciertos y olvidando sus buyó a afirmar esa percepción del exilio en su defectos y errores. De alguna manera fue visuali- conjunto como una elite cultural. Así, refugiado zada como si fuese un ser animado, una mujer, a e intelectual se convirtieron en categorías asimi- la que los propios líderes republicanos no habían ladas, que mantenían sus especificidades a largo estado a la altura de defender. La articulación de plazo. La prohibición expresa de participar acti- un pensamiento dicotómico construido en oposi- vamente en política, de inmiscuirse en asuntos ción a la dictadura, lo que elevará a la República de política doméstica de México, les permitió en a la categoría de «paraíso perdido». Ellos, los buena medida mantener esa clara diferenciación refugiados, habían sido expulsados del paraíso entre «ellos», los refugiados y los mexicanos. y de su destino, y a falta de posibilidades claras Los refugiados mantienen vivo en el recuerdo el de recuperarlo, México es lo más parecido, en origen de su exilio y construyen en torno al an- tanto en cuanto, una parte de sus anhelos socia- tifranquismo un nexo de unión a través del cual les pueden darse en México. Como parte de esta pueden incluso superar algunas de las divisiones gratitud, los exiliados se sentirán en deuda con del pasado.50 Muchos elementos simbólicos se- el partido de la Revolución, con el PRI, siendo rán compartidos y reivindicados por todos, como bastante benévolos en sus análisis. Muy pocos los tres poetas mártires de la guerra Federico son los exiliados que buscan intereses en la re- García Lorca, Antonio Machado y Miguel Her- cepción de los refugiados por parte de Cárdenas. nández, o la imagen del Quijote, adaptada a la A medida que los exiliados fueron consi- vida errante del exiliado.51 El Quijote tiene un guiendo un claro ascenso social, su estancia en añadido esencial para los exiliados y es su con- México se hizo más confortable e irreversible. dición de nobleza de actitud, de caballerosidad, Para muchos, México se convirtió en un lugar su ideal de vida basado en el respeto a un código

50 Alicia Alted, «La memoria de la República y la Guerra en el Exilio» en Santos Juliá, Memoria de la guerra civil y del franquismo. Ma- drid, Taurus, 2006, p. 258. 51 Para esta cuestión véase el Dossier del núm. 5 de Laberintos, especialmente el artículo de Manuel Aznar Soler, «Don Quijote y el exilio republicano español de 1939», pp. 93-136.

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de lealtad y honor; defiende unos ideales que le escritor Salvador Novo comenzaron a modificar llevan a perder la cordura ante una sociedad que sus posturas claramente antirrepublicanas a prin- no entiende. El Quijote se evade de la realidad cipios del verano de 1939, y tras él fueron apare- para construir un mundo de honor y justicia, un ciendo editoriales favorables a los refugiados.53 mundo de caballeros que se rigen por principios Fueron los mexicanos mejor formados e infor- éticos, que tienen compasión por el desposeído, mados los que primero tuvieron contacto con los por el que sufre. Pertenece a un tiempo ya pa- exiliados y pudieron comprender la dimensión sado, un tiempo mejor, donde había seres, que de la causa republicana, en muchas ocasiones, siendo pacíficos, eran capaces de batirse por de- haciéndola suya.54 El cambio de visión facilitó la fender a una dama en apuros o a un menestero- reconciliación con los sectores liberales de la so- so.52 Los exiliados eran Quijotes y su Dulcinea ciedad mexicana, que reconocían en los refugia- era la España republicana. No podía ser otra, por dos la posibilidad de entablar relaciones fructífe- ella pugnaban y recorrían los caminos del mun- ras con una España diferente que trabajaba por do. Su vinculación al Quijote trata sin duda de dejar atrás la opresión y el atraso secular.55 Pese conservar la memoria del exilio y su existencia, al pretendido giro hispanista, el proceso no era su épica como luchadores por la libertad y la tan sencillo como algunos soñaban. Había que justicia en un mundo incapaz de tolerarlo, has- superar resentimientos forjados a lo largo de un ta el punto de señalarlos como locos. Locos por siglo largo y difícil en el que se habían articulado mantener aunque ya sólo fuese con su presencia estereotipos muy sólidos, construidos en torno a su memoria de la República, universal como el una visión muy negativa de lo español asocia- hidalgo de la Mancha. do al explotador.56 Pero, en términos generales, Los exiliados consiguieron cambiar parcial- como han demostrado los trabajos de Michael mente la imagen negativa que muchos mexicanos Kenny, para la inmensa mayoría de la sociedad habían desarrollado sobre ellos. El contacto con mexicana fue muy difícil diferenciar entre los algunos sectores facilitó que se disipasen algunos emigrantes y los refugiados españoles.57 Unos de los miedos difundidos por la propagandística y otros continuaron siendo identificados como profranquista que había estigmatizado al colec- herederos de los conquistadores por parte de los tivo con los consabidos calificativos de «rojos», sectores populares, imbuidos en el discurso na- comecuras y bandoleros. Intelectuales como el cionalista mexicano, construido en buena medi-

52 José Luis Abellán, El exilio como constante y como categoría... p. 221. 53 Patricia W. Fagen, Transterrados y ciudadanos… p. 51. 54 Inmaculada Cordero, Los transterrados y España. Un exilio sin fin. Huelva, Universidad de Huelva, 1997, p. 96. 55 José Luis Abellán, El exilio como constante y como categoría..., pp. 80 y 81. 56 Patricia W. Fagen, Opus cit. p. 149. 57 Véase su estudio Michael Kenny (ed.) Inmigrantes y refugiados españoles en México siglo xx, México DF, Ediciones de la Casa Chata, 1979.

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da sobre la demonización de la herencia hispana y la exaltación de lo indígena. Finalmente, esa imagen monolítica del exilio, articulada en torno a mitos e interpretaciones vá- lidas pero no totalizadoras, sirvió como elemento de integración en la sociedad de acogida y en algu- na medida continúa viva en los descendientes. Sin embargo, bajo esa apariencia se esconden multitud de historias que corroboran las palabras de Ramón Antonio Ballester Gaya, cuando afirmaba la imposibilidad de hacer Bodegón (1930) una historia fidedigna del exilio: «lo que hay son exiliados: no hay un exilio único que tenga una forma de ser, los exiliados son muchos y cada uno de ellos entiende y siente su exilio como único».58 Cualquier pretensión de acercamiento unívoco al exilio resulta fallida y empobrecedora. Sin embar- go, hay que reconocer que pese a que las experien- cias fuesen muy diferentes desde el punto de vista emocional, generacional, económico o cultural, todos ellos se reconocen como «refugiados» por encima de cualquier otro calificativo. Y eso que en México, como nos recuerda Clara Lida, desde el punto de vista jurídico la condición de refugiado no fue legalmente reconocida hasta 1990.59 Gloria Artis que ha estudiado desde el punto de vista an- tropológico a los refugiados españoles, ha estable- cido que por su autoadscripción, los exiliados cons- tituyen un grupo étnico.60 Sin duda es así, un grupo diverso, contradictorio y apasionante. ■

Fecha de recepción: 30/04/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012

58 Citado en María Luisa Capella, «Una experiencia personal» en BILE, núm. 61, julio 2006, p. 15. 59 Véase su Caleidoscopio del exilio, actores, memoria, identidades, México DF, El Colegio de México, 2009, p. 12. 60 Gloria Artis, Opus cit. p. 295.

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Keywords: Máximo José Kahn, Republican exile, Spanish Erotismo, religión, identidad. literature, narratology. La narrativa exiliada de Máximo José Kahn El lugar de Máximo José Kahn en el mario martín gijón campo literario del exilio en Argentina gexel-cefid-Universidad de Extremadura Dentro del exilio republicano español de 1939, una de las obras más diferenciadas es la de Máximo José Kahn. Escritor de confe- Resumen: En este trabajo se analiza la obra novelística de Máximo José Kahn, uno de los escritores del exilio sión judía, nacido en Fráncfort del Meno en republicano menos conocidos. Tras situar su obra dentro 1897, emigró a España en 1921, donde contra- del peculiar espacio de la comunidad judía bonaerense, jo matrimonio y se estableció en Toledo. Co- pasan a analizarse las obras Año de noches (1944) y Efraín laborador habitual en La Gaceta Literaria y de Atenas (1950) así como la incompleta Yehudá Haleví a El Sol, dio a conocer en España algunas de las las puertas de Jerusalén. Para ello se siguen las propuestas de narratología cognitiva avanzadas por Monika Fludernik obras capitales del siglo xx, como El castillo y Marie-Laure Ryan. En estas obras, erotismo, religiosidad de Kafka, El hombre sin cualidades, de Robert e identidad entran en conflicto dentro del mundo mental Musil o El malestar en la cultura de Sigmund de los protagonistas, ficcionalizando de este modo las Freud. Al mismo tiempo, ejercía de corres- tensiones de la compleja identidad de Máximo José Kahn. ponsal literario para el público alemán, tradu- Palabras clave: Máximo José Kahn, exilio republicano, ciendo textos de Gómez de la Serna u Ortega literatura española, narratología. y Gasset para la revista berlinesa Der Quers- chnitt, o comentando las últimas novelas de Abstract: In this paper we analyze the narrative work by Benjamín Jarnés, Francisco Ayala o Esteban Máximo José Kahn, one of the lesser known writers of the Spanish Republican Exile. After placing his work within Salazar Chapela para Die literarische Welt. De the particular area of ​​the Buenos Aires Jewish community, este modo, ejerció como un notable mediador we analyze the novels Año de noches (1944) and Efraín entre culturas, cuya labor,1 especialmente en de Atenas (1950), as well as the incomplete Yehudá cuanto a la difusión de la literatura alemana en Haleví a las puertas de Jerusalén, following the cognitive narratology developed by authors like Monika Fludernik España, no tiene parangón en esos años. and Marie-Laure Ryan. In both novels, sexual desire, Ya desde su juventud, Kahn mantuvo diversas religiosity and identity clash inside the mind of the main pertenencias difíciles de conciliar, pues junto a su characters, transposing to fiction the tensions in the author’s patriotismo alemán, reforzado durante la Primera complex identity. Guerra Mundial, sentía un claro sentimiento de

1 La fórmula la tomo de Marianne O. de Bopp, quien destacara a Kahn por su «role as mediator between ethnic factions». «Jewish Exile-Intelligentsia», en Hans-Bernhard Moeller, ed., Latin America and the Literature of Exile. A Comparative View of the 20th-Century

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pertenencia a la comunidad judía. Doble religa- Mundo Israelita o la revista literaria Davar, todas ción en la que había creído la mayoría de los ju- ellas ligadas a la Sociedad Hebraica Argentina. díos alemanes, partidarios de la asimilación, pero Fue en este círculo de intelectuales judíos, que que se hacía cada vez más complicada ante el cre- propugnaban la conciliación de la cultura judía ciente antisemitismo en Alemania. Para solventar con la adhesión a la patria argentina, donde Kahn esta dualidad, Kahn creó un heterónimo llamado desarrolló la mayor parte de su labor, pero siem- Medina Azara, con el que firmaba los ensayos que pre desde una posición algo marginal, tanto por ir sobre temas judíos publicó en la Revista de Occi- evolucionando hacia un judaísmo de exigencia ra- dente o La Gaceta Literaria. dical y aspiraciones místicas como por mantener, La llegada del nazismo supuso para Kahn la rup- durante la década que vivió en Buenos Aires (la tura con su patria de origen. Vetado desde entonces más productiva intelectualmente de su carrera) su para colaborar en las publicaciones alemanas por vinculación a la patria española de la que hubo de su condición judía, las noticias de la persecución exiliarse. En efecto, Kahn sería siempre referido racista nazi le decidieron a adquirir la nacionalidad como un «escritor español de origen alemán» o, española en 1933. Al estallar la guerra civil espa- más frecuentemente, un escritor «hispano-judío», ñola, Kahn se puso incondicionalmente del lado lo cual apunta a la evolución de una identidad de la República y sería nombrado, meses después, inestable que repasaremos al final de este artículo. Cónsul de la República Española en Salónica, lo cual le permitiría conocer a la mayor comunidad El erotismo religioso de Año de noches de judíos sefarditas de Europa, experiencia que le (1944) a Efraín de Atenas (1950) marcó indeleblemente. Tras la derrota de la Repú- El deseo erótico y la introspección religiosa son blica, Kahn se exilió en Francia, México y, a partir dos ámbitos temáticos que definen la narrativa de 1943, en Buenos Aires, donde permanecería de Máximo José Kahn. Ello es relacionable con hasta su muerte en julio de 1953.2 la compleja personalidad del autor, que quedaría La metrópolis argentina era por entonces la manifiesta en las muy diversas opiniones ver- capital editorial en lengua castellana y además tidas sobre él con motivo de su fallecimiento. contaba con una amplia comunidad judía que ma- Así, el novelista argentino Marcos Soboleosky nenía una rica vida asociativa y cultural, con pu- retrataba a Kahn como un asceta que aspiraba blicaciones como la revista Judaica, el semanario

European Refugee Writers in the New World. Heidelberg, Carl Winter, 1983, p. 131. Puede verse al respecto mi artículo «Mediador entre dos culturas. Las crónicas literarias de Máximo José Kahn (1927-1936)», Galerna. Revista Internacional de Literatura, 9 (2011), pp. 103-118. 2 Para más datos sobre la biografía de Kahn, véanse las páginas que le dedica Jacobo Israel Garzón en El exilio republicano espa- ñol y los judíos. Apuntes de literatura, Madrid, Hebraica, 2009, pp. 161-184; así como el breve pero sustancioso trabajo de Leonardo Senkman, «Máximo José Kahn: De escritor sefardí del exilio a escritor del desastre judío», en David Schidlowsky, Olaf Gaudig y Peter Veit, eds., Zwischen Literatur und Philosophie. Suche nach dem Menschlichen. Festschrift zum 60. Geburtstag von Víctor Farias, Berlín, Wissenschaftliche Verlag, 2000, pp. 221-239. También podrá consultarse mi libro, La patria imaginada de Máximo José Kahn. Vida y obra de un escritor de tres exilios, Valencia, Pre-Textos, 2012.

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al «desentendimiento de toda instancia terre- ría fe de esta dualidad: «Pocos días después de na» y cuya rigidez habría sorprendido incluso su muerte me preguntaba una joven estudiante a sus amigos: «Su militancia de abandono ac- israelita la verdad sobre Máximo Kahn. Le co- tivo asombraba a los mismos judíos, quienes no nocía poco y había recibido informaciones muy obstante el dogmatismo de que se nos conside- contradictorias; unos le habían dicho que era un ra víctimas, no admitimos renunciar al mundo. santo, otros que era un libertino, y ella quería Kahn fue tan espontáneo en lo que más de uno saber; suponía que yo, conociéndole desde hace denominó sus torturas, que redujo, para su pro- casi treinta años, podría decirle cuál era la ver- pio decoro, a la más exigua expresión su pro- dad. Le contesté, simplemente, las dos cosas».6 grama».3 Por su parte, el poeta Lázaro Liacho, El mismo Gil-Albert diría de él en una ocasión subyugado por el tono profético de sus ensayos que «era un ser profundo y extraño del que no religiosos y sus cursos sobre mística judía, quiso supimos nunca bien cuál era su verdad: a veces ver en él nada menos que cierta similitud con parecía un erótico sin condiciones, otras un sa- Moisés: «Yo he creído ver en él, redivivo, aque- cerdote sin culto».7 lla forma armoniosa del tipo humano legendario Seguramente esta oscilación entre la volup- del primer varón de Israel, al que con pausado tuosidad y el ascetismo fue una de las razo- movimiento y con ira tempestuosa impuso la nes del interés que Kahn mantuvo a lo largo cruenta marcha por el desierto y dio a su grey de toda su vida por la biografía y obra del los rectos mandamientos morales».4 En cambio, poeta sefardita Yehuda Haleví, que pudo es- su gran amigo Juan Gil-Albert lo retrataría en cribir, junto a algunos de los poemas sagra- su novela Tobeyo como un elegante seductor que dos más perfectos y que han perdurado en las mantenía «siempre, en torno, su harem libérrimo sinagogas durante ocho siglos, «canciones or- que las circunstancias proveían y en el que, si giásticas» que sonrojarían a los pudorosos, y muchas entraban por decisión propia, otras no en las que celebra «la exuberante hermosura hacían más que, con amable estupor, consen- de la mujer, el fuego fascinador del vino, el tir».5 La correspondencia con Rosa Chacel, asi- desenfreno tumultuoso del banquete, el fasto mismo, da fe de sus relaciones simultáneas con pagano e idólatra del paisaje en gestación, el varias amantes y la vallisoletana, en la sentida amor flameante». Según explicaba Kahn en su reseña necrológica que dedicó a su amigo, da- prefacio a la selección de poemas de Haleví

3 Marcos Soboleosky, «Imagen de Máximo José Kahn», Davar. Revista literaria, 46 (1953), p. 74. 4 Lázaro Liacho, «El sueño soñado por Máximo José Kahn», Davar. Revista literaria, 47 (1953), p. 44. 5 Juan Gil-Albert, Tobeyo o del amor. Homenaje a México, Valencia, Pre-Textos, 1990, p. 69. 6 «Una palabra de adiós. Máximo José Kahn (1897-1953)», Sur, 224 (septiembre-octubre de 1953) p. 125. 7 «Breve presencia informativa», en Poemas sagrados y profanos de Yehuda Haleví, prólogo de Máximo José Kahn, traducción de Juan Gil-Albert y Máximo José Kahn. Madrid, Júcar, 1986, p. 14.

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traducidos por él junto a Gil-Albert, frente a la no, buscando dotar a una religión tan patriarcal pureza casta de otro poeta judeoespañol como como el judaísmo de un elemento femenino más Moisés ibn Ezra, Haleví sintió «que el pecado afín a su personalidad.10 es más hondo que la virtud», y Kahn le daba Pero lo que nos interesa aquí es analizar cómo la razón porque «el pecado lleva en sí un caos Máximo José Kahn trasvasó sus sentimientos y creador en evolución del que el ser humano sus ideas sobre la difícil conjunción entre ero- puede querer ascender para notar, al princi- tismo y religiosidad en su obra literaria, cómo pio, como jugando, sus facultades y para darse a través de los protagonistas de sus dos novelas cuenta, más adelante, de su soberanía». Haleví principales, Año de noches y Efraín de Atenas, habría sido «un portentoso pecador» que «bus- corporeizó estas convicciones, haciéndolas más caba febrilmente la redención de Israel en el fácilmente aprehensibles para sus posibles lec- principio femenino, en el principio virgíneo, tores. Para explicitar los mecanismos seguidos materno y matriarcal, en el mismo principio de por el autor, se recurrirá a la narratología de raíz la misericordiosa comprensión de la que ha de cognitivista, que a mi entender ha superado una venir la redención toda».8 de las mayores carencias del acercamiento es- Probablemente Kahn estaría interpretando tructuralista, como era la desatención analítica aquí de manera bastante libre ciertas tenden- respecto a los personajes, apenas considerados cias místicas del judaísmo que centraban sus re- en cuanto a las funciones que desempeñaban en flexiones sobre la Shejiná, la morada del Eterno el progreso de la historia relatado, dejando de que en el Zohar se identificaba netamente con un lado toda su dimensión de mímesis psicológi- elemento femenino, utilizando incluso un sim- ca, la cual, como apuntaron Jonathan Culler o bolismo sexual al hablar de la unión de Moisés, Seymour Chatman en sendas críticas al estruc- el hombre de Dios con la Shejiná, describiéndo- turalismo, es lo que convierte en inolvidables se, como ha analizado Gershom Scholem «por a ciertos personajes y en dignos de olvido a primera vez la relación continua con la Divini- otros.11 Por ello, considero acertada la definición dad en términos de un matrimonio místico entre de Monika Fludernik de «narrativity as mediated Moisés y la Shejiná».9 Kahn, educado en la cul- human experientiality»,12 en la cual la represen- tura alemana, tenderá inevitablemente a relacio- tación de la conciencia no es un aspecto margi- nar la Shejiná con el «eterno femenino» goethia- nal. Por el contrario, como sugiere la experiencia

8 «Prólogo» a Poemas sagrados y profanos de Yehuda Haleví, op. cit., pp. 25 y 38. 9 Gershom Sholem, Las grandes tendencias de la mística judía, traducción de Beatriz Oberländer, Madrid, Siruela, 1996, p. 250. 10 Kahn impartía cursos sobre «Historia de la mística judía» en la Sociedad Hebraica Argentina, entre cuyos temas se contaban la Shejina y «lectura explicativa del Zohar». Agradezco esta información a Débora Szuchmacher, archivera de la Sociedad Hebraica. 11 Véase Jonathan Culler, Structuralist Poetics. Structuralism, linguistics and the study of literature. Londres: Routledge, 2002, p. 269; Seymour Chatman, Story and Discourse, Ithaca, Cornell University Press, 1978, p. 118. 12 Monika Fludernik, Towards a ‘Natural’ Narratology, Londres, Routledge, 1996, p. 36.

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de cualquier lector, el principal vínculo que nos sus deseos, corporeizados en un principio por une es la evocación artística de la experiencia del la misteriosa Débora. En su largo esfuerzo por mundo, para la cual el método más efectivo es conquistar a Débora a lo largo de un año, muy la identificación producida al conocer los pen- significativamente, los momentos cruciales, los samientos de un personaje. Veamos, teniendo en eventos narrativos que hacen avanzar la historia cuenta estas aportaciones de la narratología cog- al modificar las relaciones dentro del universo nitivista, cómo el lector de las novelas de Kahn ficcional a favor de su acercamiento a ella, se recibe a través de la evolución de la conciencia producen coincidiendo con festividades religio- de sus protagonistas, ciertas inferencias que con- sas o momentos de cercanía a lo divino. Así, Da- cuerdan con las proposiciones del discurso ideo- vid ve por primera vez a Débora Jerusalmí en la lógico del autor. sinagoga, mientras se canta el Kol Nidré, el día La novela Año de noches parte de un original de la víspera del Yom Kipur. Al día siguiente, en concepto, pues está compuesta por las confesio- el momento más solemne de la oración, cuando nes que David, un adolescente judío de dieciséis suena el shofar, la trompeta litúrgico de cuerno años, dirige a Yahvé en sus oraciones antes de de carnero, David siente un escalofrío y, embria- acostarse, a lo largo de todas las noches de un gado a la vez de temor religioso y deseo carnal, año, a partir de la fecha del año nuevo judío. Se sale a buscar a Débora y logra hablar con ella: trata, por lo tanto, de un diario o «nocturnario», según lo llamaría en su reseña el poeta León S. He estado sordo, Señor. Yo escuchaba y no Pérez, que refleja la vida íntima del joven Da- oía, y de repente oí, sin haber escuchado, las vid. El diario se inicia el 14 de septiembre de voces salvajes del shofar, esta mañana en el 1939 y termina un año después. El muchacho Templo […]. Ah, Señor, ¡qué cascada de esca- relata el progreso de su amor por Débora Jeru- lofríos me vertiste en la columna vertebral! Los salmí, y sus relaciones con otras mujeres: Sara, ojos entornados de excitación, el cansancio de Ester y Miriam. la muerte en los muslos, busqué la galería de Si consideramos el «mundo ficcional» de la las mujeres. ¡Qué pálida estaba ella! Y ¿qué ha- novela como un «universo narrativo»,13 en el cía su carita blanca, blanca como el lino de las cual, según Marie-Laure Ryan14 coexisten y en- camisas mortuorias que llevaban los hombres tran en conflicto el «mundo real» de la ficción del Día del Perdón? Su cara se inclinaba hacia con los «mundos privados» de los personajes, mí y hacia la puerta de salida de la sinagoga y Año de noches puede verse como una novela hacia el jardín de la sinagoga…15 de formación en la que David intenta realizar

13 Véase Lubomír Doležel, Heterocosmica. Fiction and Possible Worlds, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1998. 14 Marie-Laure Ryan, «The Modal Structure of Narrative Universes». Poetics Today, VI, 4 (1985), pp. 717-755. 15 Máximo José Kahn, Año de noches, Buenos Aires, Ediciones Imán, 1944, pp. 15-16.

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En su intento por conquistar a Débora, el pro- que piensas burlarte de mí eternamente… Si me tagonista tiende a sentirse más devotamente ju- preparo para un viaje, caigo enfermo. Si me lan- dío cuando suceden acontecimientos favorables zo a la orgía que me organiza Salomón, me rap- a sus deseos, y a sentirse alejado de Dios cuando ta la santidad… […] Señor, no comprendo. Me ella le da la espalda, hasta el punto de llamarlo empujas como el hombre de la Feria empuja al «asesino», cuando ésta se separa de él y se abra- columpio. De golpe rozo el cielo, de golpe doy za a Jacobo, el chantre de la sinagoga. Despe- con la losa».17 El protagonista-narrador, así, se chado, el apuesto David se dejará seducir por la ve perplejo ante el devenir de su propia historia, bailarina Sara Shalóm y tras yacer con ella, aún en un bucle en el cual su mente lucha en vano por en su cama, ambos desnudos, se dirigirá men- aprehender la realidad que le rodea con algún talmente a Dios, pues necesita más de la divi- criterio claro de veracidad, que él cree designada nidad precisamente en los momentos de mayor por Dios. En novelas como ésta, puede compren- goce sensual: «No quiero esquivar la oración, no derse claramente la propuesta de Uri Margolin puedo dejar de rezar, algo en mí me empuja a de sustituir el término de «agente narrativo» por rezar así como estoy: mi vientre aún húmedo del el de «conocedor» (cognizer) por revelarse como suyo, mi mano sobre su muslo tan maravillosa- más relevante en el mundo ficcional el proceso mente duro».16 Poco después, Sara le presenta de evolución mental de David que los aconteci- a su amiga Ester, por la que también se siente mientos que le suceden, más bien subordinados atraído. Pero en medio de esta agitación emocio- a sus deseos e interpretaciones.18 nal, en la que en vano pide a Dios inspiración Sin embargo, parece evidente que ciertos para decidirse, David cae gravemente enfermo. personajes alcanzan una menor entidad como Cuando se recupera, rechaza la propuesta de su entes pensantes y sus acciones están más bien madre para recibir la bendición del Gran Rabino, enfocadas respecto a su actuación sobre David. y en su lugar prefiere visitar a su amigo Salo- Así, frente a Salomón, el amigo que lo arrastra món, alegre vividor y pícaro, quien le organiza hacia la depravación, David conoce a Samuel, una «orgía» para celebrar su curación, con Sara, un bajor, o estudiante del Talmud, quien des- Ester y Perla. Sin embargo, en esta fiesta, Da- pierta en él la ansiedad mística que había olvi- vid decepciona a sus admiradoras, comenzando dado en el tráfago de sus amoríos. El protago- a contar chistes e historias sin gracia, que hace nista tiene sentimientos ambivalentes hacia su que ellas se retiren aburridas. David ve una burla nuevo amigo: «Samuel me repele un poco y me del Todopoderoso en estos sucesos: «De suerte embriaga mucho».

16 Op. cit., p. 60. 17 Op. cit., pp. 86 y 89. 18 Véase Uri Margolin, «Cognitive Science, the Thinking Mind, and Literary Narrative». En: David Herman, ed., Narrative Theory and the Cognitive Sciences. Stanford, Center for the Study of Language and Information, 2003, pp. 271-294.

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Ambos amigos se enfrentarán en una fecha tan te. Me había muerto de una muerte horrorosa. En significada como el Hanucá, que David celebra un solo instante sufrí la paralización íntegra de los con recogimiento y verdadera fe gracias a la com- que mueren de una parálisis lenta. […]. Dios mío, pañía de Samuel, cuyo misticismo le hace pre- ¡cuán espantosa fue mi muerte! ¡Cuán glorioso guntarse si es «un hereje o un santo».19 Aunque se eres tú, tú que me diste vida para narrar y para ol- siente fascinado, a veces las respuestas de Samuel vidar mi muerte!20 le desconciertan y enojan. Como reacción ante ese excesivo misticismo, acepta la propuesta de Así, el erotismo impuro y deliberadamente irre- Salomón de celebrar el último día de Hanucá en ligioso, blasfemo, tiene consecuencias negativas en un burdel y gastarle una broma a su piadoso ami- la evolución de David, al contrario que los momen- go. En un burdel en el que hay «veinte mujeres tos de erotismo teñido de religiosidad que marcan semidesnudas», Salomón llama a Samuel, dicién- su acercamiento a Débora. En este caso, aunque la dole que David ha sufrido un ataque de corazón y experiencia de la representación performativa de su quiere verlo antes de morir. David se tiende y se muerte, sugestionado por la presencia de Samuel y cubre con una sábana. Cuando Samuel descubre su visión del azul, color de la pureza, parece apun- el rostro de David, cree que ha fallecido y éste tar a un retorno de David a la religiosidad, éste será siente una ominosa sensación de haber muerto: vencido por la poderosa sensualidad de su juventud y su atractivo sobre las mujeres, que le hace verse –¿Dónde está el moribundo? –oí preguntar como un peculiar «judío errante» que va «de casa a Samuel con voz glacial. –¡Ahí!– dijo una mu- en casa, de cama en cama. El paso de mi sombra jer. Los pasos lapidarios avanzaban. Su ritmo me por la tierra quiere diseminar sueños enamorados delataba que Samuel no se dignó mirar a su al- entre las mujeres. Las sombras que caen sobre mí rededor… Me arrancó la sábana de la cabeza, y de las enamoradas, han de ir moldeando, moldean- yo sentí el aliento tibio de la boca que se inclinó do el ovillo de órganos que soy». Pese a ello, lucha sobre la mía. Aunque mis ojos estaban estrecha- contra la atracción que siente hacia Ester, declaran- mente cerrados, percibí la claridad de dos chispas do: «Señor, ¡tú sabes bien, donde anida mi único verdes durante un solo momento; y después nada amor y que todas las demás no son sino ídolos!».21 más… –He llegado tarde, oí pronunciar una voz Sin embargo, no puede sino sucumbir cuando, en lejana. –Está muerto… Y tenía razón. Yo había fa- la celebración de Purím, Ester recita los versos en llecido. […] Me ahogué en un gas sin olor, pero memoria de la reina Ester, lo cual hace que David densamente azul, de un azul vertiginoso, radiante, las identifique en un momento de excitación favo- deslumbrador… Muerto estaba, y tú me resucitas- recido por su vestimenta, semidesnuda, con una

19 Op. cit., pp. 92 y 100. 20 Op. cit., pp. 115-6. 21 Op. cit., pp. 123 y 184.

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túnica que deja ver uno de sus pechos. A pesar de descubre unos papeles rotos donde reconoce su sus propósitos, David se siente feliz tras la unión nombre escrito por ella, con lo que descubre que sexual con Ester y se siente, él también, como el ella lo sigue amando. Más adelante, en un ban- rey bíblico homónimo: quete donde se encuentra con Débora, ésta revela que no ha dejado de amarlo y le permite besarla. Ahora sí soy rey. Ester duerme a mi lado, sin A partir de ahí, siguen unas breves semanas en vestimenta, sin artificios, desnuda cual un husillo las cuales David siente una plenitud vital que le de marfil labrado… Las greñas de mi pelo cuel- hace dar gracias a Dios por haber creado a Dé- gan de mi frente húmedas, revueltas, crespas, sin bora Jerusalmí, y comprende su vida como una electricidad. Mi corazón gorjea y sonríe. Pronto, serie de pruebas y sufrimientos (incluyendo la pronto, dentro de poquísimos instantes, dormiré yo temprana pérdida de su padre y su amiga Raquel) también… Todo mi cuerpo va a sonreír. Pecando que habían de llevarle a la unión con su amada: sin pudor, abrazando a esta personilla, hundiéndo- «Dios, me diste el amor más precioso de todos se, con afán de topo, en el barro de este idolillo, los amores que creaste. Comprendo que, para David, el shlemíl, dio con su deleite.22 ganar a Débora, haya tenido que perder, paulati- namente, papá, Raquel y la paz…».24 Sin embar- Como puede inferir el lector, con esta rela- go, finalmente, la sensualidad de David lo vence- ción impura y paródica de la historia judía, Da- rá y, a pesar de que había prometido no acercarse vid se halla cada vez más lejos de la religión, a ninguna otra mujer, cederá a las insinuaciones según confiesa una noche: «De vez en cuando de Miriam Salcedo. Aunque la perciba errónea- me duele mi Dios por bien que me lo hayan am- mente teñida de halo sagrado judaico y hable del putado». Significativamente, sus esfuerzos por «perfume de su desnudez cananense que exhala recuperar la cercanía de Dios se confunden con su cama», el lector puede inferir que el personaje su nostalgia por Débora. Así, en la plegaria del ha tomado un camino erróneo. Cuando después final de la cena de Pascua, al rezar por la vuelta de su unión sexual con Miriam, visita a Débo- a la Tierra prometida, no puede evitar recordar- ra, no es capaz de mentirle y ella, enloquecida la: «Y los comensales se levantan: […] «El año de dolor, se suicida. La muerte de su amada, a que viene en Jerusalén…» … El año que viene pesar del dolor, parece hacer cambiar de vida a en… Jerusalén… que viene… Jerusalén… año David, que recuerda que su padre le «dijo una que viene Débora Jerusalmí… Amén».23 Sus vez que no se podía vivir como yo vivo». David plegarias parecerían haber hecho efecto. En un se vuelve a dirigir al Eterno con su devoción de paseo enloquecido frente a la casa de su amada, antes, consciente más que nunca de lo transitorio

22 Op. cit., pp. 88. 23 Op. cit., pp. 203. 24 Op. cit., pp. 301.

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de la vida. Encerrado en su habitación, escucha se mostró el poeta judío León S. Pérez, quien, a lo lejos cantar al chantre Jacobo una canción conociendo bien a Kahn, supo apreciar la sutil religiosa de Yehuda Haleví, que expresa el deseo «mezcla de lo erótico sin disfraz con lo religio- del poeta toledano de llegar al «escabel en que so» y la aspiración a «lo sublime» que sirvió descansan los pies de mi Dios, para extender mi para dignificar «lo instintivo». El crítico sefar- mente y mi alma».25 La aparición de Yehuda Ha- dita vio en El cantar de los cantares el antece- leví justo al final del libro, por supuesto, es alta- dente de la concepción de esta novela, «el rega- mente significativa; como expresara con afortu- zo de donde mana la inspiración sustancial de nada fórmula Menakhem Perry, «el orden de un la obra», lo cual la dotó de «un matiz de poesía texto construye sus significados» de una manera nunca decaída» que mantuvo el erotismo de la cumulativa,26 de modo que la oración de Haleví novela alejado por igual «de la lascivia, de la provoca un reajuste final en la interpretación de falsedad y de la hipocresía clerical».28 la trayectoria de David, que reflejaría en sólo un Otro intento de presentar ficcionalmente esta año la de Haleví y el ideal de Kahn, intentando fusión de erotismo y religiosidad fue la novela aunar el amor humano con el divino, para final- que Kahn dejó inconclusa y que se habría titu- mente, y tras su fracaso, dirigirse al Eterno. lado Yehudá Haleví a las puertas de Jerusalén, Aunque la novela no recibió gran atención al protagonizada por el poeta en el que, como vi- publicarse, los escasos críticos que se ocuparon mos, Kahn identificaba esa difícil combinación de ella no dejaron de juzgar sobre la compli- con la mayor altura lírica y vital. El largo ex- cada trayectoria erótica de David. Así, Lorenzo tracto de la novela, publicado en una revista co- Varela habla de su «desorientación» por carecer lombiana, se sitúa en el palacio del difunto Rabí de algo «que lo ciña a su destino, que se lo re- Eliezer, en lo alto de una colina desde la que se vele», falto de lo cual, «David se pierde en el divisa Jerusalén y donde habitan su hija mayor laberinto de sus sensualidades que inútilmen- llamada Yojebed y Abul Hachchach, adolescente te lo impulsan y lo desvían». El poeta gallego, que fue discípulo del Rabí pero que ha abrazado por entonces en una época de neto compromiso la fe musulmana. Hachchach recibe la inespera- comunista, no apreciaba el sensualismo de la da visita de Susana, la hermana menor del ra- novela, y no supo ver la relación entre el «des- bino, que fue expulsada del palacio por haberse varío» del protagonista y la «atmósfera extra- convertido en meretriz. Susana viene a pedir la ña, simbólica» que aportaban los «elementos bendición de su hermana, pues se ha enamora- tradicionales del espíritu hebreo».27 Más agudo do de un misterioso viajero venido de Sefarad

25 Op. cit., pp. 312-6. 26 Véase Menakhem Perry, «Literary Dynamics. How the Order of a Text Creates its Meanings», Poetics Today, 1, 1 (1979), pp. 35-64. 27 «Año de noches, por Máximo José Kahn», Correo literario, 27 (15 de diciembre de 1944), p. 6. 28 León S. Pérez, «Año de noches, de Máximo José Kahn», Davar, 12 (mayo-junio de 1947), pp. 103-106.

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y quiere marcharse con él. Hachchach se siente pero que fascina a Efraín cuando la ve tocar el intrigado al oír hablar de ese viajero que llegó piano, cuando «la indiferencia en persona se «cargado de los regalos que le hicieron los prín- había convertido, por un solo instante, en una cipes israeltas de Egipto» y «exhausto de temor personificación del éxtasis».30 Al mismo tiem- de no llegar a Jerusalén». Se trata, por supuesto, po, Efraín mantiene una estrecha relación con de Yehuda Haleví, quien con su mezcla de pa- su madre, la sefardita Reyna-Leonor Molho sión religiosa y lírica amorosa hace que también a la que quiere y cuya belleza admira.31 Ya en Yojebed se enamore de él, por lo que Hachchach la pubertad, su tía Elena, venida de París, le asesina a Haleví, ya que «si hubiera entrado en informa de que le tiene asignada una esposa: Jerusalén, habría convertido mi ciudad en la ciu- Dina, una muchacha sefardita que vive como dad de los hebreos».29 ella en la capital francesa. Considero que estos Dos años después, Kahn publicó su última cuatro personajes femeninos, muy diferentes, y más importante novela, Efraín de Atenas, tienen importancia principalmente en relación en la cual, como veremos en la siguiente parte con la evolución de Efraín y la definición de de este trabajo, el componente temático prin- su identidad como judío. Como ha señalado el cipal es la búsqueda por el griego Efraín Pa- narratólogo Fotis Jannidis, no existen tipolo- parós de su identidad judía. Sin embargo, ésta gías absolutas de personajes, pero sí tipologías se ve complementada por su paralela búsqueda en relación a la acción, la complejidad de los del amor. Como en el caso de David, Efraín se personajes y la acción.32 Veamos, en resumen, ve solicitado por varias mujeres. Ya con nueve cómo se desarrolla el vínculo del protagonista años recibe las insinuaciones de Antígona Efre- principal con cada una de ellas y qué aportan a midis, secretaria de su padre, judía conversa al su desarrollo. catolicismo, que le confiesa haber soñado que En el caso de Antígona Efremidis, tras la se bañaba desnuda con él y que ama «al ado- primera insinuación a Efraín siendo niño, su lescente que está surgiendo de tu muchachez». siguiente encuentro importante se produce ya Efraín se siente confuso por sus palabras, y con catorce años. Sabedor de que Antígona, más atraído hacia Ana Voigt, cinco años mayor de veinticinco años, está apartando a su padre que él, la hija de su preceptor austríaco, una Francisco de su madre, Efraín, aunque la en- muchacha católica, flaca, desgarbada y seria, cuentra «irresistible» y con un perfil de «deidad

29 «Yehudá Haleví a las Puertas de Jerusalén», Universidad Nacional de Colombia. Revista trimestral de cultura moderna, 16 (1950), pp. 25-46. 30 Efraín de Atenas. (Novela), Buenos Aires, Santiago Rueda Editor, 1950, pp. 100-1. 31 José Carlos Mainer, en su resumen de esta novela habla de «una madre de afectuosidad casi incestuosa». Ver «Los judíos en la literatura española de la primera mitad del siglo xx. Notas sobre un tema», en Iacob M. Hassán, ed., Judíos en la literatura española, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2001, p. 401. 32 Fotis Jannidis, Figur und Person. Beitrag zu einer historischen Narratologie, Berlín, Gruyter, 2004, p. 105.

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helena»,33 la rechaza por creer que, detrás de la de Salónica. Efraín queda impresionado al saber atracción que Antígona siente por él, se escon- que, aunque no saben leer, todas ellas conocen de el propósito de convertirlo también a la fe dos libros de memoria, «la Torá y el Quijote». romana. Finalmente, Antígona será secuestrada Al joven judío, maravillado, se le ocurre some- por Luciano Paparós, tío de Efraín y ardiente terlas a un concurso sobre cuál sabe «la estrofa sionista, quien así pretende evitar que su sobri- más fina de Yehudá Haleví».35 Cuando sus seis no sea bautizado. tías han pronunciado sendas estrofas, para su En cuanto a su madre, el alejamiento de su asombro, su madre le pregunta: «¿Me dejas en- marido, convertido al catolicismo y su conver- trar en el concurso, mi juez? En segundas nup- sión, la afectan gravemente y se aferra cada vez cias me podría casar contigo». Cuando su madre más a su hijo. Cuando éste marcha durante unos pronuncia dos encendidos versos de Haleví, una días con su tía Elena, Leonor casi enloquece y, al oropéndola irrumpe en la habitación. Atónito, volver Efraín, lo recibe exaltada, «sin atreverse a Efraín ve en el ave «un mensajero misterioso y abrazar a Efraín, empezó a cubrir su chaqueta de milagroso» y propone a su madre marchar con besos» y confiesa extraños sueños sobre él: «Mi él a París. Cuando su madre se niega, Efraín se hombrón, no he podido tomar aliento ninguna marcha confundido por su declaración. Su ma- noche sin que mis pulmones sollozaran […]. Me dre, en cambio, parece sublimar ese deseo en la tumbé sobre tu cama […] Así, sí, he consequido aspiración a que su hijo sea rabino, descrito en siempre dormirme un ratitio. ¡Oh, mi viñedo! términos inusualmente eróticos: «Que el Señor ¡Prométeme que no volverás a separarte nunca del Mundo me conceda esto –dijo Leonor–: que de tu Leonor! ¡Qué tonta soy! […] Estoy loca. lo vea predicar a la muchedumbre desde un púl- Varón es y tiene que irse». Pocos minutos des- pito alto, erecto y preñado de bendición».36 En pués de este rencuentro, Efraín presencia algo otras ocasiones, Leonor llama a su hijo con tér- que supone la mayor amenaza para la perma- minos tan equívocos como «mi gran seductor», nencia de su madre, pues en la mansión de los «mi torreón de templo» o «mi faro del puerto» Paparós, unos obreros están transportando «un y Efraín sufre las consecuencias de un conflicto enorme grupo escultórico de madera policro- edípico no resuelto, recordando a su madre en mada que representaba a Jesucristo en la cruz los momentos en que se siente más atraído por y a María de rodillas».34 Ante la exclusión cada una mujer. Así, al recibir la carta de Dina, «se vez más evidente por parte de su marido, Leo- compró una buena caja de ébano con su buena nor invita un día a sus seis hermanas, venidas cerradura de marfil para dejar la carta dentro.

33 Op. cit., pp. 186-8. 34 Op. cit., pp. 158-160. 35 Op. cit., pp. 232-3. 36 Op. cit., pp. 235-6.

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Así procedió porque se imaginaba que Leonor sacudió la cabeza. Entonces Efrain creyó que no había hecho esto si recibiera cartas». Y cuan- quería que la acariciara. Luego vio que sacudía la do ve desnuda a la prostituta Sara Levy, llama frente para que su cabello estuviera suelto. A ve- asustado a su madre: «¡…Oh, Leonor! –balbu- ces, el pelo de Ana era feo como tinta roja; a veces ceó Efraín con voz trémula. Las palpitaciones formaba volutas audaces y portentosas de oro que ahogaban su voz».37 parecían precipitarse a un hontanar. En el caso de Ana Voigt, su conflictiva relación –Creo que me tengo que ir –dijo Efraín. se estrechará a partir de la agonía y muerte de su Ana no contestó. 38 padre, el preceptor de Efraín. Su fallecimiento coincide con la noche en la que comienza el Día El sentimiento de amor-odio que ambos se del Perdón. Efraín, que había acudido a la sina- tributan apasionadamente se pondrá de mani- goga, se encuentra al salir con Ana Voigt, que le fiesto con motivo de otra festividad religiosa, comunica la muerte de su padre. En sus últimos pero esta católica. El domingo de Resurrección, momentos, éste se había negado a que le visitara Efraín se despierta con «el estruendo triunfante un sacerdote y a sostener «ningún crucifijo entre y glorioso de un Jubilate» tocado al piano por las manos» por si venía «el joven doncel» como Ana Voigt, más bella que nunca, pero que recha- llamaba a su pupilo. Murió con un cubilete de za a Efraín, por no haberla visitado a ella ni a la dados entre las manos, símbolo del azar y, para tumba de su padre, y le acusa: «Odias a los ca- Ana Voigt, en pecado, por culpa de Efraín. Con tólicos y también a los católicos muertos». Ana todo, frente al cadáver de Voigt, Efraín expresa le anuncia que un sacerdote católico, el capellán por primera vez su deseo por la joven, y ella se Mercier, ha venido a verle, y cuando Efraín pre- deja hacer, pero él se contiene finalmente, en una gunta irónicamente si es «para convertirme al escena de moroso erotismo donde se expresa, en catolicismo», ella se mofa, acusándole de manía el silencio de ambos, el abismo que los separa persecutoria y le espeta: «Siéntate encima de tu por sus distintas religiones: arca de la Alianza para que no te la roben. Me aburres».39 En las palabras de Ana se trasluce el Efraín sintió en la cabeza un vacío corrosivo. rechazo que ella sigue sintiendo por la condi- Por un instante temió llevar la cabeza del muerto ción judía de su amigo, al que también acusa de sobre sus hombros. No consiguió concebir ningu- que su padre muriera ateo. Sin embargo, cuando na idea. Le hubiera gustado enterrar sus manos en él le propone acompañarle a París, ella accede, el pelo de Ana. Se fue hacia ella y le acarició las embarcando «sin preguntar si se trataba de una sienes. Ana no se movió; sólo de tarde en tarde broma graciosa o pesada», dando muestras de

37 Op. cit., pp. 247, 253 y 333. 38 Op. cit., p. 206. 39 Op. cit., pp. 237-9.

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lo imprevisible de su carácter y la ambigüedad –Es extraño –dijo Efraín–. Probablemente eres de sus sentimientos hacia él. Ya en París, se lo más opuesto a mi madre que pueda haber para acrecienta la tensión erótica entre ambos. Una mí en el mundo; a mi madre: la cosa más deliciosa noche, Efraín encuentra una nota de ella pidién- que conozco. No tienes nada de común con ella: dole que vaya a verla a su habitación, y cuando nada. Todo lo tuyo me es ajeno. Eres para mí como llega la encuentra desnuda y dormida, sintiendo un paraje medio tórrido, medio glacial. Probable- una gran conmoción: «La desnudez de Ana era mente no me atraen en ti más que tu fantástica fascinante. Era la primera vez que Efraín vio una belleza y tu exotismo. No obstante, no sé lo que mujer desnuda». Al regresar a su habitación, no habría pasado si no fueras… puede conciliar el sueño, tironeado por el deseo –…exótica, cristiana. y el sentimiento de pecado: «El cuerpo de Ana –Cristiana, sí. 41 era una gran manzana blanca, con su pulpa den- tro: con su culpa dentro. La serpiente, el gusa- En otro momento, Ana aparecerá con una no de la manzana de la culpa, había depositado cruz de oro al cuello, con intención de provo- su veneno en el cerebro de Efraín. Envenenado, car a Efraín, aunque terminará sollozando por adivinó que nunca volvería a ver a Ana como la frustración de que se hayen separados por esta noche: tan bella, tan blanca, tan pulida, tan sus religiones y le confiese: «Eres puro, Efraín desnuda, tan turgente y tan deseable».40 Incen- […] eres repugnantemente puro». Aunque Ana diado de deseos antes desconocidos, se dirige, Voigt se enterará del amor de Efraín y Dina, en busca del «desenfreno», a la Place Pigalle, intentará seducirlo al invitarle a su casa, inten- en una noche de gélido invierno. Allí encuentra tando en vano que él olvide sus diferencias de a una solitaria prostituta llamada Sara Levy, ju- religión y recordándole su pasado juntos: «Te día de Lituania, que le lleva a su casa. Efraín se prohiben que sorbas cristianismo de mis muslos siente turbado al ver que en su habitación tiene de muchacha cristiana, pero un poco de Gre- un candelabro de Janucá, pero más aún cuando cia sí lo puedes sorber de ellos, rabinito, por- Sara empieza a desnudarse, y huye. Atormenta- que creo que esto no te lo prohibe nadie. Al fin do por su deseo, Efraín evitará en adelante ver y al cabo, nos hemos formado allá juntos, un a Ana Voigt. Cuando un día por fin se encuentra poco como si hubiera entre nosotros un lazo con ella, expresará claramente que es su «catoli- fuerte…». Efraín cede por unos momentos al cismo metálico» lo que le aleja y a la vez fasci- deseo que le inspira Ana Voigt, desnuda bajo su na, en un deseo complicado por su sentimiento bata: «Efraín entrerró sus labios en la carne de de culpa respecto a su madre judía: Ana. Al cabo de un rato, Ana tuvo que arrancar la boca de Efraín como si fuera una lapa ad-

40 Op. cit., pp. 300, 321-2. 41 Op. cit., p. 389.

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herida».42 Cuando Ana le ofrece quedarse para gran estudioso de la Cábala) y mantienen un au- siempre en su casa, él se marcha sin contestar. téntico «culto del nombre», del «shem» («nom- Pero a pesar de su cariñosa relación con Dina, bre», en hebreo), de modo que a los enemigos Efraín seguirá sintiéndose atraído por Ana del judaísmo podría llamárseles «antishemitas», Voigt y le llena de dolor descubrir que ella se en lugar de «antisemitas». Por otra parte, Dina está prostituyendo, aunque más aún le horroriza confiesa que «no es el molino amigable de la saber que marcha a Alemania, ya bajo la tiranía vida el que hace latir mi corazón, sino la matraca nazi. Algo después, su tío Luciano Paparós le de la muerte».44 Para Kahn, este memento mori revelará que «Antígona Efremidis y Ana Voigt era, contra lo que pudiera pensarse, un acicate están al servicio del antisemitismo alemán».43 «un incremento vigoroso» y «un manantial de Al oírlo, Efraín sufre un ataque y está a punto energía dentro de las energías vitales»45 y sería de caer inconsciente. algo en lo que coincidirían tanto los españoles En cuanto a Dina, tras haberle hablado de como los judíos, para quienes «el tráfico con la ella su tía Elena, Efraín recibe una larguísima muerte es una de las fuentes más augustas de la carta suya, en la cual el lector puede inferir, por judaica inspiración».46 En el nivel temático, el múltiples detalles temáticos (sobre todo el lec- lector infiere que, en cuanto a su ‘calidad judía’, tor ‘informado’ que conociera la obra ensayís- Dina es muy superior a las otras ‘aspirantes’ al tica de Kahn), que Dina es una representante de amor de Efraín, y su horizonte de expectativas se un judaísmo más profundo y completo que las prepara para el encuentro entre ambos. Sin em- otras protagonistas femeninas. Así, Dina insiste, bargo, cuando ambos se encuentran finalmente al escribirle sin conocerle, que le gustaría que en París, Efraín, y el lector con él, se entera de Efraín se enamorase de ella a través de su nom- que Dina es sordomuda, habiendo perdido la voz bre: «Te explicaré por qué no soy más que mi y el oído al tiempo que morían sus padres el trá- nombre […] por qué no has de acercarte a mí, gico incendio de Salónica en 1917, que destruyó de no ser que mi nombre, Dina, te embelese tan- la parte antigua de la ciudad y que supuso una to como a mí el tuyo: Efraín». Dina reitera, una cesura en la vida de la comunidad sefardita, la y otra vez: «No soy más que mi nombre». Para mitad de la cual emigró por haber perdido sus Kahn, según afirmase en su libro Arte y Torá, los casas, muchos de ellos a París. Efraín queda judíos creen que en su nombre se aúna la esencia confundido ante su descubrimiento y Dina lo de cada ser (no en vano Kahn fue también un percibe y le ordena que se vaya. Cuando tras

42 Op. cit., p. 517. 43 Op. cit., p. 534. 44 Op. cit., pp. 250-2. 45 Máximo José Kahn, Apocalipsis hispánica, México, Editorial América, 1942, p. 299. 46 Máximo José Kahn, La Contra-Inquisición. Capítulos para la historia de nuestras cenizas, Buenos Aires, Ediciones Imán, 1946, p. 67.

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hablar con su tía Elena vuelve a casa de Dina, su vida; las reflexiones las ejecutaba su muerte. un criado le anuncia de que se ha marchado a Oh, Dina yacía en los brazos de la muerte. Era Bretaña, huyendo dolorida. Sin embargo, el mu- por eso por lo que no oía ni hablaba y por lo que chacho recorre su habitación: actuaba tan atinadamente».49 Tras varias sema- nas de angustia, cuando se entera de que Dina Sobre el tablero pulido había una hoja arran- ha regresado de Bretaña, Efraín tiene un arreba- cada del bloc que Dina utilizaba para escribir. La tada idea para conquistarla. Acude a casa de su hoja estaba llena de las letras enormes que Efraín tía Elena en los Campos Elíseos, le prende fuego conocía. En la hoja ponía: y se lleva a Dina para rescatarla, llevándosela Efraín Efraín Efraín Efraín al Bois de Boulogne donde la cubre de besos, e Efraín volvió la hoja. intenta poseerla, en una escena apasionada, que Casi con los ojos cerrados y muy pausadamen- parece recrear el mito de Apolo y Dafne: te, escribió esto: Nuestro amor es la esperanza, nuestra esperan- Llegados al Bois de Boulogne, Efraín la trans- za es la verdad, la verdad es nuestro amor. 47 portó a un bancal de hiedra de negro verdor que se extendía al pie de una enorme encina. La depositó Como en el caso de Débora y David, es la sobre la mata salvaje e irregular, como si la deja- palabra secreta, íntima, descubierta en ausencia ra sobre un lecho blando. La cubrió de besos. En de la amada, la que revela su amor por Efraín. el vestido de Dina se formaban arrugas del calor Durante su ausencia, él se irá convenciendo de de las manos de Efraín. El torso de Dina vibraba que Dina ha de ser su verdadera compañera y, como si galopara. Efraín levantó las lianas más lar- frente a las insinuaciones de Eva, la voluble hija gas y más recias de la colgadura silvestre y rodeó del Rabino de París, le replicará que su destino las muñecas de Dina con sus renuevos de obstina- es amar «a la mujer sorda como la Torá, muda do verdor. En un instante, Dina se escapó de la red. como la Torá e inescudriñable como la Torá».48 Con la flexibilidad de una fusta cimbrada, saltó del Efraín, al tiempo que va alejándose de Ana suelo y echó a correr. 50 Voigt, se siente cada vez más fascinado por las cualidades propiamente judías de Dina: «Nadie Al día siguiente, Efraín se entera de que Dina podía saber de antemano lo que haría Dina, y ni ha marchado a España, adonde viajará en su ella misma, porque Dina actuaba primero y des- búsqueda acompañado de su amigo Absalón. pués reflexionaba. Lo que actuaba en Dina era Tras recorrer Andalucía, llegan a Toledo, don-

47 Efraín de Atenas, op. cit., p. 348. 48 Op. cit., p. 365. 49 Op. cit., p. 423. 50 Op. cit., p. 419.

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de Efraín sigue las huellas de Yehuda Haleví, suelo bajo la lluvia, a pocos metros de la casa de a la vez que está convencido de encontrar allí Dina, donde tras una horrible agonía, plagada de a Dina. Pero al beber de una fuente cae grave- visiones, muere. Como el David de Año de no- mente enfermo, envenenado. En medio de su ches, Efraín se muestra incapaz de armonizar las agonía, recibe la visita de una encapuchada, pulsiones eróticas y religiosas que lo desgarran y que resulta ser Dina, quien le besa y abraza, en su trágico final tiene no escasa parte la imposi- desesperada por no poder hablar. De vuelta en bilidad de conjugar su deseo por Ana Voigt, sen- París, ambos iniciarán un romance lleno de ter- tido desde niño, con su rechazo por el catolicis- nura e inocencia. Juntos celebrarán la Fiesta de mo de ésta. El tema de la pareja mixta, que como las Cabañas o Sucot; Dina, feliz «se atrevió a analizó Leonardo Senkman53 fue tratado por va- dejar sonar sus cuerdas vocales y a aullar como rios escritores judeoargentinos como trasunto de un animal: tal vez como el unicornio de los di- la dialéctica entre origen y asimilación, arraigo y vos mitos. Efraín comprendió que ésta era la ajenidad del judío argentino, sirve en Kahn para voz de la pavorosa fidelidad».51 presentar, en Efraín, el fracaso de un judío «puro» Sin embargo, Efraín, que sufre las secuelas de en un tiempo de asimilación definitivamente des- su envenenamiento y la desesperación por sus mentida por el Holocausto.54 premoniciones sobre el exterminio de los judíos, no es capaz de aceptar el «amor puro» de Dina, De una Sefarad imaginada a la y está obsesionado por aparecer como clown en diasporización de la identidad un circo de barriada, para contar su historia ante También para la cuestión de la identidad, po- la presencia de su madre, Antígona y Ana Voigt, demos seguir la trayectoria de Kahn a partir de como medio de resolver su dilema entre las mu- sus opiniones sobre Yehudá Haleví, «alter ego y jeres de su vida. Sin embargo, en el circo sufre un doble» del autor.55 Así, en un ensayo de 1931, ataque, llenándosele la boca de «saliva amarga» Kahn comparaba el espíritu de Haleví «extendi- y abandona corriendo el circo queriendo llegar a do sobre el paisaje de tres culturas: la española, casa de Dina, mientras que su ataque se agudiza y la judía y la árabe» con el de Heinrich Heine, «un líquido verdoso y agrio goteaba de sus labios «que en vez de la cultura española, poseyó la ale- sobre su traje».52 Efraín queda acurrucado en el

51 Op. cit., p. 548. 52 Op. cit., p. 555. 53 Véase Leonardo Senkman, La identidad judía en la literatura argentina, Buenos Aires, Editorial Pardes, 1983, pp. 299-316. 54 A mi juicio, es muy probable que la historia de la compleja pasión entre Efraín y Ana Voigt sirviera de incitación genética para Marcos Soboleosky (amigo de Máximo José Kahn) en su novela Enfermó la vid, publicada en 1957 pero escrita, según testimonio propio, varios años antes, y donde el joven novelista judeo-argentino tematizó la relación entre el judío Ezequiel Orleansky y la católica Ana Gómez. 55 Leonardo Senkman, «Máximo José Kahn: De escritor sefardí», op. cit., p. 226.

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mana, en vez de la árabe abarcó la francesa y asi- habría acercado a su ideal durante la República y mismo la judía». Resultaba evidente que Kahn más aún en sus proyectos, como Cónsul en Saló- quería identificarse con ambos en el judaísmo, nica, de un regreso de los judíos a Sefarad, y a la con Heine en su adhesión crítica a la cultura ale- que seguía manteniendo fidelidad. En Apocalip- mana y con Haleví en su apego a la cultura cas- sis hispánica, Kahn no hablaría de España sino tellana. Sin embargo, ya en el exilio, alienado de de su imagen recordada, idealizada: «La patria, la cultura alemana, la identificación con Haleví de la que nadie se avergüenza de hablar, es aque- le sirve a Kahn para establecer su vínculo con lla que ideamos recordando por medio de nues- su patria de acogida española, que él sólo po- tra ardiente nostalgia […]. La patria española es día asumir como Sefarad, lo cual se observa en la nostalgia hondamente religiosa de la patria».59 su definición de Yehudá Haleví como el primero Como supo ver Leonardo Senkman, Kahn «in- de los poetas castellanos y como «un Quijote sin tentó diasporizar la idea de patria y de nación ira».56 Como judío, para Kahn, sentirse sefardita españolas luego de la derrota republicana»60 y en era la mejor manera concebible de sentirse espa- ello, a mi juicio, se dejó influir por las ideas del ñol y de ahí sus invenciones al respecto, como pensador judío Franz Rosenzweig, quien en Der decir a Gil-Albert que «su nombre familiar Kahn Stern der Erlösung (1921) veía el galut, la diás- era, según me dijo, el Cano español y sus ascen- pora judía como una condición necesaria para la dentes procedían de Asturias».57 En ello, el es- difusión de su mensaje espiritual. Kahn se man- critor exiliado coincidía tangencialmente con la tendría fiel a una visión del exilio como tormen- «peculiar fascinación hispanohebrea que sentían to necesario, e incluso tras la proclamación del los intelectuales judeoargentinos» que pretendía Estado de Israel, siguió convencido de la misión «legitimar culturalmente en tierra hispanoameri- espiritual de los judíos que permanecían en la cana la inmigración judía»58 con muestras como Diáspora. También en sus novelas puede obser- La jofaina maravillosa (1924) de Alberto Ger- varse este aspecto. chunoff o Mester de judería (1940) de Carlos M. En Año de noches, sin embargo, Kahn privi- Grunberg pero que en Kahn tenía un significado legió el componente mimético, que en la distin- diferencial, al no servir a los derechos de asimi- ción propuesta por el narratólogo James Phelan, lación de un judío ashkenazi en tierra hispánica se refiere a nuestra percepción de un personaje sino precisamente a mantenerse ligado a la que «como individuo», frente al componente temá- fue su primera patria de acogida, España, que se tico, por el cual el personaje aparece como «en-

56 Máximo José Kahn, «Prólogo», Poemas sagrados y profanos de Yehuda Haleví, Madrid, Júcar, 1986, p. 37. 57 Juan Gil-Albert, «Breve presencia informativa», en Poemas sagrados y profanos, op. cit., pp. 13-4. 58 Leonardo Senkman, La identidad judía en la literatura argentina, op. cit., pp. 47 y 39. 59 Máximo José Kahn, Apocalipsis hispánica, op. cit., pp. 335-6. 60 Leonardo Senkman, «Máximo José Kahn: De escritor sefardí», op. cit., p. 233.

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tidad representantiva» en este caso, del pueblo y el predominio de la peripecia personal de Da- judío.61 Con todo, una fiesta como la Navidad le vid sobre el componente temático del destino del hace reafirmarse en su judaísmo, a la vez que, pueblo judío, fue criticado por algunos intelec- como vimos, unía su fe religiosa al amor por tuales judíos, como el poeta León S. Pérez, quien Débora: «Yo quiero seguir esperando al Mesías declararía que resultaba «raro que esta obra no se y alimentar mi alma con canciones nostálgicas halle atravesada por el soplo de la tragedia judía, […]. Yo no sé si mi alma es inmortal, pero mien- ya que se desenvuelve en los años más dramáti- tras no lo sepa, quiero comportarme como si lo cos» y consideró que «su exclusión no es fácil- fuese, esperando, esperando, sin desmayarme, mente explicable».64 sin impacientarme, sin decaer a Débora».62 En Muy distinto sería el caso de Efraín de Ate- otro momento (no olvidemos que la novela se nas, donde como supo ver la crítica judeoargen- desarrolla durante los inicios del asalto nazi so- tina, este Bildungsroman conllevaba consigo bre Europa), David expresa su convicción de que una historia del pueblo judío, y sin desmérito el exterminio de los judíos revelará a los gentiles de su componente mimético, el elemento temá- su importancia: tico cobraba gran importancia. La identidad de Efraín como judío, forjada a través de sus expe- No, no es cosa de temer por mi judaísmo y ahora riencias, se muestra de la manera más patente menos, que aquello va mal. Por muchas razones no al contraponerse con otros personajes, especial- abandonaré el judaísmo, mas, ante todo, por una. mente cuatro: su padre, Francisco Paparós, el Tengo el presentimiento de que, un poco antes o un Gran Rabino de París, su tío Luciano Paparós y poco después del día en que se haya llegado a ma- su amigo Absalón. tar a todos los judíos al alcance de la civilización, La relación más importante de Efraín es, por alguien descubrirá el valor extraordinario y único, supuesto, con su padre, originalmente llamado en suma, inaudito del judaísmo […]. Todos verán Aarón Paparós, y a quien su madrastra le cambió que la idea judía es precisamente lo que se esta- su nombre hebreo por el gentil Francisco, antes ba buscando durante tantos siglos sin encontrarlo de convertirlo a la religión ortodoxa, que luego […]. Y el momento ese lo quiero vivir como ramita él abandonó por la católica. Francisco Paparós verdecilla en el portentoso árbol judaico…63 ha decidido que su hijo se convertirá también al catolicismo, a pesar de la resistencia de su espo- Sin embargo, se trataba de momentos aislados sa Leonor. Ya desde la infancia, sin embargo, el

61 James Phelan, Reading People, Reading Plots. Character, Progression, and the Interpretation of Narrative, Chicago, The University of Chicago Press, 1989, pp. 2-13. 62 Año de noches, op. cit., p. 112. 63 Op. cit., p. 270. 64 León S. Pérez, «Año de noches, de Máximo José Kahn», Davar, 12 (mayo-junio de 1947), p. 105.

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pequeño Efraín se siente atraído por la lengua comienza a delirar y está a pique de volverse hebrea y por la figura gigantesca de su abuelo loco. Don Francisco se arrepiente y, para animar- paterno Isaac quien, en las semanas anterio- le, le promete que adoptará de nuevo su nombre res a su muerte, le hace leerse todos sus libros. hebreo, Aarón, y que «renegaría del catolicismo Sin embargo, tras el fallecimiento del patriarca y que volvería a ser lo que era en su aldea natal». Isaac, que se había mantenido fiel a la religión En su dolor, Paparós llega a rozar la demencia. judía, Don Francisco reforzará sus coacciones Vestido «con su mantito de oración y su gorre- para que su hijo se convierta al catolicismo y te de judío viejo, y con el candil mortuorio en la le expone claramente a su hijo la obligación mano» reza continuamente al lado del lecho de de abandonar «su vida judía. Me he propuesto su hijo.66 Sin embargo, cuando Efraín se recupera, arrancar de sus penetrales su pasión israelita, su padre vuelve a sus planes de conversión. Poco porque esta pasión no es solamente grotesca y antes de que Efraín marche a París, su padre sufre estéril, sino también peligrosa». Paparós, con una apoplejía, que lo deja mudo temporlmente. clarividencia inverosímil, anuncia a su hijo en el Para Efraín resulta muy penoso despedirse de sus año de 1927 que «no pasarán cinco, ocho o a lo padres en esas circunstancias, en las que no puede sumo quince años, sin que cierta potencia muy recibir su bendición ni conocer su opinión sobre capaz de poner en práctica todo lo que se pro- su decisión de estudiar para rabino. Años después, pone teóricamente, haga la tentativa de extermi- Efraín se entera de que su padre vive en el humil- nar a los judíos donde los encuentre, porque son de Marché aux Puces de París y, antes de mar- sus antagonistas».65 Efraín se niega, y Paparós, char al circo, le pide su bendición «para que no como represalia, lo deshereda. Cuando se en- se rompa la cadena cuyos últimos eslabones eran tera de que Efraín ha asistido a la celebración Don Isaac y usted». Su padre, aunque demente, del Día del Perdón en una modesta sinagoga se lo reconoce y le impone la bendición, dejándole enfurece, reprochándole que se mezcle «con los sobre la cabeza sus guantes como «una bendición judíos más hediondos de Atenas», por lo que duradera».67 Efraín acude con los guantes sobre la para él merece «pudrirse en las mazmorras del cabeza al circo, provocando la hilaridad del públi- Santo Oficio». Como castigo, Efraín es encerra- co, antes de la tragedia. do en una «celda de hormigón, sin ventanas y Otro personaje frente al que Efraín define su completamente vacía», donde Francisco Papa- judaísmo es Manassé, el Gran Rabino de París, rós cree que se quebrará la voluntad de su hijo quien, frustrado por no haber tenido hijo varón de pertenecer a la religión judía. Pero lo que se y por la conducta a sus ojos disoluta de sus dos resquebraja es la salud del sensible Efraín, que hijas, se queda desde el principio prendado de

65 Efraín de Atenas, op. cit., pp. 180-1. 66 Op. cit., pp. 207-13. 67 Op. cit., p. 552.

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Efraín, al que propone adoptarlo como hijo, a lo Escuela Rabínica si cumple sus propósitos. que el joven ateniense se niega. Fascinado por En cuanto a su tío, Luciano Paparós, repre- la sabiduría innata de Efraín, el Rabino llega a senta, frente a la postura del converso y la del confundirle con Yehudá Haleví, preguntándo- creyente asimilado que corporeizaban Francisco le si acaso es él, a lo que Efraín contesta: «No Paparós y el rabino Manassé, la postura del sio- creía que una afinidad electiva podría tanto».68 nista militante, que intenta convencer a Efraín Pero pronto se manifiestan las diferencias. Para para que emigre a Palestina y haga propaganda Manassé, rabino en la capital cosmopolita de un de su causa: «Si hay en ti un hálito de conmisera- país laico, el judaísmo militante de Efraín no ción para con nuestras gentes, me vas a ayudar a son sino «líricos donaires» irrealizables en el llevarlas allá, antes de que sea tarde». Pero Efraín mundo moderno, mientras que Efraín, como por está convencido de que la Diáspora judía tiene entonces hiciera Máximo José Kahn (y, al otro una misión que cumplir, y se niega a la petición lado del Atlántico, Emmanuel Lévinas) censu- de su tío: «No iré a Palestina ni te ayudaré a lle- ra agriamente la asimilación, que el muchacho var a la gente. Mi naturaleza me prohibe anhelar griego define como «el error que consiste en la felicidad que respira el corpóreo regazo de mi creer que la asimilación a la existencia profana origen».70 La disputa entre Luciano y su sobrino y laica de la humanidad del siglo xx con sus in- Efraín puede verse como un trasunto ficcional trigas políticas, sus especulaciones metafísicas del debate en la comunidad judía argentina don- […] nos podrá salvar el día en que se trata de de, mientras algunos sostenían con entusiasmo salvarse o de perecer». Manassé, a pesar de su el movimiento sionista, una minoría, de la que fascinación, no puede seguir la exigencia impo- Kahn formaba parte, enfatizaba la importancia sible de Efraín, para quien «ni el mero ortodo- de la acción de los judíos en otras naciones.71 xismo ni el mero tradicionalismo son capaces de Precisamente, éste sería el aspecto más cri- plasmar vida judía».69 No extraña que no alcance ticado de una novela que, por otra parte, fue el sentido de la performance de Efraín en el cir- ensalzada por la crítica judeoargentina. Láza- co, su desesperado intento para desencadenar un ro Liacho se preguntaba con mordacidad: «¿El «escándalo sagrado» que llame la atención a los hombre santo judío debe marchar al Occidente judíos ante el peligro que se aproxima. Manas- y predicar allí sin haber pasado por Palestina? sé, que considera el circo como «una extremidad ¿La Santidad misionera debe asentarse en Pa- nefanda» amenaza a Efraín con expulsarlo de la rís o en Jerusalén?» El poeta argentino de ori-

68 Op. cit., p. 320. 69 Op. cit., pp. 411-2. 70 Op. cit., pp. 268-9. 71 En su «Nota marginal» a su traducción de Nietzsche y los judíos, Kahn insistía, en términos similares a los que usaba Efraín, que Palestina no sería sino «la cuna» del judaísmo, mientras que su futuro estaría en Occidente. Máximo José Kahn, «Nota marginal», a Rich- ard M. Lonsbach, Nietzsche y los judíos, traducción del alemán de Máximo José Kahn, Buenos Aires, Editorial Imán, 1944, pp. 7-23.

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gen judeo-polaco terminaba contraponiendo, a Efraín de Atenas, que no supo seguir el conse- jo de su tío y buscó una muerte inútil, Liacho opone a los «Efraín de Jerusalén», la juventud israelí que edificaban un jovencísimo Estado sobre la tierra de sus ancestros.72 En su peregrinaje identitario por España y Francia, el personaje de Efraín de Atenas cum- plía la misión asignada por Kahn al judaísmo en la mejora espiritual de la Humanidad, por la que consideraba necesaria, incluso tras la proclamación del Estado de Israel, la persisten- cia de judíos que vivieran en la Diáspora, entre gentiles.73 En la disyuntiva que se ofreció a los judíos residentes en América sobre la posibi- lidad de establecerse en Israel, Kahn mantuvo una posición tajante por razones complejas, que le granjeó no pocas enemistades entre una co- munidad entusiasmada por el regreso a la Tie- rra prometida. Esto contribuyó, en gran medida, al posterior silenciamiento y olvido de sus dos magníficas novelas.■

Fecha de recepción: 02/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012

72 Lázaro Liacho, «Efraín de Atenas», Davar, 30 (1950), pp. 118-23. 73 Sería tentador comparar la visión de Máximo José Kahn sobre el judaísmo en la Diáspora y su rechazo a la emigración en Palestina corporeizado con el ficticio Efraín con la vivencia del poeta judío Paul Celan, ‘también’ exiliado en París, y que a sus parientes asentados en Israel les escribió en 1948 que «quizás yo sea uno de los últimos que ha de vivir hasta el final el destino del espíritu judío en Europa».

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sentido abordó numerosos puntos de interés: Contribución de Pedro antecedentes, influencia extranjera, líderes del Grases al estudio de la movimiento, ideario político, impresos de la época, fuentes documentales y bibliográficas, emancipación en Venezuela aportes de la historiografía, entre otros. Co- mencemos por explicar, siguiendo sus propias idelfonso méndez salcedo palabras,1 los aspectos básicos que le dan forma Universidad Nacional Experimental del Táchira San Cristóbal – Venezuela a este tema central. [email protected] Grases considera el proceso emancipador como el «período más trascendente en la his- toria de Hispanoamérica». De entrada le llama Resumen: Este trabajo aborda varios puntos esenciales de la atención que la lucha por la independencia la obra de Pedro Grases (1909-2004) como estudioso del proceso emancipador en Venezuela: 1) Influencia de las se emprendiera de manera simultánea en las ideas revolucionarias en Venezuela a través del contacto de distintas regiones de los dominios de España sus intelectuales con Francia, Inglaterra, Estados Unidos y en América. Era una decisión que no dependía las islas del mar Caribe; 2) Transformación de Venezuela tanto del «poderío de las fuerzas de combate» en el siglo xviii a raíz de las reformas establecidas por la dinastía borbónica; 3) Trascendencia de la conspiración de como de la «reciedumbre del convencimiento Gual y España (1797) en el campo ideológico; y 4) Noticias que conforma la voluntad colectiva».2 Siguien- específicas sobre la relación que tuvieron algunos intelec- do a otros autores, reflexiona sobre las causas tuales venezolanos con Estados Unidos, Inglaterra y Fran- cia a fines del siglo xviii y comienzos del xix. que produjeron la independencia. En su opi- nión, este hecho no se originó en una sola cau- Palabras clave: Venezuela, Reformas borbónicas, Emanci- sa, sino en la intervención conjunta de una serie pación, Ideas políticas, Conspiración de Gual y España. de factores en lo político, militar, económico, social y cultural.3 Por otra parte, Grases insiste en la acción que Introducción ejercieron las ideas en el proceso de transforma- Uno de los temas fundamentales estudia- ción de Hispanoamérica a comienzos del siglo dos por Pedro Grases (1909-2004) se refiere xix. Señala que el «esfuerzo del héroe militar» a la emancipación de Hispanoamérica, especí- y el «genio del estadista» necesitaban apoyarse ficamente en lo que atañe a Venezuela. En este en un «sólido sistema de ideas» que les permi-

1 A menos que se indiquen otras fuentes, las citas proceden de las Obras de Pedro Grases. Caracas-Barcelona-México: Editorial Seix Barral, 1981-1998, 20 v. Esta colección se ha completado con un volumen adicional, el 21, editado en Caracas por la Fundación Pedro Grases, en 2002. 2 Grases, op. cit., t. 3, p. xvii. 3 Ibidem, t. 3, pp. 2, 34, 36 y 377-378.

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tiera concretar sus aspiraciones. Era algo, claro francesa que precede al Acta constitucional de está, que no podía lograrse de inmediato, pues 24 de junio de 1793».5 requería de un «período de aclimatación paulati- El caso de Inglaterra fue diferente, pues la na», no sólo entre las «minorías dirigentes», sino influencia que recibieron algunos líderes de la entre los diversos sectores que conformaban la emancipación hispanoamericana, no dependió sociedad colonial.4 tanto de la llegada de impresos prohibidos como de su permanencia en Londres, el mayor centro Influencia de las ideas del liberalismo para la época. Es indudable que la estancia en la capital británica tuvo un gran En el campo de las ideas, Grases estudió la in- significado en cuanto al aprendizaje y la ma- fluencia ejercida en Venezuela y en otros países duración de gran parte de las ideas y proyectos de Hispanoamérica por algunas obras proceden- que aglutinaron a tantos intelectuales provenien- tes de Europa, especialmente de Francia e Ingla- tes de casi todos los países de Hispanoamérica. terra, así como de Estados Unidos y de las islas Aunque también debe señalarse la presencia de del mar Caribe. Era lógico que por su posición los emigrados de España, inconformes con la si- geográfica, Venezuela fuera la puerta de entrada tuación política de su país, de donde habían sa- para un buen número de impresos, casi todos en lido en busca de un ambiente más propicio para versiones al castellano, con los principios que sus actividades.6 orientarían la emancipación hispanoamericana. En lo que respecta a Estados Unidos debe En lo que a Francia se refiere, no hubo que señalarse una influencia combinada, pues junto esperar mucho tiempo para que se conocieran con los impresos provenientes de la joven repú- en Hispanoamérica los principios proclamados blica, también hay que tomar en cuenta la per- por la Revolución. Desde las Antillas circuló, manencia de algunos de los promotores de nues- siendo impresa en Santo Domingo o Guadalu- tra independencia en las principales ciudades pe, la traducción de los Derechos del hombre norteamericanas, especialmente en Filadelfia, y del ciudadano, preparada por Juan Bautista su capital política e intelectual para la época. Es Picornell, líder principal de la conjuración de conocida la actividad desarrollada por algunos San Blas, movimiento abortado en Madrid en venezolanos en aquella ciudad, como Manuel febrero de 1796, quien desde su prisión en las García de Sena y Juan Germán Roscio. De las bóvedas de La Guaira se había comprometido imprentas de Filadelfia salieron varios libros en en una nueva conspiración, la de Gual y España apoyo del proceso emancipador, como por ejem- (1797). Grases ha probado que la parte relati- plo: La independencia de la Costa Firme justifi- va a los derechos proviene de la «Declaración

4 Grases, op. cit., t. 3, pp. 33-34. 5 Ibidem, t. 3, p. 54. 6 Ibidem, t. 6, pp. 157-200.

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cada treinta años ha (1811), por Thomas Paine y en busca de auxilio después del fracaso de la Se- la Historia concisa de los Estados Unidos, desde gunda República, Bolívar escribe y publica va- el descubrimiento hasta el año 1807 (1812), por rios artículos en pro de la emancipación en The John M’Culloch, ambos traducidos al castellano Royal Gazette (agosto y septiembre de 1815); por García de Sena; y El triunfo de la libertad su famosa Carta de Jamaica, redactada por esos sobre el despotismo, en la confesión de un pe- días, está fechada el 6 de septiembre, aunque cador arrepentido de sus errores políticos, y de- sólo se publicaría tres años después, en The Ja- dicado a desagraviar en esta parte a la religión maica Quarterly Journal and Literary Gazette ofendida con el sistema de la tiranía (1817) y la (julio de 1818).10 Homilía del Cardenal Chiaramonti, Obispo de Imola, actualmente Sumo Pontífice Píovii , diri- Evolución del siglo xviii gida al pueblo de su Diócesis en la República Para Grases son motivo de admiración los Cisalpina, el día del nacimiento de J. C. año de cambios experimentados por Venezuela a lo 1797 (1817), dos obras de Roscio.7 largo del siglo xviii, centuria cuyos rasgos son Por último, también fue significativa la rela- diametralmente opuestos a las dos preceden- ción que mantuvieron los líderes emancipadores tes. El autor nos recuerda que los siglos xvi con algunas islas del mar Caribe, especialmente y xvii son los de la penetración del territorio con aquellas donde Francia e Inglaterra ejercían y el establecimiento de centros poblados. Los su dominio. Veamos tres ejemplos ilustrativos: proyectos de explotación minera no rindieron a) En la parte francesa de Santo Domingo o en los frutos de otras regiones de Hispanoaméri- Guadalupe, Picornell logró que se imprimieran ca, como México y Perú, por ejemplo; razón los Derechos del hombre y del ciudadano con suficiente para que la Corona española no le varias máximas republicanas y un discurso pre- otorgara mayor importancia a esta porción de liminar dirigido a los americanos (1797);8 b) En la Tierra Firme. Aparte de la defensa del terri- Jacmel (Haití), durante un alto en su expedición torio ante los ataques de piratas y contraban- a Venezuela, Miranda puso en funcionamiento distas, no hay otros hechos que merezcan la la imprenta que traía en el Leander, de donde atención, pues «el país, como tal, con su régi- salió la «Proclamación» dirigida a los «Pueblos men económico deficitario, no había encontra- habitantes del continente Américo-Colombiano» do todavía, hacia fines del sigloxvii , el rumbo (entre febrero y marzo de 1806);9 y c) En Kings- que lo encaminaría a su propio desarrollo y a ton (Jamaica), ciudad donde se había refugiado la definición de una estructura individualiza-

7 Ibidem, t. 3, pp. 269-282, 393-408 y 441-445. 8 Ibidem, t. 3, pp. 80-81. 9 Ibidem, t. 8, pp. 117-120. 10 Ibidem, t. 4, pp. 242-243, 255 y 491-501.

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da. Prácticamente fueron dos siglos perdidos: trópoli»; b) se suprimió, «casi por completo», el el xvi y el xvii».11 «tráfico ilegal que aplastaba la vida comercial»; El siglo xviii tendrá otro significado. Es la c) «comprobados los espléndidos resultados que centuria en la que Venezuela adquiere unos ras- la feracidad del suelo podía dar al hombre, se gos que le otorgan una «fisonomía» propia fren- fue enriqueciendo en posibilidades esta porción te a los intereses de la Metrópoli. Es la época del mundo»; d) se «dejó de depender del erario en la que se abandonan las ilusiones de la mine- de la Nueva España, para tener recursos fisca- ría y se orientan los esfuerzos colectivos hacia les propios»; e) se «irá realizando una tarea de dos actividades prometedoras: la agricultura y compenetración y asimilación paulatina del po- el comercio; se refuerza el papel desempeñado blador y su tierra, con la formación de intereses por los Cabildos y la Iglesia con la creación de y afectos entre el hombre y su geografía, de in- otras instituciones; se impulsa el desarrollo de calculables beneficios para la futura nación»; f) la educación con el establecimiento de la Uni- con su actividad «comienza el auténtico proceso versidad de Caracas; y se forma una «típica so- de integración e interrelación de las provincias ciedad colonial» que llama la atención por los venezolanas, y con él el nacimiento de un ger- «rasgos distintivos de fina cultura y perspicaz men de constitución de una sociedad que habrá acuidad».12 Veamos los principales aspectos se- de desenvolverse progresivamente con caracte- ñalados por Grases. res definitivos»; g) por su acción fue «uno de los En 1724 (sic) se crea la Compañía Guipuz- factores determinantes de la evolución social ve- coana de Caracas, empresa de carácter mono- nezolana como pueblo con rasgos individualiza- polístico, cuya actividad se extiende a lo largo dos»; h) se estimuló «un principio de enlace, tra- de cincuenta años, y que constituye para Grases to y organización entre las ciudades del país, con «uno de los sucesos más trascendentales en el lo que se aumentaban el mutuo conocimiento y pasado histórico venezolano», debido a las si- los vínculos de relación»; e i) «se inicia el descu- guientes razones: a) «con ella se dio una orien- brimiento de las zonas inexploradas del territorio tación decidida a la vida agrícola en suelo vene- con expediciones que parten de las regiones ya zolano y se organizó además de modo racional pobladas de Venezuela».13 la actividad mercantil del país, especialmente Grases destaca el papel que desempeñaron en con la cuenca del Caribe, tanto como con la Me- cuanto a la integración del actual territorio vene-

11 Ibidem, t. 3, p. 5. 12 Ibidem, t. 3, p. 18. 13 Ibidem, t. 3, pp. 5-7. El autor volverá al tema en dos escritos posteriores: «La obra de Hussey y la bibliografía relativa al siglo xviii de Venezuela» (Ibidem, t. 11, pp. 17-40) y «Estudio crítico sobre la bibliografía de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas» (Ibidem, t. 18, pp. 124-193). Leamos el juicio totalizador que figura en el segundo trabajo: «Como remate al presente periplo bibliográfico acerca de lo que ha suscitado en la historiografía el tema de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, diría muy de acuerdo con reiteradas afirma- ciones consignadas en gran número de las obras referidas en el presente ensayo, que gracias a la acción de los vascos se produjo a

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zolano, las instituciones creadas en las décadas para una exposición del derecho político colo- finales del sigloxviii . Siguiendo lo escrito por nial venezolano (1945), Mario Briceño Iragorry los autores especializados, resume la significa- en Formación de la nacionalidad venezolana ción de cada hito institucional dentro del con- (1945) y Jerónimo Martínez Mendoza en Vene- junto de disposiciones legislativas. Veamos lo zuela colonial (1965).15 señalado al respecto. Por real cédula del 13 de junio de 1786 se crea Por real cédula del 8 de diciembre de 1776 la Real Audiencia de Caracas con la misma ju- se crea la Intendencia de Caracas con una juris- risdicción asignada a la Capitanía General y a la dicción que abarcaba a las provincias de Vene- Intendencia, con lo cual dichas provincias deja- zuela, Cumaná, Guayana, Maracaibo y las islas rían de acudir en «apelación de sus negocios» a de Margarita y Trinidad. Esta disposición bus- la Audiencia de Santo Domingo. Esta vez Grases caba favorecer el «ordenamiento económico del cita la documentación publicada por Héctor Gar- país». Grases cita las opiniones de Gisela Mora- cía Chuecos en su mencionada obra.16 zzani de Pérez Enciso en su obra La Intendencia Por real cédula del 3 de junio de 1793 se crea en España y en América (1966) y de Eduardo el Consulado de Caracas, institución que, aun- Arcila Farías, prologuista de la misma.14 que decretada en 1785, aún no contaba con las Por real cédula del 7 de septiembre de 1777 ordenanzas que regularían su funcionamiento. (sic) «se agrega[n] a la jurisdicción gubernativa En este caso, Grases sintetiza los aportes rea- y militar de la Capitanía General de Venezuela, lizados por Eduardo Arcila Farías en El Real las provincias de Cumaná, Guayana y Maracai- Consulado de Caracas (1957), Ildefonso Leal bo, e islas de Trinidad y Margarita», de manera en Documentos del Real Consulado de Cara- similar a como se habían asignado a la Inten- cas (1964) y Mercedes Álvarez en El Tribunal dencia en materia de hacienda. Según Grases, del Real Consulado de Caracas (1967), llaman- esta decisión era el «lógico reconocimiento do la atención sobre «algunas particularidades legal a una realidad sociológico-política, base que ofrecen positivo interés: la de que las Or- de la futura estructura del Estado». El autor denanzas del Consulado de Caracas se deben sigue lo escrito por Héctor García Chuecos en a iniciativa de los caraqueños, por cuanto que La Capitanía General de Venezuela: Apuntes fueron autorizados para redactarlas; en segundo

lo largo del setecientos en Venezuela un proceso de integración espiritual de la población y la aglutinación en el ámbito geográfico de lo que es hoy Venezuela, sobre lo que se hallaba disperso, impreciso, aislado, en varias porciones pobres y descuidadas en 1700, trans- formadas y fundidas en un país rico y unido a fines del siglo, que permiten proclamar como la consecuencia de mayor trascendencia de la Guipuzcoana el haber sido factor determinante de la actual nación venezolana, la que en los albores del siglo XIX, desde 1810, va a conducir como centro político el pensamiento emancipador de Sudamérica» (Ibidem, t. 18, p. 139). 14 Ibidem, t. 3, pp. 9 y 19. 15 Ibidem, t. 3, pp. 7, 9 y 19. 16 Ibidem, t. 3, pp. 9-10 y 19.

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lugar, se le atribuyeron funciones de organismo sidetis, sobre los antecedentes y límites vigentes de fomento, de las que carecían los organismos en 1810 durante el régimen de dominio español. similares; y, por último, subrayamos que es el Por tanto, lógicamente, se han interpretado como primer Consulado establecido en Hispanoamé- base de la nación y el Estado venezolanos».19 rica en la segunda mitad del siglo xviii, síntoma En igual sentido, Grases se ocupa de analizar evidente del reconocimiento de la necesidad de el significado que tuvieron los movimientos de organizar una provincia pujante y en brillante protesta e insurrección ocurridos a lo largo del proceso de desarrollo».17 siglo xviii. Primero, recuerda los organizados Finalmente, por bula del 24 de noviembre de en contra de la actividad de la Compañía Gui- 1803, se erige el Arzobispado de Caracas y se le puzcoana: rebelión de Andresote (1730-1732), asignan como diócesis sufragáneas las de Mé- motín de San Felipe el Fuerte (1741), subleva- rida y Guayana, con lo cual quedaba unificado ción de El Tocuyo (1744) y levantamiento de «todo el territorio que en lo temporal estaba suje- Juan Francisco de León (1749). Se trataba de to a la Intendencia, a la Capitanía General y a la manifestar «contra la opresión ejercida por la Audiencia». Esta vez se sirve de la recopilación Compañía con peticiones de tanto vuelo como de Antonio Ramón Silva, Documentos para la la solicitud del libre comercio, que constituye historia de la Diócesis de Mérida (1910).18 quizás la primera reclamación pública en nom- Leamos las razones de Grases destacando la bre de la comunidad».20 importancia de tales resoluciones: a) «Este grupo En segundo lugar, se refiere a la conspiración de documentos constituye la trabazón legislativa de Gual y España (1797), a la que califica como e institucional de la actual extensión geográfica «un auténtico movimiento precursor de la Eman- de Venezuela»; b) «Son instituciones que signi- cipación, con ideario perfectamente definido y fican el reconocimiento de mayor personalidad, un plan de acción político, social y económico, puesto que con su creación se quiere atender a con total delineamiento de una doctrina que as- las necesidades efectivas del manejo y gobierno piraba a la transformación nacional». A lo que del país»; y c) «Se ha señalado, muy justamente, agrega: «No se trata de una conspiración para que la organización de toda esta estructura le- una protesta esporádica, ni de una acción ocasio- gislativa ha sido la base de la moderna Venezue- nal, transitoria. Es ya una acción revolucionaria la, pues la independencia política lograda poco articulada con principios, ideario y un conjun- tiempo después, a partir de 1810, se fundó en to de documentos preparados para la inmedia- Hispanoamérica sobre el principio del uti pos- ta acción pública». A pesar del fracaso de este

17 Ibidem, t. 3, pp. 10 y 19. 18 Ibidem, t. 3, pp. 10-11 y 19. 19 Ibidem, t. 3, p. 11. 20 Ibidem, t. 3, pp. 6-7.

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movimiento, su «semilla quedó prendida en la republicanas y un discurso preliminar dirigido conciencia de los habitantes de la Capitanía Ge- a los americanos (1797), del que Grases estaba neral de Venezuela», quienes lo recordarán como persuadido de su relación con el movimiento de el «precedente histórico inmediato» en la lucha Gual y España; aclarar el «problema» suscitado por la emancipación.21 por la existencia de una «variada gama de hipó- Y por último, aborda la expedición de Miran- tesis y conclusiones» sobre su traducción y edi- da (1806), preparada por el «gran visionario y ción; y establecer la influencia ejercida por dicho Precursor de la libertad americana» bajo el con- impreso, al igual que los otros textos emanados vencimiento de que la «situación política inter- de la conspiración, en el proceso emancipador de nacional» y la «madurez de pensamiento de sus Venezuela.24 compatriotas» podrían favorecer la emancipación Se sabe que a las prisiones de La Guaira fue- de Hispanoamérica comenzando por Venezuela. ron remitidos cuatro de los implicados en la Como sabemos, este movimiento terminaría en denominada conjuración de San Blas, la cual fracaso, convirtiéndose en un «gesto simbólico», debía estallar en Madrid el 3 de febrero de que a pesar de su carácter «prematuro», «no por 1796. Leamos los nombres de los prisioneros: ello es desdeñable» al considerarse la «evolución Juan Bautista Picornell, «maestro reformador de Hispanoamérica hacia su libertad».22 de la escuela tradicional de España, autor de varios tratados pedagógico-políticos»; Sebas- Conspiración de Gual y España tián Andrés, «opositor en España a la cátedra de matemáticas de San Isidro Real»; José Lax, Uno de los estudios más exhaustivos de Grases «profesor de humanidades en Madrid»; y Ma- sobre la independencia es el relativo a la cons- nuel Cortés Campomanes, «ayudante de profe- piración de Gual y España. A pesar de la abun- sor en el Colegio de Pajes, de Madrid».25 En fin, dante bibliografía que existía sobre el tema para «hombres de profesión liberal» que no se resig- 1949, año en que se publica la primera edición narían con el fracaso de sus planes revoluciona- de su estudio,23 aún quedaban por dilucidar al- rios, pues muy pronto entrarían en relación con gunos puntos de interés: «esclarecer la historia otras personas adversas al régimen español en bibliográfica de un impreso» titulado Derechos Venezuela. Entre ellas sobresalían los nombres del hombre y del ciudadano con varias máximas de José María España y Manuel Gual.

21 Ibidem, t. 3, pp. 14-16. 22 Ibidem, t. 3, pp. 16-17 y t. 8, p. 111. 23 La conspiración de Gual y España y el ideario de la independencia. Caracas: Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949. 300 p. Esta obra se ha reeditado tres veces: Caracas, Ministerio de Educación, 1978; Caracas-Barcelona-México, Editorial Seix Barral, 1981 (Obras de Grases, t. 3, pp. 27-264) y Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1997. 24 Grases, op. cit., t. 3, pp. 29-32. 25 Ibidem, t. 3, pp. 37 y 40.

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Este nuevo intento de sublevación fue denun- mas se orienta en dos sentidos: comunicar los ciado ante las autoridades españolas el 13 de ju- «principios doctrinales» de la «nueva verdad lio de 1797. Varias semanas antes, el 4 de junio, política» y recomendar las acciones necesarias se habían fugado de sus prisiones Picornell, An- para establecer el «nuevo régimen de liber- drés y Cortés Campomanes. Igualmente, pudie- tad». Las Ordenanzas «coinciden totalmente, ron escapar a tiempo Gual y España. Picornell en espíritu» con lo proclamado en los otros y Cortés Campomanes encontraron refugio en textos de la conspiración, especialmente en Curazao y luego en alguna isla francesa del mar los Derechos del hombre y del ciudadano… Caribe, posiblemente Guadalupe; Gual y Espa- Al respecto, Grases señala que «la expresión ña, también permanecieron en Curazao y luego es muy a menudo la misma y los giros y frases en Trinidad; y Andrés fue detenido en Caracas y son idénticos, por lo que se puede afirmar con enviado al castillo de Puerto Cabello. toda seguridad que hay unidad de redactor o Grases estudia la significación de los tex- redactores». Después de cotejar ambos docu- tos que nos han quedado de la conspiración de mentos concluye en lo siguiente: «Sin lugar a 1797: a) Ordenanzas, b) Habitantes libres de dudas, es la misma mano que redacta uno y la América española, c) Canción americana, d) otro texto». Finalmente, por el esquema segui- Carmañola americana y e) Derechos del hom- do en las Ordenanzas, sospecha que su redac- bre y del ciudadano con varias máximas repu- tor pudiera ser Picornell, «hombre versado en blicanas y un discurso preliminar dirigido a los lides revolucionarias» y «conspirador probado americanos. Su interés se basa en lo siguiente: en la de San Blas».27 «Todos estos escritos han tenido continuidad La alocución Habitantes libres de la América en Tierra Firme, pero su memoria se ha visto española es un alegato en favor de la insurrec- perturbada por la interferencia de otros textos y ción debido al mal gobierno de España en Amé- de otros nombres. Es justo restituirles lo que a rica. Entre otros puntos, se recuerda el levanta- ellos se debe, especialmente a los Derechos del miento de Juan Francisco de León (1749) contra Hombre, que es, sin duda, la producción de ma- la Compañía Guipuzcoana, lo cual «enlaza la yor vuelo emanada de la Conspiración de Gual Conspiración de Gual y España con otros gestos y España».26 reivindicadores en Tierra Firme». Se invoca el Las Ordenanzas, cuyo texto se distribuye en ejemplo de la América del Norte «cuyo magis- 44 artículos, constituyen la «base de acción re- terio político merece seguirse». Es un texto más volucionaria» a seguirse en las «provincias de aferrado a la realidad del nuevo continente, aun- Tierra Firme» hasta ‘restituir al Pueblo Ame- que «es clara la conjunción de ideas europeas, ricano su libertad’. El contenido de las mis- a través de una mentalidad española, y de ideas

26 Ibidem, t. 3, p. 47. 27 Ibidem, t. 3, pp. 51-53.

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americanas», por lo que Grases afirma que su re- El Discurso preliminar dirigido a los america- dacción es «producto de la colaboración de los nos es el alegato en favor de la revolución, el cual conspiradores de San Blas y los hombres de la se justifica abundando en «especulaciones de orden de Gual y España».28 filosófico, histórico y político». Su objetivo es orien- Las piezas tituladas Canción americana y Car- tar a quienes se sumen al movimiento emancipador. mañola americana son composiciones dirigidas a Y en esto coincide plenamente con el texto de las las «clases sociales menos educadas en los ideales Ordenanzas. Grases sospecha que el Discurso preli- de la revolución». Ambas coinciden en «carácter minar… pudo haber sido redactado en Tierra Firme, y espíritu» con lo establecido en las Ordenanzas, antes de ser descubierta la conspiración. Por la des- aunque «lo que se afirma es más apasionado y vio- igualdad en el uso de expresiones con respecto a Es- lento» con respecto a los otros textos de la cons- paña y América, es difícil dictaminar «con seguridad piración. Grases recuerda que la autoría de estas si hay más de un redactor, o si existe sólo consciente canciones se ha atribuido «sin precisión alguna» a alteración de postura al escribir el texto».32 Picornell y Cortés Campomanes.29 A pesar de que Los Derechos del hombre y del ciudadano, están no fueron impresos en su momento, ambos textos formados por 35 artículos «traducidos de la Declara- sobreviven en la tradición popular hasta reapare- ción francesa que precede al Acta constitucional de cer en la época de la emancipación.30 24 de junio de 1793».33 No deben ser confundidos El impreso titulado Derechos del hombre y con los 17 artículos de la Declaración de 1789, in- del ciudadano con varias máximas republicanas corporados a la Constitución francesa de 1791. Gra- y un discurso preliminar dirigido a los america- ses comprueba que la traducción del texto de 1793 y nos (Madrid, en la imprenta de la Verdad, año de su publicación en 1797, es obra de Picornell y de la 1797. lii +15 págs.) es el texto más importante de conspiración de Gual y España. Por lo tanto, descar- la conspiración de Gual y España. Su contenido ta la confusión surgida con respecto a otros traducto- comprende tres secciones: el Discurso preliminar res: Antonio Nariño, Juan Pons Izquierdo, Thomas dirigido a los americanos (52 págs. en números Paine, Juan Germán Roscio, Juan Pablo Viscardo y romanos), los Derechos del hombre y del ciudada- Guzmán y Pedro Fermín de Vargas.34 no (8 págs. en números arábigos) y las Máximas Y las Máximas republicanas, la más corta de republicanas (7 págs. en números arábigos).31 las tres secciones mencionadas, son «enunciados

28 Ibidem, t. 3, p. 53. 29 Ibidem, t. 3, p. 54. 30 Ibidem, t. 3, pp. 160-166. 31 Ibidem, t. 3, p. 74. 32 Ibidem, t. 3, pp. 56 y 58. 33 Ibidem, t. 3, p. 54. 34 Ibidem, t. 3, pp. 65-73.

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y síntesis de principios y virtudes ciudadanas». c) Constitución Federal para los Estados Uni- Constituyen el «código de moral y política por el dos de Venezuela (21 de diciembre de 1811); d) que debe guiarse el buen republicano».35 Código Constitucional del Pueblo Soberano de En cuanto a los «problemas bibliográficos» Barcelona Colombiana (12 de enero de 1812); que se derivan de los Derechos del hombre y del y e) Constitución de Angostura (15 de agosto de ciudadano con varias máximas republicanas y 1819). Por último, también encuentra algún ras- un discurso preliminar dirigido a los america- tro de influencia de la Declaración de 1797 en nos, Grases plantea las siguientes conclusiones: otros textos legales: Constitución de Cúcuta (6 a) Es indudable que la obra se publicó en 1797 de octubre de 1821), Constitución de Bolivia (11 como producto de la actividad conjunta de los de julio de 1826) y Constituciones de Venezuela reos de San Blas y de los conjurados de La Guai- (24 de septiembre de 1830 y 31 de diciembre de ra; b) Es probable que la obra haya sido publica- 1858).37 da con falso pie de imprenta en la parte france- sa de Santo Domingo o en Guadalupe, pues no Relación con Estados Unidos, tiene sentido que un material destinado a Tierra Inglaterra y Francia Firme se haya impreso en Madrid, y menos en un Es conveniente ampliar lo anotado sobre la vin- establecimiento (Imprenta de la Verdad) sobre el culación de Hispanoamérica con Estados Uni- que no existen otras noticias; y c) Es seguro que dos, Inglaterra y Francia durante la época de la Picornell sea el «autor principal» del Discurso independencia e inclusive antes. Para el caso de preliminar dirigido a los americanos, y que con Estados Unidos, Grases nos recuerda algunos la ayuda de Cortés Campomanes, haya prepara- ejemplos que permiten obtener una visión de do la edición de los Derechos del hombre y del conjunto. Veamos lo más importante siguiendo ciudadano…, dando cumplimiento a lo acorda- el orden cronológico. do entre los conspiradores de La Guaira.36 Mauro Páez Pumar localizó entre los pape- Grases rastrea la influencia que ejercieron los les dejados por José Ignacio Moreno (1747- Derechos del hombre y del ciudadano… (1797) 1806), un cuaderno con la copia manuscrita de en la legislación que rigió a Venezuela durante la traducción al castellano de las «Proclamas del los primeros años de la República. Identifica y Congreso General de las Colonias Inglesas en confronta los artículos que pasaron de la Decla- la América del Norte, Carolina del Sur, y Geor- ración de 1797 a los siguientes textos legales: a) gia» (5 de septiembre de 1774 y 8 de julio de Derechos del Pueblo (1º. de julio de 1811); b) 1775). El cuaderno reza en la portada: «Perte- Constitución de Mérida (31 de julio de 1811); nece al uso del Dr. Dn. Joseph Ygnacº. Moreno.

35 Ibidem, t. 3, p. 56. 36 Ibidem, t. 3, pp. 79-82. 37 Ibidem, t. 3, pp. 85-153.

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Año de 1777». Moreno era sacerdote, se doctoró ricano para conocer las costumbres de sus habi- en la Universidad de Caracas, de la que llegó a tantes, las instituciones de gobierno y el pensa- ser rector (1787-1789) y estuvo implicado en la miento político que regía en la joven república, conspiración de Gual y España (1797).38 El ha- entrando en contacto con sus más «eminentes llazgo de Páez Pumar lleva a que Grases exprese ciudadanos»: George Washington, Thomas Pai- lo siguiente: ne, Alexander Hamilton, Henry Knox, Marie Joseph La Fayette, entre otros (1783-1784);40 «Este hecho obliga a revisar los conceptos ha- años después, Miranda escribiría en una memo- bitualmente admitidos sobre la época en que se ria que «El año de 1784, en la ciudad de Nueva iniciaron los tratos e intercambios de ideas inde- York, formé el proyecto de la libertad e indepen- pendentistas entre los norteamericanos y los pa- dencia de todo el continente hispanoamericano, triotas suramericanos. […]. La data del manuscrito con la ayuda de Inglaterra»;41 y c) Nuevamente retrotrae a casi tres décadas las más antiguas refe- como particular pisó suelo norteamericano, esta rencias conocidas hasta ahora, respecto a los con- vez en busca del apoyo necesario para organizar tactos político-filosóficos entre los protagonistas una expedición libertadora con destino a Vene- de la revolución emancipadora del Norte y del Sur zuela (1805-1806); afortunadamente, su esfuer- del hemisferio. Demuestra, sin duda, que se habían zo se vio recompensando con la obtención de iniciado con mucha anterioridad a las fechas es- recursos y la incorporación de voluntarios para tablecidas por los documentos manejados por los la organización de su empresa hasta la partida historiadores».39 de Nueva York, a bordo del Leander, el 2 de fe- brero de 1806.42 Se sabe que Francisco de Miranda (1750- Aparte de Miranda, está documentada la pre- 1816) estuvo en los Estados Unidos en tres sencia de otros venezolanos en los Estados Uni- oportunidades: a) Como oficial al servicio de la dos a fines del siglo xviii y comienzos del siglo Corona española intervino en la toma de Pensa- xix. Se sabe que Simón Rodríguez residió en cola, acción bélica que se enmarca en la lucha Baltimore (1798) y que Simón Bolívar estuvo independentista de los Estados Unidos con el en Washington, Filadelfia, Nueva York y Bos- apoyo de España y Francia, potencias enemi- ton (1807). También se conoce la actividad de gas de Inglaterra para ese momento (1781); b) algunos venezolanos que residieron en Filadelfia Como particular recorrió el territorio norteame- entre 1810 y 1830, ciudad en la que encontra-

38 Ibidem, t. 3, pp. 271-273 y t. 17, pp. 382-383. 39 Ibidem, t. 3, p. 273. 40 Ibidem, t. 3, p. 270 y t. 17, pp. 383-384. 41 Ibidem, t. 17, p. 383. 42 Ibidem, t. 3, pp. 274-275; t. 8, pp. 112-113; y t. 17, p. 384.

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ron el ambiente necesario para propagar la cau- bo y otros autores a partir de 1811. Se sabe que sa de la emancipación hispanoamericana. Entre García de Sena se sirvió ampliamente del texto los nombres más notables figuran José Manuel publicado por Villavicencio.44 Villavicencio, Manuel García de Sena, Telésforo Manuel García de Sena (n. 1775) había partido de Orea, Juan Vicente Bolívar, Manuel Palacio de Venezuela después de solicitar la baja como Fajardo, José Rafael Revenga, Pedro Gual, Juan cadete del Batallón de Milicias Disciplinadas de Germán Roscio, Mariano Montilla, Lino de Cle- Blancos de los Valles de Aragua, posiblemente mente y Juan Paz del Castillo.43 Grases ha estu- en solidaridad con su hermano Ramón, también diado con detenimiento la actividad desplegada cadete en el mencionado Batallón, quien había en el campo editorial por Villavicencio, García sido castigado por una falta menor (1802). Lo de Sena y Roscio. cierto es que para 1810 ya residía en Filadelfia; José Manuel Villavicencio (n. 1778) fue uno al igual que Domingo, otro de sus hermanos. Se de los primeros venezolanos en llegar a Filadel- conocen varias comunicaciones dirigidas por fia. Consta que se formó en la Universidad de García de Sena como agente del Gobierno de Caracas donde obtuvo los grados de bachiller Cartagena a James Monroe, Secretario de Esta- en Artes (1798) y de licenciado y doctor en Sa- do (1812 y 1814).45 Pero lo más trascendente de grados Cánones (1805 y 1806). Formó parte del su labor en los Estados Unidos fue la publicación claustro universitario desde 1806. Se incorporó de dos obras traducidas del inglés al castellano. al Colegio de Abogados de Caracas en 1807. La primera, Independencia de Costa Firme jus- Según parece se trasladó a los Estados Unidos tificada por Thomas Paine treinta años ha (Fi- por motivos de salud. Se sabe que Villavicencio ladelfia: en la imprenta de T. y J. Palmer, 1811) tradujo y publicó en castellano la Constitución contiene fragmentos de los siguientes escritos de de los Estados Unidos de América (Filadelfia: Paine: a) «Del origen y designio del Gobierno en Imprenta de Smith & M’Kenzie, 1810), obra que general: con unas observaciones concisas acerca ofrece al Colegio de Abogados de Caracas, se- de la Constitución inglesa» y «De la Monarquía gún consta en la dedicatoria que estampa al co- y sucesión hereditaria»; b) «Disertación sobre mienzo de la misma, fechada en Filadelfia, el 1º los primeros principios del Gobierno»; y c) «Di- de abril de 1810. Se trata de la primera versión sertación acerca del Gobierno, los asuntos de en castellano del texto constitucional norteame- Banco y papel moneda». Igualmente, se inclu- ricano sancionado el 17 de septiembre de 1787. yen algunos textos legales norteamericanos: a) Este trabajo antecede a las traducciones realiza- «Declaración de Independencia»; b) «Artículos das por Manuel García de Sena, Miguel de Pom- de Confederación y perpetua unión»; c) «Consti-

43 Ibidem, t. 3, pp. 275, 280 y 441-442; y t. 17, p. 386. 44 Ibidem, t. 17, pp. 394-405. 45 Ibidem, t. 3, pp. 380-392.

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tución de los Estados Unidos»; d) «Constitución venezolano cita el testimonio directo de autores de Massachusetts»; e) «Relación de la Consti- como Francisco Javier Yanes, Manuel Palacio tución de Connecticut»; f) «Constitución de Fajardo, José de Austria, José Domingo Díaz y New Jersey»; g) «Constitución de la República José Félix Blanco. Igualmente recuerda las no- de Pennsylvania»; y h) «Constitución de Vir- ticias que figuran en documentos emanados de ginia».46 Grases sintetiza el propósito de la tra- las autoridades eclesiásticas y civiles de la épo- ducción de García de Sena del siguiente modo: ca. Y luego realiza el cotejo, encontrando «sor- «ilustrar principalmente a sus conciudadanos prendentes resultados de trasiego de un texto a sobre la legitimidad de la Independencia, y so- otro», de varios artículos de las Constituciones bre el beneficio que de ella debe desprenderse, traducidas y publicadas por García de Sena con tomando como base la situación social, política los de la Constitución de Venezuela de 1811.49 y económica de los Estados Unidos».47 Y la se- Juan Germán Roscio (1763-1821) se formó en gunda, Historia concisa de los Estados Unidos la Universidad de Caracas donde obtuvo los gra- desde el descubrimiento de la América hasta el dos de doctor en Derecho Canónico y en Dere- año de 1807 (Filadelfia: en la imprenta de T. y cho Civil (1794 y 1800). Se incorporó al claustro J. Palmer, 1812), obra de John M’Culloch que universitario como catedrático de Instituto. For- García de Sena tradujo de la tercera edición en mó parte de la Academia de Derecho Español y inglés (1807). Sobre su contenido Grases anota Público y del Colegio de Abogados de Caracas. lo siguiente: «La obra es una relación histórica Estuvo entre los promotores de la emancipación de los Estados Unidos. En breves capítulos na- de Venezuela, ocupando algunos cargos de im- rra desde el descubrimiento hasta la revolución portancia entre 1810 y 1811. Fue detenido por de la Independencia. La Guerra independentista las autoridades españolas al comenzar la guerra y la organización del gobierno norteamericano de independencia, siendo recluido en los presi- ocupa la mayor parte del libro. Al final añade dios de Cádiz y Ceuta, de donde logró evadirse un análisis de la vida social americana y una co- con varios compañeros hasta ser arrestado en lección de papeles públicos de carácter político. Gibraltar y enviado nuevamente a prisión. La En capítulo complementario describe la primi- mediación del Príncipe Regente de Inglaterra tiva población indígena de América».48 Por úl- lo puso en libertad (1815) y le permitió volver timo, Grases se refiere a la influencia que ejer- a América. La situación de Venezuela, en manos cieron ambos libros tanto en Venezuela como de las fuerzas realistas, hizo que permaneciera en otros países de Hispanoamérica. Para el caso en Jamaica (1816) y en Estados Unidos (1817-

46 Ibidem, t. 3, p. 395. 47 Idem. 48 Ibidem, t. 3, p. 398. 49 Ibidem, t. 3, pp. 409-420.

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1818) hasta su regreso definitivo (1818), una vez restablecido el sistema republicano.50 Se sabe «Estoy persuadido de que la revisión que la que Roscio vivió en Filadelfia durante su perma- historiografía actual está llevando a cabo sobre la nencia en Estados Unidos. En dicha ciudad pu- significación del siglo xviii traerá nuevas conclu- blicó sus dos obras más importantes: a) El triun- siones acerca de las causas actuantes en la inter- fo de la libertad sobre el despotismo, en la con- pretación de la emancipación hispanoamericana, fesión de un pecador arrepentido de sus errores tanto como en la evolución del pensamiento de la políticos, y dedicado a desagraviar en esta parte misma España. Sin negar –sería absurdo– la pre- a la religión ofendida con el sistema de la tiranía sencia de la enciclopedia y la revolución francesa, (Filadelfia: en la imprenta de Thomas H. Palmer, habrá que concederle mayor atención al arraigado 1817), «libro profundo y denso», «es la expre- sentimiento hispánico por la libertad y, sobre todo, sión de su teoría política y de su fe religiosa» y a los principios y al modelo de la revolución nacio- «tuvo una enorme repercusión en todo el conti- nalista norteamericana».52 nente», siendo reeditado varias veces a lo largo del siglo xix (Filadelfia, 1817, 1821 y 1847; Mé- Por otra parte, Grases también ha abordado la xico, 1824 y 1857; y Oaxaca, 1828); y b) Homi- vinculación que hubo entre Inglaterra e Hispa- lía del Cardenal Chiaramonti, Obispo de Imola, noamérica durante la época emancipadora. Con- actualmente Sumo Pontífice Pío VII, dirigida al cretamente se ha referido a la permanencia en pueblo de su Diócesis en la República Cisalpi- Londres de un selecto grupo de hispanoameri- na, el día del nacimiento de J. C. año de 1797 canos, el cual se vio aumentado con la presencia (Filadelfia: en la imprenta de J. F. Hurtel, 1817), de algunos intelectuales españoles. El autor ha «trabajo polémico de gran agudeza», traducido señalado algunos puntos de interés para conocer por Roscio del francés al castellano y al inglés, el significado de esta escala en la capital británi- en edición bilingüe, con una introducción de su ca: a) La influencia política de Inglaterra como autoría en la que expone sus argumentos a favor centro del liberalismo en Europa; b) El hallazgo de la emancipación de Hispanoamérica.51 de Londres como una ciudad con grandes posi- Grases concluye este punto llamando la aten- bilidades de progreso intelectual; c) La adqui- ción sobre la necesidad de estudiar con mayor sición de una perspectiva mucho más amplia y amplitud los factores que influyeron en la inde- totalizadora con respecto a Hispanoamérica; d) pendencia de Hispanoamérica, entre los que fi- La ampliación del sentido histórico con el estu- gura, sin duda alguna, el ejemplo de la revolu- dio de la cultura clásica europea; e) El proyec- ción norteamericana. Leamos sus palabras: to de independencia como un objetivo común

50 Ibidem, t. 5, p. 86. 51 Ibidem, t. 3, pp. 281 y 444; t. 5, pp. 81-83 y 106-109; y t. 17, p. 387. 52 Ibidem, t. 3, p. 271 y t. 17, p. 389.

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para todos los países de Hispanoamérica; f) El drews, su ama de llaves. Se tienen noticias de encuentro con el romanticismo como una escue- las numerosas entrevistas que sostuvo Miranda la que reacciona contra las normas establecidas con las autoridades británicas buscando intere- por la literatura clásica; g) La proyección cul- sarlas en su ambicioso proyecto. Grases ha tra- tural sobre la sociedad a través de un conjunto tado varios puntos de interés para conocer sus de publicaciones (libros, periódicos y revistas); actividades en lo intelectual durante su estancia h) El descubrimiento de la investigación como en Londres: el esfuerzo por editar El Colombia- un campo de trabajo insospechado; i) El conoci- no (1810), periódico del que fueron redactores miento de otro sistema educativo; y j) El cambio José María Antepara y Manuel Cortés Campo- de actitud de los intelectuales españoles con res- manes; las obras de su biblioteca legadas a la pecto a la cultura del Nuevo Mundo.53 Universidad de Caracas (1805 y 1810); y el des- El grupo de venezolanos que pasó por Ingla- tino sufrido por la totalidad de sus libros, unos terra durante los años de la independencia estu- 6.000 volúmenes, después de su fallecimiento, vo formado por las siguientes personalidades: los cuales fueron subastados por la casa Evans Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Andrés (1828 y 1833).55 Bello, Luis López Méndez, José María Vargas, Andrés Bello llegó a Londres en julio de 1810 Fernando Peñalver, José Rafael Revenga, Santos como secretario de la misión diplomática envia- Michelena y José Antonio Maitín. Grases ha es- da por la Junta Suprema de Caracas para bus- tudiado con especial interés la actividad desple- car el reconocimiento del gobierno británico. La gada por Miranda y Bello en la capital británica. comisión estaba encabezada por Simón Bolívar Veamos algunas noticias al respecto. y Luis López Méndez. Entre julio y agosto los Después de haber visitado Londres en varias comisionados se reunieron con el marqués de oportunidades, Miranda decide establecerse en Wellesley, secretario de Negocios Extranjeros, esta ciudad a comienzos del siglo xix. Ya para quien les comunicó que el gobierno británico entonces era conocido por sus actividades en no podía otorgarles el reconocimiento solicitado pro de la emancipación de Hispanoamérica. A en virtud de los tratados de alianza que existían partir de 1802 fija su residencia en el núm. 27 de con España. Sin embargo, les ofreció la media- Grafton Street, lugar sobre el que escribe: «Mi ción de su gobierno ante el Consejo de Regencia casa en esta ciudad es y será el punto fijo para la para lograr la reconciliación entre las partes en Independencia y libertades del Continente Co- conflicto. Esta determinación hizo que Bolívar lombiano».54 Allí recibe a sus visitantes, estudia regresara de inmediato a Venezuela, permane- en su biblioteca y forma un hogar con Sarah An- ciendo en Londres como negociadores López

53 Ibidem, t. 6, pp. 157-200. 54 Ibidem, t. 17, p. 356. 55 Ibidem, t. 5, pp. 6-45.

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Méndez y Bello. En el caso de Bello, que es el del siglo xviii, incluyendo la Encyclopédie ou estudiado por Grases, las circunstancias lo obli- Dictionnaire des Sciences, des Arts et des Mé- garon a residir en la capital británica hasta 1829. tiers, por Diderot y D’Alembert (1781).57 Bo- Se sabe que durante estos años, continuó al ser- lívar, según su propia confesión, había leído a vicio de la misión venezolana (1810-1812) y que Condillac, Berthot, Buffon, D’Alembert, Hel- se desempeñó como secretario de las Legaciones vetius, Montesquieu, Mably, Lalande, Rollin, de Chile (1822-1825) y Colombia (1825-1829). Rousseau y Voltaire, autores nacidos en Fran- Aunque lo más importante en esta etapa de su cia, o en otros países, cuyas obras se editaron vida no fueron los cargos ejercidos sino la in- en francés. Conocemos la predilección de Bo- tensa actividad desplegada en el campo intelec- lívar por Montesquieu, autor al que se refiere tual. En este sentido debemos señalar tres hitos en el Discurso de Angostura y en algunas de fundamentales: el inicio de sus estudios sobre la sus cartas.58 Ya hemos mencionado que entre literatura medieval europea, y en especial, so- los textos de la conspiración de Gual y España bre el Poema de Mio Cid; la preparación de sus (1797) figuraban los Derechos del hombre y poemas más conocidos, las silvas Alocución a la del ciudadano, «traducidos de la Declaración poesía y La agricultura de la zona tórrida; y la francesa que precede al Acta constitucional redacción, junto con Juan García del Río, de las de 24 de junio de 1793».59 Igualmente cono- revistas Biblioteca Americana (1823) y El Re- cemos otras traducciones del francés al caste- pertorio Americano (1826-1827).56 llano, realizadas durante las primeras décadas Y por último, Grases también se ha referido del siglo xix: Carta dirigida a los españoles a la vinculación que tuvieron algunos venezo- americanos del abate Viscardo, publicada por lanos con Francia, país en el que vivieron o Miranda en Londres (1801);60 Atala, o los pasaron largas temporadas: Francisco de Mi- amores de dos salvajes en el desierto de Cha- randa (1789, 1792-1797 y 1800-1801), Simón teaubriand, publicada por Rodríguez en París Rodríguez (1801, 1805, 1806 y 1807) y Simón (1801);61 Homilía del Cardenal Chiaramonti, Bolívar (1802, 1804, 1805 y 1806). Se sabe Obispo de Imola, actualmente Sumo Pontífice que nuestros próceres leyeron en su lengua Pío vii, dirigida al pueblo de su Diócesis en la original a los autores franceses. Miranda po- República Cisalpina, el día del nacimiento de seía en su biblioteca las obras más reconocidas J. C. año de 1797, publicada por Roscio en Fi-

56 Ibidem, t. 1, pp. 367-404; t. 2, pp. 70-83, 167-169, 318-328 y 329-355; y t. 17, pp. 15-98. 57 Cf. Francisco de Miranda, Los libros de Miranda. 3a. ed. Caracas: La Casa de Bello, 1994, p. 15 (Catálogo de la primera subasta de su biblioteca. Londres, 1828). 58 Grases, op. cit., t. 3, p. 423; t. 4, pp. 284-285; t. 6, pp. 177-178; y t. 17, pp. 282 y 316-317. 59 Ibidem, t. 3, p. 54. 60 Ibidem, t. 6, pp. 136-140. 61 Ibidem, t. 5, pp. 149-167.

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ladelfia (1817);62 Arte de escribir con propie- dad del abate Condillac, preparada por Bello hacia 1809 y publicada por Ramón Aguilar en Caracas (1824);63 y Lecciones de historia de Volney e Ifigenia en Aulide de Racine, tradu- cidas y publicadas por Domingo Navas Spíno- la en Caracas (1831 y 1832).64 Para finalizar, también sabemos de otras dos traducciones que no llegaron a publicarse: Contrato social de Rousseau, preparada por José María Vargas durante su estancia en Cumaná (1806-1812)65 y Zulima de Voltaire, elaborada por Bello an- tes de su partida de Caracas.66 ■

Fecha de recepción: 04/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012

62 Ibidem, t. 3, pp. 157-200. 62 Ibidem, t. 5, pp. 83 y 106-109; y t. 6, pp. 149-150. 63 Ibidem, t. 1, pp. 53-60. 64 Ibidem, t. 5, pp. 274-276. 65 Ibidem, t. 6, pp. 140-141 y t. 8, p. 472. 66 Ibidem, t. 2, pp. 21, 37, 46 y 535.

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some aspects of the Medina Echavarría exiled as his po- Exilio y sociología. lemics with José Gaos, his correspondence with Francisco Aproximación a José Ayala and Francisco Giner de los Ríos, or his participation in the wriing of the Constitution of Puerto Rico. It will be Medina Echavarría interesting to observe his language of the defeat, his han- dling of the idea of the return, the idealization of the Spain juan jesús morales martín or his inclination for democracy, an issue that included in Universidad Complutense de Madrid [email protected] his mature sociology.

Resumen: En este artículo examinaremos la repuesta per- La experiencia biográfica del exilio sonal del sociólogo José Medina Echavarría (Castellón, 1903 – Santiago de Chile, 1977) a la experiencia del exilio. El exilio republicano español, como he- Observaremos cómo algunos de los aspectos fundamenta- cho social y como categoría sociopolítica, en- les de su obra estuvieron motivados y relacionados con las cierra a un grupo de gentes; mientras que, como di- consecuencias de la ruptura originada por la Guerra Civil ferencia, se rompe como categoría analítica, porque y la descomposición del horizonte cultural de la España las experiencias vitales son siempre individuales republicana. Destacaremos algunos aspectos del Medina (Macciuci, 2006: 316). En estas páginas expresare- Echavarría exiliado como fueron sus polémicas con José mos, fundamentalmente, esto último: la respuesta Gaos, sus correspondencias con Francisco Ayala o Francis- personal de José Medina Echavarría a aquel hecho co Giner de los Ríos, o su participación en la redacción de colectivo. El exilio, como experiencia biográfica, la Constitución de Puerto Rico. Especialmente interesante puede suponer un corte profundo con la sociedad será observar su lenguaje de la derrota, su manejo de la idea original o, en cambio, puede estar muy presente y de retorno, la idealización de la España que dejó atrás o su viva la idea de retorno. De ello depende cómo se ha inclinación personal por la democracia, tema que incluyó en exiliado la persona que lo padece y, principalmente, su sociología más madura. las expectativas que se crea sobre esa idea de retor- no. Según Adolfo Sánchez Vázquez (2001: 35) hay Exile and sociology. Approach to José Medina Echavarría dos posturas existenciales de vivir el exilio: una es el destierro y otra el «transtierro». El destierro con- Abstract: In this article we will examine the personal res- lleva la no integración en la sociedad receptora. El ponse of the sociologist José Medina Echavarría (Castellón, «transtierro», neologismo de José Gaos, supone la 1903-Santiago de Chile, 1977) to the experience of the exi- plena adaptación y apropiación de esa nueva rea- le. We will observe how some of the fundamental aspects lidad por parte del exiliado. Transterrado es aquel of his work were motivated and related to the consequen- que se asimila, que se adapta y que se acaba iden- ces of the break originated by the Spanish Civil War and tificando con la cultura y con la tierra de acogida. the breakdown of the Spanish Republic. We will emphasize En el caso de Medina Echavarría él fue un

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auténtico desterrado y nunca acabó de adaptar- de experiencias recogidas en el clima cultural de se en América Latina. Vivió su exilio como un la Segunda República. En España trabajó, junto divorcio no superado. Mantuvo siempre una re- con su amigo Francisco Ayala, en el cuerpo de le- lación intelectual intensa y presente con su pa- trados del Congreso de los Diputados. Desde allí sado. Encontró en la fidelidad a los sociólogos fueron espectadores privilegiados de la política clásicos alemanes, siguiendo sus temas y sus nacional. Compartieron el espíritu renovador y preocupaciones, su manera de ser coherente.1 Su modernizador de la llamada «Generación del 14» adhesión a los valores democráticos fue su forma o «Generación de los intelectuales», la cual se particular de no renunciar a lo que él había sido propuso elevar el nivel cultural y económico del en la España republicana. Este trauma abierto país (Marichal, 1995: 242). El núcleo de esta ge- condicionó gran parte de su literatura sociológi- neración estuvo representado por personalidades ca y de sus posturas éticas. Hasta que realmente como las de Manuel Azaña, Eugenio D´Ors, Gre- miró a la realidad latinoamericana como tema gorio Marañón, José Ortega y Gasset, Salvador de preocupación sociológica tuvo que ordenar de Madariaga o Américo Castro. Esta «Genera- durante bastante tiempo la imagen que tenía so- ción del 14» identificó el problema español en bre sí mismo como persona, como intelectual y el sentido que le había otorgado Ortega: esto es, como «sociólogo sin sociedad propia» (Gómez como un «problema pedagógico» (López-Ocón, Arboleya, 1958: 70). El proceso hacia una cierta 2010: 48). Por tal motivo, no extraña que Ayala y asimilación fue complicado, duro y difícil. Medina Echavarría se tomasen tan en serio esos tiempos, concienciados de que los problemas de El horizonte cultural de la Segunda España pasaban por una renovación cultural y República. La Guerra Civil y la crisis educativa acorde a unos principios democráticos. como experiencia contemporánea. Y la apuesta más personal de estos autores fue la de contribuir a esa historia colectiva desde el José Medina Echavarría escribió lo fundamen- lado de la ciencia. tal de su obra en el exilio. Su biografía y pro- Ayala y Medina Echavarría trabajaron en- ducción intelectual quedó condicionada por este tonces con Luis Recasens Siches y con Adolfo suceso. En América Latina acabó siendo reco- Posada para la consolidación y modernización nocido como uno de los padres de la sociología de la sociología en la España republicana. Tu- al abrir numerosas perspectivas (Solari, 1976). vieron un proyecto muy importante en la edi- Pero también destacó como un gran intelectual torial de la Revista de Derecho Privado. Entre humanista y reformista, lleno de inquietudes y 1933 y 1936 Medina Echavarría fue encargado

1 Medina Echavarría disfrutó de sendas estancias en la Universidad de Marburgo (1930-1931) y en la Universidad de Munster (1933) como pensionado de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Gracias a estos viajes aumentó su interés por los temas sociológicos, dada su inicial formación jurídica. Archivo de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Expediente de José Medina Echavarría.

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de la Colección de Sociología de la editorial de y fue destinado en marzo de 1937 como jefe de esta revista, dirigida por Posada. Sintieron la Negocios a la embajada de Varsovia, siendo em- necesidad de incorporar en lengua castellana el bajador Mariano Ruiz-Funes.3 La corresponden- pensamiento sociológico europeo y anglosajón cia que mantuvo durante aquel tiempo con su cu- a partir de traducciones y trabajos originales.2 ñado José Rivaud, militar que permaneció fiel a Intentaron instaurar una tradición sociológica la República, preso en el campo de refugiados de en España de corte democrático y reformista. Argelès-sur-Mer (Francia), recoge las catástrofes La sociología fue para ellos una de las formas del ser humano y las grandes contradicciones del de participar en los acontecimientos sociales y siglo xx. La idea de la crisis existencial comen- políticos que estaban sucediendo. Tenían una zaba a tener mucha fuerza: «En efecto, hemos conciencia republicana y social que se identi- pasado muy malos ratos en esta última crisis y fica con esta inclinación por los estudios socio- nadie nos asegura que no los volvamos a pasar lógicos. Necesitaban intervenir y pensar la rea- o aún peores».4 La crisis era el filtro descriptor lidad social que les rodeaba. Interpretaron que de su situación personal, el de su familia y el de el enfoque sociológico era la forma adecuada y todo el ser humano. Guerras, éxodos, autorita- necesaria de asumir una conciencia de respon- rismos… Medina Echavarría fue testigo privile- sabilidad social con las mejoras democráticas giado de ese precipitado histórico, caracterizado para toda la sociedad española. Sin embargo, la por la incertidumbre y la incoherencia que asoló Guerra Civil supuso una ruptura brutal de todas Europa y que condicionó el destino de millones estas voluntades. de personas. Tras el levantamiento golpista de julio de 1936 Reflexionó mucho sobre sí mismo y sobre el y el posterior inicio de la contienda bélica, Me- destino de los suyos ante una realidad social e dina Echavarría dio muestras en distintas activi- histórica que se imponía dramáticamente. Bus- dades de su compromiso con el proyecto ético, caba respuestas a preguntas imposibles. Aceptó moral y político republicano. Colaboró en Valen- el hecho consumado de no poder regresar a Es- cia para resguardar a los intelectuales de Madrid paña. Había que buscar la serenidad y esa no

2 El primer título publicado en 1935 fue La situación presente de la Filosofía Jurídica, del propio Medina Echavarría. El segundo título que apareció en 1936 fue El hombre y la sociedad en la época de crisis, de Karl Mannheim, y traducido por Francisco Ayala. Se esperaban la traducción y la publicación de libros de Paul Lazarsfeld, Ferdinand Tönnies o Max Weber, además de la Introducción a la sociología contemporánea del propio Medina Echavarría, que eran unos apuntes y notas de un curso que había dictado en 1934 en la cátedra de Posada en la Universidad Central de Madrid. Archivo de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Expediente de José Medina Echavarría. Solicitud del 5 de febrero de 1936, foja 18. 3 Expediente José Medina Echavarría, Signatura PG 0178, Expediente núm. 22514, Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. 4 Carta de José Medina Echavarría y Nieves Rivaud a José Rivaud. Hotel Europejski, Varsovia, 1938. Archivo personal de Ame- lia Rivaud Morayta. José Medina Echavarría se había casado con Nieves Rivaud en 1937, antes de partir a la misión diplomática en Polonia, en una Valencia asediada por los bombardeos nacionales. En 1938 nacería su hijo José en Varsovia y en 1942 su hija Nieves en México.

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pasaba por Polonia. No quedaba más remedio za en el desamparo que hemos sido dejados».7 Es que hacer la América y alejarse del convulso lo que tiene la historia. Para Medina Echavarría viejo continente. El destino daba exactamente la serenidad fue un ejercicio autobiográfico de igual. Le escribía a su cuñado: «Yo creo que exploración sociológica. Muchas de las palabras algo podré obtener y también tú: son países en que escriba en su exilio latinoamericano llevarán los que sobra con la voluntad de trabajar. Y en impresas esta experiencia vital. En Polonia per- todo caso te repito veremos allí que horizontes manecieron hasta la primavera de 1939, momen- hay en otras pequeñas repúblicas […] Una vez to en que, intuyendo el desenlace de la guerra es- que pasemos estos trances amargos miraremos pañola y presintiendo la debacle europea, tomen al futuro con más tranquilidad, paz y salud no la decisión de probar fortuna en México, país que nos faltará nada».5 No había que destemplarse, se aparecía en el imaginario como un horizonte ni desplomarse, ni perder los nervios, sino man- incierto. Estas voces testimonian una época can- tenerse confiados: sada. Todo es extenuación, impotencia. Cartas que hablan de soledad, de la crisis de una mo- «En mi opinión –tal como veo las cosas– veo dernidad dada a la estrepitosa y febril renuncia que no obstante lo que aquí se haga, debes gestio- de ideales, de valores y de personas empujadas nar directamente tu visado y no sólo para un país, al abismo. Vidas representantes de un proyecto sino para varios al mismo tiempo, los más favo- democrático y cívico que fue interrumpido. Apa- rables por el momento son: México de preferen- recen las imágenes de un mundo que ya no era, cia, Colombia, Venezuela, Chile, Bolivia, Santo Domingo y quizá Costa Rica, los otros por el mo- pero que tampoco Medina Echavarría aún era ca- mento vedados […] No te deprimas por nada. En paz de intuirlo. determinados momentos somos totalmente impo- tentes contra las cosas que se nos escapan y hay La llegada a México. que guardar, al menos, la serenidad».6 La coherencia de ser sociólogo.

Llamaba a la serenidad rodeado por una fuerte José Medina Echavarría llegó a México como sensación de desánimo que colmaba esa época exiliado, pero también sabiéndose sociólogo. A crítica. El ser humano había abandonado al ser partir de ese momento comenzó su particular humano: «Lo malo es que no somos los respon- travesía por América Latina. Se integró en el fe- sables de lo que está pasando y vemos con triste- cundo exilio intelectual que tanto se comprome-

5 Carta de José Medina Echavarría y Nieves Rivaud a José Rivaud. Hotel Europejski, Varsovia, 6 de marzo de 1939. Archivo personal de Amelia Rivaud Morayta. 6 Carta de José Medina Echavarría y Nieves Rivaud a José Rivaud. Hotel Europejski, Varsovia, 11 de marzo de 1939. Archivo per- sonal de Amelia Rivaud Morayta. 7 Carta de José Medina Echavarría y Nieves Rivaud a José Rivaud. Hotel Europejski, Varsovia, 11 de marzo de 1939. Archivo per- sonal de Amelia Rivaud Morayta.

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tió con la cultura mexicana gracias a La Casa de francés de Augusto Comte. Una dimensión prác- España, luego El Colegio de México. En aquel tica que la completó con las indagaciones sobre país tuvo ocasión de protagonizar notables ini- los métodos y las técnicas de investigación social ciativas docentes, editoriales e investigadoras. de origen anglosajón (Medina, 1982). De forma temprana comenzó a impartir clases en Apenas tuvo interlocutores en México. Una de la Universidad Nacional Autónoma de México. las pocas discusiones intelectuales que mantuvo En julio de 1939 fue nombrado catedrático titular fue con José Gaos en las páginas de Cuadernos de Sociología de la Facultad de Derecho y Cien- Americanos a raíz de la aparición de ese libro. cias Sociales de la Escuela Nacional de Jurispru- Aquel diálogo no dejó de ser un debate heredado dencia. Ocuparía ese cargo hasta 1943. Además de España y entre dos amigos que se conocían en esos años se desempeñaría como profesor de desde muchos años antes.9 En el artículo «En Sociología en la Facultad de Economía de la Es- busca de la ciencia del hombre. Una polémica», cuela Nacional de Economía de esta universidad de 1942, los dos autores debatieron sobre los mexicana.8 límites de la filosofía y sobre las competencias Su refugio intelectual estuvo en la sociología. científicas de la sociología bajo el contexto de la Necesitaba dar estabilidad a sus emociones, a sus Segunda Guerra Mundial. Gaos precisaba que la sentimientos y a su particular situación biográ- renovación de las ciencias sociales tenía que ser fica. El definirse e identificarse como sociólogo encabezada por la filosofía. Medina Echavarría, suponía dosis de equilibrio y de coherencia. Pre- en cambio, le contestó argumentando que la ra- cisó, como intelectual y como hombre, de un pro- cionalización del mundo pasaba por la sociolo- ceso de adaptación a la nueva realidad. No quiso gía. El filósofo pensaba que la sociología debía ni podía romper radicalmente con su pasado. El llevar incluida una preocupación por el hombre, «teoreticismo» de su literatura sociológica du- acaso únicamente sería una mera ingeniería so- rante su estancia mexicana fue una continuación cial y una ciencia deshumanizada: «El sociólo- y, sobre todo, una maduración de sus temas espa- go debiera manipular unos símbolos –y manejar, ñoles y europeos. Entre las publicaciones de esos dominar a la sociedad, a los hombres. Se quisiera años destaca, fundamentalmente, su Sociología: poder manejar y dominar a los hombres como teoría y técnica, de 1941. En esa obra son palpa- se maneja y domina la naturaleza». Se sentía bles las influencias del historicismo alemán, de preocupado por el afán de dominación sobre el la sociología de la cultura alemana y, por supues- destino del hombre que ocultaba la ciencia socio- to, de la sociología comprensiva de Max Weber. lógica y a la que achacaba «su fracaso por falta Además recogía toda la herencia del positivismo de una moral» (Gaos y Medina, 1942: 103 y108).

8 Archivo Histórico unam-cesu. Expediente de José Medina Echavarría 25/131-5525. 9 José Medina Echavarría compartió amistad, intereses teatrales y literarios en sus años juveniles en Valencia con dos de los intelec- tuales más relevantes de la cultura hispanoamericana del siglo xx como fueron Max Aub y José Gaos, a quien había conocido en el bachillerato y con quien coincidió en la Universidad Literaria de Valencia.

