Historia De La Congregación De Hermanas De La Caridad De Santa
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Hna. Nuria Gironella Araiztegui Hna. María Luisa Ferrero Arner Historia de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana de Hermanas la Caridad Santa Historia de la Congregación Historia de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana Hna. Nuria Gironella Araiztegui Hna. María Luisa Ferrero Arner Historia de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana En agradecimiento a la memoria de D. Ignacio Tellechea, maestro y compañero de veredas históricas Acometer la tarea de escribir un libro sobre una institución, ya bicentenaria, es arduo y casi pretencioso. Ardua la búsqueda de datos, el estructurar la historia y los acontecimientos más relevantes; pretencioso el intentar resumir en unas páginas la vida que ha latido a lo largo de más de doscientos años. Y sin embargo, la ilusión y la disponibilidad lo han hecho posible. Este libro es un sueño largamente acariciado. Un libro que narra nuestra historia: la de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. El libro aborda la historia en cinco períodos. Uno tras otro se van engarzando para formar esta historia entretejida de fechas, de nombres, de acontecimientos… Existencia encarnada en caridad hecha hospitalidad hasta el heroísmo. Un acontecimiento clave da el paso de un período a otro como si se tratase de esa bisagra por la cual la puerta de un período histórico se cierra y se abre el siguiente. Siempre dispuesta la puerta de la Hospitalidad a la acogida preferente al más pobre y necesitado. En cada período la historia se describe a través de los sucesivos generalatos de las Superioras Generales que, en cada momento, han acompañado a la Congregación en su vereda histórica. Ojala traspasemos la aparente frialdad del dato y la narración histórica y nos adentremos en la vida y el carisma que late a través de ellos. Sabedores, como recuerda Vita Consecrata de que ¡no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas. 5 LOS ORÍGENES DE LA HERMANDAD I. ORÍGENES DE LA HERMANDAD 1. El movimiento hospitalario catalán El siglo XVIII fue fecundo en el nacimiento de Hermandades que darán origen, con el transcurrir de los años, a diversas Congregaciones religiosas. En el Hospital de la Santa Cruz de Barcelona hay un grupo de voluntarios que se dedican a la atención del hospital desde el año 1784 cuando varios artesanos, habituados a asistir enfermos en sus horas libres, presentan un memorial a la Junta de este hospital exponiendo su deseo de dejar todos los cuidados del mundo, para emplearse enteramente a cuidar a los pobres enfermos. El Hospital tiene su origen en el año 140 cuando se fusionaron los seis hospitales que por aquel entonces existían en Barcelona. El nombre de la nueva institución fue Hospital de la Santa Creu (Hospital de la Santa Cruz). Un hospital del siglo XVIII es el albergue de toda clase de dolor; no pensemos en la hospitalización rápida de nuestros días. El hospital es refugio de transeúntes, casa de acogida para los huérfanos, espacio de recuperación para los enfermos, lugar de tratamiento de los dementes, maternidad de madres solteras... Como si todas las obras sociales que hoy conocemos se concentraran en un lugar. Tres años después de que se establezca el primer grupo en el Hospital de la Santa Cruz inician su andadura otras pequeñas Hermandades. Los hospitales de Mataró (1791), Olot (1792), Gerona (1793), Figueras (1797), Tarragona (1800), Valls (1800), Cervera (1805) y Tortosa (1807) cuentan con estos pequeños brotes que sueñan con ser ramas de un mismo árbol; el proyecto es formar una única congregación religiosa. En este empeño, y en el esfuerzo por suscitar entre los jóvenes personas vocacionadas que sustituyeran a los asalariados, trabajaban, movidos por el Espíritu de Dios, Mosén Juan Bonal y Mosén Jaime Cesat. Estos centros serán el marco adecuado y único para el despliegue de una vocación caritativa1. En 1804, atendiendo este puzzle de sufrimiento, encontramos a un sacerdote, el Padre Juan Bonal. Capellán del Hospital desde el dos de marzo de ese año está coordinando la labor de estos voluntarios comprometidos con la aflicción de los otrospara que prosperase el proyecto, cuidar muy particularmente en catequizar jóvenes de ambos sexos que se resolviesen a emplear en obra tan santa, a que le ayudaban varios curas de aquel Principado con feliz suceso2. 