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Gaos concluía que la filosofía era la ciencia de la ción y la metodología de la sociología, porque libertad del hombre y la sociología la ciencia de además de teórico, en México fue un activo su dominación. «mediador cultural». Destacó como divulgador Medina Echavarría, en su contestación, com- del conocimiento sociológico europeo contem- partía con Gaos los temores por la tecnificación poráneo a partir de su actividad como traductor del mundo y la «deshumanización» del hombre: y como encargado de la Sección de Sociología «El problema de una vida automática te estre- del Fondo de Cultura Económica. Se tradujeron mece con razón; afortunadamente es imposible obras fundamentales de Karl Mannheim, Hans por muy científico que llegue a ser nuestro cono- Freyer o Ferdinand Tönnies. En esta hazaña cul- cimiento. Mas entre una vida automática y una tural participaron numerosos intelectuales mexi- vida caótica se encuentra la gama de situaciones canos y un buen número de colegas exiliados, intermedias que la ciencia puede y debe propor- como Eugenio Ímaz, Ernestina de Champourcin, cionar» (Gaos y Medina, 1942: 110). Pero, sin Vicente Herrero, Julián Calvo, Francisco Giner embargo, no temía el avance de la razón.10 El de los Ríos o José Gaos.11 sociólogo confiaba en la capacidad de la ciencia Medina Echavarría, como intermediario de las para resolver los problemas del hombre sin que ideas sociológicas de Max Weber, se encargó de esto supusiera su aniquilación. Defendió que el encabezar el equipo que tradujo la titánica Eco- sentido y la función de la sociología pasaban por nomía y sociedad. El equipo de traductores estu- hacer más comprensibles para el individuo sus vo compuesto por Juan Roura Parella, Eduardo propios órdenes sociales. Ante las urgencias de la García Máynez, Eugenio Ímaz y José Ferrater vida moderna, la «nueva ciencia social» se ofre- Mora. La traducción se prolongó durante cuatro cía, según su visión, como un conocimiento con años, desde 1940 hasta 1944. Francisco Ayala ce- base científica, sujeto a ciertas garantías de obje- lebró, desde Buenos Aires, la aparición de esta tividad y exactitud. Además la sociología podía obra al castellano en una carta dirigida a Medina contribuir a la modernización, a la planificación el 20 de noviembre de 1944 y donde le confesaba y a la transformación de la vida social desde un su intención de divulgar al público argentino las sentido práctico y previsor. ideas del clásico alemán y, de paso, publicitar la Pero Medina no sólo fue un sociólogo preocu- labor de sus compañeros de exilio: «Ya he visto pado por cuestiones abstractas como la construc- los dos primeros tomos de Economía y sociedad.

10 Esta polémica les separó intelectualmente, pero como nos cuenta Andrés Lira (1999: 12), Gaos y Medina Echavarría «se vieron siempre como amigos y se identificaron por las preocupaciones de su vida, al grado de hacer palpables sus diferencias». Medina Echavarría le dedicó su Discurso sobre política y planeación, de 1972, con la siguiente frase: «En mi recuerdo de José Gaos y su frater- nal ejemplaridad». 11 José Medina Echavarría mantuvo amistad en México con Julián Calvo y con Francisco Giner de los Ríos. Calvo trabajó en el Fondo de Cultura Económica, en El Colegio de México, fue secretario de la revista Litoral y colaborador de las revistas Ultramar y Las Españas (Díaz Arciniega, 1996: 118). Giner de los Ríos, por su parte, también trabajó en El Colegio de México, en el Fondo de Cultura Económica y en la Librería Universitaria (Mantecón, 1982: 782).

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Es toda una empresa publicar un libro así: te de cómo ese trabajo integrado y multidiscipli- felicito. He publicado un primer artículo en La nar tuvo su prolongación en los dos seminarios Nación comentando el libro, y seguirá otro que que organizó el Centro de Estudios Sociales. Se estoy haciendo para el mismo periódico».12 celebraron un «Seminario sobre la guerra» en el A pesar de la distancia geográfica que les se- curso académico de 1943 y otro «Seminario co- paraba, los dos sociólogos exiliados pudieron lectivo sobre América Latina», impartido al año trabajar en conjunto y llevar a cabo empresas siguiente. colectivas bajo un firme propósito: potenciar y Los resultados de esos seminarios inauguraron posibilitar el desarrollo de la sociología en len- Jornadas, especie de revista sin fecha periódica de gua castellana. Concedieron mucha importancia aparición y órgano expresivo del Centro de Estu- a la formación del discurso sociológico desde dios Sociales, creada y dirigida por Medina Echa- diversas plataformas como revistas y editoriales. varría entre 1943 y 1946, y que actualmente se si- Trataron de proseguir en distintas actividades el gue publicando. Al poco tiempo el criterio editorial proyecto de investigación sociológica que habían cambió y la revista trató de fomentar un debate dejado tras de sí en España. académico entre los científicos sociales hispanoa- El Colegio de México, por ejemplo, le ofreció mericanos. Tal era el propósito del propio Medina: a Medina Echavarría un lugar idóneo para desa- «Jornadas aspira a contar entre sus colaboradores, rrollar su programa de enseñanza, de divulgación y cree ya tenerlos, a los hombres más representa- y de investigación sociológica. En 1943 fue nom- tivos del pensamiento social en todo el continente brado director del Centro de Estudios Sociales de americano; pretende además con esto fomentar un esta institución de enseñanza superior. Allí puso mejor conocimiento recíproco».14 Jornadas, para en marcha el primer Diplomado de Ciencias So- empezar, vehiculó las relaciones intelectuales y ciales de América Latina. Medina Echavarría personales del pensamiento español del exilio.15 En plasmó en el plan de estudios de este Centro todo ese momento el «tema español» era muy vivo para su ideario integrador de las ciencias sociales.13 Él los intelectuales republicanos. Esto se refleja en la defendió la necesidad de un conocimiento aglu- correspondencia entre Ayala y Medina, cuando este tinador y complementario entre distintos puntos último le pidió a su amigo que ejerciera como re- de vista científicos. Hay que hablar, también, presentante de esta revista en Buenos Aires:

12 Archivo Histórico de El Colegio de México, Sección Jornadas, Carpeta Francisco Ayala. 13 En el Centro de Estudios Sociales impartieron magisterio, entre otros nombres del exilio español, José Gaos (filosofía), Vicente Herrero (ciencia política), Eugenio Ímaz (filosofía), Javier Márquez, José Miranda (historia), Manuel Pedroso (ciencia política) o Juan Roura Parella (psicología). 14 Archivo Histórico de El Colegio de México, Fondo Antiguo, Sección documental Correspondencia institucional y documentos de trabajo, caja 15, expediente 11, foja 5. 15 Esto se observa con la participación en Jornadas de José María Ots Capdequí («El siglo xviii español en América», 1945, núm. 30) desde la Universidad Nacional de Colombia, o José Ferrater Mora, desde la Universidad de Chile y escribiendo un trabajo sobre

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importante la relación entre exiliados italianos «Hemos pedido colaboración a bastante gente con exiliados españoles en Buenos Aires.17 El del Continente. Yo estuve buscando una lista de interés de Medina Echavarría pasaba, en todo nombres que me mandaste hace años, con ocasión caso, por convertir Jornadas en un nodo nuclear de otro intento, pero se me ha traspapelado y no la de la red de intelectuales, científicos sociales y encuentro. Te ruego que me repitas esa lista de las de sociólogos de América Latina con el propó- personas a quienes podría invitar, y que tú mismo, antes de que la recibamos y de hacer la petición sito de alcanzar un pensamiento con un mínimo formal, te sientas un poco representante de ‘Jor- de originalidad. Así lo reconocía en el catálogo nadas’ en Buenos Aires y realices por ti mismo las de la revista en 1945: «Y pensando muy en par- gestiones que te parezcan oportunas. Por ejemplo, ticular en nuestra América, de que ésta ha de quisiera escribir a Guillermo de Torre para que ponerse enérgicamente a pensar por sí misma nos hiciera algo de carácter español, del tipo de en su propio destino y a aprovechar lo que es un su trabajo sobre Menéndez Pelayo. Díselo en todo triste momento para conquistar definitivamen- caso».16 te, sin renunciar a ninguna herencia valiosa, su autonomía cultural».18 El empeño estaba en Pero además Jornadas constituyó un valio- analizar la realidad social intentando escapar de so medio desde el que los exiliados españoles los diagnósticos y las soluciones procedentes de conocieron y dialogaron con los intelectuales otros cuerpos culturales. La opción para Medi- mexicanos y latinoamericanos. Además pudie- na Echavarría, como para Aub, Ayala, Gaos, Fe- ron compartir la experiencia del destierro con rrater Mora, y todos esos nombres de la red de otros exiliados europeos. Por ejemplo, fue muy Jornadas, estuvo en posibilitar un pensamiento

«Cuestiones españolas» (núm. 53, 1945). Desde México colaboraron, entre otros, José Gaos («El pensamiento hispanoamericano», 1943, núm. 12), Eugenio Ímaz («Asedio a Dilthey. Un ensayo de interpretación», 1945, núm. 35), José Miranda («El método de la ciencia política», 1945, núm. 40) o Max Aub con «Discurso de la novela española contemporánea» (1945, núm. 50). Francisco Ayala escribiría, desde Buenos Aires, su «Ensayo sobre la libertad» (1944, núm. 20). 16 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Ayala. México, 5 de julio de 1944. Archivo Histórico de El Colegio de México, Sección Jornadas, Carpeta Francisco Ayala. Medina Echavarría hace referencia en concreto a la siguiente obra de Guillermo de Torre: Menéndez Pelayo y las dos Españas, publicada por el Patronato Hispano-Argentino de Cultura de Buenos Aires en 1943. 17 Una muestra de ese intercambio es la Jornadas que publicaron conjuntamente Francisco Ayala y Renato Treves, titulada «Una doble experiencia política: España e Italia» (núm. 25). En una carta que ambos escriben a Medina en julio de 1944 encontramos la afinidad de estos autores en cuanto a la «problemática de la época»: «Te escribo hoy por encargo de Renato Treves y de acuerdo con él, a propósito de un requerimiento que le hiciste tiempo atrás para que colaborase en las Jornadas, preferentemente en tema relacionado con Italia. Treves me ha comunicado el texto de un trabajo que, tomando pie en mis libros, desarrolla el tema de la distinta experiencia vivida por nuestra generación en España, y por la generación gemela en Italia... Conversando acerca del tema, se nos ocurrió desarrollar- lo en forma polémica –aunque en el fondo coinciden nuestros puntos de vista–, y proyectarlo hacia el problema de la futura organización del mundo y del papel que deben jugar ahí nuestros países». Carta de Francisco Ayala y Renato Treves a José Medina Ehcavarría. Buenos Aires, 16 de julio de 1944. Archivo Histórico de El Colegio de México, Sección Jornadas, Carpeta Francisco Ayala. 18 Archivo Histórico de El Colegio de México, Fondo Antiguo, Sección documental Correspondencia institucional y documentos de trabajo, caja 15, expediente 11, foja 17.

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propio dentro de una tradición democrática y El Colegio de México impidieron que Medina liberal. Echavarría reclutase a su compañero de genera- Los puentes de papel que estableció Jornadas ción. Además como director del Centro de Estu- consiguieron salvar las distancias geográficas dios Sociales no pudo gestionar los cambios que que separaron a los intelectuales republicanos en esta institución académica exigía, teniendo algún el exilio latinoamericano. Ayala y Medina man- que otro desencuentro con el secretario de la tuvieron una intensa correspondencia intelectual institución, Daniel Cosío Villegas. Estos contra- que, en cambio, tardó en unirles en un mismo tiempos, junto con la lenta edición de Jornadas, destino. Ayala muestra en algunas cartas dirigi- influyeron en su marcha de El Colegio a princi- das a su colega su deseo de abandonar Argentina pios de 1946. Tal vez su actividad institucional y emigrar a México al tener dificultades de incor- no sirvió para concretar la carrera de sociología porarse en la Universidad argentina tras el golpe en México, pero el Centro de Estudios Sociales militar de junio de 1943. Este corredor de ideas fue un lugar de innovación pedagógica que dejó argentino-mexicano pretendió actuar como una marcado el lugar por el que después transitaron red de solidaridad. Sin embargo Medina, en una las ciencias sociales hispanoamericanas. carta de julio de 1944, se tuvo que disculpar con Ayala al no poder ofrecerle un puesto académico Profesor de sociología en Puerto Rico. en el Centro de Estudios Sociales: La participación del sociólogo en los asuntos políticos. «Cuando hace meses me planteaste una cuestión de tipo viajero, traté de resolverla inmediatamente, A mediados de 1946 Medina Echavarría llegó a pero lo que entonces te hubiera podido decir pendía Puerto Rico, un lugar atrayente para la intelec- de una donación norteamericana que meses después tualidad española e importante centro del exilio fue denegada. Así es que entramos en un período de cultural republicano. Había aceptado la invita- modestia económica harto penosa, que puso en pe- ción de Jaime Benítez, rector de la Universidad ligro, como en otras ocasiones, las actividades de la de Puerto Rico, para incorporarse como «Profe- casa. Era imposible pensar por consiguiente en po- sor Visitante de Sociología». La idea era estable- der ofrecerte lo que querías y era de nuestro gusto… Como ves, estamos próximos a posibilidades que en cerse por un año, pero al final permaneció en la este momento desconozco y que en cierta manera isla hasta el verano de 1952. En 1947 se le con- temo, pues lo que ofrece el horizonte inmediato que cedió una Cátedra de Sociología en la Facultad aquí tengo, no es nada alentador». 19 de Ciencias Sociales. Allí se encargó de las edi- ciones internas de la Facultad y fue miembro del Los problemas económicos que agobiaban a Comité de Integración. Además ayudó en la re-

19 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Ayala. México, D. F., 5 de julio de 1944. Archivo Histórico de El Colegio de México, Sección Jornadas, Carpeta Francisco Ayala.

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forma del plan de estudios de la Facultad de Es- ta, esto es, histórica, pero también caracterizada tudios Superiores.20 Pudo así renovar su desem- como ciencia empírica. Le preocupó, sobre todo, peño en las tareas organizativas e institucionales la construcción de conceptos sociológicos, dado de los estudios sociológicos y sociales. Pero en su interés en avanzar y en depurar la gramática Puerto Rico Medina Echavarría fue, ante todo, sociológica en lengua castellana. profesor de sociología.21 Se tomó el «destierro» de Puerto Rico como La isla estaba llena de novelistas, poetas, ar- una etapa de reflexión intelectual. Una vez tistas y músicos del exilio español, pero no de más le faltaron interlocutores. Incluso Ayala, sociólogos. Allí coincidió y mantuvo amistad a quien reclutó en 1950, ya comenzaba a dedi- con Francisco Ayala,22 con Eugenio Granell, con carse más seriamente a la literatura y al ensayo Juan Ramón Jiménez, con Vicente Llorens o con social que a lo estrictamente sociológico. Los Juan Marichal.23 Aquel contexto intelectual, sin dos amigos coincidieron durante dos años en apenas interlocutores en el ámbito sociológico, la isla, tiempo en el que Ayala fue profesor del le ofreció las posibilidades más idóneas para su Curso Básico de Ciencias Sociales e inició la entrega a la vida académica. Fue entonces cuan- revista La Torre. Ambos colaboraron como in- do se dedicó a perfilar su teoría sociológica. De vestigadores asociados en las tareas de redac- ese tiempo se corresponden, principalmente, ción de la Constitución de Puerto Rico como sus Lecciones de Sociología, de 1946, publica- Estado Libre Asociado entre finales de 1951 das póstumamente bajo el título de La sociolo- y comienzos de 1952.24 Entre las tareas aco- gía como ciencia social concreta, matriz de su metidas estaban la revisión de «los informes pensamiento epistemológico sobre la sociología para publicarlos en español», su traducción (Medina, 1980). Para Medina Echavarría la so- al inglés y la preparación de «un comentario ciología fue una ciencia comprensiva y concre- cuidadoso, en inglés, de todas las deliberacio-

20 Archivo Central Universidad de Puerto Rico, Expediente Oficial de José Medina Echavarría. 21 Alguna vez se quejó del ritmo «aburrido» de clases que imponía la Universidad de Puerto Rico. Carta de José Medina Echavarría a Daniel F. Rubin de la Borbolla, 5 de diciembre de 1946, Puerto Rico. Archivo Histórico de El Colegio de México, Fondo Antiguo, caja 15, expediente 9, foja 51. 22 Francisco Ayala en sus memorias, Recuerdos y olvidos, recoge ciertos pasajes de Puerto Rico en los que evoca la figura de José Medina: «Ahora, en la Universidad de Puerto Rico, la gran figura cortejada y disciplente, de la Facultad de Ciencias Sociales era Pepe –Don Pepe–, pues por si fuera poco el respeto que inspiraba su estatura intelectual, su prudencia y la reserva distante de su carácter, Medina era de esas personas que, en lo físico, representan bastante más edad de la que en realidad tienen» (Ayala, 2006: 357). 23 Medina Echavarría había conocido a Marichal en Puerto Rico, quien escribió a José Ferrater Mora, otro miembro destacado de esta red intelectual del exilio español, sobre aquel grupo de pensamiento social: «No sé, pero, viendo las obras que usted cita y los te- mas que trata, me preguntaba si habría hoy en este planetilla mucha gente –entre el mundo intelectual– como el grupo hispánico, usted, Ayala, Medina, y claro los maestros». Carta de Juan Marichal a José Ferrater Mora, 15 de diciembre de 1952, Massachusetts. Archivo de la Cátedra Ferrater Mora de la Universidad de Girona. 24 La idea del Estado Libre Asociado con los Estados Unidos fue originalmente un proyecto del Centro de Investigaciones Sociales y

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nes y el texto de la Constitución según queda- Porque Puerto Rico fue para él, como hemos rá finalmente aprobado».25 La Constitución se dicho, vida universitaria. Desde luego, estaba terminó de redactar el 6 de febrero de 1952 y aprendiendo también de esa experiencia y de entró en vigor el 2 de enero de 1953 (Colorado, qué actitud tomar ante el exilio.26 Ante la im- 1955: 153). Si Ayala y Medina participaron en posibilidad de retornar a España, comenzó a el movimiento constituyente puertorriqueño fue ver la significación de la emigración como el por su conocimiento de las Cortes republicanas consentimiento de un destino. Esto se despren- españolas. de de su aceptación personal de su «existencia Este trabajo, distinto al que hacían en la Uni- vicaria», como así denominó la experiencia de versidad, les permitió sumarse a una empresa la vida intelectual desde el exilio en sus Presen- colectiva y afín a sus ideales republicanos. Coin- taciones y planteos, obra publicada en México cidieron con acontecimientos importantes que es- en 1953. En los siguientes términos definió esta taban planteando el futuro político de Puerto Rico vida sustituta: y que, en el caso particular de Medina Echavarría, le familiarizaron con el proyecto modernizador la- «Por ella debemos entender una forma de vida en tinoamericano. Esta experiencia le valió, de todos la que no se participa directamente sino de modo sus- modos, para seguir reflexionando sobre la distan- tituto y ficticio en las actividades por cuya virtud se cia entre la ciencia y la política. Supo apreciar y mantiene día a día una comunidad. Sus representantes no se encuentran en los puestos inmediatamente res- valorar cuál es la posición del sociólogo y su lugar ponsables del engranaje social, ni viven cara a cara mu- en relación a la política. Entendió que la participa- chos de los problemas cuya solución es implacable… ción del científico social en los asuntos públicos De esta suerte, el tipo de existencia sustituta o vicaria, y en las decisiones colectivas únicamente recom- se llama así porque sólo imaginativamente puede po- pensa si eso significa una mejora democrática pro- nerse en la situación de otro, y por eso, aunque en ella funda de toda la sociedad. se conocen muchas cosas y a veces profundamente hay Razonablemente Medina Echavarría sabía siempre la posibilidad de que la situación imaginada que su sitio estaba en la actividad académica. no corresponda con lo real por no ser un saber vivido y que brote de las urgencias que plantean los problemas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico para democratizar la estructura política del país. Este proyecto era dependiente de la Comisión Constituyente del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, presidida por Antonio Fernós Isern. Archivo Central Universidad de Puerto Rico, Expediente Oficial de José Medina Echavarría. 25 Memorandum de Pedro Muñoz Amato, Decano de Facultad de Ciencias Sociales, a Dr. Ramón Mellado, Decano de Adminis- tración, sobre el «Estudio de la Constitución». 25 de enero de 1952. Foja 14. Archivo Central Universidad de Puerto Rico, Expediente Oficial de José Medina Echavarría. En ese grupo, aparte de Ayala y Medina, participaron nombres como los Pedro Muñoz Amato, Enrique Bird, Gordon Lewis, Henry Wells, José Villaronga o Raúl Serrano. 26 A diferencia de otros emigrantes que tomaron posiciones ideológicas más definidas y extremas, su postura respecto al exilio fue la de revisar críticamente su responsabilidad como intelectual. Escribió entonces: «De los hombres de esa emigración…quizá han per- cibido todos, más o menos oscuramente, esa marcha profunda del proceso histórico y de ellos será la palabra cuando vuelvan al viejo hogar; los que se dieron, en cambio, al bullicio, obtusos a aprender de la experiencia, apenas dejaron la huella efímera de un sonido que se desvanece y nada tendrán en la otra orilla que hacer ni decir» (Medina, 1953: 120-121).

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inmediatos» (Medina, 1953: 70-71). Noyola y Víctor Urquidi, antiguos compañeros en El Colegio de México, también mediaron para su Le faltaban científicos sociales y sociólogos incorporación (Urquidi, 1986). Medina comenzó con los que poder dialogar. Únicamente tenía a a trabajar en agosto de 1952 como editor, dada su sus alumnos como audiencia. Necesitaba estímu- experiencia en esta tarea.27 Pero con él además se los intelectuales. Ese malestar respecto a la vida quería abrir el tema del desarrollo a la perspectiva académica puertorriqueña, coincidió en el tiem- sociológica. Fue a probar. Como escribió a Arnal- po con la propuesta que le llegó de incorporarse do Orfila, su primer año en Santiago de Chile ha- y trabajar en la recién creada Comisión Econó- bía sido «uno de los más estériles y penosos de mi mica para América Latina de Naciones Unidas vida» por las dificultades de adaptación, la tensión (cepal) de Santiago de Chile. Medina Echavarría de decisiones graves, y «por crisis de edad o por tenía claro que su tiempo en la isla llegaba a su pura neurastenia quizá».28 conclusión. Se hallaba inmerso en otra etapa bio- Pero al final, Medina Echavarría terminó por gráfica de profundo balance intelectual y perso- encontrar en el desarrollo económico su «tema nal. Entonces decidió ir a tentar la suerte a San- latinoamericano». El exilio significó una verda- tiago de Chile. dera experiencia de conocimiento, convirtién- dole, con el paso del tiempo, en un privilegiado Dedicado a las tareas del observador participante de América Latina. Esta desarrollo económico en Chile. distancia respecto al objeto de estudio «trasplan- tado» fue la que le facilitó hacer una lectura so- El economista argentino y secretario de la cepal, ciológica de la historia y de la política de aquella Raúl Prebisch, quería mejorar la calidad expresiva región sin apasionamientos. Alguna vez expresó y la redacción de los trabajos de aquel organis- la ambigüedad vivida entre la «peculiar calidad mo internacional. Pensó en Medina Echavarría, a de extraño y próximo al mismo tiempo frente al quien había conocido en México. Jorge Ahumada, hispanoamericano»: economista chileno con el que el sociólogo es- pañol coincidió en el Campus de Río Piedras en «La experiencia del español en países tan em- Puerto Rico, y los economistas mexicanos Juan

27 José Medina Echavarría fue un activo agente de la red de los exiliados españoles en América Latina, máxime cuando esta red tenía que actuar como red de solidaridad. Él intercedió para que Julián Calvo y Francisco Giner de los Ríos se incorporasen en la CEPAL a mitad de los años 50 como editores, correctores y traductores. En una carta Julián Calvo le había escrito nostálgicamente sobre la separación de aquellos amigos exiliados que habían coincidido en tierras mexicanas: «Me apesadumbra esa misma observación suya relativa a la terrible dispersión del grupo inicial. Usted, Herrero y Márquez cada uno por su lado; Ramón Iglesia y Eugenio Ímaz para siempre, y ahora Joaquín Diez-Canedo que también nos deja. Créame usted que soy sensible a estas razones del sentimiento. Daría cualquier cosa porque nos volviéramos a reunir todos, y ello imposible con respecto a algunos». Carta de Julián Calvo a José Medina Echavarría. México, 16 de abril, 1951. Archivo Central del Fondo de Cultura Económica, Expediente de José Medina Echavarría. 28 Carta de José Medina Echavarría a Arnaldo Orfila. Santiago de Chile, 15 de julio de 1953. Archivo Central del Fondo de Cultura Económica, Expediente de José Medina Echavarría.

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parentados con él –una experiencia, en mi caso, des y a los centros de investigación especializada de larga duración– es difícil de explicar y de de- a nivel regional. Fue reconocido entonces, junto finir. Consiste en una experiencia singular, para la con el brasileño Florestan Fernandes o el italo- que no existe todavía la categoría adecuada en los argentino Gino Germani, como uno de los pro- resultados del pensamiento científico. Porque en tagonistas de la modernización de los estudios manera alguna el español puede sentirse auténtico «extranjero» en los países hispanoamericanos, y no sociológicos en América Latina. valen por eso para su situación las sutilezas psico- Regresó a la cepal a finales de 1959 para dedicar- lógicas en que penetrara Simmel y han continuado se de nuevo a «la madeja del desarrollo económi- luego otros pensadores» (Medina, 1963: 334). co».29 Fue un momento de crisis personal, como él mismo confesó a su amigo Max Aub, dada «la con- Él fue el pórtico de entrada de la sociología en sabida intriga frente al refugiado, que me hizo per- 30 la cepal. Fue el primero en hablar en América La- der las esperanzas –ya renovadas– de esos años». tina de los «aspectos sociales del desarrollo eco- Eran las aflicciones de un exilio prolongado, acre- nómico» (Medina, 1959). Además José Medina centadas cuando las circunstancias profesionales le Echavarría tuvo un papel destacado en el proceso obligaban a entregarse al tema del desarrollo, una de institucionalización de la sociología en Chile vez frustrada la libertaria y académica experiencia y en todo el Cono Sur. Fue elegido para ocupar en la flasco. Le atormentaba volver a la «monoto- la dirección de la Escuela Latinoamericana de nía de los estudios sociológicos del desarrollo».31 Sociología de la Facultad Latinoamericana de Pero no todo fue tan negativo. Su presencia en las Ciencias Sociales (flasco), creada en 1957 por la Naciones Unidas para América Latina fue generan- unesco y con sede en Santiago de Chile. La flas- do nuevos retos intelectuales y nuevas demandas co nació justamente porque no había escuelas de que propiciaron la llegada de importantes sociólo- sociología y en las Universidades latinoamerica- gos latinoamericanos y extranjeros. nas no existía la carrera de sociología. Se dedicó Trabajó de manera muy activa para que la entre 1957 y 1959 a esta empresa académica que sociología tuviera un peso específico en el Ins- conformó un cuerpo docente y de investigación tituto Latinoamericano de Planificación Eco- profesionalizado que benefició inmediatamente a nómica y Social (ilpes), creado en Santiago de los organismos internacionales, a las Universida- Chile en 1962 bajo la égida de las Naciones

29 Carta de José Medina Echavarría a Max Aub. Santiago de Chile, 20 de mayo de 1960. Carta 43/29. Fundación Max Aub, cor- respondencia Max Aub-José Medina Echavarría. 30 Carta de José Medina Echavarría a Max Aub. Santiago de Chile, 20 de mayo de 1960. Carta 43/29. Max Aub respondió a Medina en los siguientes términos sobre su preocupación de sentirse y ser visto como un refugiado: «No sé de qué te extrañas y parece mentira que con tu penetración sociológica no te dieras cuenta de ello de que el san Benito de «refugiado» no nos lo descolgaremos nunca». Carta de Max Aub a José Medina Echavarría. México, 3 de junio de 1960, Carta 43/30. Fundación Max Aub, correspondencia Max Aub–José Medina Echavarría. 31 Carta de José Medina Echavarría a Max Aub. Santiago de Chile, 27 de abril de 1961, Carta 43/31. Fundación Max Aub, cor- respondencia Max Aub-José Medina Echavarría.

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Unidas. En ese Instituto asumió la dirección tual más maduro consistió en formular un «mo- de la División de Planificación Social en no- delo teórico para el desarrollo económico latino- viembre de 1963. Medina Echavarría tuvo las americano», concediendo mucha importancia al facultades necesarias para poder actuar con «elemento externo fundamental» que sería justa- autonomía a la hora de contar con un mínimo mente el Estado y la acción planificadora (Medi- de asistencia personal y financiera. Formó un na, 1967; 1972). Se planteó entonces el tema de nutrido grupo de investigación en el que des- la planificación de las economías latinoamerica- tacaron el chileno Enzo Faletto y el brasileño nas desde su inclinación personal por la demo- Fernando H. Cardoso. Con ellos se entusiasmó cracia. Aquí fue importantísimo el aprendizaje mucho con la posibilidad de unir la reflexión vital y reformista en la España republicana. Para sociológica con la aspiración democrática. Medina Echavarría era evidente que el desarro- En su Responsabilidad de la inteligencia, de llo –como capitalismo– y la democracia no eran 1943, ya había planteado con lucidez esta mo- de ningún modo excluyentes. Al contrario, entre tivación intelectual y teórica: ambos procesos y sistemas había existido histó- ricamente una compleja trama de interrelaciones «La democracia es un problema moral por- y de penetraciones mutuas. Para él la democracia que implica fe en las potencialidades variadas de venía a ser el sistema político que mejor se ajus- la naturaleza humana; porque afirma el valor y taba a las exigencias del desarrollo económico el respeto de la personalidad; y porque mantiene por ser un sistema de opciones y decisiones. que una cultura humanista es la que debe preva- lecer. Pero es también cuestión de sociología, de ciencia, porque impone el examen objetivo de los Los años setenta y el retroceso factores reales que la hacen posible, y no en abs- democrático en América Latina. tracto, sino aquí y ahora. Y es, por último, un pro- La década de 1970 marcó el fin de la democra- blema de acción en la medida en que mediante ella sea posible la introducción de modificaciones en cia representativa en América Latina, tanto en esos factores de un momento concreto, de la tra- su vigencia efectiva como forma de organiza- ma de las cuales depende la vida de la libertad» ción política, como en su forma de ideología (Medina, 1987: 269-270). dominante. Se puso en cuestión toda una época de desarrollo y de valoración positiva del mis- En esas nuevas circunstancias, en la época ál- mo. Fue la crisis del desarrollismo. Se empe- gida del desarrollismo, Medina Echavarría pensó zaron a valorar las formas de autoritarismo que que la problemática del desarrollo económico y traerían consigo el tan deseado crecimiento social tenía que estar fundamentada en unas teo- económico. Entre los científicos sociales co- rías sociales y políticas muy consolidadas para menzó a haber una creencia que afirmaba una poder hablar de aspiraciones individuales, de relación estrecha entre el desarrollo y el auto- mejora social, de política o de democracia. Max ritarismo. Es justo en ese período cuando José Weber fue su guía teórica. Su proyecto intelec- Medina Echavarría reflexionó de forma crítica

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y abierta, como nunca antes había hecho, so- septiembre de 1973 alteraron la vida de la so- bre los límites, equívocos y posibilidades de la ciedad chilena, repercutieron en su historia mo- democracia en América Latina y en las socie- derna y, obviamente, afectaron mucho a Medina dades occidentales. Echavarría.32 Nuevamente se encontraba otra vez Su apuesta por la democracia fue su respuesta frente a otro golpe de Estado, frente a otra dicta- particular al auge, por un lado, de los teóricos de dura que rompió a la democracia y que vendría la dependencia y del marxismo y, por el otro, a los a frustrar muchas ilusiones personales y colecti- tecnócratas del pensamiento económico neolibe- vas. Otra vez más la ciencia, las artes, la cultura, ral. Se mantuvo fiel a sus modelos de explicación el hombre en sí, salieron perdedores de ese golpe sociológica para América Latina y a la cuestión autoritario. fundamental de la democracia más allá de incli- José Medina Echavarría pasó unos meses más naciones ideológicas o de problemas técnicos en Chile. Retornó a España una vez jubilado del (Medina, 1970). Para él lo fundamental de aquel ilpes en junio de 1974. Había vuelto antes en dos debate no era legitimar o mantener la idea de que breves incursiones. En 1963 visitó fugazmente a el desarrollo económico produce la democracia; su familia. Las impresiones de aquel primer en- al contrario, para Medina Echavarría la democra- cuentro con su país natal se las abrevió a su ami- cia era el único sistema que podía garantizar un go Francisco Giner de los Ríos: «De mi viaje a verdadero desarrollo social, cultural y político. España tendría que decirle largo y hablado. Pero Creyó y confió de manera firme en lo que decía. en estricto resumen, un golpe traumático que no Sus convicciones sobre la democracia estaban por previsto fue menos doloroso. Y no solo por la lejos de ser ingenuas. Junto con la experiencia política, basta con el retorno 25 años después».33 histórica contemporánea y el examen sociológi- Volvería luego en 1969, junto con su mujer Nie- co y político, él contaba además con el escrutinio ves, para ir preparando el retorno definitivo a biográfico. Si sostuvo estas ideas es porque sabía Madrid. Nuevamente le reportó a Giner de los perfectamente que la democracia es un producto Ríos sus impresiones sobre aquel viaje: «Mi es- difícil de alcanzar y frágil una vez obtenido, más tancia en Madrid ha sido extraña y fatigosa: ex- aún conociendo las condiciones que imperaban traña en la medida en que casi todo el tiempo en su momento. Los acontecimientos del 11 de estuve dedicado en la busca y arreglo de la casa.

32 Giner de los Ríos declaró como sigue el estado anímico de Medina Echavarría ante el retroceso democrático chileno: «Le vi tan deprimido las últimas veces que casi tenía deprimirle más con mi propia emoción». Carta de Francisco Giner de los Ríos a José Medina Echavarría. Santiago de Chile, 7 de octubre de 1974. Documentos 44 y 45. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 33 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Santiago de Chile, 1 de abril de 1964. Documento 29. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. La correspondencia entre Medina Echavarría y Giner de los Ríos plasma la forma en que los exiliados españoles compartían ávidamente el regreso a España de un conocido. Esto lo observamos en la actitud de Giner de los Ríos, deseoso de recibir información: «A pesar de mi silencio no he dejado de recordarle en todos estos meses, cuyas experiencias me gustaría comentar a fondo con usted. Gracias retrasadas pero verdaderas por sus tarjetas españolas. ¿No tendría

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En estas fechas está casi todo arreglado y yo más otros, padeció el olvido de su sociedad. El exi- tranquilo».34 lio tiene esas cosas: salir es difícil, pero regresar Volvería a sufrir el desarraigo más desolador aún mucho más, aunque sea cargado con una y el silencio más desalentador, otra vez más, en de las trayectorias académicas más distinguidas su vuelta en agosto de 1974. «Viaje tranquilo. en América Latina. Medina Echavarría nunca Pero recepción española inquietante por el calor imaginó las consecuencias tan dolorosas de la y altos precios. Por el momento aplatanado e in- vuelta: su inexistencia social. Era una postura deciso ante horizonte oscuro», le confesaría, de muy cercana a la de sentirse extranjero, como nuevo, a Giner de los Ríos.35 Llegó cansado de lo demuestra en una de las cartas que le envió a Chile, en esa época adversa, calurosa y solitaria Giner de los Ríos: que es el agosto de Madrid. Se encerró, aburrido y tedioso, en los «estrechos espacios del depar- «La otra adaptación es quizá más difícil y do- tamento»: lorosa, y la del «propio» país visto ahora –antes era el paso turístico– con aguda sensación de «Hemos vivido sometidos –y son tres meses– a extranjería. Apenas entiendo nada cabalmente; la más completa inercia y devastadora desidia. Y una prensa sibilina que «alude» a temas total- parece así como si esta carta fuese el primer tirón mente anacrónicos. Todo se lleva en el círculo hacia la enérgica normalización que causaría. Mi reducido del establishment, cuyos protagonis- salida de Chile en las circunstancias y el modo tas no conozco ni en sus caras ni en sus ante- en que se hizo fue una tremenda desgarradura de cedentes. En grandes líneas: parece marcharse la que apenas he podido –ni menos Nieves– salir. hacia la «apertura» –eufemística y extraña pala- Me dolían todos los huesos, todo el pasado y to- bra– pero con lentitud y coletazos insistentes de das las ausencias».36 los «ultras». Porque ese aperturismo se enfren- ta con una situación económica poco favorable; los grandes impulsos expansivos de los setenta La sociedad española no le esperó. Fue un parecen llegados al reposo y por eso para evitar exiliado en su propia patria. Como muchos otras palabras se habla de «desaceleración»37. usted tiempo de escribirme algo de sus impresiones? Me interesaría muchísimo», Carta de Francisco Giner de los Ríos a José Medina Echavarría. 19 de marzo de 1964. Documento 27. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. Y añade en otra: «Muchas gracias por su carta de 1º de abril contestación a la mía por su santo. Mucho me gustaría que me ampliase usted sus impresiones españolas y que ya que no podemos vernos de momento se las hablase usted a una secretaría a vuelo-dictado». Carta de Francisco Giner de los Ríos a José Medina Echavarría. 13 de abril de 1964. Documento 28. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 34 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Madrid, 28 de junio de 1969. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 35 Tarjeta postal de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Madrid, 23 de agosto de 1974. Documento 86. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 36 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Madrid, 17 de octubre de 1974. Documentos 46-49. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27.

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José Medina Echavarría había proyectado un Eran muchos años fuera de España, dema- retorno definitivo en España después de pasar siados. Únicamente estaban los recuerdos exis- media vida en América Latina, pero sólo pudo tentes en su memoria. No sólo había cambiado permanecer en su país un año y medio, al cabo la fisonomía urbana, sino también la fisonomía del cual se instala otra vez en Santiago de Chile. humana. Medina Echavarría comprendió que él Su lugar estuvo nuevamente en la cepal, don- había vivido en una España distinta, la republica- de se incorporó como consultor externo. Desde na, pero sentía también que nunca renegó de ese allí escribiría sus últimos ensayos. «Después de mundo y de esos valores e ideales, «a pesar de los días infelices de Madrid y del insospecha- las desilusiones, los fracasos, los errores y los re- do y violento retorno […] Lo único en verdad proches» que padeció en el largo exilio (Segovia, que me ha entretenido en estos meses ha sido la 2007: 6). No le gustó lo que vio, principalmente, Cepal- los «residuos» de la Cepal. Fantasmales porque siempre tenía su pensamiento en la Espa- recuerdos y presencia no menos fantasmal […] ña que él había dejado. El sentimiento de la pér- de viejos amigos […] Pero al menos tuve el pre- dida de una sociedad siempre es doloroso. Ese texto para escribir dos «papers» –sin que nadie mundo detenido en el pasado es el que le hizo me los haya depurado», le escribió a Francisco vivir su vuelta con absoluto escepticismo, entre- Giner de los Ríos.39 gado a su «inercia y desidia»: «No he visto toda- Siendo español acompañó a reflexionar sobre vía a nadie…y solo he tenido unos contactos pre- el desenlace político en el Chile y en la Amé- paratorios en el campo profesional sociológico, rica Latina de finales de los años 70 (Medina, en el que hay que circular con pies de plomo», le 1976; 1977a; 1977b). Su testamento intelectual confesó a Giner de los Ríos.38 Quiso contemplar, estuvo fijado en señalar el camino de la utopía observar, pero desde la distancia. No tuvo ningún democrática en un momento concreto en que se interés por incorporarse a la actividad académica negaba toda la posibilidad de la misma por las regular. Regresó, pero no volvió. dictaduras militares. Medina Echavarría formuló una suerte de sociología crítica fundamentada en su «persistencia democrática» (Cardoso, 1982). Un testamento intelectual sobre el futuro Su experiencia de vida fue su arma intelectual. de la democracia en América Latina.

37 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Madrid, 17 de octubre de 1974. Documentos 46-49. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 38 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Madrid, 17 de octubre de 1974. Documentos 46-49. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. 39 Carta de José Medina Echavarría a Francisco Giner de los Ríos. Santiago de Chile, 2 de febrero de 1977. Documentos 53 y 54. Archivo Francisco Giner de los Ríos, Biblioteca de la Generación del 27. Los «papers» a los que se refiere Medina Echavarría son «Las propuestas de un nuevo orden internacional en perspectiva», publicado en la Revista Paraguaya de Sociología (1977, núm. 38, pp. 7-38) y «Apuntes acerca del futuro de las democracias occidentales», aparecido en la Revista de la cepal (1977, núm. 4, pp. 115-138).

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Comprendió que los «problemas latinoamerica- cial que le tocó vivir a través de sus contribucio- nos» eran parte también de nuestros problemas nes sociológicas y a través de sus ideas. europeos y occidentales. Amparó un modelo de convivencia para la sociedad latinoamericana del Bibliografía todo recuperable para nuestros días. Vivió y sin- Ayala, Francisco (2006): Recuerdos y olvidos, Alianza tió como propios los fenómenos políticos chile- Editorial, Madrid. nos y latinoamericanos, mostrando siempre una Cardoso, Fernando H (1982): «La persistencia demo- gran sensibilidad por el contexto histórico. Pade- crática», en F. H. Cardoso, E. Faletto, J. Graciarena ció en sus últimos días la dictadura de Augusto (et al.), Medina Echavarría y la sociología latinoa- Pinochet y cuando escribía en 1977 las páginas mericana, Ediciones Cultura Hispánica, Instituto postreras de su obra, únicamente había dos paí- de Cooperación Iberoamericana, Madrid, pp. 113- ses en América del Sur, Colombia y Venezuela, 125. que no estaban bajo dictaduras militares. En esas Colorado, Antonio J.; Cruz Monclova, Lidio (1955): No- ticias y pulso del movimiento político puertorriqueño condiciones históricas y políticas la crítica era (1808-1898-1952), Editorial Orion, México. difícil y complicada, pero no imposible. Díaz Arciniega, Víctor (1996): Historia de la Casa. Fon- En el ocaso de su vida José Medina Echavarría do de Cultura Económica, 1934-1996, Fondo de entendió que la mejor forma de dejar su herencia Cultura Económica, México. intelectual a las futuras generaciones era a través Gaos, José; Medina Echavarría, José (1942): «En busca de la defensa de un conocimiento libre y demo- de la ciencia del hombre. Una polémica», Cuader- crático. Su tragedia personal fue haber vivido nos Americanos, Vol. II, núm. 2, pp. 103-113. una época en que tales principios estuvieron en Gómez Arboleya, Enrique (1958): «Sociología en Es- un constante retroceso. Su testamento intelectual paña», Revista de Estudios Políticos, núm. 98, pp. fue, sin duda, fruto de la memoria colectiva del 47-83. Lira, Andrés (1999): «Prólogo», en J. Gaos y J. Medi- siglo xx. Un testamento que pretendía, modesta- na Echavarría, Responsabilidad de la Universidad, mente, iluminar a los que empezaban a transitar Jornadas de El Colegio de México, núm. 129, pp. su propio camino. Él ya recorrió el suyo, y miró 9-14. hacia atrás, sabiendo que nunca volvería a cami- López-Ocón, Leoncio (2010): «La dimensión educativa narlo, pero sí creyó que el camino de la demo- del Centro de Estudios Históricos en su etapa fun- cracia volvería a abrirse y a ser recorrido por las dacional», en J. M. Sánchez Ron y J. García-Velas- futuras generaciones. La muerte fue a buscarle el co (eds.), 100 años de la jae. La Junta para Amplia- 13 de noviembre de 1977. Antes había confiado ción de Estudios e Investigaciones Científicas en su en que su mensaje fuera capaz de renovarse y de Centenario, Fundación Francisco Giner de los Ríos, seguir vivo en el pensamiento colectivo. Ésa fue Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Ma- drid, pp. 40-71. la responsabilidad intelectual que asumió y que Macciuci, Raquel (2006): Final de Plata Amargo. De la le distinguen como un intelectual heterodoxo y vanguardia al exilio: Ramón Gómez de la Serna, reformista que trató de modificar la realidad so- Francisco Ayala, Rafael Alberti, Ediciones Al Mar-

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Keywords: Spanish Novel, Exile, Postwar, Literary La recepción crítica del exilio Critic, Journalism. literario español. Destino: una primera cala Esta primera aproximación a la recepción blanca ripoll sintes crítica, desde la península y durante el fran- Universitat de Barcelona quismo, del exilio literario español nace del tra- bajo realizado para mi tesis doctoral, La crítica Resumen: Este artículo pretende ofrecer al lector una de la literatura española en el semanario «Des- primera aproximación al trabajo que profesores y críticos tino» (1939-1968). La novela. En el capítulo de- literarios realizaron en el semanario barcelonés Destino, dicado a la década de los sesenta, se describió sobre la obra narrativa de algunos escritores exiliados es- una breve panorámica sobre los artículos y re- pañoles. Si bien los años sesenta parecían ofrecer ciertos señas que, por primera vez en la revista barce- síntomas de cambio, se observará cómo en la mayoría de lonesa, se acercaban a novelistas españoles del exilio. Debemos anticipar que el estudio fue bre- los casos la prudencia con que se trata, o con que se es- ve y aproximativo, y únicamente ceñido al arco conde, la circunstancia del exilio prueba las dificultades cronológico que el título de nuestra tesis especi- con las que el lector español se encontró para descubrir la fica (hasta 1968) y al género narrativo. No obs- novela española del exilio. tante, lo inédito de los artículos recopilados y la amabilidad y las sugerencias del grupo gexel, en Palabras clave: Novela española, Exilio, Posguerra, Crítica especial de su director, el profesor Manuel Az- literaria, Prensa. nar,1 me animaron a darle forma y a ofrecer a los lectores los materiales de mi trabajo doctoral. Abstract: This paper wants to offer a first approach to the Quien suscribe el artículo es consciente de que works of professors and literary critics who wrote in the es necesaria todavía una labor mayor de contex- weekly magazine of Barcelona called Destino, about some tualización y de análisis bajo otros parámetros. novels written by Spanish writers in exile. Although the Quedará, todo ello, para futuros estudios o para seventies brought to Spain some signs of change, our read- posibles trabajos de colegas investigadores. ers will observe how all these literary critics tried to avoid Desde nuestro punto de vista, es fundamental or hide the circumstance of exile in almost every author, comprender la recepción del exilio literario al which show us all the difficulties that surrounded the Liter- hilo de los cambios internos experimentados por ary Exile in that Spain. el semanario: cambios provocados por las cir-

1 Un pequeño ensayo de este trabajo se materializó en una sesión de gexel en la Universitat Autònoma de Barcelona, el 27 de abril de 2012.

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cunstancias históricas, por renovaciones de lide- hecho, todos ellos lo fueron, durante la guerra razgo o, simplemente, cambios generacionales. civil y al principio de la posguerra–. El fondo El semanario barcelonés Destino, que nace conservador, propio del liberalismo burgués que como Boletín de la f.e. y de las j.o.n.s. (Falange desde el xix venía caracterizando gran parte de Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional la burguesía catalana, chocaba con el «noucen- Sindicalista), en 1937 y en Burgos, había des- tismemarxista» y con el «pancatalanisme» que crito, en torno a 1942-1943 (la victoria aliada ostentaron grupos como el de Serra d’Or (Ferré, en El Alamein señalaría los claros horizontes 2000), revista nacida en 1959 y que supuso un del fin de la guerra), un importante viraje que lo duro revés para Destino, que perdió la hegemo- había alejado del falangismo inicial y que había nía de las revistas culturales barcelonesas que tomado partido a favor de la neutralidad políti- había ostentado hasta entonces. ca. Siempre dentro de los estrechos márgenes La contraposición entre ambas publicacio- dictados por censura y por las leyes de Prensa y nes, Destino y Serra d’Or (Guillamon, 2001: Propaganda, ganó peso el sector liberal de la re- 8) sólo puede verse desde el análisis objetivo de dacción de Destino, quienes forjaron un modelo las circunstancias que las vieron nacer y de la de revista que sería, andando el tiempo, garantía composición socio-ideológica de sus gerentes, de éxito y longevidad: un semanario de tono li- directores y redactores, y nunca desde la volun- beral y voluntad europeísta, que buscaba llenar tad de justificar anacrónicamente sus actitudes el vacío que el maravilloso sector de las publi- y acciones. Cabellos y Pérez refieren, en su artí- caciones culturales barcelonesas habían dejado culo «Destino. Política de unidad (1939-1946). tras la guerra civil, y a su vez conectar con su Tres aspectes de l’inici d’una transformació lector potencial, fiel durante más de treinta años, obligada» (1987: 19-36), las numerosas con- que fue la clase media catalana (Geli / Huertas tradicciones en las que incurría el semanario al Clavería, 1991: 36-37) y, en especial, la barce- intentar balancearse entre la opción de servir al lonesa (un 60% de las ventas se agotaban en la régimen y su condición de revista catalana en Ciudad Condal). sus duros inicios: La premisa ostentada desde su origen burgalés –vehementemente falangista entonces– de ser La voluntad de incidir en la nueva sociedad, la catalanes y anticatalanistas,2 se tornó entonces catalana, y a la vez la no dependencia orgánica del en «barcelonismo» como sustitutivo del catala- régimen es otra fuente de contradicciones: la nece- nismo prohibido, si bien desde el exilio se vio sidad de ganar un público que no es homogéneo, siempre a Destino como un semanario realizado que no puede escoger y que llega a Destino como por colaboracionistas, gente afín al régimen –de mal menor hace que la relación que se establece

2 Remitimos al lector al artículo «La revista Destino (1937-1939) y la cuestión de la catalanidad», en el que el prof. Didier Corderot analiza esta cuestión en el marco del primer trienio de vida de la revista (Corderot, 2004: 207-218).

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entre esta revista y el público modifique, a la larga, Destino siguió siendo, en los sesenta, la pu- sus actitudes iniciales. (Cabellos / Pérez, 1987: 34). blicación culta, de información variada, dirigi- da a un público de clase media barcelonesa y se La victoria aliada en la ii Guerra Mundial mar- siguió balanceando con sutileza para mantener caría el compás de la transformación del sema- buenas relaciones con el régimen. La ruptura de nario, la entrada a una progresiva liberalización. su hegemonía que acontece con el nacimiento En esta línea, algunos estudiosos han hablado de de Serra d’Or y el éxito del «Premio Bibliote- una «tercera vía» refiriéndose aDestino . Fran- ca Breve», convocado también por primera vez cesc Montero apunta la posibilidad de que el en 1959, con la aportación de su catálogo de grupo de Destino, que antes de la guerra civil novelistas hispanoamericanos y de escritores de habían militado en la Lliga Catalana de Cambó, talante políticamente comprometido, obligan a se acercó al falangismo más por «oposición al que la dirección de Destino quiera adecuar sus republicanismo y al comunismo que por coinci- secciones a la nueva demanda del público. En dencia con los postulados falangistas» (Montero, 1965 se incorpora, probablemente con la reco- 2001: 159), actitud en la que pesaba, en muchos mendación de Camilo José Cela, Sergio Vilar casos, la fe religiosa de muchos de ellos. Si bien como secretario de redacción. Un año después, creemos que no es posible aplicar esta idea a la en 1966, tras el encierro de un grupo de profe- totalidad del grupo (como Carles Sentís o Álvaro sores y estudiantes universitarios en el convento Ruibal), sí a una nutrida nómina de intelectuales de los Padres Capuchinos de Sarriá en Barcelona que, no obstante, se postularon, en algunos casos –entre los que se hallaba su hijo–, Josep Vergés con vehemencia, militantes falangistas durante propiciaría la colaboración en el semanario de la guerra civil y que, a posteriori, se desmarca- un joven Francesc de Carreras, como secretario rían de esas posturas iniciales. de redacción –substituyendo a Vilar, que inicia- Como avanzábamos, el sector liberal ganó ría entonces su exilio francés–, del catedrático peso y acabó haciéndose con la totalidad del de derecho político Manuel Jiménez de Parga y poder en Destino cuando en 1959 se libró una del profesor universitario Joaquín Marco, como batalla por las acciones de la empresa entre Jo- encargado de las páginas de crítica literaria de la sep Vergés, verdadera alma mater de la revista y revista. Estas incorporaciones marcarían un no- cofundador de Ediciones Destino, e Ignasi Agus- table cambio de tono y de temas en las páginas tí, director del semanario desde su origen burga- del semanario. lés y que había condicionado con sus postula- Paulatinamente, los críticos literarios que dos reaccionarios (cercanos al opusdeísmo) los transitaron las páginas de Destino empezaron a contenidos de la revista. La batalla se resolvió posar su mirada sobre las novedades (en ocasio- a favor del primero y Néstor Luján accedió a la nes, en obras publicadas con anterioridad) de los dirección de Destino, cargo que ostentaría hasta escritores españoles en el exilio. Como se verá, que Jordi Pujol compró el semanario en 1975. son muy pocas las reflexiones teóricas sobre el

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fenómeno literario y editorial que empezaba a minan una admirable ponderación y un equilibrio ser, en los sesenta, la novela del exilio español: realmente insólito en la apreciación de las moti- la mayoría de comentarios pasan de puntillas so- vaciones y los climas espirituales que han contri- bre la cuestión del exilio (en muchas ocasiones buido a esa producción narrativa fuera de nuestras se sustituye por el concepto de «emigración»), fronteras y en su mayor parte, fuera de nuestro algunos críticos simplemente se hacen partícipes Continente. (Vázquez-Zamora, 1963: 50). de la visión que quiso dar el régimen, y en otros casos, se alude al extrañamiento del escritor en La supuesta objetividad que enarbola Váz- tierra ajena, sin apuntar las causas que les forza- quez-Zamora, en aras de defender la calidad li- ron a irse del país. Por ejemplo, a mediados de teraria de los escritores, esconde la evidente vo- 1963, el crítico andaluz Rafael Vázquez-Zamora luntad de esconder las circunstancias que habían presentaría el estudio de José Ramón Marra- provocado dicha «emigración» –capcioso eufe- López, Narrativa española fuera de España mismo para disfrazar el exilio–. Por otro lado, (Guadarrama, Madrid, 1963), artículo en el que cabe destacar cómo el crítico andaluz rechaza la el crítico se adhiere a la mirada paternalista con reivindicación intelectual y ética de los escrito- la que se intentó recuperar a los novelistas espa- res exiliados («tampoco han de ser empleados ñoles que estaban fuera del país: como una bandera»). De algún modo, y como veremos en sucesivos ejemplos, la recepción crí- Es un hecho que no podemos desconocer: si du- tica del exilio firmada por Rafael Vázquez-Za- rante dos decenios largos se ha producido dentro mora peca de las mismas deficiencias de su labor de las fronteras españolas una renovación en la no- crítica en general: una mirada superficial sobre velística, también fuera de las fronteras y durante las obras literarias, poca atención a la cuestión el mismo espacio de tiempo, han surgido novelas sociocultural que vincula autor y texto, falta de de mucha consideración, escritas en idioma cas- rigor y objetividad, resistencia perpetua frente tellano, por autores tan españoles como nosotros, a las novedades literarias y falta de coraje inte- sólo que emigrados. En la literatura, como en todo lectual para afrontar los riesgos que su época le lo demás, se producen hechos incontrovertibles ponía por delante. que no deben causarnos indignación […] ni tam- En el marco comprendido entre 1960 y 1968, poco han de ser empleados como una bandera en el primer escritor español exiliado que fue aten- el sentido de que los de un color escriben mejor dido en las páginas literarias de Destino fue que los del color opuesto o que los neutrales. Se Arturo Barea. Ante la publicación póstuma del trata, pura y sencillamente, de que unos españoles conjunto de relatos El centro de la pista (Eds. que se hallan fuera de España han escrito grandes Cid, Madrid, 1960), Vázquez-Zamora reflexio- novelas –también malas novelas–, y que un joven na en torno a la huella dejada por la guerra ci- crítico español ha dedicado a ese fenómeno natu- vil en su obra literaria: «nuestra guerra extrajo ral un libro de extraordinario mérito en el que do- de él inagotables fondos de experiencia lejana y

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próxima, a la luz del tremendo desgarramiento» tre los nuevos novelistas españoles ha ido dismi- (Vázquez-Zamora, 1960: 40), aunque sólo inci- nuyendo sin cesar. No planteo ahora una cuestión de en esta cuestión para apuntar la condición au- de calidad o adecuación de la prosa de novela, que tobiográfica, o autoficcional, de la obra de Barea. esto requeriría todo un ensayo, sino un hecho in- Poco más podemos señalar que no ultrapase la discutible. Ya me han oído ustedes decir muchas glosa del argumento de los relatos de El centro veces que ante la Nueva Prosa, hemos de distinguir de la pista, aspecto que, por otra parte, centraba en cada caso entre desnudez y pobreza, entre colo- la mayor parte de artículos del crítico andaluz. quialismo necesario y vulgaridad por incapacidad En 1961, otro escritor español en el exilio para hacer otra cosa. Pero tampoco puede conser- ocuparía un texto de Rafael Vázquez-Zamora: varse hoy el ritmo y la adjetivación, el tono general afincado en México desde la guerra, Manuel An- de la prosa novelística del novecientos. (Vázquez- dújar había publicado en 1947 la novela Llanura Zamora, 1961: 36) (Centauro, México), obra ambientada en España cuyo argumento gira en torno al tema del cacica- Aquí podemos observar cómo el tópico del es- to como institución. Casi veinte años después, el tancamiento estético, del anclaje de los narrado- crítico andaluz la presenta a sus lectores penin- res españoles del exilio, en la tradición literaria sulares; considera Vázquez-Zamora que, si bien de anteguerra, se forjó de manera coetánea, en el se halla ante una novela bien trabada, de gran mismo instante en que se empieza a reflexionar fuerza expresiva, el estilo y la prosa literaria de en prensa sobre la obra literaria del exilio espa- Andújar podrá parecer anticuado por beber di- ñol. Sin embargo, debemos justipreciar dos fac- rectamente de la tradición literaria de anteguerra: tores que alteran notablemente el producto: en primer lugar, la valía intelectual del crítico lite- Manuel Andújar es muy buen novelista aunque rario en cuestión, que podrá hacernos dudar, o su cuidada prosa puede parecer hoy anticuada –no no, de la validez del juicio crítico; y en segundo por cuidada, por supuesto, sino por hallarse exce- lugar, el hecho de que, desde la más inmedia- sivamente dentro de la prosa de novela imperante ta posguerra, la prensa literaria española había hace unos decenios– lo cual nos confirma algo que reaccionado contra las poéticas narrativas ensa- podemos haber observado ya en varios de nuestros yadas durante la ii República. narradores hoy en el extranjero: han quedado fuera Asimismo, este último factor debe precisarse de la corriente que da un tono tan nuevo a nuestra algo más: los paradigmas narrativos que rechazó joven novela. El fenómeno se explica, no por la la crítica literaria de los años cuarenta se reduje- edad de esos escritores, sino por hallarse más en- ron a uno, la novela deshumanizada auspiciada troncados en la tradición novelística que ellos de- por las teorías de Ortega y Gasset y ensayada jaron en España y porque, cuando escriben novela, por escritores como Benjamín Jarnés, Ramón miran preferentemente a los maestros vigentes en Pérez de Ayala o Rosa Chacel. Estos autores, en- sus años de aprendizaje, maestros cuyo influjo en- tre otros, animados por los textos programáticos

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de Ortega, intentaron adecuar a la realidad espa- pero, en cierto modo, no sabían lograr: analizar ñola el paradigma de la gran novela europea de desde el rigor y la normalidad crítica la obra, la los años veinte y treinta (Proust, Joyce, Mann). trayectoria y la talla intelectual de Ayala, sin la La excesiva morosidad de los relatos y una falta necesidad de mencionar la cuestión del exilio, de conexión con el público lector casi desde un espinosa para talantes prudentes como el del principio condenaron a esta tentativa a un fraca- profesor y crítico catalán. Vilanova vincula la so quizá prematuro. obra de Ayala con el magisterio orteguiano y Sin embargo, no podemos reducir, como sí se con la tradición europea liberal de pensamien- hizo en la primera posguerra, a un único modelo to; y reivindica, tomando el ejemplo de Ayala, todo el panorama narrativo de los años veinte y la independencia «insobornable» del intelectual treinta. Ya en 1925, los jóvenes escritores agru- frente a la realidad: pados en torno al Nuevo Romanticismo de José Díaz Fernández (Arderíus, Arconada, Sender…) Dado este punto de partida, es fácil comprender defenderían, sin rechazar los logros consigna- que el gran sociólogo granadino se muestra ene- dos por Ortega de la novela europea del primer migo irreconciliable de la postura intelectual del tercio del xx, un modelo narrativo que buscara escritor comprometido, siempre que se entienda entroncar de nuevo con la emotividad y con el por esta expresión al creador de una literatura de componente humano. Jóvenes antes de la guerra partido al servicio de una determinada ideología civil, apenas sí tendrían tiempo para enraizar en política. Sea cual fuere la validez de la causa a la el público español y acabarían, en su mayoría, que está adscrito y cuya justicia pretende defender, en el exilio después de 1939. El obvio distancia- el intelectual comprometido, en la sociedad actual miento entre los escritores del exilio español y la corre el grave riesgo de perder su libertad y de ab- realidad peninsular de la posguerra –con los jue- dicar de su inalienable independencia de espíritu, gos perversos de la memoria que tan bien descri- para verse obligado a apoyar acciones inmorales o be Max Aub en La gallina ciega– no es pretexto injustas que repugnan a su propia conciencia. (Vi- suficiente para que Vázquez-Zamora enjuicie la lanova, 1963: 29-30). novela de Andújar como una obra anacrónica, sin apenas mencionar que se publicó en 1947. Frente al «engágement» sartreano, Vilanova Una atención mucho mayor y un análisis más erige el individualismo orteguiano de la soledad profundo merecería el caso de Francisco Ayala. del intelectual, como bastión incuestionable, a Antonio Vilanova analizaría el ensayo Razón partir del caso de Francisco Ayala. del mundo (Universidad Veracruzana, México, Un año después, en 1964, Luis Perales («L. 1962), a mediados de 1963. Después de repasar P.») reseñaba la publicación en 1963, en Seix Ba- elogiosamente la trayectoria literaria y ensayís- rral, de la novela Habitación para hombre solo, tica de Ayala, Vilanova pone en práctica lo que de Segundo Serrano Poncela, obra en la que el todos los demás críticos de Destino exigían, escritor limita toda la problemática del exilio

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que late en la obra –Perales hablará de «un emi- y otros cuentos mexicanos (Edhasa, Barcelona, grante» (Perales, 1964: 57)– a la glosa del argu- 1964) y Joaquín Marco, en 1968, de las novelas mento: la relación entre un hombre y una mujer, La calle de Valverde (Delos-Aymá, Barcelona, casi únicamente sitiados entre las cuatro paredes 1968) y Campo de los almendros (Joaquín Mor- de una habitación. La teatralidad de la situación tiz, México, 1968). queda definida en las palabras del crítico: En su somero análisis de los relatos, Vilar se centra en la revalorización de la figura de Aub: El color dramático, a veces sereno, otras desga- la proyección universal de sus temas literarios, rrado, recubre y enlaza este viaje hacia el alma y el el dominio absoluto de multitud de géneros li- corazón del personaje, proyectado no tanto como terarios y artísticos o el prodigio de su fuerza problema social o de una sociedad, sino como pro- imaginativa: blema esencialmente individual en el cual, claro está, no puede ignorarse una condición que le vie- Max Aub es otro de los grandes escritores ne impuesta de fuera. (Perales, 1964: 57). desarraigados que hemos de recuperar para nuestro ámbito cultural. El entronque de su lite- Es curioso observar la expresión perifrásti- ratura con nuestros clásicos se hace evidente una ca y los innumerables rodeos que da el crítico vez más en los relatos que hemos comentado. para sortear el espinoso tema del exilio español (Vilar, 1965c: 73). (el problema del personaje que no es social, sino individual, aunque le es impuesto por factores Pese al poco interés del quehacer como crítico externos…), que prácticamente reduce la crítica literario de Sergio Vilar –su preocupación funda- a un galimatías sin sentido. mental no era la literatura–, debemos señalar que Elogiará Luis Perales el lirismo del estilo na- fue uno de los redactores que más abiertamente rrativo de Serrano Poncela y lamentará el exce- defendió la recuperación cultural del exilio litera- sivo peso que adquiere la personalidad del prota- rio español en Destino. Después de aprender los gonista: «una mayor proyección hacia el exterior mecanismos internos de una revista cultural en la le habría servido de contrapunto y contraste para redacción de Papeles de Son Armadans (Camilo quitarle una cierta e inevitable sensación de pe- José Cela le ofreció la subdirección de la mis- sadez» (Perales, 1964; 57). ma en 1961, cargo que ostentó hasta mediados Si bien apuntaba Sobejano que uno de los de 1964), apareció en Destino como secretario grandes olvidados, todavía en los setenta, era el de redacción en 1965. Quizá su figura merezca, gran escritor valenciano Max Aub (Sobejano, en algún otro lugar, un análisis más detallado y 1975: 37), debemos precisar que a mediados de contrastado con los artículos que, paralelamente, la década de los sesenta se le dedicarían varios publicó también en La Vanguardia Española. No artículos críticos en Destino. Sergio Vilar se obstante, debemos contextualizar sus críticas li- ocuparía en 1965 de la recopilación El zopilote terarias en una serie de artículos que tituló «Una

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recuperación cultural. Los escritores desarraiga- nos dice que los escritores exiliados, «desa- dos», cuyo primer artículo3 empezaba con una rraigados», jugando con el concepto creado arriesgada afirmación: por Dámaso Alonso, son escritores «nues- tros» y que pese a estar «desparramados» por Nuestro país no anda tan sobrado de intelec- el mundo, sus obras deben ser consideradas tuales de talla como para permitirnos el lujo o la como parte intrínseca de la literatura españo- desidia de olvidarnos de los escritores nuestros, la. En segundo lugar, debemos destacar la iro- famosos en el mundo entero, que están fuera de nía latente en la suposición que entre guiones España. Aunque la floración de escritores que lanza Vilar («aun cuando se diese el caso de en el último cuarto de siglo han fructificado en que los presentes tuvieren más importancia estas tierras va llenando gradualmente el vacío que aquéllos, juicio calificativo en el cual no que dejaron los ausentes –y aun cuando se diese entraremos»). La postura de Vilar es más que el caso de que los presentes tuvieren más im- evidente, a tenor del condicional que encabe- portancia que aquéllos, juicio calificativo en el za la frase: los presentes no tienen más impor- cual no entraremos–, no sería justo que unos tancia que aquellos. hombres que enriquecieron la vida de la cultura El joven periodista parece instar a los me- nacional quedaran preteridos en el testimonio dios de comunicación del país –Destino entre de nuestra memoria. Se cometería una injusti- ellos– a que se realice una necesaria «labor cia si así ocurriese puesto que los novelistas, de recuperación cultural», tarea de la que ya poetas y ensayistas que se desparramaron por se han ocupado algunas publicaciones como, Europa y América han continuado enriquecien- cita Vilar, Ínsula, Papeles de Son Armadans o do a su modo el acervo de la literatura española. la renacida Revista de Occidente –se le olvi- (Vilar, 1965a: 36). dó otro caso fundamental, el de Índice–. De hecho, en unos fragmentos recuperados por De insólito primer párrafo, debemos desta- Adolfo Sotelo del diario personal que Sergio car en primer lugar la voluntad de «españoli- Vilar escribió en sus años mallorquines, Días zar» unos escritores que el régimen franquista felices en Mallorca, se lee: se esforzaba por extranjerizar, siguiendo una estrategia política que, desde la guerra civil, Unas pocas hojas bastan para darse cuenta de buscaba situar fuera de los límites de la pa- que, desde 1956, en Papeles de Son Armadans tria –una e indisoluble– todo aquello negativo se plasma y se difunde lo principal de la litera- y excluir, por tanto, opiniones dispares de la tura, el pensamiento y el arte en España; tam- esencia misma de la españolidad. Así, Vilar bién constan los trabajos de los intelectuales y

3 Un número de la revista más tarde dedicaría una segunda parte de este artículo a la obra histórico-filosófica de Américo Cas- tro: «La recuperación de los escritores desarraigados. Américo Castro y nuestra realidad histórica» (Vilar, 1965b: 36).

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artistas exiliados en Francia, Estados Unidos, Desde Campo cerrado hasta la última novela México, Argentina… […] Los textos que llegan del ciclo que hoy finaliza –y aquí debemos in- del exilio conciernen a su lamentable circuns- cluir también La calle de Valverde– el novelista tancia. Otros, el más claro el de Blas de Otero, se ha movido dentro del marco de la crónica o traslucen una intencionalidad política. (Sotelo, de la novela histórica. Ha utilizado personajes 2006: 85-86). reales e imaginarios. Ha unificado realidad e imaginación. El laberinto mágico es una com- Fragmento que saca a relucir la importan- prometida versión de la guerra civil. La calle de cia que Vilar concedía a la recuperación de Valverde refleja el ambiente político, cultural y la obra de la España en el exilio, que consi- social de los años de la Dictadura del general deraba en el artículo de Destino «de alcance Primo de Rivera. No desperdicia ocasión nues- universal». Ejemplifica la hondura de su pe- tro autor de puntualizar sus opiniones sobre la tición con las Novelas ejemplares de Cibola, concepción de la novela utilizando sus propios de Ramón J. Sender, y con Razón del mun- personajes. (Marco, 1968b: 42). do: la preocupación de España, colección de ensayos de Francisco Ayala, las dos últimas Si bien el crítico no menciona el evidente adquisiciones de Vilar que, insiste, «hablan modelo galdosiano de las novelas contempo- directamente de temas españoles» y deben ser ráneas ni tampoco el antecedente valleincla- conocidas por el público. niano, define La calle de Valverde como una Volviendo a la crítica literaria y a la figu- «novela costumbrista» aunque con una rea- ra de Max Aub, el crítico y profesor Joaquín lidad «dislocada», con un estilo «personal, Marco –que en 1966 se convirtió en el encar- apasionado y en ocasiones lírico» (Marco, gado de la sección de crítica literaria de la 1968b: 42). revista barcelonesa– coincide con Vilar en la Ahora bien, el escritor «transterrado» o reivindicación de la figura del escritor valen- «desarraigado» que más atención iba a reci- ciano y señala, como Sobejano, el gran des- bir por parte de los críticos de Destino fue, conocimiento que de su obra tenía el público sin lugar a dudas, Ramón J. Sender. En un español. En su artículo, repasará la trayecto- brillante artículo en el que Antonio Vilanova ria vital y literaria del escritor, y se centrará demuestra su sorprendente conocimiento de en el valor del ciclo de novelas El laberinto prácticamente la totalidad de las novelas de mágico, cuyos dos últimos volúmenes habían Sender –apenas unas pocas publicadas en el sido publicados en 1968 (La calle de Valver- exilio y de difícil acceso en España le son aje- de, en Barcelona y, por tanto, estaría al al- nas–, el crítico barcelonés repasa su trayecto- cance de los lectores de la revista Destino). ria biográfica y su evolución literaria y esté- Explica el crítico: tica. Desde la novela de crítica social de los años veinte y treinta a lo que Vilanova da en

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llamar las primeras tentativas de «novela rural exilio: básica en tanto que no puede observar- de posguerra» –corriente cuyo máximo expo- se directamente la realidad del país, sino que nente peninsular señala en Miguel Delibes–, tiene que revivirse, rememorarse, en la dis- el crítico expone y justiprecia los logros y los tancia. En Sender, apunta Vilanova, la memo- errores de cada una de las novelas de Ramón ria es el vehículo a través del cual se preten- J. Sender. Como avanzábamos al principio, la de apresar la esencia del país, recordado con limitación temporal y espacial nos impide un nostalgia, la esencia de su pasado y, por tanto, análisis en profundidad de estos autores; sin su propia identidad ­­­–conflictiva en tanto que embargo, es innegable el valor de estos pocos el escritor exiliado se sentirá irremediable- artículos críticos que daban a conocer, a un mente desgajado de sus orígenes–. La novela, público ávido de noticias, la obra de estos es- en palabras del crítico, «se convierte en una critores españoles tan desconocidos en su país justificación y en un examen de conciencia en de origen. La publicación en España de dos la que el hombre aparece, una vez más, como novelas de Sender –el ciclo Crónica del alba la suma de sus actos» (Vilanova, 1966b: 47). (Delos-Aymá, Barcelona, 1965) y El bandido Así pues, la mirada a través de la memoria adolescente (Destino, Barcelona, 1965)– fue de Sender ofrece al lector no sólo la indaga- el pretexto para el panorama dibujado por Vi- ción personal del escritor en sus recuerdos lanova (1966a: 39-40). sino también un testimonio veraz de la vida Pocos números más adelante, el mismo española en el primer tercio del siglo xx. A crítico dedicaría un artículo entero a su ciclo través de la historia de Pepe Garcés, el pro- de novelas titulado con el epígrafe general de tagonista de Crónica del alba –que Vilanova Crónica del alba, que además coincide, seña- concibe como «claro trasunto novelesco de la el profesor catalán, con el primer volumen la personalidad del autor» (Vilanova, 1966b: del ciclo. Define Vilanova: 47) y que quizá podría también considerarse como símbolo del país que Sender vio mo- Verdadera autobiografía novelada, en la que rir en 1936 (Garcés muere en el campo de bajo el transparente disfraz de un personaje in- concentración de Argelés sur Mer a los 36 ventado y fingido, se evocan las experiencias años)–, el novelista aragonés describe la vida y recuerdos de la niñez y adolescencia del au- entre Aragón y Cataluña de la España anterior tor. Este vasto retablo novelesco es una de las a la contienda. El mismo personaje vertebra creaciones más importantes que ha producido la las tres novelas que se reúnen en Crónica del literatura española de la emigración. (Vilanova, alba: la primera homónima, Hipogrifo violen- 1966b: 47). to y La quinta de Julieta. Después de glosar el argumento de las tres novelas, Vilanova El crítico barcelonés señala la importancia concluye su artículo con un elogio del estilo de la memoria en la creación literaria en el literario de Sender:

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Escrito con una escueta y clásica simpli- na, surgen frecuentes ramalazos de espirituali- cidad, en un estilo gráfico y cortante, de una dad que contrastan vivamente con el crimen y la deliberada y esencial desnudez, esta evocación abyección. (Redacción, 1966: 97). autobiográfica de la niñez y adolescencia de un héroe rebelde y quijotesco, que une la más fie- A finales del mismo 1966, el entonces en- ra soberbia al más exaltado idealismo amoroso, cargado de la sección de crítica literaria de constituye un documento excepcional en la his- Destino, Joaquín Marco, iba a publicar un ar- toria de nuestras letras. (Vilanova, 1966b: 47). tículo dedicado a la obra general de Ramón J. Sender. Sin añadir datos relevantes a los También en 1966 se va a reseñar en Destino ya señalados hasta ahora, Marco reivindica la publicación de la novela de tema america- la importancia de Sender como novelista y la no Epitalamio del prieto Trinidad, de Sender. necesidad de su recuperación como modelo Sentencia el crítico anónimo (¿podríamos se- literario en España. Señala, a propósito de El ñalar la pluma de Vilar tras estas palabras?), prieto Trinidad, el antecedente valleinclania- al principio del artículo: no y la, por otro lado lógica, independencia estética de Sender frente a la evolución de la La aparición en España –desde el exilio pero novela en España (Marco, 1966: 56-57). en una editorial española– de cada novela de Ya en 1968, Marco dedicaría otro artículo Sender, es un paso más en la recuperación del a dos novelas de Sender, La tesis de Nancy que quizá sea nuestro más importante novelis- (Novelas y Cuentos, Madrid, 1968; editada ta aparecido en lo que va de siglo. (Redacción, por primera vez en México, 1962) y Las cria- 1966: 97). turas saturnianas (Destino, Barcelona, 1968; fechada en 1965). La lectura de ambas nove- Novela de 1942, reimpresa en España, que las revelaría, según el crítico, la desigualdad describe el ambiente asfixiante, de un penal en la obra de Sender: en una isla caribeña, sumido en el caos tras el asesinato del encargado, el prieto Trinidad. Recientemente ha aparecido La tesis de Nan- Concluye el crítico: cy, novela muy floja, que demuestra palpable- mente las desigualdades de nuestro autor, capaz Ramón J. Sender ha escrito con impresio- de dar en un mismo año a la imprenta en España nante maestría esta novela alucinada, donde la esa obra y Las criaturas saturnianas, una de sus ambición, el deseo, el dolor y las íntimas satis- novelas más importantes. (Marco, 1968a: 29). facciones de unos hombres para quienes la vida tiene un valor muy relativo, se mueven en una Desigualdades que se traducen en la estruc- atmósfera de violencia y de crimen como en su tura, el alcance del tema tratado, la atención medio natural. Y, en esa atmósfera infrahuma- al estilo, o la construcción de los personajes,

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y que revelan dos novelas de calado muy dis- liados. Fueron pocos los autores analizados y, tinto. Mientras La tesis de Nancy es, a ojos del en muchos casos, no podía accederse a su obra crítico, poco más que «un ejercicio de composi- en su totalidad, debido a los obstáculos de la ción», Las criaturas saturnianas es una novela censura española. Sin embargo, es más que evi- histórica de abigarrada estructura, con una ten- dente, después del somero recorrido descrito a sión narrativa sostenida a lo largo de todas sus través del conjunto de artículos críticos anterio- páginas, y cuya clave de lectura es aprehensión res, que ciertos aires de cambio agitaban, quizá moral de España. a veces a pesar de sí mismos, las páginas cul- Por último, Gimferrer centraría el último ar- turales de Destino. Los críticos literarios de la tículo sobre Sender de nuestro cotejo en torno a revista quisieron descubrir a sus lectores la obra la novela de 1936, Mr. Witt en el cantón (reim- narrativa de escritores como Sender, Barea, presa por Alianza, Madrid, 1968) y el conjunto Aub o Ayala, entre otros; un redescubrimiento de relatos El extraño señor Photynos y otras literario al que iba unida una voluntad de reva- novelas americanas (Delos-Aymá, Barcelona, lorizar estas figuras olvidadas, habitualmente al 1968). Que entre ambas medien más de treinta margen de la ideología que ostentaran. A ex- años le servirá al crítico para dibujar la progre- cepción del caso de Sergio Vilar, es frecuente sión literaria descrita por Sender a lo largo de el rodeo o el uso del eufemismo para aludir a la su exilio. Elogia Gimferrer la eficacia y la fuer- cuestión del exilio. za expresiva del estilo senderiano en Mr. Witt, Por otro lado, si tenemos en cuenta que los novela que supone, para el crítico, el inicio de años sesenta se caracterizaron por la dispersión la madurez literaria del escritor aragonés. estética, por la búsqueda de nuevos caminos li- Aspectos como el desorden y la «fabulación terarios que ofrecieran nuevas formas de expre- incontrolada» se dan la mano en el conjunto sión, es lógico que se erigiera a estos escritores de relatos de El extraño señor Photynos. Gi- como posibles modelos a seguir para los escri- mferrer define atinadamente estas narraciones tores más jóvenes: su lectura implicaba una re- como «tan desconcertantes para el lector habi- conciliación con el pasado anterior a la guerra tual como divertidos para el conocedor de las civil, el descubrimiento de un mundo narrativo pequeñas manías personales senderianas» (Gi- desconocido u olvidado y la concepción de la mferrer, 1968: 47). novela como herramienta para revisar de forma Como se ha señalado ya desde un principio, crítica la historia española reciente. este trabajo es una aproximación breve al po- Y, en tercer y último lugar, el nacimiento de liedro de miradas críticas que desde Destino, otras iniciativas culturales y editoriales (revis- desde la España franquista, contemplaron el tas como Serra d’Or, editoriales como Seix fenómeno del exilio literario español. Es difícil Barral), con un paradigma cultural mucho más establecer unas líneas de continuidad en la re- comprometido ideológicamente, provocaron cepción crítica de los novelistas españoles exi- que el grupo Destino buscara una adaptación a

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las nuevas demandas del público lector. De al- la ‘tercera vía’ del grupo de Destino», en riev. Cua- gún modo, los excesivos vaivenes de la revista dernos, 8: 156-178. y los sucesivos tanteos, además de los muchos Perales, Luis (1964): «Habitación para hombre solo, cambios dentro de la redacción, llevaron a que Serrano Poncela», en Destino, núm. 1400: 57. Redacción (1966): «Epitalamio del prieto Trinidad de el semanario cambiara demasiado y traicionara Ramón J. Sender», en Destino, núm. 1521: 97. lo que había sido su modelo de mayor éxito: Sobejano, Gonzalo (1975): Novela española de nues- una revista de tipo liberal, europeísta, burgue- tro tiempo: en busca del pueblo perdido. Madrid: sa y con un enorme acento en la información Prensa Española. cultural. Sotelo Vázquez, Adolfo (2006): «Sergio Vilar y Días fe- lices en Mallorca», El Extramundi y los Papeles de Bibliografía Iria Flavia, 45 (Primavera): 75-109. Vázquez-Zamora, Rafael (1960): «La vida de los libros», Cabellos Mínguez, Pilar / Pérez Vall-Verdú, Eulàlia, en Destino, núm. 1195: 40. 1987. «Destino. Política de unidad (1939-1946). Vázquez-Zamora, Rafael (1961): «La vida de los libros», Tres aspectes en l’inici d’una transformació obliga- en Destino, núm. 1234: 36. da», en Els Marges, 37: 19-36. Vázquez-Zamora, Rafael (1963): «La vida de los libros», Corderot, Didier (2004): «La revista Destino (1937- en Destino, núm. 1339: 50. 1939) y la cuestión de la catalanidad», en Cen- Vilanova, Antonio (1963): «Literatura y Sociedad. Ra- tros y periferias: prensa, impresos y territorios en zón del mundo de Francisco Ayala», en Destino, el mundo hispánico contemporáneo: homenaje a núm. 1354: 29-30. Jacqueline Covo-Maurice (coord. Nathalie Ludec y Vilanova, Antonio (1966a): «Literatura y Sociedad. La Françoise Dubosquet Lairys). París: p.i.l.a.r. novela de Ramón J. Sender», en Destino, núm. Ferré i Pavia, Carme (2000): «Serra d’Or», intel·lectualitat 1489: 39-40. i cultura ressistents en el segon franquisme (1959- Vilanova, Antonio (1966b): «Literatura y Sociedad. 1977). Barcelona: Galerada. Crónica del alba de Ramón J. Sender», en Desti- Geli, Carles / Huertas Clavería, Josep Maria (1991). no, núm. 1491: 47. Las tres vidas de «Destino». Barcelona: Anagrama. Vilar, Sergio (1965a): «Una recuperación cultural. Los Gimferrer, Pere (1968): «Ramón J. Sender, en dos escritores desarraigados», en Destino, núm. 1437: tiempos», en Destino, núm. 1624: 47. 36. Guillamon, Julià (2001): ¿«Destino» o «Serra d’Or»?, Vilar, Sergio (1965b): «La recuperación cultural de los en La Vanguardia, 27 de julio de 2001: 8-9. escritores desarraigados. Américo Castro y nues- Marco, Joaquín (1968a): «Las criaturas saturnianas de tra realidad histórica», en Destino, núm. 1438: 36. Ramón J. Sender», en Destino, núm. 1612: 29. Vilar, Sergio (1965c): «La vida de los libros», en Desti- Marco, Joaquín (1968b): «Max Aub, novelista», en no, núm.1445: 73. ■ Destino, núm. 1616: 42. Marco, Joaquín (1966): «Ramón J. Sender y la nove- lística española», en Destino, núm. 1526: 56-57. Fecha de recepción: 11/07/2012 Montero, Francesc (2001): «La memoria de los ‘ven- Fecha de aceptación: 11/09/2012 cedores vencidos’ en Cataluña. Manuel Brunet y

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La etapa del exilio de 1. Introducción Teresa Andrés Zamora La etapa del exilio de Teresa Andrés siempre ha quedado desdibujada, debido en parte al (1939-1946): de la gestión desconocimiento de su figura. La estrategia de bibliotecaria al espacio olvidos que se tejió sobre ella ha creado vacíos que poco a poco han ido llenándose.1 Es evidente político que las condiciones en las que vivió esta época fueron muy diferentes a las de la Guerra Civil. romà seguí i francès La derrota, el exilio y la posterior ocupación alemana fueron difíciles de digerir, sobre todo Resumen: Este trabajo pretende describir la etapa del exilio a una mujer que había visto en Alemania el parisino de Teresa Andrés Zamora, desde que cruzó la fron- ascenso del nazismo. Teresa Andrés no tendrá tera francesa hasta su prematura muerte, centrándose en sus una vida pública hasta la liberación de París. A actuaciones políticas tras la liberación de Madrid. partir de ese momento, renace como activista, centrándose en la Federación Internacional de 2 Palabras clave: Teresa Andrés Zamora; Agustín Millares Mujeres Demócratas. Carlo; Emili Gómez Nadal; Matilde López Serrano; Unión de Mujeres Españolas (ume); Federación de Trabajadores de 2. El exilio (1939-1946) la Enseñanza (fete); Federación Internacional de Mujeres 2.1. Los primeros años del exilio (1939-1944) Demócratas. El 27 de febrero de 1939 Teresa Andrés cruza la frontera belga y se reúne con su hijo Vicente.3 Dirige el Hogar de Limelette para niños españo-

1 La información sobre el período previo a la guerra y su implicación en Cultura Popular puede consultarse en Romà Seguí: «Teresa Andrés Zamora (1907-1946): el compromiso social y político como arma de cultura». Métodos de Información (2010), Vol 1, pp. 35-58 y «Teresa Andrés y la organización Cultura Popular: una propuesta de coordinación bibliotecaria (1936-1938)». Métodos de Información (2011), Vol. 2, núm. 3, pp. 127-154 < http://www.metodosdeinformacion.es/mei/index.php/mei/article/viewFile/IIMEI2-N3-127154/748>. En ambos trabajos se adjunta bibliografía sobre los últimos artículos publicados. 2 Mercedes Yusta está trabajando últimamente sobre las agrupaciones de mujeres republicanas exiliadas que desarrollaron su actividad en la Francia de la posguerra. Véase: «Historia, identidad y militancia política: mujeres antifascistas en el exilio francés (1946-1950)» en: Usos públicos de la Historia: vi Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea. Zaragoza. vol. 1, p. 613-626; «La revista Mujeres Antifascistas Españolas, o la construcción de una identidad femenina comunista en el exilio francés (1946-1950)». Pandora: revue d’etudes hispaniques, núm. 5, 2005, pp. 119-131 y su monografía Madres coraje contra Franco: la Unión de Mujeres Españolas en Francia, del antifascismo a la Guerra Fría (1941-1950), Madrid, Cátedra, 2009. 3 La mayoría de los datos que se ofrecen en este apartado están entresacados de la documentación que conserva Antonio Gómez Andrés y de la entrevista que realizaron Manuel Aznar Soler y Francesc Pérez Moragón a Emili Gómez Nadal (Emili Gómez

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les en Walonia hasta diciembre de 1939, fecha Gómez Nadal era doctor en Historia y había sido en que cerró la institución después de repatriar a becado por la Sección Hispanoamericana del Cen- los niños acogidos. En ese momento, parten para tro de Estudios Históricos, lo que implicaba posibi- París para reunirse con Emili Gómez Nadal. lidades de trabajo en las universidades mexicanas. Por otro lado, los amigos y colegas bibliotecarios 2.1.1. Servicio Español de Evacuación de de Teresa Andrés habían logrado establecerse allí. Refugiados (sere) El caso más significativo era el de Juan Vicéns de la Llave. El 18 de mayo de 1940, en plena ofensi- En marzo de 1939 se funda en París el Servicio va nazi sobre París, consigue embarcar hacia Nue- Español de Evacuación de Refugiados (sere), va York. Desde allí, y tras ser detenido Vicéns en organismo cercano al último primer ministro, la frontera mexicana, logra llegar a México. José Juan Negrín. Las personas que participaron en Puche Álvarez, antiguo rector de la Universidad su gestión fueron José maría Quiroga Pla, Juan de Valencia, fue el encargado de realizar todas las Vicéns de la Llave, Emili Gómez Nadal y Juan gestiones para que lo liberaran. El mismo año ya Ignacio Mantecón. Emili Gómez Nadal formó estaba trabajando como bibliotecario de la red de parte de él como Jefe de Refugios en 1940 y su bibliotecas populares de México, Distrito Federal. misión consistía en dar el visto bueno a las listas El 26 de mayo de 1941 Vicéns envía una carta al de evacuados. El jefe del sere era Juan Ignacio escritor Max Aub en la que le pide que se ponga Mantecón, otro facultativo de Archivos, Biblio- en contacto con Teresa Andrés. Téngase en cuenta tecas y Museos que acabó exiliándose en México que todos ellos habían pertenecido al equipo nom- y que había colaborado en Cultura Popular. Uno brado por Josep Renau en la Dirección General de los resultados evidentes de la gestión del sere de Bellas Artes –Max Aub se había desplazado fue la evacuación de los facultativos militantes a París como agregado cultural para coordinar el o simpatizantes del pce como Juan Vicéns de la montaje del Pabellón Español en la Exposición Llave o Juan Ignacio Mantecón. La actividad del Internacional de París– y que el escritor conocía sere cesó en marzo de 1940 como consecuencia con toda seguridad a Emili Gómez Nadal, ya que de las denuncias que recibía el Gobierno francés pertenecía al círculo de intelectuales valencianos por tratarse de una organización de inspiración que se habían agrupado en torno a Renau y que comunista. había trabajado como redactor en Verdad, el diario que codirigieron Max Aub y Josep Renau durante 2.1.2. El proyecto fallido de viaje a México los primeros días de la contienda. En la carta apa- Uno de los hechos que más sorprende es el fallido recen varios encargos de Vicéns a Aub, entre los intento de emigración a México que pretendía rea- que destaca el que atañe a Teresa Andrés: lizar el matrimonio Gómez Andrés en 1941. Emili

Nadal: Diaris i records. València, Universitat de València, 2008). En caso contrario, se indicará la fuente o el archivo.

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Acabo de escribir a Teresa Andrés por un ca- encomienda Teresa Andrés a Juan Vicéns de la mino que hasta ahora ha salido bien, pero por si Llave son evidentes: quería conseguir un visado ahora no funciona y tú puedes comunicarte con para abandonar Francia. Ella estaba embarazada ella, te ruego que le digas que inmediatamente se de su segundo hijo. ha hecho lo que pide; que Puche [Álvarez] le va a gestionar el visa[do] (aunque ahora son bastan- 2.1.3. La resistencia francesa (1940-1944) te difíciles de conseguir) y que los bibliotecarios Sin embargo, no salieron de Francia y parece han prometido hace tiempo pagarles el viaje a los tres. Que si recibís ahí aviso del visa y se lo avi- que el pce fue la causa de esta permanencia. En sáis, eso querrá decir también que tienen pagado junio de 1940, las tropas nazis ocuparon París. el billete en New York y orden ahí de entregárselo A finales del mismo año, elpce reclama a Emili para embarcar (Archivo Fundación Max Aub, Co- Gómez Nadal, que se encontraba con Teresa en rrespondencia, 28/1). Bretaña, para reorganizarlo en la Francia ocu- pada. A partir de ese momento, el matrimonio La carta de Vicéns es desesperada, puesto que Gómez Andrés se traslada a París y participa en en una cuartilla intenta explicar todo lo que se tareas de organización de la Resistencia france- está pretendiendo hacer por un grupo de exilia- sa. Este episodio no deja duda alguna sobre la dos españoles en un momento en el que ya ha responsabilidad de éste en las tareas relacionadas comenzado la Guerra Mundial. La amabilidad con la Resistencia, sobre todo porque, y por po- con la que habían sido recibidos los españoles ner un par de ejemplos, se dedicó tanto a buscar en México por Lázaro Cárdenas contrastaba con integrantes de las Brigadas Internacionales para la acogida en los campos de concentración fran- formar redes armadas como a ser responsable de ceses. Pero los que habían podido sobrevivir al propaganda del pce. otro lado del océano no olvidaban a sus amigos Poca cosa se sabe de la implicación de Teresa en Francia. La carta destila la solidaridad de los Andrés en la Resistencia. Es decir, no se ha en- mexicanos haciendo envíos de dinero a varios es- contrado documentación que explicite de manera pañoles o pagando el traslado a Nueva York de la fehaciente su colaboración. Se sabe que en 1942 familia Gómez Andrés. envía a España a su primer hijo, Vicente, y que La situación de matrimonio Gómez Andrés se en 1943 hace lo propio con el segundo, Antonio. podría haber calificado de privilegiada en 1940. Por lo que se trasluce de la correspondencia, du- rante ese tiempo se hace cargo del cuidado de Juan Ignacio Mantecón era el jefe el sere, Emili Gómez Nadal estaba de jefe de Refugios y Juan sus hijos. Resulta extraño pensar que no se de- Vicéns de la Llave también tenía responsabili- dicase a ninguna otra actividad. Es verdad que dades. Los dos facultativos pudieron salir para en alguna necrológica de Teresa Andrés se indica América, mientras que el matrimonio se quedó que tomó parte en la Resistencia en el cargo que en Francia. La situación en 1941 debió ser muy le señaló el pce, pero se desconoce cuál fue su complicada para la pareja. Las gestiones que cometido concreto. Es evidente que debió cum-

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plir con los objetivos que se le exigieron, puesto talana y otro de la vasca. Entre la nómina de inte- que tras la liberación de París tomó parte en ac- grantes destacan Victoria Kent o Corpus Barga. El tividades políticas y sindicales que requerían la 16 de octubre, a propuesta de Teresa Andrés, se crea confianza total del Partido. un grupo de Enseñanza. El 1 de noviembre salió a la luz el primer número ciclostilado del Boletín de El 22 de enero muere en Madrid su hijo Vi- la Unión de Intelectuales Españoles. Emili Gómez cente de una meningitis. Es otro duro golpe para Nadal tomó parte del comité de redacción. el matrimonio Gómez Andrés. El 1 de febrero de 1944 empieza a trabajar en la catalogación de los 2.2.1. La reconstrucción de la Federación Es- libros españoles que existían en las bibliotecas pañola de Trabajadores de la Enseñanza (fete) universitarias francesas. Marcel Bataillon, enton- El 17 de mayo de 1945 se constituye en París el Gru- ces director del Institut d’Études Hispaniques, le po de la fete con el encargo de reconstruir la orga- consigue este trabajo. nización en tierras francesas. La Comisión Ejecuti- va de la fete se encontraba en México y envió unas 2.2. De la liberación de París al compromiso instrucciones a Antonio Gardó. El Grupo lo forma- político exclusivo (1944-1946) ban José Castro Escudero, Manuela Cabrera Sáez, El 25 de agosto de 1944 se libera París. La novena Manuel González Asensio, Julio Hernández Ibáñez, compañía de la División Leclerc, formada en su ma- Mateo Maculet Rodríguez, Emili Gómez Nadal, yoría por exiliados republicanos españoles, entraba Teresa Andrés, José María Quiroga Pla, José Giner en la capital francesa. La liberación de París suponía Santonja, Guillermo Zúñiga, Julia Álvarez y Anto- una gran victoria contra el fascismo, significaba el nio Gardó. Poco después debió constituirse la Comi- principio del fin de la Alemania nazi. Los españoles sión Provisional de la fete, que estaba integrada por veían cercano el regreso, ya que la caída de Hitler Julio Hernández, Teresa Andrés, Manuela Cabrera, implicaría la de Franco. Antonio Gardó y Josefa Uriz, quien no se encontraba Poco tiempo después, se crea en París la Unión en la lista del Grupo inicial de la fete. Algunos de los de Intelectuales Españoles, organización que inten- nombres que aquí aparecen formaban parte también taba agrupar a exiliados de diferentes procedencias de la Unión de Intelectuales Españoles. No debemos políticas. La organización estaba estructurada en tres olvidar que Teresa Andrés había sido fundadora en secretarías horizontales –la general, la adjunta y la 1937 del Sindicato de Trabajadores en Archivos, Bi- permanente–, que ocupaban respectivamente José bliotecas y Museos, organización adscrita a la fete, María Quiroga Pla, Salvador Bacarisse y Francisco y que presidió la delegación de Valencia entre 1937 Moreno Cañamero, las secciones de Letras, Artes y y principios de 1938.4 Esta fuerte vinculación se Ciencias, un representante de la intelectualidad ca- evidencia en la asunción de responsabilidades estra-

4 Romà Seguí: «Teresa Andrés Zamora (1907-1946): el compromiso social y político como arma de cultura». Métodos de Información (2010), Vol 1, pp. 36-47 .

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tégicas, en tanto que debe reconstruir la fete tras la este motivo realizó un análisis previo sobre cómo ocupación nazi. había actuado Franco contra el sistema de lectura No es el momento de analizar aquí la repercu- pública que se había intentado instaurar durante sión de las tareas encomendadas, puesto que la la Segunda República y la guerra civil. Este aná- reconstrucción pasaba por realizar varios censos lisis, a tenor de los últimos estudios que se han que afectaban tanto a los exiliados republicanos publicado sobre la actuación de las comisiones en tierras francesas como a los que habían pade- de depuración de la lectura,6 se basaba en datos cido la represión franquista en España. Es decir, reales extraídos de los informes de éstas. El pa- por un lado, intentaban recomponer los ficheros norama, si cabe, era todavía más sombrío. de los afiliados durante la República, recabando información sobre los trabajos que habían ejerci- b) La perspectiva que emplea es la de una Es- do y sobre los cargos que habían desempeñado paña en paz. Por tanto desaparecen las menciones en la fete, y por otro, se pedía que informasen a organizaciones que habían dedicado sus esfuer- sobre los compañeros que se encontraban en pri- zos a generar cultura en las trincheras, agitando sión en España –indicando el nombre del penal– mediante la alfabetización de los combatientes. y los que habían sido fusilados, solicitando que La descripción que realiza se fundamenta en una se facilitaran las direcciones de sus parientes. planificación de un sistema estable heredero de La solicitud de esta información, que implicaba los criterios biblioteconómicos que había perse- la elaboración de un fichero personal completo, guido en los últimos años. Es interesante añadir permite suponer que la tarea era ardua y que fue que se exige el compromiso del profesional con encomendada a personas solventes, de reconoci- la lectura pública, incitándolo a que desarrolle do prestigio y total confianza. campañas de marketing, a que se imbrique en la vida social de la población. 2.2.2. La redacción del artículo «Las bibliote- cas generales en España» El artículo demuestra una reflexión profesio- nal muy madura, sobre todo porque fundamenta El artículo más significativo de Teresa Andrés en la recuperación del sistema en tres ejes básicos: esta época desde el punto de vista bibliotecario la creación de bibliotecas rurales –para lograr es el titulado «Las bibliotecas generales en Espa- que la población rural tuviese acceso a la cultu- ña»5 por dos razones esenciales: ra–, la formación del personal bibliotecario –con unos objetivos próximos a los de la Escola de a) Lo escribió pensando en la España que de- Bibliotecàries de Barcelona y alejados del Cuer- jaría Franco tras su posible derrocamiento por las po Facultativo– y la política de edición de libros potencias ganadoras de la Guerra Mundial. Por

5 «Las bibliotecas generales en España». Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles. (1945), año ii, núm. 4, marzo. 6 Eduardo Ruiz Bautista: Los señores del libro: propagandistas, censores y bibliotecarios en el primer franquismo. Gijón, Trea, 2005.

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acordes con estas funciones.7 En el fondo es una objetivo de salvaguardar la Segunda República, continuación de las líneas maestras que habían ya que la victoria era el fin básico de su lucha.8 intentado llevar a cabo desde el Ministerio de Y la derrota para las mujeres fue doble, porque Instrucción Pública, basadas en los presupuestos perdieron una guerra y porque se anularon todos que Misiones Pedagógicas habían desarrollado los derechos que habían conseguido durante pe- durante la Segunda República. ríodo republicano.

2.2.3. La Unión de Mujeres Españolas y la ce- Estas organizaciones femeninas promovidas en lebración del Congreso de la Federación Inter- el exilio francés por el pce respondían, por un lado, nacional de Mujeres Demócratas (1945-1946) a la misma filosofía que había animado la creación El 10 de mayo de 1945 Teresa Andrés se afilia de la Unión Nacional Española, la une, en 1941: a la Unión de Mujeres Españolas, una organiza- crear en el exilio una organización unitaria en la que, bajo la égida del pce, se reunieran personas ción que había nacido en el seno del pce. Éste es su último episodio público, que merece ser procedentes de los distintos horizontes políticos considerado desde diferentes perspectivas. Con del antifranquismo. la liberación de París, Teresa Andrés inicia una De hecho, la une (desaparecida en junio de trayectoria de marcado carácter político. Si hasta 1945) comportaba ya una «sección femenina» a la la fecha, teniendo en cuenta su implicación en el que se asignaban tareas de tipo asistencial, algunas Ministerio de Instrucción Pública y en el Sindi- de las cuales serán heredadas por la une. Pero por cato de Trabajadores en Archivos, Bibliotecas y otra parte, tanto la Unión de Mujeres Españolas Museos, había ocupado cargos de cierta relevan- como la Unió de Dones de Catalunya habían exis- cia vinculados a su preparación técnica, tras la tido ya en España durante los años de la República. liberación se sumerge casi exclusivamente en ta- La une tenía su precedente en la Agrupación de reas de organización en el ámbito sindical y en el Mujeres Antifascistas (ama), creada en el año 1933, de la reivindicación de los derechos de la mujer. también por iniciativa del pce, como una sección Este último punto puede resultar sorprendente, de la organización internacional Mujeres contra la ya que no figura como persona destacada de las Guerra y el Fascismo. Durante la guerra había al- agrupaciones de mujeres antifascistas durante la canzado una gran importancia, logrando agrupar en guerra –o, por lo menos, no se ha encontrado do- el verano de 1936 a unas 50.000 mujeres. La ama, cumentación que lo acredite–. No obstante, no se de vocación unitaria, reunía a mujeres comunistas, debe olvidar que estas agrupaciones postergaron socialistas, republicanas y republicanas católicas, sus reivindicaciones durante el conflicto con el y su objetivo era coordinar las actividades antifas-

7 Véase Romà Seguí: «Les reflexions de Teresa Andrés sobre el nou sistema bibliotecari espanyol: de l’autocrítica a les iniciatives realistes». Laberintos: revista de estudios sobre los exilios culturales españoles, (2007), núm. 8-9, pàgs. 74-92. 8 Mary Nash: Rojas: las mujeres republicanas en la Guerra Civil. 5º ed. Madrid, Taurus, 2006. págs 120-121.

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cistas de las mujeres dentro de la línea marcada por a la mujer el derecho de voto y elegibilidad, el el pce, a pesar de que no se proclamaba seguidora libre acceso al empleo y puestos públicos o la de ninguna línea política concreta. De hecho, su misma igualdad de derechos que el hombre en el radio de acción era en realidad más amplio que el matrimonio. La pérdida de los derechos signifi- marcado por la dirección comunista, y así recogía caba un retroceso que ninguna mujer republicana algunas demandas femeninas que no solían apare- estaba dispuesta a soportar, por lo menos en el cer en el programa del pce, como el derecho de las colectivo de exiliadas. mujeres a la igualdad laboral y a la educación o la A mediados de 1945, Teresa Andrés aban- protección de la salud de los niños y las madres.9 dona su trabajo de catalogación de libros espa- ñoles para dedicarse de lleno a la organización El caso de Teresa Andrés es paradigmático en del Congreso de la Federación Internacional de este contexto, ya que no se podría entender su Mujeres Demócratas, que iba a celebrarse en no- trayectoria –tanto desde el punto de vista profe- viembre del mismo año en París. Su trabajo es el sional como académico– sin el respaldo que su- de secretaria ejecutiva. Antonio Gómez Andrés puso la política de emancipación de la mujer en conserva documentación de todo tipo de esta la Segunda República, puesto que ella pudo de- época: informes sobre la situación de la mujer sarrollar su actividad basándose en esos logros. en España, tanto desde la perspectiva jurídica Su paso por la Residencia de Señoritas no fue en como social; sobre la disposición de paneles en balde, integrándose en una élite de mujeres cul- una exposición, con el texto que éstos debían tas que perseguían la igualdad. Por otro lado, su incluir; correspondencia con otras asociaciones implicación en la defensa de los derechos de la de mujeres, recortes de prensa, etc. Lo esencial mujer tiene unas características muy específicas es entender que Teresa Andrés ya sobrepasa en en un contexto histórico muy determinado. Las este momento su condición de bibliotecaria para exiliadas que habían sobrevivido a la ocupación integrarse en un contexto ideológico que iba más nazi llevaban a sus espaldas dos guerras y, tras la allá de la defensa de los ideales republicanos. El celebración de la victoria de los aliados, creían compromiso político se había convertido en su que la vuelta a España era inminente. Franco ha- única opción vital. bía derogado todos los derechos que ellas habían En marzo de 1946, coincidiendo con la cele- adquirido tras años de lucha y no podía entender- bración del Día de la Mujer Trabajadora, Teresa se un retorno sin la restitución de éstos. Con la Andrés viaja a Londres para presentar una po- Constitución de 1931, la mujer había adquirido el nencia sobre la lucha de la mujer española con- mismo estatus jurídico que el varón. El principio tra el franquismo en el International Woman’s se desarrollaba en su articulado proporcionando Day Committee. No obstante, este viaje, que

9 Mercedes Yusta: «Historia, identidad y militancia política: mujeres antifascistas en el exilio francés (1946-1950)» en: Usos públicos de la Historia: vi Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea. Zaragoza, 2002, vol. 1, pp. 615-616.

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realiza junto a Elisa Uriz, sirve para que se rea- de Arte de una parte de su tesis doctoral incon- lice una campaña de denuncia sobre las condi- clusa. Se trata del artículo «El rejero Juan Fran- ciones en las que viven las mujeres bajo el ré- cés».11 Es importante este dato porque revela un gimen franquista, convocando mítines en dife- intento de rehabilitación académica, obviando rentes fábricas de Londres y Manchester.10 Por su participación política en la contienda y en el un lado, se trataba de orquestar una campaña de exilio. En una nota a pie de página se indica que envío de cartas a la cárcel de Madrid donde se «Archivo tiene la honra de publicar este trabajo, encontraban encerradas tres camaradas, solida- parte de la tesis doctoral realizada hace años bajo rizándose con su suerte y criticando el régimen la dirección de don Manuel Gómez-Moreno». de terror, así como fomentar la creación de un Esta explicación permite suponer que fue su di- comité de mujeres inglesas para que se presen- rector quien fraguó la idea de rehabilitar en el tase en España y conociese in situ la situación ámbito académico a Teresa Andrés. Sin embargo, de las prisiones franquistas. Por otro, se preten- esta estrategia no dejó de ser atrevida y extraña, día realizar colectas con el objeto de conseguir en tanto que se habían dado ejemplos anteriores fondos para enviar a España. El discurso no se en los que la obra de colegas suyos había sido, circunscribía en exclusiva a la situación carce- cuanto menos usurpadas, por personajes adeptos laria, ya que se insistía en plantear el perfil de al régimen franquista. las mujeres que, tras el desastre provocado por Hay dos ejemplos significativos de suplanta- la guerra, se debían hacer cargo de las familias ción que vale la pena recordar: el de la publica- en condiciones lamentables. Su hermano Victo- ción de la Verdadera historia de la conquista de riano por esas fechas, cuando recibe unas fotos Nueva España de Bernal del Castillo, según el de Teresa, se alarma por su extrema delgadez. códice de Guatemala y con variantes del de Ale- Ella achaca su estado de salud a la carga de tra- gría; y el de la apropiación flagrante de Matilde bajo que tiene encomendada, pero le diagnosti- López Serrano de un capítulo de la Historia de can leucemia. El día 5 de julio de 1946 muere España escrito por Agustín Millares Carlo. El en el Hospital Cochin de París. primer caso afectaba al trabajo que había desa- rrollado Ramón Iglesia Parga, quien aprobó las 3. El primer reconocimiento oposiciones a facultativo en la misma promoción público en España (1956) que Teresa Andrés y Matilde López Serrano, y que pertenecía a la Sección Hispanoamericana El primer reconocimiento público que recibe Te- del Centro de Estudios Históricos. Ramón Igle- resa Andrés en España tras su muerte se efectuó sia Parga había elaborado una edición crítica de con la publicación en la revista Archivo Español

10 «Las mujeres inglesas se solidarizan con nuestra causa: Teresa Andrés en Londres». Unión de Mujeres Españolas, (1946), núm. 6-mayo 25. 11 Archivo Español de Arte (1956), xxix, jul-sep.

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la Verdadera historia de la conquista de Nueva que dirigía Ramón Menéndez Pidal, había co- España de Bernal del Castillo, basándose en el laborado Agustín Millares Carlo con un trabajo códice existente en el Ayuntamiento de Gua- sobre la escritura y el libro durante la época vi- temala y en el que pertenecía al bibliófilo José sigótica. La autoría del eminente paleógrafo fue Alegría. Este último había sido encontrado por usurpada en varias ediciones por la de Matilde Antonio Rodríguez-Moñino, quien obtuvo una López Serrano.14 La anulación del enemigo me- copia fotográfica que facilitó a Ramón Iglesia. diante la ocultación de su trabajo entra dentro de Cuando acabó la contienda, Antonio Rodríguez- los límites conocidos, pero la apropiación inde- Moñino fue acusado, entre otras muchas cosas, bida de una investigación histórica, en la que ca- de haber robado ambos códices.12 El Consejo Su- bría demostrar los conocimientos académicos de perior de Investigaciones Científicas –organismo quien suplantaba, puesto que Matilde López Se- que suplantó a la Junta de Ampliación de Estu- rrano sólo era especialista en encuadernaciones, dios e Investigaciones Científicas– publicó esta evidencia una postura vital que va más allá de la edición en 1945 sin indicar la autoría. Es cierto mera anulación intelectual. En ambos casos, los que la Sección Hispanoamericana había quedado autores se habían exiliado y habían dejado sus desmantelada. La nueva generación de america- manuscritos en España. nistas –la formada por Ramón Iglesia, Emili Gó- El caso de Teresa Andrés, visto lo visto, se mez Nadal y Antonio Rodríguez-Moñino– quedó revela como un ejemplo extraño que merece la truncada para siempre. pena analizar por varias razones. La causa abier- Pero la estrategia más llamativa, sobre todo ta contra Agustín Millares Carlo, que no había porque indica una flagrante falta de rubor, es la estado afiliado a ningún partido político, puede que inició Matilde López Serrano. Ella había tra- ofrecernos algunos datos interesantes. El Tribu- bajado con Teresa Andrés en el Palacio Nacio- nal Especial para la Represión de la Masonería nal –hoy Palacio Real– y logró no trasladarse a y el Comunismo había aportado varias pruebas, Valencia durante la contienda. Fue una quintaco- entre las que se encontraba la de la convocatoria lumnista eficaz, convirtiéndose en una informan- de selección de alumnos para los cursos de en- te del Servicio de Información Militar franquis- cargados de bibliotecas públicas, en la que figu- ta.13 En el tomo tercero de la Historia de España, raba Teresa Andrés como presidenta del Tribunal

12 Rafael Rodríguez-Moñino. La vida y obra del bibliófilo y bibliógrafo extremeño D. Antonio Rodríguez-Moñino. 2ª ed. Madrid, Beturia, 2002. pp. 173-174. 13 Su currículum en época de ministro anarquista fue fulminante: Orden nombrando Delegada de la Dirección Central de Bellas Artes a doña Matilde López Serrano. Gaceta de la República: Diario Oficial núm. 364, de 30/12/1938, p. 1362. Orden nombrando, interina- mente, Delegado de este Departamento en Madrid a doña Matilde López Serrano, actual Delegado de la Dirección general de Bellas Artes. Gaceta de la República: Diario Oficial núm. 55, de 24/02/1939, p. 458. Orden disponiendo que, durante la ausencia el Ilmo. Sr. Director general de Bellas Artes, quede encargado del despacho ordinario y firma de los asuntos relativos al cargo doña Matilde López Serrano, Delegado de la expresada Dirección. Gaceta de la República: Diario Oficial núm. 55, de 24/02/1939, p. 458. 14 Jaume Claret: El atroz desmoche. Barcelona, Crítica, 2006. p. 360.

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y como vocales Agustín Millares Carlo y María desde el Ministerio de Educación Joaquín Ruiz Moliner. Este expediente, en el que se hablaba de Giménez, que fue cesado de forma fulminante en los escarceos con la masonería de Millares Carlo 1956 –el mismo año de la publicación–. durante su juventud, no fue sobreseído hasta el 22 Joaquín Ruiz Giménez fue nombrado ministro de abril de 1963, cuando el catedrático de Paleo- de Educación por Franco en 1951. Él había ob- grafía contaba con casi setenta años.15 Es decir, tenido la cátedra de Derecho en 1946 y un año en el caso de Teresa Andrés, conocida militante después había pasado a dirigir la sección de Pro- comunista, era extraño que se permitiese una re- blemas Contemporáneos del Consejo Superior habilitación académica, habida cuenta que resul- de Investigaciones Científicas. Representaba a la taba más fácil omitir o suplantar la autoría. Si en rama aperturista de la Asociación de Propagan- Millares Carlo los datos que se podían ofrecer distas. Su inicio en la gestión al frente del depar- para abrir un expediente son escasos, no sucedía tamento supuso una ruptura con las costumbres lo mismo con Teresa Andrés, que se había rela- que había instaurado el régimen. Obvió, en pri- cionado constantemente con la quintacolumnista mer lugar, el reparto de nombramientos que hasta Matilde López Serrano. Por tanto, sería erróneo la fecha respetaba los cupos que habían estable- pensar que el régimen la había olvidado. Es más, cido las diferentes familias políticas, nombrando una rehabilitación académica supone el recono- a falangistas que sólo reconocían como maestro cimiento de una valía intelectual, de un estatus a Dionisio Ridruejo, quien ya empezaba a ser un de investigador que conlleva la aceptación de un ejemplo de intelectual crítico con el sistema. El trabajo meritorio, más allá de la ideología que hecho de confiar los rectorados de Madrid, Sala- profese el estudioso. La rehabilitación significa- manca y Oviedo a Pedro Laín Entralgo, Antonio ba la acreditación en un ambiente enrarecido, en Tovar y Torcuato Fernández Miranda, respectiva- un círculo reacio a los logros de los integrantes mente, implicó el desplazamiento de los sectores del Centro de Estudios Históricos. más refractarios a los cambios. También es verdad que el tema escogido por Uno de los puntos de su política fue la recu- Teresa Andrés para su tesis era lo suficientemen- peración de parte de los catedráticos que habían te específico –la rejería– como para levantar sos- sido depurados tras la derrota, con el objetivo de pechas sobre la suplantación de la autoría. Pero eliminar las discriminaciones que se habían pro- ésta no es razón suficiente: Matilde López Se- ducido en la inmediata posguerra. Es evidente rrano había sido capaz de apropiarse de manera que esta medida no fue bien recibida por todos indebida de un texto de uno de los maestros de aquellos que habían medrado apoyándose en la reconocida solvencia. Una de las razones habría aniquilación del enemigo. El éxito de los adep- que buscarla en la labor de apertura que inició tos al régimen franquista se había basado, sobre

15 Carmen Bolaños Mejía: «El ‘procedimiento’ contra Agustín Millares Carlo en el Tribunal Especial para la represión de la Masonería y el Comunismo». Boletín Millares Carlo (1998) núm 16, p. 19.

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todo, en la consecución de fines personales –las régimen. La censura previa había desaparecido cátedras–, eliminando a todos los adversarios para las publicaciones técnicas, lo que suponía posibles. La rehabilitación de los catedráticos mayor autonomía del editor, en este caso el Ins- «rojos» colisionaba con la práctica de ciertas tituto Diego de Velázquez. Por otro lado, también prebendas, ya que en muchos de los expedientes es cierto que Teresa Andrés había fallecido hacía de depuración se había impuesto como castigo la una década y no suponía un obstáculo profesional imposibilidad de acceder a un puesto de respon- ni para los integrantes del csic ni para los profe- sabilidad. Bajo esta perspectiva, la de no suponer sores universitarios. Pero esta interpretación no un peligro para los catedráticos afectos, puesto deja de ser un poco arbitraria, puesto que, si bien que Teresa Andrés ni había accedido a ninguna la recuperación de algunos de los miembros exi- plaza ni estaba viva, se puede entender la recupe- liados del Cuerpo Facultativo se efectuó dos años ración del texto sobre la rejería. después por Agustín Ruiz Cabriada, también lo es Sin embargo, los acontecimientos de enero de que omitieron a Teresa Andrés y María Moliner.16 1956 desembocaron en la destitución de Joaquín Ruiz Giménez el 16 de febrero. Las algaradas ca- 4. Conclusiones llejeras supusieron al final el cese del ministro. La vida de Teresa Andrés es lo suficientemen- Como consecuencia se restituye la política ante- te compleja como para requerir diferentes es- rior al nombramiento de Joaquín Ruiz Giménez. Y tudios que profundicen en diversos aspectos es en este período en el que se publica el artículo de su vida. Como se ha podido comprobar, su de Teresa Andrés, ya que los números trimestrales actividad alcanza ámbitos muy diferentes que de Archivo Español de Arte de 1956 son el 113, el deben tenerse en cuenta en el momento de ana- 114 y el 115, siendo este último en el que aparece lizar su trayectoria. Con este artículo, que re- su contribución. Cabría barajar varias hipótesis, fleja de manera sinóptica su biografía, se pre- puesto que la revista dependía del Instituto Die- tende reivindicar la figura de una bibliotecaria go de Velázquez del csic y era harto conocido que que se implicó en la política de forma activa. las diversas familias que dirigían las diferentes No se debe olvidar ni que su paso por la Resi- secciones del csic usaban sus publicaciones para dencia de Señoritas debió afianzar los ideales de defender sus posturas ideológicas. Por poner un la Institución Libre de Enseñanza –en tanto que ejemplo, la revista Arbor defendió una política tenía una fe inquebrantable en la formación– y contraria a la de Joaquín Ruiz Giménez y nunca su discurso feminista, ni que su militancia en el fue recriminada. pce le obligó a participar en los episodios que Es evidente que su publicación vino determi- acontecieron en la Francia ocupada. nada por un gesto contrario a lo que defendía el Por otro lado, resulta sintomático que no se

16 Bio-bibliografía del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos: 1858-1958. Madrid, Junta Técnica de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1958.

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haya empezado a trabajar de manera sistemática en la recuperación de las mujeres bibliotecarias de la época, sobre todo en la de aquellas que estuvieron casadas con maridos de renombre. Por poner un par de ejemplos, Josefina Callao se casó con Antoni Maria Sbert y se sabe que tomó parte activa en la jare; María Brey fue la mujer de Antonio Rodríguez-Moñino y dirigió la colección «Odres nuevos» de la editorial Cas- talia, además de llegar a trabajar en el Congreso de los Diputados. De esta reivindicación puede surgir una nueva imagen del papel de la biblio- tecaria en los sistemas de lectura pública duran- te la Segunda República, embarcándose en un proyecto que finalizó tiempo antes de acabar el conflicto. La implicación de estas mujeres en la transformación de la sociedad es algo en lo que se debería profundizar. Es el homenaje que to- das ellas se merecen. ■

Fecha de recepción: 02/07/2012 Fecha de aceptación: 11/09/2012

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was over. In the last twenty years, the publishing of tes- Los campos de timonial texts that build, expose and reflect women’s me- concentración franceses mory has rised. This increase deserves a deep reflection, as well as the incorporation of feminine discourses to the contados por las mujeres: present debates about the Spanish past of war, postwar, aportes para la reflexión and exile. sobre la narrativa Keywords: testimony, women’s memory, French concentra- tion camps testimonial femenina paula simón porolli Introducción gexel-cefid – Universitat Autònoma de Barcelona El exilio republicano fue una experiencia plural que no distinguió edad, profesión, ni Resumen: El propósito del presente artículo es realizar un sexo. Niños, jóvenes, adultos o ancianos; obreros aporte al estudio de los testimonios escritos por mujeres so- o intelectuales; hombres o mujeres, ese gran bre su experiencia en los campos de concentración del sur colectivo se aunó bajo el común denominador del de Francia, donde fueron recibidos millares de ciudadanos llamamiento a huir de España en 1939, ante los y ciudadanas españoles republicanos que huían de las po- peligros de potenciales represalias franquistas. tenciales represalias franquistas en 1939, una vez finalizada De todos aquellos sujetos involucrados, en esta la Guerra Civil Española. En los últimos veinte años, se ha oportunidad el artículo se detiene en uno de incrementado notablemente la publicación de textos tes- los grupos cuya historia ha comenzado muy timoniales que construyen, exponen y reflejan la memoria recientemente a ser estudiada y cuya memoria femenina. Esta eclosión merece una reflexión profunda, así ha empezado a ser considerada en los últimos como también la incorporación de estos discursos femeninos tiempos: las mujeres. Y se dedica de manera a los debates actuales sobre el pasado español de la guerra, la especial a un capítulo del exilio republicano posguerra y el exilio. que ya se ha ganado un lugar entre los objetos de estudio más frecuentes, pero que aún precisa Palabras clave: testimonio, memoria femenina, campos de profundización: los campos de concentración del concentración franceses. sur de Francia, donde miles de republicanos y republicanas fueron recluidos una vez finalizada Abstract: The aim of this article is to contribute to the study la Guerra Civil. of testimonies written by women about their experiences in Si bien la narrativa testimonial concentracio- French concentration camps, where thousands of Spanish naria escrita por mujeres comenzó su andadura Republican citizens were received when they escaped from casi en simultaneidad con los acontecimientos potencial Franquist reprisals, once the Spanish Civil War históricos, lo hizo de una manera muy moderada,

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puesto que, cuantitativamente, las producciones que su situación no les permitía desenvolverse que relatan las vivencias masculinas son mucho por sí mismas o encontrar rápidamente un país más numerosas. Sin embargo, en los últimos de acogida (Egido León, 2004: 142), un nume- veinte años se registra un llamativo incremen- roso grupo de ellas vivió la experiencia de los to de publicaciones que se centran en la expe- campos de concentración con el mismo rigor que riencia de las mujeres y que están a cargo de las los combatientes y civiles. Al ingresar en terri- mismas testigos. Por ese motivo, el propósito de torio francés, la mayoría de ellas eran separadas este estudio es colaborar con la reflexión sobre de los hombres y conducidas a refugios o centros los testimonios de los campos de concentración de acogida ubicados en el interior del país, junto franceses, a través del estudio de algunos textos a niños y ancianos. Otras se mantuvieron junto escritos por mujeres en las últimas dos décadas. al resto de sus familiares y recalaron en campos Estas obras se descubren como espacios textua- como Argelès-Sur-Mer o Saint Cyprien, en espa- les en los que las narradoras ejercen la reivindi- cios reservados para dichos grupos. También se cación de una memoria que se ha desarrollado dio el caso de aquéllas que fueron conducidas a por fuera de la hegemónica, producida por el co- campos represivos debido a su militancia políti- lectivo masculino. ca, a la falta de documentación o a su rebeldía Por eso, en esta aproximación será atractivo (Alted Vigil, 1997). explorar cuál es el lugar que ocupa la mujer en Si bien la lectura de los testimonios escritos su propio discurso. Para ello, se considerarán las por hombres sobre su paso por los campos de estrategias narrativas que se despliegan en el re- Saint Cyprien, Argelès-Sur-Mer, Barcarés, Bram lato, tanto para construir la voz narradora, como o Le Vernet, entre otros, podrían dar lugar a la para describir el espacio concentracionario. En creencia de que las condiciones de vida en ellos cuanto a esto último, los testimonios femeninos fueron mucho más dramáticas que en los campos efectúan un gran aporte a la representación del a los que llegaron las mujeres, es preciso destacar espacio, puesto que incorporan nuevas dimen- que ni ellas, ni los niños, ni los ancianos, gozaron siones –los refugios, los campos reservados para de comodidades ni privilegios. La alimentación y mujeres, las maternidades, las barracas familia- la infraestructura sanitaria insuficientes, la falta res– que hasta el momento no habían sido fre- de abrigo y de medicamentos, además de la an- cuentes en los textos escritos por hombres, lo gustia por la incertidumbre del destino propio y cual permite transformar la imagen masculiniza- el de sus parientes, constatan que tanto las expe- da de los campos. riencias masculinas como las femeninas fueron extremas, y que significaron un duro revés en la Mujeres en los campos de concentración vida de esos sujetos, el cual ha sido contado en franceses: la otra historia una importante narrativa testimonial que clama por ser leída y analizada. Reflejar esta realidad es Aunque muchas de las mujeres que atravesaron el motivo principal de las mujeres que encararon la frontera en 1939 regresaron a España, puesto

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la tarea de la escritura, como lo expresa la narra- Los campos abiertos para internar a las muje- dora de Dones a l’infern (2005): «volia fer una res significaron, al igual que los demás, la apertu- confessió completa de la vida que portàvem les ra de un estado de excepción en el seno del terri- dones sotmesses a aquella tortura, aquell sofri- torio francés, dentro del cual el orden central, el ment moral i físic que era una autèntica punició, i gobierno y la gendarmería francesas, disponían, que més aviat semblava una revenja intolerable» controlaban y regulaban la vida de las reclusas. (Reverter, 1995: 61). Los sitios en los que fueron recluidos las mu- La escritura testimonial femenina y su jeres, los niños y los ancianos – principalmente participación en la construcción de la me- antiguas fábricas o conventos– constituyen una moria del exilio republicano de las dimensiones del «espacio concentraciona- Una revisión del corpus1 de la narrativa testimo- rio» francés, en el cual las libertades se vieron nial sobre los campos de concentración franceses limitadas y el diario vivir estaba regulado por un descubre la enorme mayoría de autores masculi- orden central en el que ellas no podían participar. nos. Esto demuestra que, en líneas generales, la En Memorias del exilio, la narradora, quien pasó experiencia de los campos ha llegado al público por el poco conocido campo de Pont la Dame, sesgada por la mirada masculina y, por ese moti- explica que «después de haberse puesto de vo, los conocimientos que circulan alrededor de acuerdo sobre el número de los ingresados, nos dichos sucesos se han basado principalmente en permitieron circular dentro de los límites marca- los trayectos, los espacios, las rutinas y las vici- dos por las filas de alambres de púas. Al otro lado situdes vividas por los hombres. La memoria de estaban el mundo exterior y la libertad» (Muñoz los campos, entonces, se ha construido ligada a la Alday, 2006: 49). Este comentario acerca de la presencia masculina, como si la mujer se hubiera mengua de los derechos y la demarcación del mantenido ausente de los acontecimientos. Muy espacio permitido para el desplazamiento se por el contrario, las hubo tanto en el frente de vincula con la definición que Giorgio Agamben guerra –con las armas en las manos al igual que ofrece para el «campo de concentración», el cual los hombres–, como en la retaguardia, donde se constituye una porción del territorio que se sitúa dedicaron heroicamente a la asistencia social a fuera del orden jurídico normal, pero que no por los combatientes, constituyéndose en uno de los eso es simplemente un espacio exterior. Lo que pilares esenciales de la resistencia antifascista. en él se excluye es, según el significado etimoló- Y más tarde, cuando sobrevino la derrota, hubo gico del término excepción (ex capere), sacado mujeres en la retirada y en los campos. Ellas han fuera, incluido por medio de su propia exclusión sido conscientes del vacío que se abrió en los (Agamben, 2010: 39). discursos historiográficos tradicionales, el cual

1 El más completo puede consultarse en: Sicot, Bernard. «Literatura y campos franceses de internamiento. Corpus razonado (e inconcluso) III». Cahiers de civilisation espagnole contemporaine. 6 (13/07/2010) (11/02/2011)

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volcó un manto de sombras sobre la presencia bito público y privado, las mujeres también han y la actuación femeninas. En Memorias del exi- escrito sus testimonios, con el afán de contra- lio, publicado en 2006, la narradora se refiere a rrestar la hegemónica versión masculina de los su experiencia en un campo prácticamente des- acontecimientos. Las que pasaron por los cam- conocido, debido a la ausencia masculina: «‘Mi’ pos de concentración franceses no han sido la campo nadie lo conoce. Porque sólo albergaba a excepción. Si bien hasta mediados de los años varias centenas de mujeres, niños y ancianos (y ochenta la memoria femenina de la internación ya se sabe que la Historia –con mayúscula– se era un tema por demás infrecuente, lo cierto interesa más por los combatientes» (Muñoz Al- es que en estos últimos veinticinco años el nú- day, 2006: 11). mero de publicaciones de testimonios escritos La imagen de la mujer ha sido frecuentemente por mujeres que atravesaron dicha experiencia asociada a la debilidad y a la inocencia, como si ha crecido de manera exponencial. Esto se ha se tratara de sujetos pasivos que no intervinieron producido, por un lado, debido al impulso de en los sucesos bélicos. Esta visión hegemónica se asociaciones e instituciones que intentan subsa- trasluce, incluso, en las mismas publicaciones fe- nar la falta de proyectos integrales de reivindi- meninas, como lo demuestra el prólogo de 2004 a cación moral a los vencidos de la Guerra Ci- la novela L’aiguamort a la ciutat, de Teresa Juvé, vil. Por otro lado, desde la transición y hasta la versión catalana de La charca en la ciudad, que la actualidad, los testigos han adquirido un rol se había publicado en 1963. El editor comenta que capital en la historiografía, dado que la palabra con este volumen «s’afegeix el relat d’una de les testimonial es portadora de un saber único que situacions més escruixidores de quasevol guerra: la ubica en el centro de la representación del l’exili de les dones i dels fills dels combatents, pasado. Así lo ha explicado Annette Wieviorka, convertits en la imatge més eloqüent de la derro- para quien el individuo se ubicó, a partir de los ta, l’exili dels innocents» (Juvé, 2004: 3). Según años setenta, en el corazón de la sociedad y, re- esta descripción, la historia de las mujeres es la trospectivamente, de la Historia, convirtiéndose de los sujetos débiles, sobre los cuales decantaron él mismo en la Historia (Wieviorka, 1998: 128). con más fuerza las consecuencias de la derrota. La mujer no quedó fuera de este proceso de La figura femenina vinculada con la fragilidad y democratización de los actores sociales, por lo la ingenuidad ha bastado para mantenerlas en los que su versión de los acontecimientos –materia- márgenes de los discursos dominantes, a pesar de lizada en la publicación de literatura testimonial su notable presencia en el campo político –como y en su presencia en el marco de los estudios por ejemplo Federica Montseny o Dolores Ibárru- historiográficos– ha comenzado a intervenir ac- ri– y de la de miles de mujeres que intervinieron tivamente en la trama discursiva. Así también, en la guerra y debieron huir al exilio. el desarrollo en España de una historiografía Además de la participación política y de las revisionista, basada en fuentes orales, colaboró diversas formas de intervención social en el ám- con la inclusión de voces que hasta el momento

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no habían tenido representatividad en los deba- en el campo de Rieucros, así como también la pe- tes sobre el pasado español, como es el caso de ripecia de la huida. En estas obras, la experiencia las femeninas.2 concentracionaria no es el hecho central en el re- Conviene repasar los antecedentes de esta lato, sino que se integra como una más dentro de valiosa, aunque discreta, eclosión editorial. Los una cadena de aventuras acaecidas en el exilio. testimonios femeninos recientes que dan cuenta Si bien la elaboración literaria y la sospecha de del paso por los campos encuentran antecedentes cierto nivel de ficcionalización voluntario hace en la obra de autoras como Silvia Mistral o Isabel peligrar su inclusión en el corpus de testimonios, del Castillo. La primera de ellas, cuyo verdadero la utilización de la primera persona y el hecho de nombre era Hortensia Blanch Pita, nacida en La tratarse de textos escritos por mujeres que vivie- Habana, pero de padres españoles, en 1931 llegó ron la experiencia en carne propia, bastan para a la península y trabajó como escritora, crítica de sentarlos como precedentes de la escritura testi- cine y ayudante en un laboratorio químico. Lue- monial femenina de los últimos tiempos.3 go de la guerra partió a Francia y pasó por los Siguiendo la línea del tiempo, otros antece- campos, cuyas vivencias aparecieron publicadas dentes se registran entre 1973 y 1975. Se trata en 1940, en una obra titulada Éxodo: diario de de las memorias de dos escritoras reconoci- una refugiada española, un diario novelado que das en el ambiente cultural y político catalán. había aparecido antes por entregas en la revista Una de ellas es Aurora Bertrana, a quien se la Hoy de México. Se exilió en México, donde con- conoció especialmente por sus relatos de via- tinuó su labor intelectual. Por su parte, Isabel del jes exóticos. Escribió Memòries fins al 1935 Castillo, periodista republicana, incursionó en (1973), el cual fue galardonado con el Premio la escritura de memorias con El incendio. Ideas Crítica de Memorias «Serra d’Or». En 1975, y recuerdos, publicado en 1954 por la editorial luego de su fallecimiento, se publicó la am- Americalée de Buenos Aires, en el cual relata la pliación del volumen, titulado Memòries del huida de España junto a su hijo y la internación 1935 fins al retorn a Catalunya, el cual abarca

2 Explica Cristina Borderías que «la historia oral se introdujo también, desde mediados de los ochenta, en nuevas temáticas y objetos que entroncaban con las llamadas de los historiadores sociales a la renovación historiográfica… desde una orientación sociopolítica, [los objetos de la historia oral] se adentraban en nuevos territorios: el trabajo, lo cotidiano, la familia, la emigración, la transmisión generacional, las culturas de grupo, las representaciones identitarias, y de forma especialmente destacada la historia de las mujeres» (Borderías, 1995: 123). 3 Los primeros textos testimoniales pertenecen a mujeres vinculadas con el mundo de la política y la cultura. Uno de los primeros y más relevantes es Cien días de la vida de una mujer, de Federica Montseny, publicado en Toulouse por la editorial Universo en 1949. Montseny, además de su sostenida militancia anarcosindicalista, llegó a ser ministra de Sanidad y Asistencia Social del gobierno repub- licano en 1936. Aunque la autora no pasó por los campos, este texto recoge episodios vividos durante la retirada de 1939 y la posterior llegada a París, donde hubo de permanecer exiliada por varios años. Cien días… fue reeditado en España y traducido al catalán luego de la muerte de Franco, en 1977. El valor de estas memorias es doble, puesto que colaboró con la introducción de la voz femenina en la reconstrucción del relato histórico y también marcó su participación en la reivindicación de otra memoria marginada, la anarquista.

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los tiempos previos a la guerra hasta el exilio los relatos del pasado. Dentro de ese proceso, la y el regreso a Barcelona en 1949. El mismo actuación de las mujeres ha sido recluida a un contiene dos apartados en el que se relata el lugar secundario. Su memoria, en consecuencia, paso por Saint-Cyprien, Barcarès y Vernet. La se ha elaborado con fragmentos desarticulados otra autora es Teresa Pàmies, hija del militante y supeditada a la masculina. Manuel Vázquez comunista Tomás Pàmies Pla y militante de las Montalbán lo diagnosticó en la Presentación a Juventudes Socialistas Unificadas de Catalun- De la resistencia y la deportación. 50 testimo- ya (jsuc) durante la Guerra Civil.4 Además de nios de mujeres españolas, de Neus Català: su desempeño político, se dedicó a la escritura y produjo una extensa obra ficcional y autobio- La voz de la mujer se aplica no sólo a reivin- gráfica. Su paso por el campo de refugiados de dicar una historia de las mujeres sino también a Magnac-Laval quedó asentado en obras como plantear la historia vista por las mujeres, en fun- Quam érem refugiats, publicada en 1975, en ción de que la hegemonía del hombre les dictó la cual relata las duras adversidades a las que un aparente papel pasivo, aparente digo porque se enfrentaron las internadas en estos centros los grandes sufrimientos no distinguieron sexos. de acogida y reflexiona acerca de los roles que Sólo la apariencia de que las guerras las ganan o éstas ocuparon en la guerra y el exilio. pierden los hombres en los campos de batalla ha En resumen, las obras mencionadas hasta aquí podido condicionar el prejuicio de una Historia pertenecen a mujeres puntuales que ocuparon un escrita sólo para censar reyes, fechas y guerreros rol significativo en el espacio socio-cultural y (Vázquez Montalbán, 2000: 9).5 que incluyen en sus páginas buena parte de sus trayectorias personales, en las cuales la guerra, Con este propósito reivindicativo y en referen- los campos, la resistencia y el exilio tuvieron una cia a los campos de concentración franceses, du- importancia capital. Sin embargo, siguiendo a rante las últimas dos décadas se ha dado impulso Wieviorka, la complejidad de la verdad histórica editorial a la voz de mujeres no necesariamente se dimensiona en la consideración de los sujetos vinculadas con ámbitos políticos o culturales. comunes, no necesariamente vinculados a ámbi- En México, uno de los países que recibió ma- tos políticos o culturales, para la construcción de yor cantidad de exiliados republicanos, apareció

4 Desde los inicios de la Guerra Civil participó en las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña y fue miembro fundador de la Aliança Nacional de la Dona Jove. Participó en diversas campañas propagandísticas en apoyo a la República y participó en el Congreso Mundial de la Juventud por la Paz celebrado en Vassar College (EEUU) en 1938. Se casó con Gregorio López Raimundo, secretario del Partido Socialista Unificado de Cataluña y tuvo un hijo, Sergi Pàmies, también escritor. Tras más de treinta años de exilio en diversos países latinoamericanos y europeos, regresó a España en 1971 (Greene, 1993-2000: 102-103). 5 El libro de Neus Català, publicado en los albores del siglo veintiuno, recupera el testimonio de mujeres que participaron en la resistencia y que fueron deportadas a los campos nazis. Pero, sobre todo, el volumen se plantea como un aporte a la revisión de la Historia contada por los hombres y a la reivindicación de la mujer como participante activa de los acontecimientos.

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en 1993 una compilación de testimonios titulada recluidas en los campos nazis, como por ejemplo Nuevas raíces. Testimonios de mujeres españolas Otilia Castellví en De les txeques de Barcelona a en el exilio, editado por Guillermina Medrano. Se l’Alemanya nazi (2003). Este coro de variadas y trata de un volumen que nuclea las narraciones heterogéneas voces femeninas trabaja por la re- de más de una decena de mujeres que vivieron vocación de la hegemonía masculina en la repre- la Guerra Civil y la posterior salida de España sentación discursiva de la experiencia concentra- rumbo a diversos destinos en el exilio. Algunas cionaria y colabora con la construcción de una pasaron por los campos de Francia y dejaron en historia plural que contemple a todos los sujetos su relato constancia de ello. La inquietud princi- en igualdad de condiciones. pal de la coordinadora fue recoger estos relatos, a fin de «mostrar la entereza y fidelidad de que La voz de la mujer: testimonios femeninos fue capaz la mujer española lanzada al exilio por sobre los campos de concentración franceses defender el derecho a vivir bajo un régimen repu- La reflexión se centra en algunos de los testimo- blicano de libertad y justicia» (Medrano, 1993: nios femeninos publicados en las dos últimas dé- 11). Las protagonistas son mujeres comunes que cadas, puesto que presentan características recu- no persiguen otro fin que el de dar a conocer sus rrentes de esta narrativa desarrollada por las muje- vivencias desde sus propias perspectivas, que son res sobre los campos de concentración franceses. además múltiples y variadas. Se trata de Dones a l’infern, de Elisa Reverter, edi- En España, el nuevo siglo estimuló la pluma de tado por Columbia en 1995; y de dos volúmenes varias mujeres que vivieron la experiencia con- publicados en 2006 por la editorial Viena: Éxodo. centracionaria, por lo que la lista de publicacio- Del campo de Argelès a la maternidad de Elna, de nes se ha ensanchado notablemente. Muchas de Remedios Oliva Berenguer y Memorias del exilio ellas se han concretado con ayuda institucional, (2006), de Francisca Muñoz Alday. Estos dos par- como por ejemplo: Éxodo. Del campo de Arge- ticiparon del Premio Romà Planas i Miró de Me- lès a la maternidad de Elna (2006), de Remedios morias Populares, convocado durante los últimos Oliva Berenguer, Memorias del exilio (2006), de años por el Arxiu de la Memòria Popular la Roca Francisca Muñoz Alday y Crónicas de una vida del Vallès. La editorial se comprometió con la pu- (2009), de Benita Moreno García, que contaron blicación de testimonios inéditos y con la difusión con el apoyo del Arxiu de la Memòria Popular de de memorias frecuentemente relegadas, como las La Roca del Vallès. Otras forman parte de pro- femeninas, lo cual demuestra el interés, desde el yectos personales, aparecidos tras muchos años ámbito asociativo, por impulsar la circulación de de silencio, como es el caso de Dones a l’infern discursos producidos por ciudadanas y ciudada- (1995) de Elisa Reverter. Así también, algunas nos anónimos que colaboran con la construcción autoras siguieron la huella de Neus Català y han de una memoria social capaz de representar a to- incluido en sus relatos la experiencia de la depor- dos los sectores sociales involucrados en los acon- tación a Alemania, ya sea para trabajar o para ser tecimientos históricos.

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Las líneas argumentales en cada uno de es- de los acontecimientos: «Más de sesenta años tos textos poseen características que permiten después, lamento no haber escrito un diario co- identificar ciertas similitudes estructurales entre tidiano» (Oliva Berenguer, 2006: 135), expre- ellos. Relatan el momento de la retirada, la lle- sa la narradora de Éxodo… en la página final, gada a Francia y los diferentes derroteros de sus asumiendo las consecuencias de la escritura de autoras por albergues, campos de concentración unas vivencias tamizadas por el tiempo. A su e incluso hospitales. En Éxodo…, la narradora vez, en Memorias… la narradora asume que, narra el escape en compañía de su familia –ma- con el paso del tiempo, «la imagen del campo rido, padres, hermanos, etc.– y la internación se fue borrando, o escondiendo en un rincón de en las barracas familiares de Argelès-Sur-Mer, la memoria» (Muñoz Alday, 2006: 113). Tanto primero, y luego de Saint-Cyprien. El destino la en Éxodo… como en Memorias del exilio, las condujo a la maternidad situada en Elna, donde narradoras se vuelcan hacia el presente desde dio a luz a su hijo Rubén, y más tarde la reunió el cual están relatando en las últimas páginas. con el resto de sus parientes en un pueblo mi- Desde allí, valoran el esfuerzo del recuerdo y nero. Dones a l’infern, por su parte, cuenta la resignifican la experiencia vivida: historia de Elisa Reverter, quien cruzó la fron- tera en soledad y que llegó al campo de Couiza- ¿Quién sabe hoy que ese centro montañés de Montazels, donde permaneció por varios meses. vacaciones, de poético nombre, fue en tiempos un Más tarde, fue contratada para la educación de campo de concentración donde mujeres, niños y los hijos de una dama francesa. Ambas regresa- ancianos vivieron en condiciones verdaderamente ron a España y, con el correr de los años, deci- inhumanas? Pensando en mis padres, en todos esos dieron publicar sus memorias. Francisca Muñoz olvidados, escribí estas Memorias» (Muñoz Alday, Alday, en cambio, nunca volvió a residir en Es- 2006: 155). paña. Sus Memorias del exilio relatan que partió de España junto a sus padres y hermano y que, El recuerdo en estos textos funciona como luego de un período transcurrido en un refugio, un disparador y como un elemento estructu- fue conducida al campo de concentración de rador del relato. En Dones a l’infern, no obs- Pont la Dame, con su madre y su hermano. El tante, no adquiere ese valor, pues la distancia padre logró extraerlas de allí y la familia pudo entre el momento de la enunciación y el de los asentarse, luego de varios años de persecucio- acontecimientos es mucho menor. La autora nes y nomadismo, en Toulouse, donde se licen- explica en el prólogo que su texto proviene del ció, trabajó y se jubiló. manuscrito original que escribió, basándose en En varios de estos textos, el recuerdo jue- notas tomadas en el campo, al poco tiempo de ga un papel fundamental, puesto que hay una su salida. Luego de muchos años sin publicar- enorme distancia entre el momento de la escri- lo, logra su cometido en 1995, sin modificar tura, cercano al de la publicación, y el momento aquella primera versión.

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En cuanto a las características de esta narra- jeres y niños están subiendo a un tren, cargados tiva, se destaca el fin reivindicativo de los testi- de equipaje, rumbo al exilio. El predominio de monios, que se consagran a la recuperación de mujeres en la elección de las imágenes de las ta- las experiencias vividas por las mujeres en los pas subraya el propósito de recortar y hacer foco campos –sus rutinas, sus conflictos, sus miedos en la experiencia femenina. En el texto, si bien y sus esperanzas–, pero no sólo a las de las pro- la narradora relata los sucesos vividos en el cam- tagonistas, sino también del grupo con el que po junto a su madre y a su hermano, dedica un compartieron las vivencias: «sóc portadora d’un gran espacio para describir al grupo de compa- missatge d’aquestes dones sofrents» (Reverter, ñeras con las que compartieron la barraca y para 1995: 192), declara la narradora de Dones a relatar sus diversos orígenes y destinos. La vida l’infern y confirma, así, la presencia de todas las en comunidad, las amistades que se gestaron en compañeras en su discurso. esos tiempos, así como también las dificultades Los elementos gráficos que acompañan las afrontadas en grupo constituyen los puntos prio- ediciones están orientados a reforzar este pro- ritarios de su relato concentracionario. pósito reivindicativo. En la tapa de Éxodo… se El valor reivindicativo de los testimonios se observa una fotografía de un grupo de mujeres, relaciona con el lugar que ocupa la testigo en su entre las que se incluye la autora, que fue tomada discurso. Los episodios y secuencias que nutren en la puerta de la Maternidad de Elna,6 hospi- los relatos no solamente están narrados en prime- tal donde dieron a luz a sus hijos. El paso de la ra persona, sino que también son protagonizados narradora por ese sitio y la camaradería que se por mujeres. Se trata de aquéllas que trabajaron gestó entre las internadas son dos de los temas por la supervivencia y por la conservación de sus centrales del testimonio. De allí que el texto se familias al mismo tiempo que sus maridos. En centre en destacar el protagonismo de estas mu- Éxodo… la narradora relata sus esfuerzos para jeres que parieron a sus hijos en medio de los conservar la higiene y para procurar el alimento, conflictos y la incertidumbre: «los recuerdos que la calefacción y el orden de la barraca en la que tengo de mis compañeras de cautiverio son re- precariamente vivían. Por su parte, la narradora cuerdos de personas que se negaban a bajar la ca- de Memorias… destaca la valentía de su madre, beza y mantenían los ánimos» (Oliva Berenguer, quien logró conseguir un trabajo como costure- 2006: 96). En el caso de Memorias del exilio, de ra en pos de propinarse mayores comodidades Francisca Muñoz Alday, la tapa reproduce una –frutas, verduras, remedios, etc.– para sus hijos escena de la huida, en la cual un grupo de mu- y también para las demás internas. La figura de

6 Esta institución fue inaugurada a principios de junio de 1939, gracias a las gestiones de la enfermera suiza Elisabeth Eidebenz, con el apoyo de la Cruz Roja Internacional, el Servicio Civil Internacional (sci) y la Asociación de la Ayuda Suiza a los Niños. El objetivo era asistir a las mujeres embarazas internadas en los campos del sur de Francia y ponerlas a salvo de los peligros del parto provocados por la situación de precariedad en que se hallaban. Cfr. Montellà, Assumpta. La maternidad de Elna. La historia de la mujer que salvó la vida a 597 niños (2007).

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la madre alcanza en este texto una dimensión he- «–¡Hace fruá! ¡Los petís tienen fruá y fem! roica, pues se la describe como una mujer de una –Eh bien, revenez chez vous, en Espagne, ma gran fortaleza, decidida y con capacidad de lide- brave femme. Là vous serez bien! razgo. En definitiva, las mujeres, tanto las prota- –¿En España? ¡No! ¡Franco mesán; franco tuer gonistas que ejercen la voz del relato como las que muá! acompañan, se caracterizan por ser luchadoras y –Mais non! Franco est très gentil, vous verrez…» resistentes, capaces de sobrevivir en las peores (Muñoz Alday, 2006: 105). circunstancias de su vida. Esta idea resuena como un eco y queda explícita en la voz de la narradora La historiografía actual le ha otorgado al de Dones…, para quien la razón por la cual estas testigo una función central como fuente de mujeres no perdieron la vida en los campos es por acercamiento a la verdad histórica. En los tes- «la nostra propia essència i força com a dones, timonios este protagonismo se combina con que sembla que encara avui són ben desconegudes un aumento de la exhibición de la intimidad y pels homes» (Reverter, 1995: 145). de los sentimientos, dado que la descripción Desde esa posición, las narradoras ejercen la de los sucesos se combina con la expresión autoridad para denunciar las ofensas cometidas de los estados de ánimo y de las emociones contra sus semejantes y hacer de sus relatos verda- que atravesaron la experiencia vivida. Los deros manifiestos reivindicativos. Tales oprobios textos escritos por mujeres no son ajenos a ocurrían en diferentes niveles: desde el punto de este proceso, por lo que los relatos se encuen- vista laboral, la narradora de Éxodo… denuncia tran impregnados de secuencias en los que la que los directores de las fábricas que utilizaban fuerza de las emociones domina la narración. mano de obra barata de las refugiadas españolas, El relato de los acontecimientos alterna con el no sólo las explotaban a cambio de poco dinero, del estado anímico: sino que éste era aún menor que el que destinaban a la mano de obra masculina. Las humillaciones Después de la gran alegría sentí una inmen- también se extendían a lo moral. Elisa Reverter sa tristeza. ¿Qué habíamos hecho para merecer recuerda en su testimonio la violencia con que una vida tan inhumana? El que hubiera miles los guardias franceses y senegaleses trataban a de personas en nuestra situación no aliviaba mi las mujeres que pretendían ingresar en territorio dolor. Estaba indignada, resentida contra ese francés. Más tarde, también reflexiona sobre la puñado de hombres que tenían la culpa de todo actitud de los jefes de campo, que privaban a las (Oliva Berenguer, 2006: 88). internadas de mínimos espacios de intimidad. En Memorias del exilio se alude a la indiferencia de No se trata, entonces, de tan sólo referir los las autoridades francesas con respecto a la pobre acontecimientos, sino también de explicitar situación de las reclusas y al tono persuasivo con el modo en que esos sucesos fueron vividos, que las instaban a regresar a España: los sentimientos que atravesaron la vivencia

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y las emociones que movilizaron la escritura. ción es el de la salida del campo para reunirse El dolor, la indignación, pero también la ale- con su padre y así poder establecerse toda la gría y la ilusión por un futuro mejor se hacen familia en Toulouse: «me dio una pena tre- perpetuos en las páginas escritas. En Memo- menda despedirme de nuestras compañeras» rias… el texto también está construido sobre (Muñoz Alday, 2006: 110). las conexiones entre el mundo emocional de la En cuanto al ensanchamiento del espacio narradora y los sucesos históricos. La primera textual dedicado al mundo íntimo del testigo, persona del singular se instala en el presente las narraciones escritas por mujeres presentan de la mujer madura que escribe, pero se des- una particularidad, que tiene que ver con la plaza hacia el pasado, hasta la niña que vivió importancia que adquiere el cuerpo en el rela- las circunstancias. El relato adquiere, enton- to y con los significados que entraña la puesta ces, un tono infantil, pues se posiciona desde en discurso de las manifestaciones físicas. El la perspectiva de esa pequeña que no acababa texto de Elisa Reverter es, quizás, el que más de comprender lo que estaba ocurriendo a su elementos ofrece en este aspecto. En Dones… alrededor. Ante ese desconocimiento, el rela- el cuerpo es el verdadero testigo de los acon- to se ancla en las consecuencias afectivas del tecimientos, pues la narradora experimenta exilio, como por ejemplo, el abandono del lu- la vivencia a través del dolor físico. El sufri- gar de pertenencia y de los objetos que la ro- miento se percibe desde la dimensión corpo- deaban: «me costaba trabajo admitirlo, y más ral: «les mans se’m gelaven i m’ofegava; un despedirme de todo lo que me unía a la niñez, calfred em pujava per l’esquena i les cames intuyendo el carácter definitivo de la despedi- em flaquejaven, ja no podía més, no tenia da» (Muñoz Alday, 2006: 15). ni saliva a la boca» (Reverter, 1995: 67). El La descripción de la vida en los campos – cuerpo se resiente y su manifestación en el en su caso, en el de Pont la Dame, reservado texto se convierte en la crónica de la disloca- principalmente para mujeres, niños y ancia- ción territorial y moral que vive el sujeto. nos–, se tiñe con estas impresiones. Cuando Asimismo, las huellas de esta expresión se refiere a la comida, recuerda, con nostal- física quedan plasmadas en la superficie gia, la que antaño recibiera en su casa mater- textual. Pero también las posibilidades de na: «¡quién hubiese tenido las de Barcelona, supervivencia se hacen efectivas desde la limpias y bien cocidas!» (Muñoz Alday, 2006: dimensión corporal. Para la narradora, la po- 66). Al relatar las actividades que se realiza- sibilidad de evadirse por un momento de la ban durante la internación, menciona las reu- situación ignominiosa en la que se encuentra, niones en las que se entonaban canciones del implica también ensayar la expropiación de terruño «que conmovían profundamente a sus su propio cuerpo: «Quan el fred em congela paisanos» (Muñoz Alday, 2006: 70). Otro mo- les mans, i em deixa els dits tan blancs que mento dominado por los efluvios de la emo- semblen de cera, quan la gelor em puja pel

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moll dels ossos fins al cervell… sento una las menciones y descripciones de los campos neccesitat imperiosa d’evadir-me» (Reverter, femeninos han sido habitualmente embebidas 1995: 86). El esfuerzo que implica desoír los con observaciones negativas, como en el texto síntomas del cuerpo es, también, un esfuerzo de José Bort-Vela, La angustia de vivir, en el de supervivencia. cual se alude a ellos como lugares de promis- Los campos de concentración materializan cuidad y confusión (Bort-Vela, 1977: 69). Así para los sujetos la situación de desajuste geo- también, la aparición de mujeres en estos es- gráfico al que se han visto obligados luego de pacios masculinos ha dado lugar a anécdotas la derrota republicana. Por ese motivo, la re- vinculadas con la prostitución y el escarnio. presentación del espacio en estos textos no es En Entre alambradas el narrador recuerda la un dato menor, ya que concentra los núcleos visita de una joven al campo de los hombres esenciales de esta narrativa. Una de las carac- con el propósito de prostituirse para conse- terísticas principales de dicha representación guir dinero (Ferrer, 1988: 65). Esto implica en los testimonios femeninos es el surgimien- que la imagen que el lector posee del espacio to de nuevos lugares que no han sido frecuen- concentracionario ha sido construida desde tes en el corpus masculino. Se trata de aque- una perspectiva totalmente masculina, lo cual llos espacios físicos ocupados por las muje- denota el protagonismo de los hombres en la res, ya sean los campos destinados a ellas –tal escena histórica y el evidente papel pasivo de como el de Couiza-Montazels, descripto en las mujeres en este ámbito. Dones a l’infern, o el de Pont la Dame al que Los testimonios femeninos han contribui- se refiere Francisca Muñoz Alday–; las barra- do de manera decisiva en el derrocamiento de cas familiares y la maternidad de Elna. esta imagen masculinizada del campo de con- Es llamativo hacer un excurso para revisar centración, justamente a partir de la narración las alusiones a los espacios femeninos en el sobre la vida en los espacios reservados para corpus testimonial masculino. Las omisiones mujeres, donde también se albergaron niños, o breves referencias a ellos revelan una pre- ancianos y enfermos. Dones a l’infern dedica sencia ocasional y episódica de las mujeres en una buena parte de su relato a la descripción y dichos textos. Varios de ellos incluyen el re- organización del campo de Couiza-Montazels, lato de la separación entre hombres y mujeres donde solo se alojan mujeres republicanas: que precedía la entrada a los campos. Lluís «És una vella fàbrica, on des de fa temps no Ferran de Pol se refiere a ello: «Los gendar- s’hi treballa… Deuria estar abandonada fins mes tienen cuidado de separar a las últimas que hi vam arribar nosaltres, les refugiades obstinadas. Hicieron su camino con los hom- espanyoles» (Reverter, 1995: 70). Por su par- bres, confundidas con ellos, y ahora son sepa- te, Francisca Muñoz Alday describe un campo radas»; y agrega: «este no es lugar para muje- muy poco mencionado en la bibliografía espe- res» (Ferran de Pol, 2003). Es de destacar que cializada, el de Pont la Dame, a donde ingre-

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sa junto a su madre y a su hermano menor en feliz» (Oliva Berenguer, 2006: 30). Ya en el junio de 1939. Antes de éste, cuenta sus días campo, el relato se demora en la narración de en un refugio situado en Briançon, cuyas ca- cada una de las reconstrucciones de la barraca racterísticas eran notablemente diferentes a las y de las mudanzas de uno a otro sector del del campo. Entre otras razones, alude a la fle- campo, pues la sensación de angustia de la xibilidad del régimen disciplinario y a la posi- testigo pasa principalmente por la inestabili- bilidad que las internadas tenían que trabajar dad material de la vivienda. El único camino en el pueblo cercano, como era el caso de su viable para combatir los efectos de encontrar- propia madre, que fue empleada en un taller de se en un «no-lugar» es la lucha por la orga- modista (Muñoz Alday, 2006: 34). nización del espacio doméstico. Por eso, la También a través de la publicación de los posibilidad de mejorarlo propulsa la actitud testimonios femeninos han aparecido otras de supervivencia. espacialidades vividas y protagonizadas por El último de los espacios descriptos en los mujeres, pero también compartidas con hom- testimonios femeninos es la Maternidad loca- bres. Esto se observa en el texto de Reme- lizada en Elna. Esta institución fue inaugura- dios Oliva Berenguer, ya que una buena parte da a principios de junio de 1939, gracias a las de la acción se desarrolla en un sector de los gestiones de la enfermera suiza Elisabeth Ei- campos destinado a las barracas familiares. debenz y con el apoyo de la Cruz Roja Inter- Allí convivían hombres y mujeres de distintas nacional, el Servicio Civil Internacional (sci) edades, así como también los hijos, cuando no y la Asociación de la Ayuda Suiza a los Niños. eran trasladados a otros sectores junto a sus El objetivo era asistir a las mujeres embarazas pares. Aparece, entonces, el «espacio domés- internadas en los campos del sur de Francia tico» del campo como una de las novedades y ponerlas a salvo de los peligros del parto de la representación testimonial. En Éxodo… provocados por la situación de precariedad el considerable tiempo del relato destinado a en que se hallaban. En el texto de Remedios la descripción de la barraca familiar y de su Oliva Berenguer, esta maternidad constituye organización, habla de la importancia que po- el término opuesto al campo de concentra- see para el testigo la construcción y recons- ción. Es un lugar tranquilo y hermoso, donde trucción del espacio propio, que es también la narradora puede dar a luz distendida y sin el espacio familiar. Antes de ser recluidos en complicaciones. Allí reina un clima de bue- el campo, habían hallado una casa y, aunque na convivencia y solidaridad entre las madres tuvieron que abandonarla, la sola acción de hospedadas y también con el personal de ser- acomodar el espacio provoca la felicidad de vicio. «Nos dimos cuenta de que era una her- la narradora: «En cuanto llegamos a la nueva mosa residencia… La simpática acogida por casa me puse a limpiar como si hubiese olvi- parte del director y la directora nos llegó al dado nuestra triste situación… Me sentía casi corazón. Al entrar, quedamos embelesadas»

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(Oliva Berenguer, 2006: 79). En esta primera vidas, sino sus pareceres y opiniones acerca impresión se traza un contraste indefectible del sentido de la escritura testimonial y de la entre la Maternidad y el campo en todo senti- construcción de la memoria de las mujeres do: material, humano y emocional. republicanas. Estas obras, por lo tanto, han La recuperación de estos espacios que no colaborado con la reivindicación de la voz habían aparecido en textos masculinos no sólo femenina y sus textos las sitúan en el centro posee relevancia por su importancia historio- de la experiencia histórica. Estos testimonios gráfica, que también la tiene, sino sobre todo pone en evidencia la integración de todo el por el valor que adquiere su representación colectivo de mujeres que afrontó la salida de tanto para los sujetos que los ocuparon, como España y la internación, así como también el para la sociedad receptora. Desde la descrip- detalle de los conflictos individuales vividos ción de los espacios, ha sido posible comenzar por las testigos. A su vez, colaboran con la a reconstruir una memoria que hasta ahora ha- reflexión sobre el espacio concentracionario bía estado velada en los relatos hegemónicos. francés, puesto que incorporan nuevas dimen- siones –los lugares en los que recalaron las Algunas conclusiones mujeres– que no han sido descriptos en los testimonios masculinos y que participan en la Los testimonios sobre los campos de con- revisión del imaginario sobre el exilio repu- centración franceses escritos por mujeres y blicano en Francia. comentados en estas páginas trabajan por la recuperación de la memoria femenina, que se ha mantenido por muchos años en un relativo Bibliografía anonimato y que en la actualidad pugna por Agamben, Giorgio (2001): Medios sin fin. Valen- encontrar un espacio propio, independiente y cia: Pre-Textos. representativo. Esta reparación se ha ido ejecu- Alted Vigil, Alicia (1997): «El exilio republicano tando, por un lado, a través del impulso de aso- español desde la perspectiva de las muje- res». En: Arenal. Revista de historia de las ciaciones que han promovido la publicación y mujeres. Granada, 4, 2 (julio-diciembre de la difusión de obras escritas por mujeres. Y por 1997), pp. 223-238. En línea: http://clio.re- el otro, a través del discurso propio de las tes- diris.es/exilio/mujerex/mujeres_exilio.htm. tigos, quienes lo han construido a consciencia Borderías, Cristina (1995): «La Historia Oral en de la hegemonía de la palabra masculina. España a mediados de los noventa». Historia Este artículo se ha concentrado, entonces, y fuente oral. 13, pp. 113-129. en tres relatos escritos entre 1995 y 2006, cu- Egido León, Ángeles (2004): «La larga marcha: yas autoras no han participado en la política republicanos en la Francia ocupada». En: o la cultura de primera fila. Sin embargo, las Egido León, Ángeles y Matilde Eiroa San tres han tenido la iniciativa de dar a conocer Francisco (eds). Los grandes olvidados. Los republicanos de izquierda en el exilio. Ma- no sólo su testimonio de las experiencias vi-

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drid: Centro de Investigación y Estudios Re- publicanos, pp. 137-159. Ferran de Pol, Lluís (2003): Campo de concen- tración (1939). Arenys de Mar: Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Montellà, Assumpta (2007): La maternidad de Elna. La historia de la mujer que salvó la vida a 597 niños. Badalona: Ara Llibres. Muñoz Alday, Francisca (2006): Memorias del exilio. Barcelona: Viena. Oliva Berenguer, Remedios (2006): Éxodo. Del campo de Argelès a la maternidad de Elna. Barcelona: Viena. Reverter, Elisa (1995): Dones a l’infern. Barce- lona: Columna, Edicions del Eixample. Wieviorka, Annette (1998): L’ère du témoin. Pa- ris: Plon. ■

Fecha de recepción: 01/02/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012

Laberintos, 2012, nº 14, pp. 151-165, ISSN: 1696-7410 Homenaje a Ignacio Soldevila Durante (testimonios, estudios, textos) HOMENAJE A IGNACIO SOLDEVILA DURANTE TESTIMONIOS 167

mosa canción de Jacques Prévert que habla de Literatura que pervive los amores abandonados en el suelo del otoño. La literatura que perdura es la que se resguarda alfons cervera del ajetreo a que intenta someterla un mercado dominado por los vendedores de humo. La otra, Lo primero que he de confesarles es que la que se llevará el primer soplo de viento sin la soy un torpe de campeonato cuando tengo nobleza de los amores abandonados, se morirá que hablar de alguien que se ha muerto. Ya sé de olvido y de pena a pesar de haber ocupado la que esa sensación de inutilidad puede encontrar página principal de los más importantes suple- alivio –un cierto alivio, al menos– si quien se mentos literarios y los treinta últimos segundos fue ha dejado tras su ausencia un reguero de en un telediario que se pasó el rato hablando de buena memoria, una memoria llena de libros cómo el mundo se hunde y sólo los ricos del pla- imprescindibles, de miradas profundas a las neta disponen de chalecos salvavidas. Eso de la simas inescrutables de su tiempo, de risas y de literatura perdurable me lo contó Ignacio un día, llantos que es lo que mejor define esa especie creo que de primavera, a las puertas de una libre- de rostro impenetrable que suele ser el alma de ría, en Valencia, creo que un poco antes de que la gente. Me sale mejor –o eso creo– encararme se pusiera a presentar en esa librería, que ya no con lo vivo, con lo que se mueve, con esa manera existe, una de mis novelas. de andar que tiene la vida como andan por las La relación con Ignacio empieza en uno de calles desiertas y ventosas los pistoleros del los estantes que han acompañado todos mis Oeste. Quiero decir que me muevo mejor en traslados, de una ciudad a otra, de una casa a tierra de nadie –qué otra cosa es la vida– porque otra, de una nube a otra. Un libro que ya estaba me invento los personajes y juego con ellos a mi hace años manoseado, con huellas de arreba- antojo. A Ignacio Soldevila, sin embargo, no me to lector, lleno de anotaciones que destacaban lo invento. Nos juntó un día el azar de un libro sobre todo las ganas de aprender historia de mío oculto en el rincón más oscuro de alguna la literatura y para nada la necesidad entonces librería del planeta. No sé qué librería. Sé que el ni sospechada de escribir aquella literatura ni libro fue a parar a sus manos y que ahí empezó ninguna otra. La Novela desde 1936 sigue ahí, una historia común que no se acabará nunca. ahora junto a un ejemplar de su nueva edición Nos vimos unas cuantas veces, tampoco mu- tantos años después, donde aparece mi nombre chas. Nunca un tiempo tan leve supuso tanto para apenas en unas líneas y si no recuerdo mal en mí, para lo que escribo en las novelas, para que un pie de página avisando de que en el segundo lo que escribo en las novelas lo escriba así y no tomo se ocuparía más extensamente de algunas de otra manera, para saber que hay escrituras de mis novelas. No sé si eso es así o es fruto que duran siempre y otras escrituras que se las de ese deseo –a veces pomposamente autocom- lleva el viento como a las hojas en aquella her- placiente– de que se reconozca –por más que

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levemente– nuestro trabajo. El caso es que la guaje a manta sí, estilo a manta sí: pero también relación con Ignacio surge de esa vieja estante- historia a manta. De eso se trataba en la nueva –o ría de madera que poco a poco ha visto cómo las tal vez no tan nueva– singladura literaria. Esa no- baldas sufrían feas sinuosidades en su compla- vela hablaba de la infancia en un pueblo perdido ciente y robusta horizontalidad. Un libro pues, de la posguerra española. El mío, por ejemplo: el libro de Ignacio que leímos tanta gente –o a Gestalgar, perdido con toda su noble envergadu- lo mejor no tanta, pero me gusta pensar que es ra de pueblo pobre en los montes de la Serranía así y no de otra manera– fue mi primer contacto valenciana. Era la novela que quería acercarme con él y su inagotable dedicación a escribir so- a las gentes de mi tierra, no para ganar lectores bre los otros y sus obras literarias. sino para alcanzar el conocimiento mejor de las Pasaron años, bastantes años. Y desde el atrevi- raíces de donde uno sale como persona y como miento más intolerable pensé que podría dedicar- lo que es o deja de ser en la vida. Es aquí cuando me a escribir novelas. Y lo hice. Escribí novelas. Ignacio Soldevila salta desde la estantería llena Bastantes novelas. Eran novelas en que el lengua- de sinuosidades estructurales a mi propia vida. je, esa cosa tan pretenciosa que quitaba el sueño Nada menos que a mi propia vida. Y el salto se a Flaubert y que alguien acabó llamando no sé si ejecuta en un arco telefónico a través del cual mi bravuconamente estilo, se montaba sobre todo lo editor y aún mejor amigo Miguel Riera me dice demás. La historia me interesaba menos que todo que Ignacio Soldevila ha enviado una larga reseña lo demás. Todo lo demás era esa cosa tan rara que de mi nueva novela (publicada como todas las de- es la construcción de una historia. Lo importante más hasta hoy mismo en Montesinos) a la revista no es la historia sino cómo contarla. Ya ven us- Quimera (editada también por Miguel y enton- tedes qué descubrimiento, ya ven ustedes lo lis- ces dirigida por quien luego habría de ser uno de to que era yo cuando decidí ponerme a escribir mis mejores amigos, Fernando Valls). Escucho novelas. Y la verdad es que no me fue mal. Los el nombre de Ignacio Soldevila y lo primero que lectores no se amontonaban para no quedarse sin hago es acordarme de su libro, de los subraya- un ejemplar de mis novelas, pero la crítica nunca dos, de las huellas dejadas en sus páginas por toda me trató mal: al contrario, llegué a convencerme la familia. Lo segundo es que medio muerto de de que hasta podía ser un escritor de culto, o sea, miedo –o para qué voy a engañarles a ustedes: uno de esos escritores que –como decía socarro- muerto del todo– le pregunto que qué dice Igna- namente mi amigo Julio Llamazares– en vez de cio Soldevila sobre mi novela. Y Miguel me dice recibir tres o cuatro millones de pesetas de antici- que habla mucho y muy bien. No recuerdo si me po recibía no llegaba a treinta mil. O ni eso. Pero leyó al teléfono la extensa reseña o me la envió no hay mal ni bien que cien años dure y otro día por fax (lo de Internet era en 1995, al menos para me levanté con la idea de escribir una novela en mí, como una especie de hechicería tecnológica), que por encima de todo lo demás estuviera la his- pero lo que recuerdo es que cuando la leí no daba toria. Salió de ahí El color del crepúsculo. Len- crédito a todo lo que Ignacio decía de mi novela.

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Y vino la pregunta del millón: ¿cómo un tipo cómo solventan su aburrimiento los miembros de sabio como él, tan reconocido como él, un es- la Academia) es la frase mágica que me devuelve tudioso que se movía lejos de las habituales y al título de lo que les cuento: «lo que hoy yace tantas veces rutinarias reseñas en los medios, escondido, es lo histórico». se ha acercado a una novela como la mía, tan No sé lo que hice después de leer la amplia re- alejada de las modas (ahora sí, ahora la mal lla- seña que sacaba Quimera sobre mi novela última mada «memoria histórica» ya es hasta negocio firmada nada menos que por Ignacio Soldevila. rentable), tan íntima y casi intransferible en su Lo que sé es que volvió a insistir sobre la segun- propósito ético al hablar de la recuperación del da de las que luego habrían de ser consideradas pasado, tan rozando el monte bajo de los altos y como del ciclo de la memoria. En esta ocasión se agrestes paisajes de mi tierra. No sé lo que hice. trataba de Maquis. Y de nuevo volvía Ignacio a Si le escribí. Si le llamé por teléfono si es que sus alabanzas, al buen trato que prodigaba a una alguien me dio entonces su número. No sé lo que historia compleja de historias y de voces, de per- hice pero seguro que fue algo parecido a lo que sonajes que entraban y salían y volvían a entrar –luego lo sabría– hizo Miguel Espinosa después y a salir en un no sé si calculado desorden con el de leer en el libro de Ignacio las palabras ejem- permiso o no del regidor de escena. Lo que ya plares que dedicaba a Escuela de mandarines, la sí que sé de verdad es que la tercera novela del magnífica novela de ese escritor que nunca clau- ciclo –La noche inmóvil– la presentó él en la des- dicó ante ningún mercado, ante ninguna moda, y aparecida librería Crisol de Valencia, una ciudad se convirtió, él sí, en escritor de culto al menos que ha ido cerrando librerías a destajo y abrien- para mí y mis gustos literarios. Las palabras de do hamburgueserías y ciudades fastuosamente Miguel Espinosa eran las del agradecimiento, las blancas y carísimas en una trama urbana cada de la sorpresa porque alguien como Ignacio Sol- vez más alejada de lo cultural y de las miradas devila –seguramente el único que lo hizo enton- críticas a la vida o lo que sea que corre por sus ces– se hubiera ocupado de su novela. Muchas venas. Y fue en ese encuentro –no sé si el prime- veces he leído la carta que le envió el autor de La ro que tuve con Ignacio– donde le pregunté que tríbada falsaria para mostrarle su gratitud. La he cómo demonios había ido a parar a mis novelas. vuelto a releer ahora, cuando estaba escribiendo Es bien sabido que los circuitos del mercado me este texto. Y he descubierto, apenas visible en la importan un pito, que escribo a mi aire y publico trama de agradecimientos, el título que anuncia en una editorial que ya es como mi propia fami- estas palabras mías de ahora. Alude Espinosa a la lia, que me gusta que la gente lea mis novelas soledad del escritor, a que no es necesario buscar pero que no renunciaré a un palmo de mi libertad las luces del éxito apresurado, a que la escritura para sumar un sólo lector (creo que este «solo» auténtica se queda quieta hasta que llegue la eter- tampoco hay ya que acentuarlo) a los que por nidad y la ponga en movimiento. Y ésta (palabra, su cuenta decidan –hayan decidido– acercarse por cierto, que ya no sé si se acentúa o no según a mis historias. Y fue su respuesta la que luego,

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años más tarde, descubriría en la carta de Miguel Y nos encontramos alguna vez en París, siempre Espinosa dirigida a Ignacio. Me contestó que El con Max Aub en medio, siempre con sus libros color del crepúsculo la había encontrado por azar irrepetibles contando lo que nadie sabía del escri- en una librería, que le había entusiasmado y que tor que había hecho de la imaginación el contra- la escritura que perdura es la que está ahí, medio peso a lo abrupto de una vida hecha pedazos. Lo dormida en los viejos estantes de una biblioteca recuerdo, sí, en París, en un Congreso sobre Aub, para que un día llegué un loco de la vida y la mirando entre piadoso y con ganas de meterse rescate para que su duración ya sea inacabable. en la riña las intervenciones de los especialistas, Un loco de la vida era Ignacio Soldevila cuan- jugando con su mirada de niño a mirar como si do escarbaba en los estantes más subterráneos de alguna manera de mirar fuera inocente, sabiendo las librerías, cuando hundía su mirada en las hi- que al final de todo no hay nada más sabio ni me- leras de ejemplares todas ellas llenas de títulos y jor que escuchar y leer en los labios de la palabra autores fantásticamente –¿fantasiosamente?– re- más que intentar seguir, inútilmente, los ruidos conocidos por los fabricantes de éxitos. Y ahora, que dejan las palabras a su paso. cuando han pasado más de dos años de su muerte Un día me dijo Fernando Valls que Ignacio es- y hablo de su mirada, recuerdo el verso de Vladi- taba enfermo, muy enfermo. Era Fernando quien mír Holan: «no hay pura juventud, excepto la del me contaba el proceso de esa enfermedad. Soy niño». Y es que es así como recuerdo a Ignacio. torpe para hablar de la muerte y de quien se mue- La energía con que defendía sus criterios y una re. Soy más torpe aún cuando se trata de hablar ternura que lo acercaba a esa mirada de niño don- de y con quien se está muriendo. Esa torpeza me de la inocencia era una mezcla de cosa entraña- viene de un malentendido. Siempre pensé que es ble y picardía. No sé cómo has podido sacar tan- posible hablar de la muerte y a mí me daba miedo tos personajes en Maquis, me decía. Qué cuántos hacerlo. Hasta que un día mi madre empezó a mo- hay, le preguntaba yo. Él se movía entre las sillas rirse. Estuvo año y medio en ese trance y yo asistía de la cafetería y soltaba con orgullo de entomólo- día tras día sin faltar casi ninguno al proceso de go: «ochenta y seis». ¡Joder, ¿tantos?!, le interro- su degradación. Finalmente se murió y después de gaba yo con auténtica sorpresa. Y volvía la sonri- la insistencia de algunos amigos fui capaz de es- sa de niño. Y en medio hablaba de Nabokov. No cribir una novela que contaba todo ese tiempo de me gusta nada la segunda parte de Lolita, creo espera sin esperanza de ninguna clase. La novela que es una mierda, le decía yo pensando que des- se titula Esas vidas y ha sido finalista, con Javier cubría las Américas. ¿Sólo la segunda parte no te Cercas, del último Premio Nacional de Narrativa. ha gustado?, indagaba él ahora ya abiertamente Finalmente el premio fue para Javier pero en mí hostil al escritor que sólo se compromete con su seguía viva –como en los instantes primeros de su obra y el mundo le importa un rábano. publicación– una sensación difícil de explicar: mi Cuando venía a Valencia nos veíamos. No sé novela no hablaba de la muerte sino de la vida. si siempre, pero algunas veces por lo menos sí. Pasa con la muerte lo mismo que con el olvi-

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do. Cuanto más quieres olvidar, más recuerdos te su leve envergadura. Y entre esos libros, cómo vienen a la memoria. Cuanta más muerte quie- no, el tuyo sobre la novela que arranca en 1936. res acumular en las páginas de un libro más te También los otros, los tantos otros sobre Max das cuenta de que las páginas de ese libro se van Aub. Pero sobre todo ése, el que está lleno de llenando de vida, de muchas vidas. Por eso era huellas familiares, de subrayados, de interro- Fernando quien me contaba el relato de la en- gantes, de esos interrogantes que son lo mejor fermedad de Ignacio, por mis torpezas a la hora que tienen los libros imprescindibles: no acla- de poner palabras a un tiempo domado por la rar absolutamente nada sino todo lo contrario: desesperanza. Tenía ánimos Ignacio para lo que dejar a quien lo lee a la intemperie, con el culo fuera, me decía Fernando. Y sigue trabajando. al aire, llena la cabeza de preguntas porque las Finalmente, la noticia en boca del amigo: Igna- respuestas siempre están –como a Ignacio le hu- cio se ha muerto. Escribí una nota a bote pronto biera gustado repetirme esta tarde– fuera de los para su magnífico blog La nave de los locos. Una libros: en la vida. ■ nota apresurada, sin cuidados literarios, llena de pérdida y recuerdos, escasa seguramente de lu- ces ilustradas porque es difícil asumir la muerte Fecha de recepción: 31/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012 de un amigo sin que antes le hayas pegado un tiro a la corrección injusta de una gramática que pretende explicar lo inexplicable. Ahora rendimos un homenaje a su memoria. Por aquí han pasado voces y nombres, lenguajes agradecidos con el trabajo y la vida del amigo, abrazos tan perdurables como aquella literatu- ra que Ignacio reclamaba para que la literatura fuera una buena literatura y no un producto de consumo fabricado sin ningún respeto en los laboratorios del mercado. Esos nombres y esas voces saben mucho más que yo de Ignacio Sol- devila. Yo no sé apenas nada. Sólo lo que les he contado a la manera de los viejos narrado- res que contaban sus historias a la lumbre del recuerdo en los inagotables días del invierno. Gracias por haberme escuchado, por haber lle- gado hasta aquí en su lectura. Y a ti, Ignacio, por seguir donde siempre: en esa vieja balda de la casa, doblada ya de tanto libro impuesto a

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destierro fuese no político, sino profesional. Di- Mi amistad con cha carta la conservé mucho tiempo, hasta que, Ignacio Soldevila con el trasiego de papeles que acompaña las idas y venidas de un puesto de trabajo a otro, se me luis lópez molina extravió irrecuperablemente. Fue mi primera Universidad de Ginebra comprobación de la generosidad y de la inteli- gencia del hombre al que ahora homenajeamos. Mi relación superficial primero y mi amis- Pasaron muchos años sin que nos viésemos y tad estrecha después con Ignacio Soldevila se sin que nos escribiésemos siquiera. Para mi tra- sitúan en dos momentos del tiempo muy alejados bajo me servía, eso sí, de libros y artículos suyos entre sí. El uno corresponde a nuestra juventud; en los que lucía siempre la alianza entre erudi- el otro, a nuestra vejez, jubilados ya los dos o a ción sólida y juicio penetrante, reforzados una punto de serlo. y otro por una sensibilidad refinada. Ocasiones Me explico. Ignacio había trabajado para el para hacerlo no faltaban. Recorriendo su exten- Diccionario histórico que la Real Academia Es- sa bibliografía, destaca un tema mayor y por así pañola de la Lengua empezó a publicar en fascí- decirlo nuclear, la novela española del siglo xx, culos a partir de 1960. Digo «había trabajado» sin menoscabo de otros, reveladores de una am- tomándome a mí mismo como punto de referen- plia curiosidad intelectual y de una formación cia en el pasado, puesto que, si no recuerdo mal, académica rica de registros. A la novela española me incorporé al equipo cuando él se había ya desde 1936 le dedicó en 1980 un estudio deci- marchado de España. Nos conocíamos, nos veía- sivo, puesto al día en 2001. A su paisano Max mos cuando él aparecía por Madrid –era además Aub, dos libros imprescindibles, aparte de otros asesor o consejero de lexicografía electrónica, trabajos de extensión menor. De Ramón Gómez con aplicación de técnicas novedosas para aque- de la Serna le interesaron ante todo, aunque no llos años–, pero nada más. Como quiera que sea, solamente, el izquierdismo juvenil y la posición se trata de un recuerdo impreciso, no sólo por estética entre tradición y vanguardia, así como lejano, sino porque la infrecuencia y brevedad los procedimientos creadores de la prosa. Se de nuestros encuentros no permiten otra cosa. El ocupó asimismo de toda una serie de narradores: hecho es que, recién leída mi tesis, tuve la posi- José Manuel Caballero Bonald, Luis Landero, bilidad, que no llegó a cuajar, de ser contratado Alfons Cervera, Juan Pedro Aparicio, José María por una universidad canadiense y con tal motivo Merino, Francisco Ayala, Manuel Andujar, Luis le escribí pidiéndole orientación. Me contestó en Goytisolo, Camilo José Cela, Belén Gopegui, una carta muy larga, escrita a mano, en la que Juan Marsé. Pero esto no es todo. Lo mucho y no sólo me daba multitud de informaciones úti- bueno que Ignacio tenía de filólogo lo llevó, por les, sino que me hacía razonamientos penetrantes ejemplo a terciar en la polémica interpretativa acerca de la condición de desterrado, aunque el del Auto de los Reyes Magos o al estudio de la

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«fantasticidad» del teatro medieval, por citar so- la indignación ante tantas trabas absurdas más la lamente un par de ejemplos. conciencia del propio valor, así como del des- El reencuentro que inauguraría nuestra amis- prestigio internacional inherente a la situación tad de los últimos años se produjo en Clermont- que atravesaba España, con el correspondiente Ferrand, con motivo del congreso internacional deseo de reobrar contra él, movieron a muchos, sobre Ramón Gómez de la Serna organizado allí y no de los peores, a hacer carrera en universida- por Evelyne Martin-Hernández. De regreso los des foráneas, carrera que iniciada con visos de dos a España, a partir de entonces nos veíamos provisionalidad no acabó las más veces sino con con frecuencia en Alicante. En alguna ocasión la jubilación. El papel estelar desempeñado por los dos fuimos invitados a impartir un curso de Soldevila en el hispanismo canadiense, de tan doctorado en la universidad. La amistad se afian- obvio y reconocido, no necesita ponderación. zó haciéndose extensiva a las esposas respecti- Componente importante de nuestra amistad lo vas. Nuestra relación se manifestaba básicamen- fue el ramonismo. Como he dicho antes, recuperé te de dos maneras: cenas en una u otra casa y la relación personal con Ignacio a partir del con- excursiones en coche por el interior de la pro- greso ramoniano en Clermont-Ferrand. Nuestra vincia de Alicante, menos afectado por la barba- afición común propició algunas colaboraciones. rie urbanística. Las excursiones incluían arroces Cuando en 2003 preparé para la revista Qui- variados, largos paseos y conversaciones sobre mera, que dirigía por entonces Fernando Valls, temas de interés común. Pude así ir dándome amigo común, un «dossier» ramoniano, tuve el cuenta de que, sin ser en sentido estricto un exi- privilegio inestimable de contar con su colabo- liado, Soldevila arrastraba desde la juventud la ración. Su amabilidad para conmigo lo llevó al tristeza y el desengaño que le produjeron la baju- extremo de volar a Ginebra, desde Quebec, para ra de miras de un mundo universitario anémico ser miembro del tribunal de tesis de una colabo- y tarado por la censura, con la consecuencia de radora mía: Jacqueline Heuer. Reseñó también, lo que cabría llamar «hastío anticipado» respecto con generosidad, una selección de textos breves de la tentación de intentar nadar en aguas tan re- ramonianos publicada por mí en 2006. Bastante vueltas. En 1954, cuando redactó su memoria de antes, y sin ponernos para ello de acuerdo, el ra- licenciatura sobre el teatro de Max Aub, Joaquín monismo nos reunió en cuanto estudiosos ambos de Entrambasaguas, corifeo leal del régimen, le de la creatividad léxica de Gómez de la Serna. impuso la no consideración en el trabajo de la Destacaré por último un rasgo para mí fun- obra aubiana posterior a 1936. Más tarde, tras re- damental en la persona de Soldevila: su gene- dactar una tesis sobre la narrativa española desde rosidad. Se manifestaba de una manera asidua la guerra civil, tuvo que acabar leyéndola en el y sin exclusiones: con sus propios alumnos, con Canadá en 1970. Se impone recordar que dicha los alumnos de otros, con investigadores y cole- tesis, una vez publicada en España, se convertiría gas de cualquier edad y condición. En todos los en un libro capital. El hecho es que, para muchos, casos, les facilitaba referencias bibliográficas,

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orientación en cuanto al método que convenía ilusiones a propósito de ningún país, incluido seguir, juicios orientadores. Sus conocimientos el suyo de adopción, aunque éste suela figu- y sus archivos no los acaparaba, los compartía. rar entre los más envidiables. Pensaba que los Prueba fehaciente de ello: sintiendo que su vida políticos aceptables son aquellos que a la hora se iba a ver truncada antes de poder aprovechar de fastidiar a la gente no aprietan en exceso las cuantos materiales había ido acumulando, los clavijas. Hablaba de estar alto o bajo de «deci- puso a la disposición de un investigador joven, belios anímicos», llamaba «arco de triunfo» al Javier Lluch, cuyo trabajo enlazaría con el suyo. scanner. Muchas cosas así. Comentaba cómo su Y no es todo. El legado de sus libros a la Biblio- «alifafe» máximo se veía acompañado por otras teca Valenciana, siguiendo el ejemplo de otros «adehalas» o dolamas complementarias: bron- maestros como Rafael Lapesa y Vicente Llorens, quitis, molestias debidas a los antibióticos. Ais- constituye una prueba más. Sin jactarse de ello, ladamente, alguna satisfacción: así cuando supo, con toda naturalidad, su manera de ser dejaba gracias a cierto investigador, que su padre, juez, constancia de la creencia firme en que, para ha- en 1939, había casado en Valencia a Antonio Ro- cer humanismo, hay que partir de la solidaridad dríguez Moñino con María Brey, siendo madrina y del respeto al otro. Salvo casos lamentables de María Moliner. «¡Que bonito! ¿No?» apostillaba. mezquindad que nunca faltan, el equilibro entre Como era inevitable, al hilo del tiempo, las notas sabio y hombre bueno que se daba en la persona optimistas fueron escaseando. Se sabía condena- de Soldevila fue siempre reconocido; obligaba do pero lo asumía con entereza. Sólo al sesgo, de a quererlo y a admirarlo. Cariño y admiración, pasada, aludía a ello. Se alegraba, en lo posible, muy sinceros, sentía yo cuando lo trataba y sigo de que su cabeza siguiese despejada: «con eso sintiéndolos cuando ya no está físicamente entre me conformo, esperando la media lagartijera que nosotros, cuando nos ha dejado para formar filas baste». Incluso manifestaba cierta impaciencia: con los imprescindibles. la de sentirse emplazado sin que los plazos de Quiero terminar este breve texto de recuerdo emplazamiento se cumpliesen. Que se cumplie- y homenaje repasando los e-mails cruzados en- ron. Su último e-mail, con fecha 8 de julio de tre él y yo durante los meses finales de su vida. 2008, de sólo diez líneas, está plagado de faltas Por supuesto, hablaba de su salud, siempre con de todo tipo. ¡Faltas en Ignacio! Era el anuncio sobriedad y sentido del humor. Su curiosidad y de un final próximo, casi inminente. Diremos, compromiso intelectual no se extinguieron. Por con el clásico que, si la vida perdió, «dejónos ejemplo: se mantenía bien informado sobre la harto consuelo / su memoria». ■ política española, lamentando su perpetua y es- téril crispación y sobre todo el hecho de que la derecha se las arreglase para diluir el progresis- Fecha de recepción: 01/07/2012 Fecha de aceptación: 11/09/2012 mo, por otra parte más teórico que real, esterili- zándolo en buena medida. No se hacía muchas

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de Luis Álvarez Petreña, la foto de la portada y Palabras de recuento el nombre del autor. Como lo editaba Seix Barral y despedida y Carlos Barral fue siempre garantía de buena li- teratura, como lo fue en Alianza Jaime Salinas, javier quiñones quien acaba de dejarnos, Ignacio, pensé que tenía Escritor y profesor casi por fuerza que ser bueno. Así que lo compré, Barcelona, febrero de 2011 lo leí en tres noches y cuando llegué al final volví al principio para leerlo otra vez –créeme Ignacio, Querido Ignacio: entonces hacía eso–. Tenía yo diecinueve años, He venido para despedirme de ti, Ignacio, y corría el año de 1974, Franco empezaba su calva- rio de trombosis y en la cárcel Modelo de Barce- para hablar contigo también, pero hablaré bajito, lona le daban garrote a Puig Antich. Así que ese sosegadamente, casi en susurro para ver si así mi fue el punto de partida y ya muy prontito entraste voz es capaz de orientarse en ese laberinto por el tú en escena, Ignacio. que ahora andas extraviado y puede llegar hasta Descubrir a Max fue descubrir la literatura ti. Estamos en Valencia, Ignacio, en tu Valencia del exilio, y usando la manida metáfora de las una vez más, la que hubiste de dejar primero por cerezas enredadas, una obra suya me llevaba a Madrid y luego por aquellas lejanas y frías tierras otra y él como autor a otros autores de quienes donde se te abrió la puerta que aquí se te cerra- lo desconocía todo o casi todo. Mientras termi- ba y donde se reconoció tu talento y tus muchos naba mis estudios universitarios, Alfaguara había méritos. Sí Ignacio, en Valencia, en San Miguel ya empezado la edición de los Campos –también de los Reyes, donde coincidí contigo por última ahí, seguro, la buena mano de Jaime Salinas– y vez, en el congreso dedicado a Max en el año de su lectura, lo sabes tú muy bien, fue el hecho de- su centenario, siempre Max, omnipresente entre finitivo, epifánico. Lo he dicho tantas veces que tú y yo. Pero hoy he venido a hablar de ti y de lo me sonroja repetirlo, pero lo haré: El Laberinto que a ti te gustaba, la literatura. mágico sigue siendo, a fecha de hoy, la novela, Me remonto al origen. En el principio fue el porque en realidad es una única y larga novela verbo y el verbo era el de Max y Max lo fue todo: y como tal, como un Vida y destino debería ser puente, vereda, asombro y nostalgia, referente editada, la novela digo que mejor se ha acercado ético y literario, razón y pasión a partes iguales, a nuestra guerra incivil, porque eso fue la nues- deslumbramiento y toda una literatura en sí mis- tra una guerra incivil, impuesta por los generales mo. Aunque ya lo he contado por ahí, déjame re- golpistas, inútil, cruel, tremendamente violenta e cordarte Ignacio que llegué a Max por azar –¡ay! innecesaria; tanto sufrimiento para venir a parar el azar, siempre el azar– al tropezarme con un li- donde estamos hoy, que es donde estábamos an- bro suyo, revolviendo un cesto de una librería de tes del 18 de julio de 1936, en una democracia lance barcelonesa, del que me llamaron la aten- parlamentaria, en una España en libertad, homo- ción tres cosas: el título de la obra, Vida y obra

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logable con las naciones europeas de su entorno: tor –«Maxito, dijo entonces Antonio Vilanova, ¡Ay, España! miembro también del tribunal, José Manuel»–. Ahora entras tú, Ignacio. Decidí, corría enton- Todo esto aconteció en septiembre de 1980, Ig- ces 1979, dedicar mi tesina de licenciatura al La- nacio, y aunque no te conocía, era ya como si te berinto mágico, como hiciste tú, veinticinco años conociese, como si fueras mi guía en el laberinto antes, con el teatro de Max. Entonces el doctor aubiano y mi maestro en tareas filológicas. Laureano Bonet, que tuvo la santa paciencia de Seguimos con Max, Ignacio, y entra Segorbe dirigirme el trabajo y de enseñarme el abecé de como escenario. Ahí te conocí y por primera vez la investigación literaria, me dijo que sabía que te oí hablar. Me acerqué, con mi timidez de siem- en Canadá había un profesor español que era el pre, a saludarte. Tú presidías un curso monográ- más destacado especialista en Max y que algo fico bajo el título de «Max Aub, intelectual co- había publicado en la celebérrima Biblioteca munitario para el siglo XXI». Allí estaban y tam- Románica Hispánica de Gredos; me faltó tiempo bién los conocí entonces algunos de los que hoy para buscar tu libro y comprarlo. han venido a homenajearte, recuerdo a Franklin, Lo leí, lo sobé –como dices en una de tus car- a Manuel Aznar, a Carratalá Ríos, a mi muy ad- tas a Max que hicieron con un ejemplar meca- mirado Pérez-Bowie y también estaba Francisco nografiado que iba de mano en mano tus estu- Ayala. Yo asistí a aquel curso. Había ganado, dos diantes– lo leí, digo, lo subrayé, lo anoté y me o tres meses antes, el Premio de Cuentos Max di cuenta de que Max estaba en tus páginas y de Aub –¡siempre, Max!– y eso facilitó nuestro en- que habías sabido captar la esencia de su visión cuentro. Déjame decirte, aquí y ahora, Ignacio, del hombre y del mundo como nunca nadie lo lo que te dije entonces, después de haberte es- había hecho antes. Fue tu libro, y mi pobre in- cuchado: «cuánto se aprende oyéndote, y añado, tuición crítica, las que me llevaron a superar con cuánto aprendí escuchándote las veces en que éxito aquella prueba académica. Sabes, Ignacio, tuve el privilegio de poderlo hacer». Empezó en- de los tres miembros del tribunal, el que más se tonces nuestra relación epistolar, mantenida, con alegró de que hubiera elegido la obra de Max fue algunos lógicos altibajos, prácticamente hasta el José Manuel Blecua. Claro, seguro que conoció final y menudearon los encuentros cuando fue a Max en aquellos años en Madrid, tal vez en posible aquí y allá. Déjame que me detenga en la Residencia. Sonreía mientras me escuchaba uno. –bueno, mejor debería haber dicho que leía de Diciembre de 1993. Universitat Autónoma de mis labios, ya sabes de su incurable sordera– Bellaterra. Unos días antes del primer congreso sonreía, digo, mientras me escuchaba hablar y que se dedicó a Max aquí en Valencia, Manuel asentía con la cabeza a lo que yo decía, nervioso Aznar organizó un simposium sobre la obra de e inexperto, con mi joven voz de entonces. «Eztá Max. Fuiste, fui. Te llevé el libro de Gredos, La –aunque aragonés, Blecua ceceaba– muy bien obra narrativa de Max Aub (1929-1969) y por zu trabajo, joven, Max Aub fue un gran escri- fin, catorce años después, me lo pudiste dedicar:

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«Para Javier Quiñones, con la esperanza de que tonces en que tenía que leer a Fernández Suárez. haga pronto obsoleta esta vieja historia». ¡Pero Me deslizo por el tobogán de la sentimentalidad, qué tarea titánica trataste de imponerme, Ignacio, Ignacio, y sé que tú vas a disculparme y vas a in- cómo hacer obsoleta una obra que con el paso terceder ante quienes nos oyen para que sean in- de los años se hace más y más imprescindible y dulgentes con esta referencia personal. En aquel se ve con mayor claridad la luminosidad de sus mes de enero también fuimos a mi universidad, conceptos y de sus análisis! No, Ignacio, no nos la que llamábamos la central. Esta vez en la mesa engañemos, tú sabías mejor que nadie que era estuviste tú con Luis Izquierdo. En el fondo de imposible escribir un libro sobre la narrativa de la sala te escuchábamos mi padre y yo. Se quedó Aub que superara el tuyo. Yo elegí los caminos impresionado con tu charla biográfica sobre Max de la ficción para recoger en un solo libro lo que y me pidió que te presentara. No hubo modo. sabía y lo que imaginaba de Max y de su mundo, Hace ahora un año, Ignacio, mi padre también pero luego hablaré de eso. Ahora déjame decirte se fue, un 24 de enero, el mismo mes de aquella que presenté en aquel simposio lo que después conferencia. ¡Qué solo me voy quedando! sería Enero sin nombre. Al terminar mi exposi- Ante este auditorio compuesto por personas ción te acercaste a mí y me dijiste: «como es po- tan sabias y tan buenos amigos se me hace cuesta sible que nadie te haya publicado esa antología». arriba ponerme reivindicativo, pero lo seré por ti. Déjame que diga yo hoy aquí, porque parece que Corría 1980 cuando de la mano de Santos Sanz surte su efecto esto de presentar propuestas de publicaste en Alhambra La novela desde 1936. ediciones en estos foros, a los que me escuchan: Por cierto, Ignacio, que bien acompañado esta- ¿cómo nadie se ha dado cuenta de que hay que bas en aquel proyecto, en aquella Historia de reeditar de una vez por todas tu libro sobre la la literatura española actual: José-Carlos Mai- obra narrativa de Max? ner, Mariano de Paco y Joaquín Marco. Aque- Me voy a otro momento, Ignacio. Enero de llo tuyo, tan denso, tan riguroso, con juicios tan 1995. Presentamos en la Universitat Autónoma ecuánimes como certeros, con tantos datos tan de Bellaterra Enero sin nombre y Escribir lo que bien traídos, era la antesala de lo que vendría en imagino, la antología que preparasteis, con tan 2001 Historia de la novela española 1936-2000, buen criterio, Franklin y tú. ¿Te acuerdas, Igna- que se publicó en Cátedra y cuya segunda parte cio, que nos estaba viendo y oyendo Sergio Be- está pendiente de aparecer y confiamos todos en ser? También nos ha dejado. Y estaba aquel día el buen hacer de Javier Lluch para que vea pron- Fernando Valls, con quien tan bien trabajasteis la to la luz. Las 231 páginas, que constituyen una obra de Álvaro Fernández Suárez, autor a quien, introducción general a la literatura y sobre todo a de vuestra mano incluí en mi antología de cuen- la novela, conforman una aportación teórica tan tos del exilio Sólo una larga espera. ¡Qué sabio completa e intuitiva como todo lo tuyo Ignacio; eras, Ignacio y qué intuición literaria tenías! Te no he venido aquí a hacer citas, pero déjame al digo esto por la insistencia que me hiciste en- menos que haga una en la que aciertas al hablar

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de la novela como género de los géneros, que el mismo formato. De ese modo, tu libro, Igna- lo engloba todo, basta leer Tu rostro mañana de cio, venía a ser la guía necesaria para orientarse Javier Marías o 2666 de Roberto Bolaño para en el laberinto, para conocer las múltiples caras, saber lo cargadas de razón que están estas pa- o máscaras, de la literatura de Max, por lo menos labras tuyas de esa introducción que menciono: las dos vertientes troncales de su obra, el testi- «La novela –dices– solo por comparación puede monio y la imaginación, tan bien reunidas por considerarse un género, pero, a la vista de su de- ti en el título. Y ahí estáis juntos, Ignacio, Max sarrollo histórico, resulta ventajoso considerarla y tú y para siempre, bueno, esto es mucho de- como un hipergénero, o género para acabar con cir para los tiempos que corren, pero mientras se todos los géneros, puesto que a todos los integra, editen y reediten esas Obras completas, tu libro a capricho de sus creadores». Por la parte que estará, además de la edición de Campo cerrado, nos toca, como creadores de ficciones narrativas, ahí, acompañando a tu amigo, a nuestro amigo, a seguro que Alfons y yo estamos completamente pesar de que muchos, yo entre ellos, no tuviéra- de acuerdo con tus palabras. mos la suerte de conocerlo. Jubilosa posteridad, Vamos hacia el final, Ignacio, porque yo me pues, Ignacio. estaría aquí horas hablando contigo y de ti, pero Ya sabes que Max escribió un breve texto al no me perdonaría hacerme pesado ni cansar a na- que dio el título de «Homenaje a los que nos han die. Volvamos a Max, Ignacio. Recuerdo ahora seguido», sobre el que algo escribí en algún si- los inicios de tu «Maxaubiana» esa puesta al día tio, y creo, Ignacio, que lo hizo pensando en ti que tú iniciaste de la bibliografía aubiana y de lo y en todos cuantos, en los años difíciles de la que sobre él se había ido publicando a lo largo dictadura, os acercasteis a la literatura del exi- de las últimas décadas. Todos pusimos nuestro lio, no solo a la de Max. Tú has contado muchas granito de arena y ese magno proyecto tuyo fue veces el inicio de tu relación epistolar con Max creciendo y actualizándose. Y aunque la maxau- a raíz de la tesina de licenciatura que en 1954 te biana era muy útil y estaba muy bien, faltaba el dirigió don Joaquín de Entrambasaguas sobre el estudio de conjunto, el vida y obra, como suele teatro de Max, eso sí, el anterior a 1936, hasta decirse. ¿Y quién sino tú era la persona más indi- ahí podíamos llegar. Siempre me pregunté si el cada para escribir ese imprescindible trabajo? En interés por Max te vino de la conciudadanía va- 1999, en una edición de la Fundación, llegó El lenciana o de qué. Me vuelvo al pasado, Ignacio. compromiso de la imaginación. Vida y obra de Enero de 1995. En mi casa de Barcelona. Comi- Max Aub, saludado por todos, con José-Carlos mos juntos, antes de ir a que dictaras tu confe- Mainer a la cabeza, como la mejor obra de con- rencia sobre Max en la universidad, mi mujer, tú junto sobre Max. Y lo era, y lo es, ya lo creo que y yo, y mi hija Marta que berreaba inclemente lo es. Después la Biblioteca Valenciana, sin duda en la cuna. Cordero al horno, una de mis pocas para incluirlo como acompañante necesario en la especialidades, con patatas panadera. Regado edición de las Obras Completas, lo reeditó con con Viña Tondonia, uno de tus vinos favoritos.

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Hablamos del pasado, de tu padre y del mío. Me para lo mismo decir mañana, me lo impidieron. contaste su peripecia durante y al terminar la He venido, pues, Ignacio a decirte adiós. Ignoro guerra civil. El relato lo leí luego en la revista El la suerte de ese libro que sobre Max escribí, pero Correo de Euclides, ya que Javier Lluch lo editó cada vez que lo abro, allí estamos los tres: Max, en número de homenaje a ti. Lo entendí todo, tú y yo, y lo estamos para siempre, bueno, para tu republicanismo, tu ser de izquierdas –«soy lo que los dioses dispongan que dure la vida de socialista», me dijiste entonces–, tu interés por ese libro. Ahora te digo adiós, amigo, aquí, en Max –«He sido, soy socialista» dejó él dicho–, tu Valencia y te doy el abrazo que no pude darte todo se hizo claro en aquella tarde. Nos fuimos, entonces, el mismo que nos dimos en la Estación antes de ir a la universidad a dar una vuelta por de Sants de Barcelona cuando te despedí aque- las librerías de lance de cerca de la Universidad lla tarde de enero de 1995. Te sigo echando de y nos autorregalamos el primer volumen de la menos, Ignacio, y sí, tenías razón, y tus palabras edición de la Obra completa de Gonzalo Torren- «uno no se va definitivamente hasta que le olvi- te Ballester editado por Destino, que estaba de da el último que lo recuerda» hoy y aquí se han saldo. Maestro siempre, y que poco te gustaba hecho realidad y se ha demostrado que seguimos que te llamara así, me dijiste, «no dejes de leer el siendo muchos los que te recordamos, te quere- prólogo, es imprescindible». ¡Qué razón tenías! mos y te echamos de menos. Cuando escribí mi «novela biográfica» sobre Ahora, Ignacio, como en el poema de García Max, la terminología es tuya, del prólogo de tu Lorca, «Gacela de la muerte oscura», mientras tú Historia de la novela española (1936-2000), duermes «un rato, un rato, un minuto, un siglo», supe que tenías que aparecer, convertido en per- deja que nosotros imaginemos que llega tu voz sonaje literario, en ella. Así, ese Ignacio Soldevi- susurrante a nuestros oídos para decirnos: «pero la que está en las páginas de mi ficción, eres tú y que todos sepan que no he muerto, / que hay un no lo eres a partes iguales. Pero si de algo estoy establo de oro en mis labios, / que soy el peque- contento es de que el tiempo te alcanzara para ño amigo del viento Oeste, / que soy la sombra leer ese trabajo de creación y para que me die- inmensa de mis lágrimas». Adiós, amigo, com- ras tu opinión sobre él, para mí punto menos que pañero; hasta siempre. ■ decisiva. Todo sucedió, pues, para bien. Ahora cuando me despido de ti, sí Ignacio, porque haber venido a Valencia, invitado por la generosidad de Fecha de recepción: 05/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012 la Biblioteca Valenciana y de Manuel Aznar, di- rector científico de este encuentro, significa para mí saldar la deuda de no haber podido ir a verte a Canadá. Créeme que planeé el viaje muchas veces, pero un día las obligaciones familiares, otro las laborales, y como Lope mañana lo haré

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a noticia y a fantasía» (Soldevila, 1980: 47). O Entre barroco y en su deslumbrante aproximación mitográfica Vanguardia: a propósito al conjunto de la obra de Aub, iluminada bajo el signo bipolar de Narciso y Teseo (Soldevila, de la obra narrativa de 1996: 44-45). Mi intento, por su parte, pondrá en juego los Max Aub conceptos de barroco y de Vanguardia, pues- to que a mi entender entre estos dos impulsos franklin garcía sánchez Trent University, Canadá estéticos se desempeña una parte significativa del imaginario creativo aubiano de cara a su na- rrativa. Aunque me apresuro en señalar que, en Resumen: Nuestro trabajo intenta mostrar la no Aub, dichas actitudes creativas no son ni mucho contradicción, en la estética del Max Aub posterior menos antagónicas, sino concurrentes e inclu- a 1936, entre las nociones de vanguardismo y de so, a veces, equivalentes. Ahora bien, tratándo- compromiso. De hecho, el vanguardismo aubiano del se de conceptos amplísimos y plurales, he de exilio logra trascender el antirrealismo de la escuela detenerme un tanto para explicar mi manera de deshumanizada mediante la decisiva incorporación manejarlos. de tres modalidades o formas: el nuevo realismo, el El caso del barroco es particularmente com- neobarroco y la fantasía, las cuales permitirán al au- plejo, si consideramos que en las dos últimas dé- tor conducir su obra narrativa por cauces altamente cadas ha sido objeto de una profunda revolución experimentales, sin menoscabo, por un lado, de las teórica que lo ha hecho renacer con un rostro tradiciones barroca y realista, y, por el otro, del com- nuevo, el neobarroco. Esta espectacular resur- ponente ético indisociable de su escritura. gencia, sin embargo, no debería sorprendernos demasiado cuando se recuerda la formidable his- Palabras clave: barroco-neobarroco-Vanguardia-realismo- toria del concepto desde que Jakob Burckhardt, fantasía-fantástico-ucronía-trampantojo-sátira-autoficción. en 1860, y, sobre todo, Heinrich Wölfflin, en 1888 y 1915, lo utilizaran con un sentido históri- co objetivo (Dubois, 1973: 16-17). En el centro de toda la nueva especulación sobre el barroco Hoy se le rinde merecidísimo tributo a se encuentra, por supuesto, el neobarroco hispa- Ignacio Soldevila y en mi trabajo he querido noamericano, cuya primera expresión teórica se inspirarme en cierta manera muy suya de abor- dio en dos trabajos de los años setenta de un no- dar con aliento abarcador el corpus de Max table escritor, precisamente, neobarroco, Severo Aub. Pienso, por ejemplo, en su propuesta de Sarduy: el artículo «El barroco y el neobarroco» 1980: «La narrativa de Aub podría dividirse en (1972) y el libro Barroco, de 1974. Por aquel dos grandes apartados, los de Torres Naharro: entonces no podía imaginar Sarduy ni la resur-

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gencia en un futuro muy cercano del barroco, ni particularmente con Cervantes y, por el otro, con que su teorización del estilo habría de hallarse en las vanguardias, puesto que, como señala Angela la raíz de una nueva manera de ver el fenómeno Ndalianis a propósito del neobarroco hispanoa- barroco, abierta, asincrónica, que ha permitido mericano y español, el mismo posee «inherentes vincularlo con lo moderno, en forma de otra mo- propiedades de vanguardia».2 dernidad posible, y, en dicho sentido de cuestio- Si retornamos ahora a Max Aub, notaremos namiento de la modernidad, con lo posmoderno. que se trata de un autor hondamente influido por Esto se aplica, obviamente, a Hispanoamérica, el barroco histórico (por Cervantes, Góngora, pero también a España y al Occidente en general. Quevedo, Calderón, Gracián), aunque el propio Al respecto observan Jouve Martín y Soulodre- Aub no se reconocería en este uso de «barroco», Lafrance: «En última instancia, como han visto dado que para él, como se manifiesta en el Ma- distintos autores desde Sarduy hasta Echevarría, nual de Historia de la Literatura Española, el el barroco es un concepto fundamental a la hora barroco literario apunta solamente al predominio de entender la modernidad y la posmodernidad de «la pompa y el ornato», por lo que, según él, en el mundo hispánico en tanto que experiencia «Góngora […] no es más que barroco a medias; diferenciada […]».1 Sin embargo, tampoco ha Cervantes ni por pienso. Calderón sí […]».3 No de perderse de vista que lo neobarroco es igual- obstante, la relación de Aub con el barroco es mente, y de manera muy esencial, reciclaje del mucho más profunda de lo que semejante plan- barroco histórico, lo cual era ya perfectamente teamiento indica y, además de poder implicar observable en el primer trabajo de Sarduy antes una relación con obras y autores específicos, se mencionado. Ésa es, de hecho, la manera textual expresa como permeabilidad intertextual abs- como solemos experimentar el neobarroco, o sea, tracta a la filosofía del barroco. Un ejemplo en- como relación, parentesco, intertextualidad con tre muchos lo tenemos en la manera dualista y otras obras, aunque, claro está, con un sentido espejeante como Aub organiza los materiales de de trascendencia o de parodia. Por consiguien- Ciertos cuentos / Cuentos ciertos, ambos libros te, si experimento, pongamos por caso, Beatus de 1955, para transmitir una cierta imagen sobre ille, de Antonio Muñoz Molina novela, dicho la íntima unidad de su arte en su balanceo entre sea de paso, profundamente aubiana como obra fantasía y testimonio. Por supuesto, esta ilustra- neobarroca, es porque, por un lado, presenta un ción no compromete al universo ficcional, sino cierto aire de familia con el barroco histórico y a una imagen constructiva de orden paratextual,

1 José Ramón Jouve Martín y Renée Soulodre-Lafrance, «Introducción: The Hispanic Baroque Project y la constitución del barro- co», Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 33.1 (otoño 2008), p. 6. 2 Angela Ndalianis, «From Neo-Baroque to Neo-Baroques?», Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 33.1 (otoño 2008), p. 273. 3 Max Aub, Manual de Historia de la Literatura Española, Obras Completas, vol. V-B, Valencia, Generalitat Valenciana (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Valenciana, Diputació de València, 2008, p. 294.

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razón por la cual no tendría sentido hablar de se apunta hacia otra vanguardia, la del expresio- neobarroco en este caso. No obstante, texto ade- nismo; en Luis Álvarez Petreña se constata el lante sí hemos de identificar determinados textos fracaso de la «escuela literaria deshumanizada», aubianos que responden y con plenitud a los re- aunque la formulación del propio Soldevila acer- ciclajes propios del neobarroco sobre la materia ca de la forma del texto, «esta imaginaria confe- ficcional misma. Así pues, tratándose de Aub, el sión autobiográfica»,4 permite abordar la novela nexo con el barroco se establece según diferentes a la luz de un concepto íntimamente barroco, el ángulos de aproximación, lo que explica que ha- de la autoficción contemporánea; y, finalmente, yamos optado por una utilización en minúsculas Yo vivo da un paso más allá que «Prehistoria, del vocablo «barroco». Ese barroco sin mayús- 1928» y desplaza totalmente el vanguardismo cula quisiera indicar la trascendencia del barro- modernista y lo suplanta por lo que en otra oca- co histórico y la posibilidad de otros barrocos, sión llamé «experimento vanguardista poemáti- de otros barroquismos. Y como «neobarroco» co con el clasicismo».5 Aub, en fin de cuentas, se halla subsumido en «barroco», tampoco me seguirá llevando consigo al vanguardismo no siento obligado a abusar de aquél. sólo en los años finales de su primera etapa, sino En lo que respecta al concepto de Vanguardia, igualmente a lo largo de su etapa exílica, aunque aparte de la ya mencionada relación barroco/Van- huelga decir que de 1939 en adelante habrá que guardia, todo resulta más sencillo. Se trata de la tener en cuenta la entrada en juego de un nuevo vanguardia histórica, de la cual procede Aub tan- y decisivo factor, el realismo aubiano. Por dicha to generacionalmente como por su práctica es- razón, este trabajo se concentra ahora en dicho tética en los comienzos de su trayectoria, hasta, realismo y, posteriormente, en la fuerza reequi- digamos 1936. De hecho, lo que ocurre con Luis libradora de la fantasía, puesto que no hacerlo Álvarez Petreña (1934) e incluso antes con «Pre- sería dar una imagen empobrecida de la produc- historia, 1928» y años más tarde con Yo vivo no ción de Aub en el exilio. es ni mucho menos un abandono de la Vanguar- El realismo de Aub, como se sabe, ha sido dia, sino su encauzamiento por otros derroteros, notablemente estudiado por José Antonio Pé- que trasciendan la modalidad deshumanizada. rez Bowie en textos como «El canon narrativo Así, en «Prehistoria, 1928», dentro de una forma aubiano» (2003) y «En torno a la concepción cinemática resueltamente vanguardista, se tritura aubiana del realismo» (2006). En dichos traba- el propio espíritu moderno, al mismo tiempo que jos queda perfectamente claro que el realismo

4 Ignacio Soldevila Durante, El compromiso de la imaginación: Vida y obra de Max Aub, Valencia, Biblioteca Valenciana, Genera- litat Valenciana (Conselleria de Cultura i Educació), 2003, p. 80. 5 Franklin García Sánchez, «Estudio introductorio», Max Aub, Relatos I: Fábulas de vanguardia y Ciertos cuentos mexicanos, Obras Completas, vol. IV-A, Valencia, Generalitat Valenciana (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Valenciana, Diputació de València, 2006, p. 19.

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aubiano, llámesele «trascendente», «formal», con respecto a la historia narrada», a la manera «dialéctico» o «posmoderno», para añadir un de un Fielding o de un Sterne,8 como por la final importante acuñamiento de Joan Oleza,6 es un manifestación expresionista de la Muerte, de ins- realismo de siglo xx, un realismo que para ser piración medieval, por cierto. No obstante ello, las cernido con propiedad tiene que ser calificado tres obras comparten el aire de familia vanguar- para mostrar su ángulo de trascendencia respec- dista que les otorga el empleo nodal del montaje to al realismo puramente mimético o genético. literario y del elemento constructivo que lo acom- Si este tipo de ejercicio en torno a lo que el his- paña, el fragmento. Las tres, en efecto son textos toriador de arte Peter Sager llamó sagazmente que persiguen construir totalidades (la España de «concepto-hidra» de realismo en el siglo xx7 es la guerra civil, Nueva York en el primer cuarto del posible, se debe a que el realismo de Aub está siglo xx y un microcosmos urbano berlinés a fi- ligado a la Vanguardia. Aquí, por supuesto, hay nales de los años 20) a partir de la forma dinámi- que olvidar la fobia antirrealista del surrealis- ca y abierta del montaje, potenciada obviamente mo y recordar que el concepto de realismo uno por el influjo del cine. En lo que a Aub respecta, de los primeros «-ismos» fue revolucionario en esta influencia en losCampos aunque no sólo en el siglo xix, y que mantuvo su vigencia en el ellos, se entiende ha sido ampliamente reconocida siglo xx como parte integrante de la Vanguar- por la crítica. Francisco Caudet, por ejemplo, ha dia, tal como señalaba, por ejemplo, Francisco afirmado: «Los Campos son novelas muy cine- Calvo Serraller (1998: 11-17). matográficas. Sobre todo porque el principio que En fin de cuentas, el ciclo aubiano del Laberin- las anima es la acelerada sucesión en Campo de to mágico comparte realismo de Vanguardia con los almendros más que en ningún otro Campo de otras obras maestras realistas como Manhattan escenas». Escenas que, se encargará el crítico de Transfer (1925), de John Dos Passos, y Berlin añadir más adelante, se decantan más por lo ci- Alexanderplatz (1929), de Alfred Döblin, por citar nematográfico que por lo novelesco a causa de la sólo esas dos propuestas cimeras de nuevas mane- escasez de descripción de los personajes, ya que ras de abordar el realismo novelístico en el siglo la pura presencia de éstos «hace superflua la des- xx. Es cierto que la novela de Döblin se desmarca cripción».9 de las otras dos tanto por conservar al autor, para Ahora bien, dentro de Campo de los almen- decirlo con Thomas Pavel, «todo su poder retó- dros, el montaje más dramático y celebrado es el rico y todas las responsabilidades interpretativas de las «Páginas azules». No cabe la menor duda

6 Joan Oleza, «Un realismo posmoderno», Ínsula, 589-590 (enero-febrero 1996), pp. 39-42. 7 Peter Sager, Nuevas formas de realismo, Madrid, Alianza Forma, 1986, p. 20. 8 Thomas Pavel, Representar la existencia: El pensamiento de la novela, Barcelona, Crítica (Letras de Humanidad), 2005, pp. 357,358. 9 Francisco Caudet, «Estudio introductorio», Max Aub, El laberinto mágico II, Obras Completas, vol. III-B, Valencia, Generalitat Valenciana (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Valenciana, Diputació de València, 2002, p. 26.

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de que el propio autor las vio como montaje vi- novelistas antes del advenimiento de las van- sual, de ahí su indicación con claro sentido di- guardias: me refiero a Laurence Sterne y a su dascálico: «(porque habrían de ir impresas en pa- página negra, sus dos páginas de mármol y pel de ese color)».10 Debe entenderse que, como sus seis páginas en blanco, en Tristam Shandy hablamos de montaje literario, nada nos obliga a (1759-1767).11 pensar sólo en cine. Es más, la sacudida textual Sin embargo, donde la estética realista de Aub de este cambio abrupto al azul, el cual representa alcanza su más alta cota de montaje y visualis- una ruptura manifiesta de registro y de tonalidad, mo es en Campo francés, obra que a mi entender es de carácter íntimamente barroco, un barroco sí es novela, sólo que lo es de una manera ex- de contrastes violentos. Se trata, en efecto, de cepcionalmente experimental, vanguardista. Su la voz autorial, que se hace con el texto cuando hibridismo de todos conocido (guión cinemato- quien hablaba antes era el narrador. Por tanto, gráfico, mímesis teatral, extensa documentación el acto que aquí hallamos es el de un realismo gráfica en forma de fotografías y de grabados) se barroco con el cual se aparean dos tipos muy halla subsumido dentro de una estrategia unifica- diferentes de discurso: un fragmento que rezu- dora, desplegada en la instancia del autor implí- ma técnica narrativa, con el narrador focalizado cito, de carácter historicista, pues es indudable en Julián Templado, y la voz discursiva de Max que el texto está pensado como novela histórica. Aub en 1966, la cual pertenece genéricamente al De hecho, en su búsqueda de una forma visualis- ámbito de la novela-ensayo, y que, además, por ta apropiada para este Campo, Aub recorta, des- los motivos que utiliza la propia obra del autor, de la orilla ficcional, postulados de laNouvelle concretamente los personajes del Laberinto má- Histoire por la importancia central que concede gico y la elaboración de este ciclo, es metafic- a las tekmeria, es decir, documentos, testimo- cional. Lo cual hace de las «Páginas azules» nios, huellas históricas,12 muy particularmen- un texto de una penetrante contemporaneidad te las visuales. Hablo, por supuesto, de las 112 y, llegados a ese punto, podría hablarse inclu- veces que Aub incorpora en su novela material so de sensibilidad posmoderna. Posmoderno, icónico sobre los siguientes campos temáticos: por un lado, pero, por otro, vanguardista, so- éxodo del ejército republicano hacia Francia, fi- bre todo si se piensa que el montaje de dichas guras de la escena política europea de Hitler a de páginas recuerda un gesto ejecutado unos dos Gaulle, horrores de la Segunda Guerra Mundial, siglos atrás por el más experimentalista de los incluyendo la destrucción del ghetto de Varsovia

10 Max Aub, El laberinto mágico II, Obras Completas, vol. III-B, Valencia, Generalitat Valenciana (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Valenciana, Diputació de València, 2002, p. 395. 11 Laurence Sterne, Vida y opiniones de Tristram Shandy, caballero, Barcelona, Editorial Planeta (Grandes Narradores), 1976, pp. 50; 181-182; 353-354; 403-404; 465-466. 12 Dicho vocablo griego lo tomo de Paul Veyne, Comment on écrit l’histoire suivi de Foucault révolutionne l’histoire, Paris, Édi- tions du Seuil (Points Histoire), 1979, p. 14.

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y Auschwitz, el París colaboracionista de Pétain, halla fracturado, en estado de desequilibrio, por éxodo francés.13 Todo ello con el fin de asegurar obra de la acción desestabilizadora de la fanta- «la perfecta intelección de su texto», para decirlo sía: el relato pareado Pequeña historia marro- con Pérez Bowie en su reseña sobre la edición quí e Historia de Abrán (1955). Dos son esas de Campo francés por Valeria de Marco,14 crítico fuerzas perturbadoras: la proyección de la for- que ha sabido captar con gran precisión la esen- ma de la autoficción y la presencia de la dimen- cial ficcionalidad de este texto de Aub mediante sión apócrifa. el análisis de «los diversos procedimientos em- Se sabe que la autoficción ocupa un papel de pleados por el autor como el collage de fragmen- importancia en la narrativa posmoderna y sobre tos narrativos, la utilización de notas concisas esa particularidad de la literatura contemporá- para dar cuenta de los parámetros espacio-tem- nea se viene construyendo un corpus teórico que porales, el trasvase del punto de vista demiúrgico algunos llamarían exacerbado. Sea como fuere, al punto de vista del espectador, etc».15 cualquier definición que se maneje de dicho pro- Prosigo el estudio del realismo en Max Aub cedimiento apunta a una forma literaria centrada refiriéndome a Crímenes ejemplares, textos de en la oposición vida/literatura. Es lo que tene- brutales sacudidas pulsionales como clara expre- mos, por ejemplo, en una definición de 2007 del sión de una literatura de la crueldad, y de yux- novelista francés Serge Doubrovsky, quien había taposiciones antirretóricas, inspiradas, una vez sido, por cierto, el acuñador del término treinta más, en las formas cinematográficas del montaje años antes: «la autoficción es el intento de re- y la elipsis. Significativamente, esta formaliza- crear, de reconfigurar en un texto, en una escri- ción vanguardista aubiana de lo irracional con- tura, experiencias vividas, de su propia vida, que lleva, como ocurría en su antiguo texto «Prehis- no son en modo alguno una reproducción, una toria, 1928», una crítica del espíritu moderno, en fotografía».17 Sin embargo, la autoficción posee este caso el de una sociedad cuyo «gran ideal es diversas modalidades y entre ellas me acojo a la […] vencer los impulsos».16 que ahora nos conviene, la llamada especular, Finalmente, en este apartado sobre el realis- la cual «demuestra un (breve) reflejo del autor mo, se estudia un texto en el cual el mismo se en su obra, como el autorretrato de Velázquez o

13 Max Aub, Campo francés, El laberinto mágico III, José Mª Naharro-Calderón y Eva Soler Sasera, eds., Obras Completas, vol. V-A, Valencia, Generalitat Valenciana (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Valenciana, Diputació de València, 2008. Por cierto, la magnífica edición de Naharro-Calderón, al incorporar al final de la misma los apéndices «Documentos de los campos» y «Fichas personales», enriquece notablemente esta dimensión de Campo francés como despliegue de tekmeria. 14 José Antonio Pérez Bowie (reseña), El Correo de Euclides, 3 (2008), p. 223. 15 Ibídem, p. 224. 16 Max Aub, Crímenes ejemplares, México, Impresora Juan Pablos, 1957, p. 11. 17 Nuestra traducción. El original en francés proviene de: Arnaud Genon, «Les coulisses de l’autofiction», Acta fabula, 8.3 (mai- juin 2007), pp. 1-5:2, [en linea] http://www.fabula.org/revue/document3146.php (fecha de consulta 8-10-2010).

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la mención de Cervantes en la primera parte del Una vez vistas algunas de las formas del Quijote […]».18 Supongo que los autores de la realismo en Aub, y con el fin de procurar una cita se refieren al momento del capítuloxl de la imagen más equilibrada de su producción en el Primera Parte del Quijote en que el cautivo hace exilio, he de ocuparme ahora, y por el resto del oblicuamente alusión a Cervantes como «un sol- trabajo, de fantasía, ubicándonos en una zona dado español llamado tal de Saavedra».19 Pues crítica que responde al siguiente planteamiento bien, a mi entender la conciencia y el sello de la de Ignacio Soldevila: «Probablemente, si a Aub autoficción en las literaturas hispánicas proviene le hubiera tocado vivir en una España distinta a de esa frase del Quijote, y que esto sea exacto o la que, como a tantos miles, le echó de su rega- no, no impide que Aub se manifieste exactamen- zo, y no hubiese tenido que trasterrarse a México te de esa manera en Pequeña historia marroquí. para el resto de su vida, su obra literaria estaría Así, en este relato ambientado en Casablanca compuesta de muchas más obras como el Jusep en los primeros días de junio de 1942 encontrare- Torres y muchas menos del tipo de las que cons- mos, en la entrada correspondiente al 3 de junio tituyen el vasto fresco del Laberinto Mágico».22 del diario de Alberto Gabiraux, la siguiente frase Considero la fantasía como un supragénero suya, en la cual está mencionando a algunos de que incorpora todas las formas que constituyen los presentes en un «té recepción»: «y un escritor la literatura de imaginación, incluyendo las tres español de apellido alemán que habla muy bien vertientes, tempranamente delimitadas por Ro- francés».20 El espejeo es doble, ya que el mismo ger Caillois, de lo féerico o maravilloso, lo fan- Gabiraux es un alter ego de Aub. Se trata, por tástico y la ciencia-ficción (Caillois, 1975:pas - ende, de una indudable manifestación, siempre sim). A esas tres ramas se agregan muchas otras oblicua, en escorzo, de la forma autobiográfica como la sátira menipea, la utopía, la distopía, de la autoficción, procedimiento dualista de raí- la ucronía, lo extraño, el apócrifo y un larguí- ces barrocas. Y relato adelante se encuentra la simo etcétera. De hecho, una gran teórico como incorporación de un texto singular: un poema so- Kathryn Hume incluye a la metáfora en el cam- bre la Medina de Casablanca escrito y traducido po de la fantasía. En lo que a Aub respecta no por «el escritor español de nombre alemán».21 se da en él la menor sensibilidad por la rama de

18 Vera Toro, Sabine Schlickers, Ana Luengo, «La auto(r)ficción: modelizaciones, problemas, estado de la investigación», La obsesión del yo: La auto(r)ficción en la literatura española y latinoamericana, Madrid, Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuet, 2010, p. 13. 19 Miguel de Cervantes, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I (John Jay Allen, ed.), Madrid, Cátedra (Letras Hispáni- cas 100), 2001, p. 476. 20 Max Aub, Pequeña historia marroquí e historia de Abrán, Relatos I: Fábulas de vanguardia y Ciertos cuentos mexicanos, Obras Completas, vol. IV-A, op. cit., p. 208. 21 Ibídem, pp. 224-225. 22 Ignacio Soldevila Durante, El compromiso de la imaginación: Vida y obra de Max Aub, op. cit., p. 102.

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fantasía del futurismo científico, como tampoco «Un arte realista en su figura e imaginado por por el gótico, basamento del fantástico canónico, los adentros».24 Sin contar, por supuesto, con las cuestión que habrá de abordarse en su momento. notables teorizaciones acerca del realismo for- Un aspecto de lo fantástico muy desatendido por mal, comenzadas por Ian Watt en The Rise of the la crítica es el de la posibilidad de que haya un Novel (1957). fantástico de enunciación, perfectamente identi- Los cuentos estudiados serán, en este orden, ficado por Borges en su «Magias parciales del los siguientes cuatro: «La gabardina» (1947), Quijote» (1974). Veremos si el mismo encuentra «Juan Luis Cisniega» (1954), «El caballito» algún tipo de manifestación en la escritura au- (1959) y «La gran guerra» (1955). Tras este blo- biana. Por cierto, la postulación de un fantástico que de cuentos vendrá un segundo, formado por formal es legitimada por un rasgo propuesto por una trilogía de textos que califico de fantasías Hume en términos de «creación de nuevos mun- neobarrocas: el «Discurso de la Academia Espa- dos por sustracción y borrado».23 ñola» (1956), Jusep Torres Campalans (1958) y En primer lugar he de referirme a algunos Vida y obra de Luis Álvarez Petreña (1971). cuentos del periodo mexicano de Max Aub con- En «La gabardina» Aub juega, por así de- tenidos en mi edición de las Obras Completas cirlo, con la forma gótico-fantástica, dando la para mostrar, hasta cierto grado, la variedad de impresión de estar acatándola para subvetirla al registros de fantasía presentes en un corpus que final con un inesperado giro paródico o «coda resultó notablemente equilibrado entre realismo burlesca», en términos de Soldevila.25 En efec- y fantasía. En efecto, se obtuvo un subnúcleo to, a lo largo del relato, aunque con un tono con veinticuatro textos de fantasía y otro con desenfadado y jovial que se aleja de la grave- veintiún textos realistas. Lo que demuestra que dad acostumbrada del gótico canónico, el na- una vez que Aub se posiciona fuera de su Labe- rrador va colocando las piezas habituales de la rinto mágico es capaz de escribir sin trabas lo construcción fantástica. Primero, en el mismo que imagina, aunque mucho mejor sería decir: incipit, se encuentran las justificaciones de esa de escribir fantasías, puesto que existe sin lugar a figura narrante acerca del carácter inverosímil dudas una imaginación realista, como demuestra de su relato por contar: «que esto que cuento le el realismo propugnado por el propio Aub en su sucediera a él [al protagonista, Arturo]; a veces Discurso de la novela española contemporánea: me he preguntado el porqué sin atinar la con-

23 Traducción nuestra. Kathryn Hume, Fantasy and Mimesis: Responses to Reality in Western Literature, New York and London, Methuen, 1984, pp. 91-94. Dicha aproximación resulta muy valiosa para el estudio de Franz Kafka, y nosotros hemos identificado ese rasgo, muy desarrollado, en una novela española contemporánea, La sustancia interior (1996), de Lorenzo Silva. 24 Max Aub, Discurso de la novela española contemporánea, México, El Colegio de México, 1945, p. 106. 25 Ignacio Soldevila Durante, La obra narrativa de Max Aub 1929-1969, Madrid, Editorial Gredos (Biblioteca Románica Hispáni- ca), 1973, p. 171.

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testación».26 Texto adelante, tras la disemina- biano es aquí utilizado para destruir el horizonte ción de una serie de efectos de real (edad del de expectativas del suspenso gótico, puesto que protagonista, estatus familiar, rasgos de perso- el discurso del narrador concluye con un guiño al nalidad, gustos e ida a un baile de carnaval el lector acerca de la actual dueña de la prenda, an- 18 de febrero de 1903), se establece de manera tes descrita como «una niña blanca y ojerosa»:29 particularmente eficaz el conflicto oximorónico «No se hagan ilusiones: se llama Lupe».30 No es entre lo posible y lo imposible inherente a lo casual, ya que a diferencia, por ejemplo, de Luis fantástico, es decir, en este caso, el encuentro Buñuel no se observa en Aub un particular entu- en una misma unidad espacial, el salón de baile, siasmo por dicho género. entre Arturo y Susana, una muchacha que apa- Si se tiene en cuenta que lo común en Aub en rece «en el quicio de una puerta casi frontera»,27 el tratamiento de la fantasía es la hibridización de joven que, lo sabremos al filo del relato, es ni géneros (lo fantástico con lo lírico, la alegoría, lo más ni menos que una muerta. La gabardina del grotesco o lo maravilloso, pongamos por caso),31 título es la prenda que él le ha prestado después «Juan Luis Cisniega» representa con «La ingra- del baile para protegerse de la lluvia y que, lue- titud» (1955) uno de los pocos textos del autor go de una serie de peripecias, Arturo descubrirá que pueden ser considerados puramente fantásti- aterrado al pie de la tumba de Susana, muerta el cos. Se trata de un relato brevísimo, una viñeta, 28 de febrero de 1897. y de una logradísima fantasticidad estrictamente La coda final viene a ser como un agregado a contenida en la frase final. la estructura propia del género y constituye un Con su característica maestría en las formas brote del ya observado tono de desenfado del na- breves, en muy pocas líneas Aub traza la figura rrador ante su materia. Lo que allí se yuxtapone de Juan Luis Cisniega, cruel cacique que se ha la historia futura de la gabardina entre el Rastro apoderado fraudulosamente de más de veinte de Madrid y la Lagunilla, en México representa leguas de territorio, no por afán de riqueza sino en fin de cuentas una pieza más de la serie de de dominio. Insobornable, rechaza la oferta que textos objetualistas de Max Aub, que son alrede- le proponen para explotar unas minas descu- dor de unos quince, como observo en un trabajo biertas en aquella región, pero temeroso de que anterior.28 Sea como fuere, el objetualismo au- se descubra su posesión ilícita de esas tierras

26 Max Aub, «La gabardina», Ciertos cuentos, México, Antigua Librería Robredo, 1955, p. 29. 27 Ibídem, p. 31. 28 Franklin García Sánchez, «Rebelión del objeto y animismo en la narrativa breve de Max Aub», El Correo de Euclides, 1 (2006), pp. 379-387. 29 Max Aub, op. cit., p. 46. 30 Ibídem, p. 46. 31 Cfr. Franklin García Sánchez, «Estudio introductorio», op. cit., p. 26.

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se va a doscientos kilómetros de allí para em- sueltamente americanista ante la problemática pezar de nuevo. De poco le vale dado que: «Lo colonial, lo denominé alguna vez «sátira hetero- malo: que allí tropezó con Juan Luis Cisniega doxa y mestiza»,35 subrayando que la misma se –el Otro–, dueño, a lo que él decía, de aquellas sustentaba sin duda en la rica vivencia cultural tierras. Murió a sus manos, en duelo».32 Debe de Max Aub: hispano-franco-germana y judaica. subrayarse que este «Otro» de la cita apareció La sátira de «esta alegoría de la incomprensión en las dos primeras ediciones del cuento, las de cultural»,36 se ceba, mediante un tratamiento Sala de Espera (1949) y Algunas prosas (1954), irónico-absurdo hiperbólico en la figura del pá- con minúscula, y luego, a partir de la edición rroco de origen español del pueblo de San Mar- en Cuentos mexicanos (un pilón), de 1959,33 en tín de Compostela. El resultado es la creación de mayúscula, con lo que todo resulta más límpi- un personaje que, obsesionado por la idea de la do: ese Otro constituye sin duda la presencia supuesta idolatría de los feligreses indios de la amenazante de la inquietante extrañeza, del Un- parroquia por el caballo de San Martín, decide heimliche freudiano; es el doble fantástico de la quemar el caballito de la estatua del santo que se las literaturas de fantasía. encuentra en la iglesia. Por lo cual será víctima En la obra narrativa de Max Aub habría una de un intento de lapidación en la plaza. Todo esto trilogía de relatos a los que es posible aproxi- lo sabemos por su propia voz –en ello estriba la marse desde la teoría de la sátira menipea. De estrategia irónica–, pues le ha escrito una carta a dos de ellos me ocupo en el ensayo «La menipea su superior, el arzobispo de Guadalajara, «aun- en el díptico ‘Enero sin nombre’y ‘Manuscrito que sea por mano interpuesta, ya que todavía no Cuervo’ de Max Aub».34 A los fines de esta po- puedo valerme de las mías como sería mi gusto nencia he de utilizar el tercero de esos textos, «El y mi obligación».37 O sea, que todavía anda muy caballito», para representar la corriente menipea maltrecho de las pedradas. Misiva que contiene en la fantasía aubiana. el fragmento ultrabarroco y menipeo por exce- A este relato, probablemente el más mexica- lencia en la obra de Max Aub, el cual ocurre no e hispanoamericano de toda la producción cuando el párroco, que nunca deja de insistir en de Aub por su posicionamiento ideológico re- que el culto mexicano por San Martín y por San-

32 Max Aub, «Juan Luis Cisniega», Relatos I: Fábulas de vanguardia y Ciertos cuentos mexicanos, op. cit., p. 133. 33 Se trata, de hecho, de una edición muy cuidada en la cual Aub trabajó con su amigo Augusto Monterroso. 34 Franklin García Sánchez, «La menipea en el díptico ‘Enero sin nombre’ y ‘Manuscrito Cuervo’ de Max Aub», Actas del xv Con- greso de la Asociación Internacional de Hispanistas, «Las dos orillas», (Monterrey, México, del 19 al 24 de julio de 2004), México, Fondo de Cultura Económica, 2008, pp. 149-163. 35 Franklin García Sánchez, «Cuentos», Max Aub en el laberinto del siglo xx (catálogo editado por Juan María Calles), Segorbe- Valencia, 2003, p. 228. 36 Ibídem, p. 229. 37 Max Aub, «El caballito», Relatos I: Fábulas de vanguardia y Ciertos cuentos mexicanos, op. cit., p. 296.

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tiago no es por los santos, sino por la «peana» o lizando un primer tipo de literatura posible. De por la «montura»,38 se pone a enumerar todas las hecho, la espléndida cronología con la que Sta- localidades del país situadas bajo la advocación bleford da comienzo a su Historical Dictionary de uno y otro santo: doce para San Martín y unas of Fantasy Literature, con su abarcador aliento doscientas para Santiago. Y, al hacerlo, Aub per- entre Homero y nuestros días,40 demuestra la petra a través suyo –y me cito– «[una] inflación adecuación de no otorgar el mismo alcance a la del significante […] sólo digerible en la instan- fantasía y a lo fantástico. cia receptora como ultrabarroca manifestación En la primera parte unas serpientes míticas na- del enciclopedismo propio de la sátira menipea, rran con grave acento bíblico (el estilo es majes- observado, entre otros estudiosos del género, por tuoso, y sistemático es, por ejemplo, el uso de la Northrop Frye».39 Sólo falta por decir que el cura anáfora) su condición de otredad marginada por regresa, padeciendo de flato, a España, donde la civilización actual, proyectada futurísticamen- muere… de una coz. te. Constituyen una entidad telúrica surgida de la «La gran guerra» es un relato de sumo interés creación original, que se confunde con las entra- por la manera plural como se inscribe en el cam- ñas mismas de la tierra: «Somos las más, las que po de la literatura de imaginación: como fábula sostienen la tierra, la entraña, lo que queda del milenaria, como texto maravilloso y fantástico mundo tal y como se hizo, la vida de las piedras, y, además, como alegoría distópica, calificación base y ejemplo de la pirámide».41 Las serpientes esta última que incluye el concepto de anticipa- son una rama desgajada de la unidad de los orí- ción. Lo que quiere decir que este cuento rezuma genes, la cual, ante el peligro de exterminación fantasía por todas sus costuras. que pesa sobre ellas, afirma categóricamente su Con la denominación de fábula milenaria íntima ligazón con el universo y finalmente se quiero señalar que el texto hunde sus raíces en revela como una fuerza amenazante, como una el illo tempore del mito, cuando aún no existía extrañeza inquietante: «Jamás habíamos ataca- la literatura. En otras palabras, en este relato el do; pero ellos construyen, destrozándolo todo. autor está tocando las fronteras entre el mito y Ya no podemos escoger».42 su formalización como literatura. Ahora bien, En esta primera parte del relato la señalada teóricos de gran valor como Brian Stableford otredad se halla aún en los intersticios, en los consideran que la literatura nace como litera- márgenes de la realidad. Pero, en la segunda, se- tura de fantasía, por lo que Aub estaría mode- gún un desplazamiento característicamente fan-

38 Ibídem, pp. 300-301, respectivamente. 39 Franklin García Sánchez, «Estudio introductorio», op. cit., p. 27. 40 Brian Stableford, «Chronology», Historical Dictionary of Fantasy Literature, Lanham, Maryland; Toronto; Oxford, The Scarecrow Press, Inc., 2005, xiii-xxxiv. 41 Max Aub, «La gran guerra», El Zopilote y otros cuentos mexicanos, Barcelona, Buenos Aires, EDHASA, 1964, p. 158. 42 Ibídem, p. 157.

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tástico, esta fuerza latente irrumpe devastadora Por ello me decanto por la solución mucho más en el cuerpo de lo real. El desplazamiento hacia directa y sintética que me ofrece Angela Ndalia- el universo real halla eco en el nivel de la enun- nis en su artículo «From Neo-Baroque to Neo- ciación, pues ahora narra un testigo humano de Baroques?», donde en breves líneas se cierne la invasión de las serpientes a Norteamérica. Al eficazmente a mi entender la esencia de dicho irrumpir en el ámbito humano, por contamina- fenómeno neobarroco. Poco antes de proceder a ción metonímica, las serpientes aparecen ya ple- su caracterología, Ndalianis ha mencionado los namente antropomorfizadas, organizadas en tres nombres de Jorge Luis Borges, Severo Sarduy, cuerpos de ejército. Con abundancia de efectos Fernando del Paso, José Lezama Lima, Alejo de real se describe entonces cómo las huestes Carpentier y Carlos Fuentes, pero artículo ade- mitológicas parten a los Estados Unidos en dos.43 lante se refiere a un neobarroco español que Las páginas finales, recorridas por el espanto y ejemplifica con autores como Juan Goytisolo, el terror, muestran abiertamente la fantastización Ana María Moix y el Francisco Ayala de El de lo maravilloso a causa de la diferente lógica rapto (1966) (Ndalianis, 2008: 274,275). Nóte- creada por la escena apocalíptica que testimonia se, además, que tras señalar sus propios rasgos la voz humana del narrador: «Soy de los pocos neobarrocos, los cuatro primeros, la autora aña- que, desde cierta altura, he visto adelantar el de otra serie de características provenientes de ejército enemigo. La impresión de advertir cómo otro crítico, Peter N. Thomas. El primer bloque se mueve y anda la tierra es irresistible. El pelo de rasgos se compone de los siguientes: inesta- se eriza, las piernas de piedra. […] El pánico se bilidad y desconfianza de la «realidad» como retorcía en el aire como una serpiente enorme; «verdad»; interés por el simulacro; uso de moti- se lo llevaba todo por delante. Pavor, no ante lo vos como el del laberinto con valor de emblema desconocido, sino ante lo visible, lo palpable».44 de múltiples voces o estratos de significación; e Llegamos ahora al núcleo final del trabajo, el inherentes autorreflexibidad y sentido del virtuo- que constituyen las tres obras que he considera- sismo creativo. Las características añadidas son, do como fantasías barrocas. Hallándonos en este por su parte, el interés bajtiniano por lo carnava- punto y teniendo en cuenta que se trata de textos lesco, la intertextualidad, el discurso dialógico y particularmente complejos, me parece oportuno la heteroglosia, así como una exuberancia verbal proporcionar una imagen más precisa del neoba- y un estilo delirante (ibid., 274). rroco. Para hacerlo podría, por ejemplo, referir- El punto final puede prestarse a confusión en me al tan conocido libro de Omar Calabrese, La lo que respecta a Aub, puesto que, si bien es era neobarroca (1989), pero esto representaría eso lo que encontramos en «El caballito», no un ejercicio demasiado largo en este contexto. es menos cierto que si, como sospecho, dicho

43 Ibídem, p. 160. 44 Ibídem, p. 161.

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rasgo apunta al «manierismo» barroco –y «ma- perspectiva contemporánea. nierismo» es palabra mencionada aunque no Aunque los tres escritos se desenvuelven manejada por Aub en su Manual de Literatu- como formas de lo apócrifo, y las dos novelas ra–45 y a la «oscuridad» del estilo, entonces no de la serie presentan vínculos estructurales muy podría imaginarse rasgo tan incompatible con profundos ( Soldevila, 1973: 59), he de vincular la práctica escriptural de un autor que siempre más bien en mi estudio «Discurso» y el Campa- quiso ser claro y legible, calificativo éste último lans en torno a la idea del trampantojo literario, que adopto de Thomas Pavel, quien en El pen- aproximación no aplicable al Petreña. Por cierto, samiento de la novela nos hablará de novelistas Antonio Muñoz Molina, en su propio discurso del siglo xx de «difícil acceso» como «Joyce, de ingreso en la Academia, sin llegar a mencio- Woolf, Musil, Döblin, Faulkner y sus semejan- nar la palabra de «trampantojo», sí apunta im- tes»,46 y otros que han hecho «la elección de la plícitamente a ella (Aub y Muñoz Molina, 2004: legibilidad», como Thomas Mann, Albert Ca- 72-73). Es verdad que con respecto al Campa- mus y John Steinbeck, por citar tan sólo tres lans se ha hablado de «falso», pero, por un lado, casos de una larguísima lista.47 A éstos, a los mi terminología no es antagónica y, por el otro, legibles, pertenece sin lugar a dudas Max Aub, prefiero la imagen de trampantojo porque impli- como ya observó a su manera Pérez Bowie en ca, más que lo falso, lo ilusorio y engañoso. Así su trabajo «El canon narrativo aubiano».48 ocurre en todas las definiciones del concepto, y Volviendo ahora a los rasgos del neobarroco, particularmente en la siguiente de Krichbaum y postulo, pues, la posibilidad de estudiar «Dis- Zondergeld: «Este ‘engaño de la vista’ o ‘ilusión curso de la Academia Española», Jusep Torres óptica’ representa un intento, llevado a un extre- Campalans y Luis Álvarez Petreña a la luz de mo, de lograr un nivel de realidad por medio del esa modalidad. No pretendo, sin embargo, hacer arte, que será tomado como verdadera realidad una aplicación demasiado estricta de la caracte- por el observador».49 Estimo, por consiguiente, rología expuesta, con el fin de dejar el campo que los dos simulacros de Aub están unidos por abierto a mis propias formulaciones, pero sí es- el cordón umbilical de ese dispositivo ilusionista pero asimilarla cuando proceda y mantenerme que es tan antiguo como la pintura occidental – fiel a la idea de que los tres textos responden pensemos en la historia de Zeusis y Parrhasios–, eminentemente al espíritu barroco desde una pero que se halla en la lógica más estricta del ba-

45 Max Aub, op. cit., p. 293. 46 Thomas Pavel, op. cit., p. 374. 47 Ibídem, pp. 375-378. 48 José Antonio Pérez Bowie, «El canon narrativo aubiano», Ínsula, 678 (junio 2003), p. 24. 49 Nuestra traducción. Jorg Krichbaum and Rein A. Zondergeld, «Trompe l’oeil», Dictionary of Fantastic Art, Woodbury, New York; London; Toronto; Sydney: Barron’s, 1984, p. 259.

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rroco, arte ilusionista obsedido por lo engañoso Ndalianis, sin perder de vista que ya en lo que de las apariencias donde los haya. antecede se han recortado algunas de la caracte- Ahora bien, si los dos textos son ilusionística- rísticas de aquél. Ahora, fundiendo dos elemen- mente engañosos es porque su modo de enuncia- tos del perfil, creo el rasgo unitario «virtuosis- ción así lo ha querido, o sea porque la instancia mo e inestabilidad», a lo que añado el rasgo de sumamente activa y provocadora del autor im- la autorreflexibidad, que he de tratar a la luz de plícito o voz autorial ha protagonizado una su- la autoficción. bliminal trama en la que las nociones de realidad El virtuosismo creativo o formal es inheren- e irrealidad, de lo posible e imposible han sido te a la escritura aubiana en su conjunto y posee trastocadas para postular la posibilidad de lo im- sus raíces en las vanguardias. En el Jusep Torres posible. A este acto de pseudomímesis artera es a la arquitectura compositiva está regida por el lo que llamo fantástico de enunciación.50 En este montaje, el cual aquí, como en Campo francés, plano la fantasticidad del «Discurso» es particu- al incluir fotos y dibujos yuxtapuestos a través larmente sobrecogedora, ya que se trata de rees- de las porciones escritas, adquiere configuración cribir la Historia como si la dolorosa experiencia de collage. Por lo tanto, ateniéndonos a la forma de la Guerra Civil no hubiese tenido lugar. De externa, estas dos novelas son relativamente se- ahí la condición ucrónica de este texto, en el sen- mejantes en cuanto a dinamismo segmental, plu- tido que suele dársele hoy a ucronía de rectifi- ralidad de perspectivas y estructuración abierta. cación histórica mediante la explotación de una Y ahí se detiene la comparación, pues ocurre que hipótesis no consumada. Unas líneas de Thomas en el caso del Jusep hay que tener en cuenta des- Pavel relativas a la historia aleatoria de la nove- de la primera línea los productos de los engaños la europea se aplican perfectamente al empeño de la instancia enunciadora de cara al enunciado. rectificador de Max Aub en su «Discurso de la Por ello, si observamos el Índice de la obra y sus Academia»: «A cada instante de la historia se siete puntos y añadimos todo el material visual, han ido desvaneciendo futuros diferentes de los concluiremos si no nos comportamos con la in- que se han cumplido».51 genuidad de algunos de sus primeros lectores En cuanto a Jusep Torres Campalans, como, que todo es rigurosamente falso. Pero también, por un lado, se trata de un texto muy estudiado barrocamente, todo es ilusoriamente verdadero a y muy bien estudiado, y, por el otro, es infini- causa de la propuesta pseudomimética que sos- tamente más complejo que el «Discurso», he tiene al texto y que representa, en fin de cuentas, de reactivar algunos de los rasgos del perfil de una virtuosísima actuación autorial en el plano

50 Obsérvese que Soldevila, con muy buenas razones, amplía la idea de lo fantástico al texto mismo: «Con ese discurso, pues, Aub creó una ficción absolutamente fantástica con elementos todos ellos absolutamente reales», (Soldevila, El compromiso de la imaginación, op. cit., p. 103). 51 Thomas Pavel, op. cit., p. 387.

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de la, en mis palabras, competencia persuasiva Es sabido que Luis Álvarez Petreña y Jusep aristotélica, en la cual, según Antonio Garrido Torres Campalans son máscaras de Max Aub y Domínguez, «la trama resulta finalmente creí- en ello descubrimos un indicio incuestionable ble porque es internamente coherente: instaura de autoficcionalidad, o sea, de recreación o de mundos con su propia lógica y esto los hace con- reconfiguración ficcional de datos de la propia vincentes».52 Por otra parte, lo que he llamado experiencia. En el Campalans, la complicidad, «propuesta pseudomimética» correspondería a el juego especular entre el protagonista y su las «marcas» de Pérez Bowie, que son aquellos creador no abandonan jamás al texto, convir- elementos necesarios a la recepción del texto tiéndose en su espina dorsal y, más aún, su ra- como monografía de arte y como biografía. Así, zón de ser. Así, en el «Prólogo indispensable» afirmará el crítico: «Aub sitúa al lector ante un las dos figuras se dan físicamente la cara, en texto que es una construcción totalmente ima- los «Anales» comparten cronología (años 1897 ginaria pero que aparece revestido de todas las y 1903), en «Biografía» se le da sustancia al ‘marcas’ necesarias para desencadenar una lec- personaje, el «Cuaderno verde» es fraseológica tura no ficcional (descodificación referencial) e ideológicamente Max Aub, en «Las conver- del mismo».53 saciones de San Cristóbal» se ahonda el juego De lo dicho se deduce la inestabilidad onto- de espejos en presencia simultánea de ambas lógica de un texto que postula oximorónica e figuras, a lo largo de todo el texto Aub deviene irónicamente la mentira como verdad. Es lógi- pictóricamente Campalans mediante la apro- co: el oxímoron se halla en la raíz de estéticas piación de los cuadros y dibujos del fantasmal como el barroco y lo fantástico. Por cierto, un artista, y en «Catálogo» el autor da forma de oxímoron pertinaz recorre la obra: el monta- documento historiográfico a la obra compartida je Picasso/Torres Campalans, el cual logra su por ambos. De hecho, ya a estas alturas, a fuer- forma culminante en la foto de ambos artistas za de frotarse con su criatura, la travesía onto- incorporada en el texto: «Pablo Picasso y Jusep lógica hacia el texto de la figura autorial se ha Torres Campalans. Barcelona, 1902. (Foto José soldado con su propia ficcionalización, puesto Renau)».54 Más persistente aún es el juego de que como expresa Patricia Waugh: «Los autores espejos entre Aub y Torres Campalans, el cual que penetran en sus ficciones […] se ven atra- nos lleva a la dimensión autoficcional del rela- pados en un sistema sin retorno. Su identidad to. desaparece el momento en que la misma apare-

52 Antonio Garrido Domínguez, «Introducción: Teorías de la ficción literaria: los paradigmas», Teorías de la ficción literaria, Madrid, Arco/Libros, 1997, p. 26. 53 José Antonio Pérez Bowie, «Max Aub: Los límites de la ficción», Actas del Congreso Internacional Max Aub y el Laberinto Español I, Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1996, p. 380. 54 Max Aub, Jusep Torres Campalans, Madrid, Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo), 1975, p. 25.

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ce en el texto ficcional».55 trata de lo fantástico, ya que este diario aubia- La inestabilidad neobarroca adopta en Luis no, que posee valor como unidad literaria au- Álvarez Petreña una forma altamente compleja tónoma, es un relato perteneciente a dicha mo- a causa del carácter cíclico que informa a la obra dalidad, con la singularísima particularidad de me refiero, por supuesto, a la ampliaciones de ser al mismo tiempo una fantasía pirandelliana. 1965 y de 1971, convirtiéndola en una verdade- Tenemos un fantástico que al mismo tiempo es ra opera aperta o, si se prefiere, un «work-in- también neobarroco y posmoderno, si se con- progress», como observa Rafael Chirbes.56 Pero sidera la estrategia de trastocar categorías y de esa inestabilidad externa de la novela, haciendo desplegar un espacio ficcional ontológicamente de ella potencialmente una estructura sin fin, en- incierto, inestable. cubre y responde a la inestabilidad que de veras El relato de Aub, basado en un estancia suya cuenta, la autoficcional, puesto queLuis Álvarez en el hospital londinense de Saint-Paul en He- Petreña y, si pensamos en la tercera entrega de mel Hampstead, establece, en la órbita de lo fan- la serie, la de la obra definitiva, Vida y obra de tástico, su polo mimético sobre unas bases tan Luis Álvarez Petreña (novela), es un espejo in- sólidas que tal pareciera que el texto se halla en- cisivo pero en el fondo entrañable en el que se clavado en la realidad misma, y que, por tanto, contempla el autor a lo largo de su trayectoria. no apuntaría hacia una referencialidad de orden La criatura y su creador se hallan así inextrica- ficticio. Por supuesto, el carácter de «diario» del blemente imbricados, hasta el punto que, como discurso manejado crea este tipo de horizonte de ha logrado ver Joan Oleza, mientras el autor se expectativas, el cual no será contradicho durante encuentra en un proceso de creciente ficciona- un buen número de páginas. Hasta que entra en lizacion, Álvarez Petreña va afirmándose como juego un elemento de intriga (la presencia en el personaje real.57 hospital, en una habitación cercana a la de Aub, En este sentido de interpenetración de las de un paciente español registrado en el hospital dos figuras, el momento culminante de una obra con el nombre de Tomás Covarrubias), que nos que se construye con el montaje de unidades persuade que nos encontramos más bien en un inesperadas y abiertas es el «Diario inglés de espacio ficcional. Esta impresión se confirma Max Aub», en la tercera parte. Lo que encontra- cuando el personaje de Aub atraviesa a la manera mos ahora, dentro de una obra eminentemente neofantástica es decir, con absoluta naturalidad autoficcional, es una dimensión que ahonda y la frontera entre lo real y lo irreal para encontrar- problematiza aún más tal autoficcionalidad: se se frente a frente con su personaje Luis Álvarez

55 Nuestra traducción. Patricia Waugh, Metafiction: The Theory and Practice of Self-Conscious Fiction, London and New York, Routledge, 1984, p. 142. 56 Rafael Chirbes, «El héroe inestable», prólogo a Max Aub, Vida y obra de Luis Álvarez Petreña, Madrid, Viamonte (Reencuen- tros), 1999, p. 13. 57 Cfr. Ignacio Soldevila Durante, El compromiso de la imaginación, op. cit., p. 97.

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Petreña, con el cual a partir de ahora ha de confi- Sea como fuere, este extraordinario texto de gurar un doble: Aub ante el espejo de su pasado, Max Aub hace pensar irresistiblemente en las de su generación. Nótese, sin embargo, que la magias parciales del Quijote vistas a través del travesía fantástica es al mismo tiempo travesía prisma borgiano, por su «juego de extrañas ambi- ontológica entre el orden real (el autor) y el or- güedades», por el hecho de que: «tales invencio- den ficticio (Álvarez Petreña), y que si dicho en- nes sugieren que si los caracteres de una ficción cuentro resulta «natural» es porque el personaje pueden ser lectores o espectadores –recordemos de Aub está compartiendo irrealidad con su cria- que Álvarez Petreña conoce la escritura de Max tura. El narrador homodiegético plantea la cues- Aub–, nosotros, sus lectores o espectadores, po- tión sin ambages: «el caso era bastante extraordi- demos ser ficticios».61 Razón de más para insistir nario: de hecho había encontrado a un personaje en la íntima filiación neobarroca y posmoderna mío. ¿Mío? ¿O ya era suyo?».58 Esta porosidad de la obra. de fronteras entre los dos entes es el rasgo domi- nante del relato. Como en todo fantástico y en Bibliografía todo barroco verdaderos la incertidumbre cala Aub, Max (1945), Discurso de la novela española profundamente en el universo ficcional y encon- contemporánea, México, El Colegio de México. traremos entonces a Aub cediendo terreno ante (1955), Ciertos cuentos, México, Antigua su doble y aceptando la idea de que la primera Librería Robredo. parte de Luis Álvarez Petreña fue biografía real, (1957), Crímenes ejemplares, México, no imaginaria. La incertidumbre gana también a Impresora Juan Pablos. la producción misma del texto: «Nada de lo de (1959), Cuentos mexicanos (con pilón), aquí, en diálogo transcrito, tiene que ver con lo México, Imprenta Universitaria. absolutamente real sucedido».59 Pero el narrador (1964), El Zopilote y otros cuentos mexi- canos, Barcelona, Buenos Aires, edhasa. vuelve a la carga y cuenta que logró investigar el (1975), Jusep Torres Campalans, Madrid, verdadero nombre de Tomás Covarrabias: Luis Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo). Álvarez Petreña. No obstante, antes ha adverti- (1999), Vida y obra de Luis Álvarez Petre- do: «Ahora bien, respondo de la veracidad de lo ña, Madrid, Viamonte (Reencuentros). que sigue. Que sea cierto o no, es otro problema (2002), El laberinto mágico II, Obras Com- que no quiero –ni puedo– resolver».60 En otras pletas, vol. III-B, Valencia, Generalitat Valenciana palabras, no hay solución del oxímoron y reina (Conselleria de Cultura i Esport), Biblioteca Va- la incertidumbre barroco-fantástica. lenciana, Diputació de València.

58 Max Aub, Vida y obra de Luis Álvarez Petreña, op. cit., p. 202. 59 Ibídem, p. 216. 60 Ibídem, p. 216. 61 Jorge Luis Borges, «Magias parciales del Quijote», Obras Completas, Buenos Aires, Emecé Editores, 1974, p. 668.

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initial intellectual diaspora was joined in subsequent La fuga de capital cultural en years by young intellectuals, whose careers were de- la España franquista: el homo veloped in European and North American universi- ties. Thus, the importance of the symbolical meaning academicus «exiliado»* of Ignacio Soldevila’s personal and professional life is analyzed here within this cultural and historical javier lluch-prats framework. He can be defined as child war and his- Alma Mater Studiorum – Università di Bologna panist, part of Franco’s «economical» exile –in Ca- nada– and therefore of the emotional community of the exile, whose presence was vital in order to dignify Resumen: El impacto de la Guerra Civil española en the cultural field in Spain again. Therefore, the object el campo universitario dinamitó la realización del mo- of this article is an interpretative key to understand dernizador proyecto cultural republicano. A la diáspo- the migration movement that took place in Spanish ra intelectual inicial, con el tiempo se sumaron jóve- universities from the 50’s and their contact with the nes cuya carrera desarrollaron, sobre todo, en campus Republican exile. europeos y norteamericanos. Así, en el marco de la historia cultural, este artículo analiza el valor simbó- Keywords: Spanish cultural field; Hispanism; Igna- lico de la trayectoria vital y profesional de Ignacio cio Soldevila; Republican Exile; Spanish Civil War. Soldevila, niño de la guerra e hispanista en Canadá, integrante del exilio «económico» del franquismo y, por ende, de la comunidad emocional del exilio, fenó- meno que fue vital para la redignificación del campo La Guerra Civil española tuvo, como cultural español. Es, pues, una clave interpretativa so- es sabido, un enorme impacto en el campo bre la percepción del exilio republicano centrada en universitario nacional: provocó la pérdida de sus su encuentro con los universitarios que emprendieron más significativas figuras y por tanto dinamitó la su proceso migratorio a partir de los años 50. realización del modernizador proyecto cultural de la República. Asimismo, la victoria del ejército Palabras clave: Campo cultural español; Hispanismo; sublevado supuso una violenta interrupción del Ignacio Soldevila; Exilio republicano; Guerra Civil proceso ascensional de la ciencia española que, española. como señaló Abellán (2008: 520), se convirtió en una víctima más del enfrentamiento y en protago- Abstract: The development of a modern Republican nista del desmantelamiento de la excelencia aca- cultural project was ruined by the impact the Spanish démica. Siempre que pudo, la dictadura eliminó Civil War had on the university academic field. An cualquier gesto de la conciencia crítica a través

* Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de I+D+i FFI2010-17273/FILO (MICINN).

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de una dura política de represión –«atroz desmo- siglo xx estaba en el exilio, y sus científicos, sus che» lo definió Laín Entralgo–, que incluyó que- filósofos, sus historiadores y sus escritores ense- ma y expurgo de libros, asesinatos, depuraciones ñaban y escribían en otras partes, particularmente e intervenciones en expedientes de docentes –por en América». responsabilidades políticas o alineamiento con la La contribución de quienes vivían en México, España republicana–.1 Además, respecto de los Estados Unidos, Venezuela, Chile o Argentina2 productos culturales, muy activos fueron los me- fue heredada por españoles que habían llegado a canismos de una censura gubernativa obligatoria esos países en su infancia o en la primera adoles- inicialmente, y en la práctica hasta con la llamada cencia, así como por universitarios que, una vez Ley Fraga, del 66, que no fue tan liberalizadora finalizada su formación en la España franquista, como se anunció. En suma: el régimen dispuso arribaron a esos espacios de libertad para desa- medidas higienistas para controlar la información rrollar plenamente su vocación. Y es que la sali- en general y la difusión de la cultura, en un marco da de la inteligencia nacional prosiguió en goteo social de escandalosa regresión y anacronismo, continuo por la espesura de los tiempos revueltos adoctrinamiento católico y miradas entre visillos. de la vida española de posguerra. Incluso se mar- A consecuencia de la escisión provocada en charon tardíamente por su notoria actividad con- el país, y como contrapartida, en el extranjero tra la dictadura, como le sucedió a Jesús López notable repercusión tuvieron cuantos españoles, Pacheco, escritor y filólogo exiliado en Canadá integrantes de la diáspora intelectual, se desem- en 1968. Allí, un año después escribiría los si- peñaron en las universidades y los centros de in- guientes versos (López 1992): vestigación que a tantos de ellos acogieron. Sal- vados los problemas propios de la ubicación en Canadá, página de nieve. Empiezo otros países, los exiliados potenciaron sus señas lentamente a escribir en ti los pasos de identidad y, su unión, aun cuando a veces tem- de la segunda parte de mi vida. blequeara, permitió que la victoria militar no su- Casi temo mancharte la blancura pusiera una completa derrota moral y espiritual. con huellas del dolor que me he traído. Como recordó Blanco Aguinaga (2008: 43): «Sal- Para escribir en nieve versos nuevos vo raras y notables excepciones, lo positivo de la yo quisiera ser blanco. Pero tengo cultura española de los primeros dos tercios del el dolor de la vida que he vivido.

1 Sobre la enconada persecución que sufrieron los profesores universitarios desafectos al Régimen, en la cual también participaron mediocres docentes que vieron una vía rápida de colocación y hasta de ascenso mediante esa aniquilación de la excelencia, véase El atroz desmoche: la destrucción de la Universidad española por el franquismo, 1936-1945, de Jaume Claret (2006). 2 Al evaluar el fortalecimiento universitario, se han de tener en cuenta las características que dichos espacios les ofrecieron a los exiliados. En México, por ejemplo, tal fortalecimiento no hubiera sido posible si el exilio intelectual republicano «no hubiera encontrado una universidad consistente y madura», que convirtió dicho exilio en «algo realmente existente, en núcleo de sentido, en fenómeno cultural e histórico hoy reconocible» (Álvarez 2008:19).

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En estas páginas la fuga de capital cultural alu- en numerosos países, que, por ejemplo a él, lo dida no se relaciona directamente con los exilia- llevarían a Cuba, Francia, Suecia, Hungría, Italia dos primeros –objeto de estudio más analizado–, o Estados Unidos. ni con sus hijos, sino con los universitarios men- De este modo, en términos ideológicos e in- cionados, coetáneos de la segunda generación exí- telectuales germinaba una conciencia de futuro lica. Fueron, pues, niños de la guerra residentes en que multiplicó una resistencia cada vez más bien España que, nacidos en torno a los años veinte y nutrida. Por ello, peso notable tuvieron esos uni- treinta, sobre todo en los cincuenta e inicios de los versitarios que configuraron una red de redes vi- sesenta comenzaron a desarrollar su carrera aca- tales en el devenir de la cultura española: libros, démica allende las fronteras españolas. noticias, viajes, relaciones profesionales, contac- De manera concreta me ocuparé de Igna- tos a través de epístolas cubiertas de reflexiones cio Soldevila Durante (Valencia, 1929-Quebec, sobre la vuelta o la permanencia, la España que 2008), hispanista cuya experiencia muestra que visitaban o la que les contaban quienes habían en Canadá fue su generación la que, gracias al ido, o cuanto les transmitían quienes allí vivían, progreso del país, al empeño de quienes allí lle- actuando así como instancias de mediación y de garon, así como al fortalecimiento de vínculos legitimación del campo cultural dentro y fuera con el exilio, conseguiría vivificar el contacto de la Península. Tales redes es posible rastrear- con un terreno que le había sido vedado y abrir las, pongamos por caso, en la actitud de Solde- una vía de estudios hispánicos de primera fila en vila tras descubrir a Max Aub –momento sobre dicho espacio.3 el que volveré–. Desde febrero de 1954 se car- Hallamos así a un agente del campo univer- teó con él y en su primera epístola le apuntaba: sitario que se trasladó a la periferia del centro «No me arredran las distancias ni los climas ni de su campo, que vino a ser la Filología españo- las lenguas ni las razas. Necesito algo con que la, por causas no exactamente ligadas a motivos luchar para ganarme mi pan y el de la que será políticos. Sin embargo, pese a las distintas cir- mi mujer […] ¡Si aquí no tengo ni molinos qui- cunstancias de esa marcha al extranjero, por el jotescos que atacar…!» (Lluch 2007: 44). Tam- tiempo en que se produjo y por su inmersión en bién le decía que a sus compañeros les pasaba el campo universitario norteamericano, jóvenes los textos que recibía de México, es decir, con como Soldevila integraron activamente la comu- su actitud evidenciaba que cooperar no era sino nidad emocional del exilio, es más, colaboraron unir esfuerzos y creer en que se podía construir en la difusión de los transterrados con excelentes un mundo mejor. Por ejemplo, desde Madrid, el aproximaciones críticas e incesantes actividades 18 de abril de 1955 Soldevila le escribía:

3 Del hispanismo canadiense se han ocupado particularmente Bly (1994), García Lorenzo (1969), Gies (2001), Giménez Micó (2006), Ortega (2004), Serrano (1993) y Soldevila (1994). Acerca del hispanismo internacional y la cultura española, véase el recien- te ensayo coordinado por Álvarez Barrientos (2011).

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A mí me sonroja ahora no haber sabido del au- ña. «Algo definitivo». […] Es un crimen que San tor de San Juan, de ese inmenso San Juan […]. Juan no se represente. Y los teatros nacionales sub- Pero cuando hablo a los demás, no me puedo in- vencionan resurrecciones calderonianas, o engen- dignar de que no sepan ni lo que yo sabía, porque dritos como La puerta estaba abierta de Zilahy. Y sé que no es de ellos la culpa. Nosotros somos ul- así vamos muriendo. Envueltos –abrigaditos, eso tratumba, y bajo la losa se reciben difícilmente los sí– en paños asudariados y calientes de censura, mensajes con soplo a vida. Esto en lo que se refiere nuestros teatros –el teatro– está muerto. Enterrado. a los de mi generación –que tiene sus excepciones (Lluch 2007: 63-64). […]–. Yo me he lanzado a una especie de aposto- lado de su obra. He dado algo así como un cursillo Afortunadamente, a pesar de las cortapisas privado en el bar y en el jardín de la Facultad a un del régimen, el campo cultural español lo (re) grupo de jóvenes, en las horas libres entre clases. dignificaría esa red de contactos entre el inte- Les voy prestando sus obras. Les he extractado mi rior y el exilio republicano.4 Todo se hacía con tesis, que corre también de mano en mano. El po- la conciencia de que debía aumentarse el capi- bre ejemplar está ya hecho un desastre de sucio y tal cultural para una democracia futura, tratando resobado. Pero eso me alegra: ¡lo leen!. El otro día de superar los impedimentos que, como señaló me vino una chica contentísima, agitando un Nar- Gracia (2010: 79), hacían la resistencia interior ciso que había encontrado en una librería de viejo. vulnerable y la llevaban a actuar de manera disi- Otro amigo me escribe que en Valencia compró un mulada, silenciosa y asustada. ejemplar de Sala de Espera. […] Ya tengo seis en Ya demostró Ginzburg (1994) cómo el relato turno para que les preste San Juan. Deseada la ha de una vida individual puede llegar a ser una de leído también un muchacho especializado en Fi- las escasas formas para contrarrestar la forma- losofía […] Le ha gustado muchísimo. Otro […] ción de mentalidades dominantes desde el poder. abomina de Deseada pero dice que San Juan es lo Por ello, como apuntó Sánchez Zapatero (2010: mejor que se ha escrito de teatro en nuestra Espa- 106), de épocas de conflictividad social y polí-

4 Con relación a la cultura en general, el exilio mantiene vivo el interés crítico, no exento de polémicas varias, como se pone de relieve en las aportaciones de Larraz (2009), Balibrea (2007) o Gracia (2010); en las líneas de investigación y las actividades promovidas por el gexel (uab), en aquellas capitaneadas por José A. Ascunce en Donostia y en las que en torno al ámbito artístico, antropológico y filosófico analizan grupos del Centro de Ciencias Humanas y Sociales delcsic , así como en las contribuciones de tantos estudiosos en México, Buenos Aires, Madrid, París, Valencia o Birmingham. Con relación a los universitarios y científicos, véanse particularmente: Ascunce et al. (2008), Blanco Aguinaga et al. (1969), Barona (2003) y (2010), Hernández (2002) y Lloret (2009). Asimismo, sobre el exilio se añaden actividades editoriales, algunas vigentes, como la Biblioteca del exilio en Renacimiento; la recuperación de legados; la publicación de epistolarios y testimonios personales; la actividad asociativa (aemic); la apertura de casas-museo, fundaciones y portales específicos en la red uoc( , Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes); las ediciones críticas de obras canónicas; congresos, exposiciones y, por supuesto, la sociedad asiste en esta llamada era de la memoria a disposiciones legislativas en pro de las víctimas del franquismo (Ley 52/2007, de 26 de diciembre), o a la apertura de espacios como El Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, El Museu Memorial de l’Exili, en La Junquera, o el Memorial Democràtic, insti- tución promovida por la Generalitat de Cataluña.

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tica, el testimonio personal –como el que nos clave interpretativa sobre la percepción del exi- ocupa– se constituye en documento acreditativo lio republicano centrada en su encuentro con los equiparable a otra fuente de información sobre universitarios españoles que emprendieron su el pasado. Además, y esa es mi propuesta, en proceso migratorio a partir de los años 50. determinados casos la microhistoria que forma la peripecia intrahistórica de ciudadanos como Un naranjo en la planicie helada6 Ignacio Soldevila puede convertirse en una op- Sobre todo desde aquella década, marcada por ción alternativa capaz de oponerse a la cultura el reconocimiento internacional del régimen –la establecida, y así al discurso propio gestado por onu, el Vaticano y los Estados Unidos a la cabe- una dictadura, como el que en España sostuvo la za–, los controladores de la moral, depuradores historia oficial del régimen totalitario, manipu- ideológicos, no lograron impedir que se fueran ladora de la memoria, destructora de la verdad colando corrientes que soplaban en el extranjero e incitadora al odio y al rencor. Por tanto, en el y que, con el tiempo, conseguirían restablecer el marco de la historia cultural, trataré de definir vigor de la tradición liberal violentamente inte- el porqué del valor simbólico que representa la rrumpida por el conflicto bélico. En realidad, ta- trayectoria vital y profesional de Ignacio Solde- les corrientes solo las percibían unos pocos, con vila, al considerar que encarna modélicamente la relaciones entre los exiliados y los de dentro más figura del universitario que he definido, y así la fluidas de lo que habitualmente se cree, si bien de quienes formaron parte del exilio «económi- en lugares marginales o especializados, pero co», tal como definió Rafael Lapesa, eminente como apuntó Tuñón de Lara (1992: 13): «Bajo filólogo, la experiencia de su apreciado discípulo la aparente quietud la tierra empezaba a temblar. Soldevila en una carta de 1963.5 Es, pues, una Y las esperanzas fueron cada vez más fuertes».

5 Rafael Lapesa. Madrid, 7 de abril de 1963. Biblioteca Valenciana-Fondo Ignacio Soldevila: Epistolario, caja 3. En las referencias a este epistolario, no se indica aquí más que la localización, dado que todavía no está catalogado con precisión y no es posible aportar aún mayores detalles. De ahora en adelante se utiliza la abreviatura: BV-IS-Epistolario. 6 Luciano García Lorenzo escribió la siguiente nota para el Homenaje que la Asociación Canadiense de Hispanistas le rindió al valenciano en su xliii Congreso, celebrado en Saskatoon en junio de 2007: «En el otoño de 1967, recién licenciado y unos días antes de dejar un Madrid entrañable, pero doliente, el maestro Rafael Lapesa me dijo: ‘Luciano, va a encontrar en Canadá muchas cosas que aquí nos faltan. Y también va a conocer a una gran persona, con gran corazón y gran cabeza. Se llama Ignacio Soldevila. No dude en acercarse a él y hágase su amigo...’. / Tres años después, cuando preparaba las maletas dejando un Quebec ilusionante y a la espera de una España cansada pero con horizonte esperanzado, hablaba de Miguel Hernández, de Max Aub, de naranjos y del Mediterráneo, con un amigo y también maestro. Era Ignacio Soldevila. / Gracias, Ignacio. Fuiste un milagro: como un naranjo en la planicie helada». Otros homenajes se le rindieron en varios encuentros: en junio de 2009, en el cvi Aniversario Max Aub en la Fundación Max Aub, así como en la sede central del Instituto Cervantes, en el marco del Coloquio Internacional Nuevos derroteros de la narrativa española actual. Veinte Años de creación; en octubre de 2008, en La Plata, en el I Congreso Internacional de Literatura y cultura españolas contemporáneas. Los Siglos xx y xxi; en agosto de 2006, destacadas palabras recibió en el curso dirigido por José-Carlos Mainer en la uimp: Ayala en su siglo: Un reencuentro español; en la Biblioteca Valenciana destacan el acto celebrado en octubre de 2006 con motivo de la recepción de su legado y, en febrero de 2011, la Jornada Internacional Ignacio Soldevila Durante y la literatura española en el exilio.