9 Uno de estos jóvenes es María Ràfols quien seguramente pertenece al grupo de jóvenes que acude al Hospital los días festivos para practicar obras de caridad y misericordia3. La Santa Cruz fue el centro de irradiación de un gran movimiento hospitalario en la Cataluña del siglo XVIII. Candil que distribuyó pequeñas candilejas por toda la geografía catalana y que llegará, de la mano de Juan Bonal, hasta Zaragoza. Allí encontramos los orígenes de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, la introducción de nuestra historia de Hospitalidad. Orígenes compartidos con otros institutos religiosos femeninos que, como María de Nazareth y otras mujeres permanecen junto a la Cruz. Nos referimos a las Franciscanas de la Natividad, fundadas en 1787 por Francisco Darder en el Hospital de la Santa Cruz; las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, fundadas en Tortosa el año 1857 por Rosa Molas donde había llegado desde Valls; las Hermanas Hospitalarias de la Santa Cruz fundadas en por Teresa Cortés, única de las Hijas de la Caridad de San Vicente que se quedaría en el Hospital, el año 1792 en la Santa Cruz.; y las Misioneras Hijas del Corazón de María, fundadas en Cervera el año 1899 por María Güell. La nuestra será la primera Congregación de Vida Religiosa activa en España. Desde los orígenes disponen de Constituciones, una organización de Vida Religiosa (hábito, una vida de fraternidad, unos superiores) y un claro deseo de ser reconocida como una Congregación religiosa. 2. El Hospital Real y General de Nª. Sª. de Gracia de Zaragoza Erigido en 1425 por iniciativa de Alfonso V de Aragón, posee desde su fundación el carácter universal que revela el lema Domus infirmorun, urbis et orbis. En sus dependencias se acogen cualquier enfermo, incluidos aquellos que padecen enfermedades contagiosas. También es casa de acogida para mujeres embarazadas, huérfanos y dementes. Era uno de los establecimientos benéficos más soberbios y mejor organizados, más prósperos y de finanzas más saneadas de España. Los privilegios pontificios, y sobre todo reales, acumulados durante siglos, lo rodeaban de innegable grandeza y de una suficiencia económica envidiable4. Lo atienden más de 240 empleados y para la asistencia espiritual un vicario y su coadjutor, un grupo de capellanes o pasioneros, de los cuales uno debe saber euskera, otro francés y otro italiano. El Hospital de Nuestra Señora de Gracia es la casa de los enfermos de la ciudad y del mundo, un lugar donde la caridad se ejerce en cualquier idioma que fuese solicitada5. El Establecimiento está gestionado por una Junta de Gobierno, la Ilustrísima Sitiada, compuesta por varios miembros con el título de Regidores 10 presididos por el Arzobispo de Zaragoza. Dos de ellos son eclesiásticos de la Diócesis, y los restantes, cuatro generalmente, nobles de la ciudad. Pero a principios del siglo XIX la relajación y el desorden imperantes en el Hospital, hicieron deseable por parte de la Sitiada el establecimiento de una Hermandad, masculina y femenina, que con su celo contribuyese a mejorar la asistencia material y espiritual de los enfermos5. Varios intentos fracasan. El primero es el establecimiento, en 1791, de las Hijas de la Sabiduría fundadas en Francia en el año 1703 por la Beata María Luisa de Jesús y San Luis Maria Grignion de Montfort. Con motivo de la venida a España de parte del clero regular y secular que huían de la Revolución Francesa la Sitiada se relaciona con el Vicario General del Obispo de La Rochela y casi concluyen los Pactos de Admisión. La Sitiada tenía noticia de varias Hermandades establecidas en varias partes, como no se extiende a manifestar los pasos que se dieron para traer a este Hospital una de las de Francia […] por los años 1791, cuando huyendo de su patria el clero secular y regular de dicha nación, por la persecución que se suscitó contra el mismo y refugiándose muchos en España, intentó la Sitiada de aquella época establecer en su Hospital para el servicio de los enfermos de ambos sexos a las religiosas llamadas de la Sabiduría, y estuvo el asunto tan adelantado, que estaban ya tirados los pactos para su admisión6. El segundo data de finales de 1803 y principios de 1804 cuando una epidemia que se abate sobre Zaragoza vuelve a manifestar la deficiente asistencia a los enfermos del Hospital. Quizá es entonces cuando se llega a tratar el establecimiento de los Hermanos de los Pobres, llamados también Obregones, fundados en el siglo XVI por Bernardino de Obregón y que se habían hecho cargo del Hospital de Madrid. Pero tampoco esta tentativa llega a buen término. 3. Los Hermanos y las Hermanas de la Caridad Las gestiones para establecer en el Hospital una hermandad de ambos sexos que asistiesen con celo y caridad a los pobrecitos enfermos7 continúan. Se le informó que en varios Hospitales del Principado de Cataluña se había establecido una Hermandad de ambos sexos que asistían a los enfermos con una caridad y celo poco común y con grande edificación de todos los pueblos que tenían la dicha de haberles encargado la asistencia de sus Hospitales8. Es una referencia al movimiento hospitalario catalán del que formaba parte P. Juan Bonal y con el que contacta la Sitiada, Los documentos ofrecen dos redacciones por lo que respecta a este punto.