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En efecto: en tal contexto inquieto, los niños mania, etc.). El choque mental es profundo. (Ma- de la guerra como Soldevila le estaban «saliendo rra López 1965: 65). rana al régimen» –lo subrayó su colega y amiga María Cruz Seoane (2009: 211)–. Su generación En junio de 1954, Soldevila concluyó su licen- evidenciaba cómo el régimen no había podido ciatura en Filología Románica en Madrid, con el evitar la supervivencia de la cordura ilustrada. número dos de su promoción y Premio Extraordi- Aunque la intención del franquismo fuera liqui- nario. Pero ante la exigua perspectiva laboral que le dar los factores modernizadores de movilización ofrecían la Universidad, el Consejo Superior de In- social y de democratización cultural que habían vestigaciones Científicas o la Real Academia Espa- caracterizado la etapa republicana, a mediados ñola –instituciones con las que colaboraría–, y tras del siglo xx acontecieron variaciones de cala- haber iniciado sus cursos de doctorado, le surgió do en la opinión pública y, concretamente en el la oportunidad y se marchó a trabajar como profe- campo universitario, comenzó a llegar una nueva sor de español a la Universidad Laval, en Quebec, generación que rompería el silencio e instauraría donde al llegar en el verano de 1956 afirmó: «Por un ruido cada vez mayor: primera vez desde que tenía diez años, me siento en un país libre […] Me parece que estoy en otro [A]cude en un estado de irritación contra el mundo» (Lluch 2007: 83). En diciembre, meses medio ambiente que le rodea. Está en la edad pro- después de su instalación en esa ciudad a orillas del picia y cada día comprueba la diferencia que exis- río San Lorenzo, Rafael Lapesa le decía: te entre la realidad circundante y lo que machacan los órganos de expresión, lo que se comenta y se Celebro que se encuentre a gusto en esa univer- afirma en sus casas. La universidad le defrauda, sidad y comprendo muy bien que el criterio de las por el mediocre panorama cultural […]; los libros gentes […] le parezca amplísimo en comparación que tiene interés en leer no están autorizados. El con lo que domina por aquí. En ese aspecto segui- panorama profesional, una vez acabada la carrera, mos como cuando V. se marchó: con tranquilidad se le presenta muy incierto. Se encuentra rodea- aparente y con rumores, que no se cumplen, de do de prohibiciones, advertencias, admoniciones protestas o de mayor rigidez. Dicen que pronto (culturales, políticas, sociales, sexuales y familia- saldrá otra vez Ínsula, pero no dejan vender en Es- res), cuando lo que desea es enterarse de lo que paña, a pesar de haberse impreso aquí, un libro con pasa en el país y en el mundo, saber y aplicarlo, los mejores artículos de Américo Castro, publica- liberarse él y liberar a los demás españoles de una do como homenaje por sus alumnos de Princeton.7 extraña y angustiosa incomodidad que lo atenaza […] Empiezan a existir mayores facilidades para El joven valenciano había emigrado a Cana- salir al extranjero (Francia, Inglaterra, Italia, Ale- dá y su experiencia de vida contaba, como to-

7 Rafael Lapesa. Madrid, 22 de diciembre de 1956. BV-IS-Epistolario, caja 3.

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das, con interesantes notas biográficas previas, –¿Eran ésos los fascistas? más aquí las suyas vienen a reforzar su valor –¡Claro, hijo! simbólico. Y es que, como toda historia de –Pero… ¡si son como nosotros! vida, para narrarla y entenderla mejor hay que volver atrás. Ignacio Soldevila fue un niño feliz Max Aub medió para que publicaran este re- de educación laica que recordaba a su padre le- lato soldeviliano en la revista mexicana Cuader- yendo: un juez republicano, también aficionado nos del viento en 1964 y, años después, Soldevi- al cine y a la música, como lo serían su hijo y la (2009: 153-154) lo incorporó a sus Memorias su mujer. Pero, finalizada la guerra y dilapidada afirmando que eso sucedió exactamente en su la libertad, Ignacio Soldevila Galeana y Beatriz domicilio y aseverando con rotundidad: «No es Durante Mateo desaparecieron pronto: el pri- de extrañar que ni mi hermana [Elena] ni yo res- mero, detenido en la cárcel Modelo de Valencia petemos lo más mínimo las intenciones con que al concluir la contienda, solo duró unos meses se produjo el levantamiento militar, y tengamos al salir en libertad. Su mujer enfermó por el do- al ‘generalísimo’ Franco como último y princi- lor tras esa pérdida y falleció años más tarde. pal responsable de la destrucción de nuestra fa- Desde Quebec, con relación a estos radica- milia» (2009: 159).8 les efectos de la guerra, Ignacio Soldevila le Soldevila compartió con su amigo Max Aub remitió a Max Aub el relato titulado La men- su cotidianidad, preñada de literatura, pero tam- tira (1962), protagonizado por un niño llama- bién de ausencias, frustraciones y anhelos, como do Nelito. Concluye este texto con la entrada el del regreso a España. Conoció al escritor tras de las tropas vencedoras en Valencia, motivo un hallazgo dichoso al trasladarse a Madrid para por el cual la madre de Nelito le dice que no continuar sus estudios de Filología, finalizada la abra la puerta a nadie… Pero de pronto abre la educación previa en Xàtiva y Valencia, que reci- puerta de su casa; dos hombres le preguntan bió gracias a su familia paterna. por su padre y él lo llama; su padre los recibe Así, años después de aquella etapa valencia- y se marcha con ellos. Su padre se despide de na, un tío suyo, militar, por un tiempo lo acogió él, mas entonces su madre, fuera de sí, le recri- en un chalé de la capital. En la buhardilla que mina su comportamiento: ocupaba, Soldevila se encontró con la biblioteca requisada a un escritor exiliado en México: Pau- La puerta se cierra con un golpe duro, que sacu- lino Masip. Ahí descubrió Soldevila a Max Aub, de ecos por toda la escalera. buen amigo de Masip, lo que despertó un interés –¿Qué has hecho, Nelito? ¿No te dije lo que te- por el escritor ya nunca desvanecido. También nías que responder cuando vinieran? ansiaba –es más que comprensible– investigar

8 No solo lo afirmó en sus Memorias. A Willi Bredel, el 24 de marzo de 1966 le escribió: «La guerre civil pour moi fut non seu- lement le plus important événement de mon enfance, mais aussi l’origine de la destruction de ma famille et —bien sûr, hélas— de mon pays». BV-IS-Epistolario, caja 6.

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especialmente la Guerra Civil, y lo hizo a tra- se permitía un estudio sobre el Max Aub drama- vés de cuantas expresiones culturales abordaban turgo, mas solamente de la producción anterior a cualquier flanco de ese desencuentro que le dolía la guerra, omitiendo la que vino después del 36. en el alma. Rescatar la memoria del «otro» como impe- La trayectoria del crítico e historiador rativo moral caracterizó la construcción de la de la literatura memoria cultural del siglo xx, y Soldevila la res- Aparte de inaugurar y mantener en alza los cató, principalmente, en el marco de la historia estudios sobre Max Aub, con el transcurrir de de la novela española contemporánea, cuya na- los años Soldevila analizó la narrativa del siglo rración no es solo la elección de un pasado sino veinte con pericia y erudición, particularmente la de un futuro posible: la construcción de una en dos monografías señeras: La novela desde proyección histórico-cultural de ambiciosa pers- 1936 (1980) e Historia de la novela española pectiva. Su primer artículo académico, redactado (2001). Con relación a esta obra, recibió crí- en francés y publicado en dos partes –como lec- ticas encomiásticas. Así, el escritor José Luis tores previos contó con Lapesa y Aub– presen- Sampedro le decía: «Lo que más me gusta es taba la actitud de los novelistas ante la guerra su visión global de cada obra; su modo de lle- (Soldevila 1960). Después, largo tiempo dedicó gar en ella […] a sus entrañas, lográndolo de un a escribir una tesis doctoral sobre este tema y, modo especialmente feliz».10 en 1964, se la presentó en Madrid al catedrático Fue historiador, crítico, profesor e investiga- afecto al régimen Joaquín de Entrambasaguas, dor respetado. Trabajó mucho sobre la obra au- quien se la despachó diciendo que era un estudio biana y la de otros escritores, entre ellos Ramón histórico más que literario.9 Valga apuntar que Gómez de la Serna, de quien le apasionaba la esto sucedía cuando, diez años antes, el mismo creatividad léxica: nada extraño en quien tam- catedrático le había dirigido el trabajo de inves- bién era lexicógrafo. En este ámbito llegó a ser tigación final de carrera –familiarmente acabó miembro de la Academia Norteamericana de la llamándose «tesina»– en torno al teatro aubiano. Lengua Española, correspondiente de la rae y un Había censura, todavía obligatoria, y Aub queda- neologista sin par, siempre de matizada voz por ba relegado en las bibliotecas al particular infier- una aguda ironía.11 no de libros pecaminosos y de autores rojos. Así, Como historiador de la literatura, se planteó

9 Su tesis doctoral encontró no pocas trabas. El 12 de enero de 1955, Lapesa era designado como su director en la Universi- dad Central. El tema era lingüístico: «El castellano de Valencia». El 25 de mayo de 1964, con Entrambasaguas como director, este le apuntó que la tesis, como he referido, iba va más allá de lo literario y la rechazó. El 20 de diciembre de 1964 cambió nuevamente el título: «Aspectos semánticos de La Celestina: el lenguaje de los sentimientos». Solo en 1970 se doctoró con una tesis sobre la narrativa de Max Aub, publicada en Gredos en el 73, como se apuntará en un epígrafe posterior. 10 José Luis Sampedro. Madrid, 29 de diciembre de 2000. BV-IS-Epistolario, caja 7. 11 Para otros detalles de su currículum, así como para el catálogo completo de sus publicaciones, véase la página de autor

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no pocas veces qué criterios utilizar para el dis- en el diploma que recibió: «En reconeixement curso histórico acerca de la narrativa española, a la labor filològica i d’estudiós de la literatura, en su caso vertebrado por la flexibilización del especialment per la dedicació a la difusió i al co- concepto de «generación histórica», que defen- neixement de l’obra de Max Aub». día en virtud de la teoría sociológica de Fran- Por otra parte, frente al panorama patrio, en cisco Ayala, con quien mantuvo una larga amis- sus contribuciones Canadá le permitió una ma- tad.12 Igualmente determinante en su trabajo fue yor apertura que repercutió en su metodología, la incursión de cuantos novelistas, en su opinión, como confirmó en el prólogo aLa novela desde algún testimonio de calidad habían dejado –con 1936 (1980: 10): el consecuente seguimiento de tantas obras y au- tores–, como le recordaba Gonzalo Sobejano en Por su carácter de encrucijada cultural entre el abril de 1980: «Todos los novelistas españoles te mundo anglosajón y francés, por su decidida volun- estarán agradecidos, ya que a casi ninguno olvi- tad de no separar estudios lingüísticos y estudios das y a todos les dedicas una atención profunda y literarios en compartimientos estancos, la Facultad fundada en verdadero estudio». Años más tarde, de Letras de esta Universidad ha contribuido a crear en diciembre de 1992, también le apuntó: «[Igna- en [mí] una visión amplia y una permanente dispo- cio:] Siempre admiré tu benignidad hacia escrito- nibilidad receptiva frente a toda nueva tendencia, res que tú suponías aislados, desoídos o malogra- reflejada en los programas de enseñanza de estudios dos por la indiferencia». hispánicos y en todas [mis] publicaciones. A diferencia de historiadores como el propio Sobejano, Soldevila mantuvo un contacto profe- De este modo, entre hispanistas como él aso- sional, teñido en ocasiones de amistad, con nu- ma la perspectiva crítica concedida por la distan- merosos escritores, editores y críticos, al tiempo cia que, como he resaltado, se tornó positiva al que siempre estuvo abierto incluso a curiosos lec- convertirlos en agentes críticos. Pero, al menos tores. Agradecida fue la aparición de sus textos, en lo que concernía a su profesión, si hablaban aun cuando solo casi en su jubilación vio recom- de España, por lo general sostenían la conclusión pensado tanto esfuerzo y se le reconoció abierta- de que estaban mejor fuera que dentro, pese a mente; en el nuevo siglo hasta obtuvo el Premio los inconvenientes que para su trabajo cotidiano Lluís Guarner de la Generalitat Valenciana 2002, comportaba la lejanía del espacio español cuyo galardón que le fue otorgado, como se menciona campo literario reconstruían y analizaban con dedicada a Soldevila en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (Universidad de Alicante): http://bib.cervantesvirtual.com/bib_au- tor/soldevila/. 12 Sobre dicho concepto Soldevila escribió numerosas páginas. Véase particularmente «La contribución de Francisco Ayala al método histórico de las generaciones» (Soldevila 1992). Valga recordar que si Soldevila se sentía integrado en una generación era en la de los cincuenta: la generación de los niños de la guerra, y así especial querencia tenía por la literatura hilvanada por los Aldecoa, Carmen Martín Gaite, Daniel Sueiro, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio o Jesús López Pacheco.

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meritorio esfuerzo. Así, en julio de 1981, desde tre ellos: la membresía de honor de la Society Salamanca, Carmen Ruiz Barrionuevo, aludien- of Spanish and Spanish-American Studies o el do al «exilio económico» y a la «provisionali- Premi Lluís Guarner antes citado. Pero a Sol- dad» que su interlocutor le había referido («dura devila, homo academicus, le disgustaban los ya desde 1956»), le escribió sobre La novela comportamientos impropios de un campo donde desde 1936, que le pareció capital, diciéndole: los méritos, que deberían servir para evaluar a «Su estudio histórico realmente supera a los pre- sus miembros, tantas veces se ven suplantados cedentes por su rigor, y también por esa mayor por la endogamia. Igualmente echaba en falta la distancia del «centro» que es a veces tan nece- conversación enriquecedora y hasta las tertulias, saria para desprenderse de tabúes secularmente decía, frente a tantos egos revueltos –plato que impuestos». A Soldevila, fundamentalmente, no era el suyo–, contrario a vanidosos juegos de hallarse en un sitio tan periférico le enseñó a ma- poder enturbiadores del diálogo y negativos para durar ese vivir en la distancia y, asimismo, le fa- el desarrollo intelectual sano del cuerpo social. cilitó tomar la distancia intelectual e ideológica Al trazar su figura, desde la perspectiva que su necesaria en un campo cultural que seguía mar- ámbito de trabajo concede, se ha de recordar la cado por el maniqueísmo de «las dos Españas». expansión del hispanismo, que él protagonizó en primera persona. Su aportación a la Universidad El homo academicus y Laval, donde fue nombrado Catedrático emérito el campo universitario en 1993, no se restringió a la actividad docen- te, sino a múltiples tareas de administración, de Otra característica definitoria de Soldevila fue su gestión y de organización de encuentros profe- postura crítica ante el campo universitario, espa- sionales. Destaca también su marcado papel en cio social multidimensional definido por Bour- la gestación de la Revista Canadiense de Estu- dieu (2008) con sus propias reglas legitimado- dios Hispánicos y en actividades divulgativas ras: como todo campo, «es el lugar de una lucha externas, entre ellas las del Círculo Cervantes- por determinar las condiciones y los criterios de Camoens de Quebec. Ya jubilado, continuaría la pertenencia y de la jerarquía legítimas, es de- su actividad profesional con un curso anual en cir, las propiedades pertinentes, eficientes, apro- el programa de doctorado de la Universidad de piadas para producir, funcionando como capital Alicante –ciudad en la que, por recomendación los beneficios específicos que el campo provee» médica, desde 1991 fijó su residencia durante (Bourdieu 2008: 23). seis meses al año–. Su actividad prosiguió dada Soldevila integraba dicho campo con indica- su asistencia a numerosos seminarios, congresos dores de notoriedad intelectual y de prestigio y conferencias en otros lugares. Además, siem- científico que le reportaban un valioso capital pre pendiente de las voces del idioma, continuó simbólico, proveniente del poder universitario rellenando pacientemente fichas lexicográficas y académico, así como de sus títulos, publica- que remitía a la rae, en la cual su trabajo fue ciones, premios y reconocimientos varios, en-

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reconocido por académicos como Rafael Lape- exilio, amarga e impotente en general, origen de sa, Fernando Lázaro Carreter, Antonio Colino o la tragedia del desarraigo propia de los exiliados, Manuel Seco. cuya adaptación al medio se realizó, no pocas Tales rasgos llevan a evocar uno esencial de su veces, en condiciones adversas y en un marco personalidad: la generosidad del humanista, su fe de sufrimiento. Por ejemplo, entre los escritores, optimista en el hombre y en sus posibilidades. En una de las características más constantes fue la primer lugar, Soldevila fue un querido profesor y importancia del tiempo y la predisposición al en su actitud destacó siempre la atención cordial testimonio (y como consecuencia a la introspec- y el respeto del maestro al alumno. En segundo ción). La literatura, que es otro modo de contar lugar, destaca la responsabilidad ante el arte y la la Historia, les permitía dejar una huella para el ciencia que Soldevila sentía, y, por tanto, su ma- futuro, reivindicar la memoria y la verdad his- nera de ser definiría a un intelectual por su con- tórica contra la deformación y la mentira. Una ciencia y su pensamiento críticos, la exigencia de memoria que desembocaba obsesivamente en la humanidad, la insatisfacción ante la realidad, e Guerra Civil. insisto en ello: su disponibilidad y su generosidad. Pero una vez fuera la experiencia clave vie- Trabajaba con una humilde erudición puesta ne dada cuando, des-centrado, uno se pregun- al servicio de un conocimiento exigente. Con un ta: «¿Qué hago yo aquí?», y se dice y se repite: acervo crítico envidiable, los miembros de su «Quiero volver a casa». En este sentido, el re- generación, pese a las dificultades, compartían greso tampoco fue posible para muchos de esos su saber y su tiempo; ayudaban al otro sin alha- universitarios que emigraron. Por ello compar- racas de ninguna clase, sin prerrogativas ni dis- tieron con los exiliados una España anhelada que tancias mediadas tan frecuentes entre las fuerzas se rememoraba y sobre la que escribían, una Es- que se mueven en el campo universitario. Así, paña que, en la literatura creativa y testimonial, la bonhomía que lo caracterizó se vincula con así como en las contribuciones críticas, devino quienes, como él, se dedicaron a una parcela del un tema seguido con ansia al sentir la falta de saber atentos, curiosos, con valores definidos y contacto con la tierra: escribir sobre España era un deseo de conocer sin excluir a nadie, en aler- una manera de estar allí. Esos jóvenes que vi- ta ante lo que, sobre todo los jóvenes, pudieran vían en el extranjero también pasaron del inicial aportarles. Fue rasgo propio de quienes requirie- sentimiento de provisionalidad, del optimismo ron de los otros para crecer, con relaciones donde en la vuelta, a la pérdida de la confianza en ella, primaban la cooperación y los gestos solidarios. a la imposibilidad de abandonar el permanente recuerdo de España. Sobre el deseo de vuelta: el enraizamiento En Soldevila el deseo de volver fue constante, y a esa situación se refirió mediante la vozenrai - La deliberada opción de abandonar España, zamiento, con la cual definía el sentimiento de como la de Soldevila, incomparable es frente a pertenencia a un lugar del que uno ha sido tras- la salida impuesta y la prolongada espera en el

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plantado. Así, ante el alejamiento y la extrañeza, un romero bajo los pinos, montar a pelo el viejo en la epístola a Max Aub del 25 de noviembre caballo de tiro, dar cuatro gritos y… defecar jun- del 68, donde utilizó esa forma derivada de en- to a una cepa, comien­do uvas, todo se me pasaría. raizar, Soldevila le planteó estas preguntas: Pero estoy acolchado entre nieve estéril, activi- dades de ardilla, frío, silencio inodoro, ausencia. ¿Es cierto, en el fondo, que el escritor, el intelec- (Lluch 2007: 157). tual, como los nabos, no puede vivir sin sus raíces bien plantadas en su tierra natal? En primer lugar, Nuevo ejemplo asoma en una carta del 16 de ¿somos vegetales? Y en segundo lugar, si así fuera, diciembre de 1964, donde apuntó: ¿no hay injertos? ¿No se trasplantan los naranjos, los pinos, el arroz, las lechugas? (Lluch 2007: 285). ¿Se cree Ud. que, a pesar de estas y otras mi- nucias, me ha entrado la desazón de volver a Es- Aub, el 2 de diciembre, recordando su feliz paña definitivamente? Económicamente vendría a máxima de que uno siempre era «de donde había malvivir, no me importa. Políticamente me senti- estudiado el bachillerato o aprendido un oficio», ría acongojado. No se me da gran cosa. Tendría le respondió: que soportar a mi familia. Ni por ésas. Sigo con- siderando mi vuelta, presentarme a una cátedra de Es más interesante la segunda parte de tu pre- francés y buscarme tres o cuatro jobs por Madrid gunta, es decir, por qué nosotros hemos escrito­ para 1966. ¿Entiende Ud. algo de todo esto? Ra- obras más enraizadas en España que no los escri- cionalmente, yo, no. (Lluch 2007: 229). tores de allá. Primero es cuestión de generación: salimos hechos y solo a última hora nos ha dado, En otros testimonios, como las cartas que man- a algunos, por hacer pinitos de los países que nos tuvo con su amigo Enrique Fernández, hablaba tocó pero siempre como obra menor. En cuanto a del desarraigo y solicitaba ayuda para inscribir- los del interior, como querían marcharse, por lo se en oposiciones para catedrático de instituto – menos, se han quedado en la superficie sea del mar lengua francesa–, lo que finalmente no hizo. En como Aldecoa o haciendo viajes a Alemania como otro lugar, en enero de 1963, siete años después Lera. (Lluch 2007: 286). de su marcha, le confesaba a Lapesa que sentía una «terrible añoranza de España». Su maestro Ese deseo de vuelta fluía en sus misivas a Max le respondió: Aub desde antes: ya el 25 de febrero de 1962 Sol- devila le había dicho: Comprendo muy bien que precisamente al con- solidarse su situación ahí y con una buena carrera Me ocurre en estos momentos sentir la tierra de a la vista, sienta la añoranza de España más fuerte mi tierra como única salvación. Si yo pudiera en que antes. Sí, está V. con el riesgo de convertirse en este mismo momento revol­carme en ella, morder exiliado económico, como yo suelo llamar a quie-

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nes se crean en el extranjero una posición sin tener fue entonces cuando aceptó su destino y dejó de punto de apoyo para establecerse un día en España. explorar las vías del retorno. La desazón del des- Mi consejo es que antes de desarraigarse –con todo arraigo fue angustiosa, mas enriquecedora: vivir el dolor que eso supondría para su mujer y para V., des-centrado le permitió tener una mayor con- dolor incurable, por lo que veo en cuantos casos ciencia –esto también lo reconocía– de la cultura conozco– se resuelva V. a hacer unas oposiciones. y de la vida que, como ya he destacado, se plas- […] Lo importante es que V. pueda venir a abrirse mó en su trabajo crítico. las puertas de aquí sin dejarse cerradas las de ahí: De manera que el tiempo fue pasando en una licencia –¿no hay año sabático?– sería la so- Quebec y Soldevila disfrutó de su vida letrahe- lución. rida: leyó, investigó, escribió sobre la guerra y otros temas de su interés, e incluso cambió de En efecto: a comienzos de los setenta tuvo la tesis ante la negativa de Entrambasaguas alu- oportunidad de pedir un año sabático y regre- dida –estudio histórico más que literario…–, sar temporalmente. El 23 de abril de 1969 se lo pero antes de hacerlo, en 1964 recibió el apoyo anunciaba a Max Aub: de José Manuel Blecua y de Francisco Rico en Barcelona para seguir adelante con su proyec- Voy a intentar volver a España. Desde ahora to doctoral. Sin embargo, esta opción suponía empiezo a meter clavijas por donde puedo, tran- rehacer todos los cursos de doctorado y, así las quilamente, hasta que «suene» alguna. Estoy ya cosas, se doctoró en Letras en Quebec en 1970, saturado de emigración (no sé cómo me atrevo a aunque del tema de la novela y la guerra en un decirte esto A TI, pero no deja de ser la verdad) conjunto de creadores, Soldevila pasó a inves- y prefiero morir en una yacija de Ocaña que en tigar y redactar un relevante y pionero estudio: un mullido lecho de Quebec. Y de todas maneras, La obra narrativa de Max Aub (1929-1969), tampoco me hago ilusiones: en Ocaña no meten a que vio la luz en la prestigiosa colección de tontos de mi calibre. (Lluch 2007: 305). Gredos dirigida por Dámaso Alonso (Biblioteca Románica Hispánica). Con el libro ya impreso, Pero Soldevila se dio cuenta de que el camino y con relación al enraizamiento, el 13 de abril lo reconducía a Canadá, ya que infructuosos re- de 1973, Valentín García Yebra, editor de Gre- sultaron sus deseos de trasladarse a Estados Uni- dos, le escribía: dos o, en ese final de la década de los sesenta, de instalarse en Madrid, si bien a la capital espa- Comprendo perfectamente lo que me dices ñola llegó e incluso se compró una vivienda que de tu «dorado» destierro. Es verdaderamente vendería después. Allí pretendía llevar a cabo la lamentable que las personas valiosas que de- implantación tecnológica en la rae, o encontrar searían trabajar en España tengan que ganarse un hueco en la Universidad. Quienes lo conocie- la vida fuera. Esperemos que tan triste situa- ron bien aseguran que, ante su fallido objetivo, ción no se haga permanente. […] creo yo que

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habrá posibilidad de que regresen con todos ta universitaria tuvo consecuencias políticas im- los honores todos los que ahora enseñan contra previstas. El cónsul de España en Quebec mandó su voluntad en universidades extranjeras. […] citar a Soldevila para preguntarle cómo se había Mientras tanto, no te amargues la vida. Eres jo- atrevido a invitar a alguien que escribió un libro ven, y puedes esperar cinco, diez años. En ese titulado: La verdadera historia de la muerte de país no se está mal. Francisco Franco. Ignacio Soldevila contestó que, precisamente en este libro, Max Aub mos- De nuevo, en julio del 77 García Yebra le decía: traba que tal asesinato no cambiaría nada en el régimen y que era por lo tanto inútil… Y se atre- Siento tener que aconsejarte, como amigo, que vió a preguntarle al cónsul si había leído el libro no se os ocurra re-emigrar sin aseguraros antes un que condenaba en forma tan categórica. «¡Nunca puesto adecuado. La economía española –esto se jamás!» le contestó el cónsul, con la arrogante ig- escribe a diario en los periódicos– va mal, y se norancia de los fieles servidores de los totalitaris- teme que vaya cada vez peor. El paro, también mos. (Beaucage 2009: 165). entre los intelectuales, es cada vez mayor. Yo soy fundamentalmente optimista, y quiero esperar, a La conciencia, la memoria pesar de todas las apariencias, que esto acabará El porqué del conflicto bélico y sus consecuen- arreglándose. cias fue una línea de investigación que Soldevila exploró durante décadas en películas, ensayos, Precisamente el primer libro de Soldevila novelas, dramas, poemas… En sus últimos años permite mencionar otro aspecto: cómo, para le impactaron dos novelas: Mala gente que ca- quien llegaba a Canadá y se sentía libre, tam- mina (2006) y El corazón helado (2007). En la bién había obstáculos de la dictadura, que en el primera, de Benjamín Prado, se halló ante una exterior contaba con mecanismos de control. Su metaficción que presentaba un tema oculto hasta ensayo tuvo que someterse a la censura;13 se en- hace pocos años al gran público: los niños per- contró con que el director del departamento al didos del franquismo, y a esta novela le dedicó que llegó era un ferviente admirador de Salazar uno de sus últimos trabajos (Lluch 2006). De la y de Franco y, como botón de muestra, cabe re- segunda fue lector privilegiado gracias a un ges- saltar que el primer desencuentro –o encontro- to precioso de su autora, Almudena Grandes, al nazo– llegó con la visita de Max Aub, invitado contar como lector con Ignacio, o Iñaki, o Na- por Soldevila en 1962: cheras, o Nacho –como también lo llamaban sus amigos y familiares. En el ambiente de la época, la inofensiva visi- Al final de sus días decidió escribir sus me-

13 El 15 de septiembre de 1971 García Yebra se lo advirtió por carta a Soldevila. Por ejemplo, del relato titulado La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, el lector puede comprobar cómo en el ensayo figura el nombre del dictador como «F. F.».

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morias –publicadas en 2009– para que conocie- español en Canadá, cuyo padre desapareció por ran mejor su historia sus hijos Alicia, Manuel, motivos políticos tras la guerra. En Conte de Felipe y Carlos. En ellas no llegó a aludir al en- la Lune, obra dirigida a los adolescentes, toma raizamiento ni a momentos de su madurez antes cuerpo la historia de un padre encarcelado y un referidos. Allí aseveraba que al fin descansaba, niño que evoca su relación con él, marcada por decía, gracias a un ensayo14 sobre aquella guerra la magia seductora de las palabras y la capacidad que le había marcado la vida, y evocando su in- creativa y narrativa del hombre. Se exhibe, ante fancia escribió: todo, el valor de la memoria, la familia, la imagi- nación, el reconocimiento de un yo, del hombre Esos años de escuela feliz, cine, lecturas, mú- en sí que, como señala un personaje aubiano en sica y buena comida de tres cocinas vendrán a ter- la novela Campo abierto: «Lo es justamente por minar de manera dramática el 18 de julio de 1936, eso, porque tiene conciencia, y la tiene porque cuando aún no tenía yo siete años. […] Creo que tiene memoria. El hombre tiene precedentes». el mejor estudio que se ha escrito sobre esa guerra En 2006, Soldevila decidió que su biblioteca y ha sido el del historiador inglés Antony Beevor, su archivo, con todo lo que significaban para él, aparecido en español en 2005, y que me exime de se conservaran en su ciudad natal, en la Bibliote- extenderme más en la descripción o interpretación ca Valenciana. Así, en cierto sentido volvió a Va- de esa guerra, salvo para lo que afecta a mi familia lencia, y sus libros y archivos varios se encuen- y a nuestras vidas. tran hoy bien arropados por otros fondos allí de- positados, como los de su vecino de la infancia: Aparte del vivo contacto con España y de la Nicolau Primitiu, evocado con admiración en las lengua que Soldevila y su mujer, Alicia Ruiz, les Memorias apuntadas, o los de su venerado maes- habían transmitido a sus hijos, entre estos últi- tro: Rafael Lapesa. En consecuencia, la genero- mos calaron mucho los recuerdos paternos. Por sidad de Soldevila, antes subrayada, le devolvía ejemplo, a Soldevila le depararían un momento a España el legado de quien salió a mediados de crucial en el que sintió vibrar las fibras sensibles: los cincuenta con un capital cultural que no hizo el estreno de Conte de la Lune (Soldevila 2009), sino crecer y multiplicarse en Canadá, revirtien- una obra dramática que evidencia el impacto de do en España. su experiencia vivencial en su hijo Felipe: dra- Y para concluir esta aportación crítica sobre el maturgo, profesor, actor y director de escena. (re)encuentro de los universitarios españoles con En ella se cuenta la vida de un joven emigrante el exilio republicano, premisa de la que partieron

14 Véase Beevor (2005). De esta manera lo recordaba Beaucage (2009: 166): «‘Así que esa guerra –dijo– no era nada inevi- table. Se produjo primero porque casi todos los actores políticos optaron por la politique du pire. Era una república con fascistas, monárquicos, comunistas, anarquistas, pero con muy pocos republicanos. Y en segundo lugar, porque el golpe que dio Franco fue un fracaso: no pudo imponer su dictadura sino después de haber destruido España’. Noté que el haber encontrado una respuesta a la pregunta de toda una vida le producía a la vez sosiego y una desilusión profunda: ¡tanto sufrimiento y se podía haber evitado!».

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estas páginas, y en especial por el valor simbó- (ed.) (2010): El exilio científico republica- lico de la experiencia protagonizada por Solde- no. València: Publicacions de la Universitat de vila, recupero unas palabras del escritor Antonio València. Fontana (2009: 176), quien para finalizar su con- Beaucage, Pierre (2009): «Ignacio Soldevila Duran- te: recuerdos vivos», en J. Lluch (coord.), «Ho- tribución –constituida a partir de varios mensajes menaje a Ignacio Soldevila Durante. Una vida entre él y Soldevila– en el homenaje que en 2009 letraherida», El Correo de Euclides, 5, pp. 163- el anuario aubiano, El Correo de Euclides, le de- 166. dicó a quien también fue su primer director, se Beevor, Antony (2005): La Guerra Civil española. dirigió al valenciano y le apuntó: Traducción de Gonzalo Pontón. Barcelona: Crí- tica. Quizá pensarás que qué forma más rara de darte Blanco Aguinaga, Carlos et al. (1969): La Univer- las gracias –por tu amistad, tu complicidad, tu ne- sidad. Prólogo de Pedro Laín Entralgo. Madrid: gro sentido del humor–, el recuerdo de estas cartas Ciencia Nueva. (2008): «Nota al pie: dos generaciones», en las que no te escondes de nada, Ignacio: ni del en Ascunce et al., vol. i, pp. 41-54. pasado, ni de la muerte. Cartas en las que sigues Bly, Peter (1994): «El hispanismo en el mundo; presente, ahora que estás, seguro, a la vera de Max bibliografía y crónica: Canadá». Boletín de la Aub. ¿Adónde si no? Asociación Internacional de Hispanistas 1, pp. 18-19. Bourdieu, Pierre (2008): Homo academicus. Tra- Bibliografía ducción de Ariel Dilon. Buenos Aires: Siglo xxi Editores. Abellán, José Luis (2008): «La ciencia médica en el Claret Miranda, Jaume (2006): El atroz desmoche: exilio: antes y después de la guerra civil», en As- la destrucción de la Universidad española por el cunce et al., vol. i, pp. 517-525. franquismo, 1936-1945. Barcelona: Crítica. Álvarez Arregui, Federico (2008): «Universidad y Fontana, Antonio (2009): «Ignacio en sus cartas», Exilio», en Ascunce et al., vol. i, pp. 17-28. en J. Lluch (coord.), «Homenaje a Ignacio Solde- Álvarez Barrientos, Joaquín (ed.) (2011): Memoria vila Durante. Una vida letraherida», El Correo de de hispanismo. Miradas sobre la cultura espa- Euclides, 5, pp. 175-176. ñola. Madrid: Siglo xxi Editores. García Lorenzo, Luciano (1969): «Información del Ascunce, José Ángel; Mónica Jato; Mª Luisa San Mi- Canadá. Los estudios hispánicos en las univer- guel (coords.) (2008): Exilio y Universidad (1936- sidades canadienses». Boletín de filología espa- 1955). Donostia: Saturraran, 2 vol. ñola, 32-33, pp. 16-24. Balibrea, Mari Paz (2007): Tiempo de exilio. Una mi- Gies, David T. (2001): «El hispanismo que viene: Es- rada crítica a la modernidad española desde el tados Unidos y Canadá», Arbor 664, pp. 493- pensamiento republicano en el exilio. Barcelona: 511. Montesinos. Giménez Micó, José Antonio (2006): «Canadá, los Barona, Josep Lluís (ed.) (2003): Ciencia, salud pú- estudios transatlánticos y el espacio cultural lati- blica y exilio (España 1875-1939). Valencia: Se- noamericano», en Juan Fernández, Jesús López minari d’Estudis sobre la Ciència.

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De 22 de febrero de 1954 data la prime- La filología española en ra carta de Ignacio Soldevila a Max Aub. Se el exilio: continuidad y presenta como un estudiante de último curso de Filología, que trae el aval de Ángel Lacalle para discontinuidad establecer el primer contacto con quien iba a ser objeto de su tesina de licenciatura, que estaba josé-carlos mainer Universidad de Zaragoza dirigida por uno de los más feroces (aunque no de los más tontos) catedráticos vencedores de la guerra civil. De junio del 54 es la segunda misi- Resumen: El presente trabajo recuerda las conse- va, donde le cuenta el éxito de la tesina y su ac- cuencias de la guerra civil en la entonces floreciente tual y lamentable estado académico: «Ahora me escuela española de filología. Hubo incomprensiones encuentro ante la vida, por primera vez a los 24 y rupturas, más en el interior que en el destierro, pero años. Tengo una carrera, y no puedo abusar más el exilio de los profesores más distinguidos no inte- de la generosidad de mis tíos. (No tengo padres. rrumpió del todo la continuidad y el diálogo de unos Mi padre, republicano de pura cepa, salió de seis y otros. Y fuera del país, los historiadores literarios se meses de cárcel con la muerte en el alma, y no dedicaron a fecundas interpretaciones y a temáticas sobrevivió un año a su querida República, mi que estaban fuertemente marcadas por los aconteci- madre tampoco quiso vivir sin él). Pero… Des- mientos que se acababan de vivir. pués de cinco años de Universidad… ¿cree Vd que me encuentro con el porvenir resuelto…? Palabras clave: Historiografía literaria española. Historia No señor. Soy el número dos de mi promoción de la Universidad española. Exilio de 1939. y estoy en la calle. Hasta dentro de dos años no podré opositar a una mísera cátedra de Instituto, Abstract: This work deals with the aftermath of the porque he de hacer, aunque sea nominalmente, Spanish Civil War upon the thriving philological tra- dos cursos de prácticas […]. No puede Vd. darse dition of the time. Whereas in the interior there were idea de la cantidad de licenciados que vegetan en misunderstandings and ruptures, the most distinguis- academias y centros semejantes, con unas san- hed exiled professors kept up with this discourse guijuelas de directores que apenas les dejan para and the dialogue between Spain and the exile. Out- comer y cuanto menos para formar un hogar».1 side Spain, literary historians devoted to fertile rea- Quince años después de la catástrofe de 1939 dings and topics directly related to the recent events. nada había cambiado en la inhóspita España de posguerra y tampoco lo había hecho, por con- Keywords: Spanish Literary Historiography. History of the siguiente, el rescoldo de fidelidad y de espe- Spanish University. 1939 Exile.

1 Epistolario (1954-1972). Max Aub-Ignacio Soldevila, ed. Javier Lluch Prats, Biblioteca Valencia-Fundación Max Aub, Valencia, 2006, p. 43.

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ranza que llevaban a un joven, hijo de «rojo», también a un antiguo profesor suyo, ahora fuera a confesar sus cuitas a un escritor exiliado. De de España. El 6 de julio de 1947 le escribía a este milagro de contumacias y de lealtades, de su admirado Amado Alonso, quien acababa de resistencias y de nostalgias, vamos a hablar aquí ser expulsado –por el gobierno peronista– de la porque lo que marcó a mucha de la cultura espa- dirección del Instituto de Filología, de Buenos ñola del interior fue su relación, no siempre fá- Aires, y se estaba asentando en Estados Unidos: cil, con la del destierro. Y porque mucho, o casi «[…] No sabe la ilusión, la avidez, con que estos todo, de lo que constituyó ese mismo exilio fue años últimos nos lanzábamos sobre los números su confrontación, tampoco fácil, con la España de la Revista de Filología Hispánica que nos que seguía existiendo al otro lado del mar. Son llegaba a salto de mata. Era la prueba de que la dos universos que se condicionan y se explican tradición de la gran escuela tenía un rebrote es- mutuamente: el exilio lo es porque persiste el in- pléndido, y esto nos consolaba en nuestro aisla- terior y no cabe negarlo; el interior se siente mu- miento. Nosotros aquí, dispersos y sin libros, no tilado y casi culpable, a veces, o incómodo otras, podíamos hacer grandes cosas; pero el Instituto porque existe y se afirma el exilio. Una de las de Filología de Buenos Aires mantenía enhiesta esperanzas que albergaba el joven Soldevila re- la bandera. Era el ejemplo que invitaba a superar sidía precisamente en lo que pudiera hacer por él los momentos –muy numerosos– de desánimo y alguien al que, siendo candidato al destierro, las de amargura […]».3 circunstancias le habían hecho vivir en España y El 10 de diciembre del mismo año, en oca- alcanzar para entonces una mediana estabilidad: sión de recabarle noticias sobre los cursos que el filólogo Rafael Lapesa. Y por si no sabía de impartirá en su inminente viaje a los Estados quién hablaba, se lo presentaba a Max Aub: «Tal Unidos, Lapesa le manifestaba a su amigo Alon- vez Vd. lo conozca, es catedrático de Gramática so su renuncia a la posibilidad de establecerse Histórica y el mejor profesor que he tenido nun- en aquel país. Y lo hacía con cierta solemnidad ca».2 A Lapesa debería luego el poder trabajar inevitable: «Con toda sinceridad contesto a su en el seminario lexicográfico de la Academia. pregunta: no pienso quedarme en América. Mi Pero hoy sabemos también algo de los proble- proyecto es estar ahí hasta septiembre de 1949 mas y las carencias que, un tiempo antes, había todo lo más. Hace dos años, cuando todas las padecido él mismo y cómo los había trasladado puertas se me cerraban aquí, pensé en marchar

2 Ibídem, p. 48. 3 La carta citada y la siguiente se hallan entre los «Papers of Amado Alonso», que custodia la Universidad de Harvard (hugfp 80.10, Harvard University Archives), de los que hay una copia en la biblioteca de la madrileña Residencia de Estudiantes. En el apéndice «Un manojo de cartas: epistolario de Rafael Lapesa a Amado Alonso», de mi artículo «La estilística cordial: la obra crítica de Rafael Lapesa» (en el volumen que he coordinado El Centro de Estudios Históricos (1910) y sus vinculaciones aragonesas (con un homenaje a Rafael Lapesa), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2010, pp. 309-315), se reproducen y comentan estos y otros pasajes de esta interesante correspondencia.

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tal vez para siempre. Ahora tengo en la Univer- fue peculiar: muchos se dedicaron al estudio de sidad de Madrid un puesto que no quiero perder. temas españoles o hispanoamericanos y el in- Podré vivir con él, podré tener a mano libros y glés fue para ellos una lengua de relación secun- datos; además será donde pueda hacer una labor daria; otros, como los dedicados a las ciencias, más útil: Dámaso necesita quien le ayude en la hubieron de adoptar el nuevo idioma como vehí- tarea de orientar a los filólogos en ciernes. Me culo de expresión profesional pero mantuvieron seduce la idea de contribuir aquí a la continuidad estrechas relaciones de amistad con sus colegas de la gran escuela, a que no se ahogue el espíritu humanistas de habla española y formaron con de nuestro Centro de Estudios Históricos. Ahora ellos una suerte de colonia «nacional» informal mismo siento pena por un curso de excelentes pero de fuerte persistencia. Y la continuidad no muchachos que voy a dejar abandonados; habían se perdió, ni siquiera en la segunda generación, estado sin profesor de filología española la ma- ya plenamente integrada en la vida norteameri- yor parte del curso último, y al encontrarse con cana. De ese modo, en México o en Chile, en Dámaso y conmigo han respondido con verdade- Argentina o en el «Estado Libre Asociado» de ro afán. Pero el viaje a América es una experien- Puerto Rico, en Estados Unidos o en Canadá, cia necesaria: yo no he conocido la universidad los profesores y los escritores reconvertidos en alemana y, aparte de algunas visitas a París, no tales continuaron trabajando sobre España y he estado fuera de España; necesito, aunque sea sobre lo hispánico. Y los escritores siguieron a mis cuarenta años, ese asomarme a otros hori- abordando de preferencia la explicación de la zontes. Además ¡he de aprender tantas cosas con guerra civil, la evocación reiterada del mundo Vd. y con Castro! Y sobre todo me atrae pensar que habían dejado o los problemas de su propia en año y medio de estar con los maestros y ami- condición de exiliados. gos de siempre». La pregunta implícita que se hizo Francisco Ayala desde Buenos Aires en 1948, «Para quién Exilio e interior escribimos nosotros», tuvo una respuesta prácti- ca que no era, en el fondo, la que su propio ar- De todos los grandes exilios del siglo xx, pocos tículo esbozaba y deseaba: «De nada vale cerrar como el español han mantenido tanta vincula- los ojos a la realidad y prescindir de ella, borrar- ción con el pasado cultural y lingüístico que de- la en la imaginación; pues tan arriesgada pirueta jaron atrás, quizá con la excepción del cubano no se puede cumplir sino a costa de eliminarse posterior a 1959. La implantación mayoritaria- también uno mismo; equivale al suicidio. Si no mente latinoamericana de sus componentes hizo deseamos incurrir en él, si hemos de intentar posible el mantenimiento de la lengua, pero in- salvarnos, salvando la continuidad de las letras cluso en el caso del selecto grupo de profeso- españolas, tenemos que ponernos a elaborar li- res universitarios españoles que se instaló en el terariamente las inmediatas cosas que la realidad Este de los Estados Unidos, desde un comienzo en cuyo centro nos hallamos instalados ofrece o desde el decenio de los cincuenta, la situación

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a nuestros ojos […], desde el centro mismo de gios de Claudio Sánchez Albornoz nada menos la más rigurosa y concreta y tensa conciencia que a Felipe ii, como también «el excelente libro de actualidad».4 Aunque Ayala siguió hablan- que escribió Salinas sobre Jorge Manrique, los do de España –como ensayista, como narrador estudios de Xirau sobre Ramón Llull y Vives, el y como estudioso de las letras españolas–, es de los místicos y teólogos españoles del Siglo de muy cierto que también dirigió su interés hacia Oro, de Gallegos Rocafull, el de San Juan de la el nuevo escenario en que vivía y nunca quiso Cruz, de García Bacca».6 sentir el destierro en forma de conciencia maso- Algo antes, en 1947, se había constituído en quista. Pero no fueron muchos los que siguieron México una «Unión de Intelectuales Españoles», su ejemplo… Lo observó agudamente un joven uno de cuyos objetivos era precisamente conec- intelectual, José Luis López Aranguren, enton- tar con el «movimiento intelectual» que busca- ces vinculado al grupo falangista (mal llamado ba «la liberación de España desde el interior». «liberal»), en un importante artículo de 1953: Y en julio de 1956, su directiva –presidida por «Comoquiera que sea –concluía su trabajo–, lo León Felipe– editó un Boletín de la Unión de In- que aquí nos importa es que los intelectuales telectuales Españoles que, entre agosto de 1956 españoles expatriados no llevan camino de des- y mayo de 1961, dio a la luz catorce entregas. En leírse en lo «occidental», lo «humano» o cual- la primera se hacía un cumplido elogio de Pedro quiera otra categoría obtenida por evacuación de Laín Entralgo, Rector de la Universidad de Ma- la españolidad […]; la emigración, lejos de des- drid recién defenestrado, y de Dionisio Ridruejo, arraigarlos, los vincula cada día más». Y previa- disidente y perseguido, a la vez que se reseñaban mente, como anticipando la extrañeza con que encomiásticamente libros de poesía de Leopoldo algún compatriota leería estas líneas, aseguraba: de Luis, Blas de Otero y Gabriel Celaya, actitud «Empecemos por reconocer esto: los emigrados que en la segunda entrega se repetiría a propó- aman, sin duda, a España […]. Los desterrados sito de dos filmes españoles triunfantes en Can- no sólo aman a España, sino que creen, conti- nes: Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem, y núan creyendo en ella […]. Los emigrados se Calabuig, de Luis G. Berlanga.7 No se engaña- consagran a la valoración del sentido de nuestra ba, pues, quien veía en el exilio una conciencia historia y, por ende, de las grandes figuras espa- común y un nada oculto brindis por el futuro, ñolas».5 Y citaba al respecto los ponderados elo- aunque difícil, reencuentro.

4 «Para quién escribimos nosotros» (Cuadernos Americanos, 1948), en El escritor en su mundo, Alianza, Madrid, 1990, pp. 220-221. 5 «La evolución espiritual de los intelectuales españoles en la emigración» (Cuadernos Hispanoamericanos, 1953), en Crítica y meditación (1957), Taurus, Madrid, 1977, p. 153. 6 Ibídem, p. 155. 7 Los catorce números del Boletín (agosto de 1956-mayo de 1961) están reproducidos facsimilarmente por Renacimiento, Sevilla, 2008 (Biblioteca del Exilio, Anejos XII), con prólogo de Federico Álvarez y estudio de Manuel Aznar Soler (pp. xxiii-lxxvi).

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Entre la confrontación y la continuidad Fernández Montesinos, que era hermano del al- calde de Granada asesinado por los franquistas y, Porque no iba a ser fácil, sin embargo. La crea- por ende, concuñado de Federico García Lorca. ción del Consejo Superior de Investigaciones Con su humor sardónico de siempre, Fernández Científicas se hizo sobre los edificios y el legado Montesinos se calificaba como «el Anónimo de material y científico de la Junta para Ampliación Hamburgo» pues en los volúmenes sólo había de Estudios. Y la sucesión fue, en más de una persistido la mención del lugar donde fue redac- ocasión, una fagocitación con aspectos de rapiña tado el prólogo y el año de 1923. Uno de los últi- o de damnatio memoriae. Así lo ha calificado Al- mos y más prometedores becarios del Centro de berto Montaner Frutos al reparar en que el tomo Estudios Históricos, Ramón Iglesia Parga, había xxxiv de la Revista de Filología Española apa- sido el «joven español» en Götteborg al que Gi- reció fechado en 1937 pero bajo el sello institu- ménez Caballero quiso hacer primer recluta del cional de un «Instituto Antonio de Nebrija», del fascismo español en 1928. Pero acabó por hacer- Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se de izquierdas y convertirse en la esperanza de que tardaría todavía tres años en fundarse. En la la naciente sección hispanoamericana del Centro portadilla del primer cuaderno que lo integraba y de la interesante revista Tierra Firme (1935- sobrevivió, sin embargo, la indicación «Junta 1936). En el Congreso Americanista de Sevilla, para Ampliación de Estudios e Investigaciones de 1935, presentó un trabajo original, ambicioso Científicas. Centro de Estudios Históricos», a y discutible sobre «Bernal Díaz y el popularismo quien correspondió la compilación y edición de histórico», un concepto que podría engarzar un su contenido. De ese modo, concluye Montaner, sector de la cronística medieval y la Verdadera «se suplanta a los verdaderos responsables inte- Historia, y comenzó –por encargo de Menén- lectuales y materiales del mismo, pero al mismo dez Pidal y con la colaboración de su mujer, tiempo, la apropiciación que conlleva supone el Raquel Lesteiro, de Antonio Rodríguez Moñi- reconocimiento de la trayectoria científica que no y de otro becario argentino, Ángel Rosen- dichas instituciones representaban».8 No fue la blat– la edición crítica de la magna obra de única vez… El Consejo convirtió en iniciales los Bernal Díaz del Castillo cuyo primer volumen nombres de Amado Alonso y Raimundo Lida al se publicó en 1945, con la habitual supresión reeditar en 1940 la Filosofía del lenguaje de Karl de los nombres de sus responsables científicos. Vossler (un encargo del Centro, anterior a la gue- En 1967 la obra completa se presentó, acredi- rra), algo muy parecido a lo que hizo Espasa-Cal- tando ya los nombres de todos, pero sin que pe cuando reimprimió los libros de los hermanos su nuevo editor, el jesuita Carmelo Sáenz de Valdés, en la colección Clásicos Castellanos, y Santamaría, señalara las aportaciones respecti- suprimió el nombre de su editor científico, José

8 «Los estudios de filologia aragonesa en el Centro de Estudios Históricos», El Centro de Estudios Históricos (1910) y sus vincu- laciones aragonesas (con un homenaje a Rafael Lapesa), ed. cit., p. 198.

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vas.9 Muy posiblemente, el trágico suicidio de Simón Díaz, pero no la gran Bibliografía de la Iglesia –como el del filósofo Eugenio Ímaz– literatura hispánica que éste había comenzado no fue ajeno a estas miserias que abundaron a publicar, por cuenta del Consejo, en 1950, y en los primeros años de vida del Consejo Su- que, a su vez, no mencionaba la existencia del perior de Investigaciones Científicas… proyecto de Menéndez Pidal anterior a 1936. Y No fue el caso, sin embargo, del gran pro- tampoco Simón Díaz menciona la obra de Se- yecto de una magna bibliografía de la literatu- rís en el conocido Manual de bibliografía de la ra española que estaba ya en marcha en 1936, literatura española (1962), que competía con bajo la dirección de Homero Serís. Exiliado en el título del libro de 1948 aunque ambos lo he- la Universidad norteamericana de Syracuse, Se- redaban, sin duda, del benemérito Manuel de rís publicó en 1948 el primer volumen, «Obras l’hispanisant (1920-1925), de Foulché-Delbosc generales», de una obra concebida en siete par- y Barrau-Dihigo, su antecedente más claro. tes, de concepción muy amplia, atractiva pero También marcó una diferenciación parecida la arbitraria a menudo: el Manual de bibliografía paladina continuación en el exilio de la Revis- de la literatura española. En año 1954 publicó ta de Filología Española, de 1914, por parte un «segundo fascículo» de la Primera Parte, más de la bonaerense Revista de Filología Hispáni- largo que el anterior, que contiene el final de la ca (1939-1946) y que, desde 1950, su creador, sección «Obras generales» y un meticuloso su- Amado Alonso, hubo de desplazar a México plemento. Dos apartados llaman poderosamen- como Nueva Revista de Filología Hispánica: la te la atención por lo que tienen de ratificación primera era aquella que Lapesa y otros espera- de lo hecho antes de 1939 y de confrontación ban con «ilusión» y «avidez»… cuando llegaba con lo que se estaba haciendo en España desde a las bibliotecas españolas, que no era siempre. entonces: «La cultura española en el destierro» Hubo también una convergencia más armo- y la «La cultura en España bajo el régimen ac- niosa de sendas, una paralela y otra heredada. tual», además del apartado dedicado a la Junta La paralela fue la acogida hispánica de la Esti- para Ampliación de Estudios, cuya entrada 4333 lística como disciplina que debía algo a la he- dedica una página y media a cotejar las pautas rencia saussureana a través de Charles Bailly de la desaparecida Junta y las que se infieren del pero, sobre todo, a la lingüística idealista de Karl folleto Estructura y normas del Consejo Supe- Vossler. En 1948 un ciclo de conferencias en rior de Investigaciones Científicas.10 En varias Hispanoamérica, que luego repitió en Madrid en ocasiones Serís citaba las aportaciones de José 1949 (en el marco de aquel Instituto de Humani-

9 La siniestra historia puede verse en el volumen de Estudio introductorio e índices, de Salvador Bernabéu y Consuelo Naranjo, que precede a la edición facsimilar de los ocho números de Tierra Firme, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales-csic- Residencia de Estudiantes, Madrid, 2007, pp. 96-97 y 106-107. 10 Manual de bibliografía de la literatura española. Segunda Parte del primer fascículo (1954), Las Américas Publishing Co., New York, 1968, pp. 428 y 432, respectivamente.

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dades que fue la última fundación intelectual de mió Rafael Lapensa al publicar en 1942 su His- Ortega y Gasset), hizo nacer un libro capital en toria de lengua española. El libro obedecía a un la historia de nuestra filología.Poesía española. encargo de Tomás Navarro Tomás, hecho en ple- Ensayo de límites y métodos estilísticos, de Dá- na guerra civil, para que fuera un texto de divul- maso Alonso, se publicó en 1950 por la empren- gación destinado a los combatientes: una «histo- dedora Editorial Gredos y conoció reediciones rieta de la lengua española», como la llamó hu- en 1952 y 1957. Lo imitaron muchos aunque, en morísticamente su autor. En tanto, desde finales la mayoría de los casos, la estilística se convirtió del siglo xix y con propósito firme desde 1912, en receta y la imaginación brillante, en cursile- Ramón Menéndez Pidal había ido acopiando los ría manifiesta. Por su parte, ya en 1932, Amado materiales de una Historia de la lengua española Alonso había creado una «Colección de estudios de gran formato, cuyo corpus documental logró estilísticos» en el Instituto de Filología que diri- poner milagrosamente a salvo tras la guerra civil gía en Buenos Aires y que había surgido del fér- pero no finalizó nunca (los numerosos fragmen- til modelo del Centro de Estudios Históricos. Y tos ya escritos y otros materiales sin elaborar apenas concluida la guerra en España, cuando el fueron editados por su nieto Diego Catalán en ex-gerente de la Editorial Espasa-Calpe, Gonzalo 2005). Nunca compitieron el director del Centro Losada, y los escritores Guillermo de Torre, At- y el antiguo becario de la promoción de 1927. tilio Rossi, Pedro Henríquez Ureña y los herma- La obra de Menéndez Pidal no se remató como nos Jiménez de Asúa, Felipe y Luis, ambos exi- una nefasta consecuencia más de la guerra; La- liados españoles, fundaron la Editorial Losada, pesa sabía que la suya no podía reemplazarla y Alonso también colaboró en el proyecto y creó por eso quiso pedir a su maestro un prólogo para en su seno una biblioteca de «Filosofía y teoría su libro de 1942. No se podía dudar de la bue- del lenguaje» a la que debemos tres traducciones na fe de su propósito: fue él quien dedicó años fundamentales: rescató la Filosofía del lenguaje, de su vida a rematar para la imprenta el último de Karl Vossler, cuya malhadada edición españo- proyecto científico de Amado Alonso, De la la ya conocemos, y añadió El lenguaje y la vida, pronunciación medieval a la moderna en espa- de Charles Bally, y el Curso de lingüística gene- ñol, y quien con María Soledad de Andrés llevó ral, de Ferdinand de Saussure. Pero los trabajos adelante un viejo encargo que Menéndez Pidal teóricos fundamentales de Amado Alonso fueron tampoco pudo concluir, la Crestomatía del es- la «Carta a Alfonso Reyes sobre la estilística» y pañol medieval. Pero con el paso del tiempo, la «La interpretación estilística de los textos» que Historia de Lapesa fue adquiriendo su verdadero los lectores españoles del interior conocieron en diseño, que coincidía con el previsto por Ramón una luminosa compilación que hizo Raimundo Menéndez Pidal: contemplar el despliegue his- Lida, Materia y forma en poesía (1955), publi- tórico conjunto de la lengua común y la lengua cada también por Gredos. literaria españolas, a la vez que era un esfuerzo No fue exactamente una herencia la que asu- por dar sentido cultural a los términos usuales

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de una gramática histórica. En buena medida, de estos episodios históricos dejaran huella in- el trabajo inconcluso del maestro y el libro de deleble en la investigación de muchos eruditos discípulo, cada vez más amplificado y mejorado españoles emigrados. (hasta la última edición, la novena, de 1981), se Desde su cátedra de Princenton (que ocupó concibieron como una summa de la lingüística entre 1940 y 1953), Américo Castro escribió española donde cobraran sentido todas sus dis- España en su historia (1948) teniendo muy pre- ciplinas: la fonética, la prosodia, la gramática y sente esta secuencia de dramáticas y suicidas ex- la estilística.11 clusiones. El libro adoptaría, a partir de 1954, el título más explícito y ambicioso de La realidad Exilio y exilios: una forma de ver España histórica de España y se configuró como una apasionada indagación sobre la «morada vital» Al inicio de su diagnóstico –tan agudo como de un país cuya conciencia de unidad había sido interesado– sobre el nacionalismo de la emi- tardía. Cuando se formó, hija de las «vividuras» gración, Aranguren advirtió, citando a Claudio de sus habitantes, lo hizo sobre el predominio Sánchez Albornoz, que la diáspora española de de una sola casta –la de los «cristianos viejos»– 1939 se había visto a sí misma como un jalón cuyos valores inmemoriales deberían prevalecer más en una secuencia trágica de destierros po- sobre los de otros españoles, recientes conversos líticos, generados por la inveterada intolerancia del judaísmo o del Islam y frecuentemente mu- española. La lista era más larga de lo que allí se cho más modernos que aquellos en sus actitudes. dice… En virtud del fanatismo ambiente, salie- Pero los prejuicios y creencias de la casta triun- ron las víctimas hebreas del decreto de 1492, fante se alimentaban, en realidad, de los princi- los erasmistas y reformadores condenados en pios de exclusión propios de las castas derrota- los últimos años del Emperador y en la época das y la implantación de sus pautas de vida –el de Felipe ii, los moriscos que fueron arrojados culto de la honra, la confusión de las esferas de por el decreto de 1609, muchos ilustrados re- lo religioso y lo civil, la obsesión por la limpieza primidos en la época de Carlos iv, que antece- de sangre– alumbraron la tragedia reconcorosa dieron a los afrancesados y los liberales deste- de la vida nacional. Para Castro aquella hipó- rrados por Fernando vii, y vinieron, por último, tesis dolorosa se transformó en una revelación los krausistas expulsados de la universidad por que cambió su vida personal y debería cambiar el decreto del marqués de Orovio, aunque no la de sus contemporáneos, si fueran capaces de abandonaran España como debieron hacerlo los hacerlo; contempló su experiencia como el pau- derrotados de 1939. No fue causal que muchos latino desvelamiento de una verdad oculta –y así

11 Lapesa contó la «Historia de una Historia de la lengua española», Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, ed. M. Ariza Viguera y otros, Arco Libros, Madrid, 1988, II, pp. 1771-1785; sobre el magno proyecto de Menéndez Pidal y sus avatares, cf. el extenso estudio de Diego Catalán Menéndez Pidal, «Una catedral para la lengua», en Ramón Menéndez Pidal, Historia de la lengua española, Fundación Menéndez Pidal-Real Academia Española, Madrid, 2004, II, pp. 77-354.

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lo dijo al recoger una serie de trabajos anteriores sus ensayos, que ya vio la luz en España, Lite- a 1948, bajo el título De la España que aún no ratura, historia, política (1967); de otro lado, su conocía (1971)– y, a la vez, localizó en desafora- firme convicción de la importancia de los exilios dos pero apasionantes análisis de grandes obras culturales en la vida nacional se artículó, ya en literarias españolas, el núcleo del conflicto, que los últimos años de su vida, en una impresionan- tantos disimulos, dolores y frustraciones había te serie de conferencias de 1979, que acogió la producido: Hacia Cervantes (1957), De la edad Fundación Juan March: La discontinuidad de conflictiva (1961), La Celestina como contienda la cultura española.12 También quiso ser fiel al literaria (1966), Cervantes y los casticismos es- estudio de esa secuencia de destierros Juan Ló- pañoles (1967)… pez Morillas, que vivía en Estados Unidos desde Fue Castro, quien –con Pedro Salinas y Leo 1934 y, de modo natural, se incorporó al sólido Spitzer– buscó un acomodo norteamericano a equipo de exiliados en la Ivy League; profesó Vicente Llorens, una joven promesa del madri- desde 1943 en Brown University y en 1956 pu- leño Centro de Estudios Históricos que había blicó El krausismo español. Perfil de una aven- intentado instalarse en la República Dominica- tura intelectual, libro que definió para siempre el na del dictador Trujillo. Ya en Estados Unidos, papel de los herederos de K.Ch.F. Krause en la en la universidad John Hopkins, de Baltimore, cultura española y los dilemas religioso-políticos Llorens escribió Liberales y románticos. Una que hirvieron entre 1854 y 1880, pero que conti- emigración española en Inglaterra (1823-1834) nuaron después, como plasmaría en su incitante (1954), otro capítulo imprescindible de la histo- colección de ensayos, Hacia el 98. Literatura, ria de los destierros nacionales profundamente sociedad, ideología (1972). ligada a la madurez de los ideales ilustrados (y La salida de España de José Fernández Mon- su lucha contra el fanatismo católico), al origen tesinos fue más dramática, como ya sabemos. del romanticismo y al difícil alborear del libe- Estuvo destinado como agregado de la Embajada ralismo. Uno de aquellos exiliados que estudia- republicana en Estados Unidos y en 1938 vol- ba (el más patético y lúcido), José María Blan- vió a Francia donde permaneció hasta 1940. En co White, volvió a ocuparle a menudo y estuvo condiciones nada fáciles, concibió los gérmenes también presente en una luminosa colección de de un proyecto que se desplegaría en su fecunda

12 En 1975 Vicente Llorens preparaba para la Editorial Ariel un libro titulado La discontinuidad cultural de España, que se corres- ponde parcialmente con el título de las conferencias que pronunció en la Fundación Juan March, de Madrid, en mayo de 1979. En ellas añade la apostilla «en la Edad Moderna» que se corresponde cabalmente a su contenido: «La huella de los índices inquisi- toriales (siglos xvi y xvii)», «La España ilustrada y la reacción fernandina (siglo xix)» y «Consecuencias de una guerra civil (siglo xx)». Y a esto podría sumarse el artículo anterior «La discontinuidad española. La invasión árabe y el legado de la antigüedad clásica», Revista de Occidente, abril de 1973, pp. 3-23, y sobre todo, el fragmento inédito «La discontinuidad cultural española», descubierto y editado por Manuel Aznar Soler, en Laberintos, 2 (2003), pp. 94-106 (tomo los datos del estudio introductorio «Vicente Llorens en Santo Domingo, 1939-1945», de Manuel Aznar Soler, al frente de la reimpresión del libro de Llorens, Memorias de una emigración (Santo Domingo, 1939-1945), Renacimiento, Sevilla, 2006 (Biblioteca del Exilio, 27), pp. 9-17.

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etapa de profesor de español en Bekerley (Ca- vez pero, con raras excepciones, respetuosa. La lifornia), que inició en 1946. Quien había sido generación de profesores de la que forma par- un original estudioso de la literatura erasmista te Ignacio Soldevila no lo tuvo fácil para hacer y de Lope de Vega, no dudó en dedicarse a un carrera en España y muchos de sus miembros trabajo más cercano pero no menos enmarañado: –Gonzalo Sobejano, Javier Herrero, Francisco la reconstrucción de la novela realista española Márquez Villanueva, Francisco Ruiz Ramón…– como testimonio de la creación de un género sin la desarrollaron en una emigración que tuvo cuya lectura jamás podrían entenderse las mise- mucho de destierro. Pero una buena parte de sus rias, las vacilaciones y las luces del xix patrio. Y, colegas que quedaron en España sirvieron de sin duda, de la centuria siguiente… La primera nexo de continuidad entre los grandes maestros aportación fue de naturaleza bibliográfica (Intro- salidos del Centro de Estudios Históricos y las ducción a una historia de la novela española en nuevas generaciones de filólogos. Y, por una vez el siglo xix, 1955) pero coincidió en el tiempo al menos, la «discontinuidad cultural de España» con el buído análisis del más reaccionario de fue desmentida por una realidad precaria pero los grandes novelistas posteriores a 1868, Pedro distinta y esperanzadora. ■ Antonio de Alarcón (1955), y con una admirable exploración del más elusivo y complejo, Valera o la ficción libre. Ensayo de interpretación de Fecha de recepción: 31/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012 una anomalía literaria (1957). Más tarde, su ba- lance del costumbrismo, Costumbrismo y novela (1960), que consideró al primero como estímulo y rémora a la par de la conciencia realista, fue coetáneo de sendos trabajos sobre los más cos- tumbristas y conservadores de los novelistas, Pe- reda o la novela idilio (1960) y Fernán Caballe- ro. Ensayo de justificación (1961). Y, por último, desembarcó en la apasionada interpretación de Pérez Galdós, que quedó inconclusa pero que, bajo el rotundo título de Galdós, nos dejó tres análisis inmarcesibles sobre su primera época; las «Novelas contemporáneas», hasta Fortunata y Jacinta, y los Episodios Nacionales (publica- dos en España, en 1968, 1969 y 1973). Como he señalado en alguna ocasión, la re- cepción de estas obras en la España de los años cincuenta y sesenta fue intensa, polémica alguna

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official discourses. The coincidences are highlighted León Felipe frente a los between these ideas, present in many of his verses, and the theories of modern historiography (New His- discursos históricos y a sus toricism) that question the concept of «nation» as an fabulaciones artificial construct. Keywords: Literature and political discourse, Spanish poetry josé antonio pérez bowie Universidad de Salamanca of the exile, León Felipe, New Historicism.

Una de las constantes más visibles en la Resumen: Este trabajo analiza la presencia en la poesía de León Felipe de un tema recurrente: el re- poesía de León Felipe es, probablemen- chazo de los discursos sobre los que se sustentan los te, su dimensión universalista, que, aunque se nacionalismos y la construcción de las «historias na- manifiesta desde sus primeras obras, debió de cionales». En esa actitud se manifiesta su ideario de afianzarse tras su experiencia del trágico enfren- fraternidad universal (consecuencia de su experiencia tamiento en el que se vieron envueltos los espa- de la guerra civil española y del exilio) y enlaza con ñoles entre 1936 y 1939 y del exilio que, como los escritores de la Generación del 98 y su intento de consecuencia del mismo, hubo de vivir el poeta transmitir una visión más auténtica de la historia a hasta su muerte en 1968. Ambas experiencias partir de la observación de la vida cotidiana de las cla- determinaron, sin duda, que arraigase profunda- ses populares y en oposición a que habían impuesto los discursos oficiales. Se subrayan las coincidencias mente en él el convencimiento de lo absurdo de entre estas ideas, presentes en muchos de sus versos, todo tipo fronteras, factor generador de conflic- y las teorías de la moderna historiografía (el Nuevo tos y violencias, y de la capacidad innata del ser Historicismo) que cuestionan el concepto de «na- humano para sentirse por encima de todas ellas ción» como una construcción artificial. y entablar una relación fraternal, en un universo compartido, con todos sus semejantes. Palabras clave: Literatura y discurso político, Poesía espa- Soy consciente de la necesidad de evitar la ñola del exilio, León Felipe, Nuevo Historicismo. apelación a las explicaciones de índole biográ- fica a la hora de enfrentarse a la lectura de un Abstract: This paper analyzes the presence of a re- current topic in Leon Felipe’s poetry: the rejection of texto poético por lo que no pretendo trazar una the discourses on which nationalisms and the cons- relación determinista entre el León Felipe autor truction of «national histories» are based. In this atti- y el personaje lírico que aparece como sujeto tude his ideology of universal fraternity (consequence enunciador de sus versos (por otra parte, con- of his experience of the Spanish Civil War) is mani- siderablemente proteico), aunque resulta obvio fest and connects with the Generation of ‘98 and its que la construcción de dicho personaje es, en él attempt to transmit a more authentic vision of history como en todos los poetas, resultado más o me- departing from the observation of everyday life of the nos directo de una experiencia biográfica previa; working class and in opposition to that imposed by cabe, no obstante, la posibilidad de que en algu-

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nos autores tal experiencia sea más libresca que dente, complejo, personal y universal», se cons- auténticamente vivida, si bien no parece ser ese truye «en torno a un movimiento combinado de el caso del que nos ocupa. Hecha, pues, esta sal- unidad (repetición, identidad, paralelismo) y de vedad, centrémonos en el personaje lírico creado variación que establece la cualidad fundamen- por León Felipe en sus versos y a quien hay que tal de su ritmo en cada poema y en cada libro». atribuir, asumiendo la situación comunicativa Ello determina –afirma Paulino– que la figura del poema como «representación», la enuncia- del poeta sea a la vez representativa y aparezca ción de los mismos. en cada libro bajo un disfraz o aspecto distinto; Es necesario, también, tener en cuenta la aunque esos cambios en su aspecto exterior no complejidad de la poesía de León Felipe, resul- están reñidos con lo que podría considerarse un tado de un proceso de evolución continuo, lo elemento permanente: la renuncia a «conside- cual convierte en una tarea difícil cualquier in- rarse poeta en el sentido de un oficio exclusivo tento de síntesis explicativa basado en la aplica- o de un nombre propio». ción de un conjunto de etiquetas clasificadoras. Por todo ello, esta aproximación que intento a José Paulino Ayuso, uno de los mejores exper- la obra de León Felipe carece de cualquier pre- tos en esa obra, lo ha intentado con cierto éxito tensión de exhaustividad y trata tan sólo de poner señalando la existencia de varias etapas que van el acento en uno de los rasgos que me parecen desde Versos y oraciones del caminante a sus más definitorios de la proteica y compleja per- dos últimos libros, ¡Oh, este viejo y roto violín! sonalidad del sujeto lírico que dibujan sus ver- y Rocinante (Formación del universo poético, sos y al que hay que atribuir la responsabilidad Interpretación de la guerra, Descenso a los in- de la enunciación de los mismos: la mencionada fiernos y Recolección de todo el mundo poético) asunción de su condición de ciudadano universal y la presencia de un tema dominante –la condi- que fraterniza con todos los seres humanos por ción humana (el ser del hombre como lucha con encima de credos, ideologías y fronteras y al re- su enigma y su misterio)– desarrollado en una chazo subsiguiente que tal convicción implica de serie de subtemas como el mundo y su dimen- los mitos nacionalistas y de los discursos que los sión trágica (injusticia), el desorden de la ac- sustentan. Los versos finales de un poema como ción humana, representado en la historia vivida «Romero, sólo», exaltación del nomadismo inhe- e interpretada, la divinidad y la rebelión contra rente a esa mencionada condición de ciudadano ella y el concepto mismo de poesía como escla- sin fronteras y a la vez, alegato contra la rutina recimiento, exigencia y profecía.1 No obstante, aniquiladora de todo entusiasmo, contienen una el propio Paulino reconoce la insuficiencia de significativa declaración programática: Que sean ese esquema explicativo, dado que toda la obra todas los pueblos / y todos los huertos nuestros. del poeta, articulada en torno a un «YO trascen- Esa renuncia a aceptar fronteras artificiales

1 José Paulino Ayuso: Introducción a su edición de León Felipe: Drop a star y Versos y oraciones del caminante, Madrid: Alhambra, 1979.

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que atentan contra la idea de un sustrato común ja y no exenta de problemas. Se subrayan, así, a todos los hombres y, por consiguiente, contra realidades como que el topos de una nación uni- el sentimiento de una fraternidad universal su- taria suele encubrir y camuflar la existencia de peradora de cualquier tipo de diferencias, lle- otras naciones en su interior o como que la exal- va implícita una actitud de rechazo frente a las tación de lo nacional no ofrece criterios para dis- premisas sobre las que se sustentan los naciona- tinguir qué es lo que merece la pena retener de la lismos y frente a las «historias nacionales» que tradición nacional. Se llama, a la vez, la atención han sido los discursos que las han alimentado. sobre el hecho de que todos los países son hete- En tal sentido León Felipe se nos muestra, por rogéneos, a la vez urbanos y rurales, masculinos una parte, como continuador de los escritores de y femeninos, religiosos y seculares, inmigrantes la Generación del 98 con su aproximación a los y nativos y que la idea de una nación unitaria acontecimientos nimios del pasado, al vivir coti- se esgrime en el fondo para sofocar la polifonía diano de las clases populares, y su búsqueda de de voces sociales y étnicas; por ello la verdadera los vestigios que les proporcionasen una visión naturaleza de la «esencia» nacional que se trata más auténtica de la historia que la que les había de recuperar se presenta la mayoría de las ve- transmitido los discursos «oficiales». Unamuno ces como esquiva y quimérica hasta el punto de es quien con su vocablo «intrahistoria» etiqueta que, en ocasiones, hasta los símbolos nacionales el objetivo de esa búsqueda que compartía con más preciados llevan la huella de lo extranjero sus compañeros de generación: desde Azorín a (piénsese, por ejemplo en la ikurriña vasca cal- Menéndez Pidal y desde Baroja a Antonio Ma- cada de la enseña británica o en el origen ale- chado, sin olvidarnos de la promoción de inte- mán del himno nacional español) y la mayoría lectuales formados en la Institución Libre de de las tradiciones son explicables como fruto de Enseñanza. Pero, por otra parte, León Felipe la invención. Hoy en día, las fuerzas centrífu- se está adelantado a algunas de las claves ideo- gas de globalización y el alcance global de los lógicas sobre las que se sustentan las recientes medios de comunicación tienden a disolver el aportaciones del pensamiento historiográfico; restrictivo esquema del Estado-nación y el mis- me refiero concretamente a dos, íntimamente mo término «nación» dista de tener un referente relacionadas: la revisión del concepto nación y único y coherente. De hecho, los teóricos actua- la puesta en cuestionamiento de los «grandes re- les lo suelen ligar a la existencia de un conflicto latos» transmisores de los mitos elaborados por constante (pero no necesariamente visible) entre la Historia «oficial», los cuales han funcionado concepciones dispares pero aun así relacionadas; como elementos articuladores de la «nación» a por ello, mientras en los momentos de amena- través de un ejercicio de mitificación del pasado za externa para la soberanía nacional surge una y de «maquillaje» de sus episodios más sórdidos. tendencia de homogeneidad épica que engloba La historiografía contemporánea se enfrenta a toda la nación y que disimula el carácter fun- al concepto de nación como una noción comple- damentalmente heterogéneo del concepto, los

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tiempos de paz tienden a avivar el debate consti- pretéritos. El método de análisis de esta escuela tutivo sobre el significado de la idea de nación.2 consiste fundamentalmente en orientar la mira- Este cuestionamiento del concepto tradicional da no tanto hacia los supuestos centros de po- de nación va unido a la revisión crítica de que der como hacia sus confines para seguir el rastro han sido objeto los relatos históricos por par- de lo que sólo puede percibirse en los márgenes te de pensadores como Paul de Ricoeur (quien del texto; ello lleva a interesarse también por subraya el carácter ficcional de toda narración los textos producidos fuera de los círculos del histórica), Lyotard (con su tesis sobre el fin de poder, que contribuirán a contrarrestar la visión los «grandes relatos» históricos), Raymond Wi- que ofrecen los producidos en los dominios de lliams o los integrantes de la corriente conoci- aquél: correspondencias privadas, documentos da como Nuevo Historicismo entre quienes se notariales, actas de procesos diversos, testamen- encuentran Stephen Greenblat, Jonathan Delli- tos, contratos mercantiles etc. Los textos litera- more, Brook Thomas o Louis Adrian Montrose. rios son también una fuente de información muy Para estos nuevos historiadores el pasado no es válida siempre que no se trate de mostrar que el algo monolítico y uniforme, dado que nos llega texto literario refleja el hecho histórico, sino de en forma de textos (literarios o no literarios). De crear un campo de energía entre ambos demos- ahí su consideración textualista de la Historia: el trando que no sólo la vida incide sobre la litera- pasado no está formado exactamente por hechos tura sino que la literatura misma colabora en la sino por las huellas textuales de esos hechos; creación del pasado, al configurar en sus propios o más bien, por las huellas que la sociedad ha términos una experiencia colectiva. Dos concep- procurado enviar hacia el futuro para preservar tos operativos básicos manejados por los nuevos una determinada imagen de sí misma. Por otra historiadores son los de canon mediante el que parte, en el presente en que se sitúa el historiador se designa la selección de textos que reflejan la los textos provenientes del pasado sufren nuevas ideología dominante en una época y narración, violencias al ser modulados para generar discur- aplicado a todo discurso histórico que pasa a ser sos específicos sobre el pasado que inevitable- considerado como un constructo ficcional.3 mente están mediatizados por los esquemas de La intuición de algunas de tales ideas que po- pensamiento de aquél. Al enfrentarnos con una demos encontrar en los versos de León Felipe se narración histórica debemos, pues, asumir que explican por la condición de ciudadano univer- no es sino el resultado la lectura particular que sal que asume y por el convencimiento de que un historiador ha llevado a cabo de unos textos su voz de poeta, que no entiende ningún tipo de

2 Vid. Etienne Balibar-Inmanuel Wallerstein: Race, Nation, Class: Ambiguous Identities, London, Verso, 1991 y Benedict Anderson: Imagi- ned Communities, New York, Verso, 1983. 3 Una información rigurosa sobre este nuevo enfoque de la Historia se puede encontrar en el libro de Dollimore, Greenblat et al.: Nuevo Historicismo, Madrid: Arco Libros, 1998. Los compiladores y editores de los diversos textos que lo integran, Antonio Penedo y Gonzalo Pon- tón, han situado al frente de su selección una introducción sumamante esclarecedora que recomiendo al lector interesado.

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diferencias entre los humanos, ha de llegar por que no ha sido sino la sucesión monótona de vio- igual al corazón de todos los hombres; y, por lo lencias e injusticias: tanto, podrá asumir como propias todas las pa- trias: ¡Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza Quiero ganar mi verso, de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy este verso; cantan! y quiero que vaya quedo, ¡Qué lástima raudo y sereno que yo no pueda entonar con una voz engolada como un dardo certero, esas brillantes romanzas al corazón del pueblo a las glorias de la patria! de todos los pueblos… ¡Qué lástima al corazón del Universo. que yo no tenga una patria! (Prologuillos, O.C., p. 37)4 Sé que la historia es la misma, la misma siempre que pasa desde una tierra a otra tierra, desde una raza Los poetas «patriotas», por el contrario, se a otra raza, dirigen a los propios miembros de su comuni- como pasan dad (compatriotas), junto con quienes celebran esas tormentas de estío desde ésta a aquella co- la exaltación de la tierra común y la grandeza de marca. su pasado. El sujeto lírico de los versos de León (¡Qué lástima!, Versos y oraciones del caminan- Felipe se lamenta de no pertenecer a ninguna te, O.C. pp. 41-42) patria y de sentirse excluido de esa celebración conjunta del poeta con su público; pero inmedia- Esa misma idea de una Historia que no es sino tamente, deja ver la ironía que encierra ese la- la repetición cansina de acontecimientos simila- mento, pues los poetas-patriotas no son sino para res, desentendida totalmente del acontecer coti- él sino los voceros del poder que contribuyen a la diano y de los problemas que afectan a los hom- glorificación del mismo y a construir una imagen bres de a pie, se observa también en el poema de la realidad patria acorde con sus intereses. Un «¡Qué pena!» del mismo libro. En él se reitera el poema temprano «¡Qué lástima!» puede, así, convencimiento del hablante lírico de que esos ser leído como una crítica de la poesía que se discursos que construyen la Historia son los que identifica con el discurso «oficial», con las voces contribuyen a crear las diferencias que separan a «engoladas» y artificiosas que sustentan el poder los pueblos y terminan propiciando el enfrenta- y colaboran con él en la falsificación y tergiver- miento entre ellos. Lejos de los relatos brillantes sación interesada de la realidad y en la creación que tales discursos elaboran, el hombre corriente de leyendas brillantes para embellecer un pasado que la padece no ve en la Historia más que una

4 Las páginas especificadas en cada cita son las de la edición de Poesías completas, Losada: Buenos Aires, 1963.

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sucesión de hechos violentos que se reiteran cí- Todos se han dicho y todos se han escrito… clicamente con exasperante monotonía: y todos se han ovillado y archivado. Los ha contado el viejo patriarca, ¿Quién lee diez siglos en la Historia los han contado el coro y la nodriza, y no la cierra los ha dicho un idiota lleno de estrépito y de furia, al ver las mismas cosas siempre se han grabado en la ventana y en la rueda con distinta fecha?... y se han guardado en cajas fuertes las matrices. Los mismos nombres, Hay réplicas exactas de todas las tragedias, las mismas guerras, discos fonográficos de todas las salmodias, los mismos tiranos, y placas fotográficas de todos los naufragios. las mismas cadenas, Ningún cuento se ha perdido. Estad tranquilos. los mismos esclavos, las mismas protestas, La enumeración caótica de los diversos sopor- los mismos farsantes, tes encargados de preservar esos relatos mani- las mismas sectas, fiesta de modo hiperbólico la preocupación de los mismos poetas… sus productores por que pasen íntegros y sin («¡Qué pena!», Versos y oraciones del caminan- alteración a las generaciones siguientes; recuér- te, O.C., pp. 63-64) dese una de las afirmaciones claves del Nuevo Historicismo que citaba más arriba: los relatos Esta concepción de los relatos históricos históricos son las huellas que la sociedad ha como instrumentos al servicio de la tergiversa- procurado enviar hacia el futuro para preservar ción del pasado y de la creación subsiguiente de una determinada imagen de sí misma. La ironía 5 una entidad nacional imaginada que se impulsa se complementa con la apelación a la tranquili- desde el poder se desarrolla con más amplitud dad que formula el hablante lírico garantizando y con aporte de nuevos elementos en el poema la perfecta conservación de los «cuentos». Y a «No me contéis más cuentos», perteneciente a continuación vuelve a situar a los poetas colabo- un libro posterior. En él se refiere a tales rela- radores y lacayos del poder (poeta doméstico = tos, que han acabado banalizados en virtud de su cronista del rey y el arzobispo) como artífices de reiteración; repetidos hasta la saciedad no sólo esa operación falsificadora equiparando el poe- por los interesados en imponerlos sino por sus ma a la crónica y describiendo a ambos como destinatarios –que han acabado memorizándolos soportes y vehículos del engaño. Y los «cuen- a fuerza de escucharlos– han venido quedar va- tos» elaborados a tal fin siguen vigentes durante ciados de todo contenido: siglos (el poema-crónica se devalúa en pregón popular pero continúa ejerciendo su función) en Ya se han contado todos.

5 Para Balibar, “las historias de las naciones se nos presentan en la forma de una narrativa que atribuye a estas entidades la continuidad de un sujeto” (op. cit., p. 86).

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tanto en cuanto sus destinatarios los asimilan y Miradla, acaban incorporándolos a su imaginario: los anticuarios, los especialistas del toro y del barroco, Se sabe que el poema es una crónica, los catadores de cuadros y vinagre… (…) que la crónica es un mito, la Historia una serpiente que se muerde la fábula En su diatriba incluye también a los escritores y el poeta doméstico el cronista del rey y el arzo- noventayochistas, de quienes bebió, sin duda, su bispo… reivindicación de la verdad de la «pequeña his- el narrador de cuentos. toria» (la «intrahistoria» unamuniana) frente a Todos se han registrado. las falsedades de la Historia oficial; pero en el Y todos están vivos todavía. Ahí pasa el pregonero: presente en el que se sitúa el hablante lírico esos ¡Cuentos!...¡Cuentos!...¡Cuentos! escritores han abjurado de sus ideales y de sus Es aquel viejo vendedor de sombras y de risas que ahora pregona cuentos. inquietudes y, seducidos por el oro y por los ho- Pero yo no quiero cuentos. nores que distribuye el poder, han acabado por No me contéis más cuentos. transformarse en sus lacayos y en portavoces de (Un signo… quiero un signo, O.C., pp. 333-334) su discurso:

En otro poema posterior «Ya no hay feria en Miradla Medina, buhoneros», la denuncia se hace mucho los mastines del 98, que en cuanto ganasteis la más explícita al centrarse en la Historia concre- antesala dejasteis de ladrar, pactasteis con el ma- ta de España; y el dramatismo de su apelación yordomo, y ahora en el destierro no podéis vivir sin el sube de tono con la descripción de los resulta- collar pulido de las academias. dos provocados por la acumulación de mentiras Miradla y falsificaciones recubiertas de oropeles que han los grandes payasos ibéricos que hicisteis pista generado los discursos patrióticos: y escenario de la patria y decíais en el exilio: ¡Mi España, la tierra de mi España! En lugar de decir ¡Miradla todos!... Está muerta… ¡La arena de mi circo! ¡Miradla! (Está muerta ¡Miradla!, O.C., pp. 127-129 ¡Miradla! (…) ¡Miradla!... Miradla Frente a esa poesía transmisora de las falsi- los eruditos y los sabios; ficaciones de los discursos históricos oficiales los traficantes de la cota del Cid el hablante lírico de otros textos propone una y del sayal de Santa Teresa. poesía entendida a la vez como rebelión y como Miradla, revelación, una poesía que denuncie las mentiras los chamarileros de la ciencia que vendíais por oro macizo del poder, que se constituya en la voz de la resis- botones huecos de latón… tencia frente a la crueldad y a la tiranía y muestre Miradla. a los hombres el camino de la liberación. Varios

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de los textos poéticos de León Felipe apuntan, Mía es la voz antigua de la tierra. así a la idea de una poesía concebida como el re- Tú te quedas con todo y me dejas errante por verso del discurso oficial, encargada de poner en el mundo… evidencia los mitos elaborados por aquél y sus mas yo te dejo mudo… ¡Mudo! falsificaciones deliberadas de la realidad y de la ¿Y cómo vas a recoger el trigo y a alimentar el fuego Historia. Aunque esa concepción arrastra con- si yo me llevo la canción? sigo el lastre de muchos elementos románticos (Español del éxodo y del llanto) O.C., p. 120) (el poeta prometeico, imbuido de su dimensión profética y de su función de conductor de pue- La derrota y el subsiguiente exilio son, sin blos, el poeta apocalíptico y visionario, etc.) que duda, los desencadenantes de esa nueva configu- contrastan con la lucidez y modernidad que, pese ración del sujeto lírico, quien, asumiendo como a sus excesos retóricos, exhibían los textos pre- suya la voz del pueblo, se presenta como depo- cedentes. Ese es el tono del exordio que precede sitario de la auténtica poesía frente a la mudez a a Español del éxodo y del llanto y tras el que for- que han quedado reducidos los vencedores de la mula la sugestiva imagen de la canción (poesía) contienda; éstos pueden seguir encontrando poe- como elemento vivificador de un pueblo que sin tas turiferarios que les construyan los discursos ella permanecerá muerto: justificadores y que contribuyan a embellecer su victoria, pero sus palabras carecerán de valor, no Sin el poeta no podrá existir España. Que La serán sino el equivalente del silencio, frente a la vida de los pueblos, aun en los menesteres más humildes, funciona porque hay unos hombres allá voz auténtica del pueblo que ha pasado a ser pa- en la Colina, que observan los signos estelares, trimonio exclusivo de los vencidos. El yo lírico, sostienen vivo el fuego prometeico y cantan unas al asumir esa voz, se reviste con el ropaje román- canciones que hacen crecer las espigas. tico del poeta conductor de pueblos; a esa misión Sin el hombre de la Colina no se puede orga- se superponen otros elementos de clara raigam- nizar una patria. Porque ese hombre es tan nece- bre romántica como son la dimensión apocalíp- sario como el hombre del Capitolio y no vale me- tica y jeremíaca que adquieren sus trenos en la nos que el hombre de la Bolsa. Sin esa vieja casta mayoría de los poemas que integran Español del prometeica que arrastra una larga cauda herética y éxodo y del llanto. Pero la asunción de ese rol no sagrada y lleva sobre la frente una cresta luminosa se traduce necesariamente en una interpretación y maldita, no podrá existir ningún pueblo. Que lo oigan las harcas victoriosas, que lo oiga maniqueísta de la reciente tragedia: en algunos Franco: de los poemas, en un rasgo de lucidez, se apunta a una culpa colectiva, aludiendo a la responsabi- Tuya es la hacienda, lidad compartida que cabe a vencedores y venci- la casa, dos en el desencadenamiento de la tragedia que el caballo ha asolado España. Así, el poema «Allí no hay y la pistola. nadie ya», tras describir en tono apocalíptico el

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panorama que ha dibujado la victoria franquista: que contribuyese a revitalizar su mensaje y do- tarlo de sentido para nosotros suscitando algunas Allí no hay nadie ya… reflexiones sobre nuestro propio presente. Pienso, quédate aquí y aguarda así, que su visión crítica de los discursos históri- –Y esos hombres que danzan por las tumbas, cos y de las fabulaciones que con ellos se constru- arrastrando espadones yen sigue teniendo una rabiosa actualidad y deter- y rosarios minando que el latido de sus versos, como los de ¿Qué quieren? –No hay nadie ya; quédate aquí y aguarda. todos los grandes poetas, continúen plenamente –¿Has oído? vigentes para los lectores de hoy: esos discursos Dicen «Arriba España». contra los que clamaba continúan pronunciándose –No hay nadie… y ejerciendo su función de construir espejismos son fantasmas. alienadores y, lo que es peor, de incitar a los hom- Los muertos no salen del sepulcro… bres a matar y a morir por ellos. ■ quédate aquí y aguarda.

Concluye con los siguientes versos: Fecha de recepción: 31/05/2012 Fecha de aceptación: 25/06/2012 ¿Adónde quieres ir? Sopla en toda la Tierra el mismo viento que se llevó tu casa. ¿Adónde quieres ir? ¿A buscar tu venganza? Si el crimen fue de todos, si la tragedia viene de lejos… de muy lejos como en la Orestiada. Ha entrado el viento y todo lo ha derribado. ¿Quién abrió la ventana? Nadie… ¡el viento! (Español del éxodo y del llanto, O.C. p. 132)

Concluyo aquí esta breve aproximación al universo poético de León Felipe. Como puede comprobarse, no me ha guiado ningún propósito de exhaustividad pues los variados registros que presenta su poesía y la propia heterogeneidad de su temática lo hacían imposible. Por ello me he limitado a espigar entre sus versos algunas ideas a partir de las cuales proponer una nueva lectura

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El periodista vallisoletano José Luis El singular caso de Salado falleció en un hospital de Moscú el José Luis Salado 18 de enero de 1956. Apenas había cumplido los cincuenta años. Este dato, hasta ahora sólo conocido juan a. ríos carratalá por su familia, induce a pensar en el exilio, que Universidad de Alicante estaría relacionado con una militancia en el pce o en su órbita durante el período republicano. Lo fundamental de aquella última etapa del periodista Resumen: La trayectoria del periodista vallisoletano se aproxima a este automatismo mental, propio de José Luis Salado es la de un peculiar antifascista. A quienes nos interesamos por la diáspora de 1939. partir de la investigación desarrollada para el ensayo Los matices, sin embargo, provocan dudas acerca Hojas volanderas. Periodistas y escritores en tiempos de la pertinencia de algunos encasillamientos. de República (Sevilla, Renacimiento, 2011), el artí- La urss todavía constituye un espacio del exilio culo sintetiza la polifacética labor de José Luis Sala- a la espera de estudios equiparables a los dedicados do (periodismo, cine y teatro) e invita a una reflexión a Francia o México. No obstante, gracias a los reali- acerca de las diferentes concreciones del antifascismo zados sabemos que el oficialismo de su prensa y las de la época. editoriales con un catálogo plurilingüe para difundir los logros del socialismo apenas ofrecían oportuni- Palabras clave: José Luis Salado. Periodismo. Antifascismo. dades a un gacetillero español, acostumbrado a la crónica del mundillo literario, teatral y cinematográ- Abstract: The career of the journalist from Vallado- fico de su país. José Luis Salado nunca militó en las lid José Luis Salado is typical of a unique anti-fascist. filas del comunismo y acabó en laurss porque sus From research included in Hojas volanderas. Perio- servicios diplomáticos le permitieron aferrarse a la distas y escritores en tiempos de República (Seville, supervivencia cuando estaba en el norte de África. Renacimiento, 2011), this article summarizes the El periodista se convirtió en un escribiente al servi- multifaceted work of José Luis Salado (journalism, cio de la Komintern y pasaría desapercibido entre los film and theater) and encourages a reflection on the demás huéspedes del hotel Lux. Su trabajo durante various embodiments of anti-fascism of the era. el período 1939-1956 lo conocemos gracias a la in- vestigación llevada a cabo en Hojas volanderas. Pe- Keywords: José Luis Salado, Journalism, Anti-fascism. riodistas y escritores en tiempos de República, una amplia monografía pendiente de publicación que traza las trayectorias de cuatro olvidados de aquellos años convulsos: el falangista Jacinto Miquelarena, el empresario León Vidaller, el anarquista Mateo Santos y José Luis Salado, un antifascista carente de bibliografía crítica.

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La guerra alteró la lógica de numerosas opcio- bio Gutiérrez Cimorra y Virgilio Llanos Manteca) nes de vida. La trayectoria del periodista valliso- cada sábado por la tarde, entre el humo del tabaco letano anterior a 1936 no auguraba un destino en y algunas copas en el domicilio de la calle Máxi- Moscú. La aventura de la frivolidad era un sinsen- mo Gorki, cerca de donde se reencontraba con su tido en una capital que le resultaba ajena y extraña. también amigo Ylya Ehrenburg. José Luis Salado Los datos recopilados durante un par de años de nunca perdió la sonrisa y la gracia para contar en búsquedas en distintas fuentes y el testimonio de estas ocasiones anécdotas protagonizadas por ve- su hijastro (Carlos Vega Vicente) nos hablan del dettes o damas del escenario. Tal vez fuera porque anonimato de quien terminó siendo un corrector de ambos rasgos eran lo único que le quedaba en un estilo. La concisión de su castellano no le restaba exilio tan alejado del ambiente frívolo y trepidante gracia expositiva, aunque ahora se volcara en te- del Madrid republicano. mas que le venían dictados. José Luis Salado había José Luis Salado fue un periodista antifascista renunciado a los suyos por insólitos en aquel con- desde finales de los años veinte. Antes de su es- texto y realizó su tarea en Moscú con la eficiencia tancia en París (1930-1931) ya aprovechaba los de quien agradecía a los soviéticos la oportunidad resquicios de la censura para ironizar sobre la se- de seguir vivo. veridad del autoritarismo. Su carácter adusto lo El exilio amplió y diversificó las perspectivas contraponía a la vitalidad del cine, que defendió en de algunos republicanos, pero supuso un tiempo tantas crónicas, críticas y reportajes. Las activida- de renuncia para la mayoría. La voluntad no bas- des de José Luis Salado en distintas cabeceras de la taba para superar unas circunstancias adversas y, prensa madrileña y de provincias (Informaciones, a menudo, lo dejado atrás carecía de una posible Heraldo de Madrid, Nuevo Mundo, El Imparcial, continuidad. Algunas tareas sólo cobran sentido en Sparta, Muchas Gracias, La Tierra, El Avisador un marco específico y se convierten en quiméricas Numantino, La Voz…), en los estudios de la Para- cuando el destino lleva a sus protagonistas por de- mount (Joinville) junto a Claudio de la Torre y en rroteros imprevistos. El caso de José Luis Salado varias facetas del teatro, el cine y la canción popu- ejemplifica esta obviedad. Cualquier etapa ante- lar le llevaron por caminos poco transitados por los rior a 1939 resulta más sugestiva en su trayectoria. antifascistas que consideramos canónicos. Desde mediados de los años veinte, el periodista La firma del periodista de «sensibilidad fina y se manifestó con humor y dispuesto a disfrutar en garboso estilo» (La Libertad, 26-vi-1932) se po- un ambiente cosmopolita, que intentó acomodar pularizó en el Madrid republicano, pero siempre en un Madrid que –según escribiera en el sema- en relación con la entrevista a alguna diva de la nario Muchas Gracias– se acostaba demasiado pantalla, la crónica de determinados ambientes del pronto. Su único refugio en Moscú, junto a Isabel mundo del espectáculo o la crítica a favor de la re- Vicente (viuda del comunista Etelvino Vega, fusi- novación cinematográfica y teatral, que no pasaba lado en Alicante), era el recuerdo de otras épocas. precisamente por los caminos del realismo sovié- Las evocaba con la ayuda de dos amigos (Euse- tico. Su «marcha al pueblo» siguió un itinerario

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cuyo norte apenas coincidía con «la literatura de de Manuel Chaves Nogales y pocos más, parecen avanzada» y sus correlatos en las pantallas y esce- predestinados a esa marginación, propia de quienes narios. José Luis Salado nunca cuestionó la necesi- sólo figuran como referencia bibliográfica de una dad de una creación comprometida con su tiempo opinión o una información publicadas en la pren- y apoyó mediante entrevistas a amigos tan signi- sa de la época. La paciente suma de estos textos ficativos como Ramón J. Sender y Rafael Alberti. fragmentarios permite vislumbrar la personalidad No obstante, sus preferencias en 1936 le llevaban de quien los redactó y, mediante otras fuentes de a disfrutar con las comedias teatrales de Preston información, podemos encontrarnos ante trayec- Sturges interpretadas por la elegante Paulina Sin- torias singulares, capaces de cuestionar algunos german, mientras se sentía partícipe de la juventud lugares comunes que pasan por ser axiomas acer- partidaria de la Natacha de Alejandro Casona y ca de la vida cultural durante la etapa republicana. reclamaba un teatro frívolo donde la alegría susti- Este objetivo es la justificación deHojas volande- tuyera a lo chabacano. En su mundo de espectador ras, donde el caso de José Luis Salado nos habla y periodista no había obreros ni cemento. Tampo- de otros posibles caminos del antifascismo, que tal co huelgas o conflictos sociales, aunque José Luis vez hemos circunscrito a unos modelos incapaces Salado sabía de las amenazas que se cernían sobre de abarcar la totalidad. quienes apostaron a favor de la sonrisa, la elegan- El tiempo de los héroes suele ser un fruto de la cia y la diversión. imaginación o la propaganda. El inicio de la guerra El inicio de la guerra, con la consiguiente de- provocó miedo y cobardía en Madrid, aunque se cantación de sus protagonistas, produjo numerosas solapara con la sobreactuación de numerosos in- sorpresas en el mundillo literario, teatral y cine- dividuos durante las primeras semanas, cuando el matográfico. La abundante bibliografía sobre el frente todavía era una referencia lejana. El mundi- tema permite conocer las trayectorias y hasta las llo literario y teatral no fue precisamente una ex- andanzas, no siempre decorosas, de quienes con- cepción en este sentido. Más allá de la retórica pro- jugaron la militancia con el miedo, el compromiso pagandística, los festivales a favor de la República con la supervivencia y la coherencia con la pica- con presencias insólitas y los gestos para la galería, resca. Tal vez los autores más destacados ya no de- a menudo encontramos en los comportamientos de paren sorpresas y confirmen un balance asentado algunos protagonistas coartadas para eludir el ries- en la profusión de estudios con fecha reciente. Sin go y la responsabilidad. Los testimonios deben ser embargo, todavía queda pendiente una tarea que, sometidos a una depuración que responda a la ló- por su complejidad y escaso lucimiento, apenas gica de un momento tan peculiar. Su interpretación atrae a los investigadores y menos a divulgadores es resbaladiza y la memoria de quienes vivieron como Andrés Trapiello. El objetivo de la misma es aquellos días tiende a convertirse en una justifica- reconstruir la trayectoria de los autores habitual- ción retrospectiva. Al investigador de estos casos mente recluidos en las notas a pie de página. Los le conviene cuestionar la validez de la documenta- periodistas, salvo en casos excepcionales como el ción, sujeta a la influencia de una realidad desme-

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surada. Y, por supuesto, no cabe atribuirse el papel como «salado» por los colegas, apareció enton- de juez, que dicta sentencia desde la seguridad de ces como una temida voz de la conciencia, sobre quien se sabe libre de peligro. La disyuntiva entre todo en los medios teatrales y cinematográficos. héroes y villanos admite valoraciones intermedias Algunos de esos ahuecaos y otros amigos que que nos remiten a unas circunstancias complejas, compartieron hambre y bombardeos en Madrid se cuyo sentido apenas encaja en los moldes de los sorprendieron al verle en la trinchera de La Voz, manuales o algunos libros de referencia. Resulta un diario vespertino cuya dirección asumió has- preferible comprender la naturaleza humana en ta que fue movilizado. José Luis Salado también situaciones extremas y admitir la ausencia o la re- trabajó en compañía de Rafael Alberti y María latividad de los grandes conceptos –solidaridad, Teresa León, así como en distintas actividades de heroísmo, compromiso…– cuando prevalece la la Alianza de Intelectuales Antifascistas y Altavoz necesidad de sobrevivir. del Frente. Otros escritores habían seguido esa tra- José Luis Salado escribió en La Voz sobre es- yectoria de compromiso antes de la guerra. Los tos comportamientos durante la guerra. El material citados, José Bergamín, César M. Arconada… puesto a su disposición era de una riqueza induda- eran los líderes del antifascismo en el ámbito cul- ble, aunque limitada por la censura gubernativa y tural y se les esperaba en esa primera línea. Sin las presiones de los partidos y sindicatos. Sus «tiros embargo, José Luis Salado escribía letras de val- al dardo» fueron certeros a la hora de retratar unas ses y fox-trot, promocionaba actrices y películas, actitudes que nos hablan de la cara más real de la traducía comedias policíacas estrenadas en Nueva retaguardia, aquella que apenas estaba presente en York, publicaba novelas de quiosco sobre galanes una prensa destinada a la agitación y la propagan- otoñales, participaba en insólitas iniciativas edito- da. Hubo errores y hasta excesos de celo en sus riales para ganar las pesetas perdidas como oficial críticas a quienes abandonaron el «Madrid heroi- de Correos en excedencia y, sobre todo, gustaba co» para refugiarse en «el Levante feliz», concepto de rodearse de quienes protagonizaban la noche que popularizó gracias a unas excelentes crónicas joven y divertida del Madrid republicano. José desde Valencia. Sus noticias no siempre eran pre- Luis Salado figura en la lista de los caballeros cisas cuando denunciaba a los cómicos refugiados que, como jurados con experiencia y criterio en en Buenos Aires –uno de sus temas preferidos– o materia femenina, debatían sobre la belleza en los perfilaba héroes como el miliciano Saturio Torón. concursos de mises que proliferaron durante los Aquellas hojas volanderas no eran un ejemplo de años treinta. Su nombre estaba asociado a «la fri- veracidad, pero José Luis Salado podía alardear de volidad», un concepto a reconsiderar en el marco sus fuentes de información y escribía desde la co- republicano, pero nadie le esperaba en las militan- herencia de quien permaneció en la capital cuando tes filas del antifascismo y menos cuando tantos tantos, y tan cercanos a él durante los tiempos de desertaron ante el peligro. paz, se convirtieron en «ahuecaos». La ortodoxia de quienes compartimos un pen- El simpático periodista, a veces presentado samiento de izquierdas nos habla de «la toma de

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conciencia» para resolver estos casos. El consi- antifascismo. No como postura militante de un iz- guiente proceso, tantas veces recreado en la fic- quierdismo ideológico, sino como búsqueda de un ción, resulta tranquilizador. Su luz concede una espacio para respirar o una salvaguarda frente al posibilidad de rectificación a quien permanecía autoritarismo moralizador y tradicionalista. «inconsciente» y, en el marco de un relato o un José Luis Salado siempre supo donde se en- ensayo, alecciona al lector. Sin embargo, José Luis contraban los enemigos de la sonrisa que deseaba Salado no llega al antifascismo a consecuencia del contemplar en los espectadores. El fascismo era la inicio de la guerra ni por la influencia de otros in- actualización del autoritarismo. Con la impronta telectuales ya comprometidos con esta causa. Su católica del caso español, también se escandaliza- apuesta periodística, teatral y cinematográfica se ba y reaccionaba violentamente ante las imágenes sitúa al margen de las propuestas revolucionarias o de las actrices que seducían al periodista gracias izquierdistas de la época. Mientras se suceden los a su belleza. Sus partidarios censuraban la alegría manifiestos y las iniciativas con un valor más tes- de obras como Nuestra Natacha (1936), de Ale- timonial que efectivo entre la mayoría de los lec- jandro Casona, que ponían en escena la ilusión de tores o espectadores, su trabajo se desenvuelve en una juventud harta del «teatro podrido», y polemi- ámbitos donde el objetivo es proporcionar entrete- zaban con una prensa poco predispuesta a incluir nimiento a un público que prefiere la modernidad notas de sociedad y necrológicas. El periodista se en materia de espectáculos. La aceptación de esta sentía joven, en el sentido renovador de un con- premisa ayudaría a resolver algunas paradojas de cepto tantas veces manipulado en la actualidad. la cultura republicana. Y, con un criterio generacional cuya aportación se José Luis Salado rechaza las creaciones fruto situaba más allá de las siglas, el también militante de una tradición apolillada, incapaces de interesar de la ugt apostaba por una modernidad alejada de a los jóvenes que reclaman la frescura de la ima- un izquierdismo que, en materia estética, cayó a gen y el concepto. Su concreción pasa por pres- veces en lo tradicional o aburrido. José Luis Sa- cindir de «la retórica del párrafo redondo» tantas lado compartía enemigo con otros republicanos, veces rechazada por el periodista, que confía en pero no coincidía en sus alternativas al fascismo las entendederas de quienes nacieron con el cine porque su periodismo nunca teorizó ni se dejó lle- y sabían del poder de una pantalla capaz de fami- var por el Ideal. liarizarles con mundos hasta entonces lejanos. La La carga ideológica o la defensa a ultranza de renovación en las costumbres, las modas y las acti- un Ideal alteran la percepción de la realidad. Esta tudes aportada por esa frescura también era el fruto evidencia alcanza límites peligrosos cuando la ur- de una mentalidad abierta y cosmopolita, ajena a gencia y la militancia son imperativos de un tiempo «la españolada» de la pañoleta o la boina –el «fla- histórico. La prensa republicana durante la guerra menquismo» fue otra de las dianas de José Luis civil abunda en ejemplos de esta distorsión, a me- Salado– y refractaria a cualquier tipo de sermón. nudo fruto de la voluntad propagandística a base de Una modernidad, en definitiva, que necesitaba del consignas. Los artículos de José Luis Salado no es-

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capan de esta tendencia, pero el periodista perma- se codeaba con colegas de filiación derechista y nece fiel a su condición de observador. Esta cuali- se convertía en cicerone de los barrios chinos de dad le permite señalar incoherencias en el compor- varias capitales europeas. Su pluma ágil y chis- tamiento de quienes le rodean en el Madrid sitiado, peante también fue acomodaticia. Esta circuns- denunciar actitudes poco acordes con la defensa de tancia de buen plumífero le permitió emprender la República y, sobre todo, combinar el sentido crí- distintas tareas para la supervivencia como profe- tico con el ánimo que le lleva a permanecer en la sional a salto de mata, sin el privilegio de quienes capital, hasta finales de marzo de 1939. permanecían puros a la espera del Ideal o encar- José Luis Salado escribe siempre sobre perso- naban una vanguardia carente de preocupaciones nas y circunstancias cuya observación en Madrid económicas. José Luis Salado había encontrado estuviera al alcance de cualquier lector. Sus artí- un hueco en la prensa republicana anterior al 18 culos nunca abordan cuestiones trascendentales de julio de 1936, un período donde las tensiones porque hablan de tranvías y abastos en tiempos políticas y sociales a menudo diluyen el alcance de guerra. Tampoco caen en la divagación para no de otras rupturas. Éstas se llevaron a cabo en nom- afrontar la realidad concreta e inmediata. Ya lo ha- bre de la modernidad de quienes se sentían, ante cían otros colegas que fueron convirtiendo, poco todo, demasiado jóvenes y cosmopolitas como a poco, la República en una entelequia, mientras para aceptar el aburrimiento. Sus impulsores bus- que el director de La Voz prefería observarla en caban una República donde la ligereza, la frescu- detalles aparentemente menores. Se suma así a ra, la diversión y la belleza se contrapusieran a la la tarea emprendida por unos cuantos artífices de tradición, el bostezo durante las visitas recreadas aquellas hojas volanderas, también heroicas en un por Miguel Mihura y las convenciones en mate- Madrid cuya escasez incluía el papel. Estos perio- ria creativa. Esta búsqueda permitió a autores de distas optaron por la concreción sin las anteoje- diferentes tendencias adentrarse en ambientes aje- ras de la militancia. Sus textos nos devuelven una nos a la división entre izquierdas y derechas. Pero guerra verosímil y cercana que, lejos de darnos también pasaba, en casos tan coherentes como el respuestas, plantea preguntas acerca de las moti- de José Luis Salado, por el antifascismo, porque vaciones y los comportamientos. el periodista sabía de la mentalidad imperante José Luis Salado gozaba de numerosas amista- entre «los cavernícolas». Otros partidarios de la des y era un asiduo de varias tertulias. El simpático modernidad prefirieron refugiarse en sus miedos periodista anterior a 1936 fue elogiado por colegas y egoísmos mediante el recurso a coartadas cuyo de un amplio espectro ideológico. Incluso recibió denominador común es el cinismo. más parabienes de la prensa conservadora que de José Luis Salado intervino en diferentes polémi- los sectores izquierdistas, tal vez desorientados cas periodísticas desde mediados de los años vein- ante la frivolidad de quien a menudo recordaba te, aunque nunca participó en el debate político o su paso por Joinville al servicio de la Paramount, ideológico. Sus críticas teatrales sólo le acarrearon escribía sobre las mujeres fatales de la pantalla, la agresión de Felipe Sassone, un dramaturgo y co-

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laborador de ABC que, en febrero de 1936, se sin- ración con los corresponsales de guerra, viajes a tió ofendido por la descalificación de su último es- Valencia y Barcelona en busca de ayuda para la treno como «teatro podrido». La reacción apenas capital, participación en los comités sindicales que fue un incidente, que se sumaría a una lista de es- regulaban la actividad teatral, realización de activi- caramuzas y tentativas programadas con la inten- dades propagandísticas en el frente desde que fue ción de tensionar los meses anteriores al golpe de movilizado… El optimismo de José Luis Salado, Estado. Un puñetazo; nada, en comparación con la o la necesidad de aferrarse a la única vida que con- suerte corrida por periodistas como Luis de Sirval sideraba digna, le impidió aceptar la derrota hasta (1898-1934) y Javier Bueno (1891-1939), amigos que las tropas de Franco entraron en Madrid y él, de un José Luis Salado consciente de los riesgos como su colega Eduardo de Guzmán, salió por el de su profesión en tiempos de una República ame- otro extremo de la capital camino de Valencia. nazada por el fascismo. Su solidaridad le llevó a José Luis Salado estaba libre de cargas fami- participar en las movilizaciones con motivo del liares que le retuvieran en España y apenas ha- asesinato del primero y las torturas sufridas por su bía cumplido los treinta y cinco años, aunque la colega en Asturias. La redacción de La Voz era una intensidad de su trayectoria le diera la sensación atalaya perfecta para observar la evolución del país de haber agotado varias vidas. En cualquier caso, y, llegada la guerra, el comentarista de los estrenos el periodista aguantó hasta el final en coherencia se transformó en un personaje temido por la quin- con lo escrito en sus artículos y porque no podía ta columna, los ahuecaos y quienes aprovechaban compartir el destino de su colega Mauro Bajatierra cualquier coartada para evitar el peligro. Sus nom- (1884-1939), demasiado viejo para emprender la bres podían aparecer en los «tiros al dardo», sobre enésima huida. El anarquista que escribiera cróni- todo si pertenecían al mundillo del espectáculo, cas de guerra en Fragua Social mientras repartía que José Luis Salado conocía con lujo de detalles coñac entre los milicianos se limitó esta vez a es- y anécdotas. El hipotético diario del periodista ha- perar sentado, junto a un revólver, la llegada de los bría incluido apuntes como el dedicado a las amis- vencedores. José Luis Salado tampoco cayó en el tades de Federico García Lorca. Esta información error de su amigo Javier Bueno, pronto ajusticiado se diluyó en el exilio. Su publicación habría sido porque minusvaloró el riesgo desde los tiempos de una mina para quienes buscamos fuentes comple- la revolución asturiana. mentarias a la hora de conocer aquella época. La derrota era insoslayable. Aquel periodista Las críticas, los artículos y las crónicas en la aficionado a las mujeres, las comedias, las tertu- prensa de Madrid y Barcelona se completaron con lias y los toros sabía que la permanencia en Madrid otras iniciativas durante el período bélico: organi- suponía la antesala del fusilamiento. La mayoría zación de festivales, representaciones teatrales y de quienes colaboraron con José Luis Salado an- actos culturales en defensa de la República, mo- tes de la guerra (Francisco Serrano Anguita, José vilización de los periodistas antifascistas, inaugu- Montero Alonso, Claudio de la Torre, Eduardo ración de bibliotecas en diferentes barrios, colabo- Muñoz del Portillo, José López Rubio, Benito Pe-

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rojo, Daniel Montoiro, Miguel Mihura, Enrique aquel colectivo. Su nombre tampoco ha sido reivin- Jardiel Poncela, Cristóbal de Castro…) se apunta- dicado en el marco de la bibliografía sobre el exilio. ron al carro de la Victoria con desigual entusiasmo, Tal vez porque su trayectoria, tan difícil de recons- pero el amigo común de todos intuía que nadie le truir por la dispersión de los datos, dista de un para- ayudaría. El periodista conocía la bestialidad de digma como el encarnado por César M. Arconada. quienes había combatido desde su antifascismo y También porque José Luis Salado durante la etapa comprendería que en adelante las amistades se tor- moscovita se sumió en el anonimato del silencio. Al narían olvidadizas. El exilio era la única salida para igual que Mateo Santos, su más destacado colega un antifascista de trayectoria singular y carente de del periodismo cinematográfico, que terminó malvi- carné que pretendía seguir vivo. Su amistad con viendo en México después de pasar varios años en varios periodistas comunistas le salvó de perecer Francia. Al salir de España, ambos dejaron atrás un en el intento. país, pero también la práctica de un oficio que ape- El camino hasta Moscú fue una penosa aventura nas podían continuar en el exilio. José Luis Salado que pasó por los campos de concentración norteafri- trabajó como corresponsal en la urss del periódico canos y la posterior salida desde Francia. En Hojas cubano Noticias de hoy y publicó algunos artículos volanderas he reconstruido aquel viaje. Su destino en la prensa hispanoamericana. Su colega de Barce- supuso una incógnita, hasta poco antes de llegar a lona colaboró en las revistas anarquistas editadas en la capital de la urss. José Luis Salado no estaba en Toulouse y otras capitales francesas para terminar re- condiciones de elegir y aceptó su suerte con el de- dactando crónicas taurinas en México. Apenas unas seo de emprender una nueva etapa. Le acompaña- migajas de hojas volanderas para quienes habían ban unos cuantos amigos del pce y pronto contaría dirigido periódicos (La Voz) y semanarios (Popular con la ayuda de Isabel Vicente, pero le faltaba todo Film), aparte de colaborar en varias cabeceras que lo demás para que su pluma conservara la chispa propugnaron la renovación del cine y el teatro espa- de quien estaba al día del mundillo del espectáculo. ñoles desde mediados de los años veinte. Sus tareas Sin el convencimiento de encontrarse en la «patria han quedado sepultadas en las hemerotecas durante madre» como buena parte de sus compañeros, el en- décadas, mientras sus nombres aparecían en notas tusiasmo del periodista reconvertido en corrector de a pie de página donde casi siempre se aportaba una estilo se limitaría a sentirse vivo y evocar momen- opinión interesante o un comentario lúcido acerca de tos felices, casi siempre relacionados con un pasado las películas y las comedias de aquellos años. cuya recuperación mediante el regreso ni siquiera se La recuperación de esta labor ya está terminada. planteaba. Hojas volanderas añadirá testimonios e informacio- Las memorias y los testimonios de los comunis- nes para conocer aspectos poco atendidos de la acti- tas exiliados en Moscú apenas incluyen referencias vidad cultural y periodística del período republicano. a José Luis Salado. El periodista permaneció ajeno El objetivo justifica el esfuerzo realizado, pero tras a los debates, las purgas y algunas miserias que re- la publicación de mi anterior libro, El tiempo de la velan la tristeza, el aislamiento y la desesperanza de desmesura. Historias insólitas del cine y la guerra

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civil (Barcelona, Barral y Barril, 2010), la recons- trucción de la trayectoria de un antifascista atípico como es José Luis Salado me plantea dudas sobre los excesos y las carencias de la bibliografía acerca de la cultura de aquella época. Los primeros guardan relación con unos pocos autores incluidos en el ca- non. La repetición para confirmar lo sabido resulta inevitable ante la acumulación de centenarios, semi- narios, congresos… donde apenas salta la sorpresa porque se aborda un objetivo ya alcanzado. La si- tuación es cómoda para la mayoría de los investiga- dores, pero quienes conocimos a uno extraordinario, Ignacio Soldevila, sabemos del interés de los huecos vacíos, del placer de lo insólito y del entusiasmo que aporta la posibilidad de examinar desde una dife- rente perspectiva las materias que nos aburren por sabidas. Las publicaciones periódicas de la Repú- blica nos dan esa oportunidad, ahora más accesible gracias a la digitalización de numerosas cabeceras. En las mismas encontramos un caos de sugerencias que responden al palpitar de una época intensa y de cambio acelerado. Los protagonistas fueron muchos y algunos, no por secundarios, se situaron lejos de la Residencia de Estudiantes o de otros espacios mi- mosamente cuidados por la bibliografía. Conviene atenderlos, aunque sólo sea para satisfacer la curio- sidad por lo inédito o, lo que sería más importante, para descubrir que el antifascismo discurrió también por caminos donde los temas sociales o políticos ni estaban ni se les esperaba. El ejemplo de José Luis Salado puede ser una invitación para descubrir una República dispuesta a disfrutar en nombre de la mo- dernidad y sin abdicar del compromiso. Su propues- ta apenas ha envejecido. ■

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a finales de 1975 dirigió asimismo laRevista La puerta abierta, obra Mexicana de Cultura, suplemento literario teatral inédita de Juan dominical del periódico mexicano El Nacional, en donde fue responsable de una sección propia Rejano* titulada «Cuadernillo de señales». Colaboró también en revistas tan relevantes como manuel aznar soler Ars, Boletín de Información de la Unión de gexel-cefid Universitat Autònoma de Barcelona Intelectuales Españoles en México, Cuadernos Americanos, España Peregrina, España Popular, Letras de México, Litoral, Nuestras Juan Rejano, poeta, ensayista, periodista, Ideas, Nuestro Tiempo, Paz y Taller.1 Y, lo que crítico teatral, autor dramático, narrador y resulta aún más increíble, la inmensa mayoría director de revistas y de suplementos literarios de exiliados republicanos españoles sintió un en México, es un escritor clave de nuestro profundo respeto por el escritor, fundado en el exilio republicano español de 1939. En efecto, reconocimiento de su calidad humana, de su dirigente del Partido Comunista de España y sensibilidad intelectual, de su activismo cultural poeta de prestigio, fue director de revistas tan y de su capacidad de diálogo, compatible con 2 significativas comoRomance (1 de febrero de su estricta militancia comunista. 1940-15 de septiembre de 1940, 16 primeros Crítico teatral ya en sus años malagueños 3 números), Ultramar (junio de 1947, único anteriores a 1936, publicó también durante los número) y España y la Paz (15 de agosto de demasiados años de su exilio algunas críticas 4 1951-15 de junio de 1955, 48 números). Desde teatrales y fue protagonista ocasional de algu- abril de 1947 hasta 1957 y desde inicios de 1969 nas polémicas puntuales sobre la situación de

* Este trabajo forma parte del proyecto de investigación Escena y literatura dramática en el exilio republicano de 1939: final [FFI2010-21031/FILO], del que soy investigador principal. 1 He editado una selección de sus Artículos y ensayos (1939-1976) como número 1 de la colección Biblioteca del Exilio (Sevilla, Renacimiento, 2000, 298 páginas). 2 Por ejemplo, el socialista Max Aub escribe el 15 de junio de 1952 en sus Diarios: «¿Qué unidad andáis pregonando cuando Rejano –uno de los vuestros más humano– se niega a publicar una nota de Santullano a Campo abierto?» (Max Aub, Diarios (1939- 1972), edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler. Barcelona, Alba Editorial, 1998, p. 214). 3 Preparé hace tiempo por encargo de la Fundación Juan Rejano de Puente Genil una edición de los Artículos y críticas publica- dos por el escritor en la prensa española antes de 1939 que, desgraciadamente, se halla aún en prensa. 4 Como trabajo colectivo de nuestro Grupo de Estudios del Exilio Literario (gexel) de la Universitat Autònoma de Barcelona, cuatro investigadores del mismo (Manuel Aznar Soler, José Ramón López García, Francisca Montiel Rayo e Iliana Olmedo) estamos preparando la edición de los Artículos y ensayos completos (1939-1976) publicados por Juan Rejano en su exilio mexicano.

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la escena mexicana.5 Sin embargo, su obra dra- cientes, sino a las grandes masas de la juventud tra- mática es muy escasa y, pese a que La puerta bajadora, oprimida y explotada (Santiago Carrillo). abierta llegó a estrenarse, permanece hasta la En nuestro país y entre los jóvenes emigrados, fecha inédita. la jsu crece y se consolida como la organización de unidad y combate de la juventud antifranquista. El estreno mexicano de La Puerta Abierta Como la única de las organizaciones juveniles exis- tentes con la República que sobrevive con organiza- La puerta abierta, «episodio dramático» inédito ción real, integrada por auténticos jóvenes, con acti- cuyo texto se conserva en el archivo de la Fun- vidades propias, venciendo la persecución terrorista dación Juan Rejano de Puente Genil, el pueblo del franquismo y los esfuerzos demagógicos y de cordobés donde nació, fue estrenada en México corrupción de Falange (Federico Melchor). D(istrito) F(ederal) el viernes 1 de abril de 1949 por el Cuadro Artístico Antonio Machado de la En la columna contigua, por su parte, se publi- Juventud Socialista Unificada jsu( ) en México. can las siguientes consignas: Un estreno que constituyó una de las actividades programadas durante un Festival Juvenil con- «¡J.S.U., J.S.U., J.S.U.! memorativo del 13 aniversario de la creación de ¡UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD! la jsu. La J.S.U. te enseña a amar y respetar profunda- En un catálogo documental sobre el escritor mente a la clase obrera, al socialismo; te educa en se reproduce el programa del Festival, algunos los principios del marxismo-leninismo, refuerza de cuyos textos creo que vale la pena recordar en ti el orgullo, el sentimiento de clase. para situar en su exacto contexto histórico, social * y político este estreno mexicano de Rejano. A La J.S.U. te hace ser más patriota, más disci- la izquierda del cartel anunciador pueden leerse plinado, más modesto. Ella te dice con cariño tres fragmentos de Ignacio Gallego, Santiago Ca- fraternal: trabaja, no desperdicies las pequeñeces rrillo y Federico Melchor que dicen lo siguiente: en el trabajo porque de lo pequeño se construye lo grande. Estudia, capacítate para bien de nuestro Cada j.s.u. debe ser, allí donde se encuentre, pueblo, para bien de España. un organizador incansable, un dirigente juvenil * capaz de orientar con su ejemplo personal y con ¡MUCHACHAS Y MUCHACHOS: sus opiniones a todos los jóvenes antifranquistas La J.S.U. te ofrece un puesto de combate en sus (Ignacio Gallego). filas! Nuestra Federación tiene que esforzarse más y * más cada día para llegar, no sólo a los más cons-

5 Sobre el tema puede consultarse mi artículo «Una polémica sobre teatro mexicano entre Max Aub y Juan Rejano en 1947». El Correo de Euclides, anuario científico de la Fundación Max Aub, 6 (2011), pp. 69-80.

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POR LA UNIDAD DE LA JUVENTUD, POR de la Delegación en México de la Comisión Ejecu- LA PAZ, LA SOBERANÍA Y LA INDEPENDEN- tiva de la J.S.U. CIA DE ESPAÑA; CONTRA EL IMPERIALIS- MO Y LA GUERRA, POR EL TOTAL EXTER- Canciones regionales mexicanas y españolas MINIO DEL FRANQUISMO Y LA CONQUISTA interpretadas por las HERMANITAS MONROY y DE LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA PARA por el CORO DEL CLUB EUGENIO MESÓN NUESTRO PAÍS.6 El Cuadro Artístico Infantil del Movimiento Y en la columna siguiente puede leerse: ALERTA pondrá en escena la obrita titulada «LOS BANDOLEROS». JSU 13 ANIVERSARIO El Cuadro Artístico Antonio Machado represen- Joven español: tará el episodio dramático escrito especialmente por Con este motivo, la J.S.U. de España en México el gran poeta Juan Rejano titulado «LA PUERTA te invita a los grandes festivales que para su celebra- ABIERTA». ción hemos organizado. ENTRADA LIBRE SÁBADO, 2 DE ABRIL Finalmente, a tres columnas, viene propiamen- Desde las 6 p. m. te, con el título de «GRANDES FESTIVALES Formidable BAILE en nuestro local JUVENILES», el programa de actividades, que Ramón Guzmán 72, 1er piso. se desarrollaron a lo largo de tres días: viernes 1, sábado 2 y domingo 3 de abril, a saber: Muchachos: 2 pesos. Muchachas: por invitación. VIERNES, 1 DE ABRIL A las 7 p. m. DOMINGO, 3 DE ABRIL Gran acto conmemorativo en el Salón de Actos GRAN EXCURSIÓN A SAN RAFAEL de la CONFEDERACIÓN NACIONAL CAMPE- ATLIXCO SINA (López, núm. 23) PROGRAMA 1. Final del campeonato de fútbol organizado por Palabras de JOSÉ DIÉGUEZ, Secretario General la FEDERACIÓN DEPORTIVA DE JÓVENES

6 Obsérvese cómo en el texto se habla de «Paz» y, como alternativa a la dictadura militar franquista, de una «República democrá- tica» española. Conviene no olvidar que «Paz» y «Libertad» eran las dos palabras que, como armas arrojadizas, se lanzaban entre sí el kgb de la Unión Soviética y la cia de los Estados Unidos de América, respectivamente, durante aquellos años de la guerra fría cultural. En este sentido, Olga Glondys, investigadora del gexel, ha acertado a completar en su libro La guerra fría cultural y el exilio republica- no español. Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (1953-1965) (Madrid, csic, 2012) el capítulo español que faltaba en el de Francis Stonor Saunders, La cia y la guerra fría cultural (traducción de Rafael Fontes. Madrid, Debate, 2001), libro fundamen- tal sobre un episodio aún muy poco conocido de nuestra historia cultural.

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ESPAÑOLES y patrocinado por la J.S.U. valleinclanianamente «teatro de una noche y gra- 2. Distribución de los trofeos donados por la cias») en un espacio no comercial y, por tanto, sin J.S.U. la asistencia de la crítica teatral especializada, con 3. Juegos, carreras, competencias deportivas… el consiguiente silencio del estreno en la prensa; ¡diversiones y más diversiones…! que lo hacen a partir de unas muy precarias con- 4. BAILE al aire libre diciones materiales de escenografía e iluminación * y ante un público compuesto básicamente por los Salida de los camiones: Ramón Guzmán 72, a las propios exiliados republicanos españoles, es de- 8 de la mañana. cir, por militantes de la jsu, jóvenes, padres, fa- PASAJE: 4 PESOS miliares y amistades en general. He aquí varias (Resérvelo sin falta en nuestro local cualquier día de las limitaciones estructurales de nuestro exilio desde las siete de la tarde).7 teatral republicano que se reúnen en el estreno de La puerta abierta y que representan a la perfec- Conviene reflexionar mínimamente sobre las ción el drama de nuestra dramaturgia desterrada.8 condiciones y circunstancias en que se realizó Otro dato interesante de este estreno reside en el estreno de La puerta abierta, porque vienen a el hecho de que este «episodio dramático»9 consta representar «ejemplarmente» el drama de nuestra explícitamente en el programa oficial que ha sido dramaturgia desterrada: estrenada por el Cua- «escrito especialmente por el gran poeta Juan dro Artístico Antonio Machado, es decir, por un Rejano»: un «especialmente» que, por su vincu- grupo de jóvenes «aficionados» reunidos bajo el lación con el Festival Juvenil de la jsu, confiere a nombre de aquel poeta que fue mito laico para la obra una obvia significación política. Porque, nuestro exilio republicano; que trabajan por amor en efecto, en el manuscrito mecanografiado de al arte escénico, o sea, gratuitamente («entrada li- La puerta abierta constan tanto el lugar como bre»); que representan una sola vez (el llamado la fecha de su escritura: «México, 1949». Y si a

7 Juan Rejano. Memoria de un exilio, texto de María Teresa Hernández Fernández. Diputación de Córdoba-Ayuntamiento de Puente Genil, 2001, p. 175. Se trata del catálogo de una exposición que pudo contemplarse, del 15 de noviembre al 15 de diciem- bre de 2011, en el Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga. 8 Sobre el tema pueden consultarse varios trabajos míos, desde «Escena y literatura dramática del exilio republicano español de 1939» (en aa.vv., El exilio teatral republicano de 1939, edición de Manuel Aznar Soler. Sant Cugat del Vallès, Associació d’Idees- gexel, colección Sinaia-4, 1999, pp. 11-53), hasta los muy recientes «Destierro, destiempo y público en el exilio teatral republicano de 1939» (Primer Acto), 342 (enero-julio de 2012), pp. 118-126) e «Historiografía y exilio teatral republicano de 1939». Iberoameri- cana, 47 (octubre de 2012) pp. 129-141. 9 En la escena cuarta de La puerta abierta hay unas palabras de Miguel a Emilio que iluminan metateatralmente el significado de este subtítulo: Miguel: No durará mucho tu martirio, descuida. Esto no es más que un episodio, un simple episodio... ¿Sabes lo que quiere decir episodio? Yo tampoco lo sabía, pero el autor de esta comedia así la denomina. ¿No lo has visto en los carteles: «Episodio dramático»?... Episodio... Yo me acerqué a él, al poeta que ha compuesto esta fábula, y le pregunté por la palabreja. «Es de origen griego –me respondió– y quiere decir lo que viene de fuera. ¿Qué te parece? Lo que viene de fuera... es decir, yo. La cosa no puede estar más apropiada. Yo soy lo que viene de fuera, yo... Lo que viene a importunarte, a reanimar en ti un conflicto que ya creías resuelto...

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Juan Rejano se le menciona como «gran poeta», en el desenlace de la tensa y angustiosa situación La puerta abierta, texto dramático escrito «espe- que vive Miguel, a punto de ser detenido por la cialmente» para aquel Festival Juvenil, confiere policía franquista. Sin embargo, el protagonis- al ocasional dramaturgo una clara impregnación mo de Emilio y, sobre todo, de Miguel, auténtico militante. héroe positivo de la obra, parece obvio, aunque Situada la acción dramática en un espacio («En hay un personaje que no tiene presencia escénica Madrid») y en un tiempo muy precisos («En estos y que aún así resulta clave para entender los an- días», es decir, en 1949), el conflicto dramático tecedentes humanos y políticos de este violento que Rejano plantea en La puerta abierta es muy conflicto fratricida: el personaje del padre, cuya sencillo: Emilio y Miguel, como Julio y Juan en oscura muerte ilumina Miguel y de la que, a su Morir por cerrar los ojos de Max Aub,10 son dos juicio, es culpable Emilio. hermanos que representan a los dos bandos en- Pero antes que un análisis de la obra, que dejo frentados en nuestra guerra civil. Así, Emilio es para otra ocasión,11 prefiero editar aquí, en home- un viejo falangista, vencedor en 1939 pero que naje a la memoria de Ignacio Soldevila Durante, el ahora, diez años después, ha visto frustrado su texto íntegro de este «episodio dramático» inédito ideal de una «revolución» nacional-sindicalista de Juan Rejano, un acto único dividido en cinco ante la evolución política de un régimen franquis- escenas. Y advierto al lector que, en este caso, me ta que, en este sentido, lo ha desencantado. Por he limitado a transcribir lo más fielmente posible el contrario, Miguel es un vencido republicano, los treinta y dos folios mecanografiados del ejem- un exiliado que ha regresado clandestinamente a plar que se conserva en la Fundación Juan Rejano España para organizar la resistencia contra la dic- de Puente Genil (Córdoba). Pero no quiero fina- tadura militar franquista en defensa de una «Re- lizar esta nota introductoria a mi edición de La pública democrática» y, aunque su filiación polí- puerta abierta sin agradecer públicamente a Car- tica no se explicita, obviamente es militante del men Rejano, hija del escritor, y a Alberto Gómez, Partido Comunista de España. director de la Fundación, su autorización para pu- A diferencia de Morir por cerrar los ojos, en blicarla aquí y ahora. donde el protagonismo final de María parece in- discutible, los personajes femeninos de La puerta Fecha de recepción: 01/06/2012 Fecha de aceptación: 11/09/2012 abierta (Antonia, mujer de Emilio; la Tía Josefi- ta y La Voz de una Vecina) carecen de relevancia dramática, aunque la Tía Josefita resulte decisiva

10 Max Aub, Morir por cerrar los ojos, edición de Carmen Venegas Grau. Sevilla, Renacimiento, Biblioteca del Exilio-29, 2007. 11 Por ejemplo, para un libro colectivo que estamos preparando algunos investigadores de nuestro actual proyecto de investi- gación y que, coordinado por el profesor José Paulino Ayuso, tratará de reconstruir la escena y literatura dramática de nuestro exilio teatral republicano de 1939 en México.

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La puerta abierta ACTO ÚNICO juan rejano Sala-vestíbulo en una casa de familia de la clase media. Al foro, puerta de entrada. Dos puertas más, a la izquierda, que con- Episodio dramático ducen al interior de la vivienda. A la de- México recha, dos balcones, uno de ellos abierto. 1949 Muebles un poco deteriorados. La escena está sola cuando se levanta el telón. Es de día. Se escuchan los ruidos Personajes de la calle. Antonia Miguel Tía Josefita Emilio La voz de una vecina Escena I

Miguel y, después, Emilio. En Madrid. En estos días. Miguel entra violentamente por la puer- ta del foro, que encuentra a medio abrir. Lleva el brazo izquierdo en cabestrillo y en la mano derecha una pistola. Después de entrar, cierra la puerta con pestillo y, visiblemente fatigado, dirige una mirada por toda la habitación, tratando de orien- tarse. Por último, al ver el balcón abier- to, se encamina hacia él y, con mucho si- gilo, se pone a observar lo que ocurre en el exterior. En ese momento, entra Emilio por una de las puertas laterales y avanza hasta el centro de la escena, sin notar la presencia de Miguel. Cuando al fin la ad- vierte, hace un gesto de sorpresa y trata de echarse sobre el intruso).

Emilio: ¿Qué es esto? Miguel: (Volviéndose al oír la voz y apun-

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tando con la pistola) ¿Eh…? (Luego, al Escena ii reconocer a Emilio, bajando la pistola) ¡Ah! Los mismos y Antonia. Emilio: ¡Miguel! ¿Tú? Miguel: Yo, sí… Miguel, tu hermano… Es ex- Antonia: (Que aparece por la puerta de la iz- traño, ¿verdad? Encontrarme en Madrid y en quierda segundo término). ¿Me llamabas, tu casa… Emilio? Emilio: Pero… Emilio: Sí. (Señalando hacia donde está Mi- Miguel: Sí, allá… estaba allá, en México… guel). Mira. Es decir, yo no sé si alguna vez estuve en Antonia: ¡Qué! ¡Miguel! México, porque mi corazón y mi espíritu es- Miguel: Me suponías muy lejos, ¿no es así? tuvieron siempre aquí… Ahora, ya ves: en Tengo que responder como en el romance espíritu y en cuerpo. clásico: «Lo muy lejos se hace cerca / para Emilio: ¿Y ese aspecto…, esa actitud…? quien quiere venir…» No dirás que he olvi- Miguel: ¡Descuida! (Guardándose la pistola) dado mis nociones de literatura. (Acercán- No he matado a nadie; no he robado a nadie dose a ella) ¿Cómo sigues, Antonia? Por ti tampoco. Me persiguen por otros motivos. no parecen haber pasado los años, aunque Emilio: Políticos, ¿no es eso? las desdichas sí, y ya hace algunos que nos Miguel: Ya puedes suponértelo. ¿Qué otra cosa separamos. iba yo a hacer en España? Emilio: Entró perseguido… La puerta estaba Emilio: (Alterado) ¡Pues aquí no puedes estar! abierta… ¿Quién la dejó así? Miguel: Baja la voz: te lo ruego. (Se dirige de Antonia: No sé. No me explico… nuevo al balcón y mira). Emilio: ¿Tía Josefita, acaso? Emilio: Te acechan, claro. Antonia: No. Tía Josefita, no. La dejé en la co- Miguel: Desgraciadamente. (Volviendo adon- cina hace unos momentos. Hubiera avisado. de está Emilio) Y además me buscan, me Emilio: Entonces… buscan por la casa. Miguel: Entonces, Emilio, si lo que ocurre es Emilio: Es una imprudencia. Pagaremos todos que tienes miedo, que temes por ti y por los las culpas. tuyos, puedes tranquilizarte. Yo no soy tu Miguel: Vosotros, no. ¿Por qué? No temas. hermano; yo no soy yo. ¿Comprendes? (Se- Emilio: Pero, ¿cómo pudiste entrar? ñalándose a un bolsillo interior) Aquí está Miguel: Hallé abierta la puerta. la documentación que acredita mi única, mi Emilio: ¿Abierta? ¿Quién pudo abrirla? (Lla- verdadera personalidad en estos instantes. mando hacia adentro) ¡Antonia! ¡Antonia! Para ti, para vosotros, soy un desconocido, Miguel: Vuelvo a rogarte que te calmes. (Se y un desconocido que lleva además una pis- dirige de nuevo al balcón). tola, bien ha podido obligaros a ocultarlo.

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Emilio: De todas maneras, mi conciencia… tos, aquello que más celosamente guarda el Miguel: ¡Ah! ¿Pero te queda conciencia? Yo hombre en su corazón? No, Emilio, puedes suponía… estar seguro: yo nada esperaba de ti. Emilio: No estoy dispuesto a consentirte bur- Emilio: ¿Para qué te refugiaste aquí entonces? las. Miguel: ¿Quieres oírmelo otra vez? No sabría Miguel: ¿Burlarme? ¿Por qué? Entré en tu razonarlo… Tú, además, no eres solo en esta casa como pude haber entrado en la de cual- casa. Está Antonia, tía Josefita… quier otro vecino. Emilio: Antonia nada tiene que hablar contigo. Emilio: ¿Por qué no lo hiciste? Miguel: ¿Crees tú? En fin, admitamos que así Miguel: Qué sé yo… En un trance como éste, sea. Para algo es tu mujer. Pero queda tía no hay tiempo de pensar mucho las cosas. Josefita. ¿Tampoco me concedes que ella ha Tal vez un vago deseo de verte…, a pesar de alegrarse de verme? de todo. Acaso la vana ilusión de hallar aquí Emilio: Sí, ya lo sé… Siempre fuiste su pre- mayor seguridad. ferido. De niños, cuando faltó mamá y ella Emilio: Tú lo has dicho: vana. vino a nuestra casa, amparaba tus rebeldías, Antonia: ¡Emilio! Eso, no. Es tu hermano. te mimaba y cuidaba como si fueras tú solo. Miguel: Déjalo. Si no me sorprende. En la Yo, que no daba un disgusto a nadie, que era vida, muchas veces, cuando creemos poder obediente y sumiso, apenas contaba. Des- ampararnos en aquellos corazones que al- pués, desde que al acabar la guerra te fuiste gún día latieron cerca de nosotros, se nos muy lejos, se pasa las horas suspirando por recibe como a un mendigo. «Perdone, her- ti… Ya lo sé, sí, ya lo sé… ¿Pero a qué viene mano; no llevo qué darle». En cambio, esa ahora todo esto? No estamos para conside- misma moneda generosa suele ofrecérsenos raciones sentimentales. ¿Quién te dijo que donde menos lo esperamos y, en ocasiones, vivíamos aquí? aun donde precisamente esperamos hallar lo Miguel: ¡Ah! Ése es mi secreto. Yo lo sé todo, contrario. como dicen los magos en los cuentos. Te pa- Antonia: Olvida las palabras de Emilio. Esta- recerá una paradoja, pero los que tenemos ba ofuscado. que vivir escondidos, conocemos mejor que Miguel: Si es lo mismo… Además, en estos nadie lo que ocurre en todas partes. años, ¿de qué puede uno asombrarse, cuan- Emilio: Nunca me hicieron gracia tus ingenio- do todo lo han envenenado y envilecido? sidades. ¡Hasta lo más sagrado! (A Emilio) ¿No en- Miguel: ¿Ingeniosidades? Mira, si yo ahora te señáis a los jóvenes el odio entre padres e preguntara por lo que realmente pasa en el hijos, entre hermanos, entre marido y mu- país, tú, un hombre del régimen, un puntal jer? ¿Habéis sabido respetar siquiera la in- de este glorioso Estado-policía, no sabrías timidad del hogar, lo entrañable de los afec- qué decirme. No, no sabrías. Ni siquiera lo

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que cada día se fragua ante tus ojos. Tanta es Miguel: (Dirigiéndose a la puerta de entrada la confianza que reina entre vosotros. y escuchando) No. Creo que no fue nada. Emilio: ¡Tú qué sabes! (Luego, encaminándose al balcón y mirando Miguel: Pero aquí estoy yo, aquí está este atentamente). Ésos, sí. Ésos no se mueven proscrito, que conoce lo que pasa hasta en de su sitio. Parecen de piedra. el último rincón de cualquier provincia. Antonia: Sabrán que estás aquí. Entrarán… ¿Cómo? ¡Ah! Ése es mi secreto. Pero puedo ¿Por qué no te escondes? revelarte una parte de él: el amor a los míos, Emilio: (Con viveza) ¿Esconderse? ¿Qué desati- el quererlos libres, limpios de sombras, de nos se te ocurren? amenazas, de toda esta pesadilla que los está Miguel: Gracias, Antonia. No vale la pena. Me aniquilando. encontrarían de todos modos. Pero, para un Emilio: Y con eso, ¿qué? hombre que se halla en mi situación, casi es Miguel: Tantas cosas podría contarte, tantas un consuelo darse cuenta de que el camino miserias, tantas iniquidades, tanta heroici- de amarguras que recorrió su padre es el dad también de los que no se han sometido, mismo que a él se le ofrece. que tú mismo te espantarías… O no, qui- Emilio: (Enfurecido, tratando de lanzarse con- zá no. ¿De qué se va a espantar un hombre tra Miguel) ¡Canalla! ¿Qué has dicho? ¿Qué como tú? has querido decir? Emilio: ¡Miguel! ¡No te tolero…! Miguel: (Haciéndole frente con tranquilidad) Miguel: ¿El qué? ¿La verdad? ¿Que te diga Lo que todo el mundo sabe, y tú mejor que la verdad donde estás chapoteando? ¿Que nadie. Antonia me acaba de preguntar: ¿por te pase por los ojos ese terrible lienzo en- qué no te escondes? Yo te pregunto a ti: ¿por sangrentado en que cada uno de vosotros ha qué no escondiste a papá? ¿Por qué dejas- puesto una pincelada? Pues ten paciencia, te que se lo llevaran esos cobardes de tus que aún has de oírme algunas cosas. Ya ves, camaradas y lo fusilaran como a un malhe- hoy, que acaso sea mi último día, me has co- chor? gido de humor. Tengo ganas de hablar. ¿No Emilio: (Cayendo abatido en una silla, con el me han tendido un cepo? ¿No estoy ya en rostro entre las manos) ¡No, esto no! ¡Es capilla? Pues tú vas a ser el depositario de más de lo que yo puedo soportar! (Sollozan- mis últimas palabras. do) ¿Qué podía hacer yo? Emilio: ¡Sal de mi casa! Miguel: Luchar contra ellos. Con uñas y dien- Miguel: Pronto lo haré; no tengas prisa. tes arrancárselo de las manos. Morir si era Emilio: ¡Sal, te digo! preciso. Antonia: (Interviniendo) ¡Por Dios, callad un Antonia: ¡Miguel! ¡Miguel! No es verdad. momento! ¿No habéis oído? Sonaron unas Emilio quiso salvarlo. voces ahí, como en la escalera… Emilio: (Entre sollozos) ¿Qué podía hacer yo?

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¿Qué podía hacer yo? acontecimientos nos hayan alejado al uno Miguel: Quiso salvarlo… ¿Y por qué no lo sal- del otro, y más que los acontecimientos, tu vó? ¿Por qué, antes de que lo persiguieran, conducta, hay algo que nos unirá siempre. no lo ocultó en vuestra casa? Olvidaste tus deberes de hijo, los más entra- Antonia: Estábamos vigilados. Emilio empe- ñables. Creíste que nadie te pediría cuentas, zaba ya a ser mal visto dentro de su parti- porque el que podía hacerlo ya no vive. Yo do… te las voy a pedir mientras vivas tú. Después Miguel: Sí, lo de siempre. El jerarca que cae no supiste ahorrar un solo dolor, una sola en desgracia porque ya no necesitan de sus violencia a tía Josefita, a tu propia mujer… primeros ímpetus… (A Emilio) Poco te duró Emilio: Mientes. Antonia y tía Josefita han vi- la gloria de tu camisa vieja. Te la desgarra- vido siempre felices a mi lado. Que lo digan ron en cuanto se puso un poco inservible. ellas. Emilio: ¿Quieres acabar de una vez con tus fra- Miguel: ¿Te parece fácil? Basta con leer en su ses de mal gusto? pensamiento. Miguel:Y ahí tienes los resultados de tu leal- Emilio: Será en el tuyo, donde no cuajan más tad a la traición: papá, un hombre inofen- que maldades. sivo, un conservador que a veces ni a votar Miguel: Antes te dolías de que tía Josefita me se atrevía en las elecciones, bajo tierra, con prefería siempre a mí. No sabes ocultar tu una carga de plomo en los huesos; tú, olvi- resentimiento. Desde pequeño lo manifes- dado, preterido por los tuyos y despreciado taste. Fuiste siempre envidioso, resentido. por todos. Ni en nuestra tierra has podido Por eso, nunca has sabido perdonar o com- seguir viviendo. prender, que es lo mismo. Lo que ocurría es Emilio: No es verdad. Nos trasladamos a Ma- que tía Josefita, que por no tener hijos guar- drid porque necesitaba encontrar trabajo. dó para nosotros todo su sentimiento mater- Miguel: Exactamente. El trabajo que te ne- nal, sabía instintivamente dónde estaba la gaban allá, el que todos te negaban para lealtad, el verdadero cariño. Nunca lo dijo. demostrarte su repulsa. ¿No te das cuen- Nunca quiso causar un dolor o una contra- ta? ¿Estás ciego? Eres el fruto de tu propia riedad. Pero no había más que asomarse a su siembra. Un fruto podrido, el mismo que pensamiento. Esa alma grande, que hizo por hoy se esparce por el país inundándolo todo, nosotros tanto como hubiera hecho nuestra como si un volcán inmenso estuviera a toda madre, no se equivocó nunca… hora vomitando basura. Emilio: Salvo en una ocasión: cuando tú, que Emilio: Te ruego, te suplico que no aludas a tanto la querías por lo visto, huiste sin acor- mis cosas. No quiero que te mezcles en mi darte de ella… vida. Miguel: ¿Sin acordarme? Doliéndome el cora- Miguel: Estoy obligado. Por mucho que los zón de no poder llevarla conmigo.

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Emilio: Sí, es muy fácil asegurar: «¡Qué ca- ba! Todos los vecinos sospecharán ya… riño tan grande siento!», mientras otros se Miguel: Ningún motivo hay para ello. Nadie encargan de que el objeto de ese cariño no me ha visto entrar. se muera de hambre. Emilio: La gente adivina a veces…. Quién sabe Miguel: ¿Te atreves a echármelo en cara? si alguno desde la escalera… ¡Mezquino! Miguel: Te aseguro nuevamente que no. Pue- Emilio: Cobarde, digo yo. ¡Y te repito que no des sosegarte. Lo extraño es que seas tú el consiento injerencias tuyas en mi vida! inquieto y no yo. Si de todas maneras van a Antonia: ¡Por favor, Miguel, dejad ya esas entrar, ¿para qué tanta zozobra? cuestiones! Tú estás en peligro… Emilio Emilio: (Alejándose de la puerta). No puedo sufre… remediarlo. Este conflicto en que me has puesto… (Dejándose oír, desde fuera de la vivienda, a Miguel: ¿Otra vez? Tú nada arriesgas. Lo mis- través de la puerta izquierda segundo térmi- mo da que sea en esta casa, que en otra, don- no, La Voz de la Vecina interrumpe las pala- de me encuentren. Nadie ha de saber quién bras de Antonia). soy. Emilio: ¿Pero no comprendes que es mi angus- La voz de la vecina: ¡Antonia! ¡Antonia!… tia, la angustia de sentir que me traiciono a Emilio: ¿Quién llama? ¿Qué quieren? mí mismo, lo que me tiene así? La voz de la vecina: (Insistiendo) ¡Antonia!… Miguel: Lo que no comprendo, lo que me in- ¡Antonia!…. digna ya que de angustias y de conflictos ha- Antonia: (Que ha puesto atención a la llama- blas, es que ni tu propia situación personal, da). Es la señora de Méndez, la del segundo. esa desventurada situación a que te han traí- Suele llamarme por la ventana del patio. do los tuyos, te haya hecho reaccionar como Emilio: ¿Pero ahora para qué puede hacerlo? un hombre, lanzándote contra toda esta abo- Antonia: No sé. Voy a ver (Sale por la puerta minación. izquierda del segundo término). Emilio: Yo no traiciono mis ideas. Podrán ha- ber sido injustos conmigo, pero los princi- pios están aparte. Escena III Miguel: ¡Las ideas! ¿Qué ideas? Si estoy por echarme a reír… ¡Los principios! ¿Y te atre- Los mismos, menos Antonia. ves todavía a llamarlos así? ¿Pero no los es- tás viendo traducidos en la realidad? ¿Qué Emilio: (Que se ha acercado como instintiva- habéis hecho en estos años? Poblarlo todo mente a la misma puerta, impulsado por el de tristeza y de muerte. Abrir, además, de temor y la curiosidad). ¡Es lo que nos falta- una punta a otra, una sima de abyección.

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Emilio: No lo será tanto como aquel pasado discursos? Ése es el destino de toda dema- que nosotros liquidamos. gogia: aprovecharse de la plataforma que Miguel: Compara y verás. Aquí, donde el de- algunos le crean para poner por encima de lincuente mismo sentía sonrojo cuando ante todo sus brutales intereses. él se invocaba el sentido ético tradicional Emilio: ¿Y quién no hace lo mismo? ¿Voso- de nuestras gentes, no habéis sembrado más tros, acaso? que inmoralidad, cinismo, depravación. Miguel: Los que no se mueven por ambición, Aquí, donde el más alto timbre humano eran sino por justicia. ¿Lo dudas todavía? Esos la hidalguía, la caballerosidad, la hombría que tú calificas de advenedizos no eran sino de bien, sólo habéis sabido ejemplificar con vuestros verdaderos inspiradores, los que la traición, la felonía, la mentira. ¿Y ésas desde un segundo término os movían como son las ideas, ésos los principios que todavía instrumentes ciegos de sus apetencias. Cla- quieres conservar? ro, una vez en el poder, pasaron adonde les Emilio: Las doctrinas nada tienen que ver con correspondía: a la primera fila, y a muchos los hombres: sobreviven a ellos, triunfan de de vosotros, a los que por falta de influencia sus errores. o de audacia no representabais nada, de un Miguel: Doctrinas… cuando lo son. Pero aun manotazo se os echó a la cola. en el caso de que lo fueran, ¿qué harías con Emilio: Nada de eso me inquieta. Yo luché por ellas sin la mano que las llevara a la prácti- un ideal… ca? Para sociólogo no sirves, desengáñate. Miguel: Por una mentira, querrás decir. Y ésa Tanto vale corrupción de hombres como co- es la más torpe de tus culpas. Porque es com- rrupción de doctrinas… ¡Doctrinas! prensible que aquellos que poseen intereses, Emilio: No es mía la culpa si nuestra obra se los defiendan, llegado el caso. Pero tú, un desvirtuó desde un principio. pobre burócrata lleno de necesidades, ¿qué Miguel: ¡Justo! Tus labios lo están diciendo: tenías que defender? ¡Y como tú, tantos! «desde un principio». Es decir, uno de esos Tantos fracasados o desalmados o incautos. principios a que te aferrabas antes. Princi- No sé quién dijo que hay alguien peor que el pio, que no lo era, o que, cuando mucho, verdugo, y es el ayudante. era, según has dicho, el principio del fin. Emilio: ¿Lo ves? Eres tú el que no entiende Emilio: Me chocan los juegos de palabras. Qui- nada… o hace como que no lo entiende, por se decir: desde el primer momento. ¿Está mala intención. Reconoces que ningún in- claro? Y desde ese momento, los advene- terés me guiaba y, en cambio, me niegas la dizos triunfaron sobre los que habíamos lu- sinceridad de mis sentimientos. ¡No sabes chado por algo mejor. lo que dices! Miguel: ¿Y qué creías tú, iluso, que todo iba Miguel: Espera. No cantes victoria. Hay mu- a ser como la literatura vacua de vuestros chas clases de intereses. La que corresponde

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al tuyo tiene un nombre. Muy manoseado, Emilio: Si no buscas otra metáfora más elo- es verdad, pero certero. ¿Quieres que te lo cuente… diga? Complejo de inferioridad. Miguel: ¿No está claro? Son pocos los que Emilio: ¡Ahora sí que lo has arreglado! Enci- tienen conciencia del verdadero papel que ma, un disparate. desempeñan en la vida. El tuyo, el que tú Miguel: Puede que tengas razón. Si ponerte encarnaste en la tragedia podría denominar- ante los ojos, descarnadamente, lo que vive se el del señorito vergonzante. agazapado en tu conciencia es disparatar, ya Emilio: ¡Señorito yo! puedes decir que disparato. Miguel: Y de los peores. De los que no tie- Emilio: Más aún: que desvarías. nen dónde caerse muertos, y por eso tal vez Miguel: Locura o disparate…, da lo mismo. tratan de apuntalarse con los vivos… Pero Ambas cosas, tú lo sabes bien, están muy sigamos. Quiero que comprendas bien mi en la psicología nacional, ¿y no es acaso un pobre metáfora. disparate, una locura estúpida que tú y otros Emilio: No tengo el menor interés. muchos como tú os sumarais a la ignominia Miguel: Pero yo, sí. Tú sabes que el señori- por una mala pasión mucho tiempo reprimi- tismo entre nosotros fue siempre una plaga da? temible. En sus buenos tiempos, casi estoy Emilio: Pues, aunque tú no lo creas, esos que por decir en su edad de oro, mientras se tanto desprecias, y yo, fuimos los que hici- mantuvo en su propio campo, entre la gente mos posible este resurgimiento, los que de- rica, aunque odioso, tenía algo de compren- volvimos al país la categoría que hoy tiene. sible. Pero después, al ir desapareciendo los Miguel: ¿«Una, grande y libre»? ¡Bromas no, grandes escalones sociales, nació otro se- Emilio! Y si las deseas, oye lo que dice por ñoritismo similar, de bisutería, mucho más ahí el ingenio popular. ¿No lo sabes? «Una, repugnante, porque era el remedo grotesco grande y libre. Una, sí, porque si hubiera de su antecedente, la expresión fracasada dos, ya se habrían ido todos a la otra»… No, de los detritus de una clase; el «quiero y no hablamos en serio, y en serio te digo que tu puedo», que decían algunos; lo cursi, que papel ha sido de lo más desdichado. decían otros. Sería más exacto decir: los que Emilio: Aunque fuera así, ¿importa algo eso? sin dinero aparentaban tenerlo; los que por Importa lo que se ganó para todos. llevar una buena corbata se alimentaban con Miguel: ¿Ganar? ¿A qué le das tú ese nombre? una mala comida…. Porque fue como cuando en una casa des- Emilio: No sé adónde quieres ir. Hablas, hablas… vencijada se están tapando goteras un día y Miguel: Ahora lo verás. De ese vivir mise- otro, y de repente el viejo armazón se viene rable aspirando siempre sin llegar nunca, abajo y todo lo inundan las aguas. de ese sentimiento de impotencia alimenta- Miguel: ¿Ganar? ¿A qué le das tú ese nombre? do por la envidia, el ridículo y el egoísmo,

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salieron muchos de los que te acompaña- otra en un restorán de lujo, y sobre todo que ron a ti en la aventura de la guerra civil. lo consideren como a una de ellas! ¡Y qué Y, naturalmente, al triunfar, siquiera fuese triste, que vergonzosamente triste también momentáneamente, volvió a salir a flote lo cuando llegan las horas penosas de la rea- que todos creíamos en vías de liquidación. lidad, de tener que pagar y no llevar dinero, ¿Me entiendes ya? de encontrarse en la calle con alguien que Emilio: No quisiera entenderte. Pero dime, en medio de ese mundo fingido nos recuerda ¿qué tengo yo que ver con todo eso? nuestra pobreza… Miguel: Tú eras una pieza de esa maquinaria Emilio: ¡Y todavía te aguanto! Has venido para de retroceso. Y no digo una buena pieza por- despertar aquí un infierno. que lo vas a tomar a mal. Miguel: No, ya existía. Te lo depararon tus Emilio: ¡Mentira! Yo aspiré siempre con noble- sueños, tus sueños de grandeza. Torpes, es- za a ser algo mejor, a elevar mi condición. túpidos sueños que a tantos han destruido. Miguel: Degradándola mientras tanto. ¿Cómo pudiste incubarlos en nuestra casa? Emilio: ¡Mira lo que dices, Miguel! De las bur- Papá sufría viéndote, pero callaba. Tía Jose- las pasas a las ofensas. fita callaba también, comprendiéndolo todo, Miguel: La verdad, cuando lo es, no debe y yo…, yo, ¿qué podía hacer, si siempre me ofender. Más valía que la hubieras sabido consideraste como un pobre diablo? percibir a tiempo. Emilio: Hazte la víctima ahora. Emilio: Porque la percibí, estoy donde estoy. Miguel: La víctima era otra. Recuerdo una Miguel: En la cumbre de tus sueños, ¿no es vez… ¡Qué hora tan dolorosa! Nunca se así? Mira a tu alrededor y contesta. Viviste me ha ido de la memoria. Ibas a emprender siempre engañándote, acallando tu propia una excursión con tus amigotes; era un viaje vida porque necesitabas fingirte otra. ¿No costoso; necesitabas dinero, bastante dine- recuerdas ya? ro; se lo pediste a papá, pero papá no pudo Emilio: ¿Qué tengo yo que recordar? ¿Qué dártelo, ¿de dónde iba a sacarlo? Entonces nueva calumnia te propones colgarme? tú te insolentaste; conocías la bondad inago- Miguel: Ninguna. Yo no invento: refresco la table de aquel hombre débil, y le exigiste, le memoria solamente. ¿No recuerdas ya? Tus exigiste como si fuera un deudor tuyo; casi amistades las procurabas entre los del re- llegaste a amenazarle… ¡Qué día tan amar- lumbrón o los del dinero. No entre los más go aquél para todos!… Saliste por fin de la inteligentes o los más buenos, sino entre casa, y yo vi cómo papá lloraba en silencio, aquellos que podían servir de soporte a tus escondiendo sus lágrimas y su pena, y una deseos. ¡Qué agradable, qué lisonjero eso de rabia que era a la vez una congoja muy hon- que lo vean a uno con personas influyentes da, se me anudó en la garganta, y me abracé o ricas, una noche en el palco de un teatro, temblando al pobre viejo, por no partir en tu

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busca y abrazarme a ti hasta estrangularte… Miguel: (Interrumpiéndolo)… y vosotros la Emilio: ¡Y eres tú el que se erige en acusador transformasteis en un paraíso, ¿no es cier- mío; tú, que fuiste la preocupación cons- to? Vamos, veo que otra vez quieres volver tante de papá, con tus ideas extremistas, a las bromas. Pues te advierto que, aplica- tus revueltas callejeras con aquella gentu- das a este punto, resultan de muy mal gusto. za de los huelguistas y tus fricciones casi Escucha... Antes éramos un pueblo que co- diarias con la policía! Si ahora va a resultar mía… no muy bien, si tú quieres, pero co- que yo era un monstruo y tú un dechado de mía. Ahora no come ni mucho ni poco. An- perfecciones…. tes vivíamos en un país libre. Ahora vivimos Miguel: Es natural que un padre se preocupe en un penal inmenso. Antes constituíamos por un hijo cuando lo sabe en peligro. Lo una nación soberana. Ahora, una colonia de que no es natural es que un hijo sienta en los intereses extraños. ¿Es ésa vuestra obra? el fondo desprecio por su padre y lo esté ¿Es eso lo que justifica vuestra rebelión? torturando un día y otro por una ambición Responde. ridícula. Emilio: ¿Crees que me voy a dejar arrastrar de Emilio: ¡Es falso! ¡Es falso! Yo quise siempre [sic] tus provocaciones? Te has aprendido al a papá. pie de la letra la lección y no he de ser tan Miguel: Corrige la frase. «Yo quise siempre tonto que me la trague… Aquí está Antonia. abochornar a papá», sería más correcto. Emilio: ¡Vas a ponerme en el disparadero! ¡Haré una barbaridad! Escena IV Miguel: No sería la única que se cometiera en este país por motivos idénticos a éstos. Ya Los mismos y Antonia. te dije que, contigo, fueron muchos los que, movidos por un complejo de inferioridad, se Antonia: (Apareciendo por la misma puerta lanzaron a la sublevación. que se fue). Han registrado ya casi todos los Emilio: ¡Pues bendito entonces ese complejo pisos. La señora de Méndez dice que en el de inferioridad si con él hemos podido reali- suyo no han dejado un rincón por escudri- zar una obra generosa, salvadora, que nunca ñar… sabréis agradecernos! Emilio: (Con impaciencia) ¿Pero la policía Miguel: ¡Es lo que me quedaba que [sic] oír! sospecha que aquí…? ¡Gratitud a vosotros! Antonia: ¿Cómo quieres que le preguntara eso Emilio: Sí, gratitud, gratitud. Esto era un ver- a la señora? dadero caos, y nosotros conseguimos vol- Emilio: Bueno, ¿pero ella no te ha dicho…? verlo al orden. Aquí había una situación in- Antonia: Solo lo que podía decirme. Que si soportable… habían estado ya aquí… Que si yo no sabía

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nada… Emilio: ¡Canalla! Emilio: Y tú le has respondido… Miguel: ¡Renegado! Miguel: ¡Es el colmo! (A Emilio) Parece como Emilio: ¡Retira esa palabra! ¡Retírala o te si también desconfiaras de tu mujer. Lo que mato! es el egoísmo cuando se siente acorralado… Antonia: (Interponiéndose) ¡Miguel! ¡Emilio! Emilio:Yo sé muy bien cómo es Antonia, y lo ¡Por Dios! ¿Qué vais a hacer?… Vuestras único que te digo es que estás en mi casa y voces se van a oír fuera… Entrarán, al fin… que no te permito dentro de ella más inso- (Se dirige a la puerta del foro y escucha. lencias. Después va hasta al balcón y mira con cui- Miguel: ¿En tu casa, dices? dado). Emilio: ¡Sí, en mi casa, en mi casa! Y si no Emilio: (Que ha vuelto a desplomarse en una callas, seré yo el que acabe por abrir esa silla, el rostro entre las manos) ¡Déjalo! puerta y entregarte a los que te han de hacer ¡Que nos lleven de una vez a todos! ¡Que justicia. salgamos de aquí como criminales! Antonia: ¡Emilio! ¿Estás loco? Miguel: No te atormentes. Iré yo solo. Miguel: Abre la puerta. Ábrela. De todos mo- Antonia: (Desde el balcón) ¡Miguel, Miguel! dos, pronto la abrirán otras manos parecidas Ven un momento. (Señalando a la calle) a las tuyas. Pero antes, quiero que sepas que ¡Mira! esta casa es mía también. Mía quizá más que Miguel: (Acercándose) Hay cinco. Antes eran tuya. Aquí, en esta tierra, todo lo que tú pi- dos solamente. Cinco sabuesos. Se está en- ses es mío antes que tuyo. ¿Te enteras? grosando el ejército. No escaparé. Emilio: ¿Con qué derecho? Emilio: (Que ha levantado lo cabeza al oír a Miguel: Con el que me da el haberlo defen- Miguel) Rodearán la casa…. Será un gran dido lealmente, con mi sangre, frente a los escándalo… Y todos nos veremos envuel- intrusos traídos por vosotros. Yo tengo dere- tos… cho a esto, a esta tierra, a este cielo, a esta Miguel: Te repito que lo tengo todo preveni- casa misma, más derecho que tú, porque lo do. No os pasará nada. Sólo he querido que he disputado palmo a palmo a los traidores sufrieras un poco…, un poco nada más. Por y lo he perdido luchando como los hombres la patria. Todos tenemos que sufrir por la y lo he llorado perdido como los hombres patria. ¿No es eso lo que estáis pregonando también cuando se ven maniatados y su co- siempre? Date cuenta: sin quererlo, te estoy razón quiere seguir la pelea… ¡Mío, mío haciendo un mártir. antes que tuyo! Yo puedo llamarme, con or- Emilio: Con oírte, ya lo soy. gullo, español. Tú… Miguel: No durará mucho tu martirio. Pa- Emilio: ¡Termina! labra. Esto no es más que un episodio, un Miguel: Demasiado sabes lo que eres tú. simple episodio… ¿Sabes lo que quiere

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decir episodio? Yo tampoco lo sabía. Pero campos, de aquel rincón provinciano que el autor de esta comedia así la denomina. fue el deleite de nuestra infancia, de aquel ¿No lo has visto en los carteles? «Episodio paisaje maravilloso que al pasar, un día, se dramático»… Episodio… Yo me acerqué a nos quedó prendido a la retina. (A Antonia) él, al poeta que ha compuesto esta fábula, Te parecerá mentira, pero hasta lo que no es y le pregunté por la palabreja. «Es de ori- nuestro en la patria se nos antoja más nues- gen griego –me respondió– y quiere decir: tro cuando sentimos la patria lejos. ¿Qué po- lo que viene de fuera». ¿Qué te parece? Lo seo yo aquí? ¿Cuáles son mis propiedades? que viene de fuera…., es decir, yo. La cosa Ninguna. Y, sin embargo, todo lo que yo ha- no puede estar más apropiada. Yo soy lo que bía visto aquí, todo lo que había mirado con viene de fuera, yo… Lo que viene a impor- indiferencia por no ser mío, incluso lo que tunarte, a reanimar en ti un conflicto que ya había odiado, lo he sentido en mis sueños creías resuelto… de desterrado como propio, lo he acariciado Antonia: Debiste quedarte en México, Miguel. con la memoria, como se acaricia una frente Hubiera sido mejor. buena, una mano querida…. La patria, la pa- Miguel: ¿Mejor? ¿Por qué? Ya lo has oído: yo tria…. Nadie sabe lo que es perder la patria soy lo que viene de fuera. Lo que tenía que y estarla rehaciendo cada día en el corazón venir… México es la libertad, la vida cómo- con los débiles muros de la esperanza…. da… Nunca pagaremos a ese gran país lo que Antonia: Comprendo lo que has sufrido… hizo por nosotros. En la hora de la derrota Miguel: No tanto como los que se quedaron nos acogió en sus brazos, nos dio trabajo y aquí... Pero sí de otro modo. Quién sabe si sustento, nos regaló con la hermosura de sus menos intenso. Quién sabe si más desgarra- cielos bellísimos. ¡Si vieras qué bien se vive dor. Tú no puedes imaginarte, Antonia… en México!… Pero si vieras también cuánto Mira, allá, en México, muchas noches, en se sufre…, sí, cuánto se sufre por esta tierra aquellas noches llenas de un profundo e nuestra, por la patria, por esa patria que tu inquietante misterio, yo me asomaba a mi marido y los que son como él invocan tanto, ventana y, con los ojos fijos en el cielo don- sin saber lo que dicen ni lo que hacen. de las estrellas están tan cercanas que pare- Emilio: ¿Y tú? ¡Qué sabrás tú de la patria! cen que van a hablarnos, me iba orientando Miguel: Lo que a ti no te ha pasado jamás por hasta adivinar el lado de donde caía España. el corazón. Porque la patria, cuando se pier- «Allí está, me decía». «Allí, tras aquel res- de, no se sueña sólo a través de los afectos, plandor del horizonte». Y mi corazón salta- de las amistades, de las obras de la cultura ba en el pecho y mis manos se tendían a la y de la tradición, de todo ese patrimonio es- negrura como si fueran a abrazar un cuerpo piritual que la constituye: se sueña, además, amado. Y así permanecía minutos y minu- a través de la tierra, de las ciudades, de los tos, tal vez horas y horas, hasta que notaba

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mis ojos humedecidos y cerraba como con Miguel: Con ventaja… (Siguiendo el hilo de rabia la ventana y me arrojaba en la cama su pensamiento). Y entonces, cuando mis desesperado y lleno de una angustia inde- carceleros apretaban sin piedad los instru- cible… mentos de tortura; cuando yo creía enloque- Antonia: ¡Te hemos recordado tanto tía Jose- cer de dolor y estaba a punto de perder el fita y yo! conocimiento, un dulce recuerdo de México Miguel: ¡Qué alegría, qué inmensa alegría el me asaltaba. Pero no era un deseo cobarde día que supe que se me destinaba a volver de hallarme allá, un arrepentimiento de mi a España! Tanto lo deseaba, que me parecía vuelta a España, no: era una gozosa evasión que iba a viajar a un país feliz, libre, tran- de todo lo duro y cruel que me rodeaba. Era quilo… Y ahora, no lo querrás creer, desde algo que me daba fuerzas para soportar el que estoy otra vez en nuestra tierra, ya va tormento. Me sentía así más humano, más para año y medio, y la he besado un día y hombre, más lleno de mi propia confianza… otro como se besa a una madre, no puedo re- Volvía a vivir los días apacibles de aquella primir a veces un sentimiento de nostalgia. tierra lejana…, me encontraba de nuevo con Me acuerdo de México… tantas caras conocidas de amigos…, me veía Emilio: (Interrumpiendo) Entonces, ¿para qué a mí mismo pensando en España, suspiran- lo dejaste? ¿A qué has venido? do de ansiedad por ella… Sí, en aquellos Miguel: ¡A qué has venido! Esa misma canti- momentos terribles, dejándome invadir por nela ha sonado cien, mil veces en mis oídos la nostalgia, me sentía más humano… cuando los policías me interrogaban. «¿A Antonia: ¡Bárbaros! ¡No tienen entrañas! qué has venido? ¡Responde! ¿A qué has ve- ¡Torturar así a un hombre indefenso! nido?». Miguel: Y las voces imperativas, martillean- Antonia: ¿Los policías? ¿Pero…? tes de los sicarios sonaban una y otra vez Miguel: Sí, he visitado ya la cárcel una vez a mi lado: «¿A qué has venido? ¡Contesta! desde que volví a España, pero pude esca- ¿A qué has venido?» Pero yo callaba, ca- par. ¿Veis este brazo? (Mostrando el que lle- llaba siempre, a pesar de las ofensas, de las va en cabestrillo). Es uno de los recuerdos torturas. Hubiera callado hasta la muerte… que me quedan de tus amigos, Emilio. Otros «¿A qué has venido?», me preguntas tú aho- tengo también en mi cuerpo, pero no se ven. ra, Emilio, y a ti sí te respondo, a ti quiero ¿Comprendes ahora cómo se ama y se sufre responderte con toda la franqueza que hurté por la patria? Es la vida, la sangre, lo que a la crueldad de mis verdugos. He venido a hay que darle cuando nos la pide, y no pala- sumarme activamente a los que no se resig- bras demagógicas… nan a perecer. ¿Lo oyes bien? A entregar mi Emilio: Yo he luchado como tú, he arriesgado cuerpo y mi espíritu a esta sorda batalla que la vida… ha de desembocar otra vez en la libertad.

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Emilio: Me parece estar oyendo un sonsonete nadie, nadie, como si el que lo promoviera olvidado. O algo más triste: el delirio de un fuese un dios invencible que, domeñando la engañado o de un obseso. cólera, convirtiese su mente en un destello Miguel: ¡Claro! No lo comprendes, ¿verdad? frío, incesante, que todo lo cegara. No aciertas a explicarte cómo habiendo es- Emilio: ¡Bah! Ilusiones… El régimen es fuer- capado una vez de las garras de mis enemi- te; está preparado contra todo. gos vuelvo a meterme en ellas. No te cabe Miguel: Más fuertes seremos nosotros. Vir- en la cabeza eso de dejar la vida fácil de tualmente lo somos ya. No lo dudes. Y dis- México por esta otra llena de dificultades y puestos a morir antes que ser esclavos. No, peligros… Ahí tienes precisamente la dife- no sentimos miedo porque nos veamos si- rencia que nos separa, la diferencia entre un tuados ante una muralla de bayonetas. Todo hombre, tú, lleno de amargura, decepciona- lo tenemos perdido o a punto de ganar. Míra- do, sin fe ya en nada, y otro hombre, yo, me a mí. Aquí estoy. Rodeado, acosado por repleto de esperanzas, a pesar de todos los la policía. No tardará ya mucho en llamar a reveses, dispuesto a luchar, ¿me oyes?, ¡a esa puerta. Pues bien, cuando llame, ni me luchar hasta el fin! entregaré ni me dejaré coger vivo. Saldré, Emilio: ¡Qué podrás tú solo! Caerás como tan- disparando mi pistola, para abrirme paso o tos. para caer en la refriega. La libertad de nue- Miguel: ¿Y qué? Caer, sí, y acaso aquí mismo, vo, o la muerte de una vez…. muy pronto. Pero solo, no. No estoy solo. Emilio: ¡No, no harás eso! ¡En mi casa, no! Tantos hay a mi lado, que ni ellos mismos Miguel: Tú mismo lo has de ver. se lo imaginan. ¡Ay, el día en que puedan Emilio: ¡Te digo que no! Yo no puedo consentir manifestarse a una sola voz! que desde aquí se ataque a los representan- Emilio: Se acabaron ya las rebeldías. tes del gobierno. Miguel: ¿Estás seguro? Pues no creas que ese Miguel: Debí presumir tus verdaderos senti- día está muy lejano… Y entonces, temblad, mientos. ¿De modo que no es mi vida, si la temblad, porque tantas afrentas habéis des- pierdo, lo que a ti te preocupa, sino la de cargado sobre este pueblo, tantas injurias esos esbirros y, sobre todo, lo que puedan del alma y del cuerpo, que su locura, al salir pensar tus jefes de todo esto? ¡Nunca te creí de esta noche tenebrosa, será la peor de las tan cobarde, tan bajo, tan vil! locuras, una locura razonable, y su sed de Emilio: ¡Vete, Miguel, vete! Te lo digo por úl- venganza, esa sed agotadora que vosotros le tima vez. ¡Estoy desesperado! habéis producido sangrándolo hora a hora, el Miguel: Si ya lo sé… Si cuando entré por esa más temible impulso de justicia, un impulso puerta sabía que habría de ser para ti como sereno, terriblemente sereno, pero, eso sí, si de pronto tu conciencia cobrara figura implacable, indetenible, del que no escapará humana y se te pusiera enfrente… Pero…

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(Suena insistentemente el timbre de la puer- (Antonia cierra la puerta y Emilio vuelve al ta. Todos quedan en silencio mirándose con centro de la habitación). angustia. Miguel vuelve a sacar la pistola y Tía Josefita:¡Y estás herido, niño! ¡Pobre hijo! la monta). Ya están ahí… Es mi hora. ¿Cómo fue? (Dándose cuenta de la pistola) Antonia: ¡No, Miguel, por Dios! ¡No salgas! ¿Y esa pistola? ¡|Ah! ¿Con que eras tú…., tú ¡No salgas! (Abrazándose a él) el que buscaban? Pues no tengas miedo. Ya Miguel: (Adelantando un paso) ¡Quita! Esto se fueron…. no tiene otra solución. (Vuelve a sonar Antonia: (Con ansiedad) ¿Cómo? el timbre más prolongadamente, y ahora Emilio: (Ídem) ¿Qué dices? acompañado de unos golpes en la puerta). Tía Josefita: Que sí, que se fueron, que se fue- Antonia: (Abrazándose más fuertemente, casi ron los que buscaban a Miguelito. luchando con Miguel, mientras llora) ¡No Antonia: Pero… puede ser! ¡Te lo suplico, Miguel! ¡No te de- Emilio: ¿Cómo lo sabes? jaré morir! ¡Yo te esconderé, yo te salvaré, Tía Josefita: ¡Jesús! ¡Cómo lo he de saber! Ve- aunque no quiera Emilio! rás. No había yo hecho más que bajar a la Miguel: (Con resolución) ¡Déjame, Antonia! esquina a comprar una madeja para el suéter … Ya es tarde… Es imposible… Poneros que te estoy haciendo, que por eso dejé la ahí, a un lado, o entrar en una habitación! puerta a medio cerrar solamente, cuando vi ¡Adiós! (Avanza hasta la puerta, cuyo tim- a unos hombres correr y a otros que se arre- bre no ha dejado de sonar, y la abre con molinaban junto al portal de nuestra casa. fuerza). (Pausa breve). Me acerqué a un grupo de gente y pregunté… Pura curiosidad… ¡A mis años!… Alguien entonces me dijo: «La Escena última policía anda persiguiendo a un hombre. Di- cen que es un rojo. Se ha escondido en esa Los mismos y Tía Josefita. casa». Y señalaba a ésta. (Nueva pausa). Yo no sé por qué, me acordé de Miguel… No es Antonia: (Al ver entrar a Tía Josefita como que yo creyera que él estaba aquí... ¡Cómo impulsada desde fuera y casi a punto de lo iba a creer! Pero como siempre que se ha- caer). ¡Tía Josefita! bla de algún detenido, me lo figuro a él… Tía Josefita: ¿Pero por qué habéis cerrado? Si Antonia: (Impaciente). Bueno, sigue, tía Josefita. salí ahí, a la esquina… (Reparando en Mi- Tía Josefita: Ya voy, hija. Al poco rato, pa- guel) ¿Eh? ¿Tú? ¡Miguel!… (Cambiando de saron otros hombres, que así, por la pinta, tono) ¡Pero, hijo mío! ¡Miguelito! (Lo abra- me parecieron agentes de la secreta, y oí za, sollozando). que uno de ellos iba diciendo: «En casa de Miguel: ¡Tía Josefita! ¡Madre! ¡Qué alegría! don Emilio Rosales no es necesario entrar;

Laberintos, 2012, nº 14, pp. 244-264, ISSN: 1696-7410 264 Textos y documentos es de confianza»…. Por eso no subí más se de una sombra extraña, y esa sombra es pronto. Ni siquiera os habríais enterado la mía, mi vida, mis palabras, que ya nunca de lo que estaba ocurriendo… Pasó como podrás arrancar de tu memoria. (Avanzando un cuarto de hora y, por fin, vi salir de la hacia la puerta). casa a los agentes, recoger a otros dos que Tía Josefita: Pero no te irás, no te irás… ¡Emi- estaban apostados enfrente y echar todos lio! Dile que no se vaya. calle abajo,… Todavía pegué la hebra con Antonia: Quédate, Miguel… Necesitas curar- una amiga que de improviso me encontré, te, descansar, dejar esa vida terrible… y hasta ahora. Tía Josefita: Eso, eso… Muy bien dicho…Yo Antonia: Entonces… te curaré, yo cuidaré de ti, como cuando eras Emilio: ¿Los viste ir a todos? niño… Tía Josefita: ¡Otra vez! ¡Qué pesados! Sí, a to- Miguel: (Avanzando más). No, tía Josefita. dos, a todos, hasta que se perdieron por la Quién pudiera acogerse a ese ruego como última esquina de la calle. otras veces me acogía a tu regazo para que Miguel: Mira por dónde, Emilio, te voy a de- me durmieras… Tus manos, inconsciente- ber la vida. Si no hubiera sido por esa con- mente, pero como movidas por un designio fianza que les inspiras… Gracias… bondadoso, dejaron abierta esa puerta para Emilio: Te ruego que no vuelvas a las ironías. que tras ella pudiera salvarme. Esas mismas Ya no te acecha ningún peligro. Ya puedes manos, poco después, la golpeaban anun- salir. ciando, no el peligro que yo esperaba, sino Tía Josefita: ¡Cómo! ¡Salir mi niño de esta la seguridad de tus brazos, de tu cariño… casa! Ahora que lo tenemos otra vez aquí… Tía Josefita: Mis brazos, sí… mi cariño, siem- ¡No faltaba más! pre. ¡Hijo! Antonia: Echar así a un hermano, tampoco es Miguel: (Abriendo la puerta y volviéndose justo… hacia los que están dentro). No vuelvas a Emilio: ¿También tú, mujer?, ¿Te ha logrado cerrarla, Emilio… Que tu voluntad no sea convencer? menos que el azar… Salvé la vida otra vez. Miguel: No, ya lo estaba. Al que he convenci- Pero, ¡qué importa eso! Mi vida no es mía, do, aunque no lo creas, es a ti. Las razones no me pertenece: está ahí, fuera, entre los de un muerto que resucita, que eso he sido que buscan la suya en los brazos de la muer- yo al aparecer ante tus ojos, y se dispone a te. (Desaparece, mientras Tía Josefita se seguir viviendo para espanto de sus enemi- abraza llorando a Antonia). ■ gos, no entran inútilmente en oídos ajenos. Si hasta aquí has sido como una sombra que quiere huir de su propio cuerpo, desde ahora serás un cuerpo que no puede desprender-

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lado del Atlántico. Y una vez llegado a México La «Horchatería Valenciana» montó el negocio, una de cuyas especialidades de la Ciudad de México. era la horchata de chufas al típico estilo valen- ciano, que él mismo fabricaba. Chufas, exilio y literatura En los salones de la horchatería, los valencia- nos encontraron el lugar acogedor que necesita- josé ignacio cruz ban para reunirse. El techo amigo proporcionado Universitat de València por Salvador Rubert les permitió trenzar algún proyecto –parece ser que en sus mesas algunos republicanos valencianos tomaron la iniciativa de fundar la Casa Regional Valenciana de Méxi- Cuando la marea de la derrota llevó a co, para cubrir el hueco encontrado–,1 compartir un puñado de republicanos valencianos a la los asombros y sobresaltos que les causaba su ciudad de México, el recuento de los posibles nuevo destino y, sobre todo, añorar en compañía puntos de apoyo resultó bastante exiguo: la la lejana terreta. Y como resultaba acuciante es- declaración de acogida cardenista; los auxilios pantar las penas, reafirmar identidades e intentar de las organizaciones creadas por la República tener una presencia ante propios y extraños, en española y poco más. A diferencia de otros, como esos tiempos de la llegada los exiliados, entre los catalanes, vascos y gallegos, los valencianos no que no faltaban gentes con genio e ingenio, se contaban siquiera con un centro regional ni con organizaron una buen serie de reuniones artísti- una importante comunidad de residentes ante los co-festivas con la denominación de «Cau d´art». cuales intentar hacer valer los lazos de paisanaje. Los años trascurrieron, los exiliados consi- Pero hasta en los desiertos más desolados guieron con mucho esfuerzo reconstruir su itine- existe algún oasis. Y, a falta de una potente so- rario personal y bastantes fueron abandonando ciedad regional, la «Horchatería Valenciana» los apartamentos del centro de la ciudad, bus- cumplió muy dignamente su función. Sita en el cando viviendas más amplias en otros lugares de cuadro central del distrito federal, primero en la la periferia. Pero la Horchatería Valenciana per- calle Bolívar y después con un segundo local en maneció ocupando un lugar destacado en el uni- López casi esquina con Juárez, la cafetería había verso capitalino, ya que nunca fue solo un «café sido fundada por Salvador Rubert, un valenciano de refugiados». Había tenido su trayectoria con de Burjassot de ideología progresista. El sr. Ru- anterioridad y la tuvo cuando estos comenzaron bert había salido de su tierra natal unos años an- a ubicarse en otras coordenadas. Tenía solera de tes con la intención de buscar un porvenir al otro sobra para andar sin muletas y durante las dé-

1 Pérez Guerrero, J. C., «Esplendor, identidad y ocaso de la Casa Regional Valenciana de México» en Cruz, J. I., (Coord.), La Casa Regional Valenciana de México, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2007, p. 37.

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cadas de 1950 y de 1960 fue un querido lugar de encuentro frecuentado por un amplio colec- tivo de jóvenes escritores, que coloquialmente preferían denominarlo como «el chufas». Las rememoraciones sobre la trayectoria de algunos, como José de la Colina, Edmundo Valadés, Car- los Monsiváis, José Revueltas o Tomás Segovia, nos dan buena cuenta de ello.2 Un local que entre horchatas, chufas y cafés entrelazó a los exilia- dos y a la joven intelectualidad mexicana. ■

2 http://www.letraslibres.com/blogs/yo-diria-elisa y http://www.letraslibres.com/blogs/lizalde-rosas-y-tigres-1

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que más prestigio les dio a ambos: Liberales Comentarios y y románticos de Llorens2 y la Introducción… puntualizaciones sobre la de Montesinos. Ranch adquirió los dos en 1ª edición. La de Llorens regalada por este, historia de la novela española y la de Montesinos por su indudable interés xix bibliográfico para él. del siglo . Diálogo entre También nos hacía mi padre comentarios sobre José Fernández-Montesinos y todo esto en la intimidad familiar. Y en el exten- so epistolario Llorens-Ranch, que publicamos en Eduardo Ranch Fuster las Actas del Congreso de Barcelona dedicadas a los exiliados españoles del 39 (gexel, 1995) se amparo ranch trasluce que varios de los autores incluidos en Liberales… fueron obtenidos desde la biblioteca de su gran amigo, y por este motivo Llorens le indicó a Montesinos, cuando éste preparaba la La atenta lectura de la primera edición 2ª edición de su Introducción…, que escribiera a de la obra de José Fernández-Montesinos mi padre, y así lo hizo. Es decir, Llorens puso en Introducción a una historia de la novela en contacto epistolar a los dos bibliófilos. 1 España en el siglo xix indujo a mi padre Aparte del conocimiento que los historiado- Eduardo Ranch Fuster musicólogo, periodista y res puedan tener de José Fernández-Montesinos bibliófilo, a una intensa labor de búsqueda entre Lustau, podemos trazar un cierto perfil humano los volúmenes correspondientes a dicha época, del filólogo y a su vez profesor exiliado, desde existentes en su bien nutrida biblioteca. Lo otras referencias interesantes además de los da- recordamos anotando en los márgenes del libro, tos que nos proporciona Llorens: las memorias sacando de los estantes los libritos (o libros), de Isabel García Lorca, y las de su sobrino, Ma- con el formato característico de los editores del nuel Fernández-Montesinos García Lorca. momento: Cabrerizo, Ferrer y Orga, Monfort, En el libro Recuerdos míos, de Isabel, herma- y otros españoles o extranjeros, con el fin de na más joven de Federico3 vemos que nombra comparar la obra de Montesinos con su propia varias veces a Montesinos como gran amigo de bibliografía. Por otro lado, cuando el profesor la familia y además profesor suyo en la Univer- Vicente Llorens Castillo estaba ya en Princeton sidad de Madrid y en el Centro de Estudios His- y Montesinos en Berkeley, publicaron los libros tóricos, y lo hace con gran afecto y admiración.

1 Valencia: Castalia,1955, (2ª ed. 1966). 2 México. Colegio de México, 1954. 3 Isabel G. Lorca. Prólogo de Claudio Guillén. Ed. Ana Gurruchaga. Barcelona, Tusquets, 2002.

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Ella recuerda por ejemplo que «Pepe Montesi- como profesores. De él era la frase hiriente, e in- nos» repetía constantemente a sus alumnos que justa, refiriéndose a Salinas, como «profesor entre escribieran con sencillez, sin rebuscamientos: los poetas y poeta entre los profesores […]. «y ojo con llamar al vino néctar; que el vino es vino» les decía. Pese a todo esto, Isabel continúa diciendo que Cuando los García Lorca se trasladaron de eran asiduos a su mesa familiar Ugarte, colabo- Granada a Madrid Isabel comienza sus estudios rador de Federico en La Barraca, Rafael Martí- en la Universidad: nez Nadal, y Montesinos: Entonces en la Ciudad Universitaria solo es- taba la Facultad de Filosofía y Letras, siendo –Pepe Montesinos era como de casa. decano Manuel García Morente […] Teníamos El verano de 1935, Isabel impartía, entre profesores magníficos: Pepe Fernández Monte- otros, un curso de teatro clásico en la Universi- sinos, Jorge Guillén, Pedro Salinas y el propio dad de Santander, supervisado por Montesinos, Morente, con quien estudiamos Historia de la que además daba una conferencia semanal so- Filosofía. Clases inolvidables. bre Lope: Con todos los profesores Isabel se llevaba bien, menos con Américo Castro que por lo visto –No olvido la que nos dio sobre La Dorotea. era algo arbitrario: Otras no fueron tan buenas. Pepe, como buen neu- rótico, era desigual. Tenía días: o estaba genial o Nos teníamos no sé por qué un odio mortal no decía nada […] […] Nuestro defensor en aquella clase era el poe- ta Quiroga Pla, yerno de Unamuno que se había Las memorias de Isabel García Lorca no matriculado aquel curso, aunque era mucho mayor que todos nosotros […] Pepe Fernández Montesi- solo incluyen a las muchas de las personali- nos sabía mi situación en su clase y no le llegaba dades que ha conocido, si no que hace de casi la camisa al cuerpo. Yo pienso que D. Américo, todas ellas un comentario sobre su carácter, su como Ortega y otros de su generación, no tenían personalidad e incluso su forma de reaccionar ni simpatía ni demasiada estima por los poetas de en determinadas circunstancias.4 Pero las fina- la generación del 27, algunos como Guillén y Sa- liza con una vuelta atrás melancólica, hacia su linas, tan profesores como ellos. En cierto sentido tierra de Granada y su Huerta de San Vicente. yo creo que me hizo daño la brillantez de Federi- José Fernández-Montesinos Lustau (Grana- co. Montesinos los calificaba como poetas, pero no da 1897, Berkeley, California 1972) estudió el

4 Incluye muchas anécdotas divertidas; en cierta ocasión escuchó que cuando estaban en la Universidad los tres amigos inseparables Pizarro, Montesinos y Federico, tenían un profesor de griego que era muy fanático y que se santiguaba cada vez que cambiaba de clase. Un día, con intención de escandalizarlo se sentaron en la primera fila y le pusieron delante una Venus de Milo. El profesor bajó de la tarima, la miró largamente y dijo –«¡ Que bien hablaría el griego!»–. Montesinos hasta sus últimos días repetía la frase en muchas ocasiones. I.G.L. p. 273

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bachillerato en su ciudad natal, donde conoció a –Lo que mejor respondía a mi primer plan era Federico García Lorca. Allí se licenció en Filo- esta INTRODUCCIÓN que el lector tiene ahora sofía y Letras el año 1916. Luego, discípulo de en las manos, en la que quise desplegar, como en Américo Castro en el Centro de Estudios Histó- una especie de obertura, los temas que hubiera de- ricos y más tarde, como hemos dicho, profesor sarrollado la obra de conjunto. Poca cosa es, pues las circunstancias no le han sido favorables, y des- en la Universidad de Madrid. Estuvo muchos de su comienzo ha corrido incontables aventuras. años como lector de español en la Universidad Quizá siento por ella una especial ternura, pues me de Hamburgo. Cuando la República fue nom- ha acompañado en los años más azarosos de mi brado agregado cultural de la embajada españo- vida. Comenzada en Francia en condiciones inena- la en Washington, durante dos años (1937-38) rrables, añadida y corregida y rehecha mil veces en pero a finales del 38, sin poder volver a España, América, se resiente, sin duda, de la irregularidad marchó a París: de su preparación siempre a salto de mata, del mu- cho tiempo que ha corrido por ella, de las mil di- –Creyendo que aquel país nunca se doblegaría ficultades que se han interpuesto entre mis deseos a la barbarie nazi… En Francia, gracias a Batai- o necesidades y el cumplimiento o satisfacción de 6 llon, estuvo de adjunto de cátedra en la universi- unos y otras. Aparece con toda modestia. dad de Poitiers durante toda la guerra hasta que en 1946 fue llamado a Berkeley.5 Estos «años más azarosos» de su vida co- rresponden al exilio forzoso de su tierra, de su Entre la diversa obra que escribió como crítico ambiente, de sus libros, de su aire. No es lo mis- literario y de erudita investigación, (de la que ha- mo –como nos decía Llorens– salir de tu país cemos un listado al final), la más significativa que voluntariamente, pasear por el mundo entero sa- sepamos, y la que supuso una 2ª edición inmediata, biendo que puedes volver, que lo que les pasó y que ha llegado por lo menos hasta la 5ª en la actua- a los exiliados españoles después del 39. Esta lidad, es la Introducción… de la que hemos hablado situación la refleja perfectamente este historia- al principio, que además lleva incorporado un inte- dor en su libro Memorias de una emigración.7 resante Esbozo de una bibliografía de traducciones Habiendo coincidido con Montesinos en París, de novelas, 1800-1850. En el prólogo, Montesinos en 1939 rememora desde Princeton su amistad relata lo que hubiese deseado que fuese este trabajo, con el filólogo: completado con otros, pero no pudo ser: –La segunda guerra mundial se veía llegar y

5 Este dato me ha sido facilitado amablemente por su sobrino Manuel Fernández-Montesinos García Lorca, en correo del 19/5/2011. Los datos anteriores están en la Revista de Occidente, 1964, p. 294. 6 Op. cit. Prólogo, p. 16. 7 Barcelona: Ariel, 1975. Llorens, también estudió en Madrid con Morente, y debió coincidir con Isabel e incluso con Montesi- nos. Su amistad debía venir de lejos.

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llegó en efecto a los pocos días. El 3 de septiem- y su esposa, después de muchas vicisitudes, que bre, que era domingo Lucía y yo acompañamos le va escribiendo a Ranch, embarca en el Flande a Montesinos a una clínica de Saint Cloud donde rumbo a Santo Domingo, pero los Montesinos Nora estaba convaleciendo. Al regresar a París por quedaron allí. la tarde (atardecer espléndido desde aquellas coli- En Santo Domingo, Llorens logró dar clases nas, con grandes nubes coloreadas sobre la ciudad al fondo), la declaración de guerra de Francia e en la Universidad, y se da la paradoja de que en Inglaterra inmediatamente después de invadir los ella apenas había biblioteca, y no hubo más re- alemanes Polonia, se había hecho pública.8 medio que comprar lo que se podía porque de no No cabía hacerse ilusiones. Francia parecía de- ser así, la enseñanza de la literatura hubiera sido rrotada sin haber combatido. La primera reacción poco menos que imposible. Mas no se olvida de de las gentes lo estaba diciendo. Ví a algunos llo- su amigo Montesinos: rar por la calle; a otros profundamente deprimidos. Al día siguiente, Montesinos y yo paseando por el –Cuando en los primeros meses de 1940, ante boulevard Saint Michel, nos encontramos casual- la previsible caída de Francia varios amigos tra- mente con Corpus Barga9 que acababa de comprar tamos de salvar a José F. Montesinos, todavía en el reciente Journal de [André] Gide. Corpus ha- París, y pudimos obtener para él un visado domini- bía presenciado, también en París, la movilización cano y un contrato provisional, lo primero que me francesa en 1914 –¡Qué diferente! –nos dijo– en- preguntó antes de aceptar fue si en la ciudad había tonces todo fue entusiasmo, manifestaciones pú- libros (además de cerveza). Ya no me dio tiempo a blicas, banderas, canciones; ahora, ya lo ven uste- contestarle, porque entre carta y carta los alema- des, un París silencioso y aterrorizado […] nes ocuparon París. Pero pude haberle dicho que si en la Universidad había por entonces pocos libros Es lógico que hubiese esta diferente reacción de literatura, los había en cambio en la biblioteca entre los franceses. Resumiendo mucho las cir- municipal formada con los regalados por Pedro 10 cunstancias, en 1914 Francia era un país libre. Enríquez Ureña y sobre todo los que había lega- En 1939 una gran parte estaba secuestrada por su do D. Rafael María Baralt, el conocido autor del «Diccionario de galicismos». Aunque venezolano propio ejército, con Petain a la cabeza. Entonces de nacimiento, Baralt desempeñó en Madrid du- casi todos los exiliados españoles que pueden, rante largos años el cargo de ministro dominicano, tienen que salir de allí. El 25 de octubre Llorens y a Santo Domingo legó al morir sus libros. […]

8 Pese a esta descripción bucólica, otro problema tenían estos dos intelectuales: Nora Hasenclever afectada entonces por una importante enfermedad; y Lucía Chiarlo, esposa de Llorens, comenzaba a padecer de una parálisis general progresiva, que duró hasta su fallecimiento en Princeton. 9 Seudónimo del periodista y escritor Andrés García de la Barga Gómez de la Serna (Madrid 1887- Lima, Perú 1975) Corres- ponsal de El Sol y de La Nación de Buenos Aires, etc. Había participado como periodista, en el vuelo del Zeppelin que cruzó por primera vez el Atlántico. Exiliado en Lima, dirigió la escuela de Periodismo de la Universidad de San Marcos. En sus últimos años fue enviando a España varios volúmenes de sus Memorias y en el último recibió el premio de la Crítica en 1973. 10 P. Enríquez Ureña. Ensayista, lingüista y poeta dominicano. Ejerció de bibliotecario y pedagogo. Viajó por Cuba, México, ee.uu.

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sity), mientras que José Fernández Montesinos Probablemente, Llorens no sabía entonces va a la de California, etc. Pero en general, aunque que su amigo, como hemos dicho, gracias al his- de sólido prestigio, tuvieron que pasar por filtros panista Bataillon estuvo de adjunto de cátedra en ideológicos y políticos, ya que la República tam- 12 la universidad de Poitiers durante toda la guerra poco allí había sido vista con simpatía […]. hasta que en 1946 fue llamado a Berkeley (Ca- lifornia), sustituyendo al famoso cervantista Ru- Es decir, por lo visto, no podían ejercer como dolph Schevill, y en cuya universidad terminó su professor chair [catedrático]. 11 Otro aspecto del exilio que tenemos que pun- libro sobre la novela española del xix. Los exiliados españoles en la América de ha- tualizar, es que algunos –no todos– de los exilia- bla inglesa no lo tuvieron fácil pese a que mu- dos que se afincaron en los distintos lugares de chos de ellos, como Llorens y Montesinos, te- Europa o América, tanto los que fueron a países nían un bagaje cultural muy amplio, como nos de lengua española como los que recayeron en dice expresamente Mª Fernanda Mancebo en los países de lengua ajena, quedaron allí para su ponencia del Congreso de Valencia Seixanta siempre, pero añorando el suyo. Sin embargo, anys després (1999). ocurre también una circunstancia que no deja de ser comprensible: muchos de sus hijos o descen- –Caracteriza este exilio, que América norte dientes se integraron de tal modo en las naciones (sic) nunca concedió el estado de refugiados a los de acogida, que se quedaron definitivamente y republicanos españoles. Así que técnicamente ca- no tienen el mismo sentimiento de españolidad recían de carácter político que es el rasgo distinti- que sus antecesores.13 vo. Esta situación reconocida por Javier Malagón, uno de los afectados, permite afirmar en este mo- Montesinos, además de publicar sus diversas mento que los emigrantes que se establecieron en ediciones críticas de clásicos de la literatura espa- él lo hicieron en calidad de profesores universita- ñola con un cuidado erudito en la investigación y rios en su mayoría» una gran agudeza crítica, colaboró y formó parte Allí estuvieron – en letras y humanidades – V. de su consejo de redacción, en la revista Hora de Llorens (Johns Hopkins, Princeton, Stony Brook), Américo Castro (Wisconsin), Pedro Salinas (John España, publicada entre Valencia y Barcelona en Hopkins), Jorge Guillén (En el Wellesly Colege), 1938. En estas fechas estaba en Valencia y fue uno Tomás Navarro Tomás (En la Columbia Univer- de los firmantes del Manifiesto de la Alianza de

y Argentina donde falleció en 1946. Escribió entre otros En la orilla: mi España en 1922. Después de Trujillo la universidad dominica- na lleva su nombre. 11 Poitiers estuvo bombardeada durante la guerra, y tal vez Montesinos superó algún momento problemático. 12 Marc Baldó, Mª Fernanda Mancebo, Cecilio Alonso, eds. Actas del Primer Congreso Internacional Seixanta anys després, tomo I. Valencia: Universidad de Valencia, 2001. 13 José Luís Abellán, Vicente Llorens: Exilio Español de 1939. Madrid: Taurus 1976

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Intelectuales Antifascista* en defensa de la cultu- se protestaba ya contra la «España de pandereta» y ra, junto a J. Bergamín, L. Buñuel, María Zambra- repetir CARMEN era también algo vitando, y apenas no, R. Gómez de la Serna, P. Garfías, J. Chabás, quedaba nada atractivo entre una cosa y otra, el pobre Rosa Chacel, R. Dieste, A. Sánchez Barbudo, A. novelista español, raramente de brillantes luces, no Salazar, R. Halffter, y otros. Ya fuera de España, sabía qué partido tomar. colaboró como redactor, primero en la Revista de Filología Hispánica, creada en Buenos Aires por Es curioso observar las divergencias que, des- Amado Alonso, desde 1939 a 1946 (30 números) de épocas diferentes, se manifiestan entre Mon- y luego en la Nueva Revista de Filología Hispáni- tesinos y Ramón Mesonero Romanos (1803- ca, Colegio de Méjico 1947, que todavía se publi- 1882). En uno de los volúmenes de una reciente 14 ca. Por lo visto era tan estricto en su trabajo, que Historia de la literatura española, se especifica se ganó fama de ser algo duro en sus reseñas de esta situación antagónica: los libros que no le gustaban. En otro aspecto, ac- tualmente, sin restarle un ápice a su alto prestigio –Sobre Mesonero y su presunta incapacidad de intelectual, se le reprocha su negativa valoración novelar, recayó en buena parte el cargo formulado por José Fernández-Montesinos (Costumbrismo y del costumbrismo con respecto al desarrollo de la novela, 1960) de que el costumbrismo había las- novela española del s. xix. Por ejemplo así se ex- trado el desarrollo de la narrativa española de este presa en un párrafo del Prólogo de su libro, (p. xi): periodo. El caso es que novela hubo, tanto en el género histórico como en el social, pero faltó mer- –No hay que perder de vista que nuestro costum- cado para el género nacional contemporáneo que brismo –con sus estragos en el siglo xviii– fue pre- no pudo competir con la avalancha de traducciones dominantemente irónico y satírico. La plena realidad en la época dorada del folletín antes de 1860 […] española no parecía materia de arte. El costumbrismo en todas sus épocas fue letal a nuestra novela (aún en Dentro de las amplias épocas en que se divi- los tiempos más tardíos en que se incorporó a ella) dió el siglo xix se puede encontrar el costumbris- pues nos impuso esa fuerte discriminación entre lo mo. Su persistencia está en el romanticismo, en que se diputaba español y no español que durante de- cenios frustró muy buenos propósitos. Se leía, con la el realismo y «ni siquiera el naturalismo, con sus sonrisa en los labios, tal o cual escena de Mesonero preferencias científicas, y su mirada clínica pudo para ir a buscar recuerdos de una vida más plena en eliminarlo en su aspecto documental».15 las páginas de Balzac. Si alguien hubiera intentado Retomando el tema que nos empuja a escri- repetir en España la lección de Balzac se hubiera bir este trabajo, hemos de significar que José visto incurso en anatema de no españolidad. Y como Fernández-Montesinos tanto en su conversación

* La Alianza se situó en la calle Trinquete de Caballeros, 6. 14 Cecilio Alonso: Hacia una literatura nacional, 1800-1900, (Historia de la literatura española, dir. por J.C. Mainer vol. 5). Barce- lona: Crítica, 2010. 15 C. Alonso: p. 11.

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como en su forma de escribir, tenía sentido del unos minutos y que había errado el objetivo. El far- humor. Esto nos lo ratificó su sobrino Manuel do blancuzco era un paracaídas. Tras unos segun- F.-Montesinos en otro párrafo del correo nom- dos de conversación susurrada en plena noche, en brado, donde dice que el profesor Christopher aquella extrañísima circunstancia, tío Pepe ayudó Mauer le ha remitido unas cartas de su tío a Án- al inglés que llevaba una pierna lastimada, a entrar en su chambre de bonne.[…] gel del Río en Nueva York: —¿Sabéis lo primero que le dije? –siguió con- tando–: Do you have a cigarette? —Mi intención era (y sigue siéndolo) ver la —No. El inglés no tenía tabaco, lo que tenía era manera de que vean la luz. Además estoy traba- una pierna herida que pedía a gritos las manos de jando en una traducción al español de la antología un médico. Al amanecer, el clima de confianza de- en alemán (viví en la República Federal la friole- bió de parecerle suficiente al paracaidista herido ra de doce años) que publicó mi tío en Leipzig en para arriesgarse y confiar en tío Pepe mientras veía 1927: Die moderne spanische Dichtung, sugerente con asombro, como se liaba su miserable pitillo y, como él era, divertido estudio de la poesía espa- con los últimos restos del tabaco reciclado de las ñola desde Núñez de Arce hasta la aún no denomi- colillas alemanas del día. Se trataba de ponerse en nada generación del 27. contacto con su enlace de la Resistencia francesa. Ellos se ocuparían de lo demás. Tenía además recursos para salir airoso de A la mañana siguiente, debidamente aleccio- circunstancias conflictivas. Cuando ya Montesi- nado con los pormenores de su secreto y, desde nos estaba en Berkeley, hizo un viaje a España y luego, peligroso cometido, fue tío Pepe con su relató a su sobrino Manuel, en Madrid, un suce- contraseña bien aprendida a encontrarse con el so espectacular que le ocurrió cuando estaba en resistente. No fue demasiado difícil dar con él, lo que sí fue difícil fue convencerlo de que acepta- la universidad de Poitiers. Allí lo había pasado ra como verídico lo que parecía una disparatada muy mal, sobre todo por la carencia de tabaco, patraña de un solitario quijote español. Mientras pues era un fumador empedernido. Manuel iba el francés sopesaba en silencio si lo que acaba- acompañado de una amiga y ambos escuchaban ba de escuchar era bacía de barbero o yelmo de emocionados el relato: Mambrino, tío Pepe formuló las únicas palabras capaces de calmar su zozobra. —Vivía tío Pepe su penuria de nicotina en una —Est-ce que vous avez une cigarette? fría buhardilla en las afueras de Poitiers, bastan- ¡Fumaba! El resistente sacó una cajetilla de te apartada del centro de la ciudad. Una noche, Gauloise y, milagrosamente disipadas las dudas, mientras leía en la cama sintió un extraño ruido en dio instrucciones a tío Pepe: volver a casa, expli- el tejado, justo encima de su habitación. Salió al car al inglés que se había establecido el contacto pasillo, abrió con cierta dificultad una portezuela y después marcharse otra vez y no regresar hasta roñosa que daba a la azotea y se encontró encaño- bien entrada la noche. Al volver a su buhardilla la nado por una pistola; la mano desarmada del hom- encontró vacía. bre que lo amenazaba sujetaba un fardo blancuzco. Cuando al día siguiente salía para la universi- Se trataba de un agente inglés parachutado hacía dad, la portera lo llamó:

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–Monsieur le Professeur, il y a un paquet sin embargo muy vinculado al pueblo–balnea- pour vous! rio de La Vilavella (Castellón) por cuestiones Envuelto en periódicos atados con una guita ha- agrícolas y familiares; y a la capital de la Plana bía un cartón de Gauloises. Desde aquel día, hasta por razones de estudio y de amistades. Hasta casi el final de la guerra, cada dos o tres meses 1909 que comienza allí los estudios de bachi- estuvo recibiendo el cómplice envoltorio que con ller, reside con su familia en el pueblo, donde tanta lealtad vino a acompañar su soledad. […]16 su padre Leocadio Ranch, de origen francés,

era alcalde liberal, y donde comenzó desde muy El año 1966 recibió un doctorado honoris niño a estudiar música, primero con el maestro causa de la Universidad de Poitiers y otro de la de escuela, después con el sacerdote José Igua- de California, (Berkeley), y en 1970 intentando lada, organista de Nules, pueblo muy próximo volver a España, contactó con la Universidad al suyo, en cuya Iglesia Mayor existía hasta la Autónoma de Barcelona, como profesor eméri- guerra civil, un órgano monumental. to, pero al tener que firmar el certificado de adhe- En 1912 fallece su madre, Rosa Fuster, sión al régimen rotundamente se negó. Cuando dejando un duelo amargo en todos los que la regresó a Berkeley se quedó allí para siempre. conocieron, y al año siguiente se traslada con La lista de obras de Montesinos es muy ex- su padre a Valencia definitivamente, donde ter- tensa. Además de las obras que aparecen a lo mina el bachiller y a la vez se matricula en el largo de esta introducción: La moderna poesía Conservatorio para ya dedicarse oficialmente a española (inédita), y la Introducción a una his- la carrera musical. toria de la novela española del siglo XIX, estu- En 1915, muere también su padre, quedando dió profundamente las obras de Lope de Vega a los 18 años en compañía de su madrina Con- que recopiló en su libro Estudios sobre Lope cepción (Pura) Nittel Bitterlich, familiar de su (1951). También a los escritores erasmistas Juan madre, y última descendiente de una familia de y Alonso Valdés –del primero editó Diálogo de austriacos de la región de Bohemia, comercian- la lengua, y del segundo Diálogo de las cosas tes emigrados a Valencia, a comienzos del siglo ocurridas en Roma, Madrid, La Lectura, 1928 xix. Esta circunstancia marcará a E. Ranch de –, Estudios sobre Alarcón, 1956, –Valera, 1957, una forma especial en su faceta de bibliófilo. Costumbrismo y novela, 1960, –Fernán Caballe- Desde 1918 que termina el bachiller y pos- ro, 1961, –Pereda, 1961 y Galdós, 1968-1969. ­­ teriormente en 1927, que finaliza sus estudios En cuanto a su corresponsal, mi padre Eduar- oficiales de música, –siempre con las más altas do Ranch Fuster, voy a tratar de ser lo más bre- calificaciones– compagina su formación intelec- ve posible en su trazo biográfico. Habiendo na- tual con la lectura, los conciertos y tertulias lite- cido y vivido habitualmente en Valencia, está rarias con amigos afines. Pero su mayor ilusión

16 Manuel Fernández-Montesinos. Lo que en nosotros vive. Memorias: Barcelona: Tusquets, 2008, p. 142-143.

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era ser concertista pianístico, y para ello estudia- Debido a esta circunstancia conoció a grandes ba muchas horas en su Erard, hasta que de pronto figuras de la música internacional. Acompañó comenzó a tener unos terribles dolores de cabe- por Valencia a Manuel de Falla, Maurice Ravel, za, debido a un problema neurológico ocular que Respighi, Glazunof, Arthur Rubinstein, a la gran no lograron solucionarle, y no podía estar al pia- bailarina Antonia Mercé «La Argentina», y era no las horas necesarias para esta actividad, y aún amigo de José Iturbi y de su hermana Amparo, cuando siguió siendo siempre un gran pianista, etc.17 Y todas ellas enriquecieron su archivo con fue para él una gran desilusión y una amargura, autógrafos, fotografías y cartas de agradecimien- que llevó siempre dentro de sí. to y simpatía. Dedicándose entonces a la crítica y al perio- De lleno en su profesión de periodista, sus dismo, su curiosidad e inquietud por los acon- trabajos de crítica musical, así como de otros te- tecimientos que ocurren en la sociedad en que mas literarios, artísticos o políticos, que ya había vive; guerra europea del 14, Dictadura de Primo comenzado en 1921, se publicaban en los perió- de Rivera, asuntos locales, etc., no lo abandona- dicos de información general y en las revistas rán nunca y las reflejará en sus escritos publica- especializadas, ganándose un merecido presti- dos y en sus abundantes notas privadas. gio como investigador culto. Durante el perio- Son imprescindibles también para él los via- do de Primo de Rivera, protestó por medio de jes, a Madrid, (museos y conciertos) a Barcelona una campaña periodística (El Pueblo,13-8-1925) (lo mismo, más unos familiares), y sus salidas contra la imposición, como Himno regional va- al extranjero. Conocía Francia, Suiza, Italia… lenciano, de una mediocre composición de J. Se- a cuyos lugares volvía repetidamente. En mu- rrano que se había estrenado el año 1909, para chas ocasiones escribió crónicas llenas de re- una exposición de carácter industrial y que por flexiones interesantes. Sobre Florencia (arte) y sus características no agradaba ni a él ni a otros Venecia (Vivaldi) pronunció una serie de char- músicos, literatos y artistas de su mismo criterio las interesantes en Castellón y junto con amigos (José Subirá, E. Gomá, Vicente Llorens, Adol- de allí fundaron el Ateneo de esta ciudad. Fue fo Pizcueta, Carles Salvador, Tomás Fabregat, colaborador habitual del interesante Boletín de Nestor y Renán Azzati, el prestigioso organista la Sociedad Castellonense de Cultura, que toda- y canónigo D. Vicente Ripollés, el periodista Fe- vía se publica. Como musicólogo fue socio de derico Miñana, etc.), provocando esta campaña las Sociedades Filarmónicas de las dos ciuda- una polémica que trascendió en el ámbito nacio- des valencianas, y perteneció a la Junta de la de nal. Es muy significativo que a partir de 1939 se Valencia desde el año 1924, hasta que falleció. afianzara más el himno entre los sectores muy

17 Cuando Falla vino a estrenar en Valencia su Retablo de maese Pedro, Ranch le ayudó a montar los títeres, facilitando de tal manera su colocación, que siempre se han colocado de la misma forma a partir de entonces. Por lo menos mientras estuvo Falla en España.

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concretos de la sociedad valenciana.18 guerra acabó con todos aquellos esperanzado- Al proclamarse la República, con cuyo sis- res proyectos. tema de gobierno Ranch se siente plenamente Pero durante su estancia en Madrid, había ini- identificado, y llevado por su admiración hacia ciado su amistad personal con Pío Baroja, con el Unamuno, escribe un artículo («Libertad», que ya había comenzado un interesante epistola- núm. 245, 22 de junio de 1931) titulado Mi voto rio que duró hasta el fallecimiento del escritor, por D. Miguel, pues se había, lanzado la noticia pero continuó con su sobrino Julio Caro, el cual de que iba a ser proclamado para la Presidencia vino a visitarnos en algunas ocasiones.20 Manuel Bartolomé de Cossío, que no le cabe Ranch colaboró en el Segundo Congreso de duda de que era un gran pedagogo, pero no te- Intelectuales para la defensa de la República, nía el carisma de Unamuno, por haber estado que se celebró en Valencia cuando el asedio de más cerca de la gran masa del pueblo. Como Madrid y su biblioteca estuvo continuamente vi- aquello no fraguó, y habiéndole interesado tam- sitada por los asistentes a él. Sobre todo el yer- bién, políticamente, la figura de Manuel Azaña, no de Unamuno, J. M. Quiroga Pla.21 Durante el apoyó siempre a su partido. Congreso se publicaron las históricas revistas Y en 1934 hay un cambio importante en su Hora de España, Nueva cultura y Música. Esta vida cuando Vicente Llorens, íntimo amigo, le última fue la única revista musical que se ha pu- propone su traslado a Madrid para que ejerza blicado desde un Gobierno español. cómo profesor de música en la Escuela Interna- Después de la contienda, desde 1939 a 1944, cional Plurilingüe, creada bajo los esquemas pe- se auto-desterró en el pueblo junto con su esposa dagógicos de la Institución Libre de Enseñanza y sus tres hijos. Al regresar a la ciudad, comenzó y donde el profesor Llorens está ya de Director.19 su tarea de escritor con temas exclusivamente ar- Mi padre deseaba que nos fuéramos allí tísticos, desde la revista Valencia Atracción, que toda la familia, pero en diciembre de 1935, la dirigía su amigo el poeta Francisco Almela y Vi- inminente muerte de su segunda madre, Pura ves, durante diez años. Nittel, le hizo regresar a La Vilavella; luego, la Reivindicó en su primera biografía, la personali-

18 Ver Francesc Pérez Moragón y Amparo Ranch.«Contra l’Himne regional». Quaderns 3i4, núm.22, Valencia 1981.(Tiene estro- fas con las notas tan altas por arriba, y tan bajas por abajo, que la gente no lo puede cantar. Hay que ser Plácido Domingo). 19 En nuestro archivo constan las fotografías y la relación de alumnos y profesores: allí acudían los hijos del poeta Pedro Salinas Soledad y Jaime; los del guitarrista Andrés Segovia; los del insigne profesor Castillejo, etc. Y los profesores; entre los que se en- cuentran Rosalía Martín y su esposo el dramaturgo «Alejandro Casona», el poeta J. A. Muñoz Rojas, de quien uno de sus poemas le sirvió a Ranch para componer el Himno de la Escuela; F. García Lorca pasó por allí, en cierta ocasión, para dirigir a los alumnos en la representación de La dama boba y, según una postal dirigida a Ranch por profesores de la Escuela, firma también Nora Hasenclever, esposa de J. Fernández-Montesinos. 20 Epistolario Pío Baroja-Eduardo Ranch Fuster, 1933-1955. Edición de Amparo Ranch-Cecilio Alonso. Valencia. Diele, 1998. 21 Amparo Ranch, «Una relación amistosa: José María Quiroga Plá y Eduardo Ranch». Valencia Capital de la República. (1936 – 1937) vol. II, vv aa. Consell Valenciá de Cultura (2007)

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dad del músico valenciano Vicente Martín y Soler, obras que este Instituto publicaba, desde el Con- (1754-1806) rival de Mozart en Viena, pero desco- sejo Superior de Investigaciones Científicas. nocido aquí hasta entonces. Realizó una campaña Además, la Real Academia de Bellas Artes exhaustiva, para dar a conocer a otro gran músico de San Fernando remitió a su esposa una nota también valenciano, famoso organista del barroco, firmada por el secretario, comunicándole que Joan Baptista Cabanilles (1644‑1712), del cual pa- había constado «en el acta de la última sesión el rece ser que Bach tenía en su atril partituras suyas, sentimiento corporativo por la muerte del com- pues era algo mayor que éste y su fama era cono- positor y musicógrafo Eduardo Ranch». cida universalmente. Y fue el único que escribió un Pero el otro aspecto fundamental de la ac- opúsculo sobre el centenario de la visita a España y tividad cultural de E. Ranch fue su bibliofília, a Valencia de Franz Liszt (1845‑1945). que cultivó en diversas direcciones, particu- Compuso una suite «Allemanda, Minuetto y larmente la musical y la literaria, que abarca Giga»; un Coral sobre un poema de F. Almela; un desde el siglo xviii hasta el xx. Gustaba recor- Homenaje para piano dedicado al músico catalán dar que el inicio de su afición y el germen de J. Lamotte de Grignon; una habanera, Cuquita la su biblioteca del xix, había sido una pequeña del Pay-Pay, para piano, que tuvo tanto éxito que novelita romántica de Estanislao de Cosca se hicieron incluso transcripciones para violín. Vayo (Orosmán y Zora o la pérdida de Argel. Armonizó muchas canciones valencianas y espa- Valencia: Cabrerizo, 1830) que había encon- ñolas. Compuso lieder sobre letras de Unamuno, trado entre diversas cosas de sus antepasados, Bernardo Artola, Gerardo Diego, etc. alemanes, franceses y españoles, y allí anotó: En 1950 fue llamado para que ejerciera de «De mi casa,» para diferenciar este tomito de crítico musical en Radio Nacional de España en los que iba adquiriendo después, dando origen Valencia, de reciente implantación. Crónicas mu- a la sección romántica, convertida en la predi- sicales que emitió sobre ballet, libros, arte, etc., no lecta de su colección,22 y abierta a sus amigos solo de Valencia sino de todo lo que se publicaba como Vicente Llorens, E. Inman Fox, Rodney internacionalmente, permaneciendo así hasta que T. Rodríguez y –como vamos a ver a continua- se retiró en 1962. Ranch pertenecía a la Sociedad ción– a José F. Montesinos. Francesa de Musicología y a la Italiana. Su fallecimiento el 10 de febrero de 1967, tuvo cierta resonancia entre los músicos y artistas de la época. El director del Instituto de Musicología de Barcelona, Miguel Queról Gavaldá, dijo que era el musicólogo que mejor hacía las críticas de las

22 Ver Rodney T. Rodríguez y Amparo Ranch Sales «La biblioteca romántica de Eduardo Ranch». Boletín Biblioteca Menéndez y Pelayo, lxviii, 1992, pp. 269-292.

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Diálogo epistolar entre Montesinos y no me refiero solo a las traducciones. En esa ex- Ranch [Todas las cartas mecanografiadas] celente librería de usted debe de haber buen golpe de novelas originales a las que hay que hincar el diente. Llorens, que ha pasado últimamente unos días conmigo, aquí en Bennington, y se va mañana 1 para Europa, me ha hablado largamente de usted y de sus trabajos y aficiones. Pronto lo verá, y le Montesinos a Ranch. enseñará de seguro una extensa reseña del libro de [Desde Bennington College, Bennington, Vermont] R. F. Brown, La novela en España, con muchas adiciones y enmiendas también. Usted debería ha- 30 julio, 1957. cer otra, señalando de s[e]guro muchas novelitas Muy distinguido señor mío: Nuestro común ami- que Brown no ha visto y de las que se limita a de- go don Vicente Lloréns ha tenido la amabilidad cir «no se conoce ejemplar». Porque es increíble de comunicarme las curiosísimas notas que usted lo que cuesta dar con ellos. Además hay mil cues- ha ido compilando como adiciones o rectificacio- tiones de interés. Ustedes, los valencianos, tienen nes a mi Introducción a la historia de la novela. que proyectar aún mucha luz sobre ese grupo que Aunque las haya hecho para él y no precisamente se forma en torno a Cabrerizo, muy superficial- para mi, no sabe como se las agradezco, pues yo mente estudiado por Lomba, que se ocupa de otro he de ser el que a la postre se beneficie de ellas. sujeto –Arolas–; todavía no sabe nadie a ciencia Me complace infinito que se vaya cumpliendo la cierta qué hizo aquel fecundo Padre Pascual Pérez, esperanza que expresé en el Prólogo de mi libro: ni el lugar que le corresponde a don Estanislao de que vayan apareciendo colaboradores; que los que K. Vayo en la prehistoria de la novela española. aún conservan algunos de estos humildes libritos, Y mil cosas así. Debería darse usted a ese asunto, tan malparados por la generación siguiente a la que una temporada por la menos –reconozco que no los vio surgir, den precisiones sobre ellos, y nos es cosa para consagrarle la vida–. Luego, cuando permitan zafarnos de Hidalgos y Palaus –justifi- sepamos lo que no sabemos hoy, podrá hablarse cados hasta cierto punto, pues ellos, como libre- de historias de la novela, y podrán desterrarse mil ros que eran, tampoco tenían para qué meterse en lugares comunes; ya se encargarán los manualistas muchas honduras. Nunca se podrá decir con tanta de hacer otros de lo que nosotros digamos. Cuente verdad que «todo lo sabemos entre todos» como siempre con mi más entusiasta cooperación para tratándose de estos estudios, que es urgente em- todo, y crea que nada me será más grato que poder prender en serio por la razón potísima de que esa servirle en algo. Es de usted afectísimo servidor, y historia es, de seguro, el fenómeno más curioso y desde ahora amigo. José F. Montesinos. anómalo de toda la historia literaria moderna. ¡Y Hasta mediados de febrero, mis señas serán qué libros tiene usted, señor mío! ¡Esas ediciones Benningnon College, Benningnon Vermont, u.s.a. de Teruel, de San Martín de Provensals, de Molins Le incluyo algunas observaciones a sus obser- de Rey, de Ruzafa! Este descubrimiento me tiene vaciones. Le agradecería en el alma se sirviera re- maravillado. Todo eso tendrá poco valor literario, solverme algunas de esas dudas. Quisiera poner mi o ninguno –o quizá lo tenga; no se puede juzgar de fichero en orden. un libro sin leerlo –pero ¡qué valor documental! Y

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A continuación, hoja de papel cebolla, inclui- Scott. He visto, en efecto, la edición de la da en el mismo sobre, con sus dudas para resol- Visión de don Rodrigo, y creo que tiene razón, ver por Ranch. [La respuesta entre paréntesis y debe ser A. Tracía; por desgracia mi texto tiene cursiva]. más erratas de las que se citan; luego hablaré de otra. La identificación de ese personaje, de im- Arlincourt. Por lo que dicen las portadas, Los portancia secundaria en la historia de la Renai- desolladores y Los sicarios parecen ser una mis- xença no es mía, sino de Amade, La renaissance ma obra. ¿Es así? ¿Y es obra novelesca? Yo dí la letteraire en Catalogne, que cito en el artículo. primera en nota porque no estaba seguro de su ca- Supongo que no está equivocado; de todos mo- rácter novelesco, y porque no conseguí dar con el dos, la responsabilidad es suya. original francés –posterior, por lo visto a 1830–. Anónimo. Carvino. En efecto, Corvino es (Ranch, a lápiz: La misma obra. Novela histórica. otra errata. El título aparece bien citado en la Traducciones distintas) p. 275. Y a este propósito quisiera rogarle vie- La cartera del ciego. Como nombre del tra- ra si no hay indicación alguna de La familia ductor leo Mariano Sciey. ¿Es así? (No: Suay) de Wieland, o de Pigault-Maubillarcq en aquel En mi libro se citan dos ediciones de La ex- otro libro –a menos que eso de El espía en tranjera, 1836: una impresa por Oliva y otra por las cortes…, título que me suena, no sea cosa Piferrer. Usted habla largamente de una edición suya–. ¿Tiene La familia de Wieland? [Ranch por Gaspar y Cía. ¿Es distinta a la de Piferrer? sí la tiene] No olvide que, para la identificación más segura La sacerdotisa druida… La afirmación de Al- de los libros, yo me he atenido siempre a los im- mela debió de escapárseme. No cité este libro, presores –los editores tienen grandísimo interés–, de mención frecuente en las bibliografías y catá- pero de otro orden. ¿Son pues, dos o tres las edi- logos que he manejado, por creerlo de perpetra- ciones de 1836? (Ranch contesta: La extranjera. ción indígena, y aún lo he visto citado como tal, Barcelona, por Gaspar y Cía, Calle de la Platería. no sé si en Brown o en la Historia del P. Blan- 1836. 2 tomos). En las láminas dice: Litogr. de co, o en los dos; no tengo libros ni mis fichas a Gaspar (1 en cada tomo) No hay otra indicación. mano. Habrá que ver qué es eso de Wilson. El Otra ed. de Cabrerizo: 1830-1847. Otra de Oliva nombre es bastante común, y podría ser distinto (Imprenta de Oliva) 1836. (Nada de Piferrer) del que yo cito. Chateubriand. Los Estuardos. ¿Historia o no- [No hay copia de Ranch, contestando a estas vela? (Es Dumas. Historia novelada) dos misivas]. Mme de Genlis 1830. Valeria y Beaumanoir o la ¿penitencia. No consigo leer la palabra en 2 blanco. (caprichosa) Marnier. El nombre del impresor ¿es Piles o Montesinos a Ranch. Piler? (Piles) Richardson. Le agradecería comprobase la Sr. D. Eduardo Ranch. Villavieja de Nules. lección de una frase del prólogo –de sumo inte- Mí distinguido amigo: Mil gracias por su carta, que rés–: «…y dado muchas pinceladas que dejaban recibí hace días, y que contesto ahora, cuando reci- un gran vacío». ¿Está así o falta algo? (Así es).

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bo las notas que en ella me anunciaba. Mil gracias Cuando vaya a Nueva York, y será pronto, veré si otra vez por todo. Sus notas ponen en claro mu- en los repertorios clásicos de Quérard24 o Barbier25 chos de estos pequeños problemas que tejen el dra- está citado ese libro. Téngame siempre al tanto de ma de la bibliografía, el cielo la confunda. No hay lo que haga, y crea siempre en la gratitud y admi- nada tan desesperante como tener que inventariar ración de su amigo. J.F. Montesinos. mil cosas que uno no ha visto, ni es probable que vea en su vida. Ojalá abundaran los informadores tan ejemplares como lo es usted. Me apesadum- 3 bra hacerle perder tanto tiempo; nada de lo que me dice tiene desperdicio, pero Dios sabe cuándo me Ranch a Montesinos (31/01/1958) veré en condiciones de utilizarlo. La reimpresión de un libro como el mío no es faena rápida; si al- Señor Don José Fernández Montesinos Berkeley. guna vez se logra, colaboradores como usted serán California. los que puedan apuntarse el tanto de la perfección alcanzada. Por ahora no pienso molestarlo en estos Mí distinguido y estimado amigo: Aunque sea el menesteres, pues son otros los que han de ocupar- último día de enero, no quiero dejar que termine me de momento. Pero no dejaré de invitarle a que este mes, sin enviarle un saludo de principio de dedique algunos de sus ocios a la investigación de año, que hace días estoy deseando hacer. Pero ese grupo valenciano que tiene considerable inte- primeramente la grata compañía de Vicente Llo- rés. Cuando me sea posible le remitiré –no tengo rens por aquí, que como era por poco tiempo, ejemplares a mano– la reseña que hice del libro de fue muy frecuentada y luego otras cosas, han ido Brown sobre la novela española, y le recomiendo retrasando esta carta. Quiero ante todo, hacer- considere la nota que pongo al caso del escolapio le una rectificación de algo que le escribí en mi P. Pascual López* [Pérez. Rectificado por él mismo última carta. Le hablé en ella de un autor va- en el margen izquierdo], autor de varias novelas lenciano que tal vez usted no conocía y que es sin duda, sin que sepamos a ciencia cierta cuáles don Antonio Guijarro y Ripoll. Pero me parece son. Lo que me dice usted de García23 Ripoll está que en algún trozo de mi carta, distraídamente, en la misma línea. Ustedes, que pueden descubrir escribí García y Ripoll. No hay pues tal García ahí datos fehacientes, y aún pueden valerse de una y Ripoll, y sí, verdaderamente, Guijarro y Ri- tradición siempre respetable, podrían poner en cla- poll. Como consecuencia de sus cartas, adquirí ro mil cosas de interés que ningún historiador que el libro de Brown. Es un libro que creo está muy se estime deberá omitir. Lamento no poder decirle bien, pues cuantas novelas tengo yo de las que nada, de momento, de esas Aquarelles de que me puede Brown dar referencia, la da sin equivocar- habla. Aquí en Bennington no dispongo de libros. se. Pero hay varios tomos, de los que dice que

23 Es Guijarro, no García. [Nota de Ranch en el sobre de esta carta]. 24 Querard, Joseph Marie(1796-1865) Autor entre otras obras, del Diccionnaire bibliographique des savants, historiens et gens de lettres de la France, ainsí que des littérateurs étrangers…particulièrement pendant les xviii et xix siecles. 25 ¿Barbiere, Jules (1825-1901)? Poeta, dramaturgo y libretista. Autor de la mayoría de los libretos de óperas de Gounod, y de Los cuentos de Hoffman.

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no se conoce ejemplar, y que sin embargo, están sale también un personaje que se llama como yo: en mi biblioteca. Uno de ellos es el «Ramiro, Rank, que allí se escribe con K, mientras que mi Conde de Lucena», de Húmara y Salamanca, en apellido es con ch. Tenga usted la bondad de salu- la edición de 1825. darlas. Ya me ha dicho Llorens que su madre polí- Vicente Llorens, que vino a verme a Villavieja, tica, viene en verano, creo, por España. cuando aún estábamos allí (la catastrófica inunda- No tenga inconveniente en decirme o pregun- ción de Valencia hizo que prolongásemos la estan- tarme cuanto usted desee y esté en mis manos el cia en el pueblo) vio este ejemplar, lo leyó y se poder complacerle. Que tengan ustedes un buen copió el prólogo que lleva del autor. Como creo año 1958 y reciba usted un saludo muy cordial de que ya le habrá hablado él de esto, omito más con- su buen amigo. Eduardo Ranch. sideraciones, pues además creo que Llorens quiere comentar este prólogo en una edición. Aparte de este libro, tengo otros siete más, que dice Brown 4 no se conoce ejemplar. Mi colección, hasta no hace mucho, tenía más Montesinos a Ranch. novelas extranjeras que españolas, debido a que comencé a coleccionarlas por interesarme los au- José F. Montesinos 284 Colgate Avenue. tores románticos extranjeros, al ser traducidos. Berkeley, California Únicamente después, fui adquiriendo novelitas 15 de febrero de 195827 españolas, de las que tengo algunas de antes de 1850 y otras algunos años posteriores. De modo Sr. D. Eduardo Ranch Valencia. que para mis libros, era más interesante el libro de Mi Querido amigo: Muchas gracias por su carta y usted que el de Brown, aunque ya me interesen los las noticias que me da en ella, útiles como siempre. dos. Me permito pues recordarle su promesa de en- Como lo prometido es deuda, le remito con esta viarme la reseña del libro de Brown que usted pu- carta la reseña del libro de Brown, que tal vez le blicó y que prometió en su última carta enviarme, dé pie a nuevas ediciones, pues mucho de lo que se cuando tuviese ejemplares a mano. La leeré con dice en ella es puramente hipotético y quizá usted todo interés y de antemano le agradezco el envío.26 esté en condiciones de corroborarlo o invalidarlo. Cuando pasé en Madrid el curso 1934-35, hablé Le agradecería su opinión sobre el asunto del P. alguna vez, creo que un par de veces, con usted, Pascual López* [nota de Ranch en el margen su- pero creo hablé aún más con su señora y con la perior: «Quiere decir Pascual Pérez»], novelista mamá de su señora, en casa de Llorens. Me acuer- sin duda, al que habría que sacar del olvido. La do bien porque dijimos que éramos personajes de primitiva novela del siglo xix se hace sobre todo en Ibsen: puesto que su señora se llama Nora y en provincias, y para un replanteo de ese problema, el «Casa de Muñecas» de Ibsen, recordará usted que estudio del P. López sería de rigor, sean sus nove-

26 Reseña de Montesinos: Reginald F. Brown. La novela española. 1700-1850. NRFH, X. Separata. Dirección General de Archi- vos y Bibliotecas, Madrid, 1953. 224 pp. «A Eduardo Ranch de su amigo J. F. Montesinos». Remitida con la carta siguiente. 27 Esta carta vino dentro de un sobre grande, junto con la reseña de Brown y otra, también de Montesinos, sobre Liberales y románticos, de Llorens con las mismas editoriales.

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las malas o buenas. Entre usted y Almela podrían lencia. Imprenta de Cabrerizo.1856, 226 Páginas. hacerse cosas excelentes en este campo. Su autor es José Zapater y Ugeda. Precisamente es De milagro pude ver aún a Vicente Llorens a del mismo Zapater y Ugeda, una nota manuscrita su vuelta de Europa. Llegó la víspera de mi salida en las páginas de un libro de la colección Cabre- de Nueva York y pudimos hablar hasta bien tarde rizo de las que poseo (bueno: de la colección de en la noche. Me habló mucho de usted y de sus novelas, o fuera de la colección, pero editada por adquisiciones, como la del Ramiro, conde de Lu- Cabrerizo). Es en «La amnistía Cristina o el so- cena –ejemplar tan raro como si fuera único, y tal litario del Pirineo». La nota manuscrita dice así: vez lo sea. Mi mujer, que estaba presente, recuerda «Esta novela es original de D. Pascual Pérez y Ro- lo de la visita a Llorens en Madrid y le envía muy driguez». J. Zapater y Ugeda (rubricado). Almela cariñosos saludos. Vives que vio este ejemplar mío, reprodujo esa Y aquí me tiene otra vez, por mis pecados, des- nota en la página 198 de su libro sobre Cabrerizo. animado y aburrido lo que no es decible, pues esta Me inclino a suponer que realmente fue D. Pascual soledad es espantosa. Venga a interrumpirla de vez Pérez el autor de las novelas que de él se citan. en cuando con buenas noticias. Recordará usted que también Brown habla de una Le saluda cordialmente su amigo, José. F. Mon- nota parecida a la que yo le comunico, pero que él tesinos. la tiene en su ejemplar de «La urna sangrienta». Ya veremos si podemos hacer alguna otra averigua- ción por aquí respecto a ese escritor. Yo tengo ade- 5 más de la citada, «El hombre invisible». Pero todo lo tengo en Villavieja. La biografía de D. Pascual Ranch a Montesinos. Pérez del diccionario Espasa, a la que usted se re- fiere en su trabajo, me ha dicho Almela y Vives que Valencia 5 de mayo de 1958 debe estar escrita por D. Bernardo Morales San- Sr. D. José F. Montesinos. martín. Según Almela, fue este señor quien redactó Berkeley, California. para aquel diccionario, las biografías de escritores valencianos. Sin embargo, de la lectura de aquella Querido amigo: Al mirar la fecha de su última car- nota biográfica, parece desprenderse que tal vez al- ta me sorprendo, con escándalo, del tiempo trans- gún escolapio o en todo caso buen conocedor del currido sin darle las gracias y acusarle recibo de la ambiente de las Escuelas Pías, debió proporcionar separata de su crítica del libro de Brown, sobre la a Morales los datos sobre Pérez, si realmente Mo- novela española. Se la agradezco mucho y perdone rales redactó aquella nota biográfica. Usted cita esta tardanza. Me ha interesado: la leí al recibirla y también a Carlos José Melcior, que también fue la he vuelto a leer, antes de escribirle. También en autor, como sin duda sabe, de un «Diccionario en- Valencia se publicó una de aquellas «fisiologías» ciclopédico de la música». A continuación de esta de las que usted habla. Yo poseo «Fisiología del carta, voy a anotarle algunas pequeñas adicciones amor o guía de los amantes. Obra interesante a la y rectificaciones a su libro, que he podido conocer buena sociedad, seguida de breves reflexiones so- por haberlos adquirido, los libros a que voy a refe- bre el coquetismo y de sentencias escogidas de los rirme. No he sabido todavía nada de Llorens, des- ingenios más aventajados en el arte de amar». Va- de que se fue de aquí: pero me he enterado por su

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familia, de que ya tiene el billete para su próximo la última edición francesa» por José Mateu Garin. viaje. Alguna vez le veremos también a usted por Imprenta de D. José Mateu Cervera (usted dice aquí. Reciban su señora y usted un atento y cordial solamente Cervera). En la página 4 (detrás de la saludo de su buen amigo. [s. f.] portada), dice solamente esto: «Editor José Mateu No sé si le he comunicado ya lo siguiente. En Garin». Es de suponer alguna relación de familia el momento que un librero estaba contemplando entre el impresor y el traductor-editor, cuyo nom- un libro de los ensuciados y estropeados por la bre y primer apellido son los mismos. (Es curioso riada que causó la inundación de Valencia, meses que Llorens y yo tenemos ahora aquí un amigo que después, me dí cuenta qué era y se lo compré. Me tiene una casa de arte, es dibujante y ceramista y lo vendió por diez pesetas, pues los dos creíamos se llama José Mateu Cervera). El primer tomo tie- que habría que tirarlo. Pero en casa, dediqué algún ne 686 páginas y dos de índice. El segundo tomo, tiempo a limpiarlo y aún quedó bastante decente tiene 679 y tres de índice. Pero en la hoja siguiente por dentro, dejando aparte la encuadernación. So- dice: «Advertencia. Concluido el último tomo de bre todo, aún quedó bastante bien un magnífico la Matilde, vamos a dar la célebre novela titulada grabado retrato del autor, Víctor Hugo. Se trata de Martín el expósito o Memorias de un ayuda de cá- una edición de «Nuestra señora de París» que us- mara, por Eugenio Sue, que formará parte de la co- ted no cita. «Traducida de la última edición france- lección que se publica con la «Esmeralda». Y sigue sa por D. Eduardo Fernández. Madrid. Imp. Gas- una lista de «Obras publicadas que se han dado par y Roig, eds., 1846. «Ilustrada con magníficos en la Esmeralda (El judío errante, cinco tomos grabados, por los mejores artistas españoles» en 8º: Los misterios de París, cinco tomos en 8º, Tiene esta edición de Víctor Hugo, 531 páginas también prolongado: Historia del antiguo y nuevo (24×17 cm) Más una hoja con el índice de capítu- testamento: Lamartine, Viaje a Palestina: Ensayo los y otra página final, con la «Advertencia para la general de educación: El seguro mutuo, novela por colocación de las láminas». El texto, está prece- Mr. Federico Tomás, traducida del francés: Tres dido de una «Reseña biográfica de Víctor Hugo», días en Nápoles o Aventuras de un joven irlandés, que ocupa las páginas una a cuatro, (sin numerar), «Traducción del francés en 1844»: Media noche y reseña que firma «Méry». El retrato de Víctor medio día, novela por Henrique Martín traducida Hugo, está firmado manuscrito y parece dice «J. por D.F.B de L. Y otros libros no literarios. Vallejo», aunque la e y la j, están muy unidas y Tengo tres tomos de colecciones de novelas, y parecen las dos como una y. dice además: «Litoga., excepto uno, los demás no tienen fecha. Supongo de F. Pérez y J. Donon». Hay muchos dibujos, fir- son ediciones posteriores a 1850. Como algunas mados por Cibera, Saez, Capúz, Nogués, Gaspar. de las obras no las cita usted, le voy a dar la lista, Algunos están muy bien. Hay muchos sin firmar. por si alguna le proporciona algún dato. Uno de Entre viñetas, «cul de lampe», etc. 136, de los que los tomos dice: «Folletín del Diario de Barcelona. 24 son las láminas reseñadas en el índice corres- Segunda serie. Tomo viii». Contiene: «Historia de pondiente. [A mano: Algunos dibujos se repiten]. un heredero», por X. Marmier – «La casa lúgu- He adquirido también recientemente, de Sue bre», por Carlos Dickens—«Historia de un reclu- (Eugenio) una edición, que usted reseña; es de ta», por Erkman Chatrian – «Ingleses y franceses 1845 como usted dice. Pero el segundo tomo dice de viaje». Novelita suiza de Topfer. Traducciones 1846. Traducida, efectivamente «al castellano de anónimas. Otro tomo, igualmente sin fecha: Co-

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lección de novelas. Folletín de «Las Novedades». UNIVERSITY OF CALIFORNIA Contiene: Napoleón, por Carlos Rubio (en verso): Department of spanish and portuguese Berkeley 4. Una historia sencilla, por Mistriss (sic) Inchbald– California. Otro Artagnan(en prosa) por Carlos Rubio– Inés Mí querido amigo: Gracias por su carta y las nue- de las Sierras, por Carlos Nodier.– Trilbi, por vas noticias que me da, todas las cuales están con- Carlos Nodier.–Andrés (prosa) por Carlos Rubio.– venientemente clasificadas a estas horas. Respecto Una carta, por Carlos Rubio.– El hada de las mi- a algunas de ellas quisiera pedirle un[a] precisión gajas, por Carlos Nodier.– La novena de la Can- más: La Esmeralda que imprimía esas novelas de delaria, por Carlos Nodier.– El grillo del hogar, Sue y de otros –de casi todas tenía noticia, pero por Carlos Dickens.– Las lágrimas de Elvira, por sin saber eso de La Esmeralda– ¿era un periódico «Pablo Gambara» (Carlos Rubio).– La suegra del o revista o una editorial? Era tan frecuente por en- diablo, por Fernán Caballero.– Noche serena, por tonces que las revistas literarias repartieran con sus Fernán Caballero.– Merope, de Alfieri.– Fausto, de números pliegos sueltos de novelas, que no sería Goethe.– María Stuardo, de Schiller.– Los miste- imposible lo primero, pero no recuerdo haber visto rios de Udolfo, por Ana Radcliffe,– Historia de un ese título en ninguna parte. La prensa de provincias muerto, por Alejandro Dumas. de la primera mitad del siglo xix está tan mal ex- Otro tomo del Folletín de Las Novedades. «Im- plorada aún, que todo es verosímil. Los tomos de prenta de las Novedades». Este sí que lleva año folletines deben ser, en efecto, posteriores a 1850. / 1859. Contiene: «Bernabé Rudge», por Carlos Tengo notas relativas a otras publicaciones análo- Dickens. Trad., por E.H de A.– El médico de las gas, y nota de los publicados en Las Novedades mujeres, por J. Rouquette y E. Moret. Trad, por durante varios años –55, 56, 57– y muchos títulos Víctor Feijoó.– Las islas de hielo, por G. de Lan- coinciden. No tengo ahora a mano esos papeles; delle (trad, anónima).– Falkland, por H. Litton otro día le remitiré copia por si le interesa cotejar- Bulwer. Trad, por D. José Plácido Sansón.– El loco los con los volúmenes que tiene. Le agradecería, sin nombre, por Federico Soulié. Trad. por E. H. con todo, noticia más amplia del escrito de Fernán de A.– Los amores de Don Tadeo, autor anónimo. Caballero Noche serena, título que no recuerdo Traducido por E. H. de A. haber visto en sus Obras. Yo tengo escrito un Li- Tache usted o rompa todo o parte, si no le sirve. brote sobre esa señora y quisiera completar en lo [Al margen izquierdo y a mano]: «Solo me resta posible su bibliografía. Métanse ustedes, si tienen decirle, que en mi biblioteca están ya también sus ocasión y tiempo, con Pascual Pérez. Quizá valdría libros sobre Valera y Alarcón, que he leído con la pena empezar por lo más mollar: por inquirir lo todo interés. Me gusta siempre conocer lo que pro- que los Escolapios de Valencia puedan recordar de ducen las personas amigas». él. Hizo lo que su amigo Arolas estuvo a punto de hacer y hubiera hecho de seguro de no sorprender- le la muerte: exclaustrarse. Yo no sé cómo ocurrió 6 esa exclaustración, ni si fue una ruptura violenta, o si tuvo aún relaciones con sus antiguos hermanos Montesinos a Ranch. de religión. Pero en la casa de éstos debe de que- [En el sello de correos: 21 de mayo de 1958]. dar algo de él; posiblemente su biblioteca tendrá algunos libros suyos, tal vez con anotaciones como

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las que me comunica. Quizá esto se haya hecho y «La Esmeralda. Semanario pintoresco, artís- mi sugestión sea una tontería. No creo que esos tico, literario y teatral». Imprenta de José Mateu libros sean obras maestras extraordinarias, pero, Cervera. «Principió en 15 de diciembre de 1843, probablemente, sin su estudio no podrá escribirse Cesó a fines de 1847. «En 30 de enero del siguien- un capitulito sobre la influencia de misis. Radcliffe te año, principia segunda serie titulándose «La en el romanticismo español. Esmeralda. Semanario de literatura». Imprenta de Gracias de nuevo por todo. Siempre su buen José. M. Garín; cesó por completo en febrero de amigo. José F. Montesinos. 1849. «De su redacción han formado parte los más aventajados jóvenes de Valencia que cultivaban las letras, especialmente los que pertenecían al partido 7 liberal, tales como D. Agustín Mendía, D. Francis- co de Paula Gras,28 D. Cristóbal Pascual y Genís, y Ranch a Montesinos. D. Francisco Puig y Caracena. «En la segunda época, figuran D. José Peris y Valencia, 4 de febrero de 1959 Valero, D. Jaime Ample y Fuster y otros. También Sr. Don José Fernández Montesinos Berkeley. colaboró en esta publicación, la poetisa doña Ame- California lia Fenollosa». Hasta aquí, la cita de Tramoyeres. Ahora bien: en el libro de Almela y Vives publica- Querido amigo: No sé como disculparme, de no do en 1957, en la «Colección de índices de publi- haberle escrito más pronto: puede que alguna ex- caciones periódicas», dirigida por Entrambasaguas plicación puede tener, el hecho de que este verano (Instituto Miguel de Cervantes del Consejo Supe- dejé para el pueblo el escribirle, pensando que allí rior de Investigaciones científicas. Madrid) hay al- tendría los datos, para poder comunicárselos, que guna referencia a «La Esmeralda». Los artículos usted me pedía. Luego resultó, que estaba equi- publicados en «El Fénix», están catalogados por vocado, y hubo que esperar el regreso a esta para Almela, por orden alfabético y numéricamente. poder reunirlos. Con todo también, no quiero ex- Resumo los referentes a «La Esmeralda»: cusarme, de lo que le ruego me disculpe. Nº 6.– (Acta) 22‑xi‑844. Por supuestas faltas al Me preguntaba usted si «La Esmeralda» era honor de una poesía publicada en «La Esmeralda» una revista, o era una editorial. Era una revista que y un epigrama publicado en El Fénix, se había publicaba también libros. Los datos que le daré a planteado un duelo entre los autores de aquellos continuación, están tomados de un trabajo titula- trabajos, don Luis Miquel y Roca y don Joaquín do «Periódicos de Valencia. Catálogo General, por Molina y Cros. Pero previas explicaciones, los pa- Luis Tramoyeres Blasco». Trabajo publicado en drinos de dichos señores don Rafael de Carvajal una titulada «Revista de Valencia» que se publicó y don Joaquín Roca y Carrasco, por el primero; y en 1880. don José C. Sorní y don Francisco de Paula Gras

28 Gras, abogado. Fue el alcalde de Valencia durante la República de 1873. Tenía con su familia una casona en La Vilavella, y era muy amigo de mi abuelo Leocadio Ranch. Le visitaba más de una vez E. Castelar. Su nieta Elisa Gras, amiga de mis padres le entregó a Ranch unas cartas muy interesantes. Ver: Democracia, república, restauración. El legado epistolar de la familia Gras- Beranger. Edts. A. Ranch, C. Alonso. Fundación Instituto de Historia Social. uned. Alcira. Valencia, (2006).

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por el segundo, firman el acta dando por resuelto Mosca») 30 – iii – 847. Se contesta a «La Esme- satisfactoriamente el asunto. ralda» sobre unas apreciaciones relativas a «Un Nº 124 (Aviso). 19 – i – 845. Se dedican elogios rebato (sic) en Granada». a los señores Castro y Alegre que en el número úl- Nº 1105. Prosigue la polémica con «La Esme- timo de «La Esmeralda», han manifestado encar- ralda». garse de su redacción. Todo esto es cuanto puedo comunicarle respec- Nº 125 (Aviso) 23 – 3 – 845. Con verdadero to a «La Esmeralda». No he podido nunca ver esta sentimiento hemos visto en «La Esmeralda del publicación, a pesar de que hace años la busqué domingo anterior, que dejaban de pertenecer a su y he seguido buscando en bibliotecas públicas y redacción, los señores castro y alegre. («El Fénix» privadas de Valencia. Pues cuando yo publiqué un les ofrece sus páginas si quieren colaborar en esta pequeño libro sobre el paso de Franz Liszt por Va- publicación) lencia, supuse que tratándose de una revista que Nº 382. Comunicado. 16 – i – 846. Firmado se titulaba «teatral» también debió indudablemen- por Francisco Puig y Pascual – Francisco de Paula te ocuparse de los conciertos que en la ciudad dio Gras – Cristóbal Pascual y Genís – José Ramón Liszt. Muy últimamente, Almela Vives me dice Villegas – Joaquín Molina y Cros – y Juan Sirera: que ahora él tiene algún número de aquella revista, y firmado en Valencia el 11 de enero de 1846, se pero no ha podido aún enseñármela. Para mi folle- publica este comunicado en el que dichos señores to fue el único dato que me faltó leer. manifiestan que desde el número 159 en adelan- Tal vez le pueda interesar también la existen- te han dejad de pertenecer a la redacción de «La cia de otra revista, que debió ser parecida a «La Esmeralda», por cuestiones suscitadas entre su di- Esmeralda». He recogido el dato igualmente del rector don Agustín Mendía y algunos de los que trabajo de Tramoyeres. Se trata de: «La Perla». firman el comunicado. («Por cuestiones que no ha- Semanario pintoresco, artístico, literario y teatral. rán públicas en tanto se imite (sic) su delicadeza») Imprenta de D. José Mateu Cervera. (Como us- Nº 1010. Comunicado. 7 – vi – 846. Don Joa- ted ve, es el mimo programa y la misma imprenta quín Pardo Lacasta, dice que la conclusión de su que «La Esmeralda». La redacción de «La Perla» novela «Raquel» ha podido parecer extraña. Pero la formaba D. Juan Belsa y Gómez, D. Peregrín que teniendo compromisos y razones para dejar de García Cadena y D. Rafael Bigner (supongo que pertenecer a la redacción de «La Esmeralda», y es- errata por Bigné). La parte artística corrió a cargo tando también comprometido a terminar en dicho de Téllez. Y puesto a proporcionarle datos que no periódico aquella novela, no titubeó en terminarla sé si le interesarán o los poseerá ya, le comunico mal. Pero que la verdadera conclusión que ocupa que también de Tramoyeres extraigo las noticias tanto lo ya publicado, verá la luz pública a su de- referentes a: bido tiempo. «Diario Mercantil de Valencia. Con real permi- Nº 1043. Polémica literaria. 20 – iv – 847. El so. Imprenta de López. Desde 1849, en la de Rius. director de «El Fénix» Rafael de Carvajal y el de Principió en 19 de Noviembre de 1833. Y cesó en «La Esmeralda», para no molestar por más tiempo 31 de Marzo de 1872». «Animado de un espíri- a sus lectores, dan por terminada la polémica que tu libre e independiente, al paso que imparcial y tenían. moderado, profesando obediencia y respeto a la Nº 1103. Revista teatral (redactada por «La autoridad al trono de Isabel ii y orden constante...

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Cuanto pueda conducir al bienestar de nuestra na- versitarios, a quienes ha conocido por mi hijo, que ción, progreso de las luces, fomento del comercio, terminará este año Filosofía y Letras. agricultura y artes, tendrá cabida en este diario». Con saludos para su señora, recíbalos usted «En su redacción, han tomado parte los principales muy afectuosos de su buen amigo Eduardo Ranch. escritores valencianos». Arolas publicó folletines, Y sigo copiando de una cuartilla que se había poesías, críticas…Escribieron también, José María traspapelado, sobre el Diario Mercantil: «Excepto Bonilla, Don Pascual Pérez (director político, has- raras veces, no figuró como órgano de partido al- ta el año 1845). Don Juan Sabater, que pasó a la guno. Al suspenderse la publicación en marzo de redacción de «La Verdad». Don Vicente Boix, pu- 1872, refundiose en «Las Provincias», y parte de blicó trabajos históricos en el folletín y su estudio sus redactores fundaron «El Mercantil Valenciano». sobre las calles de Valencia. Don Peregrín García Otra publicación: «El cisne». Periódico de lite- Cadena, director político. Don Rafael Blasco, don ratura, historia, moral, costumbres, artes, modas Luis Alfonso, don Manuel Millás, don Enrique y conocimientos útiles. Principió el 17 de febrero Burguete y otros. «Todos los literatos que florecie- de 1840. La colección son dos tomos. El primero ron en Valencia de 1833 a 1868». tiene 15 números el segundo 20. En 1854 reapa- Como usted me dice que en su última carta que rece de nuevo. Fundadores: José María Bonilla y la prensa de provincias, de la primera mitad del Vicente Boix. siglo xix está muy mal explorada, he pensado que Otra publicación: «La Psiquis». Imprenta de le interesarían los datos que le he comunicado. López. Principió el 2 de marzo de 1842. Cesó en Me pide usted que le dé noticia más amplia del 23 de septiembre. Dibujos de Téllez. Grabados de escrito de Fernán Caballero, titulado «Noche se- Abad. Redactábanlo, don Pascual Pérez y don Juan rena». Como es breve, lo he copiado y se lo envío Arolas. La prensa (según Tramoyeres) hizo gran- con esta carta. Me figuro que no debe ser de Fernán des elogios, manifestando que era el periódico que Caballero, pero usted juzgará por si mismo. No sé con más lujo tipográfico se había impreso en Espa- sobre esto lo que le debí comunicar pero acaso, ña («La Psiquis» es la única publicación de todas precipitadamente, dí por bueno lo que, manuscrito estas que tengo en mi biblioteca de Villavieja). (por algún poseedor de la colección encuadernada Otra publicación: «El Liceo Valenciano», co- de novelas), figura en una de las tapas. En la parte menzó en enero de 1840 y terminó en diciembre impresa, no dice para nada que sea de Fernán Ca- de 1842. ballero. Sigue «Noche serena» a continuación de Texto atribuido a Fernán Caballero. «La suegra del diablo», cuento popular, por Fernán Noche serena Caballero. Este cuento llena cinco páginas y «No- La luna se remontaba sobre las copas de los ár- che serena», sin nombre de autor, ocupa la página boles; un ruiseñor hace oír los tres tonos graves y 6 en el Folletín de «Las Novedades». fuertes, sobre la misma nota, que forman el prelu- Y dicho esto, pongo fin a esta comunicación. dio de su himno a la noche y al amor. Desde Villavieja, este verano, le pusimos una pos- El ruiseñor. La luna sube silenciosa al cielo; la tal creo recordar, Vicente Llorens y yo, que creo ambición, la intriga y el trabajo, están dormidos; no recibiría usted. Llorens se halla ya desde hace po- los despertemos; todo el día ha sido suyo, pero la cos días que dejó Valencia, en Princeton. Aquí ha noche es nuestra. Bellas acacias, cuyos penachos ganado esta vez la amistad de muchos jóvenes uni- verdes se extienden sobre nuestras cabezas, sacudid

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vuestros racimos de blancas flores, rociad la tierra se desborda de vuestra alma, pensad que llegará día con vuestros aromas! Deliciosas violetas, rosas en- en que seréis avaros de ella y la ocultaréis en vuestro cantadoras, el perfume que guardáis con avaricia corazón como el mayor de los bienes. Pensareis el durante el día, exahaladle de vuestras corolas, como uno junto al otro, y nada os dirá que estáis tan cerca; las almas exhalan su perfume, que es el amor. Los abriréis vuestro ojos y no se encontrarán vuestras gusanos de luz, se buscan entre la yerba; parecen miradas; se tocarán vuestras manos secas, y el cora- estrellas caídas del cielo que han venido en busca zón no se estremecerá; no os acordaréis de vuestro de sus amores. La corneja.– No hay en el año mas nido, no os acordaréis de esta noche, y si os acordáis que algunas noches como esta; no hay en la juven- será como de una locura pasajera, como de una im- tud mas que algunas primaveras; no hay en la vida prudencia que os expuso a constiparos: después… mas que algunos días; no hay mas que un amor en después, todo se irá desvaneciendo, desvaneciendo el corazón!… Todo tiene envidia del amor, hasta el y moriréis!. El ruiseñor.– Sí, moriremos; pero la cielo mismo, porque carece de felicidades iguales muerte, no es mas que una trasformación; después para repartir entre sus elegidos. El infortunio vela de la muerte saldremos de la tierra, fecundada por y busca; ocultad vuestra felicidad! Ocultad vuestro nuestros cuerpos, y brotarán a nuestro lado siem- amor! sed dichosos en silencio! Toda felicidad se previvas y madreselvas, que exhalarán perfumes compone de dos sensaciones tristes: el recuerdo de en noches tan bellas como esta. Y tu, corneja, ¿No la privación de lo pasado, el temor de perderla en tienes también amores? ¿No buscas con quien cam- el porvenir. El ruiseñor.– Bellas acacias, cuyos pe- biar tristes caricias entre las ruinas y los sepulcros?. nachos verdes se extienden sobre nuestras cabezas, Bellas acacias, cuyos verdes penachos se extienden sacudid vuestros racimos de blancas flores, rociad la sobre nuestras cabezas, sacudid vuestros racimos de tierra con vuestros aromas! Madreselvas, jazmines, blancas flores, rociad la tierra con vuestros aromas! ocultad en vuestros entrelazados laberintos a los [La respuesta de Montesinos a esta extensa mi- amantes que os piden asilo. Hacedles nidos de flo- siva fue el envío de la segunda edición de su libro: res perfumadas! La corneja.– El infortunio, vela y «Introducción a la historia de la novela española en busca. ¡Ocultad vuestra felicidad! ¡Ocultad vuestro el siglo xix», con grata sorpresa de Ranch]. amor! ¡Sed dichosos en silencio! Tu, pobre aman- te, que vives de tus recuerdos, que te alimentas con tus memorias, que atesoras tantas prendas de amor, 8 oculta bien la historia que llena tu vida entera; guar- da bien tu tesoro; no veas en ella mas que lo que fue; Ranch a Montesinos. no veas lo que es. ¿Qué importa que ignore todo lo que has hecho por ella? ¿Qué importa que no te Valencia, 9 de febrero de 1967 comprenda? ¡Estás orgulloso de ti mismo! El ruise- Sr. D. José F. Montesinos 284 Colgate Avenue ñor. ¿Qué es lo pasado? ¿Qué es el porvenir?. Los Berkeley. California. u.s.a. rudos contratiempos de la vida, no pagan no pagan bastante una hora de amor, en una altura donde no Muy admirado y querido amigo: Debe quizá usted lleguen las miradas del mundo, bajo un cielo de pu- estar un poco extrañado (como lo estará segura- rísimo azul. ¡Mil años de suplicio por un beso…! La mente Vicente Llorens por el mismo motivo) de corneja. Vosotros, amantes dichosos, cuya felicidad no tener noticias mías: luego diré el motivo de no

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haberle escrito antes y ahora vaya en primer lu- de mí y de mi biblioteca, en dicha nota. Confie- gar un saludo muy afectuoso. Primeramente fue so que sigue pareciéndome un poco excesivo este Llorens, quien primero me escribió, diciéndome señalamiento, pero esto hace honor a su sensibili- que iba usted a escribirme: pienso ahora que ya dad y a su delicadeza de buen amigo. Luego me estaría noticioso de lo que iba a suceder, aunque sorprendió el número de fichas que yo le había no quiso decírmelo del todo, para que mi sorpresa ido enviando, pero sigo creyendo que usted me ha fuese mas grata. No mucho tiempo después, recibí puesto demasiado en relieve, en aquella nota a esta carta de Amparo Soler, anunciándome que de par- segunda edición. Pero en fin: cuanto más amistosa te de usted, recibiría su libro «Introducción a una hacia mí haya sido su referencia a mi nombre, más Historia de la novela en España en el siglo xix» motivo para agradecérsela. Muchísimas gracias. Me extrañaba un poco que usted me remitiese este También me ha chocado mucho (y casi me ha di- libro, puesto que debía suponer que ya lo tenía. vertido) ver en la lista de abreviaturas, mi único Pero no dejó de alegrarme, puesto que el volumen nombre, al final de catorce grandes bibliotecas. que yo tenía está muy manejado y lleno de notas Esto no ha dejado de hacerme pensar en la falta mías escritas a lápiz. Pensé entonces también, pe- de curiosidad de la gente, cuando únicamente he dirle a usted unas palabras amistosas de dedica- sido yo el particular que usted conozca, a quien se toria, que reenviase usted en un papel o cuartilla le haya ocurrido coleccionar esa clase de libros. suelto, y que yo uniría al libro (Tengo así dedica- La publicación de esta segunda edición, me ha sor- dos muchos libros de mi fraternal amigo don José prendido, pues no la esperaba, ni como usted mis- Subirá, el musicólogo, cuando el libro se publica mo dice, no es frecuente en esta índole de libros. en ciudad donde él no está).29 Esto de la dedica- Esto también me ha demostrado, que el libro ha toria, ya que lo he dicho, no dejo de solicitarlo de tenido más éxito del que usted suponía, pues los usted. Pensaba haber tenido nuevamente su libro editores, no se hubieran decidido tan pronto a esta bien conservado y sin apenas tocarlo, sirviéndome segunda edición de no saber que pronto tendría solamente del primer volumen. Pero mi sorpresa también salida. Ahora yo lamento que usted no me fue ya grande, al recibirlo el día 10 de enero y ver haya advertido que iba a salir esta segunda edición enseguida que no se trataba de la misma edición, ¡Le hubiera podido enviar más fichas de libros que sino de la segunda. Inmediatamente pensé que ha- usted tampoco menciona en esta nueva edición! bría en esta, nuevas aportaciones y me alegré de ¡Que lástima! Por ejemplo, de «Corina» de Ma- su buen recuerdo y de su envío. Inmediatamente, dame de Stael, tengo una edición de 1818, un año abrí el libro y me encontré por de pronto, con la anterior a la primera que usted cita (Por don Pedro «Nota a esta segunda edición». Dispuesto ya a leer María de Olive (sic) Madrid, Ibarra). De Voltaire, cuanto de nuevo tuviese el libro, comencé a leer tengo esta edición: «La doncella de Orleans». Poe- esa Nota. Y mi sorpresa fue más grande, al ver la ma en veinte y un cantos. Y «La Corisandra». Con referencia tan afectuosa y amistosa que hace usted las notas. En las Batuecas. Imprenta de la Libertad.

29 J. Subirá Prosper. Importante personalidad de la cultura española. Era además abogado y Académico de Bellas Artes. Entre su innumerable cantidad de obras se encuentra la famosa Historia de la Tonadilla Escénica. Cuando le remitía un paquete de algunos de sus libros dedicados a Ranch desde Madrid, la dirección la escribía con estrofas musicales. Tierno Galván le puso la Medalla de Madrid.

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Sin año impreso, pero alguien escribió claramente una bicicleta debió empujarme en el aire y sufrí el en el sitio de año, manuscrito, 1822, 302 páginas. segundo derrumbamiento. La suposición de Peers respecto a una edición de Aunque el brazo ya roto me dolió bastante, «Ivanhoe» de Walter Scott, de 1831, queda ple- afortunadamente el nuevo accidente me afectó namente confirmada, pues tengo, aunque solo el poco (en cambio tengo una tremenda moradura en primer tomo, de esta edición (Valencia, Librería la cadera derecha, y me duele la pierna al subir la de Mompié) También de Berthet (Elie) tengo una escalera. Una radiografía hecha después mostró, edición anterior a la primera que usted cita; «El afortunadamente que el brazo no ha sufrido más. ciego de nacimiento». Madrid 1841. Biblioteca de Y desde ayer he comenzado ya a intentar moverlo, tocador. Compañía tipográfica. aunque esto de la recuperación del movimiento es Procuraré con tiempo y en la primera estancia que más doloroso que todo lo sufrido anteriormente. haga en Villavieja, hacerle una relación detallada de Esta carta la escribo solamente con la mano todas las obras que yo posea y que usted no mencione. izquierda y con la falta de costumbre de escribir Y ahora viene el motivo por el cual, no le he así, me sale muy desastrada: pero no he querido escrito a usted antes: Tres días después de recibir retrasar más el escribirle, ya que mañana se cum- su libro, el día 13 del pasado, al cruzar una calle ple el mes de la recepción del libro de usted y debe con la luz verde en el semáforo, se me echó encima estar un poco sorprendido de no tener mis noticias. lo que creo llaman un velomotor, derribándome al Entre tanto ya he ido anotando cuantas novedades suelo y produciéndome dos fracturas de húmero en aporta esta segunda edición, con alguna señal es- el brazo derecho. Por si esto no fuera poco, el día crita con la mano izquierda.30 4 de este febrero, sufrí un segundo atropello. Esto Afortunadamente, a Amparo Soler le escribí al día debido en gran parte, a una condición de mi vista. siguiente de la recepción de su libro y antes de mis Hace muchos años, tuve una afección cerebral (al- accidentes. He hablado algunas veces, pocas, con los gún flemoncillo me dijo el oculista) que se resolvió hermanos Soler, de la editorial «Castalia» y especial- por lo visto por sí sola, aunque tengo perdido com- mente ella creo que no me debe recordar: acaso más pletamente el campo visual, por el lado izquierdo. su hermano, aunque no estoy muy seguro. Reciba us- Por el derecho veo bien, así como de lejos. (Sé que ted un fuerte abrazo, con los mejores afectos, de su también usted tiene alguna afección a la vista: con- buen amigo que desearía verle por aquí. solémonos mutuamente). Cruzaba con un amigo una calle estrecha, cuan- Eduardo Ranch. do mi amigo, se puso a decir: ¡ojo! ¡ojo! ¡ojo! (Mi S/C Cirilo Amorós 26 Valencia. amigo desconocía mi afección ocular). Yo que ya estaba muy asustado por el anterior atropello, pensé en algún coche que se me echaba encima, y lleno de pánico, dí un salto rápido hacia la ace- ra muy próxima, que pensé era mi salvación. Pero

30 Esta carta nos produce un especial sentimiento doloroso. Mi padre falleció al día siguiente, día 10, minutos después de haberla remitido por el correo de la Estación del Norte. Ver mis notas complementarias en la página siguiente. A. Ranch.

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Notas complementarias sobre los 17, llegaba la contestación de Montesinos con la dos accidentes de Ranch dedicatoria en un papelito… En esta última carta del ilustre filólogo, se ad- El atropello por el velomotor, ocurrió cuando cru- vierte una cierta desmemoria, sobre algunas no- zaba la calle de Colón hacia Pascual y Genís para ir ticias literarias. Ambos tienen aquel año 1967, la a la Asociación de la Prensa, que estaba situada en misma edad (69 años). Probablemente, o tal vez la calle de Las Barcas, cerca del Teatro Principal, ya, con un cierto alejamiento del tema que los donde le esperaba su amigo Enrique G. Gomá y había unido, no se dio cuenta de que, por ejem- que, como críticos musicales ambos, se dirigían a plo, en las primeras cartas, Ranch le había co- un concierto. A poco de llegar allí comenzó a do- municado que tenía la obra de Brown, y habían lerle el brazo fuertemente, y entonces llamaron a intercambiado comentarios sobre ella. La noticia nuestra casa para que mi marido, como médico, del fallecimiento de mi padre se la trasmitió Vi- fuera a por él. Acudimos los dos, y desde ese mo- cente Llorens, en ee.uu. días más tarde. mento estuvo bajo la observación de un traumató- logo amigo nuestro. Llevaba el brazo en cabestrillo; pero hacía vida normal. El segundo accidente, tan 9 inesperado como absurdo, sucedió paseando por el barrio del Carmen con su amigo, el poeta Enrique Montesinos a Ranch. Soler y Godes, que se conocían desde la época de Taula de Lletres Valencianes, por los años 20. Era University de California, Berkeley. su más asiduo acompañante aquella época. [Escudo de la universidad]. Cuando el día 10 de febrero, después de dejar Department of Spanish and Portuguese Berkeley, esta carta en la estafeta de la estación, se dirigió California. hacia la Plaza del Ayuntamiento, para comprar la 16 de Febrero. Sr. D. Eduardo Ranch. Valencia. prensa en el Kiosco Internacional, donde le re- cogían los periódicos nacionales y extranjeros. Mi muy querido amigo: esta mañana recibí su Pero en la puerta del hermoso edificio modernis- amable carta, y le agradezco infinito las cosas ama- ta (donde se encontraba el Instituto Nacional de bles que en ella me dice. Como hace tiempo que no Previsión, que popularmente denominaban «La me había escrito Amparo Soler –ayer, por fin, tuve carta suya, pero sobre otro asunto– y otros amigos finca del chavo»), al ir a saludar a unos amigos, de ahí habían recibido el ejemplar que ella les en- cayó fulminado. Lo metieron en un taxi, y con el vió por indicación mía, supuse que por estar usted pañuelo fuera de la ventanilla, lo trasladaron a la ausente de Valencia –tal vez entre sus queridos li- Casa de Socorro más próxima. Pero ya no pudo bros de Villavieja– se había demorado la entrega hacer nada por él su amigo, el urólogo y médi- del que le destinaba. Lo que más lejos estaba de co titular Miguel Zaragoza, que al verlo tuvo tan mi ánimo era imaginar que hubiese sido víctima gran impresión, que tardó mucho en recuperarse. de los terribles accidentes de que me entero ahora. Había sido su médico habitual. Días después, el Las calles de Valencia, sobre todo las de la vieja

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Valencia, pueden ser temibles, y esos motoristas por Cabrerizo, quien no solo publicó traducciones. van por ellas como locos; lo recuerdo aún con es- Desde ese misterioso P. Pascual Pérez hasta don panto. Cuando estuve por allí fue en los días de la Estanislao de K. Vayo –que no creo trabajase ya guerra, de menos tráfico, pero tal vez peor, pues no para Cabrerizo, pero que está en la misma línea se lo esperaba uno, y como los más de los coches (hay toda una serie de novelas moderadamente ori- que rodaban eran militares, y los militares nunca ginales) todos imitan a alguien– que, como docu- tienen sentido de la responsabilidad, iba uno con el mento, pueden ser de alto interés. Pero hay que co- alma en un hilo. Cuídese mucho, para bien de sus menzar por localizarlas. Le mando la dedicatoria amigos, y Dios haga que la mejoría se acentúe y se que me pide, lo más circunstancialmente posible, acelere cuanto yo deseo. para que se comprenda que se refiere a ese ejem- Torpeza mía, no haberle preguntado aún a últi- plar. Y le agradezco mucho su interés. Mi mujer, ma hora si le quedaban más libros que reseñar. Si que le recuerda con invariable simpatía, le envía un voy reuniendo más datos, que lo dudo, salvo los saludo afectuoso. Y yo, con mis fervientes deseos que usted me mande, como es poco probable que de pronto restablecimiento, un entrañable abrazo. este libro se vea otra vez de molde, los publicaré en [Firma manuscrita] nota a alguna revista. Y cuando vaya a Villavieja, Su muy agradecido José F. Montesinos. dé un vistazo también a las novelas románticas que no sean traducción. Desde el hallazgo de la prime- Introducción a una historia de la novela ra edición del Ramiro, Conde de Lucena, sin ex- en España en el siglo xix cepción, la primera novela histórica que se ha es- Seguida del esbozo de una bibliografía de crito en español, espero otros de esa extraordinaria colección. Le aconsejo que se haga con un ejem- traducciones de novelas (1800-1850). plar del librito de Reginald F. Brown, La novela en España, 1700-1850, Madrid, 1953, publicación de Segunda edición corregida. la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, y podrá ver de cuantas novelas publicadas entre esas Por José Fernández-Montesinos. Universidad fechas no se tiene apenas dato alguno, salvo el tí- de California. Berkley. tulo y tal vez el nombre del autor. Con bastante ligereza, Brown se limita a decir en muchos ca- Fragmento de la NOTA A ESTA SEGUNDA sos «No se conoce ejemplar», lo que quiere decir EDICIÓN, por José F. Montesinos, (p. xix). que no lo conoce él. Siento no tener ya separata […] Por mi amigo don Vicente Llorens me en- alguna de la reseña que yo hice de ese libro en teré de la existencia de la copiosa colección de 1956; si me acuerdo haré copiar la que yo tengo libros románticos que en Villavieja de Nules (Cas- y por ella se hará cargo de lo que hay que buscar tellón) y en Valencia posee don Eduardo Ranch, y en ese campo.31 Y sigo pensando en que algún va- desde que nos puso al habla, éste se ha desvivido lenciano, bien relacionado con los medios de ahí, por colmar algunas de las infinitas lagunas que en debería ocuparse de la actividad literaria suscitada mi bibliografía eran patentes, remitiéndome des- cripciones detalladísimas de libros que no habían

31 Le había enviado ya esta separata, sobre el libro de Brown, junto con carta de 15 de febrero del 58.

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llegado a mi noticia, o rectificando sensibles erro- portada) Trad. por M(ariano) U(rrabieta) Madrid, res. No todo lo que de él he recibido pudo tener Gaspar, 2 vols 16º. [Ranch]. cabida en mi obra –lo referente a las ilustraciones, BYRON, George Gordon Lord (1788-1824) por ejemplo–, asunto que merecería un detenido 1843. Don Juan, o el hijo de Doña Inés. Poema estudio que mi incompetencia me veda emprender. por… Madrid. Union Comercial, 3 vols. 12º,198, El trabajo que el señor Ranch se ha tomado por 227 y 244 pp. Traducido en prosa. [Ranch] mejorar mi libro le hace merecedor de mi más viva CAMPE, Joachin Henrich (1746-1818) gratitud. […] 1835. Continuación de la historia moral del nuevo Robinsón. Reducida a diálogos para ins- trucción y entretenimiento de niños y jóvenes de Aportaciones de Ranch a la Bibliografía de tra- ambos sexos…, trad. por Tomás de Iriarte, Madrid, ducciones. Herederos de Dávila, 12º, 316 pp. (¿Incompleto?) [Ranch]. ([Ranch] entre corchetes es de Montesinos) CHATEUBRIAND, François René, Vizconde ABRANTES, Saint-Martin. Duquesa de (1784- de (1768-1848) 1838) 1827. Aventuras del último abencerraje. Valen- 1838. El almirante de Castilla, Madrid, Arias, cia, Ferrer de Orga. [Ranch] (I tomo) y Albert (ii y iii, pero la impresiónes la COTTIN, Marie Risteau, Mme. (1770-1807) misma en toda la obra), 3 vols. 16º, 310, 243 y 207 1830. Selim Adhel o Mathilde en el Oriente. Se- pp. [Ranch] Un anuncio de esta edición, sin nom- gunda parte, o sea continuación de Matilde… {o bre de autor, en Semanario pintoresco, 1838, iii, Memorias sacadas de la historia de las Cruzadas}. p. 694. Obra traducida, imitada, reformada y con notas de ARLINCOURT, Víctor. Vizconde de (1789- la escrita…, por Mr. Vernes de Luce bajo el título 1856) de Matilde en el Monte Carmelo, por don Santia- 1836. La extrangera o la mujer misteriosa. Bar- go Alvarado y de la Peña, traductor dela expresada celona, Gaspar y Cía, 16º, 2 vols. 306 y 301 pp. Matilde, Madrid, Sancha, 2 vols. 8º 74 + 230 y 288 [Ranch] Los deshollinadores, o sea La usurpación pp. [Ranch].(Reimpresa en 1839) y la peste. Fragmentos históricos escritos… por el DUMAS, Alexandre (1803-1870) célebre… Puestos en castellano por D. F. P., Barce- 1840. Los Estuardos. Trad. por A. M., Barcelo- lona, J. Torner, 2 vols. 12º, 210 y 196 pp. [Ranch]. na, J. Roger, 3 vols. [Ranch]. 1845. Los sicarios. Guerra civil, anarquía y 1845. Isabel de Baviera. (Sin nombre del tra- usurpación, o sea fragmentos históricos del siglo ductor) Valencia, Monfort, 8º, 479 pp. [Ranch](Es xv. Trad., libremente… por don Pablo Polo de Ber- un tomo, pero se había anunciado que constaría de nabé, Teruel, Juan García, 3 vols. 16º, 138, 130 y dos. Al pie de los pliegos se iba imprimiendo: T.I. 132 pp. [Ranch]. Una advertencia lo aclara). 1849. La cartera del ciego. Trad. por D. Maria- 1849. Un drama al pie del Vesubio. Trad. libre no Suay. s. l. n. i. (Valencia, Monfort) 16º, 110 pp. por D. Manuel Danvila. Valencia, Monfort,16º, 60 [Ranch]. pp. [Ranch]. BALZAC, Honoré de (1799-1850) FENELÓN, François de Salignac de La Mothe 1845. La piel de zapa (sin nombre de autor en la (1651-1715)

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1843. Aventuras de Telémaco, seguidas de las 1840. Elena y Roberto. Valencia, Cabrerizo. de Antinoo…, trad. de Collado, Valencia, Monfort, [Ranch] 4º mayor, xv-555 pp. (Ilustradas por T. Blasco So- GUINOT, Eugene. (1805‑1861) ler) [Ranch]. 1843. Desgracias de un Gigante. Trd. por FÉVAL, Paul (1817-1887) El‑Modhafer, Madrid, Union comercial. 16º, 96 1845. Los misterios de Londres…, trad. por don pp.(Biblioteca continua. Contiene además, La ta- Rafael Carvajal. Valencia, Monfort, 13 vols. 16º rántula, versión del mismo traductor). {Añadido mayor, (Biblioteca de El Fénix), tomos ix-xxi; las por Ranch, a lápiz:»Y la loca de Kilmarnok»} 128 últimas páginas del postrer tomo contienen HUGO, Víctor (1802‑1885) una novelita, La Fornarina, que no sé si será de 1846. Nuestra Señora de París. Trad. de la últi- Féval. [Ranch] ma ed. Por D. Eduardo Fernandez, Madrid, Gaspar FLORIAN, Jean Pierre Clarís de (1755-1794) y Roig. 4º, 531 pp. + 2 hs. Las 4 primeras páginas 1820. Estela. Pastoral en prosa, trad. Rodríguez no numeradas llevan una Reseña biográfica por de Arellano. Madrid, Collado. [Ranch]. Mery. [Ranch]. 1821. Guillermo Tell o La Suiza libre. Trad. JOHNSON, Samuel, (1709‑1784) por una joven señorita. Madrid, Sancha, 8º mayor 1831. El héroe de Abisinia, trad. por don Ma- [Ranch] (Reseña en El Censor, viii, 1821, núm. 44, riano Antonio Collado. Valencia, José de Orga, 2 2 junio, pp. 143-147) vols. 16º, 298-291 págs. (El libro es de noviembre GAY, Delphine. Mme. de Girardin (1804-1855) de ese año) [Ranch] 1850. La caña de Monsieur (sic = La canne de JUSSIEU, Laurent de (1792‑1866) Mr. Balzac, 1836) Novela escrita por Mme. Emi- 1820. Simón de Nantua… Hala trad.(sic ¿por lia (sic) de Girardin, trad. por Guillermo Mortgat, mala?) Barcelona, J. Busquets, 232 pp.[Ranch] Madrid, Rodríguez, 4º(Biblioteca de recreo, I) KOTZEBUE, August Friederich Ferdinand [Ranch] (1761 – 1819) GENLIS, Mme. Stephanie Felicité de 1843. Aventuras de mi padre o causas de mi (1746‑1830) venida a este mundo, novela trad. por D. A. B.C. 1826. Adelaida o el triunfo del amor. trad. por ¿Bergnes?, Barcelona, Sauri, 16º. [Ranch] doña M. J. C. X., Madrid, F. Martínez Dávila. 16º, LAFONTAINE, August von (1758‑1831) 1 vol., 133 pp. [Ranch] 1824. El hombre original…, trad. de Salas, Ma- 1830. Valeria y Beaumanoir o la caprichosa pe- drid, Villalpando, 2 vols. 12º [Ranch] nitencia. Trad. por don Manuel Marqués, Madrid. MARMIER, X, (Sin datos) Burgos, [Ranch]. s. a. Deschellaleddin, novela rusa. Trad. por M. 1832. Inés de Castro, novela tomada de la his- Carboneres, Ruzafa, Piles, 16º, 128 pp. [Ranch] toria de Portugal. Trad. por D. Salvador Izquierdo- PEYRONNET, Conde Charles Ignace de Madrid, Bueno. 12º, 176 pp. [Ranch]32 (1775‑1854) GUENARD, Mme. Baronne de Méré 1850. El capuchino…, Valencia, Monfort, 16º, (1751‑1829) 96 pp. [Ranch]

32 Nota de Montesinos.(núm. 60) «En la colección Ranch hay un ejemplar de este libro que en la anteportada lleva la fecha 1833, en la portada 1840. Pero la paginación no coincide con el citado arriba. Hubo, por lo visto, numerosas tiradas».

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(PIGAULT – MAUBILLARCQ) (sic) {¿Es Pi- El café de Surate y La cabaña indiana, Valencia, gault-Lebrun, 1753‑1835?} Oliveres, 2 vols. 12º. [Ranch] («Tanto la traduc- 1839. La familia de Vieland…, trd. de Monfort, ción como la impresión de esta obra fueron revi- cuarta edición, Valencia, Cabrerizo,4 vols. 16º, sadas y corregidas por mi padre». Catálogo de la XVI- 292, 284, 288 y 306 pp. [Ranch] biblioteca de Salvá, ii, 179. En el mismo lugar se RADCLIFFE, Mrs. Anna Ward (1764‑1823) advierte que de El café…y La cabaña se tiraron al- 1822, Julia…(o Los subterráneos del castillo gunos ejemplares aparte de Los votos) {Nota 94 a de Mazzini), trad. por J. M. P., Valencia, Oliveres2 pie depágina, de Montesinos}: «La librería Bonai- vols., 12º, 323 y 286 pp.[Ranch] re, de Valencia, en su catálogo núm. 81958, ofrecía RICARD, Auguste (1799‑1841) La cabaña indiana y El café de Surate, Valencia, 1845. La diligencia o la berlina, el interior, la 1820, 12º, xxvi -108 pp., probablemente las tiradas rotonda y la imperial, Valencia, Monfort, 2 vols. especiales que alude Salvá. Ejemplar en lacolec- 16ºmayor, (Biblioteca de El Fénix, tomos vi-vii) ción Ranch». { Esto Montesinos. Pero Ranch añade a lápiz, al SCOTT, Walter (1771-1832) margen: «Trad. por Peregrín García Cadena y Da- 1828. La pastora de Lammermoor o La despo- mián Ferrer»} sada, novela histórica…trad. por L. C. B. Madrid, RICHARDSON, Samuel (1689‑1761) Sanz, 2 vols. 8º, 398 y 368 pp. [Ranch] 1846. Clara Harlowe, por Jules Janin. Madrid, 1829. Visión de don Rodrigo, romance inglés Espinosa y Cía., 4 vols.12º, 196, 197,194 y 190 de Sir Walter Scoth (sic), trad. libremente en ver- pp.(El libro se da como obra de Janin; solo en la so español por A. Tracia, Barcelona, Viuda e hijos introducción se alude a Richarson. Es una adapta- de Brusi, 16º, xi-120 pp. (El nombre del traductor ción) [Ranch] es anagrama del de Agustín Ricart; v. Amade, Bi- ROUSSEAU, Jean Jacques (1712‑1778) bliographie, p. 53. Palau lo equivocó en García, s. a. ¿1837? Julia…{o La nueva Eloísa} trad. de y el catálogo HS., donde hay ejemplar [845 Sc 3] Marchena, 2ª edición. Barcelona, Sauri, 3 vols. 8º, en Gracia. El prólogo es curioso, no tanto la tra- 392, 326 y 305 pp. [Ranch] ducción, verbalista y difusa). [BM, 11646. a. 68; ROYER, Alphonse (1803‑1875) Ranch] 1844. Catalina Corner, reina de Chipre…, trad, 1831. Carlos el temerario o Ana Geierstein, por don Francisco Ripoll y García, Madrid, Ramón hija de la niebla…, Madrid, Imp. de Jordán,2 vols. Riesco, 8º. {Nota 93 a pie de página, de Montesi- 8º, 172 y 176 pp. (Reseña en Cartas españolas, nos}: «Hay una curiosaimitación de esta novela: 1832, iv, p. 248) [Ranch] Los cruzados de Venecia o la fingida emperatriz. 1832. El castillo de Kenilworth o los privados Imitación del célebre bosquejo de Royer por don rivales en el reinado de Isabel de Inglaterra. Trad. Agustín Azcona, Madrid, J. Cruz González, 1837. por D. P[edro] H[iginio] B[arinaga], Valencia, Gi- [Ranch]. meno, 4 vols. 16º, [Ranch]. SAINT-PIERRE, Bernardin de (1737‑1814) 1840. El monasterio…, Trad. de L. de C. Ma- 1798. Pablo y Virginia, trad. por José Miguel de drid, Mellado, 2 vols. 8º, 410 y 437 pp. [Ranch] Alea, Madrid, Aznar, 12º, 6 pp. s. n. xxvi -250 pp. ANÓNIMOS [H. S. Ranch] Amelia (En el catálogo de Mompié, que acom- 1820. Votos de un solitario y su continuación, paña la edición de Maclovia y Federico, 1816 se

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cita una Amelia o los desgraciados efectos causa- de hombres. Madrid. M. de Burgos, 1826. 2 vols. dos por la demasiada sensibilidad, 12º; es posible 8º. (¿Novela?) La filosofía por amor o Cartas de que sea esta. Hay otra edición en Barcelona, Sau- dos amantes apasionados y virtuosos. Las da a luz rí,1843, 16º, 154 pp., trad. por D. Y. F. S. [Ranch] don Francisco de Toxar. Barcelona, Gaspar, s. a., 2 Corvino o el hombre prodigioso, puesta en es- vols. 12º, («Debió imprimirse hacia el año 1846»), pañol por el doctor don Luis Monfort, Valencia, dice Hidalgo, refiriéndose, sin duda, a sólo esta Cabrerizo, 1830, y otra vez en 1841, 16º, xxx-298 edición; debió de hacerse otra con gran anteriori- pp. [Ranch]. Parece una continuación de La fa- dad). Historia de Juana de San Remi o Aventuras milia de Vieland, no sé hasta qué punto original o de la Condesa de la Mota, Madrid, imp. Popular, traducción. V. antes PIGAULT-MAUBILLARCQ 1841, 8º. Juanita o La inclusera generosa. His- El fenómeno viviente. Novela francesa trad. por toria instructiva y divertida…, Barcelona, 1827, don J. M. V. Valencia Monfort, 1849, 16º 133 pp. 2 vols. 12º (Catálogo de Salvá. Hay otra edición [Ranch] de Barcelona, Garriga, 1835, 2 vols. 8º, i-128 y El fondo del alma, novela trad. al español, Va- ii-148 pp.) La sacerdotisa Druida y las ruinas de lencia, Monfort, 1850 16º, 48 pp. [Ranch]. Persépolis, Valencia, Cabrerizo, 1832, 16º, xii-234, pp. [Ranch]. La seducción y la virtud o Rodrigo y Al final de las 109 obras anónimas que inclu- Paulina, Valencia, Gimeno, 1829, 3 vols. 8º, xiv- ye Montesinos, hay una nota a pie de página, [la 222, 240, 278 pp. La solterona. Madrid. Unión comercial, 1843. 16º (Biblioteca continua). Tere- 110 suya], que dice así: sa la filósofa. Edición aumentada con El siglo de oro. Burdeos, 1812, 2 vols. (Tengo entendido que 110 «A esta lista de anónimos, muy incomple- hay una reimpresión moderna de López Barbadillo ta de seguro, añadiré en nota estos otros títulos de y M. Romero Martínez, Madrid, 1920). Virtud y novelas que no es seguro sean traducciones; por pasiones, o sea, Lidoro y Engracia. Novela intere- lo menos no me consta a ciencia cierta. Las añado sante por … Barcelona 1838, 8º. por exceso de escrúpulo. Amor y religión o La jo- ven griega. Valencia, Cabrerizo, 1830, 16º, VI-248 pp. Hay un libro francés de título muy análogo. Además de todas estas aportaciones impresas Amour et religión, de J. Lablée, 1803. Aventuras de Ranch, en la Introducción a una historia de del perrito de madama Espliegni, Madrid, 1807, la novela en España… de Montesinos; en el vo- 8º. Aventuras de Zapaquilda o Desgracias de una lumen de la segunda edición hay diversas anota- gata, escritas por ella misma y redactadas por mi. ciones, escritas a lápiz por mi padre, añadiendo Madrid, Mellado, 1841. 8º. (V. Bassonmpierre). todavía, años, títulos, o editoriales, como le co- Don Juan de Marana. Novela española, Madrid, munica en su última carta, en varios de los auto- 1848. 2 vols, 8º, (La extensión de la obra exclu- res incluidos en la obra. Algunas son ilegibles. ye el pensar que pueda tratarse de la novelita de Transcribo como ejemplo, los más importantes Mèrimé Les àmes du Purgatoire. Dada la popu- entre corchetes: laridad del drama de Dumas, no sería imposible que alguien se le ocurriera escribir un novelón so- bre el asunto,) Engaños de mujeres y desengaños GEORGE SAND. Andrés… 1837. [Ranch, 1858] – Lavinia 1851. [Ranch, 1869, 1874]

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GOETHE. Herman y Dorotea, ¿1812? (¿Con- cual en su prólogo también alude a la novela de fusión de fecha?. [Ranch, Cabrerizo, 1842] esa época, e incluye un corto párrafo del libro GUINOT, Eugene. Desgracias de un gigante. de Montesinos donde dice que:… «desde media- Trad. por El-Modhafer, Madrid. 1843. (Biblioteca dos del siglo xvii apenas hay novela que merez- continua. Contiene, además, La tarántula, versión ca este nombre…España no cuenta para nada en del mismo traductor).- [y La loca de Kilmarnock. Ranch] la historia de la novela durante el siglo xviii»… RICARD, Auguste. La diligencia o la berlina, Pero desde la perspectiva actual –según Pajares– el interior, la rotonda y la imperial. Anónimo. Va- podrían salvarse algunos autores de la debacle lencia, 1845 (Biblioteca de El Fénix, tomos vi‑vii). total: Isla, Torres Villaroel, Montengón, y otros [Traducida por Peregrin García Cadena y Adrián que no significaron ni significarían ahora nada.34 Ferrer. Ranch]. […] «El siglo xix permite que vean la luz por Para realizar este trabajo –además de trans- primera vez producciones dieciochescas que nues- cribir las cartas de los dos corresponsales, Mon- tros ilustrados habrían leído, a buen seguro, en tesinos y Ranch–, hemos utilizado, como se ha francés; tal es el caso de The Monk de Lewis y pue- de que algunas de Radcliffe, Roche y Helme. Pero visto, textos de varios escritores: Isabel García lo que predominará del siglo anterior será la novela Lorca (en realidad debo decir Ana Gurruchaga, de aventuras, en su sentido más amplio, o lo que puesto que es la verdadera escritora y editora de las refundiciones han dejado de ellas. Así, si echa- las Memorias de Isabel; que por cierto no vio ter- mos un vistazo al repertorio bibliográfico, [Pajares minada la publicación ni el prólogo de Claudio 2006] no nos sorprenderá que sean Defoe y Swif Guillén, al fallecer ella con anterioridad); de Vi- los que ocupen más registros, o mejor dicho, las cente Llorens, de Cecilio Alonso, de Manuel F. «versiones-adaptaciones» de Robinson Crusoe y Montesinos García-Lorca sobrino de J. F. Mon- de Gulliver’s Travels. Le siguen a la zaga, y en un tesinos y esposo de Ana Gurruchaga, y de mi caso les superan, novelas góticas (de aventuras al desaparecida amiga Mª Fernanda Mancebo de fin y al cabo) en las que predomina el final feliz, como son las de Ann Radcliffe, Regina M. Roche Peset. También para terminar, añado unos textos y Elizabeth Helme, todas ellas de segunda fila. Los de otro escritor y amigo, que están relacionados grandes clásicos, Fielding, Richardson, Sterne, con todo este tema novelesco decimonónico. Goldsmith, apenas logran una reimpresión. El gus- Me refiero al libro La traducción de la novela to del lector ha variado y se vuelve, por lo gene- inglesa del siglo xviii, del profesor Eterio Pajares ral, más liviano y menos dado a la moralización y de la Universidad del País Vasco, en Vitoria,33 el complejidad de los creadores de la novela moder- na inglesa. Sí se observan indicios, en épocas muy

33 Eterio Pajares Infante, La traducción de la novela inglesa del Siglo XVIII. Editor F. Galván. PortalEditions. Vitoria. Mayo 2010. 34 Entre ellos nombra a Húmara y Salamanca, pese a que está considerado el autor de la primera novela histórica española, Don Ramiro Conde de Lucena. [Archivo Ranch]. Ver Reseña de V. Llorens en «REVISTA HISPÁNICA MODERNA», XXXI, núm. 1-4. Hisp. Inst. Columbia University. New York (1965).

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concretas, de que se respiran aires nuevos» […]. trabajo, hará en el futuro, un estudio sobre la literatura novelística en España, traducida o no, «Se observa la progresiva secularización de la desde mediados del xx hasta por lo menos la lectura, ya que cada vez se traducen y leen me- mitad del xxi, teniendo en cuenta que a lo largo nos libros de temática religiosa y más de ficción de este periodo han aparecido diversos géneros. novelesca. De ésta predomina lo que podríamos Además del autóctono, (con censura incluida), la catalogar como lectura fácil; es decir, la novela de aventuras en su sentido más amplio aventaja a otro avalancha de la literatura suramericana, que no tipo de obras (filosófica, de crítica social, la con- tiene necesidad de traducción; y actualmente, las siderada literatura canónica) que requiere mayor traducciones de las lenguas del norte de Europa, concentración por parte del lector y un ejercicio de o las intrigantes de temática «vaticanística», las introspección capaz de «incomodar» a determina- de lengua catalana, vasca y gallega, o la moda de dos individuos y del que están libres las primeras» los «cómics», etc. […]. De cualquier modo, de todos aquellos que he nombrado aquí he aprendido mucho, por lo cual A Pajares, en sus investigaciones, le asombra les estoy sumamente agradecida. ■ ver la gran cantidad de versiones francesas de obras inglesas que hay en las bibliotecas españo- las; y también le ha llamado la atención observar el número tan elevado de traducciones en espa- ñol, que se encuentran en bibliotecas francesas. Luego habla, como todos los demás, de la maldi- ta censura para finalizar la Introducción:

«Qué duda cabe que la censura fue, como veremos más adelante, un lastre en la evolución de la cultura española en general y en el de la cultura traducida en particular. Ella no amaina en sus aguaceros, es capri- chosa en sus criterios y se retroalimenta de censores miopes, mal preparados, que leen novelas sin saber a qué género pertenecen y que se lanzan a la búsqueda de posibles «males» sin desfallecer hasta que los en- cuentran o inventan. Pero afortunadamente, el ingenio se agudiza y los libros extranjeros penetraron España por las vías más insospechadas, porque como dijo el conspicuo Mariano José de Larra, en las diligencias junto con los paquetes, viajan también las ideas». Es para mí una intriga pensar en qué perso- nalidad literaria, como las que incluyo en este Dossier Homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez DOSSIER

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nal rigor intelectual. Porque lo que todas estas Testimono de homenaje a universidades reconocen es, ante todo, la obra Adolfo Sánchez Vázquez del filósofo marxista de mayor lucidez crítica en el ámbito de la lengua castellana, autor de manuel aznar soler libros tan importantes como Las ideas estéticas gexel-cefid de Marx (1965), Filosofía de la praxis (1967), Universitat Autònoma de Barcelona Ética (1969), Estética y marxismo (1970), Sobre arte y revolución (1975), Ensayos sobre arte y A mi modo de ver, Adolfo Sánchez marxismo (1984) o Del exilio en México. Re- Vázquez, fallecido en México D. F. el 8 cuerdos y reflexiones (México, Grijalbo, 1991 y de julio del año 2011, ha sido, sin duda, uno 1997, segunda edición aumentada), que tuve el de los intelectuales de mayor calidad, rigor y honor de editar y prologar en 1997, con el títu- relevancia de nuestro exilio republicano de 1939. lo de Recuerdos y reflexiones del exilio, en una Lo escribo con admiración y afecto, pero creo publicación del Grupo de Estudios del Exilio que no cegado por la pasión sino impulsado por Literario (gexel) de la Universitat Autònoma de una profunda convicción. Barcelona (uab). Profesor emérito de Estética de la Univer- sidad Nacional Autónoma de México (unam) Los trabajos y los días desde 1985, filósofo marxista, poeta, ensayista Nacido en Algeciras (Cádiz) el 17 de septiembre y crítico literario, los reconocimientos interna- de 1915, pero criado en la Málaga de las van- cionales sobre su trayectoria intelectual han sido guardias artísticas y políticas de los años veinte incesantes durante los últimos años de su vida. y treinta (estudiante de primaria en una escuela Recordemos, por ejemplo, los doctorados «Ho- particular de El Palo; bachillerato en el Instituto noris Causa» otorgados por las Universidades de Segunda Enseñanza de Málaga, 1926-1931; li- de Buenos Aires (Argentina, 2002); La Habana cenciado en Magisterio por la Escuela Normal de (Cuba, 2004); Cádiz, Complutense de Madrid1 Málaga, 1932-1935), la primera vocación artística y uned (España, 1987, 2000 y 1993, respectiva- del joven Adolfo Sánchez Vázquez (ASV) fue la mente), Morelos, Guadalajara, Michoacana de de las letras, tanto la poesía como el periodismo. San Nicolás de Hidalgo, Nuevo León, Puebla y Recordemos que Málaga fue durante aquellos unam (México, 2005, 2004, 2002, 1994, 1985 y años vanguardistas una de las capitales poéticas 1998, respectivamente) como pruebas contun- españolas y en aquella Málaga de, por ejemplo, dentes del reconocimiento internacional de sus las revistas Ambos y Litoral –la Málaga de Ma- acreditados méritos científicos y de su excepcio-

1 Tuve el honor de asistir el 13 de diciembre de 2000 al solemne acto académico en el que Adolfo Sánchez Vázquez fue investido Doctor «Honoris Causa» en el Salón de Grados de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, universidad en cuya Facultad de Filosofía y Letras fue estudiante durante los años 1935 y 1936.

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nuel Altolaguirre y de Esteban Salazar Chapela, ridad –como la valenciana Nueva Cultura o pero sobre todo, para él, la Málaga de Emilio la madrileña Línea– en la vanguardia de las Prados y de Juan Rejano–, se inició ASV como revistas culturales republicanas que en 1935 escritor adolescente que muy pronto intervino ac- apelaban desde posturas de izquierda, unitarias tivamente en la lucha política.2 y frentepopulares, contra la amenaza históri- En efecto, aquel alumno de la Escuela Normal ca que representaba el fascismo internacional, de Málaga que ya en 1933 formaba parte del Blo- pero no sólo el nazismo hitleriano en Alema- que de Estudiantes Revolucionarios dentro de la nia o el fascismo mussoliniano en Italia sino ya Federación Universitaria Escolar (fue), ingresó también la Falange española. entonces en la Juventud Comunista y justamente Entre los colaboradores de la revista mala- bajo el epígrafe de «Literatura juvenil» publicó gueña Sur recordemos a Rafael Alberti, Manuel precozmente a los diecisiete años en la revista Oc- Altolaguirre, César Arconada, el cubano Ángel tubre (1933) su primer poema, titulado «Romance Augier, José Luis Cano, Jean Cassou, el nica- de la ley de fugas» y firmado con el seudónimo de ragüense Pablo Antonio Cuadra, María Teresa «Darín».3 Dos años después, ASV fundó en Má- León, Emilio Prados, Romain Rolland o Arturo laga junto a José Enrique Rebolledo (Enrique Sa- Serrano Plaja, una nómina que objetiva la cali- nin) Sur, «revista de orientación intelectual»4 que dad poética y la «orientación intelectual» de la respiraba el aroma de compromiso antifascista revista. Pero una nómina que refleja también las que el Primer Congreso Internacional de Escrito- nuevas amistades madrileñas de ASV, estudiante res para Defensa de la Cultura –celebrado en París de la Facultad de Filosofía y Letras de la Univer- en junio de 1935– había proyectado por todo el sidad Central de Madrid (estudios de Filosofía mundo con los discursos –entonces extraordina- y Literatura 1935-1936) que, a través de Emilio riamente célebres– de, por ejemplo, André Gide o Prados, iba a conocer allí personalmente no sólo André Malraux.5 a los entonces jóvenes escritores y poetas revo- La revista malagueña Sur se sitúa con cla- lucionarios españoles –la mayoría, militantes

2 El 27 de noviembre de 1992 ASV leyó un texto titulado «Reencuentro en Málaga» en el acto de entrega de la Medalla del Ateneo de la ciudad, texto que puede leerse en Recuerdos y reflexiones del exilio, edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler. Sant Cugat del Vallès, Associació d’Idees-gexel, colección Sinaia-2, 1997, pp. 139-141. 3 Octubre, Madrid, 3 (agosto-septiembre de 1933), p. 26. Este romance está fechado en «Málaga, julio 1933». A partir de aho- ra, ahorro al lector las referencias bibliográficas de los poemas, artículos y ensayos de ASV y les remito a «Adolfo Sánchez Vázquez, poeta y crítico literario», estudio introductorio a mi edición de sus Recuerdos y reflexiones del exilio, op. cit., pp. 5-28. 4 Contamos felizmente con una reedición facsímil de la revista (Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 1992), con «Introducción» de María Dolores Gutiérrez Navas (op. cit., pp. s/n). El número inicial de Sur apareció en diciembre de 1935 y en él publicó ASV su poema «Número» (op. cit., p. 12), no recogido en su libro El pulso ardiendo pero sí ahora en «Poesía en vela (1933- 1936)», sección primera de su Poesía (Málaga-México, Centro Cultural de la Generación del 27-Fondo de Cultura Económica, 2005, pp. 49-50), con un «Prólogo» de María Dolores Gutiérrez Navas (op. cit., pp. 13-42). 5 He reunido todos los materiales documentales en I Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura (París, 1935). Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de la Generalitat Valenciana, 1987, 2 volúmenes.

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comunistas, como Alberti, Antonio Aparicio, Ar- Octubre el «Romance de la muerte del cama- conada, Miguel Hernández, José Herrera Petere, rada Metralla», dedicado a Francisco Villodres María Teresa León, Ramón J. Sender o Serrano Rodríguez, militante de las jsu de Málaga caído Plaja– sino también al chileno Pablo Neruda o al en combate; o «Romance de la defensa de Má- mexicano Andrés Iduarte. laga», recopilado junto a otros suyos en el Ro- Antes de la guerra civil ASV compuso los poe- mancero General de la Guerra de España. Pero mas de El pulso ardiendo que, según afirma el la heroica resistencia popular del pueblo mala- propio autor en la dedicatoria del libro, «fueron gueño no pudo impedir la caída de la ciudad escritos en España, ya en vigilante y dramática andaluza y en la revista Hora de España publi- espera de la tragedia colectiva de mi patria». Aun- có ASV la prosa «Málaga, ciudad sacrificada», que, al parecer, Altolaguirre quiso editarlos antes testimonio narrativo de quien se presentaba de julio de 1936 en su colección Héroe, el libro se como «testigo presencial del doloroso éxodo de publicará, sin embargo, ya en su exilio mexicano la población civil». Y, además, en El Mono Azul y, por ello, el poeta se apresura a añadir en unas –la «hoja semanal de la Alianza de Intelectua- palabras fechadas en «Morelia, mayo de 1942» les Antifascistas para la Defensa de la Cultura» que, «al salir a la luz, las dedico al pueblo a quien de Madrid–, la prosa «José María Tavera, poeta debo el tesoro que más aprecio: una salida a la mártir», dedicado a una víctima de «la tragedia angustia y a la desesperanza».6 de Málaga», de ese «terrible éxodo» iniciado Durante la guerra civil ASV fue un miliciano, durante la noche del 7 de febrero de 1937. un comisario del Ejército Popular que, a la vez, A bordo del Sinaia, el 13 de junio de 1939, Sán- desempeñó funciones relevantes en la prensa. chez Vázquez, derrotado pero no vencido, llegó Así, fue director en Madrid de Ahora, el órga- junto a sus camaradas comunistas Pedro Garfias y no de expresión de las Juventudes Socialistas Juan Rejano al puerto de Veracruz y se integró in- Unificadas (jsu), y asistió por ello al Segundo mediatamente en algunas de las iniciativas culturales Congreso Internacional de Escritores para la impulsadas por la intelectualidad republicana exilia- Defensa de la Cultura –celebrado en Valencia, da. Iniciativas que no eran sino una manera de seguir Madrid, Barcelona y París en julio de 1937–, en luchando en México por la causa republicana y de- donde conoció a los escritores mexicanos Oc- mocrática contra la victoria en 1939 de la dictadura tavio Paz, Elena Garro y Juan de la Cabada.7 militar franquista en España: «España que perdimos, Y siguió, naturalmente, publicando poemas – no nos pierdas», verso que escribiera Garfias a bordo romances, sobre todo–, como en la malagueña del Sinaia en su poema antológico «Entre España y

6 Adolfo Sánchez Vázquez, Poesía, op. cit., p. 53. 7 Sobre el tema puede consultarse mi libro República literaria y revolución (1920-1939). Sevilla, Renacimiento, 2010, 2 volúme- nes, 1001 páginas. Por otra parte, puede consultarse mi edición de los Materiales documentales del Segundo Congreso Internac- ional de Escritores para Defensa de la Cultura (Valencia-Madrid-Barcelona-París, 1937). Sada-A Coruña, Ediciós do Castro, 2009, 606 páginas.

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México».8 En la revista España Peregrina –la revista fundamentalmente a través de las publicaciones del creada por la Junta de Cultura Española, que presi- Partido Comunista de España (pce), en el que milita dían José Bergamín, Josep Carner y Juan Larrea– y en el que, como dirigente, va a responsabilizarse publica unos fragmentos de su «Elegía a una tarde de «las fuerzas de la cultura», precisamente de los de España» y en la revista mexicana Taller, dirigida intelectuales. Por ejemplo, en Nuestro Tiempo, «re- por Octavio Paz, varios sonetos de El pulso ardien- vista española de cultura», publica un artículo titu- do antes de su edición en libro. Al mismo tiempo, lado «Antonio Machado, su poesía y su España»; el es miembro del consejo de redacción de la revista texto de una conferencia sobre «Los trabajos de Sta- Romance, del que también formaban parte sus ami- lin sobre la lingüística y los problemas del materia- gos José Herrera Petere, Miguel Prieto, Juan Rejano, lismo histórico» y un «Romance español de Lenin», Antonio Sánchez Barbudo y Lorenzo Varela. tributo inevitable de la musa comunista de entonces En Romance publicó ASV dieciséis colabo- a sus profundas convicciones políticas en aquellos raciones, dos ensayos y catorce reseñas críti- duros años de la llamada «guerra fría». cas de libros, entre las cuales destaquemos un ASV tuvo una función muy relevante en el im- par dedicadas a obras de escritores españoles pulso a las actividades de la Unión de Intelectuales exiliados: Tres en uno, texto dramático de Juan Españoles (uie) de México, de la cual fue uno de Bartolomé de Roxas (José Rubia Barcia); y La sus vicepresidentes –junto a José Giral, Honorato rama viva, libro poético de Francisco Giner de de Castro, Max Aub, Carlos Velo y Moisés Ba- los Ríos Morales. rrio Duque– y en cuyo Boletín –del que fue en la Tras la desaparición de Romance, la vocación práctica segundo director, aunque constara la uie poética y ensayística de ASV siguió manifestán- en México–, publicó un texto a la muerte del pin- dose en revistas como Las Españas –con un texto tor Miguel Prieto, «amigo y camarada». También, en homenaje a Antonio Machado– o al colaborar con motivo del 75 cumpleaños del poeta, escribió en el único número de Ultramar (junio de 1947) un ensayo sobre «Vieja y nueva canción de León con dos reseñas críticas, dedicada una de ellas a Felipe» –presidente de la uie de México–, en don- Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. de sale al paso de su supuesta conversión religiosa Mientras tanto, había reanudado sus estudios uni- para reivindicar, en cambio, su carácter prometei- versitarios con una Maestría en Letras Españolas en co. Finalmente, en este Boletín de la uie mexicana la unam (1943-1946), seguida luego por una Maes- aparecen cuatro sonetos titulados «Destierro» y el tría en Filosofía en la misma universidad (1950- poema «Afirmación de amor».9 1952). Pero a partir de los años cincuenta las cola- Pero, superadas las dificultades económicas boraciones de ASV en revistas exiliadas se realizan derivadas de sus responsabilidades familiares

8 Pedro Garfias, «Entre España y México», en Poesías completas, edición de Francisco Moreno Sáez. Madrid, Editorial Alpuerto, 1996, pp. 297-298. 9 En la Biblioteca del Exilio que publica la editorial Renacimiento de Sevilla se ha publicado en 2008 la reedición facsímil de este

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y abandonado definitivamente el proyecto de tual que, por fortuna, es ya mucho más conocida escribir una tesis de grado sobre El sentido del y que –además de más de trescientos artículos tiempo en la poesía de Antonio Machado, ASV, y ensayos publicados en las más prestigiosas tras ejercer entre 1952 y 1955 como Profesor revistas internacionales– comprende hitos de Ayudante del doctor Eli de Gortari en la cátedra madurez intelectual tan espléndidos como Escri- de Lógica Dialéctica de la Facultad de Filoso- tos de política y filosofía(1987), Invitación a la fía y Letras de la unam, obtuvo en 1955 –a los estética (1992), Cuestiones estéticas y artísticas cuarenta años– la Maestría en Filosofía con una contemporáneas (1996), Filosofía y circunstan- tesis titulada Conciencia y realidad en la obra cias (1997), De Marx al marxismo en América de arte y, posteriormente, el Doctorado en Fi- Latina (1999), El valor del socialismo (2000), A losofía en 1966 con una tesis Sobre la praxis, tiempo y destiempo. Antología de ensayos (2003) trabajos ambos que merecieron la máxima cali- o De la estética de la recepción a una estética de ficación. A partir de ese momento, y vinculada a la participación (2005).10 su militancia comunista –sin olvidar su actividad Ni que decir tiene que, frente a la precocidad académica en la unam desde 1955 como profesor del poeta adolescente que publica su primer poe- de Filosofía (Ética, Filosofía de la Historia, His- ma a los diecisiete años, este retraso de su obra toria de la Filosofía, Filosofía Política)–, la esté- intelectual, el hecho de no haber podido publicar tica marxista se convierte en su principal campo su primer libro académico hasta los cincuenta de investigación, como evidencian sus colabo- años, se explica por la propia situación de exilio raciones en revistas como Nuestras Ideas –«So- y por la dedicación de ASV, desde su militan- bre el realismo socialista», un ensayo de 1958–, cia comunista, a la lucha política y al activismo Realidad –«Ideas estéticas en los «Manuscritos cultural. Sin embargo, su dedicación profesional económico-filosóficos» de Marx», de 1963– o a la filosofía y a la estética ha seguido siendo Cuadernos Americanos, en donde publica «Esté- compatible a lo largo de los años con su práctica tica y marxismo» en el número correspondiente de la poesía y de la crítica literaria. Poetas como a septiembre-octubre de 1964. Y por fin en 1965, Juan Rejano o Miguel Hernández –sin olvidar la a los cincuenta años, ASV publica su primer li- lectura comentada por parte del propio autor de bro, Las ideas estéticas de Marx, inicio de una algunos poemas inéditos en un congreso celebra- fecunda y muy valiosa obra filosófica e intelec- do en El Colegio de México sobre nuestra poesía

Boletín de Información de la Unión de Intelectuales Españoles de México (1956-1961), con prólogo («Unión de Intelectuales Españoles en México. Recuerdos») de Federico Álvarez Arregui [pp. lxxix-lxxxii] y un estudio introductorio mío titulado «La Unión de Intelectuales Españoles en México (1947-1956)» [pp. xxiii-lxxviI]. 10 Prueba de ese reconocimiento institucional son los dos volúmenes de estudios y ensayos colectivos editados en 1995 por la unam: Adolfo Sánchez Vázquez: los trabajos y los días (semblanzas y entrevistas), edición de Federico Álvarez; y En torno a la obra de Adolfo Sánchez Vázquez (Filosofía, Ética, Estética y Política), edición de Gabriel Vargas Lozano.

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allá exiliada–11 constituyen pruebas contundentes 1970 por Manuel Sacristán de los escritos de An- de que su interés por la literatura, tanto por la crea- tonio Gramsci fue otra iluminación intelectual, a la ción como por la crítica, sigue vivo. Y, en este sen- que siguió posteriormente la experimentada ante el tido, quiero resaltar, por su calidad e interés, un her- pensamiento de Walter Benjamin–, a aquel aprendiz moso texto sobre «La utopía de don Quijote» porque marxista de historiador literario el libro de ASV le en él ASV acierta a expresar, a mi modo de ver con deslumbró y sintió desde entonces por su autor una suma claridad, esas vinculaciones entre estética, profunda admiración intelectual. Admiración que filosofía y política que singularizan tan inteligente- no fue sino creciendo con el tiempo y con el mejor mente, por su rigor y profundidad, el pensamiento conocimiento de su vasta y valiosa obra. Porque a dialéctico de un ensayista literario que sostiene que Las ideas estéticas de Marx siguió inmediatamente debemos leer la inmortal novela cervantina, «en los la lectura de los dos tomos de Estética y marxismo, tiempos desencantados de hoy, como una utopía».12 que se convirtieron a partir de ese momento en ins- trumentos críticos, en materiales de trabajo para la Testimonio de homenaje reflexión y la interpretación. Y es que, lejos del so- ciologismo barato y del mecanicismo vulgar, lejos El primer libro que leí de ASV fue Las ideas estéti- del dogmatismo estrecho del canónico «realismo cas de Marx. Conservo un ejemplar de su segunda socialista», el mayor atractivo del talante crítico de edición, aparecida en México en 1967, y recuerdo ASV («la crítica es la cortesía del filósofo») consis- perfectamente que lo leí en 1971, cuando era un tía en que cuestionaba con penetración y rigor la or- estudiante antifranquista interesado en los proble- todoxia marxista dominante. mas de la estética marxista que se iba formando Pero no era casualidad que todos esos libros de sin maestros, una característica generacional en Gramsci o de ASV estuvieran publicados por edito- aquellos años radicales y residuales de la dictadura. riales mexicanas (Siglo xxi y Era, respectivamente), Pero lo que aún recuerdo con mayor intensidad es el como tampoco era casual que el autor de Las ideas impacto que su lectura me produjo: estaba ante un estéticas de Marx no fuese catedrático en ninguna verdadero sabio, es decir, ante una persona que era universidad de aquella España franquista. ASV era capaz de explicar con claridad cuestiones complejas un exiliado republicano, un intelectual marxista, un sin perder por ello ni un ápice de rigor intelectual. dirigente comunista, un catedrático de Estética en la A aquel estudiante de literatura, formado de manera lejana unam que pertenecía, por tanto, a ese mundo autodidacta en la lectura de una tradición marxista mítico de nuestro exilio republicano de 1939. clásica que incluía muy particularmente entonces Un mundo lejano físicamente pero muy próximo a Gramsci –la lectura de la antología preparada en

11 Adolfo Sánchez Vázquez, «Mi trato con la poesía del exilio», en aa.vv., Poesía y exilio. Los poetas del exilio español en México, edición a cargo de Rose Corral, Arturo Souto Alabarce y James Valender. México, El Colegio de México, 1995, pp. 407-414. 12 Adolfo Sánchez Vázquez, «La utopía de Don Quijote», en aa.vv., Guanajuato en la geografía del Quijote (Cuarto Coloquio Cer- vantino Internacional). Guanajuato, Gobierno del Estado de Guanajuato, 1991, pp. 11-25; reproducido posteriormente en A tiempo y destiempo. Antología de ensayos, prólogo de Ramón Xirau. México, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 531-544.

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espiritualmente, ya que algunos teníamos la convic- pueden enseñar algo más que sus conocimientos de ción de que aquellos intelectuales republicanos exi- alguna materia específica. No abundan los «maes- liados constituían el eslabón perdido que nos vincu- tros» porque es una cuestión de calidad intelectual laba a nuestra tradición cultural y democrática más y moral que no puede enseñarse ni aprenderse, pero inmediata –la de la Segunda República–: un mundo que se desprende naturalmente de quien la posee y con el que era urgente y necesario entrar en contac- se convierte además en estímulo para quien la reco- to. Así, seis años después de muerto el dictador, en noce. Y el talante intelectual y moral que simboliza agosto de 1981, ya profesor no-numerario de la uab, ASV es el talante colectivo de nuestra mejor tradi- pude conocer personalmente a ASV en mi primer ción cultural: la tradición de nuestro exilio republi- viaje a México. Nos citamos en la cafetería de la cano de 1939. Porque lo que me sigue resultando librería Gandhi del Distrito Federal y recuerdo per- admirable en el «maestro» Sánchez Vázquez es la fectamente la impresión agridulce que ese encuen- coherencia entre su vida y su obra, su fidelidad teóri- tro personal me produjo: por una parte, la alegría de ca y práctica hasta la muerte a los valores por los que haber conocido –o mejor, re-conocido– la calidad en 1939 hubo de exiliarse. Lo explica con palabras intelectual y humana de un exiliado republicano que luminosas el propio autor: era un dirigente comunista y un símbolo de dignidad ética; pero, por otra, la tristeza de que, por exiliado, El significado político del exilio no puede separarse ese encuentro me había permitido aumentar mi co- de su dimensión moral. La persistencia en la defensa lección particular de maestros perdidos. de los ideales republicanos de libertad y democracia, Digo «maestro» y me refiero a esa condición la lealtad a la causa por la que se luchó en España y la que pocas personas poseen y que se mide por su entrega seria y responsable al trabajo en compañía de capacidad de transmitir no sólo conocimientos sino los mexicanos, era también una cuestión de dignidad.13 también, y a la vez, valores, actitudes, gustos, ideas, inquietudes, reflexiones, preguntas, convicciones, Por esta ejemplaridad política y moral, por esta calidades. «Maestro» sólo puede ser el intelectual actitud de dignidad, por la calidad científica de su que posee una enorme autoridad moral que, en el obra intelectual y por compartir nuestra reivindica- caso de ASV, procede de la ejemplar dignidad de su ción de la memoria frente al olvido, Adolfo Sánchez trayectoria personal. Una dignidad por la que ha te- Vázquez fue invitado como ponente al Primer Con- nido que pagar un precio histórico tan alto como el greso Internacional sobre El Exilio Literario Espa- exilio, como la tragedia del desarraigo, un tema que ñol de 1939, organizado por el gexel en el Auditorio tan lúcidamente ha acertado a explicar en su magis- de la Facultad de Letras de nuestra uab en noviem- tral ensayo «Fin del exilio y exilio sin fin». Pocos bre de 1995. Y aunque, por razones personales, ASV escritores valen más que sus libros, pocos profesores no pudo finalmente aceptar nuestra invitación, como

13 Adolfo Sánchez Vázquez, «Significación del exilio español en México», en aa.vv., Cincuenta años de exilio español en Puerto Rico y el Caribe, 1939-1989. Memorias del Congreso conmemorativo celebrado en San Juan de Puerto Rico. Sada-A Coruña, Ediciós do Castro, 1991, p. 77; reproducido en Recuerdos y reflexiones del exilio, op. cit., pp. 73-74.

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una manera de presencia espiritual elegimos como do 18 de diciembre de 1999 nuestros invitados de lema de aquel Congreso la última frase de su ensayo honor fueron Adolfo Sánchez Vázquez y Manuel «Fin del exilio y exilio sin fin», aquella en la que el Vázquez Montalbán y ante ellos aquel coordinador autor, con la concisa claridad de su sabiduría, acierta general anunció una nueva utopía para el siglo xxi: a poner el dedo en la llaga y apunta con palabras la- la creación de la Biblioteca del Exilio, utopía que pidarias al corazón del problema: ambos compartieron con convicción porque, como acertó a decir Vázquez Montalbán, las utopías no Lo decisivo es ser fiel –aquí o allí– a aquello por lo son sino un catálogo de necesidades insatisfechas.15 que un día se fue arrojado al exilio. Lo decisivo no es Hoy, gracias a la generosa solidaridad de Isaac estar –acá o allá– sino cómo se está.14 Díaz Pardo (Ediciós do Castro) y de Abelardo Li- nares (Editorial Renacimiento), esa utopía es una Sin embargo, el 20 de octubre de 1997 tuve la hermosa realidad que cuenta ya con más de sesen- profunda satisfacción de presentar en el Institut ta títulos y en ella he tenido el honor de publicar Català de Cooperació Iberoamericana –con la par- una edición de los artículos y ensayos literarios de ticipación del autor– mi edición de los Recuerdos y Adolfo Sánchez Vázquez.16 reflexiones del exilio, de Adolfo Sánchez Vázquez, Me consta, a través de los testimonios de su hija en un acto en el que intervinieron también Gregorio Aurora y de Federico Álvarez, que Adolfo Sánchez López Raimundo –mítico antiguo secretario general Vázquez, contra viento y marea, fue dictando en los del Partit Socialista Unificat de Catalunya psuc( )– y últimos años de su vida sus memorias y me apre- Manuel Vázquez Montalbán. Seis días antes, el 14 suro a añadir que creo que las memorias de Adolfo de octubre, habíamos hecho lo propio en el Instituto Sánchez Vázquez, por todas las razones expuestas de México en España en un acto en el que participa- anteriormente, deben publicarse algún día. Porque ron además José Luis Abellán y Reyes Mate, mode- esas páginas constituyen la memoria escrita de un rados por Javier Muguerza. intelectual que, entre la acción y la reflexión, entre Pero uno de los momentos más emotivos y en- el deseo y la realidad, ha sido protagonista activo y trañables en mi memoria histórica personal tuvo testigo crítico de las experiencias históricas, políticas por escenario el castillo de Collioure en la sesión y culturales más apasionantes de nuestro siglo xx. de clausura del Congreso plural Sesenta Años Des- Hasta siempre, maestro, con mi admiración, pués, del que fui coordinador general. Aquel sába- afecto y amistad. ■

14 Adolfo Sánchez Vázquez, «Fin del exilio y exilio sin fin», en Recuerdos y reflexiones del exilio, op. cit., p. 47. 15 Una explicación más detallada de aquel Congreso plural Sesenta años después puede hallarse en mi «Introducción» a aa.vv., Las literaturas del exilio republicano de 1939, edición de M. Aznar Soler. Sant Cugat del Vallès, Associació d’Idees-gexel, 2000, tomo I, pp. 11-27. 16 Adolfo Sánchez Vázquez, Incursiones literarias, edición, estudio introductorio («ASV, poeta, ensayista y crítico literario», pp. 13-53) y notas de Manuel Aznar Soler; presentación (pp. 9-10) de Federico Álvarez Arregui. Sevilla, Renacimiento, Biblioteca del Exilio-35, 2008 (edición mexicana: México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, 2009).

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teoría marxista y conocedor profundo de los Mi tío Adolfo vericuetos de la Ética y la Estética. Para mí era simplemente el tío Adolfo, el marido eterno de francisco rebolledo la tía Nena, el querido cuñado de mis padres, Para Nenita, Fito y Quique el sufrido yerno de mi feroz abuela, el padre de mis primos, y según pude averiguar ese día que Hace casi seis años mi tío Adolfo organizó manejó rumbo a Cuernavaca por primera vez, una gran comilona para festejar sus noventa un lamentable conductor. años. Fue en un restaurante de Tlalpan, muy Lo veía en la mesa de honor, pensativo, escu- cerca de la salida a Cuernavaca. El inmenso chando concentrado al rector. Y lo veía entonces salón estaba atiborrado: mi tío había invitado a cuarenta y cinco años antes, sentado a la mesa la familia, que es muy numerosa, y a sus amigos, del comedor de su casa, pensativo, escuchando que son muchísimos más. Lo recuerdo muy bien, concentrado a mi primo Fito, quien disertaba ve- sentado al centro de la mesa de honor, flanqueado hemente sobre la flamante Revolución Cubana. por el rector de la unam y el embajador de Cuba A mí me fascinaba (y aún me fascina) escuchar en el país en aquel entonces. Su lacio cabello, a mi primo, pues tenía el don de expresarse de ya casi blanco pero aún muy abundante, como forma clara y amena, y sabía tanto de la joven siempre, estaba peinado hacia atrás; sus gruesos Revolución que cualquiera que lo escuchara ju- anteojos de miope, como siempre, agrandaban raría que estuvo al lado de Fidel durante toda la sus generosos ojos; su sonrisa, como siempre, contienda. Como yo, mi tío Adolfo escuchaba esbozaba una cierta timidez, y su voz, como embobado a su hijo. Ese día descubrí la enorme siempre, sonaba grave, dulce y armónica, con un veneración que sentía por su primogénito. Pero sutil dejo andaluz. tuvieron que pasar varios años para que descu- «Es increíble que haya cambiado tan poco», briera de dónde había sacado mi primo tanta cul- pensaba mientras lo veía y evocaba en mi me- tura y tanta inteligencia y, de paso, descubriera moria recuerdos muy lejanos. «Esta pera me quién era Sánchez Vázquez. la como, Nenilla», decía mi tío Adolfo, rígido Fue a mediados de los setenta en la librería tras el volante (que parecía una rueda de bici- Gandhi. Habían invitado a mi tío a impartir una cleta) del vetusto y gigantesco Mercury beige conferencia sobre el exilio español. Iba de traje que recién había comprado y que era el primer gris, impecable, primera cosa que me llamó la coche que entraba a la familia. Yo tenía diez atención, pues yo siempre lo había visto en su años entonces y estaba lejos de sospechar que casa, por lo general los domingos, vestido infor- mi tío Adolfo también era el Dr. Sánchez Váz- mal y en mangas de camisa. Pero lo que real- quez, uno de los más temidos, respetados y ad- mente me sorprendió (y cautivó) fue su charla. mirados maestros de la Facultad de Filosofía y Con esa voz suave y ligeramente andaluza que Letras de la unam, autoridad inapelable en la mencioné arriba y que tanto me recordaba a mi

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padre, nos narró durante más de una hora las vi- y sus acompañantes, dijo Sánchez Vázquez algo cisitudes de un transterrado; la historia de un jo- parecido a esto: «Mientras existan las terribles ven estudiante de filosofía que vio interrumpido desigualdades e injusticias que asolan al mun- un destino previsible porque se atravesó en su ca- do, mientras haya un alma joven que se indigne mino, y en el de tantos otros, una terrible guerra por ello y luche por cambiarlo, los ideales del incubada en los salones de los poderosos y en socialismo democrático y con ellos la filosofía de los palacetes de la jerarquía de la Iglesia católica Carlos Marx seguirán vigentes…» Así era mi tío. española. Dejó los libros por las armas y luchó Ahora, ya en el atril, se cambiaba las gafas y en esa terrible conflagración, tal vez la que mar- acomodaba un fajo de hojas escritas a máqui- có como ninguna otra el futuro del siglo xx y lo na con una letra gigantesca, pues su vista, tras que llevamos del xxi. La derrota lo expulsó de su noventa años de vida y un sinfín de libros que país y lo lanzó a México que, generoso, lo aco- desfilaron frente a ella, estaba casi agotada. Y gió junto a muchos otros. Aprendió a amar a su se me vino entonces a la mente la imagen de mi nueva patria tanto o quizá más que a la antigua; tío leyendo el pequeño ensayo que había escri- allí estableció su hogar, allí nacieron sus hijos y to para presentar mi primera novela. Fue uno de allí vertió, para fortuna nuestra, su enorme talen- esos proverbiales actos de generosidad de Sán- to y su no menos enorme don para la enseñanza. chez Vázquez. Ya antes de terminar Rasero había Como le ha ocurrido infinidad de sus alumnos pensado en pedirle a mi tío que me la presenta- después de haberlo escuchado por primera vez, ra. No se me ocurría un padrino mejor. Lo hice desde entonces quedé prendado de mi tío por su con cierta timidez. Al oír la petición, mi tío me sabiduría, su elocuencia, su rectitud y su natura- miró un tanto sorprendido y receloso: como me leza profundamente humana. había ocurrido antes con relación a él, Sánchez Recordaba, ahora que se dirigía al atril que Vázquez no tenía una idea muy clara de quién habían instalado en el restaurante para leer un era su sobrino. Lo ubicaba como un muchacho discurso, cuando lo vi por televisión en uno de bastante parlanchín y dedicado a la enseñanza de los programas de la serie que había organizado la química y otras ciencias. Pero al fin y al cabo Octavio Paz para «celebrar» la caída del muro de aceptó; le entregué feliz un tambache de más de Berlín y el advenimiento de una era sin potencias mil cuartillas mecanografiadas, y me di la vuel- comunistas en Occidente. Él y Castoriadis fueron ta para no ver su previsible expresión. Llegó el los únicos que no compartieron el entusiasmo del gran día y mi tío se portó como el presentador anfitrión y los demás invitados, muchos de ellos de lujo que era. Primero advirtió a la audiencia pensadores de izquierda en su juventud que ya que había aceptado un poco a regañadientes la hacía mucho tiempo habían marcado su distan- encomienda, pues no tenía el menor antecedente cia frente al marxismo. A diferencia de ellos, mi de su sobrino como escritor y temía que Paquito tío no renegó de él; al contrario: ante a la mi- resultara ser un químico con aspiraciones fallidas rada intrigada y un tanto contrariada del poeta de novelista. Si era el caso, se sentía obligado

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a decirlo pues, «como diría Aristóteles refirién- dose a Platón: quiero mucho a mi maestro, pero quiero más a la verdad…» Por fortuna la novela le gustó e hizo una espléndida exégesis de ella, que guardo como uno de los más valiosos teso- ros de mi egoteca. Por fin comenzó su discurso. Agradeció la presencia de todos; recordó, por supuesto, a su entrañable compañera de toda la vida, mi tía Au- rora, quien, aunque ausente desde hacía varios años, yo sabía muy bien que seguía incrustada en el alma de mi tío; y dedicó una mención especial y muy cálida a sus hijos y a sus nietos, responsa- bles, según él, de lo mucho o poco bueno que ha hecho en esta vida. Por último, hizo un somero análisis de la situación actual de la filosofía mar- xista, y esbozó proyectos y programas para el fu- turo. Esto último me conmovió hasta la médula: un hombre con noventa años a cuestas hablan- do entusiasmado de los retos que le deparaba el futuro a su actuar profesional. Con lágrimas en los ojos pensé que mi tío Adolfo, con su con- gruencia, su rectitud, su nobleza, me había dado muchas lecciones de vida. Pero esta última fue una lección definitiva e inolvidable: el anciano catedrático hablaba del futuro con el entusiasmo y las esperanzas de aquel joven que abandonó la Universidad de Madrid para combatir por su patria y sus ideas. Comprendí que seguía siendo el mismo… ■

Jiutepec, Mor., 13 de julio de 2011

Carles Fontserè Apunte del natural. Campo de concentración de Les Haras de Perpiñán (1939)

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Adolfo Sánchez Vázquez: sofo Héctor Subirats? He aquí la respuesta: Efectivamente son cincuenta años de mi el marxista vida los que están vinculados con el marxismo, tanto en el terreno práctico como en el terre­no adolfo sánchez rebolledo teórico. En esos cincuenta años, a través de mi modesta persona, en cierto modo se puede re- gistrar lo que ha sido un periodo de la historia En ocasión de los ochenta años de Adolfo del marxismo; he conocido el desenvolvimien- Sánchez Vázquez, la Facultad de Filosofía y to del marxismo en diferentes fases; he vivido Letras de la unam, publicó en 1995, Los tra- en mi juventud toda la época de un marxismo bajos y los días (Semblanzas y entrevistas) un dogmático, institucionalizado, sectario, que se libro en el que se recogen, como dice Federico conver­tía, en contra de lo que Marx pensaba, Álvarez, editor del volumen, los «discursos a en una negación de su espíritu­ crítico; he vivi- campo abierto», es decir aquellos textos, los do después el desarrollo del marxismo a través artículos, las entrevistas o las conferencias de la experiencia, aunque no personalmente, de dictadas fuera de la propia Universidad y, por los sistemas que se­ han construido en nombre tanto, pensadas para un lector más amplio y del marxismo. La conclusión a que lle­go, des- diverso. Se reúnen también las reflexiones pués de todo ese largo periodo, es que muchas críticas sobre la obra del autor que abarca una esperanzas, muchas ilusiones se han venido amplia temática e incluye a numerosos auto- abajo, justamente al ver cómo, en nombre del res. En fin, es un libro muy útil pues invita marxismo, se han cometido desafueros que son a leer la extensa obra filosófica, política y li- su ne­gación misma. Pero, naturalmente, esto teraria de Sánchez Vázquez, subrayando sus ha hecho mi espíritu más crítico y, por tanto, aspectos más vivos, su actualidad. Por ejem- más marxista, pues el marxismo, en definitiva, plo: a mediados de los años ochenta, antes del como Marx lo concibió, es inconcebible sin la derrumbamiento del entonces llamado socia- crítica y la autocrítica. Estas experiencias nega- lismo real, el marxismo atravesaba por una tivas, que la práctica, la realidad ofrece, me han crisis que hizo a muchos abandonarlo como hecho más crítico con respecto a las diferentes una teoría inservible. La vitalidad de otros experiencias, ideas o teorías. Desde mi punto tiempos se había apagado casi por completo, de vista, el marxismo ha caducado en una serie no obstante el imposible impulso reformador de aspectos. Hay tesis que no se han confirma- surgido en la Unión Soviética. ¿Tenía sentido do, que la realidad ha refutado, pero en ese caso ser y llamarse marxista en esas condiciones? hay que hacer lo que ha­bría hecho el propio ¿No pesaba demasiado la «sombra del escep- Marx: no tratar de ajustar la realidad a las tesis ticismo» como, en homenaje a Montaigne, en que tratamos de explicarnos, sino forjar nue- 1985 le cuestiona a Sánchez Vázquez el filó- vas tesis que traten de explicar esa realidad. En

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mi opinión, el marxismo es fundamental­mente un régimen injusto, pese a las ventajas y logros una teoría que pretende explicar, comprender el sociales que hayan podido obtener los trabaja- mundo, para contribuir a transformarlo. De esta dores en todo este tiempo. Por lo tanto, mien- forma, en cuanto que subsiste la necesidad de tras exista el capitalismo, sigue siendo necesa- transformar un mundo en el que rige la opre- ria una alter­nativa no capitalista que dé solu- sión, la ex­plotación del hombre por el hombre, ción a los problemas de injusticia, desigualdad la explotación de los pueblos, me parece que el y explotación que este sistema, por su propia objetivo fundamental del marxismo es hoy tan naturaleza, no puede resolver. Independiente- válido o más de lo que fue en sus comienzos. mente de que en este momento concreto este Creo por esto que hay que desarrollar un espíri- ideal, en cierto modo, haya sido desacreditado tu crítico, así como cierto escepticismo, un es- por las experiencias negativas de lo que se ha cepticismo que habría aprobado Marx: recuér- hecho en su nombre y no se den las condiciones dese su respuesta al cuestionario que le presen- o no haya fuerza para abanderarlo, el socialis­ tó una de sus hijas: hay que dudar de todo. Así mo en su esencia es necesario y deseable. Y no pues, la duda, no una duda absoluta, sino una sólo por razones po­líticas o económicas, sino duda metódica, hasta que se compruebe lo que también por razones incluso morales. se está sosteniendo, es siempre muy provechosa y legítima. Así las cosas, una dosis de escepti- cismo frente a todo dogmatismo, y sobre todo Ésa fue la columna vertebral de su obra una dosis constante de crítica, no hacen sino re- como filósofo, la razón de ser de su militancia forzar la actitud marxista, independientemente y el fundamento de su inquebrantable fuerza de los aspectos que deban ser reexaminados o moral. Para nosotros sus hijos, nietos, sobri- de los que deban ser excluidos. nos se fue el ser amado, el hombre abierto, sensible, el maestro y el amigo. Agradecemos a todos los que en estos días han ofrecido ge- Años después, en entrevista con el perio- nuinas muestras de cariño y la solidaridad. dista Fernando Orgambides (1992), salía al paso de quienes afirmaban que el fin del mun- La Jornada, México ■ do bipolar anunciaba el «fin de la historia», a lo cual Sánchez Vázquez replica:

La historia no ha llegado a su fin porque el capitalismo liberal haya demostrado que, con su victoria contra el nazismo y después contra el socialismo real, ya no tiene adversarios. Yo

considero que el capi­talismo actual, muy distin- to del que conoció Marx hace siglo y medio,­ es

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voces poéticas, tales como la de Blas Otero, para El Boletín como puente personificar las nuevas expresiones poéticas que entre dos orillas comenzaban a manifestarse, y de ahí la necesi- dad de construir los puentes rotos. adolfo sánchez vázquez No todos en el exilio comprendían esta necesi- dad, pues seguían pensando que la «canción» de León Felipe sólo estaba en el exilio y, justamen- Cuando León Felipe dijo, en unos versos te para satisfacer esta necesidad, surgió en 1947 memorables, que al ser arrojados al exilio la Unión de Intelectuales Españoles en México, nos llevábamos con nosotros la «canción», con con el objetivo de que se unieran las voces del ello se refería especialmente a la poesía. Sin exilio y la de los resistentes en el interior de Es- embargo, sus palabras tenían un significado que paña. Y para cumplir esta necesidad y establecer podía extenderse a todo el exilio intelectual, al un puente de información y comunicación entre convertirse éste en el depositario de la cultura los de aquí y los de allá, se fundó asimismo el que en España era pisoteada y negada. Y a León Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles Felipe no le faltaba razón: bastaría para confir- en México. marlo los nombre de los poetas Emilio Prados, Cuando era presidente León Felipe de esta Luis Cernuda, Pedro Garfias, Juan Rejano y José Unión, acompañándole yo como vice-presiden- Moreno Villa. te, me hice cargo de la responsabilidad de diri- El exilio no sólo se trajo la poesía que en Es- gir este Boletín, desde el número cuatro hasta el paña no podía hacerse, sino que también, en él, último. En él los intelectuales del exilio podían la continuó y enriqueció. Y lo mismo podríamos encontrar información cada vez más amplia de decir con relación a la narrativa, la historia, la las actividades de los intelectuales en España, antropología, y otros campos de las humanida- no sólo de su obra creativa, sino también de las des que estaban a la altura de nuestros más gran- manifestaciones de protesta a las que se incor- des poetas en el exilio, así como de los grandes poraron también intelectuales que, como Pedro científicos que, como los poetas, se trajeron y Laín Entralgo, Rector de la Universidad Central enriquecieron la ciencia. Quedaron rotos, pues, de Madrid, se asociaban a estas manifestaciones, los puentes entre la cultura del exilio, satanizada al distanciarse de su pasado franquista. Y preci- en la España franquista, y la seudo cultura que samente con su contenido el Boletín de la Unión se practicaba en ella. Pero al cabo de algunos de Intelectuales Españoles en México cumplió años esta situación cambió y fue el propio León el objetivo antes señalado, al distribuirse gratui- Felipe, quien al rectificar lo que había dicho de tamente tanto en el seno de la emigración, como la «canción», fue sensible a los cambios que en en España en plena clandestinidad. Y pese a su España se estaban operando, puesto que en las limitado campo de acción sobre todo en el inte- condiciones más adversas comenzaron a oírse rior del país, este Boletín cumplió una función

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que podemos calificar –sin exagerar– como his- tórica por su contribución al restablecimiento de los valores de la España democrática. Y para no olvidar esta actividad en el exilio, no siempre reconocida, el lector español puede hoy, gracias a su reedición facsimilar, contribuir a no olvidar lo que tan injustamente se olvidó durante largos años. En buena hora la presente reedición, que servirá a la justa reparación de ese olvido. No podemos poner punto final a este texto sin hacer constar un doble reconocimiento: al impre- sor Eliceo Muñoz Galache, también exiliado, por su generosa ayuda al hacer que este Boletín viera la luz, y a Manuel Aznar Soler, por su decisivo empeño en que apareciera esta edición facsímil.

México, D.F., a 5 de septiembre de 2008 ■

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Estas y otras empresas similares de Díaz Par- Isaac Díaz Pardo, do fueron pensadas, dentro del sistema capita- colaborador intelectual y lista (franquista, primero, democrático, después) para financiar, con una parte de sus beneficios, económico de la editorial instituciones y actividades que estudiasen y preservasen el legado cultural del país gallego, antifranquista Ruedo la tierra de los hombres y mujeres que con sus Ibérico (París) creaciones o con sus manos protagonizaban ese peculiar, ese insólito discurso empresarial. Sin xesús alonso montero esta concepción no existiría, en el mapa cultural Universidade de Santiago de Compostela de Galicia, Ediciós do Castro, el Seminario de Estudos Galegos (recuperado), el Instituto Ga- lleva quien deja y vive el que ha vivido lego de Información, el Museo «Carlos Maside» ¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas! (el primero en acoger las vanguardias plásticas (A. Machado) gallegas) y un conjunto de actividades literarias, artísticas e historiográficas que dinamizaron el país antes y después de la muerte de Franco. A modo de introducción No es fácil señalar qué cuestiones cultura- les (en realidad, político-culturales) compro- El gran Díaz Pardo nos dejó el 5 de enero metieron más al ciudadano Isaac Díaz Pardo. de 2012, el mismo día y el mismo mes en que Fueron varias y una de ellas, en muchas oca- falleció don Ramón del Valle-Inclán en el lejano siones, lo que, desde hace años, se llama Me- 1936. Están enterrados, uno muy cerca del otro, en moria Histórica, denominación discutible. Lo el cementerio de Boisaca (en las afueras de Santia- que Díaz Pardo se propuso al crear la editorial go). Díaz Pardo, que falleció a los 91 años de edad, Ediciós do Castro (1963), fue publicar textos y había sufrido un gravísimo accidente moral cuatro documentos que contasen la historia moderna años antes: los socios más poderosos y «mercanti- y contemporánea de Galicia (a veces, de Es- listas» de la fábrica de cerámica de Sargadelos, por paña) con los criterios de quienes no tenían él creada y definida, asaltaron sus convicciones ín- una concepción fascista, nacionalcatólica o timas, incluso sus criterios empresariales. Armados centralista. Ahí está esa mayúscula colección de una legalidad que no entiende de compromisos que tituló «Documentos para a historia con- cívicos, lo expulsaron del templo de las iniciativas temporánea de Galicia», que no es la única y de las decisiones. Extramuros de la ciudadela de la editorial que ofrece volúmenes (indivi- empresarial y cultural diseñada por él (y por otro duales o colectivos) cuyos autores examinan grande, el exiliado Luís Seoane), no sucumbió por- con rigor –y amor–, en el acontecer histórico que su energía espiritual y la fe en sus razones lo de Galicia, los discursos republicanos, galle- impidieron, pero su salud quedó quebrantada.

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guistas y socialistas (marxistas o no). En los familia Líster, pues él procedía –como algunas volúmenes editados después de la muerte de veces declaró– «de las Juventudes Comunistas». Franco (1975) no escasean los dedicados a la «Paseado» su padre en agosto del 36, el pintor lucha antifranquista. Camilo Díaz Baliño, un galleguista muy poco Nadie en Galicia realizó, como editor, una la- izquierdista, la vida de Isaac fue un prodigio bor tan amplia y rica contra la desmemoria pero de esfuerzo personal, sobre todo en los prime- también contra los discursos que durante décadas ros años de la Posguerra, tan adversos para él. tergiversaron la realidad y el sentido de determi- Licenciado en Bellas Artes, pintor, ceramista, nados procesos históricos. Díaz Pardo, especial- escritor, editor… nunca en su espíritu se diluyó mente preocupado por el exilio español de 1939, la luz de su adolescencia y la lección vivida en nos ofrece, en la colección «Documentos», títu- el verano de 1936. Ni antes ni después de 1975 los muy novedosos de o sobre los exiliados ga- militó en ningún partido político pero colaboró llegos, desde Castelao a Casares Quiroga, desde con todos los grupos democráticos. Él se defi- Arturo Cuadrado a Santiago Álvarez y Lorenzo nía como «conservador libertario», que yo creo Varela. Cuando en el Congreso de Collioure de que era una fórmula, no totalmente retórica, para 1999 el profesor Manuel Aznar Soler crea la «Bi- salir del paso. Él, que gustaba de cantar muchos biloteca del exilio», fue Díaz Pardo «in situ» (yo himnos rebeldes, conmigo entonó, con entusias- soy testigo) el primero en adherirse intelectual y mo, más de una vez, La Internacional. La sabía económicamente. Desde el 2000 al 2009, Abe- desde 1934, el año de la Revolución de Asturias. lardo Linares, en Renacimiento (Sevilla), y Díaz El exilio, como hemos dicho, fue una constan- Pardo, en Ediciós do Castro, publicaron varias te preocupación, una obsesión, una conmovedora decenas de volúmenes, honra, ya, de la biblio- obsesión. Con el exilio se relaciona el tema cen- grafía española. tral del presente estudio. Díaz Pardo, como editor, se abrió a todas las voces del universo político: galleguistas, comu- Díaz Pardo y la editorial Ruedo Ibérico nistas, socialistas, anarquistas…, incluso a algu- Creada en 1961, en una localidad de Andorra nos franquistas fascistoides como Luís Moure (Ondino), publica sus primeros libros en 1962, y, Mariño, autor de Perfil de Franco (1938) y Gali- desde entonces, fue la editorial que más confor- cia en la Guerra (1938), libros que matiza –pero taba a los antifranquistas de España y la que más no más– en La generación del 36 (Ediciós do irritaba a los valedores del Régimen, especial- Castro, 1989). mente a Manuel Fraga Iribarne, que se estrenó En la primavera de 1936, Isaac Díaz Pardo, como Ministro de Información y Turismo (y de sin cumplir los dieciséis años, militaba, muy ac- actividades censorias) el año en que Ruedo Ibé- tivo, en las Juventudes Socialistas Unificadas. En rico (estupendo título valleinclanesco) imprimía estas fechas tenía una intensa relación con una sus primeros libros. La editorial se inauguró con familia de Ameneiro (a 7 kms. de Santiago), la dos volúmenes preclaros: La guerra civil espa-

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ñola, de Hugh Thomas, y El laberinto español, ción. En el año 64, al cumplirse 25 años del final de Gerald Brenan, este un título esencial de la de la guerra civil aparecieron carteles por toda Es- historiografía sobre la España contemporánea. paña conmemorando los «años de paz» del régi- Por eso Ruedo Ibérico, desde el principio, susci- men. Tenían la característica de estar redactados tó la admiración de los historiadores y de los his- en catalán, otros en vascuence y otros en gallego. panistas dignos de tal nombre. El nombre funda- Obedecía a una operación estudiada para disfrazar mental en la creación y consolidación de Ruedo al régimen que había perseguido sañudamente to- Ibérico fue José Martínez Guerricabeitia (Villar das las lenguas del país. Pero algo más se tramaba del Arzobispo, 1921 - Madrid, 1986), conocido, y de ello pudimos tener información en Madrid dentro y fuera del ámbito de sus allegados, como por gentes que trabajando dentro del «aparato» no Pepe Martínez. Colaboraban con él, desde el pri- estaban de acuerdo con él. El Ministerio de Infor- mer momento o poco después, algunos ilustres mación preparaba un libro utilizando a Castelao exiliados en Francia: Elena Romo (su esposa), como un dibujante folclórico, despolitizado, como Nicolás Sánchez Albornoz, Jorge Semprún, Fer- una especie de «merendiñas» para atraer turismo nando Claudín… de emigración en su mayoría gallega. Hasta ahí Pepe Martínez, de ideario anarco-sindicalista, podíamos llegar. Fue en este momento, en 1964, abrió las puertas de su editorial a todas las ideo- en que tomé contacto con Pepe Martínez. Tuvimos logías antifranquistas, lo que está muy patente una reunión en la rue Aubriot, que fue el primer en la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, donde local que tuvo Ruedo Ibérico. Con Pepe trabajaba colaboran comunistas, socialistas, ácratas…, en un gallego, Javier Alvajar, hijo del periodista y po- muchas ocasiones con seudónimo cuando se tra- lítico exiliado César Alvajar, que representaba en taba de escritores que residían en la España del París al Consello de Galiza, radicado en Buenos exilio interior Aires. Ese día que nos conocimos personalmente Díaz Pardo, tan atento a las voces intelectua- nos reunimos a cenar mi mujer y yo con Pepe en les continuadoras del espíritu republicano y pro- un restaurante de Saint Germain y nos acompañó gresista en el que él empezó a forjarse, fue uno la que llevaba la gerencia de la editorial, la suiza de los lectores más entusiastas y agradecidos de Marianne Brüll. los volúmenes iniciales de la insólita editorial En poco tiempo preparamos la edición de un parisina. Ya en 1964 se entrevista en París con libro para salirle al paso al Ministerio de Informa- Pepe Martínez, encuentro contado por el propio ción y cortarle lo que pretendía hacer con Castelao. Díaz Pardo en 1987: El libro en edición bilingüe era «El pensamiento político de Castelao». Llevaba un prólogo de Al- Yo estaba entonces en América pero viajaba con berto Míguez que en aquellos momentos dirigía en bastante frecuencia a España pasando generalmen- Madrid un diario económico «3 E». Cuando el Mi- te por París donde había amigos preocupados por nisterio se enteró de aquel libro con el que Ruedo el problema de España tratando de buscarle solu- Ibérico le frustraba su operación folclórica sobre

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Castelao, montó en cólera e impuso la destitución 2000). A él le encargó que hiciese una antología fulminante de Alberto Míguez en la dirección de de Sempre en Galiza (Buenos Aires, 1944 y 1961), «3 E» (Míguez hubo de esconderse porque se las el libro en el que Castelao estampa muchas de sus juró) y le montó un proceso que terminó condenán- vivencias y una gran parte de su ideario. En 1965, dolo y multándolo. Ruedo Ibérico publicó El pensamiento político de A partir de este libro la colaboración con Pepe Castelao, volumen que contenía, además de la an- Martínez ya no se interrumpió hasta su muerte, si tología bilingüe (gallego-castellano), un extenso bien con Ruedo Ibérico nuestra relación aún sigue, estudio preliminar del mismo Míguez. No tardó en pues aunque dan por muerta la editorial lo cierto circular clandestinamente en España, lo que enfu- es que aún tiene alguna vida y somos José Manuel reció a Fraga, que contribuyó, no poco, para que Naredo y yo quienes estamos tratando de dar un el Tribunal de Orden Público procesase a aquel jo- buen fin a su activo y a su pasivo, sin perjudicar ven de 24 años. El propio Díaz Pardo buscó, para la a nadie, como era la voluntad de Pepe Martínez.1 ocasión, al mejor de los abogados, su amigo Valen- tín Paz Andrade (1898-1987), quien consiguió que En efecto, en el año 1964 Fraga Iribarne, con un la condena de dos años de prisión menor y multa entusiasmo y eficacia dignos de mejor causa, em- de 50.000 pesetas se «redujese» a seis meses y un papeló las ciudades, villas y otros lugares de Es- día y diez mil pts. Presidía el tribunal el magistrado paña con toneladas de carteles que exhibían, obs- José Hijas Palacios, y era uno de sus vocales Anto- cenos, este texto publicitario: «25 años de paz». nio Torres-Dulce Ruiz, padre del actual Fiscal ge- En cuanto a la operación Castelao, tramada por neral del Estado. el ministro gallego, hay que remitirse a este tex- En 1965, Díaz Pardo –el honrado y laborioso to redactado por quien llegaba, con los tentáculos Díaz Pardo– que siempre tuvo un punto ácrata de de su curiosidad, a las más insospechadas fuentes conspirador, se movía por toda Galicia solicitando de información. Díaz Pardo, arriesgando no poco, de la intelectualidad antifranquista textos literarios se propuso desbaratar la operación. Al ciudadano y plásticos e informes políticos, las páginas que, y al artista Díaz Pardo le dolía especialmente que en 1966, publicó Ruedo Ibérico con el título Ga- se trivializase el arte de Castelao, el dibujante que licia hoy. Se imprimió en Buenos Aires en la Im- execró magistralmente la barbarie franquista en dos prenta López, donde cuidó la edición Luís Seoane, álbumes de 1937, Galicia mártir y Atila en Galicia. quien en la Argentina recogió material interesante Castelao era otra cosa, otras cosas, y quien podía para este volumen, una joya de la bibliografía an- ofrecer algunas de las facetas del polígrafo republi- tifranquista por la excelencia de muchos poemas, cano y galleguista era un joven coruñés no afecto a las noticias de varios informes y la calidad artística las esencias del Régimen: Alberto Míguez (1941- de las fotografías y dibujos. Pese a los esfuerzos de

1 «Nota liminar» (de I.D.P.) a Rememoración de José Martínez, fundador de Ruedo Ibérico, Cuadernos do Seminario de Estudos Galegos, Ediciós do Castro, 1987, pp. 9-10.

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la policía fraguista, algunos libreros con fondos bi- llana, pues los editores literarios, Díaz Pardo y Luís bliográficos ilegales vendieron muchos ejemplares, Seoane, estaban empeñados en difundir estas pági- lo que seguía irritando a Fraga Iribarne. No era para nas también fuera de Galicia. Conviene señalar que menos. Uno de los textos más leídos fue la sátira los editores firman la presentación del volumen con quevedesca «Vinte e cinco anos de paz» con versos seudónimo: Santiago Fernández (es Díaz Pardo, como estos: que residía en el exilio interior) y Maximino Bro- cos (es Seoane, residente, desde 1936, en el exilio Paz de cuartel, paz de preso, exterior). En esa presentación declaran los editores paz de pobo asoballado, que con este volumen se oponen a «una historia paz de pau e tente teso. mentida e impuesta en la que se hace aparecer al Paz do Conde de Fenosa, pueblo gallego como unánimemente sumado a la gran cabaleiro de industria insurrección militar y fascista de 1936, cuando es que asulaga a terra nosa. sabido, por quienes vivieron esos años, que Galicia […] fue uno de los países de España donde la represión Paz de mazmorra e censura, fue más cruenta y de más larga duración». paz de mansos periodistas lambecús da dictadura. Colaboraciones seudónimas de Díaz Pardo en Ruedo Ibérico Los versos, firmados por Xan Casalderrei Petán, En 1966, y también con el seudónimo de Santiago eran de Celso Emilio Ferreiro, (1912-1979), musa Fernández, publica Díaz Pardo un extenso ensayo excelsa de la poesía satírica hispana. Había, dado histórico titulado «El movimiento nacional en Ga- el carácter de las denuncias, otras colaboraciones licia» en un volumen de Ruedo Ibérico.2 El título, seudónimas. Yo firmé con mi nombre y apellidos que puede inducir a engaño, se refiere a «la his- un extenso artículo, no muy aséptico, sobre la si- toria del nacionalismo gallego y de su represión tuación de la lengua gallega: «El gallego: histo- sistemática y meditada», nacionalismo que –opi- ria, razón, pasión, adversidad y esperanzas de una na el autor en 1966– «es hoy punto de contacto lengua». Apenas me molestó la policía en Lugo, y común denominador de todas las tendencias ciudad en la que entregué a Díaz Pardo uno de los políticas antifranquistas, de todos los movimien- textos más conmovedores del volumen: la carta de tos revolucionarios, de todas las tendencias pro- Víctor Casas (Cárcel de Pontevedra, 2-11-1936) gresistas que subsisten en Galicia». Habría que enviada horas antes de su fusilamiento a Manuel matizar algo la afirmación, pero, en lo esencial, se Gómez Román, secretario general del Partido Ga- trata de una visión acertada de la realidad política lleguista. El volumen nos ofrece el facsímil del ma- antifranquista, sobre todo de la izquierdista. A lo nuscrito autógrafo en gallego y la traducción caste-

2 Horizonte español.

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largo del ensayo hay denuncias de este tipo: Díaz Pardo, ya firmados por Santiago Fernández, ya por otros seudónimos. Colaborase con pocos o Castelao, un «rojo exiliado», llega a ser clandes- muchos textos, fue Díaz Pardo, con páginas propias tino. Los inquisidores prohíben escribir en gallego, o ajenas, quien introdujo la problemática política de prohíben la enseñanza del idioma, prohíben, prohíben Galicia en los volúmenes y en la revista de Ruedo y prohíben. Ya es tarde. Resulta tarde para los sicarios Ibérico, editorial que fue, desde 1962, referencia de la tortura y el fusil, para los escribientes y los «de- y faro de los lectores antifranquistas. Desde 1964, legados de información» (más bien de deformación y Díaz Pardo ayudó económicamente a la editorial mutilación de la información) con un ministro naci- en algunas ocasiones. La ayuda material es muy do en Villalba (Lugo) pero no gallego en su esquema importante a partir de 1982, año en el que se pu- mental y en su actuación pública, pretender acallar blican cuatro volúmenes de Ruedo Ibérico en la im- ese gran movimiento de solidaridad de intelectuales y prenta Moret, de Ediciós do Castro. Quien precise campesinos, de burgueses y de universitarios. datos sobre esta época, lea un opúsculo del propio Díaz Pardo titulado A 10 años de la muerte de José Las últimas palabras, muy optimistas, parecen Martínez, fundador de la editorial Ruedo Ibérico dictadas por la protesta que suscitó la construc- (Ediciós do Castro, 1996).4 Porque Díaz Pardo, co- ción del embalse de Castrelo de Miño iniciada laborador intelectual y económico de Pepe Martí- (por universitarios, intelectuales y campesinos) en nez, fue también, durante años, quien, en artículos un «xantar» ofrecido en Ourense al poeta Celso y homenajes, lo recordó con precisión y gratitud. Emilio Ferreiro el 15 de mayo de 1966.3 Quien También en esto, Isaac Díaz Pardo militaba contra prohibía ciertas manifestaciones públicas de la la desmemoria. ■ lengua gallega era el sistema político del que Fra- ga Iribarne («el ministro nacido en Villalba») era una pieza muy consciente, muy eficaz. Tan eficaz que fueron los «inquisidores» de su ministerio los que descubrieron la circulación clandestina de El pensamiento político de Castelao y de Galicia hoy, dos volúmenes ideados por la mano conspiradora de Isaac Díaz Pardo. Cuando alguien acometa la edición de la «ope- ra omnia» de Díaz Pardo, encontrará, sin duda, en otros volúmenes de Ruedo Ibérico, más textos de

3 «Xantar» organizado por el pce y la upg (Unión do Pobo Galego) con motivo del éxodo de Celso Emilio a Caracas. 4 Está firmado por A. M. (Instituto Galego da Información). El tipo de información y el estilo de A. M. apuntan, sin duda, a Isaac Díaz Pardo.

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Yo no tengo problemas porque una persona sea Isaac Díaz Pardo na de aquí o de allá. Me molesta más que algunos no estén en su sitio o estén disfrazados, esto último memoria de Unión Libre bien distinto a haber cambiado de opinión. Lo del disfraz es el peor mal que soportamos. carmen blanco Universidade de Santiago de Compostela Isaac Díaz Pardo, Galicia hoy, 1987. Campus de Lugo Burla-se de min todo o que eu fizera: os filhos A Mimina e á xente amiga do Instituo Galego de Información de urso e a Esfinge de pedra. Algum labirinto fiz ao e de Ediciós do Castro. fazê-la? Isaac Díaz Pardo, Tentando construir Pese a que eu vivín sempre cun sentimento de uma esfinge de pedra, 2007. culpabilidade na sospeita de que meu pai morreu pra me salvar a min, ou pagou por min débedas Vou relatar, en homenaxe de grazas a Isaac que eu podía ter, coido que é notorio que eu fixen Díaz Pardo, catro momentos de mínima memoria todo o posible por superar o trauma e enterrar todo da historia da revista Unión libre. Cadernos de resentimento, ollando pra diante, poñendo por riba vida e culturas que coordinamos Claudio Rodrí- de todo unha esperanza pra o futuro pra axudar a vivir a todos […] E sufrín calado esquencementos guez Fer e mais eu e que foi publicada en Edi- involuntarios os uns e do oportunismo de vellos cións do Castro durante a vida do propio Díaz e novos os máis. Trátase dunha conducta da que Pardo como artífice da editorial, nun período que tampouco presumo porque fun impoñéndoma a abrangue os anos 1996 a 2011. Catro momentos mantenta por pura necesidade de convivencia social, nos que a actuación do homenaxeado foi funda- por pura postura estética de apartar do meu vestido mental. toda pluma herdada dun mártir, doblegando a miña 1- Grazas, porque, cando coa fin do verán de propia vontade e o meu natural que é moito pior 1996 Claudio Rodríguez Fer e mais eu fomos a do que aparenta. […] O pretender a liberdade pra Compostela ao Instituto Galego de Información, facer ben aos homes, non a liberdade da que alguns lugar de acollida dos exilios, como tantos ou- falan pra poder especular con todo –roubando, engañando, exercendo intolerancia e matonería…– tros lugares teus, para dar lugar á publicación do é decir, o pretender a liberdade coma un exercicio proxecto Unión libre. Cadernos de vida e cultu- ético, é unha das cousas máis desagradecidas e que ras, que nacía, perseguindo libremente horizon- o home paga máis caras» tes libertarios na memoria resistente da liberdade, Isaac Díaz Pardo, «Unhas notas de Díaz Pardo en homenaxe, desde o noso tempo e lugares de xustificando algunhas das ilustracións do texto e Galicia e do mundo, aos Cuadernos de Ruedo elas mesmas como ilustración», Sargadelos, no- Ibérico de París e Madrid por ti apoiados, fuches vembro, 1981, «Apéndice» en Xerardo Díaz Fer- acolledor cos Cadernos de vida e culturas solida- nández, Os que non morreron, 1982. rios cos exilios, e dixeches SI. (Unión libre 1996: 183-235).

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2- Grazas, porque, cando en 1998 te pedimos 4- Grazas, porque, cando en 2007 te pedimos unha colaboración persoal para o número 3 de que participases na «Táboa redonda sobre desfei- Unión libre, dedicado ás creacións integrais, fi- ta e recuperación da memoria galega», dentro do xeches o esforzo extraordinario de darnos a túa curso «As vítimas do 36 en Galicia. Memoria e admirable achega de arte e pensamento «Confe- paz para sempre», na Facultade de Humanidades sións dun conservador / libertario, inconformista da Universidade de Santiago de Compostela, no e descrido», para que aprendamos cada día sobre Campus de Lugo, fixeches o esforzo de vir e que- o SISTEMA creándonos máis libremente, e di- daches para sempre nas imaxes, nas palabras e nas xeches SI. (Díaz Pardo 1998: 121-139). obras integrais de Unión libre número 13, A voz das vítimas do 36, honrando a dignidade humana 3- Grazas porque cando en 2004 te pedimos coa túa activa presenza (Unión libre 2008: 12, 14 para o número 9 de Unión libre, dedicado á Memo- e 16-17), e dixeches SI. ria Antifascista de Galicia, un deseño que non ha- bía do teu Monumento aos Inmolados da Coruña, Dixeches SI. Como o SI á Galicia da ilusión dixeches non hai pero haberá, e fixeches o esforzo da liberdade que pintaras nas pedras da Praza do extraordinario de darnos o «Esbozo do monumen- Obradoiro en Santiago de Compostela en 1936 to aos inmolados» (Díaz Pardo 2004: 95-101), o e logo fotografaras desde o alto, coas túas artes único que tiñas e que nesa Memoria Antifascista comprometidas na campaña a favor do primeiro está con chama que chama a paz e segue á estam- Estatuto de Autonomía para Galicia, antes dos pa «Superviventes», última da Galicia mártir de horrores da guerra. Castelao, editada na Valencia resistente de 1937 Grazas máis de mil veces dadas antes do 5 de en catro linguas (1976: s. p.), como no chamado xaneiro de 2012, e agora de novo con este poema campo dos bicos da Coruña as formas futuras do co que xa che dera antes grazas en vida, en dis- pequeno hórreo pobre, da parella humana super- tintos actos públicos: vivente dos horrores da guerra, erguen pedras ben postas de presente progresando, boas artes inte- O home da memoria amorosa grais, poesía vertical e horizontal, estética taula de depurada ética, beleza solidaria coa pedra fita soa, A Isaac Díaz Pardo, que deseñou outra muralla lealdade dolmen á memoria dos mortos, harmonía para a mellor memoria de Lugo. Stonehenge, Partenón protección, pórticos para a Nacera con ollos amorosos para mirar o mun- alba, principios humanos profundos, concertos de do e as mulleres da rúa das Hortas. Non esqueceu concordia, os movementos da música das pedras nada. levantadas co ímpeto das mentes, das mans, dos brazos, dos corpos que levan signos máis alá dos Medrara mellorando a vida coa súa arte radical mares tenebrosos…, e dixeches SI. da existencia. Non esqueceu nada.

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Díaz Pardo, Isaac (1987): Galicia hoy y el resto del Cando levaba os ollos iluminados cunha ilusión mundo, Ediciós do Castro, Sada, A Coruña. sen límites viu levantarse os odios asasinos e a vio- Díaz Pardo, Isaac (1998): «Confesións dun con- lencia vingativa da guerra. Non esqueceu nada. servador / libertario, inconformista e descrido», Unión libre 3, Ediciós do Castro, Sada, A Coru- Sentiu a morte e a loucura no seu sangue e tivo ña, pp 121-139. que agacharse para sobrevivir. Non esqueceu nada. Díaz Pardo, Isaac (2004): «Esbozo do monumento aos inmolados», Unión libre 9, Ediciós do Cas- Volveu á vida do amor e á súa arte da existencia. tro, Sada, A Coruña, pp 95-101. Non esqueceu nada. Díaz Pardo, Isaac (2007): Tentando construir uma esfinge de pedra, do Castro, Sada, A Coruña. Construíu con amor a grande obra mestra da Unión libre (1996): «Memoria: Ruedo Ibérico», memoria amorosa de Galicia para Galicia e para Unión libre 1, Ediciós do Castro, Sada, A Coru- máis alá de Galicia. Non esqueceu nada. ña, pp. 183-235. Unión libre (2008): «Vítimas do 36 en Galicia», Reuniu con amor os documentos da memoria Unión libre 13, Ediciós do Castro, Sada, A Co- dos agravios para defender todas as causas xustas. ruña, pp. 12, 14 e 16-17. ■ Non esqueceu nada.

Ergueu con amor os monumentos da memoria das defensoras e dos defensores da liberdade para que non os esquezamos nunca. Non esqueceu nada nunca. (Blanco 2011: 13).

Lugo, 5, xuño, 2012.

Bibliografía

Blanco, Carmen (2011): «O home da memoria amorosa», Xistral 14, Lugo, Concello de Lugo. Castelao (1976): Galicia mártir, Akal Editor, Ma- drid. Díaz Pardo, Isaac (1982): Unhas notas de Díaz Par- do xustificando algunhas das ilustracións do texto e elas mesmas como ilustración», «Apén- dice» en Xerardo Díaz Fernández, Os que non morreron, Ediciós do Castro, Sada, A Coruña, pp 165-170.

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Escribo á Bauhaus da Magdalena Man a man escoitando tangos e milongas (Milonga sentimental) que traen exiliación na diáspora e derrotas na procura de derrotas. claudio rodríguez fer Escríboche como ti nos escribías, coa tinta laboral dos militantes dos actos. si precisas una ayuda, si te hace falta un Escribo á futurista utopía de Sargadelos, consejo, pois man a man o emigrante e o exiliado acordate de este amigo que ha de jugarse el construíron con caolín as esperanzas pellejo do laboratorio de formas integrais. p’ayudarte en lo que pueda, cuando llegue la ocasión. Escríboche como ti nos escribías, coa materia prima do mañá moi dentro. Celedonio Flores, «Mano a mano», tango con música e voz de Carlos Gardel Escribo ao recanto máis humilde do teu corazón construtivista, Milonga pa’ recordarte, afluíndo sempre avances libertarios milonga sentimental, pola arteria visible dos tubos funcionais. otros se quejan llorando, yo canto pa’ no llorar. Escríboche como ti nos escribías, pola aberta unión libre, camarada. Piana e Manzi, «Milonga sentimental», na voz de Carlos Gardel Escribo como ti nos escribías, homo faber tenaz, xenial e solidario, pois contigo estivemos no principio Compañeiro ancestral Isaac Díaz Pardo: e contigo estaremos máis alá do final. Escribo ao antigo Castro de Samoedo Escríboche como ti nos escribías, sobre o unánime corpo dos galaicos, dispostos sempre a comezar. outra vez cerámica escachada a golpes de usura e desmemoria. Porque se algo é mentira, compañeiros, é que morreu Isaac. ■ Escríboche como ti nos escribías, coa tinta fraternal da memoria das vítimas.

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naquela altura xa instalara a fábrica de porce- A obra dramática lanas do Castro. Da súa preocupación dende de Díaz Pardo novo pola escena dá boa conta o que lle ten referido a Montse Nieto (2009: 97): «O teatro, euloxio r. ruibal que xa era abstracto, tiña moita importancia Universidade de Santiago de Compostela en Rusia; eu nacín co libro The Russian thea- tre debaixo do brazo». A isto compría engadir a axuda no traballo paterno, ensaios e monta- Na poliédrica personalidade artística xes no teatro Principal de Santiago, presen- de Isaac Díaz Pardo o teatro non ocupa un cia como ouvinte a tertulias con recoñecidos lugar moi salientábel, mais non por iso debe escritores (Castelao, Vilar Ponte, Otero Pe- ser relegado do noso eido dramático. Á súa drayo, Risco, Cabanillas…) no obradoiro ou participación como escenógrafo, cartelista e no domicilio familiar, etc. Aínda que quizais deseñador de máscaras, vestiario, utilería e o que máis fondo se lle gravou na memoria foi carteis, debe engadírselle a de autor dramático. a asistencia a «comedias» populares: As dúas obras que nos legou: O ángulo de pedra (1949) e Midas (1951), foron publicadas Recordo que, de pequeño eu ía a Vilagarcía nun volume en Bos Aires, no ano 1957; non con frecuencia, Alí, preto dun precioso peirao temos noticia de que fosen estreadas. de ferro, facían teatro. Era algo moi espontáneo Durante a época da escrita destas traxedias, e popular […] A min gustábame moito aquel o autor vivía unha especie de retiro ou exi- xeito de representar… (Nieto, 2009: 120) lio interior, sen que iso fose óbice para que poidese manterse ao día sobre a situación so- Entre as características que emparentan o ciocultural europea, na que a predominante fi- teatro díazpardiano coa dramaturxia europea losofía existencialista (tamén coñecida como (e norteamericana) máis relevante daquela «filosofía da crise») tentaba explicar a absur- época, sorprende o emprego de recursos dra- didade da vida. máticos que xiran en torno á convención (Pa- O absurdo existencial, xunto coa angustiosa vis, 2002: 94) escénica, sempre distanciadora, posguerra española e o dramatismo persoal e e tamén moi empregados nas representacións familiar, influiron seguramente para que Díaz populares; deles imos ocupármonos preferen- Pardo expresase nos seus dous textos éditos temente neste breve traballo. eses dramáticos tempos históricos. Malia a Creo que, en primeiro lugar cómpre ter en familiaridade dende neno coa arte escénica conta a considerábel recorrencia á mitoloxía, (fillo do escenógrafo Camilo Díaz Baliño, que afasta os textos no espazo e no tempo, asasinado a comezos da guerra civil), o au- e asemade leva ao receptor a reflexionar so- tor procuraba manterse informado no seu re- bre os seus parámetros espazo-temporais. Tal cuncho do Castro de Samoedo (Sada), onde como os grandes dramaturgos europeos (e al-

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gún norteamericano) da primeira metade do dá remate a presentación. Insinúase certo en- século xx (Camus, Sartre, Lenormand, Valle- marcado, con tendencia á forma periférica, -Inclán, Giraudoux…), Díaz Pardo recorría pero que non é completado, xa que non volve aos mitos (renovados) para amosar a súa vi- a aparecer, polo que non se pode considerar sión do mundo por medio da traxedia moder- que entre na clasificación de Schmeling (pe- nizada, é dicir, adubada de aspectos grotescos riférica e completa). pero tamén lúdicos e paradóxicos: elementos En O ángulo do pedra, a metateatralidade todos eles significativos da vangarda daquel resulta máis explícita. O Mestre, que posúe momento. Están presentes ou alúdese a eles, así mesmo alguhas características de rexedor ademais de ao labirinto, os seguintes perso- de escena, diríxese ao público dende fóra do naxes míticos: Febo, Venus, Prometeo, Baco, pano de boca, igual que o personaxe anónimo Sileno, Midas… da obra anterior, para expoñer a súa» imaxe Midas, «traxedia en tres aitos», comeza cun do mundo» (p. 45). E antes de que ordene er- home fora do pano de boca. Diríxese ao públi- guer o pano, anuncia a representación dicin- co a fin de introducilo na obra que van a ver do que «ides ver o que xa todos víchedes, pro representada, contando o mitema que vincula eiquí con un pouco de teatro misturado» (p. ao rei Midas co sátiro e beodo Sileno, mentor 46). Atopámonos, pois, cun personaxe presen- e compañeiro de esmorga de Dionisos. Díaz tador, quen se refire seguidamente ao espazo Pardo tenta explicar nesta introdución, logo escénico e mais aos personaxes que partici- de relatar aspectos míticos de Midas e Sileno, pan na acción, acción que pouco a pouco se o que máis adiante vai tratar no desenvolve- vai animando como se de un tableau vivant se mento da obra. Introduce de cheo ao receptor tratase. Nunha acoutación explícase de forma na temática central da peza, isto é, a razón da moi nidia: «Intensifícase teatralmente a vida existencia e a procura da felicidade. na escea; xente acugulada, outros descuten». Lévase a cabo esta presentación por medio (p. 47) Repárese en que a animación se acen- de «Un home fora do pano de boca», que ao túa, mais «teatralmente», é dicir utilizando final se retira, pero que xa coa súa presencia efectos pertencentes ao concepto convención e a súa apelación ao público, nos introduce na ou, se se prefire, parámetros propios do xogo convención (ruptura da cuarta parede, neste teatral. Estas accións semellan estar dirixidas caso) e pretende, xa dende o comezo, estable- polo Mestre, personaxe incluído no dramatis cer un estrañamento estético. Doutro xeito, personae, ademais de presentador. Fará de non remataría a súa intervención, da seguinte condutor-organizador durante a representaci- forma: «Veleiquí a súa interpretazón e disfra- ón e dirixirase ao público dende o comezo «de ce» (p. 9). traza retranqueira con desfeitizo» (p. 45). Al- Non cabe dúbida da alusión á metateatra- gunhas veces, incluso comenta a acción: lidade que encerran estas palabras con que

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A moitedume corre ilusioada pol-as rúas cos MESTRE: Vou xuntarme cos meus com- seus degoiros e os seus ollos abertos, parvos a pañeiros, leixando no teatro meu desencanto. parvos destiños. Cecáis que todos saiban que, Menceume un fillo e os amigos queren darme a furando na vida por hachal-as raices, atópase o embora (p. 49). iñoto roubando o fado da ilusión e irremedia- belmente van marchando suxetos ô seu índice. A convención non só distancia senón que ta- (p. 47). mén reforza a metateatralidade. Porén, o pro- ceso inverso de epización, isto é, a incorpora- Proliferan tamén frases de fasquía narrati- ción por parte dun personaxe da narración (O va, que aparecen intercaladas no parlamento Cego), prodúcese de xeito súpeto, por medio do Mestre; propician o distanciamento tanto dun parlamento, sen que sexa indicado en nin- pola narratividade, como pola súa organizaci- gunha acoutación (p. 53). De igual maneira, ón escénica. Resulta tamén significativo que supetamente, volve o Mestre a retomar a nar- máis dunha vez repita que «son o bufón dista ración, coa cal remata o acto primeiro (p. 55). comedia» (p. 66 e 72), que lle engade meta- Nos actos segundo e terceiro tamén se dirixe, teatralidade potenciadora tanto da convención «Fóra do pano» e «Fora do pano de boca», como da epización. aos espectadores. No segundo despídese dun xeito de lene metateatralidade («E voume, que Por se non resultase suficiente, aínda pode- xa sabedes a hora de escea que encetamos», mos sinalar outro intre no que este xeito de p. 57). No terceiro acto recorre igualmente á convención, que anos despois Kantor, por cer- alusión metateatral («bufón desta comedia», to, usará profusamente. O Mestre aquí, durante p. 72) antes de erguerse o pano e producirse o longo parlamento inicial ao público, semella unha «irrealidade» metaficcional de tipo oníri- dirixir asemade a acción: «Xa durmiron abon- co, na que se pretende, segundo reza a acouta- do meus compañeiros mortaes e imos votalos ción, interpretar «as imaxes que o Mestre olla dos leitos ca crareira do día» (p. 46). Relata, no viño» (p. 72) que contén a cunca pola que dirixe e sinala o paso do tempo (ou, se se prefi- bebe. Como xa dixen noutro lugar: re, neste caso, o emprego da luz –simbólica–). Lembra isto aos rexedores da dramaturxia de Parece, como supuña Artaud, que o home Thornton Wilder (A nosa cidade). Resulta sor- só se ve a si mesmo en soños. O onirismo, que prendente a sinxeleza e naturalidade con que remite ó simbolismo e ó teatro Nó xaponés, este presentador-rexedor se transforma en per- acentúase nos momentos de irrealidade, a modo sonaxe. O autor sinálao cunha breve acoutaci- de soño dentro do soño, nos que a suspensión ón seguida de dúas frases do Mestre: temporal potencia o efecto plástico e remarca a sensación de artificio anti-ilusionista (Ruibal, (Mescrándose na escea coma un persoaxe 2000: 45). máis). Son recursos, sen dúbida, procedentes do

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teatro oriental (algúns usados lenemente por autores occidentais: Shakespeare, Goethe, A lembranza dos característicos songs bre- Hugo…), en especial do teatro de ópera chi- chtianos resulta aquí inevitábel. nés, recursos sempre distanciadores, nos que Na traxedia sobre o rei Midas xorden tamén se inspiraron Yeats, Claudel, Wilder e outros diversos coros secundarios, como un grupo de moitos, pero sobre todo Bertolt Brecht, que rapazas e outro de pantasmas. N’O ángulo de posteriormente incorporou ao seu teatro épico pedra interveñen xa ao inicio «un fato de xen- (logo dialéctico) con intencións sociopolíticas. te dialogando», que filosofan sobre os miste- Todos estes elementos metateatrais tentan rios da vida. Tal como di o mestre, «Van como conseguir unha maior distancia co receptor, somas e súa faciana agachan para dare serie- a maioría das veces apoiada ou reforzada con dade a iste desfie» (p. 67). Coros de vilegos outros recursos. O coro, por exemplo, que in- danzantes e rapaces poboan así mesmo nes- tervén nas dúas obras, contribúe á epización, tra obra díazpardiana, que habitan espazos de malia que apareza modernizado; nestas obras fasquía mítica (como o labirinto), xunto con participa abondosamente. É unha convención personaxes a miúdo grotescos (Sileno), e cun especificamente teatral, que desrealiza, ex- alto grao de animalización e bonequización. presa a opinión dun grupo ou dunha comuni- Aparecen con aspecto caricaturesco, degra- dade, contribúe á ritualiación e mais á viven- dados, con tendencia á estética expresionis- cia catártica… ta, tanto pola proliferación e uso de sombras Un grupo de silenos xa aparece trouleando como polas deformacións ou distorsións. Así, na taberna ao comezo da acción. Rin, beben e un personaxe fantasmagórico, o Xenio da Ei- brincan sen acougo, mentres cantan a coro «un sistenza, denomina aos discípulos de Sileno himno de bébedos»: como os «monecos de azaido vento» (p. 19), e Sileno nomea «monifate» a Midas. Tamén Bebamos do Ulla, como monifates son presentados os represen- do Riveiro de Avia tantes dos poderes fácticos en O ángulo de os caldos sabrosos pedra, que aparecen «con vestementas repre- que as vidras regalan. sentativas dos seus cárregos e con acenos es- tirados e ridículos» (p. 59). A animalización Os mares se beben Aas augas dos ríos, como elemento distanciador, propíciaa Sileno os ríos das fontes, verbalmente, de xeito que mesmo chega ao as fontes do infindo insulto, aínda que é na outra traxedia cando O Mestre pide «viño pra encher ben os ban- O infindo se bebe dullos de homes case que ovellas» (p. 77) as augas dos mares. cando fica máis patente. Aparece tamén algún Bebamos nosoutros caso de cousificación. que n-ha quen nos gañe (p. 12).

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Resulta sorprendente e curiosa a formaci- E aínda se poderían considerar algúns as- ón dunha piedade polo pai de Antelo e mai- pectos, mais de menor entidade, pero coido lo cadáver deste, toda vez que este tipo de que abonda co devandito para contribuír a que composición icónica está sempre formado por se preste maior atención e interese e a valo- unha figura feminina, a nai, e mailo fillo. Esta rar de xeito máis positivo no sistema teatral socorrida intermedialidade «transmite unha galego a aportación dramática dun artista tan forza do destino» que reforza o estrañamen- insigne e polifacético como inigualábel: Isaac to. Porén, a liberdade creadora do noso autor, Díaz Pardo. lévao aínda máis lonxe, e para potenciar o pa- ralelismo de Antelo coa figura de Xesucristo Bibliografía (quizais tamén a de Prometeo), forma unha re- surrección. Despois de que o pai se dirixa ao Díaz Pardo, Isaac (1957): Midas. O ángulo de público, descolga o «fillo e o leva ate un ban- pedra, Bos Aires, Citania. co de pedra, sosténdoo com-unha Piedade» (p. Nieto, Montse (2009): Ollos da memoria. Con- 66). O fillo fala co pai, mentres se produce versas no Monxoi con Isaac Díaz Pardo, Noia unha irrealidade (onirismo) por medio da ilu- (A Coruña, Sementeira. minación, «movendo somente os beizos» e dirixíndose ao pai, cando, en realidade, xa se Pavis, Patrice (2002): Diccionario del teatro, producira a súa morte. Barcelona, Paidós. Atopámonos tamén en diferentes momen- tos en que os diálogos producen efecto distan- Ruibal, Euloxio R. (2000): «Isaac Díaz Pardo, ciador, tanto pola súa abstracción, reflexións dramaturgo», en Isaac Díaz Pardo. Obra car- filosóficas ou carácter narrativo, explicativo telística 1936-1999, pp. 39-47. ou descritivo. Así mesmo, en especial formu- Seoane, Luís (1958): «O teatro de Isaac Díaz lados polo Mestre, os apartes (xa daquela en Pardo», Galicia Emigrante (Buenos Aires), 4 desuso no teatro de vangarda) ou os breves so- de xuño de 1958. liloquios coadxuvan no mesmo sentido. Como exemplo, podemos sinalar, cando Midas fala (1972): «Isaac Díaz Pardo», La Voz de consigo mesmo (p. 26), ou con elementos da Galicia, 7-V-72. natureza (p. 27). Á maioría dos recursos aos que nos temos referido, aos que se lle pode- Salvat, Ricard (1990): «Aproximación a Isaac ría engadir o pranto (meta- e parateatral) das Díaz Pardo», en Isaac Díaz Pardo (catálogo), voces femininas (p. 69) ou de Silva ao final Santiago, Auditorio de Galicia, pp. 63-66. ■ de Midas, rompen as barreiras entre a vida e o teatro, polo que dalgún xeito obrigan ao re- ceptor a antepoñer a reflexión á emoción.

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cutiva del Partido Comunista de España en Rusia «Apuntes Sobre y, finalmente, todas las circunstancias que hicie- una Vida: El Exilio», de ron posible su retorno en 1956. Ramón Barros Santos Presentación (Moncho), 1910-1987 Mi padre, Ramón Barros Santos (Moncho), na- ció en 1910 y falleció en 1987. Ingeniero indus- maría isabel barros trial de profesión, le tocó participar activamente en la Guerra Civil española. Concretamente, en el frente de Madrid. Luego la huida, el exilio en Ramón Barros Santos, de profesión inge- Rusia y el retorno a España en 1956. niero industrial, nació en La Coruña. Desde Aunque nació en La Coruña, desde muy niño niño pasa a vivir a Toledo junto con su familia. se trasladó a Toledo junto con su familia, donde Se formó y trabajó en dicha ciudad. Poco antes creció, estudio y trabajó hasta la guerra. Toledo del comienzo de la Guerra Civil española, toda la tiene una carga emocional muy importante para familia se traslada a Madrid. él, ya que fue la ciudad donde se formó. Eso Participa activamente en la guerra, concreta- se refleja permanentemente en sus memorias. mente en el frente de Madrid, hasta los últimos Allí tuvo un grupo de amigos, compañeros de días de marzo de 1939. Junto a varios compañe- bachillerato, cuya amistad se mantuvo a través ros, consigue llegar a Valencia, donde embarcan del tiempo. En los años de la guerra, el destino en el Lezardrieux, inicio de un exilio que dura- de cada uno de los «bachilleres» fue distinto y ría dieciocho años. En sus memorias da una vi- sorprendente. Con el único que mi padre pudo sión panorámica del exilio republicano español, mantener contacto durante la época del exilio en desde el norte de África hasta la Unión Soviética Rusia fue con Javier Malagón Barceló, por re- (urss). Relata cómo llegaron a Orán, la perma- sidir éste en aquella época en México. Cuando nencia en el barco alrededor de un mes, junto mi padre regresó a España, trató de localizar a al Stanbrook. Luego el campo de concentración sus amigos de la niñez y adolescencia y comen- de Boghari, donde estuvo antes de salir rumbo a zó a encontrarlos uno a uno. Algunos se habían Francia y, desde allí, a la urss. Cuenta con detalle exiliado, otros habían permanecido en España. las peripecias de la vida en las fábricas rusas, las Finalmente, se encontraron todos con la agra- dificultades cotidianas de los españoles allá y los dable sorpresa de que ninguno había perecido miedos e incertidumbres que pasaron. Explica los durante la contienda. Durante muchos años se comienzos de Radio Pirenaica, en cuya redacción reunieron anualmente, llegando a acudir desde trabajó, y ejerció también como «escucha» en la el extranjero los que aún permanecían allá, para Komintern durante la Segunda Guerra Mundial en ese encuentro, siempre rejuvenecedor para ellos. Ufá y en Moscú. Relata la vida política de la Eje- Como es natural, todos querían saber de las pe-

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ripecias de sus amigos durante los largos años dientes no somos personas relacionadas con el de separación (más de dieciocho años). Mi pa- mundo editorial o literario. Por otro lado, no dre, por insistencia de Javier Malagón, comen- queremos que sean noveladas, sólo queremos zó a escribir cartas en las que les iba relatando que se conozca la experiencia de vida tal cual la sus experiencias vividas, tan entrelazadas con sintió y la vivió nuestro padre. los acontecimientos mundiales como la Segunda Hemos dividido las memorias en cuatro par- Guerra Mundial y su participación en la política: tes: La Alborada y La Lucha, La Guerra, El Exi- primero, durante la guerra, y, luego, en el exilio, lio, y La Vuelta del Hijo Pródigo. aunque desde una tercera fila tal vez, pero como A continuación presentamos únicamente un protagonista al fin y al cabo. fragmento de la parte dedicada a El Exilio. Sólo Enseguida quedó claro que la vida de mi pa- nos resta agradecer a la revista Laberintos en la dre fue mucho más agitada y variada, con dema- persona de su director, Manuel Aznar Soler, su siados intereses diferentes, por lo que los amigos gentileza al ofrecernos el espacio de esta revista le insistieron en que debía escribir sus memorias, dedicada a los exilios culturales españoles para porque no se trataba sólo de satisfacer la curio- publicar este fragmento de mi padre. ■ sidad de éstos, sino que, como protagonista de algunos hechos históricos, debía dejarlos consig- nados para que las futuras generaciones tuvieran conocimiento de ellos. Así comienza a escribir sus memorias, tratando de ser lo más fiel posible a sus recuerdos. Hacia 1980 terminó de escribir- las. Salieron alrededor de mil doscientas pági- nas, escritas con la mayor sinceridad posible. Mi padre escribía bien, pero no concibió sus memo- rias como una novela, sino como un testimonio. Mi padre falleció en 1987 y desde entonces sus memorias han estado guardadas, leídas úni- camente por amigos o familiares que, sabiendo de su existencia, se interesaron por ellas. Ahora, cuando sus hijos ya somos mayo- res, y conscientes de que no estamos aquí para siempre, nos parece que urge intentar la publi- cación de estas memorias, porque no es bueno que dejemos este asunto pendiente para una ter- cera generación. Es una tarea complicada, porque sus descen-

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Había un joven al volante del timón. Me reci- El Exilio (fragmento) bió ceñudo, pero no me dijo nada. Al poco rato logré romper el hielo y entablar conversación, ramón barros santos (moncho) chapurreando en muy mal francés por mi par- te. Él chapurreaba a su modo el español. Pero Los nueve miembros de la J(uventud) nos entendimos. Casi todos los tripulantes eran S(ocialista) U(nificada), previamente desar- miembros de las Juventudes Comunistas de mados por los guardias de asalto que protegían Francia. Llevábamos trescientos cincuenta pasa- los muelles, nos dirigimos, mohínos y cabiz- jeros pertenecientes a todos los partidos políti- bajos, a la escotilla de acceso a la bodega del cos del Frente Popular. Le expliqué que éramos «Lezardrieux». Éramos conscientes de que para nueve de la jsu y se alegró. Nos hicimos amigos. embarcar nosotros, Fernando Rodríguez había Navegábamos rumbo a Orán. […] tenido que tachar diez nombres de camaradas Aún no había roto el alba cuando dos resplan- del Partido que quedaban para el barco siguien- dores y dos zambombazos nos sobresaltaron. El te. Entonces no sabíamos que aquél iba a ser el barco paró maquinas enseguida y al puente acu- único barco que zarparía de Valencia moderada- dieron dos o tres tripulantes más, medio adormi- mente cargado de evacuados. Mejor dicho: ¡se- lados. Uno de ellos era el capitán. Ni se fijaron ría el único buque con evacuados que partiría del en mí. Corrieron al departamento del telegrafis- puerto de Valencia! ta. En el puente quedamos el timonel y yo per- Desarmados, entristecidos, confusos, llenos plejos, sin saber qué hacer ni decir. […] de incertidumbres, descendíamos en fila india Pronto salimos de dudas. Un barco de guerra por la escalera provisional de madera montada franquista nos había largado una andanada de allí, a prisa y corriendo, para que pudieran des- proa y otra a popa. Era una orden de detención. cender personas en lugar de los fardos habituales Querían registrar el barco. El capitán se nega- de carga. El hombre que me precedía dio un tras- ba: estábamos fuera de aguas jurisdiccionales piés y se precipitó al fondo de la bodega hecho españolas y aquello constituía una agresión, un un revoltijo con sus maletas. Se partió el cuello. acto de piratería. ¡Hay que tener muy mala le- Y allí acabaron sus aventuras. Su cadáver fue che para «a enemigo que huye no ponerle puen- evacuado rápidamente. Nunca supe quién era. te de plata»! Allí había para llenar un tren. […] Sólo averiguamos que sus maletas, reventadas De pronto, las máquinas comenzaron de nuevo a por el golpe, aparecieron llenas de azafrán, el di- funcionar. No pude aguantar más y volví a subir nero en especie más cotizado en aquellos días, lo a cubierta. Navegábamos majestuosamente. […] mismo en España que en el extranjero. […] Trepé al puente y mi amigo el timonel me Transcurrió una hora quizás. ¡A nosotros nos sonrió. ¡Todo arreglado! –dijo–. Me extrañé pareció un siglo! Hasta que el ruido de las má- de que los franquistas hubieran renunciado tan quinas y el chirriar de cadenas nos indicó que fácilmente a su presa. No –dijo–, ellos no han levábamos anclas y desatracábamos. […]

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renunciado. Mientras el capitán discutía con los Éramos ya los héroes de la resistencia española, franquistas sentados en una chalupa, el telegra- combatientes por la libertad homenajeados por la fista lanzaba continuos sos […] A sus llamadas clase trabajadora mundial. […] acudió, al parecer por pura casualidad, un barco Navegábamos tranquilos con buena mar. Íba- de guerra norteamericano que, ¡a saber qué hacía mos a Leningrado. […] Nos sentíamos felices. por allí!, se interpuso entre nuestro barco y el de […] Nuestro compañero Abollado hacía de tra- los nacionales y nos permitió huir. […] ductor… (Nos destinaron a una gran fábrica de Allí estaba casi todo el Comité Provincial del automóviles de Moscú, la fábrica «Stalin»). […] Partido de Madrid: Mendezona, Abad, Barrios y En el verano de 1940 […] aproveché unas va- otros que no recuerdo. También viajaba con no- caciones que nos concedieron en la Escuela para sotros Arturo Jiménez, pero no estaba allí; por lo hacer con Isabel un viaje a Eupatoria. Había allí visto andaba por los alrededores del capitán, me- una Escuela de Niños Españoles en la que se en- dio de incógnito. Allí estaba el Mayor Fernández contraba la hermana pequeña de Isabel, Benilde, Cortinas, Parrita, Manuel Puente, un hermano de a quien no veía desde España. […] Diéguez y otros conocidos comunistas hasta el Un hecho nos impresionó profundamente. En número de cuarenta. Los demás nos eran total- aquella escuela había siete niños, de los más pe- mente desconocidos. Se trataba de miembros del queños, de cinco o seis años, a los que sus com- Partido Socialista, casi todos valencianos, afilia- pañeros llamaban los siete enanitos, los cuales dos, dirigentes de la ugt, dirigentillos de la cnt, no sabían ni su nombre, ni sus apellidos, ni su etc. Al leer el libro de Edmundo Domínguez, procedencia. Eran todo un símbolo de la tragedia Los vencedores de Negrín, me encontré con la que vivió el Norte de España durante la guerra sorpresa de que también él salió en el «Lezar- civil y del desorden en que se efectuaron algunas drieux». Bien porque no le conociéramos a fon- evacuaciones. Benilde estaba bien, sin proble- do, bien porque procuró guardar el incógnito y mas, pero la presencia de los siete enanitos nos desembarcar enseguida, no nos enteramos de su dejó un sabor amargo pues nos acercó, una vez presencia. […] La vida en el campo de Boghari más, a la desdicha de nuestra contienda, que ha- no fue penosa para los allí refugiados, teniendo bía supuesto para muchas familias españolas que en cuenta las circunstancias […] nos sacaron del ignoraban, e ignorarían para siempre, el paradero campo […] Llegamos a Marsella. […] de sus hijos. En algún punto de su largo viaje se Partimos de nuevo en tren para El Havre, don- perdieron los papeles que los identificaban. Pre- de nos esperaba el buque soviético «Kooperat- senté el caso en el kim y no se pudo conseguir sia», destinado a llevarnos a la urss. La emoción nada. La situación en España y la guerra de Eu- nos embargaba al entrar en la nave. Estábamos ropa impidieron todos los intentos de identifica- en territorio ruso, bajo bandera soviética, acogi- ción. ¡En realidad no había por dónde empezar! dos clamorosamente por la tripulación y despedi- […] dos con gran afecto por los camaradas franceses. En cuanto empezó la guerra, Segis y yo fui-

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mos incorporados al Servicio de Escucha de la Falcón y Julio Mateu […] Komintern, que dirigía un checoslovaco llamado Escribíamos afanosamente por la tarde para Geminder, esposo de Irene Falcón, la secretaria que las mecanógrafas pudieran pasar los origina- de Dolores Ibárruri. Teníamos que trabajar de les, en limpio, a Dolores y Togliatti, que hacían noche para captar todas las emisiones de radio la supervisión. Por la noche «escuchábamos» y que hablasen en español. Debíamos hacer un re- dormíamos de día, hasta la hora de comer; des- sumen de lo escuchado, se lo dictábamos a las pués, vuelta a empezar. Castro es el jefe inme- mecanógrafas y, después, pasaba al servicio de diato de Redacción y Escucha. Tenemos que información confidencial, cuyo boletín debería darnos prisa, pues los artículos, después de su- hallarse temprano, por la mañana, en la mesa de pervisados, tienen que ser entregados a Echeni- cada uno de los secretarios de la ic (Internacional que, el cual, de cuatro zancadas, debe plantarse, Comunista o Komintern). […] desde los Urales en los Pirineos, para, desde allí, Nuestro grupo se incrementó, incorporándo- dirigirse a nuestros compatriotas. Gracias a que se a él Vicente Pertegaz, ex jefe de División, Echenique es un mozarrón vasco, con buenos al que ya conocemos; Echenique, joven y lo- pulmones y buenas piernas y, a las diez de la no- cuaz vasco; Lolita Azcoaga y Marina Sendin, che ya está gritando al aire: ¡Aquí, Radio España como mecanógrafas; y, más tarde, otro joven, Independiente! ¡Estación Pirenaica! […] Baudelio. Con Castro como jefe formamos un Correría el mes de mayo cuando en Ufá apa- grupo muy unido y dicharachero que procuraba recieron Isabel y mi hijo, junto con los familiares pasar los malos ratos con el mejor buen humor de otros compañeros. Vienen escuálidos como posible. La llegada de Dolores y Antón nos pro- galgos de carrera, después de un viaje tan largo y porcionó un nuevo e interesante trabajo: Radio epopéyico como el mío, quizá algo más corto, de España Independiente. […] diez a doce días de duración, a lo largo de la ruta La Komintern había organizado toda una se- fluvial más famosa de Rusia, en una gabarra de rie de Radios Piratas que emitían desde Ufa a transporte, sin remos ni bateleros. […] todo el mundo y en casi todos los idiomas. La No es muy halagüeño lo que descubro. En nuestra se llamó así, con la coletilla de «Esta- las alturas del Partido hay una lucha sorda por el ción Pirenaica». Además de «escuchas», casi to- poder dentro de la organización. […] dos fuimos redactores bajo la jefatura directa de Fue en estos días de la victoria cuando la Castro y la supervisión de la «Pasionaria». Jesús nostalgia de España se exacerbó. Era la hora del Hernández, como representante del Partido Es- regreso a su patria para millones de seres despla- pañol, se había quedado en Kuibyshev junto a zados por la guerra. Muchos habían abandona- Dimitrov, Manuilski y otros altos ejecutivos de do su tierra natal como soldados, otros huyendo la ic, próximos al aparato del Gobierno soviético de persecuciones o de bombardeos y escaseces. instalado en aquella ciudad. A nuestra redacción Prácticamente todos podían regresar a sus lares. se incorporaron Antón, la propia Dolores, Irene ¡Y, mira por dónde, los exilados españoles no

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podíamos hacerlo! Ni los que estábamos en Ru- charse a cualquier otro país capitalista, o prose- sia, ni los que se hallaban en otros países. Franco guir la lucha, o incorporarse definitivamente al no había perdonado. Tampoco hubiéramos queri- pueblo ruso como un ciudadano soviético más, do su perdón. ¡Deseábamos volver con la cabeza con todas sus consecuencias. […] Todas estas alta! […] circunstancias aceleraban la descomposición Y, sin embargo, el sentimiento patrio bullía en entre los exiliados españoles. Quedaba limpia- nosotros con más fuerza que nunca. La Patria, mente la lucha por ir tirando económicamente esa idea abstracta de la que tanto habíamos des- hasta que, algún día, un cambio en la situación confiado y que tanto habían utilizado otros como nacional o internacional, nos permitiera el tan señuelo para que la gente del pueblo luchase por anhelado regreso. […] los intereses de los poderosos, tomaba ahora Así pues, se desató el forcejeo por conseguir cuerpo en nosotros, se materializaba en la familia aquellos puestos que permitieran vivir con me- abandonada, en los amigos de la infancia, en los nos ahogos. Esto requería disputárselos a los que camaradas de lucha que en ella habían quedado. ya los tenían. […] Se corporeizaba, para mí, en la entrañable Tole- No tardó en surgir otra perspectiva aún más do, en La Coruña natal, en el Madrid de los com- negra. Una de las gracias de la posguerra fue que bates, en los viejos y en los recientes recuerdos. el Partido Bolchevique se dedicó a hacer purgas Y dolía muy hondo. Te desesperaba su distan- para «limpiar» sus filas. Tras él siguieron los de- cia en el espacio y su lejanía en el tiempo. Pero más partidos comunistas y, ¡no faltaba más! tam- sabíamos que ninguna de estas dos magnitudes bién el nuestro. […] era insalvable. Es más, estábamos muy cerca de En noviembre de 1947 llegaron de Francia a vencerlas. Pues, ¿acaso el régimen de Franco no Moscú Fernando Claudín y el ex ministro Vi- era una hijuela nazi? ¿Acaso la España franquis- cente Uribe. Traían órdenes concretas del Comi- ta no había sido beligerante contra Rusia con la té Central del Partido, de cuyo organismo eran División Azul? Estábamos seguros de que, entre miembros, para efectuar la purga en la emigra- los rusos y los aliados, acabarían muy pronto con ción. La presencia de Claudín, miembro a su vez él. Y volveríamos como hijos pródigos al son de de la Comisión Ejecutiva de la jsu, significaba fanfarrias triunfales. […] que también ésta intervenía en ella o, por lo me- Las dificultades de la posguerra eran muchas nos, se lavaba las manos. […] para nosotros y para los rusos. Pero podían com- Intervino Vicente Uribe. Éste pronunció ya los prenderse porque eran dificultades para todos. nombres de los acusados y las acusaciones. Él Sin embargo, yo creo que influía más la pérdida dió la pauta para los asambleístas. Nos acusó de de los objetivos políticos, la desesperanza en contaminación capitalista, de desviaciones bur- un pronto retorno a la patria, pues ello hacía guesas y de ser la escoria de la áurea fundición que nuestra presencia en Rusia pareciera una del Partido. Un silencio de asombro acogió su cosa sin sentido. Había que escoger entre mar- discurso. Todos los acusados éramos gentes de

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segunda fila y, generalmente, apreciados. Una que algunos tenían conciencia, pero el miedo era sorpresa increíble: entre los acusados figuraba superior a todo. […] Julio Mateu. Aún se añadía un quinto inesperado, No hay duda de que todo aquello era la trage- Juárez. Hubo cientos que se sintieron aliviados; dia más grande que hasta entonces me tocó vivir. ellos no estaban en la lista. Todo el mundo cono- Aquellas horas fueron, sin duda, las más amar- cía las murmuraciones recíprocas. Todos creían gas de mi existencia. Y sin embargo, no todo fue que la intervención iba dirigida a otros posibles negativo. […] acusados. Así que se quedaron de piedra. Pero la La rehabilitación oficial llegó de una manera pauta estaba dada y ya sabían lo que se pedía de insólita: se celebraba un cumpleaños de la Pa- ellos. ¡Ahí tenían la carnaza! […] sionaria en un gran hotel de Moscú. Recibí una Y empezó lo más bochornoso. Los compa- invitación oficial del Partido. Me preparé para ñeros, los amigos de siempre, empezaron a in- pasar otro mal trago. Acudí. Lo de siempre: los tervenir apresurados, inventándose hechos que compañeros me miraban de reojo sin saber qué pretendían probar las acusaciones de Uribe. hacer. Por si acaso, siguieron sin dirigirme la pa- Los que más frecuentaban nuestra amistad, te- labra. Yo estaba también despistado. Allí apare- merosos de que les considerasen cómplices, se cía sólo la élite de la emigración, que acudía a apresuraban a intervenir expresando su repulsa, prestar rendido homenaje al jefe. De los sancio- afirmando que los teníamos engañados. ¡Había nados era el único presente. […] cundido el pánico! […] Todos estábamos en el vestíbulo del hotel Afortunadamente los soviéticos no se toma- esperando la llegada de Pasionaria. Yo, como ron en serio la sanción y en nada contribuyeron siempre desde la sanción, solo y algo apartado. a agravar ésta. Pero nosotros no conocíamos esta Se produjo una revuelta: entraba Dolores. Echó benigna interpretación soviética y, durante dos una amplia ojeada a todos los presentes y se vino años o más, cada vez que llamaban a la puerta derecha a mí. Me abrazó, me preguntó en voz de nuestras casas pensábamos que era la policía alta por Isabel y mis hijos. Su séquito sonreía. para llevarnos a Siberia o ante una tapia, como Apenas se apartó, todos los compañeros se aba- había ocurrido a los purgados de otros partidos lanzaron sobre mí a abrazarme y felicitarme. ¡Se […] El miedo, la vergüenza y la desilusión que había producido la rehabilitación! […] Yo no sa- sufrimos jamás se nos olvidarán. El coro de vo- lía de mi estupor. No sentí alegría alguna, más ces que pedían el castigo ejemplar eran tus viejos bien una sensación de asco. […] amigos, los compañeros que con nosotros habían Desde entonces volví a ser para todos, me- compartido todas las vicisitudes a lo largo de nos para mí, el Moncho de siempre. Volvieron a años y años de lucha, que nos conocían a fondo, sentarme en la mesa del Presidium en los actos de la calle, de la cárcel, de la trinchera ¡Fue una públicos de la emigración. Fui nombrado ofi- auténtica estampida! ¡A decir verdad sé que mu- cialmente responsable del colectivo de la fábrica chos pasaron más vergüenza que nosotros! Por- «Stalin» y todos intentaron recobrar mi amistad.

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[…] uno de aquellos campos se tropiezan con los pri- Hicimos amigos rusos. Nos empapamos de la sioneros de la División Azul. […] Los tres grupos vida rusa, que ahora podíamos conocer a fondo. tan distintos forman ya uno solo, el de españoles No obstante, la procesión iba por dentro y los de- cautivos. Todos ellos tienen un deseo común, re- seos de volver a la lejana patria iban en aumento. cobrar la libertad y salir de la Unión Soviética. […] Al grupo de pilotos le añaden los desertores de Sólo a mi regreso a España tuve una confir- la División Azul que son también considerados mación trágica de casi todos aquellos rumores al como prisioneros. Entre pilotos y marinos ya hay encontrarme con algunos de los estudiantes para gente que quiere volver a España, pero hay otros pilotos a los que me referí más de una vez en es- que persisten en su idea de salir al extranjero y tos apuntes, supervivientes de una tremenda odi- no quieren saber nada de Franco. Sin embargo, sea que paso a contar a grandes rasgos. El hecho entre todos se establece la solidaridad de la des- es sobrecogedor pero rigurosamente cierto. […] gracia. La Cruz Roja y el gobierno franquista En este trágico recorrido se encontraron con tampoco hacen distinciones y cuando se realizan otro grupo de españoles que venían sufriendo gestiones para la repatriación de los prisioneros análoga odisea. Se trataba de marinos que, tri- de la División Azul, en la lista van incluidos los pulando barcos mercantes españoles, el final de doce pilotos y los trece marinos supervivientes la guerra civil les había sorprendido anclados en de la trágica odisea. […] puertos soviéticos. En buena lógica dependían En abril de 1954 embarcan todos en el buque exclusivamente del Gobierno de la República. griego «Semíramis» y, bajo la protección de la Nada tenían que ver con las autoridades rusas. bandera de la Cruz Roja Internacional, zarpan […] Pues los soviéticos los desembarcaron, se de Odesa rumbo a Valencia doscientos ochenta incautaron de los barcos y los invitaron también y cinco españoles. La tremenda e incomprensi- a incorporarse a la producción soviética. […] ble aventura que para muchos ha durado catorce Unos aceptaron, otros se negaron y pidieron años, ha terminado. […] que les dejaran partir para el extranjero. Las au- Había un grupo activo que se movía a espaldas toridades rusas se lo negaron. Serian unos sesen- del Partido español y de las autoridades soviéti- ta al estallar la guerra entre Alemania y Rusia, y cas: los ex niños españoles no readaptados. […] fueron enviados a trabajos forzados al Mar Blan- En el año 1955 un grupo de estos jóvenes, de co, a un campo llamado Norilskaya. Cuando se los más revoltosos, comenzó a inquietarse. Al- encontraron con los pilotos sólo quedaban veinti- guien les dijo que eran «desplazados de guerra» tantos. Los demás habían muerto de hambre, frio y, como tales, podían volver a su patria bajo la y enfermedades. Uno se había suicidado. Tam- protección de la onu y de la Cruz Roja Interna- poco ellos querían volver con Franco. Ansiaban cional. Todo era rigurosamente cierto. Se trata- sólo organizarse la propia vida a su modo. […] ba de auténticos desplazados involuntarios por Se produce otro encuentro más odioso aún. En nuestra guerra civil desde 1937 y tenían perfecto

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derecho a acogerse a dicha protección […] El Partido acogió bien esta propuesta y, esco- Cuando empezaron su agitación se ganaron giendo del mal el menos, confeccionó una lista inmediatamente de enemigo al Partido español de muchachos en la que sólo figuraban «chicos a quien, naturalmente, no le podía agradar una buenos»: ingenieros, arquitectos, licenciados, petición masiva de regreso a España en pleno obreros calificados, etc. Esa lista fue entregada régimen franquista. El grupo fue calificado in- en Moscú a la embajada francesa, ya que se re- mediatamente de «chicos malos», no sólo por- quería el visado de Francia al hacerse la repatria- que eran los más levantiscos, sino porque eran ción por tierra. […] los más atrasados en sus estudios y los menos En la lista no figuraba ninguno de los «chicos disciplinados en las fábricas. […] malos», los cuales, por muy «malos» que fueran, Realmente se trataba de los chicos peor trata- habían sido, al fin y al cabo, los que iniciaron y dos por las peripecias de la guerra. Habían tenido realizaron todas las gestiones con las autoridades que ser evacuados a todo galope de sus escuelas francesas, rusas y españolas. El embajador fran- de niños porque se aproximaban los alemanes. cés debió quedarse boquiabierto y les manifestó Muchos de ellos, medio abandonados por sus que él ni entraba ni salía en quiénes eran los que cuidadores, fueron a parar, como la hermana de solicitaban la repatriación. Los «chicos malos» Isabel, a la República Alemana del Volga […] esgrimieron el telegrama de Martín Artajo a su Bien, pues estos «chicos malos» llegaron a la nombre, en el que más o menos, decía: «Auto- conclusión de que no les gustaba la vida en la rizo la repatriación de quinientos españoles». – urss y que ya era hora de volver a su patria, a la Pero yo no tengo más que estos nombres – decía cual, quizás, idealizaban demasiado. Deseaban el buen hombre, enarbolando la lista del Partido. volver a ver a sus padres y hermanos y trabajar […] Los «muchachos malos», con este telegra- donde y como ellos quisieran. […] ma en la mano y una buena dosis de rudeza, se Uno de los muchachos rebeldes, un tal Do- dirigieron en masa al Partido español y a las au- ménech, que había sido reclamado por sus pa- toridades soviéticas, armando buen jaleo por las dres, recibió por entonces la autorización para calles de Moscú. Finalmente consiguieron una repatriarse vía Francia. Le encargaron que, en lista oficial en la que figuraban ya los «chicos nombre de todos, visitase en París al entonces malos» y los «chicos buenos». […] embajador de España en la República Francesa, Esta situación violenta ha durado varios meses Marqués de Casas Rojas. Doménech cumplió a y ha soliviantado a toda la emigración. Hay mu- la perfección el encargo y no sólo se entrevis- chos mayores que quieren seguir el ejemplo de los tó con el embajador español y el representante chicos y pretenden regresar a España. El Partido de la Cruz Roja Española en París, sino que, en comienza a recibir peticiones de repatriación de Madrid, logró hablar con Martín Artajo, minis- gente que nada tiene que ver con los chicos. Hay tro entonces de Relaciones Exteriores, y armó en chicas casadas con mayores españoles. Hay chi- Francia y en España el revuelo padre. […] cos casados con rusas. ¡Todo un lío! […]

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El gobierno soviético se muestra transigente y y medio de exilio, de mayo de 1939 a noviembre el español también. Lo que en principio era una de 1956. […] oportunidad para los chicos se ha convertido ya Atrás dejábamos el «paraíso perdido» con una en oportunidad para los mayores. Como es natu- sensación de alivio muy parecida a la alegría. ral, entre los mayores que solicitan la repatria- Pero no podíamos echar las campanas al vuelo, ción no hay activistas del Partido. […] pues ignorábamos lo que nos esperaba en nues- Balaguer me informó de que, con motivo de tra tierra. Queríamos creer en todas las promesas las famosas listas, representantes del gobierno pero, por dentro, nos golpeaba la duda. […] franquista declaraban, ante la Cruz Roja Inter- Así, entre alivios, esperanzas e incertidumbre, nacional y ante representantes de la onu, que en comenzamos a surcar las aguas del Mar Negro ningún caso habría represalias contra nosotros camino, por fin, de España. […]■ […] El comunicar a la fábrica mi decisión de repa- Madrid, julio de 1980. triarme fue para mí un mal trago. ¿Cómo reaccio- narían mis compañeros de trabajo? Marchar del país del socialismo a un régimen totalitario como el de Franco era difícil de razonar. Pero todo fue comprensión por su parte: ¡Claro, decían, la pa- tria y la familia siempre tiran! Me felicitaban y abrazaban. Me organizaron un homenaje de des- pedida al que asistió todo el personal de la Sec- ción, desde el jefe hasta el último obrero. Junto a las máquinas del taller intervinieron el Jefe de la Sección, el secretario del Partido Bolchevique y el de los Sindicatos, y me entregaron alli mismo varios entrañables regalos que aún conservo con inmenso afecto. ¡Yo no podía pedir más! ¡Espe- raba mucho menos! […] A finales de noviembre, cariñosamente despe- didos en la estación de Moscú por rusos y es- pañoles, tomamos el tren que nos conduciría a Odessa. Al día siguiente, de madrugada, zarpá- bamos del puerto del Mar Negro en el barco so- viético «Krym» (Crimea) rumbo a Valencia. La oportunidad se había consumado. Nuestra per- manencia en Rusia acababa a los diecisiete años

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asilo del Presidente Cárdenas– malogró aque- La escritura como lla posibilidad (pp. 302-303). Tampoco cuajó moral de resistencia otra opción de ir a Santo Domingo gestionada por el médico naturópata valenciano, residente Villar Sánchez, José. Diario de un exiliado es- en Estados Unidos, José Mª Martínez Novella, pañol de la guerra de 1936. En las cartas de la colaborador científico de la revista Estudios des- tragedia, edición de Fernando Martín Polo, Va- de junio de 1936. Villar no estaba muy conten- lència, Denes, 2010. 283 pp. to con los servicios republicanos de asistencia al refugiado, como indican sus quejas contra el José Villar (1908-1989), alcalde anarquista sere que le denegó ayuda para adquirir unas ga- de Titaguas en 1937, fue un campesino de fas: «De España –escribe– salieron en una sola muy clara conciencia histórica y política que, expedición diez mil cajas conteniendo cada una tras empuñar las armas en defensa de sus idea- setenta y cinco kilos de oro […], sin embargo les en la guerra civil, sufrió diez meses de inter- no hay fondos para comprarle unas gafas a un namiento en los campos de Argelès, Barcarès y refugiado que las precisa urgentemente. ¿Qué Saint-Cyprien sin conseguir incorporarse a nin- se ha hecho de esa inmensa fortuna?» (31-i-40). guna de las distintas expediciones de refugiados Desalentado, con el temor de ser repatriado, Vi- dirigidas a países americanos. Parece ser que – llar acabó enrolándose en la 114 Compañía de con el respaldo del cenetista Mariano Rodríguez Trabajadores Españoles que, en pleno invierno Vázquez, secretario del Consejo General del de 1940, fue destinada a la Lorena para reforzar Movimiento Libertario Español en el exilio–1 el las defensas francesas que trataban de frenar el Comité de Evacuación de la cnt lo llegó a incluir incontenible avance alemán, en Guessling, El- en las listas de embarque del Mexique con des- vange y Flétrange (Departamento de Mosela). tino a Veracruz, en agosto de 1940. Pero, según Destrozada aquélla unidad por la aviación ger- el autor, una oscura intervención del pce por mo- mana a mediados de junio, pudo escapar de la tivos políticos –con el beneplácito del mexicano zona ocupada y llegar trabajosamente al Sur de Fernando Gamboa, inspirador de la política de Francia donde, a principios de julio, fue enrola-

1 En la circular fundacional de este Consejo (París, 25-II-1939), Rodríguez Vázquez declaraba urgente el salvar a la militancia cenetista situándola en lugares propicios donde pudiera rehacer su vida truncada por la derrota, y precisaba: «Es inútil detallar la pésima situación en que se encuentran los compañeros que están en los campos de concentración de la democrática Francia. Su estado era para nosotros desconocido. El tratamiento que reciben, no es ya inadecuado para las personas, sino que es regular que las bestias estén mejor tratadas y consideradas». Cf. José Peirats, La cnt en la revolución española. Paris: Ruedo Ibérico, 1971. 3, p. 327. En el aspecto testimonial, la inveterada imprevisión y crueldad de la administración francesa con los exiliados españoles es uno de los motivos centrales de este Diario, en términos de veracidad que resiste el cotejo temático con textos tan divulgados como los de Max Aub sobre el mismo asunto.

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do de nuevo en otra compañía de trabajadores ex- detenido en Francia que en España, en evitación tranjeros, ya bajo mando de Vichy, con sucesivos de que el diario no corriera los riesgos que yo destinos en L’Ardoise –al norte de Nimes–, Les asumía, lo oculté en la casa de labor en que me Arcs sur Argens –departamento de Var –, Dra- hallaba ocupado, sin conocimiento de mis patro- guignan y, por último, en Tarascon. De todo este nas. Tuve suerte. Llegué a Barcelona sin nove- periplo, marcado por la incertidumbre, las veja- dad. Me puse en contacto con los compañeros ciones y la desnutrición, sumido en las más ne- […] y ellos se las ingeniaron para recuperarlo y, gras expectativas que, en los peores momentos, finalmente, ponerlo en mis manos». (p. 16). De le hicieron pensar en el suicidio para no caer en su situación personal tras el retorno sabemos que manos nazis o franquistas (p. 140)2, se da cuen- en el otoño de 1942 se dedicaba a faenas agríco- ta minuciosa en su Diario, abierto el 23 de di- las en una masía de Sant Just Desvern, a consi- ciembre de 1939 en el Campo de Saint-Cyprien derable distancia de Titaguas, donde acabaría es- y cerrado el 16 de mayo de 1941 en la ciudad de tableciéndose pasados unos años entre el respeto Tartarín. A partir de esta última fecha Villar recu- sus paisanos. peró temporalmente una relativa libertad laboral La edición de este Diario a los veinte años de para contratarse en granjas de Cornillon, aunque la muerte de su autor abre algunos interrogan- buena parte de sus ingresos seguían siendo rete- tes de difícil respuesta sobre la reelaboración del nidos por la administración militar francesa. Sin desaparecido manuscrito original –escrito «a pie embargo, en fecha que el autor no determina en de obra» laboriosa y disciplinadamente, en las su advertencia preliminar, cuando tensiones y condiciones más adversas– y la cuidada versión delaciones hicieron la situación insostenible, au- publicada donde se advierten cambios de estilo mentando el riesgo de la deportación a Argelia que podrían atribuirse a cierto acicalamiento del o a Alemania, Villar resolvió regresar a España texto, sin posible distinción formal de las hipoté- por sus propios medios, poniendo a salvo antes ticas adiciones presumiblemente refundidas con el manuscrito de su Diario: «Yo tenía decidido la primera redacción. Su editor, Fernando Martín no dejarme prender, aun a trueque de arriesgarlo Polo –doctor por la ub y acreditado investigador todo. […] Me interné en España, consciente de de la historia de Titaguas–, transcribe un borra- que, aun saliéndome bien las cuentas, esquivaba dor mecanografiado que le entregó la familia del un riesgo seguro para afrontar otro con proba- autor donde, al parecer, constan algunas varian- bilidades de materializarse en algo fundamental- tes que incorpora en oportunas notas.3 mente desagradable. Como igualmente podía ser Por tanto, pese a la rigurosa datación –nulla

2 El suicidio como liberación es uno de los lugares comunes que la realidad impone a la escritura en tan pavorosa situación: «Si los nazis llegan aquí, me suicido» exclama Olden en Campo Francés de Aub, al conocer la caída de Bélgica. 3 Ver páginas 75-76, 124-125, 127-128.

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dies sine línea–, hay indicios de que el Diario y cinco detenidos con unas condenan que tota- fue la obra de toda una vida, revisada, pulida, lizan 455 años de cárcel»– cuyos datos parece retocada e incluso ampliada cuando el paso poco verosímil que pudieran haber llegado con del tiempo fue admitiendo un sosegado distan- tal exactitud estadística al dietario del desterra- ciamiento. El lector intuye esta circunstancia y do en fecha tan temprana como el 15 de febrero detecta con cierta facilidad pasajes originarios de 1941. Por lo dicho cabe suponer una segunda donde la angustia, el aislamiento, la soledad, la redacción, entre los años 60 y 70, en los que el miseria inferida… ponen de manifiesto el lúcido autor habría refundido diversos pasajes con reto- patetismo del diarista. Otros en cambio suscitan ques y comentarios, con la intención de mejorar dudas. Por ejemplo, parece difícil admitir que el el texto para acercarlo al lector sin detrimento de detallado y bien construido relato del derrumbe su veracidad. La edición no dilucida estos deta- del frente francés y de la gran retirada de junio lles de transmisión textual. de 1940 no haya sido objeto de una cuidadosa Villar insiste en su carencia de pretensiones reelaboración sobre las breves notas que, presu- literarias, dados su autodidactismo y escasa ins- miblemente, Villar hubiera podido tomar en tan trucción escolar tras haber abandonado la escue- pavorosa situación. ¿Es un lapsus hablar el 23 de la a los nueve años de edad para incorporarse a junio del «Gobierno de Vichy», una semana antes las tareas agrícolas familiares. Pero la lectura del de que se estableciera en dicha ciudad? En otro libro, especialmente en los pasajes intimistas, re- terreno, también podría fallar la sincronía entre vela un cierto prurito estético en la selección del su repulsa de las apostasías y bajezas cívicas de léxico, en el gusto por el epíteto, la amplificación Benavente, Carrere, Wenceslao Fernández Fló- y el clímax, en el dominio práctico de recursos rez o Pedro de Répide (de éste omitía su exilio en patéticos e irónicos… Son recursos propios de Venezuela por aquellas fechas) –cuyas adhesio- autodidacta cultivado en la lectura asidua de nes al Movimiento bien pudo conocer a través de autores clásicos y modernos –desde Gracián y algún ejemplar perdido de prensa española que Cervantes a Rubén Darío, León Felipe y Antonio llegara a sus manos en Les Arcs (24-X-1940)–, Machado, entre otros muchos que se mencionan y la indiscutida ejemplaridad de los artistas, lite- y hasta se enjuician con ponderación a lo largo ratos y poetas incluidos en «lo que se ha dado en del libro–, pero resultan también concreción par- llamar generación del 27». El uso de este manido ticular de la compleja apropiación de la cultura marbete histórico-literario, cuyas líneas poéticas de élite por un campesino revolucionario para sentó Jorge Guillén en 1957-58 sin etiquetarlo, quien la cultura deseable era una simbiosis de no se extendió por motivos didácticos hasta los aportes de cualquier sector social al servicio de años 60, momento en que Villar pudo haber dado un ideal de fraternidad universal que, por lo su- forma a su comentario. Lo mismo podría pen- frido en la práctica, no le parecía el del «hombre sarse de algunas apostillas que fijan el alcance medio de nuestro tiempo» (p. 210). de la represión franquista en Titaguas –«treinta Es cierto que no estaba al alcance de Villar el

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proporcionar a su Diario… la madurez artística y para el censor español: «…Me encuentro bien, el juego de perspectivas de Morir por cerrar los fuerte, soy joven, gozo de completa libertad, ojos, del Campo francés o de El limpiabotas del realizo un trabajo no excesivamente pesado con Padre Eterno de Max Aub, por citar obras de exi- el que atiendo holgadamente mis necesidades. gente concepción que se nutren de crueldades del Créeme, hago una vida que sería feliz a no ser exilio francés muy similares a las suyas. Pero sus por el dolor de no verte, de hallarme a tan con- aparentes limitaciones literarias son justamente siderable distancia de ti. […] Mis únicos padeci- las virtudes de un singular testimonio histórico mientos son por ti. Me imagino que la miseria te y ético expresado desde lo que el autor define agobia, que mi vida destrozada por mi forma de como «subjetividad militante, sin pretensiones ser y de pensar no halla punto donde apoyarse, de lucimiento personal, con la exclusiva finali- que la orfandad de tu alma y la tristeza de tu co- dad de dejar constancia de la difícil aventura que razón nimban tu rostro de una diadema de amar- tuvimos que afrontar los españoles aventados guras incontrolables. Y no es para tanto, Teresa. de nuestra tierra a punta de bayoneta». (p. 15). Abre tu pecho a la esperanza. Quizá pronto nos En este marco, gobernado por la voluntad de no veamos, trocándose en felicidad permanente la perder el rumbo vital y de conservar la facultad desgracia que el infortunio nos ha deparado…» comprensiva incluso en los momentos de mayor En este Diario se pueden rastrear las fuentes desesperación, bajo las condiciones más indeci- y contactos que, durante aquellos momentos de bles de penuria, son perfectamente excusables dispersión y aislamiento, permitían a un deste- las recurrencias o la reiteración de situaciones y rrado sin libertad de movimiento el forjarse una de motivos temáticos alusivos al significado de la opinión, ya fuera sobre las disposiciones guber- guerra civil, al hambre, a la xenofobia francesa, a namentales que podían afectarle en su precaria la desesperanza, al pavoroso porvenir de Europa situación, ya sobre la evolución de la situación bajo el nazismo, a la desorientación ideológica política y militar de Europa de la que dependían de algunos camaradas y a la degradación moral sus escasas expectativas de supervivencia. Por un de otros, a las desavenencias y discusiones entre lado estaba la correspondencia postal, normali- ellos… Domina el conjunto un halo de bonhomía zada durante su residencia en la Provenza; por que salpica el texto de gestos conciliadores y pia- otro la prensa, incluida en algunos momentos la dosos, con los que el autor se sobrepone a sus pe- del interior de España y, en menor, medida la ra- nalidades personales para corregir racionalmente dio, sin olvidar los rumores que precedían a la conductas negativas de sus compañeros de infor- confirmación de determinados acontecimientos tunio, o para buscar lenitivo a la inquietud de la políticos. El lapso de tiempo transcurrido entre familia que quedó en España mediante alusiones un hecho y su conocimiento por el diarista era optimizadas a su situación real en alguna carta a variable: por ejemplo, del inicio de la invasión su esposa, como la transcrita el 25-iv-1941, en alemana de Holanda y Bélgica (1 de mayo 1940) la que se adivina también un calculado mensaje no le llegan noticias hasta diez días después;

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la caída de París (14 de junio) coincide con el cabo la materialización de un orden social asen- «¡Sálvese quien pueda!» y la caótica desbandada tado sobre bases de justicia y libertad, mellando del ejército francés bajo la artillería alemana que las fauces voraces de un capitalismo de rapiña, deshizo las compañías de trabajadores extranje- de una iglesia desviada de su misión histórica y ros, por lo que a su grupo no llegan vagas infor- de un ejército distanciado del pueblo». maciones de la capitulación antes del día 17 de Villar incurre lo imprescindible en diatribas junio. Hasta el 23 no conocen el nombramiento anticlericales. En cambio, no regatea su sim- de Pétain al frente del Gobierno ni la oposición patía racionalista hacia la figura de Cristo y de de De Gaulle al armisticio, por los periódicos su mensaje, como solía ser habitual en el pen- que les dan a leer unos campesinos. A lo largo samiento anarquista. No obstante en los peores del Diario se hace muy patente la Francia cam- momentos el calvario del «revolucionario de pesina mientras se diluye la presencia de obreros Galilea» se le antoja endeble símbolo en compa- industriales. De los campesinos llegaban a los ración con el adverso sino de los exiliados espa- refugiados los mejores testimonios de emotiva ñoles: «La figura de Cristo, del Cristo-hombre, solidaridad, junto a despiadadas muestras de xe- del Cristo-humano, despojada de toda apariencia nofobia particularmente agudizadas al saber que de divinidad, es todo un símbolo de acendrado se trataba de rojos españoles. amor humano, debatiéndose víctima de laceran- Aunque quizás la prudencia de Villar no le tes dolores en el cuerpo y en el espíritu. […] Yo permitía ser excesivamente explícito de sus ano- no niego grandeza a Cristo, ni intento disminuir taciones cotidianas se deduce que, aparte cartas la intensidad de su tragedia, ni aminorar el dra- familiares, recibía una regular correspondencia matismo de su muerte. Sin embargo, el drama que lo mantenía conectado con el Comité Nacio- íntimo, las tribulaciones espirituales, el ambiente nal de la cnt (p. 110), con camaradas exiliados general de hostilidad, en fin, el género de vida en México (p., 262),4 con el citado doctor Mar- de cualquier refugiado español supera en todo tínez Novella, con otros compañeros desperdi- lo que se cuenta que sufrió Jesús. […] Bien, él gados por Francia e, incluso, con los primeros murió en la cruz, y todo indica que nosotros cae- deportados a campos argelinos en 1941 (pp. 299- remos de una forma parecida, cosidos a balazos. 300). «¡África!… –escribe con ironía el 29-iv- Cállese la turbamulta clerical, enmudezcan los 1941– Así se liquidará de una vez a los ingenuos tonsurados de toda laya. La vida de Cristo, su españoles que se permitieron soñar y llevar a pasión, su dolor y su muerte, ha sido superada

4 Curiosamente, el nombre de un corresponsal del diarista, llamado Villanueva, que en la realidad consiguió exiliarse en México (p. 262), coincide con el del personaje aubiano que da a Julio la noticia de que ha sido borrado de las listas de embarque en Campo francés. También entre los compañeros de fatigas del autor hay uno apellidado Carreño, bastante perfilado como interlocutor simpático y ocurrente, cuyo apodo era El Málaga (pp. 83-85, 96-98) aunque sus rasgos y función son ajenos a los del protagonista de El limpiabotas del Padre Eterno.

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por legiones innumerables de cristos, por cientos haciendo equilibrios, montados a lomos del Pe- de miles de refugiados españoles». (p. 146). gaso de la quimera. Y soñar, soñar con el amor, El autor sostiene un constante equilibrio entre con la libertad y con el desquite. La evasión del el individuo y el grupo, asumiendo analíticamen- ambiente que nos rodea, mediante ejercicios te la conciencia de las desigualdades y carencias imaginativos, es susceptible de actuar de sedante culturales de algunos correligionarios embruteci- reparador». (Tarascon, 20-ii-1941). Más allá de dos, en los que predomina el odio y la revancha. su incuestionable valor histórico como testimo- Villar, ácrata y pacifista curtido en mil batallas, nio primario de la ignominia que conllevan éxo- mantiene vivos todos los mitos universales del dos políticos, deportaciones y desplazamientos anarquismo clásico español, sin excluir el de de población –hoy más activos que nunca en el concordia universal. Sólo el temor ante la posi- mundo–, el diario de José Villar sobrevivirá tam- bilidad del triunfo nazi lo hace vacilar. Al opti- bién como obstinada sucesión de alternativas mismo compensatorio de compañeros que ali- existenciales entre la angustiosa presión de la ne- mentaban una euforia fácil a partir de supuestas cesidad física y la liberación interior en busca de informaciones sobre acontecimientos inminentes claros en el bosque donde mantener la espera del que facilitarían un retorno digno a España, él individuo sin renegar de su grupo. ■ oponía un escepticismo realista, que le impedía «imaginar un colapso del conjunto de corrientes Cecilio Alonso integradas en el poder», precisamente cuando los alemanes dominaban la mayor parte de Europa y la problemática victoria de las maltrechas demo- cracias aún aparecía muy lejana. Sin embargo, se impone su voluntad optimista por aceptación de La memoria recurrente las leyes que rigen la temporalidad humana, aun lamentando el daño que la guerra suponía para Fuentes, Víctor. Bio-Grafía americana, Valla- disfrutar de los estímulos sensoriales e intelecti- dolid, Fundación Jorge Guillén, 2008. vos de una existencia individual única. Una breve serie de apuntes de retratos de com- En los últimos tiempos el profesor Víctor pañeros, en la fase final delDiario …, ahonda Fuentes viene insistiendo en buscar el sentido comprensiva y compasivamente en el proceso de de su destierro voluntario en los Estados Unidos, degradación de un exilio sin libertad, la peor de más que como una mutilación cultural como las situaciones imaginables, lindante con la es- una proyección inconformista y expansiva de clavitud: «Hemos libado en la hiel del infortunio, sus vivencias españolas originarias, contrapun- encontrando en raras ocasiones reacciones com- to permanente de sus relatos. El autor, nacido pensadoras. ¿Qué prueba, qué suplicio falta en en Madrid (1933) se expatrió en junio de 1954, nuestro haber? Un asidero nos queda: cabalgar, sin terminar sus estudios superiores, cuando se

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le hizo insoportable la idea de sentar plaza en en el libro que comentamos, acabó incorporán- el ejército para cumplir el servicio militar. Pero dose al estamento universitario estadounidense, ¿qué exilio fue el suyo? Aquella decisión com- adquiriendo merecido respeto como crítico lite- prometida y romántica de estudiante rebelde di- rario y, sobre todo, como investigador de proce- ficultaba su peregrinaje exterior y descartaba su sos y contextos sociales de las letras españolas, estricta identificación con la denominada «fuga amén de haberse revelado como experto admi- de cerebros» nutrida por colegas más o menos rador del cine de Luis Buñuel.1 Pero, en los úl- acreditados antes su llegada a Norteamérica –los timos compases del pasado siglo, culminada su Clavería, Sobejano, Soldevila, Bosch, Márquez trayectoria académica en la Universidad de Cali- Villanueva, Alborg…–. En el destierro se había fornia (Santa Bárbara), imprimió un giro impre- de encontrar con dos promociones de exiliados visto en su actividad con su decisión de abordar españoles de 1939 en las que hallar un hueco no el autoexamen y de profundizar en su inorgánica era cosa fácil: para los mayores carecía de car- condición de intelectual descentrado desde una tas de recomendación, y quizás era algo joven perspectiva creadora. Sus más atentos colegas de para asimilarse a la segunda generación –la de la comunidad científica quedaron descolocados los «hijos», a quienes el exilio les vino dado sin o, cuando menos, extrañados,2 por la publica- elección posible–: Ramón Xirau nació en 1924, ción, bajo el heterónimo de Floreal Hernández, Roberto Ruiz y Manuel Durán en 1925, Carlos de una singular novela de sesgo autobiográfico Blanco Aguinaga en 1926, Tomás Segovia y (Morir en Isla Vista, Zaragoza: Las tres sorores, Jomi García Ascot en 1927, Luis Rius y Artu- 1999), mezcla ingeniosa de pudor y osadía, de ro Souto Alabarce en 1930, Enrique de Rivas en autenticidad y enmascaramiento, que, diez años 1931… De modo que Fuentes hubo de buscar su después, permanece como un diamante oculto de propio espacio adaptándose existencialmente a nuestra reciente narrativa. La experiencia no fue los sucesivos movimientos de la juventud ameri- una prueba aislada. Fuentes, que es un radical- cana sin romper amarras con su cultura de origen optimista, ha seguido trabajando en variaciones que pronto acabó convirtiéndose en materia de sobre su propio itinerario biográfico, sujeto a di- su actividad profesional como hispanista. versos tratamientos y puntos de vista más próxi- Tras un sinnúmero de vicisitudes, detalladas mo al género de las confesiones y de la tradición

1 Véanse La marcha al pueblo en las letras españolas (1917-1936) (Madrid: Ediciones de la Torre, 1980; 2ª ed. ampliada, 2006), y La mirada de Buñuel. Cine, literatura y vida (Madrid: Tabla Rasa, 2005). 2 Como muestra de esta sorpresa valgan estas líneas de nuestro admirado Ignacio Soldevila (17-2-2004) tras leer una reseña mía en España Contemporánea: «Querido Cecilio: Acabo de leer tu larga y sustanciosa reseña de la novela de Floreal Hernández en España Contemporánea, y creo que debo de darle cabida en el segundo tomo de mi historia de la novela. Pero como no la he visto ni leído, y tú juegas a la ambigüedad en tu reseña, me quedo en la duda de saber si es Victor Fuentes, nuestro colega de la Universidad de California (Santa Bárbara) el nada difunto autor de esa novela, publicada bajo el ficticio nombre de Floreal Hernández, o qué puñetas…».

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transgresora de la picaresca española que a las social y de rechazo a cualquier tipo de acomo- convencionales previsiones de la literatura curri- dación mental o de autocomplacencia. Entre cular al uso. Siempre en busca de la originalidad las muchas utilidades de esa potencia del alma latente en cada cambio de mirada/perspectiva/ –o facultad psíquica – que llamamos memoria, plano visual… a modo de montaje expositivo de Fuentes escoge la más severa, la que ejerce cons- percepciones y recuerdos, remirando lo ya mira- tante presión sobre el sujeto, enemiga mortal de do desde diferentes ángulos, su concepto cine- su descanso, al decir cervantino: esa clase de me- matográfico queda bien patente. moria exigente, con poco de placentera, que si La segunda entrega de este complejo autoa- no duele, escuece y que, desde luego, no se des- nálisis –Bio-Grafía americana– prescinde del miembra para facilitar el alivio del olvido. Me- plano imaginario de su anterior novela, potencia moria que redime y salva de la nada la película la función testimonial y aglutina materiales di- de la vida. versos de carácter memorial que van jalonando Víctor Fuentes, ya en la primera página de su el relato autobiográfico bajo la convicción de libro, confiesa escribir desde la memoria interro- que «la historia no progresa linealmente» sino gándose sobre la condición de su yo: «uno, divi- entre meandros, retrospectivas y anticipaciones dido, plural, fluido, fragmentado…». Descentra- que dotan al relato de una estimulante fluidez li- do, en suma, entre su rebelde autoexclusión de teraria. A decir verdad, la estructura del libro es la España franquista, sin romper el nudo natural lineal en su concepción pero discontinua y radial de emociones y nostalgias que dejaba atrás, y su en la regulación del flujo memorial que lo abas- vitalista identificación con los compromisos mo- tece. El auto-biógrafo se desdobla, extrapola, rales y sociales propiciados por su adaptación al exhibe intimidades y recuerdos con instinto pro- país de acogida. En él no parece haberse sentido vocador y ágil ritmo narrativo, comenta libros de extranjero bajo la optimista convicción –tomada actualidad, aborda la crítica literaria, huye de la de Julien Beck– de que a donde quiera que va- homogeneidad formal, hace leña de sus pasiones mos está nuestro país (p. 88). A diferencia de los y de sus afectos, ejerce de ocasional antropólo- exiliados forzosos de 1939 que sufrieron la am- go, cultiva la ironía y el sarcasmo entre simbo- putación traumática de su propio tronco cultural lizaciones oníricas que expresan la permanente y vivieron en buena medida mirando a un pasado inquietud de un sujeto habituado a los constantes irrecuperable, Fuentes, al abandonar Europa, se «cruces fronterizos, físicos y mentales, puesto integró de lleno en el sector más inconformista que la condición del desterrado –dice– es la de del laberinto americano que, bajo una cierta ilu- estar siempre a caballo entre el aquí y el allí: el sión liberadora de la culpa original, estimulaba lugar de origen y el de acogida, avanzando por el el imperativo de una conciencia responsable en resbaladizo alambre contrapuntista tendido entre pro de utopías cívicas y sociales, entre las tu- ambos espacios» (p. 15). Todo ello, por supuesto, multuosas pulsiones de la singularidad indivi- regido por un principio optimista de solidaridad dual y las estructuras colectivas –Freud y Marx

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omnipresentes– que el pensamiento izquierdista linas –ya fallecido– para ser representada en el procuraba situar en la Historia, acechado por las teatro McMillin de la mencionada universidad. sucesivas trampas ideológicas de corta duración, Allí fue conociendo a Casalduero, a Llorens, a constantes incitaciones ilusorias de una moder- González López, a Francisco García Lorca… nidad trascendente. Porque si algo queda claro Ernesto Dacal le facilitó la matrícula en la Uni- en esta inusual biografía es la vertiginosa suce- versidad de Nueva York para seguir sus estudios sión de actitudes o variantes ideológicas con que de letras, y más tarde lo contrató como Instructor se desplomó la conciencia activa, revisionista y de español en el Barnard College de la Colum- contestataria de la modernidad a partir de 1950. bia University (1961). Fue entonces cuando el Mérito de Fuentes es el no haber incurrido en joven Fuentes comenzó a forjarse una «endeble el desánimo derrotista y el haber eludido la ten- imagen de aspirante a intelectual, delineada a la tación del yo autónomo para instalarse en una carta» adobada con sus simpatías hacia los movi- esfera libre de conflictos, canalizada por el he- mientos beatniks americanos, afines a su recha- donismo escéptico-consumista al uso. Es muy de zo de la sociedad establecida, en la tradición del agradecer que su propuesta «bio-gráfica», entre anarquismo español que le servía de salvocon- fugas y regresos –olas que rompen «contra el ducto (p. 30). Aquella vida –«semi-existencia- pretil de la página» (p. 8)– sin dejar de ser radi- lista y medio bohemia», en cualquier caso nada calmente literaria, no renuncie a inscribirse de- convencional, llegó a suscitar el comprensible talladamente en la Historia de la segunda mitad escepticismo de los ilustres profesores exilia- del xx. Ello le permite explicar su integración dos en cuyas reuniones domésticas recuerda el en la vida americana con descarnada autocrítica travieso Fuentes haberse sentido más a gusto ju- desde aquella perspectiva «contracultural» que, gando con los niños que departiendo con los pro- durante un cuarto de siglo, pareció ingrediente fesores: «Los mayores, con pocas excepciones, imprescindible de toda utopía revolucionaria. como la de Ángel del Río, quien sí creyó en mi Como queda dicho, Fuentes, que gusta defi- potencial intelectual, aunque me aceptaban pero nirse como niño de la guerra, no formó parte del con cierto distanciamiento […] no veían en mí destierro de 1939 pero, a poco de su llegada a mucho futuro académico. El desmentirlos parece Nueva York, en 1956, tras haber pasado por In- que fue un continuo estímulo para que con los glaterra y Venezuela, frecuentó el grupo de in- años y el trabajo haya logrado realizar una ca- telectuales españoles ligados al Instituto Hispá- rrera de profesor y de crítico que no desmerece nico de la Universidad de Columbia de quienes de la del promedio de aquel grupo del exilio». se considera uno de sus últimos testigos y here- (pp. 52-53). Con todo, el autor que durante tan- deros. A su director, Ángel del Río le debió un tos años dedicó sus investigaciones a reconstruir modesto empleo en la Librería de las Naciones los arrabales sin nombre de las letras hispanas Unidas y su invitación a participar en el grupo del primer tercio del pasado siglo, no puede sus- dramático que ensayaba una obra de Pedro Sa- traerse a dar compasiva fe del «exiliado anodino,

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anónimo», el más olvidado, que sufría la total precedente intertextual común en un dietario per- enajenación del exilio con mayor intensidad (pp. sonal del escritor a cuya transcripción se recurre 57-58). en varias secuencias de ambos libros. Siendo este libro, en buena medida, reescritura Instrumento primario del mencionado desdo- de Morir en Isla Vista las referencias a su ópera blamiento autocrítico es el sostenido contrapunto prima son frecuentes, incluidos casos de palma- metódico a modo de super-ego narrativo que vi- rio collage intertextual, como la incorporación gila y corrige dialógicamente al narrador-diarista con levísimas variantes, al final del capítulo i (pp. en el cap. viii: «Bueno, Víctor, deja ya esas ascuas 33-35), de «Un cuento neoyorquino de finales de epistolares que veo te están quemando…» (p. los años 50», ya recogido en las páginas 78-80 193); «Cuidado, Víctor, no te sueltes, que te pue- de su anterior novela. O como la inserción auto- de estar leyendo un niño o una niña…» (p. 200). irónica (p. 169) de un pasaje donde el conven- Más explícita y punzante es alguna de estas aco- cional «narrador» de aquélla (pp. 219 y 221) ob- taciones a propósito de los «rugientes y ¿próspe- jetivaba no sólo las desaliñadas concesiones del ros? años noventa», años de desencanto cuando protagonista –alter ego del autor – a la moda con la economía americana parecía sortear la «edad sus cambios de indumentaria en los años ochen- de expectaciones disminuidas» que ya se vislum- ta –chaqueta azul marino Calvin Klein y jeans brada en 1997. El autor, con lealtad cervantina, de la misma marca–, sino también la progresiva vuelve al auto flagelo irónico sin rehuir sus con- debilitación de su resistencia práctica ante las tradicciones, más bien como satisfecho de traerlas presiones del sistema financiero: «Él que durante a colación: «No sigas Víctor, que vas a asustar a sus casi treinta primeros años de vivir en Estados los lectores. Además me parece que exageras. Tú Unidos nunca tuvo una tarjeta de crédito (según mismo fuiste uno de los que se beneficiaron del se jactaba), pagaba ahora con «Visa Gold» y se gran crecimiento económico de los 90. Pasaste de había comprado un pequeño chalet adosado en tu pequeño condominio de San Ricardo a comprar uno de los típicos suburbios norteamericanos, otro bastante grande en Málaga Circle, publicaste que tanto había detestado». varios libros, llegaste a Director del Departamen- Los regresos periódicos del expatriado a Espa- to y a ser bastante reconocido y querido dentro ña, una vez superados los impedimentos legales, de la profesión y en el campus de la uc de Santa dan lugar a páginas de íntimos y nostálgicos con- Bárbara. Además en aquellos años Sara te quiso trastes que recuperan imágenes muy personales mucho, y con ese erotismo que ahora echas tanto del Madrid de la posguerra. Un paseo por la ciu- de menos. A ver, sigue adelante, pasa a lo que es- dad en marzo de 1976, destacado pasaje del ca- cribiste en tus Diarios entre el 11 de septiembre pítulo vi (pp. 137-144), también estaba presente y el comienzo de la guerra de Irak, pues ahí sí en Morir en Isla Vista (pp. 168-179) quizás con ya comenzaron las opciones desastrosas…» (cap. una mayor elaboración literaria como correspon- ix, pp. 219-220, la cursiva –marca del dialogismo de al género novelesco. Ambas versiones tienen crítico– es suya).

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A partir de 1968 Fuentes tentó la posibilidad y práctica bajo lemas solidarios como «La Uni- de buscar amarras con tierra firme regresando a versidad con el Pueblo», llevando la instrucción España, en la que él define como «esa lucha del a centros culturales en barrios obreros y a las pri- desterrado por vencer al destiempo que le ate- siones, ante el «horror» y el repudio de casi todos naza» y de procurar que sus «pasos perdidos» sus colegas del Departamento. Fuentes participó resuenen de nuevo en el presente de su país de en protestas públicas y se ganó alguna noche de origen: «Casi por las mismas fechas –escribe–, calabozo por ello, lo que enriquece su perfil de Max Aub había vivido el periplo del regreso, activista entre los paradigmas intelectuales del registrando magistralmente en La Gallina ciega profesor español en usa. Colaboró con los emi- tal experiencia y su gran desilusión. En mi caso, grantes hispanos de la Unión de Trabajadores matizada con un velado optimismo, pues sí veía Campesinos, liderada por César Chaves, como que el país se iba deshaciendo de la cáscara del corrector y redactor del periódico quincenal El franquismo, por más que la dictadura tratara de malcriado. Allí se sintió «intelectual orgánico» impedirlo y avanzando en su desarrollo». (p. 91). de un núcleo proletario natural en plena socie- Pero su voluntad de reincorporación activa a las dad del consumo, recibiendo impresiones que turbulencias iniciales de la transición política lo remontaban a escenas de la revolución rusa o española –colaboraciones en Ínsula, Triunfo, La de las comunas libertarias en el campo aragonés Calle– no impidió que se sintiera excluido y ni durante la guerra civil española (pp. 96-101). En que fuera visto «como un espectador venido de 1973 viajó a Colombia para estudiar el Teatro fuera» (p. 137), lo que determinaba su definitivo Experimental de Cali, y al Chile de Allende en regreso a California y la perpetuación de un des- un verano lleno de funestos presagios… tierro inicialmente no forzado. El collage memorístico de objetos y motivos La escritura literaria de Víctor Fuentes abre la reencontrados: abrasadoras «ascuas epistolares», espita de un humor –oscuro-grotesco, buñueles- viejas fotografías, entrevistas ficticias cargadas co-felliniano, cordobés atemperado en el barrio de humor y de pistas «transculturales» –donde de Argüelles…, a veces hiriente consigo mismo– cohabitan Derrida y Adorno con Zidane y Ro- que, con el apoyo de los citados procedimientos naldinho–, profuso aprovechamiento de diversos contrapuntísticos, admite un extenso inventario dietarios personales del autor que alcanzan a la universal de asuntos públicos y privados acon- misma guerra de Irak, junto al surrealismo oní- tecidos en ambas orillas del Atlántico Norte a lo rico, a los monólogos interiores de intenso flujo largo de medio siglo. Al vértigo de los visiona- mental y a los juegos de voces que en ocasiones rios años 60, el desbordamiento de los ácidos, bordean una caótica polifonía… configuran una la utopía sexual y la contestación contracultural visión convulsiva del mundo que, no obstante, hippie, con la guerra de Vietnam como fondo, se se resuelve en distanciadas reflexiones de sere- añaden, a principios de los 70, experiencias di- na raíz machadiana: «Al contemplar hoy estas rectas en busca del difícil equilibrio entre teoría huellas del que fui, podía tomarme por una ca-

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ricatura de los contestatarios del 68, con algo de económico, sirven de legítimo acicate a su mor- esperpento ideológico, si no fuera por el pozo de daz testimonio ante la quiebra de la modernidad dolor que veo en los ojos de mi rostro, demudado y de las viejas expectativas libertarias por univer- por todo el sufrimiento de la guerra y la postgue- salizar los valores de justicia y solidaridad, atro- rra española, vividas de niño, y en general por pellados por el proceso masificador que reduce a el de los «pobres o los condenados de la tierra» la persona humana a las funciones más gregarias que en aquellas fechas me echaba sobre los hom- como instrumento de producción y consumo. ■ bros. Ahora lo sigo cargando, pero amainado el coraje que me estallaba por dentro, aunque viva Cecilio Alonso la pena». (p. 184). La idea dominante en el her- videro de sugestiones que bullen en este libro en pro del conocimiento de nuestro tiempo, es que la contrarrevolución de los años 70, consolidada en «revolución» conservadora yuppie durante los Martín Gijón, Mario, La patria imaginada de 80, propició que se fundieran la modernización Máximo José Kahn. Vida y obra de un escritor de tecnológica y la reacción ideológica, con la reno- tres exilios, Valencia, Pre-Textos, 2012. vada codicia neoliberal poniendo al movimiento obrero contra las cuerdas, mientras se desmoro- Máximo José Kahn, escritor alemán afincado naba el muro de Berlín y mientras el civilizado en España desde 1921, ha pasado a la historia, imperio de Eros palidecía bajo la recuperación principalmente, por sus aportaciones al filose- apocalíptica de Thanatos en los últimos compa- fardismo español del primer tercio del siglo xx, ses del siglo. Víctor Fuentes, entre decepciones y en menor medida por su papel entre la inte- políticas y desestructuraciones familiares, resig- lectualidad republicana que tuvo que tomar el nado a «no poder fundir la teoría con la práctica», camino del exilio tras la victoria de Franco en la optó por entregarse a sus tareas de investigador y Guerra Civil. La necesidad de un conocimiento crítico militante, aceptando, a la postre, que la profundo del personaje ha sido más que cum- esencia de toda acción reside en la palabra. plida en la biografía de Martín Gijón, que parte De esta densa biografía se desprende que el de una lectura exhaustiva de todos sus escritos autor ha persistido español con el orgullo de ha- conocidos, tanto en alemán como en castellano, ber vivido a contracorriente su aventura america- incluyendo alguno inédito, junto con las opinio- na en unos años ricos en quimeras revoluciona- nes que sus contemporáneos expresaron sobre rias. El aparente desvanecimiento de las mismas los mismos. El libro nos va dando cuenta de las durante los dos últimos decenios, la sustitución vicisitudes de su vida, destacando sus relacio- de la utopía internacionalista por la globalidad de nes con los intelectuales republicanos españoles la especulación financiera y la consiguiente rup- y su estrecha amistad con alguno de ellos, como tura del equilibrio entre moral social y beneficio Rosa Chacel y Juan Gil Albert, así como con

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Concha de Albornoz, hija del político republi- derar. Derrota que le condujo al exilio, junto a cano Álvaro de Albornoz. sus amigos intelectuales, pasando por Francia, Nacido en Frankfurt en el seno de una familia Marruecos y México, hasta asentarse en Argen- de judíos reformistas y plenamente asimilados, tina en 1944. Es en estos años de guerra y exilio en 1921 se encamina hacia España, en parte por cuando Kahn asumió con mayor fuerza su iden- la conmoción de la derrota alemana, que había tidad española, aunque siempre muy vinculada a provocado el suicidio de su hermano, excomba- la judía, llegando a inventarse una ascendencia tiente, en parte para huir de la crisis económica sefardí: «a través de la herencia judía de Espa- que sufría su país y en parte también por el auge ña» –nos dice el autor– se vinculaba Kahn «a su del antisemitismo en los ambientes universita- patria de acogida» (p. 56). Finalmente el terrible rios. Siempre interesado por su identidad judía, impacto del descubrimiento del Holocausto y su acaba instalándose en Toledo, ciudad simbólica vinculación a la gran comunidad judía argentina, para el judaísmo sefardí, por el que se interesa- casi toda ella askenazi, le condujeron a asumir su rá desde el principio. Durante años publica en identidad judía casi en exclusividad, relegando Alemania artículos sobre cultura española, con a segundo plano su españolidad e incluso su su- tono no pocas veces irónico, dando «la imagen puesto sefardismo. Los últimos años de su vida de un país fanático e inculto» (p. 81), y en Espa- los pasó Kahn teorizando sobre la esencia y la ña sobre cultura alemana, a la par que comien- misión histórica del judaísmo desde un misticis- za a firmar sus ensayos sobre el sefardismo con mo religioso simpatizante de la ultraortodoxia el pseudónimo Medina Asara o Azara. De ideas jasídica, que le llevó a denostar todo laicismo, políticas liberal-conservadoras, al llegar la repú- incluso en el sionismo y en el nuevo Estado de blica, sin embargo, y sin entusiasmarse con ella, Israel, y a condenar la asimilación (de la que él sigue al Ortega y Gasset de «Delenda est Mo- mismo procedía), e incluso la emancipación de narchia» desde El Sol a Crisol, pasando luego los judíos durante las revoluciones liberales eu- a Luz, sin que nos expliquemos bien el motivo. ropeas, origen de los anteriores males. Sin que El triunfo del nazismo en Alemania en 1933 le parezca que este misticismo (no sabemos si sólo obligó a cortar amarras con el mundo cultural de teórico) le llevase a revisar su propia trayectoria su país, y con su propio nacionalismo germano, de judío emancipado, fuertemente interesado por y a solicitar ese mismo año la nacionalidad es- las mujeres y el erotismo, que no había duda- pañola, que obtuvo en 1934. Ya en la Guerra Ci- do en abandonar a su esposa en Francia en 1939 vil se alineó con el régimen constitucional y en cuando comenzaba a mostrar demencia. 1937 fue nombrado cónsul en Salónica y luego En la biografía de Martín Gijón no sólo se en Atenas, desde donde trató de impulsar la cau- nos describe la trayectoria vital de nuestro autor, sa de la República entre el mundo sefardí, mien- sino que, desde una óptica de crítica literaria, se tras esbozaba todo un programa de acercamiento da cuenta del contenido de sus escritos: de sus al mismo que la derrota bélica impidió consi- colaboraciones en revistas, artículo por artículo,

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y de sus libros, capítulo a capítulo. También se la doble represión sangrienta que había vivi- da cuanta de la recepción que tuvieron cuando se do el país a partir del verano de 1936. Buena publicaron. En ocasiones el autor indica similitu- parte de las características del espíritu español, des puntuales entre las ideas Kahn y las de algu- fuertemente identificado siempre con el sefar- nos otros autores más o menos coetáneos, muy dí, pasarán en sus últimos años al alma del ju- especialmente el filósofo francés Emmanuel Lé- daísmo, sólo que desde una perspectiva abier- vinas en relación con sus obras sobre el judaísmo tamente religiosa, apareciendo como el pueblo de su etapa argentina. elegido de Dios («pueblo de sacerdotes») con Máximo José Kahn, a lo largo de las páginas la misión de espiritualizar el mundo. del libro, se nos muestra como un escritor in- En el exhaustivo conocimiento que ofrece serto en su tiempo, un publicista obsesionado el libro de Martín Gijón sobre la trayectoria con descubrir y definir el «alma» o la esencia intelectual de Máximo José Kahn se pueden de los pueblos, sean éstos el alemán o el pru- echar en falta unas conclusiones, que han sido siano, el español (que casi identificará con el sustituidas, poco satisfactoriamente, por las sefardí, cuyas almas tan parejas llegó a expli- necrológicas que se publicaron tras su muer- car mediante la excéntrica hipótesis de que los te en 1953. De notable interés varias de ellas, hebreos procedían de unos iberos emigrados no pueden suplir, sin embargo, la valoración desde su península a Palestina), el sefardí mis- del autor sobre el personaje y su trayectoria mo y el askenazi, que inicialmente diferencia- en el mundo que le tocó vivir. Su papel en rá con energía, y finalmente el judío sin dis- las vanguardias españolas de los años veinte tinción. También el musulmán en el conflicto (que tanto nos parece influir en algunas de sus de Palestina, que identificará con el «moro» analogías y discursos argumentales), en el mo- que combatió con Franco en la Guerra Civil. vimiento filosefardita español, en la intelec- Y en este afán, extendido en la época, tanto en tualidad española del exilio, y en el judaísmo su adoptiva patria española como en el resto posterior al Holocausto y coetáneo al triunfo de Europa, Kahn se nos aparece muchas veces del sionismo en 1949-49. Una valoración in- como un ingenioso discurridor entre estereoti- terpretativa sobre la singular trayectoria de un pos y clichés, trazando sorprendentes vínculos judío centroeuropeo asimilado en las terribles por analogía, siempre desde una óptica espi- décadas de la Europa de entreguerras y en los ritualista. En su periodo de máxima identifi- años de la segunda gran postguerra. cación con España, terminada la Guerra Civil, En palabras de la revista bonaerense Mun- llegó a sostener que el esencial individualismo do Israelita, el pensamiento de Kahn «penetra anárquico español era portador de un mensaje en las profundidades del alma de los pueblos y espiritual consistente en «vencer sin ocasionar extrae de ellas el misterioso sentido de su histo- víctimas» (p. 154), respetando al adversario, ria». Quienes puedan (podamos) considerar que algo que no dejaba de chocar justo después de semejantes profundidades son tan insondables

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que todo intento de penetración en ella condu- Malraux, André y Aub, Max. La República ce siempre a resultados más o menos estériles, Española, crisol de una amistad. Cartas, notas deberían considerar que en el convulso periodo y testimonios (1938-1972). Edición de Gérard que vivió Máximo José Kahn fueron muchos los Malgat, traducción de Antoni Cisteró, Ediciones que se afanaron en dicha tarea, comenzando por de la Universidad de Lleida / Pagès Editors, Llei- los intelectuales españoles que tanto se preocu- da 2010. 173 pp. paron por definir la esencia española, desde el 98 al exilio republicano. Lo que no quiere de- «Hasta pronto, Puerta del Sol»: con estas cir, por supuesto, que en el mundo académico palabras Max Aub firma en septiembre de occidental no se estuvieran desarrollando vías 1944 una misiva a su amigo André Malraux. En de investigación en las ciencias sociales que hoy este momento Aub se encuentra seguro en su exi- pueden parecernos mucho más fructíferas. Fran- lio en México, y a pesar de encontrarse exiliado, cisco Ayala, que había sido amigo de Kahn, exi- es capaz de mencionar en la misma carta: «He liado también en Buenos Aires, publicó en 1944 publicado seis libros; el resto, cine». Por el otro Razón del mundo. La preocupación de España, lado, su amigo francés, que participa activamen- donde criticaba la formulación misma del pro- te en la Resistencia desde 1944, sólo puede hacer blema sobre «el ser de España», que tanto había constatar: «Ningún próximo libro antes de mucho preocupado y seguía preocupando a sus compa- tiempo. Resistencia, dinamitar, Gestapo, mando triotas intelectuales, por sus afanes esencialistas, militar: nada de eso es favorable a la literatura, al que a él le parecían estériles a la hora de entender menos por el momento». Eso es lo que caracteri- la historia de la sociedad española y su reciente za el aliciente de la lectura de la correspondencia tragedia. Ayala consideraba que los noventayo- entre estos dos escritores, cuya vida estaba muy chistas y sus sucesores estaban lastrados por «la unida a los acontecimientos políticos cruciales del idea romántica de una esencia, alma o espíritu siglo xx pero que, a pesar de ello, nunca perdieron nacional». Si con ello estaba criticando las re- de vista sus proyectos literarios. Su intercambio flexiones de figuras como Unamuno, Ortega, epistolar permite al lector formarse una idea de Menéndez Pidal o Sánchez Albornoz, es muy la época contemporánea de la historia vivida, cu- probable que valorara aún menos las de su ami- yas esperanzas todavía no se ven empañadas por go Kahn a quien, recién llegado a Argentina, le las decepciones que nosotros conocemos. Así, la espetó la siguiente insolencia: «le preguntó (el frase «Hasta pronto, Puerta del Sol» expresa una granadino) de qué pensaba vivir. ‘De escribir’, esperanza que da por sentado que, tras la inmi- respondió Máximo José Kahn y Ayala replicó a nente victoria de los Aliados sobre la Armada de bote pronto: ‘¿A quién?’» (p. 181). ■ Hitler, también caería el Régimen de Franco; pero no será hasta finales de los años sesenta cuando Gonzalo Álvarez Chillida Aub pueda volver a ver a ver la Puerta del Sol. Y (Universidad Complutense de Madrid) Malraux no volverá a escribir más novelas.

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Las cartas citadas se encuentran en el volu- que André Malraux escribe a Sánchez Arcas, un men André Malraux y Max Aub. La República colaborador del Ministerio de Propaganda, se ha- Española, crisol de una amistad. Cartas, notas bla fundamentalmente de dinero: muy adecuado y testimonios (1938-1972), y si bien es cierto para un capítulo en el que se expone sobre todo que aunque Gérard Malgat sólo firma como edi- las dificultades acaecidas en el rodaje de la ver- tor, realizó un trabajo infinitamente mayor, no sión cinematográfica de la novela de Malraux, sólo buscando todas las cartas, encontrándolas L’Espoir. Puesto que de este tiempo se conser- y editándolas. Malgat es reconocido a partir de van muy pocas cartas directas entre Malraux y sus numerosas contribuciones en los volúmenes su asistente Aub, Malgat añade también algunos recopilatorios y catálogos con motivo del cen- escritos de la mujer de Malraux, Josette Clotis, tenario de Max Aub, como el mejor conocedor así como de su colaborador Denis Marion, junto de todas las referencias de la vida y obra del a otras cartas de otros patrocinadores como José valenciano en relación con su primera patria, Bergamín y Enrique Díez-Canedo, así como de Francia; en el vasto estudio Max Aub y Francia Albert Beuret, quien en los años sesenta y en o la esperanza traicionada (2007) concentra sus nombre de Malraux intercambió corresponden- estudios anteriores, lo cual podría leerse como cia con Aub sobre los derechos de explotación una biografía intelectual de Max Aub desde la de las fotos del rodaje. El tema recurrente son las perspectiva francesa, con lo que presentó una extremadamente difíciles condiciones de traba- obra de referencia sobre el tema. La edición aho- jo, el continuo deber de improvisar. ra aparecida suministra, por así decirlo, la docu- El segundo capítulo, «Max Aub, el amigo ‘in- mentación de la relación fundamental para poder deseable’» (pp. 37-54) esclarece el capítulo más entender los lazos que unen a Aub con Francia, oscuro de la «vida francesa» de Aub: desde 1940 lo que es la visión de la amistad intelectual, po- hasta 1956 las cartas documentan el encarcela- lítica y artística entre ambos, que abarca desde miento de Aub en el campo de Roland Garros 1938 –cuando comenzaron a trabajar juntos en la y sus intentos de conseguir su liberación a tra- película Sierra de Teruel– hasta 1972, poco antes vés de Malraux, hasta el intercambio de cartas de la muerte de Aub. de los años cincuenta, en los cuales a Aub –el Con buen criterio Malgat no ordenó el mate- cual todavía en los archivos franceses, como en rial cronológicamente –las lagunas temporales los tiempos del régimen de Vichy, es visto como serían en parte considerables, y la coherencia de peligroso comunista– se le niega la entrada en los temas tratados sólo podría reconocerse con Francia; en este tiempo Malraux no puede ayu- esfuerzos–, sino en cinco capítulos focalizados dar a su amigo en estos asuntos, algo que sin em- temáticamente: el cine, la exclusión de Francia, bargo pronto cambiaría. Los proyectos literarios las traducciones de obras literarias, el arte y los y publicaciones constituyen el núcleo de la par- viajes. En la primera carta de la primera parte, te «La literatura de una a otra orilla» (pp. 55- «Sierra de Teruel o el cine en guerra» (p. 13-36), 80, cartas de 1946 hasta 1971), que reproduce

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ante todo el intercambio sobre los libros de Aub. raux, por ejemplo, su discurso en el Primer Con- Gracias a la mediación de Malraux aparece en la greso Internacional de Escritores para la Defensa editorial Gallimard la traducción de Jusep Torres de la Cultura (París, 1935). Campalans al francés, y para hacer posible una La única crítica en cuanto a la estructura del traducción de La Calle de Valverde Aub ofrece libro es que falta un índice onomástico, el cual incluso amplios recortes en el libro (carta de 4 posibilitaría saber a un vistazo con quién más los de septiembre de 1961): Más importante que la dos autores mantuvieron correspondencia, o bien integridad de su obra le parece ser la circulación a quién hacían referencia en sus cartas. Al fin y en el mundo francófono. Por otra parte, lo poco al cabo leemos líneas sobre figuras tan diferentes que Aub apreciaba los escritos autobiográficos, entre sí como Georges Pompidou, el posterior se hace patente en su marcada crítica a las Anti- presidente de la República, el cual en los años memorias de Malraux (carta del 6-4-1971). cicuenta se ocupó de los problemas de Aub para Mucho menos conocido que los hasta aho- conseguir un visado, y el escritor alemán Gustav ra nombrados aspectos es el papel de mediador Regler (hoy en gran medida olvidado), que era cultural, que Aub desempeña entre México y todavía en 1948 tanto para Aub como para Mal- Francia. En el capítulo «La libertad del arte y del raux un autor bien conocido. hombre» (pp. 81-102, cartas de 1948 a 1971), no Resumiendo, se puede decir que el libro de sólo se encuentran explicaciones de Aub sobre Gérard Malgat presenta finalmente tres libros las figuritas mexicanas, de producción artesanal en uno: gracias a la detallada introducción a indígena, que había enviado a su amigo, sino que cada capítulo se puede leer como una introduc- se documenta también su enérgica colaboración ción a la vida de Max Aub, que hace el libro en la concepción de las dos grandes exposiciones comprensible para todo aquel que no esté fami- de arte mexicano en París y de arte francés en liarizado con su obra, que oscila entre América México respectivamente, las cuales Malraux ha- y Europa; en segundo lugar, es una antología de bía iniciado como Ministro de Cultura. El quinto los más importantes discursos, ensayos y apun- y último capítulo, «Viajes y paisajes» (pp. 103- tes de diario para comprender la relación de 127, cartas de 1946 a 1971), documenta por una Aub con Francia, su política y su vida cultural parte los viajes de Aub a Francia, Europa e Israel, desde los años treinta hasta los años setenta; y, por otra las visitas de Malraux o de amigos co- por último, está la propia correspondencia que, munes en México. gracias a esa inteligente intercalación en la que En el anexo a las cartas aparecen, junto a una está enmarcada, también es comprensible para «cronología» paralela del contacto entre Aub y los no especialistas. ■ Malraux, otros textos de sumo interés para com- prender su relación, como, por ejemplo, textos Albrecht Buschmann escogidos del diario de Aub o bien su discurso (Universidad de Rostock) sobre Malraux y el cine, así como textos de Mal-

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fuga para el exilio intelectual, por otro lado, en Pagni, Andrea (ed.). El exilio republicano es- los años 30 y 40 experimentaron significativas pañol en México y Argentina. Historia cultural, transformaciones de sus instituciones culturales. instituciones literarias, medios. Vervuert/Ibe- «Nos interesaba», escribe la editora Andrea Pag- roamericana, Frankfurt am Main / 2011. 210 pp. ni en su introducción, «la posibilidad de que el debate nos llevara a interrogar comparativamen- 2009 fue el año en el que se conmemoraron te ambos campos culturales, a fin de avanzar, a los 70 años del final de la Guerra Civil espa- través de la comparación, hipótesis de trabajo ñola y con ello también del comienzo del exilio para pensar y analizar los aparatos y mecanis- republicano, no sólo en España, sino también mos de importación cultural respectivos desde la en Alemania, donde Andrea Pagni y el Centro incidencia del exilio y las modalidades que fue de Estudios Latinoamericanos organizaron un adquiriendo en cada uno de los dos contextos na- simposio al respecto en la Universidad de Er- cionales, tan diferentes entre sí» (p. 10). langen-Nürnberg. El presente libro contiene la Puesto que las condiciones del exilio republi- mayor parte de las conferencias allí impartidas cano fueron muy diferentes en ambos países, los y comentadas sobre el exilio intelectual; ade- cinco artículos sobre México y Argentina se de- más, para completar el libro fueron añadidos dos dican en cada caso a diferentes aspectos. Clara ensayos adicionales. El objetivo del congreso, E. Lida analiza la incorporación de los exiliados así como de las actas, no era tanto reunir retros- españoles a la docencia mejicana, con lo cual no pectivamente los impresionantes méritos inves- se limita a las estrellas de la educación superior tigadores de las últimas décadas, sino dirigir la (Casa de España/ Colegio de México), sino que mirada hacia adelante y poner a prueba nuevos presenta también la educación infantil y la crea- enfoques de investigación. Tres aspectos cons- ción de numerosos institutos para los hijos de los tituyen el centro de interés: la interacción de los refugiados, cosa que «fue algo nunca o rara vez exiliados con las instituciones del «campo lite- visto en los exilios» (p. 27). Justamente esta po- rario», es decir, las influencias recíprocas de los sibilidad de una educación autónoma dentro del exiliados y de las editoriales locales, periódicos, grupo social conduciría, según la autora, a que revistas, etc. En segundo lugar, para ello, se de- «el ámbito cultural de esos españoles» permane- berían aplicar los nuevos acercamientos elabo- ciera «endogámico e hispanocéntrico (… si no) rados en los estudios culturales y mediáticos. Y exiliocéntrico» (p. 28). en tercer lugar y para concluir, sería importante En la misma línea argumentativa se encuentra tratar este planteamiento de la cuestión de ma- el artículo de Francisco Caudet sobre la «mitifi- nera comparativa, para poder comprender mejor cación nacionalista de España en las revistas del las peculiaridades de los respectivos exilios. Se exilio», en el cual presenta, sobre todo, ejemplos ha elegido ejemplarmente a México y Argentina, de España Peregrina, América, Romance y Las puesto que constituyen importantes puntos de Españas: Según Caudet, el exilio intelectual, en

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lugar de pensar sobre la desaprovechada moder- culo de Walter L. Bernecker, quien resume en 20 nidad y modernización de España para poder –al páginas, más 6 de bibliografía, las posibilidades menos a posteriori– idear el futuro, reanidaba actuales de investigación del exilio (infraestruc- sus raíces en el nacionalismo cultural ibérico, tura, fuentes, libros de consulta, instituciones, perdiéndose «en el canto de las supuestas esen- organizaciones) y presenta las más importantes cias, singularidades, excepcionalidades… nacio- visiones de conjunto sobre el tema. Bajo los «as- nales» (p. 75). pectos específicos» de la reciente investigación Totalmente distinto fue el caso de Luis Bu- resaltan trabajos sobre los niños republicanos, ñuel: entre 1946 y 1960 rodó en México 20 de los estudios de género sobre las mujeres exilia- sus 32 películas y se benefició, sobre todo al prin- das, así como, por último, la investigación moti- cipio, del auge de la industria cinematográfica vada por las autonomías de Valencia y Cataluña mejicana, lo que dio como resultado que pronto sobre sus respectivos exiliados. estuviera totalmente integrado en el sector cine- Desgraciadamente falta el artículo correspon- matográfico del país. Como muestra Friedhelm diente en la segunda parte del libro sobre el exi- Schmidt-Welle, aunque le gustaba trabajar con lio en Argentina (por lo visto la editora habría exiliados españoles, entre otros con los escritores querido que apareciera y da en su introducción Max Aub o Eduardo Ugarte, con actrices como indicaciones literarias alternativas), el cual se María Gentil Arcos o Ofelia Guilmain, colabo- dedica casi exclusivamente a la colaboración raba con autores mejicanos, actores y técnicos. de españoles, argentinos y los refugiados de la De esta cooperación se originó un cine lleno de Guerra Civil en revistas y editoriales; la única momentos de «reconocimiento para los especta- excepción es el artículo de Beatriz Wechsler, dores acostumbrados al lenguaje cinematográfi- que analiza un estudio ampliamente ilustrado co del cine nacional o incluso nacionalista e indi- sobre la obra del artista exiliado Manuel Ánge- genista» (p. 99). Tanto las posibilidades como las les Ortiz, publicado en Buenos Aires en 1945. obligaciones del medio cinematográfico contri- Alejandrina Falcón describe la «época de oro» buyeron a integrar a Buñuel tanto social como ar- (p. 110) de las editoriales argentinas, incluyen- tísticamente, más que a otros artistas españoles. do un esbozo del transfondo de la vieja compe- Los otros dos artículos sobre México tratan del tencia franco-española para dominar el merca- ámbito historiográfíco: Alicia Alted Vigil esboza do de libros latinoamericanos desde Europa. El el exilio de los historiadores, incluyendo las ra- mercado argentino se pudo desarrollar durante mificaciones académicas de la disciplina antes de la Guerra Civil y la Guerra Mundial animado 1936, para entonces hacer un breve estudio ca- por los especialistas exiliados y liberado de es- suístico sobre el historiador Ramón Iglesia Par- tos intentos de dominación económica, pero la ga, que estaba fuertemente influido por Ortega, y España franquista se ocupó después de que la que se quitó la vida en 1948 en los Estados Uni- competencia argentina, por su lado, no pudiese dos. Una especie de sinopsis aparece en el artí- echar raíces en España. La misma época de oro

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la analiza también Fernando Larraz Elorriaga, el que publicó a partir de 1938 en Sur y posterior- cual plantea las colecciones de las grandes edi- mente en su propia revista Realidad. Revista de toriales con el fin de abordar «la dimensión ideo- Ideas (1947-1949). lógica» (p. 130) de las diferentes líneas de las El presente volumen ni puede ni quiere presen- casas editoriales. Gonzalo Losada fue una de las tar un análisis comparado del campo cultural del figuras clave, quien vivió en Buenos Aires des- exilio republicano que pueda parecer definitivo, de 1928, al principio trabajó como colaborador sino esclarecer de nuevo el campo de la investi- para Espasa-Calpe Argentina, donde la política gación para dar consejos útiles para posteriores editorial estaba claramente centrada en los clá- trabajos. El conjunto de todos estos artículos hace sicos de la Península Ibérica y donde existía una patente que los logros artísticos o científicos y la postura crítica hacia la literatura independentis- creatividad de los intelectuales republicanos en ta latinoamericana (p. 133). En 1938 fundó su el exilio dependían no sólo de sus años de apren- editorial Losada, la cual despegó con éxito con dizaje en España, sino sobre todo, cuando no de la Metamorfosis de Kafka y gracias a un pro- manera crucial (en el caso de Buñuel) de las limi- grama centrado en un contexto internacional y taciones y posibilidades del campo cultural donde a colecciones especializadas, dirigidas por auto- el destino les hizo llegar. ■ res tan respetados como Guillermo de Torre, la casa creció rápidamente convirtiéndose en una Albrecht Buschmann editorial de referencia. Fueron la competencia (Universidad de Rostock) fructífera entre Losada y las otras dos editoriales recién fundadas, Sudamericana (del entorno de la revista Sur) y Emecé (que al principio se dedi- caba sobre todo a temas y autores gallegos), y la llegada de los exiliados republicanos las que, se- gún Larraz Elorriaga, hicieron posible la «edad Visions de l’exili: literatura, de oro del libro argentino» (p. 143). pintura i gènere Dentro de ese campo editorial el artículo de Patricia Willson se concentra en «las figuras del Cortés, Carles i Marcillas, Isabel, Alacant, traductor» (147 sq.), sin las cuales la orientación Edicions Brosquil, 2011. (antinacionalista) de Sudamérica o de Losada nunca hubiera sido posible. Artículo en el cual Aquest volum recull els treballs presen- se discute una de las preguntas básicas para to- tats en el tercer Seminari Internacional d’Es- dos los traductores argentinos, no sólo los de la tudis Transversals sobre l’anàlisi de l’exili repu- época: si se debe traducir al español ibérico o blicà que va tenir lloc al mes de juny celebrat a porteño. Finalmente, Raquel Maccuci recupera la Seu Universitària d’Alacant. Gràcies al ressò detalladamente los artículos de Francisco Ayala, que van protagonitzar els dos congressos anteri-

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ors, el present treball és un homenatge a les rela- text que serà de gran utilitat per a la inclusió de cions culturals i transculturals entre les diverses la resta d’estudis que conformen aquest volum. literatures de la Mediterrània, una prolongació de L’exili es perfila com un viatge que es repeteix les anteriors protagonistes: el mar en les cultures en totes les etapes i èpoques de la nostra història. mediterrànies i la dona com a subjecte de creació. En aquest sentit, l’autor al·ludeix a obres que, des El Grup d’Estudis Transversals de la Univer- dels primers temps, s’han convertit en models li- sitat d’Alacant encapçalat per Carles Cortés, teraris de referència per als models actuals. Així, ofereix en aquest volum dinou contribucions que el Gènesi, l’Odissea d’Homer, La Cançó de Ro- tracten temes centrats en l’anàlisi de l’exili. La land, El Cantar del Mio Cid, Tirant lo Blanc, el dona, els viatges, la pintura, el dibuix o altres li- Lazarillo de Tormes, entre d’altres, han estat el teratures són els temes principals d’aquestes pà- punt de partida d’una afició incessant de la hu- gines que remeten a l’exili com a un trencament manitat per aquest viatge, bé siga un viatge mític intel·lectual de l’individu, encara que aquest su- o, bé siga real, la qüestió és que la literatura de pere aquesta barrera opressora gràcies al viatge tots els temps sembla compartir el deler de l’ésser com a símbol d’esperança i futur. humà pel vagar i la vagabunderia o, en paraules El llibre presenta una estructura en tres apar- de Virgilio Tortosa: «No en vano, la literatura tats, subdividits per capítols amb els treballs de parece una forma de peregrinación. El exilio de cada investigador. El primer, a mode d’intro- quienes a ella se entregan saliendo de sus vidas ducció preparatòria ens mostra la peregrinació cotidianas y entrando en la evasión de la ficción, constant de l’ésser humà al llarg de la història. un mundo que se construye en el andar, en el ex- Un repàs històric que contextualitza breument travío voluntario». la resta de capítols. El segon, l’apartat gruixut Després d’aquesta introducció de Tortosa, del volum, està dedicat al gènere exclusivament l’epígraf Exili i dona encapçala el segon apartat femení: Maria Barbal, Montserrat Roig, Aurora del present volum, acull els treballs de M. Àngels Bertrana, Teresa Pàmies i d’altres escriptores que Francés, Isabel Marcillas, Maria Llombart, Roser patiren aquesta experiència traumàtica i que po- Calvo, Giovanna Fiordaliso, Maribel Corbí, Be- drem comprovar-ho a través de les lectures de les goña Pozo, Estrella Correcher i Ana P. Santaella. seues obres, amb personatges i referències que Primerament, M. Àngels Francés ens mani- reflecteixen la situació. Finalment, l’últim apartat festa la profunda escletxa que va obrir la guerra relaciona el tema principal de l’exili amb la litera- civil en la vida política i econòmica de l’estat tura, la pintura i altres arts. L’apartat conclou amb espanyol, sobretot la pèrdua de vides i de lli- el testimoni de Dulcinea Tomás i el tractament de bertats va generar una repressió, en especial re- la presència de la literatura hispanoafricana. presentada per les dones com Montserrat Roig Com ja hem comentat adés, «La expulsión del i Maria Barbal que a través dels personatges paraíso: la literatura como peregrinaje», és el ca- femenins de les seues novel·les exterioritzen pítol que Virgilio Tortosa traça en forma de con- aquesta mena d’exili interior. Una marginació

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que es desenvolupà a dues bandes: la prime- legació del consolat dominicà de Ginebra, rep la ra d’elles perquè eren sotmeses al silenci més notícia des del consolat espanyol a Ginebra que absolut. De fet, la mateixa Montserrat Roig ho podia tornar a Espanya lliurement i legalment. deixa palès al pròleg del llibre Els catalans al L’estudi de l’exili continua amb el treball de camp dels nazis: «El silenci que han fet planar Roser Calvo, «Quan érem refugiats, crònica d’un per damunt dels catalans, dels republicans, dels èxode femení». Teresa Pàmies i el seu espai es vençuts de la guerra, m’ha semblat, tot sovint, perfila com un homenatge epistolar a aquelles do- que era un silenci que volien fer planar dels nes anònimes que havien fugit darrere de l’home meus i de mi mateixa». (2001,11). D’altra, per- soldat de l’exèrcit republicà i que es van trobar què la seua lluita i sacrifici per la cultura cata- segons la mateixa Pàmies en una situació difícil: lana va ser pràcticament ignorat fins i tot per «Elles i aquells infants que arrossegaven des de la premsa de l’Estat espanyol. Així manifesta la guerra no tenien res. Ni un ideal on trobar su- Roig el seu malestar degut a aquesta estratègia port, potser» (qer 211). Malgrat això, l’escriptora de segregació: «En general, la Prensa recuerda sempre va fer mostra del seu esperit de lluita i al preso y no piensa que también hay presas. superació reflectit a la segona part de les Memò- Recuerda al deportado y se olvida que también ries de guerra i exili. També Maria Llombart ana- hubo deportadas (1981, 205). Un procés d’alie- litza la trajectòria literària de la lleidatana, amb nació de la seua pròpia identitat que amb aques- la inclusió de dues aportacions més segueixen la ta aportació de Maria Àngels Francés comença línia ideològica de l’autora estudiada, destacant a esmenar-se mitjançant la recuperació de la d’aquesta manera el seu compromís social, sobre- memòria històrica. tot centrat en el món de la dona, són Testament a Altra tasca de recuperació de la memòria histò- Praga (1970) i Gent del meu exili (1975). rica és l’acarada per Isabel Marcillas, a través del Maria Isabel Corbí s’encarrega de l’estudi cas d’Aurora Bertrana, un exili voluntari de la gi- d‘Elsa Triolet, la musa del seu marit Louis Ara- ronina amb un destí ja conegut anteriorment pels gon. L’escriptora francesa d’origen jueu va prac- seus estudis de música i rítmica, iniciats a la ciutat ticar una escriptura de la Resistència que li per- Suïssa del Léman. Així doncs, Aurora Bertrana met superar una experiència terrible i punyent. no viu l’exili com el viscut per altres intel·lectuals Estem parlant de l’experiència de l’exili als anys catalans, sinó que la seua retrobada a Ginebra és anteriors a la ii Guerra Mundial per a posterior- un viatge desitjat, encara que posteriorment es va ment aprofundir en la seua dedicació plena a l’es- xocar amb una etapa de fam sota els tristos esde- criptura com a activitat alliberadora. Una lluita de veniments de la Segona Guerra Mundial i gràcies denúncia des dels seus arrels jueus que es carac- al desenvolupament de tasques diverses va poder teritza per un sentiment intens i compromés amb subsistir. I justament, després de passar les res- el moment històric que li va tocar viure, lluitant pectives penúries laborals i un cop iniciada una en una línia de foc força propera contra l’enemic trajectòria professional com a secretària de la de- nazi i sota l’amenaça constant de la deportació

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als camps d’extermini. Una tasca de defensa sal del seu estudi: «La poesia tres veces rebelde intel·lectual, recompensada amb el premi literari de Zhara el Hasnaui». D’aquesta manera, la in- francés Goncourt pel seu recull de relats breus. vestigadora ens traça un pont entre cultures dife- La investigació elaborada per Estrella D. Cor- rents i ens transporta amb la seua poesia a terres recher i Ana Patricia Santaella s’atansa en l’exili de l’antic Sàhara, la seua veu és la d’una dona de la cordovesa Concha Lagos. Ambdues autores que denuncia la crueltat d’un munt de situacions plantegen l’exili de Lagos des d’una perspecti- quotidianes que ofeguen i oprimeixen les parau- va no política i analitzen la seua obra des d’un les del desert, la força del silenci d’un poble amb context interior, geogràfic i del compromís. De una tradició i cultura saharaui, un col·lectiu que fet, aquesta mena de desterrament de cos i ment, anhela dia a dia un somni en forma d’oasi: la lli- brolla d’una manera particular arran de la seua bertat. trajectòria literària, caracteritzada per l’enyor a Exili, literatura i altres arts és el títol que obri la seua terra natal i un gran amor a la natura, la la tercera part del llibre. Ací s’endinsem en el soledat, l’optimisme i la vida. món de les arts amb Montserrat Prudon que ens L’anàlisi elaborada per Giovanna Fiorda- proposa donar la paraula a aquelles veus anòni- liso es presenta sota l’exemple d’una ana- mes que permeten copsar el drama de l’exili a logia doble, dues autores força conegudes i través dels homes, dones i infants que, pels seus valorades en temps d’avui: María Zambrano ideals republicans van ser empresonats i injusta- i Mercè Rodoreda. Des de terres andaluses ment obligats a abandonar tot els seus béns i pà- fins als nostres indrets catalans, l’estudiosa tria. Així, Prudon estudia l’interés particular que de la Universitat de Pisa destaca el caire trà- desperten els quadres de Josep Franch-Clapers, gic de viure l’exili reflectit en l’obra literària tot relacionant aquest amb el diari íntim de Ra- de l’andalusa María Zambrano a partir de la mon Moral, obres que remeten un sentiment de seua autobiografia: Delirio y Destino (1989). desolació, de trencament i pèrdua de llibertats, Zambrano ens relata des de la seu pròpia ex- fent al·lusió a una impossibilitat de resignació. periència les conseqüències històriques de la A continuació, i seguint la línia temàtica que Guerra Civil per a la cultura hispànica. En posa en comú la literatura i la pintura, l’article segon lloc, la nostra Mercè Rodoreda ens de Carles Cortés corrobora dita relació entre els transmet la complexitat d’aquesta experièn- dos llenguatges i les vides dels dos protagonis- cia colpidora en forma de metàfora literària tes: Salvador Espriu i Antoni Miró. Així el ma- utilitzada amb un estil personal, una altra for- laltís poeta li dedicarà un poema escrit el 1984 ma de veure el món: «El espejo se había roto. que serà inclòs, segons Carles Cortés en el darrer Los pedazos seguían dentro del marco, pero poemari de l’autor Per a la bona gent del mateix algunos habían caído fuera» (1974, 353). any, que anirà dedicat a l’artista alcoià. D’aquesta Altre aspecte de ressò dins d’aquest volum, és manera, ofereix la presència de Salvador Espriu l’aportació de Begoña Pozo i el caràcter transver- dins dels autors que van optar per quedar-se a les

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seues terres catalanes després de la pèrdua repu- catalana atreta per la figura Quetzalcóatl, repre- blicana en la Guerra Civil Espanyola. En aquests sentada en aquest cas per Ferran de Pol es veurà darrers anys, el poeta de Santa Coloma de Farners oberta a altres realitats que faran de l’exili una començà a configurar el seu excel·lent corpus li- vivència vertaderament engrescadora. terari dins del concepte anomenat exili interior. I Per la seua banda, l’aparició d’El pelegrí apas- és que, malgrat pertànyer a generacions diferents, sionat, l’obra magna de l’escriptor Joan Puig i Antoni Miró va recollir aquest sentiment d’exiliat Ferrater deixa un testimoni de controvèrsia des en el seu conjunt de collages amb un estil de de- de la irrupció a França d’aquesta obra, la revista núncia davant l’opressió social. Una relació pale- Pont Blau es féu ressò durant bona part dels seus sa a l’epistolari d’Antoni Miró que reflexiona al onze anys d’aquest episodi literari de l’exili repu- voltant de l’exili interior viscut pel poeta. blicà. Fuster, com a bon crític amb un ull objec- El treball d’Anna Esteve «L’escriptura exiliada tiu, contrasta els entrebancs i aportacions que ha dels diaris», aporta fragments de dietaris com els suposat la publicació de l’obra de Puig i Ferrater: de Pons Ponç, Marià Manent, Pere Guimferrer, «el ser una novel·la de clau, cosa que es respira Valentí Puig o Guillem Simó. Unes mostres es- a cada pàgina, igual que la presència d’elements crites que, a priori complien una funció personal, autobiogràfics, […] assegura la seua significació però que actualment gaudeixen d’un estatus ple- de testimoni d’una societat i d’un temps. […] La nament literari. El propòsit de la investigadora figura de Janet, si se la compara amb la d’un per- és intentar mostrar el paper que juga l’escriptura sonatge de qualsevol novel·lista d’avui, ens sem- dietarística en relació amb l’escriptura de l’exili; blarà d’una inconsistència deplorable (Fuster: el dietari es converteix així en una mena de refugi 1954, 17-19). íntim on ajuda a sobreviure a l’escriptor, l’espai Amador Calvo, trenca la línia metodològica neutre que intenta reconciliar l’ésser exiliat i la dels estudis recollits en aquest volum mitjançant realitat viscuda d’aquesta experiència. un comentari de text del sonet 4 del recull de po- Josep-Vicent Garcia Raffi ens trasllada a l’exi- emes de Josep-Vicenç Foix: Sol i de dol. Segons li mexicà de Lluís Ferran de Pol. L’autor català l’autor, en aquest poema Foix ha plasmat la difi- va arribar al port de Veracruz el 13 de juny de cultat de l’artista a l’hora de representar en imat- 1939 i es quedà totalment fascinat per la bellesa ges poètiques la frontera entre raó i inconscient, del paisatge i la cultura maia. Gràcies al treball allà on l’exili se situa en terra de ningú. desenvolupat al diari El Nacional naix Campo Un nou autor ocupa altre apartat d’estudi dins de concentración, un conjunt de proses curtes d’aquest recull sobre l’exili, parlem de Sebastià que reportaven la caiguda de Catalunya. A banda Gasch a partir de dues obres que contenien les d’això, l’autor d’Arenys de Mar aprofundeix en vivències i impressions de la societat catalana re- el coneixement d’Amèrica precolombina, donant publicana: Etapes d’una nova vida i París, 1940. testimoni del procés de transformació sociocul- Antoni Maestre ens perfila a Gasch com a un es- tural d’aquestes terres. En conclusió, la literatura perit dinàmic i obert a tota mena de manifestaci-

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ons artístiques, així Gasch s’aventura a escriure Prensas Universitarias de Zaragoza, Departa- tota mena de cròniques, entrevistes, crítiques i ar- mento de Educación, Cultura y Deporte del Go- ticles de la vida cultural barcelonina de la dècada bierno de Aragón; Huesca: Instituto de Estudios dels vint i dels trenta. Contràriament, la visió de Altoaragoneses; Teruel: Instituto de Estudios Gasch, per dir-ho d’alguna manera, és una mica Turolenses, 2010. LI, 451 pp. (Larumbe: Textos marginal i trista, a tall d’exemple, Maestre uti- aragoneses, 52). litza aquest fragment de l’autor: «Aquesta acti- tud m’ha omplert d’amargor. De tristesa. De mal Nuevamente la colección Larumbe enri- humor, també. De ganes vehements d’isolar-me, quece su catálogo –y ya son ocho títulos– sobretot» (Gasch: 2002, 65-66). con una edición crítica de Ramón J. Sender: La El volum continua amb el treball d’Arnaud esfera, una de sus novelas más enigmáticas, o lí- Duprat complementa la transversalitat –cinema ricas al decir del autor. Y decimos crítica porque i literatura–, que caracteritza el Grup d’Estudis no sólo se reproduce el texto de la edición última Transversals de la Universitat d’Alacant, a través que revisó Sender [1969] –dándola por definitiva–, de Vinyan (2008) de Fabrice du Welz i la concep- con la consiguiente corrección de erratas; sino que ció de «l’exili» per a alguns autors místics. además se incluyen las variantes de la primera edi- Finalment, altra intervenció dedicada a l’exili, ción que apareció con este título. No es la finalidad immigració i gènere és la comunicació de Dul- de esta nota extendernos en la importancia de esta cinea Tomás, caracteritzada per un caràcter de novela desde el punto de vista del autor y de los denúncia i conscienciació d’una literatura hispa- interesados en su obra. Baste recordar que nada noafricana, relegada a l’oblit i marginació més más llegar a México, en 1939, publica Proverbio absoluta. Malgrat això, gràcies a textos com els de la muerte. Durante años debió reeelaborar este d’Inongo-vi-Makomé comprendrem i reflexiona- texto hasta convertirlo en otra novela que aparece rem al voltant del continent de l’explotació i de la con el título de La esfera en Buenos Aires en 1947. llibertat arrabassada: Àfrica. Y según explicaba el mismo Sender en la Nota A tall de cloenda, podem dir que aquestes que precedía al texto de 1969, en ésta incorporaba aportacions han posat de manifest l’experièn- también las «modificaciones» introducidas en las cia colpidora de l’exili i del procés de reciclatge ediciones inglesa y norteamericana. Era necesario d’unes autores i autors, que hagueren de transfor- subrayarlo, sin embargo, porque no se trata de una mar per sobreviure els seus arrels antics en nous obra menor en la intención de su autor y de ahí la espais vitals per escriure. ■ importancia y necesidad de esta edición. El contenido del volumen responde al mode- Miquel Cruz lo de la colección: introducción, texto anotado, aparato crítico-textual, notas complementarias y J. Sender, Ramón. La esfera, Edición, intro- bibliografía. En los criterios de edición el profe- ducción y notas de Francis Lough. Zaragoza: sor Lough indica que ha optado por el texto de la

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edición de 1969 como texto base, criterio por el las supresiones (se reproduce el texto suprimido) que también me inclino al tratarse de correccio- o cambios, que se reflejan puntualmente. Veamos nes o variantes de autor confirmadas explícita- unos ejemplos. En el Aparato Crítico, página 362, mente por él mismo en una Nota previa en la edi- leemos: «57,4—59,17. Como si quisiera […]. Su ción de 1969. El Aparato Crítico –como en otros higo. Texto añadido en LE 1969». Es correcto pero volúmenes de la colección– está situado tras el no lo vemos en su extensión: dos páginas y media texto de la novela, lo que facilita la lectura con- que incluyen un poema en el que se refiere a otro tinuada del relato, tan importante en los géneros de los «mitos» que usa Sender simbólicamente, narrativos; sin embargo, se echa en falta alguna el de Ariadna. Otro tanto ocurre con el siguiente: señal que indique la existencia de una variante «61,7—65,20. Vio un poco más lejos […] punto del mismo modo que se indica mediante un aste- neutro. Texto añadido en LE 1969». Son algo más risco la existencia de una Nota Complementaria. de cuatro páginas. O mucho más adelante, página El aparato crítico en el que se señalan las varian- 432: «341,18—342,29. Y se preguntaba […] hacía tes por adición o por eliminación es muy extenso siglos. Este texto sustituye al siguiente de LE 1947, y a mi juicio exaustivo. Comprende ochenta pá- p. 293: No le interesaba ya a Saila nada de lo que ginas, por lo que podemos hacernos cuenta cabal le rodeaba. No quería dormir ni quería seguir con de la importancia de las variantes introducidas por sus reflexiones. Iba a levantarse cuando se sintió Ramón Sender las cuales, como se ha podido ob- tan dulcemente envuelto en el sueño que renunció servar en otros casos, como El lugar de un hombre y volvió a extenderse en la cama. Hacía veinticua- [1998] o Siete domingos rojos [2004] no son nunca tro horas que no comía. Fue cayendo en un dulce meros retoques estilísticos, sino modificaciones de sopor. Creyó dormirse», donde la diferencia del envergadura, cuando no le han llevado a reelaborar texto sustituido es notable: cinco líneas son susti- el texto y convertirlo en otro nuevo como ocurre tuidas por una página y diez líneas. Es más, por lo en Siete domingos rojos y su reelaboración última tanto, un problema gráfico, que no rebaja el rigor en Las Tres Sorores. Por esta razón resulta de tanto del Aparato Crítico. interés esta edición del profesor Lough, pues rara Hay dos clases de notas: ochenta y ocho de vez nuestro novelista dejaba un texto sin retocar aclaración o comentario a pie de página nume- en ediciones posteriores: quitaba, ponía, cambiaba radas correlativamente y las Notas Complemen- de ubicación y todo ello contribuía a darnos una tarias en la penúltima sección del volumen, que nueva visión de la obra para desasosiego de lecto- están señaladas en el texto mediante un asterisco. res y críticos. Por ello, la minuciosa indicación de En las primeras es apreciable la concisión. Cier- variantes para quien no disponga de, al menos, las tamente que en algunos casos sería de apreciar ediciones de 1947 y 1969 es de gran interés a pe- una mayor precisión. Así, al explicar el nombre sar de lo ingrato de la consulta por la maquetación de Hornytoad (p. 25, n.14), que Federico Sai- antes mencionada. Esta puede conducir a desorien- la da al marido de Christel, no da el nombre en tarnos en el caso de las adiciones de 1969, no en español «lagarto cornudo», que no es inocuo en

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este contexto; o la palabra «garúa» (p. 70, n. 28) título a la novela a partir de su segunda versión en una nota dedicada a los aragonesismos, cuan- de 1947. Especialmente este apartado es un paso do no lo es, y que aparece registrada en el drae. más en el proceso de explicación del pensamiento Hay también algún otro caso de distinto calado, senderiano que hallamos en el libro La revolución como «logos» (p. 78, n. 30) «El logos une a Dios imposible [Huesca, 2001] del profesor Lough. Si con el hombre», concepto que responde al inicio en éste abordaba el sustrato del pensamiento en del Evangelio de San Juan. O la nota referente al Sender hasta 1936, en el ensayo-prólogo que en- fragmento de Aben Tofail que reproduce Sender cabeza esta edición continúa su viaje a través de la (p. 241, n. 77) tomándolo literalmente de M. Me- obra de Sender planteando la variación que sufre néndez y Pelayo, Historia de las ideas estéticas aquél con motivo de los acontecimientos que em- en España, cap. iii [Madrid, csic, 1974, vol. I, p. pujaron a nuestro autor al exilio y a rehacer toda 349-350], mientras que sí se da la referencia co- su cosmovisión en un paso más allá del que se rrecta, aunque sin edición ni página del fragmento manifestaba en la obra anterior a 1936. Quedaría de Ramón Llull que Sender reproduce en la pági- por ver el desarrollo de esta cosmovisión surgi- na 243. Sirvan estos ejemplos para señalar algu- da de los acontecimientos políticos y bélicos que nos descuidos en la anotación del texto, y cierta obligaron a Sender a exiliarse; pero su explicación descompensación en las Notas Complementarias. sería objeto de un nuevo y extenso trabajo. Paradójicamente quisiera acabar con alguna En resumen, si la consideramos en conjunto nos observación acerca de la Introducción que lleva hallamos ante una edición necesaria e interesante. ■ por título «Poesía mística del exilio». Su núcleo son dos apartados de interés. En el primero, «La Luis A. Esteve esfera en la evolución literaria de Sender», se in- Gexel-Cefid, Universitat cardina la obra en el momento de su aparición y Autònoma de Barcelona su evolución en las sucesivas versiones, además de considerarla como el núcleo en el que se ex- pone una búsqueda del sentido de la existencia. El segundo «La cosmovisión de Sender: la esfera Fuentes, Víctor. Memorias del segundo exilio es- y la fe» es una profundización en la búsqueda del pañol. Madrid, Verbum (Ensayo), 2011. 247 pp. sentido de la novela partiendo de sus supuestos filosóficos irracionalistas y místicos en los que Nada más abrir el libro nos enteramos de el sustrato schopenhaueriano estudiado anterior- que ésta es la tercera entrega de una trilogía mente por el profesor Lough se desplaza o se memorialista formada por este volumen y Morir amplía al considerar una obra que se convierte en en Isla Vista (1999) y Bio-grafía americana. Cró- clave de la comprensión senderiana del mundo: El nica de medio siglo (2008), las cuales desconoz- filósofo autodidacto, la parábola filosófico-mística co por el motivo que Víctor Fuentes indica en su de Aben Tofáil y su concepto de la esfera que da presentación: «quedó sepultada en un alud (no de

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nieve sino de olvido)». Y lo lamento, porque la personal algo más coherente, aunque siempre primera, según explica, tiene un componente no- con lagunas. Hijo de un funcionario de policía velesco más acentuado en el que «Floreal Hernán- depurado por el régimen, hubo siempre silencios dez», heterónimo basado en su propio segundo y, paralelamente, hechos, momentos, escenas, no nombre y apellido –Víctor Floreal Fuentes Her- recordados verbalmente en el entorno más íntimo nández, como nos hace saber él mismo al recordar de esos mayores y que sólo por azar a veces nos la inquina del profesor de religión del Instituto (p. han llegado por otras vías. Especialmente, en el 62), y de su segundo apellido (al modo de Pepe caso de «los hijos de los vencidos», aunque en el Garcés)– será la voz principal de Morir en Isla caso de su familia su sanción consistiera sólo en la Vista y la voz contrapuntística con la que pespun- expulsión del Cuerpo, por suerte para ellos. Pero teará el relato que nos ofrece Víctor Fuentes. ya estaba marcado. Por otra parte, algunos com- Nostalgia, ironía, autocrítica y humor son los ponentes de aquellas generaciones que se educa- componentes emocionales de este relato según in- ron (es un decir) en la España de los 40 marcharon dica Gonzalo Navajas en la contraportada. Pero al exterior formando eso que se ha dado en llamar el núcleo es verdaderamente una memoria de la el segundo exilio. Unos, por motivos estrictamen- propia vida con escasos saltos cronológicos y te políticos, huyendo de la captura policial; otros, sin intentar limar incluso los tópicos estilísticos porque se ahogaban en aquel ambiente enrarecido propios de quien ha pasado la mayor parte de su y como diría aquel personaje de Sender les daba vida en el mundo académico de Estados Unidos. el «barrunto» de irse fuera. O una mezcla de am- Esa es, por demás y en la opinión de este comen- bas cosas. La emigración económica a Europa fue tarista, la ventaja no pequeña de este volumen algo diferente y posterior, aunque también tuvo en cuya historia, aunque no salí de España, me sus consecuencias políticas y sindicales. Pero esa siento en buena medida involucrado; porque, aun es otra historia. siendo algo más joven, vivimos aquella sociedad Y como principio requieren las cosas, sabre- por dentro y sólo los movimientos contestatarios mos de su ascendencia, nacimiento y crianza, de los sesenta, de los que habla también Víctor como diría ese Torres Villarroel a quien no quiere Fuentes –la macrohistoria de fuera, que nos llega- parecerse (p. 14). No obstante, como busca la ver- ba en mayor o menor grado– consiguieron orear dad, su verdad, ahí va todo: bueno, malo, regular. algo aquella sociedad tan mezquina. Por todo ello Ciertamente, en todo ese relato se cuela de ron- me siento inclinado a la simpatía entendida en su dón, además de su alter ego novelístico, su que- sentido etimológico. hacer de crítico e historiador de la literatura con Nacido en 1933, pertenece Víctor Fuentes a alusiones «del mismo al mismo» como avisa al aquella generación de españoles que vivieron final de la presentación sobre el uso de cursivas. la guerra de muy niños y conserva de entonces El libro está dividido en tres partes que corres- imágenes instantáneas que luego el relato de los ponden a tres grandes etapas personales e histó- mayores permite ir ensartando en una narración ricas. La primera corresponde a la ascendencia,

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nacimiento y crianza con los recuerdos de bom- do, le llevará a dar el salto a los Estados Unidos. Y bardeos, de la huida a Francia como refugiados y se verá en Nueva York viviendo como puede has- de la primera vuelta en 1939. Luego, los avatares ta que don Ángel del Río le gestiona un empleo familiares le llevaran –cada vez los recuerdos son en la librería de la onu. Comienza el sueño ame- «más suyos»– sucesivamente a un recorrido por ricano. Estudia en la Universidad de Nueva York Barcelona, con su Diagonal para ricos; Bilbao y conoce a buena parte de la colonia de exiliados y su ría; y, por fin, nuevamente en Madrid. Allí, que trabajan en aquellas universidades: al contacto una escuela como una novela, pintoresca pero con ellos surgirá su conciencia de exiliado y sen- menos frustrante de lo que cabría suponer; y la tirá esa conciencia del exilio que le hace añorar la ausencia del padre por un tiempo para ganarse la caída del régimen. Convertido en profesor univer- vida como pudiera, un padre algo quimerista por sitario en el Brooklyn College, su vida nocturna cierto, pero del que nuestro autor guarda un afec- algo bohemia (y quizá algún otro motivo que nos tuoso recuerdo. Su paso por el Instituto Cardenal ahorra) hará que se traslade a California en 1965. Cisneros, y su rondar con otros estudiantes por Su inconformismo vital le lleva a involucrarse en billares, tascas de los alrededores de San Bernar- los movimientos contestatarios de los años 60 y a do. Sus primeros años universitarios sin más que participar en toda clase de activismo, de acuerdo cruzar el patio de San Bernardo y el inicio de su con sus ideas. El final de la contestación social en militancia –no acabo de percibirlo con claridad– los 70 coincide con una enorme crisis personal hu- no sé si de partido, antifranquista o hartazgo de yendo de la cual viajará a España, donde no en- una sociedad tan cerrada (o tan cerril). cuentra eco a su deseo de participar activamente en Así que aprovechando un pasaporte para ir la transición política ni ve horizonte profesional. a un campo de trabajo universitario en Austria, Será el tiempo en que sus investigaciones le llevan decide no volver convirtiéndose en prófugo por a escribir el primer libro suyo que leí: La marcha al no cumplir algo tan sagrado en un régimen mi- pueblo en las letras españolas (1979), pionero en litar como la «mili». Deambulará por París y se muchos aspectos e incompleto por ser precisamen- trasladará a Inglaterra. Vida a salto de mata, de te el que abrió camino al romper silencios y tabúes. fotógrafo, de lavaplatos, de lo que sea. El bar Tras su vuelta a la Universidad de California Acapulco en el Soho se convertirá en uno de los Santa Bárbara se estabiliza y se convertirá en un centros narrativos. Caducado el permiso de es- profesor no ya inútil, sino serio aunque siempre tancia, consigue viaje y visa para Venezuela. comprometido. Verá pasar, casi sin sentirlos, los La segunda parte es quizá la de mayor interés. años ochenta y su «revolución conservadora» y La estancia en Venezuela será breve y seguirá el los abundosos noventa con una vida personal más patrón de trotamundos que hemos visto desde su estabilizada, pero que no impide esas visiones y salida de España. En esa vida hasta cierto punto sueños –eróticos o del pasado– que no dejan de apicarada pero ingenua, sigue el mismo modelo de asaltarle a lo largo del relato. Contar o resumir conducta hasta que un matrimonio, luego frustra- las andanzas de un profesor tan involoucrado en

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su tiempo, que lo ha vivido con tanta intensidad, intelectuales, actividades…, escritas con veraci- es inútil: ya lo hace él. Creo que Víctor Fuentes dad interior. Deliberadamente no quiero pasar va consiguiendo entre sueños, admoniciones de revista a sus reflexiones, numerosas, sobre su Floreal Hernández (su otro yo), reflexiones y lla- propia vida, sobre la historia que está viviendo madas al lector romper la posible monotonía del y la que le tocó vivir. Al mismo tiempo quisiera relato. Hasta llegar a los «Microcircuitos», siete señalar –para la editorial– que hay un número fragmentos en los que rompe el planteamiento significativo de erratas y al autor, que quizá se le cronológico. En ellos se acumulan recuerdos, hayan adherido algunos calcos sintácticos pro- sensaciones que nos hablan de los malos sabo- pios de quien también usa cotidianamente otra res de boca que aún se encuentra, pero también lengua. Pero esto último le añade cierto encanto una muestra de su ingenuo idealismo inicial. Así, por su naturalidad. «El lenguaje que tengo me en la visita al cementerio de Baena, adonde fue es natural: escribo como hablo», incluido algún a ver la tumba de sus abuelos, al preguntar por laísmo característicamente madrileño. aquella tumba que no hallaba, el vigilante les es- Por otro lado, es este libro en cierta forma petó «que eso de venir, desde tan lejos, a buscar una de las posibles radiografías de aquellas un muerto que no estaba allí le parecía cosa de generaciones o promociones que se vieron en rojos» (p. 232). Mientras que en la misma pá- una España sin horizontes, sin muchas más sa- gina, el empleado del gas en California escribe lidas que quedarse y aguantar, o salir a respirar versos y –según él– personifica el tipo del hom- el aire. ¿Segundo exilio? No sé si en puridad bre nuevo anticipado por Marx que puede «dis- se puede llamar así excepto en el caso de los frutar su tiempo, compartiendo el trabajo con la perseguidos por la policía por sus actividades dedicación a pintar y a pescar». Naturalmente, políticas. Pero en este caso, cuando toma con- en otros fragmentos se horroriza de las continuas ciencia del exilio durante su estancia en Nueva guerras y protesta aún contra el «caótico desor- York, se siente parte de él como bien mostra- den mundial». O su defensa de la literatura in- rán posteriormente sus escritos, pero al mismo migrante en español en Estados Unidos, «uno de tiempo, inconforme siempre, se siente un hom- los secretos mejor guardados en este país», que bre en el filo, hombre de frontera que ha vivido él ha conocido bien tanto por su dirección de la y sigue viviendo su tiempo. ■ revista Ventana abierta, como por su dedicación a la literatura del exilio y su participación en el Luis A. Esteve Movimiento de los jornaleros chicanos iniciado Gexel-Cefid, Universitat por César Chávez en California, de cuyo perió- Autònoma de Barcelona dico se ocupó el personalmente. En síntesis, las memorias de un hombre in- quieto e inquieto en múltiples sentidos: personal, relaciones de pareja, objetivos vitales, intereses

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Oyarzábal de Palencia, Isabel. He de tener la emancipación económica y la profesionalización libertad. Traducción y edición crítica de Núria como escritora, tomó pronto conciencia social, lo Capdevila-Argüelles, Madrid, Horas y Horas, que la llevó a involucrarse en la causa feminista y en 2010. 468 pp. los principales acontecimientos socio-políticos de la época. Por las páginas de estas memorias desfi- Setenta años después de su aparición en lan, amalgamándose con su propia trayectoria vital, Norteamérica por fin se ha publicado en España la guerra de Cuba y la pérdida de las últimas colo- el libro He de tener libertad [I Must Have Liber- nias españolas en 1898, la guerra con Marruecos, ty], autobiografía de Isabel Oyarzábal de Palencia la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, la (1878-1974), en traducción y edición crítica al cui- proclamación de la Segunda República, la Guerra dado de Núria Capdevila-Argüelles: se trata de la Civil española, el Pacto de No-Intervención, y el recuperación de una autora y de una obra pertene- exilio republicano. El relato integra lo privado y lo cientes al exilio republicano español, e injustamente público. olvidadas. Fue al parecer en los primeros tiempos del exilio Lytton Strachey en el prefacio de Victorianos español cuando Oyarzábal proyectó la escritura de eminentes afirma que «no nos hemos parado a pen- sus memorias. Llegó a Nueva York desde Suecia, en sar en que quizá es tan difícil escribir una buena donde desde 1936 había ejercido como embajado- vida como vivirla». Ahora bien, por difícil que sea, ra, en julio de 1939, y doce días después, con toda en la presente ocasión ambos extremos se cumplen. su familia, se trasladó a México, punto final de su Isabel Oyarzábal Smith tuvo una vida tan larga exilio: allí redactó en inglés sus memorias, I Must como intensa. Fue escritora bilingüe, corresponsal Have Liberty, publicadas en Nueva York y Toronto de prensa, feminista pionera, socia fundadora del por Longmans, Green and Co., en 1940, firmadas Lyceum Club de Madrid, afiliada a la Agrupación por Isabel de Palencia, y destinadas sobre todo al Socialista madrileña, delegada en la Asamblea de público norteamericano. Tenían como principal ob- la Sociedad de Naciones, primera embajadora es- jetivo dar a conocer mejor la causa republicana, así pañola, conferenciante y congresista internacional, como buscar ayuda para los refugiados españoles traductora, e incluso actriz. Utilizó Beatriz Galindo a los que ella no podía olvidar: «El conocimiento como seudónimo en algunos de sus escritos pero, a de lo que los refugiados estaban pasando me había partir de su matrimonio en 1909 con Ceferino Pa- afectado de veras» (Oyarzábal 2010: 452). El libro lencia, firmó como Isabel de Palencia, a la manera I Must Have Liberty apareció poco después que las anglosajona. Perteneciente a una familia de la alta exitosas memorias de la también republicana Cons- burguesía, su padre era andaluz y su madre, una tancia de la Mora, In Place of Splendor, publicadas escocesa de religión protestante, que le proporcio- en Nueva York, por Harcourt, Brace and Company, nó una educación tolerante y abierta, impulsándo- en 1939. Pero, según hemos podido constatar, no se la siempre a encontrar su propio camino. Por otra trataba de una casualidad. parte, Isabel Oyarzábal, en su avance personal hacia La profesora Soledad Fox, en un reciente estu-

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dio sobre Constancia de la Mora (Valencina de la cambio, el índice onomástico, de rigor en un libro Concepción [Sevilla]: 2008), ha establecido no sólo de memorias, más cuando sí acompañaba la edi- la doble autoría de sus memorias (de la Mora / Mc- ción de 1940. Y tampoco aparecen las fotografías Kenney), sino que estas eran fruto de una iniciativa de Isabel Oyarzábal de aquella primera edición, lo del corresponsal Jay Allen, entregado a una campa- que resulta llamativo por cuanto la misma profesora ña de ayuda a los refugiados españoles: «La idea Capdevila-Argüelles ha destacado la importancia de era que Constancia creara una plataforma al escribir la imagen de una escritora: «Oyarzábal incluye fo- un libro que llegara al mayor número de america- tos personales en sus memorias […] Esta colección nos simpatizantes y abogara por la causa de la Re- de imágenes de la autora constituye otra narrativa de pública española» (Fox 2008: 183). En este mismo su subjetividad» (Capdevila-Argüelles 2008: 235). contexto, al llegar meses después Isabel Oyarzábal En los actuales tiempos de crisis, tal vez haya que a Nueva York, Allen habló con ella para animarla a atribuirlo, simplemente, a recortes de gastos edito- que siguiera trabajando por España y escribiera sus riales. En cualquier caso, la presente edición de las memorias: «El trabajo de Jay [Allen] a favor de la memorias de Isabel Oyarzábal, He de tener libertad, España democrática durante la guerra había sido recupera para los lectores de habla hispana la voz y espléndido y ahora continuaba ayudando a los re- la historia de una escritora española moderna, femi- fugiados españoles […]. La posibilidad de escribir nista y comprometida, muy de nuestros días. ■ un libro, quizá dos, también se discutió» (Oyarzábal 2010: 460]. El libro «dos» de Isabel Oyarzábal iba Amparo Hurtado Díaz a ser, unos años más tarde, Smouldering Freedom: The Story of the Spanish Republicans in Exile, pu- blicado en Nueva York, también por Longmans, Green and Co., en 1945. Como ironizó ella misma: «No estaba mal para una ‘roja’ tan temible como «Triple exposición sobre el yo» (Oyarzábal 2010: 302). exilio español: I - Hacia el La presente edición de las memorias de Isabel Oyarzábal, He de tener libertad, así como la traduc- exilio, la salida» ción son por completo acertadas; en particular des- taca la adecuación del español de llegada, la lengua Naharro-Calderón, José María y García Paz, literaria de Isabel de Palencia, perfectamente cap- Beatriz; con la colaboración de Nieves Yagüe tada, y creíble. Su autora, la profesora Nuria Cap- Fernández y Agustín Garrigós Fernández. Hacia devila-Argüelles ya había publicado anteriormente el exilio. Cátedra del exilio, Universidad de Alca- un estudio sobre Isabel Oyarzábal de Palencia en lá, 2007. 111 pp. Autoras inciertas. Voces olvidadas de nuestro femi- nismo (Madrid: 2008), de forma que no sorprende Hacia el exilio es el primer volumen perte- su competente introducción. Se echa en falta, en neciente a una trilogía, publicada por la Bi-

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blioteca de la Cátedra del Exilio, que se com- de Berruguete (1450-1504), o El coloso de Goya pleta con En el exilio y Después del exilio. (1746-1828). Como ejemplo, la portada muestra Tripartición que corresponde fielmente a los parte de La nave de los locos del pintor flamen- momentos de salida, estancia y regreso a la co Jerónimo Bosco (1450-1516), que reproduce patria propios del destino vivido por las víc- el viejo tema literario medieval de la metáfora de timas del exilio español. Experiencia trágica la nave de la religión, en contraposición con una que, sin embargo, según afirma en el prólogo fotografía de soldados y refugiados españoles ca- Virgilio Zapatero, Rector de la Universidad mino del exilio, a su llegada a la ciudad fronte- de Alcalá de Henares, no carece de sentido, riza francesa de Le Perthus. Esta imagen, icono un lugar clave en la historia y la cultura de del exilio español, fue publicada por primera vez España para entender tanto nuestro pasado en el diario francés L’Indepéndant del día 29 de como nuestro presente, razón por la cual se enero de 1936, cuya portada estaba dedicada a la han preparado estas exposiciones: «Queremos «desolación» y las «miserias» de la Guerra Civil no sólo expresar a los exiliados y a sus des- española. Sin duda alguna, la cruda realidad de cendientes nuestra admiración por su trayec- quienes se ven obligados a huir de su lugar de toria y nuestro respeto por la dignidad de su origen y condenados a vagar sin rumbo fijo por ejemplo; también nuestro reconocimiento por el mundo se refleja claramente en los rostros de su legado y así entregar a todos aquéllos, en los personajes simbólicos del cuadro y los reales particular, a los jóvenes estudiantes que con- de la fotografía, como si a este respecto no hu- forman nuestro futuro, una muestra de su im- biera pasado el tiempo. Ambas ilustraciones, en portancia y ejemplaridad». realidad, más que contraponer a sus personajes, La publicación se destaca por su cuidadoso di- consiguen el efecto contrario: parecen haber sido seño así como por la ingeniosa y original elección elegidas deliberadamente para confrontar cara a y disposición de los elementos de su contenido. cara a sus personajes en una misma realidad –el Sus más de cien páginas blancas están recubiertas dolor es universal e infinito– que transciende las con tapas duras y alargadas de color granate, que barreras espaciotemporales. invitan a ser ojeadas con ambas manos a la vez, Desde el comienzo, al igual que en un mu- cuidadosamente. A través de numerosas ilustra- seo pictórico o cualquier otra exposición de ciones se mezclan y contrastan sutilmente imáge- objetos artísticos, el lector se encuentra con nes antiguas en blanco y negro de la realidad del una original disposición del material de lec- exilio, captadas en pleno viaje rumbo a un nuevo y tura y reflexión sobre el tema del exilio, nada desconocido destino –rostros dolorosos en medio convencional, que responde más bien a la lí- de escenas de desolación, miseria y hambre–, con nea nietzscheana del pensamiento fragmenta- bellas reproducciones pictóricas clásicas, como rio, en la que el lector establece la guía de su es el Adán y Eva expulsados del Paraíso del pin- propia investigación, sin que el orden de los tor italiano Massaccio (1401-1428), el Auto de fe elementos altere sustancialmente el producto.

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Los comisarios del proyecto han seleccionado exiliados españoles. La ayuda internacional y una amplia serie de fragmentos de autores clá- la resistencia francesa cierran el volumen con sicos, escritos originalmente en latín, árabe, un talante positivo. Rostros sonrientes llegan castellano antiguo o moderno, que componen a puerto seguro en Veracruz o conducen por un mosaico de referencias literarias sobre la las calles de París en el día de su liberación. experiencia del exilio, la vida del exiliado, y Algunos, exiliados corrieron mejor suerte, sin al lugar que éste ocupa en su nuevo universo duda alguna. trágico. De ahí que no falten palabras que na- El tema de la salida al exilio en Hacia el rren los infortunios de los esclavos griegos fu- exilio se desglosa en más de veinte secciones gitivos, los judíos errantes, el expatriado Cid que se pueden leer en forma de rayuela: «Tras- Campeador, el extranjero Abd-Al-Rahman i en fondos del exilio»; «Los destierros de la fe»; Al-Andalus o los reyes moros expulsados de «Los exilios en movimiento»; «El siglo xx de Granada, y así otros muchos desterrados que los refugiados»; «España, tierra de exilios»; vagan deambulando en tierra ajena: «El inte- «Refugiados durante la Guerra Civil española lectual necesita su tierra natal como el pan. (1936-1939)»; «El exilio de los niños»; «El fi- El Corán de los árabes dice: ‘Y si os hubiéra- nal de la Guerra Civil»; «La retirada hacia la mos dicho: mataos y dejad vuestros hogares, frontera francesa en enero-febrero del 1939»; sólo unos pocos habríais obedecido’. Por tan- «El éxodo republicano español en la Francia to el Corán equipara al que se suicida con el de 1939»; «La evacuación a África del Nor- que deja su hogar» (cita de Moisés Ibn Eznra, te»; «Los universos concentracionarios: Fran- desterrado de Granada en el norte cristiano, cia metropolitana»; «Los universos concentra- 1090). Tampoco se olvidan los destierros de cionarios: África del Norte»; «Los universos aquellos que no pudieron defender sus ideales concentracionarios nazis»; «Los universos dentro de España, como es el caso de Ángel concentracionarios franquistas: prisiones y Saavedra (Duque de Rivas), José de Espron- campos»; «Expediciones hacia América: Mé- ceda, Francisco de Goya y Lucientes y José xico»; «Expediciones hacia América: Argen- María Blanco White, entre otros muchos. tina, Chile…»; «La Unión Soviética»; «Reino Con la friolera cifra de más de treinta mil, Unido»; «La ayuda de México a los refugia- el grupo de niños evacuados al extranjero dos en Francia»; «Solidaridad internacional ocupa un lugar especial en este volumen, así con los refugiados españoles»; «Francia: la como los principales países de acogida: Fran- resistencia 1939-1945»; «Del destierro al exi- cia, Bélgica, la Unión Soviética, México, Sui- lio». Por último, aparece una sección titulada za y Dinamarca. Asimismo, listas de pasaje- «Para seguir leyendo» donde se sugieren algu- ros deportados a campos de concentración en nos títulos obligados para ahondar en el tema África del Norte o en la Alemania nazi mues- del exilio español de autores como José Luis tran otro trágico y significativo rumbo de los Abellán, Alicia Alted, Anthony Beevor, Fran-

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cisco Caudet, Geneviève Dreyfus-Armand, Caudet, Francisco, Mirando en la memoria las José María Naharro-Calderón, Edward Said señales. Diez ensayos sobre el exilio republicano y Paul Tabori. Pero, antes de seguir leyen- de 1939. Durango, Universidad Juárez del Esta- do, debemos considerar esta obra original e do de Durango, 2010. 354 pp. imprescindible en toda biblioteca que quiera reunir las publicaciones más destacadas sobre Francisco Caudet tiene una larga trayectoria el exilio español. Un libro para disfrutar de la en el estudio del exilio cultural de 1939 que lectura, ahondar en nuestra historia, retomar comenzó en fechas tan tempranas como 1975- a los clásicos, adentrarse en el laberinto de 1976 con la publicación de tres libros pioneros destierros y persecuciones, y también, ¿cómo sobre sendas revistas del exilio: dos estudios no?, utilizarlo como material bibliográfico en dedicados a las revistas Romance y España Pe- las aulas. regrina y una antología de la revista Hora de La colección «Biblioteca del Exilio» cuen- España, que, aunque escrita durante la guerra, ta con el apoyo del Fondo de Cultura Econó- estaba realizada por intelectuales cuyas carreras mica y perteneciente a la «Cátedra del Exilio se desarrollarían, sobre todo, en el exilio. Desde Español». Esta organización internacional entonces ha dado a la luz numerosos trabajos, que fue constituida en 2006, con la partici- entre los que destacan, quizá, las monografías pación de las cátedras de la Universidad de Hipótesis sobre el exilio republicano (revisado Alcalá de Henares, la uned, la unam, la Uni- y reeditado en 2005 con el título El exilio repu- versidad Carlos iii, la colaboración de la Fun- blicano de 1939) y El exilio republicano en Mé- dación Pablo Iglesias y el patrocinio del Ban- xico. Las revistas literarias, 1939-1971 (reedi- co de Santander. Las numerosas actividades tado y ampliado en 2007). Su último libro sobre que se han desarrollado en los últimos cinco la cultura del exilio, publicado por la Editorial años responden al esfuerzo conjunto de llevar de la Universidad de Juárez, toma su título, Mi- a cabo un amplio proyecto de investigación rando en la memoria las señales, de un verso y difusión del exilio español a través de con- de Arturo Serrano Plaja y es, como el propio ferencias y jornadas, cursos, exposiciones y autor advierte en el prólogo, una retrospectiva publicaciones. ■ de algunos de trabajos breves artículos y parti- cipaciones en congresos y seminarios que han Mar Inestrillas ido jalonando su investigación acerca del exilio Universidad de Nevada, Reno. a lo largo de casi cuarenta años. Los diez artículos recopilados versan en su ma- yoría sobre autores relevantes del exilio Arturo Serrano Plaja, Luis Cernuda, María Zambrano, Lorenzo Varela, Ramón J. Sender, Max Aub, Ma- ría Teresa León, Juan Gil-Albert, Miguel Prieto

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así como sobre temas variados, algunos tratados trabajos sobre Serrano Plaja y Cernuda, de las por la crítica, pero sobre los que Caudet ofrece abruptas sendas que algunos exiliados deben to- una mirada original: las tentaciones nacionalistas mar para lograr la profesionalización del escritor de los exiliados, la relación de Pablo Neruda con en espacios intelectuales extraños Sender y Aub… los poetas del exilio, la significación del exilio y Caudet encuentra detalles que le permiten adoptar su producción literaria en la historiografía y la so- miradas no siempre complacientes. Entre los diez ciedad actuales… Los une a todos ellos una inten- trabajos que componen el libro, tal vez las más ción clara de internarse, a través de versos, ideas, sobresalientes y esclarecedoras aportaciones son cartas, recuerdos y ficciones, en la compleja con- precisamente aquellas en las que Caudet se mues- dición del exiliado republicano: los conflictos que tra más crítico con las respuestas que el exiliado se derivan de su posición en el mundo, la manera ha dado a los dilemas morales y políticos a los de hacerse cargo de su complicada trayectoria vi- que se enfrenta y con nuestra recepción social que tal, su asunción de la situación de derrotado y la hemos brindado a estos textos. Así, por ejemplo, traslación de todo ello a un lenguaje estético de- de una manera especialmente expresa, no esconde terminado. En el caso de los poetas Serrano Plaja, sus discrepancias con ciertos modos nacionalistas Cernuda, Varela y Gil-Albert, se intenta desentra- en el discurso sobre España de la mayor parte de ñar cómo el aprendizaje del exilio trasciende una ensayistas del exilio y, más concretamente, en el coyuntura biográfica o política para convertirse caso de María Zambrano. Posiblemente este sea en la clave de su experiencia personal, la cual los uno de los artículos más enjundiosos, ya que en él lleva a poder detentar el nombre de «poetas del se aleja de miradas complacientes y celebraciones exilio», un exilio con alcance existencial. En un acríticas de la realidad del exilio y pone el dedo pequeño apartado autónomo titulado «Aquella en la llaga sin dejar de atender a razones y ex- pequeña música… Tres variaciones sobre un mis- plicaciones contextuales sobre problemáticas que mo tema», se recogen tres repasos a otros tantos abren las puertas a multitud de indagaciones por textos íntimos dos epistolarios y unas memorias hacer. También nos ha parecido particularmente donde el ser exiliado aparece de una manera di- lúcido el trabajo «Max Aub y México», para el recta, como una forma de estar en el mundo que que Caudet recaba un buen número de fuentes y en Sender, Aub y María Teresa León adquirió ca- las articula a fin de ofrecer una visión en toda su racteres diferentes: resistencia a las dificultades complejidad de cómo y en qué medida el escritor en el caso de Sender; compromiso intelectual en pudo sacudirse sus inercias eurocentristas y abrir- el caso de Aub y de su corresponsal, Manuel Tu- se a la diferencia que le ofrecía su condición de ñón de Lara; desmitificación del exilio en el de desterrado sin por ello renunciar a sus conviccio- María Teresa León. A través de recorridos por las nes políticas. A ellos debe sumarse, precisamente trayectorias artísticas y poéticas como los dedica- por la complejidad de la problemática que plan- dos a Miguel Prieto, de los análisis de la obra a tea, el ensayo que cierra el libro, «El aún no lugar través de algunos textos como en el caso de los del exilio republicano y su literatura», en el que

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se plantea la siempre conflictiva cuestión de cómo la fantasía y el compromiso. La obra narrativa recuperar la memoria del exilio sin violentar nin- y dramática de José Herrera Petere. Este texto, gún elemento de su identidad en la coyuntura de la que pretende ser el primer estudio monográfico de España de hoy, después del olvido impuesto por el la obra narrativa y dramática del autor alcarreño, franquismo y favorecido por la Transición. Se tra- se ha publicado en 2010 por la Editorial Renaci- ta nuevamente de una propuesta crítica en la que miento en la colección Biblioteca del Exilio. exhorta a mirar qué fue el exilio sin anteojeras, A través de un recorrido biográfico y según las mistificaciones ni idealizaciones a fin de poder -ob circunstancias en las que le tocó vivir a Petere, tener, por fin, una representación cabal del pasado Martín Gijón investiga las obras del autor y, se- histórico que sea útil para construir nuestro futuro gún el criterio cronológico, estructura su estudio político, social y cultural. ■ en cinco capítulos que embarcan las siguientes épocas: los textos primerizos de Herrera Petere; Fernando Larraz su obra literaria durante la Guerra Civil; los libros Gexel-Universidad de Alcalá de Henares correspondientes a su época del exilio en Méxi- co; la obra inédita; y, finalmente, su dramaturgia elaborada en Ginebra. Organizar el material no ha sido tarea fácil: ordenar y distribuir los textos, te- niendo en cuenta la falta de coincidencia entre la Martín Gijón, Mario. Entre la fantasía y el com- fecha de escritura y la de publicación de algunas promiso. La obra narrativa y dramática de José obras supone, a mi juicio, un gran esfuerzo, de- Herrera Petere. Sevilla, Renacimiento (Bibliote- dicación y tiempo, así como demuestra, una vez ca del Exilio), 2010. 285 pp. más, el amplio conocimiento del conjunto de la obra literaria de José Herrera Petere por parte de Con el apoyo de la Diputación de Guada- este joven investigador. lajara, desde el año 2008 se ha materializado, Como señala Martín Gijón, aunque muy en el parcialmente, un proyecto de recuperación de la comienzo Petere se ve influenciado por el estilo de obra literaria de José Herrera Petere, cuyos escri- los prosistas de la «nueva novela», su fascinación tos, gracias al esfuerzo de investigadores como por la naturaleza y el paisaje le conduce a escoger Mario Martín Gijón, han sido rescatados y están una estética «vanguardista rural», utilizando en al alcance de los lectores. Tras la edición de tres algunos casos «elementos del género gótico», volúmenes bastante completos que contenían gran sin motivación alguna en los temas ideológico- parte de la obra narrativa del autor alcarreño, así políticos que años más tarde ocuparían un lugar como un brillante ensayo cuidadosamente anota- importante en sus obras. No obstante, en aquellos do por Martín Gijón que ofrecía un profundo aná- primeros escritos se ve una clara tendencia lisis de la obra en verso de Petere, vemos aparecer a subrayar el «contraste negativo» existente un nuevo libro bajo el significativo título deEntre entre la vida rural de las clases inferiores y el

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poder material de las dominantes. Según Martín Como miembro de las Juventudes Socialistas Gijón, la primera obra de Petere que evidencia Unificadas, en julio de 1936 Petere fue milicia- su preocupación por temas sociales es «El curso no voluntario en diferentes provincias, pero por del progreso», relato incluido en el cuadernillo su condición de «intelectual» fue destinado a la Los Babiecas o Nueva Primavera, fechado el 14 Sección de Trabajo Social, donde se ocupaba de de enero de 1931, año en el que tiene lugar su redactar obras revolucionarias y propagandísti- afiliación al Partido Comunista. En esa época, cas bajo las consignas del Comisariado de Gue- Petere también colabora fugazmente en revistas rra. Como señala Martín Gijón, la temática de como Octubre, Nueva Cultura y Tensor, donde, las obras en este período estaba muy relacionada aparte de publicar obras y conocer las inquietudes con la guerra: trataba los problemas de los sol- de la juventud izquierdista, se aproxima más dados, fomentaba la moral de victoria y la idea a autores como Rafael Alberti y María Teresa de «guerra de Independencia», siempre con una León, promotores de la revista Octubre. Algunas voluntad de explicación, de representación, de de estas publicaciones están significativamente toma de conciencia en sus personajes, quienes firmadas bajo diferentes seudónimos, hecho que, representaban diversos arquetipos proletarios: por decisión propia, en aquellos años le mantenía mineros y campesinos, etc. Fue en esta época – siempre en un segundo plano. concretamente en 1937– cuando Petere comenzó Su primer libro, titulado La parturienta, publi- a escribir su primera novela: una trilogía novelís- cado en 1936, recoge la mayoría de sus relatos tica sobre la guerra titulada Acero de Madrid. En escritos en 1931 que, en gran parte, estaban inédi- esta novela, Martín Gijón destaca su «visión po- tos. Martín Gijón destaca en este libro «la perma- lifónica» y su aspecto «multi-perspectivista». La nencia de recursos de la literatura fantástica y la novela relata los orígenes de la guerra, la defensa alegórica, frecuentes en sus años primerizos» [p. y la desorganización o incompetencia del mando 39], aunque la temática principal en la mayoría y la superioridad técnica del enemigo. Sus perso- de sus relatos es la denuncia de la alianza entre najes son gentes que han tenido un «margen de la burguesía y el fascismo, así como la de poner libertad considerable para elegir su pertenencia a en evidencia el desequilibrio social que, por todos uno u otro de los bandos del conflicto» [p. 87], los medios, trataban de ocultar la aristocracia y la y es a través de esta gente que el autor pone en alta burguesía. Según el autor del presente libro, evidencia las razones de su compromiso político. estas primeras obras, que compartían un esquema Por las vivencias reales de Petere, similares a las en común con la producción narrativa de escri- expuestas en la novela y por incluir fragmentos de tores comunistas como Arderíus y Arconada, le prensa, afirma Martín Gijón que podemos consi- dieron a conocer en el mundo literario, aunque su derar que en esta obra Herrera Petere utiliza una recepción en algunos casos no fue satisfactoria, ya constante «yuxtaposición de personas reales con que ciertos críticos lo acusaron de «inexperto» e personajes ficticios» [p. 89], lo que hace que la «infantil» [p. 58]. novela se quede a medio camino entre la crónica

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y ficción. El autor del presente libro destaca tam- Petere, el interés de Martín Gijón se centra en la bién su estilo anafórico y repetitivo, rasgo en el presentación de todos los libros publicados por que vemos una voluntad de adoctrinamiento polí- Petere en México, aunque también se ocupa de tico o «educación política» [p. 100]. Acero de Ma- sus colaboraciones en el periódico El Nacional y drid consiguió, merecidamente, el premio Nacio- en varias revistas del exilio, entre otras Roman- nal de Literatura, por lo que despertó envidias en ce, Revista de Guatemala, Las Españas y El Hijo algunos escritores y críticos de su época [p. 110]. Pródigo, donde Petere publica numerosos micro- Entre las obras importantes del escritor alcarreño, rrelatos, ensayos y artículos, en los que revela los Martín Gijón destaca especialmente Cumbres de problemas de los exiliados o refleja la melancolía Extremadura (Madrid-1938), presentándola, por y los recuerdos de España. En algunas de estas su madurez y por su valor histórico, como la cul- publicaciones Petere también hace referencia a minación de la literatura de guerra de Petere. En los temas mexicanos, como por ejemplo la denun- abril de 1937 Petere fue destinado al frente de Ex- cia de la exclusión del indígena o diferentes as- tremadura, a donde llegaban frecuentemente no- pectos de la independencia de México. Entre los ticias de acciones de guerrillas que perjudicaban relatos publicados en esta época destaca la Juana a la retaguardia fascista. El «batallón especial de de Dios, en el que, como señala Martín Gijón, se los guerrilleros», por tanto, viene a ocupar el argu- ve una clara revolución en su técnica narrativa y mento principal de esta obra, que tiene origen en llama la atención acerca del manejo del tiempo las vivencias de Petere en 1937. Martín Gijón nos narrativo y de su hipertextualidad. habla del discurso popular del lenguaje campesino Como es sabido, en 1947 Petere decide tras- y, a la vez, épico de sus personajes, y analiza las ladarse a Ginebra por motivos de trabajo, donde cuatro cumbres de la novela. permanecerá definitivamente exiliado hasta el fi- El tercer capítulo del libro presenta sus obras nal de su vida (1977). Una vez en Ginebra, entra del exilio, en las que destaca Niebla de cuernos en contacto con la compañía de teatro vanguardis- (Séneca-abril de 1940). La obra mencionada hace ta Théâtre de Carouge, grupo que influirá decisi- referencia a su traumática experiencia en Francia vamente en la evolución de su dramaturgia. Petere y el recuerdo de España con una visión «contra- se deja llevar por el teatro «épico experimentalis- puntística» de la realidad propia del exilio. Hay ta», escribe tragicomedias sociales y elige temas imágenes terriblemente sensibles, entre el orgullo sociopolíticos para sus dramas. Entre sus obras y la conciencia de la derrota de un español «re- dramáticas de esta época destacan Carpio de Tajo fugiado», «ciudadano de segunda» en México. (1957), Plomo y Mercurio (1965) y La Serrana de Otros aspectos que evidencia el escritor en estas la Vera (1967). páginas son su sarcasmo continuo y el uso de un Martín Gijón en su libro también reúne y analiza rudo folclore popular, su carencia de modales, diferentes obras inéditas de Petere, en su mayoría su carácter pícaro, así como su final esperanza- escritas en su exilio mexicano: entre ellas podemos dor. En este capítulo correspondiente al exilio de nombrar La Profunda Retaguardia, Enterradores

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y Las locas ilusiones y otros cuentos. Esas obras, en la actualidad–, ha visto la luz, conveniente- conservadas en el archivo personal de Petere, han mente revisado, el citado trabajo, con el que su sido cuidadosamente ordenadas y clasificadas por autora ha querido «contribuir a ampliar el estu- su viuda, Carmen Soler, y en 2003 fueron entrega- dio del campo de la literatura femenina española das por ella a la Diputación de Guadalajara. dentro del marco espacio-temporal del exilio y, En mi opinión, este libro merece destacarse por con ello, crear nuevas vías abiertas de investi- varios aspectos fundamentales. En primer término, gación en el fecundo terreno de la autobiografía por la descripción y el análisis que ofrece de la tra- femenina de esta destacada época» (p. 26). yectoria vital y literaria de Petere, así como por la Para llevar a cabo su propósito Inestrillas ha metodología empleada por Mario Martín Gijón, fijado su mirada sólo en tres obras, en las que tanto a nivel de documentación como de organi- ha observado ciertas semejanzas y diferencias en zación y valoración de los textos, que muestran las que sustenta su estudio. Se trata de Delirio y su conocimiento a fondo del material expuesto. El destino, de María Zambrano, Alcancía, de Rosa investigador no se limita sólo a estudiar sus obras, Chacel, y Memoria de la melancolía, de María sino que se acerca al autor con la clara intención Teresa León, algunas de las autoras y de los tex- de descubrir facetas ocultas en su obra y hacernos tos hoy mejor conocidos de la literatura del exi- llegar la voz de uno más de los escritores españoles lio republicano de 1939. Esta experiencia consti- exiliados, tan injustamente olvidados. ■ tuye el «punto de partida y [el] leitmotiv de estas obras autobiográficas», y se convierte además, a Behjat Mahdavi juicio de Inestrillas, en «el punto de ruptura de la Gexel-Cefid, Universitat identidad individual y [de] la historia nacional» Autònoma de Barcelona (p. 45). Dicha realidad, común a buena parte de la producción literaria del destierro, es analizada en las tres obras mencionadas, en las que Ines- Inestrillas, Mar, Huellas textuales del exilio. trillas –según afirma en el primer capítulo, en el Autobiografía de escritoras republicanas. San- que las contextualiza– observa «el carácter de tiago de Chile, Editorial Asterión (Colección la literatura de resistencia propio de la escritu- Tierras Altas), 2010. 219 pp. ra femenina que se dirige a las «entrañas» del ser –«sangre», «corazón», estómago»–, como Ocho años después de la lectura de su un desafío al discurso masculino de la historia tesis doctoral –Exilio, memoria y autorrepre- y una manifestación de la importancia del sentir, sentación: La escritura autobiográfica de María de la pasión y de lo originario maternal del ser Zambrano, María Teresa León y Rosa Chacel– humano en su pensamiento y en su memoria» en The Ohio State University –donde Mar Ines- (p. 41). Delirio y destino, Alcancía y Memoria trillas impartió la docencia hasta su traslado a la de la melancolía, además de permitirle analizar University of Nevada, Reno, en la que la ejerce tres subgéneros diferentes de las literaturas del

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yo –advierte la autora en el mencionado capítulo viaje a América, refiere el testimonio de su «es- introductorio–, facultan la realización de un re- tancia» en el destierro, un relato que, como es ha- corrido diacrónico por la experiencia del exilio, bitual en su producción, focaliza la esfera de lo ín- desde la salida de España hasta el regreso a la timo, razón por la que, según el también exiliado patria perdida. Este último planteamiento deter- Manuel Andújar, Alcancía. Ida y Alcancía. Vuelta mina la ordenación de los capítulos del volumen. –los dos primeros volúmenes de la obra– «nada En el segundo, consagrado a examinar la obra tienen que ver, salvo en su clima motivador, con de María Zambrano, Inestrillas se detiene especial- la temática que, en equis medida, acusa la marca, mente en las páginas en las que la escritora mala- más o menos ostensible, del exilio».1 Esos apun- gueña recordó el paso de la frontera francesa y el tes íntimos, de los que Chacel hizo acopio día a viaje en barco que la llevó a América. «La salida» día durante décadas, justifican la elección del tí- de España representa «el punto de mayor tensión tulo general de proyecto, una imaginaria alcancía dramática» (p. 59) de esta «novela autobiográfica» –arabismo todavía empleado en algunas zonas de (p. 25), género narrativo al que pertenece según la España que Inestrillas asocia con el folclore anda- autora del estudio, aunque no justifica una adscrip- luz– en la que fue vertiendo sus pensamientos y ción que resulta cuanto menos discutible. Inestri- sensaciones. También lo hizo desde el 24 de enero llas tampoco argumenta suficientemente la idea, hasta el 8 de julio de 1939 –fecha en la que pisó que reitera en diversas ocasiones, de que Zambrano tierra mexicana– Silvia Mistral, autora de Éxodo. se adelantó en Delirio y destino «a filósofos con- Diario de una refugiada española, testimonio per- temporáneos como Lyotard o Vattimo al reconocer sonal y colectivo de la diáspora que fue publicado el final de la modernidad» (p. 86). en 1940. Cabe recordar, por ello, que Alcancía no Sí se detiene, en cambio, en interpretar el senti- es «el único diario de crisis que nace a partir de do que poseen en el libro las alusiones a la sangre, la experiencia de una escritora republicana en el «metáfora del cuerpo» que Inestrillas relaciona exilio» (p. 92). con la reacción visceral que suscita en Rosa Cha- «Acaso la más difícil de discernir sea la di- cel –a cuya creación le dedica el tercer capítulo– ferencia que cabe establecer entre una autobio- su vida en el exilio, una «náusea» de claras re- grafía y un libro de memorias», advirtió hace ya miniscencias existencialistas que, como también algunos lustros Anna Caballé,2 para quien, te- recuerda la autora, tiene un origen nada metafóri- niendo en cuenta la conocida definición de auto- co: la enfermedad de estómago que Chacel pade- biografía divulgada por Philippe Lejeune en Le cía. El diario iniciado por la escritora vallisoletana pacte autobiographique (1975), «si el eje histó- en Burdeos en 1940, poco antes de emprender el rico, los recuerdos, el relato de los acontecimien-

1 Manuel Andújar, «Memorias españolas», Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, 412 (octubre de 1984), p. 64. 2 Anna Caballé, Narcisos de tinta. Ensayos sobre la literatura autobiográfica en lengua castellana (siglos xix y xx). Málaga, Mega- zul (La Autobiografía, 1), 1995, p. 40.

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tos vividos vertebra la literatura memorialista, en razón herido por la guerra y el exilio, inundado la autobiografía, por el contrario, los recuerdos de recuerdos traumáticos del pasado» (p. 154). están sometidos a la tentativa del individuo de Esta forma de recordar –concluye Inestrillas a interpretarse a sí mismo».3 De forma temprana nuestro entender excesivamente influida por el el también exiliado José Moreno Villa –autor de peso que el estilo personal de la escritora riojana Vida en claro, una autobiografía canónica–, seña- tiene en su obra– impide que María Teresa León ló que en el destierro de 1939 se cultivaron sobre alcance plenamente su objetivo, puesto que «este todo las memorias, género en el que «se escamo- proyecto de recuperación del pasado sería tal vez tea […] la indagación del yo, el proceso evoluti- realizable si la memoria se ajustara a la metáfora vo interno y externo del hombre, la confesión o tradicional del cerebro, a la vez centro de control intimidad»4 en beneficio del testimonio históri- y depósito de recuerdos; en otras palabras, si la co. Así procedió María Teresa León en Memoria memoria fuera una simple herramienta al servi- de la melancolía, libro de memorias –no «auto- cio del alma racional» (p. 157). biografía tradicional» (p. 167)– en el que, como A las metáforas del cuerpo empleadas por señala Inestrillas, «el enfoque individual […] se Zambrano, Chacel y León –a las que ya nos he- va diluyendo para dejar paso al objetivo principal mos referido– vuelve de nuevo Inestrillas en el del relato de alcance colectivo [sic], que consiste capítulo final de su libro, en el que se reafirma en en la denuncia de la situación de España a partir su convicción de que la utilización de dichos tro- de la Guerra Civil y el posterior exilio de miles de pos, tal como había apuntado inicialmente, con- españoles» (p. 140). Este firme propósito, alenta- firma que «la voz femenina se expresa utilizando do por razones éticas y políticas, se materializó un código propio que es mucho más expresivo a través de un estilo impregnado de elementos que cualquier argumento lógico-racional» (p. líricos que la autora analiza en el cuarto capítulo 41). En las páginas finales también se refiere al de Huellas textuales del exilio. La metáfora del regreso a España de las tres escritoras, cerrando cuerpo empleada en esta ocasión es –afirma Ines- así un recorrido por el tiempo del destierro – «la trillas– el corazón, del que brota «el recuerdo». salida», «la estancia», «el recuerdo»– en el que En su opinión, «no se trata aquí de una memoria lo verdaderamente importante para Inestrillas es que simplemente guarda y ordena una colección señalar las que considera –de forma algo cuestio- de hechos históricos o de eventos relacionados nable en ocasiones– las especificidades propias con la vida personal de la autora», sino, «ante de las autobiografías compuestas por escritoras todo, [de] memoria de una emoción: la melan- del exilio republicano de 1939. El análisis for- colía, el sentimiento visceral que fluye del co- mal, sobre el que se sustenta en gran medida la

3 Ibídem, p. 44. 4 José Moreno Villa, «Autobiografías y memorias de españoles en el siglo xx», Los autores como actores y otros intereses liter- arios de acá y de allá. México, Fondo de Cultura Económica, 1951, p. 80.

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tesis del libro, se complementa con «el objetivo mientos de recuperación de la memoria literaria último» del mismo: «participar en el actual de- del exilio republicano del 39 fue el gexel, fun- bate crítico sobre nuestra historia compartida y, dado y dirigido por Manuel Aznar Soler, cate- de esta manera, contribuir al esencial proyecto drático de la Universitat Autònoma de Barcelo- de recuperación de la memoria histórica de Es- na. Desde el año 1993, el Grupo de Estudios del paña» (p. 26). Todo suma. ■ Exilio Literario impulsó sucesivos Congresos internacionales, creó la Biblioteca del Exilio Francisca Montiel Rayo –en cuyas colecciones se reeditaron los textos Gexel-Cefid, Universitat de los exiliados y los innumerables trabajos so- Autònoma de Barcelona bre los avatares vitales y obra de aquéllos– y contribuyó a vertebrar los diferentes equipos de investigación de las Universidades españolas y extranjeras. Entre las múltiples actividades de este grupo de investigación cabe destacar el Meseguer Lluís; Fortuño, Santiago; Nos, Eloí- Diccionario bio-bibliográfico de los escritores, sa; Porcar, Juan Luis (Editores). La cultura exi- editoriales y revistas del exilio republicano es- liada. Castelló, Universitat Jaume i - Diputació pañol de 1939, de inminente publicación. Pa- de Castelló, 2010. 590 pp. ralelamente la Fundación Max Aub, desde su nacimiento, impulsó las tareas de recuperación Este libro recoge las actas del Congreso y divulgación, así como la reflexión intelectual Exili i Cultura –que tuvo lugar del 1 al 4 de sobre el exilio. También aquí la aportación del diciembre del 2009 en la Universitat Jaume I–, profesor Aznar Soler fue y sigue siendo crucial, dentro de ciclo de Congresos Internacionales Se- como lo prueba la misma revista Laberintos y tenta años después, celebrados en la mayoría de los incontables artículos y estudios, ediciones autonomías españolas, así como en universidades recuperadas y simposios científicos dirigidos e extranjeras, francesas y mexicanas principalmente. impulsados por él. Con dicho congreso la uji se unió al fecundo La celebración del Congreso castellonense proceso de recuperación cultural de la memoria vino a llenar un vacío en el ámbito de la cultura de un exilio republicano ninguneado por la dic- provincial y local que desde el Grup per la Re- tadura y por los continuadores ideológicos de cerca de la Memoria Histórica, la propia uji y la esos sectores de nuestra sociedad que siguen an- Fundación Max Aub recibe un impulso impor- clados en la dialéctica de las pistolas y elaboran tante en la restitución mínima imprescindible de «diccionarios» que pretenden vendernos como la dignidad y el ejemplo de aquellos ciudadanos pacíficos salvadores de la cultura a los promo- que pagaron con su vida, la cárcel o el duro exi- tores del mayor genocidio de nuestra historia. lio, la ejemplar fidelidad a la legalidad democrá- Precisamente el iniciador de todos los movi- tica republicana truncada por la brutal subleva-

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ción militar, los terribles años de la guerra y los de Zaragoza, nos acerca a las postrimerías del no menos dolorosos de la desgarradora represión franquismo y el pálpito de la transición. Adolfo posterior de la dictadura. Piquer (uji) nos amplía importantes aspectos in- La cultura exiliada, está articulado en torno éditos del exilio mexicano de Pere Calders a tra- a los dos núcleos temáticos que constituyeron vés de la correspondencia con Rafael Tasis. En los ejes del congreso: i-«Literatura i cultura de el ámbito de la iconografía y la imagen, cierran l’exili», y ii-«Castelló de la Plana: memoria his- esta primera parte del libro los estudios de Fer- tórica i literatura». nando Bellón sobre el exilio de Josep Renau y El primer bloque destaca las aportaciones del profesor de la uji Hugo Doménech sobre los temáticas de la obra de autores señeros de los trabajos fotográficos de Agustí Centelles con- distintos ámbitos de la creación: fotografía y vertidos en símbolos internacionales de la lucha carteles (Agustí Centelles, Josep Renau); novela, contra la barbarie del fascismo. ensayo o poesía (con trabajos que recorren as- La segunda parte del libro –lo fue en el Con- pectos de las obras de Francisco Ayala, Ramón J. greso de la uji– constituye un acontecimiento Sender, Max Aub, Pere Calders, Antonio Zayas o cultural e historiográfico de primera magnitud: Eduardo Blanco Amor). La simple enumeración por primera vez y de manera colectiva y siste- de los autores estudiados nos habla de la impor- mática se acomete el estudio de las consecuen- tancia de su aportación a la cultura del s. xx y cias de la sublevación militar y la guerra en la de sus relaciones con las principales tendencias provincia y capital de la Plana. Acontecimien- artísticas y literarias; y las aportaciones de los tos y personas que habían recuperado una cierta profesores participantes ponen de manifiesto la «normalidad» tras la muerte del dictador (algu- multiculturalidad y el pluralismo lingüístico que nos como destacados líderes políticos, como es enriquecen nuestro patrimonio. Así la profesora el caso de Josefina López) son reubicados en el Rosa Navarro, de la Universidad de Barcelona, río de la Historia o reconocidos por vez prime- estudia el «exilio de Francisco Ayala»; el profe- ra como abanderados de los valores humanos y sor Santiago Fortuño, de la uji, recorre la «cálida democráticos que algunos no llegaron e contem- poesía» de Ildefonso Manuel Gil; Manuel Aznar plar restaurados. Y, a mi modo de ver, es en este Soler, de la Universidad Autónoma de Barcelo- punto donde el Congreso y el libro adquieren na y Patrono de la Fundación Max Aub, analiza su verdadera condición de documento histórico «tres insomnios en la obra literaria de Max Aub» –en muchos aspectos inédito– y de base esen- en ese estado en que los monstruos producidos cial para futuros trabajos de normalización sobre por el sueño del exilio reviven en los personajes nuestro pasado. En este sentido, abre el apartado todo el dramatismo de los fantasmas y miedos de una interesantísima reflexión del profesor Lluís sus vida truncadas y sin rumbo. El fracasado re- Meseguer sobre «La llengua i cultura dels exi- greso de Ramón J. Sender, estudiado por Mª Án- liats de Castelló», donde apunta a las similitu- geles Naval López, profesora de la Universidad des y especificidades del exilio castellonense de

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la última guerra civil con otros exilios hispáni- los montes españoles desde el final de la guerra cos anteriores –liberales del xix–, otros exilios hasta 1952. Para terminar las aportaciones del europeos o el exilio económico de los primeros Grup de la Recerca dos casos de vidas rotas por años del s. xx. Sin duda los planteamientos del la represión: Juan Bautista Bellido Blasco reivin- profesor Meseguer abren una nueva perspectiva, dica desde el lado más familiar –más humano– especialmente necesaria en el caso de la cultu- la dignidad de su abuelo represaliado, el médico ra en lengua catalana en el País Valenciá: «La Juan Bautista Bellido Tirado; María Isabel Peris qüestió és, precisament, per tant, determinar Muiños recupera las «Memorias del exilio» de no solament la seva interacció amb el conjunt Joaquín Varea Queral, entre el exilio y el regreso de l’exili hispànic, sino, sobre tot, quines bases a la lucha contra el dictador desde el interior. El referencials, quines conexions ideolòlgiques i acercamiento a las Brigadas Internacionales en la polítiques, quines relacions laborals i personals, Plana, a través del estudio de las actividades del forneix aquest tresor de la cultura valenciana, a hospital de las Villas de Guillermo Casañ Ferrer, llurs activitats literàries…». constituye un capítulo especialmente valioso por Sin duda la aportación del Grup per la Recer- el valor documental del testimonio directo de su ca de la Memòria Històrica merece una especial padre y el análisis del funcionamiento del centro atención porque nos acercan a fuentes docu- sanitario a través de las figuras de sus directo- mentales que habían permanecido cuidadosa- res. El académico borrianense Josep Palomero mente olvidadas por los historiadores oficiales. nos descubre desconocidos aspectos de las «vi- Así, Juan Luis Porcar (uji) y Francesc Mezquita das» de su paisano el periodista Artur Perucho (ies F. Ribalta) nos sumergen en los Archivos de i Badía. Vicent Pitarch, miembro destacado del Castellón como instrumento indispensable en la Institut d’Estudis Catalans, nos acerca, con el recuperación del patrimonio de la memoria de rigor habitual de sus trabajos, al exilio de Gae- las víctimas de la guerra y la represión; Juan Mi- tà Huguet Segarra. Alvar Monferrer i Monfort guel Palomar nos conduce por los oscuros cami- recupera la memoria del anarquista Alardo Prats e nos del poder político de los usurpadores en el Isabel Alba Besalduch nos acerca a la obra literaria Ayuntamiento de la capital durante los primeros de Diego Perona desde su llegada a la Plana como años de la dictadura franquista. Raül Gonzàlez i inmigrante a principios del siglo xx hasta su exilio Devís nos descubre aspectos de la aplicación de moscovita. Reyes García Burdeus reivindica desde la «ley de fugas» como instrumento de elimina- sus relaciones personales, la generosa militancia de ción de los «desafectos» –especialmente los ma- Josefina López Sanmartín –que nos arenga desde la quis–: «els crims silenciats de Benassal» ponen foto que preside la portada del libro–, su voz desde en evidencia la práctica sistemática de la tortura, Radio España Independiente hasta su regreso a la casi diez años después del final de la guerra. El política activa –senadora– tras la restauración de la trabajo de José Sanz-Lamas analiza la oposición democracia desde su casa del Grau. armada a la dictadura, ese «exilio» interior en Para terminar este recorrido, casi índice in-

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completo, por las páginas de La cultura exiliada, traicionada (Sevilla, Renacimiento, 2007), que el colofón está constituido por las memorias vi- sirve de marco imprescindible para mejor com- vas de Alejandra Soler, que nos traslada al am- prender este conjunto de cartas. El epistolario vi- biente de los exiliados españoles en Moscú, pero ene a complementar también la compilación de también a la evolución de su fe en el comunismo estudios que sobre la relación entre ambos escri- y a sus dudas sobre la evolución del bloque so- tores editaron Ottmar Ette, Mercedes Figueras y viético. ■ Joseph Jurt (Max Aub – André Malraux. Guerra Civil, exilio y literatura, Madrid/Frakfurt, Ibero- Xosé Riveiro Espasandín americana/Vervuert, 2005). Malgat ha rebuscado en los archivos de los dos autores para rescatar los testimonios de aquella amistad, si bien ya advierte en el prólogo que el corpus editado es «lagunar» y desea que Malgat, Gérard (ed.). André Malraux y Max algún día pueda ser completado con documenta- Aub. La República Española, crisol de una amis- ción privada hoy todavía desconocida. Con todo, tad. Cartas, notas y testimonios (1928-1972), construye el editor con las cartas un itinerario traducción de Antoni Cisteró, Lleida, Universitat que, a diferencia de lo que suele ser habitual en de Lleida / Pagés Editors, 2010. los epistolarios, donde prima el orden cronológi- co, organiza en cinco capítulos, cada uno con Seguramente porque se inició en los mo- una breve pero espléndida introducción, que re- mentos más difíciles de la IIª República, la corren las líneas medulares de la biografía de los amistad entre André Malraux y Max Aub resistió corresponsales, con sus encuentros y desencuen- tanto la distancia (geográfica e ideológica) como tros, lo que nos permite situar los textos en su el paso de las décadas y se prolongó hasta el final contexto y, por tanto, mejor comprender las car- de los días del español, el primero en desapare- tas en relación con el devenir vital y literario de cer. De esa amistad a lo largo, como certeramen- ambos escritores. A partir de este planteamiento te sugiere su título, es testimonio este epistola- entrecruzado, con frecuencia el círculo habitu- rio. Sin duda nadie más adecuado para recoger almente cerrado del epistolario se abre a otros y organizar ese dilatado, aunque no demasiado corresponsales, colaboradores de Malraux o re- abundante, epistolario que Gérard Malgat, em- lacionados con alguna actividad editorial, como peñado desde hace años en ampliar el conocimi- Bernard Anthonioz, Madeleine Caglione, Mar- ento de la particular vinculación de Aub con el cel Brandin, Louis Chevasson o Albert Beuret. país que lo vio nacer y que lo expulsó a los once La primera de esas líneas medulares es, por años. La intensa y extensa investigación de Mal- descontado, «Sierra de Teruel o el cine en guer- gat culminó hace poco tiempo con la publicación ra» y en ella se condensa, como decía antes, el del volumen Max Aub y Francia o la esperanza origen de esa amistad. André Malraux y Max

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Aub coinciden en su compromiso en defensa de políticas para la obtención de un visado, primero la IIª República y en uno de sus proyectos más denegado y luego limitado, hasta que en 1958 el significativos; aunque se habían conocido en retorno de Malraux a un gobierno gaullista hará Madrid en julio de 1936, no será hasta mayo de posible el archivo del expediente que, dedicado a 1938 cuando empiece a fraguar esa amistad a lo Aub, tenía abierto desde 1940 el Ministerio del largo; en esa fecha, Malraux se había presentado Interior francés. en el despacho que Aub ocupaba en Barcelona «La literatura de una a otra orilla» recorre los como director del Consejo Nacional de Teatro esfuerzos de Aub por ver sus obras traducidas y para pedir su apoyo en el proyecto de llevar al publicadas en Europa. Como explica Malgat en la cine L’espoir. Durante los meses siguientes tra- introducción al capítulo, la obra que abrió a Aub bajarán codo con codo en el rodaje de Sierra de las puertas del mercado editorial francés fue Jusep Teruel, tanto en España como en París, hasta que Torres Campalans, que, gracias a las gestiones di- la detención de Aub en abril de 1940 frustra el rectas de Malraux (a quien estaba dedicada la no- proyecto de mandarle a México acompañando vela), editó Gallimard en 1960, y en inglés la edi- una copia de la película. A lo largo de esa déca- torial Doubleday al año siguiente. El escaso éxito da, el paso por los campos de concentración, la de ventas disuadió, sin embargo, a Gallimard de invasión alemana y el exilio de Aub en México publicar La calle de Valverde, aunque en 1967 interrumpirán esa colaboración, aunque aquella sí vería la luz la antología de cuentos Dernières película (y el cine en general) volverá a ser mo- nouvelles de la guerre d’Espagne. En el retorno a tivo de reencuentro: primero en enero de 1959, la orilla americana, se recogen también las cartas con motivo de la presentación en París de Sierra que tratan de la recepción por parte de Aub de la de Teruel; después, en 1965, cuando Malraux re- obra de Malraux (sobre todo las Antimémoires y comienda a Aub para formar parte del jurado del Les chênes qu’on abat…), así como de la publica- Festival de Cannes; y tres años después, al editar ción en la revista Los Sesenta (1965) del discurso en México el guión de la versión cinematográfica fúnebre que éste dedicó a Jean Moulin. de L’espoir, que Aub había traducido. El capítulo «La libertad del arte y del hombre» El segundo hilo del epistolario, no por delga- reúne las cartas que reflejan, en palabras de Mal- do deja de clavarse menos en la memoria. «Max gat, la «complicidad» entre ambos escritores en Aub, el amigo ‘indeseable’» recoge las cartas que su «pasión común por las artes» (p. 82); por una entre 1940 y 1956 tratan del paso de éste por los parte, las opiniones de Aub sobre los trabajos que campos franceses y de los intentos de Malraux Malraux va publicando sobre dicho tema y sobre (y de su compañera Josette Clotis) por buscar las las relaciones entre cultura y política; por la otra, influencias necesarias para liberarlo en los difíci- la intercesión de ambos para hacer posible dos les momentos de la ocupación alemana; se exti- exposiciones en 1962: la de arte precolombino ende, además, por la posguerra, pues el español en París y la de pintura francesa en México; tam- se apoyó en su amigo francés y en sus influencias bién la carta que el francés mandó a la Fundación

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Guggenheim recomendando al valenciano para vista de Bellas Artes en el verano de 1968; unas una beca que le permitiría dar nuevo impulso notas de Malgat cuestionando la identificación al proyecto Luis Buñuel, novela. Malgat repro- entre el Max Torres de La corde et les souris y duce, además, en la introducción (¿por qué no Aub; y una útil «Cronología de los principales entre los anexos?) una reseña de Les noyers de acontecimientos evocados en las cartas». l’Altenburg publicada en Últimas Noticias el 18 Un libro, en definitiva, imprescindible no sólo de junio de 1948. para quienes deseen profundizar en el estudio Por último, «Viajes y pasajes» recoge epísto- de la relación entre los dos corresponsales, sino las que evocan los viajes del uno (y de sus cola- también para mejor entender la relación de Aub boradores más próximos) a México y del otro a con su país de nacimiento y algunos de los episo- Francia; también los esfuerzos de Aub por insta- dios clave en la biografía del escritor exiliado. ■ larse en Europa. Éste se hace eco en esas cartas de los acontecimientos de mayo de 1968 y puede Juan Rodríguez seguirse en ellas asimismo el hilo del reconoci- Gexel-Cefid, Universitat miento oficial de la República Francesa hacia el Autònoma de Barcelona. exiliado español: los nombramientos de Oficial de la Orden de las Artes, en 1965, y de Comen- dador de la Orden de las Artes y de la Letras, en 1972, detrás de los cuales estuvo, sin duda, la influencia de Malraux. Completa el epistolario un apéndice con tex- En las rutas del mar tos y documentos, algunos ya conocidos pero que contribuyen a precisar el arco histórico y León, María Teresa. Menesteos, marinero de cultural en el que se desarrolla el epistolario: el abril. Madrid, Editorial Bercimuel, 2011, ed. discurso de André Malraux en la última sesión Gregorio Torres Nebrera. pp. 184. del Primer Congreso Internacional de Escrito- res para la Defensa de la Cultura (París, 1935); Entre la producción narrativa de María la carta de Aub al Presidente Auriol (22 de fe- Teresa León escrita durante su exilio repu- brero de 1955), recogida en Hablo como hom- blicano destaca su relato Menesteos, marine- bre; una selección de anotaciones de los Diari- ro de abril, publicado en México en 1965 por os del español que abunda en la idea más «ínti- editorial Era, reeditado ahora por Bercimuel en ma» que éste tenía de su amigo francés; la con- edición de Gregorio Torres Nebrera. La obra ferencia «André Malraux y el cine», que Aub escrita en una bellísima prosa poética plena de grabara para Radio-Canadá en octubre de 1962; imágenes recrea la fundación legendaria de El un fragmento de «André Malraux, desde cierto Puerto de Santa María por el personaje homé- ángulo», artículo publicado por Aub en la Re- rico de Menesteos, tema tratado también por

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Rafael Alberti en su obra Ora marítima, título anda golpeada de viento»3 ha dejado caer una procedente del libro de viajes por tierras de Tar- cinta de su pelo entre dunas y sol. Este lazo será tesos del poeta latino Avieno. Sin dejar de lado el leit motiv de la búsqueda del marinero. Ins- la exaltación de la bahía gaditana, María Teresa taura así María Teresa León una hermosa nove- León relee la figura de Menesteos en clave exí- la de peregrinaje de amor basada en una serie lica y lo convierte en protagonista de un texto de imágenes de escisión y unidad: «¿Todo será que habla tanto del pasado como del presente. unirse y separarase?» –se preguntará el mari- Del pasado porque Menesteos, conductor de no.4 Como hermoso Dafnis en busca de Cloe, carros veloces, héroe y caudillo de la Ilíada, es como altivo Abencerraje en busca de su leal un vencido de la guerra Troya –«Ya no exis- Jarifa, León disemina en su novela encuentros te Ilión»–1 del presente porque León, exiliada y despedidas hasta llegar al encuentro-adiós fi- en tierras de América, a través de la biografía nal en un jardín naciente. Encuentros que son imaginaria de su personaje universaliza en su espejismos, fantasmas del deseo de un hombre novela el tema del desarraigo. A diferencia de exiliado que busca su tierra perdida y ve en la sus dos novelas anteriores, Contra viento y cinta de pelo de su núbil amada la brújula que le marea y Juego limpio, en las que prevalece el conduzca a su unidad. Menesteos, conductor de reportaje o la crónica, León en Menesteos, ma- carros veloces, ve en la cinta de la joven su ca- rinero de abril narra la ferocidad de la guerra, mino, su memoria y su retorno. «Únicamente la la experiencia del exilio o el desvanecimiento vida es la pareja, la muerte es la unidad».5 Con- de la memoria a través de un relato mítico que juga así León en la novela el epíteto heroico, tiene el poder de aunar por su cualidad intem- las notas arcádicas, el bucolismo, el peregrinaje poral de mito cualquier experiencia exílica de de amor, las numerosas referencias mitológicas cualquier ser humano en cualquier lugar. Para y geográficas imaginarias a la tierra de Tarte- ello construye una novela bizantina que narra sos, al puerto de Gadir, a los ríos Betis, Tinto y un peregrinaje de amor. El desencadenante de Odiel. Como si se tratara de una fábula clásica la historia no es otro que el cimbrear de una de un tiempo amargo, León refleja una vez más cintura femenina que enamora al héroe, al rit- en su «marinero de abril» el tema constante de mo de unos «discos de plata colocados entre el su obra literaria: su lucha contra la desmemo- pulgar y el índice».2 La muchacha «vestida con ria, contra el olvido de una tierra –Tartesos, Es- una túnica que cruje sobre sus rodillas cuando paña– perdida en vida ganada en su sinuoso de-

1 María Teresa León, Menesteos, marinero de abril, Madrid, Bercimuel, 2011, p. 42 2 Op. cit., p. 45. 3 Idem, p. 44. 4 Ibídem, p. 40. 5 Ibídem, p. 139.

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venir en la palabra. La impecable introducción do, en mayor parte, desconocidos por el gran y anotación del texto aumentan, si cabe más, el público. Apenas a principio de los ochenta, placer de la lectura de Menesteos, marinero de empezaron unos críticos, profesores y amigos abril. ■ del autor a rescatar la extensa y diversa obra de quien era tanto cuentista como dramaturgo, no- Neus Samblancat Miranda velista, ensayista, titiritero, filósofo, teórico del Gexel-Cefid, Universitat teatro, crítico de arte e incluso matemático. A Autònoma de Barcelona partir de los análisis pioneros de Estelle Iriza- rry, se despertó un interés nuevo por el escritor rianxero, interés que fue creciendo y acarreó la reedición de gran parte de sus escritos, entre los cuales Historias e invenciones de Félix Muriel, Núñez, César Andrés. Una patria allá lejos en el publicada por primera vez en Buenos Aires en pasado. Memoria e imaginación en las Historias 1943 por la Editorial Nova, que muchos consi- e invenciones de Félix Muriel de Rafael Dieste. deran como su obra maestra. El trabajo de Cé- México, El Colegio de México, 2011. sar Andrés Núñez, que es una reformulación de su tesis doctoral defendida en 2007 en el Cole- No hay en el libro tiroteos, ni se cavan gio de México, es la primera obra crítica que se en él trincheras militares, pero si os fijáis dedica entera y únicamente al estudio de la no- bien, veréis que el heraldo está presto y por las vela. Esta primera monografía, que estudia de vegas y los riscos hay un callado rumor de tam- manera pormenorizada y con gran rigor crítico bores y un coro de voces señoriales, de todos el libro de Dieste, es un nuevo avance relevante los oficios, que anuncia el cumplimiento íntegro en el rescate de la obra del autor y nos propor- de los mandatos de honor. No se habría podido ciona preciosas claves de lectura para entender escribir este libro antes de la batalla española, no sólo Historias e invenciones de Félix Mu- aunque estaba latente en toda la obra anterior riel, sino toda la obra diesteana. de Dieste. El sol de la guerra hizo relucir el oro Historia e invenciones de Félix Muriel es una adivinado, a veces entrevisto. Testimonio de su obra original y marginal en la narrativa del exi- esplendor es este libro. lio tal como se suele considerar (César Andrés Lorenzo Varela, «Sobre Historias e invencio- Núñez se refiere particularmente a los estudios nes de Félix Muriel», reseña sobre la publicación de José Ramón Marra López), porque no trata ni original de 1943, publicada en el primer número de la guerra, ni del exilio, ni de los republicanos de Correo literario. y ni siquiera menciona cualquier marco histórico Rafael Dieste es uno de aquellos autores del o político que pudiera relacionarla con el mun- exilio que quedaron mucho tiempo injustamen- do referencial y la situación del autor. Esta pe- te desatendidos por la crítica y que siguen sien- culiaridad ya sorprendió a los contemporáneos

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de Dieste cuando se publicó el libro por primera del personaje son elementos que deben ayudar vez y todavía muchos lo consideran como «in- al lector a poner en perspectiva el texto, a enten- aprensible», como una «anomalía» dentro de la der la riqueza de sus posibilidades interpretati- literatura del exilio. Sin embargo, este voluntario vas, pero no se trata nunca de reducir la ficción silencio sobre el contexto histórico y político de a unas cuantas referencias autobiográficas. César la escritura no excluye una presencia soslayada, Andrés Nuñez critica a menudo la rápida asimi- esquiva, acallada, pero innegable, de la guerra lación de Dieste al personaje de Félix Muriel que y del desarraigo, que se puede vislumbrar para muchos consideran como un alter ego del autor; quien sepa leer entre las líneas. Tal es el hilo con- el crítico se dedica más bien a ver cómo la condi- ductor de la lectura que nos propone César An- ción exiliada de Dieste no se encarna en el prota- drés Núñez: analizar cómo el exilio y la política, gonista, sino que cunde en todos los personajes, más allá de lo temático, son lo que estructuran en las situaciones, en el ambiente, en el espacio, profundamente el libro, el tipo de narración, la en el estilo mismo y la estética del libro. modalidad de aparición de los personajes y cons- La guerra y el exilio se omiten de un punto de truyen la unidad del libro. A partir de esta proble- vista puramente temático pero subyacen. Núñez mática, C.A. Núñez ordena su estudio en torno al habla por ejemplo de «maleta platónica», o sea eje temático del recuerdo y de la reflexión sobre atemporal, para describir el ambiente nostálgico la memoria, punto nodal de la relación entre el de la novela: los relatos de Félix Muriel parecen texto y las circunstancias de su escritura. fuera del tiempo, pero sin embargo quedan ras- En efecto, la génesis de la obra se halla en un tros subrepticios de las fronteras, las distancias, esfuerzo personal de Rafael Dieste para indagar el extrañamiento, el alejamiento, la pérdida. Hay en su pasado y en su memoria, para encontrar sus una evidente búsqueda de un lugar perdido, pero recuerdos de niñez más lejanos. César Andrés al mismo tiempo aún cercano en las reminiscen- Núñez dedica gran parte del estudio al análisis cias al mundo gallego. Núñez propone así un in- del borrador de la novela, de un cuaderno en el teresante paralelismo entre el tiempo y el espa- que Rafael Dieste se entrega a un trabajo de recu- cio, que perfila el primero como metáfora del se- peración de su pasado, de indagación del propio gundo. A la niñez, al allá en el pasado, se puede ser y esboza las primeras pautas de la novela. Si ver una correspondencia con el allá en el espacio, bien la raíz de la obra es de índole autobiográ- o sea la patria perdida y añorada. Núñez analiza fica, como lo deja claro el análisis deslumbran- muy detenidamente la construcción de los es- te de aquel esbozo original y el pormenorizado pacios en la novela, en particular la de espacios estudio de los antecedentes de Félix Muriel en intermedios, como el jardín de Plinio, espacios- cuanto personaje, seudónimo o heterónimo del limbos que recuerdan la situación del exiliado. El autor (primer capítulo), Núñez no cae nunca en crítico desarrolla cómo Historias e invenciones la simpleza de la crítica biográfica. Los datos que de Félix Muriel construyen un mundo idílico, a nos proporciona sobre la génesis de la novela o partir del mundo de la niñez, una suerte de paraí-

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so perdido y reencontrado mediante el esfuerzo da que se suele considerar que la narrativa del mnemónico. En este mundo, prevalecen valores exilio es básicamente una literatura realista, que como la fraternidad, la responsabilidad y desta- no tiene nada que ver con el ambiente maravi- ca la comunión entre el individuo y la comuni- lloso y maravillado de los relatos e invenciones dad de la que forma parte dibujando así como de Félix Muriel. En el tercer capítulo, el crítico un retrato en hueco de los tiempos presentes, de demuestra cómo el «realismo mágico» o «realis- la situación vivida por el escritor republicano. mo trascendente» de la novela, a causa del que Núñez otorga particular atención a la clausura muchos la declararon «inclasificable», no es sino del libro con el cuento «La asegurada» en el que una manera esquiva, sutil, traviesa, de dar cuenta aparece la primera y única indicación temporal y de lo real y de la situación histórica. Nos pareció que marca, según él, la caída (casi en el sentido así interesantísimo la interpretación que propone bíblico del término) del hombre en la política y del espejo de la casa de Félix Muriel en el cuento la historia, expulsado del paraíso del mundo de «Este niño está loco» (p. 260): la infancia, así que la ruptura del individuo con la comunidad que desemboca en su aislamiento El espejo de la sala de Félix Muriel, entonces, irremediable (capítulo iv). Esta interpretación de parece proponer una solución a la disyuntiva en la la estructura del libro tiene el mérito de proponer que se encuentra la narrativa a principios de la dé- una lectura unificada de una obra que a primera cada del cuarenta. Es un espejo «más imperio» para vista puede carecer de cohesión. La estructura el personaje que las ventanas, como si la percepción fragmentaria de la obra puede leerse también «directa» de la realidad que las ventanas permiten como un síntoma del pasaje del mundo cohesio- fuesen menos estimulante que la percepción de una nado del paraíso perdido al mundo disparatado mediación –el espejo, el arte– que, al decir de Félix, y sinsentido de la política y de la historia. Tal no reproduce lo real más que aparentemente. Un es- sugerencia interpretativa de Núñez nos parece de pejo, por tanto, que no es una representación «ser- gran pertinencia porque relaciona directamente vicial» del mundo. Las figuras que el espejo refleja la forma misma de escribir, las modalidades de no son más que las apariencias con las que esconde la narración, con las circunstancias del exilio, una profundidad que el espectador desprevenido dejando de lado una lectura que se limitara a un no alcanza a observar. Apariencias que están allí estudio temático. justamente para atenuar el riesgo que esa profun- La problemática de Núñez y las conclusio- didad pueda traer emparejada. Así pues, las figuras nes a las que lo llevan nos invitan así a revisar reflejadas no son «sombras de las sombras»; son, al no sólo los prejuicios que uno puede tener so- contrario, apariencias que esconden, bajo el aspec- bre la obra de Dieste (como la idea según la que to conocido, reconocible, una hondura que sólo se no transparenta la condición de exiliado en su muestra en el reflejo, en la representación. obra), sino las concepciones tradicionales so- bre qué es la narrativa del exilio. Núñez recuer-

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Tal concepción estética deja de lado el realismo comunes, entre las dos obras contribuye a mos- didáctico y la interpretación clara y unívoca que trar la peculiaridad de la obra en relación con acarrea, para ofrecernos un texto cuya riqueza su contexto de escritura. Saludamos el empeño semántica es inagotable. Por eso, Núñez destaca constante del crítico por desmontar prejuicios o constantemente la ambigüedad fundamental del ideas preconcebidas sobre la obra, por ir a buscar texto y es consciente de la paradoja de un estudio respuestas, o al menos nuevas y fecundas pregun- que intenta señalar interpretaciones, sin explicar tas, en el corazón mismo del texto. Consciente de rotunda y estrictamente un texto que no se puede la riqueza de la obra, Núñez, antes de explicarla, reducir a un sentido único. Por eso es por lo que se esfuerza por hacer sugerencias, preguntas, por se muestra a menudo muy crítico con el trabajo y discutir ideas, teorías y proponer nuevas lecturas los análisis de Estelle Irizarry, en particular con posibles. El gran mérito de su estudio es el hecho sus notas a la edición que hizo para Cátedra. Le de abrir perspectivas nuevas, a partir de una pro- reprocha Núñez a la profesora Irizarry su empeño blemática destacable, sobre la novela diesteana, en fijar significaciones e identidades a hechos o pero la labor interpretativa final, el crítico la deja personajes que Dieste hizo voluntariamente es- al lector o futuro lector de la obra. quivos, ambiguos y fantasmagóricos. Este velo También cabe destacar el notable trabajo de de incertidumbre que encubre el texto es otra de investigación y reunión de textos que entran en las repercusiones, señaladas por Núñez, del exilio resonancia con la obra. Núñez busca siempre co- en la estética y la escritura misma de la novela. nectar la obra con intertextos o intratextos que La voz narrativa, puesta en crisis por la presencia- permitan aclarar los capítulos-cuentos: recurren- ausencia de Félix Muriel y los cambios de narra- cias temáticas dentro de la novela o de la obra dores, a veces anónimos, revelan lo que sí se po- diesteana en general, ilustraciones de las teorías dría llamar una narración del exilio, como forma expuestas en los ensayos a partir del texto de la de narrar consecuente de la condición exiliada. Y novela, análisis de la correspondencia del autor, eso es la gran novedad de Historias e invenciones etc. El crítico logra recrear una red de relaciones de Félix Muriel en comparación con el primer li- y ecos intertextuales que aclaran el sentido del bro de narrativa de Rafael Dieste, Dos arquivos texto y, sobre todo, demuestran la unidad profun- do trasno, escrito en gallego en 1926, menos am- da no sólo de la novela, sino de la obra global biguo, más claramente fantástico y apoyado en de Rafael Dieste: Núñez explica por ejemplo el el folclore leyendario de Galicia. Aquí tenemos estilo y la estética de la novela a partir de textos otro punto de discrepancia de César Núñez con lo teóricos escritos por Dieste sobre pintura, pero que dicen, en general, los críticos y comentado- que se revelan deslumbrantes para entender el res que suelen mostrar Historias e invenciones de texto (capítulo iii). La problemática conductora Félix Muriel como la continuación y el desarro- del análisis le permite así poner de relieve la re- llo del libro de cuentos gallegos. El esfuerzo de lación estrecha entre la vida y la obra del escritor Núñez en señalar la ruptura, más que los puntos gallego, entre sus escritos teóricos, epistolares,

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teatrales, narrativos e incluso matemáticos (lo- cada al estudio de Historias e invenciones de Félix gra el crítico relacionar el análisis del primer ca- Muriel abre realmente nuevas perspectivas de lec- pítulo de la novela, «el quinqué color guinda», turas e interpretaciones sobre la obra, demuestra su con tratados sobre matemáticas) y proponer así irreductible complejidad y la hondura de un texto una visión unificada y enriquecedora de la obra que todavía no se conoce tanto como lo mereciera de Rafael Dieste. El trabajo de puesta en rela- entre el público. Ojalá el estudio de César Andrés ción del texto se apoya también en un extenso Núñez despierte intereses e invite a más lectores a y diverso corpus intertextual fuera de la obra de acercarse a la novela y contribuya a rescatar el mé- Dieste que rastrea todos los ámbitos: filosófico, rito y la riqueza de la obra de Rafael Dieste. ■ sociológico, literario, teórico, histórico. Núnez demuestra así su buen conocimiento tanto de Joana Sánchez Hume y Niestzche como de los escritos de los École Normale Supérieure de Lyon contemporáneos de Rafael Dieste, en particular Francisco de Ayala o María Zambrano, con los que conecta muchos elementos del pensamiento y de la escritura de Dieste. Nos proporciona así unas preciosas herramientas, una base teórica e López Cabello, Iván y Roullière, Yves (ed.), intertextual imprescindible para entender el al- José Bergamín et la France, suivi de Entretiens cance de la obra, su posición en el contexto y avec un fantôme, Actes de la journé d’étude réa- los debates estéticos o filosóficos. De eso resulta lisée à Nanterre le mai 2008. Université Paris una de las paradojas del libro que es la de bus- Ouest Nanterre La Défense (Regards, 16), 2011. car siempre la unidad de la novela y de la obra diesteana, pero a partir de una red de referencias Recoge este volumen la trascripción de de lo más extensa. Cabe saludar la precisión de las intervenciones que varios estudiosos y las investigaciones y el análisis pormenorizado amigos de Bergamín durante su estancia en de esas conexiones textuales que revelan un di- Francia efectuaron durante las jornadas que se latado y riguroso trabajo preliminar de lectura, celebraron en mayo de 2008 en la Université aunque a veces la profusión de referencias pueda Paris Ouest Nanterre La Défense. Dichas jorna- perder un poco al lector y desviar su atención del das fueron organizadas por Iván López Cabello hilo conductor del estudio. Sin embargo, César y Yves Roullière, junto con el criia (Centre de Andrés Núñez se esmera en general en mantener recherche ibériques et ibéro-americaines), grex la fluidez de su propósito, como lo demuestra el (Groupe de recherche résistances et exils), el hecho de que tradujo sistemáticamente los textos grisor (Groupe de recherche idéologies, socié- en gallego al castellano para que el cambio de tés, représentations), el Grupo de Historia Actual idioma no dificultara la lectura. (geha) y el soporte de la École doctorale Lettres, La publicación de la primera monografía dedi- langues, spectacles (edlls).

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Todas las comunicaciones guardan un alto Otra persona que lo conoció durante su exi- grado de interés pues ayudan a conocer facetas lio parisino fue Roselyne Cheno. Y no solo desconocidas e interesantes de la obra o de la rememora su primer encuentro en la Cité personalidad de José Bergamín. Así, Florence Universitaire de París en 1955, sino que evo- Delay recuerda su catolicismo y el valor de su ca imágenes de su «afición» por Francia: su amistad; mientras que Yves Roullière destaca la amistad con el abad Pezeril, su dolor ante su relevancia que tuvo en su obra la cultura france- situación de excomulgado y ese peregrinaje sa incluso antes de su exilio en la capital france- que llevó a dejar infinidad de libros y amigos sa. Por su parte, Nigel Dennis revela la comple- franceses. jidad y dificultades que se ha encontrado para Se intercalan entre las diversas ponencias recopilar su obra poética pues de su «inconte- una serie de mesas redondas que completan nible vena o filón de versos» solo se incluyeron este lienzo sobre la relevancia de la cultura una parte de los poemas en los diferentes libros francesa para nuestro autor. Además, el volu- que la editorial Turner fue publicando en los úl- men recoge también la trascripción por parte timos años de vida de Bergamín. de Roullière y Cabello de las doce entrevistas Y de nuevo surgen los matices y paradojas para la Radio Francesa que le realizó André de este autor, capaz de escribir coplas popu- Camp bajo el significativo nombre de Etre- lares por el gusto de saber que llegará un mo- tiens avec un fantôme (Entrevistas con un mento en que todo el mundo se olvidará de fantasma). Y en ese diálogo en francés que quién las escribió, pero que, a la vez, huye de mantuvieron ambos escritores conocemos en la visión idealizada y costumbrista del tópico la propia voz de Bergamín sus orígenes fami- españolista. De esta forma, Joaquín Piñeiro es- liares, su concepción metafórica del fantasma tudia la visión de lo «andaluz» que Bergamín y del esqueleto, la paradoja de ser y sentirse imprimió a su ballet Don Lindo de Almería. republicano católico, su visión sobre los auto- Iván López Cabello nos adelanta algunas pá- res del 98, sobre la guerra civil, su vinculación ginas de la interesantísima tesis que está pre- a Francia desde sus lecturas juveniles, etc. parando sobre la postura que adoptó Bergamín Para acabar este documentado libro apare- durante la transición española. Y sobresale la ce al final una interesante bibliografía sobre la idea de «desengaño», de «desilusión», al ver que obra de Bergamín en francés, así como una re- nada ha cambiado tras la muerte de Franco. Por lación de documentos sonoros y audiovisuales tanto, debe salir en 1969 rumbo al exilio igual que su breve pero intenso exilio parisino nos que en 1939 y «sufrir», además, la constatación ha dejado. ■ en propias carnes de que nadie es profeta en su tierra pues, frente a la nueva expulsión de su pa- Mª Teresa Santa María Fernández tria, es recogido y homenajeado por esos años gexel-cefid-uoc por la radio, el gobierno o la televisión francesas.

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La inclusión en el título de las palabras theatre y La escena del exilio performance determinan que por teatro haya que entender una realidad dual, tanto textual como Buffery, Helena (ed.). Stages of Exile. Spanish escénica, que se atiende con acierto en cada una Republican Exile Theatre and Performance, Pe- de las colaboraciones. Esta dualidad de enfoques ter Lang, Berna, 2011. 285 pp. críticos insiste en el fuerte potencial de un teatro cuyo impacto real, el que determina la represen- Helena Buffery, investigadora del exilio tación, ha sido tradicionalmente desdeñado des- teatral republicano en la University College de el punto de vista académico. Por ello, Buffery Cork (Irlanda), edita un interesante volumen so- insiste en la capacidad de presentación, y no sólo bre teatro exiliado que se inserta en el proyecto de representación, de dichas obras. Por tanto, el Staging Exile, Migration and Diaspora in Hispa- volumen le concede a la escena un papel crucial nic Theatre and Performance Cultures, financia- que en muchas ocasiones se ha visto desplazado do por el británico Arts & Humanities Research por el del texto. Council. El germen del libro, según indica la La metodología empleada por sus autores es propia editora, fue un congreso sobre el exilio por tanto ecléctica y bebe del estudio textual, de teatral republicano celebrado en la universidad la historiografía del teatro, del ámbito compara- de Birmingham en 2008, a cuyas contribuciones tivo o de los estudios teatrales, cinematográficos se añadieron posteriormente estudios encarga- y musicales, entre otros. Del mismo modo, el dos ex profeso a investigadores que no acudieron volumen aborda el exilio desde una enriquece- a dicho encuentro. El resultado es un libro que dora multiplicidad no sólo metodológica, sino consta de doce artículos escritos en inglés por también de corpus. El período abarcado oscila figuras tanto consagradas como emergentes del desde la experiencia inmediata de la guerra has- mundo del Hispanismo español y anglosajón. ta la conciencia de la imposibilidad del regreso, La editora lamenta en su introducción que el pasados los primeros años del exilio; incluso se teatro del exilio haya recibido menos atención traen debidamente a colación representaciones crítica que la novela o la poesía. Achaca en par- o acontecimientos de la más reciente actualidad te este fenómeno al hecho de que la inmediatez que vinculan el teatro del exilio a nuestra escena que requiere el teatro como género no siempre más contemporánea. El abanico geográfico va se haya visto satisfecha, ya que estas obras no igualmente más allá del tradicionalmente desa- pudieron verse representadas en su contexto ni rrollado para México, Argentina, Chile, Uruguay ante su público natural. En este marco, el fin del y Francia, incluyendo también experiencias en volumen, según declara también su editora, no Bélgica, Reino Unido e incluso España. En la es el de ofrecer una guía exhaustiva del exilio misma tónica, los materiales analizados son de teatral republicano, sino más bien el de presen- naturalezas variadas: además de obras teatrales tar las más innovadoras líneas de investigación se analizan puestas en escena, interpretación que actualmente se desarrollan sobre el tema.

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actoral, cine y ballet, ampliando el ámbito del recuperan obras testimoniales que no han ocupa- teatro del exilio y dando cuenta de una enrique- do hasta ahora papeles centrales en el canon del cedora diversidad de hechos vinculados al teatro. exilio. No obstante lo dicho en el párrafo anterior, no Los capítulos tercero y cuarto se centran en debe intuirse que el volumen carezca de coheren- la tradición del Siglo de Oro y su recuperación cia al abordar fenómenos aparentemente dispa- por parte del exilio republicano. Si en el trabajo res. Los capítulos, que abordan cada uno de sus de Francisca Montiel se ahonda en la relación temas con el estudio de un texto, una figura o una de una obra de Arauz con la tradición aurisecu- representación concretos para después pasar a lar, el de Duncan Wheeler hace lo propio con la valoraciones más generales, presentan una fuerte versión cinematográfica de La dama duende y unidad, expresada ya en el título: todos trabajan ofrece una interesante reflexión sobre el distin- en torno a la idea de la representación del exilio to uso que nacionales y republicanos primero, (staging the exile). Para ello se exploran de ma- el interior y el exilio después, llevaron a cabo nera sistemática los conceptos de espacio, iden- de la tradición del Siglo de Oro en sus proce- tidad y performance, así como las relaciones que sos de búsqueda identitaria. La recuperación en cada caso se establecen entre ellos para dar de la tradición no se limita a estos dos capítu- forma a la representación del exilio. El volumen los, sino que bucea en los siguientes a través de goza, de este modo, de una gran coherencia que mitos y lenguajes de temáticas diversas: Laura gira en torno al modo en que cada autor, texto u Lonsdale traza un panorama del uso del mito de obra plasman la idea del exilio y su deslocaliza- Don Juan en el teatro del exilio; Samuel Llano ción espacial e identitaria. se centra en el ballet Flamenco para evaluar el El libro se abre con un breve prólogo de la papel del flamenco en la resistencia exiliada; y editora que, además de introducir el contenido Maria Josep Ragué Arias trabaja los mitos en el de cada capítulo, plantea un breve estado de la teatro de José Martín Elizondo. cuestión del exilio teatral y destaca el hueco que En los siguientes capítulos, Montserrat Roig i el volumen viene a llenar en dicho panorama. El Puig y David García Vidal se centran en la tradi- primero de los capítulos lo firma Manuel Aznar, ción teatral exiliada de las naciones históricas. El cuya labor de rescate del patrimonio teatral del primero de estos dos capítulos analiza una obra exilio al frente del Grupo de Estudios del Exilio del autor catalán Josep Carner. El segundo lleva a Literario (gexel) es destacada por Buffery. Aznar cabo una panorámica más amplia del exilio galle- se centra en una obra inédita de Orriols con un go, narrando su inserción en comunidades emi- tipo de análisis que Nigel Dennis, en el segundo grantes previas a la Guerra Civil, para después capítulo, lleva a cabo en las mismas líneas me- centrarse en la actividad teatral de Luís Seoane. todológicas para una obra de Bergamín sobre la Por su parte, los tres últimos capítulos aparecen experiencia del maquis. Ambos capítulos se cen- firmados por José Ángel Sainz, Maria Delgado tran en la resistencia del más inmediato exilio y y la propia editora del volumen, Helena Buffery.

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Sainz se centra en la idea de la imposibilidad del retorno en la obra de Max Aub; Delgado analiza La conclusión más destacable que se deriva de la manera en que la actriz María Casares encarnó su lectura crítica es que el volumen está llama- el exilio a través de su interpretación; y Buffery do a convertirse en una obra de referencia fun- reflexiona a través de textos de Aub, Alberti y damental en el campo de los estudios del exilio López Mozo (a pesar de que este último no fuese teatral republicano. Sus trabajos, de gran rigor un exiliado) sobre los espacios del retorno. académico, proponen una interesante e innova- Las referencias de cada uno de los artículos dora variedad metodológica y un amplio corpus remiten a una bibliografía general y unificada al de análisis que abren nuevas perspectivas en una final del libro. Esta disposición da coherencia al disciplina tradicionalmente aferrada al análisis trabajo y reduce la apariencia de compendio de textual. La doble naturaleza del teatro se desplie- trabajos independientes que a priori podría em- ga, además, en esta serie de trabajos que reflexio- briagar al lector, pero que en absoluto refleja la nan sobre la (im)posibilidad del teatro exiliado idiosincrasia del volumen. Sin embargo, esta bi- y sobre la manera de representar su identidad a bliografía puede dificultar la labor del estudioso través del tiempo y el espacio. ■ interesado en un único tema, que tendrá que bu- cear entre reseñas teatrales y volúmenes de críti- Diego Santos Sánchez ca general para llegar a las referencias de su inte- Gexel-Cefid, Universitat rés. A pesar de ello, la lista de trabajos citada es Autònoma de Barcelona altamente rigurosa y completa, además de estar actualizada como consecuencia de la recentísi- ma publicación del volumen. A la bibliografía le sigue un índice de gran utilidad y exhaustividad, que puede sin duda ayudar al lector a focalizar Rubió i Cabeceran, Josep. Camp definitiu. Diari sus intereses en el volumen. d’un exiliat al Barcarès. Edició a cura d’Elisenda El libro aparece, además, en un formato Barbé i Pou. Valls, Cossetània, 2010. 143 pp. impecable y con una edición de un exquisi- to rigor. Su redacción en inglés contribuye a Desde el final de la dictadura franquista y, consolidar y difundir el estudio del teatro del con mayor énfasis, durante los últimos quin- exilio republicano español en el ámbito an- ce años, los lectores hemos asistido a la cre- glosajón y lleva el revisionismo histórico de ciente aparición de textos autobiográficos escri- que este tipo de estudios hace gala más allá de tos por hombres y mujeres que protagonizaron nuestras fronteras, constando el gran interés la Guerra Civil, la posguerra y los tiempos del que despierta en el Hispanismo anglosajón el exilio, testimonios vivos que adquieren la for- teatro español, por un lado, y el exilio republi- ma de memorias y diarios. Estos discursos refle- cano, por otro. jan la persistencia de la demanda de versiones

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sobre el pasado que comenzó en las primeras El volumen se abre con un prólogo de Antoni etapas de la era democrática y que todavía no Segura i Mas, director del centro de investiga- ha sido del todo satisfecha. Los campos de con- ción mencionado, quien explica que la edición centración del sur de Francia, donde recalaron del texto se enmarca en el proceso de recupera- miles de ciudadanos españoles una vez caído el ción de la memoria de los exiliados republica- ejército republicano en 1939, constituyen uno nos españoles, un mandato al que se ha acogido de los apartados que mayor interés suscita en el instituto que él mismo preside. Destaca tres el mundo editorial interesado por estos temas. fortalezas del texto que conforman las razones Luego de setenta años, el deseo de contar sigue principales por las cuales se impulsó el proyecto vivo y aunque hoy el reloj biológico impida que de la publicación. En primer lugar, la alta repre- la mayoría de los testigos pueda cumplirlo, son sentatividad del colectivo republicano exiliado los hijos, los nietos y las instituciones estata- en las páginas del testimonio. Dado que Josep les y privadas dedicadas a la conservación de Rubió no poseía filiaciones políticas con ningún la memoria republicana los que buscan saldar partido, su texto le permite alcanzar un discurso la deuda con la Historia y proporcionarles un menos marcado ideológicamente y sin tenden- espacio para la voz de sus padres y abuelos. cias partidistas. En segundo lugar, la particulari- Camp definitiude Josep Rubio y Cabeceran dad de que el texto se refiera a un grupo específi- (1905-1987) forma parte de este coro. El inicio co de personas con las cuales el autor compartió del proceso de publicación se remonta al año las vivencias, identificadas por la pertenencia 2007, cuando Llorenç Rubió, nieto del autor, común a un lugar geográfico, Bellcaire d’Urgell. entregó al Centre d’Estudis Històrics Interna- Por último, el prologuista destaca el valor que cionals de la Universidad de Barcelona (cehi) adquiere la descripción de primera mano de la el manuscrito de su abuelo, quien había estado vida y la organización en el campo de Barcarès. recluido en varios campos de concentración: en Uno de los aciertos es el estudio introducto- Prats de Molló, primero, luego en Banys d’Arles rio de Elisenda Barbé i Pou, que colabora ac- y, finalmente, en Barcarès. La acción que se re- tivamente con la comprensión del testimonio, lata en el testimonio se ubica precisamente en el puesto que, con su lectura, el receptor adquiere campo definitivo de Barcarès, construido al cos- mayor conocimiento histórico sobre los campos tado del que había funcionado como provisorio. y la situación de los españoles en Francia, así Luego de desafortunados intentos para conseguir como también más datos sobre el autor y las cir- que el texto fuera editado –uno de ellos por la cunstancias de publicación. En primer lugar, la falta de ayuda de Pau Casals, a quien Rubió se investigadora contextualiza históricamente los dirigió en busca de apoyo entre 1946 y 1948–, hechos que en 1939 provocaron el exilio de los en 2010, veintitrés años después de la muerte de republicanos. Así también, ofrece datos cuanti- Rubió, el sueño individual y familiar se hizo po- tativos sobre los internados en los campos fran- sible, gracias al cehi y a la editorial Cossetània. ceses y su distribución, centrándose en el cam-

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po de Barcarès, y describe la realidad por ellos de combatientes. Como lo adelanta el título, se vivida: las deficiencias sanitarias, la escasez de trata de un diario que, aunque no sigue la es- alimentos, las medidas de seguridad tomadas por tructura habitual, con entradas fechadas por día, las autoridades francesas, etc. En segundo lugar, puede situarse entre el 20 de mayo y el 10 de introduce a Josep Rubió i Cabeceran y resume su julio de 1939. A diferencia de otros testimonios derrotero desde la salida de Cataluña hasta Fran- precedentes e incluso contemporáneos a éste, el cia. Comenta cuáles fueron las motivaciones del narrador se enfoca no solamente en describir la testigo para escribir el diario y ubica el texto en situación de desventaja y necesidad en la que se el sistema de la narrativa testimonial concentra- encuentran los republicanos, sino también en cionaria de los campos franceses. Por último, destacar el ambiente de amistad y camaradería recupera para el conocimiento de los lectores la que vivió en el campo junto a sus compañeros de historia completa del proceso de edición del tex- cautiverio. Sin abandonar la crítica a las autori- to, destacando las omisiones, los recortes y las dades que manipularon el destino de esos hom- correcciones hechas al manuscrito. Se trata de un bres, el narrador recupera esta información que estudio muy completo, firmemente apoyado en es un elemento clave para valorar la capacidad de fuentes bibliográficas históricas y literarias. supervivencia de los republicanos en los campos Otro acierto editorial es la inclusión de ele- y que colabora con el complejo proceso de repre- mentos peritextuales gráficos y lingüísticos que sentación de la experiencia vivida. completan la lectura. Me refiero, por un lado, a El texto de Josep Rubió i Cabeceran describe las fotografías del archivo familiar del autor, que con minuciosidad y dinamismo los espacios, las humanizan el texto y permiten que el lector se rutinas y los habitantes del campo de Barcarès, acerque al testimonio de una manera mucho más haciendo uso de una primera persona del plu- sensible; y por otro lado, a la reproducción de ral que permite incluir en el discurso no sólo la cartas, entre las que se destacan las provenientes voz propia, sino la de su grupo de pertenencia, del intercambio epistolar entre el Josep Rubió y el Grupo B, en cuyo seno nació la idea de crear Pau Casals, presentes en el epílogo. De esta for- el diario. En cuanto al tratamiento del espacio, ma, se garantiza el éxito del propósito explicita- llama la atención la pericia con que el narrador do en la contra cubierta de la edición: ofrecer una construye el símil de la ciudad para describir el «eina excepcional per acostar-nos a la cara més campo de concentración en cuanto a la distribu- humana i personal dels camps de concentració de ción de los sectores, a sus funciones y al com- l’exili francés». portamiento e interacción de sus habitantes. Y El texto de Rubió se divide en nueve capítu- en lo que se refiere a los habitantes del campo, los, precedidos por un prefacio fechado el 25 sorprende la frecuencia con que el narrador los de mayo de 1939, en el cual el testigo expone compara con los integrantes de una gran familia, su propósito central: referirse al campo de Bar- una idea que le posibilita la introducción en el carès desde la perspectiva de un grupo reducido relato de una amplia galería de personajes con

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los que ha compartido los días en Barcarès. en los campos de concentración situados al sur La misión que cumple Camp definitiu no es de Francia en 1939. La investigadora contribuye solamente evitar que la voz de Josep Rubió, uno con el proceso de recuperación de textos testi- de los miles de testigos republicanos que pasa- moniales sobre dichos campos, muchos de los ron por los campos franceses, caiga en el olvido, cuales han sido frecuentemente marginados del sino principalmente recuperarla para el estudio, canon de la literatura española exiliada. Además para integrarla en la reflexión crítica sobre el pa- de recobrar estas voces, Cate-Arries se compro- sado español. De ese modo, el texto escrito en mete con el estudio sistemático de este corpus 1939 puede abandonar su exclusivo lugar en el de discursos y con su valoración crítica. Estos pasado, adquirir forma en el presente y participar objetivos son coherentes con los que han anima- en el debate actual. De ahí el valor y la necesidad do el desarrollo de la colección Memoria rota. de su lectura, porque solamente así será posible Exilios y heterodoxias de la editorial Anthropos, colaborar con el trabajo individual e institucio- donde desde hace varios años se promueve la pu- nal por la reivindicación moral del colectivo re- blicación de estudios que reflexionan sobre los publicano, que no ha acabado y que todavía hoy, traumas históricos que asolaron a Europa y al a más de treinta años de la reinstauración de la resto del mundo en el siglo xx, entre los cuales democracia, sigue exigiendo un gran esfuerzo la Guerra Civil Española, el exilio republicano, por parte de la sociedad. ■ la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto ocu- pan el centro de su interés. Paula Simón Porolli Culturas del exilio español entre las alambra- Gexel-Cefid, Universitat das fue publicado originalmente en inglés, en el Autònoma de Barcelona año 2004, con el título Spanish Culture behind Barbed Wire. Además de la traducción, la pre- sente edición incluye un nuevo capítulo sobre el archivo fotográfico de Ione Robinson y una va- Cate-Arries, Francie. Culturas del exilio espa- liosa actualización bibliográfica de los estudios ñol entre las alambradas. Literatura y memoria publicados desde 2004 hasta hoy sobre la lite- de los campos de concentración en Francia, ratura de los campos franceses y sobre el exilio 1939-1945. Traducción de Jaime Fatás Cabeza. republicano. Ya en el prólogo se pone de mani- Barcelona, Anthropos, 2012. 463 pp. fiesto la voluntad que motivó la traducción del volumen al idioma peninsular, que no fue otra Este volumen es el fruto de una extensa que devolver estas obras testimoniales escritas investigación realizada por Francie Cate- por los protagonistas de los campos a España, su Arries sobre uno de los capítulos más olvidados país de pertenencia, un acto de justicia y reivin- del exilio republicano español: la internación de dicación moral que se impone como deber en las millares de ciudadanos y ciudadanas españoles nuevas generaciones. La autora se hace eco de

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este deber de memoria y lo cristaliza en la intro- construcción mítica del sevillano para la memoria ducción con palabras inmejorables: «recolocar republicana. las piezas de la historia perdida, rememorar estas En la segunda parte, la investigadora explica cómo vidas fracturadas, reintegrándolas en los anales los refugiados se apropiaron a nivel discursivo de los de la historia nacional española, son los objetivos campos de concentración con el propósito de denun- que han guiado la escritura de este libro». (Cate- ciar la opresión vivida por la comunidad republicana Arries, 2012: 25). y defender su legitimidad y autoridad moral. Para La hipótesis central que se plantea la investi- ello, examina algunas obras que al día de hoy se han gación y que queda demostrada a lo largo de los convertido en referencias ineludibles para el estudio trece capítulos en que se organiza el libro es que, del exilio republicano y sus producciones culturales. para los refugiados españoles, los campos de con- Una de ellas es Morir por cerrar los ojos (1944), de centración franceses se convirtieron, por medio Max Aub, a la que dedica un capítulo completo. Lue- del discurso, en «lugares de memoria» donde se go, se detiene en algunas novelas escritas entre 1940 reconstruyó la idea de comunidad exiliada. Di- y 1947 que se desarrollan en París –Niebla de cuer- chos espacios fronterizos se convirtieron en sitios nos (1940), de José Herrera Petere; Cuatro años en fundacionales de su identidad en el exilio. París (1947), de Victoria Kent y Los nuevos profetas El texto de Cate-Arries se divide en cuatro par- (1942), de Manuel Benavides– porque le interesa la tes, que funcionan como los cuatro ejes sobre los imagen que se construye en estos textos de la capital que se asienta la demostración de la hipótesis. La francesa. Entre otras ideas, observa que la literatura primera parte está dedicada especialmente a ana- se ocupó de representar el mundo de los refugiados lizar cómo, a través de los discursos, los campos en París, sitiado por el miedo, la incertidumbre y la de concentración franceses se han constituido en persecución policial. En estas obras, anota la autora, «lugares de memoria» donde nació la identidad de el pueblo republicano se describe como «portador de la comunidad exiliada. Se detiene particularmente ideales apasionados, fortaleza espiritual y moral y en la representación pictórica que de los campos resistencia indómitas» (Cate-Arries, 2012: 144). Las realizó Josep Bartolí en Campos de concentra- explicaciones asociadas con esta conceptualización ción, 1939-194… (1944), volumen que se comple- de los campos se completan en el sexto y último ca- ta con los escritos de Narcís Molins i Fàbrega. Así pítulo de esta parte, con un estudio pormenorizado también, se dedica a precisar el carácter simbólico de España comienza en los Pirineos (1944), de Luis que adquirió en la literatura sobre los campos la Suárez, en el cual se reafirma esa imagen de la co- figura de Antonio Machado, para lo cual estrecha munidad republicana exiliada. un fructífero diálogo entre los textos ensayísticos Los textos que se tratan en la tercera sección re- de Joaquín Xirau, los relatos de Agustí Cabruja- fuerzan la idea de que, a través de la literatura, los Auguet y los poemas de Celso Amieva, un in- campos de concentración funcionaron como espa- tercambio que no deja afuera las voces de otros cios productivos en los que los sujetos superaron su escritores y escritoras que contribuyeron con la condición de desposeídos y comenzaron a organizar-

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se como un polo de resistencia al fascismo. Nueva- para incursionar en la reflexión sobre los aspectos mente, la investigadora reúne en estos capítulos una morales de los sujetos que escriben, no solo en lo serie de obras narrativas y poéticas escritas durante que respecta a los cuestionamientos sobre los pri- la internación fundamentales para entender de qué vilegios de los que algunos gozaron para sobrevi- manera los refugiados comenzaron a reconocerse en vir, sino también a los actos de solidaridad y con- una comunidad con nueva identidad política y, en memoración, que fueron elementales para superar ese acto, a escribir una nueva historia nacional. St. la vivencia traumática. En esta última sección, y Cyprien, plage… campo de concentración (1942), como parte vital de la argumentación, la investi- de Manuel Andújar; La almohada en la arena gadora agrega un capítulo por demás interesante y (1960), de Celso Amieva y Cristo de 200.000 bra- original: el estudio del archivo fotográfico de Ione zos, de Agustí Bartra, publicada originalmente en Robinson (1910-1989), pintora estadounidense catalán con el título Xabola (1943), son analizados que visitó durante tres semanas los campos de como discursos en los que los campos se describen Argelès-Sur-Mer y Barcarès, donde retrató a los como espacios de subversión, resistencia y agen- refugiados. cia. Como común denominador, la autora advierte Una de las fortalezas del volumen es el mues- que en estas obras literarias la representación de los trario amplísimo que se ofrece de la producción campos transitó desde la idea de espacios inhóspitos, cultural sobre la experiencia de los españoles en vacíos de referencias y atravesados por el miedo, el los campos de concentración franceses en los dolor y la angustia, a la de lugares productivos en primeros años de la postguerra y desde el exilio, los que se hizo posible comenzar la reconstrucción puesto que no solamente se refiere a los diversos de la identidad resquebrajada y, al mismo tiempo, géneros en que se muestra la literatura testimo- mantener intactos los valores morales y culturales de nial, sino también a la representación pictórica y esa comunidad. fotográfica de las vivencias. Otro aspecto destaca- En la cuarta parte el estudio dirige la atención ble es que, además de los textos mencionados en hacia la importancia que la literatura de los cam- los que se centra el análisis, la autora comenta con pos de concentración le ha atribuido a la función indudable pericia muchas otras obras que estre- de los servicios de evacuación de refugiados y a chan productivos diálogos entre sí. El seguimien- la construcción de México en el imaginario de los to de estos diálogos sobre los temas y problemas exiliados. Como objetos de estudio, toma tres re- que incumben a la literatura de los campos resulta latos testimoniales que dan cuenta de diferentes sumamente esclarecedor para los lectores. Para experiencias de vida en los campos y en el exilio: complementar esta lectura, no es un dato de poca Diario de un refugiado republicano (1976), de importancia la inclusión de una abundante biblio- Antonio Ros; Alambradas. Mis nueve meses por grafía organizada por orden alfabético y de un ín- los campos de concentración de Francia (1941), dice onomástico que convierte el volumen en una de Manuel García Gerpe, y Entre alambradas importante herramienta de investigación. (1987), de Eulalio Ferrer. Aprovecha estos textos En 2004 la publicación del libro en versión

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inglesa sentó un precedente para quienes se han conocía la presencia de mujeres republicanas en dedicado al tema de la literatura testimonial de los infiernos nazis, por eso al oír hablar a Neus los españoles en los campos franceses, en parti- durante su intervención como deportada quedó cular, y a los problemas del exilio republicano, extrañada, y en cuanto fue posible se le acercó en general. La traducción al idioma español de y le preguntó si efectivamente había estado en este estudio, y con ella la recuperación de varios un campo de exterminio. Neus no sólo le con- textos olvidados del exilio, su crítica sistemática testó afirmativamente sino que le señaló todo un y la densa actualización de la bibliografía sobre grupo de mujeres y le dijo «y todas aquellas que el tema, resultan imprescindibles no sólo para están sentadas allí, también». aquellos investigadores atentos, sino también A pesar de que Roig incorporó a la mujer como para toda la comunidad de lectores españoles víctima, al igual que el hombre, de la barbarie que verán reflejada en estas páginas una porción nazi en un libro fundamental para el conocimien- de la historia que al fin ha comenzado a ser resti- to del destino de muchos republicanos exiliados, tuida a su lugar de origen. ■ el desconocimiento de la deportación femenina, y particularmente la republicana, continúa actual- Paula Simón Porolli mente casi tan extendido como en aquellos años Conicet- Universidad Nacional de Cuyo de transición hacia la democracia. Por esta razón es motivo de celebración que se haya editado en castellano el testimonio de Mercedes Núñez, es- crito y publicado en catalán con el título de El carretó dels gossos. Una catalana a Ravensbrück Targa, Mercedes Núñez. Destinada al cremato- (Edicions 62, 1980). El libro recorre los meses rio. De Argelès a Ravensbrück: las vivencias de desde que Núñez es detenida por la Gestapo por una resistente republicana española. Traducción su implicación en la Resistencia y hasta que es de Pablo Iglesias Núñez y Ana Bonet Solé. Pró- liberada del campo de exterminio de Ravensbrück logo de Xesús Alonso Montero. Sevilla, Renaci- y trasladada finalmente a Carcassone, donde la miento, 2011. 212 pp. aguardan sus compañeros guerrilleros. La vida de Mercedes Núñez está repleta de La superviviente del campo de exterminio motivos que bien merecen plasmarse en libros. nazi de Ravensbrück, Neus Català, cuenta Nacida en Barcelona en 1911, en el seno de una la anécdota de la vez que conoció a Montserrat familia burguesa, pronto se interesa por la vida Roig. Fue en París, al final de una reunión de política y cultural que le rodea. Trabaja como se- deportados, a la cual Roig acudió para recabar cretaria del Cónsul de Chile en Barcelona, cargo información para la investigación de lo que des- que ostenta por aquel entonces Pablo Neruda, pués se convertiría en Els catalans als camps y poco antes de estallar la guerra se afilia a las nazis (Edicions 62, 1977). Entonces Roig des- Juventudes Socialistas Unificadas. A causa de

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su implicación en la defensa de la República y ellas, salvarlas del olvido, frustrar la extermina- mientras está encargada de la reorganización del ción que perseguían los nazis. Todo ello se de- Partido Comunista en Galicia, Núñez es detenida muestra no sólo porque en ocasiones la misma y condenada a doce años de prisión. Ingresa en la autora así lo dice, sino porque la interpelación cárcel de Ventas, pero en 1942 es puesta en liber- al lector es constante a lo largo de todo el libro, tad debido a un error burocrático. Poco después muestra de la preocupación de Núñez de llegar cruza los Pirineos a pie, pero ya en Francia es realmente a aquellos que lean su testimonio y de trasladada al campo de Argelès. Cuando un tra- que puedan hacerse un idea real de lo que supuso bajo como cuidadora de cerdos le permite salir el régimen nazi. del campo, Núñez inmediatamente se incorpora Ahora nos llega, más de treinta años después al maquis y su casa se convierte en punto de reu- de publicarse en su catalán original, la traduc- nión para los guerrilleros. En mayo de 1944, jun- ción al castellano de estas vivencias en Ravens- tamente con otros miembros de su destacamento, brück, el campo destinado a albergar a mujeres y Núñez es detenida por la Gestapo y días después niños por excelencia. Se trata de unas memorias trasladada a Ravensbrück. Tras su liberación in bien escritas, con páginas escalofriantes por los extremis del campo, Núñez seguirá con su com- hechos que describen pero amenas por el ritmo promiso político y cumplirá con lo solicitado por y los distintos recursos literarios que emplea la sus compañeras en la cárcel de Ventas, explicar a autora. Se trata de un documento histórico de los de afuera qué sucede dentro. De esta manera primer orden, que no sólo aporta datos sobre la escribe Cárcel de Ventas (Éditions de la Librairie maquinaria exterminadora que la Alemania nazi du Globe), que publicará en París en 1967 con llegó a implementar y desarrollar plenamente en prólogo de Marcos Ana. casi toda Europa, sino que también da detalles Probablemente sea la misma motivación la relevantes acerca del maquis al que perteneció. que años después la lleve a escribir El carretó Por todo ello es de extrañar que la versión en cas- dels gossos, su testimonio sobre lo visto y su- tellano haya tardado tantos años y se tenga que frido en Ravensbrück. Muchas supervivientes de haber recurrido a la excusa del centenario del los campos de la muerte se han dedicado, poste- nacimiento para publicarla. No obstante, todo el riormente, a dar su testimonio allí donde fuera reconocimiento tanto a la editorial como a los or- preciso a pesar del dolor que supone rememorar ganizadores de dicho homenaje. experiencias como éstas. La misma Mercedes Esta edición que Renacimiento pone en nues- Núñez no sólo escribió sobre ello, sino que viajó tras manos se ve en parte aumentada por la inclu- por toda Europa y por toda España para dar su sión de documentos que refuerzan el texto, como testimonio en colegios y otros centros que mos- las fotos que se incluyen al final o la carta de traran interés. La razón es que las muertes de Constanza Martínez, compañera de partido y de tantas mujeres no sean inútiles, pues el recordar infortunio, pues coincidió en Ravensbrück con y dar a conocer aquel infierno es recordarlas a Núñez. Igualmente interesante resulta el texto

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escrito por Pablo Iglesias Núñez, su hijo, y Ana de Argelès-sur-Mer, Barcarès y Saint Cyprien, Bonet Solé, una semblanza de la autora que con- una vez finalizada la guerra civil en Cataluña testa a muchas preguntas que puede formularse y tras pasar la frontera como integrante de un el lector sobre el antes y después en la vida de ejército derrotado por los sublevados contra la Núñez Targa. Sin embargo, se espera con impa- República española. ciencia la biografía que se anuncia en el prólogo, ¿Cuál fue el motivo de que estos cuadernos en la que trabaja el profesor José Gómez Alén. escritos a mano por su autor y en condiciones Destinada al crematorio constituye un libro muy precarias no vieran la luz hasta haber trans- imprescindible, de obligada lectura en institutos, currido más de diez años desde la muerte del dic- tanto por su valor histórico como por el humano, tador Franco? Pudiera pensarse en un extravío, e incluso el literario. Una obra conmovedora y tan frecuente en aquellos tiempos tan duros para reveladora, que a pesar de los años transcurri- la supervivencia; o simplemente en un temor dos desde que fue escrita mantiene su espíritu a las posibles represalias. Ni lo uno ni lo otro. combativo y resistente, así como su propósito, el Su autor nos confesó en varias ocasiones que el mantener en el recuerdo a todas aquellas vícti- retraso en su publicación fue solamente debido mas de la barbarie nazi. ■ a un olvido de los diversos manuscritos que ha- bía ido pergeñando desde su salida de España Mar Trallero en 1939, después de haber destruido en 1937 el Gexel-Cefid, Universitat primero de ellos, en cuyas páginas se relataban Autònoma de Barcelona muchos de los acontecimientos vividos durante la guerra en el Santander de su nacimiento, in- fancia y adolescencia. No obstante, se nos hace muy difícil pensar en la posibilidad de un olvido por parte de una persona que cultivó el ejercicio de la memoria a Ferrer Rodríguez, Eulalio. Entre alambradas / 41 lo largo de su dilatada existencia, haciendo gala días en el mar. Museo Iconográfico del Quijote incluso de su facultad para recordar nombres, fe- / Fundación Cervantina de México. Guanajuato, chas, lugares, sucesos y hasta las caras de sus 2011, 282 pp. protagonistas. Más bien podemos aceptar este largo paréntesis como una consecuencia lógica Cuando en el año 1987 salió a la luz por de la decisión manifestada a su madre cuando, al vez primera el libro de Eulalio Ferrer Entre desembarcar en la playa veracruzana de Coatza- alambradas. Diario de un campo de concentra- coalcos el 31 de julio de 1940, ella le pregunta ción, hacía casi medio siglo que su autor había con angustia: «¿Ahora, qué vamos a hacer?» Y escrito las páginas originales durante su estan- él le responde escuetamente: «¡Vivir!», con la cia en los campos de internamiento franceses determinación propia de un joven de 19 años, en

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cuyo ánimo la guerra, con todos sus horrores, no de personajes y algunos momentos que con- ha supuesto más que un tramo en el largo itine- fieren a los escritos un componente humano rario que aún le queda por recorrer. en el sentido más amplio de la palabra. Virtu- Nacido en Santander el 26 de febrero de 1920, des y flaquezas son contempladas y narradas Eulalio Ferrer Rodríguez era hijo de un tipógrafo por alguien que cuenta con un componente y corrector de pruebas que ansiaba para su hijo la profesional superior al que su edad le confie- continuidad en su oficio mediante el ejercicio del re y también con la capacidad de resistencia periodismo. Educado en la Escuela Laica y en propia de su juventud. los Grupos Infantiles Socialistas, se convirtió a Aunque Eulalio Ferrer siguió rellenando sus 16 años en el secretario general de las jsu de diarios, como demuestra la segunda parte de Cantabria y, una vez iniciada la guerra civil, en la edición que ahora comentamos (en la que el director del semanario Nueva Ruta, también se añade a lo ya conocido un original inédito editado por esta organización. El rápido final de titulado 41 días en el mar, con el relato de su la guerra en su tierra de origen le llevó, como a salida de Francia en julio de 1949 y su llegada muchos miles de gentes del Norte, a salir por a México después de vivir múltiples peripe- mar, cruzar el sur de Francia y volver a entrar cias), el recuerdo de la guerra civil comenzó en España por Cataluña, donde en principio se a tomar en su nuevo país de adopción carac- hizo cargo de la dirección del nuevo periódico teres cada vez más de lejanía. Quedaba en su Reconquista, para después seguir los cursos de memoria, pero ya no era una obsesión para él oficial y con 19 años aún no cumplidos conver- como suponía en los centenares de miles de tirse en capitán del Ejército Republicano. Uno de compatriotas repartidos por Europa y Améri- los más jóvenes, si no el más joven. ca a la espera de las consecuencias derivadas Una vez en Francia, donde coincide en un de la Segunda Guerra Mundial. En contra del campo con su padre y ambos están separa- criterio de su propio padre, es consciente de dos del resto de la familia, utiliza sus dotes que las maletas deben deshacerse y es, ade- de observación y su facilidad para convertirla más, preciso pensar en el presente como un en relato en forma de un diario, en el cual se inicio del futuro que les aguarda. Hasta su recoge gran parte de los acontecimiento vi- cese de relaciones organizadas con el Partido vidos por él y su entorno durante los meses Socialista, su actividad se desarrolló en ese que van desde febrero hasta el 9 de diciembre medio político, pero pronto inició una carre- de 1939, ya incorporado a una compañía de ra profesional en el mundo de la publicidad, trabajo. Escrito en varios cuadernos, en sus hasta convertirse en un próspero empresario páginas se relatan las penurias que vivieron de la industria mediática y también en un es- centenares de miles de españoles y que fue- tudioso y teórico de la comunicación. ron silenciadas en España durante el fran- Aquí es donde debemos situar la clave de su quismo, pero también aparecen descripciones olvido de los originales sobre la guerra civil y de

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sus años posteriores, algunos de los cuales toda- sido obviados y con la introducción de material vía se encuentran inéditos a la espera de una re- fotográfico que enriquece su lectura, hasta llegar visión familiar. Cuando entrega al editor mexica- a esta última, por ahora, edición,6 en la que se in- no la primera versión de Entre alambradas..., ya cluye el diario casi inédito en su totalidad deno- cuenta en su haber con una bibliografía compues- minado 41 días en el mar, recogiendo su salida ta por una decena de títulos, que paulatinamente de Burdeos en junio de 1940 a bordo del Saint se verán incrementados hasta completar las tres Domingue y su llegada a México en julio del decenas cuando fallece en 2009. No exactamen- mismo año, tras sufrir un trasbordo en el Cuba. te, porque este libro que ahora comentamos nace La demora en esta salida de Francia, hasta extre- post mortem, de la misma manera que en el mis- mos tan peligrosos como acercarse a la fecha del mo año de su deceso vio la luz otra recopilación inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue debida de sus trabajos titulada México en el corazón.1 a que la familia Ferrer-Rodríguez quiso viajar El contenido de Entre alambradas… es ya junta y no embarcó hasta que todos sus compo- bien conocido, debido a sus sucesivas ediciones: nentes no se habían vuelto a reunir después de una primera en México,2 una segunda en España3 una larga separación. Decisión que generó una y una tercera versión francesa;4 además, también travesía con caracteres muy parecidos a la que un motivó en su día la publicación de un esclare- año atrás había conocido el periplo del Winnipeg. cedor ensayo debido al profesor Manuel Aznar Ampliado como se encuentra el texto y a la Soler, en el cual reflexiona sobre una de las ob- espera del conocimiento de los diarios todavía sesiones de E. F., que aparece por vez primera en inéditos, queda pendiente la posibilidad de una Entre alambradas…, y que le acompañará duran- nueva edición española que sirva para poner al te toda su vida y obra:la figura de Don Quijote y alcance de sus compatriotas un relato que con- el quijotismo.5 Algunas de sus páginas ya habían cierne directamente a centenares de ellos, y en sido incluidas en diversas antologías publicadas el cual se echa de menos hasta el momento la en España y a lo largo de las reediciones del li- inclusión de un índice onomástico que facilitaría bro se fue mejorando no solamente su presenta- el trabajo a historiadores y curiosos. Además, po- ción, sino también el texto con la aportación de dría añadirse la breve aportación periodística que algunos pasajes que en la primera edición habían desempeñó durante su estancia en Argelès-sur-

1 Editorial Océano, México D. F., 2009. 2 Pangea Editores, México D.F., 1987. 3 Editorial Grijalbo, Barcelona 1988. 4 Derrière les Barbelés. Journal des Camps de Concentracion en France (1939), l’Interdisciplinaire, Limonest, 1993. 5 «Don Quijote y el quijotismo republicano en Entre alambradas, de Eulalio Ferrer Rodríguez», en López Sobrado, Esther, y Saiz Madero, José Ramón: Sesenta años después. El exilio republicano en Cantabria, Centro Asociado de la uned de Cantabria, Santan- der, 2001, pp. 261-285. 6 Entre Alambradas /41 días en el Mar, Museo Iconográfico del Quijote/Fundación Cervantina de México, Guanajuato, 2011, 282 pp.

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Mer al redactar el periódico El Descamisao, de investigaciones sobre la suerte de los exiliados un solo número y también con un único ejemplar de Baleares desde el verano de 1936. El presente que corría por el campo de mano en mano.7 Todo volumen, dividido en dos partes, la primera de- ello supone, junto a mi reciente edición de sus dicada a las ponencias y la segunda a las comu- crónicas de guerra,8 y a la espera de una película nicaciones y participaciones en las mesas redon- cuyo contrato de producción había sido firmado das, constituye, como apuntan sus coordinadores, en su día pero que se encuentra aún sin realizar,9 David Ginard i Féron y Antoni Marimon Riutort, un testimonio de primera mano de la guerra civil de la Universitat de les Illes Balears, «un espai de y de sus consecuencias inmediatas para los per- debat interdisciplinar entorn de l’impacte polític, dedores, contemplada con los ojos siempre saga- social i cultural de l’emigració dels derrotats de la ces del periodista de raza que fue Eulalio Ferrer Guerra Civil de 1936-1939» (p. 7). En efecto, ni Rodríguez. ■ se centra exclusivamente en el caso insular, pues J. R. Saiz Viadero aborda necesariamente el éxodo republicano de Cataluña y la Comunidad Valenciana, ni se limi- ta al ámbito político, sino que recoge asimismo reflexiones acerca del exilio intelectual balear o sobre la producción literaria catalana de los deste- L’exili republicà: rrados. Se trata, pues, de una obra que expone las política i cultura nuevas líneas de investigación sobre el episodio del exilio en la historia de las Islas Baleares, un Ginard i Féron, David i Marimon Riutort, An- tema que, como apuntan sus coordinadores, no ha toni (coord.). Actes de les Jornades d’Estudi recibido siempre la atención científica necesaria, celebrades al Centre Cultural la Misericordia. y abre nuevos caminos para continuar con la ardua Palma, 18-20 de noviembre de 2009. Mallorca, tarea de recuperación de la memoria del exilio. Consell Insular de Mallorca / Publicacions de Tres son los bloques temáticos en que pode- l’Abadia de Montserrat, 2011. mos dividir esta obra, sin seguir necesariamente Con motivo del setenta aniversario de la el orden estricto en que aparecen las ponencias: el derrota republicana, se celebraron en Palma exilio político balear, la experiencia de los deste- de Mallorca en noviembre de 2009 las jornadas rrados en Latinoamérica y la trayectoria cultural «L’exili republicà: política i cultura», en las que de los intelectuales en el exilio. El volumen está participaron un grupo de especialistas con nuevas concebido como una herramienta a disposición

7 «El Descamisao. Diario independiente y menor de edad», en Historias de Cantabria núm. 4, edición de J. R. Saiz Viadero, Santander s.f., pp. 78-92. 8 J. R. Saiz Viadero: El novio de las linotipias, Asociación de la Prensa de Cantabria, Santander, 2011. 9 Existe, no obstante, un documental realizado por el Centro de TVE de Cantabria con el título de Eulalio Ferrer. Un Quijote en el exilio.

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del público general, por lo que los temas que se de importantes activistas políticos mallorquines abordan están reforzados tanto con ponencias de en el exilio, desde la caída de Cataluña, hasta su carácter introductorio, ya sea en lo referente a llegada a Italia, Argelia o países latinoamericanos la política como a la cultura, como con estudios como República Dominicana, Venezuela, México, particulares sobre las contribuciones culturales de Argentina, sin obviar su paso por los campos de exiliados como Joan Mascaró o Antoni M. Sbert. refugiados franceses y su lucha en la resistencia Esta correlación temática ofrece una lectura flui- francesa. En este sentido, resulta muy interesante da, ya que las cuestiones que deja abiertas una po- la aportación de Elena Rodríguez Codd, del ar- nencia son retomadas posteriormente por otra, por chivo del Memorial de Buchenwald, que trata el lo que, a grandes rasgos, el conjunto es compacto trágico exilio de los mallorquines deportados a los y muy coherente. campos de concentración nazis. En cuanto al ámbito político y social, J. M. Respecto a los intelectuales de la islas abocados Santacreu Soler, de la Universitat d’Alacant, in- al exilio, Josep Massot i Muntaner destaca que, en augura la obra con una intervención acerca del bastantes casos, los exiliados no perdieron la es- exilio político balear de 1939 en que explica las peranza de regresar a su patria, por lo que también particularidades de las tres oleadas de exiliados se esforzaron por conservar y promover su cultura durante el final la Guerra Civil (la primera, a raíz en la medida de sus posibilidades, ya fuera en la del éxito de la ofensiva sobre Cataluña del ejército vida política del exilio o publicando libros en ca- franquista, formada por una ingente masa de refu- talán y colaborando en revistas, es decir, «miraren giados camino a la frontera francesa; la segunda, de moltes maneres de mantener el foc de l’amistat tras la ocupación de Menorca y la huida a bordo i dels ideals irrenunciables, a través de reunions, del Devonshire y del Carmen Picó y la tercera, d’intervenció en els casals catalans i fins i tot que, a causa del grave bloqueo de los nacionales, oferint premis de Jocs Florals de l’exili» (p. 107). dejó a miles de refugiados en tierra por los escasos Una de las mesas redondas celebradas durante es- medios navales y aéreos). Por otra parte, David tas jornadas estuvo dedicada precisamente a cua- Ginard i Féron se centra en el primer éxodo ma- tro intelectuales que perpetuaron su trayectoria llorquín a la zona republicana de las costas de Le- profesional en el exilio: Gabriel Alomar i Villalon- vante desde el verano 36, apuntando que fue este ga, que jamás regresó de su exilio en Egipto don- grupo de refugiados el que hizo posible que pervi- de trabajó en el diario Le Journal d’Egypte; Joan viera la izquierda mallorquina «mitjançant les ac- Mascaró, escritor, traductor y filósofo exiliado en tivitats de les entitats que agrupaven als refugiats Inglaterra; el político Antoni M. Sbert que luchó a Catalunya i a Menorca, i a les contribucions in- por mantener a flote la Fundación Ramón Llull, y dividuals de dotzenes de mallorquins a les institu- Francesc Carreras Reura que, entre otras activida- cions, les organizacions polítiques i sindicals, i les des, colaboró con la jare para ayudar en el trasla- forces armades del bàndol republicà» (p. 43). Y es do de refugiados españoles a América y participó Manel Santana Morro el que estudia la trayectoria en el Ateneo Español Republicano de Bogotá. El

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homenaje que se rinde a estos intelectuales a tra- demuestra que la labor de recuperación de la me- vés de sus breves biografías es un ejemplo preciso moria del exilio balear está en marcha. No obstan- del incesante compromiso político y cultural que te, la edición podría resultar más atractiva y, sobre se mantuvo durante los años del exilio y una prue- todo, más útil si incluyera un índice onomástico, ba de que el interés por preservar la identidad es dado que muchos nombres de exiliados se han re- un sentimiento común para cualquier exiliado que cuperado ya en este conjunto de artículos. ■ Varia albergue la esperanza de regresar. Las particularidades del exilio balear, especí- Yasmina Yousfi López ficamente el mallorquín, se deben no solo a fac- Gexel-Cefid, Universitat tores geográficos que explican los problemas de Autònoma de Barcelona los exiliados para huir de la isla sino, sobre todo, al hecho de que Mallorca, ya desde el verano del 36, estuviera bajo el dominio de los militares y los partidarios de Franco, por lo que el camino de los exiliados evidencia dos partidas: la de la isla hacia territorio republicano y la de este territorio hasta el exterior del país. Un éxodo complejo, poco nu- meroso en comparación con el caso de Menorca pero, aun así, heterogéneo, «el qual estigué con- dicionat per la dificultat de sortir de l’illa, que un cop a l’exterior no va engegar organitzacions pròpies, polítiques ni culturals» (p. 65). No obs- tante, este hecho no debe restarle importancia al capítulo del exilio balear, pues es justamente esa heterogeneidad (el desarrollo irregular del éxodo, la multitud de destinos en el exilio y la ausencia, en definitiva, de grupos unidos y organizados de exiliados) la que lo caracteriza y lo diferencia del resto de capítulos del exilio español. Y este vo- lumen, en su conjunto, es capaz de mostrar esta particularidad. En definitiva, aunque pueda entenderse como una obra de divulgación por la visión general de algunas ponencias, no hay que obviar la gran can- tidad de datos específicos, cifras, nombres propios y reflexiones que conforman los artículos, lo que

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ta France Navigation, creada para abastecer en Un documental sobre armas soviéticas a los republicanos. El buque Neruda y el Winnipeg es habilitado con camarotes, etc. para la trave- sía, que durará un mes, desde Burdeos (Paui- El director Dominique Gautier, y el profesor llac) hasta Valparaíso. Esos «indeseables», como se les llamaba de la Universidad de Pau, Jean Ortiz, acaban de en Francia, fueron recibidos por el pueblo y estrenar un documental «La travesía solida- la izquierda chilena como héroes. Sin embar- ria» sobre la epopeya del Winnipeg. go, en Francia como en Chile, la prensa de El documental es patrocinado por el Ca- derecha se ensañó contra esos «rojos peligro- nal 3 de la televisión pública francesa. Los sos», «maleantes», etc. con acentos xenófo- autores abordan una historia poco conocida bos y de odio de clase. en Francia, salvo mediante la reciente novela La epopeya del Winnipeg es leyenda; es muy imaginativa de Ramón Chao. la obra maestra de un poeta y a la vez una Desde hace 20 años, Dominique Gautier creación colectiva: todos los marineros son y Jean Ortiz se dedican a desenterrar, a asu- voluntarios y militantes comunistas. Duran- mir y a reivindicar para hoy, la historia y la te la travesía, utilizando el pretexto del pacto memoria de los republicanos españoles. Ya germano-soviético, el gobierno francés les van unos 10 documentales (Creav Atlantique, criminaliza, con la complicidad del capitán 64.000 Pau). del barco, y les acusa de «amotinamiento en La travesía solidaria cuenta una historia in- tiempos de guerra» a favor de Stalin. édita, apasionante y aleccionadora, que alberga Ellos, los luchadores desinteresados, hu- valores de compromiso humano y político, de manistas, internacionalistas, son perseguidos solidaridad, de justicia, de utopías necesarias. y regresan a Francia esposados. Al desembar- En el verano de 1939, el poeta Pablo Neruda car en Burdeos, el gobierno Daladier, de la es nombrado por el gobierno de Frente Popu- Tercera República francesa, los encarcela en lar chileno cónsul en Paris para la inmigra- el Fuerte del Ha (Burdeos). El Winnipeg ha- ción. El Presidente Aguirre Cerda le encarga bía zarpado de Pauillac el 4 de agosto para traer a Chile a miles de republicanos españoles llegar a Valparaíso el dos de setiembre, en exiliados en Francia, y hacinados en campos víspera de la declaración de la segunda gue- llamados «de concentración», en las peores rra mundial. El gobierno entreguista, y la condiciones. El poeta, el gobierno republica- prensa francesa de derecha, arremeten contra no en exilio y las autoridades chilenas, sacan esos marineros presentados como «traidores de los campos a más de 2.000 «rojos» perte- a la patria». necientes a 33 organizaciones y asociaciones Tras unos meses de encarcelamiento, en políticas republicanas. Los embarcan a bordo marzo de 1940, se celebra el juicio de los su- de un viejo carguero de la compañía comunis-

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puestos amotinados. El expediente, y el caso cipará en festivales y estará anunciada en unas se desinflan porque aparecen vacíos. El ca- 30 ciudades. Su estreno en Toulouse, el pasado pitán del barco que les acusó, acaba colabo- 7 de noviembre, fue un éxito destacado. rando con los nazis. Muchos de los marine- ros del Winnipeg fueron después guerrilleros El DVD del documental se puede conse- contra el fascismo, algunos murieron, y los guir en la productora Creav Altantique. sobrevivientes fueron dirigentes políticos y tel 00 33 (0)5 59 90 34 90 sindicales de izquierda tras la guerra, ediles [email protected] de ciudades del sureste de Francia. Las entrevistas son en español, la voz en En Chile, los emigrantes del Winnipeg off y los poemas de Neruda en francés. ■ aportaron mucho a la economía, las artes, la cultura, la agricultura, la pesca… Sus descen- dientes son unos 20.000. Parte de los prota- gonistas tendrán que volver a emigrar tras el golpe de estado de Pinochet de 1973, como Víctor Pey, José Balmes… Regresarán a Chi- le en los años 1990. Sufrieron un exilio circu- lar, repetido, interminable. Dominique Gautier y Jean Ortiz, según la prensa francesa, han logrado una película muy conmovedora, poética, llena de matices, y con un enfoque muy actual. Ha sido programada por Canal 3 en el Gran Sur de Francia, parti- 418

les de ellas no se encontraban ya digitalizadas y Boletín del Ateneo puestas en línea por otras instituciones. En una Español de México segunda fase, se determinó el orden en que se digitalizarían, tomando en cuenta su valor docu- mental y el grado de deterioro de los materiales. El Ateneo Español de México, A.C. y el El proyecto se inserta en uno de los objetivos Centro de Estudios de Migraciones y Exilios comunes del Ateneo Español de México y del (ceme) de la uned, que cuenta con el apoyo de Centro de Estudios de Migraciones y Exilios de Santander Universidades, han emprendido jun- la uned, que es recuperar, digitalizar y difundir tos el proyecto de resguardar mediante su digi- todo tipo de documentación relacionada con los talización, las colecciones de revistas del exilio temas de su competencia. Para ello han contado español que forman parte del acervo de la Bi- con una subvención por parte del programa adai blioteca del Exilio del Ateneo, e insertarlas en (Apoyo al Desarrollo de Archivos Iberoame- un Portal de Revistas en línea, cuyo desarrollo y ricanos) en su xii edición. Los recursos de esta diseño se hará en colaboración con la Biblioteca subvención han permitido garantizar los requeri- Virtual Cervantes. Será de acceso libre y gratuito mientos de cuidado al acervo, calidad de la digi- y facilitará la consulta a investigadores e intere- talización y accesibilidad al material, necesarios sados en el tema. para la eficiente creación del portal. Esta tarea responde a la creciente tendencia de También se contó con el invaluable apoyo los repositorios a manejar archivos digitales, que del Orfeó Català de Mèxic, A.C. que prestó los permitan el acceso desde cualquier parte del mun- números faltantes de las colecciones de revis- do, sin que los investigadores deban acudir a las tas catalanas incluidas en el proyecto, para que bibliotecas a consultar personalmente los materia- puedan ponerse a disposición de público de ma- les; también al hecho de que el manejo de dichos nera completa. materiales trae consigo un inevitable deterioro En este momento está por terminarse la digi- de los acervos que, mientras no se resguarden en talización y se procederá al desarrollo del Portal otras plataformas, se encuentran, podría decirse, por lo que en los próximos meses el Portal de «en vías de extinción». Muchas revistas de la Bi- Revistas podrá ser consultado desde cualquier blioteca del Exilio del Ateneo Español de México, parte del mundo y permanecerá como un espacio que cuentan ya con 70 años, han llegado a estados abierto a la inclusión de nuevos materiales. ■ extremos de deterioro, lo que hace en muchos ca- sos difícil, cuando no imposible, su manejo para Marcela Madariaga Suárez consulta sin poner en riesgo su integridad. Centro de Estudios de Migraciones y Exilios, En la primera fase del proyecto se empren- uned dió la evaluación y selección de las revistas para determinar su catalogación como publicaciones periódicas pertenecientes al exilio, así como cuá-

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pléndido catálogo con motivo de esta exposición La Maleta Mexicana barcelonesa, que pudo visitarse a continuación en el Museo de Bellas Artes de Bilbao del 27 de febrero al 10 de junio de 2012, y luego también A finales de diciembre de 2007 llegaron en la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes de al International Center of Photography (icp) Madrid desde el 19 de julio hasta el 30 de sep- de Nueva York tres cajitas de cartón que con- tiembre de 2012. «La maleta mexicana» –expo- tenían los míticos negativos de Robert Capa sición, catálogo y documental– ha constituido, sobre la guerra civil española: ciento veintiséis sin duda, uno de los acontecimientos culturales rollos de película, no sólo de Capa, sino tam- más relevantes de este año 2012 y una aportación bién de Gerda Taro y David Seymour (llama- fundamental al mejor conocimiento de nuestra do «Chim»), tres de los principales fotógrafos guerra civil española. ■ de nuestra guerra. Al parecer y según Cynthia Young, conservadora adjunta del icp de Nueva York, los negativos contenidos en la «maleta mexicana» fueron descubiertos, entre los efec- tos del general Francisco Aguilar González, embajador mexicano ante el gobierno francés de Vichy en 1941-1942, por el director de cine mexicano Benjamin Tarver, quien los heredó a la muerte de su tía, amiga del general. La direc- tora de cine Trisha Ziff, que vivía en Ciudad de México, se entrevistó con Tarver en mayo de 2007 y logró convencerle de que los negativos debían conservarse en el icp de Nueva York, a lo que accedió finalmente Tarver sin exigir ninguna compensación económica. Y así, el 19 de diciembre de aquel mismo año 2007 los negativos de «la maleta mexicana» llegaron al icp para sumarse al resto del archivo de Capa, Taro y Chim. Trisha Ziff rodó un documental sobre el tema, mientras que Cynthia Young asumió la responsa- bilidad de ser la comisaria de una exposición que pudo contemplarse en el Museu Nacional d’Art de Catalunya desde el 6 de octubre de 2011 hasta el 15 de enero de 2012. Se editó además un es-

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La lengua que se multiplicó en jarchas, roman- Orden de Isabel la ces, canciones, refranes, cantos de boda, cantos Católica, encomienda de muerte, tratados de ética y, según avanzaba el tiempo, novelas, obras de teatro, enciclopedias y (5 de marzo de 2012) todo género literario. Así, la lengua se convirtió en otra patria, ideal, angelina muñíz-huberman cadenciosa, sin maldades ni persecuciones. Len- gua que heredé y quise unir la historia de los pueblos cuando mi familia salió al exilio no en Es un honor recibir la Orden de Isabel de 1492, sino en 1939 por la guerra civil. Una fami- Castilla en grado de encomienda. Me pre- lia milenaria bajo la sombra de los exilios. gunto por qué la recibo. A lo largo de mis libros y Como ciclo que se cierra hoy, en la tierra de mis clases he procurado mantener un equilibrio mexicana, es un acto conciliatorio recibir esta entre mis antecedentes sefardíes, el exilio de la condecoración. Sólo me queda repetir un poema guerra civil española y mi vida entera en México anónimo de los sefardíes en el destierro, en la desde la infancia. Equilibrio difícil, pero que supe que he llamado lengua florida: mantener. Ahora, otro acto de equilibrio es recibir esta honrosa condecoración. A ti lingua santa, Me vuelvo a preguntar, ¿por qué a alguien des- a ti te adoro, cendiente de los sefardíes expulsados por esta rei- más que toda plata, na se le otorga su medalla? Y recuerdo la historia más que todo oro. de Sefarad en la Edad Media con su esmerada cul- Tú sos la más linda tura judía y el amor por la lengua española. Los de todo lenguaje, poetas, los filósofos, los médicos, los astrónomos, a ti dan las ciencias los traductores, todos ellos se elevaron a un punto todo el avantage. cimero difícil de igualar. Recuerdo también el do- Con ti nos rogamos lor de la expulsión o de la doble vida de aquellos al Dio de la altura, pensadores que tuvieron que desarrollarse fuera Padrón del universo de su querida patria y que enriquecieron la cultura y de la natura. de otros países: Juan Luis Vives, Antonio Enrí- Si mi pueblo santo quez Gómez, Baruj Spinoza, León Hebreo. Por- él fue captivado que para los sefardíes, luego de catorce siglos de con ti mi querida permanencia en ella, España fue y siguió siendo él fue consolado. ■ su verdadera tierra. Prueba de ello es haber con- servado hasta nuestros días la lengua de 1492, en la que Fernando de Rojas, converso, escribió La Celestina o tragicomedia de Calixto y Melibea.

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dar que a pesar de la brutal intervención ex- Discurso pronunciado por tranjera, frecuentemente aminorada u omitida Carmen Negrín en ocasión en la versión historiográfica franquista y neo- franquista, se sigue denominando errónea- de la entrega de las copias mente la Guerra de España Guerra civil, como si el concepto exclusivo de una guerra fratrici- del archivo Juan Negrín da con auge nacional bastara para calificarla. Cerrando el paréntesis, vuelvo al Guer- nica. Picasso lo calificó personalmente de «instrumento de guerra ofensivo y defensi- vo, contra el enemigo», agregando también que «La guerra de España es la batalla de la Excelentísima Señora Ministra de la Cultura, reacción contra el pueblo, contra la libertad Señor Director General del Libro, Toda mi vida de artista, dijo, no ha sido más Archivos y Bibliotecas, que una lucha continua contra la reacción y Señor Presidente de la Fundación Juan Negrín, la muerte del arte. En el panel en que trabajo Señoras y señores, y que llamaré Guernica y en todas mis obras Encargado por el gobierno de la segun- recientes, expreso claramente mi horror de la da República para el pabellón español en casta militar que ha hecho caer España en un la exposición universal de 1937 en París, el océano de dolor y de muerte». Guernica de Picasso, después de muchas ne- 74 años después, este cuadro sigue contan- gociaciones, llegó en 1981, de Nueva York a do y hablando, a tal punto que Colin Powell España, a un país considerado por fin demo- hizo cubrir su reproducción en las Naciones crático. Unidas cuando intervino a favor de la guerra Ese cuadro del cual se ha vuelto a hablar re- de Irak, como si el cuadro fuera una concien- cientemente, no es un cuadro cualquiera, es un cia que no se puede callar. grito de denuncia de la guerra y de los ataques Espero que el archivo de Juan Negrín, cuya de los enemigos de la República establecida copia le entrego hoy, después de muchos años legalmente, tras las elecciones del ‘31. de esfuerzo, en particular de la Fundación Simboliza una llamada en contra de un gol- Juan Negrín, pero también del gobierno Ca- pista y de sus aliados, los Fascistas Italianos y nario y de su propio ministerio, espero que Portugueses, junto a los Nazis Alemanes que este archivo sirva de memoria y sobre todo de estrenaron, si se puede decir así, contra una conciencia. población civil indefensa, los primeros ata- Antes de decidirme a regresar el archivo y ques aéreos militares, tanto en Madrid como a depositarlo en España, tras de 72 años de en esa ciudad vasca de Guernica. exilio, surgieron muchas preguntas, entre las Aprovecho para hacer un paréntesis y recor-

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cuales: si sería o no conforme a la voluntad profundamente arraigados que a veces un exi- de mi abuelo, y, no menos importante, si el liado o hijo o nieto de exiliado, como yo, se país había evolucionado suficientemente para siente desconcertado ante ciertas reacciones preservarlo y valorarlo debidamente. o preguntas. El mismo hecho que Juan Ne- La primera pregunta fue relativamente fácil grín sea o haya sido durante muchos años más de contestar: en su momento, mi abuelo luchó desconocido en su país que fuera, me parecía por preservar el patrimonio del Museo del Pra- sorprendente: ¿cómo se puede entender una do por considerarlo patrimonio universal. Para guerra que afectó, directamente o indirecta- ello, con la ayuda de la Sociedad de Naciones, mente, a todos los Españoles, si uno desco- logró sacarlo integralmente de España, prote- noce sus principales actores? Es como tratar giéndolo de los bombardeos indiscriminados de entender la segunda guerra mundial sin de los aliados de Franco y acordó que regresa- saber quienes fueron de Gaulle o Churchill. ra una vez la lucha armada finalizada. Otras dudas: ¿Porqué en un país europeo, el Del mismo modo, logró preservar su ar- Estado no se ha implicado directamente, en chivo, clave para entender la memoria de un el transcurso de treinta y tres años, en sacar gobierno, base de un estado democrático, de las fosas comunes y en dignificar a todas sacándolo de España, y, poco después, pro- las víctimas del franquismo? ¿Porqué se ha tegiéndolo de la ocupación nazi en Francia. dejado en un pudridero a más de 30.000 víc- Dado este comportamiento y sabiendo el ca- timas justo debajo de la tumba-mamotreto del riño que tenía por España a la cual había sa- responsable de sus muertes y de su ideólo- crificado todo, no dudo que hubiera querido go? ¿Porqué se recibe con tantos honores, en que en el momento más apropiado, regrese a un país no laico pero sin confesión estatal al su país. Él mismo había decidido, poco an- más alto dignatario del Vaticano, cuando este tes de morir, entregar al Estado Español los jamás ha pedido perdón por su colaboración documentos referentes al mal llamado oro de en el exterminio más importante que se ha Moscú, documentos que fueron ocultados y llevado a cabo en Europa después del genoci- prácticamente olvidados hasta el momento dio judío? Pero lo que me sorprende aun más, en que las copias certificadas salieron del ar- es que, a pesar de la facilidad de acceso a la chivo. Uno de los pocos en no olvidarlos y información primaria, se siga equiparando en referirse a ellos en los años 70, fue Án- un gobierno legítimo y legal con una banda gel Viñas que fue inmediatamente censurado. golpista. El haber ganado una guerra no da Tengo que admitir que la segunda pregunta automáticamente la razón, ni justifica un tra- (si el país había evolucionado suficientemen- tamiento de favor. Supongo que la única res- te para preservarlo y valorarlo debidamente), puesta que se impone, es que el sufrimiento fue la más difícil de evaluar. España no es una ha debido de ser tan tremendo que, pese al república y los reflejos franquistas están tan paso de los años, sobra miedo, sobra silencio

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y sobra desconfianza. Ante estas contradic- ciones fundamentales de un régimen donde se ha restablecido «las libertades públicas» tan deseadas por Picasso, de una democracia monárquica, consideré que lo mejor era dar a conocer un máximo de información, y que mejor medio que el propio archivo del Mi- nistro de Haciendo, en plena guerra, que la documentación de la Presidencia del Gobier- no, y que la documentación del Ministro de la guerra. Si en un principio, mi objetivo fue dar a conocer a la figura política de mi abuelo, a medida que iba avanzando en el trabajo que yo llamo de excavación en el archivo, rápida- mente me pareció obvio que su destino era in- separable del de la segunda República y que, aun sin conocer a fondo el archivo, había que dejarlo hablar por si mismo, así solamente se podrá desenmascarar poco a poco la historio- grafía franquista. Es necesario para el futuro; no es solo una cuestión de conocimiento y de cultura, es una cuestión de ética y de concien- cia, esa conciencia, que, como el cuadro de Guernica, nunca calla. Muchas gracias. ■

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Paris Ouest Nanterre La Défense, edición de Ber- Índices de las Actas del nard Sicot. Nanterre, Centre de Recherches Ibéri- Congreso Plural «Setenta ques et Ibéro-Américaines, Groupe de Recherches «Resistances et Exils»/ Regards/15, 567 pp. años después»* ii. aa.vv. [2011]. Visions de l´exili: literatura, pintura i gènere. Actes del iii Seminari Interna- cional d´Estudis Transversals celebrat a la Seu Universitària d´Alacant el mes de juny de 2009, El Grupo de Estudios del Exilio Literario edición de Carles Cortés e Isabel Mancillas. Ala- (gexel) de la Universitat Autònoma de quàs, Brosquil Edicions, 386 pp. Barcelona impulsó durante el año 2009 el iii. aa.vv. [2010]. Testimonios del exilio. El exilio Congreso plural Setenta años después, cuyo en primera persona. Actas del x Congreso Inter- coordinador general fue, al igual que en 1999,1 nacional sobre el Exilio celebradas en Bilbao-San el profesor Manuel Aznar Soler. Gracias al Sebastián del 5 al 8 de octubre de 2009, edición de esfuerzo colectivo y a la generosa solidaridad de Mercedes Acillona. San Sebastián, Hamaika Bide muchas personas, este Congreso se desarrolló Elkartea/ Universidad de Deusto, 517 pp. a lo largo del año en veintiuna universidades e iv. aa.vv. [2010]. Vencedores y vencidos. Exi- instituciones, tanto españolas como extranjeras. lio y dictadura, setenta años después. Actas del Las Actas editadas hasta la fecha, sin embargo, Congreso celebrado en Huesca del 19 al 22 de han sido trece. octubre de 2009, edición de Julián Casanova. Publicamos a continuación los índices de es- Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, tos trece volúmenes (uno de autores y el otro de 158 pp. los escritores, artistas e intelectuales estudiados), v. aa.vv. [2010]. José Herrera Petere. Vanguar- edición que ha preparado Yasmina Yousfi López, dia y exilio. Actas del I Congreso Internacional convencidos como estamos de su utilidad para celebrado en Guadalajara del 30 al 31 de octu- todos los investigadores y estudiosos de nuestro bre de 2009, edición de María Dolores Gimeno exilio republicano de 1939. Puyol y Jesús Gálvez Yagüe. Guadalajara, Dipu- tación Provincial de Guadalajara, 286 pp. Actas vi. aa.vv. [2010]. El exilio científico republica- no. Actas del Congreso celebrado en Valencia i. aa.vv. [2010]. La littérature espagnole et les del 5 al 6 de noviembre de 2009, edición de Jo- camps français d´internement (de 1939 à nos sep Lluís Barona. Valencia, Publicacions de la jours). Actes du colloque international «70 años Universitat de València, 427 pp. después», Nanterre, 12-14 février 2009. Université

* Estos índices han sido realizados por Yasmina Yousfi López gexel( -cefid, Universitat Autònoma de Barcelona). 1 «Índices de las Actas del Congreso Sesenta años después». Laberintos, 2 (2003), pp. 164-197.

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vii. aa.vv. [2010]. Setenta años después. El exi- edición de Miguel Cabañas Bravo, Dolores Fer- lio literario español de 1939, Actas del Congre- nández Martínez, Noemi de Haro García, Idoia so Internacional celebrado en la Facultad de Murga Castro. Madrid, Grupo de Investigación Filología de la Universidad de Oviedo el 17, 18 de Historia del arte, imagen y patrimonio artís- y 19 de noviembre de 2009, edición de Antonio tico-CSIC/ Biblioteca de Historia del Arte, tomo Fernández Insuela, María del Carmen Alonso xviii, 371 pp. García, María Martínez-Cachero Rojo y Miguel xii. aa.vv. [2009]. «Memoria histórica. 70 años Ramos Corrada. Oviedo, Universidad de Ovie- del exilio cultural español de 1939. Salamanca, do/KRK Ediciones, 724 pp. 20-24 octubre de 2009». República de las Le- viii. AA. VV. [2011]. L´exili republicà: política i tras, 115 (25 de febrero) pp. 49-78 cultura. Actes de les jornades d´ Estudi celebra- xiii. aa.vv. [2011]. El exilio literario andaluz de des al Centre Cultural La Misericòrdia en Palma 1939, edición de Mª José Porro Herrera y Blas del 18 al 20 de novembre de 2009, edición de Sánchez Dueñas. Córdoba, Universidad de Cór- David Ginard i Féron y Antoni Marimon Riutort. doba/ Fundación Juan Rejano/ Diputación Pro- Mallorca, Consell Insular de Mallorca, /Publica- vincial de Córdoba, 303 pp. cions de l´Abadia de Montserrat, 231 pp. ix. aa.vv. [2010]. La cultura exiliada. Actes del Índice de autores Congrés sobre Cultura i Exili (Congressos inter- 1) ABREU DE, María Fernanda: «¿Será el nacionals Setenta años después) Castelló de la volver y no volver? Claudio Guillén: del exilio a Plana-Segorbe, 1-4 de desembre del 2009, edi- la Real Academia. Desexilio y destiempo», en X, ción de Luis Meseguer, Santiago Fortuño, Eloísa pp. 495-499. Nos, Juan LuisPorcar. Castellón, Biblioteca de 2) ADÚRIZ OYARBIDE, Iñaki: «José les Aules/Universitat Jaume I/ Diputació de Cas- Bergamín y sus ‘páginas vivas’», en III, pp. 79- telló, 590 pp. 197. x. aa.vv. [2011]. El exilio republicano de 1939 3) AGUILERA SASTRE, Juan: «Algunas y la segunda generación. Actas del Cuarto Con- luces sobre Mares en la sombra, de Matilde de greso Internacional sobre El exilio republicano la Torre, en VII, pp. 17-63. de 1939 y la segunda generación, celebrado en 4) AHUMADA PEÑA, Haydée: «Dos paí- Bellaterra del 15 al 18 de diciembre y en Colliu- ses, dos exilios, dos sujetos, en Lucha inconclu- re el 19 de diciembre de 2009, edición de Ma- sa. Memorias de un catalán exiliado en Chile, de nuel Aznar Soler y José Ramón López García. Cristián Aguadé, en X, pp. 517-524. Sevilla, Renacimiento, Biblioteca del Exilio/ 5) AÍNSA, Fernando: «Un testimonio des- Grupo de Estudios del Exilio Literario (gexel), de la «segunda generación». Viaje de ida y vuel- Anejos xv, 1173 pp. ta del exilio republicano en Uruguay», en X, pp. xi. aa.vv. [2010]. Analogías en el arte, la litera- 23-33. tura y el pensamiento del exilio español de 1939, 6) ALBA BESALDUCH, Isabel: «L´obra

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literària de Diego Perona Martínez en el seu con- nómada y relapso», en X, pp. 727-736. text històric», en IX, pp. 541-563. 19) ARIZNABARRETA GARABIETA, La- 7) ALBA PEINADO, Carlos: «La serrana rraitz: «Martin Ugalderen hautuak eta gune erre- de la Vera: del mito a la independencia teatral», presentatiboak: hainbat gogoeta erbesteko iritzi en V, pp. 105-118. artikuluen harira», en III, pp. 297-317. 8) ALBERTI, Aitana: «Remontando los 20) ARRONDO, César: «Justo Gárate, un ríos». Correspondencia de Rafael Alberti a Ma- exiliado vasco en Argentina y su aporte intelec- ría Teresa León y Aitana, 1941-1942, en X, pp. tual en las páginas del Boletín del Instituto Ame- 34-40. ricano de Estudios Vascos», en III, pp. 319-333. 9) ALFONSO GARCÍA, Mª del Carmen: 21) ASCUNCE ARRIETA, José Ángel: «Sobre la adaptación casoniana de El anzuelo «Exilio y emigración. De la experiencia del de Fenisa, de Lope de Vega. Texto y representa- emigrante al compromiso del exiliado: Amado ción» en VII, pp. 65-93. Alonso y Ramón de Belausteguigoitia», en III, 10) ÁLVAREZ DEL VAYO, María: «El exi- pp. 381-405. lio de una niña de la República», en X, pp. 52-56. 22) : «El personaje combatiente» de 11) ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, José Igna- José Martín Elizondo», en X, pp. 333-345. cio: «De campo en campo: lugares de memoria 23) ÁVILA LÓPEZ, Enrique: «Corazón y trauma en la literatura concentracionaria de la cosmopolita de Angelina Muñiz: el latir diario diáspora republicana», en I, pp. 291-306. del exilio en Dulcinea encantada. Una lectura 12) : «Fe de vida de una exilio: Ali- trasatlántica», en X, pp. 693-699. cio Garcitoral en Boston», en VII, pp. 95-113. 24) AYUSO, José Paulino: «Tomás Segovia: 13) ÁLVAREZ MOLINA, Dalia: «Los exi- Zamora bajo los astros», en X, pp. 380-392. lios de Jorge Semprún», en VII, pp. 115-125. 25) AZCUE, Verónica: «Heroísmo colectivo 14) ÁLVAREZ SANAGUSTÍN, Alberto: y defensa de los vivos en Antígona entre muros «El trasfondo de la Guerra Civil en la obra na- de José Martín Elizondo», en X, pp. 346-353. rrativa de Francisco Ayala», en VII, pp. 127-137. 26) AZNAR SOLER, Manuel: «Carpio de 15) ÁLVAREZ, Federico: «Setenta años: Tajo y el tema de la guerrilla en la literatura dra- muerte y vida del exilio», en X, pp. 42-51. mática del exilio republicano de 1939», en V, pp. 16) AMO SÁNCHEZ, Antonia: «Mariano 119-142. Otero: pintura, militancia y memoria republica- 27) : «El campo de concentración na entre Madrid y Bretaña», en X, pp. 401-406. francés como espacio escénico en la literatu- 17) ARCAS CUBERO, Fernando y SAN- ra dramática del exilio republicano español de JUÁN SOLÍS, Luis: «Juan Rejano. Periodismo 1939», en I, pp. 335-352. y compromiso político en la ii República», en 28) : «El sueño del exilio produce XIII, pp. 253-285. insomnio: tres insomnios en la obra literaria de 18) ARDANUY, Jordi: «Tomás Segovia, Max Aub», en IX, pp. 61-74.

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29) : «Españoles en Francia, obra xico», en XI, pp. 155-161. teatral inédita del exiliado Álvaro de Orriols», 41) BARONA, Josep Lluís: «¿Una comuni- en VII, pp. 139-164. dad científica en el exilio?», en VI, pp. 201-216. 30) : «Movimiento Español 1959: 42) : «Destrucción y diáspora de literatura y política de la segunda generación una comunidad científica: el exilio republicano exiliada en México», en X, pp. 143-198. español», en VI, pp. 9-14. 31) : «Setenta años después (1939- 43) BECERRA, Luzma: «El libro como 2009)», en XI, pp. 19-20. objeto mágico-misterioso en la escritura de El 32) BAAMONDE TRAVESO, Gloria: «El mercader de Tudela de Angelina Muñiz-Huber- exilio y la renovación narrativa: la credibilidad man», en X, pp. 700-704. del narrador en A esmorga de Eduardo Blanco 44) BELLIDO BLASCO, Juan Bautista: Amor», en VII, pp. 165-175. «Remembranza: Juan Bautista Bellido Tirado 33) BACHOUD, Andrée: «La littératu- (Castellón 20/08/1878-18/11/1952), médico y re des camps d´internement républicains, essai decano del Hospital Provincial de Castellón», en d´approche globale», en I, pp. 77-87. IX, pp. 367-392. 34) BADOS CIRIA, Concepción: «Isabel de 45) BELLÓN PÉREZ, Fernando: «Renau Palencia y la escritura en México: la biografía de en México y en la RDA, el exiliado que no quiso Alexandra Kollontay», en XIII, pp. 87-106. serlo», en IX, pp. 225-241. 35) BALIBREA, Mari Paz: «Temporalidad 46) BENEYTO LLORIS, Ángel: «El D. exiliada y relevancia canónica: propuestas para Manuel Bastos, profesor y militar represaliado», ubicar la obra de Carlos Blanco Aguinaga», en en VI, pp. 315-331. X, pp. 635-645. 47) BENJAMIN, Natalia: «70 años después: 36) BARATAS DÍAZ, Alfredo: «Cuatro los niños vascos recuerdan su exilio en Gran científicos a la sombra de un maestro: los exilios Bretaña», en III, pp. 17-29. de la escuela cajaliana», en VI, pp. 19-29. 48) BERMEJO MONTERO, José Luis: 37) BARBA, Serge: «Un niño nacido en la «José Herrera Petere: poeta del desarraigo», en Maternidad de Elne», en X, pp. 1149-1151. V, pp. 143-153. 38) BARBÉ I POU, Elisenda: «Barcarés, 49) BERNABÉU-MESTRE, Josep: «El exi- 1939: Camp Definitiu, diario de un exiliado», en lio científico republicano español y los inicios III, pp. 165-197. de la Organización Mundial de la Salud (1946- 39) BARBERO REVIEJO, Trinidad: «Jose- 1956)», en VI, pp. 217-231. fina Iturrarán, una investigadora tras las huellas 50) BERTRAND DE MUÑOZ, Maryse: de españoles en la Unión Soviética», en X, pp. «El esperpento en tres novelistas exiliados a raíz 243-254. de la guerra: José Luis de Villalonga, Agustín 40) BARDASANO RUBIO, José Luis: «La Gómez-Arcos y Jorge Semprún», en X, pp. 525- obra de la familia Bardasano en el exilio de Mé- 532.

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51) : «La vida en los campos de Aub», en I, pp. 239-252. concentración franceses narrada por novelistas 62) CABAÑAS BRAVO, Miguel: «Quijotes españoles: dos visiones opuestas», en I, pp. 325- en otro suelo, artistas españoles exiliados en Mé- 334. xico», en XI, pp. 25-50. 52) BETI SÁEZ, Iñaki: «Entre la ficción y 63) CABAÑAS BRAVO, Miguel, Dolores la realidad: Contra-Bando(s), de Carlos Blanco Fernández Martínez, Noemi De Haro García Aguinaga», en X, pp. 646-652. e Idoia Murga Castro: «Arte, literatura y pen- 53) : «Reminiscencias desde el exi- samiento en el exilio español republicano de lio. Los libros autobiográficos de Toribio Eche- 1939», en XI, pp. 11-18. varría», en III, pp. 407-427. 64) «En un lugar del exilio…» 54) BIZZARRI, Gabriele: «El mito y sus «Augusto Fernández y sus estampas de Don trampas: la fuga imposible en Mexicayotl de Quijote», en XI, pp. 89-106. Sender», en X, pp. 1017-1026. 65) CALERO DELSO, Juan Pablo: «Cien- 55) BLANCO AGUINAGA, Carlos: «Últi- cia, cultura y literatura en la Guadalajara de José mas y muy parciales meditaciones sobre el exilio Herrera Petere», en V, pp. 155-165. en México», en X, pp. 57-66. 66) CALLES MORENO, Juan María: «De 56) BLANCO MARTÍNEZ, Rogelio: «IV pie sobre la tierra libre», en IX, pp. 91-101. Congreso Internacional «El exilio republicano 67) CALVO, AMADOR: «Visions de l´ exili de 1939 y la Segunda Generación». Collioure, en el sonet 40 de Sol i de dol de Josep Vicenç 19 de diciembre de 2009», en X, pp. 1133-1134. Foix», en II, pp. 307-321. 57) BOUZEKRI, Nadia: «El teatro del exi- 68) CALVO, Roser: «Quan érem refugiats, lio republicano en Argelia a través de Solidari- crònica d´ un èxode femení», en II, pp. 87-102. dad Obrera (1944-1947)», en X, pp. 857-864. 69) CAMPILLO GALMÉS, Javier: «Josep 58) BUENO MARTÍNEZ, María: «Los es- Salvador, librero y editor del exilio en Toulou- pacios poéticos de Carlos Blanco Aguinaga», en se», en X, pp. 921-930. X, pp. 653-660. 70) CAMPILLO GUAJARDO, Maria: 59) BUFFERY, Helena: «En un país lla- «L´exili a la literatura catalana», en VIII, pp. 75- mado México»: compromiso local y recepción 92. transnacional en la obra de Maruxa Vilalta», en 71) : «Notícia de Rafaela de Buen», X, pp. 370-379. en X, pp. 533-540. 60) BURGOS-LEJONAGOITIA, Laura: 72) CARABIAS ÁLVARO, Mónica: «La «María de Maeztu y la educación de la mujer: mirada interior: el despertar en el desván del an- la continuidad en el exilio», en VII, pp. 177-193. ticuario. Fotografía española en las décadas cin- 61) BUSCHMANN, Albrecht: «Antes, todo cuenta y sesenta», en XI, pp. 119-134. el mundo andaba de aquí para allá. Heterotopías 73) CARBÓ DARNACULLETA, Marga- en No y de Algún tiempo a esta parte de Max rita: «1939-1959. De las costas de Marruecos

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325) SEGOVIA, Tomás: «El acorazado», en morias», en IX, pp. 583-590. X, pp. 126-135. 337) SOS PARADINAS, Alejandro: «Don 326) SEGURA PÉREZ, Javier: «Joan Junyer Vicente Sos Baynat. Biografía. Exilio interior y sus exilios americanos: nuevos documentos de 1939-1966», en VI, pp. 383-392. su intensa actividad en Santo Domingo y Esta- 338) SOTO CARRASCO, David: «Exilio y dos Unidos», en XI, pp. 69-75. bienaventuranza en María Zambrano», en X, pp. 327) SERRA BUSQUETS, Sebastià: «El fi- 845-853. nal de la guerra i l´exili, setanta anys més tard», 339) SUÁREZ, Josep: «Exiliats i bandejats en VIII, pp. 229- 231. (mosaic del patiment)», en VIII, pp. 179-181. 328) SERRANO, Virtudes: «Cómo fue Espa- 340) SUEIRO RODRÍGUEZ, Victoria María: ña encadenada, memoria dramática de Carlota «José María González Jerez entre el periodismo O’Neill», en VII, pp. 619-631. comunista y la militancia política (un recuerdo 329) SERVÉN DÍAZ, Carmen: «El joven en el x aniversario de su fallecimiento)», en III, Juan Rejano y la prensa: La Gaceta Literaria», pp. 217-239. en XIII, pp. 159-175. 341) : «La familia Fernández Muñiz: 330) SICOT, Bernard: «El topos del manus- a propósito del libro José y Consuelo. Amor, gue- crito encontrado en el corpus español de los rra y exilio en mi memoria», en X, pp. 598-608. campos franceses de internamiento», en I, pp. 342) : «Periodismo y dramaturgia: 123-136. dos entregas paralelas en la vida del asturcubano 331) : «Pour une littérature espagno- Rafael Suárez Solís», en VII, pp. 633-668. le des camps», en I, pp. 9-26. 343) SWANSEY, Bruce: «Reapropiación, 332) : «Presente y presencia de los descontextualización y reconfiguración de los hispanomexicanos», en X, pp. 224-239. clásicos en La cueva de Montesinos de José Ra- 333) SIERRA INFANTE, Sonia: «Exilio y món Enríquez», en X, pp. 393-397. mujer en Doña Jimena Díaz de Vivar, gran seño- 344) TAILLOT, Allison: «La Patria en los es- ra de todos los deberes, de María Teresa León», critos en primera persona de las escritoras repu- en X, pp. 1113-119. blicanas exiliadas», en III, pp. 103-133. 334) SIMÓN, Paula: «Memorias de una niña 345) TASIS MORATINOS, Eduardo: «El de la guerra de Isabel Argentina Álvarez Morán. porqué de la importancia vital en Tomás Sego- Los niños del exilio y la búsqueda de su histo- via», en X, pp. 774-782. ria», en X, pp. 306-314. 346) TEJADA, Ricardo: «Tomás Segovia: el 335) : «Pero de la vida, a veces, hay exilio como viaje en pos del sentido», en X, pp. que dejar testimonio, y yo voy a hacerlo». El 783-789. debate del yo en algunos testimonios del exilio 347) THIERCELIN-MEJÍAS, Raquel: «Pura español en Francia», en III, pp. 47-63. Verdú Tormo. Itinerario de una pintora exiliada 336) SOLER GILABERT, Alejandra: «Me- (Monóvar 1899-Cadenet 1999)», en XI, pp. 163-

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184. exiliado, maquis y presidiario Ángel Fernán- 348) TOBIN STANLEY, Maureen: «El trán- dez», en X, pp. 609-615. sito, el transporte y la trascendencia: el exilio y 359) VÁZQUEZ DE CASTRO, Isabel: «Irra- la deportación en la ficción de Jorge Semprún», cionalidad en Manuscrito cuervo de Max Aub», en X, pp. 583-597. en I, pp. 277-289. 349) TODA I BONET, Agnès: «Els exilis de 360) VEGA SÁNCHEZ, Gerardo: «La uni- Mercè Núñez Targa», en X, pp. 1120-1127. dad temática de Canciones de vela de Luis 350) TOLEDO LEZETA, Ana María: «Bizia Rius», en X, pp. 479-491. garratza da...: erbesteratzea frakaso-eragile», en 361) VENEGAS, José Luis: «Poesía, revolu- III, pp. 335-359. ción y exilio: notas sobre la poética transatlánti- 351) TOMÁS CÁMARA, Dulcinea: «¿Exi- ca de Octavio Paz», en X, pp. 1007-1014. lio o neoesclavismo? Identidades fragmentadas, 362) VILALTA, Maruxa: «La izquierda del inmigración y género en nativas de Inongo Vi- idealismo y la cultura», en X, pp. 136-140. Makomé», en II, pp. 365-386. 363) VILCHES DE FRUTOS, Francisca: «El 352) TORRES NEBRERA, Gregorio: «Testi- exilio a través de los mitos: La libertad en el teja- monio y metáfora en el exilio en las novelas de do de María Teresa León», en VII, pp. 689-708. Salazar Chapela», en VII, pp. 669-687. 364) VILLAGRÁ ÁLVAREZ, Andrés: «La 353) TORTOSA, Virgilio: «La expulsión del prensa del exilio español en Nueva York: historia paraíso: la literatura como peregrinaje», en II, y bibliografía», en VII, pp. 709-722. pp. 19-48 365) VILLALBA, Manuel J.: «El exilio del 354) TRALLERO CORDERO, Mar: «Re- exilio: la negación de la escritura en la narrativa construcción de otros exilios. Las niñas toman la primera de José de la Colina», en X, pp. 616- palabra», en X, pp. 315-321. 623. 355) TUDÓN MARTÍNEZ, Isabel: «La co- 366) VIÑALS, Carole: «El alumbramiento de rrespondencia entre Antonio Soriano y Max Aub la tercera generación. El diario de Rivesaltes de (1959-1971): literatura y amistad, en IX, pp. Friedel Bohny-Reiter», en X, pp. 322-329. 103-142. 367) : «La voz dormida de Lluís 356) VALENDER, James: «Desolación de la Montagut. Refiguración de la memoria y bús- quimera: notas sobre la recepción de un libro de queda del interlocutor en Yo fui soldado de la Luis Cernuda», en XIII, pp. 41-68. República 1936-1945», en I, pp. 457-471. 357) VANDEBOSCH, Dagmar y HOUVE- 368) VIVANCOS PÉREZ, Ricardo F.: «El NAGHEL, Eugenia: «Un extranjero en Europa: deseo de comunidad en la escritura del despla- una lectura de Contracorrientes de Tomás Sego- zamiento español en Estados Unidos: Carlos via», en X, pp. 790-798. Blanco Aguinaga y Víctor Fuentes», en X, pp. 358) VÁSQUEZ, Mary S.: «Desengaño, su- 683-690. frimiento y afirmación. Las memorias del niño 369) ZABALA AGUIRRE, José Ramón:

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«‘Muinoan nire esperoan dago’. Jesus Galinde- ARCE, Ángel: 51. zen idazlan lirikoak», en III, pp. 361-379. ARCONADA, César (Muñoz): 290. 370) ZARZA, Víctor: «Juan Alcalde, exilio AUB, Max: 11, 28, 61, 66, 74, 98, 194, 209, 228, en Francia (1939-1940)», en XI, pp. 137-153. 241, 318, 319, 355, 359. 371) ZARZOSO, Alfons: «Sobrevivir en In- AYALA, Francisco: 14, 205, 251. glaterra. El exilio eclipsado del cirujano plástico Pere Gabarró», en VI, pp. 263-284. BARBA, Serge: 37. 372) ZAZA, Wendy-Llyn: «Las voces poéti- BARBAL, María: 132. cas de Teresa Gracia (1932-2001): de los cam- BARDASANO, José: 40. pos de concentración al verso medido», en I, pp. BAROJA, Pío: 264. 473-486. BARTRA, Agustí: 163. 373) ZERROUKI KHERBOUCHE, Sali- BASALDÚA, Pedro de: 219. ha: «El destierro o vivir en Argelia en Casbah BASTOS, Manuel: 46. d´oubli, de Miguel Martínez López», en X, pp. BELAUSTEGUIGOITIA, Ramón de: 21. 624-631. BELLIDO TIRADO, Juan Bautista: 44. BENGUEREL, Xavier: 92, 93, 94. BENJAMÍN, Natalia: 47. BERGAMÍN, José: 2, 99, 103, 176, 195, 306, Índice de escritores, artistas 321. e intelectuales estudiados BERTRANA, Aurora: 213. BHONY-REITER, Friedel: 366. AGUADÉ, Cristián: 4. BLANCO AGUINAGA, Carlos: 35, 52, 55, 58, AÍNSA, Fernando: 5. 198, 222, 305, 368. ALAZRAKI, Benito: 146. BLANCO AMOR, Eduardo: 32, 295. ALBERTI, Rafael: 8, 109, 135 BUEN, Rafaela de: 71. ALBORNOZ, Aurora de: 307. BUÑUEL, Luis: 180. ALCALDE, Juan: 370. ALMENARA, Roc d’: 171. CABRERA, Blas: 162. ALOMAR I VILLALONGA, Gabriel: 282. CALDERS, Pere: 277. ALONSO, Amado: 21. CAMONS PORTILLO, Lucas: 86. ALTOLAGUIRRE, Manuel: 302. CAMP, André: 209. ÁLVAREZ, Federico: 15. CAMP, Jean: 209. ÁLVAREZ MORÁN, Isabel Argentina: 334. CAMPOS, Jorge: 11. AMADO-BLANCO, Luis: 107, 159. CAMPS, José María: 100. AMIEVA, Celso: 81. CARBÓ DARNACULLETA, Margarita: 73. ANDÚJAR, Manuel: 120, 189. CARMONA BLANCO, José: 153. ANSALDO, Juan Antonio: 312.

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CARNÉS, Luisa: 259, 279. FERRER, Eulalio: 169. CARRASCO, Pedro: 87. FILLOL, Vicente: 335. CARRERAS REURA, Francesc: 89. FOIX, Josep Vicenç: 67. CASARES, María: 272. FOLCH I PI, Albert: 226. CASONA, Alejandro: 9, 124, 127, 146, 293, FRANCÉS, Esteban: 248. 299, 308. FUENTES, Víctor: 368. CASTELAO, Alfonso Daniel (Rodríguez): 130. CASTILLO, Michel del: 140. GABARRÓ, Pere: 371. CASTRO RODRÍGUEZ, Fernando de: 36. GALÍNDEZ, Jesús de: 369. CENTELLES, Agustí: 105. GÁRATE, Justo: 20. CERDÁN TATO, Enrique: 82. GARCÍA GERPE, Manuel: 27. CERNUDA, Luis: 356. GARCITORAL, Alicio: 12. CHABÁS, Juan: 242. GARFIAS, Pedro: 109. CHACEL, Rosa: 269, 281. GASCH, Sebastià: 207. CHAMORRO DAZA, Antonio: 151. GAYA, Ramón: 297. CHAMPOURCÍN, Ernestina de: 269. GIL, Ildefonso-Manuel: 131. COLINA, José de la: 365. GINER DE LOS RÍOS, Francisco: 200. COSTERO TUDANCA, Isaac: 36. GÓMEZ-ARCOS, Agustín: 50. GÓMEZ NADAL, Emilio: 290. DÍAZ-CANEJA, Juan Manuel: 119, 125. GONZÁLEZ JEREZ, José María: 340. DIESTE, Rafael: 247. GONZÁLEZ-REGUERAL VALDÉS, José Ra- DÍEZ-CANEDO, Enrique: 181. món: 107, 164. DOPORTO MARCHORI, Mariano: 87. GRACIA, Teresa: 354, 372. DURÁN, Manuel: 111, 305. GRANDI, Dino: 133. DUROUX, Rose: 112. GRAU, Jacinto: 271. GUILLÉN, Claudio: 1, 305. ECHEVARRÍA, Toribio: 53. GUTIÉRREZ, Ángel: 173. ELÍO, María Luisa: 300. ENRÍQUEZ, José Ramón: 115, 156, 343. HARCOURT, Joaquín d’: 226. ESPRIU, Salvador: 95. HASNAUI, Zhara el: 285. HERRERA PETERE, José: 7, 26, 48, 65, 113, FERNÁNDEZ, Ángel: 358. 118, 119, 125, 126, 134, 135, 149, 185, 197, FERNÁNDEZ, Augusto: 64. 202, 220, 221, 223, 292, 304, 310. FERNÁNDEZ, Áurea Matilde: 148, 341. HUGUET SEGARRA, Gaetà: 278. FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José: 80. HUICI NAVAZ, Matilde: 137. FERRAN DE POL, Lluís: 142, 145.

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IBÁRRURI, Dolores: 166. MIRÓ, Antoni: 95. ÍMAZ, Eugenio: 315. MONTAGUT, Lluís: 367. ITURRARÁN, Josefina: 39. MORAL I QUEROL, Ramón: 288. MORALES, José Ricardo: 227. JUNYER, Joan: 248, 326. MORANTE, Rafael: 190. MORI, Arturo: 143. KANN, Emma: 123. MUÑIZ-HUBERMAN, Angelina: 23, 43, 178, 204, 246, 273, 305. LABAJOS, Emilia: 354. MUÑOZ BACHS: 190. LAGO GARCÍA, Regina: 137. MUÑOZ MANZANO, Carmen: 243. LAGOS, Concha: 91. MUÑOZ, Gori: 272. LARREA, Juan: 104. MUS, Abel: 147. LEJÁRRAGA, María de la O: 144 (ver también María Martínez Sierra). NAVARRO MARGOTI, María Luisa: 137. LEÓN, María Teresa: 8, 333, 344, 363. NAVAS, Eugenio: 100. LEÓN FELIPE: 268. NEGRÍN, Juan: 253. LOJO, María Rosa: 96, 170. NÚÑEZ TARGA, Mercè: 349. LÓPEZ SANMARTÍN, Josefina: 136. LÓPEZ-OBRERO, Ángel: 141. O’NEILL, Carlota: 328. OLIVA BERENGUER, Remedios: 210. MACHADO, Antonio: 197. ORRIOLS, Álvaro de: 29. MAEZTU, Mario de: 60. ORTEGA FERNÁNDEZ, Antonio: 107, 155. MALRAUX, André: 209. OSORIO-TAFALL, Bibiano F.: 263. MARTÍN ELIZONDO, José: 22, 25, 284, 291. OTERO, Mariano: 116. MARTÍN PATINO: Basilio: 275. OTERO FERNÁNDEZ, Alejandro: 151. MARTÍNEZ ALLENDE, Francisco: 106. OYARZÁBAL SMITH, Isabel: 311 (ver también MARTÍNEZ LÓPEZ, Miguel: 373. Isabel de Palencia). MARTÍNEZ SIERRA, María: 166, 344 (ver PALENCIA, Isabel de: 34 (ver también Isabel también María de la O Lejárraga). Oyarzábal Smith) MASCARÓ, Joan: 240. PÀMIES, Teresa: 68, 78, 191. MASIP, Paulino: 247, 270. PARRA, Vicente: 182. MATAMALA VERSCHELDE, Gisèle: 114. PATÁN, Federico: 178, 266, 267. MEILÁN, Manuel: 122. PAZ, Octavio: 361. MÉNDEZ, Concha: 256, 269. PEGO, Aurelio: 128. MESTRE, Serge: 114. PÉREZ DE AYALA, Ramón: 133. MIRA Y LÓPEZ, Emilio: 245. PERONA MARTÍNEZ, Diego: 6.

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PERTEGAZ, Vicente: 80. SANTULLANO, Luis (Álvarez): 158, 314. PERUCHO, Artur: 262. SANZ MATEO, Marcelino: 210. PI I SUNYER, August: 218. SBERT, Antoni M.: 229. PICASSO, Pablo: 201,232, 247. SEGOVIA, Tomás: 18, 24, 193, 195, 211, 297, PORTELA VALLADARES, Manuel: 234. 325, 345, 346, 357. POSADA, José Luis: 190. SEMPRÚN, Jorge: 13,50, 123, 348. PRADOS, Emilio: 174. SENDER, Ramón J.: 54, 187, 250. PRATS, Alardo: 238. SERRA, Jorge de: 117. PRIETO, Miguel: 85. SERRADOR, Pastor: 299. PUIG I FERRETER, Joan: 116. SERRANO PLAJA, Arturo: 109. SOLER GILABERT, Alejandra: 336. RAMÍREZ, Conchita: 354. SORIANO, Antonio: 355. RAPOSO, Nemesio: 335. SOS BAYNAT, Vicente: 337. REJANO, Juan: 17, 85, 99, 201, 223, 329. SUÁREZ, Luis: 199. RENAU, Josep: 45. SUÁREZ, SOLÍS, Rafael: 342. RENAU, Juan: 225. RIAL, José Antonio:100. TASIS, Rafael: 277. RÍO-HORTEGA, Pío del: 36,102. TELLADO, Antonio: 335. RIUS, Luis: 360. TORRE, Matilde de la: 3. RIVAS, Enrique de: 175. TRABAL, Francesc: 212. RODOREDA, Mercè: 92, 129. TRIOLETA, Elsa: 90. RODRIGO BELLIDO, Mercedes: 137. RODRÍGUEZ CADARSO, Alejandro: 172. UGALDE, Martín de: 19. RODRÍGUEZ LAFORA, Gonzalo: 36. RODRÍGUEZ LUNA, Antonio: 62. VALENTE, José Ángel: 196. ROIG, Montserrat: 132. VALIENTE, Manuel: 179. ROJO, Vicente: 303. VAREA QUERALT, Joaquín: 276. ROYO GÓMEZ, José: 218. VERA FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, Francis- RUBIÓ CABECERAN, Josep: 38. co: 87. RUIZ, Roberto: 305, 309. VERDÚ TORMO, Pura: 347. VICUÑA, Victorio: 301. SALA, Luisa: 299. VILALTA, Maruxa: 59, 362. SALAZAR ALLENDE, Ricardo: 51. VILLALONGA, José Luis de: 50. SALAZAR CHAPELA, Esteban: 352. VIVANCO, Luis Felipe: 304. SALVADOR, Josep: 69. VIVES, Pere: 216. SÁNCHEZ-BRAVO, Antonio: 335.

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WELZ, Fabrice de: 110.

XIRAU, Ramón: 79. XIRGU, Margarita: 272.

ZAMBRANO, María: 129, 315, 321, 338. ZAYAS, Antonio de: 252. ZUBIAURRE, Pilar de: 165. ZULUETA, Julián de: 101.

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LABERINTOS Revista de estudios sobre los exilios culturales españoles

normas para la presentación de originales

Laberintos. Revista de estudios sobre los exilios culturales españoles es una publicación científica anual, arbitrada y de acceso abierto al conocimiento en ciencias y humanidades. La versión impresa llega hasta el nº 12, a partir del cual se ha transformado en versión electrónica.

Paulatinamente se irán incorporando los contenidos históricos en formato electrónico hasta el año de fundación. Los números aparecen disponibles en1 la Biblioteca Valenciana Digital (BIVALDI) por lo que al difundirse por tal canal sigue los puntos acordados en la Declaración de Berlín (2003).

Los artículos enviados para su publicación en Laberintos deberán ser inéditos, es decir, no publicados previamente por ningún procedimiento gráfico 2o electrónico. Los trabajos se presentarán preferentemente en copia impresa y disquete, a ser posible en programa Word. También se podrán enviar a través del correo electrónico ([email protected]). Deberá indicar- se, en cualquier caso, la dirección, el teléfono, el 3correo electrónico y los datos profesionales del autor. La extensión máxima de los artículos será de treinta páginas DIN-A4 a doble espacio, incluidas notas.

Las referencias bibliográficas de las notas se realizarán pr los procedimientos habituales, según corres- pondan a libros o artículos: 4 a) Libros: se citará el Nombre y Apellido(s) del autor, Título del libro (en cursiva), Lugar de edición, Editorial, Año y Páginas correspondientes (p. o pp.). b) Artículos de revista: se citará el Nombre y Apellido(s) del autor, “Título del artículo” (comillas sin cursiva), Título de la Revista (cursiva), número (mes5 y año –entre paréntesis–), p. o pp. Las referencias bibliográficas podrán realizarse también por la simple mención, en el propio texto y entre corchetes, del apellido del autor, la fecha y la página [López Martínez, 2001: 111], que remita a una bibliografía final de obras citadas. Esta bibliografía final se ordenará alfabéticamente por autores y, dentro de cada uno de ellos, por estricto orden cronológico.6 Cuando dos obras del mismo autor hayan sido publicadas durante el mismo año, deberá añadirse a continuación una letra minúscula (a, b, c…). Tras el apeliido o apellidos del autor se indicará inmediatamente, entre corchetes, el año de edición (y, si hubiere necesidad, la letra correspondiente). Ejemplo:7 López Martínez, José [2001a]. A los artículos se adjuntará un breve currículum del autor y un resumen de unas cien palabras máximo, con indicación de entre tres y diez palabras clave.

Los artículos serán juzgados por los evaluadores externos que designe el Consejo de Redacción, quien en el plazo máximo de seis meses de su recepción informará al autor sobre la publicación o no de su trabajo en Laberintos. Edita: Generalitat Valenciana Edita: Generalitat Valenciana Conselleria de Turismo, Cultura y Deporte DirecciónConselleria General de Turismo, del Patrimonio Cultura y Cultural Deporte DirectoraDirección GeneralGeneral deldel PatrimonioPatrimonio Cultural:Cultural Marta Alonso Rodríguez Directora General del Patrimonio Cultural: Marta Alonso Rodríguez BIBLIOTECA VALENCIANA NICOLAU PRIMITIU MonasterioBIBLIOTECA de VALENCIANASan Miguel de los NICOLAU Reyes PRIMITIU Avda.Monasterio de la Constitución,de San Miguel 284 de los Reyes ValenciaAvda. de (España)la Constitución, 284 [email protected] (España) [email protected] © De los autores, 2012 © GeneralitatDe los autores, Valenciana, 2011 2012 © Generalitat Valenciana, 2011 ISSN: 1696-7410 ISSN: 1696-7410 Depósito legal: V. 3.469-2004 DiseñoImprime: y maquetación:LAIMPRENTA Malabar, CG Serveis Gràfics i Editorials SL www.laimprentacg.com Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenarReservados en todos sistemas los derechos. de recuperación No se permite de la información reproducir, ni transmitiralmacenar alguna en sistemas parte dede recuperaciónesta publicación, de la cualquiera información ni quetransmitir sea el medioalguna empleado parte de esta–electrónico, publicación, mecánico, cualquiera fotocopia,que sea el mediograbación, empleado etc., sin –electrónico, el permiso demecánico, los titulares defotocopia, los derechos grabación, de la propiedad etc., sin el intelectual. permiso de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.

LABERINTOS Revista de estudios sobre los exilios culturales españoles

Director: Santiago Muñoz Sebastiaan Faber Manuel Aznar Soler (Biblioteca Valenciana) (Oberlin College, EEUU) (gexel-cefid-Universitat Autònoma Javier Navarro José Ramón López García de Barcelona) (Universitat de València) (GEXEL-CEFID Universitat Autònoma Antoni Paricio de Barcelona) Secretaria: (Ajuntament de València) José-Carlos Mainer Charo Tamarit Francesc Pérez i Moragón (Universidad de Zaragoza) (Biblioteca Valenciana) (Universitat de València) Salomó Marqués Amparo Ranch (Universitat de Girona) Consejo de Redacción: (Archivo Eduardo Ranch, Valencia) José Ricardo Morales Anna Aguado Germán Ramírez (Academia Chilena de la Lengua) (Universitat de València) (CEED Valencia) José Mª Naharro-Calderón Cecilio Alonso Romà Seguí (Universidades de Maryland y (UNED Valencia) (Institut Valencià de la Música) Alcalá de Henares) Josep Lluís Barona Juan Rodríguez (Universitat de València) Consejo Asesor: (GEXEL - Univeristat Autònoma Santiago Cortés Xesús Alonso Montero de Barcelona) (IES Puçol) (Real Academia Galega) Serge Salaün José Ignacio Cruz Alicia Alted Vigil (Université de Paris III - Sobronne (Universitat de València) (UNED Madrid) Nouvelle) Nel Diago José Ángel Ascunce Adolfo Sánchez Vázquez (Universitat de València) (Universidad de Deusto) (Universidad Nacional Autónoma Juan Galiana Xosé Luís Axeitos de México) (Arxiu Municipal de La Vall d’Uixó) (Real Academia Galega) Gonzalo Sobejano Fernando Lliso Carlos Blanco Aguinaga (University of Columbia, New York) (Biblioteca Valenciana) (Universidad de California, La Jolla) James Valender Joan Lloret Maria Campillo (El Colegio de México) (Universitat de València) (Universitat Autònoma de Barcelona) José Luis Villacañas María Fernanda Mancebo Francisco Caudet (Universidad de Murcia) (Universitat de València) (Universidad Autónoma de Madrid) Àlvar Martínez Vidal Nigel Dennis (Universitat de València) (University of Saint Andrews, Scotland) Diseño gráfico: Lluís Meseguer Isaac Díaz Pardo Rafael Ramírez Blanco (Universitat Jaume I) (Instituto Galego de Información)